Este documento analiza la enseñanza de las matemáticas en Colombia a través de la historia. Describe cómo la educación ha estado influenciada por factores políticos y religiosos. También discute los desafíos actuales como la deserción escolar debido a la pobreza y la baja calidad educativa. El documento traza los cambios en los enfoques de enseñanza de matemáticas a través de los años y los esfuerzos actuales del gobierno para mejorar el acceso y calidad de la educación.
Este documento analiza la enseñanza de las matemáticas en Colombia a través de la historia. Describe cómo la educación ha estado influenciada por factores políticos y religiosos. También discute los desafíos actuales como la deserción escolar debido a la pobreza y la baja calidad educativa. El documento traza los cambios en los enfoques de enseñanza de matemáticas a través de los años y los esfuerzos actuales del gobierno para mejorar el acceso y calidad de la educación.
Este documento analiza la enseñanza de las matemáticas en Colombia a través de la historia. Describe cómo la educación ha estado influenciada por factores políticos y religiosos. También discute los desafíos actuales como la deserción escolar debido a la pobreza y la baja calidad educativa. El documento traza los cambios en los enfoques de enseñanza de matemáticas a través de los años y los esfuerzos actuales del gobierno para mejorar el acceso y calidad de la educación.
ANALISIS DIACRÓNICO Y SINCRÓNICO DE LA ENSEÑANZA MATEMÁTICA
En Colombia la educación se define como un proceso de formación permanente,
personal cultural y social que se fundamenta en una concepción integral de la persona humana, de su dignidad, de sus derechos y de sus deberes. Ante esto, Ramírez (2012), considera que la formación integral, aunque se menciona frecuentemente, ha sido excluida de las pruebas en el país, aunque varias universidades por su propia concepción y por las exigencias para la acreditación la han mantenido con buenos resultados. Está pendiente en el país un debate académico sobre la calidad de la educación requerida en una sociedad con muchos valores trastornados, como la transparencia y la honestidad, la justicia, la equidad y el respeto al otro. Por lo visto, los 2 últimos presidentes se han debido sentir muy frustrados al final de sus mandatos, porque, aunque han incluido en sus planes de desarrollo educativo una educación para la paz, los resultados no han mostrado ni interés ni cambios importantes con implicaciones para la creación de una cultura de la tolerancia, de diálogo, en fin de rechazo a toda forma de violencia. En este sentido, en la Constitución Política se dan las notas fundamentales de la naturaleza del servicio educativo. Allí se indica, por ejemplo, que se trata de un derecho de la persona, de un servicio público que tiene una función social y que corresponde al Estado regular y ejercer la suprema inspección y vigilancia respecto del servicio educativo con el fin de velar por su calidad, por el cumplimiento de sus fines y por la mejor formación moral, intelectual y física de los educandos. También se establece que se debe garantizar el adecuado cubrimiento del servicio y asegurar a los menores las condiciones necesarias para su acceso y permanencia en el sistema educativo. Sin embargo, en nuestro país la expectativa de vida escolar de los estudiantes en condiciones de pobreza son mucho más bajas que las de familias de estratos altos. La baja calidad de la educación es un factor determinante de este retiro progresivo. Un apoyo deficiente del aprendizaje desde el principio deja a demasiados niños sin unas bases sólidas, por tanto, deben esforzarse al máximo para progresar a un ritmo aceptable, tienen que repetir años o desertar del todo. Hoy en día en Colombia es común escuchar en las estadísticas que niños a temprana edad abandonan nuestras instituciones educativas, por las situaciones sociales que se están presentando en su entorno y como la falta de herramientas económicas hacen de la educación de nuestros estudiantes un calvario. Casi al mismo tiempo nos encontramos con estadísticas de deserción escolar, al igual que noticias donde vemos las pésimas condiciones que tienen que confrontar nuestros estudiantes para recibir sus clases. También es común observar las odiseas que jóvenes y niños realizan a diario para recibir sus lecciones, en muchas ocasiones exponiendo su integridad personal. Es casi cotidiano encontrar a profesores llevar a cabo sus clases con herramientas