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Resumen
Las armas molidas (1996), último poemario de Juan Ramírez Ruiz (1946-2007), se
propone como un trayecto enmarcado en el Perú, desde una situación atrave-
sada por guerras diversas hacia otra de plenitud, justicia y paz. En paralelo, el
libro va exponiendo otro recorrido: una propuesta de escritura como “instru-
mento ontológicamente nuestro”, cuyas bases (andinas), componentes y equi-
valencias se presentan gradualmente en el área superior de la mayor parte de las
páginas. Ambos aspectos son denominados, sobre la base de la cosmovisión
andina, “Hanan”: “Nación Hanan” y “Lengua Hanan”. El objetivo de este tra-
bajo es abordar la dimensión de “reescritura” poética del país que la propuesta
estético-ideológica de este libro representa, que puede leerse en clave decolo-
nial, y reconocer el papel que cumple en ella el hilo de continuidad trazado en-
tre las guerras de dominación que han afectado a las culturas y lenguas nativas
de la Colonia a la República, y la guerra interna de las décadas finales del siglo
XX, que constituye el marco temporal en el que gran parte del poemario fue
escrito.
Palabras clave: Juan Ramírez Ruiz, Las armas molidas, guerra interna, hanan, colo-
nialismo en el Perú.
Abstract
Las armas molidas (The Ground Weapons, 1996) was the last poetry book by Juan
Ramírez Ruiz (1946-2007). It proposes a trajectory from diverse wars to a state
of plenitude, peace and justice in Peru. Paralelly, the book proposes another
trajectory: the act of rewriting as a “tool ontologically ours”, whose Andean
base, components and equivalencies appear in the upper section of the book
pages. Both trajectories are denominated “Hanan Nation” and “Hanan Ton-
gue”, according to the Andean category of Hanan (above). This article exami-
nes the poetic “rewriting” of Peru that the book’s aesthetic-ideological proposal
represents. One can read this proposal in decolonial terms, and recognize the
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continuity of the different wars in Peru and their role in affecting native cultu-
res and languages since colonial times until the internal war of the late 20th
century, the specific moment in which Ramírez Ruiz wrote the book.
Keywords: Juan Ramírez Ruiz, Las armas molidas, internal war, hanan, colonialism
in Peru.
1
Juan Ramírez Ruiz fue uno de los fundadores e ideólogo principal del
movimiento poético Hora Zero en su primera etapa (1970-1973). Rechazó par-
ticipar de la segunda etapa del grupo (a partir de 1977), por considerar que
constituía una experiencia radicalmente distinta de la primigenia, por lo que de-
bía, a su juicio, tener también otro nombre. En 1980 afirmó que Hora Zero
representaba, en esos momentos, un simulacro de lo que fue y una traición a las
propuestas estético-ideológicas iniciales. Siguió trabajando su obra poética bas-
tante lejos de todo afán de notoriedad pública.
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El libro apareció en 1996, pero hay indicios de que estaba bastante avan-
zado hacia inicios de la década y probablemente terminado en 1994, año en que
Tulio Mora anunció en un artículo periodístico su próxima aparición. La guerra
interna peruana de las décadas finales del XX se inicia en 1980 con las primeras
acciones de Sendero Luminoso contra el Estado y llega hasta 1992, en que se
produce la captura de Abimael Guzmán, líder de dicho movimiento. Luego de
ese año, y en el contexto de la dictadura cívico-militar de Alberto Fujimori
(1992-2000), continúan, aunque con menor intensidad, las manifestaciones de
violencia política en el país.
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zado también como “hanan”, que Ramírez Ruiz califica como “on-
tológicamente nuestro” y como el más adecuado para expresar la
mencionada dimensión; y en el que escribe, además, los poemas que
aparecen al final del libro.
