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Estado y proyecto histórico

¡Les damos la bienvenida a la clase N° 1 de este módulo!

Invitamos, en primer lugar, a leer –una vez más- en la plataforma la


sección Presentación. Allí encontrarán el mapa del recorrido que proponemos, los
contenidos, objetivos y modalidad de evaluación que sugerimos revisar para
empezar a transitar colectivamente este camino formativo.

Asimismo, esperamos que la propuesta de contenidos, materiales y actividades que


proponemos y que compartiremos en los distintos espacios de la plataforma,
contribuyan a enriquecer la mirada crítica que tenemos sobre el papel del Estado en
la historia nacional y latinoamericana y en ese marco -a su vez- a reflexionar sobre
el rol docente en tanto agentes del Estado.

1. Introducción
En esta primera clase nos proponemos poner a disposición conceptos que permitan
un abordaje de la noción de Estado, brindar algunas explicaciones sobre cómo
los proyectos históricos -en el marco del Estado- pueden ser capaces de generar
condiciones para el ejercicio de los derechos, y otros -en cambio- aceptar su
conculcación, justificar su negación e incluso propiciar su violación.

Cabe en primer lugar una aclaración: partimos de la caracterización de lo que se


conoce como el Estado Nación moderno capitalista. Este anclaje nos posibilita luego
adentrarnos en las distintas formas de caracterizar el Estado y comprender su
complejidad en el momento actual, lo que nos permite reflexionar sobre nuestro rol
como trabajadores y trabajadoras de la educación en el marco de un Estado que
asume los derechos como un tema prioritario en la agenda política.

A estas cuestiones dedicaremos nuestros primeros esfuerzos, que por supuesto


iremos retomando a medida que avancemos con los temas, problemas de estudio
y actividades prácticas que presenta el módulo en términos generales.

2. Precisiones acerca del concepto de Estado

2.1. El Estado Nación moderno como punto de partida

En este apartado ofrecemos las primeras nociones conceptuales que


admiten precisar de qué hablamos cuando hablamos de Estado y dilucidar
cómo esas concepciones y tipos de Estado han sabido integrar a la mayor parte de
la ciudadanía por medio de políticas y derechos, y otras veces ejercieron una feroz
represión popular, a través de interrupciones del Estado de derecho, por medio de
la instalación de dictaduras cívico militares y del Terrorismo de Estado.

Partimos de comprender que la historia de la humanidad registra formas asociativas


diversas, puesto que los seres humanos, al ser sujetos sociales de y en
comunicación, conformamos permanentemente grupalidades diferenciales, al
tiempo que establecemos sociedades políticas mediante las cuales
instituimos acuerdos y formas particulares de relación y gobierno. Somos
seres en relación, esto es, necesitamos darle un sentido y -principalmente- un
orden a los vínculos que establecemos cotidianamente. El Estado moderno resulta
ser uno de esos órdenes sociales construidos históricamente para la vida en
sociedad.

Habrán escuchado que habitualmente se dice “el Estado somos todos”.


Consideramos que esta idea -que ya forma parte del sentido común- requiere ser
problematizada tanto conceptual como históricamente, puesto que no siempre los
Estados han propiciado la representación en términos de igualdad y equidad
ciudadana. Consecuentemente, en cada momento histórico no todas las personas
fueron consideradas ciudadanas y/o ciudadanos, ni todas las ciudadanas y/o
ciudadanos participaron de la misma manera en la configuración del Estado.

Por otra parte, seguramente muchas y muchos de ustedes estarán pensando


también en torno a la idea del Estado como garante de derechos (políticos,
económicos, sociales, culturales, civiles y ambientales, entre otros derechos que se
derivan directamente de las declaraciones, convenciones, pactos y tratados
internacionales de DDHH). Repensar históricamente esta idea será una manera de
comenzar a problematizar la noción de Estado.

El Estado, como bien sabemos, claramente tiene esa función de garante de los
derechos aunque -como dijimos- no siempre en la historia la ha tenido, y además
tiene otras funciones o roles que también intentaremos abordar y complejizar en
esta clase.

