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LA PSICOLOGÍA DEL EMBARAZO

Sabemos muy bien que durante el embarazo existen cambios


fisiológicos que impone la gestación, esta misma ayuda al ginecólogo a
conocer la evolución del embarazo. Sin embargo casi nadie habla sobre
los procesos psicológicos que afrontan las mujeres durante el proceso de
embarazo.
Por lo regular, los conflictos psicológicos que afronta una mujer
embarazada los enfrenta a solas, a veces suelen ser emociones
negativas, en ocasiones las creencias populares dan lugar a
pensamientos graves o bien a veces tiene tanto que decir pero no tiene
con quien compartirlo. El embarazo constituye una etapa de intensa
actividad emocional, más que un estado de felicidad también es un estado
denso y crítico que conduce hasta la madurez

Primer Trimestre: Incertidumbre y Ansiedad


Al principio de la gestación, la mujer puede vivir una serie de ilusiones y
supersticiones pensando en el hijo que se le acaba de anunciar. Si el
embarazo es deseado las perspectivas del bebe serán óptimas. Durante
los primeros cambios fisiológicos que se verifican en su organismo, la
reacción suele ser confusa en casi todas las madres.

El malestar y los síntomas físicos, como las náuseas, el vómito y las


disfunciones intestinales, desaparecerán dentro del primer trimestre. Una
mayor persistencia o intensidad revelaran la existencia de graves
conflictos internos en la embarazada.

Rasgos de evolución Psicológica del 1er. Trimestre:

• En este periodo inicial, la embarazada pasa fácilmente de la alegría al


temor: alegría por la maternidad, ilusión por el hijo; pero, también temor
por el proceso que fisiológicamente la está afectando a ella misma, miedo
ante todo lo desconocido que le aguarda y, muy en particular, a que se
malogre la gestación.
• Uno de los primeros sentimientos que aparecen tras el anuncio del
embarazo es la duda. La mujer no deja de preguntarse si su estado será

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cierto o no, aunque el médico y los análisis lo hayan confirmado, en tanto
las modificaciones que se producen en su cuerpo y, sobre todo, los
movimientos del feto no despejan definitivamente toda incertidumbre
sobre la gravidez.
• Un sentimiento de desamparo y un impulso regresivo hacia la propia
infancia son difíciles de evitar, en estos momentos, por parte de la
gestante. Es por esto que buscara a menudo el contacto con su propia
madre (o con la persona que asumió la figura materna en su niñez), de la
que además necesita desarraigarse simbólicamente para poder adquirir el
derecho a su propia maternidad. Si en su día la relación entre las dos fue
positiva, este reencuentro le será beneficioso, de no haber sucedido así,
es probable que pequeñas tensiones y diferencias vividas anteriormente
resurjan de nuevo ahora.
• La somnolencia, la náusea y el vómito, los antojos, las disfunciones
intestinales (diarrea y estreñimiento) y apetito insaciable son síntomas
frecuentes en estos tres primeros meses, en los cuales la embarazada es
muy vulnerable, tanto física como psicológicamente, y necesita más que
en ningún otro momento encontrar apoyo y comprensión en sus
familiares.

Segundo Trimestre: tranquilidad y bienestar


Este trimestre es la ilusión con la que la mujer se entrega a los
primeros preparativos para la venida del niño es bastante indicativa del
grado en que acepta y desea al hijo. En estos momentos, la futura madre
procurara interesar más al padre en la gestación.