Mi interés en este trabajo es brindar principal atención a cómo se
plasma dicha reescritura en la escritura hanan, en los rasgos forma-
les de la escritura de los poemas y en las estructuras de éstos y de
todo el libro. No obstante, en tanto todo ello debe verse en íntima
relación con el recorrido que se desprende del contenido semántico
de los poemas en castellano, presentaré en primer lugar, sucinta-
mente, dicho recorrido, para revisar luego, con más detalle, las es-
tructuras y escrituras como manifestaciones centrales de la reescritu-
ra nacional.
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Todas las citas de Ramírez Ruiz han sido tomadas de la primera y única
edición de este libro (1996). Para evitar la repetición constante del título, en los
siguientes casos sólo consignaré el número de página correspondiente.
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Otros nombres, entre los más conocidos, son los de Cahuide, Juan Santos
Atahualpa, Túpac Amaru, Uchcu Pedro, Tomás Laynes, Rumi Maqui, Floren-
cio Aliaga, Gamaliel Blanco, Luis De la Puente o Juan Pablo Chang. Rodrigo
Machado es el nombre que utilizaba el poeta guerrillero Javier Heraud como
miembro del Ejército de Liberación Nacional. Aparecen muchos otros nom-
bres menos conocidos en ésta y en las siguientes secciones, que evidencian un
importante trabajo de investigación en la base de este libro. El hablante poético
insiste, además, en que hay muchos otros que no puede mencionar porque co-
rresponden a hombres y mujeres comunes que nunca llegan, a pesar de su par-
ticipación en las luchas colectivas por una sociedad más justa, ni a las historias
oficiales ni, incluso, tampoco a las historias críticas. Recordar que existieron es
parte de la tarea que asume Las armas molidas.
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Mignolo señala que la “decolonización”, es “la apertura y la libertad del
pensamiento y de formas de vida-otras (economías-otras, teorías políticas-
otras); la limpieza de la colonialidad del ser y del saber; el desprendimiento de la
retórica de la modernidad y de su imaginario imperial” (“El pensamiento deco-
lonial” 29).
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6
“Golondrino” es un “concepto sociológico que se adjudica contemporá-
neamente a los campesinos sin tierra que bajan de sus lugares de origen a los
valles costeños en época de siembra” (Mora). El término alude a la posición
subalterna de estos personajes, a su pertenencia étnica y a su condición de
hombres comunes. En los poemas el golondrino es también un “guerrero” que
busca enrumbar hacia Hanan.
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En este sentido, Reynaldo Jiménez ha señalado que “[n]o es el héroe indi-
vidual, remedo del autor, del que ‘problematiza’ el ‘yo identitario’ o las conven-
ciones sociales del yo, sin tocar la esfera de la cultura –más bien intentando
ubicarse allí, a la cabeza de algún movimiento–, ni la Primera Persona del Plural
de los demagogos u otros vendedores de ilusiones. Abre en cambio a una voz,
o a una sensación de voz accidentada, animada por la irregularidad de una ex-
periencia transpersonal, por ende tan singular cuanto plural, tan primera como
segunda como tercera persona(s)” (“Una conversación…”).
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En esta sección, a diferencia de las anteriores, los “golondrinos” no sólo
intentan resistir los ataques de los agentes del estado o los representantes del
poder económico. Aquí, aunque son los primeros los que priman (a través de la
mención de detenciones, desapariciones, torturas y asesinatos), los poemas pa-
recen también referirse a las acciones de Sendero Luminoso, como se despren-
de de las imágenes de “perros ahorcados”, “torres taladas” o “playas regadas en
por coches y biobombas”.
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La frase “armas molidas”, y el título, a partir de ello, parecen remitir al lo-
gro de la paz luego de la larga guerra que afecta al país. El participio “molidas”
se puede imaginar como una alusión a que dicho proceso no puede verse como
exento de tensión y de violencia.
