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Bolivia combate la violencia contra las

mujeres

El 9 de marzo de 2013, el presidente de Bolivia, Evo Morales, promulgó la Ley


Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia, un importante
hito para un país que tiene algunas de las cifras más altas de violencia contra mujeres
y niñas de Latinoamérica.

La aprobación se produjo unas semanas después que una periodista boliviana fuera
asesinada por su pareja, una muerte que desató numerosas protestas ciudadanas y aceleró la
puesta en marcha de la nueva ley.

Ante esa situación, y sabiendo que ahora el reto consiste en la implementación de la ley,
Oxfam y sus socios en la zona -la Coordinadora de la Mujer y el Centro de
Información y Desarrollo de la Mujer (CIDEM)- están llevando a cabo una campaña
de información y sensibilización sobre la misma.

Bajo el lema "Hasta que la muerte nos separe", esta campaña quiere dar a conocer la ley a
los ciudadanos y, sobretodo, a las ciudadanas. Las mujeres de Bolivia tienen que conocer
sus derechos y saber que gobierno e instituciones estarán a su lado.

Primero en violencia física

Según una publicación de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la entidad


Capacitación y Derechos Ciudadanos (CDC, Bolivia encabeza la lista de 13 países de
Latinoamérica con más casos de violencia física contra mujeres y es el segundo en
cuanto a violencia sexual. Así mismo, el Observatorio Manuela del Cidem informa que sólo
entre enero y febrero de este año se han registrado 30 feminicidios.

Estas alarmantes cifras responden a la permisividad y la indiferencia ante la violencia hacia


la mujer que han estado predominando en Bolivia.

Un antes y un después

La Ley Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia debe llegar a ser
un punto de inflexión, un cambio en las mentalidades, en las responsabilidades y,
fundamentalmente, en las vidas de miles de mujeres, niñas, niños y adolescentes bolivianos.

Por ello, no cabe escatimar esfuerzos y compromisos, y sobre todo no cabe escatimar los
recursos necesarios para su implementación. Hay que pasar a la acción: destinar
presupuestos, establecer rutas críticas, fijar metas y ser capaces de pedir y dar cuenta de
resultados.

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