Sección

Doctrina

El amparo por mora en la

Provincia de Buenos Aires.

Un avance hacia la efectividad de la tutela

administrativa.

SUMARIO: I. Introducción. II. Antecedentes en el derecho

público local. III. El nuevo ordenamiento procesal admi-
nistrativo. IV. Caracteres del proceso. V. A modo de con-
clusión.

I. Introducción.
El ejercicio de la función administrativa desarrollada
por los órganos de la Administración pública centrali-
zada o descentralizada, u otras personas no estatales
que por delegación o atribución legal tengan a su car-
go el ejercicio de aquélla, es activada o impulsada
en gran parte a instancia de los administrados, quienes en
defensa de un derecho o interés tutelado por el ordena-
miento jurídico, requieren su reconocimiento –o resta-
blecimiento, en el caso que hallan sido lesionados– re-
clamando o interponiendo recursos ante los órganos
administrativos competentes.

* Luis Laserna, Abogado (UBA). Ha cursado la Especialización

en Derecho Administrativo (Universidad Nacional de La Plata).
Por Luis Oscar Laserna* Actualmente se desempeña como Secretario del Juzgado Conten-
cioso Administrativo de Mercedes.

Rap Bs. As. (48) SECCIÓN DOCTRINA 5

Normas supranacionales, constitucionales e in-
fraconstitucionales consagran y regulan este
derecho de los ciudadanos a reclamar o recu-
rrir frente a la Administración, que encuentra
su correlato en la obligación de aquélla de
pronunciarse expresamente frente a tales peti-
ciones1. Así, entran en juego en la materia la
garantía constitucional de la debida defensa2
(Artículo 18 CN), el derecho de peticionar a
las autoridades3 (Artículo 14 CN) y la tutela
administrativa (Artículo 15 Constitución Pro-
vincial). En el mismo sentido, tallan las nor-
mas jurídicas supranacionales a las que ha
quedado sujeto todo el derecho interno (cfr. Ar-
tículo 75 inc. 22° CN)4 .
Por su parte, las normas infraconstitucionales
y principios que rigen el procedimiento admi-
nistrativo imponen a la Administración el de-
ber jurídico de resolver los reclamos o recursos
y, al propio tiempo, esa respuesta debe concre-
tarse dentro de los plazos legales fijados a tal
fin, o al menos en un plazo que no exceda de lo
razonable según la naturaleza de la cuestión5.
Ahora bien, en este gran campo de las relacio-
nes que se generan entre la Administración y
los administrados –enmarcadas formalmente
dentro de un procedimiento administrativo–,
éstos esperan naturalmente obtener como res-
puesta una decisión expresa. Sin embargo, no
es infrecuente que esa respuesta no aparezca,
manteniéndose la Administración en un indefi-
nido silencio. Este silencio, morosidad o inac-
tividad formal coloca al peticionante en una si-
1
Gordillo, Agustín, Tratado de Derecho Administrativo,
T. 4, II-33: “En el moderno Estado de Derecho es un prin-
cipio fundamental que se decidan expresamente todas las
peticiones (recursos, reclamaciones, denuncias, simples
peticiones) de los administrados […]”.
2
Ver Zarini, Helio Juan, Constitución Argentina. Comen-
tada y concordada, Buenos Aires, Astrea, 1998, p. 98.
3
Zarini, op. cit., p. 54.
4
V. gr. Art. XXIV, Declaración Americana de los Derechos
y Deberes del Hombre; Art. 10, Declaración Universal de
Derechos Humanos; Art. 8º, Convención Americana sobre
Derechos Humanos; Arts. 2.3 y 14, Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos.
5 8
Arts. 7º, 48, 50, 71, 76, 77, 80, 93 y cctes. Ley Nº 7.647;
ídem Ordenanza General Nº 267/1980.
6 SECCIÓN DOCTRINA
tuación de incertidumbre, vulnerabilidad y en
definitiva indefensión, en tanto quien peticio-
na no puede alcanzar la certeza de que lo re-
querido será o no otorgado. En tal situación,
tampoco puede analizar, evaluar y rebatir nin-
gún argumento dado por la Administración, para
el caso que pretenda seguir las vías administra-
tivas o judiciales siguientes en procura de sa-
tisfacer su derecho o interés tutelado.
