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UNIVERSIDAD PANAMERICANA

Facultad de Humanidades
Escuela de Ciencias Psicológicas
Licenciatura en Psicología Clínica y Consejería Social

Investigación
(Modelos de afrontamiento)

María Esperanza Altamirano Fajardo

Chimaltenango, 09 de Junio de 2018


Modelos de la personalidad adulta
Modelos de afrontamiento

Catedrático
Licenciado Juan José Reyes
Introducción

La vejez es un fenómeno que forma parte del ciclo vital del ser humano, como la etapa final
del proceso de desarrollo donde se continúan manifestando cambios biológicos, psicológicos
y sociales. La presencia más evidente de estos cambios comienza a partir de los sesenta o
sesenta y cinco años de edad

Algunas de las pérdidas asociadas a la vejez son en la dimensión social, la pérdida del estatus
laboral y económico, mayor aislamiento social, todo ello amplificado por la menor capacidad
y recursos de los que el anciano dispone para adaptarse a las circunstancias, mientras que en
la dimensión biológica, mayor frecuencia de enfermedades físicas y la discapacidad
consiguiente, y en la psicológica, es más frecuente la aparición de deterioro cognitivo, así
como la aparición de sintomatología depresiva, la poca capacidad para afrontar las pérdidas y
un manejo inadecuado de sus recursos psicológicos. Pérdidas que impactan en la calidad de
vida y en el funcionamiento de las personas adultas mayores
Modelos de afrontamiento

El estrés es una parte inevitable de la vida. Como dijo un destacado investigador: “la libertad
completa del estrés es la muerte es cómo, y qué tan bien, alguien lo puede enfrentar. El
afrontamiento es el pensamiento adaptativo o comportamiento que está dirigido a reducir o
aliviar el estrés que surge de las condiciones dolorosas, amenazantes o desafiantes. Los
psicólogos y los legos por igual reconocen que el afrontamiento es un aspecto importante de
la salud mental.

Modelo ambiental, el conductual

Modelo de estilos de afrontamiento

Modelo de valoración cognitiva.

Uno de los primeros enfoques en el estudio del afrontamiento fue de corte cuantitativo. Según
investigaciones realizadas los eventos relevantes preceden a sus enfermedades, tanto los
negativos (la muerte de un cónyuge) como los positivos (el nacimiento de un hijo), y cuánto
ajuste requerido (Holmes y Rahe,

Base en los reportes obtenidos, los investigadores asignan valores numéricos denominados
“unidades de cambio de vida” Factor de riesgo cardiopatía coronaria, Apoplejía, Cáncer de
mama, Cáncer de pulmón, Cáncer de próstata, Melanoma (cáncer de piel) Osteoporosis
Osteoartritis, Tabaquismo, Alcohol, Factores de dieta, Colesterol, Calorías Ingesta de grasa
Ingesta de sal, Fibra, Calcio, Potasio, Sobrepeso, Actividad física, Exposición a toxinas
Exposición a Rayos ultravioleta.

Aproximadamente la mitad de las personas que obtuvieron una puntuación enfermaron


dentro de los siguientes 1 o 2 años. En otras palabras, entre más cambios importantes tuvo una
persona dentro de un tiempo determinado, más difícil le fue afrontarlos.

Esta tipo de enfoque representa un modelo ambiental de afrontamiento y es esencialmente


mecanicista. Se considera que los seres humanos suelen reaccionar, antes que actuar, por lo
que el tamaño y la frecuencia de las demandas ambientales determinan qué tan bien puede
afrontar los problemas una persona.
Demasiadas fuentes de estrés o una situación lo suficientemente estresante (como la muerte de
un cónyuge) pueden abrumar a una persona y nublar su habilidad para solucionar problemas;
de manera similar a lo que sucede cuando se pone demasiada presión sobre una maquinaria y
se ocasiona una sobrecarga que puede dañar las partes operativas.

Un modelo ambiental tiene varios defectos. Primero, no considera cómo un individuo


interpreta un evento. Segundo, tiempo de aparición de un evento puede influir. Tercero, el
estrés también puede ser ocasionado por la falta de cambio: es decir, el aburrimiento, la
incapacidad para prosperar en el trabajo o relaciones personales poco gratificantes.

Cuarto, muchos estudios sugieren que es más probable que la salud, tanto física como mental,
sea afectada más por molestias y tensiones diarias producto de la vida cotidiana que por
eventos aislados graves

Quinto, el modelo ignora las diferencias individuales. ¿Por qué alguien se desmorona bajo el
estrés de una fecha límite o una emergencia, mientras otras se comportan a la altura de la
situación? Dos modelos ambientales intentan resolver uno o más de estos problemas. El
modelo de la congruencia (Kahana, 1982; Kahana, E., Lovegreen, Kahana, B., y Kahana,
M., 2003) reconoce que así como las necesidades de las personas

La adaptación, que se entiende como el ajuste a los eventos, circunstancias y condiciones de


la vida, es una importante función de la personalidad. Las personas se pueden adaptar al
modificar algo de sí mismos, de su entorno o de ambos. Pero las formas en las que una
persona se adapta muestran cierta estabilidad. Un prominente investigador sugiere que las
personas desarrollan “generalizaciones” que aplican consistentemente a diferentes situaciones

Modelos conductuales

Los modelos conductuales de afrontamiento confieren al individuo un rol un poco más activo.
Estos modelos, basados en estudios con animales, buscan explicar el comportamiento en
términos del condicionamiento clásico u operante, o ambos. Desde una perspectiva
conductual, el afrontamiento se relaciona con las adaptaciones aprendidas a estresores
ambientales, que conducen a una reducción del estrés que se percibe.

