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ANALISIS VARIOS

Toda maestra y todo maestro debe ser crítico, práctico e investigador no un ser que da conceptos investigados por otros, que
pone a sus estudiantes a consumir ideas prefabricadas por otros, que impone dictados o caligrafías como método de dominio
y represión en aula de clase, tampoco utiliza la EVALUACIÓN como instrumento punitivo para obtener el dominio y control
de una clase, la MAESTRA Y EL MAESTRO, crea, propone y produce. TOTAL estos últimos principios debe desarrollar en
sus estudiantes contrario al principio del facilismo y pasividad que vemos hoy en día en las aulas de nuestras escuelas y liceos
y al CONFORMISMO y/o COMODIDAD del EXAMEN (PRUEBA) como único método de buscar que el estudiante
VOMITE cosas ABSTRACTAS que muchas veces no tienen sentido y que por ende se limita a PRACTICAS
AGOTADORAS y desgastantes física y mentalmente tanto para ella o para él, así como también para sus estudiantes. En
resumidas cuentas, por estas prácticas pedagógicas absurdas de la pedagogía tradicional vemos a maestras y maestros,
renunciando o pidiendo incapacidades y a estudiantes desertando de un sistema educativo poco práctico y castrante del
verdadero sentido de la educación. Entonces compañeros, como dice el MAESTRO BIGOTT a transformar y a ser
subversivos de la educación mediocre que se ve por doquier....

II

En efecto, podemos concluir que tanto la obra política como la pedagógica de Luis Beltrán Prieto Figueroa, fueron su
esfuerzo en el logro de un sistema educativo en el marco de la democracia, sin exclusiones y con igualdad de oportunidades
para todos los ciudadanos, a fin de que se conciba un hombre integral, libre y responsable en el desarrollo económico y social
en función al beneficio de la comunidad, que lo conduzca a la satisfacción de sus necesidades personales pero en armonía con
la sociedad. Dentro de sus aportes significativos, y que constituyen la base fundamental del actual sistema educativo
venezolano, destacan: 1.- La Escuela Nueva 2.- El Estado Docente 3.- Humanismo Democrático

El concepto de educación crítico-transformadora

No estamos hablando de un método educativo concreto, sino de una filosofía pedagógica que, eso sí, requiere una
implementación coherente, o bien, si empezamos por el otro lado, de una práctica que tiene que ver con referentes
emancipadores. Se trata, por tanto, de un enfoque que admite la pluralidad dentro de sí, incluso en los nombres: hay quien
habla de “educación crítica”, “educación transformadora”, “educación liberadora”, “educación popular”, “educación
emancipatoria”... Intentaremos reseñar lo que nos parece que son los fundamentos más valiosos y con los que más nos
identificamos de entre las diferentes formas de entender la educación crítico-transformadora.

“Creemos en una escuela que despierte los sueños de nuestra juventud, que cultive la solidaridad, la esperanza y el deseo de
aprender, enseñar y transformar el mundo”. Estas palabras suelen figurar colgadas de la pared o de un árbol en las escuelas
creadas en las fincas agrarias ocupadas por el Movimiento de los Trabajadores sin Tierra de Brasil. Quizá no haya forma más
sencilla y contundente de expresar los objetivos de una educación emancipatoria, con el valor añadido que le da el contexto
en el que operan. Según expresa Mary E. Boyce, tres son los principios organizadores en la pedagogía crítica: a) la educación
no es neutral; b) la sociedad puede ser transformada mediante el compromiso de personas conscientes y críticas; y c) la praxis
conecta la educación liberadora con la transformación social (Boyce, 1996).

La educación crítica parte de la profunda insatisfacción que genera una sociedad injusta y de la voluntad de transformarla.
No hay educación liberadora si no pensamos que hay algo de lo que liberarse, no hay educación transformadora si no se
siente un deseo y una posibilidad de cambio social. No es necesario estar de acuerdo en un mismo modelo ideal, ni siquiera
tener una alternativa global ya diseñada, sino compartir una orientación utópica para superar las limitaciones del presente, y
creer que la educación no puede ni debe rehuir sus responsabilidades.