Con el fin de proteger este derecho subjetivo
del administrado a que el órgano administrati-
vo emita o dicte la resolución o acto requerido,
el ordenamiento jurídico provee de distintos
remedios para conminar a la autoridad pública
a cumplir con aquel deber jurídico, o al menos,
paliar los efectos de la posición perjudicial que
tal inactividad provoca. Es común en los dis-
tintos ordenamientos, tanto nacional como pro-
vinciales, la existencia de los institutos del re-
clamo en queja ante el superior administrativo
jerárquico6 , la avocación del superior a los fi-
nes de resolver recursos o la petición7 , el insti-
tuto del silencio administrativo8 y el amparo
por mora9 .
Si bien todos tienen como denominador común
la morosidad administrativa respecto de su de-
ber de resolver expresamente, cada figura tiene
un alcance especifico, extremo que determina-
rá en cada caso su utilización por parte del ad-
ministrado. Así, en tanto la queja y la avoca-
ción son articulados en sede administrativa, el
amparo por mora o el silencio se hacen valer en
sede judicial. En el caso del silencio, se requie-
re la interposición de un pronto despacho y el
transcurso de un lapso de tiempo suplementa-
rio, recaudo que no se exige para el amparo por
mora. En definitiva, frente a la mora en resol-
ver, el administrado deberá evaluar qué meca-
nismos le ofrece el ordenamiento jurídico local
y elegir de acuerdo con su conveniencia cuál
6
Por ejemplo, el Artículo 71 del Decreto reglamentario
N° 1.759/1972.
7
Artículo 93, Ley Nº 7.647; ídem Ordenanza General
Nº 267/1980.
Artículo 16, Ley Nº 12.008 (texto según Ley Nº 13.101).
9
Artículo 28, Ley Nº 19.549 y Artículo 76, Ley Nº 12.008.
Rap Bs. As. (48)
de aquellas herramientas utilizará para superar
el estado en que lo coloca el silencio de la auto-
ridad requerida.
II. Antecedentes en el derecho público local.
En la Provincia de Buenos Aires, previo al dic-
tado de la Ley Nº 12.008 (Código Procesal
Contencioso Administrativo), la legislación lo-
cal sólo preveía para contrarrestar la mora ad-
ministrativa, la avocación del superior para la
resolución de recursos en sede administrativa y
el instituto del silencio negativo10, que habili-
taba ante la ausencia de acto administrativo
expreso el acceso a la vía judicial.
Sin embargo, como se mencionó anteriormen-
te, cada una de estas figuras tiene un alcance
disímil dentro del cual no siempre el administra-
do podrá encontrar satisfacción a su requerimien-
to. En el caso de la avocación, la Administración
puede continuar demorando toda resolución, re-
sultando además un mecanismo inútil si a quien
se imputa la demora es la autoridad administra-
tiva superior del órgano de que se trate (v. gr.
Poder Ejecutivo), supuesto en el que no se con-
tará con superior jerárquico a quien solicitar
avocación11. Por su parte, en el caso del silen-
cio, en el que se presume una resolución dene-
gatoria, no le resultará útil al ciudadano si a efec-
tos de una eficaz defensa del derecho o interés
que pretende hacer valer, éste quiere conocer las
razones específicas de la negativa.
10
Regulado en el Artículo 79 de la Ley Nº 7.647 (ídem
Ordenanza General Nº 267/1980) y en el Artículo 7º del
derogado Código de Varela. Sobre la diferencia plazos
entre ambas normas y la solución adoptada por la Suprema
Corte Provincial, puede verse Hutchinson, Tomás, Proce-
dimiento administrativo de la provincia de Buenos Aires,
Buenos Aires, Astrea, 1995, p. 284. En el nuevo Código
Procesal Contencioso Administrativo (Ley Nº 12.008 y
sus modif.) el silencio negatorio se encuentra regulado en
el Artículo 16; resultando lex posterior los plazos fijados
por esta norma son los que determinan actualmente la con-
figuración del instituto –especialmente respecto de la Or-
denanza General Nº 267/1980, cuyos plazos han quedado
desfasados con relación a los previstos en el CPCA.
11
Cfr. Creo Bay, Horacio D., Amparo por mora de la Admi-
nistración pública, Buenos Aires, Astrea, 2ª edición, p. 25.