En este marco, tengamos en cuenta que lo


que hoy denominamos Estado no es otra cosa que lo se ha ido construyendo e
institucionalizando como “el Estado-Nación moderno”, que -según varios
investigadores- tiene sus antecedentes históricos en el denominado Tratado de
Westfalia, cuando en 1648 varias ciudades europeas establecieron la paz, luego de
largas décadas que ensangrentaron el continente con guerras religiosas, profundos
conflictos territoriales y disímiles luchas por la organización del poder.

La paz de Westfalia, entonces, es entendida como un acontecimiento diplomático


paradigmático que posibilitó el largo proceso emancipatorio europeo por la
independencia, facilitó la configuración de naciones y un tipo de relación social
que implicó generar institucionalidad como respuesta al problema
teológico y político que imperó en la Europa medieval.

Esto no quiere decir que antes no haya habido Estado, ya que organizaciones
sociales antiguas tenían su forma de Estado (como el egipcio, el persa y el
romano). Pero en este módulo nos interesa, más que discutir la historia del
concepto de Estado, comprender el rol que asume en cada época histórica.
Una mirada significativa en torno a la idea de Estado -aunque con grandes
diferencias entre sus impulsores- es la que presentan los pensadores
“contractualistas” (Thomas Hobbes, John Locke, Jacques Rousseau), quienes
consideran que los seres humanos decidimos consensuar y establecer un “contrato
social” para delegar el poder y, de esa manera, formar el Estado o sociedad política
en el marco de ciertos acuerdos.

Desde esta perspectiva, previo al establecimiento del pacto o contrato social, la


sociedad se encuentra en un “estado de naturaleza” y generalmente resuelve sus
conflictos mediante el uso de la fuerza o por medio de “leyes naturales” (el
“contractualismo” considera que el conocimiento válido es el que se encuentra
presente en la Naturaleza).

Mientras que en la Edad Media la organización social y el poder se centraban en


figuras investidas de autoridad divina (el Papa y los reyes como representantes de
Dios en la Tierra), el contrato social de la era moderna invierte esa legitimidad,
dado que pasa a validarse en una construcción acordada entre personas (en
tanto suma de voluntades individuales) que permite intermediar las
relaciones y a la vez garantizar un orden, seguridad y protección institucional,
derechos y deberes para la vida comunitaria.

Una definición clásica de Estado moderno que resalta sus aspectos estrictamente
funcionales es la del sociólogo alemán Max Weber, para quien la función estatal
esencial es la de formalizar una serie de instituciones y ejercer el monopolio
legítimo de la dominación física dentro de un territorio.

2.2 El Estado y el sistema capitalista

Ahora bien, el Estado -como lo podemos pensar actualmente- fue adquiriendo sus
características y atributos en el marco del surgimiento, desarrollo y expansión del
capitalismo, lo que le otorga un carácter insoslayablemente clasista. En este
sentido, el sociólogo greco-francés Nicos Poulantzas define al Estado como una
relación social, esto es, “como la condensación material de una relación de fuerzas
entre las clases y fracciones de clases, tal como se expresa, siempre en forma
específica, en el seno del Estado” (Poulantzas: 1979:154).

Por tal motivo, podemos comprender que la morfología estatal concreta (cuántas
oficinas tiene, cuánto personal contrata, de qué recursos dispone) y sus prácticas
(las políticas que define, las tareas que ejecuta, las funciones que cumple y las que
ignora) dependen de las variables relaciones de fuerzas sociales y de la manera en
que se expresa en el ámbito definido por un territorio (Thwaites Rey y López,
2005).

(1) Cabe aquí una


aclaración
importante: la
materialidad en el
Estado no se produce
de un modo lineal, no
se refleja como un
espejo de la
sociedad; sino que el
Esto significa que el Estado capitalista no es un ente
separado e independiente de la sociedad y sus luchas - Estado presenta
como lo piensa la tradición liberal- sino que por el opacidades y
contrario constituye su expresión material, es decir, va resistencias propias,
configurándose históricamente al calor de los proyectos y diferenciales según
disputas sociales (1). sus instituciones.