Según Peter McLaren, la pedagogía crítica invita a analizar la relación entre experiencia, conocimiento y orden social, con
una perspectiva transformadora:

"Todo el proyecto de la pedagogía critica está dirigido a invitar a los estudiantes y a los profesores a analizar la
relación entre sus propias experiencias cotidianas, sus prácticas pedagógicas de aula, los conocimientos que
producen, y las disposiciones sociales, culturales y económicas del orden social en general (...). La pedagogía
crítica se ocupa de ayudar a los estudiantes a cuestionar la formación de sus subjetividades en el contexto de las
avanzadas formaciones capitalistas con la intención de generar prácticas pedagógicas que sean no racistas, no
sexistas, no homofóbicas y que estén dirigidas hacia la transformación del orden social general en interés de una
mayor justicia racial, de género y económica."
(McLaren, 1997, p. 270)

b) Educación dominante, pedagogías humanistas y educación transformadora

El desacuerdo con la educación dominante ha de contemplarse como una parte del desacuerdo con la sociedad en la que se
da, y no como una insatisfacción puramente pedagógica y mucho menos académica. No desarrollaremos aquí las múltiples
facetas de la crítica a la educación que Freire llamó “bancaria”, o que Freinet denominó "escolástica" [1] , por ser transmisiva,
por ser autoritaria, por considerar inertes a las personas y a las ideas, por ser conservadora en el más profundo sentido de la
palabra al considerar la realidad como algo dado... [2] Podríamos hablar, concretando en la institución escolar, de la
desigualdad real, en perjuicio de los sectores populares, que se esconde bajo la aparente igualdad de oportunidades, del
aburrimiento que sufre la gran mayoría del alumnado, de los aprendizajes tan superficiales y escasos que obtienen incluso
quienes superan los controles, de la desconexión con el mundo vital, de la ausencia de compromiso social a pesar de que se
“estudie” a Marx o el hambre en el mundo... Vamos a conformarnos con plantear algunas cuestiones.

IV. Hegemonía, Estado y Educación

El presente trabajo tiene como objetivo situar a la Escuela pública entre, por una lado, el proceso de hegemonía que se
manifiesta al interior de las aulas; y, por otro lado, la Educación Popular, ésta vista justamente como una resistencia a ésta
hegemonía, es decir, como una educación liberadora, contrahegemónica.

Ya hemos visto que existe la posibilidad de que en el seno de la sociedad civil, lugar en donde se construye y edifica la
hegemonía, hay espacio para la creación de resistencias, de contrahegemonías.
Retomando la concepción de Estado ampliado, es decir, "aparato administrativo estatal + instituciones de la sociedad civil",
en donde se encuentra la escuela, y teniendo en cuenta, que la clase hegemónica para asegurar su dominación ejerce la
función de dirección cultural de trasmisión ideológica a través de las instituciones de la sociedad civil, podemos inferir
entonces que la escuela, como aparato de hegemonía, es un territorio de lucha y confrontación.
La hegemonía en la escuela actuará como constituyente de subjetividades, o sea, cuanto más penetre el discurso hegemónico
el sentido común de los sujetos que asisten a la escuela, cuanto más sature sus visiones del mundo, de la moral y de la vida,
más se incrementará el poder de las clases dominantes. A su vez, al producir esta "saturación" generará un consenso en las
clases subalternas, indispensable también par el mantenimiento y reproducción del sistema. Gramsci cita de esta manera la
función de la escuela: "el sistema escolar es-como las demás organizaciones culturales que actúan en la sociedad civil- uno
de los factores de hegemonía de una clase social. Y es lógico que así sea, pues la supremacía de una clase social no es solo
dominación -como hegemonía- sino también dirección cultural y moral".(5)
Entonces, teniendo en cuenta que la escuela funciona como aparato de hegemonía y que éstas son sedes de conflictos y
contradicciones, propias del sistema capitalista, es posible que dentro del aparato escolar se generen resistencias y
alternativas, es decir, hay espacio y posibilidad para que laacción humana genere una práctica educativa
contrahegemónica.
De esta manera, el espacio escolar aparece como uno de los espacios en donde existe la posibilidad de crear una resistencia.
Pero este espacio, sin ser el único, es quizás el privilegiado. Si tomamos el espacio de la escuela pública como el ámbito en
donde asisten las clases populares, el "pueblo"(6), y es justamente la red pública de educación la que asegura la universalidad,
debemos entonces afirmar que será el espacio de la escuela pública el ámbito primordial para asumir una práctica
educativa alternativa o contrahegemónica que contenga un compromiso social con las clases subalternas.
Cabe resaltar, que en la actual escuela pública, no solo asisten niños y niñas de hogares pobres, sino que también los niños y
niñas de hogares de clase media asisten allí. Esto significa, que no se debe ignorar a las clases medias para un proyecto de
educación alternativa.
Ahora bien, cómo deberá ser esta educación alternativa?, ¿Cuál será la tarea de los educadores que decidan "nadar contra la
corriente"? ¿Y la de los educandos? Éstas preguntas las desarrollaré con más detenimiento en el próximo apartado, sin
embargo, podemos anticipar que la escuela alternativa, contrahegemónica, no deberá apuntar a la formación de ciudadanos-
funcionarios (7) sino formar ciudadanos libres que cuestionen el estado de cosas existente y orienten su conducta política
hacia la construcción de la "sociedad regulada" (el socialismo).
La educación alternativa contrahegemónica, que en adelante llamaré educación popular, deberá cobrar nuevos significados y
nuevas prácticas que se constituyan como una opción político-pedagógica de marcado carácter contrahegemónico, ésta
educación deberá asumir la disputa por:
 los arbitrarios culturales en los que se inscriben los contenidos escolares;
 la explicitación del proyecto político en el que se inscriben los fines educativos;
 el develamiento de las relaciones de poder que se condensan en el vínculo político-pedagógico