Rap Bs. As. (48) SECCIÓN DOCTRINA
Desde la jurisprudencia provincial no se visua-
lizaba un panorama más amplio que el ofrecido
por las normas arriba indicadas. En numerosos
precedentes, la Suprema Corte de Justicia de
Buenos Aires había sostenido que los casos en
los que se pretendía obtener el libramiento de
una orden judicial de pronto despacho de las
actuaciones administrativas no era susceptible
de plantearse a través de la vía contencioso ad-
ministrativa que formaba parte de su compe-
tencia originaria12.
Sin embargo, poco tiempo antes de la entrada
en vigencia del nuevo fuero contencioso admi-
nistrativo descentralizado y consecuentemente
con la renovación parcial de sus miembros, el
Máximo Tribunal provincial –con sustento en
la aplicación directa de los contenidos de la
cláusula constitucional en lo contencioso
administrativo (Artículo 166 5° párrafo, Cons-
titución Provincial 1994) y en especial del prin-
cipio de tutela judicial efectiva (Artículo 15)–
comenzó a revisar anteriores criterios, abriendo
su competencia originaria13 a diferentes preten-
siones y vías procesales que hasta ese momen-
to se encontraban vedadas14 . Precisamente, el
amparo por mora fue una de las pretensiones
que dio lugar al quiebre del marco tradicional
12
Cfr. SCBA Causas B-55223 “Gómez”, del 22-07-1993;
B-57191 “Videla”, del 19-03-1996; B-59301 “Vivot”, del
15-09-1998; B-61270 “Quiles”, del 12-04-2000; criterio
tributario de una línea doctrinaria tradicional elaborada
por la Suprema Corte de Justicia de Buenos Aires –bajo la
vigencia del derogado Artículo 149 inc. 3° de la Constitu-
ción de 1934 y de la Ley Nº 2.961 (Código de Varela)–
que concebía al proceso contencioso administrativo
sobre la base de la revisión de actos administrativos, res-
tringiendo el acceso a la vía judicial a todas aquellas pre-
tensiones que no se sujetaran al exigido transito adminis-
trativo previo.
13
Que ejercía, en esta etapa, de manera transitoria; cfr.
Artículo 215, Constitución Provincial 1994.
14
Sobre el rumbo perfilado y la gravitación de la jurispru-
dencia emanada del Alto Tribunal en este periodo, véase
Milanta, Claudia A. M., “Proyección de la tutela judicial
en materia administrativa. La fuerza normativa de la
Constitución en la jurisprudencia de la Suprema Corte de
Justicia de Buenos Aires del año 2002/2003” en AA VV,
Temas de derecho administrativo. En honor al Prof. Agustín
A. Gordillo, La Plata, Librería Editora Platense, 2003, p. 451.
7
elaborado bajo los postulados del “dogma revi-
sor” que perduraba y resistía a la vigencia ope-
rativa de los nuevos mandatos constitucionales
en la materia. En la Causa B-64030 “Mayer”,
del 26-06-2002, la Suprema Corte admitió su
competencia originaria para conocer en una pre-
tensión de amparo por mora. Para así resolver,
fundamentó que se trataba de “[…] una cues-
tión donde está en tela de juicio la función ad-
ministrativa, concretamente, según se denun-
cia en la demanda, la omisión de su ejercicio
legal en el curso de un procedimiento […] Ade-
más, la Constitución provincial garantiza el ac-
ceso a la justicia y la tutela judicial continua y
efectiva (Artículo 15) contra la actuación y omi-
sión administrativas (Artículos 20.2, 166,
quinto apartdo, y concs. y Artículo 1º de la
Ley Nº 7.166)” y en atención que el entonces
vigente Código de Varela no contenía un carril
procesal específico adecuado a las característi-
cas de la pretensión, dispuso a tramitar el caso
conforme las pautas de la Ley Nº 7.166, en cu-
yos términos el actor había iniciado la acción15 .
III. El nuevo ordenamiento procesal admi-
nistrativo.
El Artículo 12 inciso 6° del nuevo Código Proce-
sal Contencioso Administrativo (Ley Nº 12.008 y
sus modificatorios) –entre la pluralidad de pre-
tensiones que admite– incluye expresamente aque-
lla que se articule con el objeto de obtener: “Se
libre orden de pronto despacho, en los términos
previstos en el Artículo 76 del presente código”.
