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ANALISIS DEL CONSUMO DE ENERGÍA, PRODUCCIÓN Y EMISIONES DE CO2 EN LOS ÚLTIMOS 10

AÑOS:

INTRODUCCIÓN:

Durante las últimas décadas, la temática de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero

(GEI), en especial, de dióxido de carbono (CO2), ha ganado un espacio protagónico en la

agenda pública, a nivel mundial, de la mano de la preocupación de la comunidad científica

por el proceso y las consecuencias del llamado “cambio climático” (IAPG, 2017)

Las fuentes de GEI antropogénicas (producidas por el hombre) son numerosas. Pero una

parte importante corresponde al uso de la energía. En un planeta que se mueve alimentado

por los combustibles fósiles (75% del consumo energético mundial), y para el que no se

esperan grandes cambios en la matriz energética en las próximas décadas, actividades como

el transporte, la generación eléctrica, la industria y las prestaciones de confort residenciales

implican emisión y desafían a buscar soluciones para reducirlas (IAPG, 2017).

A lo largo de la historia, y más concretamente a partir de la primera revolución industrial,

el consumo de energía se convirtió en un factor esencial en el desarrollo económico y social;

caracterizándose las sociedades por un consumo de energía superior a su generación natural,

hecho que fue posible gracias a la utilización de los combustibles fósiles.

Sin embargo, la utilización de este tipo de combustibles presenta externalidades negativas,

como las emisiones de CO2 que dan lugar a una acumulación de este en la atmósfera

generando un efecto invernadero más intenso. Atribuyéndose a este el incremento de

temperatura terrestre y el cambio climático (Golpedefecto, 2018).


Hace menos de dos siglos, el desarrollo de la energía eléctrica y el comienzo de la era del

petróleo –a la cual se sumaría luego el gas natural- volvieron a cambiarlo todo de una forma

más profunda aún que la Revolución Industrial. El salto en los estándares de producción y en

calidad de vida generó una explosión demográfica, que aumentó cada vez más el

requerimiento de energía.

La quema de combustibles fósiles, que permitió una vida más extensa y de mayor calidad,

también comenzó a impactar en la salud del planeta. Cualquier “quema” aumenta la

concentración de gases de invernadero y, por ende, probablemente, el cambio climático, con

consecuencias difíciles de predecir en un futuro no muy lejano. Consciente de esto desde

hace unas pocas décadas, la humanidad se encuentra hoy en una encrucijada: cómo minimizar

el impacto ambiental de la producción y el uso de la energía, sin sacrificar calidad de vida

(IAPG, 2017).
ANÁLISIS:

El dióxido de carbono (CO 2 ) es un importante gas que atrapa el calor (efecto

invernadero) y se libera a través de actividades humanas como la deforestación y la quema

de combustibles fósiles, así como procesos naturales como la respiración y las erupciones

volcánicas. El primer gráfico muestra los niveles de CO 2 en la atmósfera medidos en el

Observatorio de Mauna Loa, Hawai, en los últimos años, con el ciclo estacional promedio

eliminado (NASA, 2017).

Figura 1. Niveles de CO2 presentes en la atmósfera a nivel mundial en los últimos años, Fuente NOAA

Y la elevación de los niveles de CO2 concurre con incrementos de la temperatura terrestre,

que han llegado a 0,99ºC en el año 2016 con respecto a la media de los años 1951-1980.

En cualquier caso, parece evidente que independientemente de si el cambio climático se

ha producido como consecuencia de la actividad antropogénica, se ha producido un

incremento del consumo de energía y de las emisiones de CO2 (Golpedefecto, 2018).


Figura 2. Estadísticas de consumo de energía y la contaminación de CO2, (Golpedefecto, 2018)

Evolución del consumo de energía total (PE-escala izquierda en millones de toneladas

equivalentes de petróleo-MToe) y del volumen de emisiones de CO2 (escala derecha en

millones de toneladas-MTn) en el mundo y por regiones económicas.

La gráfica permite apreciar claramente el incremento en el consumo de energía que se ha

producido a lo largo de los años, siendo este debido en gran medida a los países BRICS

(Brasil, Rusia, China, India y Sud África), ya que los países de la OCDE han incluso reducido

su consumo ligeramente desde los máximos de 2007 (Diaz, 2016).

