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¿De qué forma el arte adquiere un papel y un sentido en el

ámbito público actual?


Según 26° Salón Nacional de Arte (2002) “Nos encontramos en el inicio de un nuevo
milenio y en el umbral de una forma nueva de ver las artes. La ciudad moderna es una
conjugación de arte, pueblo y cultura. Una ciudad donde cada cual coloca su fragmento,
lo que significa que siempre nos encontramos ante un sitio de transformación que se
mueve el ritmo de sus habitantes, de sus momentos decisivos y de sus ideales hechos de
tiempo. Las ciudades son, indiscutiblemente obras inconclusas”

A través de la cita expuesta, se puede comenzar a entrever la influencia del arte en


el ámbito social y público. El arte siempre ha sido reflejo de los seres humanos y de sus
contextos sociales concretos. Es una muestra tangible de los individuos o colectividades,
que resulta de una observación, un análisis y una interpretación del entorno para
expresarlo en lenguajes diferentes al cotidiano, como lo es el lenguaje pictórico, y el de
los colores y las figuras. Las sociedades en sus diferentes momentos han tenido su forma
de existir y relacionarse, que va cambiando y evolucionando con el paso de los años,
diferentes formas de pensar y convivir.

En el arte contemporáneo, y en el arte general, la expresión de un mensaje, de una


perspectiva o mundo interior del artista siempre ha estado presente. Las formas de
interpretación que posee el artista en diferentes aspectos o temáticas depende a su vez
del contexto social que ocasiona dicho punto de vista, dicha conclusión o perspectiva
individual. Debe considerarse qué llevó a dicha interpretación, emoción, sentimiento o
representatividad. La sociedad dota de significados al arte, pero también crea
herramientas, estructuras o cosas intangibles en sí mismas que influyen en el mismo (el
nacimiento, la muerte, la guerra, la caza, la paz). Del mismo modo, las expresiones
artística tanto como el hogar y la comunidad, generan una pertenencia e identidad, pero
también las sociedades en sí producen un reconocimiento de género (femenino o
masculino) y distribuciones de roles influenciadas muchas veces por la cultura (un
ejemplo claro está en los siglos anteriores, cuando los hombres cumplían roles de
trabajadores y las mujeres estrictamente debían ser sumisas y ama de casas) y que
cambian o evolucionan con el tiempo junto a las obras artísticas. Esto da paso a
representaciones pictóricas, gráficas, audiovisuales y hasta escultóricas. En relación con
lo antes expuesto, la situación permite por medio de este reconocimiento de género y
roles, descifrar la identidad de las sociedades en diferentes geografías que muchas veces
influyen en lo estético y las manifestaciones del día de hoy. Los grupos tienden a
unificarse con su entorno y es lo que se conoce como folklore.

Todo lo anterior forma parte de la identidad cultural, que está constituida por una
complejidad entre la realidad, los planteamientos filosóficos y psicológicos, creando un
vinculo entre interpretación y realidad, lo real con lo irreal. La influencia de la sociedad
en el arte se puede apreciar en el proceso de elaboración de la obra de Marc Chagall,
quien a partir de relatos campesinos de su aldea natal creaba representaciones
pictóricas.

En la actualidad los medios de comunicación han alcanzado el mayor auge, dando


paso a lo que se conoce como la época de oro de la información, y el arte no se escapa
de estar involucrado en dicho proceso de globalización. Las nuevas tecnologías le
ofrecen al artista la posibilidad de diseñar su obra en la pantalla del computador para
luego imprimirla, utilizar la misma máquina para reemplazar el soporte artístico común
como lo es el papel y ha dado paso a nuevos modos de artes audiovisuales. Se ha
permitido en la actualidad una difusión masiva del arte, atribuyéndole un papel en la
sociedad y un sentido según los objetivos de los artistas, ejemplo de ello es la utilización
de las calles como campo de exposición de obras artísticas. Actualmente, el arte en
Venezuela se ha inclinado más a la representación de realidades, de lo social y las
situaciones. Se ha dejado a un lado la plasmación de un arte que refleja sentimientos y
mundos internos, para dar paso a un arte de observación de los acontecimientos
sociales reales, una interpretación y análisis, para posteriormente representar. Es
posible apreciar el papel que juega el arte, por ejemplo, en la situación político-
económica actual venezolana, donde se ha utilizado con sentido de protesta o de
expresión de una realidad social, por medio de artistas callejeros, murales con mensajes
de protesta, etc.

