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Hobbes afirma en De Cive I.2 una serie de proposiciones sobre la filosofía política clásica
que terminarían siendo canonizadas por gran parte de la teoría política moderna:
La mayoría de los que escribieron sobre política suponen, afirman o postulan que el
hombre es un animal nacido con disposiciones naturales para vivir en sociedad. El
hombre es un animal político, zôon politikon, dicen los griegos. Sobre esta base
construyen su teoría política, (...). Pero este axioma, aunque es aceptado por la mayoría
de los autores, no deja de ser falso y el error proviene de nuestra observación
demasiado superficial de la naturaleza humana. Quienes examinen más detenidamente
por qué los hombres se juntan y disfrutan de su mutua compañía verán claramente que
no es que eso ocurre porque naturalmente no podría ocurrir de otra manera, sino [que
sucede] por accidente.
En efecto, dice Hobbes que (a) para los pensadores griegos clásicos - aunque la referencia a
la doctrina del zoon politikon hace pensar en Aristóteles como el pensador griego por
antonomasia – “el ser humano es un animal político por naturaleza”. Además, según
Hobbes, (b) el axioma de la politicidad natural del ser humano es el fundamento de la teoría
clásica de la política. Finalmente, (c) el axioma de la politicidad natural es falso, y su
falsedad se debe a (d) un estudio demasiado superficial de la naturaleza humana. Aristóteles
cree que los seres humanos son sociales por naturaleza, cuando en realidad su socialidad o
politicidad es antinatural, es el producto de un accidente en el orden natural.
Por otro lado, Hobbes parece defender una concepción agustiniana de la autoridad política,
según la cual su justificación proviene de los defectos de la naturaleza humana. Esta
concepción, a su vez, está vinculada con la noción de libertad que adopta Hobbes y que, de
nuevo, estaría en franca oposición a la que defendía la teoría política clásica en general, y
Aristóteles en particular.
En este trabajo quisiera proponer que en estas tres cuestiones, es decir, la politicidad natural
del ser humano, la justificación de la autoridad política y la idea de libertad, Hobbes y
Aristóteles están mucho más cerca de lo que Hobbes mismo creía.
En este artículo simplemente vamos a asumir la verdad de (b) - i.e. la teoría política clásica
depende de la politicidad natural del ser humano -. En lo que sigue, estudiaremos el rechazo
de Hobbes de la tesis de la politicidad natural aristotélica y analizaremos a grandes rasgos
qué tan diferentes son sus concepciones de autoridad y libertad vis-à-vis la teoría política
aristotélica. La idea es poner en cuestión que tan antitéticas son las teorías políticas de
Hobbes y Aristoteles.
Comenzaremos con la dicotomía entre la teoría política moderna y la clásica sobre la base
de la adopción de la clásica del naturalismo político y el rechazo de la teoría política
moderna a este naturalismo. Esto es lo que parece ser el núcleo de distinción entre lo
clásico y lo moderno.
1)Un primer problema con el enfoque de los modelos es que Hobbes mismo parece
defender también una posición naturalista, ya que ciertamente el concepto de naturaleza
juega un rol fundamental en su teoría política, tanto en lo que hace a la noción de naturaleza
humana cuanto a la utilización de un modelo mecanicista de naturaleza en general. Quizás
sea más apropiado, entonces, sostener que Aristóteles y Hobbes adoptan diferentes
versiones del naturalismo político. Mientras que para Hobbes la naturaleza es el
fundamento a partir del cual se deducen «los Elementos de la virtud moral y los deberes del
ciudadano» (Hobbes (1983), ep. ded., 75-76), Aristóteles sigue una concepción práctica de
naturaleza, de acuedo con la cual, por ejemplo, una acción es natural en la medida que es
racional para el agente llevarla a cabo
4) Un cuarto eje parece ser propuesto por la diferencia en la metodología del análisis
político hobbesiano respecto del aristotélico. Mientras que el primero se propone
descomponer el todo social en sus partes básicas, de modo que de hecho se trataría de una
forma de individualismo metodológico, el segundo procedería de manera holista tomando
como sujeto de la acción a un todo social.
