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CALIDAD DE LAS AGUAS

Dr. William Senior


PhD. Oceanografía Química
senior.william@gmail.com
La calidad de cualquier masa de agua, superficial o
subterránea depende tanto de factores naturales como de la
acción humana.

Sin la acción humana, la calidad del agua vendría


determinada por la erosión del substrato mineral, los
procesos atmosféricos de evapotranspiración y
sedimentación de lodos y sales, la lixiviación natural de la
materia orgánica y los nutrientes del suelo por los factores
hidrológicos, y los procesos biológicos en el medio acuático
que pueden alterar la composición física y química del agua.
Por lo general, la calidad del agua se determina comparando
las características físicas y químicas de una muestra de agua
con unas directrices de calidad del agua o estándares. En el
caso del agua potable, estas normas se establecen para
asegurar un suministro de agua limpia y saludable para el
consumo humano y, de este modo, proteger la salud de las
personas. Estas normas se basan normalmente en unos
niveles de toxicidad científicamente aceptables tanto para los
humanos como para los organismos acuáticos.
El deterioro de la calidad del agua se ha convertido en
motivo de preocupación a nivel mundial con el
crecimiento de la población humana, la expansión de la
actividad industrial y agrícola y la amenaza del cambio
climático como causa de importantes alteraciones en el
ciclo hidrológico.
A nivel global, el principal problema relacionado con la
calidad del agua lo constituye la eutrofización, que es el
resultado de un aumento de los niveles de nutrientes
(generalmente fósforo y nitrógeno) y afecta sustancialmente
a los usos del agua. Las mayores fuentes de nutrientes
provienen de la escorrentía agrícola y de las aguas residuales
domésticas (también fuente de contaminación microbiana),
de efluentes industriales y emisiones a la atmósfera
procedentes de la combustión de combustibles fósiles y de
los incendios forestales.
Los lagos y los pantanos son especialmente susceptibles
a los impactos negativos de la eutrofización debido a su
complejo dinamismo, con un periodo de residencia del
agua relativamente largo, y al hecho de que concentran
los contaminantes procedentes de las cuencas de
drenaje. Las concentraciones de nitrógeno superiores a 5
miligramos por litro de agua a menudo indican una
contaminación procedente de residuos humanos o
animales o provenientes de la escorrentía de fertilizantes
de las zonas agrícolas.
Cabe apuntar que es cada vez mayor la preocupación
acerca del impacto en los ecosistemas acuáticos de los
productos cosméticos y farmacéuticos como las píldoras
anticonceptivas, analgésicos y antibióticos. Poco se sabe
de sus efectos a largo plazo sobre los humanos y los
ecosistemas, aunque se cree que algunos pueden
suplantar las hormonas naturales en los humanos y otras
especies.
Niveles de nitratos: concentraciones en la desembocadura de los ríos.
Fuente: Gráficos vitales de Agua. PNUMA
La baja calidad del agua afecta directamente sobre la
cantidad de agua de diversas maneras. El agua
contaminada que no puede utilizarse para consumo,
para baño, para la industria o la agricultura reduce de
forma efectiva la cantidad de agua disponible en una
determinada zona.
La gestión de la calidad del agua contribuye directa e
indirectamente a alcanzar las metas establecidas en cada
uno de los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio
(ODM), aunque está más estrechamente vinculada al
Objetivo 7, dirigido a garantizar la sostenibilidad
medioambiental. Se pueden usar los indicadores
relacionados con la calidad del agua para demostrar los
progresos hacia la consecución de las metas, trazando las
tendencias en el tiempo y en el espacio.
¿Qué es la contaminación?

Por contaminación se entiende generalmente una presencia


de sustancias químicas o de otra naturaleza en
concentraciones superiores a las condiciones naturales. Entre
los contaminantes más importantes se encuentran los
microbios, los nutrientes, los metales pesados, los químicos
orgánicos, aceites y sedimentos; el calor también puede ser
un agente contaminante, al elevar la temperatura del agua.
Los contaminantes constituyen la principal causa de la
degradación de la calidad de agua en el mundo.
• Cada día, 2 millones de toneladas de aguas residuales y
otros efluentes desembocan en las aguas del mundo.
• Cada año mueren más personas a causa de un agua
insalubre que por muerte violenta, incluida la guerra.
