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Roberto Manuel Blancas Moreno

Teorías Contemporáneas de la Comunicación

El discurso en la Lucha Libre


La lucha libre en México es uno de los espectáculos más antiguos, cuyo espacio no
solo se limitó a la presencia del evento, sino también fue llevado al cine en
incontables ocasiones tomando como protagonistas a los más emblemáticos
personajes de la arena nacional.
Bien dicen que el fin que busca un luchador es la fama, y mientras más se sienta
querido u odiado por sus expectantes, mayor se vuelve su gratificación y mayores
sus ingresos dentro de estos eventos.
Hay un sin fin de características que se pueden encontrar dentro de este ambiente,
que lo podemos encontrar dentro de la arena como también afuera, y que
trataremos de puntualizar en este texto.

Exterior
Al llegar a la Arena México te encuentras con un mar de gente esperando conseguir
un boleto, nunca faltarán aquellas personas que quieren ahorrarte una fila por
venderte el mismo boleto 50% más caro que en taquilla, ahí depende del usuario.
Pero muy aparte de esto, el ambiente que se encuentra afuera es interesante, ya
que es el preludio a lo que es el evento principal.
Afuera podemos encontrar un sin fin de puestos que venden mercancía original o
pirata de los luchadores que pertenecen a la CMLL (Consejo Mundial de Lucha
Libre) como también otras organizaciones.
De 1 solo luchador podemos encontrar variedades de modelos, que sin duda alguno
de ellos pueden convencer a distintos sectores del publico, puede ser su principal
motivo de tener tantos modelos distintos, ya que como mencionamos anteriormente,
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el luchador lo que busca es crear fanáticos que apoyen a su personaje y lo respalden


dentro y fuera de la arena, una forma de publicitarse.
Llegar a diferentes públicos a través de cubrir diferentes gustos en cuanto a modelos
y colores puede ser una buena estrategia para quienes sólo se desarrollan en una
actividad como es la lucha libre; le dan variedad a algo tan estático.
También podemos encontrar mercancía de luchadores calificados de ‘históricos’,
como El Santo, por ejemplo y solo por mencionar uno. Es una marca registrada
actualmente, y lo que la máscara representa en la lucha libre e incluso en México
va más allá de un ring y un auditorio.
El Santo significa popularidad en su máxima expresión, significa toda una franquicia
cinematográfica (una de las más exitosas en el cine mexicano) que fue del gustó de
varias generaciones. Epítome en el cine de luchadores y más tarde en el cine de
superhéroes.
Llego al cine gracias a su buen trabajo en cuanto a la popularidad en sus
actuaciones, El Santo representaba los valores de un pueblo católico incluso desde
su nombre, la gente lograba identificar dentro de un espectáculo como las luchas al
personaje ‘bueno’, al que buscaba la ‘justicia’ y que principalmente, luchaba contra
el ‘mal’. Aunado a esto, que la gente fuera partícipe de esta lucha alentando al
personaje y abucheando a su contraparte, lograba una conexión audiencia-
luchador.
Sin duda uno de los trabajos mejor logrados en la lucha libre mexicana, tanto que
hasta décadas después su imagen continúa siendo un símbolo en este espectáculo-
deporte y que seguramente perdurará muchos años más.
La gente que viene a la Arena llega de dos formas: con máscara o sin máscara. Los
que llegan con máscara de inicio marcan un favoritismo hacia el bando que
pertenece el personaje original de su mascara; uno de los dos bandos que existen:
los técnicos o los rudos. Más adelante profundizaremos dentro de las características
que poseen y los atributos que la audiencia le da.
El ambiente entonces, comienza desde la llegada, encontrar a los bandos arribando
a la arena crea un ambiente de ‘tensión divertida’, se crean rivalidades a partir de
los bandos y aunque la gente no es impulsiva buscando pleito, se lanzan
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comentarios pasivos pero con intención de denigrar a su bando y exaltar al suyo.


Como espectador ‘foráneo’ es algo interesante de ver y bastante gracioso, pues
dentro de éstas expresiones incluso hay algunos símbolos que sus mismos
luchadores emplean, de los cuales hablaremos más adelante.
Entre mercancía y representación de bandos, llega el momento de ingresar a la
Arena y el panorama crece exponencialmente en cuanto a interacción se refiere,
puntos que tocaremos a continuación.

Interior
Ya dentro de la arena nos dividen en secciones como es de esperarse, sin embargo
en uno de los palcos o plateas de la arena, el espacio está dedicado únicamente
para la porra, que no logré entender a quién exactamente apoyaba, pero se
encargaba de realizar cánticos o porras hacia los luchadores participantes.
Los asientos que estaban pegados al ring estaban abarrotados, cosa que me
pareció curiosa, pues los espacios más alejados se encontraban vacíos. Me pareció
curioso porque a comparación de otros eventos, generalmente lo que se llena más
rápido son los espacios alejados, por lo económico que resultan, sin embargo en
este evento no fue así, después entendería por qué.