Esas relaciones son dinámicas y cambiantes y, en tal sentido, el Estado es también


dinámico y cambiante, se erige como un campo en el que diversos grupos sociales
encaran procesos de lucha contra ciertas directrices de Estado mientras otros
buscan mantener el estado de situación.

Desde una perspectiva histórica, Oscar Oszlack (1997), destacado investigador


argentino especializado en ciencias políticas, analiza el proceso por el cual el
Estado va constituyendo mecanismos de centralización del poder y de adquisición
de legitimidad a partir de una serie de propiedades: capacidad de obtener
reconocimiento como unidad soberana dentro de un sistema de relaciones; de
institucionalizar su autoridad; de diferenciar su control, a través de la creación de
un conjunto funcionalmente diferenciado de instituciones públicas con reconocida
legitimidad; de internalizar una identidad colectiva, mediante la emisión de
símbolos que refuerzan sentimientos de pertenencia y solidaridad social.

Para este mismo autor, el origen, expansión, diferenciación y especialización de las


instituciones estatales, constituyen intentos de resolución de la creciente cantidad
de cuestiones que va planteando el desarrollo contradictorio de la sociedad. Frente
a tales cuestiones el Estado adopta posiciones respaldadas por recursos de
dominación, que expresan un variable grado de coerción o consenso (Oszlack,
1984).

Posteriormente, cuando abordemos los tipos particulares de Estado, volveremos


sobre estos puntos que enuncia el autor y veremos diferentes ejemplos, pues los
aportes de Oszlack sintetizan también varias dimensiones desde las que se puede
comprender el Estado.

A partir de lo que venimos trabajando podemos afirmar que -así entendido- el


Estado sintetiza la organización del poder dentro de una comunidad; esto
significa que reproduce el orden social a través del desarrollo de instituciones y
declaración de derechos por medio de una dirección política y un cuerpo
administrativo concreto. En resumen, sus características principales son: el
territorio; la población; la soberanía; las instituciones públicas; la administración
del poder (político, económico, coercitivo y simbólico) y el ordenamiento jurídico
(dominación legal).

La manera en que cada gobierno (o grupo que asuma la representación política en


un momento histórico determinado) conjugue estos aspectos, otorgando prioridad a
algunos de ellos en función de ciertos posicionamientos políticos (poder como
dominio o consenso, ejercicio o posesión, por ejemplo) e intereses sociales
representados (la articulación de sectores sociales –bloque- en el poder) dotará de
contenido y significación al Estado.

En este punto cabe precisar que la construcción de un orden político no implica


solamente poder, autoridad y leyes, sino también el desarrollo de un sistema de
significados comunes: un poder gobernante capaz de imponer definiciones
“verdaderas” para la población, por medio de ese proceso de legitimidad que el
pensador italiano Antonio Gramsci complejiza y denomina “hegemonía”.
Tomamos la noción de hegemonía del
pensador italiano Antonio Gramsci, para
quien el Estado se constituye en la
relación entre la sociedad política y la
sociedad civil que a su vez se construye
en base a consensos, donde un grupo o
clase impone un conjunto de
significados (formas de ver el mundo).
La hegemonía está así concebida como
la construcción que permite el paso a
una esfera de dirección cultural e
ideológica de la sociedad, por parte de
un grupo. Esta hegemonía se dinamiza
a través de mecanismos culturales
como la educación, religión y medios
de comunicación. Este proceso nunca
es acabado, siempre admite rupturas,
choques y conflictos: luchas en torno al
sentido de las formas impuestas y
transformación del orden establecido.
Ejemplos: prácticas artísticas
contrahegemónicas, huelgas, marchas,
etc.