• La fuente más importante de contaminación del agua es la
falta de gestión y tratamiento adecuados de los residuos
humanos, industriales y agrícolas.
• La calidad del agua necesaria para cada uso humano varía,
al igual que los criterios utilizados para evaluarla. Por
ejemplo, para el agua potable se exigen altos estándares de
calidad, mientras que se admite una menor calidad para su
uso en los procesos industriales.
El agua es esencial para la vida. Ningún ser vivo sobre la
Tierra puede sobrevivir sin agua. El agua resulta indispensable
para la salud y el bienestar humanos así como para la
preservación del medio ambiente. A pesar de ello, cuatro de
cada diez personas en el mundo carecen de acceso a una
simple letrina y casi dos de cada diez no tienen acceso a una
fuente segura de agua potable. Cada año, millones de
personas, la mayoría niños, mueren por enfermedades
relacionadas con un abastecimiento de agua, un saneamiento
y una higiene inadecuados.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, cada día
mueren alrededor de 3.900 niños a causa del agua sucia y de
la falta de higiene; las enfermedades transmitidas a través del
agua o de los excrementos humanos constituyen la segunda
causa de muerte infantil en el mundo después de las
enfermedades respiratorias. Tanto la escasez como la baja
calidad del agua y un saneamiento deficiente afectan
negativamente a la seguridad de los alimentos, las opciones
de sustento y las oportunidades de educación, sobre todo las
de las familias más pobres del planeta.
Los desastres naturales relacionados con el agua como
inundaciones, tormentas tropicales y tsunamis, tienen
una enorme repercusión en la vida y el sufrimiento
humanos. También demasiado a menudo la sequía
golpea a los países más pobres, agravando las situaciones
de hambre y malnutrición.
Más allá de cubrir las necesidades básicas del ser humano, el
abastecimiento de agua y los servicios de saneamiento, así
como el uso que hacemos de los recursos hídricos, son
factores determinantes para un desarrollo sostenible. En
algunas partes del mundo, el agua constituye la principal
fuente de energía, mientras que en otras se desaprovecha
casi totalmente su potencial energético. También resulta
indispensable para la agricultura y forma parte de numerosos
procesos industriales y, en muchos países, supone el
principal medio de transporte.
Gracias a un mejor entendimiento del conocimiento
científico, la comunidad internacional ha empezado a
apreciar en mayor medida los beneficios derivados de los
ecosistemas acuáticos, por ejemplo, en el control de las
inundaciones, la protección contra las tormentas o la
purificación del agua.
Los desafíos relacionados con el agua aumentarán
significativamente en los próximos años. El continuo
crecimiento de la población y el incremento de los ingresos
conllevarán un enorme aumento del consumo de agua y de
la generación de residuos. La población de las ciudades de
los países en desarrollo crecerá de forma alarmante, lo que
generará un aumento de la demanda muy por encima de las
capacidades de los servicios y de la infraestructura de
abastecimiento y saneamiento de agua, ya hoy en día
insuficientes.
Según el Informe de las Naciones Unidas sobre el
desarrollo de los recursos hídricos en el mundo, en el
2050, al menos una de cada cuatro personas vivirá en un
país con escasez crónica o recurrente de agua.
Parece que hay algunos más de unos pocos motivos para
posicionar los temas relacionados con el agua y el
saneamiento entre las principales prioridades de las
agendas internacionales.
El mundo se está haciendo eco de la actual crisis de agua y
saneamiento. En la Cumbre del Milenio de Naciones Unidas
de septiembre de 2000 se congregó el mayor número de
líderes mundiales jamás reunido para aprobar la Declaración
del Milenio. De aquella Declaración surgieron los Objetivos
de Desarrollo del Milenio, un compendio de objetivos
alcanzables y sujetos a plazo orientados a extender los
beneficios de la globalización a los ciudadanos más pobres
del mundo.
La meta 10 del Objetivo 7 persigue reducir a la mitad el
porcentaje de la población mundial sin acceso seguro al
agua potable. Más tarde, durante la Cumbre Mundial
sobre Desarrollo Sostenible de Johannesburgo, en 2002,
se ampliaría el alcance de esta meta incluyendo también
el acceso a un saneamiento básico y reconociendo que los
recursos hídricos son un factor fundamental para la
consecución del resto de los Objetivos de Desarrollo del
Milenio. Esta referencia al saneamiento está actualmente
integrada en la meta 10.