A su turno, esta última norma dispone: “1. El
que fuere parte en un procedimiento adminis-
trativo, podrá solicitar judicialmente se libre
15
Vale recordar que previo a la sanción del nuevo ordena-
miento procesal administrativo (Ley Nº 12.008), el marco
procesal de la Ley Nº 7.166 era la única posibilidad de
encuadrar formalmente la pretensión de solicitud de or-
den de pronto despacho. Por consiguiente, la acción que-
daba sujeta a los rigores de admisibilidad y demás
vadallares que la Corte provincial sometía al amparo en
general cuando involucraba materia administrativa, exi-
gencias formales que en la mayoría de los casos cerraban
a esta pretensión el acceso a la vía judicial.
8 SECCIÓN DOCTRINA
orden judicial de pronto despacho. Dicha or-
den será procedente cuando alguno de los en-
tes referidos en el Artículo 1° del presente có-
digo hubiere dejado vencer los plazos fijados
y, en caso de no existir éstos, si hubiere trans-
currido un plazo que excediere de lo razonable,
sin emitir la resolución o el acto de trámite o
preparatorio que requiera el interesado o corres-
ponda adoptar para continuar o resolver el pro-
cedimiento.
2. Presentada la pretensión, el juez se expedirá
sobre su admisibilidad, teniendo en cuenta las
circunstancias del caso y requerirá a la autori-
dad administrativa interviniente que, en el pla-
zo que le fije, no mayor a los cinco (5) días,
informe sobre la causa de la demora aducida.
3. La configuración del silencio administrativo
de acuerdo con lo dispuesto en el Artículo 16°
del presente Código, no impedirá la utilización
de esta vía.
4. Contestado el requerimiento o vencido el pla-
zo sin que se lo hubiera hecho, el juez resolve-
rá lo pertinente acerca de la mora, librando la
orden si correspondiere para que la autoridad
administrativa responsable despache las actua-
ciones en el plazo prudencial que se establezca
según la naturaleza y complejidad del asunto.
Las resoluciones que adopte el juez en el trá-
mite del amparo por mora serán irrecurribles.
La sentencia será susceptible de reposición,
dentro de los tres (3) días de notificada, me-
diante escrito fundado”.
La norma transcripta, que indudablemente re-
conoce su antecedente en lo regulado para el
ámbito de la Nación por el Artículo 28 de la
Ley Nº 19.549, incorpora entre los procesos
especiales susceptibles de tramitarse en el fue-
ro especializado al amparo por mora, dando
cause a una pretensión que tiene por objeto es-
pecifico y único la obtención de una orden ju-
dicial de pronto despacho, para que se dicte el
acto administrativo o preparatorio que corres-
ponda dentro de un procedimiento administra-
tivo, cuando la autoridad pública ha dejado ven-
cer los plazos legalmente fijados para cada caso.
Rap Bs. As. (48)
IV. Caracteres del proceso.
Del régimen procesal diseñado para ventilar la
pretensión de libramiento de orden de pronto
despacho se desprende que el peticionante de-
berá acreditar en su escrito inicial que intervie-
ne como parte en un procedimiento administra-
tivo16, que en tales actuaciones se encuentra
pendiente el dictado del acto que resuelve so-
bre el fondo o el acto de trámite o preparatorio
que corresponda para continuar el procedimien-
to, y que los plazos que señalan las normas del
procedimiento administrativo para ello han ven-
cido o en caso de no existir aquéllos, que ha
transcurrido un lapso de tiempo que excede lo
razonable. Además, deberá quedar en claro en
el escrito postulatorio que la imputada demora
es ajena a la conducta seguida por el peticio-
nante en las actuaciones administrativas.
Ninguna otra pretensión ni de fondo ni cautelar,
que no sea el libramiento de orden de pronto
despacho, podrá acumular el actor en su deman-
da17 . Así lo impone la naturaleza sumarísima del
proceso y porque el juez, en su pronunciamiento,
sólo puede resolver “[…] acerca de la mora, li-
brando la orden si correspondiere […]” (Art. 76
inc. 4°), encontrándose vedado al magistrado
pronunciarse sobre el sentido en que debe de-
cidir la Administración. Al respecto, reiterada-
mente ha afirmado la Corte provincial: “[…] Este
emplazamiento no implica de modo alguno abrir
juicio acerca de la fundabilidad de la petición a
decidir, ni sobre el contenido de la resolución
administrativa que deba adoptarse […]”18 .
