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AD LITTERAM

Serie Ensayo, 1

Colección dirigida por:


Pedro A. Cruz Sánchez
Miguel A. Hernández-Navarro
ENIGMAS
Egipcio, barroco y neo-barroco en la sociedad y el arte

Mario Perniola

Traducción de Javier García Melenchón

CendeS C

2006
A d L it t e r a m
Serie Ensayo, 1

FUNDACIÓN CAJAMURCIA

NDICE
Región de Murcia
Consejería de Educación
y Cultura

ENIGMI
II momento egizio nolla societá e nell'arte
© Costa &NolaNi:
Mario Perniola
ENIGMAS
Egipcio, barroco y neo-barroco en la sociedad y el arte

© De esta edición: I. Enigmas de fin de milenio


Cendeac
C/ Madre Elisea Oliver Molina, s/n
Pabellón $
Secretos, pliegues, enigmas
30002 Murcia El secreto.............................................................................................. 15
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© Del texto:
El enigma más allá del secreto y del pliegue.................................... 22
Mario Perniola El enigma y lo banal.......................................................................... 24
© Fotografía de cubierta: El principio del enigma..................................................................... 27
Francisca Galindo: En sí, 2003 El pensamiento enigmático.............................................................. 29
© De la traducción:
Francisco Javier García Melenchón La acción enigmática.......................................................................... 31
Bibliografía......................................................................................... 34
ISBN: 84-609-9288-8
Depósito Legal: M U-192-2005 Vídeo-culturas como espejos
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edición, el editor se acoge al artículo 32 de la
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Bibliografía.......................................................................................... 52
reproducción y citas de obras de artistas plásti­
cos representados por VEGAP, SGAE u otra
entidad de gestión, tanto en España como
cualquier otro país del mundo.
Hacia una civilización de la cosa «, Belleza estratégica e ingenio enigmático en Baltasar Gracián
Una filosofía del presente.................................................................. 53 Lo bello como agudeza..................................................................... 133
La experiencia del hacerse cosa......................................................... 58 El tránsito ingenioso...........................................................................137
El hacerse cosa neo-apático............................................................... 61 El arte de la sutileza.......................................................................... 142
El hacerse cosa neo-pagano............................................................... 66 La acogida del concepto.................................................................... 144
Bibliografía.......................................................................................... 73 Bibliografía.........................................................................................147
Virtualidad y perfección *
Actualidad y homologación............................................................... 75 III. Italia enigmática
Más allá de la sociedad de los mass-media....................................... 77
Lo virtual............................................................................................. 79 Enigmas y ebriedades de la pintura italiana del siglo XX
La perfección....................................................................................... 83 El hombre como cosa..........................................................................151
El enigma de la escritura y de la lectura.......................................... 85 El enigma de la pintura metafísica.................................................. 155
Bibliografía.......................................................................................... 87 La ebriedad de la pintura abstracta................................................. 160
Bibliografía...........................................................................................165
Arte, tiempo y espacio
Arte y “espíritu del tiempo”............................................................... 89 Enigmas del sentir italiano
El efecto egipcio: el cumplimiento deltiempo................................ 92 El enigma de Polichinela.................................................................. 167
Arte y museo....................................................................................... 97 El cinismo italiano: un espectáculo sin sociedad.......................... 169
El efecto barroco: el enigma de la colección..................................... 101 El antipolichinela: el sentido histórico en Antonio Sarno............. 172
Bibliografía...........................................................................................107 El anticinismo: la persuasión en CarioMichelstaedter................... 175
Bibliografía...........................................................................................180
II. Enigmas barrocos y neo-barrocos
Barroco, expresionismo e inexpresionismo
Barroco y expresionismo.................................................................. 1 1 1
Técnica y posesión............................................................................. 117
El neo-barroco social........................................................................... 121
Neo-barroco e inexpresionismo....................................................... 125
El neo-barroco filosófico.................................................................. 126
Bibliografía......................................................................................... 131

ÍNDICE
9
Son los egipcios el pueblo auténtico del arte.
— G. W. Hegel, Estética, II, 1, 1, C.
El espíritu de los egipcios era un enigma para ellos mismos.
G. W. Hegel, Lecciones sobre la filosofía de la historia, I, V. 1.
PRIMERA PARTE
ENIGMAS DE FIN DE MILENIO
ECRETOS, PLIEGUES, ENIGMAS

El secreto
Después de más de veinte años de un casi ininterrumpido silencio
teórico, el pensador más secreto de nuestra época, el francés Guy
Debord, publicó en 1988 un complemento a su famoso volumen La
sociedad del espectáculo, cuya primera edición vio la luz en 1967. El
nuevo libro, titulado Comentarios sobre la sociedad del espectáculo, se
caracteriza por la importancia que asigna a la noción de secreto. Según
Debord, en el transcurso de los veinte años que separan los dos libros,
ha nacido y se ha desarrollado un tercer tipo de sociedad del espec­
táculo, que se añade a las dos precedentes: la primera, caracterizada
por lo espectacular concentrado, encontró su plena manifestación en
la Rusia estalinista y en la Alemania nazi; la segunda, caracterizada por
lo espectacular difuso, se expresó ampliamente en los Estados Unidos
después de la segunda guerra mundial; la tercera, finalmente, caracteri­
zada por lo espectacular integrado, pertenece al pasado más cercano y
se ha realizado en Francia y en Italia. Justamente en esta última forma
de espectáculo es donde el secreto representa un papel esencial: éste se
ha convertido no sólo en el complemento decisivo de lo que se mues­
tra, sino incluso en la operación táctica más importante. De hecho, en
un mundo post-histórico, neo-oscurantista y críptico-criminal, como
es éste en el que vivimos, la principal arma es la del chantaje. La frase tra su dignidad, se pone en compromiso su primacía, no se sale del
“saber es poder”, bajo cuya insignia ha nacido y se ha desarrollado la marco cultural del neo-oscurantismo y de la neo-barbarie delineado
modernidad, asume hoy una acepción irrisoria: la importancia del por Debord.
secreto en la vida contemporánea está estrechamente ligada al
imponerse y al difundirse en todos los ámbitos de la sociedad del
modelo mañoso. El pliegue
¿De qué manera esta concepción, que contiene elementos de
indudable agudeza, se revela en una consideración más profunda no En un mundo no lleno de secretos, sino de pliegues nos introduce
del todo satisfactoria? Como también ocurría en La sociedad del espec­ el libro de Gilíes Deleuze El pliegue, que lleva como subtítulo Leibniz
táculo, resulta inadecuado, a mi entender, el presupuesto dualístico, y el barroco. Aquí la actividad del pensamiento está pensada no como
maniqueo, en definitiva no dialéctico, sobre el que ésta se fundamen­ la revelación de un secreto, ni como una iluminación, ni como una
ta: tal presupuesto no es tanto de naturaleza política, como de natu­ clarificación, una Erklarung, sino como una explicación. Ahora bien,
raleza esencialmente filosófica. En 1967 Debord creía en la existencia es interesante observar que la palabra explicación para indicar la activi­
de dos partidos que se enfrentaban y se combatían entre sí; el partido dad del conocer existe sólo en las lenguas romances (en italiano, en
de la burguesía y el del proletariado. Veinte años después, él piensa que francés, en español...). La diferencia entre la clarificación (.Erklarung)
el partido del proletariado ha sido vencido y que el primer partido no y la explicación {explicado) fue expuesta lúcidamente por Kant en la
hace otra cosa que vigilarse a sí mismo y tramar contra sí mismo. Pero Critica de la razón pura: aquí Kant privilegia la primera sobre la segun­
esta importante modificación no altera la idea fundamental según la da. Mientras la primera —dice Kant —consiste en el exponer originaria­
cual la labor de la razón es, a fin de cuentas, fácil y puede ser desarrolla­ mente el concepto explícito de una cosa dentro de sus límites, la
da de una vez por todas. En 1967 todo estaba claro, abierto, desplega­ segunda tiene un ámbito de aplicación meramente empírico. En la
do, mientras que veinte años después todo es oscuro, escondido, secre­ explicación, según Kant, el concepto no está dentro de límites seguros
to: entonces la sociedad era transparente, hoy está envuelta en un y por tanto no puede ser definido. Si pienso en el oro, por ejemplo, no
manto que hace impenetrable la comprensión. Si este manto fuera puedo estar nunca seguro de pensar también en todas sus característi­
retirado, la verdad volvería a resplandecer por sí sola, sin que ello con­ cas. Kant pone el ejemplo del robín: alguien puede pensar en la noción
llevara un gran esfuerzo para la razón. de oro el hecho de que no se enrobina y otro en cambio no conoce en
Lo que encuentro insatisfactorio y en el fondo ingenuo en las tesis absoluto esta propiedad.
de Debord, y por extensión en la noción misma de secreto, es justa­ Sin embargo, lo que parece a Kant un defecto de la explicatio puede
mente esta concepción de la verdad como algo que a veces aparece y a
Enigmas. Egipcio , barroco y neo - barroco...

revelarse desde otro punto de vista, una virtud. Si la actividad del pen­
veces desaparece independientemente de la acción del pensamiento. El sar no está nunca dentro de límites seguros, sino que tiende siempre a
concepto de secreto reenvía a la existencia de una verdad simple: el superarlos, es porque ésta implica la experiencia de un desarrollo.
camino para llegar a ella puede ser largo, complicado y tortuoso, pero Explicatio y explicare significan desarrollo y desarrollar. De ello deriva —
éste se anula en el momento en el que aparece la verdad. En la noción que el conocimiento no es simplemente la revelación de un secreto, ni

Secretos, pliegues, enigmas


de secreto encuentro inaceptable la atribución de un papel secundario la iluminación de algo oscuro, ni, al final, la exposición de un con­
y, en definitiva, insustancial a la actividad del pensar. Cada vez que ésta cepto dado a priori, sino el extender, el desenvolver, el expresar algo
se presenta bajo el modelo de una investigación policial, se atenta con­ que está envuelto, recogido.

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El horizonte conceptual abierto por el pliegue y por la explicación Los campos semántico-conceptuales abiertos por Deleuze son cua­
permite salir del callejón sin salida en el que la problemática del espec­ tro. Éstos derivan de cuatro verbos latinos: volo, plecto, flecto y clino. El
táculo y del secreto ha situado a toda una generación de militantes. El primero, en el que se fundan las nociones de desarrollo y de
escollo contra el que ha naufragado la barca de la militancia anti­ envolvimiento, es volo, voltear, girar alrededor (en griego, eilúo). Éste
espectacular es sobre todo el problema de la novedad histórica. Víctima nos introduce en el mundo no del secreto, sino de la voluta, término
de una concepción angosta y maniquea de la realidad, el triunfalismo que en latín indica no sólo el adorno del capitel, sino también la espi­
utópico de los años Sesenta y Setenta se ha convertido en negación de ral de la concha. Como ocurre también con las palabras vulva y volu­
la historia: la falta de realización de lo que se esperaba y se anhelaba los men, la idea de protección y de defensa es igualmente importante
ha hecho ciegos ante los pliegues, las complejidades, las sinuosidades como la de enroscamiento y desenroscamiento. Esto es aún más evi­
de la realidad efectiva. De este modo se ha preferido pensar que la his­ dente en el griego eíluma, que quiere decir cobertura. En lugar de ir en
toria era infinita, antes que reconocer la insuficiencia de los propios busca de una transparencia absoluta, es necesario preguntarse acerca de
instrumentos conceptuales para comprender lo que sucedía. La atribu­ los aspectos positivos implícitos en el recorrer los caminos laberínticos
ción de un papel fundamental al secreto es parte integrante de esta de la experiencia y del pensamiento. En el movimiento en espiral el ,
dimisión del pensamiento filosófico. proceder no es rectilíneo, y aún así existe.
La atención teórica con respecto a las nociones de pliegue y de El segundo campo semántico-conceptual es el de plecto, del que, a
explicación nace justamente de la necesidad de volver a pensar la emer­ propósito, proviene plica. Aquí la idea fundamental es la de tejer (del
gencia histórica: ¿cómo es posible hoy pensar el novun?. ¿Qué quiere griego pléco, entretejer) y, por lo tanto, también la de tejido. El con­
decir desarrollo? cepto de pliegue nos introduce en una idea de la verdad como algo
En primer lugar, en la noción de desarrollo parece implícita una cier­ esencialmente vestido. Filosofar es como pelar una cebolla: bajo cada
ta afinidad de forma, de estructura o de sustancia entre el punto de par­ capa hay otra capa y así sucesivamente. Bajo el vestido está la piel, pero
tida y el punto de llegada; esta afinidad excluye la concepción dualista, la piel es también un tejido. Desde este punto de vista el pensamiento
maniquea de la realidad. Afirmar que la sociedad se ha convertido en del pliegue se mueve en una dirección opuesta respecto a una obra
esencialmente secreta significa reconocer que el pensamiento se ha con­ que, junto a las de Debord y las de Deleuze, parece señalar en el clima
vertido en esencialmente turbio. La explicación pertenece al mismo filosófico actual el declinar del nihilismo, la Crítica de la razón cínica
mundo al que pertenece el pliegue. El pensador es tal justo en la medida de Peter Sloterdijk. Para este autor, de hecho, el remedio para el cinis­
en la que es capaz de permanecer en contacto directo con la realidad mo moderno hay que buscarlo en el cinismo antiguo, en una vuelta a
histórico-social. En segundo lugar, la explicación aporra algo nuevo, la naturaleza o incluso a la desnudez de la existencia animal. Pero el
Enigmas. Egipcio , barroco y neo -barroco...

diferente con respecto al pliegue. Lo importante no es que sea mejor o pensamiento del pliegue es un pensamiento de la vestidura, del
peor: nociones como progreso o regresión, ventaja o desventaja, mejora amplexus y de la complexio, del abrazar y entretejer conjuntamente
o empeoramiento, son relativas y susceptibles de cambiarse rápidamente cosas distintas.
la una por la otra. Lo importante es que a una concepción estática como El tercer campo semántico-conceptual es el de flecto, plegar,
la que rige la noción de secreto sucede una concepción dinámica en la doblar, curvar. La inflexión es para Deleuze el proceso gracias al cual

Secretos, pliegues, enigmas


que todo el universo está continuamente animado por micromovimien- la fluctuación de la norma reemplaza la permanencia de la ley: en
tos incesantes, por cambios de posición inapreciables, a través de los lugar de las claras separaciones se impone un continuum que a través
cuales se cumple una efectiva, continua y casi imperceptible mutación. de transiciones insensibles opera un cambio sin sobresaltos, ni brus-

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cas variaciones. La inflexión es una modulación, un plasmar, un que todas las cosas están plegadas para ocupar el menor sitio posible; tal
modelar de forma continua y perpetuamente variable. En el polo es el mundo contemporáneo, en el que todo está dado en el presente,
opuesto de la inflexión está la rigidez, el endurecimiento, la esclero­ todo está disponible aquí y ahora, y no falta nada. Deleuze desarrolla la
sis, la inflexibilidad. justa intuición de Debord que en La sodedad del espectáculo había sub­
El cuarto campo semántico-conceptual es el de clino (igual al griego rayado el carácter anticipatorio de la experiencia barroca respecto a la
diño): éste reenvía a la noción de transversalidad, pero también a la edad contemporánea, dándole una valoración positiva. Veinte años
relación que se establece entre dos planos, entre el alto y el bajo. después, en el mundo de secreto que él traza no queda ya, sin embargo,
Klímax en griego quiere decir escalera: ésta es la gradado latina, que sitio para la herencia barroca. El hilo conductor del barroco es retomado
tiene el sentido retórico de ensalzar progresivamente el estilo, repitien­ por Deleuze, el cual nos introduce en un pensamiento del pleroma y de
do la palabra precedente y corrigiéndola con otra más fuerte. Indinado la plenitud. Sobre este punto, entre el pensamiento del secreto y el pen­
es la derivación, la formación de palabras. Clinamen es la palabra con samiento del pliegue hay una neta contraposición: el primero considera
la que Lucrecio describe en el marco de la filosofía epicúrea el encuen­ a la sociedad del espectáculo integrado la peor de todas las sociedades que
tro entre los átomos que da lugar a la formación del mundo. Es impor­ hayan existido, el segundo piensa que la peor realidad es siempre mejor
tante observar que esta declinación, con respecto al movimiento verti­ que la mejor utopía, justamente porque al menos es una realidad. Si el
cal, es la mínima posible: el movimiento del dinaresucede a través de mundo existe -escribe Deleuze exponiendo a Leibniz—no es porque es el
desviaciones que son infinitamente pequeñas. La efectividad es inver­ mejor, es más bien al contrario, es el mejor porque es, porque es el que
samente proporcional a la amplitud del alejamiento de la verticalidad hay. El pensamiento del pliegue es, por así decir, post-nihilista: éste hace
de la caída. suya la mentalidad histórica, según la cual algo, sea como sea, es siempre
Estos cuatro campos semántico-conceptuales concuerdan entre sí mejor que nada. Esto, sin embargo, no debe ser entendido como una jus­
en el delinear una concepción del mundo en la que el aspecto de la tificación de la renuncia y de la resignación, sino más bien al contrario,
continuidad prevalece sobre el de la fractura. Esta continuidad es, a como la premisa de un pensamiento que quiere permanecer, cueste lo
pesar de todo, concebida en modo dinámico, como un pasaje, un trán­ que cueste, en contacto con la realidad.
sito desde una determinación a otra del ser. Para Deleuze, Leibniz ha Tanto Debord como Deleuze asignan a la dimensión del presente
sido el gran pensador del pliegue, el que ha dado la máxima relevancia un papel fundamental con respecto al pasado y al futuro, pero también
a la fluidez de la materia, a la elasticidad de los cuerpos, a los recesos y sobre este punto la valoración es opuesta. Para Debord la sociedad del
a las latebras del alma. Bajo este aspecto Leibniz no es el fundador de espectáculo integrado nos introduce en un presente perpetuo que
la metafísica wolffiana, ni el precursor del idealismo alemán, sino el acaba con la experiencia de la historia, porque inflacionando la impor­
tancia de la novedad, destruye todo criterio de medida. Para Deleuze
Enigmas. E gipcio , barroco y neo - barroco...

pensador barroco por excelencia, en el que se despliega la inmensa


sutileza de las cosas y la luz se rompe en una infinita riqueza de colores. la primacía del presente es, en cambio, una característica de la men­
Mientras el pensamiento del secreto enfatiza al máximo los aspectos talidad barroca, la cual está conectada a un modo de sentir a la vez
negativos de la realidad y describe un mundo en el que triunfa la nada, el antinostálgico y antiutópico; en esta tonalidad afectiva, ésta se encuen­
pensamiento del pliegue nos propone la imagen de un mundo no vacío, tra paradójicamente por un lado con la experiencia poética y artística

Secretos, pliegues, enigmas


sino lleno; es más, llenísimo, abigarrado, colmado en exceso, en el que del último siglo, por otro con la experiencia del Mayo francés: la razón
hay un máximo de materia por un mínimo de extensión. La metáfora del filosófica se salda así con la razón poética y la razón social en un pre­
pliegue significa justamente esta plenitud: tal es el mundo barroco, en el sente cargado de pasado y preñado de futuro.

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El pensamiento del pliegue es tan extraño a la hermenéutica como dominio de su gestión a través de procesos de comunicación a un
lo es al utopismo. La explicación es esencialmente diferente de la inter­ pequeño número de confidentes y de señalación a la gran mayoría de
pretación, porque es evento, es un novum prefigurado por el pliegue, los excluidos. A partir del momento en el que el secreto se le escapa de
pero irreducible a éste. En la filosofía de Leibniz no hay ningún las manos al que lo detenta, porque la realidad se le presenta bajo una
dualismo entre objeto interpretante y objeto interpretado: el alma es dimensión más compleja, articulada, elaborada y contradictoria de lo
expresión del mundo, porque el mundo está contenido en el alma. La que imaginaba, se pasa a otro horizonte que es del enigma. Por ejem­
cerrazón de la mónada, el hecho de que ésta no tenga ni puertas ni plo, en el marco de la sociedad del espectáculo integrado, delineada por
ventanas, no significa en absoluto que la mónada sea extraña en Debord, es lo que ocurre cuando los gobernantes se encuentran en el
relación con el mundo, porque el mundo está ya en la mónada. Los punto en el que confluyen innumerables tramas que en su mayor parte
muchos universos implícitos en las mónadas no son más que un solo se les escapan: una sociedad en la que nadie sabe ya qué es lo que real­
universo considerado desde los distintos puntos de vista de cada mente sucede, en la que resulta imposible calcular exactamente el pre­
mónada. De esta forma, Leibniz confiere un significado nuevo, esen­ cio de la producción de quien sea, en la que la incertidumbre está orga­
cialmente mundano, a la experiencia del recogimiento que tiene sus nizada en todos los ámbitos, ¿puede ser definida todavía como una
precedentes en la mística renana (Meister Eckhart y Johannes Tauler) sociedad del secreto? Esa es en realidad una sociedad del enigma.
y en la espiritualidad española del siglo XVI (el recogimiento). En esta También el profundizar en la noción de pliegue nos conduce a lo
transposición mundana de una experiencia espiritual, Leibniz es que Adorno define como el aspecto egipcio de toda obra de arte, o sea
auténticamente barroco. Pero tal mundanización es justamente lo con­ el enigma. Tal profundización pasa por la pregunta: ¿qué relación
trario de la frivolidad y de lo efímero. Esa tiene en muy alta estima lo existe entre el pliegue y la explicación? El problema está expuesto en la
que cela, lo que envuelve, lo que resiste y permanece. Teoría estética, en la que la esencia de la obra de arte es vista justamente
a través del enigma. ¿El concepto filosófico —se pregunta Adorno- es
la verdad que se despliega de la obra de arte? ¿La relación entre arte y
El enigma más allá del secreto y del pliegue filosofía sería entonces comparable a la que existe entre el pliegue y la
explicación? ¿Pero, puede la filosofía limitarse a ser la explicación del
La noción de enigma constituye el punto de llegada al que conduce contenido de verdad implícito en la obra de arte? En la pretensión de
la profundización en la problemática del secreto y del pliegue. ¿En qué los sistemas del idealismo alemán de tomar la forma del arte como
se diferencia el enigma del secreto? Como escribe Charles Malamud, el modelo de la filosofía está implícita la intuición de la afinidad sustan­
secreto nace de la voluntad no de proteger el misterio, sino de crear cial entre arte y filosofía. Pero esta afinidad sustancial no debe hacer­
Enigmas. Egipcio , barroco y neo -barroco. .

uno; el enigma obtiene su fuerza de la tensión interrogativa que susci­ nos olvidar que tanto el arte como la filosofía miran hacia lo real, que
ta. A diferencia del secreto, que se disuelve en su comunicación, el enig­ existe un contenido colectivo del arte, que la experiencia del arte
ma tiene la capacidad de explicarse simultáneamente en múltiples regis­ puede convertirse en filosofía.
tros de sentido todos igualmente válidos y abre un espacio intermedio El carácter enigmático del arte y de la filosofía se basa por tanto no
suspendido que no está destinado a ser colmado. En el fondo, el secre­ en la lejanía de ambos del mundo real, sino justamente en lo contrario,

Secretos, pliegues, enigmas


to se basa en una concepción simplista de la realidad y en la intención en el hecho de que la esencia de la realidad es enigmática.
subjetiva de velar, de enmascarar, de ocultar la evidencia: esto implica De esta forma, el arte y la filosofía pueden salir del estado de
la existencia de alguien que detente y sepa mantener un completo minoría en el que las diversas formas del pensamiento negativo (pen-
samiento de la crisis, pensamiento débil...) las han confinado y reivin­ Nosotros estamos acostumbrados a considerar la ideología política
dicar la posibilidad de una adecuación de ambas al mundo actual. Se y la frivolidad como los dos vehículos principales de la banalización de
pasa definitivamente de la problemática del pliegue a la del enigma a la sociedad: de hecho ambas se corresponden con los dos primeros
partir del momento en el que se renuncia a privilegiar al pliegue sobre tipos de espectacularidad social que distingue Debord, respectiva­
la explicación o viceversa a la explicación sobre el pliegue. Se va desde mente lo espectacular concentrado de los regímenes totalitarios y lo
el pliegue a la explicación y se vuelve desde la explicación al pliegue a espectacular difuso de las democracias occidentales. En el transcurso
través de un tránsito, a través de un proceso que va de lo mismo a lo del último decenio se ha manifestado sin embargo a escala mundial un
mismo. El enigma está justamente en el hecho de que, en este fenómeno social a primera vista inclasificable según las categoría
movimiento, el punto de partida y el punto de llegada son al mismo propuestas por Debord, que tiene justamente en la crítica radical a
tiempo los mismos y radicalmente diferentes: profundizando en el exa­ la ideología política y al la frivolidad de la sociedad del loisir la propia
men de la diversidad que encuentra la unicidad, y viceversa, profun­ arma principal: me refiero al fundamentalismo religioso que ejercita su
dizando en el examen de la uniformidad, se encuentra el cambio. El influencia cada vez más grande en las sociedades de lo espectacular
carácter enigmático del despliegue y del repliegue encuentra una expli­ concentrado, de lo espectacular difuso y de lo espectacular integrado.
cación en lo que Adorno, en referencia a la obra musical de Alban El hecho de que sea un movimiento religioso y no un movimiento
Berg, dice sobre el arte del pasaje mínimo: en ésta todo procede de filosófico el que sea actualmente el portador por excelencia de la críti­
manera continua a través del imperceptible transcurrir de un elemen­ ca a la ideología, a la frivolidad y a la delincuencia organizada consti­
to a otro, sin cesuras, según un arte de la mediación cromática que va tuye una sorpresa que hay que afrontar necesariamente. El enigma del
desde el sonido más simple a la más completa elocuencia formal y exu­ arte y de la filosofía se encuentra así ante una corriente muy popular,
berante riqueza fónica, y que pasa de éstas al fragmento infinitamente el misterio de las religiones monoteístas, que no necesita explicaciones
pequeño y al máximo recogimiento del silencio. ni complicaciones, es más, prescinde completamente de la problemáti­
ca del pliegue. ¿El misterio del fundamentalismo religioso pude ser
definido como un secreto sin solución? Bien es verdad que si el hori­
El enigma y lo banal zonte del secreto reducía la labor de la razón a una investigación poli­
cial, el del misterio anula completamente la actividad del pensamien­
Si la naturaleza del enigma es el tránsito, el pasaje insensible hacia to. En esta negación de la filosofía, el fundamentalismo religioso
algo diferente, su opuesto es lo banal, la permanencia de la identidad encuentra como sus potenciales aliados las distintas formas de nihilismo,
en sí misma, la afirmación de categoría tautológica a través de la cual de anti-intelectualismo, de pensamiento negativo y débil, que desde
E nigmas. Egipcio , barroco y neo -barroco...

una cosa se da ni más ni menos que por sí misma. Es evidente que la hace tiempo minan desde el interior el trabajo de la razón y comple­
sociedad del espectáculo integrado es el lugar por excelencia de la tan el panorama de neo-oscurantismo militante que parece caracteri­
banalidad por los procesos de reducción, de homologación, de zar nuestra edad.
nivelación que ésta implica: el instrumento principal del que ésta se Pero el fundamentalismo, ¿es verdaderamente portador de una
vale consiste en la deshistorización, en el sustraer las cosas del flujo del vuelta a la seriedad de la experiencia? Hace falta, antes que nada, tener

Secretos, pliegues, enigmas


devenir y del cambio incesante y en la inmovilización en una especie presente que éste es algo muy distinto del tradicionalismo: es más, su
de asombrosa idiotez que convierte en superficial toda interrogación. característica consiste justamente en la pretensión de hacer referencia,
También el enigma puede ser banalizado: esto ocurre cuando en él se más allá de la tradición e incluso en contra de ésta, a los principios
ve sólo una adivinanza.

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fundamentales objetivos e incontestables que se muestran en la letra de encarnación, representaría un aspecto anti-fundamentalista de gran
los textos sagrados. Se oscurecen así y aparecen bajo sospecha tanto la importancia. Esto se justifica en la medida en que se considera la cruz
reflexión teológica que, explicándose en una multitud de tendencias y como el punto de encuentro de distintas tradiciones (la judía, la grie­
de direcciones, contiene una riqueza cultural e intelectual irreducible ga y la romana). Sin embargo, me parece mucho menos plausible
a la mera literariedad, como el proceso histórico mismo que por su cuando se pretende oponer de manera absoluta el cristianismo al
dimensión esencial de evento implica necesariamente la presencia de paganismo. Si el universalismo occidental quiere mantenerse tal, éste
factores de novedad también cuando no contiene aparentes saltos ni debe ponerse bajo el signo del enigma, es decir de la filosofía y del arte.
roturas. Por esto el fundamentalismo rechaza tanto la explicación
como la transmisión, tanto el desplegarse del pliegue como el enigma
del tránsito, y se hace portavoz de una literariedad fija e inamovible, El principio del enigma
hostil a la problemática de la meditación filosófica y de la tradición
histórica. Su costumbre de atenerse a la identidad del fundamento, de Sería, sin embargo, erróneo considerar el enigma solamente como
la letra, de la ley, su imposición para considerar el texto como lo que una consecuencia de la mezcla de culturas distintas: éste tiene su ini­
es, ni más ni menos, conlleva la abolición de todos los interrogantes cio en la Grecia arcaica, a la que hay que remontarse para entender su
con los que está entretejida la vida espiritual, el surgimiento de un significado profundo. En éste no encontramos nada de negativo: el
fanatismo ciego y de un militantismo agresivo que idolatra la efectivi­ enigma no es una dificultad, un obstáculo, un límite a la búsqueda de
dad desnuda. El fundamentalismo se revela, por lo tanto, como la la verdad, sino lo contrario, el carácter esencial de lo divino, de la
banalización de la religión, la reducción de la espiritualidad y de lo poesía y de la historia. Palabras y cuentos enigmáticos son antes que
sagrado a la literariedad estática e inmóvil de la banalidad espectaular: nada palabras y cuentos ricos de sentido, cargados de significado,
su protesta contra la banalidad de la ideología y de la diversión no está fecundos de enseñanzas preciosas. Ainos quiere decir aprobación, elo­
dirigida contra lo banal en sí mismo, sino contra la competencia. Ésta gio y el verbo ainéo equivale a afirmar, aprobar, alabar. Hablar por
es la variante religiosa de lo banal integrado. Aun así, no hay que con­ enigmas significa decir palabras importantes, dignas de la máxima
fundir literariedad con escritura, ni recitación con lectura: la escritu­ atención y tales que pueden ser penetradas sólo después de una larga
ra y la lectura son por excelencia manifestaciones del enigma y de la experiencia y una profunda meditación.
diferencia; la literariedad y la recitación devocional pertenecen al La literatura antigua considera el enigma como el objeto de una
ámbito de lo banal. competición entre aedos, entre adivinos, entre poetas. A menudo el
Justamente por la dimensión planetaria del fenómeno espectacular, resultado de estas competiciones es fatal: Calcante en el retorno de
está claro que la banalidad fundamentalista es un peligro que afecta a
Enigmas. Egipcio , barroco y neo - barroco...

Troya se encontró con un adivino más capaz que él, Mopso, que le
todas las religiones y a todas las iglesias en todas partes del mundo: ésta propuso un enigma; al no saber resolverlo, Calcante moriría de dolor.
constituye una gran amenaza para el mantenimiento de aquella heren­ El mismo fin tendría Homero. Sin embargo, en estas narraciones el
cia entre racionalidad y sociedad sobre la que está edificada la sociedad enigma queda reducido a una adivinanza: existe una desproporción
moderna. Según Joseph Moingt, el cristianismo contiene elementos de muy grande entre el contenido del enigma y el resultado de la con­

Secretos, pliegues, enigmas


resistencia con relación a este peligro: por ejemplo, el hecho de que frontación. Parece que en estas narraciones está ya presente ese proce­
nosotros ignoremos las palabras literales de Jesucristo, las ipsissima so de banalización que manifestará su máximo exponente en las Vidas
verba de su predicación, que conocemos sólo a través de la narración de losfilósofos de Diógenes Laercio.
de los evangelistas, unido al carácter eminentemente histórico de la
Para entender el principio del enigma, hace falta remontarse a la indica una enigmática serenidad, una calma insondable, en la que el
mitología. El dios por excelencia del enigma es Apolo, el Febo (el puro), fervor, el transporte del alma, se encuentran con el silencio, la paz, la
el Losías (el oblicuo), el señor del arco, de la lira y del oráculo. quietud, el abandono. Lo bello es para Winckelmann enigmático e
Esencialmente enigmática es su naturaleza, porque él es el punto de indeterminable.
encuentro, más aún, de coincidencia entre la razón y el delirio, entre la Apolo nos conduce hacia un ardor meditativo lleno de maiestas
sabiduría, el equilibrio, el autocontrol, por un lado, y lo irracional, la gravis et requies decora.
posesión, el trance, por otro. En ciertos aspectos Apolo es el dios del
dominio de uno mismo: sus máximas son “conócete a ti mismo”, “nada
en demasía”, “arrepiéntete si has pecado”; él es, como dice Píndaro, el El pensamiento enigmático
que lo sabe todo; es salvador, en tanto que dios de la medicina; es infali­
ble, en tanto que acierta siempre en el blanco, y consigue realizar todo Con Heráclito la experiencia del enigma conquista una dimensión
lo que emprende; es protector de la buena legislación y de las institu­ plenamente filosófica. La inspiración apolínea de su pensamiento lo
ciones. En otros aspectos, en cambio, Apolo es el que suscita en sus lleva a superar la oposición entre secreto y revelación y a abrir el hori­
adeptos - por ejemplo en su sacerdotisa, la pitia, que profetiza en el san­ zonte de un lenguaje que no dice, ni esconde, sino que indica. Este
tuario de Delfos - un tremendo delirio: como dice Píndaro, el enigma lenguaje que es esencialmente serio y sin adornos atraviesa milenios y
resuena en las mandíbulas feroces de la virgen. A diferencia del misti­ es el trámite de un enigma, que no es un secreto creado por la sibila o
cismo que implica una relación de unión e incluso de conmovida intim­ por el filósofo, sino que proviene de y es parte de la realidad de las
idad entre la divinidad y el adepto, la posesión apolínea tiene un carác­ cosas. Las tres posesiones de Apolo, el arco, la lira y el oráculo, son
ter aterrador, es experiencia por excelencia de la lejanía, de la diferencia, objeto de una transposición filosófica que ve en ellas los ejemplos por
de la radical extrañeza de lo divino con respecto a lo humano. excelencia del oxímoron apolíneo. En las dos primeras, de hecho, la
El principio del enigma es la coincidencia de racional y de irra­ divergencia de los extremos es corregida por la convergencia de las
cional. La naturaleza de Apolo se puede definir sólo a través de un oxí­ cuerdas, de tal manera que las fuerzas opuestas no se suceden
moron: ésta es terrible serenidad, posesión no partícipe, moderación cronológicamente una después de otra, sino que están presentes
delirante, sobria ebrietas. simultáneamente en el mismo objeto. En cuanto a la tercera, ésta se
Hacia esta conclusión tiende la reflexión moderna sobre lo apolí­ convierte en el modelo del discurso filosófico mismo por su concisión,
neo, que desde hace más de doscientos años se pregunta a cerca de la pero más aún y más esencialmente por la pretensión de imponerse
naturaleza de tal principio. Esta intuición está ya, si se mira bien, pre­ como guía de la vida privada y pública.
sente en Winckelmann, el primero que ha unido estrechamente la La enorme importancia de Heráclito reside en el haber afirmado
dimensión apolínea con la experiencia del arte. Su concepción de lo con la máxima decisión el carácter unitariamente enigmático de la
bello como edle Einfalt und stille Grosse, noble simplicidad y serena realidad: la experiencia de los opuestos no lo lleva a una visión dualís-
grandeza, excede en gran medida los límites del racionalismo neoclási­ tica del mundo; es en el interior de la cosa misma donde los opuestos
co y puede ser interpretada como una transposición al ámbito del arte combaten y coexisten, más exactamente, es la misma cosa que con­

Secretos, pliegues, enigmas


del modo de percibir de la Schwármerei, de la exaltación, del entusias­ juntamente es y no es. Al alba de la historia de la filosofía occidental,
mo, del pietismo y, remontándose atrás, del quietismo del XVII y de encontramos en Heráclito la más decidida y profunda negación de la
la devotio moderna. Still es un adjetivo pietista por excelencia, que identidad y la formulación más rigurosa de la naturaleza del tránsito,
que es conjuntamente un pasar de lo mismo a lo mismo y un per­ y la vida práctica en un único modo de estar despierto; justamente esta
manecer de lo que es en sí diferente, un transmutar que reposa y un inseparabilidad de aspectos racionales y de aspectos emocionales es
reposar que transmuta. El enigma no consiste en la mutación, en la profundamente apolínea: la idea heraclitiana de que todas las cosas
posibilidad de lo nuevo; la mutación es posible sólo a condición de están gobernadas por el fulgor introduce en la experiencia del enigma
que la cosa permanezca la misma y viceversa la cosa permanece la un dinamismo y una inmediatez precursora de sorpresas y de inespera­
misma sólo a condición de que mude: la mismedad es principio del dos acontecimientos, que hace pedazos toda actitud unilateralmente
tránsito y el tránsito de la mismedad. De esto se deriva que la dimen­ conocible en relación con lo que está escondido.
sión diacrónica no es esencial; el tiempo por excelencia del enigma es Junto a la dimensión teorética y moral, no menos importante es el
el presente. Se ha sido y se deviene lo que se es. Es en el horizonte sin­ aspecto político del pensamiento de Heráclito. El expone la posibili­
crónico de lo que se es, es en la respuesta del oráculo, es en el gesto del dad de un conflicto entre el lógos y la opinión de la mayoría, entre lo
señor que está en Delfos, es en la palabra del filósofo donde está ya que fundamenta la unión social y lo que los individuos empíricamente
implícita y envuelta toda la riqueza de las explicaciones, de los desarro­ convienen, entre sociedad racional y sociedad del consenso. El carác­
llos, de las flexiones y de las declinaciones pasadas y futuras. Aquí se ter enigmático de tal conflicto consiste en el hecho de que la voluntad
comprende bien la diversidad entre pliegue y enigma: porque el de uno solo puede ser a veces más democrática que el converger de la
pliegue contiene sólo explicaciones, desarrollos, flexiones y declina­ voluntad de diez mil individuos, que no estén dirigidos por la prospec­
ciones afines al pliegue y similares entre sí, mientras que el enigma es tiva del bien común: en estos diez mil, de hecho, no hay nada de esen­
coincidencia de contrarios, concatenación de opuestos, contacto de cialmente y racionalmente único y común. Heráclito es pues el
divergentes y también contrariedad de coincidentes, oposición de con­ primero que critica la sociedad de la connivencia: el pensamiento enig- —
catenados, divergencia de cosas que están en contacto entre sí. mático se transforma en pensamiento crítico, sin que por ello esté
Todos los dualismos que afligirán a la filosofía occidental están implícito en éste nada de negativo, de irreal o de meramente utópico.
resueltos en Heráclito. El lógos es conjuntamente lenguaje racional y
ley universal de la realidad a diferencia del noüs parmenideo que indi­
ca una función puramente espiritual independiente de los sentidos y La acción enigmática
del mundo externo; el enigma no está sólo en el hombre o sólo fuera
de él, sino que pensamiento y realidad están unidos por una perte­ El enigma mitológico es por tanto la posesión sin participación; el
nencia mutua esencial. Es en la experiencia del enigma donde los enigma filosófico es el paso desde lo mismo a lo mismo: ¿cómo se mani­
hombres encuentran la garantía de comunicación entre ellos, la certeza fiesta, en cambio, el enigma en el ámbito de la acción? ¿Con qué oxí­
moron se puede expresar una acción enigmática? El dicho de Augusto
Enigmas. Egipcio , barroco y neo -barroco...

de pertenecer a un único mundo común a todos: quien, en cambio,


está encerrado en la identidad, en la particularidad, en la fijeza del festina lente, date prisa lentamente, indica muy bien esa coincidencia
mundo propio, es comparado por Heráclito con un durmiente al que entre velocidad y lentitud, entre decisión y espera, entre tempestividad
le falta la relación con lo real. Una función igualmente unitaria como y dilación, que desde los tiempos antiguos ha aparecido como una
la realizada por el lógos es la que ejercita en el pensamiento de característica esencial de la acción eficaz. Sólo en la edad barroca sin