El objetivo fundamental del Decenio es promover los
esfuerzos para cumplir con los compromisos
internacionales adquiridos en materia de agua y
saneamiento para 2015. Se trata de reforzar la
cooperación a todos los niveles, de manera que se
alcancen los objetivos relacionados con el agua acordados
en la Declaración del Milenio, el Plan de Ejecución de la
Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible de
Johannesburgo y la Agenda 21.
El gran desafío del Decenio consiste en dirigir la atención
hacia políticas y actividades proactivas que garanticen a
largo plazo una gestión sostenible de los recursos hídricos,
en términos tanto de calidad como de cantidad, y que
incluyan medidas de mejora del saneamiento. Lograr los
objetivos del Decenio requiere de continuo compromiso,
cooperación e inversión por parte de todos los agentes
involucrados durante, no solo el decenio 2005-2015, sino
más allá.
La calidad del agua no es una característica absoluta,
sino que es más un atributo definido socialmente en
función del uso que se le piense dar al líquido (WRI,
2000); cada uso requiere un determinado estándar de
calidad. Por esta razón, para evaluar la calidad del agua
es necesario considerar el contexto del uso probable
que tendrá.
Las estimaciones de disponibilidad del agua no reflejan por
completo el problema de las necesidades de este recurso,
ya que en la mayor parte del mundo la calidad del agua
está lejos de ser la adecuada. De acuerdo con la
Organización Mundial de la Salud (OMS), 1 100 millones de
personas no tienen acceso a una fuente de agua potable
mejorada (WHO, 2005), particularmente en áreas rurales
donde no existe posibilidad de que el agua tenga un
tratamiento previo que mejore su calidad y posibilite su
uso general.
La calidad del agua está afectada por diversos factores
como los usos del suelo, la producción industrial y
agrícola, el tratamiento que se le da antes de ser vertida
nuevamente a los cuerpos de agua, y la cantidad misma
en ríos y lagos, ya que de ésta depende su capacidad de .
A nivel mundial en los países en desarrollo se da
tratamiento a menos de 10% del agua. Muchos países se
encuentran en una situación mejor con una cifra cercana a
20%, considerando ambos tipos de descargas: urbanas e
industriales. Esto significa, sin embargo, que la inmensa
mayoría del líquido se vierte a ríos, lagos o mares sin
ningún tratamiento previo, ocasionando la contaminación
de éstos y, en consecuencia, la reducción del agua
disponible para su uso.
La Comisión Nacional del Agua de México realiza la
medición sistemática de la calidad del líquido a través de su
Red Nacional de Monitoreo (RNM). En 2004, la RNM
contaba con 964 sitios, de los cuales 379 corresponden a la
red primaria, con 210 ubicados en cuerpos de agua
superficiales, 42 en zonas costeras y 127 en acuíferos. En la
red secundaria se tenían 283 estaciones, de las cuales 232
estaban localizadas en aguas superficiales, 21 en zonas
costeras y 30 en aguas subterráneas.
Con el fin de evaluar la calidad o grado de contaminación
del agua se han desarrollado diversos índices de calidad
tanto generales como de uso específico. En México se
empleó por varios años el Índice de Calidad del Agua
(ICA), que agrupa de manera ponderada 18 parámetros
fisicoquímicos (entre los que se encuentran la demanda
bioquímica de oxígeno, oxígeno disuelto, coliformes,
fosfatos, pH y sólidos suspendidos) y denota el deterioro
de la calidad del líquido (León, 1991). El índice considera
valores en una escala de 0 a 100, donde a mayor valor,
mejor calidad.
En 2003, los valores del ICA estimados a partir de los datos de
la RNM, muestran que ninguno de los cuerpos de agua
monitoreados estaba en la categoría de excelente (valores
mayores a 85) y 11% tenía valores de entre 70 y 84, lo cual se
considera aceptable. La mayor proporción (54%) se
encontraba en el intervalo de 50 a 69, que –según el uso al
que se destine– resulta aceptable para abastecimiento
público, siempre y cuando haya recibido un tratamiento
mayor, y no recomendable para uso recreacional, además de
que puede afectar especies sensibles de vida acuática; no
requiere tratamiento para su uso agrícola o industrial.