Ahora bien, esta acción de carácter sumarísi-
mo, sin perjuicio de sus estrechos límites de
conocimiento, no impide que la autoridad cues-
tionada por su conducta omisiva, en el informe
16
Calidad de parte que deberá ser ponderada en los extre-
mos amplios que pauta el Artículo 13 del CPCA y no ya
en los contornos más estrechos del Artículo 10 de la Ley
Nº 7.647.
17
SCBA, Causa B-64.199 “Transporte Servicor S.A.”. En
el mismo sentido, Soria, Daniel F., “Aspectos Básicos de
las Pretensiones en el Nuevo Código Procesal Administra-
tivo de la Provincia de Buenos Aires”, Revista Argentina
del Régimen de la Administración Pública –Rap: 244:11.
18
SCBA, Causa B-65707 “González”.
Rap Bs. As. (48) SECCIÓN DOCTRINA
que se le requiere para que se expida sobre la
demora aducida, esgrima todas las defensas que
estima le correspondan y que aseguren el ca-
rácter contradictorio de la litis. Por ello, puede
afirmarse que siempre que se respete la esencia
de la naturaleza breve del proceso y su acotado
objeto, la vigencia de la plena bilateralidad19
desde el inicio impide perjudicar inútilmente
aquel derecho superior a ser oído (audiatur et
altera pars), por cuanto no se advierten razo-
nes que justifiquen postergar tal ejercicio a la
instancia recursiva. Bajo estas premisas, no cabe
entender el informe previsto en el inciso 2º del
Artículo 76 sino como un verdadero responde
de la demanda, con las cargas y efectos propios
de tal acto jurídico procesal20 .
Aunque no está prevista la apertura a prueba, aten-
to la restricción cognoscitiva de este especial
proceso, ello no implica que no exista activi-
dad probatoria; en particular, serán de impor-
tancia las copias de las presentaciones efectuadas
en sede administrativa que obren en poder del
accionante o el propio expediente administrati-
vo. No obstante tratarse de un litigio básica y
preferentemente documental, son admisibles
otros tipos de prueba que contribuyan a diluci-
dar si la demora es excesiva; en especial en los
supuestos en los que no exista plazo fijado, o
para determinar el plazo prudencial en que la
autoridad administrativa deberá despachar las
actuaciones según la naturaleza y complejidad
del asunto.
Como contrapartida, y a fin de que la litis no se
desnaturalice, el juez podrá hacer uso de sus
facultades de ordenación y dirección de la cau-
19
Principio que hunde sus raíces en la garantía de la de-
fensa en juicio y que destaca la nota democrática que par-
ticipa el proceso justo constitucional. Cfr. Berizonce;
Morillo; Sosa, Códigos Procesales en lo Civil y Comer-
cial Prov. de Bs. As. y de la Nación, T. X-A, Librería Edi-
tora Platense, 2004, Capítulo 10, p. 251 y sigs.
20
Así lo interpretan normalmente los órganos administra-
tivos demandados a la hora de cumplimentar con el infor-
me de marras, en tanto que, en la generalidad de los casos
que se registran, no se limitan a exponer los motivos de la
demora, sino que controvierten las alegaciones de los
accionantes solicitando ser tenidos por parte en el litigio.
9
sa: por un lado, descartando todas aquellas prue-
bas que no se refieran a hechos controvertidos
y conducentes al objeto del proceso, y, por otra
parte, podrá ordenar de oficio la producción o
ampliación de toda medida de prueba que con-
sidere adecuada para la averiguación de la ver-
dad de los hechos21.
En sentido contrario a doctrinas vigentes en el
ámbito nacional, el inciso 3° del examinado
Artículo 76 establece que la configuración del
silencio administrativo no impedirá la utiliza-
ción de la vía del amparo por mora22. No sólo
principios rectores en materia administrativa de
tutela efectiva e in dubio pro actione o favor
actionis 23 abonan el buen criterio adoptado por
el legislador, sino que también tal solución tie-
ne en cuenta que el pronto despacho jugará su
propio rol –aunque en este caso de manera no
obligatoria– en el ámbito del amparo por mora.
