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Libertad para los cinco presos cubanos

Juan Stam

El día en que comienzo a escribir estas líneas, 12 de setiembre de 2013, se cumplen


quince años del arresto de cinco patriotas cubanos que sólo querían defender su patria de
las agresiones terroristas de sus paisanos disidentes en Miami.[1] Sé de antemano que
algunos lectores no estarán de acuerdo con esa opinión, pero les pido que consideren las
evidencias del caso.

Una historia de terrorismo y violencia criminal:

Nadie personifica más el terrorismo de la contra anti-cubana que Luis Posada Carriles (n.
1928 en Cienfuegos). Posada ayudó a organizar la fallida invasión de Bahía de Cochinos
(17 abril 1961) y entre marzo 1963 y marzo 1964 recibió entrenamiento en sabotaje y
explosivos en Fort Benning (Columbus, Georgia, EUA). En una entrevista con el New York
Times en julio de 1998, Posada afirmó que "la CIA nos enseñó todo - todo... nos
enseñaron sobre explosivos, cómo matar, como poner bombas, nos entrenaron en actos
de sabotaje."

A continuación Posada comenzó a trabajar con la CIA, incluso en la Operación 40 que por
equivocación mató a un doble de Fidel Castro (1961). En 1965, según informes de la CIA,
participó en un intento contra el gobierno de Guatemala y otros proyectos de empleo de
explosivos. En 1968 Posada dejó la CIA y se trasladó a Venezuela, donde tomó la
ciudadanía del país.

En 1976, junto con su compinche Orlando Bosch, organizó la criminal voladura del vuelo
455 de Cubana de Aviación, a medio vuelo entre Barbados y Jamaica. Fue primera vez en
el hemisferio que un avión con pasajeros se utilizara como arma terrorista. En este crimen
murieron todos los 73 pasajeros inocentes del vuelo. Posada y Bosch fueron
encarcelados en Venezuela por este delito, pero Washington presionó para su liberación.
Posada Carriles siguió su actividad terrorista de diferentes maneras, y en 1997-98 realizó
seis atentados en hoteles y restaurantes de la Habana, en un intento de perjudicar al
turismo a la isla. Un turista italiano-canadiense, Fabio di Celmo, murió y once personas
quedaron heridas. En una entrevista de 1998 con la periodista Ann Louise Bardach,
Posada comentó que "el italiano estaba en el lugar equivocado en el momento
equivocado, pero yo duermo como un bebé".
En 1997 hubo preparativos para un atentado en la Isla Margarita, Venezuela, en ocasión
de la presencia de Fidel Castro en la Cumbre Interamericana. En noviembre del 2000
Posada planeaba volar un auditorio panameño donde Fidel iba a pronunciar un discurso
ante unas dos mil personas. Fue arrestado con 200 libras de explosivos, junto con tres
miembros más de la contrarrevolución cubana. En agosto de 2004, en vísperas de dejar la
presidencia de Panamá, Moreya Moscoso perdonó a los cuatro terroristas. Hoy Luis
Posada, arruinado de salud, es un héroe de los anti-castristas de Miami, donde él anda
libre como si jamás hubiera matado a nadie. "A mí no me molesta ni la CIA ni el FBI",
declaró en una entrevista con el New York Times (abril 27, 2006). Orlando Bosch también
pasó sus últimos años como protegido del gobierno estadounidense.

Estas actividades terroristas (voladura del vuelo 455, bombas y atentados) tienen que
entenderse en el contexto más amplio de la agresión estadounidense contra Cuba: la
invasión de Playa Jirón, el bombardeo de la Habana (con muertes) por aviones de los
EUA, el embargo, guerra contra la salud de los cubanos (propagación de dengue
hemorrágico, conjuntivitis etc), el sabotaje industrial, y la constante campaña mediática de
propaganda hostil. El hecho es que desde el triunfo de la revolución Cuba ha vivido un
virtual estado de guerra, amenazada por la superpotencia más poderosa de todo el
mundo.

La misión de los cinco patriotas

Ante esta ola de terrorismo, el gobierno cubano tenía no sólo el derecho sino también el
deber de estudiar estos grupos violentos para tratar de prevenir sus acciones. Hacia fines
de los años 1990, cuando los terroristas colocaban bombas en hoteles y restaurante de la
Habana, los cinco cubanos aceptaron el reto de trasladarse a Miami e infiltrar las
organizaciones armadas opuestas al gobierno de la isla. Dada la historia de violencia, y el
odio de la comunidad cubana de Miami, la tarea era sumamente peligrosa y exigió un
altísimo nivel de patriotismo.

Es importante entender que estos cinco cubano fueron a Miami exclusivamente para
monitorear a la contra cubana, no para espiar a los Estados Unidos. En ningún momento
conspiraron contra la seguridad nacional norteamericana ni le causaron el más mínimo
peligro. Cuando arrestaron a los cinco, no encontrar ningún documento clasificado ("top
secret") del gobierno. De los veinte mil páginas de correos entre los cinco y la Habana que
disponía el FBI, no había nada que podría considerarse subversivo contra la seguridad de
los Estados Unidos. El mismo fiscal norteamericano, en su exposición al inicio del juicio,
reconoció estos hechos.

Uno de los cinco, Antonio Guerrero, trabajaba en un taller de fundición en la base naval
de Boca Chica. A pesar de tener ese empleo, nunca pidió un pase de seguridad
("clearance") a ninguna zona militar o estratégica ni tuvo en su posesión documentos
clasificados. El FBI lo había vigilado durante dos años sin encontrar nada sospechoso.