El 23% de los cuerpos de agua se encontraba en la
categoría de contaminados (30 a 49), por lo que el líquido
sólo podría tener uso industrial o agrícola con tratamiento;
su empleo para otros fines sería dudoso. Finalmente, 11%
de los cuerpos de agua monitoreados se encontraba
altamente contaminado (ICA menor a 30), lo que los vuelve
prácticamente inaceptables para cualquier uso.
De acuerdo con los resultados del ICA en 2003, la región
hidrológica administrativa con mayores problemas de
contaminación era la de Aguas del Valle de México y
Sistema Cutzamala, con 55% de sus cuerpos de agua
monitoreados altamente contaminados, seguida por la
Península de Baja California, con 36%. La región del
Noroeste era la que presentaba el líquido de mejor calidad
con 80% de sus cuerpos de agua en la categoría de
aceptable.
En la región Lerma-Santiago-Pacífico 45% de sus sitios de
monitoreo estuvieron en la categoría de contaminados.
En las demás regiones la mayor parte de sus estaciones
de monitoreo aparecieron como poco contaminadas.
A partir de 2004, la Comisión Nacional del Agua (CNA) dejó
de reportar el ICA y anunció la sustitución de éste por un
nuevo índice que considere la mayoría de las condiciones
de las estaciones de medición de la RNM. Actualmente, la
CNA está utilizando como indicadores de la calidad del
agua, la Demanda Bioquímica de Oxígeno a cinco días
(DBO5) y la Demanda Química de Oxígeno (DQO). Estas
variables muestran la influencia antropogénica desde el
punto de vista de la afectación por la presencia de centros
urbanos e industriales, los que por sus características
producen desechos líquidos de calidad diferenciable.
En la tabla 5.9 se describen los criterios aplicables a otros
parámetros que reflejan el estado de la calidad del agua para
diferentes usos. En 2003, 59% de los sitios de monitoreo del
país y más de 75% de los correspondientes a las regiones
Lerma-Santiago-Pacífico, Balsas y Aguas del Valle de México y
Sistema Cutzamala presentaron concentraciones de
coliformes fecales promedio anual mayores a 1 000 NMP/100
ml, que es el límite máximo para considerar apto un cuerpo
de agua como fuente de abastecimiento de agua potable o
para que el líquido sea utilizado en servicios al público con
contacto indirecto u ocasional (NOM-003-SEMARNAT-1997)
(Figura 7.13, Mapa 7.6).
En 2003, en más de 50% de los sitios de monitoreo la
demanda bioquímica de oxígeno (DBO5), era inferior a 3
mg/l, lo que se considera de buena calidad o excelente.
No obstante, casi otra quinta parte de los cuerpos de
agua monitoreados registró valores de DBO5 mayores a
30 mg/l, que se considera el límite máximo permisible
para protección de la vida acuática en ríos (Figura 7.14,
Mapa 7.7).
La zona centro del país es la que presenta un mayor
número de sitios de monitoreo con valores altos de
DBO5. En las regiones Balsas y Aguas del Valle de México
y Sistema Cutzamala 35 y 65% de sus estaciones,
respectivamente, tienen valores promedio superiores a
30 mg/l, lo que indica contaminación.
Otro contaminante detectado frecuentemente en los
cuerpos de agua son los fosfatos provenientes de los
compuestos de fósforo, que se aplican como fertilizante en
zonas agrícolas o se utilizan en la fabricación de
detergentes. Se considera que el límite máximo para
prevenir el desarrollo de especies biológicas indeseables y
controlar la eutroficación acelerada de ríos y arroyos es 0.1
mg/l, (DOF, 1989). En 2003, en más de 70% de los sitios de
monitoreo, la concentración de fósforo total fue superior a
0.1 mg/l. En el caso de la región Lerma-Santiago-Pacífico se
superó este límite en 94% de los sitios (Figura 7.15, Mapa
7.8).
En el caso de los nitratos, se establece como concentración
máxima 0.2 mg/l para el consumo a largo plazo, con el fin de
prevenir la metahemoglobinemia en infantes (OMS, 2004).
En 2003 se detectaron concentraciones superiores a 0.2
mg/l en 69% de los sitios de monitoreo de la RNM (Figura
7.16). En las regiones Noroeste, Balsas, Río Bravo, Cuencas
Centrales del Norte, Lerma-Santiago-Pacífico, Golfo Norte,
Golfo Centro y Península de Yucatán, 50% o más de los sitios
de monitoreo sobrepasaron ese nivel.
Ese mismo año 5% de los sitios de monitoreo de las regiones
Golfo Norte y Valle de México presentaron concentraciones
de nitrato mayores a 5 mg/l que, en los ecosistemas
acuáticos, puede favorecer el crecimiento de algas y la
disminución de los niveles de oxígeno, tras su
descomposición, dañando a los organismos que habitan
esos ecosistemas (Mapa 7.9).
Desde 1974 comenzó a operar un programa de monitoreo
de la calidad del agua de los cuerpos de agua más
importantes del país y de aquellos en los que se habían
detectado problemas de contaminación. En los lagos
monitoreados, el hecho más notable es la tendencia a la
disminución de la concentración de bacterias coliformes,
que refleja un esfuerzo exitoso en el control de las
descargas municipales a estos cuerpos de agua (Cuadro D3
AGUA04 01, Figura 7.17). Algunos lagos (Pátzcuaro, Chapala
y Catemaco) han logrado mantener desde 2001
concentraciones de coliformes fecales por debajo de 1 000
NMP/100 ml.
En el caso de los demás contaminantes no se observa un
patrón definido que indique el éxito en su control. La
mayoría muestra oscilaciones alrededor de los valores que se
registraron a principios de los años noventa. Solamente en
los lagos de Chapala y El Rodeo se registran valores de DBO5
en la categoría de “excelente” (<3 mg/l); Catemaco, tendría
calidad “buena”, Pátzcuaro, “aceptable”, y Almoloya,
“contaminada” (ver Mapa 7.7).
Los valores altos de DBO5 y su constancia en el tiempo
indican una falta de control de desechos municipales e
industriales (esto último puede inferirse por el cociente
DBO5/DQO mayor a tres, que es indicativo de contaminación
industrial), así como una deficiencia en el tratamiento del
agua antes de ser vertida.
En el acuerdo por el que se establecen los Criterios
Ecológicos de Calidad del Agua (CE-CCA-001/89) (DOF,
1989), se indica que los fosfatos totales, medidos como
fósforo, no deberán exceder de 0.05 mg/l en influentes a
lagos o embalses, ni de 0.025 mg/l dentro del lago o
embalse, para prevenir el desarrollo de especies biológicas
indeseables y controlar la eutroficación acelerada; en ríos y
arroyos, se permiten concentraciones de hasta 0.1 mg/l
(Tabla 7.9).La concentración promedio anual de fósforo en el
agua de los lagos de Almoloya, Catemaco, El Rodeo,
Pátzcuaro, Chairel y Chapala rebasó este nivel en 2003.
Desde 2002, la DBO5 se ha mantenido menor o igual a 3 mg/l
en los ríos Pánuco, Colorado, Balsas, Bravo, Grijalva y Soto La
Marina. A nivel nacional, en el mismo año, los cuerpos de
agua monitoreados con DBO5 mayor a 120 mg/l, fueron los
ríos Alseseca en la región Balsas, Turbio en la región Lerma-
Santiago-Pacífico y Los Remedios en la región del Valle de
México y Sistema Cutzamala.
La calidad del agua que llevan los ríos hacia el mar afecta la
calidad del agua en las zonas costeras. Para monitorear y
mejorar la calidad bacteriológica del agua de mar en
localidades de playa frecuentadas por el turismo, se
implementó en 2003 el “Programa Integral de Playas
Limpias”, que registra, atiende y difunde los resultados de los
muestreos realizados en las principales playas turísticas del
país (ver Calidad del agua en zonas costeras).
Los mares y océanos constituyen el 97% del agua disponible
en la Tierra y, durante muchos años, se consideró
erróneamente, que verter los desechos en los cuerpos de
agua era una buena solución para deshacerse de ellos. Se
tenía la idea de que por ser el volumen de aguas residuales
mucho menor que el volumen de los ríos y océanos, la
concentración de contaminantes se diluiría hasta niveles
inocuos. Los cuerpos de agua tienen una gran capacidad para
degradar y mineralizar gran cantidad de los contaminantes
que se vierten en ellos, pero los microorganismos que
realizan la degradación requieren de tiempo para ello.
Si la descarga continua de contaminantes rebasa los tiempos
de degradación, se pueden acumular contaminantes hasta
alcanzar niveles tóxicos para los mismos organismos
degradadores.
El origen de los contaminantes que se encuentran en los
mares es muy diverso. Durante el recorrido que realizan los
ríos a través del continente para llegar al mar, arrastran gran
variedad de materiales, que van desde minerales y
nutrientes, hasta toda clase de residuos generados por las
actividades humanas: aguas residuales de los asentamientos
humanos, fertilizantes y plaguicidas aplicados en las
actividades agrícolas, desechos de la ganadería, sustancias
químicas empleadas en la minería, residuos de la
construcción de infraestructura en la franja costera y la
descarga de aguas residuales industriales, entre otros.
Las actividades terrestres son responsables de alrededor
del 70% de la contaminación presente en los mares.
Entre las actividades marinas, los derrames de
combustibles y el tránsito de embarcaciones pueden
afectar la calidad del agua de mar.
Desafortunadamente, además de su efecto sobre los
ecosistemas marinos, muchos de los contaminantes que
llegan al mar pueden generar un efecto negativo en la salud
humana, dependiendo de su concentración y del tiempo de
exposición. Los daños más comunes a la salud que pueden
producirse por nadar en aguas contaminadas son las
enfermedades gastrointestinales, irritación en la piel e
infecciones en los ojos y oídos. A pesar de que estas
infecciones generalmente no son graves, la industria del
turismo puede afectarse por playas cuya agua carece de la
calidad requerida por los turistas.
Para vigilar el estado de la calidad del agua a la que están
expuestos los visitantes, en el 2003 se creó el Programa
Integral de Playas Limpias, que tiene como objetivo proteger
la salud de los usuarios, mejorar la calidad ambiental de las
playas nacionales y elevar los niveles de competitividad de los
destinos turísticos costeros, mediante acciones coordinadas
de los tres niveles de gobierno y los sectores privado, social y
académico. En abril de 2003 se inició el Sistema Nacional de
Información sobre la Calidad del Agua en Playas Mexicanas,
en donde participan las Secretarías de Marina, Medio
Ambiente, Salud y Turismo.
Este sistema tiene como objetivo establecer una red de
monitoreo y comunicación de la calidad del agua de mar en
cada uno de los destinos turísticos de mayor afluencia en los
17 estados costeros del país.
En 2005, se ha logrado ya sistematizar y homogeneizar los
monitoreos del agua de mar de acuerdo con los criterios
descritos por la Organización Mundial de la Salud para las
aguas de mar con fines recreativos. Considerando que la
determinación de todos los parámetros de calidad del agua
tendría un costo elevado en tiempo y dinero, se utilizan
organismos indicadores que denotan el grado de
contaminación del agua de mar y el riesgo que se corre al
nadar en ella.
Los enterococos son microorganismos se encuentran
normalmente en el tracto gastrointestinal del hombre y los
animales de sangre caliente. Son excretados en las heces, por
lo que su presencia en el ambiente indica una probable
contaminación de origen fecal. Esto los convierte en
indicadores de la probable presencia de otro tipo de
gérmenes patógenos. Hasta ahora no se ha alcanzado un
consenso para determinar el nivel aceptable de enterococos
en las playas, pero con base en contribuciones científicas
recientes de todo el mundo, han podido establecerse los
valores máximos para el agua empleada con fines
recreativos.
De acuerdo con la Comisión Nacional del Agua, aguas con
un contenido entre 201 y 500 enterococos en 100 mililitros
no son recomendables para su uso recreativo, mientras
que valores mayores a 500 enterococos representan riesgo
sanitario.
Durante el periodo 2003-2005, de las 209 playas donde se
realizaron los muestreos, 93% de las muestras resultaron
con niveles de enterococos aceptables. Tan sólo 4% de las
muestras tuvieron niveles no recomendables para su uso
recreativo y 3% de las muestras representaban un riesgo
para la salud (Figura a).
Las playas del estado de Veracruz presentaron el mayor
número de muestras con niveles de enterococos no
recomendables o con riesgo sanitario (18%), seguido por
las de Guerrero, con 9% en Acapulco y 7% en Ixtapa-
Zihuatanejo. La bahía de Acapulco es uno de los destinos
más visitados y la presencia de enterococos puede ser
consecuencia del número de personas que la visitan: una
mayor ocupación de hoteles y restaurantes puede
traducirse en una mayor descarga de aguas residuales con
alto contenido de materia orgánica. Entre las playas
monitoreadas, Baja California y Sonora contaron con las
playas más limpias del país (Mapa a).
