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El mantenimiento a su vez responde a estos cambios e incluye una toma de conciencia para
evaluar hasta qué punto las fallas en los equipos afectan a la seguridad y al medio ambiente,
conciencia de la relación entre el mantenimiento y la calidad del producto y mantener los costos
de este mantenimiento bajos.
Como todo proceso de evolución, el dominio del mantenimiento ha seguido una serie de etapas
cronológicas que se han caracterizado por una metodología especifica.
Es conveniente decir que al alcanzar una etapa más avanzada no significa necesariamente que se
abandonen por completo las metodologías anteriores sino que siguen complementando a las más
actuales.
PRIMERA GENERACION
La primera generación cubre el periodo hasta la segunda guerra mundial, en esos tiempos la
industria no estaba altamente mecanizada, por lo que el tiempo de para de máquinas no era e
mayor importancia.
Esto significaba que la prevención de las fallas en los equipos no era una prioridad para la
mayoría de los gerentes o altos cargos.
También cabe mencionar que la mayor parte de los equipos eran simples y de una grande
dimensión, esto los hacia confiables y fáciles de reparar.
Como resultado, no había necesidad de un mantenimiento sistemático más allá de una simple
rutina de limpieza, servicio y lubricación.
SEGUNDA GENERACION
Después de la segunda guerra mundial todo cambio drásticamente, la presión de los tiempos de
guerra aumento la demanda de todo tipo de bienes, al mismo tiempo que decaía abruptamente el
número de los trabajadores industriales, lo cual llevo al aumento en la mecanización.
En los años '50 había aumentado la cantidad y complejidad de todo tipo de máquinas y la
industria estaba empezando a depender de ellas. Al incrementarse esta dependencia, se centró la
atención en el tiempo de parada de máquina, lo cual llevo a que las fallas en los equipos debían
ser prevenidas, llegando al concepto de mantenimiento preventivo.
En la década del sesenta esto consistió principalmente en reparaciones mayores a intervalos
regulares prefijados.
TERCERA GENERACION
Desde mediados de la década del setenta el proceso de cambio en la industria ha adquirido aún
más impulso. Los cambios han sido clasificados en: nuevas expectativas, nuevas investigaciones
y nuevas técnicas.
En las décadas de los sesenta y setenta ya era una preocupación en las áreas de minería,
manufacturas y transporte.
Una mayor automatización también significa que más fallas afectan nuestra capacidad de
mantener parámetros de calidad satisfactorios, esto se aplica tanto para parámetros de servicio
como para la calidad del producto.
Por ejemplo, hay fallas en equipos que pueden afectar el control del clima en los edificios, la
puntualidad de las redes de transporte, la cantidad deseada en la producción, etc.
CUARTA GENERACION
Desde hace unos años flota en el ambiente mundial la existencia de una nueva filosofía con
características ecológicas, la cual se basa en el principio ecológico: el equipo se preserva y el
estado satisfactorio se mantiene, esto ha dado lugar a la presencia de entidades y personas
interesadas en estudiar el desarrollo de la Conservación Industrial.
III. EVOLUCIÓN ORGANIZACIONAL DEL MANTENIMIENTO
Director Industrial
Operación
Mantenimiento
Director Industrial
Operaciones Mantenimiento
Director
Industrial
Operaciones Mantenimiento
Ingenieria de
Mantenimiento
Ejecución de
Mantenimiento
Operaciones Mantenimiento
Ingenieria de Ejecución de
Mantenimiento Mantenimiento
Estudio de Planificación y
Fallas Control
Marketing Operación
Ventas Patrimonio
Mantenimiento
El primer objetivo del mantenimiento es evitar o mitigar las consecuencias de los fallos
del equipo, logrando prevenir las incidencias antes de que estas ocurran.
En primera instancia podríamos mencionar que los objetivos del mantenimiento son los
siguientes:
EL OBJETIVO DE LA DISPONIBILIDAD
Se define como la proporción del tiempo que dicha instalación ha estado en
disposición de producir, con independencia de que finalmente lo haya hecho o no por
razones ajenas a su estado técnico.
El objetivo más importante de mantenimiento es asegurar que la instalación estará en
disposición de producir un mínimo de horas determinado del año. Es un error pensar
que el objetivo del mantenimiento es conseguir la mayor disponibilidad (100%).