Los invitamos a leer una exposición del vicepresidente


del Estado Plurinacional de Bolivia Álvaro García
Linera, donde aborda la noción de hegemonía desde el
análisis concreto de la experiencia Boliviana y
Latinoamericana:

http://www.cta.org.ar/alvaro-garcia-linera-
hegemonia-es.html

Como podemos conjeturar, el Estado no existe jamás en sí mismo sino siempre bajo el ángulo
de relaciones con otros actores de la sociedad política o global. Estos actores (agentes
públicos, actores internacionales, organizaciones de la sociedad civil, empresarios, etc.) generan
transacciones –interacciones-, disputan poderes, negocian valores y sentidos en torno al Estado.

Precisamente, la crisis del Estado (y ésta es una referencia que solemos escuchar
constantemente) está asociada al desafío que supone para los gobiernos nacionales la
injerencia e incidencia política, económica y/o simbólica de otro tipo de actores cuyos ejemplos
pueden darse en determinadas organizaciones internacionales y empresas multinacionales o en
actores locales como el empresariado y el sector rural entre otros.

2.3. Estado, nación, gobierno y democracia


Aparecieron hasta aquí algunos conceptos que, en términos pedagógicos, consideramos que
resulta conveniente despejar y precisar para no generar confusiones, ya que no se trata de
términos que puedan intercambiarse como sinónimos; por el contrario, cada categoría referencia
particularidades específicas.

En principio, nos parece prioritario despejar la idea de “nación” y de “gobierno” en torno a la


noción de “Estado”. También consideramos oportuno identificar cómo aparece ligada la idea
de “democracia” cuando problematizamos estas nociones.

Dicho esto, volvamos a Oszlack (1997) quien señala que -al igual
que en la noción de Estado- en la idea de nación también se (2) Cabe destacar
conjugan elementos materiales y simbólicos (a los que prefiere
que la constitución de
denominar ideales). Este autor especifica que los primeros se
vinculan con el desarrollo deintereses resultantes de la esta identidad
diferenciación e integración de la actividad económica dentro colectiva, de un
de un espacio territorio,lo cual supone la formación de un “nosotros” nacional
mercado y una clase burguesa nacionales. En tanto que los frente a un “ellos”
elementos ideales, “implican la difusión de símbolos, valores y conformado por las
sentimientos de pertenencia a una comunidad, diferenciada por
tradiciones, etnias, lenguaje y otros factores de integración que
otras naciones, tiene
configuran una identidad colectiva” (2). también el efecto de
diluir la
Estos aportes nos resultan significativos en función de la definición fragmentación y
de Estado que venimos presentando, ya que aquí se entiende que antagonismos de la
(3) En ambos casos
el Estado configura la nación (y a su vez es configurado por sociedad civil
la idea de nación está
ella) mediante la determinación de una serie de medidas (O´Donnell, 1978).
unificadoras (políticas, económicas, territoriales) y acuerdos centrada
simbólicos (lengua, tradiciones). Sin embargo, resulta necesario fundamentalmente en
aclarar que en la historia y en la actualidad es posible sus aspectos
reconocer naciones sin Estados y también Estados que simbólicos, es decir,
son plurinacionales (3) (Bolivia, Canadá, Suiza y Bélgica son como comunidad de
ejemplos de ello).
valores y tradiciones,
como identidad
colectiva.

Pero ¿cómo es que se generan estos procesos


unificadores?; y sobre todo, si pensamos en
sociedades con profundas diversidades étnicas y
políticas como las de América latina en épocas de la
conquista colonial: ¿cómo es que se van
construyendo acuerdos simbólicos para
conformar el Estado Nación?

Para responder a los interrogantes planteados tengamos en cuenta que éstos son procesos largos
y lentos, y -como veremos- muchas veces extremadamente violentos. En efecto, no es posible
pensar en la constitución de un Estado sin violencia. Sin embargo, como vimos más arriba, la
hegemonía no se construye sólo con coerción. Un espacio concreto donde podemos recurrir para
buscar elementos que den lugar a ciertas respuestas es el de la cultura y también la tradición
oficiales.