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Un recorrido tridimensional
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Aunque es posible suponer que los poemas de esta sección que remiten a
la guerra interna fueron escritos en los años 80, como parece desprenderse del
hecho de que las referencias a la violencia política llegan hasta fines de esa dé-
cada y no hay ninguna que remita a hechos registrados en los 90, resulta casi
imposible que en las revisiones finales del libro (publicado en 1996) Ramírez
Ruiz no haya tenido presente el contexto del gobierno de Fujimori: guerra de
baja intensidad, asesinatos selectivos, inicio de la dictadura en 1992, consolida-
ción del modelo económico neoliberal con el consecuente agravamiento de las
condiciones de las mayorías y la pérdida casi total de derechos laborales, estado
de miedo que contribuyó a frenar las protestas sociales y a la desmovilización.
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En realidad, sólo las últimas páginas del “Prólogo” aparecen en paralelo a
“El Canto”. En las primeras, el resto de la hoja está en blanco. “La Huella” por
su parte, se inicia con dos diagramas que pretenden explicar el desarrollo del
libro y el dibujo que Ramírez Ruiz llama “Matriz Tetrasimbólica”, tomada de
una página de la Relación de antigüedades deste reyno del Perú del cronista indígena
Juan Santa Cruz Pachacuti: .
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A ésta se refiere como “matriz de signos, números y símbolos como
–entre otros– La Cuadrícula, La Cruz Cardinal, La Cruz Runa, La Cruz Cua-
drada, La Cruz de las Sendas, La Cruz Repetida, etc.; grandes matrices geomé-
tricas, supremos símbolos ordenadores de conceptos matemáticos y semióticos,
y presencia continua en los objetos del saber incluso de la cibernatizada cultura
contemporánea; arquisímbolos que propician desarrollos geométricos tomando
como punto de partida a La Matriz Tetrasimbólica o cuadrado unitario que, al
crecer por diagonales sucesivas, determina la decimalidad y con persuasiva
exactitud el valor PI, logrando lenguajes vertiginosos” (192).
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Ramírez Ruiz señala que coloca los andigramas en el libro “para despertar
engramas dormidos en nuestra memoria y para que, como imán psíquico, con-
voquen una atmósfera de receptividad al proceso que voy a exponer” (189).
Los engramas son estructuras de interconexión neuronal.
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Aunque Ramírez Ruiz señala que los signos del sistema hanan que expre-
san notas musicales o colores permiten operaciones conceptuales como crear
colores o componer música, lo que podría hacer pensar en su utilización en
contextos diferenciados de los del uso lingüístico, no se puede descartar la si-
multaneidad de grafemas y notas musicales o grafemas y colores. Esto, que po-
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“ ”
dría relacionarse con lo que sucede con los quipus, se refuerza en tanto al final
de “La Huella” se presentan las correspondencias en correlación, quizá para
indicar su significación indesligable. Por ejemplo, luego de haber señalado por
separado la equivalencia entre signos hanan y signos alfabéticos y la equivalen-
cia entre signos hanan y colores, se señala la “equivalencia de alfagramas con
colores y signos alfabéticos” (181).
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Así, el signo “˥” (que equivale como fonema a /d/), al utilizarse como
morfema gramatical corresponde a pronombres posesivos, a las contracciones
“al” y “del” y a adverbios de orden o conjunciones subordinantes. Por su parte,
el signo “ ” (que visto como grafema corresponde a “h”) gramaticalmente
puede ser un pronombre indefinido, una proposición subordinada o relacio-
nante, una preposición compuesta o un adverbio pronominal demostrativo. En
la escritura, señala Ramírez Ruiz, las paligadas siempre se representan con sig-
nos duplicados.
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en castellano.
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Jiménez señaló al respecto: “[Y]a no se puede leer, apenas, de izquierda a
derecha, hay que leer en todas direcciones y según distintas posibilidades”
(“Una conversación repentista”).