MODERNIDAD

"Lo moderno es lo mismo que lo bueno; lo malo que aún pueda prevalecer se explica porque lo moderno aún no llega del
todo o porque ha llegado incompleto." Éste fue sin duda, con plena ingenuidad, el lema de todas las políticas de todos los
estados nacionales hace un siglo; hoy lo sigue siendo, pero la ingenuidad de entonces se ha convertido en cinismo. Han
pasado cien años y la meta de la vida social —modernizarse: perfeccionarse en virtud de un progreso en las técnicas de
producción, de organización social y de gestión política— parece ser la misma. Es evidente sin embargo que, de entonces a
nuestros días, lo que se entiende por "moderno" ha experimentado una mutación considerable. Y no porque aquello que pudo
ser visto entonces como innovador o " futurista" resulte hoy tradicional o "superado", sino porque el sentido que enciende la
signifiación de esa palabra ha dejado de ser el mismo. Ha salido fuertemente cambiado de la aventura por la que debió pasar;
la aventura de su asimilación y subordinación al sentido de la palabra "revolución". El "espíritu de la utopía" no nació con la
modernidad, pero sí alcanzó con ella su figura independiente, su consistencia propia, terrenal.

Por modernidad habría que entender el carácter peculiar de una forma histórica de totalización civilizatoria de la vida
humana. Por capitalismo, una forma o modo de reproducción de la vida económica del ser humano: una manera de llevar a
cabo aquel conjunto de sus actividades que está dedicado directa y preferentemente a la producción, circulación y consumo
de los bienes producidos. Entre modernidad y capitalismo existen las relaciones que son propias entre una totalización
completa e independiente y una parte de ella, dependiente suya, pero en condiciones de imponerle un sesgo especial a su
trabajo de totalización.

Capitalismo Y Modernidad

El capitalismo ha sido, sin lugar a dudas, una preocupación primordial de la teoría social posterior al siglo XVIII. Marx y Weber
han desarrollado una elucidación crítica del capitalismo y la modernidad.
En principio ambos autores coinciden en identificar al capitalismo como una creación típica de la modernidad y en la cual se
perfilan formas novedosas y distintivas de asociación , que comporten lo que en Alemania se llegó a denominar la burguerliche
gesellschaf, expresión que tanto puede traducirse como sociedad burguesa o sociedad civil. Es decir que el capitalismo abarca
más de lo que la teoría marxista entiende solamente por la cuestión económica, y así se registra como presencia identificatoria, la
aparición de las denominadas …

Max Weber sostiene que desde el enfoque económico, el capitalismo occidental moderno implica la apropiación de todos los
medios físicos de producción, tierra, equipos, maquinarias y herramientas como propiedad disponible de empresas industriales
autónomas, acompañado por una obediencia pasiva y formal a la autoridad. Para identificar este proceso se recurre a la analogía
de la petrificación de la máquina destructora.
Lo expresado conlleva fundamentalmente a un desprecio hacia la persona cuya consecuencia es lo que se conoce como el
“desencanto racional”, en el cual la humanidad y la condición humana se hallan en franca retirada ante las deidades
impersonales de la modernidad, tales como el dinero, el estado, el individuo, y donde los valores se tornan equivalentes y por
consiguiente absolutamente todo es cínicamente permitido.
Para Marx la sociedad estaba basada en el conflicto de clases, el proletariado (clase trabajadora y oprimida) y la burguesía (los
que detentan el capital y el poder). La situación se llama tesis, llega a su máximo desarrollo (máxima explotación de los
trabajadores porque aumenta la producción y con ello la riqueza de la burguesía pero no la distribución d

EDUCACION BANCARIA
En la educación bancaria la contradicción es mantenida y estimulada ya que no existe liberación superadora posible. El
educando, sólo un objeto en el proceso, padece pasivamente la acción de su educador.