La cultura y la tradición oficial compartida son los lugares en donde se van generando ciertos
procesos de identidad y de cohesión social. Esto justifica que cada Estado tenga su “simbología
oficial”: su moneda, su bandera, sus himnos y tradiciones para la identificación interna y la
relación y diferenciación con otros Estados o naciones.
En cuanto a la idea de gobierno, seguramente habremos leído o escuchado en alguna parte que,
ya desde la antigüedad, Aristóteles definía diversas formas de gobierno: monarquía (conforme
al bien común ejercido por uno); aristocracia (acorde al bien común ejercido por unos pocos)
y democracia o república (relacionado al bien común ejercido por muchos).

Por supuesto que en la actualidad y en la práctica existen distintas experiencias, de acuerdo con la
concepción de gobierno que cada Estado-Nación ha ido construyendo (parlamentario, monarquía
parlamentaria, presidencial, etc.). En todo caso, el tipo de gobierno se define como la expresión
institucional de la autoridad del Estado.

¿Y cuál es el rol primordial que se espera de un gobierno? En primer lugar, el de promover la


elaboración, sanción y ejecución de leyes y programas de acción a través de sus diversas
instituciones legítimamente constituidas. Sin embargo, dependiendo del tipo de Estado que se
establezca, la forma de gobierno encontrará también sus variaciones. Por ejemplo, en tiempos de
establecimiento de un Estado de tipo autoritario, la forma de gobierno será el de dictadura.

Ahora bien, ¿qué entendemos por democracia? Es una idea que también cuenta con una
considerable historia detrás pero que en la actualidad está asociada a un tipo de régimen
político representativo y a una forma de gobierno, producto de la participación responsable de
la ciudadanía (por medio del sufragio, por ejemplo).

Entonces, podemos sintetizar esta noción sobre el fundamento de que se trata de una particular
forma de gobierno que se caracteriza por la participación activa de los miembros de las
comunidades que conforman el Estado-Nación; lugar donde todas y todos gozan de
pluralismo de opinión y de derechos individuales y sociales que se expresan en las leyes y
en las políticas públicas.

Como podemos observar, el ideal de igualdad está sobre la base del sentido democrático de las
sociedades. La conquista y universalización de los derechos, las luchas históricas por la
redistribución de poderes (los sindicatos y otros espacios asociativos) y de reconocimiento de
derechos colectivos (mujeres, migrantes, diversidades sexuales, entre otras) son hechos que,
como indagaremos en las siguientes clases, amplían el espacio de la democracia.

2.4. La conformación de Estados en América latina

Veamos a continuación cómo los rasgos característicos que se atribuyen al Estado-Nación se hacen
presentes a la hora de analizar proyectos históricos determinados. Nos detendremos en el proceso
de constitución de los Estados nacionales en América latina que se
dio a lo largo del siglo XIX.

(4) La Ilustración
remite a un
movimiento filosófico
y cultural del siglo
XVIII, especialmente
Señalaremos en primer lugar que desde las primeras décadas del
siglo XIX las colonias europeas establecidas en América latina de Francia, que
encontraron el freno poderoso de las guerras de acentúa el
independencia, conflictos que de alguna manera dieron paso a predominio de la
la consolidación de los ideales de la ilustración (4) occidental en
razón humana y la
nuestras tierras. En este contexto, abordaremos el rol del Estado y
los procesos políticos ligados a él, entendiendo que resultaron creencia en su
significativos a la hora de consolidar la emergencia de las naciones progreso. (RAE,
y también de las sociedades. 2014).

Un rasgo que podemos resaltar es que la configuración de las naciones en el continente ha


sido promovida desde un poder central, capaz de aunar sectores poblacionales muy diversos,
de determinar espacios geopolíticos concretos y de generar una serie de símbolos distintivos de
las identidades colectivas que se fueron encontrando hermanadas por un idioma y unas
tradiciones culturales más o menos comunes.

Esos Estados nacionales se apoyaban sobre sociedades profundamente desiguales. Como se verá
más adelante, las libertades civiles estaban formalmente garantizadas para todos, pero
las condiciones para su ejercicio estaban desigualmente distribuidas. Esto se acentuaba
aun más cuando se trataba de los derechos políticos: limitados a grupos determinados de la
población, a veces de manera implícita y a veces de manera explícita.