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Mignolo explica, en relación con esto, que “[p]ara los pueblos indígenas,
los opuestos pueden coexistir sin negarse. Como sostiene el intelectual y acti-
vista quechua Ariruma Kowii, de Otavalo, Ecuador: ‘El mundo andino se apo-
ya sobre dualismos complementarios’. Esa simple diferencia lógica es crucial
para el avance de una transformación decolonial del conocimiento (que implica
ver el mundo desde la perspectiva del quechua y no desde la del griego y el la-
tín, si bien se incorpora la presencia ‘imperial’, aportada por los principios eu-
ropeos del conocimiento desde el Renacimiento en adelante)” (La idea 22-23).
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Queda pendiente la indagación de qué conclusiones se obtendrían de la
lectura que deja fuera estos hipotéticos “poemas prescindibles”, lo mismo que
la del resultados de sólo leer dichos poemas.
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Por ejemplo, en la nota B del poema XXVI de la “Primera parte” aparece
“ ”, explicado como la “estatua” del “golondrino”, el sujeto protagónico, si-
multáneamente individual y colectivo, de estos poemas. O otro poema de la
aparece “ ”, que el poeta explica como un símbolo reiteradamente escrito por
él a partir de una “obsesiva compulsión inconsciente” que lo fue conduciendo a
diseñar los signos de la escritura hanan.
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Por citar un ejemplo, en el poema inicial del libro leemos “y desde sin/
con el viento cazador de casas fugitivas” (tres proposiciones) y, versos después,
“Oyendo que la- su mente trina-” (artículo-pronombre), que dan como posibi-
lidades de lectura: “y desde el viento…”, “y sin el viento…”, “y con el vien-
to…”, en el primer caso; y “Oyendo que la mente trina” u “Oyendo que su
mente trina” en el segundo. Cada una de estas realizaciones permitiría una co-
rrelación distinta con el resto de la frase y del poema. Pero además, como apun-
té en relación con las paligadas de la escritura hanan, se abre también la posibi-
lidad de admitir sentidos que serían inadmisibles en simultáneo desde la pers-
pectiva de la lógica occidental, como el hecho de que “con” y “sin” “el viento”
no resulten expresiones mutuamente excluyentes, sino, considerando la lógica
andina, opuestos complementarios y coexistentes desde la complejidad multi-
dimensional de cada instante.
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Esto refuerza la sospecha, generada a partir de la mención de algunos
personajes de la primera sección de ”El Canto”, de una cercanía entre Las armas
molidas y las propuestas sobre un socialismo indígena como camino indispensable
para la justicia en el Perú: Mariátegui, Vallejo, Arguedas o más recientemente
Alberto Flores Galindo o Rodrigo Montoya. A propósito de los primeros de
estos personajes, llama la atención que no estén mencionados en los poemas, a
pesar de que algunas imágenes de Las armas molidas parecen establecer un diálo-
go intertextual con textos de dos de ellos (Vallejo y Arguedas). Al respecto, po-
dría sugerirse que los tres podrían estar aludidos por las iniciales “CV”, “M” y
“A” del poema “El Árbol de los Primogénitos” (90-93) en que el hablante se
refiere a ellos, así como a un “HP” (¿Huamán Poma?) y a un “RR” (¿el propio
Ramírez Ruiz”), como “Primogénito Señor”. La presencia de “RR” en este lis-
tado, en esta posibilidad de lectura, revelaría el reconocimiento de una genealo-
gía fundamental para su proyecto.