Al mismo tiempo se aprecia como el volumen de emisiones a nivel mundial ha

evolucionado en paralelo al consumo de energía total, incluso a pesar de que en los BRICS

se ha producido un incremento de emisiones muy superior al de consumo de energía, tal


como se puede apreciar al evaluar la evolución de las emisiones por kg de petróleo

equivalente consumido (Golpedefecto, 2018).

Figura 3. Energía total consumida, primaria y secundaria, (Golpedefecto, 2018)

ENERGÍA EN EL CONTEXTO GLOBAL:

Entrada la segunda década del siglo XXI, la población del planeta depende para

abastecerse de energía, de los combustibles fósiles. La matriz energética mundial muestra

que, en números, esa dependencia alcanza un 80%, aproximadamente, lo que equivale a decir

que el 80% de la energía que mueve al mundo proviene de fuentes fósiles (gas natural,

petróleo y carbón). Si nos centramos solo en los hidrocarburos, esa dependencia llega al 50%

(IAPG, 2017).
Figura 4. Matriz enérgetica mundial (divisiones), (IAPG, 2017)

El consumo de energía se relaciona directamente con las actividades que desempeñan

desde las personas, las industrias y todo tipo de organización que se dedique a la

transformación de materia prima en productos terminados, cabe destacar que el consumo de

energías por parte del ser humano, tiende a considerar un alto grado de contaminación, ya

que, cualquier actividad que realice el ser humano por más mínima que sea trae consigo una

fuente de contaminación directa o indirecta.

Se ha comparado la matriz energética mundial con la matriz energética de los países del

G20, analizando así, si el consumo de energía y contaminación tiene que ver con la

estabilidad del país, es decir, si es desarrollado o en vías de desarrollo.


Figura 5. Matriz energética países G20, (IAPG, 2017)

Este predominio de los combustibles fósiles en la matriz energética mundial encuentra

sus razones en la abundancia de este tipo de recurso, su flexibilidad, su alta eficiencia

energética y su previsibilidad en el despacho, además de su bajo impacto ambiental,

comparativamente con otras alternativas (a modo de ejemplo, la histórica quema de

biomasa, por ejemplo, resulta en la destrucción de las masas boscosas y en la emisión de

altos niveles de Gases de Efecto Invernadero-GEI, en especial del dióxido de carbono CO2)

(IAPG, 2017).

Dentro de la potencial ola de calentamiento también se origina de la obtención y

almacenamiento de diferentes tipos de energías y en los diferentes sectores productivos, lo

cual empeora la calidad de vida de los seres humanos, ya que consumir un poco de

electricidad conlleva a una forma de contaminación indirecta de una u otra forma a largo

plazo traerá consecuencias inevitables.


Figura 6. Emisiones de gases de efecto invernadero por sector productivo, (IAPG, 2017)

Un desafío urgente e ineludible, entonces, es buscar soluciones para disminuir las

emisiones, lo que se ve seriamente dificultado por dos cuestiones centrales: la ya

mencionada dependencia de los combustibles fósiles y la creciente demanda energética de

la humanidad.

Se han tomado varias medidas por parte de organismos internacionales y activistas para

poder disminuir las emisiones de gases contaminantes y la contaminación industrial

directamente o indirectamente, en lo que ha trabajado en círculo científico es en establecer

políticas ambientales y regir en todas las organizaciones a nivel mundial, además, de

aplicar también a la obtención de energía, sea cual sea esta, ya que, de una u otra forma el

obtener un porcentaje de energía trae como consecuencia el origen de otro porcentaje de

contaminación, así para el año 2040 mediante estas políticas se esperan algunos cambios.
Figura 7. Nuevo escenario a partir de políticas ambientales, resultados año 2040, (IAPG, 2017)

El “New policies scenario” considera la posibilidad de que los países cumplan, para

2040, con políticas anunciadas respecto a la energía. Incluso con medidas no anunciadas

por todos, como la eliminación de los subsidios a las fuentes fósiles, y las promesas de

reducción de emisiones, en el nivel que sea (IAPG, 2017).

Bibliografía
Diaz, V. (2016). El camino hacia el sol. En D. Victor, El camino hacia el sol, Economía, energía,
medio ambiente y sociedad. Publishing platform.

Golpedefecto. (2018). Consumo de energías, emisiones de CO2 y energías renovables. Santiago de


Chile.

IAPG. (2017). Energía, Ambiente y Mitigación de Emisiones de CO2. Buenos Aires, Argentina.

NASA. (2017). Dióxido de carbono. Global climate change, USA.

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