Los valores óptimos de disponibilidad son los que están por encima del 92%, es muy
ambicioso llegar a este objetivo de acuerdo a la fórmula de la IEEE 762/2006. Las
empresas por lo general tratan de estar entre el 50% y 92%, esto son los casos menos
exigentes.
EL OBJETIVO DE LA FIABILIDAD
La fiabilidad es un indicador que mide la capacidad de una planta para cumplir su
plan de producción previsto. En una instalación industrial se refiere habitualmente al
cumplimiento de la producción planificada y comprometida en general con clientes
internos o externos.
Los factores a tener en cuenta para el cálculo de este indicador son dos:
-A medida que adquirimos mejor comprensión del papel que juegan los activos en un negocio,
comenzamos a apreciar que todo activo físico es puesto en servicio porque alguien desea que
haga algo. De esto surge que cuando mantenemos un activo, el estado en el cual deseamos
conservarlo debe ser aquél en el cual continúe haciendo lo que quienes lo utilizan desean que
haga.
Esto a su vez implica que debemos prestar atención en mantener lo que el activo hace, más que
en lo que el activo es.
Por ejemplo: la Fig. 1 muestra una bomba de agua con una capacidad nominal de 400
litros/minuto, bombeando agua a un tanque del cual se consumen 300 litros/minuto. En este caso
la función primaria de la bomba es “suministrar agua al tanque a no menos de 300 litros/minuto”.
Cualquier programa de mantenimiento para esta bomba, debe asegurar que no baje de los 300
litros/minuto. (Note que para asegurar que el tanque no se vacíe, el programa de mantenimiento
NO persigue que la bomba continúe siendo “capaz de suministrar 400 litros/minuto”.
El mantenimiento de rutina es para evitar, reducir o eliminar las consecuencias de los fallos
Por ejemplo, un fallo que pudiese afectar a la bomba de la Fig. 1 es “el rodamiento se agarrota
debido al deterioro por el uso normal”. Si el reemplazo de un rodamiento fallado lleva cuatro
horas y el fallo no anticipado del rodamiento solo se hace evidente a los operarios cuando el
nivel del tanque desciende al interruptor de bajo nivel, el tanque solo contendría 2,5 horas de
suministro de agua. Por consiguiente se vaciará y permanecerá vacío por 1,5 horas mientras el
rodamiento es reemplazado.
Una tarea “a condición” aplicable a esta circunstancia sería el monitoreo de los niveles de
vibración utilizando un analizador de vibraciones. Si es detectado el fallo incipiente, la primera
prioridad de los operarios será llenar el tanque antes de que el rodamiento se agarrote. Con esto,
obtendrán cinco horas para hacer una reparación de cuatro. Esto a su vez les permite evitar las
consecuencias de un tanque vacío (y también evitar posibles daños secundarios a la bomba).
El mantenimiento afecta todos los aspectos de efectividad del negocio, riesgo, seguridad,
integridad del medio ambiente, uso eficiente de la energía, calidad de producto y servicio al
cliente. No solamente disponibilidad de planta y costo.
El mayor nivel de automación implica que más y más fallos afecten nuestra habilidad de alcanzar
y mantener niveles de calidad satisfactorios. Esto se relaciona tanto con estándares de servicio
como con la calidad de los productos. Así, por ejemplo, los fallos de los equipos que afectan el
control de temperatura en un edificio o una red de transporte, interfieren tanto como la
consecución permanente de la especificación de tolerancias de producción. Otro resultado del
incremento de automación es el aumento de la cantidad de fallos que tienen serias consecuencias
sobre la seguridad o el medio ambiente, cuando simultáneamente las exigencias respecto de estas
variables están creciendo rápidamente. En muchos lugares del mundo se ha llegado al punto en
que las organizaciones, o bien se adaptan a las expectativas de la sociedad respecto de seguridad
y medio ambiente, o son clausuradas. Esta realidad agrega una nueva dimensión a nuestra
dependencia de la integridad de los activos físicos: va más allá de los costos para transformarse
en una cuestión de sobre vivencia de ciertas empresas.
En general los equipos son mucho más complejos aún de lo que eran hace quince años. Esto ha
llevado a cambios asombrosos en los patrones de fallo de los equipos, como muestra la Figura 3.
