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Ga.5:22-23
Mtro. Rubén Vidal
I. El fruto en mi relación con Dios
Ha habido mucha confusión acerca del momento en el que el creyente se recibe al Espíritu Santo,
o acerca de la necesidad de otro bautismo aparte del que se realiza con agua, llevando por
consiguiente al pensamiento casi generalizado de que en nuestras iglesias tengamos cristianos de
primera y de segunda clase.
Recordemos que al aceptar a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, inmediatamente
somos sellados por el Espíritu Santo (Ef.1:13-14)
En los justificados, Espíritu Santo obra la SANTIFICACIÓN, acerca de la cual, debemos pedirle
que haga crecer en nosotros el "Fruto del Espíritu", que es uno solo. Después de haber enumerado
los "obras de la carne", que son muchas, Pablo pasa a decir cuál es la señal que identifica al que
ha recibido a Cristo, a un cristiano. Sobre lo cual, vamos a hablar dividiendo en un conjunto de tres
de tres. En este primer grupo no referimos a los beneficios espirituales que provienen de nuestra
relación con Dios:
1. Amor (ágape) es el amor que proviene de Dios, y su más grande amor está resumido en Jn.3:16
y en Ef.5:2; amor que ha de hacerse manifiesto en el creyente según 1Jn.3:14, 4:8; 1Co.13, y
Col.3:14.
2. Gozo. Cuando el amor a Dios y a su voluntad está presente en el cristiano, no lo está sin el gozo.
(Sal.119:16, 24, 70, 174, Ro.8:28). El verdadero gozo no es el del mundo, aquella alegría superficial
que falla en satisfacer las necesidades más profundas del alma; sino que es un gozo "inefable y
glorioso" 1P.1:8.
3. Paz. La Paz es una paz con Dios, la paz que solo Dios puede dar, esta paz nos la da Dios por
su amor (ágape), esta es la serenidad del corazón que se tiene en un ambiente de real seguridad
(Sal.4:8,119:165, Mt.5:9), es el Shalom del que se habla en el AT (Is.26:3) para el NT (Lc.24:36,
Jn.14:27), es bienestar.
El creyente no tiene por qué exhibir las obras de la carne; más bien, con el poder del Espíritu
Santo, puede manifestar las virtudes cristianas que aquí hemos mencionado. El fruto del Espíritu
no es producto del creyente, sino del Espíritu, y son señales visibles que al llevar nosotros el "sello"
hemos de demostrar a los que nos rodean. Debemos de andar dignos de nuestra vocación Ef.4:1-
3.
1. Paciencia.
Nos habla de la resistencia, del aguante de una persona. La palabra que en el idioma castellano
traducimos como "paciencia", proviene del vocablo griego que habla de la inmutabilidad de una
persona ante la provocación. Así pues, la paciencia como del fruto del Espíritu tiene que ver con
nuestras relaciones con nuestros prójimos bajo la premisa de que todos estamos hechos a imagen
de Dios, y sobre lo cual Pablo nos pide cordura, (Ro.12:12, Col.1:11), y Santiago nos pide mantener
la paciencia en las pruebas (Santiago 1:2-3). Pero es claro que hay una justa indignación como la
de Jesús en el templo (Mt.21:12-13 ss).
En estos tiempos cuanto nos cuesta el tener la paciencia, es más, somos tan pero tan exigentes
que ni siquiera para con nosotros mismos la tenemos, mucho menos la tenemos para con los
demás, nos exasperamos muy fácil y prontamente. La perdemos en el trabajo, en el tráfico, con
nuestros cónyuges (los casados), con nuestros hijos, etc. Lo contrario a la paciencia es ser
impacientes y en este mundo posmoderno, donde todo lo queremos muy rápido y bien, es muy fácil
perder la paciencia.
2. Benignidad.
La benignidad o "afabilidad" es una parte del fruto que crece hacia afuera. El término proviene
del griego, y significa la amabilidad que inunda y penetra la naturaleza entera, nos habla de la
persona que actúa de manera útil moralmente. La benignidad es suavidad y dulzura.
Los cristianos debemos de demostrarla cómo Pablo exhorta a los corintios que sea (2.Co.6:6).