El rechazo de la sociabilidad natural del ser humano parece haber provocado la reacción de
algunos contemporáneos de Hobbes, y éste a su vez creyó conveniente aclarar su posición
al respecto:
“Dado que vemos a la sociedad ya constituida de hecho entre los hombres, que nadie
vive fuera de la sociedad, que todo el mundo busca la mutua compañía y el diálogo,
puede parecer una estupidez asombrosa oponer en el mismo comienzo de una teoría política
un obstáculo de este tipo a los lectores: «El hombre no nació apto para la sociedad». Por
tanto, algo se ha de decir para mayor explicación”
#Así como vimos que Hobbes en ciertos aspectos «se acerca» a Aristóteles, al menos más
de lo que él parece reconocer, también se podría decir que Aristóteles, por su lado, «se
acerca» a Hobbes en cierto sentido. En efecto, consideremos el siguiente esquema
argumentativo. A menudo se sostiene que Hobbes niega que los seres humanos son
políticos por naturaleza debido a que
(a) en cierto sentido, los individuos son anteriores al Estado; una manera de dar cuerpo a
esta proposición es que pueden vivir fuera de la polis provistos de derechos naturales, y de
aquí que
(a’) es posible para los individuos plantearse el problema de la obligación política (desde
una situación pre-política y/o no-política); por lo tanto
(b) el Estado puede ser justificado en términos de la racionalidad del paso de una situación
prepolítica u originaria a la sociedad política, y
(b’) el Estado es una creación humana, un artefacto, y no un ente natural.
Este mismo párrafo muestra que Aristóteles no tiene problemas con (b’), es decir, con
que el Estado es una creación humana: «el primero en establecerla [sc. la polis] fue el
causante de los mayores beneficios» (1253a30-31). Para Aristóteles, además, aquella
acción o institución que es resultado de la razón y/o deliberación no es eo ipso antinatural:
para nosotros ser racional es natural (v.g. Pol. VII.15 1334b15). En lo que se refiere a (b),
la racionalidad del paso de la vida pre-política a la política, de vivir al vivir bien, se explica
por la oportunidad que brinda la polis de satisfacer las necesidades no resueltas por las
comunidades de aldeas, tal como la vida de los oikoi dio lugar a ciertos problemas prácticos
resueltos por la razón práctica que a su vez condujo a la vida en aldeas. El objetivo de este
argumento no es sólo ofrecer una explicación esencialmente causal de la aparición de la
polis, sino además ofrecer una justificación de la misma en términos de las necesidades o
razones para actuar de los individuos (Pol. III.6 1278b17-30). Si bien Aristóteles no ofrece
una justificación contractual del Estado, no deja de presentar una explicación práctica de la
polis, antes que natural en términos de un proceso irreversible o respecto del cual la
deliberación no juega rol alguno.
“La mayoría de los que escribieron sobre política suponen, afirman o postulan que el
hombre es un animal nacido con disposiciones naturales para vivir en sociedad. El
hombre es un animal políltico, zôon politikon, dicen los griegos. Sobre esta base
construyen su teoría política, como si para preservar la paz y el gobierno de todo el
género humano no se necesitara otra cosa que el que los hombres acordaran establecer
ciertos pactos y condiciones a los cuales ellos mismos llamarán después leyes. Pero
este axioma, aunque es aceptado por la mayoría de los autores, no deja de ser falso y el
error proviene de nuestra observación demasiado superficial de la naturaleza humana.