Secretos, pliegues, enigmas


Heráclito la noción de frónesis, que indica la actividad de pensar en su embargo el enigma práctico se ha convertido en objeto de una atención
inseparabilidad con la dimensión emocional y sensitiva de la experien­ del todo especial, que ve en éste el punto de llegada, el cumplimiento, la
cia. El pensamiento enigmático une la vida intelectual, la vida afectiva perfección de todas las otras manifestaciones enigmáticas. El español

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Baltasar Gracián es el autor que ha tratado esta problemática con mayor mundo barroco de la acción enigmática, el verbo querer se conjuga
sutileza. Toda su obra nace de una inspiración apolínea: su concepción sólo en pasado: nadie está en situación de decir lo que quiere, sino sólo
de la belleza es de tipo estratégico, aguda y punzante como las flechas del lo que ha querido. La suspensión no es por tanto un artificio táctico
arco divino; su poética se rige por la tensión de fuerzas opuestas, como para cubrir de misterio el comportamiento y generar veneración
las cuerdas de la lira; finalmente el oráculo, además de dar título a su mediante lo que tiene de arcano el hacer propio, sino que pertenece
libro más conocido, constituye el modelo de la transmisión misma del intrínsecamente a quien actúa, a su realidad espiritual más repuesta. La
conocimiento y de la experiencia. suspensión, es decir, el estar con el ánimo lleno de temerosa atención,
Para Gracián el saber debe ser práctico: el enigma despliega toda su preparado para recoger a la más mínima y pequeña emergencia el
potencia en la acción; el arte de vivir en el laberinto del mundo es la anuncio de lo que vencerá y se realizará en el mundo, se revela por eso
coronación de la especulación filosófica. La posesión sin participación como la actitud más adecuada al hombre de acción.
se convierte en el plexo inextricable de fuerzas racionales e irracionales La enseñanza de Gracián es que quien quiere actuar victoriosa­
que es necesario para vencer; el cambiante reposar se muda en la mente debe saber esperar las circunstancias favorables a la propia
búsqueda de arcanas correspondencias entre las cosas lejanas en función acción. La clave de la acción enigmática se convierte así en la detención,
de la necesidad de impresionar y de sojuzgar los ánimos con el estupor la dilación, la reserva, el diferir: de esto se deriva que el verdadero
y la maravilla. hombre de acción actúa raramente, mientras que, viceversa, quien
La esencia del enigma práctico consiste en el hecho de que cada quiere forzar los acontecimientos es a menudo arrastrado por la prisa,
acontecimiento está hecho más de espera que de acción, más de por la facilidad, por la premura, por la desconsideración, por el des­
preparación que de actualidad, más de vigilancia que de proyectividad. barajuste, por la angustia, por la imprudencia... También en el mejor
Para Gracián hay que silenciar las propias intenciones, en primer lugar de los casos, es decir, en la eventualidad de que la fortuna sea favorable
porque el hecho de manifestarlas hace más difícil y casi imposible su al precipitado, el enigma se toma la revancha: lo que rápidamente se
realización: es fácil alcanzar al pájaro que vuela de manera uniforme; en cumple, de modo igualmente rápido se deshace. La dentención tiene en
segundo lugar, porque el daño que nace del fracaso de una única acción el mundo barroco una dimensión ontológica que tiene que ver con el
no se limita a aquella, sino que crea una imagen de derrota cuyos efec­ sentido mismo de la vida y del ser en el mundo: ésta es el pliegue que
tos se extienden indefinidamente en el futuro; en tercer lugar, quien no rechaza la explicación, sino que la pospone, porque piensa que la
quiere tener éxito no debe tener una sola intención, sino muchas e virtualidad contiene una mayor plenitud que la actualidad. Pero este
incluso también opuestas entre sí, algunas evidentes, otras celadas, de reenvío no es sentido como un empeoramiento, un impedimento, un
manera que se encuentren más fácilmente en sintonía con lo que estar cerrado, sino al contrario, como una dilatación. Nadie mejor que
Góngora, el sumo poeta contemporáneo de Gracián y por él admira­
Enigmas. Egipcio , barroco y neo -barroco...

sucederá. Al límite —y aquí se va al grano del enigma práctico —quien


quiere estar seguro de tener éxito no debe tener ninguna intención do incondicionalmente, ha sabido ver una dilatación en el enigma de
absolutamente fija e inderogable, sino estar en equilibrio como una la acción pospuesta. En la poesía Vana rosa, Góngora se detiene en la
balanza, dispuesto a perder allí donde quiera el destino, arrastrando el caducidad de la hermosísima flor y concluye dirigiéndole esta admoni­
propio personal y subjetivo asentimiento por así decir aposteriori. Aquí ción: “No salgas, que te aguarda algún tirano, / dilata tu nacer para tu

Secretos, pliegues, enigmas


se revela la insuficiencia de la noción de secreto, incluso desde el punto vida,/ que anticipas tu ser para tu muerte”.
de vista práctico y dinámico: la intención secreta no puede ser revela­
da porque falta, porque es ignorada incluso por quien actúa. En el

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Y
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C harles M alamud , Les dieux nontpas d ’ombre, en “Traversas”, 1984, cionales, esencialmente orientada hacia la realización de una utopía
nn. 30-1. social, que consentía el advenimiento de una comunicación social
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1988. Después de veinte años, la situación de la cultura del vídeo presen­
M ario Pernio LA, Transid, Bolonia 1989. ta características completamente diferentes; es más, opuestas. La pre­
PETER SLOTERDIJK, Kritic der zynischen Vernunft, Frankfurt a. M. ocupación fundamental que parece haber animado el desarrollo del
1983. [trad. esp.: Crítica de la razón cínica. Madrid: Siruela, 2004] vídeo ha sido la de distinguirse de su pariente más próximo, la tele­
Enigmas. Egipcio , barroco y neo - barroco...

visión. Hacía falta, de hecho, mostrar que el vídeo tenía una especifi­
cidad y autonomía que, aún usando los mismos instrumentos, no era
una televisión alternativa, que además era justamente lo contrario de
la televisión entendida como medio de información y de espectáculo:
si la televisión era homologadora y reductora, el vídeo tenía que ser
dorado y cultural.
El vídeo ha sido, por tanto, investido con un proceso de solem­
nización que lo ha llevado a asumir sin más rémoras la etiqueta de
vídeo-arte. A favor de tal proceso, que se ha movido en dirección Youngblood, el famoso autor de Cinema Espanso (1970), las capaci­
opuesta respecto a las expectativas iniciales, han intervenido algunas dades de distribución del hombre se han hecho enormemente más
circunstancias imprevisibles de carácter técnico, como el deterioro de grandes que sus capacidades de creación. La embriaguez de lo efímero
las cintas magnéticas y el rápido perfeccionamiento de los aparatos de los años sesenta y setenta se ha transformado en la preocupación de
electrónicos. Es una paradoja que los resultados de la actividad cul­ sustraer al olvido y a la destrucción los horizontes vitales y culturales
tural más inmediatamente reproducible y más dotada de poder de de una entera generación.
difusión hayan asumido en el transcurso de veinte años el estatuto de A estos factores, que pueden también parecer extrínsecos, se añade
preciosas reliquias: tal condición pone límites precisos a su visualización otro más esencial: según la opinión de muchos autores, críticos y teóri­
y exposición. Las cintas de vídeo de los años sesenta y setenta, justa­ cos del vídeo, su carácter peculiar consistiría en el ser un espejo. En
mente por los progresos técnicos que han tenido lugar mientras tanto, contraposición a la televisión, se subrayan la intimidad del vídeo, su
han adquirido, muy a su pesar, un aura que exalta la dimensión artís­ orientación subjetiva, su actitud para funcionar como medio de inves­
tica y cultural: lo obsoleto del aspecto técnico de estos productos, tigación introspectiva. Si la televisión ofrece la imagen del mundo
inspirados por una poética de lo efímero y de lo cotidiano, las ha trans­ externo, el video nos da la imagen del yo: éste sería una especie de con­
formado en obras ricas de sugestión y de solemnidad. fesionario a través del cual el autor se pone en relación directamente
Además, el deterioro material de las cintas favorece y solicita la con el espectador. Así la forma artística más dependiente de la tec­
emergencia de una actitud historicista que establezca la autonomía y la nología electrónica se revela paradójicamente como la más susceptible
legitimidad de esta nueva forma de arte. Nace una necesidad de selec­ de heredar y desarrollar la tradición subjetivista de la cultura occiden­
ción que paradójicamente se ejercita sobre obras que adoptaban a tal. La solemnización del vídeo no depende por tanto sólo del aura
menudo el tiempo real como provocadora declaración programática artístico-cultural, de su historización o institucionalización, sino más
intrínseca a la especificidad técnica del medio. Esta solemnización profundamente de su cualidad de espejo del alma, de puerta de acce­
histórica del vídeo tiene consecuencias sobre la producción actual, de la so a una verdad interior.
que se pretende ya un elevado nivel cualitativo y una plena profesiona- El estudioso francés Raymond Bellour se encuentra entre los que
lidad. En definitiva, ya no es el tiempo del video-maker salvaje, que, han seguido esta línea de interpretación con mayor energía. A través
viviendo constantemente en la precariedad y en lo efímero, encuentra del estudio analítico de una serie de vídeos americanos, alemanes y
en la cámara un equivalente de su propia condición existencia!. japoneses, él llega a la conclusión de que la obra de vídeo no tiende a
Otra paradoja del vídeo es su institucionalización. Esta es la conse­ crear una autobiografía —como en la tradición clásica de la escritura
cuencia inevitable del aura y de la historización. De hecho, superada del yo - sino un autorretrato del artista: no cuenta una historia, sino
rápidamente la fase pionera, prestigiosos museos e importantes funda­ que ofrece una imagen del yo. El egotismo, según Bellour, ya no es
E nigmas. Egipcio , barroco y neo - barroco..

ciones americanas han promovido y favorecido la producción y la con­ simple materia de recuerdo, sino la nota indeleble de un presente per­
servación de las obras del vídeo-arte. A partir del momento en el que petuo y suspendido. De esta manera el vídeo sería una nueva forma de
el problema principal se ha convertido en el de preservar las cintas y el introspección psicológica, incluso más compleja, articulada y pluridi-

V ídeo-culturas como espejos


de garantizar la posibilidad de su fruición, resultó evidente que sólo mensional de la tradicional. La solemnización del vídeo toca en la
una videoteca institucional estaba en condiciones de asegurar tales teoría de Bellour su vértice; desde Montaigne a Rousseau a Nam June
prestaciones. Las vicisitudes del vídeo se han insertado así en una Paik y Bill Viola existiría una continuidad sustancial: el pasaje de la
situación socio-cultural más general en la que, como observa Gene autobiografía literaria al autorretrato en vídeo carece de fracturas.

36 37
El vídeo-narcisismo punto de vista psicológico, con el ocaso de la educación autoritaria,
como desde un punto de vista sociológico, con el prevalecer de la ima­
Pero esta estrategia de solemnización, ¿aporta un buen servicio al gen sobre la realidad en todas las prácticas de la comunicación priva­
video? Con la promesa de permitirle pasar de la fase utópica a la fase da y pública. Es obvio que, en una sociedad en la que la elaboración
histórica, ¿no lo reconduce a los límites de una vuelta a la institución de la imagen y su control se convierten en la preocupación funda­
y al sujeto? ¿No se pierde de esta manera su unión con la experiencia mental, el narcisismo se revela como el paradigma teórico más ade­
humana, cultural y social de los veinte años que lo han visto nacer y cuado para interpretar la cultura del vídeo. El paso de la autobiografía
desarrollarse? ¿No se rompe su relación con el Zeitgeist, con el espíritu al autorretrato que, según Raymond Bellour, constituye el significado
del tiempo del que ha sido, para bien o para mal, una de las mani­ estético del vídeo-arte, marca por eso una fractura profunda en la
festaciones más significativas? Y además, ¿ha sido la televisión su ver­ experiencia de la subjetividad: el yo que se refleja en el monitor no es,
dadero contrario? La relación entre el vídeo y la televisión, ¿puede ser ciertamente, la conciencia, entendida como interioridad, de la tradi­
reducida a la alternativa tradicional que opone la autonomía del arte a ción filosófica, sino el resultado del trabajo desarrollado por la per­
la heteronimia de los mass-media? ¿No implica la solemnización del sonalidad narcisista en la elaboración de su propia imagen.
vídeo una banalización que se cumple a través de su enmarque en una Aun así, es necesario poner de manifiesto en seguida el hecho de que
serie de obviedades estéticas (el estatuto de la obra de arte, el museo, el narcisismo no es en absoluto amor por uno mismo: la transferencia
el sujeto creador)? ¿Justifica su afinidad con el espejo su integración en del interés libidinoso hacia la imagen propia se cumple a costa de una
el espiritualismo introspectivo agustiniano? completa anulación de la vida interior y del propio yo real. Como ha
Todos estos interrogantes nacen de una convicción profunda en la sostenido Christopher Lasch en el volumen La cultura del narcisismo,
que toda una generación continúa reconociéndose: los veinte años que que presenta según una óptica sociológica y divulgativa las tesis psi-
se inauguran con el sesenta y ocho han marcado una profunda cesura coanalíticas de Heinz Kohut y de Alexander Lowen en su volumen El
en relación a la época que los ha precedido. Esta diferencia de nuestro narcisismo, que injerta esta problemática en las teorías de Wilhelm
tiempo ha sido definida de varias formas: sociedad del espectáculo, Reich, el narcisismo contemporáneo implica una total negación de la
sociedad de consumo, sociedad post-moderna, sociedad de simulacros, propia identidad sentimental. Al narcisista le falta la capacidad de sen­
sociedad del narcisismo... Entre todas estas definiciones la última es la tir emociones intensas y personales. Su vida afectiva está vacía. La
que ha procurado el paradigma teórico para interpretar la cultura del imposibilidad de encontrar un interés serio por la vida que caracteriza
vídeo. En efecto, si la esencia del vídeo consiste en el ser un espejo, esta la forma de ser narcisista es pues justamente lo contrario del compro­
característica suya conduce no a la tradición espiritualística de la miso personal que caracteriza el subjetivismo moderno. La amplifi­
Enigmas. Egipcio , barroco y neo - barroco...

introspección subjetiva, sino, en todo caso, a la problemática psi- cación hiperbólica de la imagen del yo a costa de la realidad de éste
coanalítica del narcisismo. No erróneamente Rosalind Krauss ha comporta por eso una cancelación del sujeto. Esta experiencia es clara­
definido la estética del vídeo como la estética del narcisismo. mente individual también en el video-arte: para algunos críticos, uno
El narcisismo se ha impuesto, de hecho, al psicoanálisis americano de sus aspectos específicos consistiría justamente en el disolver, en el

V ídeo-culturas como espejos


como la enfermedad psíquica más difundida y característica de los convertir en evanescente, inmaterial, meramente virtual la figura
veinte años de los que estamos hablando: ésta tiene para el humana; comparando los autorretratos pictóricos con los autorretratos
conocimiento del sentir actual la misma importancia que la histeria y de vídeo, resulta evidente en los segundos una orientación iconoclasta
la neurosis tenían en la época de Freud. Esto se explica tanto desde un que caracteriza al vídeo en oposición a la televisión.

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Estas consideraciones no introducen una estética artística del ta hoy en el fundamentalismo religioso y neo-étnico. En estos casos no
vídeo, sino un vídeo-narcisismo, en el que es posible recoger también nos encontramos a primera vista ante una falta, sino ante un exceso de
otra característica de la psicopatología narcisista contemporánea: la emotividad y de afectividad, que conduce a una práctica de abierta
experiencia del presente como única dimensión temporal. De hecho, ruptura y de violenta polémica con el sistema dominante. La categoría
la negación del futuro y del pasado, la pérdida de la continuidad del narcisismo me parece por eso demasiado parcial. Aun así, la idea
histórica, la desaparición del sensación de pertenecer a una sucesión de de que exista una relación esencial, una pertenencia mutua, entre el
generaciones, el ocultamiento de la experiencia diacrónica bajo la actu­ espejo y los estilos de vida contemporáneos, no debe ser abandonada:
alidad, constituyen aspectos constantemente puestos de manifiesto el vídeo queda como un punto de referencia simbólico muy impor­
por los psicoanalistas. Ninguna forma de arte más que el vídeo está en tante y fecundo para la elaboración de modelos teóricos y de paradig­
sintonía con esta Stimmung-, como observa Hill Viola, el aspecto más mas conceptuales capaces de iluminar las experiencias de los veinte
sorprendente de nuestra existencia es que vivimos el mismo momento años trascurridos. Desde la permanencia del símbolo del vídeo-espejo
desde el primero al último minuto de nuestra vida. en el imaginario colectivo contemporáneo nace una tercera hipótesis
Finalmente, hay un último punto de encuentro entre narcisismo y de investigación diferente tanto de la solemnización cultural, como del
vídeo-arte que merece atención: la relativa normalidad de ambos. A vídeo-narcisismo, que me gustaría bautizar con el término de especu­
diferencia de los histéricos y de los esquizofrénicos, los narcisistas larismo: si el narcisismo se basa en el fenómeno del reflejarse y en la
parece que tienen una extraordinaria capacidad de adaptarse en problemática de la imagen, el especularismo en cambio nace de una
relación al ambiente: la importancia asumida por el fenómeno de la identificación simbólica del hombre con el espejo y del ejercicio de un
moda de los años sesenta en adelante es un indicio por lo menos sig­ absoluto mimetismo.
nificativo. Así pues a diferencia del teatro del absurdo, que en los años En efecto, volviendo al mito de Narciso, es cuanto menos la ninfa
cincuenta ponía en escena situaciones claramente psicopatológicas, el Eco la figura que más se presta a constituir el modelo de sentir con­
video-arte parece introducirnos en un clima no radicalmente diferente temporáneo. En ella encontramos las características fundamentales
del mundo real. que los psicoanalistas atribuyen al narcisismo: su metamorfosis en piedra
es una metáfora de la ausencia de un sentir personal, su constricción a
repetir inmediatamente la voz está de acuerdo con la perfecta ade­
El hombre-vídeo cuación a lo que es dado hic et nunc. En la ninfa Eco se encuentran
reunidos los dos aspectos esenciales de la experiencia de los últimos
¿Puede, por tanto, el vídeo-narcisismo constituir el modelo teórico veinte años: el ser cosa y al mismo tiempo participar en modo simula­
adecuado para interpretar los veinte años de video-cultura? En reali­ do en un horizonte sensorial colectivo y socializado.
Enigmas. Egipcio , barroco y neo- barroco..

dad, éste explica el aspecto frío, pragmático y nihilista de la existencia Especularismo y ecolalia, ser un espejo y una piedra que resuena, ser
contemporánea: penetra en su conformación psicológica y en sus ocul­ una cosa que refleja y una cosa que repite: estos modos de ser me pare­
tas motivaciones, poniendo de manifiesto los complejos procesos cen los más adecuados y más comprensivos para describir el sentir de

V ídeo-culturas como espejos


inconscientes que determinan los comportamientos frívolos y neo- nuestra edad. Lo que lo caracteriza esencialmente es el extrañamiento,
cínicos. Pero escapa a su análisis el aspecto caliente, fanático y exalta­ el hecho de que no llegue como algo ya sentido que no exime de la
do de la video-cultura contemporánea, que se ha manifestado a caballo responsabilidad y del peso de una experiencia subjetiva y personal
entre los años Sesenta y Setenta en la contestación, y que se manifies- realizada directamente en primera persona. Lo ya sentido es la condi-

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ción formal a priori de la experiencia de vídeo y audio post sesenta y bilidad y de la afectividad. Como es sabido, el remedio para la alienación
ocho. Los contenidos de este sentir pueden ser cotidianos o solemnes, consistiría, según la teoría clásica, en volver a apropiarse, en una
fríos o calientes: lo importante no está en sus características específi­ restitución, en una devolución al sujeto de lo que le ha sido quita­
cas, sino en el hecho de que son todos objeto de reflexión y de repeti­ do: en este caso, el hombre debería poder ser capaz de nuevo de
ción. Desde este punto de vista la vídeo-cultura institucional es igual­ poner en el interior de sí mismo la experiencia emocional que ha
mente extraña como lo es la utópica; el estilo de vida contestatario está huido, debería poder de nuevo sentir afectos de forma implicante y
igualmente alienado como lo está el neo-cínico; e incluso el performa- profunda.
tivismo tecnológico, que no se propone otra finalidad que el fun­ Aún así, mi investigación teórica, a partir del volumen La sociedad
cionamiento de las redes del sistema, no es esencialmente diferente del de los simulacros (1980), sigue un camino diferente: ésta propone
integrismo religioso que sacrifica la vida por el triunfo de una causa. remedios homeopáticos a la alienación que, por así decir, curen la heri­
La condición de la posibilidad de todos estos estilos, culturas y com­ da con el arma que la ha provocado. Esta no busca la salud en lo que
portamientos es una sola: el hecho de que ellos no nacen de la inte­ aparece más lejano respecto al mal, sino en lo que parece más próximo
rioridad del sujeto, de la persona, de la consciencia, sino que vienen a éste, que es casi indistinguible de éste. Si el hombre-vídeo es la forma
del exterior, reflejados sobre la superficie neutra de una humanidad más radical de extrañamiento, porque representa el aspecto más ínti­
que funciona como un aparato audiovisual. Lo importante es que de mo y mas inalienable del hombre, ninguna vuelta atrás a la subjetivi­
la forma de sentir basada en la interioridad de la experiencia y en la dad, a la autenticidad o a la personalidad de la experiencia es ya posi­
actividad del sujeto, que ha caracterizado la modernidad, se ha pasado ble: es en el plano de lo externo donde se lleva a cabo la batalla. Es en
a una forma de sentir externa y pasiva. Al hombre-máquina le ha suce­ el interior de la red de sistemas, no en cualquier utopía, en cualquier
dido el hombre-vídeo, en el que la tecnología y la sensibilidad viven no-lugar, donde se juega la partida. La alternativa al hombre-espejo de
una relación de sorprendente simbiosis: el hombre contemporáneo se las vídeo-culturas es todavía un hombre-espejo que sólo se diferencia
parece a algo extraordinariamente dotado de sentidos y de capacidades en algo infinitamente pequeño del primero.
perceptivas. El aspecto inquietante y perturbador de este modo de ser
está justamente en el hecho de que éste abre un imaginario colectivo
en el que se violan las fronteras entre lo orgánico y lo inorgánico, entre Vídeo-zen
el modo de ser de la naturaleza viviente y el modo de ser de las cosas:
la definición del hombre no es ya la de animal racional, sino la de cosa Pero, ¿dónde buscamos al hombre-espejo alternativo? Mientras la
que siente. El espejo no es por lo tanto ya el medio que permite al suje­ problemática del reflejarse es extraordinariamente frecuente en las cul­
turas de todas las edades, no podemos decir lo mismo de la metáfora
E nigmas. Egipcio , barroco y neo -barroco...

to reflejarse, como en el modelo narcisista, sino es la misma realidad


humana, continuamente abierta de par en par hacia el exterior y del hombre-espejo. Que yo sepa, ésta se encuentra presente en la cul­
dedicada al ejercicio infinito de la reproducción mimética. tura Zen, en la cultura barroca y en la obra de algún que otro autor
El hombre-espejo es pues la última y la más radical manifestación contemporáneo, como Jacques Rigaut. Es a estas fuentes donde hay

V ídeo -culturas como espejos


del proceso de alienación descrito por Marx, mediante el cual el que dirigirse si se quieren establecer las premisas teóricas de una este-
hombre transfiere fuera de sí facultades que le pertenecen: mientras tología del vídeo, no a la tradición espiritualista de la introspección
que en el caso examinado por Marx es el hacer el que es alienado, psicológica, ni al narcisismo.
aquí, en cambio, es el sentir, es decir, el entero horizonte de la sensi­
La comparación entre la mente y el espejo es muy recurrente en la señor de la naturaleza, opone la idea antigua según la cual se vence la
literatura Zen, en la que, como es sabido, confluyen aspectos del budis­ naturaleza sólo obedeciéndola. Mientras la ciencia tiene una relación
mo y del taoísmo. La mente del sabio es comparada por los pensadores esencial con el problema de la verdad, la técnica es inseparable de la
Zen a un espejo, en el que se refleja el universo entero: ésa no conoce problemática de la consecución práctica.
irritación y en su relación con el mundo no pone nada propio, subje­ La estrecha conexión entre el Zen y la efectividad práctica está
tivo, personal. Esta comparación deriva del carácter esencial de la escrita en la historia del arraigo y del desarrollo de tal filosofía en
experiencia Zen, que implica la negación de todo dualismo y sobre Japón: basta pensar en la aplicación del Zen a las artes marciales, al tiro
todo de la duplicidad entre un yo sujeto, sede de la actividad y de la con arco, a la jardinería, a las artes figurativas... o incluso al gran papel
consciencia, y un yo objeto del análisis psicológico. Es la estructura político y comercial desarrollado por los monjes Zen en la Edad Media
misma del conocimiento, pensado cartesianamente como un pen­ nipona. Pero es interesante observar que ya en China el taoísmo, a
samiento siempre consciente de sí mismo, la que es abolida por la diferencia del confucionismo, provee de una valoración muy positiva
noción de espejo: el ojo que ve, pero no puede verse a sí mismo, mien­ a la técnica. El ideograma chino que quiere decir técnica, el símbolo
tras ve en la medida en que refleja inmediatamente cualquier forma o del cruce de caminos - que originalmente significaba el camino, la vía,
imagen que se le ponga delante. La mente no se aferra a sí misma: ésta la comunicación - tiene también el significado de arte, proceso, enig­
refleja lo que le pasa por delante sin intentar agarrarlo o rechazarlo; el ma. Los pensadores taoístas consideraban que el ejercicio de un oficio
yo se siente convertido en un espacio vacío en el que cada cosa sucede técnico acercaba al hombre a la naturaleza: la consecución tenía algo
y transita. Esta noción alcanza su fin, sin obsesionarse por ello, porque de no intelectualmente explicable, algo que constituía el resultado del
en cada momento tiene su finalidad en sí misma: esta finalidad con­ encuentro entre el operador y el Tao del objeto.
siste en el tener una relación inmediata con las cosas, en el estar en De esta afinidad entre Zen y técnica se ha hecho intérprete recien­
contacto directo con ellas. Como observa Alan Watts, lo esencial es no temente el americano Robert Pirsig en su novela El Zen y el arte del
bloquearse, no pararse en una identidad fija, es decir, el flujo, el trán­ mantenimiento de la motocicleta. Según su opinión, la huida de la tec­
sito, el pasaje de lo mismo a lo mismo. Esto implica el ejercicio del nología y el odio en relación a ella limitan también el horizonte espiri­
mimetismo: el sabio que entra en el bosque no agita la hierba, cuando tual: el Buda mora en el circuito de una calculadora o en los engrana­
se sumerge en el agua no la encrespa. jes de una moto con la misma comodidad con la que está encima de
Este modo de ser no conlleva en absoluto la renuncia a la dimen­ una montaña o en los pétalos de una flor. El procedimiento técnico no
sión histórica, ni a un replegarse en la vida privada, ni a una actitud es más que la continuación del mimetismo especular que está en la
meramente contemplativa: no es la expresión de una crisis, sino que se base de la experiencia mental del Zen: en el hombre-vídeo la aventura
mental que lleva al vacío es la misma que conduce a la intuición de la
E nigmas. Egipcio , barroco y neo-barroco...

plantea como la superación de ésta. El Zen está quizá en las antípodas


de la ciencia, pero tiene en cambio una afinidad profunda con la esen­ esencia de la técnica.
cia de la técnica: es decir tiene muy poco que ver con la perspectiva
moderna, instrumental, calculadora y programática de la investigación

Vídeo -culturas como espejos


científica, pero mantiene una relación sorprendentemente profunda Catóptrica barroca
con la noción pre-científica de técnica, entendida como dispositivo
que produce efectos sin preocuparse por la naturaleza de los fenó­ En la edad barroca el hombre-espejo constituye el argumento de un
menos que entran en juego. A la idea prometeica del hombre dueño y cuento de Charles Perrault, titulado justamente El espejo o la meta-

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morfosis de Orantes (1661). Aquí se describen las vicisitudes de un al contrario a través de la metamorfosis en una cosa, a través del trán­
hombre, de nombre Orantes (del griego “vidente”) cuya especialidad sito hacia el mundo inorgánico de la materia. Se toca aquí un punto
era hacer retratos del cuerpo y del espíritu que reproducían perfecta­ decisivo de la problemática de la alienación: de hecho, la cosificación
mente los originales: él no tenía memoria y no conseguía tapar nada. de Orantes no es vista como una pérdida o un envilecimiento, sino al
Se movía con desenvoltura en la vida mundana de los salones y dis­ contrario como el ingreso en un estado más alto. El dios Amor no
frutaba de gran éxito con las mujeres. Justamente una de éstas fue la trasforma, sin embargo, a Orantes en una obra de arte para conservar­
causa de su muerte. Orantes, de hecho, amaba a Calixta (del griego “la la en los museos. El espejo veneciano es una cosa espléndida, pero útil.
más bella”) y le reproducía sus bellezas con gran satisfacción para ella. Éste entra en una categoría que es diferente tanto de la dimensión
Pero la fortuna quiso que ella fuera víctima de una grave enfermedad efímera y banal de las cosas comunes, como de la dimensión dorada y
que le desfiguró el rostro. Mientras que todos escondían a la joven la cultural de las obras de arte. Por eso tiene un significado paradigmáti­
triste verdad, Orantes no pudo hacer otra cosa que reproducir tal cual co muy importante para la elaboración de una estética del vídeo.
los nuevos rasgos. Calixta enfurecida lo atravesó con un pasador, La vía de acceso a este modo de ser alternativo tanto respecto a la
hiriéndolo de muerte. El dios Amor, amigo de Orantes, llegó demasia­ banalidad, como respecto a la solemnización, pasa a través de una
do tarde y no consiguió impedir el asesinato, pero hizo que el cuerpo erótica bastante enigmática. ¿Qué tipo de sentir es éste de Orantes, de
de Orantes fuera incorruptible y que mantuviera sus dotes especulares. un hombre espejo que por definición no puede nutrir ningún íntimo
Orantes fue así transformado en un espejo veneciano. El mismo Amor, afecto, ninguna emoción activa y personal, sino que se está ahí siem­
viéndose retratado, constató con sorpresa que no había visto en el pre abierto para recibir lo que le llega desde fuera? Encontramos una
mundo nada más fascinante ni hermoso. explicación de este tipo de amor en un documento de extraordinario
Si la catóptrica Zen nos ha introducido en la relación entre el espe­ interés redactado a finales del siglo XVI en un monasterio de
jo y la técnica, la catóptrica barroca nos muestra la relación que media Florencia: aquí un grupo de hermanas carmelitas transcribió, tomadas
entre el espejo y el amor. Ésta revela sin embargo caracteres verdadera­ directamente (con un procedimiento que anticipa por tanto las modal­
mente singulares: muestra que el verdadero amor, el de Orantes, no idades del vídeo), las palabras pronunciadas en éxtasis por la que está
tiene nada de introspectivo, ni de narcisista, ni en el fondo de activo. El considerada una de las más grandes místicas italianas, María
afecto de Calixta hacia Orantes se vuelve en odio, apenas ella, refleján­ Maddalena de’ Pazzi. En uno de estos protocolos se describe una expe­
dose, se da cuenta de su propia fealdad. Pero Orantes, incapaz de riencia de anulación y de mortificación del sujeto tan extrema que
engaños, obligado por su misma naturaleza al ejercicio de una ilimitada constituye el ejemplo por excelencia del amor especular. Éste —dice
pasividad, capaz de un amor que va más allá de la apariencia, invadido Maria Magdalena - no es un amor ocioso, ni ansioso, ni impaciente,
ni saciado... ¡sino un amor muerto! Pero con este adjetivo ella no
Enigmas. Egipcio , barroco y neo -barroco...

por una dedicación extrema que no se preocupa de su propia incolumi­


dad, es finalmente reconocido como la cosa más bella del universo. entiende en absoluto un amor que ha llegado a su fin, sino justo lo
Su metamorfosis de hombre-espejo en cosa-espejo procede por otra contrario, la forma más alta y perfecta de lo erótico. Éste nada quiere,
parte sin solución de continuidad: el convertirse en algo que refleja es nada sabe y nada quiere poder, sino que está listo para reflejar con la

V ídeo -culturas como espejos


el punto de llegada, es la inevitable consecuencia de una disposición misma inmediatez tanto a Dios como al demonio. ¡Maria Magdalena
amorosa para recibir, para acoger, para hospedar lo que es externo. La dice que vive en todo como si estuviera muerta!
apoteosis, la elevación de Orantes a un estado más-que-humano no Como observa Giovanni Pozzi, el editor de una antología de la
tiene lugar mediante el paso a un modo de ser más espiritual, más bien obra de Maria Magdalena de’ Pazzi, esta experiencia es una especie de

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modelo ideal ante litteram para una obra de vídeo: se trata de hecho de propia boca, pasándose la mano sobre la cara: la forma perfecta del ros­
una oralidad que no se dirige a un público predeterminado, que fluye tro humano es la oval pintura anónima del arte metafísico italiano de
ininterrumpida, que se desenvuelve únicamente por sí misma, acom­ De Chirico y de Sabino. Este proceso de sustracción se extiende a
pañada por gestos, bailes, cantos, carreras, miradas, carente de memo­ todas las especificidades personales: un cierto modo de reír, un cierto
ria y de proyección, y que se prorroga durante muchas horas, sin tener escalofrío cuando se escucha pronunciar el propio nombre, dos o tres
en cuenta en absoluto a los presentes e ignorándose incluso a sí misma. esperanzas que dan un temblor de vanidad... todo esto se aleja lenta­
mente y se convierte en algo igualmente desconocido como una cor­
bata sin etiqueta. Pero el proceso de anulación no se para ni siquiera
Vídeo-elegancia delante del cuerpo que desaparece pedazo a pedazo. Es obvio que en
este contexto no tiene ya sentido hablar de acciones: según Rigaut, en
La metáfora del hombre-espejo en el Zen ha puesto en evidencia la la pretensión de ser el sujeto responsable de un acto hay una presun­
cuestión de la técnica; en la cultura barroca ésta ha puesto en eviden­ ción desmesurada; él no recuerda haber realizado una sola acción en la
cia el problema de la naturaleza del acontecimiento-vídeo. Queda por que se haya reconocido: ¡le han ocurrido sólo acontecimientos imper­
considerar esta misma metáfora en el autor del siglo XX en el que ésta sonales que se refieren a él tan escasamente como si le hubieran suce­
ha encontrado un sorprendente desarrollo, el francés Jacques Rigaut, dido a otro!
que murió suicidándose en 1929, a la edad de treinta años. El nos ha El paradigma de este modo de ser no es el reino animal, ni el reino
dejado un pequeño Corpus de textos breves, aforismos y pensamientos, vegetal, sino el mundo inanimado de las cosas, el estatuto de los obje­
muchos de los cuales están caracterizados por el tema del atravesar el tos. Su inmovilidad, su soberana indiferencia, su silencio infinito
espejo, del pasar más allá de éste, del convertirse en una imagen catóp- ejercitan sobre Rigaut una fascinación profunda. Sólo quien está
trica. En la base de esta problemática está, como en la experiencia Zen desnudo hasta el punto de haber perdido la carne, los huesos y toda
y en la barroca, la negación de la identidad del objeto, el rechazo de la consistencia corporal, puede sumergirse sin esfuerzo en el corazón de
actitud introspectiva y narcisista, el ejercicio de una auto-desposesión las cosas y convertirse en algo parecido a una lámpara o una butaca.
radical, la equiparación de la condición del hombre al estatuto de las Pero el mimetismo de Rigaut no se detiene aquí: existe una categoría
cosas, la ausencia de un coeficiente emocional y afectivo. de cosas que son más cosas que las otras, porque son más amorfas, más
Para Rigaut, la autoconciencia es algo que está de más: el olvido de libres de una identidad, más susceptibles de apropiarse de todas las for­
uno mismo es una necesidad para el hombre que busca no morir. La mas: son los espejos. Convertirse en espejo parece por tanto llegar a la
dimensión personal, la identidad, no es en absoluto el aspecto de la máxima cosificación, la alienación más extrema, tocar el punto más
E nigmas. Egipcio , barroco y neo - barroco...

vida, sino el perfil de los muertos. Nociones como inicio, origen, lejano de la autoconciencia, alcanzar una materialidad tan radical que
comienzo, proveniencia son para Rigaut, por lo menos, sospechosos deshaga la materia misma.
porque fundan el ego, la singularidad individual: el hombre en el que Según Rigaut, el hombre es el espejo por excelencia, porque ha sido
él piensa está falto de ombligo; su perfección no consiste en el progre­ el primer espejo, el espejo de Dios. Es sorprendente encontrar en

V ideo-culturas como espejos


so hacia una determinación siempre mayor, sino lo contrario, en la Rigaut el eco de la famosa frase del apóstol Pablo según la cual el cris­
desaparición de los rasgos, de las peculiaridades, de las cualidades indi­ tiano ve a Dios per speculum in aenigmate (I Cor. 13, 12): justo ahora
viduales. Esta revocación se relaciona incluso con las características una de las muchas las interpretaciones de esta misteriosa expresión se
somáticas: Rigaut imagina que hace desaparecer su propia nariz, su apoya en la creencia bíblica según la cual el hombre ha sido creado a

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imagen de Dios. Otra referencia no menos sorprendente se podría entrever nada. Habiendo disuelto la noción de responsabilidad, no hay
hacer a la definición del alma dada por Leibniz: el filósofo alemán, ni siquiera ya espacio para el arrepentimiento, ni para la añoranza, ni
quizá también él bajo el influjo de la expresión paulina, definía el alma para la nostalgia.
como un espejo viviente y perpetuo del universo. Ahora bien, que un Ahora bien, el enigma de una elegancia sin elección es quizá la
autor como Rigaut, cuya experiencia intelectual y humana parece a cuestión, estética fundamental del vídeo, una de cuyas características
primera vista marcada por un nihilismo ilimitado e irremediable, se esenciales parece ser la falta de selección, el flujo continuo, el tiempo
revele no muy alejado del optimismo metafísico de Leibniz es cierta­ real. ¿Cómo crear productos estéticamente perfectos dejando en ellos
mente singular: pero Rigaut mismo nos previene con su hermoso lo casual, lo imprevisto, la improvisación? ¿Cómo transformar en ele­
aforismo: ¡“Ne vous effrayez pas, il y a du Dieu á chaqué ligne”! gante lo que no se puede elegir? Se toca el punto más difícil de la com­
El significado fundamental de la metáfora del hombre-espejo no paración entre el vídeo y el espejo. Si el vídeo es un espejo, ¿podrá
tiene, sin embargo, en Rigaut una solución religiosa. El centro de su alguna vez expresar un producto verdaderamente elegante y refinado?
problema me parece que hay que buscarlo en otra dirección, de carác­ ¿Qué es, si existe, la video-elegancia? ¿Habrá alguna vez un video-
ter estético. El hombre-espejo no es tanto un modelo de santidad, maker capaz de transformar, como un nuevo Midas, en oro todo lo
como un modelo de belleza, es más, de ese tipo particular de belleza que toca? O vale también lo que escribió el autor más famoso de
que es la elegancia. Sin embargo, el significado etimológico de elegan­ aforismos, Lichtenberg, a propósito del libro: “Un libro es un espejo:
cia reenvía a la capacidad de elegir lo mejor: pero, ¿cómo puede el si un mono se mira, seguramente no será la imagen de un apóstol lo
hombre-espejo elegir? La manera de ser, descrita por Rigaut, consiste que en él aparecerá”.
justamente en la incapacidad, en la imposibilidad de un gusto, de una
preferencia, de una elección individual. Aquí está el enigma de la expe­
riencia especular de Rigaut: la búsqueda de una perfección completa­
mente independiente del sujeto, de una elegancia sin elección, de una
distinción sin discriminación. Esta belleza, sin embargo, no es en abso­
luto un don natural: es más, es el producto de un ejercicio de adhesión
incondicionada a lo externo, a lo que aparece delante del espejo.
Justamente tal asentimiento transforma la realidad externa en algo
esencialmente diferente y elegante, en una belleza espléndida y soli­
taria. El sentido de esta manera de ser, que se podría definir como
Enigmas. Egipcio , barroco y neo - barroco...

ultra-dandy, está constituido por un desafío dirigido por Rigaut al


mundo, que consiste en el transformar en belleza cualquier cosa, y que
a través de una práctica infinita de mimetismo hace beilo, elegante, e
incluso afectado y artificioso, lo gratuito, lo ocasional, lo meramente

