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Los cuidados que los padres damos a los niños en los primeros años de vida son
indispensables para su crecimiento y desarrollo personal. Estamos para satisfacer
las necesidades básicas de los pequeños tales como: alimentación, protección, un
hogar, educación y amor. Pero esto no quiere decir que tengamos que caer en la
sobreprotección del niño, por el contrario debemos promover su independencia y
autonomía desde la infancia.
No obstante, muchas veces, se dan casos donde los pequeños son vigilados todo
el día por sus padres o cuidadores, y no se les permiten realizar ciertas
actividades, por miedo a que les ocurra algo malo, estos niños no podrán
desarrollarse plenamente y les costará mucho formar su carácter, ya que
constantemente son invadidos por sus padres.
Es natural, que los papás deseen cuidar a sus hijos, y que velen por su
seguridad y bienestar en todo momento, no obstante, los excesos son
siempre malos.
Darle un poco de libertad e independencia a los pequeños, no
significa, que seamos descuidados, o los amen menos, resulta todo lo
contrario.
Un niño independiente, por lo general confía en sí mismo, y tiene una
autoestima.
Tienen más posibilidades de lograr cosas, porque están seguros de sí
mismos.
No temen competir, tampoco huyen ante los desafíos, ganen o pierdan,
siempre sabrán sobrellevar la situación.
Los ayuda a ser más creativos.
Tomarán siempre la iniciativa.
Los niños autónomos, son futuros adolescentes y adultos felices, porque
podrán realizarse plenamente como personas.
También podrá expresar claramente qué quiere y qué no, qué le gusta, qué acepta
y qué rechaza. Cada uno de estos momentos estará acompañado de cambios en
su cerebro y desarrollo de nuevas habilidades cognitivas. Durante la edad
preescolar desarrollará la motricidad fina y la capacidad para tener periodos más
largos de concentración.
Todo el proceso de desarrollo de los bebés está guiado por la naturaleza, y la
labor de los padres consiste en permitir que se lleve a buen término. Para ello, la
actitud consiste en dejar crecer sin pedir más de la cuenta y sin limitar en exceso.
Fracasar no es malo
Es importante que los padres les permitan a los niños fracasar en un intento y
ensayar hasta lograrlo. El objetivo es educar a los hijos para que puedan vivir
solos en el mundo y este trabajo empieza desde que son bebés, pasa por la
infancia y es fundamental en la adolescencia.
Por eso hay que dejarlos que carguen sus maletas y sus loncheras cuando van al
jardín, que se vistan solos cuando logran hacerlo. Si esto les toma mucho tiempo,
es bueno levantarlos un poco más temprano y ser pacientes con sus esfuerzos. Si
algo queda mal amarrado, el padre o la madre debe intervenir para mejorarlo, pero
el intento del niño es importantísimo para que aprenda a valerse por sí mismo y
descubra de qué es capaz.
Los bebés y los niños van descubriendo sus habilidades a medida que pueden
alcanzar objetivos y con esto ganan seguridad en sí mismos. Esto les permitirá,
cuando sean adolescentes y adultos, asumir nuevos retos y no depender de otros
para tomar decisiones.
Es importante que los padres de hoy lo entiendan, pues es una generación que
tiende a sobreproteger a los hijos para evitar que se frustren, lo que es un error
muy grave. Los bebés y los niños necesitan equivocarse y fracasar. Superar
obstáculos los hará sentirse autónomos y libres.
Como escribió la psicóloga Annie de Acevedo en su artículo titulado ‘Una
generación dependiente’: “Nos hemos concentrado en desarrollar el
coeficiente intelectual de nuestros hijos, pero hemos fracasado en el
desarrollo del carácter, la autodisciplina y la perseverancia, que es lo que
define a las personas exitosas. Por decirlo de alguna manera, les damos alas,
pero no les enseñamos a volar”.
Y agrega que, “en estos tiempos, los papás no permiten que sus hijos tomen
riesgos emocionales y, por lo tanto, los salvan y se tornan temerosos de asumir
cualquier posición por el temor a fracasar nuevamente”. Los padres no deben
hacer por los hijos lo que ellos ya son capaces de hacer, es muy importante
permitirles enfrentar el mundo con sus propios conocimientos y habilidades para
descubrirse a sí mismos y encontrar su verdadera independencia.
Déjalo crecer
• Si tu hijo empieza a gatear, crea un espacio seguro para que pueda desplazarse.
• Si ya puede caminar, seguramente se caerá muchas veces: protégelo cuando
sea necesario para evitar un daño físico, pero déjalo que se caiga e intente
levantarse por sí mismo.
• Cuando ya no necesite pañal, no se lo vuelas a poner. Él necesitará sentirse
grande y le molestará el retroceso a su etapa de bebé.
• Permítele pintar libremente, jugar con tranquilidad y crear. Él necesita sentirse
capaz.
• Déjalo que cargue sus cosas, que mueva sus juguetes, no le alcances todo y
deja que se esfuerce.
• Confía en la naturaleza. Tu hijo ganará autonomía de acuerdo con sus
habilidades y según su momento de desarrollo.