Você está na página 1de 13

Ensayo Sobre el trastorno bipolar

“Una enfermedad del ánimo”

Asignatura: Desarrollo de habilidades comunicativas.

Profesora: Claudia Carvajal.

Alumnos: Milford Estay Schiller.

Elvis Mánquez Araya

Viña del Mar, 30 de Noviembre de 2010.


Resumen

Al hablar de trastornos de personalidad, enfermedad mental, problemas


emocionales u otros términos referentes al trastorno bipolar, nos enfrentamos a la
disyuntiva de entender que es lo que pasa en esa persona, que lo lleva a sentirse así y a
hacer lo que hace cuando se siente mal. Sin embargo, la medicina, la psicología, así como
otras ciencias, tratan de entender y dar respuesta a las personas que están enfermas.

También hablar de enfermedad, en términos de enfermedad mental, nos enfrenta al


reto de entender al ser humano como una totalidad, a integrar todos los aspectos que lo
conforman en su entorno. Por consiguiente esta enfermedad cala no solo en el paciente,
sino también en el núcleo social, laboral y familiar.

Palabras clave: trastorno de personalidad, enfermedad mental

2
Introducción

Cada uno de nosotros, de acuerdo a nuestras experiencias y circunstancias, nos


relacionamos con la realidad; ya sea a través de la esperanza y el optimismo, o con la
desesperanza y el pesimismo. Oscilamos entre la alegría y la tristeza, la calma y la rabia, la
seguridad y la angustia.

Sin embargo, existen algunos seres excepcionales que vibran más allá de lo
prudente; si están alegres, esta alegría los desborda llegando a la euforia, e incluso a la
locura pasajera. Si están tristes su tristeza es profunda y vital, llegando a la desesperanza
absoluta y la idea de la muerte como destino inevitable. Son los que conocemos como
enfermos bipolares. Una enfermedad del ánimo que aparece en el momento más
inesperado, y que altera la voluntad, la inteligencia, la armonía familiar, social y laboral de
aquel que la padece.

Entendemos que no es fácil asumir una enfermedad mental, dada la incomprensión


y estigmatización por parte de la sociedad; pero con conocimiento y sabiduría se puede
aceptar y convivir con ella.

Esto nos lleva a preguntarnos, ¿se puede llevar una vida normal sufriendo esta
enfermedad?, ¿cómo debe actuar la familia o las personas cercanas ante ésta persona?,
¿existe una edad en particular en la cual esta enfermedad se haga presente? o simplemente,
¿Cuándo sospechar que estamos frente a una persona con trastorno bipolar?

3
Marco Teórico

¿Qué es el trastorno bipolar?

El trastorno bipolar es una enfermedad de origen cerebral que afecta el ánimo,


determinada por una vulnerabilidad genética y gatillada generalmente por estresores
ambientales. Su característica peculiar es la presencia de dos polos opuestos del estado de
ánimo, de una intensidad anormal o patológica:

 Un polo positivo, denominado manía, que es un estado de euforia más allá


de lo razonable.
 Un polo negativo, depresivo, de una tristeza profunda y vital.

Se considera una enfermedad ya que compromete a todo el organismo, con una


incapacidad de controlar las emociones o afectos, invadiendo el pensamiento y las actitudes
o conductas, con repercusiones negativas en la vida social, familiar, laboral o académica.

Es un trastorno que tiene las siguientes características:

 Es crónico: no tiene por ahora una cura definitiva.


 Es recurrente: suele presentarse varias veces a lo largo de la vida.
Evoluciona por fases o crisis con períodos alternados de normalidad.
 Es progresivo: con el tiempo las crisis o fases se hacen más frecuentes y
severas, especialmente si no hay tratamiento.