Rasgos de evolución psicológica – 2do trimestre:

• La futura madre percibe la vida del hijo en su interior, incluso es


probable que haya podido verlo en las ecografías, en sus visitas al
ginecólogo, o que como mínimo haya tenido ocasión de ori los latidos en
su corazón. Ahora, al intensificarse los movimientos fetales, desaparece
la incertidumbre sobre el embarazo y se refuerza en ella el deseo de tener
el hijo.
• El segundo trimestre es un periodo de tranquilidad y maduración; sin
embargo, al tener conciencia de que el crecimiento del niño es un proceso
que está dentro de su propio cuerpo pero nunca fuera de control, la
gestante necesita confiar en una persona que cuide de ella. Puede ser su

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propia madre, pero también puede acudir a su pareja para, al mismo
tiempo, vincularla más intensamente al embarazo.
• Al disminuir en gran medida la ansiedad y los malestares físicos, en
comparación con el trimestre anterior, es probable que en este aumente
en la embarazada el interés por la sexualidad.
• Los temores que ahora pueden aparecer están relacionados con el
desarrollo del niño y sus movimientos, que la mujer puede sentir en algún
momento como una agresión, y con la responsabilidad ante la cada vez
más próxima maternidad.
• El miedo a no recuperar el aspecto físico anterior al embarazo, aunque
muy común en casi todas las gestantes es completamente injustificado.
• Los síntomas que pueden manifestarse en este periodo son
principalmente: exceso de peso, insomnio, hipertensión, calambres,
dolores musculares, formaciones varicosas, bulimia (apetito) y
disfunciones intestinales.

El segundo trimestre es el de la serenidad; lo cual no impide que los


movimientos cada vez más intensos del feto y los cambios en el aspecto
físico de la mujer provoquen en ella algunos momentos de verdadera
inquietud.

Tercer trimestre: el parto y la separación del hijo

El miedo al parto, es la idea de la próxima separación del hijo y las


fantasías sobre la propia muerte se consideran los aspectos que
caracterizan psicológicamente el último trimestre del embarazo. Hacia el
final del séptimo mes, los movimientos del feto para colocar la cabeza a la
entrada del canal del parto provocan en la madre una gran inquietud, la
sensación de que algo extraño y desconocido está teniendo lugar. Esta
ansiedad inconsciente no deja de reflejarse en distintas manifestaciones
psíquicas y somáticas.

Entre estas últimas, agravadas por la proximidad del nacimiento y


el temor de la gestante a no poder criar bien al bebe, volveremos a
encontrar de nuevo los vómitos y las disfunciones intestinales, así como
hipertensión, calambres, aumento de peso, gripes y resfriados y, en
algunos casos desmayos.

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Rasgos de evolución psicológica – 3er. Trimestre:

• El miedo al parto y la idea de la separación del hijo son factores


angustiantes que aparecen en los últimos meses del embarazo. Pueden
originar distintas manifestaciones psíquicas y psicosomáticas que, sin
embargo, el apoyo y la comprensión de los familiares conseguirán en gran
medida compensar.
• Cuando las ansiedades son muy intensas o vienen a incrementarse con
otros conflictos de tipos diversos y ajenos a la gestación, al producirse
situaciones extremas pueden provocar la expulsión prematura.
• El temor que siente la mujer por el parto es en buena medida una
consecuencia de la próxima individualización y separación del hijo,
aunque hay que reconocer también una parte del miedo real y consciente
que no dejan de compartir los familiares de la gestante.
• La angustia de la embarazada se manifiesta principalmente en el
trimestre final, en forma de nerviosismo y agitación, insomnio, calambres,
gripes, disfunciones intestinales, hipertensión y aumento de peso. Solo en
casos extremos da lugar a un parto anticipado, que ya a estas alturas
puede considerarse prácticamente a término.
• En la última semana de la gestación predomina la ansiedad de la
espera final. Es frecuente que el embarazado deje sentir al feto a veces
durante todo un día, lo cual hay que atribuir al encajamiento, al tamaño
del niño y sin duda al nerviosismo de la madre.
• El mismo día anterior al parto se observa en muchas gestantes un
comportamiento curioso: sin tener ningún indicio de su inminencia,
trabajan febrilmente preparando la ripa y la cuna del bebe.

El miedo al parto es un sentimiento normal en todas las gestantes,


pero no inevitable. Aparece o se intensifica hacia el final de la gestación y
es, a menudo, más simbólico que real. Hay que pensar que el embarazo,
por encima de todo, es un periodo de serenidad y felicidad.

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