Por ello, el arte contemporáneo presenta diferentes configuraciones y medios


visibles en el espacio público. El campo del arte se aprecia en los conjuntos urbanos a
nivel global. En el siglo XX y aun más en el siglo XXI, se ha desarrollado una presencia
casi permanente y renovada de artistas callejeros y colectivos artísticos, cuyas
producciones aluden a lo público y participativo, donde se destacan los procesos y se
señalan cuestiones sociales, ecológicas y políticas. Estas intervenciones y prácticas
modernas que se relacionan con lo social-político, generan nueva presencia del arte en
el espacio público, ya sea real o virtual. La ciudad es el espacio de realidad social por
excelencia donde se realizan las construcciones de manifestaciones públicas que
posteriormente se presentan en la web. El espacio elegido para el arte abarca desde el
más tradicional museo hasta el espacio público. Sin embargo, es preciso destacar que el
arte siempre ha estado relacionado con la sociedad, ya que este último influye de
manera relevante en el primero. En Venezuela, se ha presentado exposiciones artísticas
que utilizan la ciudad como un museo abierto, tal como lo fue el paseo de las artes,
Maracay 2001, donde se utilizó 8 edificios de Maracay para exhibir obras artísticas,
como lo fue el teatro de la opera, el ateneo de Maracay y el museo aeronáutico, entre
otros.
¿Cuál es el papel que adquiere el arte en un contexto social
complejo?
En relación con los razonamientos anteriores, el arte siempre va a ser
representación de lo social. Depende totalmente del contexto concurrente en el
momento de su elaboración. Responde a las necesidades, a la cultura y el objetivo
contemporáneo del momento.

En Venezuela, el arte adquiere un papel de propaganda, de discrepancia, de medio


para la libertad, de protesta o de expresión ante una situación actual. Las próximas
generaciones podrán discernir la situación vivida en tiempos actuales con un análisis e
interpretación del contexto social que rodeó al arte contemporáneo en los inicios del
siglo XXI. Es decir, este análisis seria una interpretación hermenéutica. Ejemplo de lo
anterior, es la última exposición realizada en el museo de arte contemporáneo de
Maracay Mario Abreu, que tuvo lugar en el año 2016, en donde, según la investigación
de campo realizada por el presente grupo de trabajo, las obras manifestaban la situación
social venezolana dejando a un lado las representaciones personales de un mundo más
interno. Por otro lado, la era de oro de las telecomunicaciones, ha dado paso al arte
como uso de publicidad y propaganda, un arte con fines económicos y con gran
presencia en las redes sociales, influenciado por las modas y los parámetros de la misma
sociedad.

La situación actual venezolana y el rol que adquiere el arte en la misma, sirve como un
ejemplo del claro papel que adquiere el arte en un contexto social específico y complejo.
¿Cómo este se inserta en las prácticas colaborativas y
participativas?
Las prácticas culturales se presentan como herramientas para interpretar y discutir
el contexto donde vivimos, para ello, utilizamos manifestaciones artísticas, sociales y de
distintas esferas públicas que brindan la posibilidad de pensarnos como sujetos, y de
esta forma alcanzar una postura crítica frente a la realidad. En este sentido, el papel de
la cultura es trascendental para lograr resignificar aquellos procesos sociales e históricos
que nos interpelan. Es por tanto que los artistas son entendidos como trabajadores del
campo cultural, donde sus producciones no son pensadas como productos finales
aisladas de su contexto, sino como producto de ello. Soledad Rolleri, docente de la
Facultad de Ciencias Sociales y artista local, explica lo siguiente “El objeto cultural no
solo es el producto que se muestra, sino que es todo lo que sucede a su alrededor: la
generación de pensamiento crítico, la discusión, los relatos y las narrativas de aquello
que se produce” declara, “La cultura es el acto y su relato comunicacional, lo que implica
la interacción entre todos esos elementos”, define.

