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Crónica propiamente tal: se ve de un color más oscuro que la aguda (café oscura), el
material es más duro y al sacar con cuhareta salen como lonjas, que se describen como
consistencia de cuero. Estas caries no duelen.
Una fractura de diente es una rotura o fisura en la superficie dura del diente. La superficie
externa del diente se denomina esmalte. Protege la pulpa interna blanda del diente, que
contiene nervios y vasos sanguíneos. Según el tipo de fractura, es posible que el diente
fracturado no cause problemas o provoque dolor.
Los dientes no se pueden curar. El objetivo del tratamiento es proteger el diente, incluso la
pulpa interior.
Consulte con su médico acerca del mejor plan de tratamiento para usted. El tratamiento
dependerá de la gravedad del daño causado en el diente. Las opciones pueden ser:
Para reducir la posibilidad de sufrir una fractura de diente, siga estos pasos:
Evite morder objetos rígidos como hielo, dulces duros, palomitas de maíz o
bolígrafos.
Use un protector bucal para realizar deportes o actividades recreativas.
No abra objetos ni bolsas plásticas con los dientes.
No apriete ni rechine los dientes.
Consulte a su dentista si rechina los dientes cuando duerme.
¿Por qué se quiebran los dientes?
Los dientes con lesiones cariosas o con restauraciones extensas están más
propensos a sufrir de fracturas. Ya que estas no poseen la misma cantidad de esmalte
(tejido dentario más duro del organismo) lo que hace al diente más frágil. ... Provocando
un desgaste anormal de los dientes así como su fractura.
Cualquier diente puede sufrir este proceso de inclusión, pero suele afectar sobretodo a los
cordales (muelas del juicio) superiores e inferiores, y a los caninos (colmillos) superiores.
Esto es debido a que estos dientes son los últimos en erupcionar y, por lo tanto, tienen
más problemas de espacio.
En estos casos debemos descartar cualquier tipo de patología y realizar una radiografía
panorámica (ortopantomografía) para poder saber la causa en este retraso de la erupción.
1) Abstención terapéutica
2) Extracción quirúrgica
3) Recolocación del diente incluido en la arcada dentaria
¿Por qué está indicada la extracción de las muelas del juicio incluidas?
La importancia de extraer las muelas del juicio incluidas radica en que estos dientes son
una “bomba de relojería”, que pueden empezar a dar problemas en cualquier momento.
En su intento por salir, los cordales, empujan al resto de dientes que ya están colocados
en la arcada, pudiendo provocar apiñamiento y malposición de los mismos. De igual
manera, los intentos de erupción de estas muelas provocan episodios de dolor,
inflamación y supuración.
Los problemas más serios ocurren cuando el saco que rodea a la muela incluida se llena
con líquido y se agranda formando un quiste. El quiste crece, dañando permanentemente
las muelas adyacentes, el hueso circundante y los nervios. En raras ocasiones, si el
quiste no es tratado se puede formar un tumor en sus paredes y quizás sea necesaria una
intervención quirúrgica más seria para eliminarlo.
Como la muela del juicio no ha erupcionado normalmente en la boca, suele ser necesario
hacer un pequeño corte en la encía que la cubre. En ocasiones también es necesario
eliminar algo de hueso que rodea la muela del juicio, o bien cortar la muela en dos o tres
fragmentos. Una vez se ha extraído, la encía se repone con puntos.
¿Cómo es el postoperatorio?
El postoperatorio viene determinado por la posición de los cordales y el tipo de
intervención. El cirujano valorará su caso, y le detallará con la mayor exactitud el
postoperatorio.
Generalmente la extracción de los cordales implica un edema (hinchazón) postoperatorio
que puede ser de leve a moderado, entre uno y tres días. Durante estos días deberá
seguir una dieta blanda, y el grado de edema determinará el momento de volver a su vida
normal. Durante las primeras horas la aplicación de hielo local reducirá la hinchazón
postoperatoria. Deben seguirse estrictamente las pautas de higiene indicadas por el
odontólogo y evitar el enjuague violento o demasiado vigoroso en las primeras 24 horas.