V ídeo -culturas como espejos


casual. Sin embargo, él no es un insensible: enrojece, palidece, se enfa­
da, como cualquiera; pero estas emociones son reflejadas por él, no son
originales. Su sinceridad está fuera de discusión, pero ésta es lo con­
trario de la espontaneidad, es una desnudez y una pureza que no deja

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Bibliografía

O
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reproducido en alemán en esta publicación).
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Giovanni Pozzi, Milán 1983. asigna al filósofo la tarea de autorrepresentarse y de autodefinirse. Esta
M ario P ernio LA, La societa dei simulacri, Colonia 1983. tarea está de nuevo de actualidad porque el público contemporáneo
M arita Sturken , Les grandes espérances et la construction d ’une his- parece que está más pendiente de las personas que de las teorías, más
toire, en “Communications”, 1988, n. 48. sensible a la fabulación retórica de la experiencia filosófica que a su
JACQUES R ig a u t , Écrits, París 1970. articulación interna, más seducido por la puesta en escena de la subje­
G ene Youngblood , Vidéo etutopie, en “Communications”, 1988, n. tividad que por la abstracción de una palabra impersonal. Por eso, el
48. pensador se siente expuesto a una interrogación muy apremiante, que
A lan W. W atts , The way o f Zen, Nueva York 1957. [trad. esp.: El proviene del público, que tiene que ver con su identidad, con las
camino del zen. Barcelona: Edhasa, 2003]. fuentes de su vocación filosófica, con el iter de su actividad. Se espera
de él algún tipo de profesión de fe filosófica, si no directamente algún
tipo de confesión acerca del sentido más profundo de su obrar, de las
elecciones de su vida. Sin embargo, esta espera no se satisface con un
currículo, con un elenco de los títulos de los libros que él ha escrito,
con la indicación de las escuelas filosóficas en las que él se ha forma­
do, con la determinación de las tendencias o de las corrientes de pen­
samiento en las que su trabajo podría ser colocado. La muda interro­
gación que el pensador advierte tiene que ver con algo más oculto y
más íntimo en relación al cual las vivencias profesionales, editoriales y
académicas parecen circunstancias fortuitas, contingencias secun­ pensador se mueve en la sociedad como pez en el agua. Esto sucede a
darias. partir del momento en el que la filosofía deja de ser metafísica y
Esta interrogación muda lo sitúa en un estado singularmente desciende con decisión codo a codo con la realidad histórica, con los
embarazoso: no por algún pudor o timidez o prudencia práctica, sino fenómenos, con la cosa, o mejor aún, a partir del momento en el que
porque el motor del hacer filosofía, la fuente que alimenta el ejercicio ella misma es realidad histórica, fenómeno, cosa. El horizonte en el
cotidiano del leer, del pensar y del escribir, la energía que confiere la que se mueve no es el de las verdades eternas, el de los valores per­
constancia de perseverar durante años y durante decenios en una petuos, el de los ideales absolutos, sino el que se abre al mundo históri­
actividad artesanal silenciosa y enigmática, no es algo subjetivo, no es co. La referencia a la historia es, sin embargo, demasiado general para
la expresión de una identidad personal. La desazón del pensador deri­ calificarla de manera unívoca como una búsqueda. De las tres dimen­
va del hecho de que un enigma efectivamente existe, pero éste es lo siones en las que se articula el tiempo histórico - pasado, presente y
menos íntimo e interior que se pueda imaginar. El público insta al futuro - mi trabajo se ha determinado como un pensamiento que
pensador a que sea alguien, a que aporte una imagen de sí mismo sufi­ privilegia el presente, como un pensamiento del presente y de la
cientemente nítida y determinada como para poder circular en los presencia.
medios de comunicación, para poder replegarse en una fórmula, en un Esto implica algunas consecuencias radicales y exclusiones en
título, en un eslogan (para poder ser, por ejemplo, el filósofo del sim­ relación a otras orientaciones muy difundidas en el marco de la
ulacro o del tránsito o del enigma), pero así se cierra de antemano la filosofía contemporánea: pienso por un lado en la hermenéutica, que
posibilidad de entender lo que se busca. Porque leer, pensar y escribir me parece esencialmente un pensamiento que privilegia el futuro. Ni
no es expresar una subjetividad, no es realizarse uno mismo, sino justo la categoría de interpretación, ni la noción de esperanza constituyen
lo contrario, perder a uno mismo, sentir el trámite, el pasaje, el trán­ una respuesta adecuada y pertinente a los problemas del hombre con­
sito de algo diferente y extraño. temporáneo: la formulación misma de tales problemas nace de una
¿Existe por tanto una oposición esencial entre el público que va en relación de contacto directo entre el pensamiento y la realidad, entre
busca de mitologías, de fabulaciones personales, que pide identidad, la meditación y la acción, entre el claustro y el siglo. Lo que importa
determinación, imágenes si no máscaras, caricaturas, y el pensamiento no está en el pasado y en su actualización —como presupone la her­
contemporáneo, que se caracteriza precisamente como suspensión de menéutica - ni en el futuro y en su prefiguración - como presupone
lo subjetivo y de lo privado, como apertura de espacios enigmáticos, la utopía - sino aquí y ahora. El filósofo, a mi entender, no es una vaca
como experiencia que excede por definición la lógica de la identidad? que rumia incesantemente un texto, ni un gallo que anuncia la llegada
¿El modo de ser, el estatus social, la actitud existencial del pensador del día, sino que, si acaso, se parece a alguno de los animales enig­
estaría fatalmente marcada por la firma de la marginalidad y de la máticos descritos por Borges en su Manual de zoología fantástica, como
Enigmas. Egipcio , barroco y neo - barroco..

exclusión, condenada a repetir el destino de frustración, de derrota y el simurg, el pájaro inmortal que nidifica entre las ramas del árbol de
de aislamiento conocido por tantos poetas y artistas de un pasado la ciencia, o el baldanders, que toma sucesivamente la apariencia de un

H acia una civilización de la cosa


próximo? hombre, de un roble, de una salchicha, de un prado de tréboles, del
La hipótesis fundamental de la que ha nacido y sobre la que ha cre­ estiércol, de una flor, de una rama florida, de una morera, de una
cido mi trabajo filosófico es exactamente contraria a tal punto de vista: alfombra de seda, de muchas otras cosas y seres, y después nuevamente
a pesar de ciertas apariencias, entre la sociedad y el pensamiento existe de hombre. Cierto es que él se mueve a gusto en un mundo que ya no
una relación de complicidad, es más de pertenencia mutua esencial: el tiene esperanzas sino consuelos: su tonalidad afectiva se caracteriza por

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una quietud confiada y activa, recorrida por resplandores y trans­ embargo, considerar lo “moderno” como símbolo de pasado y el “post­
portes. moderno” como sinónimo de presente, ¿no quiere decir permanecer
Una filosofía del presente y de la presencia además está obviamente en la oposición entre antiguo y moderno que caracteriza la modernidad?
en el polo opuesto del pensamiento negativo y de las distintas formas El pasaje de lo moderno a lo post-moderno no puede ser pensado
que ha asumido recientemente (pensamiento de la crisis, nihilismo...). como la venida de una época absolutamente nueva, porque la oposi­
Esta no lamenta la ausencia de nada, no está de luto por la pérdida de ción en relación a lo antiguo es lo que ha caracterizado la modernidad.
algún valor o ideal, ni de alguna identidad positiva. En primer lugar, La situación post-moderna podría ser considerada como el ingreso de
porque los valores y los ideales son desde siempre por definición una nueva época sólo en la medida en que la mutación se manifestara
demasiado irreales y abstractos; en segundo lugar porque ésta se como una transición, un tránsito. Nos encontramos pues delante de
apropia, asume dentro de sí todo lo que de positivo el pasado trans­ un enigma: ¡ésa se diferencia esencialmente de la modernidad sólo en
mite. Contrariamente a la imagen de un mundo vacío, de una kénosis, la medida en que no obra ninguna rotura radical en relación a ésta!
que caracterizaría la sociedad actual, mi búsqueda está animada por la Pero si la filosofía del presente es la heredera de la modernidad, ¿en
imagen de un mundo lleno, de un pléroma, en el que todo está a dis­ qué consiste tal modernidad? A mi modo de ver, se encuentra justa­
posición. La noción de simulacro no debe ser entendida como sinónimo mente en la unión entre filosofía y sociedad, entre saber y poder que
de mentira o de engaño - según una perspectiva metafísica que opone la modernidad ha mantenido durante dos siglos, con las revoluciones
lo verdadero a lo falso y por eso condena cualquier duplicado - sino científica, económica y política: la relación entre pensamiento y reali­
justo al contrario como garantía de la dignidad de la copia, de su dere­ dad que la ilustración, el idealismo y el marxismo han garantizado no
cho a durar: la importancia de la noción de simulacro está justamente debe ser rota. El pensador hoy puede moverse en la sociedad con una
en el hecho de que ésta acentúa y subraya la presencia física del pasa­ agilidad incluso mayor que la de los periodistas, los profesores y los
do en el presente. revolucionarios de los últimos dos siglos.
Así pues, hemos considerado dos modos de entender la expresión Por eso( una filosofía del presente es una filosofía enigmática. No
“filosofía del presente”: el primero en el sentido de un pensamiento del podría ser de otra manera, porque la sociedad actual es ella misma
presente, no del pasado ni del futuro; el segundo en el sentido de un enigmática.! Entre sociedad enigmática y pensamiento enigmático
pensamiento de lo presente, no de lo ausente. Pero existen otros existe una relación de pertenencia mutua. La expresión “filosofía del
modos en los que esta expresión puede ser entendida. Entre ellos está presente” puede ser por eso entendida con una cuarta acepción, en la
la dimensión de época: una filosofía del presente quiere también un que el genitivo “del presente” ya no es objetivo, sino subjetivo. El pre­
pensamiento que medita sobre la situación social y cultural contem­ sente es más que el objeto del filosofar: éste se piensa a sí mismo a
E nigmas. Egipcio , barroco y neo -barroco...

poránea, sobre los aspectos peculiares de este fin de siglo, de este fin de través de la filosofía. El filósofo es precisamente quien se anula para
milenio, es más, del tránsito del segundo al tercer milenio. Una poder escuchar el presente en toda su enigmaticidad, es quien calla sus
filosofía del presente por tanto presupone de alguna manera que esta propios deseos, sus propias aficiones desordenadas, sus propias

H acia una civilización de la cosa


época es diferente de la época que la ha precedido. ¿Pero de qué época opiniones íntimas para no anteponer obstáculos y esquemas que dis­
ha sido precedida nuestra época? La respuesta que ahora a menudo se traigan de la comprensión de las manifestaciones de la historia, es
hace recurrente es ésta: nosotros vivimos el pasaje de la modernidad a quien se purifica a través del gateway, lugar de tránsito, de fenómenos
la post-modernidad. Parece darse, así, por descontando que una que nos sorprenden, nos turban, nos llenan de estupor, porque se pre­
filosofía del presente es una filosofía de la post-modernidad: sin sentan de forma inesperada e imprevisible. Existe un pensamiento del

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enigma obviamente porque en primer lugar la realidad histórico-social pensador la revelación de lo arcano del pensamiento filosófico, no pide
es enigmática; en segundo lugar, porque el pensador contemporáneo, en realidad el conocimiento de una subjetividad pensante, sino la
abandonadas la presunción, la altanería y la soberbia de la metafísica, exposición de una cosa capaz de sentir porque éste mismo se percibe
se ha vuelto modesto y apacible en relación a la historia. Modesto y ya como un sentir reducido a cosa.
apacible no significa, sin embargo, débil. En griego antiguo praús, que Esta situación me parece muy parecida a la que Hegel ha atribuido
significa a propósito clemente, apacible, amigo, nada tiene que ver con al Antiguo Egipto, justamente definido por él como el país del enig­
tapeinós, que significa inferior, servil, envilecido. Es más, es tal humil­ ma. En la cultura egipcia, de hecho, las cosas tienen facultades
dad la que permite al pensador estar en contacto directo con la humanas: a las estatuas de los dioses, apartadas de la mirada de los
sociedad como nunca hasta ahora. hombres, se les atribuye el poder de ver a los visitantes de los templos;
gigantescos simulacros de piedra, los llamados ménnones, resuenan al
salir el sol; a las momias se les garantiza el ejercicio de todas las fun­
La experiencia del hacerse cosa ciones vitales. Y viceversa, los hombres, del todo inconscientes de sí
mismos, se mueven por un formidable impulso de objetivación, por
Las cuatro acepciones en las que la expresión “filosofía del pre­ una tendencia a manifestar algo cuya sustancia queda desconocida
sente” puede ser entendida han determinado mi investigación como para ellos e imposible de conocer, por un culto de la consecución prác­
un camino ajeno tanto a la hermenéutica como a la utopía, orientado tica que todo lo osa, todo lo gira y nada lo detiene.
en sentido positivo, heredero de las revoluciones modernas, modesto El espíritu Egipcio —dice Hegel —representa el enigma en la histo­
pero no débil. Estas determinaciones son, sin embargo, considera­ ria del mundo justamente por la inversión que éste opera entre el vivo
ciones relativamente insuficientes a la interrogación de la que hemos y el muerto, entre lo interno y lo externo, entre el hombre y la cosa.
partido. La pregunta sobre la relación entre el pensamiento y la expe­ Lo espiritual está pensado como algo material y no esencial: los rayos
riencia de nuestros días solicita una respuesta más radical. de la divinidad solar se convierten en obeliscos de piedra. Y viceversa,
¿Cuál es esta experiencia? Va en dirección opuesta a la subjetivi­ lo particular está visto como algo divino: el animal es objeto de culto.
dad, pero tal orientación no implica, en absoluto, un movimiento La figura de la esfinge, en parte animal y en parte mujer u hombre, es
hacia la objetividad. Es mucho más enigmática: cada vez más, de el símbolo de esta contradicción que no se supera en una síntesis, sino
hecho, tenemos la impresión de que entre el hombre y las cosas se haya que permanece como tal y penetra en la vida humana ejercitando una
producido un proceso de recíproca osmosis, por el cual el primero se gran opresión; el egipcio intenta liberarse de este peso a través de la
ha convertido en algo parecido a las segundas, y viceversa, las segun­ producción artística, la cual adquiere por eso dimensiones colosales e
E nigmas. Egipcio , barroco y neo -barroco...

das han asumido características cada vez más humanas. Esta doble inmensas. En la noción misma de símbolo está implícita, según Hegel,
transferencia no afecta solamente al ámbito del conocer y del obrar, una ambigüedad esencial, porque por un lado éste no reenvía a otra
sino también al del sentir, en la vastedad de sus acepciones, desde la cosa que no sea él mismo, por otro alude a algo externo y diferente.

H acia una civilización de la cosa


sensibilidad a la emotividad, desde la escucha a la afectividad. Por un Los cuadros vivientes, que parece ser que existían, junto con la
lado las cosas sienten en nuestro lugar, por otro nosotrosfestamos den­ danza, una de las formas de espectáculo preferidas por los antiguos
tro de un proceso de cosificación más radical y profundo del que egipcios, transmiten justamente esta impresión de desconcierto y
hemos conocido en el pasado, porque afecta a la experiencia en su extrañamiento. Su efecto no es teatral, sino “teátrico”, porque éstos se
aspecto más inmediato y más íntimoJ Cuando el público solicita del proponen como representación mimética de la acción, pero atribuyen
a la particular fijeza mimética del actor un interés especial, con­ El hacerse cosa neo-apático
siderando su cuerpo como una vestidura de carne, como una túnica de
piel de algo a lo que es imposible dar una forma adecuada. Es ésta una El efecto egipcio y la invitación a hacerse cosa entre las cosas, con­
característica más general del arte egipcio, el cual no se presenta como stituyen puntos de referencia conceptuales muy importantes, para
mimesis de la naturaleza, sino que desea crear entidades indepen­ comprender las transformaciones de la sociedad de hoy y las exigencias
dientes con respecto a ésta, dotadas de una dignidad y autonomía profundas que la animan. Éstas pueden ser reunidas bajo dos orienta­
pares, que estén como cosas entre las cosas. ciones principales: una primera orientación, cuya tonalidad funda­
Naturalmente, cosa no quiere decir ni objeto, ni instrumento. El mental está dada por un deliberado culto por la indiferencia, y que
poeta moderno en cuya obra esta problemática ha encontrado su mayor puede ser por eso definida como neo-apática; una segunda orientación,
desarrollo es Rainer Maria Rilke. Para él el hombre tiene que aprender cuya tonalidad fundamental está dada por un deliberado culto por la
a dejar caer su pathos subjetivo, a despojarse de toda soberbia, de todo posesión, y que puede ser por tanto definida como neo-pagana. Ambas
prometeísmo, de toda intención de ser dueño de las cosas y colocarse orientaciones implican la misma experiencia del hacerse cosa, una
como cosa entre las cosas. Pero asimilarse a las cosas no quiere decir completa ruptura con el subjetivismo, un perderse de uno mismo, un
penetrar místicamente en su esencia, que permanece extraña y lejana. sentir el trámite, el paso de algo extraño.
No existe un “corazón” de las cosas. Estas son sólo superficie y nada Estamos acostumbrados a definir la sociedad contemporánea como
más. Todo lo que estamos acostumbrados a denominar “espíritu”, una sociedad de la imagen. En realidad están actuando en la sociedad
“alma” —escribe Rilke - se reduce a un leve alternarse de líneas sobre la de masa transformaciones profundas que inducen a definirla más bien
minúscula superficie de un rostro cercano. Incluso “los amantes” - esta como una civilización de la cosa: de esto deriva justamente el efecto
figura que tanto relieve tiene en la obra rilkiana —se revelan, si se miran egipcio de tantas manifestaciones suyas. Tomaré en consideración tres
con atención, nada más que como cosas. El ser poeta se revela como un ámbitos de la vida cotidiana que tienen que ver justo con la problemática
estado de aprendizaje que enseña a ser cosa entre las cosas, como el pas­ de la apariencia: la cultura juvenil, el culto al cuerpo y la preocupación
tor retratado en el paisaje de Mollet (cuyas obras son apreciadas y por el vestir. En estos tres contextos, el final de los años setenta y el ini­
comentadas por Rilke). El no tiene vida propia, está completamente cio de los ochenta marcan un giro que puede ser descrito como el paso
disuelto en el paisaje, en su trabajo. Mirar al hombre como un paisaje, de la cultura pop a la cultura punk y post-punk (en lo concerniente al
como un animal, como un árbol, como un mineral, no quiere decir en mundo juvenil), del footing al joggingy al trekking (en lo concerniente
absoluto disminuirlo; él deja de ser, ciertamente, el centro del mundo, al culto al cuerpo), de la moda a la anti-moda y al look (en lo con­
pero se hace también más grande. Vivir en el signo del paisaje quiere cerniente a la preocupación por el vestir).
decir hacerse cosa, solamente cosa, es decir - según Rilke —arriesgarse Como observa Paul Yonnet, la cultura pop, inaugurada por los
E nigmas. Egipcio , barroco y neo -barroco..

abiertamente, tener la muerte detrás de uno y no delante de uno, salir Beatles y que se desarrolla hasta la segunda mitad de los años setenta,
del tiempo concebido de manera rectilínea, llegar a ser poco a poco se mueve todavía dentro de aquella perspectiva subjetivista que carac­

H acia una civilización de la cosa


espacio. “Todo lo que nace de nuestro actuar es solamente engaño” dice terizó todos los movimientos juveniles de finales del siglo pasado.
Rilke. Lo esencial es el hacerse cuerpo del poeta convertido en cosa, del Respecto al fenómeno que la precedió inmediatamente antes, el
hombre convertido en cosa, el sentirse actuado, el sentarse delante del rock’n roll, éste introduce un aspecto escatológico que se manifiesta
propio corazón sin ponerlo en escena. en el anhelo de nuevas formas de vida y en la atención exasperada a las
percepciones auditivas y visivas, en conexión bien con la amplificación
y la distorsión de la música, bien con el uso de drogas. A este clima mo cae antes que nada la dimensión competitiva: en los maratones
cultural pone fin, tras el 76 y el 78, el movimiento punk que está carac­ urbanos que han invadido en los últimos años las ciudades de medio
terizado, en cambio, por el rechazo de los mitos escatológicos y por un mundo, no tiene ninguna importancia llegar el primero: lo esencial es
provocador culto de la indiferencia: no future y no feelings son las dos concluir la carrera. En segundo lugar, es suficiente con haber visto una
palabras clave en las que se resume esta actitud de la que se apropiarán sola vez una muchedumbre de joggers para darse cuenta que el ideal
después casi todos los movimientos juveniles sucesivos (heavy-metal, estilístico-estético de la gimnasia del XIX es ajeno a ellos: ya no hay
new-wave, dark), hasta convertirse en los eslóganes de la generación de ningún estilo en la carrera y todos indistintamente, de cualquier edad,
los años Ochenta. El movimiento punk señala por tanto la llegada de condición o hermosura, pueden participar en el maratón. Lo que
una actitud neo-apática que contrasta radicalmente con el subjetivis­ caracteriza al jogging —según Paul Yonnet —es el valor endurance, es
mo y el percepcionismo visual de los años sesenta y setenta. La unión decir, la celebración del soportar. Una hermosa poesía de Gottfried
entre el vídeo y la cultura juvenil, que se realiza en el vídeo musical, da Benn describe bien esta condición, definiéndola como post-lúdica:
un salto decisivo en esta dirección: la desvitalización de las figuras “Debes saber sumergirte, debes aprender, / un día es alegría y otro día
humanas tiene lugar a través de la separación de voz y cuerpo. Desde es oprobio / no desistas, marcharte no puedes / cuando le falta a la
este punto de vista, los vídeo-clips más interesantes son aquellos en los hora su luz. / Durar, esperar, ahora abajo en el fondo, / ahora hundi­
que el cantante no aparece casi nunca y las figuras humanas carentes do y ahora enmudecido/ ...durar, esperar, concederse / oscurecerse,
de voz dan una impresión de extrañeza, de espectral objetualidad, envejecer, apresludé’.
porque parecen adquirir el estatuto de cosas. El efecto de los vídeos También en la cultura del cuerpo, por tanto, se reafirma una men­
musicales es radicalmente distinto del que tiene el cine mudo: la músi­ talidad típicamente estoica, que hace de la apatía la principal virtud: la
ca del vídeo-clip sumerge la figura en el silencio, en el que son aban­ invitación a soportar es un motivo recurrente de la ética de Epiptero y
donadas desde siempre las cosas, mientras que la falta de la palabra en de Marco Aurelio, junto con la voluntad de concluir la tarea asumida
el cine mudo no hace otra cosa que exaltar la facundia y la expresivi­ a pesar de todas las dificultades. Como un paso ulterior hacia la ética
dad de la figura humana. Es señal de que no basta el movimiento para estoica de la kartería, de la perseverancia, puede ser visto el trekking,
evocar la vida, ni la ausencia de la palabra para evocar la cosa. una larga marcha que se realiza en solitario o en pequeños grupos. El
El mismo camino desde el subjetivismo vitalista a la neo-apatía, se verbo inglés trek quiere decir literalmente “hacer un largo viaje en
puede identificar en el paso del footing al jogging y al trekking. El busca de una casa nueva especialmente con un carro tirado por bestias”
footing - bien como preparación para una actividad de competición, y por tanto ha asumido el sentido de “viajar lejos y con fatiga, espe­
bien como práctica autónoma - pertenece todavía al horizonte de la cialmente a pie”. Así, el cuerpo se priva de las dimensiones subjetiva y
gimnasia del XIX, que considera la actividad física como un aspecto vitalista de la gimnasia y adquiere la resistencia y la opacidad de la
E nigmas. Egipcio , barroco y neo -barroco..

estético-competitivo, y se distingue de ésta sobre todo por la búsque­ cosa, pasando del espacio sagrado del Turnplatz, de la arena de juegos
da de nuevos espacios fuera del gimnasio y del estadio. La igualdad germánica, al espacio más que profano abierto por los senderos indi­

H acia una civilización de la cosa


vitalista salud-primacía-belleza que está en la base de la gimnasia moder­ cados en las guías turísticas.
na (tal y como ha sido delineada en la primera mitad del siglo por el De manera poco distinta, en la cultura sexual se asiste al paso de las
fundador de las asociaciones alemanas de gimnastas, Friedrich Ludwig teorías del orgasmo de Wilhelm Reich, que han conocido un gran
Jahn) y que se resume en la noción de Heil (que es al mismo tiempo éxito en los años Sesenta y Setenta, a las teorías de la resistencia sexu­
salvación, salud y victoria), es abandonada por el jogging. En éste últi­ al, las cuales sacan de distintas fuentes (tantrismo, Zen, karezza, imsák,
coitus reservatus..) una perspectiva que atribuye un gran valor a la independiente y autosuficiente. Este proceso a través del cual el
experiencia del convertirse en cosa: se pasa así de las nociones de lenguaje de las apariencias se vuelve autónomo es el look: éste no es
inhibición, represión, descarga de pulsión, a las de prudencia, protección o custodia de otra cosa como la moda clásica, porque es
resistencia y símiles. todo; ni es señal por la cual se manifiesta algún tipo de contenido,
También en la cultura del vestir se nota la misma línea de tenden­ como la anti-moda. Mediante el look se obtiene un efecto egipcio: la
cia de la imagen a la cosa, del subjetivismo a la apatía. Es verdad que imagen se vuelve cosa. Éste anula tanto la desnudez como el indu­
la moda en su forma clásica pretende tener el monopolio del puro mento: mientras que el cuerpo se vuelve una túnica de piel, de la que
aparentar, del mero aspecto, de la hermosa exterioridad: sin embargo, ya es imposible despojarse, el vestido se convierte en un cuerpo de tela,
su ámbito se queda categórico por definición, excluyendo lo que se más material de lo que cubre. El look nos enseña a ver el cuerpo
considera interior, duradero, permanente. Escribe Georg Simmel que humano no como el Leib vitalista, portador de instancias de salud y de
la moda es una de esas formas con las que los hombres, abandonando vida opuesto por definición y por etimología (de leben, vivir) al
lo que es exterior al dominio de la colectividad, quieren salvar el máxi­ cadáver, lleno de energía y belleza, que es exaltado por todos los
mo grado de libertad interior. Esta, por tanto, garantiza un esquema movimientos juveniles a partir del siglo pasado, sino un Korper, seme­
con el que el individuo aislado puede sentir de manera irrefutable su jante al uniforme. Observa Paul Yonnet que el look marca el pasaje del
unión con las imágenes de la sociedad y con el espectáculo ofrecido paraitre al paretre, de la moda al modo, de la apariencia a una especie
por los tiempos, sin que sea invadido el territorio del espíritu. Pero esta de ser. Sólo el dandy, este último heredero del sabio estoico, se ha
estructura dual ha sido subvertida en el transcurso de los años sesenta impuesto en el mundo de la apariencia como una cosa y se ha aparta­
por la llegada de una perspectiva mucho más subjetivista, que pretende do de las modas en nombre de un modo que le será inseparable. De
someter a sí misma el entero ámbito de la experiencia. Por un lado hecho, hace falta hacer el vacío en uno mismo para adquirir el aspec­
todo está siendo invadido progresivamente por la exterioridad de la to frío, lejano miles de kilómetros de las sensaciones inmediatas que
moda, por otro lado la apariencia adquiere un espesor cultural y semióti- caracteriza al dandy. Se pasa de la anti-moda al look justo mediante
co que no se le había reconocido antes. El rechazo del convencionalis­ este auto-vaciamiento que emancipa del tiempo, en el que se han
mo unido a la enfatización de los mensajes implícitos en cualquier movido tanto la anti-moda, como la moda. Éstas pretendían interpre­
apariencia, abre una actitud que se ha acordado en llamar con el tér­ tar la novedad emergente; el look, en cambio, instaura un espacio, es
mino de anti-moda, según la cual a cada uno le parece garantizado el más un paisaje.
derecho de vestirse como quiera, de expresar a través del lenguaje de El mundo en el que nos introducen el vídeo musical, el trekking,
las apariencias lo que desea comunicar: su punto de llegada es exacta­ el look, y también otras manifestaciones de la actividad cultural como
mente lo opuesto del subjetivismo vitalista e hiper-expresivo del que
E nigmas. E gipcio , barroco y neo - barroco..

el teatro-danza, el break-dance, algunas manifestaciones artísticas y lite­


parte. La cultura del vestido, englobando en sí misma el maquillaje, el rarias, ya no es un espectáculo, sino un paisaje. ¿Qué quiere decir
hair-dressing, el aeróbic, el body boilding... se autonomiza con paisaje? Lo dice muy bien Rilke, cuando observa que ante el paisaje

H acia una civilización de la cosa


respecto a cualquier subjetividad: ninguna vuelta atrás a la noción nosotros nos quedamos en manos de algo que es incomprensible,
clásica de moda es ya posible, porque el lenguaje de las apariencias no extraño, lejano. De hecho, estamos acostumbrados a pensar que detrás
es ya hiposemiótico, sino hipersemiótico, no pierde en absoluto la de cada gesto hay una acto de voluntad y el paisaje, en cambio, no
densidad cultural adquirida con la anti-moda, sino que tal densidad desea nada. “Con los hombres”, escribe Rilke, “nosotros estamos acos­
ya no es funcional para cualquier proyecto subjetivo, se ha hecho tumbrados a intuir mucho de sus manos, muchísimo del rostro en el

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que, como sobre un cuadrante, son visibles las horas que rigen y pesan encontrar la posibilidad de experiencias emocionales que impliquen
en el tiempo su alma. El paisaje, en cambio, no tiene manos, no tiene totalmente, de tipo positivo y no transgresivo, que se manifiesten de
cara —o quizá es sólo cara”. La civilización de la cosa, del look justa­ manera no patológica, es decir, compatibles con la cotidianidad
mente, no tiene cara, o quizá es sólo cara. Ni siquiera la visión del operativa. La difusión y el éxito de algunos grupos religiosos que
cadáver evoca tan fuertemente la impresión de una vida convertida en atribuyen un papel esencial a la implicación emocional de los fieles,
cosa, porque éste reenvía a una dimensión temporal que ha sido constituyen justamente la prueba de tal exigencia: pero en este caso su
interrumpida. Sólo la momia egipcia evoca un tan radical querer satisfacción tiene lugar según líneas culturales atrasadas caracterizadas
convertirse en cosa. por la nostalgia de la comunidad orgánica, es decir, de condiciones de
vida social completamente trasnochadas. La originalidad del nuevo
enfoque de la cuestión de la posesión consiste en sustraerla a la inter­
El hacerse cosa neo-pagano pretación vitalista que es la que prevalece en la edad moderna. El fenó­
meno de la posesión debe ser, a mi juicio, situado también dentro de
A pesar de todo, la tonalidad emocional del presente no se agota en la problemática del hacerse cosa antes delineada. Su premisa es la de
la neo-apatía. La dimensión planetaria en la que la condición contem­ desposeerse, el convertirse en nada para poder ofrecer un receptáculo
poránea nos sitúa, el encuentro y la comparación con las tradiciones corporal a algo que proviene de fuera. La experiencia de la posesión
del mundo entero, el imponerse de una actitud sincretista que mezcla parece ser así extraordinariamente similar a la del escritor, el pensador,
elementos extraídos de las más alejadas civilizaciones, inducen a la cul­ el artista, que se convierte en nada para dejar espacio al enigma de la
tura occidental a preguntarse por la posibilidad de experiencias emo­ escritura, del pensamiento, del arte.
cionales totalmente implicantes como la posesión, el delirio, el trance. Al respecto, no debe ser silenciada la presencia en la historia de
Por lo demás, la experiencia de la modernidad ha sido marcada por un Occidente de una tradición de origen griego que asigna a las “manías”
interés militante en relación a esta problemática: desde los románticos y a los delirios un significado altamente positivo y un grandísimo valor
a Nietzche, desde Baudelaire a los surrealistas, una parte conspicua de cultural y espiritual: como es sabido, Platón distinguía cuatro tipos de
la literatura moderna puede ser interpretada como una única investi­ posesión (profética, ritual, poética y amorosa). Observa Gilbert
gación articulada en varios capítulos sobre los llamados estados estáti­ Rouget en su volumen Música y trance, que una cosa es la obsesión,
cos. No obstante, durante la edad moderna tales experiencias eran que tiene que ser atribuida a fuerzas hostiles y nefastas, a males de
absolutamente excepcionales, y eran interpretadas generalmente en el orden mental o afectivo, y otra cosa es la posesión que, transforman­
ámbito de una “cultura del sujeto” de la que trastornaba el sentido más do y organizando las relaciones con las formas consideradas causas de
profundo. Cierto es que en el transcurso de los años setenta la difusión
E nigmas. Egipcio , barroco y neo -barroco...

tales males, es condición de salud psíquica y mental. También según


de las drogas ha hecho popular el culto a los llamados estados estáti­ Roger Bastide, la crisis epiléptica, la epidemia demoníaca, la sobreex­
cos, pero, en primer lugar los ha connotado en sentido transgresivo y citación patológica, el desenfreno salvaje son considerados por la cul­

H acia una civilización de la cosa


patológico, en segundo lugar no ha salido de la “cultura del sujeto”. tura del trance (africana y afro-americana) más como expresión del
En el transcurso de los últimos años, tanto en el ámbito de la cul­ fallo de la posesión que de su consecución. Esta consideración de la
tura militante como en el de la sensibilidad colectiva, el problema se posesión como algo beneficioso es compartida por Pierre Klossowski:
va planteando en términos completamente diferentes. Es una opinión “El alma” dice él “está habitada siempre por alguna potencia, buena o
cada vez más difundida, que la cultura occidental tiene que volver a mala. No es que las almas están enfermas cuando están habitadas.

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Están enfermas cuando ya no son habitables. La enfermedad del da del yo, se disuelve completamente la experiencia del enigma y todo
mundo moderno consiste en el hecho de que las almas ya no son se armoniza en un flébil humanismo espiritualista. Finalmente, tam­
habitables y que por eso sufren”. bién un peligro más grave deriva de las conclusiones teóricas y sociales
Las razones de este retorno del paganismo y del politeísmo son en sentido nihilista que algunos se sienten autorizados a extraer del
múltiples y variadas. Está, en primer lugar, el interés por el mundo que retorno del politeísmo: el problema no consiste en elegir entre un sis­
hemos perdido, por la supervivencia de concepciones del mundo y de tema que prevea un solo dios, una sola iglesia, un solo partido, una
estructuras sociales que parecen destinadas a desaparecer en todas sola autoridad científica, y un sistema que, en cambio, prevea muchos
partes como consecuencia del avance irrefrenable de la técnica. En dioses, muchas iglesias, muchos partidos y muchas autoridades cientí­
segundo lugar, está el sentimiento de extrañeza familiar o de extraña ficas; sino más bien entre una sociedad en la que el pensamiento esté
familiaridad que cada vez más frecuentemente, a causa del desarrollo vivo, operativo, efectivo y una sociedad en la que éste sea débil e impo­
del turismo a escala planetaria, suscita en el observador occidental la tente.
visión de los ritos y de las ceremonias paganas: este sentimiento hace Estos peligros son muy clara y lúcidamente combatidos en el libro
que resurjan los orígenes politeístas de nuestra civilización y favorece de Marc Augé, Génie du paganisme. A su entender, el éxito del paganis­
la vuelta a nivel psicológico de las divinidades greco-romanas, además mo no depende de un interés hacia lo exótico, hacia lo salvaje, hacia
de esa forma de paganismo por excelencia que ha sido siempre con­ lo arcaico, sino justo lo contrario, de la necesidad de un pensamiento
siderada la religión del antiguo Egipto. Está, finalmente, la crisis del práctico que sepa alejarse de la universal homologación ejercitada por
orden metafísico-teológico que parece ser que conduce en todos los la cultura occidental. A partir del momento en el que se toman final­
campos a la llegada de perspectivas pluralistas: esta crisis ha sido mente en serio los dioses paganos de África, de América y de Oceanía,
preparada teóricamente por una serie de autores cuya influencia ha ido se descubre la obra de una lógica que no es en absoluto primitiva, sino
creciendo extraordinariamente en el transcurso de los años setenta y lo contrario, llena de sutilezas y de increíbles finezas: la lógica ritual del
ochenta (Nietzsche, Bataille, Jung...). pensamiento pagano se basa en procesos de duplicación y multipli­
Ninguna de estas tres razones es, sin embargo, suficiente para cación de las señales como mínimo articulados y elaborados.
explicar de verdad la vuelta del paganismo y, es más, cada una de ellas Por eso justamente, Augé polemiza con la interpretación esteticista
puede llevar a equívocos y a malentendidos. De hecho, en primer del paganismo, a la que considera completamente desviada.
lugar, las mismas nociones de supervivencia, de residuo parecen estar Parafraseando a Chateaubriand, el autor de Genio del cristianismo, él se
íntimamente conectadas con una perspectiva evolucionista del devenir pregunta: ¿será quizá el paganismo menos hermoso cuando se muestre
de las sociedades que relega inexorablemente a un pasado definitiva­ más verdadero? Además, él muestra como el misticismo esteticista neo-
mente transcurrido el estado del politeísmo: ¿puede la antropología, la platónico fundado en la sublimación y en la relación de intimidad entre
E nigmas. Egipcio , barroco neo- barroco...

etnología, la historia del folclore y de las tradiciones populares hombre y Dios, está en las antípodas del paganismo. Este, de hecho no
apartarse de este presupuesto sin caer en el funcionalismo? El segundo es una religión del alma, ni una fe o una creencia subjetiva. Entre los

H acia una civilización df. la cosa


peligro deriva de considerar el politeísmo bajo la lente deformante del hombres y los dioses toda meditación es social. La posesión no tiene nada
que ver con la comunión: los dioses que “cabalgan” sobre sus adeptos
y

misticismo esteticista neo-platónico que establece una relación de


intimidad espiritual entre los hombres y los dioses. Si los dioses son permanecen extraños y enigmáticos; éstos son potencias, no personas. El
entendidos como modelos de identificación psicológica, que con sus culto pagano es una práctica rigurosamente impersonal, a la que es del
mitos proveen al alma de una guía sin constreñirla a la estructura rígi­ todo extraño el llamamiento al alma y a la soledad del corazón.

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En conclusión, paganismo no quiere decir, en absoluto, relativismo número tan elevado que es necesario un sentido muy perspicuo y deli­
nihilista. Augé sostiene que cada potencia divina hace derivar su ser y cado para sentirlos y después juzgarlos de forma correcta y justa.
su existencia de la red de relaciones que la une al sistema divino en su Quienes hoy se interrogan por los aspectos esenciales del pensar egip­
conjunto. La multiplicidad de los dioses por eso no es la consecuencia cio ponen en evidencia justamente esta pluralidad de elementos que
de un proceso de fragmentación, ni el advenimiento de una situación no se excluyen mutuamente, sino que producen un objeto extremada­
babélica en la que todo se confunde con todo y se intercambia con mente complejo.
todo. El politeísmo tiene, por definición, grandes capacidades de asimi­ Pero, ¿qué es lo que nos autoriza a hablar de una vuelta del esprit
lación y de adaptación, pero estas capacidades no están limitadas; defimesse'i A pesar de todas las apariencias contrarias, a pesar de la vul­
existe algo que destruye la lógica y le mina las bases: este enemigo del garidad, la superficialidad y el oscurantismo en el que a veces nos
politeísmo tiene que ser buscado con toda probabilidad en el sectaris­ parece estar envueltos, el retorno del pensamiento politeísta es un dato
mo, pero también en su aparente contrario, es decir, en la confusión y que emerge de la condición contemporánea. Éste es una consecuencia
en la nivelación indiscriminada. La religión egipcia, considerada como de la extrema ambigüedad, indeterminación y plurisignificación de
la quintaesencia del paganismo, atribuía una grandísima importancia todo acontecimiento, hecho o cosa. El carácter enigmático de la
al saber; el principio de un buen entendimiento social se identificaba sociedad contemporánea no depende tanto de la grandísima cantidad
con el ejercicio de la religión: toda autoridad reposaba sobre el Maát, de mensajes a los que estamos continuamente expuestos, sino más
sobre la justicia. esencialmente del hecho de que cada mensaje individual constituye un
Por lo tanto, si la vuelta del paganismo no puede ser explicada ni enigma, es decir, es tan complejo como para autorizar interpretaciones
como una supervivencia, ni como un fenómeno estético-espiritual, ni, opuestas y contradictorias y desmentirlas todas. Nuestra sociedad se ha
en definitiva, como una consecuencia del nihilismo, ¿de qué depende convertido en politeísta y pagana, no porque haya posibilidad de elec­
la fascinación que éste despierta? ¿Por qué los dioses de la antigüedad ción entre tantas mercancías, tantos partidos y tantos estilos de vida —
nos parecen ahora más cercanos que nunca? ¿Por qué nos preguntamos como superficialmente piensan algunos - sino porque toda mercancía,
cada vez con más frecuencia sobre la naturaleza de aquella sabiduría todo partido, todo estilo de vida que quiera presentarse como vence­
que tanto griegos como judíos atribuían a los egipcios? La respuesta a dor, tiende a asimilar y a contener también las características de todas
esta pregunta va más allá de la antropología, de la estética y de la las demás mercancías, de todos los demás partidos, de todos los demás
sociología y tiene que ver con el problema más esencial de un pen­ estilos de vida competidores, hasta tal punto que se vuelve tan rico y
samiento que se consideraba sepultado para siempre. Un pensamiento tan pobre de determinación como los dioses del paganismo.
del que Marc Augé da muchos e interesantes ejemplos relativos a las La relación entre monoteísmo y politeísmo no es, por eso, el con­
culturas extra-europeas, casi todos basados en procesos de inversión,
E nigmas. Egipcio , barroco y neo - barroco...

flicto entre el uno y los muchos, entre unidad y pluralidad, sino más
de mimetismo, de cancelación, que muestran en acción un esprit de bien entre algo que es o aspira a ser sólo sí mismo, y algo que es o aspi­
finesse que parecía que hubiera desaparecido de nuestra cultura. Entre ra a transitar hacia su propio opuesto. Monoteísmo está, por lo tanto,

H acia una civilización de la cosa


esprit de finesse y politeísmo existen, por otra parte, puentes de unión por identidad y politeísmo por enigma. La típica situación politeísta es
profundos: a propósito, Pascal definía tal espíritu con la referencia a la descrita por un pensador barroco por excelencia, Baltasar Gracián,
una multiplicidad de principios tan tenues y tan numerosos que es casi el cual inicia su Oráculo manual con este aforismo: “Más hace falta hoy
imposible que no se escape alguno. Estos principios - continuaba para hacer un sabio que antiguamente para hacer siete y más aún se
Pascal —no se dejan tratar todos de la misma manera y son de un necesita para tratar hoy un solo hombre que no con todo un pueblo

71
en el pasado”. La unión entre sociedad contemporánea y politeísmo Bibliografía
consiste, por tanto, en el hecho de que ambos tienden a privilegiar lo
que está labrado, lo que es pluridimensional, enigmático. M arc A uge , Génie du paganismo, París 1982. [trad. esp.: El genio del
De esta concepción del monoteísmo como identidad y del politeís­ paganismo. Barcelona: Aleph, 1993].
mo como enigma se derivan importantes consecuencias. De hecho, R oger BASTlDe, II sacro selvaggio, Milán 1977.
resulta evidente que no es posible considerar sic et simpliciter las reli­ GOTTFRIED Benn , Apreslude, Turín 1966. [trad. esp.: Postludio.
giones monoteístas como tales y las religiones clásicas como politeís­ Valencia: Pre-Textos, 2001],
tas. Por ejemplo, dentro del cristianismo a menudo se mueve y se SERGIO DONADONi, Arte egizia, Turín 1975.
desarrolla una lógica politeísta que se ha manifestado de muchas G illo D óreles, La moda della moda, Genova 1984.
maneras, desde el mito de Egipto cultivado en edad barroca por el Baltasar G racián, Oráculo manualy arte de la prudencia. Madrid 1995.
padre Kircher y sucesivamente por tantos otros, hasta el politeísmo G eorg W ilhelm F riedrich H egel, Estética, Turín 1967.
poético de Blake, desde la preocupación misionera, típica de los G eorg W ilhelm Friedrich H egel, Lezioni sulla fdosofia della storia,
jesuítas en China, de proceder por el camino de la analogía y de la Florencia 1975.
recuperación en un esfuerzo por encontrar puntos de contacto y de E ric HORNUNG, L’Egypte. La philosophie avant les Grecs, en “Les
afinidad entre cristianismo y confucionismo, hasta el moderno sin­ Etudes Philosophiques”, 1987, nn. 2-3.
cretismo religioso brasileño. Ni siquiera el judaismo es totalmente P ierre K lossowski, La rassomiglianza, Palermo 1987.
monoteísta: Marc Auge sostiene que sólo a partir de Jeremías aparece R ainer M aría R ilke, Del poeta, Turín 1955.
en la Biblia un Dios trascendente interlocutor de las almas individuales G ilbert ROUGET, Música e trance, Turín 1986.
y otros estudiosos ponen de manifiesto que en el judaismo JHW H no G eorg R immel , La moda, Roma 1987.
se define y que la Torá puede tener seiscientos mil rostros, uno por PAUL Yonnet , Jeux, modes et masses 1945-1985, París 1985.
cada judío en el exilio. Por otra parte, no hay que olvidar que la más pro­
funda crítica a la teología de la identidad ha sido realizada con referen­
cia al dios bíblico. De igual forma, es indudable que la religión y la
filosofía de la antigüedad clásica no pueden ser definidas tout court
como politeístas: la metafísica de la identidad nace y se desarrolla en
Grecia sobre la base del olvido, de la remoción del enigma, según
líneas no carentes de conexiones con el misticismo espiritualista.
Enigmas. Egipcio , barroco y neo- barroco...

H acia una civilización de la cosa


72 73
IRTUALIDAD Y PERFECCIÓN

Actualidad y homologación
Ya se ha convertido en un tópico que las nociones más pertinentes
para describir la sociedad contemporánea sean las de actualidad y
homologación. Esta opinión se fundamenta sobre las características de
los instrumentos de comunicación de masas (prensa, cine, televisión,
publicidad...), cuyos mensajes alcanzan simultáneamente a un
grandísimo número de usuarios, generando en la vida cotidiana pro­
cesos incalculables de amplificación y de redundancia de las noticias,
los cuales crean un imaginario colectivo homogéneo y efímero. No
erróneamente ha sido puesta de manifiesto la afinidad entre la actuali­
dad de los mass-media y el fenómeno onírico, tal y como ha sido
descrito por el psicoanálisis: el sueño con sus mecanismos identifica­
dos por Freud (condensación, movimiento, prefiguración, simbolis­
mo, modificación de los estados afectivos y elaboración secundaria)
constituiría el paradigma teórico de la comunicación de masas, de un
horizonte que garantiza una existencia pública de muy breve duración
a lo que se pliega a sus exigencias, o que se deja deformar, disfrazar y
contaminar. El producto de este trabajo, el cual se desarrolla mediante
sutiles y complicados procesos, es justamente la actualidad, que puede
ser asimilada al instante, al mine, entendido como límite móvil entre
pasado y futuro, o como resfluens que en seguida se corrompe y desa­ selección que proviene de procesos de mediana y larga duración. La
parece. La actualidad no es por eso, en absoluto, la experiencia del pre­ inquieta interrogación sobre el porvenir del libro, las preocupaciones
sente, sino, justamente lo contrario, de la ausencia de éste, de su sobre la vuelta a un estado de ignorancia y de barbarie, la perplejidad
inconsistencia, de su cada vez ser menos: ésta está dominada por una sobre el futuro de la lectura y de la escritura, dejan ver el estado de
fiebre destructiva, por un hambre insaciable que devora todo lo que desmoralización y de desánimo en el que el dominio ejercitado por la
toca. De igual forma, ésta no tiene nada que ver con lo nuevo: es más, actualidad y por la homologación de los mass-media sobre la sociedad
justamente como el sueño, la actualidad se nutre de restos, de deshe­ arroja sobre todos aquellos que se sienten herederos de la cultura occi­
chos, de detritos, a los que se les da una mano de pintura, una facha­ dental. Por otro lado, la tendencia a transformar el libro en un instru­
da, un embellecimiento artificial y ficticio. La actualidad se acompaña, mento de comunicación de masas, que se manifiesta en la redacción de
por tanto, con una impresión de déjá vu, de aburrimiento, de narcosis los instant-books, en la contracción del tiempo de almacenamiento de
que, como en el sueño, puede transformarse en exageración afectiva y la mercancía-libro, en el inundarse el interior de la misma editorial con
genera la intolerancia y el fanatismo. una mentalidad que desnaturaliza la esencia misma del libro, parece ser
La idolatría en los sondeos de opinión y en los índices de audien­ que asegura el triunfo de lo actual y de lo homologable sobre lo diferi­
cia, que es una consecuencia inevitable de la identificación entre actuali­ do y sobre lo diferente. Oponer, como hizo primero Nietzsche, lo inac­
dad y efectividad, está conectada a la tendencia a homologar todos los tual a lo actual, la oculta lección del eterno retorno a la trivialidad
productos puestos en evidencia: lo que los hace objeto de consideración embustera del espectáculo, presupone, aún así, siempre un público y
es, de hecho, el dato simplemente empírico y cuantitativo de su una industria capaces de distinguir entre efímero e histórico, entre
difusión y recepción simultáneas. La homologación de todos los men­ especulación a corto plazo y la inversión a largo plazo.
sajes y de todos los productos de la cultura de masas en un solo
registróla disolución de todas las oposiciones, de todas las diferencias
de estatus y de nivel, el triunfo de una actitud nihilista y cínica en Más allá de la sociedad de los mass-media
todos los ámbitos sociales no dependen del carácter democrático de la
industria cultural, de su legítima aspiración a dirigirse a todos, sino Pero esta condición, que parece que sitúa a los “hombres del libro”
más bien al carácter totalitario de la actualidad, de la intimidación que en una marginalidad sin precedentes históricos en Occidente, ¿corres­
ésta dirige a todos para consumir en seguida, hic et nunc, lo que ella ponde de verdad a la situación actual? Dentro de la sociedad contem­
proporciona. La simultaneidad ecléctica del sueño, que, según Freud, poránea, ¿no están ocurriendo profundas transformaciones que
remueve todas las diferencias y pone en el mismo plano las identidades señalan un cambio de tendencia, o mejor, abren una nueva fase en la
más disparatadas, procede según un mecanismo idéntico al del imagi­
E nigmas. Egipcio , barroco y neo -barroco...

que todos los problemas de la comunicación se plantean en términos


nario colectivo creado por la actualidad, por el cual existe sólo lo que diferentes con respecto al pasado próximo? La sociedad de los mass-
aparece en la escena del momento. media, que se rige por las nociones de actualidad y de homologación,
Un amplio sector de la publicidad reciente y recientísimo se ha ¿no ha llegado a su máximo desarrollo, no ha tocado techo y ya se
hecho intérprete de la profunda incomodidad y del agudo malestar que apronta a declinar, amenazada por una nueva realidad tecnológica,

V irtualidad y perfección
los mass-media generan en los que trabajan a través de instrumentos de social y cultural, que gira en torno a la informática? ¿No se va poco a
comunicación, que por su propia naturaleza misma implican una poco manifestando y difundiendo un modelo cultural alternativo, en
fruición diferida en el tiempo y que apelan desde la antigüedad a una el que los elementos de la recepción simultánea y de la nivelación pier-

76
den importancia a favor de la acumulación, de la conservación y de la cada uno pueda tener acceso a una virtualidad lo más amplia posible;
ordenación de los datos? Así pues, parece que lo esencial no es ya lo así, en el fondo, importa poco que haya tramontado para siempre la
actual, sino lo virtual, no ya el instante, sino la memoria, no ya la mez­ posibilidad de un juicio axiológico y de una fundación de los valores,
cla de entidades heterogéneas, sino lo puntual, no ya la apariencia, lo esencial es que se comience a ordenar los materiales según criterios
sino la cosa, no ya lo efímero, sino lo disponible, no ya la con­ que respeten las diferencias y los estatus de éstos, que cada uno esté
sumación, sino la preservación, no ya lo ocasional, sino lo perfecto. colocado en el lugar en el que pueda conseguir su perfección específi­
La informatización de la sociedad no implica, sin embargo, el privi­ ca. Durante siglos se ha visto en el libro una metáfora del mundo:
legiar un instrumento de comunicación con respecto a otro: esto no es ahora éste se convierte en la metáfora de toda forma de actividad cul­
lo esencial del problema. La tesis de McLuhan, según la cual el medio tural. Éste se encamina a ser superado en el sentido hegeliano del tér­
condiciona la experiencia, sobrevalora el aspecto estrictamente tec­ mino: porque ciertamente ha perdido la hegemonía inmediata que
nológico y perceptivo por encima del aspecto social e intelectual de la tenía en los siglos pasados, pero puede adquirir una hegemonía todavía
fruición: el factor discriminador no transcurre entre el leer un libro y más amplia, en la medida en que todo se convierte en lectura y escritu­
el ver una imagen electrónica, sino entre un tipo de fruición diferida ra, diferidas en el tiempo y colocadas en el lugar que les compete.
en el tiempo y crítica (en el sentido etimológico de capaz de distin­
ciones) y un tipo de fruición simultánea y homologadora. Ahora la
informatización de la sociedad en primer lugar divide netamente los Lo virtual
tiempos de la fruición, porque ofrece al usuario individual la elección
entre una grandísima cantidad de vídeos, de informaciones, de lec­ Todo esto conlleva a un profundo cambio de las orientaciones cul­
turas; en segundo lugar constriñe a ordenar datos, materiales, noticias, turales y filosóficas que han dominado los últimos decenios. Ai nega-
vídeos según files distintos, imponiendo así un habitus, una disposi­ tivismo, al nihilismo, al cinismo, estrictamente conectados con la actu­
ción constante a seguir programas, procedimientos y reglas de clasifi­ alidad y la homologación de los mass-media, a la velocidad y a la con­
cación y de selección. Poco importa si el material objeto de la fruición fusión, sucede una actitud positiva y constructiva, más “virtuosa” en el
y de la archivación es un libro o una película o una cinta o cualquier sentido literal del término (de vis), que mira a la especialización del
otra cosa: lo esencial es que declina la época de la actualidad y de la tiempo, a un progreso inmóvil, a un tránsito de lo mismo a lo mismo.
homologación, de la “aldea global” y de la “neo-babilonia” y se anun­ El mundo de la virtualidad, en el que la informática nos introduce,
cia una época de virtualidad y de discriminación. En esta nueva perspec­ solicita una reflexión filosófica sobre la noción de virtual. Ésta es algo
tiva, el libro no será otra cosa que un caso particular para nada privile­ diferente con respecto a términos, a menudo considerados sinónimos,
como “potencial”, “posible”, “práctico”.
Enigmas. Egipcio , barroco y neo - barroco...

giado con respecto a las otras “cosas” que ordenar y la biblioteca una
institución particular junto a la videoteca, la mediateca, la hemerote­ Antes que nada, lo virtual no es el potencial de la tradición filosófi­
ca, la galería, el museo... Pero al menos esas condiciones de diferir y ca que se remonta a Aristóteles. La oposición aristotélica potencia-acto
diferenciar que han sido durante milenios aspectos esenciales de la lec­ privilegia el acto, que constituye la forma plena y final del ser, la exis­
tura y de la escritura volverán como el modelo fundamental de cada tencia misma del objeto, en relación a la cual la potencia es mera per-

V irtualidad y perfección
tipo de fruición. En otras palabras, poco importa si se lee un libro o si formación, predeterminación, pre-existencia. Dios, en tanto que
se escucha un disco o si se ve una película, lo esencial es que al final cumplimiento perfecto, sustancia pura, es acto puro, por eso carente de
uno se despierte del sueño en el que la actualidad nos sumerge y que materia y de potencialidad. En esta identificación entre realidad y acto,

79
existe una sorprendente continuidad entre la metafísica aristotélica y los “virtualmente real”. En este vuelco del significado de la palabra, se
mass-media contemporáneos: el mundo de la actualidad puede ser inter­ cumple ese fenómeno de coincidencia de los opuestos que Nietzsche
pretado como el extremo punto de llegada de una falta de conocimien­ ha desenmascarado como el aspecto más insidioso de la metafísica
to del potencial que inicia justamente con Aristóteles. La afirmación de occidental. La homologación de los mass-media está ya implícita en
la supremacía del acto sobre la potencia, relegando a la irrelevancia lo esta intercambiabilidad de las oposiciones metafísicas.
que es germinal, subterráneo, oculto, justifica la tesis de los que ven en Hay, finalmente, otro uso de “virtual”, de carácter teológico, en el
Aristóteles el punto de partida del nihilismo contemporáneo. que merece la pena detenerse. La teología moral distingue la intención
Lo virtual es, sin embargo, esencialmente diferente también con actual del ministro de los sacramentos de su intención virtual: la
respecto a lo posible, entendido como algo que puede ser o no ser, algo primera se determina en el momento de la decisión, la segunda, por el
que no es necesario, ni imposible. Contra el aristotelismo toda una hecho exclusivo de no ser revocada, persiste y continúa actuando,
tradición de pensamiento, que se remonta a Platón, ha hecho valer la incluso sin que el ministro la tenga virtualmente presente en el
dignidad ontológica de lo posible en relación con lo real: por ejemplo, espíritu. Este uso del término “virtual” es particularmente significati­
Kierkegaard sostiene que lo posible no se convierte en necesario por el vo porque confiere a la virtualidad una eficacia cronológicamente pos­
hecho de que se realiza, sino que permanece posible; no de manera dis­ terior con respecto a la actualidad y le da una estabilidad independiente
tinta Benjamín ha puesto en guardia contra la tendencia a identificar de la consciencia. A diferencia de lo que sucede con lo potencial y con
lo real con lo que en cambio triunfa en el mundo: la historia del lo posible, que preceden a lo actual y a lo real, aquí lo virtual sigue al
mundo no se identifica en absoluto con la historia de los vencedores. acto, lo conserva y lo preserva en una especie de memoria externa al
Sin embargo, esta reivindicación de la realidad de lo posible, en últi­ objeto, pero presente, efectiva, disponible.
ma instancia, no puede ser separada de un llamamiento escatológico al La biblioteca, el archivo, la mediateca, el banco de datos están jus­
futuro, de la esperanza de que todo lo que ha sido en el pasado “sólo” tamente en el horizonte de la virtualidad de la intención moral. Entre
posible se convierta finalmente en algo real. Pero, ¿la informática y las el mundo del libro y la tecnología se restablece esa continuidad que los
llamadas “nuevas tecnologías” pueden de verdad ser portadoras de mass-media habían dividido. La biblioteca y el ordenador son una
esperas mesiánicas? Si nos esperamos de la tecnología la apertura de un memoria externa al espíritu, a la actualidad de su tomar consciencia,
posible hasta ahora impensable e irrealizable, ¿no seremos víctimas de pero siempre presente; viceversa^ los mass-media alternan el recuerdo
ese utopismo científico que se remonta a Saint-Simon? con el olvido, viven de conmemoraciones y de remociones, lanzados
Lo virtual no es ni siquiera lo práctico, opuesto a formal. Esta acep­ con la intención de coger un presente que se les sustrae siempre^ Se
ción es particularmente evidente en el adverbio “virtualmente”, cuan­ cumple así un movimiento de la realidad de lo actual a lo virtual: real
do se dice, por ejemplo, que alguien es “virtualmente ganador”, que el no es lo que aparece en el instante, sino lo que es conservado en la
E nigmas. Egipcio , barroco y neo - barroco...

negocio está “virtualmente cerrado”. Este uso muestra un desprecio en memoria; el display, la visualización, la lectura, son algo que puede
relación a la forma, que es, a fin de cuentas, cinismo en relación con estar o no estar, algo accesorio y sucesivo.
toda forma de saber, apología de una efectividad bruta y violenta. ET Si la efectividad, la realidad es pensada no ya como actual (como
acto puro de la tradición metafísica que pretende ser la sustancia, el ser, en la tradición metafísica que se mantiene hasta la sociedad de los

V irtualidad y perfección
la realidad última, está envilecido y humillado por una actitud que pre­ mass-media), sino como virtual (como sucede en la sociedad informa­
tende despachar la violencia por virtud. No es extraño que la actualidad tizada), cae toda la visión del mundo humanista que ha conferido al
de los mass-media se apropie de la pretensión de ser la única fuerza sujeto un significado ontológico. La memoria no es la auto-conser-

80
vación integral del espíritu por parte de sí mismo, la conservación es La perfección
la persistencia de éste, de todas sus acciones y aficiones, de todas sus
manifestaciones y modos de ser, sino algo externo al hombre, el cual El nacimiento y la afirmación de una tecnología que abre hori­
se encuentra en relación a él en una condición de escucha y de recep­ zontes inmensos a la posibilidad de conservar y de ordenar, implica la
ción. Lo esencial no proviene de la interioridad del alma, sino de la vuelta a una problemática de la perfección, que parecía ya relegada y
eternidad de la escritura, del libro, del ordenador. Paradójicamente la olvidada en el polvoriento cuchitril de la espiritualidad y de la estética
experiencia informática renueva la concepción de la memoria de los siglos XVI y XVII. En realidad, a partir del momento en el que
premetafísca de la Grecia arcaica, según la cual el hombre es solamente lo esencial ya no es actual, sino virtual, y a esta virtualidad se le con­
el trámite de un saber que no le pertenece íntimamente, porque llega fiere una plenitud y una completa autosuficiencia, a partir del
de los dioses, de la Musa. Es sabido, de hecho, que las palabras memo­ momento en el que se advierte la necesidad de reestablecer distin­
ria, musa, manía, provienen de la misma raíz etimológica. La sociedad ciones y separaciones entre las cosas, la noción de perfección se
informatizada parece proponer por tanto un modelo del conocimien­ impone como idea guía.
to no ya como actividad del sujeto, sino como manía, como posesión. Ha sido observado que el interés de los siglos XVI y XVII por la
El mundo hacia el cual nos encaminamos no es un mundo vacío, que noción de perfección puede ponerse en relación con la aparición y la
debe ser rellenado con la realización de los planos de la razón proyectu- difusión del libro, con el paso de una cultura manuscrita a una cultura
al del sujeto, sino un mundo ya lleno en el que todo es a son point, orde­ impresa: la “razón gráfica” introduce toda una serie de signos que con­
nado por las máquinas vertueuses de la informática. Si la recta es la metá­ fieren al texto una plenitud distinta de la del manuscrito. Por otra
fora geométrica más pertinente para describir una progresión al infinito, parte, es importante observar que en el paso de la Edad Media a los
el punto es el elemento preciso, netamente delimitado, que permite dis­ tiempos modernos, la idea de “perfección” pierde su absolutividad y
tinguir, separar, discriminar.(En la sociedad de los mass-media todo se por así decir “se democratiza”: ésta ya no designa exclusivamente la
intercambia y se confunde con todo: todo fluye en un ininterrumpido vida de quien se ha dedicado por entero a Dios, entrando en una
stream of conciousness colectivo, en el discurrir incesante de imágenes que orden monástica, sino que se extiende hasta contener — según
se suceden sin solución de continuidad;) en la sociedad informatizada Bellarmino —a todos aquellos que, aún viviendo en el mundo, están
todo está fijado, anclado en un orden espacial, en el que se presupone simplemente “listos” para dejarlo: el estado de perfección se normaliza
que éste está también presente y disponible. A un mundo cuya tonali­ hasta tal punto que no excluye los pecados (excepto los contrarios a la
dad fundamental viene dada por una temporalidad psíquica subjetiva caridad). De forma análoga, la perfección de la página impresa no es
sin solución de continuidad, sucede un mundo cuya tonalidad funda­ la misma que la de un códice miniado, pero es siempre algo comple­
E nigmas. Egipcio , barroco y neo- barroco...

mental es la de una parcelación y especialización de la experiencia to. Entre la cultura del libro y la ética neo-estoica, que se difunde entre
psíquica, gracias a la cual a estados de calma adámica pueden preceder o el siglo XVI y el XVII, existe una relación que merece una profun-
seguir estados de delirio: nuestro espíritu ya no es un río, sino un archi­ dización: contra la tesis que sitúa la perfección fuera del mundo en una
vo, una mediateca, una biblioteca. El principio sobre el que se funda­ veta inalcanzable por definición, el neo-estoicismo reivindica la per­
mentaba la sociedad de los mass-media era el consumo efímero, un “usar fección de los estados individuales, para los que ya no existe un estado

V irtualidad y perfección
y tirar” cada vez más vertiginoso; el principio sobre el que se fundamenta de perfección único, sino tantas perfecciones como condiciones par­
la sociedad que se anuncia es por el contrario la acumulación de datos, ticulares haya: en todo caso - como dice La Combe - ésta ya no es ni
de información, de imágenes y su gestión ordenada. siquiera un proceso temporal de mejora de uno mismo, un chemine-

82
¡
menty sino un chemin, es decir, algo que está siempre presente en su de la necesidad de responder de manera adecuada a la revolución infor­
especialidad. mática, la cual nos abre posibilidades amplísimas de conservación de las
La convicción de que todo producto cultural tiene que correspon­ palabras, de los gestos, de los sonidos, de la misma forma en que la rev­
derse con una idea de perfección que deriva de su propio estatus se revela olución tipográfica abría amplísimas posibilidades de conservación de la
hoy muy en consonancia con la mentalidad informática: ésta pone fin a escritura. -
la homologación a base de un solo registro ejercitada por los mass-
media. La profunda incomodidad que una persona culta siente cuando
ve confundidas en una única clasificación de ventas obras esencialmente El enigma de la escritura y de la lectura
diferentes entre sí, no deriva sólo del moralismo heredado de la religión
de las letras, sino de la influencia de una nueva mentalidad que avanza Esta nueva situación no implica, sin embargo, la recuperación de
junto con el proceso de informatización de la sociedad. Situar en el un orden neo-clásico. Al contrario, ésta se presenta como una exten­
mismo plano el último libro de Beckett y el instant-book de una actriz sión a la sociedad entera de esos aspectos enigmáticos que están pre­
porno, el producto editorial dictado por el departamento de prensa de sentes en la escritura y en la lectura desde los orígenes más remotos.
un hombre político con un volumen de filosofía de la historia, no es sólo De hecho, el abandono de la dimensión expositiva y espectacular y el
inmoral y cínico, sino absurdo desde el punto de vista pragmático e imponerse de la virtualidad videomática confieren a la actividad
incluso económico. La revolución informática, bajo este aspecto conlle­ humana un carácter testamentario y funerario no muy distinto del que
va y radicaliza una exigencia de perfección que se ha manifestado ya en caracteriza la producción artística del antiguo Egipto, la cual, al menos
la revolución tipográfica. La perfección de una conferencia, o más en en el periodo del reino antiguo, no estaba destinada a ser vista, sino a
general de cualquier intervención oral, es algo muy distinto de la per­ permanecer encerrada durante milenios en las pirámides y en los tem­
fección de un texto escrito: la costumbre ampliamente extendida de plos. No es casualidad, por otra parte, que Egipto haya sido considera­
hacer ensayos e incluso libros mediante la mera trascripción de cintas do siempre como la patria de la escritura: a partir del momento en el
magnéticas perjudica tanto a la oralidad como a la escritura. A partir del que el estatus del libro se generaliza, parece ser que por eso en la entera
momento en el que una intervención oral se conserva y se convierte en sociedad influya el clima cultural mudo y sin resonancias de aquella
usufruible públicamente en la mediateca, ésta solicita por parte de quien civilización.
la cumple una atención de tipo estético que no parecía necesaria en De manera análoga, el ideal de perfección, también en su versión
absoluto en el pasado. Ya no es verdad que verba volant, scripta manent. “democrática”, mantiene su aspecto canónico y repetitivo que es lo
quedan también las palabras, las imágenes, las sonrisas y las muecas. De contrario de la genialidad creativa. Éste no reenvía a la armonía cós­
E nigmas. E gipcio , barroco y neo -barroco..,

manera análoga, la homologación del libro con los instrumentos de mica de interioridad y de exterioridad, sino a algo abstracto y ritua-
comunicación de masas, la pretensión que ahora nutre cualquier lizado como la liturgia egipcia. En su deliberado rechazo de toda
escribidor de ser reconocido como un escritor, la insolencia de dilatar en dimensión funcional y utilitaria, la pirámide, como ya observaba
doscientas páginas una ideucha que a malas penas es materia de un Georges Bataille, es el símbolo de la cultura, la afirmación soberana de
artículo, hace nacer la necesidad de libros perfectos, pacientemente y una actividad enigmática que nace y se desarrolla a través de la for­

V irtualidad y perfección
lentamente tejidos al amparo del estruendo de la actualidad. Es una mulación de interrogantes y la experiencia de contradicciones. La
paradoja que tal exigencia de perfección no nace de la nostalgia de un sabiduría de los egipcios se convierte por eso, como ya había sucedido
mundo artesanal que hemos perdido, sino justo de lo contrario, emerge en la ilustración rosacruciana, en el punto de referencia más antiguo y

85
autorizado en la lucha contra el oscurantismo. Desde el momento en Bibliografía
el que el ejercicio del desencanto decae en complicidad con el cinismo,
con la banalidad y la trivialidad, el deber del intelectual consiste en ROLAND Barthes , Écrivains et écrivants, en AA. W ., Les intellectuals.
replicar el carácter enigmático de la condición humana en general y de La pensée anticipatrice, París 1978.
la situación presente en particular. G eorges Bataille, Le paradoxe de la mort et la pyramide, en
No se debe olvidar que con tal fin, mientras los procesos de actua­ “Critique”, 1953, n. 74.
lización y de homologación invadían la sociedad entera, nacía y se M aurice Blanchot , L o spazio letterario, Tormo 1926. [trad. esp.: El
desarrollaba, por obra de numerosos autores pertenecientes a distintas espacio literario. Barcelona: Paidós, 1992].
culturas nacionales, una meditación sobre el carácter esencialmente JORGE Luis Borges , Le livre comme mythe, en “Le débat”, 1982, n. 22.
enigmático de la literatura. La obra crítica de Maurice Blanchot puede E lisabeth E isenstein , La rivoluzione inavvertita, Colonia 1986.
ser considerada como el punto en el que tal reflexión ha asumido la M ario P erntola, Sogno e societa in Freud, en “il verri”, 1978, n.12.
máxima plenitud y profundidad: en su opinión, la práctica de la escritu­ BORIS DE R achewiltz , Vita nell’antico Egitto, Florencia 1962. [trad.
ra y de la lectura se mueven en un ámbito por excelencia opuesto al de esp.: Los antiguos egipcios. Barcelona: Plaza &Janés, 1994],
la actualidad, al del uno, al de la identidad. La escritura literaria no es G eorge STEINER, On Difficulty and Other Essays, Oxford 1978.
en absoluto expresión del yo, sino más bien pérdida de la individuali­ “TRAVERSES”, 1988, nn. 44-45, Machines virtuelles (una primera
dad, cancelación del sujeto, ingreso en un espacio enigmático. De esto redacción en francés del presente capítulo aparece en esta publi­
deriva su afinidad con la muerte, la cual es justamente la extrañeza cación).
radical, la suspensión de toda equivalencia, la mayor inconveniencia. F rancés A. Yates, L’illuminismo dei Rosa-croce, Turín 1976. [trad.
El enigma de la palabra literaria consiste en el hecho de que en ella esp.: Eliluminismo rosacruz. Madrid: FCE, 1999].
están presentes dos movimientos opuestos: el primero va hacia la
disimulación y el tránsito, el segundo hacia la autorreferencia, el situarse
como algo neutro e irreductible. Encontramos en germen las dos
nociones de virtualidad y de perfección.
No sólo la escritura, sino también la lectura es el lugar de un enig­
ma. Ésta se ejercita sobre algo que se queda igual a sí mismo, comple­
to, inmóvil como una estrella, la cual, como dice Platón, si es interro­
gada, mantiene un majestuoso silencio. No obstante ésta suscita una
Enigmas. E gipcio , barroco y neo - barroco...

muda ebriedad capaz de cambiar la vida de quien la ejercita, como


muestra toda una tradición que va desde la Biblia a Borges, a través de
Ambrosio y Cervantes. Perfección y virtualidad del libro parecen ser
por tanto aspectos particulares de las dos dimensiones más generales en
las que se articula la experiencia contemporánea, la apatía y la posesión.

V irtualidad y perfección
JAl L RTE, TIEMPO Y ESPACIO
f

Arte y “espíritu del tiempo”


Es difícil evitar la tentación de definir el estado actual de las artes
con el término de “neo-eclecticismo”: de hecho, parece que se haya
disuelto cualquier principio unitario en el que reunir todos los
lenguajes artísticos, y el proceso histórico parece que haya perdido
cualquier dirección precisa aunque fuera provisional y pasajera. El
término de “neo-eclecticismo” englobaría por tanto una situación de
desorientación y de indeterminación que se manifiesta en el tumul­
tuoso retorno de los estilos del pasado (no uno cada vez, sino todos
juntos), los cuales, carentes de toda necesidad histórica, se parecen
más a manieras que se toman y se dejan, según el capricho personal,
que a unidades formales coherentes, y en el agotamiento de las perspec­
tivas teóricas abiertas por las neo-vanguardias, e incluso del mismo
concepto de vanguardia, entendida como indicación unívoca y
categórica de una búsqueda colectiva con anticipación al devenir
histórico.
Esta disolución de certezas poéticas y críticas no afecta sólo a las
I nociones de estilo y de vanguardia, sino también a las de revival y
moda: las tendencias rétro y las modas que se han alternado de forma
cada vez más afanosa presuponían siempre la existencia de una dimen-
sión temporal diacrónicamente ordenable y, por cuanta distancia se cionalismo arquitectónico que resulta el primer golpe conforme a la
quiera interponer entre estilo y rétro, entre vanguardia y moda, queda experiencia de hoy. Pero otras consideraciones impiden pensar en el
que tanto una como otra implican la referencia a una implicación, gene­ estado presente de las artes como un neo-eclecticismo. En primer
ral de la sociedad en un proceso histórico; el hecho de que después el lugar, eclecticismo quiere decir, tanto etimológicamente como con­
estilo dure medio siglo y la tendencia rétro un año, que la vanguardia ceptualmente, elección en nombre de un ideal del arte que se considera
se desarrolle en un decenio, mientras la moda se agota en una estación que debe realizarse con una cada vez mayor aproximación: ahora
tiene una importancia relativa, si se mira la pretensión de determinar bien, no sólo ningún ideal del arte parece hoy imponerse a la sensi­
de forma unitaria y coherente un cierto período de tiempo, sea este bilidad crítica, sino que lo que caracteriza a la situación presente es
largo o breve, de la vida social. Tanto el estilo como la tendencia rétro, justamente la imposibilidad de elegir, o mejor, la perfecta equivalen­
tanto la vanguardia como la moda, se sitúan como portadores del cia y reversibilidad de las elecciones, la multiplicidad de las propues­
espíritu del tiempo. El hecho de que éste sea un Zeitgeist estable y tas que no se puede reducir a ninguna unidad, o a ningún horizonte
duradero o un esprit du temps momentáneo y efímero, es secundario poético y crítico definido. En segundo lugar, el prefijo “neo” despista
con respecto a la indisoluble unión entre forma artística y tiempo porque induce a considerar en términos de neo-vanguardia artística
histórico-social que éstos presuponen. un fenómeno de una amplitud y radicalidad bien distintas: lo que
Precisamente esta unión se ha roto. Por un lado, el tiempo ya no parece irremediablemente comprometido es la unión entre arte e his­
se reconoce en una única forma, sino que parece que quiere para sí toria, es decir, la posibilidad misma de proseguir por ese camino,
todas las formas artísticas de todas las edades y de todos los países, inaugurado en el siglo XVIII por Winckelmann, que privilegia la con­
todos los estilos y todos los reviváis, todas las vanguardias y todas las sideración histórica de las artes; sin embargo, es igualmente imposi­
modas; por otra parte, la forma artística se emancipa tanto de la volun­ ble volver a una visión metahistórica e ideal del arte, porque faltan
tad de expresar el propio tiempo como de la de anticipar un tiempo completamente las condiciones para una afirmación de la validez
que vendrá y parece pretender para sí una condición en la que lo eterna del arte mismo. Finalmente, el sufijo “ismcr acrecienta la con­
absoluto meta-histórico de la obra coincide paradójicamente con la fusión y multiplica los equívocos, porque presupone la existencia de
decisión más subjetiva del artista. No se anuncian un tiempo sin arte una nueva poética, de una nueva tendencia artística más o menos
y un arte sin tiempo: sino un tiempo que contiene todas las artes y un coherente, parecida a los tantos “ismos” identificados por la historia
arte dueño de todos los tiempos, una contracción de todos los tiem­ del arte, mientras que se trata más bien de la nivelación y de la
pos en un único tiempo que posee todas las formas, y una mezcla de equiparación de todas las poéticas, de la adquisición de un punto de
todas las formas, ninguna de las cuales tiene ya la intención de vista, por así decir, “lejos de la refriega”, que es más filosófico y orga­
nizativo que programático y crítico.
E nigmas. Egipcio , barroco y neo -barroco...

imponer su propia unicidad en nombre de la necesidad histórica o de


la lógica de las alternancias estacionales. No pocos, especialmente entre los artistas, interpretan la situación
El término de “eclecticismo” parecería, por tanto, a primera vista presente como una reivindicación de la libre creatividad del individuo
el más adecuado para designar el estado actual de las artes: el uso que contra los límites y los vínculos que una concepción social del arte
la historiografía del arte ha hecho de tal término para indicar la pin­ imponía: parece que la prescripción wolffliana del arte según la cual
tura de Carracci (y después la tradición pictórica académica), además “no en todos los tiempos todas las cosas son posibles” ha caído final­

Arte, tiempo y espacio


de una conspicua tendencia de la arquitectura francesa del siglo pasa­ mente, arrastrando consigo toda normativa histórico-artística y
do, implica una ruptura en relación a la pintura moderna y del fun­ abriendo al artista individual un campo ilimitado de posibilidades. A

90 91
la “historia del arte sin nombres” de los estilos y de las vanguardias junto a otro y dejando abierta la contradicción que de ello resulta. De
sucede para ellos “una historia del arte hecha sólo de nombres”, en la ahí esa impresión de enigmático sincronismo y casi de cumplimiento
que el individuo es libre de la racionalidad intrínseca de la cultura del tiempo que las producciones egipcias inspiran.
artística e incluso de la obligación de un coherente desarrollo personal. Hoy esta plenitud del tiempo, este imponerse del presente como
No es el arte lo que parece una prisión para ellos, sino la historia del su dimensión única, se manifiesta en la contradicción, en la identifi­
arte con sus pretensiones sistemáticas e incluso la historia de los artis­ cación y en la recíproca anulación de las nociones, hasta ayer mismo
tas con su fuerte instigación a una constancia de intenciones y de opuestas, de actualidad y repertorio, de evidencia y archivo, de
orientaciones. exposición y almacén. El ejemplo más claro de tal fenómeno lo pro­
En realidad no se trata del triunfo del sujeto, sino al contrario, de porciona la nueva tecnología televisiva: con el video y con los nuevos
su disolución: el sujeto individual no tiene mayores posibilidades de accesorios televisivos lo que retorna en seguida es el presente mismo,
mantenerse de las que ha tenido el sujeto colectivo; el grupo de van­ el cual, sustraído de la propia unicidad, parece que está siempre a
guardia no deja ciertamente su puesto al genio, sino a las idiosin­ punto de repetirse inmediatamente o incluso de haber sido ya un
crasias, a las manías, a los tics personales de la accidentalidad más momento antes. Si grabo un programa en directo para verlo dos
casual. Nadie puede llamarse intérprete de su tiempo, porque el tiem­ minutos después, éste adquiere completamente la emoción de la
po parece contener y soportar en una indeterminación desesperante y actualidad y viceversa, la posibilidad de disponer mediante la
enigmática todo y lo contrario de todo; ninguna relación de perte­ telemática de una cantidad ilimitada de imágenes y de informaciones
nencia recíproca se puede hipotizar ya entre el momento histórico y el transforma la mera recepción en un hecho presente. Si todo puede
sujeto individual por muy “grande” y “versátil” que sea. Quien nutre ser retardado, nada es actual y recíprocamente, si todo puede con­
la ilusión de que hoy el artista puede hacer cualquier cosa no lo ensalza vertirse en algo inmediatamente presente, todo es repertorio. No se
a las vetas de la creación libre, sino que lo relega a amateurismo y trata ya sólo de de esa increíble contracción del pasado, por la cual
reduce, en el fondo, el arte a un pasatiempo. La afirmación exagerada las noticias de hace un mes parecen tan remotas como la historia de
y a ultranza de una originalidad creativa inclasificable y única, que hace dos mil años, y la prehistoria tan cercana como los hechos de
trasciende tendencias y grupos, acaba por encerrar al artista en una antes de ayer, sino de una enigmática presencia conjunta-de pasado
soledad de la que el futuro lo liberará y, al contrario también, por y presente, que excluye a la vez la posibilidad de expresar el momen­
sumergirlo en el numeroso escuadrón de los pintores domingueros, o to vivido y de remontarse a un arché, a un principio, a un origen: el
incluso en el amorfo revoltijo de los foux artistiques. presente se ha convertido en un pasado que retorna en seguida, y el
pasado en un presente potencial que puede ser actualizado en
cualquier momento.
Enigmas. Egipcio , barroco y neo -barroco...