Por tanto, se reflexiona que el artista, en cada uno momento, involucra


irremediablemente la cultura, entendiéndose ésta como parte de su identidad, solo que
el o ella, como individuo, le proveerá a su trabajo su esencia única. El arte permite ser
una vía que siempre esta en constante movimiento, entre el autor, su contexto, su
perspectiva, su repuesta, buscando una manera de reconocerse a si mismo y a su
alrededor, un proceso envuelto en la cultura, pues es esta la única posibilidad de
pensarnos como sujetos. Es a través del arte donde uno tiene la posibilidad de decir algo
que tenga mucha sustancia, que sea una denuncia y que no genere discordia. En este
sentido, los artistas piensan que el cambio es siempre para mejor. En realidad, lo que se
plantea es una reflexión respecto a la vida. Entonces ahí está la cuestión de por qué es
importante el arte, y que siempre este presente en las practicas donde participen los
miembros de una sociedad.

A partir del trabajo que producen los distintos actores culturales, las prácticas
artísticas se van diversificando como también se reconfiguran a medida que la
comunidad forma parte de ellas. El fomento de la educación y la posibilidad de debatir
conceptos tan amplios y complejos como arte y cultura nos aportan elementos claves
para pensarnos como sujetos comprometidos con nuestra sociedad, y nuestro papel
colaborativo y participativo en la misma.
¿Cuál es la responsabilidad del artista hacia la sociedad?
El arte posee la característica de transformar a las personas. Sea a quien lo utiliza
como medio de expresión de sus emociones, o a quien lo ve y lo recibe como público. Y
es precisamente el público quien se ve directamente afectado por las decisiones de los
artistas, pues cada pieza de arte, ya sea una fotografía, obra teatral o una canción, posee
la particularidad de convidar un “algo” en quien lo presencia, un algo que puede generar
una respuesta positiva, neutral o negativa. De esta manera, los artistas serían un emisor
que trasmite mensajes sin saber, a ciencia cierta, cómo será internalizado por los
receptores. Por ello que su papel es tan delicado, como al mismo tiempo fundamental
en lo que significa la interacción público-obra. Esta comunicación se da a través de las
diferentes disciplinas artísticas, canal donde el artista vuelca sus emociones,
pensamientos, ideales; básicamente, una artista puede voltear su rebeldía en el lienzo,
si así lo desea. Lo que ocurre, es que su «palabra artística» es escuchada por las personas
de forma diferente. Pues a partir de una misma pieza de arte, cada espectador recibe
una carga de información distinta que dependerá de la formación cultural y el contexto
en que esa persona se desarrolle.