Llamamos raíz dental a la estructura del diente que se localiza en el hueso alveolar, fijada
en el hueso de la mandíbula o en el hueso maxilar. La corona dental envuelve a la raíz dental
que sirve para sostener el diente. Cada diente puede poseer una o varias raíces dentales.
En general, los caninos y los incisivos sólo tienen una raíz dental, los premolares tienen dos
y los molares tres. La raíz dental está rodeada por una barrera de protección: el cemento.
La hipersensibilidad dental aparece cuando se expone la raíz dental.
Fracturas del Cigomatico (Malar).
Las fracturas del complejo orbitomalar, por su peculiar posición prominente en la cara,
constituyen una patología común para el cirujano oral y maxilofacial. El hueso malar es el
parachoques lateral mediofacial y forma parte del suelo y de la pared lateral orbitaria.
En las fracturas orbitomalares podemos encontrar afectación de sus cuatro arbotantes clásicos,
que son: su articulación con el maxilar (maxilo-malares: apofisis piramidal y apofisis ascendente del
maxilar), con el hueso frontal (fronto-malar), y con el temporal (cigomático-malar).
El hueso malar tiene una posición de gran importancia en el tercio medio facial. Entre
sus funciones se encuentran:
1. proteger al globo ocular al dar proyección a la zona del pómulo,
2. dar inserción al músculo masetero
3. y absorber la fuerza de cualquier impacto antes de que éste afecte al encéfalo.
En nuestro servicio del HRUSVP de los 130 procedimientos traumatológicos que realizamos 35
correspondieron a fracturas orbitomalares en sus diferentes zonas para un 26.92% del total de
traumas, 34 de las cuales fueron resultas de manera abierta con osteosintesis (99 % de las
fracturas orbitomalares) y que detallamos en el cuadro siguiente:
a) Pared lateral.
c) Arco cigomático.
1.
1. Tipo III tripódica.
2. Tipo IV complejas y conminutas.
Manson and col. desarrollaron en 1990 una clasificación más funcional y acorde con los
patrones de tratamiento actuales que está basada en la segmentación y desplazamiento que
se evidencia en el TAC. Clasifican las fracturas en 3 grupos; baja, media y alta energía.
Las fracturas de baja energía (18%) son aquellas con mínimo desplazamiento o sin él y que
no requieren sofisticados métodos de reducción o fijación. Son con frecuencia
incompletas, en “tallo verde”, suelen localizarse con más frecuencia en la unión
frontomalar.
Las fracturas de media energía (77%) presentan fractura de todos los arbotantes del malar
con desplazamiento de leve a moderado y un grado variable de conminución. La
conminución afecta al arbotante maxilomalar y al reborde infraorbitario, extendiéndose en
los casos más graves al ala mayor del esfenoides, arco cigomático y apófisis frontal. El arco
cigomático está fracturado pero sin desplazamiento. Este grupo precisa reducción abierta y
fijación rígida.
Las fracturas de alta energía (5%) es raro que se presenten de forma aislada estando en la
mayoría de los casos dentro del contexto de fracturas panfaciales. Se caracterizan por la
grave conminución del ala mayor del esfenoides y por el desplazamiento lateral y
conminución del arco cigomático. Precisan amplias exposiciones para su tratamiento
correcto.
CLINICA:
• Técnica de Caldwell.
• Rx oblicua de cráneo-cara.
• Proyección de Rhese.
• Ecografía orbitaria.
• RM de alta resolución.
Objetivos terapéuticos
Anteriormente la mayoría de las fracturas se trataban de modo cerrado. La estabilidad de este tipo
de fracturas dependía de la integridad de las fijaciones periósticas. Este método cerrado ha
conllevado muchos fracasos terapéuticos, lo que propició la búsqueda de diferentes vías de
abordaje que permitiesen la reducción más exacta y osteosintesis de las fracturas.
