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Et. yupgo-cristiano! (De 1a Fe) 1 “Judeo-cristiano” es una denominacién frégil. La palabra apa- rece en el Littré, con una definicin histérica que la restringe ala religién de los primeros judios cristianos, de aquellos que estimaban que los cristianos ne-judios debian en principio “ser agregados a la nacién de Israel”. Esta acepcién divide a los partidarios de las disposiciones de la ordenanza tomada en Jerusalén bajo la administracién de Santiago* y referida en Hechos (XV). Esta definicin ya no era exactamente aquella de Hamack, a fines de siglo: indica solamente un lugar preferen- cial para el pueblo judio como rasgo distintivo de los judeo- cristianos. Los distingue asi de aquellos que llama “pagano- cristianos” (que serdn llamados también “heleno-cristianos” © “cristianos helenistas”). Actualmente, el uso del término atin menos restrictivo, de acuerdo con las complejidades 1. La primera versén de este texto fue Ia conferencia dictads en ecologic “judétés. Questions & Jacques Derrida", organizado por Joseph Cohen _y Raphael Zagury Only en Pars en 2002, y publicada bajo el mismo Stal or Gale en 203. El texto hace referenci, por end a dos "Jacques": Autor del epistoa neotestamentaria,yel-ota” Derrida en patcuaeen st ensayo Fey ater. * iio el nombre “Santiago” en las referencias la epistla dl apsetaly el nombre “cques” en ls teferencasexplicine & Derhda, Sin embargo, ‘dado que el movimiento de lt cnferencia gia en tomo al vinclo ene ct Jacque Santiago] dea epistolay Jacques Desa, el lector debers leer en el ‘nombre Santiago tambien y cada vee el nombre Jacques (N. de la] 6 La dectosin {que los historiadores han puesto a la orden del dia. Al mismo tiempo, entre ellos algunos tienen dudas sobre la validez de Ja categoria: no seria més que consecuencia de la diversidad de movimientos o de posturas que puede abarcar. Entre tanto, el uso acredité un empleo mas extenso y no hstérico, cuando se habla por ejemplo de cultura o de tradi- ibn judeo-crstiana para designar cierto enlace, en el hueco de la dvilizacién europea, de dos hermanas enemigas 0 de la ma- dre y la hija la Sinagoga y la Iglesia. En realidad, este término compuesto ha llegado a designar hasta una articulacién esen- ial de nuestra identidad o de nuestro pensamiento, incluso “el abismo més impenetrable que esconde el pensamiento de Cccidente"? como pudo escribir Lyotard a propésito del g ‘como cardcter que sostiene esa composicién o que la des-com- pone en su centro, que hace de su centro una desunién, El enigma de esa incomposible composicién debe interesar- 1nos en més de un aspecto, de hecho, en cinco aspectos: 1) en la medida en que el término “judeo-cristiano” puede llegar a postular un -si no el- carécter sobresaliente, incisivo y decisivo, incluso esencial, de una civilizacién que, al mismo tiempo, seré llamada “occidental”: su cuestién no es entonces ‘otra que la composicién y/o la descomposicién, en si y por si, de la antedicha “civilizacion”; 2) en la medida en que su nombre des/compone lo que hemos convenido llamar, en nuestra cultura, “religiones”, 2, Jean-Frangols Lyotard, “un tat dunlon” en JF. Lyotard y E. Gruber, lin tra dunion, Montrel, Le Gifon argiePPresses Universitaires de Grenoble, 1993, p.23 * La taducein correcta para tet union seria aqui, simplemente, “gun Sin embargo, es necesaro tener en cuenta que el autor jaega con el sentido Ge tm en el sentido de marc escria, azo, ec, pero tambidn rasgo, ‘araceristca o carte. neste sentido, traduzco fait d union por “gun” y iuego ft pr “ardter” que indica de todes mods en espafl la referencia slesrite escrito (N. dela T] El judeo-ristiano (De la fe) implica en la determinacién del pensamiento occidental (y en, ‘su autodeterminacién), un carécter tendido entre “religién’” y "pensamiento”, all{ mismo donde el pensamiento, bajo el nombre también él auto-compuesto, aunque de otro modo, de “filosofia”, se determiné como no religioso, inckuso anti- rreligioso, lanzando su carécter sobre la rligién para destruir- la o para descomponerla; ese nombre implica entonces una contrariedad de Occidente en sy por si 3) en la medida en que implica la filosofia, ya sea a titulo de una contrariedad 0 de una contradiccién, ese nombre se comunica de alguin modo con aquel otro compuesto: el grie~ e-judio y/o judio-griego; este tiltimo, antes que ser un sus- tantivo forjado en la lengua joyciana de la des/composicisn, ‘no nombra sino el cara a cara del judeo-crstianismo en tanto que pagano-crstianismo o que el helenismo cristiano ~y este ultimo, de donde partié propiamente la expansién misiona- ia del cristianismo, pudo tambien ser el hecho de que hubie- rajudios que hablaban y pensaban en griego, que designaban por otra parte su nueva religién como una filosofia més; por ‘ese motivo, no hay, de modo tendencial,judeo-cristianismo ‘que no sea a la vez judeo-greco-crstianismo, y la filosofia no Puede deshacerse de ese doble guién de des/unién; 4) en la medida en que ese guién se multiplica a partir de si mismo al menos una vez, esta desmultiplicacién no se detiene: lanza o traza a partir de si una des/composicion ge- eral; ésta, en principio, des/une las tres religiones llamadas del “Libro” y compone entonces con el islam otro ensamblaje otra discontinuidad de Occidente, otra des-orientacién y re- ‘rientacién (sabemos, después de todo, que las secuelas del judeo-cristianismo histérico ejercieron influencias precisas sobre el nacimiento del islam como habia sido el caso, algu- 10s siglos antes, respecto de la formacién del maniquefsmo); la desmultiplicacién es entonces la que des/eom/pone los ju daismos, los cristianismos y los islamismos entre si, poniendo n

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