Cada impulso emitido por un artista conlleva un efecto en el receptor, por esta razón
es que al momento de expresarse, los autores no deben desenlazar el sentido de
responsabilidad social en el desarrollo de su obra. Las expresiones artísticas actúan a
través del reconocimiento del observador en el mensaje emitido por el artista, pues al
momento de presenciarlas, el espectador generará una mayor empatía con las obras
que de cierta manera se relacionan con su vida, debido a que el ser humano busca una
identificación en el arte, y al encontrarlo, se verá inmerso en él, en el nueva perspectiva
e ideales presentados a sus ojos, transformando su vida y su manera de ver el mundo.
Y que para que esta transformación que la obra provoque en el espectador sea positiva,
es sumamente necesario que la misma sea planeada y llevada a cabo
responsablemente. Los artistas, como figuras públicas, tienen la responsabilidad de dar
un ejemplo a seguir a la sociedad, cumplen de cierta manera el papel de educadores,
llevando al espectador valores, ideas, conceptos.
¿De qué manera las instituciones pueden contribuir a facilitar el
intercambio entre ámbitos sociales específicos en aspectos
culturales concretos?
Para una correcta puesta en praxis de cualquier proyecto, es necesario de antemano
una buena organización. En este sentido, para que las instituciones del país cumplan con
el incentivo del ámbito artístico, primeramente, deben poseer un plan de ejecución,
personal capacitado, y una clara visión y compromiso en pro de la cultura nacional en la
sociedad, para lograr, entre muchas cosas, un buen funcionamiento de sus instalaciones
de arte para un atractivo social que despierte el interés de las masas por el conocimiento
artístico. Este proceso realizado por las instituciones administrativas de mano con el
ámbito gubernamental en Venezuela, deben atenerse a los artículos referentes a la
cultura de la Constitución Nacional. El artículo 98 establece que la creación cultural es
libre, y el Estado reconoce y protege la propiedad intelectual de cada individuo. Así
mismo, el artículo 101 establece que el Estado tiene la responsabilidad de difundir la
cultura en el territorio nacional. Con esto, las instituciones poseen tanto un respaldo de
su rol en el país, como un deber de su oficio en el mismo.

Por regla general, toda administración pública que se propone renovar o crear una
institución artística tiene en cuenta criterios y oportunidades relacionados con la
atracción del turismo cultural, la rehabilitación de entornos urbanos degradados, la
proyección exterior de la localidad/autonomía/estado, etc. Una buena práctica en esta
materia sería establecer previa o paralelamente el proyecto cultural que se quiere
afrontar con el nuevo equipamiento. Clarificar, en primer lugar, su carácter o función:
configurar una colección (museo), incentivar la producción artística y su difusión social
(centro de arte/kuntshalle), o hibridar esas dos funciones básicas (museo-centro de
arte). En segundo lugar, atender la temporalidad que abarcará la colección y/o
actividades (modernidad, contemporaneidad o apuesta por el futuro). Tercero,
delimitar el ámbito territorial de la colección/actividad (local, autonómico, estatal,
internacional) que determinará, a su vez, el ámbito de sus relaciones. En suma, se trata
de fijar la identidad artística de la nueva institución: su Proyecto Artístico.

Un ejemplo de un Proyecto Artístico llevado a cabo con total organización, fue La


Ciudad Como Museo Abierto en el 2001, realizado por el Museo de Arte Contemporáneo
Mario Abreu. Su equipo logró llevar a la cotidianidad y a los ojos del transeúnte el arte
de una manera familiar y amena, despertando la curiosidad y el sentido de amor
cultural. Consistió en exponer obras de arte en ocho arquitecturas representativas de
Maracay, las cuales fueron el Museo Aeronáutico, el Hotel Jardín, el Teatro de Maracay,
Clínica Maracay (Actual Sede del Ambulatorio Urbano Dr. Efrain Abad Armas) el
Ministerio de Guerra y Marina, Plaza de Toros (actual Maestranza de la Gobernación) y
el Teatro de la Ópera. El proyecto buscaba mostrar la importancia de los bienes
inmuebles, viéndolos como escenarios llenos de posibilidades. Por su parte las obras
buscaban dialogar con la metrópolis y sus habitantes mediante contenidos simbólicos
que iban del humor a la ironía, y de lo cotidiano a lo religioso, pero dirigidos todos a
reactivar la presencia del patrimonio edificado en la memoria colectiva del maracayero.