La benignidad es un reflejo, y debe serlo en nosotros, de la benignidad de Dios (Ro.2:4), y es una
ordenanza de Cristo (Mt.5:43-48, Lc.6:27-38, Mr.5:43-48), es una ordenanza que él encarnó
(Lc.7:11-17, 8:40-56)
3. Bondad.
La palabra bondad proviene de un vocablo griego que traduce la cualidad de una persona regida
por lo que es bueno, una persona virtuosa que ejerce la beneficencia (Ef.5:9).
El cristiano debe dar testimonio de serlo (2Ts.1:11-12).
Bondad es amor en acción, es el buen hacer para agradar a Dios, somos imagen de Él y es deber
de todo hijo de Dios, demostrarlo.
La bondad es la excelencia moral y espiritual de toda descripción creada por el Espíritu Santo.
Se menciona inmediatamente después de la benignidad, porque se refiere especialmente a la
generosidad de corazón y en acción.
Este segundo grupo de tres, hace referencia al actuar de un buen cristiano frente a sus semejantes.
Si relacionamos los dos grandes mandamientos que nos ha dejado nuestro Señor Jesucristo,
podemos ver que el primer grupo del fruto, se puede dejar ver en "Amaras al Señor tu Dios..." Y en
este segundo (Paciencia, Benignidad y Bondad) "Amarás a tu prójimo". Pongamos en práctica esta
parte del fruto, recordando lo que nos enseñó nuestro Señor Jesucristo: "Es mejor dar que recibir"
1. Fe
La palabra griega que se refiere a fe, es "pístis" y significa persuasión, credibilidad, convicción, la
veracidad de Dios, y confianza en Cristo para salvación.
Puesto que en esta carta Pablo está hablando a los Corintos, se está refiriendo a la fidelidad, a la
lealtad que debe de tener el pueblo de Dios hacia su Cristo, como hace mención en 4:16, no es
fidelidad a Pablo, no lo es hacia el Pastor, es hacia Dios, hacia nuestro Salvador Jesucristo.
Debemos dejar que nuestro Dios Espíritu Santo gobierne nuestra vida. La falta de fidelidad es una
clara señal de inmadurez espiritual.
En ese mismo sentido, recordemos que cuando estábamos muertos en nuestros delitos y pecados
no teníamos fe ni podíamos tener fidelidad a Dios (Ef.2:1-3). Hasta la fe nos es dada por el Espíritu
Santo, nos es dada por pura gracia, ya que siendo muertos espirituales éramos como un cadáver,
que no podíamos hacer nada, un cadáver está completamente inerte y se le haga lo que se le haga,
no puede hace absolutamente nada; así es el muerto espiritual, como leemos en Ez.37 en el pasaje
del Valle de los huesos secos. En nuestro caso, sabemos que solo el Espíritu Santo nos puede dar
vida.
La palabra "Fe" también se le relaciona con lealtad, debemos ser fieles a la Palabra de Dios, y al
evangelio de Jesucristo, el hacerlo nos trae beneficios a nosotros mismos; así podremos vivir con
una completa tranquilidad y dormir en paz como dice David en Sal.4:8
2. Mansedumbre
La mansedumbre es una actitud serena de espíritu, paciente y humilde, algo que en verdad a
muchos nos cuesta trabajo ser, más bien somos susceptibles a perder el control y alguna veces
nos dejamos llevar por la ira; hagamos un breve recuento al final de cada día y tendremos mucha
evidencia. ¿Cómo reaccionamos por la falta de amabilidad de un chofer de transporte público? Si
nos agreden, ¿podremos quedarnos quietos sin responder golpe por golpe?. Recordemos las
enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo cuando dice en Mt.11:29 "Y aprended de mí, que soy
manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas". Jesucristo nuestro Señor
es nuestro mejor ejemplo, y qué mayor ejemplo de mansedumbre que el que mostró cuando fue
agredido antes y durante su crucifixión; no respondió nada. Para ayudarnos a vivir serenamente,
estos tres elementos del fruto se dirigen hacia nosotros. La persona que es mansa aceptará la
voluntad de Dios y para obediencia.