Efectivamente, cuando el incumplimiento de la
obligación de resolver en forma expresa persis-
te, el pedido de pronto despacho –sin perjuicio de
su aptitud para configurar el silencio negatorio–
no dejará de ser un requerimiento natural por par-
te del afectado, demostrativo de su intención
inequívoca de obtener un pronunciamiento expre-
so, que indudablemente deberá ser tenido en cuen-
ta por el juez en su pronunciamiento final.
Tampoco la configuración del silencio adminis-
trativo negatorio será una defensa apta de la
Administración para fundar el pedido de recha-
zo de la acción de amparo por mora. Tratándo-
se el instituto del silencio de una ficción legal
otorgada en favor del administrado, sólo a él le
corresponde la opción de considerar al silencio
como presunta negativa, habilitante para que la
pretensión de fondo sea resuelta en la vía judi-
cial. Mientras no haya efectivizado la opción,
se mantiene inalterable la obligación de la Ad-
21
Cfr. Artículos 41 y 46 CPCA; Artículos 34 inciso 5° y
36 inciso 2° CPCC.
22
Con la salvedad que destaca el Dr. Daniel F. Soria, op.
cit., p. 40 y nota 181, que si se ha demandado en base al
silencio negatorio y se ha trabado la litis queda impedida
una posterior acción de amparo por mora.
23
Cfr. SCBA, Causas B-51979 “Choix”, del 21-06-2000
y B-57700 “Montes de Oca”, del 10-09-2003, entre otras.
10 SECCIÓN DOCTRINA
ministración de resolver en forma expresa24.
Como corolario de tal deber, la acción de amparo
por mora no se encuentra sujeta a plazo de cadu-
cidad ni requiere agotar la vía administrativa.
El último párrafo del Artículo 76 regula lo ati-
nente a los recursos contra las decisiones que
adopte el juez en este proceso. En su primera
parte, establece la irrecurribilidad de las deci-
siones en el trámite –v. gr. admisibilidad y pe-
dido de informe, apertura a prueba, medidas
para mejor proveer–; finalmente, y en una re-
dacción que invita a interpretaciones encontra-
das, dispone que la sentencia “[…] será sus-
ceptible de reposición […]”, con lo cual podría
entenderse que sólo procede contra aquélla el
recurso de reposición, resultando inapelable
para la parte agraviada. De momento, las Cá-
maras de Apelación del fuero –con asiento en
La Plata y San Martín–, en una interpretación
amplia de las normas y principios involucrados
en la cuestión, han admitido la apelabilidad de
la sentencia dictada en el amparo por mora25.
Por el carácter sumarísimo de la acción y por el
especial contenido de la sentencia que haga lu-
gar a la pretensión de amparo por mora –limi-
tada al libramiento de orden judicial de pronto
despacho–, el régimen de ejecución de senten-
cia diseñado en el Artículo 63 y siguientes del
nuevo código de la materia no resulta plena-
mente compatible para procurar el cumplimien-
to del mandato judicial.
24
Al respecto, en oportunidad de resolver amparos por mora
tramitados bajo el régimen procesal de la Ley Nº 7.166 y
ejerciendo su competencia originaria y transitoria en mate-
ria administrativa la SCBA tuvo ocasión de expresar “[…]
que aun cuando el demandante pudo haber configurado el
silencio denegatorio, en los términos establecidos por el
referido Artículo 7º, también le asistía el derecho de ocu-
rrir por medio de la acción de amparo para, supuesta la
manifiesta ilegitimidad y arbitrariedad de su conducta, em-
plazar a la autoridad renuente a resolver en forma expresa
[…] habida cuenta del carácter opcional que para el intere-
sado en el procedimiento administrativo, tiene dicha vía”,
Causa B-66073 “Pereda Benedit”, del 01-12-2004.
25
CCALP Causas N° 16 “Gallo”, del 10-08-2004, N° 46
“Domínguez”, del 31-08-2004, N° 664 “Pinto Riquelme”,
del 28-06-2005, entre otras; CCASM Causas “Metales
Nicolás S.A.”, del 08-03-2005, N° 177/2005, “Cenerelli”,
del 15-06-2005.
