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El esqueleto humano | Posturas correctas | Posturas para la edad escolar | La alimentación hace su aporte
Todas las actitudes posturales (normales o viciosas) representan la solución personal que el sujeto ha
encontrado a su problema de equilibrio, así como también una exteriorización de su comportamiento
psicológico frente al mundo. En relación con el mundo externo, el sujeto con actitudes posturales
viciosas funciona como si aquel fuera inmodificable. No intenta acomodar el mundo exterior a sus
necesidades (acercar una silla, cambiar la altura del respaldar, etc.) sino acomodar su cuerpo, su persona
a los objetos externos. Corregir este tipo de actitudes mediante las posturas más adecuadas o correctas
proporcionará al sistema musculoesquelético la salud necesaria para su correcto funcionamiento
El esqueleto humano
Por otra parte, las articulaciones son zonas de unión entre los huesos o entre los cartílagos del
esqueleto. Cumplen una función muy importante, al permitirte doblar las distintas extremidades del
cuerpo. Si no existieran, el esqueleto sería una estructura totalmente rígida y no podrían realizarse los
movimientos.
Los extremos de los huesos que forman las articulaciones están recubiertos de un tejido formado por
células y fibras, blanco, aperlado y brillante llamado cartílago articular, su finalidad es ayudar a reducir
la fricción que producen los movimientos y así, permitir la adecuada movilidad de la articulación.
Además de los huesos, articulaciones y cartílagos cabe mencionar la membrana sinovial, los ligamentos
y tendones por su participación en los movimientos del esqueleto.
Los ligamentos son fuertes bandas de tejido conectivo duro y elástico que rodean la articulación para
sostenerla y limitar sus movimientos.
Los tendones son tejidos conectivos duros, localizados a ambos lados de la articulación, se sujetan a los
músculos que controlan los movimientos de ésta.
Los huesos, músculos, tendones, cartílagos también requieren una constante atención para su
mantenimiento en óptimas condiciones y así puedan cumplir perfectamente sus funciones. En este
sentido, la prevención constituye la mejor opción para la preservación de la salud del esqueleto y en tal
sentido, las posturas correctas, así como una alimentación adecuada deberían constituirse en una
permanente búsqueda y práctica.
Posturas correctas
Los especialistas coinciden en clasificar las posturas al estar de pie, andar o sentarse en normales,
correctas o adecuadas y en viciosas, incorrectas o inadecuadas, según sea el grado de acomodación y de
fricción en las que se encuentren los órganos participantes de la locomoción o del movimiento o
posición, que en un momento dado pueden ocasionar daños al esqueleto
Sostiene el Dr. Lluis Terricabras Carol que en la actitud postural normal, a medida que descendemos a lo
largo de la columna vertebral, cada unidad funcional sostiene un peso mayor, así posee un valor de
equilibrio intrínseco en términos de la carga que soporta y de sus propias características de deformación.
Dinámicamente, durante su trabajo, el individuo que tiene una actitud normal y natural mantiene la
integridad estructural de la unidad funcional, bien sea la columna vertebral o cualquier otro conjunto de
huesos, músculos, articulaciones, cartílagos y tendones.
En la actitud postural viciosa o incorrecta, cada segmento, en el caso de la columna vertebral, aumenta
su angulación y las vértebras modifican su orientación. De esta manera las curvaturas vertebrales se
compensan recíprocamente logrando un equilibrio más estable pero con consecuencias tales como la
tensión ligamentosa o contracciones musculares permanentes. Como resultado, las presiones resultan
desequilibradas.
Cuando las estructuras funcionales son sometidas a un esfuerzo constante durante muchas horas de
trabajo, se produce un deterioro creciente del fibrocartílago que da lugar a la pérdida de la función del
disco intervertebral, con las consecuentes formaciones de osteofitos, desplazamientos, hundimientos y
punzadas.
De todo esto resulta una falta de homogeneidad en la dinámica vertebral, caracterizada por la presencia
de zonas hipermóviles sometidas a grandes esfuerzos y poca deformación, alternada con otras más
rígida, susceptibles de gran deformación. Esta es la base sobre la que se asientan los procesos
reumáticos de tipo degenerativos.
Por otro lado, los esfuerzos estáticos o de muy baja movilidad corporal pueden ser más fatigantes que
los esfuerzos dinámicos moderados.
La configuración del cuerpo humano ha evolucionado bajo unas condiciones moderadamente dinámicas,
siendo la postura de acostado prácticamente la única que logra una relajación muscular continuada.
A manera de prevención y cuido del esqueleto los especialistas han sugerido estas indicaciones para
cada situación:
Al acostarse
Al levantarse de la cama
Hacer ejercicios físicos, ya que ayudan a fortalecer la espina dorsal y a reducir la tensión. El
tener una espalda y músculos abdominales fuertes es muy importante para facilitar el trabajo al
que se expone la espalda cada día. Las personas con mejor condición física tienen menos
episodios de dolor. Estos ejercicios deben ser indicados por su médico y supervisados por
personal especializado.
Perder peso, adelgazar puede reducir esfuerzo y dolor, pero conviene consultar con un
médico el plan de dieta más adecuado para cada quien.
Planificar antes de levantar objetos pesados. Para evitar tensiones, hay que planificar antes
de hacer ningún esfuerzo innecesario. Es útil hacerse preguntas como estas: ¿Es un bulto muy
pesado?; ¿Necesitaré ayuda? ¿Hay mucha distancia hasta dónde tengo que dejarlo?
Frente a la carga, doblar las rodillas, no la espalda. Una vez agachado, usar ambas manos,
agarrar con firmeza y arrimar el objeto al cuerpo lo más que se pueda. A la hora de levantarse,
hágalo con las piernas, no con la columna. Una vez arriba, asegurarse de que la carga no está
bloqueando el campo de visión al comenzar a andar.
Pero una vez levantamos la carga cometemos el error de girar nuestro cuerpo y
con esa acción corremos el riesgo de lesionarnos.