En la concepción bancaria, el sujeto de la educación es el educador el cual conduce al educando en la memorización


mecánica de los contenidos. Los educandos son así una suerte de "recipientes" en los que se "deposita" el saber.
El educador no se comunica sino que realiza depósitos que los discípulos aceptan dócilmente. El único margen de acción
posible para los estudiantes es el de archivar los conocimientos.

El saber, es entonces una donación. Los que poseen el conocimiento se lo dan a aquellos que son considerados ignorantes. La
ignorancia es absolutizada como consecuencia de la ideología de la opresión, por lo cual es el otro el que siempre es el
poseedor de la ignorancia.

De este modo, a mayor pasividad, con mayor facilidad los oprimidos se adaptarán al mundo y más lejos estarán de
transformar la realidad.

De este modo, la educación bancaria es un instrumento de la opresión porque pretende transformar la mentalidad de los
educandos y no la situación den la que se encuentran

Freire señala sin embargo, que incluso una educación bancaria puede despertar la reacción de los oprimidos, porque, aunque
oculta, el conocimiento acumulado en los "depósitos" pone en evidencia las contradicciones. No obstante, un educador
humanista revolucionario no debería confiarse de esta posibilidad sino identificarse con los educandos y orientarse a la
liberación de ambos.

Pero tanto el educador como los educandos, así como también los líderes y las masas, se encuentran involucrados en una
tarea en la que ambos deberían ser sujetos. Y no se trata tan solo de descubrir y comprender críticamente sino también de
recrear el conocimiento. De esta manera, la presencia de los oprimidos en la búsqueda de su liberación deberá entenderse
como compromiso.

En este sentido el carácter hermético de la educación no ofrece muchas posibilidades donde el estudiante queda oprimido,
opacado y muchas veces subestimado. De este modo al no vincular un quehacer crítico-reflexivo frente a su entorno no
promueve un carácter transformador del mismo, por el contrario lo convierte en un agente pasivo. Esta servidumbre, esta
mecanización no puede ser de ninguna manera la clave para el éxito sino para el estancamiento, en donde prevalece lo
estático y queda relegado la posibilidad de una lectura de la realidad mucho más dinámica. Pues el aprendizaje ha sido
sometido a uno estándares claros en diversas áreas del conocimiento que no vinculan al individuo a su significatividad y
pertinencia en su contexto inmediato.

Es por ello, que la educación se convierte en un sistema de control y delimitación que no transciende en esas realidades y
experiencias juveniles carentes en cualquier trasfondo curricular existente. Por lo tanto, la educación pareciese ubicarse en lo
anacrónico, no coherente con el contexto, cada vez más desprovista de nuevos modos de comunicación, de contextos de vida
y sustentada en aprendizajes heredados. En definitiva es un modelo que se rehúsa al cambio

La educación por mucho tiempo ha sido considerada repulsiva al cambio, un modelo que avala procesos herméticos que más
allá de las aulas de clase, no puede plantear su pertinencia en otros espacios vitales. Esto quiere decir, que muchas veces los
estudiantes perciben la educación como una esfera desvinculada de cualquier función práctica, un campo no útil, pero sí
bastante impositivo, donde impera la nota, el aprobar más que el mismo aprendizaje. En otras palabras, la educación en
términos más específicos se inaugura como institución de control que regula y establece una producción monitoreada, tanto
de enseñanza como de aprendizaje. Una concepción que se asocia a la necesidad de organizar, vigilar, y dominar. Pues la
tendencia al orden legitima la supervivencia de una sociedad y con ello perpetua la existencia de un eje supervisor que
determine sus modos de funcionamiento.
En sí, esto convierte la educación a un espacio discontinuo que no privilegia las experiencias de los jóvenes y el entorno que
los rodea, en el cual porque no, también aprenden. En pocas palabras, ya no se aprende como antes, los tiempos han
cambiado y las experiencias de los individuos también; es por ello que la educación debe orientar su praxis a esos cambios
espacio- temporales que exigen rotundamente nuevos modelos de aprendizaje. Pues en una sociedad actual, como la nuestra
donde prevalece el presente, el placer y la pulsión de ver, donde cada vez más se instaura una sociedad iconocéntrica se debe
propiciar otras miradas de la realidad, de cómo representarla, de cómo aprehenderla. Pero esto no implica una prioridad en la
educación, pues sigue sometida al tradicionalismo y a un sistema depositario como desprovisto de significatividad. Vivimos
en resumidas en una educación pre moderna, en una educación a destiempos que no establece ninguna posibilidad
transformadora, como alterna, coherente con los cambios socio- culturales resurgentes, que busca reiteradamente la
domesticación absoluta del individuo.