Las vías de abordaje deben adaptarse a cada tipo de fractura y nos deben de permitir la
verificación del estado de la sutura frontomalar, reborde infraorbitario, suelo de la órbita,
unión maxilomalar, arcada cigomática y alineación del ala mayor del esfenoides. Esta
última se ha confirmado como la zona más importante a explorar para comprobar que una
fractura orbitomalar se encuentra alineada; se puede explorar con una valva maleable que
se deja resbalar hacia la zona posterior de la pared lateral de la órbita. La sutura frontomalar
proporciona la fijación ósea más fuerte pero es la peor guía de reducción.
· Incision subpalpebral
· Incision subciliar. consiste en una incisión cutánea a 2-3mm. del borde libre del
párpado que lateralmente no sobrepasa el reborde orbitario externo. La disección
para alcanzar el reborde infraorbitario puede continuar de manera subcutánea
(colgajo cutáneo), preseptal (colgajo miocutáneo) o en escalón como preconizaron
Converse y Smith en 1960.
Esta última se considera más adecuada ya que lo que pretende es minimizar el riesgo
de ectropion y de edema crónico del párpado inferior en el postoperatorio. La incisión
alcanza sólo la piel y se diseca subcutáneamente en dirección inferior sobre el
músculo orbicular. Por debajo del tarso se abre el orbicular hasta que se detecta el
septum orbitario que se diseca hasta 2 mm. por debajo del reborde orbitario inferior.
Se abre el periostio y se levanta separándolo del reborde y del suelo de la
órbita. Manson and col. extendieron la incisión lateralmente por debajo del ligamento
cantal externo, lo que permite la visualización de la unión frontomalar sin necesidad
de incisión en la cola de la ceja. La incisión subtarsal se realiza a unos 5-7 mm. del
borde libre del párpado
1. Incisión en fondo vestíbulo oral. Hay que tener cuidado para no dañar la segunda rama del
trigémino.
TÉCNICAS DE REDUCCIÓN:
1. Reducción cerrada
Reducción con Gancho de malar. Es fácil y rápido y al igual que el anterior son métodos de
reducción cerrada. Debe tenerse la precaución de insertarlo en la región preauricular donde
aún el facial no ha dado sus ramas evitando así lesionarlo. Se utilizan para fracturas de arco
zigomático recientes y algunos autores preconizan su uso también en fracturas malares sin
conminución y sin desplazamiento o con desplazamiento lateral que son estables por
definición. El riesgo de infección es bajo.
REDUCCION TRANSCUTANEA
· Técnica de Gillies (1927). Se realiza a través de una incisión temporal. Se utiliza
básicamente para las fracturas de arco zigomático recientes. Es un método fácil y rápido
que no deja cicatrices. El riesgo de infección es bajo. Es inapropiado en fracturas antiguas y
conminutas.
· Técnica de Lothrop (1906). Abordaje transantral. Consiste en la ocupación del seno
maxilar por gasa o una sonda de Foley con lo que se permite la reubicación de fragmento
del suelo de la órbita al hacer presión ascendente. Se emplea cuando hay gran
conminución de la pared anterior del seno maxilar. Esta prácticamente obsoleto por sus
múltiples complicaciones: sinusitis crónica, diplopía persistente, fístulas antrales, olor
molesto, puede perderse la reducción al retirarlo, compresión del n. óptico por los
fragmentos.
Técnica de Keen (1909). Abordaje Intraoral con un elevador dental. Consiste en la
realización de una incisión en el surco gingivobucal. Tuvo su empuje definitivo con la
aparición de los antibióticos. Sus ventajas son que proporciona una buena vía de abordaje
de la unión maxilomalar con nula secuela estética.
· Fijadores externos. Existen muchos tipos diferentes de pines (Joe Hall Morris, Roger
Anderson...) que se pueden utilizar solos o como complemento a estas técnicas.
Actualmente algunos autores están utilizando minifijadores tipo Orthofix. Se emplean
básicamente en fracturas de malar sin conminución ni desplazamiento. Su principal ventaja
es que se puede modificarse su posición en el postoperatorio en caso de que la reducción
no sea buena. No precisa que las fracturas sean recientes. Es incomodo para el paciente y
tiene cierto riesgo de infección por lo que se recomienda cobertura antibiótica.
REDUCCION ABIERTA: