El Primer Congreso Nacional
de Educacién y Cultura
Entre los dias 23 y 30 de abril se celebré en la ciudad de La Habana
el Primer Congreso Nacional de Educacién y Cultura, culminacién de
un intenso proceso asambleario a nivel municipal, regional y provincial
en todo el pais, proceso iniciado como consecuencia de los plantea-
mientos de nuestro primer ministro, comandante Fidel Castro, en la
Asamblea de Trabajadores de la Ensefianza de La Habana. Segin el
propio Fidel: “En este Congreso han participado practicamente todos
los profesores y maestros del pais, que suman casi 100 mil. Tuvieron
lugar miles de reuniones en la base. Se trajeron al Congreso, y se
discutieron, 413 ponencias. Se recibieron en cl Congreso 7,843 reco-
mendaciones. Se compatibilizaron 4,703, es decir: quedaron 4,703 después
de compatibilizadas. Y se discutieron 4,703 recomendaciones. Y se apro-
baron entre 2,500 y 3,000 —falta el dato exacto—, que saldran, junto
con los dictémenes, en las Memorias de este Primer Congreso. De
manera que aqui se ha traido la expresién fiel de lo que piensan, lo
que sienten, lo que anhelan, lo que preocupa y lo que cesean nuestros
educadores. Al éxito del Congreso ha contribuido el apoyo pleno de
todas las organizaciones de masas y de los organismos. De manera que
en su Congreso los educadores han contado con un apoyo total del
pais” En efecto, en el mismo participaron 1,800 delegados, represen-
tativos del magisterio, de los organismos educacionales, cientificos y
culturales, asi como delegados del Partido, de la CTC, de los CDR, de
la UJC, de la FMC, de la ANAP, de la UPC y de los organismos
de produccién y servicios. En una palabra, “este Congreso ha sido el
desarrollo consecuente de una linea de masas en la educacién”.
aA esa impresionante masividad, posible sélo dentro de un proceso
revolucionario tan profundo como el que vive nuestra patria, ha res-
pondido la calidad intelectual y politica de sus resultados, patente
en el texto de la Declaracién del Primer Congreso Nacional de Educa-
cién y Cultura, dialécticamente articulado en base a tres grandes temas
conexos: los problemas educativos en el plano estrictamente escolar;
las condiciones ambientales y sociales en cuyo seno se realiza la edu-
cacién; y las actividades artisticas y literarias que han de completarla
desde los inicios de la formacién del nifio hasta su fase superior. En la
primera seccién se dilucidan minuciosamente cuestiones bdsicas rela-
cionadas con los principios de educacién masiva, constante e integral
(incluyendo la defensa de Ja patria y el trabajo productivo), con la
formacién univocamente revolucionaria en lo ideolégico y en lo técnico
de los maestros, con el dinamismo de los métodos y medios de ensefianza
y con la insercién de todo el sistema pedagégico nacional dentro de la
vida del pueblo que “no sélo es objeto de una educacién masiva, integral
y continuada, sino también protagonista de ésta”, subraydndose a este
respecto la importancia de los Organismos Populares de la Educacién
estructurados por la Direccién Revolucionaria.
Especial interés tiene para el sistema bibliotecario nacional el parrafo
siguiente: “Se destacé la importancia de las bibliotecas escolares como
un agente decisivo en la formacién del educando y su condicién de
parte integrante de la escuela, asi como la conveniencia de crear un
instituto tecnolégico de nivel medio para la formacién de bibliotecarios
escolares.”
La segunda seccién, dedicada al contexto social y cultural de la
educacién, se estructura en torno a los siguientes aspectos: Vinculacién
entre el hogar y la escuela, Relaciones entre los centros de produccién
y las escuelas de la comunidad, Modas, costumbres y extravagancias,
Religién, Delincuencia juvenil, Sexualidad, Utilizacién del tiempo del
alumno en actividades extra-docentes en la comunidad, Medios masivos
de comunicacién y La actividad cultural, aspecto que, por su especial
importancia, de hecho constituye la tercera seccién del documento.
En la dilucidacién de la problemdatica inherente a cada uno de estos
niicleos del complejo social en nuestro pais, se observa una actitud
verdaderamente critica, Nicida y constructiva, una plena toma de con-
ciencia que leva en cada’ caso a la fijacién de principios que, sin caer
en el esquematismo ni en la vaguedad, concilian la matizacién objetiva
6con la firmeza revolucionaria. Como flechas convergentes en un solo
blanco, todos los enfoques socio-ambientales de la Declaracién encuen-
tran su maxima lucidez y combatividad en el concepto clave que es el
leit-motiv de la Ultima parte: el concepto de descolonizacién cultural.
La historia de Cuba, como la de toda América Latina, es la historia de
una lucha tenaz contra el colonialismo y el neocolonialismo en los planos
econémico, social, politico, religioso, artistico, literario. En nuestro pais,
y quiz4s en toda América Latina, sdlo una figura superé todos los com-
plejos, mascaras, suced4neos y trampas del coloniaje. Esa figura fue
José Marti, quien ademds sefialé las vias tinicas de esa superacién
radical que él realiz6 primero en si mismo. La Revolucién cubana, fiel
a su raiz martiana y fogueada ya por mas de una década de prucbas y
maduraci6n ideolégica, provocada ademas por la frivola ¢ infatuada
fiscalizacién de uh grupo de supuestos “amigos” europeos y latinoame-
ricanos, no podia posponer su tajante definicién de estos problemas-
Ningéin comentario puede sustituir al texto mismo de la Declaracién,
y muy especialmente de su final, que reproducimos a continuacién como
vibrante resumen de un documento que sefiala un hito fundamental
en nuestro proceso revolucionario y cuya principal originalidad consiste
en haber iluminado la profunda vinculacién entre lo educativo y lo
cultural, dentro de un contexto caracterizado por la lucha incesante
contra los residuos de la herencia colonialista y por la liberacién
creciente de las masas.
C.V.
DECLARACION DEL PRIMER CONGRESO
NACIONAL DE EDUCACION Y CULTURA
@ LA ACTIVIDAD CULTURAL
E] desarrollo de las actividades artisticas y literarias de nuestro pais
debe fundarse en la consolidacién e impulso del movimiento de aficio-
nados, con un criterio de amplio desarrollo cultural en las masas, con-
trario a las tendencias de élite.
El socialismo crea las condiciones objetivas y subjetivas que hacen
factible la auténtica libertad de creacién y, por ende, resultan conde-
nables‘e inadmisibles aquellas tendencias que se basan en un criterio de
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