3. Dominio propio.
Este elemento del fruto del Espíritu Santo tiene que ver en mi relación conmigo mismo. Quien
posee esta bendición de poder tener control de sí mismo se pueden abstener de muchas cosas
pecaminosas, tales como las que mencionó Pablo en los Vv.19-22. En una ocasión, prediqué acerca
de esta parte del Fruto, y haciendo mención en cuanto a abstenerse de comer demasiado y cosas
que dañan al cuerpo; en respuesta comentó una hermana: "Ahora sí me acabó el hermano, me dio
donde más me puede". Era una hermana a quien le costaba un poco (no mucho) controlarse en
cuanto a su “buen comer”; esto es también parte del dominio propio. El dominio propio no lo
adquirimos por naturaleza, éste nos es dado solo por la divina gracia del Espíritu Santo. El dominio
propio o templanza es poder controlar nuestras acciones ante situaciones difíciles en las que
podemos reaccionar con violencia ya sea física o verbal, es poder abstenerse de beber alcohol
cuando vamos a una reunión y esto no es imposible, es difícil sí, pero con el poder del Espíritu Santo
en nosotros no habrá imposibles; porque para Dios no hay nada imposible (Lc.1:37) y el Espíritu
Santo es Dios. Vivimos en el mundo pero no pertenecemos al mundo; sufrimos presiones con los
"amigos", con los compañeros del trabajo, en las escuelas, etc., pero aprendamos a decir NO a lo
que va en contra de los designios de Dios, esto es tener dominio propio; lo logramos dejándonos
guiar por el Espíritu Santo (Jn.16:13) quien está con nosotros y en nosotros (Jn.14:16-17).
Pongamos en práctica cada día esta parte del Fruto como vemos también en 2P.1:5-7.
¿Qué podemos concluir de todo esto? Que habiendo sido sellados para nuestra redención, cada
día debemos procurar el Fruto del Espíritu por y con amor, haciéndolo con el gozo que nos trae la
paz a nuestras vidas y en nuestros corazones; tengamos paciencia ante las diversas situaciones
que a diario pasamos; ya sea con nuestra familia, compañeros de trabajo, en la Iglesia, con nuestros
semejantes; siendo benignos y bondadosos con todos, no devolviendo mal por mal, sino bien por
mal, manteniéndonos fieles a Dios porque así nos lo manda en su Palabra, para que con toda
mansedumbre podamos soportar las pruebas, no reaccionando con violencia sino con dominio
propio en cada una de nuestras acciones.
“Porque ustedes, hermanos, a libertad fueron llamados; sólo que no usen la libertad como
pretexto para la carne, sino sírvanse por amor los unos a los otros.” Gálatas 5:13.
Libertad, liberación, son palabras que están de moda hoy; todo mundo quiere ser libre y
hacer lo que quiera, bajo la suposición de que eso es libertad, hacer lo que uno quiera.
Sin lugar a dudas, la libertad es una de las condiciones de vida humana más valorada en
nuestras sociedades, o al menos, es uno de los derechos más defendidos por las sociedades
occidentales. La libertad de pensar y establecer nuestras propias normas de actuar, la
libertad de creer o no, la libertad de elegir en una democracia, la libertad de formar o no
una familia, la libertad de elegir el género sexual que se prefiera, etc. Estos son derechos
que, sobre todo hoy, se reclaman en nuestra sociedad. Pablo, hablando a la generación de
su tiempo, se dirije a los cristianos de Galacia (52-57 d.C.) y les insiste en el hecho de que
sean libres.
“Cristo nos dio libertad para que seamos libres. Por lo tanto, manténganse ustedes firmes
en esa libertad y no se sometan otra vez al yugo de la esclavitud” Gálatas 5:1
Al interior de la comunidad de los gálatas había personas que insistían en volver o aceptar
algunas de las prescripciones de la Ley Judía, entre ellas el rito de la circuncisión. Por medio
de este ritual, los varones judíos eran marcados en su cuerpo a fin de destacar su condición
de descendientes de Abraham. Por lo tanto, para ellos se trataba de un ritual que les daba
identidad y pertenencia. Pero esta identidad y pertenencia era un regreso al pasado, una
fórmula probada y fallida, una simulación en muchos casos de espiritualidad y religiosidad
que el Señor no había aceptado.