Los gráficos muestran la probabilidad condicional de fallo en función de la edad de operación
para una gran variedad de ítems eléctricos y mecánicos. El patrón A es la bien conocida “curva
de bañera” y el patrón B es el más común. El patrón C muestra una probabilidad lentamente
creciente de fallo, sin una edad específica de desgaste. El patrón D muestra una baja probabilidad
inicial y luego un rápido incremento a un nivel constante, mientras el patrón E muestra una
probabilidad constante a cualquier edad. El patrón F comienza con una alta probabilidad de
mortandad infantil para decaer a una probabilidad baja y constante o ligeramente creciente de
fallo.
Hay cuatro tipos básicos de mantenimiento:
Las tareas predictivas (o basadas en la condición), implican constatar si algo está fallando. Las
tareas de mantenimiento preventivo normalmente implican restaurar ítems o reemplazar
componentes a intervalos fijos. El mantenimiento correctivo significa reparar ítems cuando se
descubre que están fallando o cuando han fallado.
Sin embargo, hay toda una familia de tareas de mantenimiento que no está incluida en ninguna
de las tres categorías mencionadas.
Por ejemplo, cuando accionamos una alarma de incendio de tanto en tanto, no estamos
verificando si está fallando. Tampoco la estamos restaurando ni reemplazando y tampoco la
estamos reparando. Simplemente estamos verificando si aún funciona.
Las tareas diseñadas para verificar si algo aun funciona, se conocen como “verificación
funcional” o “tareas de búsqueda de fallas”. (Por coherencia – y para que rimen con las otras tres
familias de tareas - el autor y sus colegas también las llaman “detectivas” porque se utilizan para
detectar si algo ha fallado).
El mantenimiento detectivo o búsqueda de fallos, solamente se aplica para fallos ocultos o no-
evidentes. Los fallos ocultos a su vez sólo afectan a dispositivos de protección.
La frecuencia con que se realizan las tareas “a-condición-de” debe basarse en la duración
del período de desarrollo de la falla (también conocido como “tiempo de demora hasta la
falla” o “intervalo P-F”).
El intervalo P-F rige la frecuencia con que debe ser realizada la tarea predictiva. El intervalo de
chequeo, debe ser sensiblemente menor que el intervalo P-F si deseamos detectar el fallo
potencial antes de que se convierta en un fallo funcional.
El intervalo P-F puede ser medido en cualquier unidad asociada con la exposición al uso (tiempo
de uso, unidades producidas, número de paradas y arranques, etc.). La medición más frecuente es
por tiempo transcurrido. Para diferentes modos de fallo, el intervalo P-F puede variar desde
fracciones de segundos a varias décadas.
El tiempo necesario para responder a cualquier fallo potencial que se descubra también influye
sobre los intervalos de tareas “a condición”. En general, estas respuestas implican cualquiera o
todas las siguientes acciones:
· Planificar una acción correctiva tal que pueda ser ejecutada sin disrupción de
Las políticas de mantenimiento deben ser establecidas por las personas que están más cerca
de los activos. La responsabilidad de la Dirección y Gerencia es de proveer las
herramientas que les permitan tomar las decisiones correctas y asegurar que esas
decisiones sean sensatas y defendibles.
* Validez técnica: Los planificadores que establecían los programas, habitualmente no estaban
en contacto con las máquinas y equipos (si es que alguna vez lo estuvieron). En consecuencia,
generalmente tenían un conocimiento incompleto e inadecuado respecto de las funciones, los
modos de fallo, los efectos y las consecuencias de los fallos de los elementos para los cuales
estaban estableciendo los programas. Esto hacía que en la gran mayoría de los casos, los
programas establecidos eran genéricos. La consecuencia final de ese desarrollo era que las
personas responsables de poner en práctica los programas, de ejecutar las tareas programadas por
un departamento de programación fuera de contacto estrecho con la realidad, lo encontraban
incorrecto o irrelevante.
* Pertenencia: las personas en el campo de acción (supervisores y operarios) contemplaban los
programas como papelería burocrática poco bienvenida, que les llegaba de alguna “torre de
marfil” y que una vez iniciados desaparecían. Muchos aprendieron que era más cómodo iniciar
los programas y devolverlos, que intentar ejecutarlos. (Esto frecuentemente hacía aparecer
índices satisfactorios de cumplimiento del mantenimiento, lo cual mantenía contento a los
programadores.) El motivo principal para la falta de interés indudablemente era la falta total de
participación.