Visto estos puntos concluimos sobre la necesidad de que el
Estado Ecuatoriano implemente un Sistema de Vigilancia de la
Calidad de Aguas.

o Para mantener informada a la sociedad del estado del


ambiente y los recursos naturales del país
o Como base para formular políticas y programas de manejo y
conservación ambiental
o Para incorporar la agenda ambiental en las decisiones
políticas, económicas y sociales que tomen todos los
órdenes de gobierno, los sectores económicos y la sociedad.
Es muy evidente, que la variabilidad climática y la ocurrencia
de eventos extremos han estado presentes en los últimos
años, afectando a países de todo el mundo. Es difícil
pronosticar efectos precisos del cambio climático, sin
embargo, estudios recientes advierten sobre los impactos en
el ser humano, incluso se habla de posibles conflictos al
aumentar la competencia por agua y alimentos.
El cambio climático tiene una clara incidencia en la oferta de
agua, afectando a los ecosistemas y la agricultura, con el
transcurso del tiempo, se observarán cambios en la calidad
del agua de los ríos y, con mayor intensidad, en los lagos,
humedales y ecosistemas costeros. Siendo el agua el motor
de la vida, es de esperarse que los cambios en el ciclo
hidrológico produzcan a su vez alteraciones de consideración
en los ecosistemas y en la salud del ser humano.
En julio del 2009, el Gobierno Ecuatoriano, declaró como
Política de Estado la Adaptación y Mitigación al Cambio
Climático. Para cumplir con este mandato, la Subsecretaría
de Cambio Climático del Ministerio del Ambiente, ejecuta
políticas, programas, proyectos, medidas y actividades que
buscan reducir la vulnerabilidad social, económica y
ambiental frente a los impactos de dicho fenómeno. Con el
aporte del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo
(PNUD) y el Fondo Mundial Ambiental (GEF), se lleva a cabo
el Proyecto de Adaptación al Cambio Climático a través de
una Efectiva Gobernabilidad del Agua en Ecuador (PACC).
La gestión del PACC se enfoca en la implementación de
medidas de adaptación a través de varios proyectos
distribuidos en las provincias de Los Ríos, Manabí, Loja,
Azuay, Cañar y Bolívar, que cuentan con cuencas
hidrográficas importantes, y sus comunidades han mostrado
voluntad política para implementar las medidas de
adaptación al cambio climático, y de esta manera mejorar el
control y el manejo de los recursos hídricos.
El Ministerio del Ambiente seguirá aportando en la gestión e
implementación de políticas para afrontar el cambio
climático a través de la generación de proyectos piloto que
respondan a la realidad local de nuestro país, beneficiando a
las comunidades más vulnerables.
Seguidamente veremos una introducción al ciclo del agua y
sus principales componentes y procesos, que son materia de
estudio en la Hidrología.
El propósito de este apartado es mostrar la dinámica de las
masas de agua en nuestro planeta, en contexto donde se
desarrollan los fenómenos a escala más local (cuencas), las
variables que se miden para acceder al conocimiento de este
ciclo natural del agua hasta avanzar en la consideración del
ciclo ambiental del agua.
Distribución de agua en el planeta

El agua es uno de los cuatro elementos que el filósofo griego


Aristóteles definió como constituyente del universo, junto
con el aire, la tierra y el fuego. Es la sustancia más abundante
que existe en la tierra y es el principal componente de todos
los seres vivos. Constituye un factor decisivo en la
climatización del planeta para la existencia humana, la
formación de paisajes y en el progreso de los pueblos. Es un
bien esencial para la vida y el desarrollo económico social de
las naciones. Se trata de un recurso natural renovable que
puede tornarse escaso con el crecimiento y desarrollo de la
población, las industrias y la agricultura.
El agua tiene propiedades físico-químicas excepcionales,
tanto a nivel de molécula como en su interacción con el
ambiente. Es considerada solvente universal, es el mejor
solubilizante de compuestos inorgánicos, mecanismo
fundamental en todos los procesos naturales.
El agua se presenta en la naturaleza en todos sus estados
(sólido, líquido y gaseoso) en un espacio llamado
hidrósfera.
Las dos terceras partes de la superficie del planeta están
cubiertas por agua. Si la Tierra fuera una esfera uniforme,
esta cantidad sería suficiente para cubrirla hasta una
profundidad cercana a 2,6 km.