Un animal confrontado por un enemigo, o una persona confrontada por un factor estresante,
por lo general tiene tres opciones: huir a un lugar más seguro, pelear e intentar dominar la
situación, o permanecer firme y tratar de aguantar el embate. Cuando el escape o la evasión
son imposibles, y los intentos por dominar fallan o son castigados, los organismos se adaptan
mediante la desesperanza aprendida. Durante un periodo aprenden a vivir con lo que
originalmente era una situación extremadamente estresante y dejan de intentar cambiarla

La desesperanza aprendida se puede observar en los cónyuges golpeados que siguen con sus
compañeros, o en los ciudadanos que se quedan en casa el día de elecciones porque no creen
que su voto signifique algo.

Modelos de estilos de afrontamiento

Un tercer acercamiento, más complejo, del afrontamiento se basa en la tradición


psicoanalítica. Se enfoca más en los pensamientos y las actitudes de las personas que en el
comportamiento externo. Desde esta perspectiva, el afrontamiento es una forma de resolución
de problemas, y las estrategias o estilos de afrontamiento individuales, como los rasgos de
personalidad, tienden a ser bastante estables.

Algunos investigadores intentan clasificar los estilos de afrontamiento de acuerdo con su


efectividad. Uno de estos modelos provino del estudio longitudinal Grant que se realizó con
varones de Harvard University, En el estudio Terman sobre niños sobredorados, las
características de la personalidad infantil y el entorno familiar jugaron un papel relevante en
el éxito que tuvieron estos niños de adultos.

En la actualidad, parece que tales factores pueden también influir en cuánto vive la gente. Se
identificó cuatro tipos de mecanismos adaptativos, es decir, de formas características de
enfrentar o interactuar con el ambiente: 1) maduro (usar el humor o ayudar a otros), 2)
neurótico (reprimir la ansiedad o decir lo opuesto a lo que uno siente), 3) inmaduro (fantasear
o experimentar achaques o dolores imaginarios) y 4) psicótico (distorsionar o negar la
realidad).

Los hombres del estudio Grant que emplearon mecanismos adaptativos maduros fueron más
felices y mental y físicamente más sanos que los otros; obtuvieron más satisfacción del
trabajo, disfrutaron amistades más enriquecedoras, ganaron más dinero y parecían mejor
ajustados.
En la adultez media, los hombres mejor adaptados tuvieron cuatro veces más probabilidad de
afrontar las situaciones de la vida en formas “maduras” en vez de “inmaduras” (Vaillant,
1989). Del mismo modo, a los 65 años de edad, quienes utilizaron “mecanismos de defensa
maduros”, aquellos que manejaron los problemas sin culpa, amargura o pasividad, mostraron
la adaptación más sana.

Primero, los estilos de afrontamiento pueden fallar para capturar la multidimensional del
comportamiento humano. Un hombre en la adultez media que deba lidiar simultáneamente
con, por ejemplo, a) un despido amenazante, b) una esposa con cáncer de mama, c) un hijo
homosexual que acaba de “salir del armario” y d) el cuidado de una madre envejecida, puede
no hacer frente de la misma forma a las cuatro situaciones. Y un de comportamiento
adaptativo que no involucran esfuerzo.

Cuando conduces un automóvil, haces muchas cosas que te permiten llegar a tu destino a
salvo: frenar ante una luz roja, ir por el camino correcto, y cosas por el estilo. Estas respuestas
aprendidas están automatizadas, es decir, que difícilmente se tiene que pensar en ellas.

Sin embargo, debes apelar a tus habilidades de afrontamiento si súbitamente encuentras que tu
auto se derrapa sobre un tramo con hielo o estás a punto de chocar con otro vehículo. Tercero,
los modelos que evalúan los estilos de afrontamiento en términos de resultados tienden a
confundir el proceso con el producto. El afrontamiento es el proceso de la lucha, no solamente
el éxito; es gestión, no se reduce al dominio de un comportamiento.

Modelo de la valoración cognitiva

En el modelo de la valoración cognitiva (Lazarus, 2003; Lazarus y Folkman, 1984), el


afrontamiento es un proceso evolutivo, que ocurre sólo en situaciones en las que una persona
percibe una exigencia excesiva o la superación de sus recursos que le demandan un esfuerzo
inusual.