CONCEPTO
En las Escrituras no hay una definición exacta de lo que es la libertad cristiana; sus principios
aparecen en varios pasajes, de los que deducimos que la posición propia de un cristiano es
la de la libertad. Al respecto, Guillermo Green presenta la siguiente definición:
Llamado a la libertad
Jesús dijo “…todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado” (Jn 8:34).
El hombre caído es un esclavo de su condición pecaminosa, un adicto que no puede
controlar sus pensamientos y acciones pecaminosas ni siquiera cuando tenga el deseo o la
intensión de controlarlo.
De ahí que Pablo llame la atención a los gálatas y les recuerde que “fueron llamados a
libertad” Gal. 5:13; es decir, cuando Dios aplica el evangelio al corazón, produce lo que en
la doctrina se conoce como el llamamiento eficaz, y la persona que experimenta este cambio
por obra de Dios, experimenta un transformación en su condición y situación de vida, es
introducida al reino de la libertad, a la esfera de la gratitud, e inicia a vivir libremente para
la gloria de Dios, hallando deleite verdadero en todo lo que hace y haciendo pleno uso de
las habilidades y oportunidades que Dios le da en esta nueva condición.
Así que, ser cristiano implica tener la naturaleza, por la gracia de Cristo, y a su Espíritu Santo
que viene a morar en su interior, el cual le da el privilegio glorioso de vivir bajo su guía y
poder, le infunde fe y gracia para someterse en obediencia la voluntad de Dios.
Una última consideración es este punto es que Jesús mismo introdujo y delimitó el terreno
de la libertad, en la cual nos ha puesto y en la que somos llamados a permanecer firmes
(Gál. 5:1). Así que, el hombre de fe puede caminar en este ámbito que le es propio, pues su
posición es la de la libertad, la de la libertad con que Cristo le ha hecho libre. “Si el Hijo os
libertare, seréis verdaderamente libres” (Juan 8.36).
Libertad y libertinaje
Hoy, en los círculos cristianos posmodernos, el problema radica en la dirección hacia la cual
está apuntada la libertad o quizás en el uso que se hace de la misma.
La libertad no debe ser usada para cualquier cosa. No debemos creer que la libertad respecto
de las obras de la ley significa automáticamente ausencia de límite y a la vez permiso para
hacer cualquier cosa.
Pablo utiliza el término griego de aphormé para hablar de la “ocasión para la carne” que
la versión “Dios habla hoy” traduce “dar rienda suelta a sus instintos”. Este término
griego se utilizaba para referirse a la base de operaciones de una campaña militar.
El libertino o libertinaje de hoy exacerba el principio del placer por sobre el de la realidad,
pues supone que lo importante es lo que quiero y no lo que es posible (lo que se puede
hacer). En ese marco, las reglas se hacen difusas y desaparecen todos los límites.
Como creyentes debemos tener mucho cuidado hacia dónde y cómo usamos la libertad;
pues podemos sucumbir a la oferta tentadora de estos tiempos de consumismo espiritual
del disfrute ahora y pague después. Debemos considerar que la libertad que ofrece la
sociedad es una libertad direccionada hacia el lado de la muerte, aunque sea presentada
llena de vida. Es una libertad que no solo se deriva hacia conductas destructivas sino también
auto destructivas. Es una opresión disfrazada de libertad.
Libertad y servicio
Para poner en práctica el servicio de amor tenemos que considerar que la obra de
Cristo nos hizo libres por amor para que podamos servirnos unos a otros. Pero, a la vez,
la libertad que se nos ha dado es una libertad paradójica ya que es una sumisión mutua en
amor.
Así lo enseñó el Señor que, para Él, el más importante es el que sirve y no el que
manda que le sirvan (Lc. 22:24 – 27). Pablo enseñó también a los filipenses a ser del mismo
sentir que Jesucristo que se hizo siervo por amor a nosotros (Fil. 2:5-7). Entendamos que
Jesucristo, por medio del Espíritu Santo, dota al creyente de la misma capacidad de servicio
en amor que él ejemplificó.