La máxima 12 anterior nos recuerda la necesidad de involucrar tanto a las personas que actúan en
el terreno, como a los jefes, para desarrollar las estrategias del mantenimiento. En muchas
organizaciones, la máxima 13 constituye un desafío aún más difícil: la línea divisoria a veces
casi impenetrable entre los dominios de “Mantenimiento” y los de “Producción”.
Además de especificar qué desean que el activo haga, los operarios también deben hacer una
contribución indispensable para el resto del proceso de formulación de estrategias.
VI. GESTION DEL MANTENIMIENTO
El mantenimiento surgió como un coste necesario para evitar o reducir los fallos y su incidencia
cuando se producen, dado que una parada de producción debida a la avería de sistema representa
un coste de oportunidad que debe ser eliminado.
Así, el mantenimiento está compuesto por todas aquellas acciones que minimizan los fallos y
restablecen el funcionamiento del sistema cuando se produce un estado de fallo.
Como toda actividad que no añade valor, debe ser un coste a eliminar. Pero dado que todo
sistema real fallará en un momento determinado, resulta una actividad imprescindible y clave en
la producción actual. Esto último es debido a que la capacidad de producción depende
directamente de la disponibilidad de las máquinas, y si esta disminuye por averías o mal
funcionamiento, provocara el incumplimiento de los plazos de entrega al no haber sido
contemplado por producción.
Así, surge a gestión de mantenimiento como todas aquellas actividades de diseño, planificación y
control destinadas a minimizar todos los costes asociados al mal funcionamiento de los equipos.
TIPOS DE MANTENIMIENTO
- Mantenimiento correctivo
Se llama mantenimiento correctivo a toda actividad que se realiza para restablecer un equipo o
instalación cuando ha entrado en estado de fallo.
- Mantenimiento preventivo
El mantenimiento preventivo busca evitar averías mediante la realización de intervenciones que
disminuyen la probabilidad de fallo, y de este modo aumentan la fiabilidad de la instalación.
Las intervenciones se pueden realizar de forma periódica o sistemática, y según el estado del
componente o condicional, siendo esto último Io recomendable, al evitar sustituciones
innecesarias, y por tanto, desperdicios.
Como el mantenimiento preventivo no evita la aparición de fallos, su implantación y frecuencia
responde a un balanceo de costes, donde se aplicará este sistema cuando los gastos en los que se
incurre en cada intervención sean inferiores a los que se evitan con ellas.
- Mantenimiento predictivo
El mantenimiento predictivo recurre al seguimiento del funcionamiento de las máquinas para
determinar cuando y donde se puede producir el fallo y de este modo anticiparse y evitar su
aparición.
El mantenimiento busca eliminar o reducir los costes asociados a las seis grandes pérdidas
relacionadas con el funcionamiento de los equipos. Estas pérdidas son debidas a:
Averías
Preparación y ajuste
Paradas menores
Velocidad reducida
Derechos de calidad
Puesta en marcha
Averías
Una avería o fallo representa una anomalía en el sistema, de modo que no tiene por qué bloquear
el funcionamiento del sistema, sino, bastará con que o altere de tal modo que deje de funcionar
de la forma esperada.
Para solucionar una avería hay que identificar su causa u origen, y para ello se emplean los
diagramas causa-efecto, donde por medio de una representación gráfica en forma de espina de
pescado se realiza un análisis sistemático y exhaustivo de los fallos y sus causas.
1. El fallo infantil es aquel debido a un error de diseño y por tanto requiere la modificación
de la máquina o de proceso. Para evitar este tipo de fallos se emplea el AMFE, el cual
permite sistematizar el análisis de todas las causas posibles de fallo durante la etapa de
diseño.
2. El fallo debido al desgaste producido por el propio funcionamiento del equipo se aborda
por medio de mantenimiento preventivo o predictivo, pudiendo ser reducido hasta su
práctica eliminación.
