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Introducción
Sin embargo, existen algunos seres excepcionales que vibran más allá de lo
prudente; si están alegres, esta alegría los desborda llegando a la euforia, e incluso a la
locura pasajera. Si están tristes su tristeza es profunda y vital, llegando a la desesperanza
absoluta y la idea de la muerte como destino inevitable. Son los que conocemos como
enfermos bipolares. Una enfermedad del ánimo que aparece en el momento más
inesperado, y que altera la voluntad, la inteligencia, la armonía familiar, social y laboral de
aquel que la padece.
Esto nos lleva a preguntarnos, ¿se puede llevar una vida normal sufriendo esta
enfermedad?, ¿cómo debe actuar la familia o las personas cercanas ante ésta persona?,
¿existe una edad en particular en la cual esta enfermedad se haga presente? o simplemente,
¿Cuándo sospechar que estamos frente a una persona con trastorno bipolar?
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Marco Teórico
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genéticas es propenso a desarrollar la enfermedad a partir de un campo (condiciones
ambientales) que realice la función detonante.
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pesquisar, por ser muy breves o considerarse propias de la personalidad del
individuo.
Trastorno bipolar mixto tipo I: El paciente presenta conjuntamente una manía con
una depresión profunda, lo que compromete su funcionalidad psicosocial: no puede
trabajar o estudiar, sus relaciones interpersonales se deterioran, etc.
Se observa con mayor frecuencia en mujeres y comienza generalmente con una
depresión a la cual se agregan posteriormente síntomas maníacos, de preferencia de
tipo disfórico.
También podemos sospechar que una persona es bipolar cuando presenta alguna de
las siguientes características:
Personas con una vida muy inestable, ya sea en lo laboral o en lo afectivo, con
múltiples períodos de éxitos y fracasos.
Personas que presentan períodos de intensa creatividad artística, intelectual o
laboral, o de gran rendimiento deportivo; con otros de profunda abulia, inactividad o
sequía creativa.
Personas que abusan del alcohol y/o drogas asociado a un temperamento inestable o
hiperactivo. La enfermedad esta enmascarada por el consumo.
Cuando se usa algún antidepresivo por una depresión produciéndose una rápida y
mágica mejoría en menos de una semana, incluso “mejor que antes”.
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El primer episodio puede presentarse a cualquier edad, desde la infancia hasta la
senectud. La frecuencia de los episodios y la forma de las recaídas y remisiones pueden ser
muy variables, aunque las remisiones tienden a ser más cortas y las depresiones más
frecuentes y prolongadas al sobrepasar la edad media de la vida. Mayoritariamente la edad
de inicio va de 15 a 19 años, siendo poco común antes de los 12 años de edad (Goodwin &
Jamison, 1990). Varios estudios retrospectivos sugieren que un 20% a 40% de los pacientes
con trastorno bipolar han experimentado su primer episodio durante la adolescencia
(Loranger & Levine, 1978), cifras que incluso pueden incrementarse más si se tiene en
cuenta que el primer episodio suele ser depresivo en el 60% de éstos pacientes (Carlson &
Strober, 1978). Sin embargo, el diagnóstico temprano es poco frecuente porque los
episodios suelen ser malinterpretados como trastorno de conducta, esquizofrenia, depresión
u otros trastornos. Un 10% de todos los pacientes bipolares sufren su primer episodio de
depresión mayor o manía después de los 50 años de edad.
Teniendo en cuenta que el primer episodio ocurre en una edad relativamente joven y
que las cifras indican que casi la mitad de todos los individuos con trastorno bipolar intenta
al menos suicidarse una vez, la familia necesita estrategias que le permitan comprender
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mejor el tratamiento a seguir y afrontar los altibajos de esta enfermedad. Desde los
organismos sanitarios se han desarrollado multitud de programas y técnicas para el abordaje
terapéutico de los pacientes bipolares en los que confluyen tratamientos psicosociales
(«psicoeducación») y en los que tienen parte activa sus familiares.
Con respecto a los cónyuges o las parejas de los afectados por trastorno bipolar, en
el periodo de recuperación después de un episodio maníaco, manifiestan cierto
distanciamiento en las relaciones íntimas. Según los expertos, esta incomodidad pocas
veces tiene que ver con una actitud crítica o de sobreprotección, pero la persona afectada
bien puede interpretarlo como retraimiento emocional. Las relaciones sexuales pueden
cesar de forma completa durante el último episodio o poco después, o disminuir
sucesivamente tras múltiples episodios. Los especialistas señalan que es un problema
común que las relaciones sean vulnerables en el periodo de recuperación.
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En la fase hipomaníaca, la persona acostumbra a sentir que sus impulsos sexuales
aumentan. Pero, a su vez, la pareja puede tener sentimientos de rechazo por desconfianza
relacionada con el trastorno en sí. También puede ocurrir lo contrario, es decir, que la pareja
quiera mantener relaciones sexuales cuando el afectado está en fase de depresión que lo
sume en un estado de tristeza, apatía y baja autoestima.
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evitar por completo el estrés de la vida cotidiana, resulta muy útil aprender cómo afrontarlo
para que este afecte lo menos posible.
Todas las personas necesitan tener alguien cercano con el que puedan compartir
tanto los buenos como los malos momentos de la vida. Sin ellos sería difícil sentirse bien o
felices, sin embargo, los episodios de depresión o manía pueden llegar a causar gran tensión
en los amigos o familiares del paciente, y en ocasiones se hace necesario tener que
reconstruir algunas relaciones tras un episodio de la enfermedad. Es importante que al
menos pueda de disponer de alguna persona en la que confiar.
También resulta vital el lograr el equilibrio entre el trabajo, el ocio y las relaciones
con la familia y los amigos. Muchos pacientes con trastorno bipolar tienden a saturarse de
actividades una vez que se encuentran bien, es importante procurar no hacer esto. Por el
contrario, hay que disponer de tiempo suficiente para relajarse y descansar.
Por último, los pacientes bipolares deberían lograr una estructura externa ojalá lo
más estable posible y cuidarse tanto en los hábitos alimenticios, ejercicio físico como horas
de sueño necesarias para su bienestar. Cualquier alteración de estos hábitos básicos influye
en la estabilidad del ánimo.
Reflexión final
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Como se ha mencionado en los puntos anteriores la bipolaridad es una enfermedad
del ánimo que afecta en lo más profundo del individuo, aquel que la padece sufre hasta en
lo más interno del ser y las emociones. Poseer este trastorno es llevar a cuestas grandes
responsabilidades, pero con una correcta medicación y la reeducación del paciente hacen
que la enfermedad pueda ser más llevadera.
Es por esto que la familia debe prestar el apoyo necesario y más aún preponderante
una gran afectividad hacia el paciente, para que este se desenvuelva en un ambiente seguro,
se sienta propio de sí y siga el día a día como cualquier persona, como una persona normal,
ahora solo falta definir normalidad.
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Referencias bibliográficas
Carlson, G.A & Strober, M (1978). Manic-depressive illness in early adolescence. A study
of clinical and diagnostic characteristics in six cases.
Loranger, A.W & Levine, P.M (1978). "Age at onset of bipolar affective illness". Archives
of General Psychiatry
Scott M.T & Zamora, S (2004). El trastorno bipolar: “Una enfermedad del ánimo”. Chile:
Margen limitada.
http://es.wikipedia.org/wiki/Trastorno_bipolar
http://www.bipolares.cl/bipo1.htm
http://www.psicoactiva.com/cie10/cie10_19.htm
http://www.mundobipolar.org/MB2006/000Contenidos/Articulos/folleto2.htm
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