Quienes examinen más detenidamente por qué los hombres se juntan y disfrutan de su
mutua compañía verán claramente que no es que eso ocurre porque naturalmente no
podría ocurrir de otra manera, sino [que sucede] por accidente”
6)Veamos ahora un párrafo en el que Hobbes matiza la concepción de ley que usualmente
se le atribuye:
“Igual que el agua que se encuentra represada por todos lados se estanca y corrompe, y la
que no tiene límites se extiende por todas partes y discurre más libremente cuantos más
pasajes encuentra, así también sucede con los súbditos: si no pueden tomar decisión alguna
sin que se lo mande la ley, se entontecen y embotan; y si pueden tomarlas todas, se
dispersan y disuelven, disfrutando de mayor libertad cuanto más sean las cosas que hayan
quedado sin legislar. Ambos extremos son imperfectos; pues las leyes no fueron inventadas
para eliminar las acciones de los hombres, sino para dirigirlas, igual que la
naturaleza ha dispuesto que los ríos tengan orillas no para detenerlos, sino para dirigir el
curso de la corriente. La medida de esta libertad vendrá determinada por el bien de los
ciudadanos y de la ciudad.”
En De cive Hobbes defiende a la soberanía del Estado contra las tendencias anarquizantes
del republicanismo en el contexto de la guerra civil inglesa.
Plantea la necesidad de una instancia política, el Estado, que no sea reducible ni a la
persona individual del monarca ni a la comunidad de ciudadanos, para poder contener el
conflicto político.
El republicanismo no es para el autor incompatible con la soberanía, sino que Hobbes le
reprocha al republicanismo su incapacidad de reconocer la proximidad que guarda la
republica con el Estado.
Argumenta que una monarquía tiene tanto derecho como una república a argumentar a
considerar que aquellos que están sometidos a su jurisdicción no son meramente súbditos
sino verdaderamente ciudadanos, y resolver de este modo la crisis provocada por la guerra
civil inglesa.
Hobbes quiere desarrollar una teoría política a prueba de retórica, en lugar de tratar de
convencer al adversario a partir de la defensa de la posición propia mediante el empleo de
persuasión, la teoría política debe aspirar a la demostración de la verdad. El método
utilizado es el deductivo.
La primera parte del libro está abocada al estado de naturaleza. Libertas se llama esta
primera parte. La caracterización de la libertas republicana es “como una facultad natural
de hacer cualquier cosa que uno desea a menos que esté prohibido por la fuerza o por
derecho” la violencia o la coacción externas se encuentran como los factores más comunes
que afectan a la libertas.
El estado de naturaleza originario a primera vista es presentado como una situación caótica
de violencia indiscriminada, parece seguir los pasos de lo que el republicanismo llamaría la
dominación del hombre por el hombre sin interferencias. Aunque, en lugar de retratar un
panorama desolador de violencia indiscriminada Hobbes distingue en realidad en el estado
de naturaleza dos clases de agentes:
- Por un lado, se refiere al comportamiento de quien “según la igualdad natural,
permite a los demás todo lo que se permite para sí”. La voluntad de dañar de estos
se debe a la necesidad de defender sus bienes y la libertad en contra de la
dominación. Legítima defensa provocada por la agresión.
- Por el otro se refiere al comportamiento inmoral de quien “considerándose superior
a los demás, quiere permitir todo, pero solo a sí mismo y se arroga todo el honor
ante los demás”. La voluntad de dañar de estos se debe a su vanagloria y la falsa
estimación de sus fuerzas. Dominación
De esta manera si bien la voluntad de dañar esta en todos en el estado de naturaleza no
existe en todos de la misma manera, hay una asimetría normativa.
En el estado de naturaleza no existe la libertad normativa de ser injusto; quien comete una
injusticia viola la ley natural.
En un parágrafo Hobbes deriva el estado de guerra de la violación de una ley natura, por lo
cual sugiera la posibilidad de una guerra justa en contra del infractor.
Asimismo Hobbes cree que la causa más frecuente por la que los hombres se dedican a
dañarse mutuamente nace del hecho de que muchos desean la misma cosa al mismo tiempo
esto nos acerca a la simetría de la libertad en sentido estricto.