3. Las roturas accidentales son debidas a factores aleatorios y por tanto resultan inevitables,
con Io que ante ellas sólo se puede mejorar la respuesta el equipo de mantenimiento. En
este punto se suele contemplar el dimensionado de los equipos por medio de la
elaboración de simulaciones informáticas y el empleo de la teoría de colas.
Preparación y ajuste
Con la introducción de los procesos de fabricación flexibles, en los que una misma máquina
puede producir diferentes productos aparecen las pérdidas asociadas al tiempo requerido para
cambiar y ajustar el útil de la máquina y empezar a producir un nuevo producto.
Como respuesta a este coste se ideó en Japón el método SMED, que minimiza el tiempo de
cambio dotando al proceso de mayor flexibilidad.
Paradas menores
Son todas aquellas paradas temporales no planificadas ni asociadas a averías. Por ejemplo, una
parada para desatascar una prensa.
Velocidad reducida
Las pérdidas de rendimiento en las máquinas son una de las causas despilfarro que era ignorada
con frecuencia hasta el establecimiento de la medida OEE. Este índice permite supervisar la
eficacia de las mejoras adoptadas sobre equipos.
Defectos de calidad
Existen averías que provocan que el funcionamiento de la maquina se aparte de los esperado y
produzca la fabricación de productos no válidos.
Este tipo de fallos suelen ser debidos a la degradación de componentes por la existencia del
desgaste físico que provoca el funcionamiento de la máquina.
Las causas de este tipo de problemas resultan difíciles de aislar e identificar y requieren un
elevado esfuerzo técnico tanto para su solución como simplemente para su control.
Puesta en marcha
Cuando los procesos de producción en continuo se ponen en marcha existe un periodo de tiempo
de estabilización durante el cual el proceso no resulta válido.
Como es una característica propia del proceso la forma de reducirlo es por medio de la propia
mejora o modificación del mismo.
Cuando se emprende cualquier actividad es necesario definir una serie de indicadores que
cuantifiquen la eficacia y eficiencia de dichas actividades. De este modo se puede evaluar de
forma objetiva si se consiguen los objetivos que se pretendían con la realización de dicha
actividad.
Disponibilidad
Se define como la probabilidad de que una máquina o sistema esté preparada para producción en
un periodo de tiempo determinado, o sea que no esté parada por averías o ajustes.
𝑇𝑜
𝐷=
𝑇𝑜 + 𝑇𝑝
𝑇𝑀𝐸𝐹
𝐷=
𝑇𝑀𝐸𝐹 + 𝑇𝑀𝐷𝑅
- TMEF: tiempo medio entre fallos
- TMDR: tiempo medio de reparación
Fiabilidad
Por tanto, la media de tiempos entre fallos (TMEF) caracteriza a fiabilidad de la máquina.
Mantenibilidad
Por tanto, la media de tiempos de reparación (TMDR) caracteriza la mantenibilidad del equipo.
Rendimiento
𝑁° 𝑡𝑜𝑡𝑎𝑙 𝑑𝑒 𝑢𝑛𝑖𝑑𝑎𝑑𝑒𝑠
𝑅𝑒𝑛𝑑𝑖𝑚𝑖𝑒𝑛𝑡𝑜 =
𝑇𝑖𝑒𝑚𝑝𝑜 𝑑𝑒 𝑜𝑝𝑒𝑟𝑎𝑐𝑖𝑜𝑛 ∗ 𝐶𝑎𝑝𝑎𝑐𝑖𝑑𝑎𝑑 𝑛𝑜𝑚𝑖𝑛𝑎𝑙
Calidad
La calidad es el indicador de las pérdidas por fabricación defectuosa de los productos, ya sea al
fabricar unidades que directamente deben ser desechadas como a que aquellas que requieran ser
reprocesadas.
𝑁° 𝑑𝑒 𝑢𝑛𝑖𝑑𝑎𝑑𝑒𝑠 𝑣𝑎𝑙𝑖𝑑𝑎𝑠
𝐶𝑎𝑙𝑖𝑑𝑎𝑑 =
𝑁° 𝑡𝑜𝑡𝑎𝑙 𝑑𝑒 𝑢𝑛𝑖𝑑𝑎𝑑𝑒𝑠 𝑓𝑎𝑏𝑟𝑖𝑐𝑎𝑑𝑎𝑠
VII. CONCLUSIONES