poco funcionales o poco adecuadas para el desarrollo de la actividad docente. Por lo tanto, la calidad educativa en Colombia se ve apoyada en una vertiente socializadora, puesto que su centro se enfoca en el estudio de los diferentes espacios, escenarios e individuos en atención a sus características individuales. Por lo tanto, para lograr una educación de calidad se requiere hacer cambios significativos desde la parte educativa, ya que en estos tiempos enfrentamos retos en cuanto al verdadero sentido de educar. En consecuencia, es vital tener presentes los valores, el sentido de la vida y la realidad social que vivimos para ejercer en los educandos una mentalidad de sentido de pertenencia, formando al hombre con sentido social que contribuya al desarrollo de la sociedad y de su cultura desde una perspectiva crítica y reflexiva que aporte a las dificultades o problemas que se presentan en su entorno mediante posibles soluciones. Este planteamiento se fundamenta en lo estipulado en la Constitución de 1886, en el cual se estableció en el artículo 41: “la educación pública será organizada y dirigida en concordancia con la Religión Católica. La instrucción primaria costeada con fondos públicos, será gratuita y no obligatoria” (p.226). No obstante, es hasta 1887 cuando se decreta la aplicación del artículo 11, donde se atribuye responsabilidad a la Santa Sede para brindar el apoyo requerido al sistema educativo, en aras de lograr la formación integral de los ciudadanos. Así como la enseñanza de una religión amparada en los dogmas y normas de la religión católica; inclinando en gran proporción la responsabilidad en la iglesia para la dirección institucional y selección de los libros de textos en los cuales los docentes fundamentarán sus actos didácticos, censurando a cualquiera de las instituciones que no se apegaran a la norma establecida. Posteriormente, y en atención a la imposición de la iglesia, surgen corrientes políticas en contra de las ideas expuestas anteriormente, y es esta posición la que llevó al surgimiento de la llamada la Guerra de los Mil días, período de lucha, que trajo consigo muerte y desolación al pueblo colombiano. Situación que llevó a una de las más grandes crisis que enfrentó Colombia, afectando el ámbito económico con la restricción del comercio e intercambio de bienes y servicios (incluyendo los productos de alimentación), pérdida de empleos; situación que afectó a la población más vulnerable como niños, jóvenes y de un gran número de desempleados, lo cual aumentó los índices de deserción escolar. Ahora bien, es a partir de esta situación que a finales de los 80 se extiende la nueva enseñanza a través de un modelo que en su momento fue llamado la “Renovación Curricular” y que de forma específica para las matemáticas buscaba superar las dificultades del modelo anterior que se centraba en las categorías abstractas y el rigor lógico matemático. Según lo planteado en los lineamientos curriculares del Ministerios de Educación Nacional en la programación de los cursos de matemáticas se hacía por contenidos, lo que implicaba la colección más o menos hilada de una serie de temas en cada área que se consideraban importantes que el estudiante aprendiera, estas áreas estaban bien delimitadas y sus contenidos tenían unos tiempos específicos para su desarrollo; en este contexto, el pensamiento matemático favorecía organizar los diferentes aspectos de las matemáticas hacia una “Estructura Sistémica” que permitiera comprenderla como un todo estructurado, esto en reemplazo del “Enfoque estructural de los conjuntos” que indiscutiblemente demandaba una comprensión más rigurosa y menos flexible de los principios simbólicos. Posteriormente, con la Ley 115 de 1991, el Ministerio de Educación Nacional propone una serie de lineamientos curriculares en diversas áreas del conocimiento, que buscan orientar los procesos de aula hacia unos fines comunes y consagrados en la misma ley; el Estado con el fin de concretizar estos lineamientos, elabora los estándares básicos de competencias para cada una de las áreas, garantizando unos mínimos de calidad con los cuales se pueda tener algún tipo de control y regulación. Por su parte y debido a cambios en los enfoques de la matemática como objeto susceptible de ser enseñado y aprendido, se desprende, en igual medida, la necesidad de cambio de los principios y fines de la evaluación; la cual a su vez, paulatinamente va perdiendo su carácter sumativo, acumulativo y