Rap Bs. As. (48)
Por una parte, el citado régimen prevé, ante la
falta de cumplimiento de la sentencia, la apertu-
ra de todo un trámite de ejecución reñido con la
naturaleza breve, rápida y expedita del proceso
de amparo por mora. De otro lado, la prestación
–de hacer– que impone la sentencia condenato-
ria no es susceptible de ejecución directa: el juez
no puede dictar el acto demorado. Si como en-
seña Botassi, la ejecutoriedad de las sentencias
no es otra cosa que la transformación compul-
siva de una decisión judicial firme en hechos
concretos26, es entonces cuando se advierte que
el código no ha arbitrado medida alguna para
que la orden contenida en la sentencia sea efec-
tivamente cumplida cuando la autoridad obli-
gada se mantiene en un reticente silencio.
La omisión actualiza, aquí también, discusio-
nes planteadas en derredor del régimen regula-
do por el Artículo 28 de la Ley Nº 19.549, don-
de se ha juzgado harto insuficiente la previsión
del Artículo 29 del mismo cuerpo legal27 y se
ha discutido sobre cuál sería la vía idónea para
superar el incumplimiento de la sentencia, emer-
giendo de tal discusión la posibilidad de apli-
cación de sanciones conminatorias a la Admi-
nistración para los casos de desobediencia de
la orden judicial.
En este sentido, puede afirmarse que de la pro-
pia normativa de la Constitución Provincial re-
formada y del nuevo Código Procesal Conten-
cioso Administrativo se extrae sustento legal
suficiente para la aplicación de “astreintes” a
efectos de obtener el cumplimiento del manda-
to judicial. La Constitución, al establecer, en
su Artículo 163, la responsabilidad de los em-
pleados y funcionarios de la Administración por
el incumplimiento de las decisiones judiciales.
El Código, al reglamentar aquél, disponiendo
que dicha responsabilidad será solidaria con la
26
Botassi, Carlos A., “Ejecución de Sentencias contra el
Estado en el Nuevo Proceso Contencioso Administrativo
de la Provincia de Buenos Aires”, La Ley, T. 2000-E, 1116
y sigs.
27
Que se limita a prever la aplicación de sanciones disci-
plinarias al funcionario remiso por el superior jerárquico.
Rap Bs. As. (48) SECCIÓN DOCTRINA
del ente u órgano respectivo y abarcará todos
los daños que ocasione su irregular actuación.
A su vez, la habilitación del Artículo 77 para la
aplicación en el trámite de los procesos con-
tenciosos administrativos de las normas –en
cuanto no sean incompatibles– del Código Pro-
cesal Civil y Comercial permite recurrir a lo
previsto por el Artículo 37 de este último ri-
tual, que expresamente autoriza este medio
de compulsión. Por consiguiente, la aplicación de
“astreintes” al funcionario responsable del des-
pacho de las actuaciones en forma solidaria con
el órgano administrativo se exhibe como una
vía posible en la medida que el cumplimien-
to de la sentencia no pueda lograrse por otro
medio28.
V. A modo de conclusión.
La pretensión de libramiento de orden de pron-
to despacho de las actuaciones administrativas
y la vía procesal regulada para articular aquélla
reconocen derivación directa de los principios
constitucionales y supranacionales de la debi-
da defensa, el derecho de peticionar a las auto-
ridades y de tutela judicial continua y efectiva;
desde tal horizonte deberá interpretarse este
instituto en su faz adjetiva y sustantiva, y en
los aspectos que, eventualmente, resulten insu-
ficientemente regulados (v. gr. aplicación de
“astreintes” frente al incumplimiento de una
sentencia condenatoria).
Finalmente, se debe subrayar la cualidad del am-
paro por mora como herramienta procesal sen-
cilla y rápida para atacar uno de los factores
más perjudiciales en el derrotero encaminado
al reconocimiento o tutela de un derecho: el espa-
cio temporal que como elemento integrador del
debido proceso no debe exceder lo razonable.
28
Cfr. Perrino, Pablo Esteban, “Las pretensiones procesa-
les en el nuevo Código Contencioso Administrativo bo-
naerense”, El Derecho, T. 180, p. 901. También ha sido el
criterio adoptado por la Ley Nº 29/1998, reguladora de la
jurisdicción contencioso administrativa española, que con-
templa expresamente para los casos de incumplimientos a
los mandatos judiciales la imposición de multas coerciti-
vas (Art. 112, ley citada).
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