2
J. Mac Arthur. Comentario Mac Arthur del Nuevo Testamento, Ed. Portavoz.
Martín Lutero afirmó:
“El cristiano es libre señor de todas las cosas y no está sujeto a nadie. El cristiano es
servidor de todas las cosas y está supeditado a todos”. 3
La libertad es una gracia de Dios que nos es dada para ponerla al servicio de Dios y de su
Reino. Ya no somos libres para vivir para nosotros mismos sino que hemos sido liberados
para vivir para otros, servir a otros, servir a Dios en la construcción de su Reino. Es una
libertad que a diferencia de la libertad humana no nos aísla como individuos, sino que nos
convierte en parte de una comunidad. Es una libertad que genera satisfacciones y no solo
exigencias, porque se trata de la libertad que nos lleva a dar de aquello que somos y no la
exigencia disfrazada de libertad de construirnos a nosotros mismos cada día.
Conclusión
Josemaría Escrivá, en su obra Es Cristo que pasa dice en cuanto a la libertad:
… Amo la libertad de los demás, la vuestra, la del que pasa ahora mismo por la calle, porque
si no la amara, no podría defender la mía. Pero ésa no es la razón principal. La razón principal
es otra: que Cristo murió en la Cruz para darnos la libertad, para que nos quedáramos in
libertatem gloriae filiorum Dei”, (en la libertad gloriosa de Dios). 4
Somos llamados a vivir a la luz de la libertad que Cristo ganó por nosotros, confiando en
que su Espíritu nos da el poder para ver y experimentar cambios profundos en nuestras
vidas. Somos llamados a crecer funcionalmente en esta libertad o, dicho de otra manera,
encontrar mayor libertad en ciertas áreas específicas al aplicar funcionalmente el evangelio
a ellas.
Dejemos como cristianos estas nuevas prácticas de esoterismo espiritual tales como
yoga, vegetarianismo o contemplación al estilo oriental o las nuevas formas evangélicas de
someternos a “iluminados del evangelio” o el liberalismo doctrinal que distorsiona el
contenido del evangelio y nos vuelve a esclavizar al pasado, como la circuncisión a los
gálatas. Vivamos nuestra libertad individual, familiar y colectiva informada por el Evangelio
de Jesucristo y traduzcamos en hechos concretos nuestra libertad, de tal manera que animen
y fortalezcan los impulsos y esfuerzos de aquellos que aún siguen bajo el dominio de la
opresión.
3
M. Lutero, La libertad cristiana, www.fiet.com.ar/articulo/la_libertad_cristiana.pdf, p. 1.
4
Josemaría Escriva. www.escribaobras.org/book/es_cristo_que_pasa.htm
EL ORDEN BÍBLICO DEL SEXO MARITAL
Pbro. Edwin Vasques Ramos
Introducción
Las experiencias amargas, o dulces, que han configurado la historia de tu
vida, aunque por ciertos tabúes no lo pienses así, han sido experiencias con un
alto grado de influencia sexual; de hecho, eres el resultado biológico de un
encuentro sexual.
Latinoamérica es una región conquistada en el mundo que, como muchas
otras, tiene una historia definida por el abuso sexual como herramienta de
dominación, por el maltrato producto de corazones desenfrenados por la ira.
Ante todo esto, alguna vez te has preguntado ¿cuáles serían las
consecuencias en tu hijo o hija al estar expuestos a esta sistematizada
“enseñanza” perversa del sexo?
Oración Sexo
D. La sabiduría de los sabios del antiguo Israel, nos dice que el sexo marital
está estrechamente relacionado con el gozo en la vida. Proverbios 5:18.
Conclusión
Aunque pareciera no serlo, el sexo en un tema elemental en el entretejido
mensaje bíblico, por escueto que parezcan ser los textos que lo aborden.
El sexo no es la píldora que resuelve tu problema de soledad y tristeza,
pues a menudo, estás son el resultado de problemas del corazón no regenerado
o en un nivel de santificación muy bajo.
Es difícil que alguien no coma aquello que parece delicioso a su vista;
prepara tu cuerpo de modo que sea un vehículo de un alto contenido de
información sexual y emocional a tu cónyuge.
Sin imaginación no hay fiesta; la relación sexual es una fiesta que requiere
alto nivel de imaginación, pero de necesaria energía disponible. No olvides que
el verdadero amor no es vicio.