El efecto egipcio: el cumplimiento del tiempo El efecto egipcio no es una consecuencia de la falta de novedad, ni
deriva de la realización de lo que ha sido anunciado en el pasado; está
El estado presente del arte no está, por tanto, determinado por un conectado con la impresión de que nada puede ya adueñarse del tiem­
neo-eclecticismo, ni por un neo-romanticismo, sino más bien por un po de manera exclusiva, establecer con el tiempo actual una relación
cambio más radical y decisivo que definiría como “el efecto egipcio”. de pertenencia conjunta esencial. El tiempo está completado porque

A rte, tiempo y espacio


De hecho fue típica de la civilización egipcia la tendencia a anular en ya no tiene una voluntad artística determinada, ni una identidad
una única dimensión temporal lo antiguo y lo nuevo, situándolos uno formal de la que sea inseparable. El tiempo completado relativiza el

92
entero universo artístico, transformando la actualidad en ocasión y el egipcios es justamente el principio de la libre sustituibilidad, de la
repertorio en inventario. intercambiabilidad, de la facultad de cambiar todo elemento con otro:
La intimidación terrorista de la actualidad, que se presenta como el mundo es un vasto sistema permutable en el que lo alto y lo bajo,
universalmente válida, deja paso al encuentro entre un tiempo local y lo masculino y lo femenino, lo luminoso y lo tenebroso, la vida y la
una forma desvinculada de pretensiones totalitarias: disminuye la pre­ muerte, lo orgánico y lo inorgánico no cesan de intercambiarse y de
tensión de resolver de una vez por todas el problema del quehacer combinarse. Precisamente en esto consiste el famoso enigma del ars
artístico y el arte se despoja de esa absolutividad metafísica que los combinatoria, que generaciones de estudiosos han buscado en el
tiempos modernos le han conferido. La unidireccionalidad de lo actual, antiguo Egipto.
el chantaje de la novedad, la constricción a un actualizarse cada vez Inventariando de manera diferente el pasado, su unión con una
más convulsivo e inconcluso se sustituyen por la multiplicidad de las forma establecida se muestra bastante frágil y arbitraria. No se trata
ocasiones, por la fe en que todo puede encontrar su oportunidad, por sólo de ampliar la extensión de los objetos tomados en consideración,
la convicción de que retardo y anticipación son nociones tácticas, no transformando la historia del arte en historia de las cosas, sino tam­
estratégicas. Como en el mito egipcio, siempre estará Isis para recom­ bién, y sobre todo, de operar mediante taxonomías transversales que
poner los miembros dispersos de Osiris. ! revelen afinidad entre aspectos aparentemente lejanos y viceversa,
Pero si el tiempo completado ofrece oportunidades a todos, no por oposiciones entre aspectos notoriamente próximos. El inventario está,
esto se realiza todo. Es más, el tiempo completado es extremadamente por tanto, conectado con una actividad conceptual y organizativa que
más exigente y severo, porque nada puede ya regatear la propia corta, según perspectivas inéditas, el pasado. Se trata, por tanto, de un
novedad con la indulgencia de los otros. A partir del momento en el enfoque que está en las antípodas de la estática custodia notarial de la
que en el arte todo se convierte a la vez en posible, ya no hay espacio tradición. La completividad del tiempo no conlleva en absoluto el
para el arbitrio subjetivo: aprovechar la ocasión no quiere decir tomar registro y la homologación del universo, sino lo contrario, lo pre­
cualquier hecho como pretexto para la expresión de la propia subje­ dispone a un número ilimitado de catalogaciones.
tividad, no quiere decir en absoluto acompañar cualquier suceso con El efecto egipcio implica el pasaje de una estética europea de
perífrasis totalmente gratuitas, sino más bien conectar una dimensión derivación griega a una estética que encuentra sus propios modelos en
temporal con una dimensión formal, según circunstancias que se otras civilizaciones pre-clásicas y extra-europeas. Esto conlleva la di­
imponen al sujeto, que prescinden completamente de sus veleidades solución de muchas oposiciones, como por ejemplo la que se da entre
personales, y que implican una perfección suya intrínseca. original y copia, entre originario y espurio, entre función y ornamen­
Si la noción de ocasión introduce un elemento estático y sincróni­ to. Ante la multiplicación vertiginosa de imitaciones que en nada se
diferencian de los originales, la extrema variedad de sincretismos que
Enigmas. E gipcio , barroco y neo - barroco...

co en la experiencia del presente, la noción de inventario introduce un


elemento dinámico y diacrónico en la posesión del pasado: si la reivindican una consideración autónoma, la dilatación de la noción de
ocasión rompe la relación entre tiempo presente y forma, y muestra función que engloba también los aspectos psíquicos y emocionales de
que el presente puede ser reconocido en cualquier forma, el inventario la experiencia, los puntos de referencia de la estética europea se desha­
rompe la relación entre tiempo pasado y forma, y muestra que una cen, aumentando la desorientación y la confusión. Las nociones de
ordenación distinta de los materiales infringe las unidades formales pureza y de autenticidad parecen cubiertas por una promiscuidad for­

A rte, tiempo y espacio


tradicionales. También en este caso, interviene un efecto egipcio: de mal y conceptual ilimitada. Mientras que en la época del colonialismo
hecho el segundo aspecto fundamental de la mentalidad de los antiguos la exportación de la cultura multiplicaba el prestigio y la solemnidad

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de la madre patria, ahora ésta genera versiones espurias que despiertan cionales de la experiencia, la antropología y la posesión. Neo-eclecti­
un interés mayor que los originales y atestiguan una vitalidad ya cismo y neo-romanticismo no son, en el fondo, más que formula­
ausente en los prototipos. Todo esto no puede estar contenido en una ciones inadecuadas de estas tendencias críticas, de las cuales una
poética neo-ecléctica o neo-romántica, sino que solicita una estética de parece mirar al presente y la otra al pasado. En realidad, en el presente
la mezcla y de la desposesión, a cuya formulación parece que le falta videomático nosotros buscamos el pasado del gozo y de la variedad de
todavía un punto de apoyo. la experiencia y en el pasado antropológico el presente de la copia y
De hecho, la estética europea no parece estar en situación de con­ de la repetición. La tendencia tecnológica y la antropológica se pre­
sentir mescolanzas, sino sólo confusiones y a pesar de todas las excita­ sentan con aspectos opuestos a aquellos con los que se han caracteri­
ciones que promete, carece paradójicamente tanto de alma como de zado en la primera mitad del Diecinueve: la primera se ha despojado
cuerpo. En el fondo, ésta no hace otra cosa que llevar hasta las últimas del énfasis futurista y prometeico de posesión del mundo, de la
consecuencias esa sublimación de la sensibilidad sobre la que el siglo misma manera que la segunda se ha liberado de la nostalgia de lo
XVIII fundó su propia autonomía disciplinal en relación con el intelec­ originario y de lo auténtico.
to y con la voluntad, con la facultad de conocer y con la facultad de Así se explica el hecho de que la primera se haya conjugado con el
desear. Es posible descubrir la sustancial continuidad entre estética interés por el Tao y el Zen, mientras que la segunda, una vez aban­
dieciochesca, que se articula sobre las nociones de sentimiento y de donado el purismo de los orígenes, se haya orientado para encontrar
gusto, y la superestética contemporánea, que ser rige por la imagen, en los actuales encuentros y cruces entre las culturas más distintas, no
por el espectáculo, por la confusión de todo con todo, y que se realiza tanto la subversión de los sistemas coherentes y homogéneos, como la
prácticamente en la experiencia de un agrado medido por los sondeos prosecución de procesos fundados desde siempre en el injerto y en la
y por los índices de audiencia. combinación. De una parte, por lo tanto, la esencia de la técnica se
Lo que el cumplimiento del tiempo solicita no es una superestética, revela como algo no técnico, de otra, la esencia de lo primitivo como
sino más bien una cross-culture, una teoría que permita considerar los algo no primitivo. ¡
cruces entre las tradiciones formales más diferentes, sin caer en la
aceptación de todo y sin arrogarse la posesión de valores metahistóricos,
una teoría que sepa dar espacio a la demanda de felicidad y de experien­ Arte y museo
cias emocionales intensas sin encerrarlas en el subjetivismo sentimental
europeo y sin precipitarlas en la sobreexcitación patológica. Si el arte contemporáneo parece haber perdido su relación tradi­
Todo esto implica una profunda transformación del concepto cional con el tiempo, ¿qué ha sucedido con su relación con el espacio?
¿Existe una relación entre obra de arte y el lugar que ésta ocupa? Desde
Enigmas. E gipcio, barroco y neo -barroco...

mismo de.arte, cuyo punto de partida puede ser constituido por la


consideración de las formas del arte que Hegel define como “sim­ hace decenios sobre este tema se enfrentan dos teorías opuestas: la tesis
bólicas” (comenzando por el arte de los egipcios, para llegar al arte sin de los que ven en el museo el único lugar que, aunque sea entre tan­
imágenes de lo sublime judío y musulmán). Se entrecruzan así y se tos límites y ambigüedades, es capaz de garantizar la conservación y la
mezclan dos orientaciones críticas, en apariencia opuestas: una dirigi­ exposición de las obras de arte, y la tesis de los que sostienen la necesi­
da hacia los desarrollos más avanzados de la tecnología, la posibilidad dad de una relación más originaria y esencial con el lugar que ocupan.

Arte, tiempo y espacio


de reproducción técnica de las obras de arte, la videomática y la elec­ La primera tesis está estrechamente conectada con la reflexión
trónica, otra dirigida, al contrario, hacia las dimensiones más emo­ estética de los últimos dos siglos: ésta intenta crear un espacio estético

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separado de los espacios ocupados por las actividades utilitarias y des­ las obras de arte (como el Chínese Garden Court del Metropolitan
tinado a la contemplación: como ha sido señalado justamente por Museum de Nueva York), o a transportar en el espacio del museo un
muchos, tales características han hecho del museo una prosecución entero taller de artista o incluso enteras obras arquitectónicas (como el
laica de la iglesia, del templo, y de los visitadores de museos los fieles templo de Dendur) para apartarlas de una ruina segura; por otra parte,
de la religión de la belleza. Por el peso de las cosas, esta perspectiva no pocos museos han adquirido con el transcurrir de los años un aura
tenía que limitarse a tomar en consideración las obras transportables al artística en estrecha relación con el lugar en el que surgen, convirtién­
museo, excluyendo por eso tanto a la arquitectura como a las obras dose ellos mismos en obras de arte y no en meros contenedores de
que, como los frescos, son difícilmente separables de su lugar de ori­ cuadros y esculturas.
gen: pero tales exclusiones, bien miradas, no eran percibidas como Finalmente, tanto los que sostenían el museo como los del lugar de
límites, bien porque el estatus estético de la arquitectura le ha pareci­ origen han estado siempre de acuerdo por lo menos en un punto: que
do siempre a la reflexión estética tradicional bastante dudoso para la existe un lugar propio de la obra de arte, que ésta tiene que mantener
estricta conexión de este arte con intereses y perspectivas utilitarias, una relación esencial con un lugar, poco importa que este sea el espa­
bien porque los lugares en los que se conservan los frescos o vidrieras cio estético del museo, o el artístico del lugar de origen. En ambos
o grandes obras intransportables eran por lo general iglesias o edificios casos se presupone la existencia de espacios con aura, solemnes y con­
asimilables a la condición de museo. sagrados, ligados por relaciones íntimas y esenciales con la obra de arte
La segunda tesis reprocha al museo el esterilizar la obra de arte en y netamente diferenciados y separados de todos los demás lugares des­
un espacio aséptico, quitándole a ésta toda razón de verdadera aten­ tinados a la actividad económica.
ción e interés: según esta tesis, el museo garantiza a las obras de arte Es justamente este presupuesto el que han abandonado los desa­
una supervivencia que no tiene nada que ver con su vida. Esta posi­ rrollos de la estética y del arte: ha nacido así una super-estética, que
ción es inseparable de la crítica que los artistas y poetas de la segunda propugna la extensión indiscriminada del espacio estético y tiende por
mitad del Dieciocho hasta Paul Valéry, han dirigido a la estética, vien­ eso hacia un super-museo, en el que los límites del museo, relativos a
do en ella una enemiga de la vida del arte. Para ellos toda obra de arte la posibilidad de transportar y exponer laS"obras, son superados; en el
tiene un espacio propio del que es inseparable, un contexto del que polo opuesto ha nacido una anti-estéticá, que propugna la extensión
obtiene su linfa vital, bien sea este el lugar para el que está destinada, indiscriminada de los espacios de origen y tiende por eso hacia un
bien sea el taller del artista, bien sea un cierto ambiente con el que ésta anti-museo, cuya finalidad es la de poner en evidencia que cada lugar,
establece una relación de íntima congenialidad. Por lo tanto, ellos no también y sobre todo el más cotidiano, puede tener su genios, su cuali­
son proclives a considerar la arquitectura como madre de todas las dad artística.
E nigmas. Egipcio , barroco y neo -barroco...

artes, sino que tienden a establecer una relación esencial entre ésta y el Si el museo tradicional está hecho de obras, el super-museo está
paisaje en el que se coloca, apelándose en última instancia a un genus hecho de imágenes: gracias a la fotografía tal orientación emancipa la
loci, a una cualidad íntima y originaria de los lugares que cada obra de obra de arte de la limitación de ocupar un solo lugar y crea un museo
arte debe respetar y de los que no debe ser separada. imaginario, constituido por imágenes de todas las épocas y de todas
Pero, ¿son estas dos tesis tan radicalmente opuestas entre sí como las tradiciones. Éste rompe así la unidad de la obra multiplicándola
les pareció a los que las sostuvieron? Parece legítimo dudar: por un en una pluralidad infinita de perspectivas fotográficas fragmentarias

Arte, tiempo y espacio


lado, la museología está cada vez más orientada a recrear en el interior que alteran sus dimensiones reales. El intento implícito en la concep­
del museo espacios cualitativamente homogéneos en los que colocar ción de museo, de conciliar y armonizar todas las obras y todas las

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tendencias en el espacio estético se lleva aquí a su extrema conse­ tal punto que la metáfora del espejo les parece a algunos más perti­
cuencia: en el espacio super estético de la imagen se concilia y armo­ nente para describir lo cotidiano de lo que lo sea para hacer referencia
niza todo lo que puede ser fotografiado o filmado. La religión de la a experiencias vividas auténticas y originarias.
belleza se convierte en planetaria. Esta super-estética se acompaña Super-museos y anti-museos, super-estética y anti-estética heredan
con un humanismo universalista que identifica al hombre con el dos concepciones opuestas al arte, pero ni la una ni la otra se pregun­
espectador, con el usuario de imágenes. tan si en esta extensión indiscriminada respectivamente del espacio
En el polo opuesto del super-museo, nace el anti-museo, el museo estético y del espacio artístico, sucede algo más decisivo que solicita
de la calle. Éste no se propone simplemente exponer las obras de arte una reflexión enteramente nueva sobre la estética y sobre el arte.
en los ámbitos sociales más cotidianos y comunes, más bien encon­
trar ámbitos de profunda congenialidad entre la creatividad artística
y los lugares sociales. El anti-museo disuelve, o mejor dicho, reconstruye El efecto barroco: el enigma de la colección
y desestructura la obra de are en la actividad creadora que la ha pro­
ducido y se propone volver a poner en movimiento el proceso creador Si la nueva relación entre arte y tiempo disuelve la historia del arte
originario que en la obra ha encontrado su conclusión. Así éste lleva y genera un efecto egipcio, la nueva relación entre arte y espacio di­
a las máximas consecuencias la revuelta artística contra el museo, suelve el museo y genera un efecto barroco. Éste último está
haciendo de la originariedad y de la autenticidad la realidad más estrechamente conectado con el primero, porque es una consecuencia
común y cotidiana: el arte está dondequiera que haya vida social. Esta de la dimensión de cosa asumida por la obra de arte. La estética y la
anti-estética se acompaña de un humanismo que considera a cada reflexión sobre el arte desde el s. XVIII en adelante nos ha acostum­
hombre como un artista potencial que no se expresa. brado a considerar las obras de arte como cosas de un género especial,
Pero, ¿super-estética y anti-estética son tan radicalmente opuestas en tanto que ésas participarían de un mundo superior, más espiritual
entre sí como les parece a los que las sostienen? Parece legítimo dudar: y autónomo, respecto a las otras cosas: serían un poco menos “cosas”
por un lado el super-museo implica la existencia de un mercado del que los objetos utilitarios y cotidianos. Al contrario, el efecto egipcio
libro de arte tan vasto que no puede regirse por el reducido número de nos las presenta como más partícipes del estatus de “cosalidad” que las
los connaisseurs, sino que implica la participación de vastos estratos cosas cotidianas: éste afirma la primacía de lo “cosal” sobre lo subjeti­
sociales en la vida del arte, por ejemplo los visitantes de las grandes vo y lo ideal. La fascinación ejercitada por la cultura egipcia en el siglo
exposiciones; por otro lado, el anti-museo justamente por su carácter XVII, de la que la obra de Athanasius Kircher, Oedipus Aegyptiacus es
efímero y anti-institucional, solicita la intervención de la imagen la más conocida y sorprendente manifestación, deriva a propósito de
la exterioridad simbólica de un arte que no trasciende a la naturaleza,
E nigmas. Egipcio , barroco y neo -barroco...

fotográfica y cinematográfica, la cual solo puede conservar y documen­


tar lo que sucede en la calle. Imagen y calle se revelan más afines de lo sino que está en competencia con ella.
que parece a primera vista. No por causalidad la primera ha alcanzado De esto se derivan algunas consecuencias singulares. A primera
un significado publicitario y propagandístico que ha afectado también vista se reduce la distancia que la estética moderna había puesto entre
al arte: en la política de la cultura, lo que cuenta no es ya la relación arte y no arte. En el museo no se busca ya el espíritu o el sujeto, sino
entre obra de arte y su imagen fotográfica, sino la imagen pública que una colección de cosas. La obra de arte se muestra como un caso par­

A rte, tiempo y espacio


el arte consigue dar de sí mismo. Viceversa, la vida cotidiana se ha con­ ticular de bien cultural. De los ciento cincuenta museos de Nueva
vertido en algo cada vez más parecido a una grabación de vídeo; hasta York, menos de la mitad son museos de arte, los otros son colecciones

101
de los objetos más variados, de interés histórico, científico, naturalista, super-museo y en el anti-museo- en una concepción del arte que con­
social... Los zoos, los jardines botánicos, las bibliotecas, los monu­ fiere al objeto individual y al la experiencia artística individual un valor
mentos, las casas de los hombres ilustres e incluso las prisiones (según intrínseco independiente de la situación espacial en la que se encuen­
el ejemplo de Alcatraz) tienden a adquirir un estatus no del todo tra. El paso de un sistema de referencia rígido y fijo que se funda en el
diferente al de las galerías de arte. Sin embargo, al mismo tiempo las valor de la obra individual de arte o en la persona del artista, a un sis­
colecciones artísticas adquieren una dimensión más enigmática del tema de coordenadas espacio-culturales relativas se muestra bastante
pasado, porque no se entiende bien el criterio de la elección sobre el difícil: el gusto estético del director de museo, que elige las obras “más
que se basan. bellas”, o el genio artístico del autor individual no garantizan por sí
Los llamados “museos de artista”, es decir las colecciones privadas solos la apertura de un campo. Gusto y genio, estas nociones funda­
de objetos curiosos, que recuerdan a las Wunderkammern y a las mentales de la estética del Dieciocho, son conceptos por un lado
Kunstkammern barrocas, reunidos y conservados por los artistas con­ demasiado dogmáticos, y por otro, demasiado arbitrarios. Por otra
temporáneos, pertenecen ya a la lógica del bien cultural; los objetos parte, el enfoque histórico del arte ya no es capaz de dar el fundamento
de la colección de artista no son obras de arte en sentido estricto y ni teórico de una categorización de los objetos artísticos: una vez que ha
siquiera ready-mades, sino más bien objetos revestidos de un signifi­ disminuido la relación de intrínseca pertenencia conjunta que unía el
cado cultural, simplemente porque elegidos y conservados por el arte a la historia, la consideración histórica se convierte en meramente
artista. De forma no muy distinta la tendencia de algunos directores cronológica. Ni la apelación a la geografía del arte puede conducir a
de museos a atribuirse a sí mismos un papel más importante que el de resultados más convincentes: de hecho los procesos de transmisión y
los artistas enlaza, aunque de forma aparentemente aberrante, con la de mezcla de las culturas disminuyen y a veces anulan la importancia
lógica de la colección: ellos no son ya los guardianes de las obras de de las tradiciones locales y nacionales.
arte, de los resultados de la creatividad de otros, sino los creadores de Les parece a algunos que la iconología, desviando la atención hacia
colecciones. el contenido de las obras de arte, puede proporcionar una vía para salir
En la colección el espacio se vuelve autónomo y adquiere un nuevo de estos problemas: ésta podría fundar la unidad de la colección sobre
significado: mientras el museo se basaba en la concepción del espacio el hecho de que sus distintas partes tratan un sujeto común. Pero la
como recipiente y el lugar de origen en la concepción del espacio como cuestión se vuelve mucho,más compleja a partir del momento en el
orden de las coexistencias, la colección introduce la noción de espacio que nos preguntamos qué sé entiende por sujeto: ¿el motivo artístico?,
como campo; el campo abierto por la colección es el conjunto de las es decir, el sujeto primario y natural, por ejemplo la figura humana, o
condiciones que hacen posible la transformación de un objeto en un ¿el tema cultural?, es decir, el sujeto secundario o convencional, por
E nigmas. Egipcio , barroco y neo -barroco...

bien cultural. Lo que determina al bien cultural como tal es su estar ejemplo esta o aquella figura bíblica o mitológica, o, aún más, ¿el sig­
comprendido en el interior de un campo: fuera de tal espacio el obje­ nificado intrínseco?, es decir, el valor simbólico, el sentido profundo
to presenta un interés mucho menor. Se vuelve así a proponer la idea de la obra de arte. Cada una de estas tres dimensiones puede consti­
barroca de la colección, entendida come recolección de objetos tuir la unidad de la colección, pero nada se puede dar por obvio:
estrechamente ligada con la investigación teórica. parece pues que la razón de ser de la colección implica un trabajo
En relación con esta nueva práctica de la cultura basada en la deter­ teórico hecho para cada caso concreto, que la fundamenta y la acom­
minación de los campos, el coleccionismo artístico se encuentra en paña. La operación cultural y la investigación teórica se convierten así
dificultades: de hecho éste se ha basado hasta ahora —también en el en inseparables la una de la otra.

102
Está claro que ante tales dificultades prevalece a veces el camino embargo moverse en la dirección opuesta: establece relaciones trans­
más simple: la renuncia a las colecciones, el rechazo del campo como versales, allí donde la estética del tesoro ve piezas únicas, y viceversa, sub­
nuevo lugar del arte, la transformación de una única obra de arte en raya diferencias allí donde la estética de la catástrofe ve similitudes. Ésta
un tesoro itinerante que puede ser expuesto donde sea. En esta con­ tiene que actuar mediante tránsitos y cambios de lugar, que abran
cepción la obra se convierte en un absoluto: todas sus relaciones con nuevos espacios y constituyan nuevos significados.
el tiempo y con el espacio, con la historia y la geografía, con el propio Las mismas nociones fundamentales sobre las que se constituye la
autor y con las demás obras se truncan. Lo que importa es su mera colección, la conservación de las cosas y su exposición, son revisadas
identidad. Sólo por ésta, y no por sus enigmáticos tránsitos, ella radicalmente a partir de la experiencia contemporánea de las masas
merece ser conservada y expuesta: la reflexión teórica que tiende en que llenan los museos. Dos hechos merecen atención. En primer lugar,
torno a la obra una red de conexiones se quita brutalmente de en la tendencia de las masas a prestar más atención a las reproducciones
medio. La obra se convierte en competencia exclusiva de los conser­ (postales, fotografías, postres...) expuestas en la librería del museo que
vadores y de los expositores. Sólo dos problemas importan: cómo a los originales expuestos en las salas: en la base de esta orientación,
puede ser transportada y mantenida en cambiantes condiciones que es aberrante para todo connaisseur, no está el privilegiar una ima­
climáticas sin recibir daño, cómo puede ser vista por el mayor número gen con respecto al original, sino el deseo de comprar, de llevarse a
de personas posible. casa, de coleccionar por cuenta propia la cosa.
Pero ya casi todos los objetos son susceptibles de ser aislados y En segundo lugar, lo que atrae a las personas hacia los grandes
transformados en un tesoro. La contaminación atmosférica y urbana museos no es tanto el deseo de ver lo que está expuesto, sino el hecho
pone en peligro la existencia de enteros centros históricos, como el de de que grandes masas ya lo hayan visto y estén a punto de verlo: el
Roma; el deterioro de las condiciones ambientales aumenta enorme­ motor de este comportamiento, que les parece a los amantes del arte
mente el número de objetos, de las especies vegetales y animales ame­ no menos aberrante que el primero, no es la voluntad de participar en
nazadas. El mundo entero corre el riesgo de convertirse en un organis­ una visión colectiva, coral, sino el deseo de no quedarse ajeno a pro­
mo en vía de extinción y de identificarse con el museo de sí mismo. cesos informativos que superan ampliamente el ámbito tradicional del
Ciertamente esta concepción pre-agónica restablece una unión micro-ambiente de los visitantes de museos.
entre los objetos. Si todo está amenazado, todo se convierte en digno El primer fenómeno no puede ser explicado con el recurso a la
de ser coleccionado: de las máquinas industriales superadas por el pro­ noción de imagen, como querría la super-estética; ni el segundo puede
ceso tecnológico a los utensilios de la cultura material, de los “cuerpos ser explicado con el recurso a la noción de participación social, como
del delito” de los museos criminales a las manifestaciones del más allá querría la anti-estética. Estas nociones se revelan del todo inapropiadas,
(como el increíble museo romano de las “almas del purgatorio”). La
E nigmas. Egipcio , barroco y neo - barroco...

incluso en sus perfeccionamientos y desarrollos, para recoger la


previsión del final está acompañada por una fiebre que multiplica extrañeza, el enigma, la dimensión barroca de la situación presente.
hasta el infinito las colecciones, según una lógica que no es la del trán­ Una colección no está hecha ni de obras individuales sin conexión
sito y la del enigma, sino al contrario, la de la identidad y la de lo banal. entre sí, ni de imágenes, sino de cosas: la atracción que ejercita
La estética del tesoro y la estética de la catástrofe excluyen la posi­ depende del hecho de que ésta establece entre las cosas una red de rela­
bilidad de un campo de cosas, de una colección: la primera de hecho ciones, de las que el visitante no puede ser excluido: la posesión de la

Arte, tiempo y espacio


separa el objeto de todos los demás, la segunda lo confunde con todos reproducción, del catálogo, del vídeo, satisface de manera irrisoria tal
los demás. La meditación contemporánea sobre la estética debe sin exigencia, pero en mayor medida que la simple visión de la obra.

105
El ámbito abierto por una colección no es la opinión pública culta, Bibliografía
ni la participación social, sino un espacio que nos atrae justamente
porque no puede ser controlado y poseído: la posibilidad de member- T heodor W. A dorno , Valéry, Proust e il museo, en Prismi, Turín
ship que algunos museos ofrecen, satisface de manera irrisoria tal exi­ 1972.
gencia, pero en mayor medida que la lectura de los artículos/comen- AA. W ., L’industria del museo, edición de Robert Lumley, Génova
tarios/críticas periodísticos de la muestra. El enigma de la colección no 1989.
es separable del enigma de la sociedad. PlERRE BOURDIEU, L’amour de l’art. Les musées et leer public, París
1966. [trad. esp.: El amor al arte. Los museos y su público. Barcelona:
Paidós, 2004].
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UU.), 1985, n. 9.
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GEORGE K ubler , La forma del tempo. Considerazioni sulla storia delle
cose, Turín 1981. [trad. esp.: La configuración del tiempo.
Hondarribia: Nerea, 1994].
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Milán 1984. [trad. esp.: Conceptos fundamentales de la historia del
arte. Madrid: Espasa-Calpe, 1997].
Enigmas. Egipcio , barroco y neo - barroco...

Arte, tiempo y espacio


106 107
SEGUNDA PARTE

ENIGMAS BARROCOS Y NEO-BARROCOS


I

DI
J L r ARROCO, EXPRESIONISMO
E INEXPRESIONISMO

Barroco y expresionismo
La definición de la época que se inicia con los años sesenta como
una edad neo-barroca abre una serie de problemas históricos y filosó­
ficos que afectan tanto a la esencia del barroco, como a la relación
entre éste y la modernidad. De hecho, no se puede olvidar que la revalo­
ración del barroco es obra de una tendencia que se ha manifestado
entre el final del siglo pasado y los primeros treinta años de este en
todas las principales culturas europeas. Es legítimo, por tanto, pre­
guntarse cómo ha cambiado nuestra manera de considerar el siglo
XVII, qué relación existe entre el neo-barroco actual y el neo-barroco
de los primeros treinta años del siglo XX, si nuestra sociedad puede ser
definida como neo-barroca y por qué.
El precursor de la revaloración del barroco en el siglo XX ha sido
Baudelaire, el lúcido observador de la modernidad. De él, de hecho,
nacen el gusto y la sensibilidad hacia la belleza de la circunstancia y del
artificio que acomuna a la edad barroca y a la edad moderna: sus con­
sideraciones sobre la naturaleza como un bosque de símbolos, la refe­
rencia a la gracia salvaje y barroca de la infancia, sus versos dedicados
a la ebriedad que la seducción del horror suscita en los ánimos fuertes,
constituyen una verdadera introducción al gusto y a la sensibilidad
neo-barroca. Tal sensibilidad se anuncia en Francia con Verlaine, autor Según Wolfflin, renacimiento y barroco son categorías opuestas,
de un famoso soneto dedicado a Calderón, en tantos aspectos de la caracterizadas por orientaciones culturales, formales y conceptuales en
obra de Mallarmé, además de en las obras de Huysmans y de Pierre absoluto contraste entre sí. Mientras el renacimiento está dominado
Louys de forma más chabacana. El fenómeno adquiere pronto dimen­ por una admiración no crítica hacia la antigüedad clásica, a la que
siones y significado europeos; en Inglaterra se expresa con el redes­ atribuye una ejemplaridad inalcanzable, con el barroco nace esa preocu­
cubrimiento de los poetas metafísicos llevada a cabo por Eliot y en pación por lo nuevo que constituye el punto de partida del arte moder­
España con las teorías sobre el barroco de Eugenio d’Ors y con la lec­ no. Se comienzan a usar adjetivos como caprichoso, extraño, extrava­
tura que Dámaso Alonso realiza de Góngora: el .procedimiento por el gante, atribuyéndolos a las obras de arte; y lo más importante, se afir­
cual se apartan los elementos de la realidad para sustituirlos por otros ma ese sentimiento de la importancia del presente que constituye una
correspondientes a entidades diferentes del mundo físico y espiritual, condición imprescindible de toda cultura militante: ¡Wólfflin revela la
atribuido por Dámaso Alonso al poeta barroco, constituye una prácti­ indiferencia con la que Sixto V ordena demoler los restos del
ca sistemática de desplazamiento, de transferencia, de détournement, Septizonium para conseguir piedras para usar en nuevas construc­
que permite la creación de enigmas. ciones! De la disolución de las severas formas renacentistas emerge la
Pero será sobre todo el expresionismo alemán el que se erigirá como dimensión de lo pintoresco, de lo exótico, de lo informe. La pintura
portavoz de una poética neo-barroca. La pintura de El Greco es obje­ barroca desrealiza el dato y sustituye lo natural con lo enigmático y
to del entusiasmo de Franz Marc, el cual revela una íntima conexión artificioso. De esto Wólfflin deduce la oposición, que tanta influencia
entre este pintor y el florecimiento de nuevas ideas sobre el arte. Más tendrá sobre el expresionismo, entre estilo designativo, el cual usa la
profundas y más articuladas son las observaciones de Hermann Bahr pluma y el lápiz, y estilo pintoresco, que se vale del carboncillo y del
en el libro dedicado en 1916 al Expresionismo. En particular merece pincel. En éste último las masas no pueden ser encerradas en líneas
atención la idea de que la época barroca lleve a una paz inmensa una duras y precisas, la mirada es atraída lejos en las profundidades enig­
ebullición de fuerzas tempestuosas, porque sitúa tanto en el centro del máticas, más aún en el infinito, los juegos de sombras y de luces
barroco como del expresionismo el enigma de la relación entre una escapan a toda ley, las disonancias se buscan deliberadamente. Por
emotividad desencadenada y una gran quietud; según Bahr, sólo la todas partes se manifiesta un actuar enfático, como si fuera necesario
época barroca se ha acercado a la realización de esa totalidad por la un esfuerzo impetuoso por no abandonarse por completo al desánimo.
cual lo interno y lo externo se reflejan en el ojo: desde el exterior el De las páginas de este libro que exalta el éxtasis, la felicidad de nacer
mundo, desde el interior el hombre, según la frase de Goethe. Barhr y de llegar a ser, de forma opuesta al sentimiento humanístico de
cita a Nietzsche: solo los malformados y los arrogantes sienten ante la establecer la serenidad de la vida y del ser, el expresionismo saca
E nigmas. Egipcio , barroco y neo - barroco...

palabra “barroco” una sensación de repulsión, y sin embargo se acelera muchos puntos y sugestiones para definirse a sí mismo.

Barroco, expresionismo e inexpresionismo


a precisar en seguida que Nietzsche ha malinterpretado las caracterís­ La importancia de Alois Riegl en la formación de la poética expre- -
ticas de esta edad. Tales consideraciones permanecen inevitablemente sionista es explícitamente subrayada por Bahr e identificada en tres
genéricas si no se afrontan los tres autores, las tres obras teóricas que factores específicos. En primer lugar, en oposición a las tesis sostenidas
han ejercitado un influjo determinante sobre la poética expresionista: por Semper y por las estéticas positivistas que consideran el arte como
Renacimiento y barroco (1888) de Heinrich Wolfflin, Arte romano el producto mecánico de una actividad útil, Riegl vuelve a situar toda
tardío (1901) de Alois Riegl y Abstracción y empatia (1908) de obra de arte en una autónoma voluntad artística. En segundo lugar, él
Wilhelm Worringer. rechaza definitivamente el clasicismo, el ejemplarismo humanístico,

113
que valora toda obra de arte con los parámetros de lo griego, y niega El neo-pathos expresionista implica la suspensión y la abolición
así la noción misma de decadencia, reconociendo entre las señales de del yo considerado en su identidad y en su papel psicológico y social:
la agonía y de la corrupción, los gérmenes del florecer de nuevas for­ éste no es en absoluto la expresión de una incontrolada emotividad
mas de arte. Finalmente, los objetos mismos del estudio de Riegl, el subjetiva, sino lo contrario, el ingreso en una forma de sentir más
arte de la romanidad tardía y el barroco, señalan el desplazarse de la abstracta e indeterminada. Esto no se deduce solamente de la estilización
atención desde el mundo clásico a otras culturas artísticas con conse­ del teatro expresionista que a menudo quita a sus personajes hasta el
cuencias teóricas de amplia repercusión. Estas se escapaban a los mis­ privilegio de un nombre propio, sino sobre todo de éste particular tipo
mos expresionistas y se vuelven plenamente comprensibles solamente de sentir que emerge de dos novelas que han ejercitado sobre todo el
en la actualidad: de las obras de Riegl, de hecho, se deduce no sólo la movimiento un influjo muy importante: La otra parte (1907) de
revaloración de un cierto período de la historia del arte, sino el pasaje Alfred Kubin y Bebuquin o los delitos del milagro (1907) de Cari
de una estética de lo ejemplar a una estética del simulacro. Einstein.
El problema teórico fundamental del expresionismo, justamente el La novela fantástica de Kubin describe las aventuras del protago­
de la “expresión” de la subjetividad del artista, es expuesto y tratado nista en un reino del sueño que presenta las mismas características
por Worringer, que opone a la estética fundada en el concepto de atribuidas por Freud al proceso onírico: falta de contrastes, está for­
empatia, la noción de abstracción. Mientras que la teoría de la mado por cosas viejas, tiende a la exageración...; a esta lógica onírica
empatia, que considera el placer estético como un disfrute objetivado se sustraen sólo los antiguos habitantes, los llamados “hombres de ojos
de sí mismo, está unida a una concepción naturalista de la relación azules”, que son la encarnación de un enigmático equilibrio. Dotados
entre el hombre y el mundo, la abstracción satisface plenamente la de una indiferencia casi sobrehumana y de una participación
necesidad de extrañamiento del hombre que se manifiesta en una impartícipe que los hace parecer fósiles, éstos son los únicos que se sal­
voluntad de estilo, llevada a sus extremas consecuencias por el arte van del histerismo colectivo que llevará al reino de los sueños a la
ornamental. Las formas abstractas regulares, de las que el arte egipcio destrucción. El libro se concluye con la hipótesis de que los verdaderos
manifiesta conjuntamente los primeros y más importantes ejemplos, soberanos, los motores ocultos de toda la historia han sido precisa­
son las únicas en las que el hombre puede encontrar quietud frente a mente éstos seres.
la enorme maraña de la experiencia. También esta perspectiva es, por De forma no muy distinta, el pequeño libro de Einstein hace
tanto, obviamente anticlásica, antirenacentista, antipositivista: para apología de la indiferencia y describe una condición intermedia entre
Worringer un mismo hilo une el arte egipcio con el barroco y con el la vida y la muerte, caracterizada por una gran quietud y por una vacía
expresionismo. incontaminación: el sentido del bienestar de la anulación es lo más
E nigmas. Egipcio , barroco y neo - barroco...

Tales consideraciones explican ciertamente el aspecto geométrico y interesante. Es ridículo el estado de tensión presente en cada cosa. El

Barroco, expresionismo e « expresionismo


abstracto de la pintura expresionista, pero parecen inadecuadas, a personaje de Einstein hace que su sentirse vivo dependa de una mera
primera vista, para dar cuenta de la dimensión exasperadamente emo­ sugestión. Si habrá una riqueza futura, ésta vendrá de lo irreal; y esta
tiva del expresionismo, el llamado Urschrei, el grito primordial. En es la única garantía para el porvenir. A diferencia del ultraísta que pre­
realidad el expresionismo no es en absoluto una poética de la expre­ tende trinchar juicios morales en todo, Einstein delinea una totalidad
sión del yo entendido en su dimensión empírica y ni siquiera una afectiva que considera la indiferencia como el presupuesto de todo ser.
poética del sujeto. Abstracción y grito son las dos caras de una misma Sentimientos análogos se expresan en una poesía de Klee que dice:
moneda. “En términos terrenales no puedo ser comprendido. / Yo vivo de

114 115
hecho con difuntos / y con los no nacidos. / Un poco más cercano que expresionistas, cuya actitud implica la ausencia de una relación positi­
de costumbre al corazón de la creación / pero todavía no lo bastante va con la sociedad y con las instituciones.
cerca. / ¿Qué emana de mí? / ¿Calor o frío?”.
Justamente en este punto de enigmática convergencia entre la Técnica y posesión
mucha frialdad de la apatía y el mucho calor del trasporte poético, el
sentir expresionista se encuentra con el sentir barroco: el neo-pathos La coincidencia de racional y de irracional, de técnica y de po­
presupone como condición esencial la consecución de un estado de sesión, de tonalidades emotivas muy frías y muy calientes constituye
indiferencia, de no participación, de falta de compromiso subjetivo: el centro de la experiencia barroca. Este enigma representa la clave de
esto, aún así, no hunde simplemente al individuo en la quietud, sino la interpretación del barroco proporcionado por José Antonio
que lo orienta hacia un actuar y un hablar que no le pertenece ínti­ Maravall en su obra La cultura del barroco (1975).
mamente: de esto deriva ese forzar que acomuna, según Benjamín, las Contrariamente a los que piensan que la cultura del barroco es
obras del barroco con las del expresionismo, ambas caracterizadas por meramente decorativa, Maravall pone en evidencia el carácter directo,
un incontenible e impersonal querer artístico. operativo, pragmático del saber del siglo XVII, y su orientación dirigi­
En la obra de Walter Benjamín las tramas del barroco y del expre­ da principalmente hacia la acción: más que la virtud de hacer el bien,
sionismo, del estilo del siglo XVII y de la modernidad, de la sociedad interesa el arte de hacer bien cualquier cosa. El hombre barroco es lo
emblemática y de la sociedad de masas se entrelazan y adquieren contrario del utópico, es el que se anula para poder salir bien de
dimensiones más profundas. Del análisis realizado en la obra El drama cualquier situación, es el portador de un saber estratégico que no
barroco alemán (1928) resulta, de hecho, que la edad barroca implica puede ser formulado en principios, porque está determinado por las
el completo abandono de la vía medieval del desdén y del profetismo circunstancias específicas y por la ocasión: la diversidad de los tiempos
apocalíptico, la solución mundana de todas las cuestiones metafísicas, y de las situaciones varían los efectos de las cosas iguales. Lo que, en
la entrada en una perspectiva de inquietante serenidad, de calma ver­ cambio, tiene que permanecer estable es la condición de la posibilidad
tiginosa. de todo éxito: la calma, la perfección interior entendida como ámbito
Es justamente Benjamín el que, situándose en el concluir de la expe­ enigmático e incomprensible entre el ser y la nada. Como observa otro
riencia expresionista y de la corriente de reactualización del barroco en estudioso del siglo XVII, Andrea Battistini, los teóricos del Seiscientos
Alemania (la cual en el decenio comprendido entre 1917 y 1927 ha de la razón de estado están acostumbrados a reflexionar sobre los intersti­
producido más de veinte libros que tienen como tema esta tendencia) cios que se abren entre accidente y sustancia, ficción y verdad, fugaci­
consigue trazar el más interesante paralelismo entre los dos movimien­ dad ilusoria del existir y estabilidad de un sistema que se refuerza
tos. Después de haber identificado una tonalidad emotiva, común a justamente secundando el sentido de la caducidad. Ellos son ajenos
E nigmas. Egipcio , barroco y neo - barroco..