Los cinco nunca planearon ni promovieron actos de violencia, ni contra sus adversarios
cubanos ni mucho menos contra los Estados Unidos. Su única tarea era informar a la
seguridad nacional de su país sobre planes de ejecutar violencia contra Cuba y los
cubanos. Su única "infracción" fue arriesgar sus propias vidas por salvar otras vidas, y por
la clandestinidad que eso exigía, el no haberse registrado como agentes de un gobierno
extranjero.

La trampa

A veces. cuando era conveniente, el gobierno de Cuba compartía su información con el


gobierno de los Estados Unidos. En 1984, por ejemplo, la inteligencia cubana supo de
planes de asesinar a Ronald Reagen y avisaron a Washington del peligro. El FBI arrestó a
los sospechosos y expresó a la inteligencia cubana su agradecimiento.

Después de los atentados de 1997-78 el gobierno de Cuba decidió enviar a Washington


una denuncia de la contra cubana violenta basada en Miami. En setiembre de 1997 el
Departamento de Estado prometió investigar las denuncias si Cuba les enviaría una
documentación de todas las evidencias del caso, lo que hizo Cuba en junio de 1998. De
esa manera, las autoridades cubanas, en buena fe, compartieron su información con el
gobierno norteamericano. Simultáneamente, confesiones casi jactanciosas de Luis
Posada al New York Times (julio 1998) confirmaban las mismas acusaciones.

Al FBI no les interesaba buscar la justicia, ni castigar los asesinatos ni salvar vidas en el
futuro; les interesaba más bien defender a sus protegidos en Miami, garantizar su apoyo
político y sus futuros votos, y debilitar el gobierno cubano. En vez de estudiar las
evidencias, como habían prometido, aprovecharon la situación y la misma documentación
para arremeter contra Cuba y contra los cinco cubanos. En redes simultáneas en la
madrugada del 12 de setiembre arrestaron a los cinco patriotas.

El juicio, que comenzó el 6 de diciembre de 2000 en Miami, fue totalmente amañado. De


hecho en Miami no se podría esperar otra cosa, pero toda solicitud por la defensa de
pasar el proceso a un lugar más neutral, para que el juicio fuera más objetivo y justo, fue
rechazada por el gobierno. No podían ofrecer pruebas para la acusación de conspiración,
y quedó claro que el único "delito" de los cinco fue de no registrarse como agentes de un
gobierno extranjero, cosa que la misma ley estadounidense reconoce como "necesitad"
justificada en casos similares.[2]

`Muchos organismos cívicos y políticos han denunciado las anomalías e injusticias de los
varios procesos judiciales contra los cinco cubanos. El "Grupo de Trabajo sobre
Detenciones Arbitrarias" de la ONU declaro que el proceso y las sentencias eran
"arbitrarias e ilegales". En agosto de 2005 un panel de tres jueces del Onceavo Circuito
(Atlanta) anuló unánimemente el juicio inicial porque la comunidad cubana de Miami y la
publicidad tendenciosa crearon un ambiente desfavorable para la defensa, por lo que
ordenaron un nuevo juicio en otra ciudad. (un año después la corte en pleno de Atlanta
anuló esa decisión del panel y devolvió el caso a Miami). En 2010 Amnistía Internacional
expresó sus serias dudas sobre la justicia e imparcialidad del juicio y declaró q "durante el
juicio no se presentó ninguna prueba que demostrase que los acusados realmente
hubieran manejado o transmitido información clasificada". Además, la organización
denunció que los acusados "tuvieron un acceso limitado a sus abogados y a
documentación, lo que podría haber menoscabado su derecho a la defensa".

Sin embargo, a pesar de tanta ambigüedad y contradicción, la corte de Miami dio la


maxima sentencia posible para todas las acusaciones.

Quince años de castigo cruel e injusto

Durante 17 meses, a partir de su arresto, cada uno de los cinco estaba bajo el régimen de
reclusión solitaria ("solitary confinement"), encerrado 23 horas de cada día en una celda
de 15 pies de largo por 7 pies de ancho, sin poder comunicarse con nadie. En esto las
autoridades violaban sus propias leyes, que limitaban esta condición a un máximo de 60
días. Y en absoluto, no existía alguna razón lógica por esa medida tan drástica, excepto la
venganza y la saña.
Otra crueldad, también injusta e ilegal, fue la negación de las visitas periódicas de los
familiares, especialmente las esposas y los hijos e hijas. En algunos casos expulsaron la
esposa a Cuba y después se le negaba visa para ir a estar con su cónyuge. Hasta el día
de hoy Adriana, esposa de Gerardo Hernández, no ha podido ver a su esposo. Realmente
parece que las autoridades, con sádica crueldad, se han esmerado en hacerles sufrir a
estas cinco víctimas inocentes,

Perder un solo año de vida -- ¡todo un año! -- es algo muy lamentable. Entonces, ¿cómo
sería perder quince años? Sin embargo, los cinco tampoco han "perdido" estos años,
pues aun tras las rejas han podido servir a los demás, ayudando a uno a terminar la
secundaria y animando a otro con su buen humor; su ejemplo íntegro y valiente ha
inspirado a muchas miles de personas.

Hace veinte siglos el mejor Maestro de toda la historia declaró que "quienes pierden la
vida, la hallarán". Creo que los cinco presos cubanos demuestran la verdad de esas
palabras.

(Hubiera querido pulir este artículo mucho más y documentar mejor todo el caso, pero
quería subirlo al blog para el aniversario de los arrestos este doce de setiembre.
Agradeceré profundamente comentarios y críticas, quizá para sacar una versión corregida
más adelante)

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