En El Ring
Comienza la lucha y hay un presentador que se encarga de introducir a los
luchadores a la zona de combate, uno a uno, con su debido tiempo de presentación.
Algunos de ellos cuentan con símbolos característicos que hacen a sus fans
identificarse de los demás con ellos, como pueden ser (aparte de la máscara)
movimientos con los brazos, señas con la mano, canciones y hasta sonidos que
ellos mismos emiten. Cada luchador luce un atuendo distinto en temática a su
nombre o a lo que busca expresar con su máscara.
Uno de los que recuerdo fue El Cavernario, cuya indumentaria consistía en usar
‘pieles’ de animales, con un cabello totalmente alborotado con un hueso de ‘animal’
entre su enredijo. Tenia un aspecto en su cara algo desalineado y llevaba unas
botas anchas que parecían ser que antes fueron un animal rastrero. Todo un
concepto de personaje desarrollado a partir de su nombre, incluso su forma de
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caminar y de actuar dentro del ring, como si no supiera hablar y caminar en algunos
momentos como ‘cavernícola’ literalmente. Al ser ‘cavernícola’, no entender los
‘códigos de conducta’ bajo los que se rige nuestra sociedad y, por lo mismo, tener
mucha agresividad contra sus adversarios, es considerado rudo. Reunió ciertas
características para atribuirse a dicho bando.
Otro de los que recuerdo es un histórico de la Lucha Libre Contemporánea, El
Místico, que muchos lo califican como El Santo de nuestras épocas, como quienes
también lo rebajan a un luchador más, sin embargo goza de muchos seguidores y
fanáticos que no paran de alentarlo. Al momento de entrar suena música gregoriana,
que en la antigüedad, según he podido leer, poesías y músicas que fueron epítome
en el actual género, convocaban los favores de los dioses así como alabanzas a
seres supremos; divinidad, magia, misterio, mística, personajes legendarios. Una
música bien asociada a un personaje que busca eso. Su indumentaria trata de
apegarse a dicho concepto, toma como su principal color el blanco, que
generalmente es asociado con la paz, divinidad lo ‘bueno’, seguido del dorado; color
del oro que implica valor, poder, riqueza. Estos acompañados del tornasol, que le
da ‘magia’ a los colores presentados haciendo un atuendo digno de un luchador ‘del
bien’. Reunió ciertas características para ser considerado técnico.
Ahora, ¿qué significa ser rudo o técnico?
Como ya había mencionado, son los dos bandos que vamos a encontrar en la lucha
libre. Cada uno guarda ciertas características que hacen a los luchadores entrar a
dichos bandos. Algunas características suelen ser algo subjetivas, pero algunas
podemos mencionarlas, comenzaremos con los rudos.
Los rudos tienen un estilo de pelea agresivo, no son tan vistosos a la hora de dar
golpes pero sí ‘brutales’. Demuestran mucha fuerza a la hora del combate y ataques
muy rápidos y frontales contra su enemigo. Con lo observado, suelen ser distraídos
al buscar la atención del público, tratar de encantarlos con su agresividad. No
obedecen ‘reglas’ que media el réferi, esto como parte de su personalidad
‘imparable’. No distinguen entre sus enemigos, si uno es más pequeño que el, o
más flaco. El único objetivo que tienen es tenerlo contra la lona a como de lugar y
como sea. Suelen ayudarse de objeto como sillas, palos entre otros; objetos que no
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están permitidos pero que no les importa. Digamos que podría ser la parte pasional
que todo ser humano tiene, aquella en la que nos rige nuestra ira, nuestra sed de
triunfo en la que queremos avanzar a como de lugar sin importar quien esté
enfrente, sin embargo esta no distingue reglas ni limites, puede ser brutal y sin
piedad. Un lado oscuro que no distingue de códigos en su busca de la victoria y su
reconocimiento, aún cuando la pelea parezca ganada, disfrutan de humillar y seguir
golpeando a su rival (la pasión, el orgullo de triunfo).
Después está el otro bando, el de los técnicos. Contraparte total de los rudos, ya
que su forma de pelea se basa en movimientos especiales que dobleguen a su rival,
culminando con las llamadas ‘llaves’ que también encontramos en la lucha olímpica,
las cuales, si son bien realizadas, pueden vencer a su rival en cuestión de segundos.
Los técnicos son más calculadores al momento de luchar, suelen esperar al rival y
tratar de adivinar sus movimientos, como se plantan dentro del ring, y cuando han
sido bien estudiados entonces plantar las ofensivas. Suelen ser delgados para ser
más agiles en el combate, puesto que su fortaleza se basa en su capacidad de
realizar los movimientos. Suelen ser más fríos al momento de luchar con el rival.
Ellos también quieren la victoria, pero a diferencia de los rudos, en cuanto tienen la
posibilidad de terminar la pelea, la terminan. Son los antagonistas de los rudos, los
que buscan ‘detener’ ese salvajismo o esa agresividad que tenemos los humanos.
Acabar con ‘el mal’ y respetar al derrotado (en la mayoría de las ocasiones con la
mayoría de los técnicos).
Culturalmente los técnicos son los que podemos llamar como ‘perseguidores del
bien’, de la justicia y de la compasión. Los rudos son ‘pasionales’, agresivos y que
no se detendrán hasta conseguir su objetivo: el triunfo, sobre quien sea y como sea.
Una representación de la lucha de opuestos más antigua de la humanidad, el bien
y el mal, luchando por la supremacía, por la hegemonía. Una lucha que no tiene fin
y que seguirá repitiéndose por el resto de la humanidad. Eso representan los rudos
y los técnicos y de eso se apropia la audiencia.

