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Ser periodista es un peligro.

Por: Camilo Cabanzo.

Nelson Carvajal, periodista y docente, fue asesinado a la edad de 37 años cuando salia del colegio

Los Pinos ubicado en Pitalito Huila, donde dictaba clase, fueron los siete los disparos que recibio

por parte de una pareja de sicarios que se transportaban en moto, ellos silenciaron su voz un 16

de Abril de 1998, un hecho claramente planeado, ya que Nelson ejerciendo su labor investigativa

como periodista, lograba desentrañar hechos de corrupción que después denunciaba, cosa que no

le gustaba a las personas implicadas.

Nos encontramos acá con un delito no solo contra la vida de una persona, sino contra la libertad

de expresión, el mensaje era claro, el periodista que se atreviese a denunciar hechos de

corrupción, que investigara, que informara de esto, pagaria las consecuencias. Surge entonces una

interrogante, estando los derechos a la vida, libertad de expresión, a informar veraz e

inparcialmente, resguardados en la Constitución Política de Colombia, ¿Qué papel cumple el

Estado en cuanto a brindar seguridad a los ciudadanos que ejercen como periodistas?; teniendo en

claro que el gobierno se encuentra en una actual incapacidad de tener el monopolio de las armas,

agregado a una alta ausencia en el territorio nacional, es decir, es incapaz de ejercer autoridad en

toda la nación, lo único que se le puede pedir es que investigue de forma adecuada el homicidio,

encontrar sus razones, sus culpables, y aunque no es ni fue el unico caso en el país, se tiene la

obligación de buscar la verdad, que los autores intelectuales del crimen no salgan impunes, pero

en este caso, al parecer, lo hicieron.

La Fiscalia se hizo cargo del proceso, mientras esto pasaba, la familia de Carvajal fue víctima de

constantes amenazas, debido a esto tuvierón que abandonar Colombia. El caso estuvo a cargo de
4 fiscales diferentes, lo cual ya es una irregularidad, fiscales como Eduardo Estévez quien no

acpeto los testimonios de personas que quisieron dar información del caso, o como Vicente Ortiz

quien expuso a los testigos del hecho, pero también hubo amenazas, hechas a la fiscal Cecilia

Giraldo. Un caso entorpecido por la Fiscalia, donde tampoco se le garantizaba la seguridad a los

encargados.

Los presuntos sospechosos fueron absueltos, la familia seguía amenazada, y el Estado

colombiano continuaba con los brazos cruzados en la investigación, ¿qué fue lo que hizo Nelson

Carvajal, a demás de trabajar como pocos por el bienestar de su comunidad?.

Gracias a la incompetencia de las autoridades colombianas y al interes de la Sociedad

Internacional de Prensa, después de 20 años de ocurrido el asesinato, el Estado Colombiano fue

llevado a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, para rendir cuentas por este caso.

El Estado colombiano fue declarado responsable por la muerte del periodista, es la primera vez

que un Estado es condenado especificamente por este delito, es decir, por el homicidio hacia

alguien que ejercía la profesión periodistica.

La principal razón del tribunal, fue que durante esos 20 años, no se había hecho lo suficiente para

esclarecer las razones o culpables, ni se garantizo la seguridad de Carvajal aún teniendo

conocimiento de sus denuncias. Esto puede que halla terminado con la impunidad, permitio a la

familia de Carvajal regresar al país, pero los responsables siguen libres.

Aunque fue un gran avance en materia de protección de derechos humanos, y más

significativamente en la responsabilidad estatal en la muerte de un periodista, la cuestión es que

no hay una verdad reparadora, no se sabe que pasó, y declarar la responsabilidad al Estado, puede

signifcar que el caso no se investigara más, lo cuál deja un mensaje a la comunidad, una

autocensura del miedo provocada por las repercusiones que se puedan tener, y no es un hecho

aislado, en Colombia se han asesinado no solo a peridositas, sino a defensores de derechos


humanos como a lideres sociales por cantidad, así que atribuirle esta responsabilidad al Estado es

algo que rosa con lo obvio, pero como Nelson, y como varios colegas activistas que han

silenciado por distintas razones, la lucha por querer un país mejor no puede detenerse, así lo

demuestran las personas que día a día a pesar de los amedrantamientos o amenazas, siguen

construyendo país y defendiendo los derechos humanos, aunque su vida corra peligro, decisión

dificil, pero necesaria, para que justamente los hechos como el asesinato a Nelson Carvajal no

pasen desapercibidos.

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