El trastorno bipolar consiste en un mal funcionamiento de los procesos bioquímicos


reguladores del estado de ánimo. Dichos procesos tienen lugar en la zona cerebral
denominada sistema límbico. Esta parte del cerebro regula la actividad sensomotora y se
relaciona con los impulsos ancestrales (la sed, la memoria, el apetito o el aprendizaje). Las
células que conforman la zona interpretan los estímulos sensoriales y las emociones
primarias. Puesto que se sabe que este sistema se fundamenta en dos principios que son su
propia constitución (determinada por factores genéticos) y las influencias externas
(variables ambientales), se concluye que un sistema límbico vulnerable por razones

4
genéticas es propenso a desarrollar la enfermedad a partir de un campo (condiciones
ambientales) que realice la función detonante.

Se ha dicho que la importancia de la genética es indudable. Así, pues, los antecedentes


familiares tienen un papel en mayor o menor medida. Si uno de los progenitores padece el
trastorno bipolar, existe un 27 por ciento de posibilidades de que un hijo desarrolle la
enfermedad. Si son ambos progenitores los afectados, las posibilidades aumentan hasta el
50-70 por ciento. Entre hermanos, el porcentaje de riesgo es de un 19 por ciento y de un 70
si son gemelos idénticos. Cabe insistir en que la herencia proporciona una propensión a
adquirir la enfermedad, el trastorno en sí mismo no se adquiere. Los factores estacionales,
por ejemplo, podrían ser uno de estos elementos. Se ha visto que las posibilidades de
recaída en personas bipolares se da más frecuentemente en unas épocas del año que en
otras.
El trastorno bipolar se puede manifestar clínicamente de muchas maneras. Para un
mejor entendimiento, se clasifican en diferentes tipos, cada uno de ellos con sus propias
características.

 Trastorno bipolar tipo I: Se plantea un diagnóstico de un trastorno bipolar tipo I


cuando existe un episodio maníaco, previo descarte de alguna enfermedad médica o
abuso de sustancias que lo pueda provocar.

La manía es lo característico de este trastorno, que a su vez durante su evolución


puede presentar episodios depresivos o mixtos. Ésta se puede expresar de tres
maneras:

1. Manía eufórica: En que predomina la euforia o sensación de bienestar


absoluto.
2. Manía disfórica: Aquí predomina la irritabilidad o agresividad
3. Manía psicótica: Predominan los síntomas delirantes o alucinatorios
(percibir cosas del entorno que no son reales o escuchar voces
inexistentes).
 Trastorno bipolar tipo II: Son pacientes que presentan fases o episodios
depresivos de manera recurrente, con otras fases de hipomanía difíciles a veces de

5
pesquisar, por ser muy breves o considerarse propias de la personalidad del
individuo.

Muchos pacientes son catalogados como depresivos siendo en realidad bipolares


tipo II, ya que no se detectaron sus hipomanías. Entendiéndose por hipomanía a un estado
del ánimo de euforia más atenuada que la manía, que se vivencia como un momento de
felicidad, mucha energía y creatividad. La hipomanía suele confundirse con un rasgo
normal de algunas personas o como un proceso adaptativo de ciertas etapas de la vida como
la adolescencia.

Cuando en un paciente bipolar se manifiesta en un mismo momento un estado


depresivo y uno maníaco o hipomaníaco, decimos que estamos en presencia de un episodio
mixto. Este cuadro clínico es de difícil diagnóstico médico, de evolución clínica más
prolongada y presenta mayores dificultades en su tratamiento.

 Trastorno bipolar mixto tipo I: El paciente presenta conjuntamente una manía con
una depresión profunda, lo que compromete su funcionalidad psicosocial: no puede
trabajar o estudiar, sus relaciones interpersonales se deterioran, etc.
Se observa con mayor frecuencia en mujeres y comienza generalmente con una
depresión a la cual se agregan posteriormente síntomas maníacos, de preferencia de
tipo disfórico.