Como se observó, procurar un enriquecimiento de la cultura y el arte, depende en


gran medida del cuidado de las instituciones artísticas y la participación social en las
mismas, que será fructífera de acuerdo a la curiosidad que despierten sobre las personas
y de las posibilidades de participación. En otros países, como España, se han elaborado
proyectos con el fin de promover y garantizar el crecimiento de las instituciones
artísticas. Dichas instituciones con el apoyo del Ministerio de Cultura lograron poner en
la mesa un documento que propone una nueva composición de las juntas directivas y
administrativas de las instituciones artísticas y museos. Este cambio es un claro ejemplo
de cómo los entes gubernamentales pueden ayudar en el intercambio arte y sociedad.
Dicha propuesta establece que la mencionada dirección debe estar comprendida por
participantes de la administración pública, es decir, trabajadores y profesionales en el
ámbito administrativo, por participantes de la sociedad civil, o personas del pueblo, y
expertos y científicos en la temática tratada, en este caso, en el campo artístico. En una
proporción de la siguiente manera:

Entre un 20% y 30% Miembros de la administración pública.

Entre un 20% y 33% Miembros de la sociedad civil.

Entre un 33% y 50% profesionales, científicos y expertos en el área artística.

Además, se establece que dichos miembros o participantes encargados de la


promoción del arte deberán ser elegidos mediante el voto o concursos, donde la
elección dependerá de sus habilidades y experiencias artísticas. Se niega la elección de
los participantes de manera autoritaria, como también a la duración de dicha
conformación directiva. Establece que el periodo de reelección o de duración de la
conformación directiva deberá de ser de un aproximado de 5 años.

Esta manera organizativa de los museos e instituciones artísticas son un claro


proyecto de relación entre sociedad, cultura y arte, permitiendo unas instituciones
mejor conformadas para la proyección de programas de intercambio socio-artístico con
la participación de la sociedad civil en las instituciones y museos, representan el arte
que forma parte de su identidad cultural.
¿De qué manera estos vínculos pueden adquirir un valor de uso
y beneficio adquirido?
De acuerdo a Siah Amarjani, escultor estadounidense, se explica lo siguiente “El arte
público no trata acerca de uno mismo, sino de los demás. No trata de los gustos
personales, sino de la necesidad de los demás. No trata acerca de la angustia del artista,
sino de la felicidad y bienestar del resto. No trata acerca del mito del artista, sino de su
sentido cívico. No pretende hacer que la gente se siente empequeñecida e
insignificante, sino de glorificarla. No trata acerca del vacío existente entre la cultura y
el público, sino que busca que el arte sea público y que el artista sea de nuevo un
ciudadano.”

Con estas palabras se comprende la naturaleza real del arte público, y su vital
relación con la ciudad, buscando no imponer un hecho artístico al medio, sino la
participación activa de los ciudadanos en el hecho creador. Hay que comprender que la
ciudad articula de manera íntima las personas y su entorno, es el espacio físico y
simbólico donde se empalman las infraestructuras (redes funcionales) con las
infoestructuras (redes sociales). La condición de lo urbano se establece por la
organización de la coexistencia, ese espacio que se empeña en unir a los hombres y sus
actividades dentro de la naturaleza, y relacionarlos entre ellos como miembros de un
mismo conjunto, sobre todo en los espacios públicos. Desde el punto de vista de
arquitectónicos y urbanistas, un espacio público es un lugar donde se desarrolla la vida
social, es visto como un elemento aglutinador eminentemente social, que sirve para el
esparcimiento y recreación de la población. Cualifican al conjunto de espacios abiertos,
concebidos para abrigar diversas funciones de participación comunitaria. Lo integran
parques urbanos, parques para el recreo y el descanso, parques infantiles, zoológicos,
jardines botánicos, paseos arbolados y el medio ambiente en zonas céntricas muy
habitables y visitadas que conforman la imagen más conocida y reconocida de la ciudad.