El problema central del estado de naturaleza es puramente jurídico porque incluso si no
hubiera dominadores en el estado de naturaleza el conflicto subsistiría debido a la simetría
normativa.
Esta afirmación es confirmada por la introducción que hace Hobbes del concepto de
derecho natural. En efecto el estado de naturaleza originario no es contra la recta razón, ya
que es razonable hacer lo posible por conservarse y defenderse hasta la muerte. Entonces,
lo que no es contra la recta razón se hace justamente y con derecho. La palabra derecho no
es más que la capacidad que tiene cada uno de usar sus capacidades según la recta razón.
La conclusión que extrae Hobbes es: “El primer fundamento del derecho natural es que
cada uno proteja cuanto pueda su vida y sus miembros”
De esto se sigue que en la primera situación conflictiva que involucraba la asimetría
normativa entre el dominador narcisista y el que actúa en defensa propia, solo el segundo
actúa conforme a la recta razón y por lo tanto con derecho.
Asimismo, en lo que respecta a la simetría normativa de dos que desean lo mismo ambas
partes de dicha situación podrían invocar su derecho natural a actuar de ese modo y
protegerse de la acción de su competidor. Esta simetría normativa caracteriza precisamente
la relación de hostilidad o enemistad natural según la cual “los que no están sometidos a
ningún poder, ni el uno al otro, son enemigos entre sí” Parece por esto que el conflicto en el
estado de naturaleza es estructural.
“En el estado de naturaleza los individuos tienen el derecho de usar sus fuerzas y su arbitrio
para su propia conservación” es decir “el derecho de la espada privada”. Por lo tanto, la
libertas que caracteriza al caso central del conflicto hobbesiano está bastante lejos de la
asimetría entre agresor y víctima, pero muy cerca de la libertad normativa que tienen los
gladiadores en la arena de atacarse y defenderse mutuamente.
No solo la preservación puede servir de base a la simetría normativa del estado de bienestar
sino también la creencia.
Famosa conclusión de Hobbes “la ley natural siempre y en todas partes obliga en el foro
interno o en la conciencia, en el foro externo no siempre sino solo cuando puede hacerse de
manera segura” La distinción de foros no implica la suspensión de la ley nat en su totalidad
porque no tener que cumplir todas las leyes no implica no tener que cumplir ninguna.
El foro interno o de la conciencia y el externo o de la acción
El estado de naturaleza no tiene solo el problema sino también la solución: la ley natural.
Sigue el iusnaturalismo ya que dice que la ley natural es el “dictamen de la recta razón” se
aparta significativamente de la tradición en lo que hace a la fundamentación de la ley
natural.
Define científicamente la ley natural y por ello no se preocupa de las opiniones de los
demás autores con respecto a esta. Los demás autores derivan la ley natural del acuerdo de
todos y por ello son presa fácil de objeciones, deducen una norma a partir del mero hecho
de un acuerdo.
Nuestro autor deriva la ley natural de la razón y no de las pasiones. La prioridad explicativa
le corresponde al deber y a la razón y no a las pasiones naturales que no son malas en si
mismas. La naturaleza humana será mala o buena, será recomendable, en la medida en que
se acerca al deber prescripto por la razón. Dicha razón opera según deducciones hechas a
partir de ciertos principios que descansan en la recta razón. La fuente de la ley natural no s
encuentra en la naturaleza sino en el principio de universalización “lo que no querrías que
te hagan no se lo hagas a otro”.
Entonces la teoría hobbesiana se opone a la tesis escolástica sobre la relación entre la
bondad y la razón práctica, según la cual el papel de la razón práctica consiste en reconocer
lo que es bueno en la naturaleza y que existe por lo tanto independientemente de la
operación razón práctica y es anterior a ella. La posición e Hobbes en cambio parte de la
concepción moderna científica del mundo según la cual la naturaleza no tiene razones para
actuar, sino que está regulada por leyes causales. Se puede dar cuenta de la naturaleza en
términos causales: por ejemplo, explicar cómo opera la ley de gravedad, pero no atribuirle
bondad o maldad a la naturaleza.