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Sobre algunos aspectos de la tradición poética occidental que pueden po-
nerse en relación con este proyecto, es oportuno recordar, por ejemplo, las ex-
plicaciones de Octavio Paz acerca de la pluralidad de significados de la imagen
poética y la relación que es posible establecer entre ésta y el pensamiento no
occidental que “no ha padecido […el] horror a lo ‘otro’, a lo que es y no es al
mismo tiempo” (El arco y la lira 102). Por otro lado, sobre la convicción de que
el texto poético puede ser fuente de transformaciones en la sociedad, habría
que mencionar, al lado de las relaciones con la mirada decolonial que he pro-
puesto, la experiencia de las (neo)vanguardias que, como Hora Zero en su pri-
mera etapa, en que Ramírez Ruiz fue el ideólogo principal, procuraron la inte-
gración entre arte y vida y consideraron la capacidad del arte y de la poesía de
intervenir activamente en el devenir de la sociedad y en la transformación de la
existencia. Finalmente, en relación también con la conjunción posible entre de-
colonialidad y experiencias y lenguajes poéticos, Miguel Casado ha señalado, a
partir de Sklovski, que “[e]l arte como conciencia de estar vivo, como relieve de
las cosas para que la vida no se diluya irremediablemente en la vaciedad y la
alienación […]. El arte debe radicalizar sus procedimientos […] como modo de
romper la mirada rutinaria, de quebrar los hábitos y recuperar la intensidad de
la percepción. El extrañamiento […] es una operación lingüística, una ruptura
que se opera en el texto, pero su lugar de actuación, su efecto, debe sentirse en
la realidad, en la que encuentra su origen, su razón de ser, sus materiales”
(“Tomar partido por las cosas” 59).
LAS ARMAS MOLIDAS DE JUAN RAMÍREZ RUIZ 303
Y los ogros mataron a las mujeres a los padres y a los bebes (122)24.
O se muestra también en la urgencia expresada por el hablante
en estos versos: “¡ruego por favor me crean!:/ […]// ¡Aquí en este
suelo están los testigos…/ todos muertos…/ menos uno: yo que
no puedo callar…!” (122). La sensación de haber llegado a una si-
tuación límite evidenciada en estas imágenes se exacerba si conside-
ramos que lo que el recorrido histórico de los poemas ha ofrecido
previamente son las derrotas de los esfuerzos emancipadores indí-
genas o mestizos que se enfrentaron al régimen colonial, o la trai-
ción que significó la independencia criolla para las expectativas de
libertad y justicia de indígenas y mestizos, como se sugiere en el he-
cho de que ninguno de sus próceres más emblemáticos haya sido
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El uso de las comillas, que aparece en algunas otras partes en el libro,
puede verse como una de las inflexiones que “extrañan” la escritura, pero tam-
bién, aquí, podrían corresponder a cierta manifestación de la desesperación con
relación a lo expresado en el poema: la insistencia infructuosa por salvar la vida.
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La atención a este libro fundamental de la poesía peruana es reciente y es-
tá siendo canalizada mayormente por el blog o “libro progresivo” Ancash 444:
aproximaciones a Juan Ramírez Ruiz, proyecto conducido por Fredy Roncalla
(http://ancash444aproximacionesajuanram.blogspot.com). En dicho espacio
virtual se encuentran todos los trabajos sobre Las armas molidas que he citado y
que han sido fundamentales para mi propio acercamiento.
306 LUIS FERNANDO CHUECA
BIBLIOGRAFÍA CITADA
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Esto es claro a partir de la inclusión del prólogo (los andigramas), de la
presentación de la escritura hanan en “La Huella” y del ensayo sobre esta pro-
puesta de escritura en el “Índice tres”; pero también (aunque esto sea menos
novedoso), en la propia factura de los poemas, cuyos registros dialogan con los
de la crónica, el relato histórico, el testimonio, la declaración, la narración, el
canto oral, la exclamación, etc. Al respecto, no hay que olvidar que Ramírez
Ruiz anuncia en la contratapa de Las armas molidas que este libro es “canto no-
vela relato crónica tratado biografía”.
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Semejante, en alguna medida, al que propone Lienhard para El zorro de
arriba y el zorro de abajo de Arguedas (Cultura popular andina) o el que propone Ju-
lio Noriega (Poesía quechua escrita) en relación con la escritura contemporánea de
poesía quechua.
LAS ARMAS MOLIDAS DE JUAN RAMÍREZ RUIZ 307
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