Barroco, expresionismo e inexpresionismo


los barrocos y a los expresionistas, caracterizada por el estar interior­ a la pretensión de aprehender la verdad desnuda, como quería
mente vacíos y en lo más profundo desencajados, pero exteriormente Maquiavelo, y no en menor medida que al cinismo expresado por
absorbidos por problemas técnico-formales que atestiguan una incon­ Marino en los famosos versos: “Siempre el vencer es bello, siempre se
tenible voluntad artística, Benjamín toma una diferencia que se vuelve loa / aunque por suerte se venza o por fraude”. Ellos saben muy bien
a favor de los barrocos: en la Alemania del siglo XVII, la literatura, por que existen victorias que son peores que derrotas y viceversa, fraca­
mucho que la nación la tuviera en escasa consideración, era de extrema sos que son precursores de mayores éxitos: ¡están lejos tanto de los
importancia para su renacer; pero no se puede decir igualmente de los antiguos filósofos cínicos como de los cínicos políticos modernos!

116 117
Filosofía es actuar: el pensamiento barroco ha sido justamente existen tres tipos de pensamientos: uno deriva exclusivamente de la
definido como un dirigismo dinámico por la acción. Aún así, esta libertad y de la voluntad humana, los otros dos, sin embargo, vienen
dimensión técnica no quiere decir pretensión de un control científico de fuera. El que procede de nuestro interior lleva con seguridad a un
sobre el mundo: la noción de técnica debe ser separada de la de cien­ juicio errado; de los que vienen del exterior uno (el patológico, dia­
cia. La idea de la técnica como mera aplicación de la ciencia está bólico) lleva igualmente al error, pero el otro (el divino) lleva a la solu­
estrechamente conectada con la perspectiva del hombre como dueño ción justa. Ahora bien, mientras el pensamiento externo que lleva al
del mundo; él, en cambio, es sólo un huésped del mundo. Como dice error tiene como característica el volver siempre idéntico a sí mismo,
Quevedo: ¡“Nada me desengaña. / El mundo me ha embrujado”! La en cambio el pensamiento que lleva a la solución justa es a menudo sin
premisa de esta actitud es un silencio interior que acumula en sí una una causa, diferente, no homogéneo con respecto al pasado.
potencia ilimitada, mantenida en suspensión a la espera de que algo La posesión es esencialmente distinta de la obsesión: mientras la
empuje en una u otra dirección. En otras palabras, técnica no quiere segunda se debe a fuerzas hostiles y nefastas, a males de orden mental y
decir conseguir hacer lo que se quiere, sino conseguir querer lo que se afectivo, que oscurecen la mente y conducen a la desolación, a la depre­
impone como el mejor bien o el mal menor. Georges Poulet ha sión, a la locura, la primera, en cambio, transformando y organizando
definido esta actitud con la expresión “pensamiento indeterminado”: las relaciones con lo irracional, es condición de salud, mental y
ésta es voluntad en tránsito sin un objeto irrevocable definido, perfec­ psíquica. No es una casualidad que la posesión amorosa haya encon­
to equilibrio de una balanza que puede pender con la misma serenidad trado un lenguaje, un código, una sistematización conceptual justa­
de una parte o de la otra, según quiera la historia. El gran maestro de mente sólo en la edad barroca. Como muestra Nicklas Luhmann en su
este sentir enigmático es Baltasar Gracián, que por un lado atribuye libro Amor como pasión, ni el amor cortés, que está caracterizado por la
una gran importancia a la efectividad práctica y al éxito feliz de las idealización del propio objeto, ni el amor romántico, que es puramente
cosas emprendidas, y por otro aconseja la máxima prudencia e invita autorreflexivo, pueden ser considerados como un trance. Luhmann
a saber renunciar antes que aventurarse en asuntos desprestigiados. muestra que los amantes son portadores de un saber enigmático y
La extrema atención al aspecto técnico está, sin embargo, paradójico, que no tiene que ver con proyectos irrealizables, sino al con­
estrechamente unida a un culto por la posesión, por el trasporte de la trario, hace posible la realización de situaciones muy improbables: no
pasión. La cultura barroca -observa Maravall- atribuye una gran hay expectativa que el amor no pueda hacer realidad. El amor es pasión
importancia a los estados de alienación: tal palabra no debe ser enten­ en el sentido literal del término: es la recepción de la virtud del agente,
dida como sinónimo de alteración .mental de naturaleza patológica. ¡como cuando unos hermosos ojos lo provocan! Por un lado la posesión
Más iluminadora es la noción hegeliana de extrañamiento, es decir, ese amorosa es por definición excesiva y desmedida: en amor, como se sabe,
movimiento a través del cual la consciencia se convierte en cosa y que
Enigmas. Egipcio , barroco y neo- barroco...

bastante es demasiado poco: ¡cuando no se ama demasiado, no se ama


caracteriza, según Hegel, el trabajo de la cultura. El hombre barroco bastante! Sin embargo, bajo otro ángulo, el amor solicita la más pre­
no es un sujeto en el sentido que la filosofía moderna atribuye a este cavida y ponderada planificación: incluso el exceso tiene siempre una
término. Su emotividad no proviene del interior, de una interioridad lógica, ¡aunque sea la del potlatch\ Éste es, por otra parte, un código
espiritual, sino del exterior, de fuerzas en relación con las cuales él es simbólico, conectado con la lectura de novelas: ¡cuántos no se habrían
pasivo. Su ánimo está suspendido, silencioso, en escucha en relación enamorado nunca, si no hubieran oído jamás hablar de amor!
con algo que viene de fuera. Decía ya Loyola, que ha ejercitado un Llegamos así al centro del enigma barroco: éste consiste en la
influjo extraordinario en la formación de la sensibilidad barroca, que desconcertante proximidad de técnica y posesión. La metafísica occi-
dental se ha constituido con Aristóteles justamente sobre la remoción artística (con Wolfflin) para llegar a la consideración de la sociedad
de tal proximidad: ésta pretende transformar la técnica en ciencia, es (con Benjamin), el interés actual en relación con el barroco ha segui­
decir en un saber transmisible, del que el hombre tenga un total con­ do el camino contrario: el neo-barroco artístico, poético y teatral es
trol y del que pueda rendir cuentas en cualquier momento; al mismo sucesivo con respecto a la percepción del neo-barroco social. Por eso la
tiempo degrada la posesión a la ignorancia y a la locura, considerando situación de las artes no puede ser definida ya con la noción de expre­
como sospechosos todos los estados en los que el hombre no es activo, sionismo, que implica siempre la precedencia, o al menos la indepen­
sino pasivo. Así se deshace el enigma que la esfinge egipcia todavía dencia, del factor cultural respecto al social, sino con términos
hace pesar sobre la experiencia griega arcaica y toda cosa se congela, se opuestos, como especularismo, hacerse cosa, inexpresionismo, que
fija en una identidad inmóvil. En Platón el proyecto metafísico está hacen referencia a una relación de toma de contacto directa, de perte­
todavía sólo esbozado: su concepción de la técnica (diferenciada en nencia mutua entre lo cultural y lo social.
política y artesanal) está todavía próxima a la procesualidad enigmáti­
ca y laberíntica de la métis, de la astucia intuitiva y estratégica; análoga­
mente él considera la manía (diferenciada en profética, ritual, poética El neo-barroco social
y amorosa) todavía como una forma de conocimiento, aunque sus
portadores no sepan añadir nada más de valioso a lo que les sugiere la El aspecto contradictorio, enigmático, neo egipcio y neo barroco
inspiración. Técnicos y poseídos están por eso muy cerca entre sí: ni de la sociedad contemporánea es más que nunca evidente en ese con­
los unos, ni los otros son, de hecho, capaces de dar razón del funda­ junto de fenómenos que se engloban con el nombre de “movimientos
mento de su saber, ni de transmitirlo a otros, ni de ponerse en una morales”, y que están inspirados por una fuerte emotividad, dirigida
relación de señoría activa con respecto a ellos. por la intención de restaurar la religión, de volver a lanzar los ideales
La cultura barroca vuelve a hacer emerger la enigmática afinidad humanistas, de volver a la disciplina escolástica y a la seriedad profe­
entre lo racional y lo irracional, de la que la pirámide egipcia consti­ sional. El moralismo religioso, el pacifismo y los movimientos ecológi­
tuye en el imaginario colectivo de Occidente el símbolo plurimile- cos, las manifestaciones por la educación y las luchas por el
nario. En la obra de Gracián el aspecto intelectual es inseparable del reconocimiento de las capacidades profesionales no deben ser enten­
afectivo. En el mismo título de su obra más conocida, el Oráculo didos como restos de concepciones del mundo ya superadas, ni como
manual, las dos dimensiones se tocan y se confunden: la técnica es reacciones en relación con la disgregación socio-cultural, ni siquiera
oráculo y el oráculo es técnica. El hechizo, el encanto, es el instrumen­ son enteramente reducibles a materiales cínicamente gestionados por
to práctico de la soberanía y el corazón es el lazo que ata los ánimos los medios de masas. Éstos tienen un núcleo duro que no es comple­
tamente manipulable, que está dotado de una efectividad suya en parte
Enigmas. E gipcio, barroco y neo - barroco...

más aún que la utilidad. No de manera distinta para Pascal razón y

Barroco, expresionismo e inexpresionismo


amor son afines: a su entender el amor es un precipitar de pen­ independiente de la sociedad del espectáculo.
samientos que van todos en la misma dirección sin examinar la Negar la efectividad de los “movimientos morales” significa com­
situación de manera global, y aún así éste es siempre razón. Por otra portarse como esos exponentes de la restauración que interpretaban la
parte sin él, ¡seríamos unas máquinas no sólo muy aburridas, sino tam­ revolución francesa como una conjura o, en tiempos más cercanos a
bién poco efectivas! nosotros, como esos comentadores políticos que consideraban la con­
Mientras que la revaloración del barroco en los primeros treinta testación un complot. Por otra parte, se necesita de verdad una falta de
años del siglo XX ha tomado su punto de partida de la experiencia sentido histórico para creer ciegamente en una geométrica correspon-

120 121
ciencia entre la realidad histórica de una época y su imaginario colec­ trata de auspiciar la venida de un mundo menos cínico, menos bárbaro
tivo. Los revolucionarios franceses se disfrazaban de antiguos romanos, y menos ignorante (¡todo esto entra en el ámbito de las buenas inten­
los contestatarios del Sesenta y ocho hacían revivir las vicisitudes del ciones!), sino de comprender cómo en una sociedad cínica, bárbara e
movimiento obrero de finales del siglo XIX. Estas imaginaciones, aún ignorante como la que vivimos, una gran cantidad de personas se
siendo del todo inadecuadas para la realidad histórica que les era con­ adhieren a un imaginario religioso, humanístico y científico, sin por
temporánea, tenían, sin embargo una gran efectividad práctica. Hoy otra parte conseguir hacer a esta sociedad menos cínica, menos bárbara
sucede lo mismo en los “movimientos morales”. La vuelta a la religión y menos ignorante. La efectividad de los “movimientos morales” no
no señala en absoluto una renovación y un desarrollo original de la afecta a la sustancia de lo que propugnan, que es más irreal de lo que
experiencia religiosa; y sin embargo sus consecuencias prácticas son nunca ha sido, sino desnuda existencia de sus consecuencias.
notables. Así pues, de los movimientos por la paz y la calidad de vida Si el desencanto y la secularización han sido las actitudes más
no nace ciertamente un nuevo humanismo; pero ellos proporcionan difundidas a caballo entre los años Setenta y Ochenta, los “movimien­
contraseñas en las que centenares de millares de personas se reconocen tos morales” no representan, si bien se mira, una radical inversión de
y tienen un peso determinante en la vida de los estados y los partidos. tendencia, sino más bien una completación, una adición, un suple­
Finalmente, la petición de una enseñanza que trasmita efectivamente mento, que implica sin embargo una revisión de todo el marco ético
conocimientos y saberes, compartida por todos los padres responsables, general. En primer lugar, ellos reivindican la posibilidad en la sociedad
no reestablecerá ya el sistema científico-profesional del siglo XIX; pero actual de comportamientos de “alto perfil”, que sin embargo per­
marca una completa inversión de tendencia con relación a la espon­ manecen mundanos, incluso cuando aspiran a la santidad; en segun­
taneidad anti-institucional de los años sesenta. do lugar vuelven a diseñar el perfil de desmitificación, desencanto y
La religión, el medio ambiente y la enseñanza se han convertido, secularización mismos, diferenciando radicalmente estas actitudes del
como dicen los franceses, en unos enjeux de importancia primaria. Son cinismo, del nihilismo, de la vulgaridad. Estos son neo-barrocos
las apuestas, la puesta en marcha de una partida que sin embargo no porque cambian el baricentro de la efectividad hacia lo alto, pero se
es religiosa, ni política, ni profesional en el sentido tradicional del tér­ quedan firmemente anclados en la consecución práctica, no salen del
mino. Estos enjeux están en un espacio intermedio entre la moda y el horizonte mundano. Lo “inmoral” es excluido, no porque sea trans-
movimiento cultural: no son infatuaciones, ni ideologías. Ni siquiera gresor, sino porque es poco efectivo: honestidad, eficiencia y compe­
valores. tencia son nuevas armas, son dispositivos solemnes, no son impera­
Definiéndolos como valores no se les hace suficiente justicia. El tivos categóricos, ni deberes incondicionados.
problema que proponen no afecta a algo que debe ser, sino que no es. El enigma del neo-barroco social consiste en esta interrogación:
E nigmas. Egipcio , barroco y neo -barroco...

Justo al contrario, afecta a algo que tiene una efectividad mayor de lo ¿cómo pueden los comportamientos morales en una sociedad inmoral

Barroco, expresionismo e inexpresionismo


que parece a primera vista posible. Insertarlos en la problemática del ejercitar un atractivo, representar una promesa de éxito, constituir una
valor o, peor aún, de la valoración quiere decir hacer depender su reali­ garantía de consecución? Una primera explicación consiste en el
dad de la buena voluntad subjetiva nuestra o de otros. recurrir una vez más a la moda: los comportamientos morales y los
Los “movimientos morales” no son valores, sino cosas con las que inmorales se alternarían según recurrencias cíclicas, como la largura de
tenemos que ajustar cuentas. Cosas, enigmas, que no se entiende bien las faldas femeninas. Es sabido que cuando una moda alcanza a las
como pueden existir, pero que sin embargo se imponen en su nuda clases inferiores, ésta es abandonada por la elite, que comienza a seguir
efectividad no conceptual también a sus promotores y secuaces. No se una moda de signo opuesto: la dinámica de propagación de la moda

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sería comparable a una serie de ondas concéntricas, de tal modo que religión, el humanismo, la ciencia las que entran en el horizonte del
cuando una tendencia ha alcanzado un círculo más externo se puede simulacro, en una dimensión que por un lado es efectiva sin ser real, y
estar seguro de que ésta pertenece al pasado. En nuestro caso, no sería por otro aborda la sensibilidad y la afectividad sin ser meramente fan­
por tanto de extrañar el que, a partir del momento en el que los com­ tástica. Ya no existen las elites, sino que nace lo elitario: el mantenimien­
portamientos inmorales y fatuos se han convertido en fenómeno de to de la tradición religiosa, la protección del medio ambiente, la con­
masas, la lógica de la distinción impusiera a la elite moralidad y servación del patrimonio cultural y científico aparecen como causas
seriedad. Esta explicación sin embargo sobrevalora enormemente el nobles susceptibles de favorecer la consecución de actores sociales
poder, la homogeneidad y la compactibilidad de las elites actuales: la emergentes; éstas constituyen solemnes dispositivos, capaces de crear
moda entendida como expresión simbólica'de un estatus social con­ solidariedad y vínculos.
solidado y como autopresentación de las clases dominantes, se terminó
a principios de los años Sesenta. Desde entonces la apariencia, la ima­
gen, la ropa han alcanzado un significado directamente estratégico: la Neo-barroco e inexpresionismo
anti-moda, que considera el vestir como creador de estatus, y el look,
que transforma el cuerpo en una especie de estatua viviente, han afir­ Este fenómeno de solemnización no se para sin embargo en la
mado a gran escala una polemología de la mundanidad, que un tiem­ religión, en el humanismo y en la ciencia, sino que se extiende tam­
po era prerrogativa exclusiva del dandy. El cuerpo revestido se ha con­ bién al arte. El neo-barroco contemporáneo es la transformación del
vertido en el lugar de un conflicto que opone a los que aún consi­ arte en dispositivo solemne. Como ha revelado Germano Celant, al
deran la ropa como expresión de un estatus, quedándose por eso en la que se debe la introducción de la palabra “inexpresionismo” en el
perspectiva tradicional de la moda, con los que lo usan como un dis­ debate cultural actual, en nuestra “edad de mármol” la desaparición
positivo productor de efectos sociales, capaz de instituir inmediata­ del sujeto y la importancia asumida por las cosas se acompañan con
mente un poder a través de la belleza y el encanto. Así pues, la belleza sublimes artificios neo-barrocos, con una poética del enigma y de la
y el encanto se convierten en enjeux políticos, en los que están pre­ belleza estratégica, destinada a suscitar una intensa emotividad. Las
sentes las necesidades y los intereses efectivos: la moda, tradicional­ maravillosas imágenes de Cindy Sherman, en las que la descomposi­
mente entendida, ha producido en cambio el superkitsch, una cari­ ción cadavérica se despliega en un lujo desenfrenado, constituyen un
catura grotesca del gran estilo, la expresión simbólica de una riqueza importante ejemplo del inexpresionismo barroco de las artes figurati­
de proveniencia criminal; pero ya en la anti-moda y en el look, a pesar vas.
de su pobreza cultural, hay un núcleo duro que resiste, de forma El mismo fenómeno se manifiesta en la poesía italiana, la cual en
E nigmas. Egipcio , barroco y neo -barroco...

paradójica, a la fatuidad y al cinismo. el transcurso de los años Ochenta vuelve a encontrar —como observa

Barroco, expresionismo e inexpresionismo


Los “movimientos morales” son la continuación, con otro aparato Isabella Vincentini —una nueva fe en sí misma: ésta, por un lado, se
conceptual, de la lucha que nuevos actores sociales comenzaron en los muestra muy atenta a los aspectos técnicos, típicamente barrocos, del
años sesenta con la contestación y que continuaron en los años seten­ lenguaje poético, como la analogía y la metáfora, por otro está anima­
ta y ochenta con la anti-moda y el look. Si la tonalidad efectiva de la da por el propósito de volver a dar voz a las dimensiones altas y
contestación era el triunfalismo, la de los años setenta era el desencan­ solemnes de la existencia. Técnica y posesión constituyen por eso los
to, hoy la estrategia ganadora es el efecto barroco, la solemnización. dos términos contradictorios que coexisten en la enigmática signifi­
Por eso son las grandes formaciones históricas de Occidente, la cación simbólica de la poesía contemporánea. Desde este punto de

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vista me parece particularmente interesante la obra de Giuseppe del pensamiento filosófico: ésta busca una tercera vía lejos tanto del
Conte, en la que las experiencias del amor y de la petrificación, de la fundamentalismo que apela a principios primeros, a postulados, o
lucha y de la muerte nos introducen en un mundo de sentimiento también a orígenes, como del nihilismo, que ve sólo crisis, deconstruc­
conjuntamente apático y estático, que encuentra su último motivo de ciones, destrucciones. El blanco principal de esta empresa enciclopédi­
inspiración en los espejos y en las ciudades celestes de la antigua poesía ca es la actitud antifilosófica, que es ciertamente tan antigua como la
persa. filosofía misma y que se ha manifestado a caballo entre los siglos XVII
Finalmente también en el teatro ha nacido un inexpresionismo y XVIII incluso en las ediciones de diccionarios “antifilosóficos” por
barroco que, según Giuseppe Bartolucci, toma partido contra la incon­ obra de adversarios de la ilustración: sin embargo, en esta actividad
sistencia y la futilidad, contra el espectáculo y el mero entretenimiento: éste milenaria de oscurantismo todavía no había ocurrido —como en la
se mueve por una idea polemológica de la belleza. En la actividad y en actualidad- ¡que fueran los filósofos mismos los enemigos de la
la poética de la compañía “Societá Raffaello Sanzio” es posible, por filosofía! ¡La autodestrucción de la filosofía es una novedad de nuestro
ejemplo, volver a encontrar muchos componentes de esa forma de arte tiempo! La estrategia del volver a comenzar tiene ante sí dos obstácu­
que Hegel definió como simbólica: desde la iconoclasta a la experien­ los: por un lado la ideología espiritualista, que con la complicidad de
cia de la corporeidad sentida en su incomprensible exterioridad ani­ los medios de masas, reduce el discurso filosófico a una retórica que
mal, al culto del enigma y de la palabra del oráculo. prescinde de cualquier tipo de documentación, por otro el imperialis­
mo de los especialistas de las ciencias individuales que, con la compli­
cidad interna de algunas tendencias de la misma filosofía, está impa­
El neo-barroco filosófico ciente por excluirla del campo de los estudios secundarios y relegarla
entre las antiguallas.
También la filosofía está afectada por la solemnización neo-barro­ El neo-barroco filosófico se manifiesta sobre todo en el proyecto de
ca. Su transformación en dispositivo solemne tiene lugar a través de la universalización de la filosofía, que procede a través de dos coorde­
identificación entre punto de vista filosófico y punto de vista enci­ nadas: el estudio de la relación entre la filosofía y las lenguas por un
clopédico que hereda de una tradición que se remonta al siglo XVII y lado, y entre la filosofía y las instituciones por otro. Lógos y paideia son
que llega hasta Hegel. Esto marca una inversión de tendencia con dos puntos fuertes del inexpresionismo filosófico.
respecto a la orientación prevalente en el último siglo, según el cual el Pensamientos del logos habían sido ya en la antigüedad los de
objeto de la meditación filosófica se había reducido poco a poco: en Heráclito y los de los estoicos, en contraposición a la línea parmenidea
lugar de una restricción, hoy se mira a una extensión más allá de la his­ y después aristotélica, que privilegiaba el nous y reducía la filosofía a
E nigmas. Egipcio , barroco y neo - barroco...

toria, más allá de su antiguo ámbito, más allá de Occidente, pero sin una especulación abstracta sobre la esencia del ser, considerando el

Barroco, expresionismo e in expresionismo


embargo no hacia un saber total, sino más bien hacia el reconocimien­ lenguaje como un mero instrumento de tal búsqueda. A causa de esta
to del estatus filosófico de las nociones elaboradas por las ciencias nat­ impostación metafísica, la filosofía occidental ha sido víctima de una
urales y por las ciencias humanas, además de las que pertenecen a las ilusión etnocéntrica. Ahora se trata, en cambio, de proceder en una
culturas extra-europeas. investigación positiva sobre los materiales léxicos y sintagmáticos,
Este proyecto está en la base de la monumental Encyclopédie sobre estructuras sintácticas y las estrategias discursivas de las lenguas
Philosophique Universelle, dirigida por André Jacob. En ella se confir­ particulares, que permita sustraer a la filosofía de la condición de pen­
ma una especie de estrategia del volver a comenzar y de la regeneración samiento regional de la etnia griega (o como máximo del modo occi-

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dental) y elaborar un saber riguroso que parta del reconocimiento de tas, tienen todos un mismo peso. Pero por dar algún ejemplo, ¿qué
su relatividad. También en la filosofía actúa por eso un efecto egipcio, tienen en común entre sí palabras como prágma, res y Ding, ¿y topos,
que se manifiesta no simplemente en una renovada atención por las spatium y Raum? pnoüs, intellectus y Verstancfi. ppsyché, anima y Seeléi
formas preclásicas del pensamiento filosófico, sino más esencialmente Cada una de estas palabras reenvía a campos semántico-conceptuales
en un proliferar de objetos de estudio, puestos los unos junto a los netamente distintos. Cuando digo Erhaben, ¿pienso en algo distinto de
otros sin relaciones de subordinación ni jerarquías. lo que pienso cuando digo sublime o úpsosi El hecho de que todavía
Se abre el campo inmenso de las etno-filosofías y al pensamiento Leibniz, Wolf y el primer Kant escriban en latín, ¿es indiferente para
de las sociedades orales se les reconoce una dignidad parecida a la de la comprensión de su pensamiento? La exigencia de un lenguaje técni­
la tradición occidental. Ya no se habla.de la filosofía, sino de las co de la filosofía debería conducir al abandono de las lenguas naturales
filosofías, ni de la lógica, sino de las lógicas: junto al pensamiento de y a la elaboración del proyecto de un lenguaje técnicamente perfecto,
la etnia griega se le reconoce dignidad filosófica también al pen­ como pensaban Frege y Russell. A partir del momento en el que esta
samiento negro-africano, a la filosofía espontánea de los Beti del utopía se abandona, resulta evidente que el léxico filosófico de cada
Camerún meridional, a los sistemas de pensamiento mágico religioso lengua mantiene una relación esencial con el uso cotidiano de la
bantú, al pensamiento etiope, al pensamiento malgache, a la impronta misma, con su tradición histórica, con su herencia literaria. De esto se
cultural musulmana del Océano Indico, al pensamiento indígena de deriva que los términos técnicos de las lenguas de la tradición filosófi­
América del Norte, al pensamiento pre-hispánico de Mesoamérica, al ca occidental están anclados en un bagaje antropológico, poético,
pensamiento andino, a los temas y los valores de la cultura haitiana, al mitológico... que es de gran importancia para su comprensión. Éstos
pensamiento de las poblaciones de los bosques siberianos e incluso a asumen pues una coloración vernácula que reduce la distancia entre
las culturas marginales del mundo occidental, el pensamiento de los filosofía y etnofilosofía, entre pensamiento occidental y pensamiento
corsos, de los sardos, de los sicilianos, de los lombardos, de los tzi- de las culturas extra-europeas.
ganes... El segundo dispositivo solemne del neo-barroco filosófico es la
En el ámbito de la filosofía, el efecto egipcio puede tener conse­ atención a la relación entre filosofía e institución. El pensamiento
cuencias que prorrumpen de carácter político sobre todo en lo con­ filosófico está estrechamente conectado con la forma de su trans­
cerniente a la lucha contra el racismo: estamos autorizados a pregun­ misión. ¿Cuál es la unión social que el discurso filosófico instaura?
tarnos ya si el reconocimiento de la dignidad de individuo que ¿Qué era la escuela filosófica en la antigüedad? ¿y la relación maestro-
pertenece a culturas extra-europeas puede obviar el reconocimiento de discípulo en la Edad Media? ¿y el colegio del renacimiento tardío?
la dignidad filosófica de la cultura a la que pertenece. ¿Cómo cambia la relación entre filosofía y universidad a principios del
siglo XIX? Todas estas preguntas presentan una relevancia no sólo
E nigmas. Egipcio , barroco y neo-barroco...

Todo esto tiene grandes consecuencias también en lo referente a la

Barroco, expresionismo e inexpresionismo


elaboración de un saber a la vez crítico y riguroso sobre la filosofía histórica, sino esencialmente filosófica. El lugar de la filosofía en los
occidental. La óptica tradicional presenta muy superficialmente la sistemas educativos de los distintos países no es sólo una cuestión de
aventura filosófica occidental como un todo orgánico prescindiendo política de educación, sino que hunde sus raíces en sutiles modelos de
de las diferencias que existen por lo menos entre las tres lenguas-guía identidad colectiva y está ligado a la manera en que las naciones se
de la filosofía: el griego, el latín y el alemán. Ésta presupone la validez piensan a sí mismas.
de un vocabulario técnico internacional de la filosofía, gracias al cual Forma parte de la solemnización de la filosofía la interrogación
los conceptos individuales, aún siendo designados por palabras distin­ sobre qué es una lección de filosofía: la definición de ésta compromete

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a una decisión filosófica. La lectio medieval que es sobre todo la lectura Bibliografía
y el comentario de un texto de autoridad, es algo muy diferente de la
praelectio renacentista que deja al alumno la tarea de leerse él solo el AA. W ., II teatro iconoclasta, edición de Tiziana Colusso, Rávena
texto. Pero junto a tales tradiciones está siempre presente el modelo 1989.
socrático, que considera la enseñanza filosófica como un diálogo. La H ermann Bahr , Espressionismo, Milán 1945. [trad. esp. Expresionis­
clase de filosofía se concibe casi siempre como un auditorio universal. mo. Murcia: Colegio Oficial de Aparejadores Arquitectos Técnicos,
En definitiva, desde siempre el filósofo se reconoce no sólo en el 1998],
estatus de maestro de vida y profesor, sino también en el de escritor. Luc BríSSON, Del buon uso delia sregolatezza (Grecia), en AA. W .,
En su proceso de solemnización la filosofía pide ayuda a la literatura. Divinazione e razionalitd, edición de Jean-Pierre Vernant, Turín
Se abre así la difícil cuestión de la forma literaria de la filosofía, que ha 1982.
sido cuanto menos variada, pasando del poema al fragmento, de la C hristine Buc I-G lucksmann , La raison baroque, París 1984.
conversación a la exposición escolástica, de la meditación al sistema O mar C alabrese, Lleta neobarocca, Bari 1987. [trad. esp. La era neo-
more genético, de la ficción narrativa al discurso polígrafo. Más allá de barroca. Madrid: Cátedra, 1989].
todas estas formas hay incluso quien piensa que la actividad filosófica Patricia C alefato, II corpo rivestito, Bari 1986.
hoy puede ejercitarse en una estrategia pragmática orientada a la solu­ GERMANO C elant, Inespressionismo, Génova 1988.
ción de problemas de carácter general, que escapan a las competencias CARI ElNSTEIN, Bebuquin o i dilettanti del miracolo, Bari 1972.
individuales específicas: ¡vuelve así la idea barroca según la cual la E n c y c l o p ÉDIE P h il o s o p h iq u e U n iv e r s e l l e , edición de André Jacob,
filosofía es actuar! París 1989 y sgg.
El inexpresionismo filosófico se determina, en última instancia, GILBERTO FlNZI, Esemplari del sentimento poético contemporáneo: il neo-
como un nuevo tipo de universalismo: éste abandona la militancia a barocco, en “Testuale”, 1986, n. 5.
favor de ésta o aquella teoría y reconoce las otredades, la multiplicidad Paul K lee, Gedicbte, Zurich 1960.
de las lenguas, de las culturas, de las condiciones de transmisión de los A lfred K ubin , L’altra parte, Milán 1964.
conocimientos. Aún así no se limita a un relativismo genérico: se trata NlCKLAS LUHM ANN, Amore comepassione, Bari 1985.
de comprender la dinámica de su comunicación, de su mezcla, de su J osé A ntonio M aravall, La cultura del barroco, Madrid 2002.
tránsito incesante de ideas, de modelos, de dispositivos de todo tipo a GEORGES POULET, Lapensée indeterminée, París 1985.
través del planeta entero. Lo que parece indispensable es la búsqueda ISABELLA VlCENTINI, La significazione simbólica comefigura referenziale
de nuevos universos transculturales que permitan la interacción sim­ nella nuovapoesía degli anni 70, en “Testuale”, 1988, n. 8.
bólica sin asimilación.
E nigmas. Egipcio , barroco y neo -barroco...

Barroco, expresionismo e inexpresionismo


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E1LEZA ESTRATÉGICA E INGENIO ENIG­
MÁTICO EN BALTASAR GRACIÁN

Lo bello como agudeza


Una profundización en el enigma barroco pasa a través de una
nueva consideración de la obra del más significativo representante de
la mentalidad barroca, el español Baltasar Gracián. Sus dos libros más
conocidos, Oráculo manual y arte de prudencia (1647) y La agudeza y
el arte del ingenio (1648) han conocido un destino completamente dis­
tinto. El primero, compuesto por trescientos aforismos, ha sido tra­
ducido a unas diez lenguas, reimpreso numerosas veces, vivamente
apreciado por Schopenahuer y por Nietzsche; el segundo, compuesto
por sesenta y tres discursos riquísimos de ejemplos, hasta tiempos muy
recientes no ha sido nunca traducido, permaneciendo objeto de un
juicio en su mayor parte negativo. Este juicio ha sido formulado com­
pletamente por Benedetto Croce, que considera la Agudeza una
antología de preciosismos del estilo des Seiscientos, carente de una
auténtica teoría, más bien una sobrecarga de distinciones y clasifica­
ciones arbitrarias y confusas. Otro juicio igualmente negativo está
implícito en la opinión de Voltaire, que define la teoría de la prosa de
Gracián con la expresión “estilo de Arlequín”, o en la opinión de
Borges, que es autor de un enconado poema en el que Gracián es acu­
sado de reducir la poesía a una gélida nada laboriosa, como una mera
estratagema, como un variado herbario de metáforas y de argucias. En XVIII, ha borrado y descompuesto el significado de las nociones
la base de tales críticas está ciertamente el prejuicio de la filosofía estéticas. Redescubrir el sentido profundo y el aspecto estratégico de
moderna sobre la edad barroca: ésta acepta, y en cierta medida hace tales nociones es la primera tarea que nos espera.
suyo, el llamado aspecto ético-práctico de Gracián, que gira en torno Antes que nada resulta difícilmente comprensible por qué la
a las nociones de juicio y de prudencia, mientras que éste se enmar­ belleza tiene que ser aguda en su esencia misma. De hecho, en la
que en el filón de la ciencia de la política y de la crítica de costum­ estética moderna la belleza está si acaso conectada con la redondez,
bres, pero no está dispuesto de ninguna manera a acoger la llamada con la lisura, con la suavidad, con la simplicidad y con la calma: ya
dimensión poético-estética de Gracián, la cual, girando alrededor de Platón, por otra parte, decía que lo bello es similar a algo dulce, liso
las nociones de agudeza y de ingenio, parece estrechamente conecta­ y lúcido, y la misma concepción de lo bello es confirmada por
da con el pretendido “mal gusto” del barroco. Edmund Burke en su Investigación sobre lo bello y sobre lo sublime.
La revalorización de la Agudeza es un hecho muy reciente. Ahora bien, no se trata simplemente de la mera contraposición entre
Anticipado por Curtius, que de ella mostró las fuentes antiguas, por estilo barroco y estilo neo-clásico. Aquí está en juego algo más esen­
Battlori, que evidenció su relación con la Ratio studiorum jesuítica, por cial y fundamental. La agudeza es una belleza aguda, punzante, afila­
— Blanca Periñán, que puso en relación la agudeza de Gracián con el tér­ da, picante, puntiaguda, en punta, parecida al hierro con el que se
mino de espíritu freudiano, el interés por esta obra ha crecido mucho. corta o se traspasa algo, a una aguja, a una espada, es el acumen lati­
Testimonio de ello son las dos traducciones francesas que salieron de no, la pointe francesa. La agudeza está dentro de un campo semánti-
manera independiente la una de la otra en 1983, la traducción italiana, co-conceptual en el que la palabra, el gesto e incluso el silencio son
publicada en 1986, y finalmente los estudios de Benito Pelegrín y los entendidos como un arma y el hombre de letras como un combatiente,
estudios de Emilio Hidalgo-Serna. El primero propone leer la Agudeza un guerrero, un héroe (El héroe se titula a propósito la primera obra de
como una retórica ampliada del placer que desemboca en un erotismo Gracián). La vida es milicia contra la malicia; pensar, hablar y actuar "
de la figura; el segundo reivindica el carácter filosófico de la Agudeza, agudamente son condiciones de supervivencia en un mundo en el que
que se articula en tres dimensiones, lógico-cognitiva, estético-literaria las cosas no están consideradas por lo que son, sino por lo que parecen
y práctico-moral. Así la obra de Gracián se sustrae finalmente de la y en el que el vulgo tiene muchas cabezas para la malicia y muchas
óptica angostamente historicista que reduciéndola a una antología de lenguas para el descrédito. ¡Por eso a veces una agudeza vale más que
la poesía y de la prosa del seiscientos la inmovilizaba en su tiempo: se el “hierro de los escuadrones armados”!
sientan así las premisas para que ésta pueda convertirse en un vivo fer­ Gracián nos introduce así en una mentalidad para la que lo bello y
mento para la meditación contemporánea sobre el arte y la poesía. lo efectivo, lo que esplende y lo que actúa, la forma y la acción, el
Pero sin embargo para esto son un obstáculo algunas circunstan­ ornamento y la sustancia están estrechamente unidos. Tal unidad era
E nigmas. E gipcio , barroco y neo - barroco.

cias. De hecho, ninguno de los términos fundamentales de la obra de definida por los griegos con la palabra prépon y por los romanos con la _
Gracián habla de manera inmediata a la experiencia del hombre con­ palabra decorum. nociones éstas que generalmente se referían a la
temporáneo: “agudeza”, “ingenio”, “concepto” son palabras que sue­ retórica y a la actividad oratoria. Gracián tiene bien presentes los

Belleza estratégica e ingenio ...


nan remotas y peregrinas, o incluso -lo que es todavía más grave- son precedentes antiguos de la agudeza: las páginas que Aristóteles dedicó
entendidas con una acepción extraña y contraria a la del tratado de al asteísmos, a la expresión donairosa y exitosa, o las más numerosas
Gracián. Entre nosotros y Gracián se eleva la barrera difícilmente que Cicerón dedicó a la facetia en el segundo libro del De oratote.
superable de la estética moderna, que a partir de la segunda mitad del Como los antiguos, él está más que nunca convencido de la efectivi-
dad práctica de la palabra y de la cultura: con las palabras se consiguen objeto de contemplación, para Gracián lo bello es el resultado de una
las obras. “La mayor parte de las cosas” escribe “se compensan con las conquista que es más agradable cuanto más difícil es: sobre la lucha el
palabras y bastan éstas para liberarnos de lo imposible”. Pero con­ discurso fundamenta sus triunfos y el ingenio sus trofeos. Sin embar­
sidera que las figuras retóricas y los tropos de los antiguos son sola­ go ser agudo no significa ser polémico a toda costa: es más, en la mayor
mente instrumentos de una actitud cuya teoría se ha convertido en parte de las cosas hace falta dejarlo correr y no responder a quien te
posible sólo en su siglo. Esta actitud no está hecha sólo de palabras y contradice. Agudeza no quiere decir en absoluto agresividad; ésta es
de acciones, sino que ahonda sus raíces en un pensamiento, en una amiga de la verdad. La agudeza es lo que permite a la verdad
teórica flamante, en un pensar nuevo llameante y vivo como el fuego, defenderse de los engaños y de las insidias. Tampoco ésta implica la
cuya característica esencial es la agudeza, la capacidad de penetrar en idolatría del dato: la capacidad y la grandeza deben ser medidas en
los espíritus, para ejercitar sobre ellos un poder que se rige sobre el relación con la virtud y no por la suerte. La agudeza a menudo sirve
atractivo, sobre el encanto, sobre el binomio cultura y aliño. El aspec­ más para sustraerse que para imponerse, más para deshacer el nudo
to político es inseparable del erótico: penetrar es poseer. La condición que para hacer prevalecer la propia voluntad. No ser agudo en exceso
de ambos es un hechizo políticamente cortés, un encanto político hecho —aconseja Gracián —y herir lo menos posible. La agudeza tiene que
de cortesía, de galantería, de discreción, de gentileza, de bienséance, de estar al servicio del saber y no de la propia subjetividad. Las flechas
politesse, de Schicklichkeit, de buena educación, de buen gusto, de equi­ untadas con la hierba de la envida y teñidas con el veneno de la pasión
librio, de no sé qué. La palabra gallardía parece particularmente apta dañan también a quien las arroja, pero en cambio cuando son usadas
para subrayar el aspecto estratégico y vigoroso, práctico y valeroso de como escandallo del corazón de los demás, éstas se convierten en el
la agudeza, la cual implica una cierta gallardía y desenvoltura que nos más sutil medio de conocimiento: el uso de la tienta, de ese instru­
permite entrar en las cosas difíciles como si fueran fáciles y saber mento quirúrgico que se introducía en una herida para comprobar la
deslizarse entre los enredos. profundidad y conocer su estado, es definido por Gracián como el
La noción de bello estratégico, que está implícita en la agudeza, punto más sutil del comportamiento humano.
está en el polo opuesto de la noción de bello, entendido como lugar de
la conciliación y del desinterés, sobre la que ha nacido y se ha funda­
mentado la estética del siglo XVIII. La misma pretensión de constituir El tránsito ingenioso
una disciplina estética iuxta propria principia, esencialmente distinta
de las disciplinas que se ocupan del conocimiento y de la práctica, La segunda noción del tratado gracianesco que la estética moderna
implica un completo y radical abandono de esa visión global del hom­ ha vuelto opaca e incomprensible es la de ingenio. Esta de hecho ha
bre que anima la obra de Gracián: el hombre en su punto, el hombre sido completamente borrada del concepto estético de genio, entendi­
Enigmas. Egipcio , barroco y neo -barroco..

