Jorge Andrés Páez Cano – 20151160047 – La cultura y la ciencia – Grupo 135 -
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A lo largo de la historia de la literatura han habido varios esbozos de lo que ha
sido la ciencia y el conocimiento de los hombres, entre ellos encontramos a Borges quien escribió, en sus Otras inquisiciones el escrito sobre Pascal, donde se cuenta que Dios es una circunferencia, el mismo escritor argentino demostraría su fascinación por las bibliotecas en otro de sus cuentos titulado La biblioteca de Babel. La Biblioteca de Alejandría es un proyecto que se va consolidando a partir de la introducción de libros de diferentes idiomas. Similares ideas se encuentran en el ensayo de Borges en el que habla sobre el culto a los libros, citando a Francis Bacon donde dice que lo que no encontraba en la Biblia de conocimiento lo podía encontrar en el libro del Mundo, a eso precisamente también se refiere el conocimiento consolidado en la biblioteca de Alejandría.
El libro nos presenta el encuentro entre diferentes culturas, por ejemplo el
antagonismo entre El Corán y la Biblia, nos presenta asimismo historias que provienen de las mitologías griegas, pero en resumidas cuentas, el autor elige estos pasajes de los diferentes textos con el fin de demostrar cómo el ser humano, independientemente de su religión y de su cultura se ha acercado al conocimiento del mundo, ya sea a través de supersticiones, creencias o en observaciones de la Naturaleza. Asimismo encontramos las conversaciones entre los mismos políticos y la misma Hipatia, quienes sostienen diálogos sobre los grandes descubrimientos del ser humano como lo ha sido el astrolabio. Asimismo el libro contiene amplias referencias a hechos reales como lo fueron los realizados por la reina de Egipto: Cleopatra.
Asimismo se encuentran discusiones en torno a las diferentes religiones que
surgen en el libro, como apreciamos en algunos de los pasajes está el hecho de que aluden a El Corán, como el libro que representa toda una religión. Semejante a como lo propone Homero en La Ilíada así el autor esboza relaciones entre los diferentes dioses, sin embargo en este caso se trata de diferentes religiones: Baco brinda con Zoroastro. Encontramos también en el libro El incendio de Alejandría la hermenéutica llevada a cabo por uno de los personajes hacia la Biblia, usando de su interpretación e ingenio para poder sacar verdades morales de las anécdotas que vivieron los personajes bíblicos.
Al igual que se enuncia en uno de los libros más importantes de la literatura
francesa, Jacques, el fatalista de Diderot, se pone en evidencia la manera en cómo las personas creen en el Destino: algo que ya está escrito en el Cielo. Otra de las comparaciones que se pueden hacer con la literatura es con la obra de Gabriel García Márquez: Cien años de soledad en especial la parte cuando Melquíades llega al pueblo de Macondo con el invento que atrae los objetos metálicos: el imán, la chistosa anécdota en la que atraviesa el pueblo y gran parte de los utensilios de los habitantes de Macondo se ven atraídos por el objeto del sabio (a la que llamaba la octava maravilla de los sabios alquimistas de Macedonia), semejante situación encontramos con los barcos que se ven atraídos por una montaña en la narración que cuenta uno de los navegantes cuando están hablando al frente en la tienda. Otra de las comparaciones que se puede hacer de la obra del autor de Aracataca son las aseveraciones en torno a la forma de la Tierra, en efecto, uno de los personajes emblemáticos de la obra es José Arcadio Buendía, inquieto investigador y curioso por los inventos que traía Melquíades, en una ocasión se dice que se levantó de la mesa y dijo repentinamente: ‘La tierra es redonda como una naranja’, semejante conversación entablan entonces algunos de los personajes de la obra de Luminet cuando Tolomeo llega a decirles a dos comerciantes que la Tierra es esférica.
Asimismo se condensan en el libro algunas de las creencias más importantes a lo
largo de la humanidad como el hecho de asociar las posiciones de los astros con las enfermedades que adquieren las personas. El libro El incendio en Alejandría también cuenta ciertas inclinaciones amorosas de sus personajes, relata las diferencias entre El Corán y La Biblia, en el sentido de brindar una diferencia entre Mahoma y Jesús, el primero de cuyos padres se conoce el nombre y el padre viene de un tribu, y el segundo con procedencia divina y siempre hablaba de paz. Una de las ideas que están implícitas en el texto es el hecho de exponer que la lectura debe ser un ejercicio hedonista, una práctica que debe tender al placer. En el texto también se plantean las posturas filosóficas de sus personajes, por ejemplo la del califa Omar, quien creía que la vida es un castigo divino, ya que creía que la actuación de los hombres atentaba contra Dios. Una de las partes del texto, en especial cuando nombran a los egipcios y sus cultos, recuerda a un texto de Borges y Casares, que aparece en la Antología de los cuentos policiales y cuenta sobre un grupo que adora a un animal en un pedestal: en efecto Las doce figuras del mundo nos habla sobre las doce figuras que representan los signos del zodíaco.
La figura de la mujer de Hipatia recuerda al carácter esbelto y elegante descrito en
algunas de las más grandes obras de la literatura escrita por Cervantes en El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (en especial la mujer que se convierte al catolicismo). También se devela el carácter pragmático en las actuaciones de Omar, que no es cómplice de las especulaciones, por ejemplo, en torno a una rosa. Se entremezclan en el libro entonces asuntos políticos como el de la pregunta por el derrocamiento de las tiranías. La quema de los libros recuerda a la destrucción por parte del cura y el barbero de la novela del Quijote cuando se disponen a quemar los libros de caballería que leía Alonso Quijano, sin embargo ellos, al igual que en el libro de Luminet, salvaron algunos pocos.
La lectura del texto de Luminet recuerda también los relatos misteriosos de La
búsqueda de Averroes y La escritura del dios de Jorge Luis Borges, sus contenidos recuerdan a la película El nombre de la rosa basada en la novela homónima de Umberto Eco (ya que las escenas hablan sobre la quema de uno de los tomos más importantes de La Poética de Aristóteles referido a la comedia) y además de ello, cómo olvidar que se dice que el Quijote fue una traducción de un musulmán: Cide Hamete Benengeli. El autor Luminet tiene la capacidad de introducir al lector en situaciones que lo hacen sentir en mitad de las intrigas vividas por personajes como Hipatia y Nicolás Copérnico.