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Sumado a todo esto, podemos además estimar su valor o tener

una medida de su importancia observando la concentración


relativa de ácido ascórbico en las zonas más vitales. Un análisis
químico de nuestros diferentes órganos revela que la vitamina C
se halla en concentraciones más elevadas en aquellos tejidos
que tienen una mayor actividad metabólica. Como era de
esperar, el cerebro, los ojos, los testículos u ovarios, la hipófisis,
las glándulas suprarrenales, son los primeros en la lista. Las
glándulas suprarrenales en especial, productoras de varias
hormonas importantísimas, sufren un descenso catastrófico en
sus niveles de ácido ascórbico cada vez que hay traumas físicos,
químicos o psíquicos.

Una nueva y más evolucionada forma de medicina


individualizada ya está entre nosotros, a la cual bien podríamos
denominar Medicina Integrativa de Precisión. Se trata
sencillamente de una necesaria síntesis de todas las formas de
medicina anteriores, del procesamiento colectivo de la
experiencia clínica y los hallazgos científicos de miles de
creadores. Grandes innovaciones emergen con velocidad
exponencial, desde ingeniería de tejidos por medio de la
implantación y modulación de células madre pluripotenciales
hasta la inyección endovenosa de microscópicos robots
reparadores (nanomedicina). Con todo, aun en este promisorio
futuro nuestra dependencia del ácido ascórbico seguirá siendo
un rasgo central de la biología humana, y los beneficios de
la suplementación con dosis suprafisiológicas de este y otros
nutrientes esenciales continuará abriéndose paso en la cultura.

Con la emergencia continua de innovaciones disruptivas, y la


crisis global de los sistemas médicos como MediCare y
MedicAid, es claro que una verdadera revolución está por tener
lugar en las ciencias biológicas. Pero las transiciones de un
paradigma viejo a uno nuevo nunca ocurren suavemente, y por
alguna razón, son diez veces más encarnizadas en el campo de
la salud. Sucede entonces que –como pasa con toda revolución
científica los nuevos conocimientos de vanguardia, radicalmente
diferentes al decadente paradigma en retirada, tardan en abrirse
paso al encontrar invariablemente una resistencia
delestablishment. Mientras tanto, la posibilidad de
suplementarse con agentes nutracéuticos (micronutrientes
usados en rango farmacológico) está ya mismo al alcance de
todos.

La vitamina C (ácido ascórbico o ascorbato) es uno de los


muchos nutracéuticos cuyas formidables propiedades –e inocua
naturaleza- son casi demasiado buenas para ser ciertas… ¡pero
lo son!

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