completo, que ha llegado a su plena madurez, es en el que la excelen­ do como acuerdo entre arte y naturaleza, conciliación entre imagen e
cia del gusto y la seguridad del ingenio son inseparables de la placi­ intelecto, triunfo de la originalidad creativa sobre la imitación y el
bilidad del juicio y de la refinación de la voluntad. Allí donde el esfuer­ estudio. En relación con estas determinaciones Setecientas del genio,

Belleza estratégica e ingenio ...


zo fundamental de la estética está orientado a una sistematización de toda la historia precedente, que se remonta a la antigüedad, de la palabra
la sensibilidad y del sentimiento, la agudeza no tiene casafija, sino que ingenio, parece una mera preparación y propedéutica. Desde el punto
está en tránsito y varía los teatros de su propio esplendor: es fácil darle de vista moderno la noción de genio no sólo aparece como más rigurosa
al pájaro de vuelo uniforme. Mientras que para la estética lo bello es y precisa, sino sobre todo permite una neta separación entre las artes

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mecánicas, las técnicas y la artesanía por un lado, y el arte bello por los demás, las razones y las motivaciones de sus actos de forma
otro. Sólo el segundo es arte del genio, el cual es definido por Kant benévola o maliciosa, en el disimular una crítica bajo un elogio, en el
como la disposición innata del ánimo por medio de la cual la natu­ crear juegos de palabras, inversiones de términos, anagramas, en el
raleza regula el arte. El proyecto fundamental del tratado de Gracián extraer de una cosa el extremo opuesto y probar a través de la argu-
que pretende teorizar y enseñar ingenio, forjar las reglas para la pro­ - mentación todo lo contrario, en el deducir consecuencias imprevisi­
ducción de lo bello, establecer directrices para afinar la sutileza del bles y secretas, en el poner enigmas, en el crear esperas, en el disolver
ingenio, parece una empresa absurda, un atentado contra la libertad de golpe una dificultad, en el aludir... Todas estas infinitas opera­
creadora, un ultraje a la espontaneidad de la invención poética. La ciones del ingenio pueden ser reducidas a una sola: un cambiar, dislo-
perspectiva de la estética moderna ha condicionado profundamente el car, transformar el dato. La esencia del ingenio tiene que buscarse en
significado de las palabras que derivan de “ingenio”. En el uso moder­ el tránsito: éste no es algo mecánico, sino si acaso estratégico, que gira
no el artífice de lo bello, el artista, es genial, no ingenioso. La palabra en tomo a la aparente similitud entre dato de partida y dato de llega­
“ingenio” está limitada a designar una invectiva que queda finalizada a da. El ingenio es transformar la naturaleza en cultura, pero la perfec- __
la consecución de fines prácticos. Si el genio es el lugar de la libertad ción de la cultura es la de parecer natural: el mayor artificio consiste
y de la naturalidad, el ingenio reenvía a algo mecánico y artificial: en esconderlo.
máquina en inglés se dice a propósito engine. El tránsito ingenioso no es sin embargo reducible -como hará
Por lo tanto la estética moderna por un lado encierra el ingenio en Tesauro en el Canocchiale aristotélico / Catalejo aristotélico publicado en
una efectividad práctico-mecánica, por otro aísla el genio en una 1655- a la metáfora. Gracián no está en absoluto dispuesto a atribuir
pureza poético-formal. Para entrar en el horizonte abierto por la a la metáfora ninguna primacía. Por mucho que vea en las metáforas,
noción pre-moderna de ingenio, hay que abandonar completamente en las similitudes, en las alegorías, el inextinguible manantial de las
estas determinaciones estéticas. Según Montaigne nada de lo que gus­ agudezas y la fuente fecunda de una infinidad de figuras ingeniosas,
tamos es puro, y para Bacon la esencia de la poesía consiste en el hacer sin embargo él pone en guardia contra el peligro de que éstas se trans­
matrimonios y divorcios ilegales entre las cosas. De manera análoga, formen en una aburrida prisión que rompe y disminuye la atención
para Gracián, el ingenio no es en absoluto una facultad pura, legislati­ del oyente o del lector. El tránsito ingenioso es lo contrario del
va a priori, independiente de atracciones y emociones externas. Es más, aburrimiento. Gracián recomienda no cansar: “suele ser pesado el
éste depende de los días y tiene sus momentos, de manera que se hombre de un solo negocio y el de un solo discurso. La brevedad es •
conoce mal a sí mismo; vive al margen del afecto, en las fronteras de lisonjera y más negociable”.
la voluntad y tiene una mala relación de vecindad con las pasiones. Si la noción estética de genio constituye la premisa para la cele­
bración romántica del aburrimiento, el ingenio está por definición
E nigmas. Egipcio , barroco y neo - barroco...

Tiene incluso una edad: de hecho no está maduro antes de los cuarenta
años y no llega a su ápice antes de los sesenta. ligado a la capacidad de suscitar maravilla, interés, sorpresa. Si la raíz
Se manifiesta en una gran variedad de operaciones: en el descubrir del aburrimiento está - como dice Kant - en la incapacidad de estar
en el presente, en el impulso por salir de cada momento del tiempo

Belleza estratégica e ingenio ..


afinidades entre las cosas distantes, o viceversa, diversidad entre las
cosas cercanas, en el transformar un objeto en lo contrario de lo que en el que estamos para pasar al sucesivo, el tránsito ingenioso es en
parece a primera vista, en llevarlo hasta lo imposible, en el moderar cambio una dislocación que se desarrolla enteramente en el ámbito
una exageración después de haberla anunciado, en el formar parado­ del presente. Está implícito en la metáfora un movimiento hacia lo
jas, en el comentar, interpretar, adivinar, deformar las intenciones de alto, un impulso al traspaso de lo sensible, un ir más allá y a otro

138 139
lugar, el tránsito implica en cambio una cierta adhesión al dato, a la más que una mera táctica: ésta es una estrategia, un reservarse már­
situación, al hic et nunc. La metáfora con su tendencia hacia lo hiper­ genes de decisión, un no hacerse obligar ni por todo ni por todos, sin
bólico está tan difundida como para ser definida por Gracián como por eso renunciar a las iniciativas emprendidas. Pero quizás es todavía
“la oficina ordinaria de los discursos”: justamente por eso el tránsito más algo esencial: es el modo de ser del ingenio que no sabe dónde
ingenioso que se mueve en el intermedio, con tonos ni demasiado va, no tiene un completo dominio de sí mismo, recibe mucho del
altos, ni demasiado bajos, resulta más eficaz. La perfección del estilo exterior, es a menudo una condición de suspensión oracular, no muy
no consiste en el atenerse abstractamente y servilmente a un único diferente del trance apolíneo. El ingenio es por excelencia enigmáti­
principio o a una única poética; la Agudeza no es un código y todo co: sus productos son armas de doble filo, habitaciones iluminadas
depende de la ocasión, del movimiento que ella suscita y en el interior por dos ventanas: su manifestación típica es el amago, la señal pre­
del cual se desarrolle el tránsito ingenioso: lo que es apropiado para cursora de algo que no se entiende completamente y cuyo sentido
un epigrama no es pertinente para un sermón. Hay que respetar “la escapa incluso a quien lo realiza. No es por tanto prefiguración adivi­
engastadura” de los pensamientos. Pero tránsito ingenioso no quiere nadora del futuro, sino gesto y seña que pide ser interrogado y medita­
decir confusión o caos: es más, justo lo contrario “si una estrella brilla do durante largo tiempo.
en lo más alto del cielo, igualmente bien una flor verdea en el más El ingenio es por tanto algo intermedio entre lo sagrado y lo pro­
humilde rincón de un valle”. fano, está en el medio de los dos: de hecho Gracián mismo declara
El tránsito implica suspensión: hay que guiarse teniendo los áni­ haber extraído los ejemplos de la Agudeza tanto de textos sagrados
mos suspendidos y saber tener suspendida la atención. El ingenio es la como de textos profanos, de forma que pueda satisfacer a la audiencia
- facultad que impide que las cosas recaigan pesadamente sobre sí mis­ más vasta posible. Pero esta preocupación editorial se fundamenta
mas o se queden encerradas en la prisión de su identidad o vuelen sobre una mediedad más esencial del ingenio a la que nada es extraño,
demasiado lejos de la mirada. En el polo opuesto de la banalidad está ni siquiera la santidad. Es más, en el último aforismo del Oráculo,
la paradoja; hace falta, según Gracián, volver a escapar de ésta no en Gracián introduce a propósito esta categoría como la más amplia y
menor medida que de aquella: éstos son los dos extremos del descrédi­ comprensiva: con la palabra “santo”, él considera que se ha dicho todo.
to. Por eso la paradoja, que puede ser definida como un monstruo de La tonalidad suspensiva y oracular del ingenio no excluye, es más
verdad, tiene que ser dosificada con extrema atención: de hecho cuan­ implica la rapidez de su proceder, esas dotes que Gracián llama pron­
do ésta se revela del todo gratuita y arbitraria genera desilusión, titud o viveza: toda rapidez es bienvenida y es en el ingenio donde ella
mostrándose como una especie de rodeo, un engaño para provocar obtiene sus más espléndidos éxitos. Esta prontitud consiste tanto en el
maravilla a primera vista sin saberla mantener después. vigor natural del ingenio, como en la abundancia de las especies, como
en la facilidad de usarlas. El movimiento del tránsito ingenioso no es
E nigmas. Egipcio , barroco y neo- barroco...

El carácter intermedio del ingenio es evidente en su proceder con


una doble o múltiple intención: entre las dos o más vías que se abren de hecho regular ni uniforme, sino que se dispara como una flecha,
no es posible saber con seguridad cual de ellas seguirá. No sólo por brilla como un rayo de luz inesperado; sin embargo éste se alimenta de
prudencia, por prevenir las insidias, sino más esencialmente porque él pastos ocultos e invisibles, profundos como el mar, secretos como sus
- mismo no lo sabe. Todo gran ingenio es ambidiestro —escribe ensenadas. De hecho los milagros del ingenio son siempre el produc­
Gracián- y discurre sobre dos vertientes: allí donde no hay posibili­ to de una larga meditación, porque lo que se hace instantáneamente,
dad de establecer una relación de igualdad entre dos cosas, toma la vía instantáneamente se deshace.
opuesta y pone de relieve la disparidad. La suspensión es por eso algo
El arte de la sutileza El arte es un poder que es afín a la galantería. Una bella manera —
dice Gracián —es el adorno de la vida y contribuye singularmente a
También la tercera palabra del título de la obra de Gracián, el todo buen fin. La galantería de condición, es decir la fineza del tem­
“arte”, tiene en el contexto de la Agudeza un significado completa­ peramento, la gentileza de la índole, no es algo decorativo y postizo,
mente diferente del que posteriormente asumió en la estética moder­ sino que se revela como un aspecto de la magnanimidad: su primer
na. Según el uso antiguo y medieval que todavía se posterga en el siglo deber es hablar bien del enemigo y obrar mejor. Segundo deber es
XVII, el arte es sinónimo de técnica, de saber hacer, de un saber que disimular las victorias. El carácter esencialmente político del arte deri­
es también y antes que nada un poder: Gracián, de hecho, piensa que va de la naturaleza estratégica de la belleza: la galantería es, por eso,
el ingenio corona el arte de la agudeza tanto como el juicio corona el también política, es más, es el engalanamiento de la razón de estado.
arte de la prudencia. Estamos por tanto en las antípodas de la concep­ La sutileza es un don indispensable para la consecución porque el
ción moderna del arte como actividad por definición opuesta a la vida mundo en el que nos encontramos obrando es también él extremada­
práctica: pocos años después de la publicación de la Agudeza, en 1670, mente complejo e irreducible a toda determinación rígida. Las
el jesuíta italiano Francesco Lana Terzi definirá con el apelativo de agudezas objetivas están ya en las cosas mismas y no existe materia tan
“arte maestro” su proyecto unitario y enciclopédico del saber. estéril de la que una buena invectiva no pueda sacar partido.
Sin embargo, dentro de esta perspectiva que identifica el arte con Aunque no fuera así, porque “en todas partes está el vulgo, también
la técnica, la posición de Gracián se determina por algunas peculiari­ en Corinto, también la familia más selecta”, porque éste habla estulta­
dades, la más relevante de las cuales es la importancia de la sutileza. El mente, censura con impertinencia, es discípulo de la ignorancia,
arte de Gracián, el saber-poder del que él se hace portador, no busca paladín de la estulticia, aliado del chismorreo, nada en el fondo cam­
en absoluto un dominio total sobre las cosas, no tiene nada de biaría. En Gracián el arte de la sutileza se impone con urgencia, con
prometeico, no aspira a un dominio incondicionado del mundo, de impetuosa necesidad, sobre la tentación de justificar como más efecti­
los objetos, de las palabras, sino justamente lo contrario, consiste en el vo un quehacer inculto y brutal. Ciertamente el desengaño es total:
ejercicio de la sutileza, que es definida como el alimento del espíritu. “Todo se burla del miserable hombre” escribe Gracián en el Criticón.
El arte de Gracián no es creación, innovación ontológica, como en el “El mundo lo engaña, la vida le miente, la fortuna lo burla, la salud le
romanticismo, sino cautela, obrar silencioso que es mucho más efecti­ falta, la edad pasa, el mal lo alcanza, el bien es ausente, los años huyen,
vo cuanto menos violento es: el arte de la sutileza tiene que hacer pare­ las satisfacciones no llegan, el tiempo vuela, la vida termina, la muerte
cer espontáneo y casi inadvertido todo cambio. El impacto entre el lo coge, la putrefacción lo disuelve, el olvido lo aniquila y lo que ayer
arte y el mundo tiene que ser suave. fue un hombre, hoy es polvo y mañana nada”. Pero el desengaño es sin
embargo la fuente, no la tumba de la sutileza, porque éste fue siempre
Enigmas. Egipcio , barroco y neo -barroco...

El arte es un saber que es afín al gusto. Conocer es saborear: el arte


implica por eso un conocimiento que es también adhesión relativa al pasto de la prudencia y delicia de la entereza. De hecho, quien entra
objeto. Quien se disgusta por todo y pretende que Dios cree otro en la vida por la puerta del placer sale por la del dolor y viceversa. Y el
sabio que no ha encontrado reconocimiento en su siglo, lo encontrará

Belleza estratégica e ingenio ...


mundo y otras perfecciones para satisfacer su extravagante fantasía, no
poseerá jamás -según Gracián- ni arte, ni consciencia. Si se pide al en los sucesivos.
/ ingenio que sea fecundo, al juicio que sea profundo, el gusto tiene que Está conectada a la noción de sutileza del arte la de reserva: reser­
ser en cambio principalmente jocundo. Un saber que no es una fiesta varse siempre las últimas astucias del arte -prescribe Gracián. Un arte
es muy poca cosa. El arte de ser dichoso es la premisa de todas las artes; sutil no está nunca del todo abierto y desplegado, sino que implica una
así como saberse evitar los disgustos es la premisa de todos los saberes. dilación, un titubeo, un retardo: hay que dejar con hambre, nunca

142
darse totalmente e incondicionalmente. El retén, la reserva, en todas abandono: el concepto queda próximo y afín a la agudeza. Éste es el
las materias fue siempre una gran regla del vivir y del vencer, sobre arma de una “guerra buena”, pero siempre una guerra. La acogida del
todo en las empresas más excelsas. concepto ilumina ulteriormente el carácter estratégico de la belleza
estratégica, la cual no arremete, ni violenta, no presenta batalla en
La acogida del concepto primer lugar, sino que disimula, está sin forma, indeterminada como
el agua. Gracián usa la palabra despejo para designar esta actitud de
En el título completo de la Agudeza, hay una última palabra que hacerse nada, que atrae y ciñe con fuerza. Hace falta estar despejados
resulta no inmediatamente perspicua para la cultura moderna: el tér­ y claros como el cielo que se serena para hacer sitio a las cosas, a las
mino “concepto”. Es obvio que éste no debe ser entendido en el sen­ palabras, a los hombres, para permitir a las cosas, a las palabras, a los
tido de representación de lo universal, esencia de lo real, o símiles; hombres, que manifiesten sus cualidades, esencias, debilidades. Sólo
pero parece igualmente reductor despojarlo de toda preñez filosófica, un claro y despejado ingenio puede concebir y producir conceptos, —
considerándolo exclusivamente como una figura literaria. La defini­ porque recibe, acoge y toma en sí mismo elementos lejanos y extraños,
ción que da Gracián de un acto del entender que expresa la correspon­ descubriendo correspondencias inesperadas y sorprendentes. El despe­
dencia existente entre los objetos, acompañada por la precisión de que jo —dice Gracián —es el embellecimiento de la perfección misma, pre­
el concepto es para el entendimiento lo que la belleza es para los ojos supone desenvoltura y añade perfección: sin él toda belleza está muer­
y la armonía para el oído, deja al intérprete indeciso: estas definiciones ta y toda gracia es ingrata.
parecen de hecho demasiado generales para resultar determinantes con Lo que hace esencialmente erótico el pensamiento de Gracián es
el fin de elegir entre filosofía y literatura. justamente la presencia conjunta e incluso la indiscernibilidad de
En realidad es quizá la simple meditación sobre la palabra concepto belleza y de conflictividad, de gusto y de política, de aerosidad y de
la que aporta algo de luz. La filosofía del siglo XX está acostumbrada a astucia. La acogida del concepto es una dulce máquina de guerra que
considerar el término “concepto” como la traducción de la palabra ale­ prende en uno no para destruir, sino para favorecer la prodigiosa
mana Begriff, ésta última se ha impuesto en la reflexión filosófica justo fecundidad de la invención, como el acumen de la agudeza hiere para
por la complejidad especulativa con la que los filósofos alemanes, desde hechizar, para despertar y mantener la atención, para solicitar la recep­
Kant en adelante, la han enriquecido. Sucede por tanto que nosotros ción. Si la esencia del erotismo consiste en una relación intermedia
decimos “concepto”, pero pensamos Begriff. se nos escapa así el hecho entre los polos opuestos de la unión y de la lucha, Gracián es uno de
de que la palabra de origen latino tiene una orientación semántica los grandes teóricos de esta relación: el precepto según el cual nunca se
opuesta a la de la palabra alemana. En ésta última el acto del entender debe estar solo, se acompaña con el que prescribe que no hay que darse
está etimológicamente conectado con el greifen, con el coger, entendi­
Enigmas. Egipcio , barroco y neo - barroco..

nunca enteramente y que no hay que pensar que otros lo hagan por
do como aferrar; en el término latino conceptus, el acto del entender nosotros.
deriva etimológicamente de con-capio, que significa “coger” en el senti- El concepto acoge, pero no indiscriminadamente; la búsqueda de
■— do de acoger. Concebir no quiere decir por lo tanto apropiarse de algo, las correspondencias entre las cosas no debe favorecer la confusión de

Belleza estratégica e ingenio ...


sino hacerle sitio: no es el acto de un sujeto que coge un objeto, sino la todo con todo. El entender para Gracián está siempre acompañado
disposición a recibir algo externo que viene, que sucede, que llega. por la discreción, cuya noción da título a una obra entera, El discreto,
Esto no quita que el concebir conserve una esencial dimensión publicada dos años antes de la edición definitiva de la Agudeza; quien
_estratégica: no se trata en absoluto de mansedumbre, de remisión o de discrimina es el sabio, la elección entre el saber y el mezclar, entre ale-

145
jar y acercar, entre asimilar y distinguir, depende del examen de las cir­ Bibliografía
cunstancias concretas, de la ocasión, del kairós, el cual se presenta
siempre de forma diferente. La misma cosa que halaga a uno, ofende M IG U EL B a t t l o r i , Gracián y el Barroco, Roma 1958.
a otro, y la réplica de lo que una vez ha conducido al éxito, lleva a JORGE L u ís B o r g e s , Baltasar Gracián, en Antología personale, Milán
menudo a la desgracia: ¡las cosas siguen sus avatares e incluso hay una 1965.
moda por excelencia! Cada estilo tiene su perfección y su ocasión: pero BENEDETTO C roce , I trattatisti italiani e Baltasar Gracián, en
las dos cosas no son netamente separables. Problemi di estética, Bare 1949.
BALTASAR G racián , L’acutezza e l’arte dell’ingegno, Palermo 1986 (el
presente capítulo sirve de presentación a esta obra).
BALTASAR G racián , Oracolo manuale e arte di prudenza, Milán 1987.
E m il io H id a l g o -S e r n a , Baltasar Gracián. La lógica dell’ingegno,
Bolonia 1989.
HELLMUT JANSEN, Die Grundbegriffe des Baltasar Gracián, París 1958.
BENITO PELEGRÍN, Ethique el esthétique du Baroque. L’espacejesuitique
de Baltasar Gracián, Arles 1985.
BLANCA P e r IÑÁN, Lenguaje agudo entre Gracián y Freud en “Studi
ispanici”, 1977, 1.
E nigmas. Egipcio , barroco y neo- barroco..

146
TERCERA PARTE
ITALIA ENIGMÁTICA
NIGMAS Y EBRIEDADES DE LA PINTURA
ITALIANA DEL SIGLO XX

El hombre como cosa


El estudioso de filosofía que se acerca a la pintura italiana entre las
dos guerras y a sus poéticas, nota antes que nada la actitud fuertemente
crítica que muchos pintores tienen en relación con el neo-idealismo.
En la época de la revista “Valori plastici” (1918-22), Sabino, Carra y
De Pisis sienten su concepción del arte lejana y extraña a la de Croce.
Unos quince años más tarde, Cario Belli no duda al definir estulto y
gofo el pensamiento de Gentile. Esta hostilidad no afecta a la filosofía
tout court, sino sobre todo a la escuela filosófica que en aquellos años
ejercía en Italia un papel hegemónico: de hecho, es sabido que
Schopenhauer, Nietzsche y Weininger han aportado algunos puntos
para la formulación de la poética de la pintura metafísica; Rosmini y
la ontología han sido citados para la enunciación de la poética de la
abstracción. Sin embargo el interés filosófico de la aventura artística
italiana entre las dos guerras no deriva tanto de la existencia de posi­
bles relaciones entre éste o aquel pintor y este o aquel filósofo, como
del valor y del significado autónomamente filosófico de la experiencia
de algunos artistas, los cuales se sitúan directamente como “nuevos
filósofos”. Por otra parte esta actitud de autonomía, que la experiencia
artística reivindica con respecto a la estética, no es una novedad: desde
finales del siglo XVIII la poesía y las artes se han negado a reconocer a pintura italiana entre las dos guerras. El hecho de que entre ésta y el neo-
la estética un valor normativo y han inaugurado un pensar en la esen­ idealismo subsista una sustancial incomprensión recíproca no despertará
cia del arte que ve en la experiencia del quehacer artístico la fuente asombro, si se piensa que tanto Croce como Gentili son los herederos en
principal de la teoría del arte. Italia de esa estética del sujeto tan hostigada por la experiencia poética y
El punto fundamental sobre el que se articula la diferencia entre la artística desde Mallarmé a Rilke, desde Rodin a Kandinski. El punto de
estética filosófica por un lado y la experiencia poético-artística del XIX partida de la pintura metafísica puede ser identificado en el rechazo a
y del XX por otro, tiene que ver con la cuestión del sujeto. La estética situar al hombre, al yo, al sujeto en el centro del mundo, en un radical
filosófica nace y se desarrolla a partir del proyecto de fundar sobra la anti-humanismo que hace de la cosa el cofre de toda experiencia pro­
<=•■ subjetividad la experiencia de lo bello y del arte: ésta lleva al cumpli­ funda. La mirada metafísica consiste justamente en el prescindir del
miento del cogito cartesiano extendiendo su radio de acción al hombre entendido como sujeto, en el verlo como una cosa, una estatua,
conocimiento sensible, a través de la elaboración de los conceptos de un elemento arquitectónico, un maniquí, un simulacro, un “ídolo her-
sentimiento, de gusto y de genio. Ésta tiene por tanto una orientación mafrodita”. Esta cosificación no debe ser considerada como un empo­
humanística, que atribuye a la dimensión de la conciliación un signifi­ brecimiento, un envilecimiento, una reducción, un ultraje a la dignidad,
cado paradigmático: la totalidad de la estética moderna entendida stric- sino justo lo contrario, como una liberación de lo obvio, de lo banal, de
tu sensu, puede ser definida como el proyecto filosófico de una con­ lo cotidiano, como la emancipación de lo meramente psicológico, como -
ciliación de los opuestos en el ámbito de la sensibilidad y de la afec­ la apertura de un horizonte más amplio y más esencial.
tividad. La experiencia poético-artística, en cambio, ha seguido general­ Se comprende la necesidad de un anti-humanismo tal sólo si se
mente un camino opuesto al de la estética filosófica: el sujeto no ha sido tiene presente el bagaje cultural que tiene a sus espaldas, por el cual
el centro de su atención, más bien la obra de arte, vista en su objetivi­ entre lo humano y lo divino, entre lo utilitario y lo poético, entre el
dad, extrañeza y diferencia radical con respecto al yo, al sujeto, a lo instrumento y la obra de arte, hay un salto, no una continuidad. Se
humano. El quehacer artístico, por eso, ha asumido en esta perspectiva accede a una verdadera experiencia artística sólo en la medida en que
el carácter de una aventura que nada tiene que ver con la racionalidad se silencia el objeto: ésta es por tanto justo lo contrario de la expresión.
proyectiva: los poetas y los artistas son portadores de un conocimiento Es, si acaso, —como había dicho Worringer - una pulsión de abstrac­
que no se puede reducir a un saber absoluto que sea el dueño de la con­ ción, una autoalienación del hombre, el completo abandono de todo
ciencia, el espíritu y el hombre. Este conocimiento es otro por defini­ naturalismo y vitalismo: para De Chirico, el privilegio del gran arte
ción, inquietante, perturbador: éste está conectado con una percepción consiste en el apagar en las figuras pintadas cualquier brillo de la vida
de los objetos no como medios, instrumentos de poder del hombre, corriente, para revestirlas de una solemnidad y de una inmovilidad
Enigmas. E gipcio , barroco y neo - barroco...

sino como cosas cuya esencia impenetrable nos sitúa constantemente enigmática, de un aspecto severo e inquietante, transformándolas en
ante una muda interrogación, un enigma. La experiencia artística se imágenes que detentan los secretos del sueño y de la muerte.

E nigmas y ebriedades de la pintura...


estructura así sobre la oposición entre sujeto y objeto, sobre el conflic­ Contrariamente a lo que puede parecer a primera vista, el anti- —
to entre hombre y cosa, sobre la diferencia entre autor y obra: ésta está humanismo es justo lo contrario del nihilismo: si éste último homolo­
mucho más conseguida cuanto más se impone la inquietante y salvaje ga todo en un mismo nivel, el primero en cambio pone unas diferen­
extrañeza de la cosa y de la obra a la humanidad del artista. cias que no se pueden eliminar: por un lado está el hombre con sus
Es en el marco de este conflicto secular entre la aventura artística y la debilidades, sus idiosincrasias, su emotividad, por otro la cosa, la tran­
estética donde hay que poner el problema del significado filosófico de la quila belleza de la materia, el aspecto metafísico del mundo. Se des-

153
cubre la dimensión metafísica de las cosa sólo cuando se rompe la con­ prende el arte, menos se es humano. La emoción artística no puede ser
tinuidad del vivir histórico, el “rosario de recuerdos” que nos las hace de orden psicológico: “confundir el arte con nosotros mismos sería el
familiares: esta interrupción, este repentino olvido de nuestra relación colmo de la distracción, si no fuera el colmo de la presunción”. Cario
con ellas, las hace parecer carentes de sentido común, perturbadoras, Belli se remonta al anti-humanismo de la pintura metafísica “en cuya
enigmáticas. Lo que fundamenta la emoción metafísica es la ausencia fría grandeza el hombre ha desaparecido y la naturaleza ha dejado sólo
del hombre como sujeto, la exclusión de todo acto de expresión y de su esqueleto”; él reprocha a la tendencia del siglo XX el haber reintro­
todo proceso empático. Por ejemplo, tengo una visión metafísica de ducido una media medida, templando y distorsionando en un vacuo
los hombres cuando los veo desde la calle moverse en el interior de una eclecticismo la radicalidad de la experiencia artística de un Kandinski
casa cuyas ventanas no tienen cortinas: “tú no podrás hablar nunca” o de un Mondrian. En la línea abierta por Worringer, Cario Belli
dice De Chirico “ni ellos podrán oír nunca tu voz y responder a tus escribe icásticamente: “el arte es liberación del eterno humanismo .
preguntas. Ellos no saben donde se encuentran ni de donde vienes tú”. También para él el anti-humanismo es lo contrario del nihilismo: la
Su única enseñanza es la exhortación a escuchar la voz de las cosas en experiencia artística se considera como fundamentalmente afín a la
_y silencio. El evento del enigma está conectado a la suspensión del experiencia del ser de Dios, de lo completamente otro. Ésta solicita
devenir temporal, con la abolición del pasado y del futuro, con la afir­ una actitud de escucha y de humildad: “el arte se da cuando el artista
mación de la primacía del presente, con la especialización de la expe­ se humilla a sí mismo, no al arte”. En cambio hay humillación y
riencia, con un tránsito que va de lo mismo a lo mismo. envilecimiento del arte cada vez que éste se reduce a pretexto de expre­
Este anti-humanismo que De Chirico teoriza en la primera pos­ sión del sujeto, de representación antropomórfica o naturalística.
guerra con gran claridad, lucidez y radicalidad, es el que determina el El presupuesto anti-humanístico que constituye una especie de deco­
clima, la tonalidad afectiva de la gran pintura italiana de los años rado de las poéticas de la pintura italiana, puede llevar sin embargo a
veinte y treinta. Dentro de éste se mueve Cario Carrá para el que la resultados completamente diferentes: a un resultado apolíneo en el caso
tarea de la pintura es la de desvelar el sentido de las cosas ordinarias: de la pintura metafísica, a un estilo dionisíaco en el caso del abstrac­
no por casualidad al cuadro de Carrá IIpino sul mare Worrimer dedi­ tismo. Estas dos nociones, que están constantemente presentes en la
ca la única monografía suya que tiene como objeto un pintor con­ reflexión sobre el arte de los últimos dos siglos, habían encontrado en
temporáneo. La obra de Morandi está a su vez marcada por una ince­ el Nacimiento de la tragedia de Nietzsche una de sus formulaciones más
sante meditación sobre la “cosalidad”: una preocupación parecida se conocidas. Es importante observar que para Nietzsche ni una ni otra
encuentra en muchos artistas en los que es identificable el influjo de la tienen nada que ver con el sujeto. La teoría que considera el arte como
pintura metafísica. Alberto Sabino en su novela Hermaphrodito (1918) expresión del yo es para Nietzsche un producto de ese idealismo con­
Enigmas. Egipcio , barroco y neo - barroco...

elogia la imagen egipcia del hombre justamente por su esencialidad: la ciliador incapaz de pensar y de vivir el conflicto y la lucha, está por eso
cara, pintada de perfil, ¡es como una marca que los antiguos egipcios lejos de toda experiencia verdadera del arte y de su diferencia.

E nigmas y ebriedades de la pintura...


estampaban sobre cada recuerdo!
En 1935 la misma posición anti-humanística es reafirmada con la
máxima energía por el opúsculo de Cario Belli Kn, que está considera­ El enigma de la pintura metafísica
do el manifiesto del abstractismo italiano. Para Belli el arte no es un
hecho humano: éste está en el polo opuesto de la expresión, del psi- No se entiende la esencia de lo apolíneo, si se lo considera como un
cologismo, del naturalismo, de la identificación; cuanto más se com- sinónimo de decorativismo neoclásico. Ya en Winckelmann la noción

154
tiene una complejidad que va mucho más allá de la hermosa aparien­ tura metafísica. La presencia obsesiva de las estatuas de mármol de los
cia; la noble simplicidad y la serena grandeza que lo caracterizan, pre­ dioses antiguos, la dimensión enigmática de las mujeres de piedra que
sentan una dimensión insondable y enigmática, implican un fervor abrazan al poeta, la confusión de hombres y de simulacros en las plazas
meditativo y un ardor gozoso que excede la mera decoración, italianas (que había sido ya revelada por Schopenhauer) son todos
mantienen una complejidad intrínseca que se manifiesta, por ejemp­ temas que acomunan el mundo cultural de Heine con el de la pintu­
lo, en la comparación entre lo bello y el agua, la cual asume el color de ra metafísica. Cuando De Chirico aconseja a los pintores que dibujen
los líquidos con los que se mezcla. Es en esta Stimmung donde ahon­ estatuas, no cuerpos humanos, de tal manera que, si éstas por milagro
da sus raíces la pintura metafísica: su serenidad, su paz no son nunca vivieran, pudieran encontrarse con los huesos, los músculos, los
desolación, sino que presuponen una férvida afectividad, un entusias­ nervios y los tendones en su sitio, la memoria corre hacia Heine y a sus
mo, una posesión. La aparición de una imagen metafísica -dice De comparaciones entre los ojos cavos de las antiguas estatuas y los ojos
Chirico- genera alegría y serenidad: el arte nuevo es “arte jocoso” por negros de los italianos, aparentemente opuestos a los primeros, pero
excelencia. sustancialmente idénticos. Para Heine los dioses antiguos no murieron
Sin embargo, este flagrante sentir no es algo evanescente y extra­ con el fin del paganismo, sino que han llevado en Italia una vida
material: la pintura metafísica no licúa el universo, al contrario, lo escondida y secreta confundiéndose con los vivos. De esto se deriva
solidifica, no lo desmaterializa, sino que lo supermaterializa. Ésta una imagen de la existencia italiana como de un estado intermedio
desarrolla así la profunda intuición de Hólderlin y sobre todo de entre la vida y la muerte, capaz tanto del delirio como del hielo, pero
Schelling, según el cual la mitología griega está de parte de lo existente, justamente por eso muy extraña y enigmática, una mi-mort, una
no de lo espiritual. En particular ha sido Schelling quien subrayó la “media muerte” (según la feliz expresión con la que Sabino inicia su
materialidad de los dioses del Olimpo contraponiéndola a la espiritu­ novela Hermaphroditá), en la que “les statues s’acheminent á pas
alidad de los dioses de Eleusis (Démeter, Dionisos). Éstos son los cadencés”.
menos comprensibles, los más enigmáticos y extraños para el hombre, La conexión de lo apolíneo con los procesos de petrificación ha
para la conciencia, para el espíritu y justo por esto los más positivos, sido, por otra parte, subrayada por Johann Jacob Bachofen a propósi­
los que suscitan en la razón estupor, turbamiento, parálisis. Lo que el to de Licia, el país matriarcal que él consideraba situado bajo la tutela
hombre necesita - dice Schelling - no es ponerse dentro de sí mismo, del dios délfico: aquí el sentimiento de la caducidad de la vida empu­
sino fuera de sí: la experiencia mitológica suscita un estatus de jaba a los habitantes a construir grandes necrópolis de piedra: se decía
aniquilación y de entorpecimiento por su total inconceptualidad, que el sarcófago tenía la propiedad de transformar en piedra tanto los
opacidad, que no requiere un consenso. Justamente en eso consiste el cadáveres como los cuerpos vivos en el breve periodo de cuarenta años.
enigma apolíneo: el estupor de la razón no es una abdicación del pen­ Ciertas obras de Arturo Martín de los primeros años veinte, como la
E nigmas. Egipcio , barroco y neo -barroco...

samiento, sino una intensificación de sus posibilidades, el acceso a la Fecundidad, los Amantes, o el Orfeo parecen inspiradas por los mitos de

E nigmas y ebriedades de la pintura...


simple y desnuda existencia, es por eso inefable, no vinculable a una Apolo licio, así como esos versos de De Chirico en los que él evoca el
palabra o a un concepto. sarcófago que acogerá sus restos y auspicia que nuevas magias puedan
Lo apolíneo es presencia conjunta de elementos muy fríos y muy estrecharlo, maternas, “en un abrazo grande de piedra”.
calientes, de procesos de petrificación y de trasportes delirantes. Uno La reflexión del siglo XX sobre la esencia de lo apolíneo va desde
de los más significativos intérpretes de este aspecto ha sido Heinrich Walter Friedrich Otto, que considera a Apolo el dios de la distancia,
Heine, que no por casualidad figura entre los inspiradores de la pin­ hasta Luce Irrigaría, que lo define el ser de fuego y de hielo, el momen-

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to de coincidencia entre el demasiado calor y el demasiado frío, la sé” escribe en el Piccolo trattato di técnica pittorica (Pequeño tratado de
voluntad de sobrevivir más allá de todo sufrimiento: estas reflexiones técnica pictórica) “no hay pintor que se precie, antiguo o moderno, que
profundizan en una experiencia mitológica y poética que los artistas haya ignorado y que ignore la técnica de la pintura”. El pintor es,
metafísicos italianos han intentado hacer visible. La importancia que según De Chirico, antes que nada un artesano que se construye por sí
De Chirico asigna al encuadre y que Carra atribuye a la construcción solo las telas y los colores, que trabaja mucho tiempo, durante meses y
de cuadro en relación a los valores figurativos de la forma y del color, años en el mismo cuadro: “me enmarco en tres palabras” dice De
nace de un punto de vista apolíneo que distancia al objeto. Este ale­ Chirico “que deseo que sean el sello de toda obra mía: pictor classicus
jamiento crea el efecto metafísico porque solidifica el objeto, lo aisla sum .
del espacio circunstante: los arcos, las ventanas, las columnas de la pin­ Pero el pintor no es sólo un técnico, es también un poseído: el
tura metafísica desarrollan justamente esta función. Los paisajes pier­ mundo está lleno de demonios y hace falta descubrir el demonio de
den su naturaleza y se convierten en cosas según un proceso que Rilke cada cosa. Los pintores metafísicos se sitúan como herederos de una
acogido, cuando observaba que se comenzó a entender la naturaleza tradición milenaria que considera a los poetas y a los artistas como
sólo cuando ya no se la comprendió, sólo cuando se la percibió como portadores de una experiencia privilegiada de la que no son los dueños.
una cosa indiferente. A menudo un cuadro representa otro cuadro. La La divina manía que los anima proviene del exterior: ellos no son más
enfatización del marco en la pintura metafísica no tiene la función de que el instrumento, el trámite de palabras, de dibujos, de obras que
devaluar el ergon en relación con el parergon, la obra en relación con el tienen una proveniencia extraña y diferente. Bajo este aspecto la condi­
friso, sino que si acaso al contrario la de solemnizar la obra situándola ción del artista no es muy diferente de la del espectador, bien porque
en una distancia infinita en relación con la realidad cotidiana, de la él mismo se encuentra en un estado de receptividad en relación con un
que suspende el pasado y el futuro. La dimensión en la que nos intro­ fenómeno que lo arranca de su subjetividad, bien porque también la
duce la pintura metafísica no es lo eterno, sino el presente, el momen­ fruición de la obra de arte consiste en una especie de rapto. El espec­
to entendido como algo que se da, que nos sale al encuentro, pero del tador —dice De Chirico— vive así por un breve período una vida
que no somos los dueños. diferente del todo, “muy intensa, muy concentrada, y por lo tanto
Lo enigmático esencial de la experiencia apolínea consiste en la casi más real que su vida”.
paradoja de una posesión en la que no se participa: Apolo, que es el No es fácil comprender la unión que mantiene juntas necesaria­
dios del autocontrol y de la moderación, suscita un delirio, cuya terri­ mente en el modo de ser apolíneo, técnica y posesión. Mientras tanto
bilidad se evoca a través de milenios desde Lucano hasta Paul Valéry. ambas son saberes intermedios, que están entre la ciencia y la igno-
Sobre este enigma se rige la poética de la pintura metafísica, la cual por rancia, entre el saber absoluto y la locura. El valor de una técnica se
juzga sobre la base de sus resultados prácticos: el hecho de que el cri­
E nigmas. Egipcio , barroco y neo -barroco...

un lado confiere una importancia fundamental a la técnica, al oficio,


a la disciplina, y por otro asigna una relevancia no menor a la terio último de juicio consista en la desnuda efectividad, hace que el

E nigmas y ebriedades de la pintura...


inspiración y a la sorpresa. aprendizaje de una técnica implique un proceso de extrañamiento y de
Bien pocos son los pintores del siglo XX que han dado al apren­ alienación no muy diferente del proceso en el que se ve implicado un
dizaje académico, a la escuela, a la profesionalidad, una importancia poseído. En segundo lugar, la posibilidad de estar inspirados depende
tan grande como De Chirico. El hacer pintura implica para él un a su vez de técnicas, de ese conjunto de condiciones prácticas que
conocimiento profundo de los materiales, de los pinceles, de las pin­ Nietzsche llamaba la higiene del pensador y del artista. La dimensión
turas, de los colores, de las telas, de los medios técnicos: “Por lo que yo apolínea está por eso mucho más ligada a la percepción de la realidad

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práctica y cotidiana de lo que parece a primera vista. No tiene que sus­ sión de liberación de la materia Schelling ya había identificado la esen­
citar estupor que a propósito De Chirico, el máximo teórico de la pin­ cia de lo dionisiaco, el origen de su delirio: la consciencia, sintiéndose
tura metafísica, sea también el autor de Considerazioni sulla pittura de repente liberada del dominio del dato real, se vuelve por así decir
moderna (Consideraciones a cerca de la pintura moderna) (1942), como ebria. Belli escribe: “Crear una obra de arte consiste en hacer un esfuer­
mínimo desencantadas y extremadamente severas sobre las transfor­ zo de intuición. Volverse loco, es decir salir de uno mismo”. Tal recha­
maciones sociales acaecidas en el microambiente artístico en el tran­ zo al sujeto va en sentido opuesto al de la pintura metafísica: no trasfor­
scurso de los años treinta y cuarenta: estas consideraciones no están mación del cuerpo en cosa, en maniquí, en estatua, sino justamente lo
lejos de la crítica que en aquellos años Adorno y Horkheimer comien­ contrario disolución y negación de toda realidad visible, salida de la
zan a formular en Dialéctica de la ilustración en relación al mercado materialidad, metamorfosis del hombre en ángel o demonio, como en
artístico y a la industria cultural. Licini, desmembramiento de todo objeto en pedazos, como en Melotti,
adelgazamiento y desrealización empujadas al límite extremo como en
Fontana. Observa aún Paolo Fossati que falta en estos artistas la
La ebriedad de la pintura abstracta orientación funcional y modular, la idea de un modelo elemental y
multiplicable: prevalece un delirio de anulación del dato sensible que es
La pintura, que para los pintores metafísicos es afín a la arquitec­ esencialmente anti-geométrico y anti-arquitectónico. Esta orientación
tura, les parece a los abstractos cercana a la música, arte dionisiaco por parece animada por un impulso dionisiaco hacia lo sparagmós, el des­
excelencia. Esta conexión ya es teorizada por Cario Belli, que considera garramiento, la desmembración de la realidad, su disolución.
la música como el arte que la pintura tiene que tomar como modelo. El Las obras no son más que el resto, la traza, la reliquia de un ímpetu
título de su manifiesto Kn se deriva a propósito de la comparación con de destrucción, de un impulso iconoclasta que en la reflexión teórica
la costumbre de diferenciar las composiciones musicales numerán­ sobre las artes encuentra su punto de referencia y de iluminación en lo
dolas: Belli aspira a una muestra de obras que no lleven título, sin dionisiaco. “Un arte moderno que no fuera iconoclasta” escribe Belli
firma de los autores, sin fecha, y sin ninguna referencia humana, “sería un sin sentido”. Bruto, el personaje de algunos cuentos breves de
diferenciadas la una de la otra por simples indicaciones algebraicas del Licini, tiene toda la exageración, el paroxismo, la crueldad de
tipo K, Kl, K2... Kn. La misma relación entre la pintura y la música Dionisio, pero también la zozobra, el ansia de traspasar más allá, la
la afirma Lucio Fontana, que con Osvaldo Licini, Fausto Melotti y necesidad de redención y de palingenesia que anima la religión dioni-
otros, forma el grupo de los abstractos italianos reunidos en los años siaca: leyendo el cuento en el que el personaje liciniano se arranca el
treinta alrededor de la galería minalesa “II milione”; para Fontana la corazón para dárselo a alguien y, después de haberlo ofrecido en vano
música anticipa la línea fundamental del arte moderno, que camina a un niño, a un mendigo y a un cura, se ve obligado a tirarlo en un
hacia el movimiento desarrollado en el tiempo y en el espacio. letrina, se piensa en los mitos antiguos de Osiris, el dios egipcio

E nigmas y ebriedades de i.a pin tura...


