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FACILITADORA:
ROXANA RIVAS
INTEGRANTE:
VICENTE GARCIA
LA ÉTICA DE PABLO:
A Pablo le interesa fundamentalmente el tema de la salvación. Todas las
acciones humanas, incluso las éticas, quedan relativizadas. La más importante para
Pablo es el primado de la acción divina bajo la ley de Cristo. El cumplimiento de la ley
y de sus exigencias son fruto del testimonio y trasmisión de la salvación que se han
operado en el hombre por el Espíritu que actúa y vive en él (Gal. 5, 18 ss.)
El acontecimiento de la cruz y de la resurrección y la aceptación del creyente de
la gracia y la reconciliación operada en él, es más radical que el cumplimiento de la ley.
Lo contrario sería minusvalorar la muerte de Cristo. Tiene recelo de la ley, ya que la ley
puede llevar al hombre a la arrogancia y soberbia. Lo ético tiene en Pablo su
importancia. Frente a los libertinos sostiene la necesidad de un comportamiento ético.
Para los espirituales no hay exigencias éticas y todo está permitido (1ª Cor. 6, 12; 10,
23). El hombre liberado del yugo y de la maldición de la ley, no está sin ley, sino
vinculado a la ley de Cristo. La ley fundamental de Cristo está en el amor a Dios y al
prójimo y abarca la totalidad de la persona y de la convivencia humana. Este amor está
impregnado de la acción divina (Rom. 5, 5) y es fruto del Espíritu que actúa y vive en
nosotros (Rom. 13, 8.10; Gal. 5, 14; 6, 10 y 1 Cor. 13, 1-8)
Fundamento ético.
Pablo funda su concepto moral en el acontecimiento de la muerte y resurrección
de Jesús. Este aspecto es resaltado por Pablo en múltiples textos. Cristo vive y reina en
el hombre (Gal. 2, 20). El hombre está en Cristo y vive para Cristo: Si vivimos, vivimos
para el Señor. Cristo murió por nuestros pecados...Murió para que no vivamos para
nosotros, sino para aquel que resucitó y murió por nosotros (2 Cor. 5, 14).
El bautismo para Pablo es el acontecimiento más importante de la vida ética del
cristiano: El bautismo es un morir y ser crucificado y sepultado con Cristo y resucitar
con Él, y revestirse de Cristo. Por el bautismo quedamos sellados y vinculados con
Cristo.
La vida entera de los cristianos es obra y creación del Espíritu, un culto
espiritual (Rom. 12, 1) y el signo de un mundo nuevo que se abre de camino. El Espíritu
marca la vida cristiana a la comunidad. Es la fuerza y el principio radical de la vida y de
la conducta nueva. El hombre es poseído y movido por el Espíritu (Rom. 8, 14; Gal. 5,
18). Dejarse llevar por el Espíritu es la norma fundamental de Pablo. El Espíritu
derrama en nosotros sus bendiciones para el servicio a la comunidad, que son distintos
de unos a otros. Nos da sus dones: La caridad, el gozo, la afabilidad, la paz, la paciencia
(Gal. 5) Cristo es el fundamento ético de la esperanza cristiana, que tanta importancia
tiene en los textos de Pablo.