 Trastorno bipolar mixto tipo II: Es una manifestación clínica frecuente de


observar en muchas mujeres jóvenes caracterizándose por la superposición de
síntomas hipomaníacos y depresivos.
Estos pacientes presentan un estado de agitación y ansiedad mental de predominio
en el atardecer, con insomnio de consolidación y letargia diurna, mucha irritabilidad
y llanto fácil, de pensamientos muy acelerados, inquietud psicomotora, ánimo bajo
y fluctuante, entre otros síntomas. Suelen presentar crisis de pánico y en casos
severos ideación e impulsos suicidas.

¿Cuándo sospechar de un trastorno bipolar?


6
Sospechamos de una bipolaridad cuando la persona comienza a presentar cambios
en diversas áreas de su vida que no son propias de ella, a saber:

 Cambio en el ánimo; se vuelve más alegre o apagada, más activa o triste.


 Cambios en el patrón de sueño; insomnio o hipersomnia, duerme menos, o
notoriamente más de lo normal, se levanta de madrugada.
 Cambios en el autoestima; se siente más grandioso y autosuficiente o notoriamente
más disminuido.
 Cambios en el interés sexual; aumento o disminución del deseo sexual, más
relaciones sexuales con otras parejas, etc.
 Cambios en su concentración; más distraído y olvidadizo.
 Cambios en sus hábitos; llega más tarde o se queda todo el día en casa, se asea o
viste de manera extravagante o no se baña ni se maquilla.
 Cambios en su nivel energético; va de un lado a otro, crea e inventa miles de
proyectos, o al contrario se siente sin ganas ni motivaciones.
 Cambio en sus relaciones con los otros; se pone más intolerante o posesivo, más
sociable o más distante.

En otras palabras, ya no es la misma persona, ya no tiene el mismo humor, algo está


cambiando en su ser interno, algo que la desborda y que no puede contener.

También podemos sospechar que una persona es bipolar cuando presenta alguna de
las siguientes características:

 Personas con una vida muy inestable, ya sea en lo laboral o en lo afectivo, con
múltiples períodos de éxitos y fracasos.
 Personas que presentan períodos de intensa creatividad artística, intelectual o
laboral, o de gran rendimiento deportivo; con otros de profunda abulia, inactividad o
sequía creativa.
 Personas que abusan del alcohol y/o drogas asociado a un temperamento inestable o
hiperactivo. La enfermedad esta enmascarada por el consumo.
 Cuando se usa algún antidepresivo por una depresión produciéndose una rápida y
mágica mejoría en menos de una semana, incluso “mejor que antes”.

El trastorno bipolar y su edad de inicio

7
El primer episodio puede presentarse a cualquier edad, desde la infancia hasta la
senectud. La frecuencia de los episodios y la forma de las recaídas y remisiones pueden ser
muy variables, aunque las remisiones tienden a ser más cortas y las depresiones más
frecuentes y prolongadas al sobrepasar la edad media de la vida. Mayoritariamente la edad
de inicio va de 15 a 19 años, siendo poco común antes de los 12 años de edad (Goodwin &
Jamison, 1990). Varios estudios retrospectivos sugieren que un 20% a 40% de los pacientes
con trastorno bipolar han experimentado su primer episodio durante la adolescencia
(Loranger & Levine, 1978), cifras que incluso pueden incrementarse más si se tiene en
cuenta que el primer episodio suele ser depresivo en el 60% de éstos pacientes (Carlson &
Strober, 1978). Sin embargo, el diagnóstico temprano es poco frecuente porque los
episodios suelen ser malinterpretados como trastorno de conducta, esquizofrenia, depresión
u otros trastornos. Un 10% de todos los pacientes bipolares sufren su primer episodio de
depresión mayor o manía después de los 50 años de edad.

Como podemos ver, la edad en que se presentan los episodios de un trastorno


bipolar son relativos, pero ¿es importante un diagnostico y tratamiento temprano?
Desgraciadamente, después de que los primeros síntomas aparecen en niños, a menudo
pasan años hasta que el tratamiento comienza, dado lo difícil que es el diagnóstico,
implicando un progresivo empeoramiento del funcionamiento del niño tanto en su casa
como en el colegio. Ahora, un tratamiento tardío o inadecuado, o un incumplimiento de éste
por parte del paciente (baja la dosis del remedio por su cuenta, no los toma como se le
indica, no se controla con su médico) impiden una buena evolución.