De acuerdo con este modelo contextual, las personas eligen las estrategias de afrontamiento a
través de la realización de una valoración cognitiva de la situación. El afrontamiento incluye
cualquier cosa que el individuo piense o haga para intentar adaptarse al estrés, sin importar
qué tan bien funcione.
Puesto que la situación cambia constantemente, el afrontamiento es dinámico, no estático;
elegir la estrategia más adecuada requiere de una revaloración constante de la relación que se
genera entre la persona y el ambiente (véase la figura 12.2). Arthur Ashe, por ejemplo, hizo
significativas revaloraciones y cambió sus estrategias de afrontamiento en varios momentos
de su vida adulta.

La elección y efectividad de una estrategia de afrontamiento se encuentran influenciadas tanto


por los recursos personales y la restricción personal y ambiental, como por qué tan grande
parezca ser la amenaza. Los recursos personales, los compromisos y las motivaciones, las
habilidades sociales y de resolución de problemas, el apoyo social y los recursos materiales
(dinero, bienes y servicios).

El uso de los recursos personales puede estar limitado por las restricciones personales: los
problemas psicológicos, como miedo al fracaso, o actitudes que reflejan las normas sociales,
como los roles de género. Las restricciones ambientales pueden ser, por ejemplo, las
demandas que compiten para obtener los mismos recursos, o instituciones que frustran el
afrontamiento.

Para identificar las estrategias características de afrontamiento, los investigadores del modelo
de la valoración cognitiva intentan hacer que las personas recuerden qué sintieron e hicieron
en realidad en las situaciones estresantes. La mayor parte del tiempo, las personas luchan por
un equilibrio entre dos modos de afrontamiento el enfocado en el problema y el enfocado
en la emoción. Cuál predomina depende de la situación, la persona y las opciones disponibles
(Lazarus, 2003; Monat y Lazarus, 1985).

El afrontamiento enfocado en el problema se dirige hacia la eliminación, gestión o mejora de


una condición que provoca estrés. Por lo general predomina cuando una persona ve una
transformación realista al efectuar el cambio. El afrontamiento enfocado en la emoción, a
veces llamado afrontamiento paliativo, se dirige hacia “sentirse mejor”: es decir, hacia el
manejo de la respuesta emocional producida en una situación estresante para aliviar su
impacto físico o psicológico.

Es probable que esta forma de afrontamiento predomine cuando una persona concluye que
poco o nada se puede hacer acerca de la situación en sí. Algunas estrategias enfocadas en la
emoción desvían la atención de un problema; otras consciente o inconscientemente
reinterpretan la situación, por ejemplo, al rendirse ante ella o pretender que no existe. .

Las estrategias enfocadas en la emoción por lo general puntúan bajo en las jerarquías de los
estilo de afrontamiento; el negar un problema, por ejemplo, se ve como simplemente aplazar
algo que puede volverse más difícil de manejar. Sin embargo, el modelo de la valoración
cognitiva no ve cualquier estrategia como inherentemente buena o mala. La efectividad
depende del contexto.

Como observó Arthur Ashe, la negación puede ser dañina si evita que una persona con dolor
en el pecho vea a un médico; pero “una negación buena se refiere a rehusarse a vivir con la
idea de la muerte”, o aceptar la idea de que la muerte es inminente puede permitir a una
persona con enfermedad terminal “caminar con calma por la vida” el tiempo que le resta Las
personas deben afrontar, si no hay otra forma posible, el manejo de sus emociones ante lo
inevitable.

En general, los ancianos utilizan más las estrategias de afrontamiento enfocadas en la


emoción que los jóvenes

Modelos normativos

Para los teóricos normativos, los adultos envejecen exitosamente cuando completan las tareas
psicológicas normales de cada periodo de la vida en una forma emocionalmente saludable.
Erikson concibió las tareas críticas de la adultez media y tardía como generatividad e
integración. Jung y Levinson hablaron de una necesidad de equilibrar los lados masculino y
femenino de la naturaleza propia y dejar de esforzarse por triunfar en el mundo, para
comenzar a explorar la vida interior. Tres modelos clásicos se enfocan de manera específica
en la adaptación al envejecimiento.

Modelos de equilibrio

De acuerdo con los modelos normativos, las personas se adaptan al envejecimiento a través de
una serie de cambios típicos de la personalidad. Pero el envejecimiento, particularmente en las
sociedades desarrolladas, ha perdido parte de su carácter normativo, en parte debido a los
avances en el área de la salud y la condición física y a amplias variaciones con respecto a la
jubilación: si las personas deciden retirarse y cuándo.
Conclusión

De esta manera, es necesario cambiar el estereotipo negativo de vejez caracterizado por


considerar al anciano como una persona que requiere ayuda, que por lo general se encuentra
enfermo, que es achacoso, que tiende a estar aislado. A partir del reconocimiento de que la
salud en la vejez es el reflejo de factores que intervienen en toda una vida, que van desde
factores incontrolables como la herencia genética, condiciones socioeconómicas como
oportunidades de educación y trabajo, y la participación personal en los hábitos de salud y el
estilo de vida. Por lo que es necesario crear programas que ayuden al anciano a tener una
mejor calidad de vida

Bibliografía

Libro: Desarrollo del adulto y vejes (Diane E Papalia)

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