determinístico, pasando de ser el objetivo último del proceso educativo, a ser considerada como un medio y una herramienta que cuantifica y cualifica el nivel de desarrollo de un proceso o el nivel de alcance de una meta; en este contexto se replantea la evaluación orientada hacia los procesos más que hacia los resultados, encontrándose dos momentos importantes en el desarrollo histórico de su enfoque, el primero es la evaluación de logros y el segundo una evaluación por desempeños. Los primeros cambios, en casi todo el mundo tienen como eje la renovación de los programas de enseñanza, (aunque tímidamente se hace uso de conocimientos de la psicología y otros) es decir, el eje de renovación gira alrededor de los contenidos de las ciencias; en muchos casos; en realidad en la mayoría de los casos, se cometieron excesos, pues, muchos temas característicos de la enseñanza universitaria se pasaron a la educación primaria y secundaria. La década de los sesenta, se convirtió en un laboratorio; tal vez, con propuestas interesantes y con funcionarios bien intencionados y asesorados por profesionales de buen nivel académico; pero los profesores que trabajaban en aulas no estaban capacitados o no comprendían correctamente los nuevos contenidos. El proceso de enseñanza más utilizado era el de la clase magistral del profesor, seguido de una sobredosis de ejercitación. Una de las críticas más frecuentes a los planes de enseñanza tradicional es el que los alumnos aprendían a hacer las matemáticas en forma maquinal, es decir, memorizando y repitiendo procedimientos y demostraciones. Resultado: un fracaso. (Klein,1976) Es importante destacar que para combatir esta realidad el Estado viene acompañando el sector educativo en programas complementarios liderados por diferentes entidades como Bienestar Familiar, Ministerio de Educación e inclusive desde la misma Presidencia de la República; programas como seguridad alimentaria, de Cero a Cinco, A que te Cojo Ratón, Supérate con el Saber, Supérate con el Deporte, entre otros, logrando con esta dinámica impactar positivamente el sector educativo. Aunando en esta situación, aunque este direccionamiento es provechoso para el sector, se debe precisar que los esfuerzos realizados por el Gobierno Nacional no son suficientes para alivianar la brecha que existe todavía en el sector educativo, con respecto a calidad propiamente dicha. Al respecto hay que tomar en consideración que el área de matemática ha sido una de las que presenta mayor dificultad para su comprensión y adaptación presentando ciertos indicadores o síntomas que se hacen común en la gran mayoría de la población estudiantil. Estos se respaldan en la opinión de Murcia (2015), quien señala que en términos generales es un hecho que la calidad de la educación en Colombia no responde a los estándares esperados tanto a nivel nacional como a nivel internacional, tal como lo sustenta; referentes nacionales como los proporcionados por el ICFES o referentes internacionales como las pruebas realizadas por PISA, SERCE y TIMSS comparativamente indican bajos resultados, por lo menos en tres áreas del conocimiento de Lectura, Ciencias y Matemática, dejando a Colombia en el puesto 62 dentro de un ranking de 65 países participantes, lo que se ha convertido en tema álgido de debate en la nación. Los elementos antes descritos se fundamentan posterior y actualmente en el desarrollo de las teorías didácticas, a través de las cuales se busca la vinculación de los presaberes de cada estudiante con los nuevos a adquirir. Teniendo entre los principales aportes a los planteados por Pestalozzi (2004), los cuales cumplirán un papel importante en la configuración de las matemáticas escolares. En primer lugar, la idea de educación elemental como adecuación natural al “desenvolvimiento y perfeccionamiento de las disposiciones y energías humanas” (p. 5), soportada en la intuición, cuya función le permitía transformar las imágenes construidas a través de las sensaciones en conceptos cada vez más abstractos y juicios más generales; de allí derivaría el precepto de conducir la enseñanza de lo elemental a lo complejo. En síntesis, la enseñanza de la matemática ha pasado por múltiples facetas, desde la vinculación o predominio del poder sobre la educación para ejercer dominio total de la población, hasta la perspectiva socializadora que maneja en la actualidad, basada en el desarrollo holístico de cada niño y niña de las instituciones tanto públicas como privadas.