En lugar de reconocer en la naturaleza razones para actuar, la razón práctica en realidad
tendría que crearlas de tal forma que el valor moral de una acción provenga del hecho de
ser el objeto de la razón práctica y no al revés. Entonces de un mero hecho natural no se
sigue razón alguna para actuar, las leyes no son leyes porque proceden de la naturaleza,
sino que las leyes de la naturaleza no son otra cosa que ciertas conclusiones colegidas por la
razón acerca de lo que se ha de hacer u omitir.
El pacto es importante porque es el factor que transforma la simetría normativa del estado
de naturaleza, en el cual solo hay enemigos, en la asimetría normativa de la sociedad civil
en la cual hay una relación de autoridad entre soberanos y súbditos.
La ley natural prescribe como cosa necesaria para procurar la paz que cada uno transfiera
mutuamente ciertos derechos suyos. De allí que Hobbes estudie la transferencia de esta
libertad natural casi ilimitada, cesicion que permitirá la aparición de derechos correlativos a
deberes o derechos limitados, y de este modo la asimetría normativa entre soberanos y
súbditos característica de la sociedad civil.
Pasar de solo libertades a deberes contractuales no implica para Hobbes la creación de
nuevos derechos.
Distingue entre el contrato y el pacto, mientras que por contrato se puede entender toda
transferencia de derechos, un pacto tiene lugar exclusivamente cuando solo una o ninguna d
las partes cumple inmediatamente con su prestación, de modo que “se confía en uno o en
ambos de los contratantes” y en ese caso “aquel en que se confía promete que va a cumplir
con la prestación posteriormente”.
Dada la simetría moral o normativa entre las partes en el estado de naturaleza solo un
contrato podrá permitirles obtener derechos correlativos a deberes, esto es el
establecimiento de un sistema autoritativo y con él la asimetría necesaria para alcanzar la
paz.
El argumento principal que da Hobbes a favor del cumplimiento del pacto es que es
contradictorio celebrar un acuerdo y no cumplirlo.
En todo estado perfecto existe en alguna persona el poder soberano (el mayor poder que
pueda ser conferido con derecho por los hombres). La soberanía seria asi un poder
normativo que le permite al soberano gobernar y por el cual este puede transformar los
derechos de sus súbditos en deberes y concederle a sus súbditos nuevos derechos o
facultades. “las marcas del poder soberano son: sancionar o derogar leyes, decidir la guerra
y la paz, conocer todas las causas y juzgar sobre ellas por si mismo o por jueces dedignados
por el, elegir a todos los magistrados y ministro” Hobbes asi identifica el poder soberano
con el derecho del Estado.
Hobbes critica también la teoría republicana de Ley ya que en su opinión es una de las
causas internas que disuelven al Estado. En efecto según la teoría republicana para saber si
se tiene que obedecer una ley un ciudadano debe primero dilucidar si la misma constituye o
no una interferencia arbitraria a su libertad y para poder examinar eso tiene que saber cual
es el contenido de la ley. Para Hobbes el efecto político de esta concepción de ley es que o
bien no obedecen o bien obedecen según su propio juicio, se obedecen a sí mismo y no al
Estado. Hobbes argumente que esta concepción no tiene sentido ya que es el soberano
mismo el que decide qué acciones son justas precisamente para evitar el desacuerdo
valorativo constitutivo de la guerra civil. Asi, la ley es un mandato que se caracteriza por su
fuente con independencia del contenido, a diferencia de la ley como consejo de los
republicanos dependiente del contenido.