Bipolaridad y su medio ambiente.

Teniendo en cuenta que el primer episodio ocurre en una edad relativamente joven y
que las cifras indican que casi la mitad de todos los individuos con trastorno bipolar intenta
al menos suicidarse una vez, la familia necesita estrategias que le permitan comprender

8
mejor el tratamiento a seguir y afrontar los altibajos de esta enfermedad. Desde los
organismos sanitarios se han desarrollado multitud de programas y técnicas para el abordaje
terapéutico de los pacientes bipolares en los que confluyen tratamientos psicosociales
(«psicoeducación») y en los que tienen parte activa sus familiares.

Por este motivo, desde sectores profesionales se señala la importancia de la


información a los familiares para aumentar la comprensión del trastorno, conseguir una
mejor adaptación y lograr un funcionamiento más eficaz en su rol de cuidadores. Y con
todo ello, conseguir su ayuda para una mejor adherencia al tratamiento farmacológico y
anticipar los pródromos de las crisis maníacas, entre otras. Los especialistas aseguran que
permite crear un clima de confianza para desarrollar una herramienta que sea capaz de
prevenir los aspectos más destructivos de las crisis y, sobre todo, el suicidio. En resumidas
cuentas, crear el entorno familiar más adecuado para minimizar los efectos de la
enfermedad y aumentar la calidad de vida.

Pero nada de esto sería eficaz si no va acompañado del autorreconocimiento de la


enfermedad por parte del afectado. Aprender a requerir asistencia médica o social en cuanto
aparecen las primeras señales de recaída y acudir a familiares o personas allegadas para
solicitar apoyo emocional son actitudes que ayudan al afectado, además del cumplimiento
estricto de la medicación. Todo ello es parte de la batalla que hay que librar para conseguir
llevar una vida más parecida a lo normal y romper con el estigma o los prejuicios de la
enfermedad en la sociedad.

Con respecto a los cónyuges o las parejas de los afectados por trastorno bipolar, en
el periodo de recuperación después de un episodio maníaco, manifiestan cierto
distanciamiento en las relaciones íntimas. Según los expertos, esta incomodidad pocas
veces tiene que ver con una actitud crítica o de sobreprotección, pero la persona afectada
bien puede interpretarlo como retraimiento emocional. Las relaciones sexuales pueden
cesar de forma completa durante el último episodio o poco después, o disminuir
sucesivamente tras múltiples episodios. Los especialistas señalan que es un problema
común que las relaciones sean vulnerables en el periodo de recuperación.

9
En la fase hipomaníaca, la persona acostumbra a sentir que sus impulsos sexuales
aumentan. Pero, a su vez, la pareja puede tener sentimientos de rechazo por desconfianza
relacionada con el trastorno en sí. También puede ocurrir lo contrario, es decir, que la pareja
quiera mantener relaciones sexuales cuando el afectado está en fase de depresión que lo
sume en un estado de tristeza, apatía y baja autoestima.

En muchas ocasiones, y debido a la exaltación de las emociones, puede suceder que


el enfermo experimente un cierto enamoramiento hacia una persona desconocida o hacia
alguien que nunca elegiría en un estado de ánimo normal. Este enamoramiento suele
desaparecer cuando llega la fase depresiva. Además, el enfermo bipolar puede llegar a ser
infiel a su pareja sin ser consciente de las consecuencias emocionales que pueda tener.

En muchos casos, la falta de confianza y el resentimiento resultante de la


enfermedad impiden un restablecimiento de la intimidad emocional y física. Estos
problemas de pareja se pueden superar mediante técnicas de comunicación destinadas a
reducir críticas y conflictos o a través de técnicas de resolución de problemas cuya finalidad
es «educar» a la familia y a las personas vinculadas con el enfermo bipolar.