Los incipientes Estados nacionales en América latina dan cuenta de un Estado constituido, como
dijimos, por un gobierno central, sólido y enérgico, capaz de controlar el espacio social y
territorial. Además, presenta un ejército nacional organizado y profesionalizado y cuenta con la
formación de un mercado interno unificado y de alguna manera también integrado a la
economía mundial.

En esta cita de Oszlack encontramos sentido a aquello que antes referenciábamos acerca de los
elementos materiales. El autor parte de la base de que la conformación de un mercado nacional es
condición necesaria para la constitución de un Estado nacional:

“El Estado argentino, como el Estado en América latina


en general, es un fenómeno que nace en todo el
continente en medio de lo que es la segunda
revolución industrial, la revolución de los transportes,
la posibilidad de acceder a los mercados externos. Un
aparato que se va construyendo un poco al ritmo del
desarrollo del propio sistema capitalista, de relaciones
de producción, de un mercado”.

OSZLAK, Oscar “En qué Estado estamos…”

(fragmentos de entrevistas) en Diario La Opinión,


Rafaela, 2014

Considerando que durante el Siglo XIX, las sociedades latinoamericanas se


encuentran profundamente fragmentadas, ¿cómo se configuraba esa formación
económica y cómo se sostenía?

Se trata de una economía basada en la producción primaria, cuyo resultado luego


se exportaba para mantener las cuentas fiscales que se sostenían por medio de la
explotación y/o reducción a la servidumbre de los pueblos originarios y de grandes
masas poblacionales de origen afro (esclavos), y luego se suma la incipiente masa
obrera (de origen europeo) dedicada a labores de manufactura con capital
extranjero (preferentemente inglés). En tanto, la clase burguesa, terrateniente y
oligárquica que se va conformando va ocupando lugares estratégicos en las
instituciones del Estado.

En tal sentido, si hablamos en términos de derechos, es importante identificar que


desde la segunda mitad del siglo XIX y hasta entrado el siglo XX, en algunos países
primero y en otros después, los Estados promovieron los intereses de las
clases capitalistas y las forjaron instaurando los derechos de propiedad. En
este marco se desarrollaron las condiciones estructurales que cimentaron los
procesos de inserción internacional y se desplegaron derechos civiles y políticos,
aunque todavía en un contexto de fuerte exclusión social y política.

Y si hablamos de Argentina en particular, la primera serie de antecedentes de


derechos humanos realmente notables en nuestra historia viene de la mano de la
Logia Lautaro (encabezada por José de San Martín, Carlos de Alvear y Bernardo de
Monteagudo).

Este grupo dictó entre 1815 y 1817 un conjunto de disposiciones revolucionarias


y protectoras de derechos que van desde la abolición de la Inquisición y la
proscripción de la tortura hasta la llamada “libertad de vientres”, audaz paso en pro
de la eliminación de la esclavitud (Garín, 2008). Desde entonces, se reconocen en
el país los derechos a la vida, la honra, la libertad, la igualdad, la propiedad
y la seguridad. Sobre este tema particular avanzaremos en las siguientes clases.

Para quienes desean ampliar el tema acerca de cómo se fue


delineando el territorio nacional después de la caída del Imperio
español en América, hasta la conformación del Estado nacional en la
década de 1880, recomendamos ver el siguiente vídeo realizado por
Canal Encuentro. Se trata de un relato que traza una línea histórica
que nos puede resultar muy útil para referenciar datos históricos y
sobre todo ampliar la comprensión de procesos sociales y políticos
para complementar el contenido de esta clase.

“Historia de un país-La formación de un país”


3. Síntesis
Aquí damos por concluida esta primera clase donde abordamos la cuestión del Estado desde
ciertas precisiones conceptuales con base a lo que se conoce como el Estado Nación moderno y
capitalista. También despejamos las nociones de Estado, nación, gobierno y democracia para
acordar y diferenciar algunas definiciones. Luego revisamos algunos rasgos significativos del
proceso de conformación de los Estados en América latina.