Fuera del Ring


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Los fanáticos hacen su parte, gritan y apoyan a su favorito o al que pertenece al


bando de su preferencia. Otros simplemente se limitan al clásico “le voy al que vaya
ganando”. El momento interesante dentro de toda esta interacción entre audiencia
y luchadores es cuando se vuelven participes del encuentro. Pueden incluso llegar
a ‘meterse’ en discusiones con los luchadores en plena pelea, obviamente desde
sus asientos, con la finalidad de distraerlo, de provocarlo o de llamar también la
atención.
Se identifican con sus luchadores favoritos portando o realizando símbolos que le
corresponden a su luchador, como el famoso grito: “¡Uh, uh, uh!” del Rey Bucanero,
que va acompañado de movimientos en sus brazos, la practica (fuera de la arena,
en otros escenarios más usual entre amigos) de los movimientos especiales de los
luchadores como ‘La Mística’ del luchador seudónimo. En fin, varios símbolos que
apegan a sus fanáticos y audiencia con la figura en representación.
La audiencia, como lo he mencionado, puede apegarse a su bando, sin embargo,
durante el acto o dentro de una de las funciones puede arremeter contra el
representante de su bando o su luchador favorito cuando éste realiza algo que
sobrepasa el nivel de identificación del espectador. Para entenderlo mejor
ejemplifiquemos:
La lucha está entre El Cavernario y el Místico. A veces los luchadores suelen venir
acompañados de otros luchadores que los pueden llamar sus amigos, sus mentores
o sus representantes. Pongamos de ejemplo que El Místico llega acompañado de
su mentor El Kemonito, que es una persona de muy baja estatura con una
indumentaria de colores vistosos que es del agrado de publico. El presencia la pelea
a ras del ring.
El espectador está apoyando al Cavernario en su lucha contra el Místico, que es el
enemigo en cuestión. En un momento el luchador técnico se encuentra fuera de
combate aun sin terminar la pelea. El espectador esta de acuerdo con esto. Pero es
cuando el luchador rudo decide arremeter contra el personaje que lo acompaña,
una figura de ‘inocencia’ pues poco tiene que ver en la pelea, de ‘víctima’ pues no
cuenta con los atributos suficientes para hacerle frente, e indefenso pues la
diferencia entre ambos es gigantesca. El espectador en este punto puede entrar en
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conflicto con su luchador, cuando está rebasando lo permitido dentro de sus ideales.
Esto puede variar en cada individuo, pero siempre el espectador pone el limite.
Este tipo de escenarios también enaltece las acciones del rival, que en este caso
es el técnico, aplicando uno de los modelos dramáticos más usado en el cine actual:
“el camino del héroe”, donde es tocado uno de estos puntos:
Cuando el ‘héroe’ se encuentra abatido y entonces es golpeado emocionalmente
sufriendo una perdida, presenciando un acto de crueldad o lo que el villano sería
capaz de no tener obstáculos en su camino. El héroe se levanta con lo que le queda
decidido a acabar con el villano, sin parar, hasta que lo logra.
Este modelo es muy usado en las Luchas, y puede ser contados de distintas formas
de la que aquí ejemplificamos. Cabe señalar que no siempre los técnicos ganas,
parte de mantener trama entre las luchas es hacer victorioso al villano, o que en
algunos casos, el considerado villano, gira dentro la línea dramática convirtiéndose
en el héroe. Así la lucha libre mantiene una dinámica que continúa entreteniendo a
su público y manteniéndolo a la expectativa.
Claro que hay mucho más dentro del discurso de la Lucha Libre Mexicana y que
valdría la pena profundizar en todo el material simbólico que podemos encontrar
para entender uno de los eventos más representativos de la escena nacional.
Estos son tan solo unos de los puntos más sobresalientes que podemos encontrar
en las luchas, esperando que este trabajo permita abrir una visión sobre lo simbólico
y el discurso a quienes se estén introduciendo a este campo.
Como primera experiencia, me agradó conocer este tipo de eventos. No conocía el
ambiente y quizá eso me ayudo a identificar mejor algunos de estos aspectos. Sin
duda la Lucha Libre es una parte de nuestra basta cultura mexicana, replegada de
símbolos y significados.
Fue bueno conocer un poco acerca de esta escena y todo lo que la rodea.

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