Lo que caracteriza a la mayor parte de los exponentes de la abstrac­ despedazado por el hermano, o en las peripecias del cuerpo desmem­
ción italiana de los años treinta en relación con las experiencias brado de Dionisio, cuyo corazón se transforma en una reliquia.
homologas europeas es - como observa Paolo Fossati - la orientación Según el reciente y muy docto estudio sobre Dionisio de Maria
anti-constructivista, la tendencia a una desintegración real y virtual de Daraki, la esencia de este dios tiene que ser buscada en la dimensión
la geometría, la exaltación del movimiento, de la energía, de la fuerza, del movimiento, del pasaje, del tránsito. Justamente éste es el concep­
la voluntad de disolver la materia en el ritmo. Justamente en esta pul­ to fundamental que anima el Manifestó bianco de Lucio Fontana, en el

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que su actividad artística encuentra una formulación poética rigurosa. Por lo que respecta a la primera cuestión es interesante observar
Lo que le importa a Fontana no es la forma, sino la fuerza, su dominio que justo a finales de los años treinta, Antonio Banfi ponía la cuestión
sobre la materia y sobre el espacio: “tomemos la energía propia de la de la muerte del arte en el centro de sus propios intereses teóricos en
materia, su necesidad de ser y de desarrollarse. Postulemos un arte libre el ensayo Motivi dell’estetica contemporánea (1939) y aún de manera
de cualquier tipo de artificio estético”. El arte representativo, el que más clara en su trabajo sucesivo Esperienzia estética e vita dell’arte
Belli llamaba la “monigotización de la humanidad” constituye para (1940). Banfi, limitando la repercusión de la afirmación hegeliana al
Fontana una farsa: el abstractismo le parece todavía una expresión ámbito del “arte bello”, desarrolla algunas consideraciones sobre la
inadecuada, lo que cuenta es el dinamismo. Toda la historia del arte situación del arte que le es contemporáneo que no carecen de
contemporáneo ha sido animada por un proceso de liberación de la afinidades con la poética del abstractismo. Según Banfi, el artista es
forma estática: en este aspecto el barroco ha anticipado la gran aven­ hoy más que nunca crítico de sí mismo: él reconoce su problemática o
tura del siglo XX y del abstractismo. la problemática de su generación, y en el tener fe en ella -también a
En relación con la pintura metafísica, la vicisitud del abstractismo costa de su propia facilidad y fortuna creativa— está su nobleza y
italiano entre las dos guerras parece débil y pobre. Sin embargo ésta seriedad. Al arte se le reconoce así un significado que va más allá de la
plantea con mayor claridad una cuestión de la pintura metafísica de fun­ estética: ésta es una realidad extremadamente compleja que no se
damental importancia artística, filosófica e histórica: la de la muerte del puede reducir al estrecho ámbito de la estética; el arte del siglo XX es
arte y de lo iconoclasta en la tradición de nuestro país. La tesis de Hegel, el heredero de la revolución moderna que desde el siglo XVI en ade­
según la cual el arte ya no nos vale como el modo más alto en el que la lante ha tendido muchas manifestaciones distintas en los diversos cam­
verdad se hace existencia, porque ha sido superado por la religión, ha pos de la cultura.
parecido siempre en Italia un poco extraña, porque no corresponde con Mucho más difícil es responder brevemente a la segunda pregun­
nuestra memoria histórica colectiva, la cual teniendo como punto de ta: ésta a su vez abre una serie de interrogantes que afectan a los fun­
referencia fundamental el pasaje de la Edad Media al Renacimiento está damentos mismos de nuestra posición histórica y de nuestra relación
predispuesta más bien a considerar el arte como el “después” de la con la tradición nacional. De hecho, ¿es pues verdaderamente legíti­
religión, no la religión como el “después” del arte. Hegel sosteniendo en ma esta “idea de Italia” según la cual ésta sería el lugar en el que la
cambio que el arte ha dejado de ser nuestra necesidad suprema, piensa imagen ha encontrado su propio triunfo en el disfrute del “gran
en la experiencia histórica del pasaje del Renacimiento a la Reforma, de espectáculo del mundo” y de su representación visual? ¿Ha sido ésta
la que se siente heredero: por eso sus consideraciones sobre el hecho de verdaderamente durante los siglos pasados inmune al vértigo del des­
que es innata en el espíritu la necesidad de satisfacerse sólo desde el pro­ garro dionisiaco, al rapto del furor iconoclasta, a la pasión del espiri-
Enigmas. Egipcio , barroco y neo- barroco...

pio interior, son históricamente comprensibles con referencia a la tualismo radical? Algunos estudios recientes, como el volumen de
explosión iconoclasta que acompañó a la Reforma y a la constante André Chastel sobre el saqueo de Roma de 1527, comienzan a ilu­

Enigmas y ebriedades de la pintura...


sospecha que el protestantismo nutrió en relación con las artes visivas. minar aspectos durante mucho tiempo borrados y apartados de la
Llegados a este punto, aparecen dos preguntas: en primer lugar, memoria colectiva y de la atención de los estudiosos: se debería igual­
¿existe una relación entre abstractismo italiano y la tesis hegeliana de mente profundizar en la influencia de culturas no icónicas, como la
la muerte del arte? En segundo lugar, ¿cómo se coloca el abstractismo judía y la árabe o de culturas orientadas más hacia la luz y hacia la
en una tradición cultural que, como la italiana, parece animada por cosa que hacia la imagen, como la bizantina. Quizá la actitud hacia la
una actitud positiva, si no apologética, hacia la imagen?

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i
imagen no ha sido nunca tan ingenua y ha estado tan desprovista
como se nos ha querido hacer creer. Bibliografía
Quizá la carcoma de la no iconicidad ha trabajado secretamente
más de lo que comúnmente se pueda pensar. Quizá en las raíces del AA. VY., Arte italiana. Presenze 1900-1945, edición de Pontus Hulten
barroco mismo haya una sospecha radical hacia la imagen, la mera y Germano Celant, Milán 1989 (El presente capítulo fue publica­
apariencia, el espectáculo. Si así fuera, la experiencia del abstractismo do originariamente en este volumen. Agradecemos al editor
italiano resultaría menos aislada y excéntrica. Bompiani el haber consentido la reproducción).
A n t o n i o B a n f i , I problemi di un estética filosófica, Florencia 1961.
RENATO Barilli, Harte contemporánea. Da Cézanne alie ultime tendenze,
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1978.
A ndr É C hastel, II sacco di Roma. 1527, Turín 1983.
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G iorgio D e C hirico , II meccanismo del pensiero. Critica, polémica,
autobiografía. 1911-1943, edición de Mauricio Fagiolo, Turín
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Lucio F o n t a n a , Concern spaziallHuñn 1971.
PAOLO F o s s a t i , La pittura metafísica, Turín 1986.
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ALBERTO Savinio , Hermaphrodito, Turín 1982.
E nigmas. Egipcio , barroco y neo - barroco...

E nigmas y ebriedades de la pintura...


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NIGMAS DEL SENTIR ITALIANO

El enigma de Polichinela
La opinión según la cual Italia es desde siglos una sociedad del
espectáculo encuentra su punto máximo en la identificación de la
identidad nacional en la máscara napolitana de la comedia del arte, en
Polichinela. Esta determinación es sin embargo paradójica, sobre todo
porque la característica de Polichinela consiste en el no tener identi­
dad, en el presentarse en decenas de papeles y de funciones distintas a
menudo opuestas entre sí. Pero la ambigüedad de Polichinela no se
limita a la trasformación, a la disposición a adecuarse oportunista­
mente a la realidad de los hechos; ésta afecta incluso a su unicidad
individual, porque no existe un único Polichinela que se transforma,
sino muchos, infinitos Polichinela que actúan a la vez de manera
opuesta y contradictoria. Tal pluralidad esencial ha sido acogida con
gran agudeza a finales del siglo XVIII por Tiépolo que la ha conver­
tido en objeto de muchas representaciones: por ejemplo, en el dibujo
II plotone di esecuzione (El pelotón de ejecución) se ve a un numeroso
grupo de Polichinelas ajusticiar a otros Polichinelas, mientras un ter­
cer grupo de Polichinelas mira desde lejos la escena.
¿Cuál de los tres grupos es el de los “verdaderos” Polichinelas? Esta
pregunta presupone la existencia de un Polichinela secreto que es más
Polichinela que los otros. ¡Pero la especificidad del secreto de Jung ha visto en él la figura del bribón. Aunque en relación con este
Polichinela está en ser conocido por todos! La “polichinelidad” está juicio se pueden expresar muchas reservas, está implícita en la
toda entera sincrónicamente presente tanto en el papel de carnicero, “polichinelidad” la pretensión de saberse mover con habilidad en el
como en el de víctima, como finalmente en el de espectador. mundo y de conocer mejor que ningún otro su realidad.
Polichinela no nos sitúa delante de un secreto, sino de un enigma. La Lo que Hegel escribe a propósito del modo de ser de los antiguos
búsqueda de la identidad nacional está destinada al fracaso mientras egipcios, se presta para ilustrar el caso de Polichinela, especialmente
aspire a encontrar un contenido, un tipo, un carácter: Polichinela - cuando él habla de la desmesurada fermentación, de la increíble
como observa justamente Romeo De Maio- es al mismo tiempo agitación, de la irrefrenable inquietud de una conducta privada la cual
bueno para todos los usos. Su esencia está en otra parte, en un modo sin embargo se queda en el ámbito de las exterioridad y no alcanza
de sentir que es condición a priori de la posibilidad de todas sus nunca la interioridad espiritual. La tendencia a liberarse de toda
manifestaciones. constricción exterior genera una mezcla de diversión, de superstición
Es este modo de sentir el que constituye un enigma, porque une las y de sensualidad, que se burla alegremente de todo. ¡Pero de esta mate­
dimensiones opuestas de la exterioridad y de la afectividad. Confluyen ria en continua fermentación no emerge nada!
así en la figura de Polichinela los dos aspectos que tantos viajeros
extranjeros entre los siglos XVIII y XIX han atribuido a Italia: el ser a
la vez el país de los muertos y la escena de una actividad frenética. La El cinismo italiano: un espectáculo sin sociedad
existencia de un movimiento que no proviene de la interioridad y que
ni siquiera puede ser considerado como algo mecánico, constituye en El enigma de este modo de ser que une una grandísima vivacidad
efecto para la mentalidad moderna un enigma por el que se siente a la con una no menos grande insensibilidad es el objeto de reflexión de
vez excluida y atraída. Giacomo Leopardi que en el Discorso sopra lo stato presente dei costumi
La solución más simple consiste en el atribuir esta vivacidad exte­ degli italiani (Discurso sobre el estado presente de las costumbres de los
rior, esta efervescencia carente de identidad a la naturaleza: por ejem­ italianos) (1824) se pregunta sobre las causas de tan sorprendente y
plo el poeta francés del siglo XIX, Charles Nodier, ve la esencia de excéntrica disposición afectiva. Según Leopardi, la nación italiana, aún
Polichinela en el homo naturalis, en el pulso de vida y en la infinita siendo por naturaleza la más vivaz, sensible y cálida de entre todas las
multiplicidad y contradictoriedad de sus manifestaciones. Pero esta naciones europeas, se ha vuelto, a causa de circunstancias históricas y
respuesta no coge la esencia del modo de ser italiano y ni siquiera del políticas que han modificado sus expectativas y conculcado los entu­
partenopeo, porque Italia no ha sido nunca el símbolo de la espon­ siasmos, tan muerta, indiferente y cínica como para representar un
taneidad natural: es más justamente lo contrario, ésta es por exce­ caso único en Europa.
Enigmas. Egipcio , barroco y neo - barroco.

lencia el lugar de la mediación cultural, la sede de una tradición De manera muy aguda Leopardi no coloca la clave de la diferencia
milenaria que está constantemente presente a través de las ruinas y los italiana en una forma de pensar distinta de la de los otros pueblos, sino
monumentos, y cuya continuidad está garantizada por la iglesia católi­ en una manera distinta de sentir. En lo concerniente a las opiniones,
ca. Además en el imaginario colectivo de los visitantes forasteros ésta

Enigmas dei. sentir italiano


Italia está a nivel de los otros pueblos: ésta comparte con ellos la deca­
permanecerá siempre como la patria de Maquiavelo, de la razón de dencia de los principios morales conectada con la llegada de la mo­
estado, de la política sin prejuicios y de la intriga. Polichinela no es dernidad. “La moral está propiamente destruida” escribe Leopardi “y
ciertamente el buen salvaje, ni la personificación de la ingenuidad: no es creíble que ella pueda resurgir por ahora, ni quién sabe hasta

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cuando, y no se ve la manera de ello”. Sin embargo mientras en los especificidad de un sentir sin sujeto, de una afectividad anónima, de
demás países el lugar de las convicciones morales está ocupado por la una emotividad impersonal, que constituye el núcleo de la experiencia
opinión pública, por la necesidad de los individuos de ser estimados, italiana está todavía por pensar: la doble metamorfosis del hombre en
por la existencia de una sociedad consciente y capaz de dar efectividad cosa y de la cosa en entidad sensible se resuelve apresuradamente
a sus propias valoraciones, nada parecido sucede en Italia. Aquí, de recurriendo a la noción de cinismo.
hecho, la opinión pública no consigue tener un peso efectivo en la vida En realidad la diferencia italiana no consiste simplemente en
social, porque muy poco juega a su favor y muy poco en contra: el despojar una conducta de toda relación con la afectividad y considerar­
italiano, de hecho, no está dispuesto a sacrificar casi nada al honor y a la en su desnudez material; es más, la misma idea de la verdad como
la estima, de manera que “cada italiano es poco más o menos igual­ algo esencialmente desnudo es contraria a la idea barroca, tan enraiza­
mente honrado y deshonrado”. Leopardi retoma así bajo otra forma la da en Italia, según la cual la verdad es algo esencialmente vestido.
idea de Tiepolo, que representa la sociedad como un enjambre de Bajo la primera vestimenta hay otra vestimenta y la piel es también
Polichinelas. un tejido. En el momento en el que los hombres se convierten en
El modo de sentir italiano es definido por Leopardi como cínico: estatuas, maniquíes, marionetas, su sensibilidad se transfiere al exterior,
“los que creen superior a todas en cinismo a la nación francesa se al ambiente, al paisaje, del que ellos mismos son, no obstante, parte
engañan. Ninguna gana ni iguala en eso a la italiana”. Ahora bien hay integrante: el enigma italiano consiste en el hecho de que el elemento
en la noción de cinismo una referencia a la naturaleza y a la condición humano está dotado de una emotividad externa, que no le pertenece
animal (cínico de Kúon, perro) que hace reflexionar. También por entero, pero de la que sin embargo participa siempre.
Leopardi subraya el carácter exterior de la vida italiana, en la que los Los actores, los espectadores forman parte de la escena con la
placeres de la conversación civil están ausentes: en su lugar está la misma categoría que las bambalinas y los decorados: si la escena está
diversión y la disipación que provienen de una vida malgastada en empapada de emotividad, también ellos lo están. A los ojos de un
espectáculos y en fiestas. Disminuye así cualquier lazo social: el hom­ forastero que va en busca de la interioridad, de lo singular, del sujeto,
bre se reduce a una soledad, a una desesperación, a una desolación que éstos le parecen muchos Polichinelas, o ejemplares de un cinismo
generan “un puro, infinito, profundísimo y pesadísimo aburrimiento”. extremo: pero esta consideración aísla demasiado drásticamente a la
En su complejidad la nación italiana para Leopardi es el ejemplo de un persona del ambiente, del mundo circunstante, que lo envuelve y lo
espectáculo sin sociedad, de una exterioridad que no está animada por protege como una vestimenta.
el soplo del espíritu, del discurso, de la dialéctica: por eso él sostiene La pretensión de extraer de un contexto tan móvil y magmático
que los italianos tienen usanzas y hábitos, pero no costumbres, es una identidad individual puede conducir a una valoración demasiado
decir, no poseen un ethos, una moralidad colectiva. parcial y negativa del modo de ser italiano: Leopardi, por ejemplo,
E nigmas. Egipcio , barroco y neo -barroco...

La crítica de Leopardi se basa por tanto, en última instancia, en un considera que en la base del cinismo italiano hay un total autodespre-
presupuesto espiritualista: él da por descontada la ineficacia del sen­ cio, una profundísima y radicalísima falta de estima en sí mismos. De
timiento moral del individuo en los tiempos modernos, pero considera esto derivaría la tendencia a ofender a los presentes, dejándolos lo más

E nigmas del sentir italiano


que tiene que existir una interioridad colectiva, un sentir conjunto que posible insatisfechos de sí mismos y de su interlocutor. Quizás Italia ni
ocupe su lugar. De este modo, sin embargo, también a él se le escapa se estima ni se desprecia; sino que está en relación con sí misma en un
el carácter enigmático del sentir italiano, el cual, una vez más, está estado de suspensión, preparada para ponerse en la posición contraria
pensado y condenado a partir de la horma de modelos extranjeros. La a la que se le atribuye, porque tiene miedo de las determinaciones

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definida como “un hacerse o un ‘hacerse en’ las cosas”, como un trans­
demasiado categóricas: ella trabaja constantemente en la corrección de formarse en ellas. El honor y la probidad del conocimiento consisten
su propia imagen a través de un proceso defeedback, un mecanismo de —escribe Sarno —en el no introducirse lo más mínimo en el hacerse de
autorregulación que la mantiene en sintonía con el ambiente. A prin­ las cosas, en el escucharlas y dejarlas correr en sí mismas.
cipios de siglo XIX esta dimensión intermedia, liminal, de la vida italiana Esto presupone una especie de ascetismo, una catarsis gnoseológi-
ha sido acogida de forma positiva por Wilhelm von Humboldt, cuan­ ca, un hacerse nada y nadie, un morir para uno mismo para poder
do definía la tonalidad emotiva italiana como un tránsito continuo acoger lo que proviene del exterior: “en el espíritu de quien quiere
entre la melancolía y la alegría, una frontera entre la vida y la muerte, conocer se hace como un gran vacío, para acoger la cosa”, para enten­
que permite avanzar más fácilmente en la vida y plegarse más fácil­ derla y hablarla. De este modo, abandonada toda pretensión de iden­
mente a la muerte. tidad y de unicidad, la consciencia se convierte en una especie de “cír­
También dentro de la cultura italiana sin embargo se han elabora­ culo mágico” que atrae a las cosas y asume sus movimientos. Un
do pensamientos que presentan la coincidencia de vivacidad y de exte­ amoroso sumergirse en las cosas y dejarlas actuar y resonar le parece a
rioridad de forma no caricaturesca, ni prejuiciosa, sino seriamente y Sarno la condición de un sentir que es a la vez vertiginoso y muy vivaz.
positivamente. Quisiera detenerme en dos casos de principios del siglo Eso no es, sin embargo, un apropiarse, un asimilar a uno mismo lo
XX, el del napolitano Antonio Samo, que ha concentrado su meditación que es extraño, un proceso empático que proyecta sobre las cosas los
entorno a la noción de sentido, y el de Cario Michelstaedter, natural sentimientos de sujeto. No hay conocimiento si el espíritu es en su
de Gorizia, en cuya obra la noción de persuasión ocupa un lugar totalidad “impuro y fuliginoso”, si como una lente coloreada ve
esencial. coloreada cada cosa. Es esencialmente una radical experiencia de
extrañamiento: en las páginas de Sarno es recurrente, de hecho, la
invitación a aceptar la extrañeza de lo que se imprime en el sentido, a
El antipolicbinela: el sentido histórico en Antonio Samo acoger las cosas en cuanto extranjeras, diferentes, otras, irreductibles a
la subjetividad. La cosa sobreviene a nosotros como “nueva, inmedia­
Si Polichinela es conocido por todos, la figura de Antonio Sarno lo ta, inmotivada, dramática y despierta inevitablemente una sensación
es para muy pocos. Nacido en Nápoles en 1887, murió suicidándose de maravilla”.
en 1932: sus escritos fueron recogidos postumos en el volumen La experiencia que se describe aquí no tiene sin embargo nada que
Pensiero epoesía {Pensamiento y poesía) (1943), vuelto a publicar con el ver con el misticismo. Mientras que el misticismo presupone una
añadido de otros textos con el título de Filosofía poética (1956). unidad entre lo humano y lo divino, el sentido de Sarno, al contrario,
Los autores que guían a Sarno en la elaboración de su pensamien­ excluye toda relación de intimidad y de confianza con lo que sobre­
E nigmas. Egipcio , barroco y neo - barroco...

to son Campanella, Bruno y Vico. Su punto de partida es la oposición viene y nos encontramos: el vacío, la nada que hemos creado en
entre un sentir siempre idéntico a sí mismo, esencialmente interior nosotros mismos para acoger al otro, no se ha colmado con su llegada.
{sensus sui) y un sentir exterior, que se transmuda en las cosas de las que Este sentir es enigmático porque implica el indefinido postergarse de
tiene experiencia, que se presta y se da por entero a las cosas, para que

Enigmas del sentir italiano


la atención y de la vigilancia: éste no es un rapto, un éxtasis, un irse en
éstas vivan en él. Este sentido exterior es de naturaleza pasional en el compañía de quien ha venido, sino un quedarse a escuchar con férvi­
sentido literal del término, porque las pasiones hacen que el alma da diligencia lo que sucede. Como escribe Sarno a propósito de la
aprenda nuevas cosas y las transforman de sí en otro: por eso esto le filosofía de Bruno “es concebible el entusiasmo, no el éxtasis, el dis-
parece a Sarno condición misma del conocimiento, la cual puede ser

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currir sin pausa y no la suspensión de todo movimiento”. Todo lo con­ “la esperanza de la que provenimos” escribe Sarno “fue de otros cora­
trario obviamente del movimiento perpetuo de Polichinela: “los hom­ zones, y todo lo que haremos hasta la muerte, el sentido de toda nues­
bres” escribe “no valen por sus intenciones, sino por sus acciones, las tra vida, será el fugaz recuerdo o la problemática posesión de almas
intenciones si son buenas no justifican, y no pierden si son malas”. extrañas”.
El sentir en el que nos introduce Sarno está orientado hacia lo con­
creto, la acción, la efectividad práctica: por eso es la antítesis de la ri­
gurosidad kantiana a la que reprocha el ser la ética más absurda y más El anticinismo: la persuasión en Cario Michelstaedter
peligrosa que se ha concebido, justamente por su orientación utópica
que “niega al amor el derecho de acercarse a donde el deseo lo llama”. Una experiencia igualmente extrema de sentir “desde fuera” es la de
El devenir en cosa del hombre tiene su punto de referencia en el pro­ Cario Michelstaedter, nacido él también en 1887 y suicidándose en
ceso histórico: hacerse cosa es producir historia. Sumarse a las cosas no 1910, autor del texto La persuasioney la rettorica, publicado postumo
quiere decir sumergirse en una pluralidad indefinida de posibilidades, en 1913.
un take all, un tomarlo todo de manera indiscriminada, sino rechazar Si la causa del cinismo es, como sostiene Leopardi, el autodespre-
las posibilidades abstractas “a favor de la única que se efectúa”. Por eso cio, es en la relación del hombre consigo mismo donde debe buscarse
Sarno es contrario a la filosofía de los valores justamente por su carác­ el remedio para ello. Ahora bien, esta relación no puede ser de intimi­
ter abstracto, carente de contenido, que lo excluye todo o lo acoge dad y de abandono, de natural y espontánea identidad con el propio
todo. El pensamiento de Sarno termina así con estar envuelto en un impulso vital. De hecho, según Michelstaedter un sentir que se deje ir
halo del destino: “requisito indispensable para la historia es el poder con el flujo de los deseos, de las ilusiones, de las esperanzas, por el
morir”. Y más aún: “El alejarse de la vida no tiene tregua. Para los curso espontáneo de la vida, no puede generar en quien lo experimen­
muertos hay un progreso en la muerte, una muerte cada vez más pro­ ta ninguna estima de sí mismo. El mero amor por la vida natural es
funda”. Entre vida y muerte, entre memoria y olvido, entre éxito y definido por Michelstaedter con el término griego de filopsuchía: ¡éste
derrota, queda sin embargo un espacio intermedio, liminal, el de las es sinónimo de vileza! De hecho es vileza dejarse arrastrar por un anhelo
situaciones históricas suspendidas que permanecen latentes. Esta vir­ de vida que busca siempre algo nuevo, que no se satisface nunca con
tualidad es el gran don de la cultura: el poder retomar y volver a des­ el presente en el que está, que tiene la experiencia del presente como
pertar a larga distancia de años todo cuanto ha solicitado una acogida un momento insubsistente entre el recuerdo y la previsión. Es vileza
y un desarrollo. creer en esta continua deficiencia por la cual toda cosa vive y muere en
Así pues, el lugar por excelencia del enigma italiano no es la natu­ cada momento. Vileza es padecer la propia necesidad de vivir; es con­
formarse con una deficiencia crónica que no puede nunca sanar. En
Enigmas. E gipcio, barroco y neo - barroco...

raleza, sino la historia. Su enigma es inagotable, porque nunca nada es


definitivo e idéntico a sí mismo. “La posibilidad que tiene cada cosa esta perspectiva, la vida es parecida a un peso que pende de un gancho:
de ser distinta de lo que es, hace que estén todas inquietas y que se tiende siempre hacia un punto más bajo y no consigue nunca detenerse
muevan”, pero esta ebullición de posibilidades no es un hormiguero; en la perfección. El ojo no se cansa nunca de ver: persigue en la oscuri­
dad bien esta bien aquella luz que relampaguea y en seguida se apaga,

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al contrario permite la experiencia de la diferencia, de la ilimitación y
de la imprevisibilidad de la historia. Nosotros no somos los dueños del hasta que un tropiezo no cesa el triste juego. La vileza es el dolor de la
saber histórico: es más permanecemos en lo que a él respecta en una vida que no consigue saciarse. La concepción hedonista de la vida,
relación de extrañeza incluso en lo que se refiere a nuestra existencia: según la cual lo que cuenta es el placer, es presa de un hambre insa-

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ciable que lleva a la disolución a quien a ella se abandona. La filop- ma de uno mismo: pero, ¿cómo se puede tener estima en uno mismo,
suchía es en definitiva la disposición moral de Polichinela, el cual no por si uno no se reconoce como sujeto, como principio unitario de las
casualidad tiene siempre hambre: “io sogno tanto ‘nnamurato ca me moro propias facultades? Michelstaedter no cree en la unidad de la concien­
‘efamme’ (“yo estoy tan enamorao que me muero d ’h am bn). cia, ni en la continuidad de la experiencia interior. Apartarse del ham­
Sin embargo, el simple amor de la vida no es suficiente para generar bre .insaciable de la vida quiere decir romper el deseo nunca apagado
la falsa conciencia sobre la que se basa el cinismo. Hay otra disposición de futuro y considerar cada instante del tiempo como ya cumplido y
moral mucho más deprecable que Michelstaedter llama con el nombre perfecto: “cada uno en cada punto de la vida, se encuentra allí donde
de retórica. Mientras que la vileza es por así decir espontánea, la retóri­ ya no es el momento de titubear, sino la culminación de la obra”. Él
ca es en cambio una formación reactiva: ésta consiste en la pretensión nos introduce así en un modo de sentir enigmático en el que por un
de afirmar una seguridad absoluta que se oponga a la experiencia de la lado la situación se impone en una radical extrañeza constrictiva de la
nada. Esta podría ser considerada como una degeneración del cinismo: que es imposible sustraerse, por otro ésta suscita no resignación pasi­
de hecho mientras el hombre cínico se muestra en cierta medida por va, sino estados fuertemente emocionales y afectivos que aspiran a una
lo que es, el hombre retórico es esencialmente la ocultación, la misti­ completa autonomía y autosuficiencia. Por un lado no hace falta pedir
ficación, el engaño. La vida social se convierte en la “camarilla de los lo que no puede ser dado, por otro justamente este descender en el
malvados”, el lugar de una adulación generalizada que, a través de una abismo de la propia insuficiencia genera un sentimiento muy vivaz de
verbosidad inconcluyente, quiere esconder la ausencia total de una libertad que Michelstaedter define como un “hacerse llama”.
experiencia de destino. La retórica es también la negación del sentido ¿Qué quiere decir exactamente “persuasión” y “persuadir”? El signifi­
histórico, porque pretende abolir el tiempo y promete el ingreso en cado común de tales palabras nos saca del camino. Para Michelstaedter
una dimensión absoluta, eterna. Si Polichinela es vil, el hombre retóri­ no se trata en absoluto de inducir a alguien a que haga o a que crea algo.
co es doblemente vil, porque se avergüenza de su vileza y la enmascara Para coger el significado con el que él usa estas palabras hay que dar un
detrás de la simulación a ultranza del valor. Si el impulso vital es paso atrás hacia las acepciones antiguas.
ilusión, la retórica es ilusión al cuadrado. En el hombre retórico se Persuadir, convencer se dice en griego peítho. Ahora bien, en origen
esconde el alma de un faquir: en él encontramos una pretensión infun­ la raíz peith- era sólo intransitiva: no quería decir convencer a alguien,
dada de estabilidad, una afirmación inadecuada y bajo todos los aspec­ sino tener confianza, fiarse. El uso transitivo del verbo no pertenece al
tos fragilísima de identidad, de individualidad, de certeza. Existen para griego arcaico y representa una transformación posterior.
Michelstaedter muchos tipos de retórica: la de la autoridad y la de los La acepción fundamental de persuasión es, por lo tanto, confianza.
placeres, la artística y la filosófica..., pero todas se pueden reducir a la Ser persuadido por lo tanto quiere decir tener una gran confianza, ser
E nigmas. E gipcio , barroco y neo -barroco...

voluntad de transformar el presente en algo eterno. Existe incluso una y permanecer en un estado de seguridad. La palabra y la experiencia
retórica del suicidio, entendido como necesidad de reposo, piedad que a ella corresponde se desarrollan en el judaismo: en la traducción
conmovida de uno mismo. griega de la Biblia de los setenta la raíz griega peith- traduce la raíz
En oposición a la vileza y a la retórica, Michelstaedter reivindica un hebrea bth- que se usa frecuentemente en los libros sapienciales del
cierto tipo de sentir que define con el término de persuasión, cuyo

E nigmas del sentir italiano


Antiguo Testamento para indicar la disposición de ánimo del justo. La
carácter esencial es una enigmática confluencia de vivacidad y de exte­ confianza es algo esencialmente distinto de la fe (pístis) que es una
rioridad, de energía y de paz, de vida y de muerte, de movimiento y noción que pertenece al Nuevo Testamento. La fe implica un reenvío
de inmovilidad. La persuasión está íntimamente conectada con la esti­ al futuro, la espera en una salvación que vendrá, en una palabra de

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esperanza; la confianza en cambio es algo ya dado, presente, el estado estabilidad. Como muestra el egiptólogo alemán Jan Assmann, Maát
en el que uno se siente seguro porque puede contar con una realidad a diferencia de la confianza judía, que implica siempre una relación
plena; “Quien va seguro no podrá ahogarse” dice Michelstaedter. “El con Dios, no se refiere a otra cosa más que a sí mismo. En Israel —
justo no será jamás sobresaltado” dice la Biblia. escribe Assmann- el justo se justificará por su propia confianza en
Pero, ¿qué es lo que tutela a quien está seguro? La respuesta es sim­ Dios; en Egipto el justo se justificará por su propia fiabilidad. En el
ple: el miedo a la muerte. Vivir sin persuasión quiere decir temer a la antiguo pensamiento egipcio Maát no es nunca la confianza del hom­
muerte. “El sordo, continuo y medido dolor que destilan todas las bre en un dios, sino la confianza que el hombre mismo merece a causa
cosas” tiene su origen en el miedo a la muerte. Esto se funda y se ali­ de su solidaridad hacia los otros y de su solidez. Estas consideraciones
menta en una experiencia del tiempo que privilegia el futuro respecto nos permiten comprender más a fondo ciertas expresiones de
al presente. Quien vive de esperanzas y de esperas teme necesariamente Michelstaedter contenidas en el Dialogo della salute (Diálogo de la
a la muerte. La experiencia de la vida que no se sacia nunca, satisfecha salud), en el que se subraya la conexión entre la persuasión y la justi­
del presente, que tiene siempre sed de algo que vendrá, está condena­ cia: “Si tengo que continuar” leemos “hace falta que mi vida sea vida
da a la derrota y al fracaso. para otros; hace falta que ‘yo’ sea justo para cada cosa y que para nadie
La persuasión se identifica así con la conquista del presente: ésta sea injusto”.
quiere decir tener consigo la propia vida, no esperar el sentido de ésta Así la persuasión de Michelstaedter repropone en términos nuevos
de algo futuro, poner fin al triste juego de quien empuja siempre hacia y originalísimos el enigma italiano, la presencia conjunta y simultánea
delante. de vivacidad y de exterioridad: “hacerse piedra” y “hacerse llama”
Del temor a la muerte son responsables para Michaelstaedter toda encuentran su cumplimiento en el “hacerse espada”. La persuasión no
una serie de experiencias aparentemente lejanas: por ejemplo, el es sólo perfección y confianza, sino también intrepidez: “El puerto es
remordimiento, que no es arrepentimiento hacia una acción pasada, la furia del mar, / es la furia del nublo más fuerte, / cuando libre ríe la
sino terror por la propia vida destruida en el irrevocable pasado, por lo muerte / de quien libre la desafió”. Según Michelstaedter hace falta
que uno se siente vivo todavía y sin embargo impotente en relación al “llegar a las manos con la vida”; la persuasión tiene una dimensión
futuro. Otro ejemplo es el de la ira, que es impotencia ante un hecho estratégica: “el hombre fuerte ha roto en todo punto los puentes para
cumplido. Quien está persuadido no le pide a la vida y por eso no la retirada y ha abierto sólo el que le conviene para vencer o morir”.
teme a la muerte, sino que “consiste en el punto de la salud”. Ésta Por eso el enigma del sentir italiano se manifiesta en su forma más alta
pertenece a quien en medio de las cosas “consiste” y deja que fluyan, en una virtud del todo italiana, que es justamente lo contrario del
lejos de él, la sed, la necesidad, el hambre de futuro. cinismo, el desdén, admirable síntesis de sensibilidad y de frialdad.
Enigmas. Egipcio , barroco y neo - barroco...

La persuasión es la conquista del presente: ésta es un vivir libre y


fuerte, una coincidencia entre el “hacerse llama” y el “hacerse piedra”.
Nada, por tanto, meramente subjetivo y mucho menos vitalista se
introduce en este modo de sentir, que tiene algo de lo que Ernst Bloch

E nigmas del sentir italiano


define el “querer volverse egipcio como piedra”. En efecto, una poste­
rior profundización en la noción de persuasión como confianza nos
conduce al concepto egipcio de Maát, que se traduce normalmente
como justicia, pero quiere decir también verdad, confianza, fidelidad,

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BIBLIO TECA

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