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la gallina degollada

HORACIO QUIROGA
EL Cuento la gallina degollada de Horacio Quiroga relata la historia de la familia Mazzini Ferraz, esta pareja de esposos
esperaban su primer hijo, la alegría los embargaba, como era de esperar cuando vas a tener tu primer hijo. A los
catorce meses de casados nació el niño, trajo mucha felicidad a Berta y Mazzini. Pero al vigésimo mes de haber nacido
el niño, se enfermó. Trajeron al Doctor, el cual examinó al niño, dando luego su diagnóstico de que el niño no presenta
ningún daño. Mazzini pregunto que podía ser una herencia, el doctor le dijo en la madre no hay más que un pulmón
que no sopla bien y después todo está bien.

El niño padecería las consecuencias del abuelo, después de algunos días se había recuperado; pero la inteligencia, el
alma había quedado idiota, babosa, retraso mental y físico permanente.

Cuando el niño empezó andar era torpe, no sabía distinguir el peligro, siempre se daba golpes en las cosas que podía
haber en su paso. No sabía sentarse, ni cambiar de sitio. Berta y mazzini estaban angustiados por tal suceso en sus
vidas, así que para recuperarse de este mal momento, como todo matrimonio joven, decidieron tener un segundo hijo.
Al nacer el segundo hijo, nuevamente parecía renacer el amor, pero de pronto a los dieciocho meses enfermó con
convulsiones y quedo igual que el primero, todo idiota sin inteligencia.

A estos dos primeros hijos nacería un tercero, pero le nacieron mellizos, corriendo la misma desgracia que los dos
primeros, los cuatro hijos, lo único que sabían hacer es mirar muchas veces el sol ocultarse tras del cerco de la pared
que tenían en su casa, e imitar al sonido del tren eléctrico que pasaba. Estos cuatro hijos estaban todo el día sentado
en un tronco del patio de la casa. Tenían la lengua entre la boca, los ojos estúpidos, y siempre mojado los pantalones
de tanto babear

Eran cuidados por María la sirvienta, quien les daba de comer, y casi nunca les lavaba. Berta y Mazzini tendrían una
hija, el cual pusieron por nombre Bertita. La angustia de los padres parecía terminar, la niña crecía y era la consentida,
no le negaban nada, pero un día enfermo de meningitis; esto fue motivo para que los esposos empezaran a pensar lo
que se vendría, mazzini desesperado comenzó a caminar de un lugar a otro, Berta le dijo que se calmara, que no
estuviera así, pero él solo respondió que ella era una víbora, y Berta respondió que ella no, sus padres no eran como
los de él. Mis padres no murieron de ningún mal como los tuyos, respondió Mazzini. Entre tanto que discutían la niña
despertó, la indigestión había desaparecido y sello la boca de los dos. En la mañana siguiente Mandaron a degollar la
gallina a la sirvienta. Entre tanto que la sirvienta mataba a la gallina en la cocina, los cuatro idiotas estaban de tras,
mirándola fijamente.

Los esposos decidieron salir a pasear con la niña ya recuperada, mientras volvían a su casa, decidieron pasar a saludar
a sus vecinos y en ese momento Bertita logró que sus padres se descuidaran para adelantarse a la casa. Los cuatro
idiotas veían como Bertita trataba de subir en el cerco pisando en una caja de kerosene. En eso que Bertita estaba a
punto de caer para el otro lado del cerco, la tomaron de la pierna y Bertita comenzó a llamar ¡ay mamá!, mamá, papá,
Pero nada pudo salvarla, cayó en el piso, uno de ellos lo tomo del cuello, y los otros de la pierna lo arrastraron hasta la
cocina, y ahí lo asesinaron como a la gallina que asesino la sirvienta que ellos habían visto. Mazzini al llegar a su casa
entre tanto que su esposa iba a dejar el sombrero, comenzó a llamar a Bertita, pero al no oír respuesta, el pánico se
apoderó, y al pasar por la puerta de su cocina vio un charco de sangre, abrió la puerta entornada y lanzo un grito de
horror, su esposa al oír el grito corrió y mazzini le dijo no entres. Ella alcanzó a ver el charco de sangre, y con la mano
en la cabeza. Todo terminaría con la muerte de su única hija. fin del cuento la gallina degollada.

LA PATA DE MONO

En un lugar llamado Laburnum, había una casa en la que un hombre y su hijo jugaban al ajedrez, cuando de repente
llama a la puerta de la casa un sargento llamado Morris, al cual conocía la familia anteriormente. Este sargento entonces
contó al señor White, su hijo y a su esposa una historia sobre una pata de mono que cargaba, que al parecer concedía
tres deseos si los pedias en voz alta y que se concedían de una forma tan aleatoria que parecía simple casualidad.

El señor White entonces quiso tener aquella pata, aunque el sargento le aconsejó que la destruyera, cosa a lo que el
señor se negó rotundamente. Al marcharse el sargento, el hombre pidió el deseo de obtener doscientas libras. Después
de haber pedido este deseo llegó un hombre a informarles de que su hijo había fallecido aplastado por unas máquinas
en su trabajo y que la empresa les mandaba la cantidad de doscientas libras. El señor White se desmayó y su mujer
echó a llorar desconsoladamente.

Pasaron dos semanas después de enterrar a su hijo, cuando la señora White le dijo a su marido que pidiera el deseo de
que su hijo resucitara, más él se negaba a volver a usar la pata de mono, hasta que la mujer consiguió pedir el deseo
y después de esperar unas horas oyó como sonaba la puerta y fue a abrirla, acción que intentó de detener el señor
White, pero que finalmente no pudo conseguir, en el mismo instante encontró la pata de mono y, frenéticamente,
balbuceó el tercer y último deseo.

Los golpes cesaron de pronto; aunque los ecos resonaban aún en la casa. Oyó retirar la silla y abrir la puerta. Un viento
helado entró por la escalera, y un largo y desconsolado alarido de su mujer le dio valor para correr hacia ella y luego
hasta el portón. El camino estaba desierto y tranquilo.

1902
W.W, Jacobs, The Lady of the Barge.

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