“También el ambiente socio cultural muchas veces atenta contra un buen


tratamiento, aconsejando u opinando de algo tan delicado como esta enfermedad, sin darse
cuenta que por lo general perturban los tratamientos y una buena evolución clínica. De
hecho, muchas personas cuestionan el uso de fármacos, más aún, cuando el paciente toma
varios de ellos. Otros facilitan remedios que a otro familiar le ayudó, sin comprender que
cada paciente necesita los suyos.” (Scott & Zamora, 2004: 125)

Recomendaciones para un paciente bipolar

Resulta fundamental que el paciente sepa lo máximo posible sobre su enfermedad y


sobre cómo recibir ayuda.

Se deben evitar las situaciones estresantes. En la actualidad es sabido que dichas


situaciones pueden desencadenar un episodio depresivo o maníaco. Ya que no se puede

10
evitar por completo el estrés de la vida cotidiana, resulta muy útil aprender cómo afrontarlo
para que este afecte lo menos posible.

Todas las personas necesitan tener alguien cercano con el que puedan compartir
tanto los buenos como los malos momentos de la vida. Sin ellos sería difícil sentirse bien o
felices, sin embargo, los episodios de depresión o manía pueden llegar a causar gran tensión
en los amigos o familiares del paciente, y en ocasiones se hace necesario tener que
reconstruir algunas relaciones tras un episodio de la enfermedad. Es importante que al
menos pueda de disponer de alguna persona en la que confiar.

También resulta vital el lograr el equilibrio entre el trabajo, el ocio y las relaciones
con la familia y los amigos. Muchos pacientes con trastorno bipolar tienden a saturarse de
actividades una vez que se encuentran bien, es importante procurar no hacer esto. Por el
contrario, hay que disponer de tiempo suficiente para relajarse y descansar.

Por último, los pacientes bipolares deberían lograr una estructura externa ojalá lo
más estable posible y cuidarse tanto en los hábitos alimenticios, ejercicio físico como horas
de sueño necesarias para su bienestar. Cualquier alteración de estos hábitos básicos influye
en la estabilidad del ánimo.

Reflexión final

11
Como se ha mencionado en los puntos anteriores la bipolaridad es una enfermedad
del ánimo que afecta en lo más profundo del individuo, aquel que la padece sufre hasta en
lo más interno del ser y las emociones. Poseer este trastorno es llevar a cuestas grandes
responsabilidades, pero con una correcta medicación y la reeducación del paciente hacen
que la enfermedad pueda ser más llevadera.

El trastorno bipolar a lo largo de los años ha sido catalogado como un rasgo


estigmatizador, principalmente por las incomprensiones que se tejen en sus ciclos. Aún así
estas personas pueden llevar una vida en plenitud siempre seguido del chequeo y el
seguimiento correspondiente en sus fases (ciclotimia).

Es por esto que la familia debe prestar el apoyo necesario y más aún preponderante
una gran afectividad hacia el paciente, para que este se desenvuelva en un ambiente seguro,
se sienta propio de sí y siga el día a día como cualquier persona, como una persona normal,
ahora solo falta definir normalidad.

12
Referencias bibliográficas

Carlson, G.A & Strober, M (1978). Manic-depressive illness in early adolescence. A study
of clinical and diagnostic characteristics in six cases.

Goodwin, F & Jamison’s, K (1990).”Manic Depressive Illness” USA: Oxford University


press

Loranger, A.W & Levine, P.M (1978). "Age at onset of bipolar affective illness". Archives
of General Psychiatry

Scott M.T & Zamora, S (2004). El trastorno bipolar: “Una enfermedad del ánimo”. Chile:
Margen limitada.

http://es.wikipedia.org/wiki/Trastorno_bipolar

http://www.bipolares.cl/bipo1.htm

http://www.psicoactiva.com/cie10/cie10_19.htm

http://www.mundobipolar.org/MB2006/000Contenidos/Articulos/folleto2.htm

13

Você também pode gostar