La ley como consejo republicana moraliza la autoridad del derecho de tal forma que la
persuasión del contenido sería suficiente para motivarnos a cumplirla y si no nos persuade
intervendría la coaccion. El derecho según esta concepción solo daría razones para actuar a
quienes se vean persuadidos por su contenido o teman coaccion por desobedecer y no
importaría a quienes no se vean persuadidos o no teman. De allí se sigue que es inútil
entender la ley como un consejo, o sea una razón para actuar por su contenido ya que no
explica la obediencia de la ley en caso de desacuerdo genuino, cuestión que le interesa a
Hobbes.
La teoría de Hobbes de la ley como mandato es mejor para explicar el enfrentamiento
político, ya que es una cuestión que no se puede abordar en términos puramente morales ni
resolver exclusivamente mediante violencia. El mandato es una disposición para actuar que
pretende excluir a la deliberación del agente al cual se aplica, con independencia del
contenido de la disposición como del castigo en caso de incumplimiento.
El énfasis positivista en la voluntad como ingrediente de la ley se explica porque Hobbes
distingue dos partes en la ley civil: una distributiva y otra vindicativa o penal. La
distributiva es “aquella por la cual se distribuye a cada uno su derecho, la que dispone las
reglas por las cuales sabemos que es propio y que es de otro, de tal modo que otros no nos
impidan el disfrute de lo nuestro y viceversa”. La vindicativa es “aquella por la cual se
decide que penas se han de infligir a lo que violan las leyes”
Ambas no son dos tipos de leyes sino partes de la misma ley. La ley es en vano a menos
que contenga ambas partes, tanto aquella que prohíbe que se hagan injurias, como aquella
que castiga a los que las hagan. El castigo es un reaseguro para que la prohibición se
cumpla, no un elemento constitutivo de la misma.
División del trabajo que Hobbes asigna a cada parte de la ley: la primera de ellas que es
llamada distributiva se dirige a todos y es prohibitiva y la segunda vindicativa o penal se
dirige a los ministros públicos y es imperativa.
La ley natural y la ley civil se identifican de la siguiente manera: por una lado la ley natural
se ocupa de explicar la justificación de la ley civil “Todos los ciudadanos por la institución
misma del Estado, pactan prestar obediencia a los mandatos del que tiene el poder
soberano, esto es las leyes civiles”
El soberano y sus delegados son los únicos habilitados para invocar a ley natural y además
son los únicos que pueden interpretar el derecho en su conjunto.
Los estados entre sí para Hobbes tienen su propio Estado de naturaleza, la condición de los
Estados entre si es hostil. Hobbes rechaza la libertas domestica porque conduce a la guerra
civil pero no la libertas internacional que describe la existencia de diferentes autoridades
políticas soberanas. Los estados tienen la misma libertad de hacer la guerra que la que les
correspondía a los individuos en la situación originaria.
En este sentido esta la doctrina de la guerra justa republicana según la cual la guerra es
entendida en términos materiales como un acto ilícito o ilegal que implica por lo tanto la
violación de derechos o del Derecho y por lo tanto la eventual legítima defensa y o castigo
frente a dicho incumplimiento de la ley.
Y la doctrina del enemigo justo de Hobbes según la cual la guerra es un camino de
resolución de conflictos, y por lo tanto como un acto jurídico más, de modo de la misma no
conlleva la violación de derecho alguno.
Para Hobbes el miedo al enemigo mediante la guerra externa evita la guerra civil y favorece
la cohesión interna.
Uno de los atributos del soberano consistía en el derecho a interpretar la ley natural o las
leyes del reino de dios por la naturaleza. Al hablar del establecimiento del Estado Hobbes
ya había demostrado que la interpretación de las leyes seculares, es decir las que pertenecen
a la justicia y al comportamiento de los hombres para con los hombres está en manos de
quienes tienen el poder soberano del Estado. Por eso no sorprende que lo mismo suceda con
las interpretaciones de las leyes de las sagradas escrituras. Supedita la religión a la
soberanía del Estado.