Ahora pasamos a realizar la actividad propuesta para esta semana en el espacio de Foro.
Esperamos que este intercambio nos permita mayor reflexión sobre los temas propuestos en la
clase y, además, poder conocernos un poco más entre las y los integrantes del grupo y el/la
tutor/a a cargo del desarrollo de las clases en la plataforma.

Les anticipamos que en la segunda clase vamos a repasar nociones conceptuales para comprender
los Derechos Humanos en el marco de los distintos roles que asume el Estado a lo largo de la
historia y en la tercera, haremos una relación entre los tipos de Estado y los derechos.

BIBLIOGRAFÍA

Complementaria (citada en esta clase)

 GARÍN, Javier “Segunda Parte: Los Derechos Humanos en


nuestra Historia” Manual Popular de Derechos Humanos,
Talleres de División, Formularios Continuos S.R.L, Buenos
Aires, 2008.
http://www.abuelas.org.ar/material/libros/ManualDDHH.pdf

 OSZLAK, Oscar, “Formación Histórica del Estado en América


Latina: elementos teórico-metodológicos para su estudio”, en
Acuña, Carlos, H. (comp.) Lecturas sobre el Estado y las
políticas públicas: retomando el debate de ayer para fortalecer
el actual, Jefatura de Gabinete de Ministros, Buenos Aires y
CEDES, Vol. 1, Nº 3, 1978: Buenos Aires, Argentina,
2007. http://goo.gl/rHlrc9
 POULANTZAS, Nicos (1980): Estado, poder y socialismo. Siglo
XXI
 THAWAITES REY, M y LÓPEZ, A (Editoras) Entre tecnócratas
globalizados y políticos clientelistas. Prometeo, Buenos Aires.
 O´DONNELL, Guillermo (2008) Tensiones en el Estado
Burocrático-autoritario y la cuestión de la democracia.
Catacumbas. Prometeo Editorial, Buenos Aires.
 OSZLAK, Oscar (comp) (1984): Teoría de la burocracia estatal.
Paidos, Buenos Aires.

ACTIVIDADES

Para abordar lo trabajado en la clase proponemos:

1. Como actividad para realizar en el Foro, además de la presentación


personal (propuesta en la clase 0), les planteamos la siguiente consigna:

 Compartamos algunos datos de una de las instituciones por la que hemos


transitado (primaria, secundaria o instituto de formación) y comentemos algo
que hayamos experimentado, escuchado o podamos averiguar de ella respecto
del momento histórico que se vivía en la provincia o en el país cuando se creó.

Seguramente, a lo largo del módulo podremos encontrar algunos vínculos entre


esos acontecimientos que rodean al momento fundacional de nuestra escuela con el
proyecto histórico en el que se inscriben.

Importante: NO demoremos nuestra presentación por no contar con datos


sobre el momento fundacional de nuestras escuelas, ya que podemos intervenir
nuevamente si recogemos algún dato.

2. Elaboración del trabajo final conforme a las orientaciones


proporcionadas aquí.
La idea es que conozcan desde el principio cuál es la producción final que se espera
que realicen como resultado del proceso que transitaremos a lo largo del módulo.

Sólo a los fines de ir acompañándolos en el proceso de elaboración, se les solicitará


que entreguen un primer avance durante la cuarta semana de cursado del módulo.

CONSIGNAS DE TRABAJO

Participación en el foro de presentación:

Intervenir en el foro, compartiendo:

 ¿Quiénes somos?
 ¿De dónde somos?
 ¿Cómo es la institución por la que transitamos
(primaria, secundaria o instituto de formación?
 ¿Qué acontecimientos provinciales y/o nacionales
rodearon la creación de esa institución?

Plazo para la primera participación en el foro:


se recomienda participar durante la primera
semana de cursado.

Ante cualquier duda, cuentan con el foro de consultas que


permanecerá abierto a lo largo de todo el módulo.

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