Qué es el Capitalismo?

El capitalismo es el sistema económico fundado en el capital como relación social básica de producción. El capital es un
factor de producción constituido por inmuebles, maquinaria o instalaciones de cualquier género, que, en colaboración con
otros factores, principalmente el trabajo y bienes intermedios, se destina a la producción de bienes de consumo. Es la
cantidad de recursos, bienes y valores disponibles para satisfacer una necesidad o llevar a cabo una actividad definida
y generar unbeneficio económico o ganancia particular. A menudo se considera a la fuerza de trabajo parte del capital.
También el crédito, dado que implica un beneficio económico en la forma de interés, es considerado una forma
de capital (capital financiero).
En el capitalismo los individuos privados y las empresas, empleando trabajadores asalariados, llevan a cabo la producción y
el intercambio de bienes o de servicios, con el propósito de producir y acumular ganancias u otro beneficio de interés propio.
También se denomina capitalismo o sociedad capitalista a todo el orden social, político y jurídico originado en la civilización
occidental y basado en aquél sistema económico. El orden capitalista se distingue de los anteriores por su movilidad social y
por la regulación formal de las relaciones sociales mediante el contrato libre.
Existen diferentes apreciaciones sobre la naturaleza del capitalismo según la perspectiva social e ideológica desde la cual se
lo analice.
El capitalismo es concebido, al menos, de tres formas diferentes dependiendo del énfasis en la consideración de ciertas
características como determinantes o intrínsecas, desde enfoques respectivamente políticos, culturales y sociales, sin que esto
implique una exclusión mutua de las diferentes definiciones.

Definición

Estas definiciones serían:


El régimen económico en el cual la titularidad de los medios de producción es privada, entendiéndose por esto su
construcción sobre un régimen de bienes de capital industrial basado en la propiedad privada.
La estructura económica en la cual los medios de producción operan principalmente en función del beneficio y en la que
los intereses directivos se racionalizan empresarialmente en función de la inversión de capital y hacia la consecuente
competencia por los mercados de consumo y trabajo asalariado.
El orden económico en el cual predomina el capital sobre el trabajo como elemento de producción y creación de riqueza,
sea que dicho fenómeno se considere como causa o como consecuencia del control sobre los medios de producción por parte
de quienes poseen el primer factor.
En las democracias liberales se entiende muchas veces el capitalismo como un modelo económico en el cual la distribución,
la producción y los precios de los bienes y servicios son determinados en la mayoría de las veces por alguna forma de libre
mercado.
Generalmente, el capitalismo se considera un sistema económico en el cual el dominio de la propiedad privada sobre los
medios de producción desempeña un papel fundamental. Es importante comprender lo que se entiende por propiedad
privada en el capitalismo ya que existen múltiples opiniones, a pesar de que este es uno de los principios básicos del
capitalismo: otorga influencia social a quienes detentan la propiedad de los medios de producción (o en este caso el capital),
la burguesía, dando lugar a una relación jerárquica de funciones entre el empleador y el empleado. Esto crea a su vez
una sociedad de clases móviles en relación con el éxito o fracaso económico en el mercado de consumo, lo que influye en
el resto de la estructura social según la variable de capital acumulada; por tal razón en el capitalismo la pertenencia a una
clase social es movible y no estática.

Principios básicos

Sobre la propiedad privada, el capitalismo establece que los recursos invertidos por los prestadores de capital para la
producción social, deben estar en manos de las empresas y personas particulares que los adquieran. De esta forma a los
particulares se les facilita el uso, empleo y control de los recursos que utilicen en sus labores productivas, de los que, a fines
empresariales, podrán usar como mejor les parezca.

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