Con los conceptos explicados, se puede analizar entonces la situación actual del arte
público en Venezuela. Por un lado existe la inconsciencia ciudadana, y por el otro el
abandono por del Estado al retenerse a financiar los entes encargados del
mantenimiento de las obras públicas. En el caso de Aragua, nos mostró Rafaela, la
bibliotecaria del Museo Mario Abreu, que artistas como Asdrúbal Figuera y J.J Moros
representan el arte público y urbano. Las obras de Asdrúbal se han expuesto en diversas
zonas de Maracay. Una de ellas fue la escultura “Después de clases”; la cual era un gordo
blanco balanceándose en un columpio, ubicado en la Av. Casanova Godoy. No obstante,
fue víctima de tiros y de grafitis, ya hoy en día no se encuentra expuesta. Aún se
mantiene una, un gordo colgado de una cuerda, llamada “Dibujado en el Cielo” en la
Alcaldía de Girardot, Las Delicias. Así como “Subiendo la estructura donde quedaron
cosas ocultas”, en el Museo Mario Abreu.
El propósito de Asdrúbal era que el arte fuera a la calle, que se convirtiera en un
transeúnte más. Para él, la obra permanece inerte en los museos, pero en la ciudad
participa de su natural dinamismo, permitiendo que la escultura sea móvil, no solo un
material expuesto al público, sino una obra que comparte con su entorno urbano, y un
entorno que interacciona con la obra.

Así mismo, el arte público no puede tampoco olvidar la arquitectura, el urbanismo,


la cultura y, en definitiva, la idiosincrasia de la audiencia a la que se dirige.

Un ejemplo, fue el 2014 cuando se realizó el primer Meeting of Style, que significa
Encuentro de Estilos, que consistió en la reunión de artistas grafiteros tanto nacionales
como extranjeros, con el propósito de embellecer las paredes con un arte cultural y
representativo latinoamericano. Este fue un vivo ejemplo de lo que es arte público, no
una obra estática, una pintura en medio de la calle, sino una interacción y comunicación
entre la ciudad y sus integrantes. En la realización de la obra, se pintaron
aproximadamente 25 paredes del barrio: tanto las fachadas de los edificios –con
andamios de hasta 5 niveles-, como diferentes paredones abandonados, o fachadas de
almacenes, en Las Acacias, Maracay. Durante el proceso, los vecinos de la zona se
involucraron con los grafiteros, buscando comprender las ilustraciones que estos
realizaban, admirando la trasformación de una pared, antes ordinaria y común, a un
mural. Y por supuesto cambiando el estereotipo de lo que es “un artista de la calle.”
Este proyecto fue organizado por dos grupos, Fundación Urbano Aborigen y el colectivo
DMC, apoyado por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura.

El proceso artista de los murales significó una experiencia fructífera no solo para los
grafiteros que transmitieron sus sentimientos y devoción al arte nacional, sino de ese
espectador que interactuó con el pensamiento del artista, en su concepción de cambiar
lo ordinario a lo extraordinario, de ver no una pared vacío sino un lienzo en potencia.

Estos casos se refieren a un tiempo previo a la situación actual, pues el arte en el


presente, sea en museos o en el ambiente urbano, brilla por el sebo de la desidia y el
olvido. Dejando entonces a la deriva un aspecto tan importante de nuestra identidad
como es la cultural y la consciencia ciudadana. Para que Venezuela regrese a esos
tiempos de “la calle como un museo abierto”, cuando el metro de Caracas enarbolaba
un ejemplo de civismo y vanguardia, con la implementación de múltiples obras
venezolanas en cada una de sus estaciones, un arte contemporáneo que energizaba ese
ambiente tan dinámico y cambiante, es necesario tanto un cambio radical de gestión de
gobierno, una producción artista constante, como un compromiso ciudadano de
respetar el arte público. En pro de ese proyecto, se pueden establecer mecanismos de
negociación y de mediación donde el trabajo artístico y la relación con el lugar más el
espacio social, puedan encontrarse y extraer elementos de interés basados en una
relación recíproca. Porque en el momento en que el trabajo artístico pasa al dominio
público, su uso es colectivo. Su resultado se fundamenta en un proceso, y como tal, se
asemeja más un servicio que a un producto. Y el beneficio colectivo de todo ello que
oscilará sobre este servicio (arte público) no es otro que la interacción generada y el
intercambio de conocimiento.

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