Hidrología y ciclo hidrológico
La ciencia dedicada al estudio del agua es la Hidrología. Si
bien existen muchas definiciones, tal vez la que mejor
presenta los alcances de esta ciencia es la propuesta por el
Consejo Federal de Ciencia y Tecnología establecido por el
presidente de Estados Unidos en 1959:
Hidrología es la ciencia que trata de las aguas sobre la
tierra, su ocurrencia, circulación y distribución, sus
propiedades químicas y físicas y su reacción con el medio
ambiente, incluyendo su relación con los seres vivos.
El dominio de la Hidrología abarca toda la historia de la vida
del agua en la tierra.
De ello se desprende que la Hidrología es una ciencia
interdisciplinaria, ya que se vincula con otras ramas de la
ciencia, tales como Física, Química, Geología, Mecánica de
fluidos, Matemáticas, Biología, Estadística, entre otras.
El ciclo hidrológico es el fenómeno de circulación global del
agua producido fundamentalmente por la energía solar, e
influenciado por las fuerzas de gravedad y la rotación de la
Tierra.
Así, a partir de la recepción de energía solar –que es la
fuente de generación exterior- se puede comenzar a
describir el ciclo del agua con la generación de vapor de agua
hacia la atmósfera por evaporación del agua líquida
desde lagos, ríos, océanos, mares y por evapotranspiración
desde suelos y vegetación. Luego, bajo determinadas
condiciones meteorológicas (presión, temperatura y
humedad) este vapor se condensa –esto es cambiando
nuevamente de estado- formando microgotas de agua
líquida que se mantienen suspendidas en el aire debido a la
turbulencia natural. El agrupamiento de estas microgotas da
lugar a los aerosoles y sucesivamente a la formación de
nubes. Luego, a través de la dinámica de las masas de aire
(circulación atmosférica) se concreta la principal
transferencia de agua atmosférica hacia las masas
continentales en forma de precipitación.
El agua proveniente de la precipitación (en estado sólido y/o
líquido) sigue distintos caminos cuando llega a la superficie
terrestre en función de las características edáficas,
topográficas, fitográficas, urbanas, etc. Puede ser interceptada
por la vegetación, convertirse en flujo superficial sobre el
terreno (escurrimiento superficial) o infiltrarse en el suelo
dando lugar a la formación de acuíferos (aguas subterráneas)
que, eventualmente gracias al escurrimiento subterráneo,
alimentan ríos, lagos, humedales o descargan directamente en
el mar.
La mayor parte del agua interceptada y de escorrentía
superficial regresa a la atmósfera por el proceso de
evaporación.
El ingreso de agua al ambiente subterráneo se realiza por el
fenómeno de infiltración. Su desplazamiento desde el suelo
por las zonas de aireación y saturación, se denomina
percolación. El ciclo hidrológico no tiene principio ni fin y sus
diversos procesos o fenómenos ocurren en forma continua.
Las principales características del ciclo hidrológico son las
siguientes (UNESCO, 1986):
• El agua cumple un ciclo en la naturaleza, se encuentra en
constante movimiento, desplazándose de uno a otro sitio de
almacenamiento y cambiando de estado físico.
• El ciclo es una sucesión de transferencias y acumulaciones
en diferentes medios. Un río lleva agua de un lugar a otro, el
mar es una acumulación de agua, la evaporación del agua de
mar hacia la atmósfera es una transferencia, etc.
• Los flujos entre almacenamientos no son regulares ni
constantes, ni en distribución espacial ni temporal.
• El agua constituye un vehículo fundamental de transporte e
intercambio para los seres vivos. En el agua del suelo van
disueltos nutrientes que pueden ser transportados hasta las
plantas mediante la absorción que de ella hacen las raíces. A
su vez, las plantas son consumidas por organismos
superiores dando lugar a la cadena alimenticia.
• El tránsito de flujo de agua (en estado líquido o sólido)
sobre la superficie, genera una cierta energía, lo que se
traduce en un trabajo que modifica el paisaje, modelando la
superficie.
Pese a que el concepto de ciclo hidrológico es simple, el
fenómeno es complejo. Aunque el volumen total de agua en
el ciclo hidrológico global permanece constante, la
distribución del agua está cambiando continuamente en
océanos y continentes, regiones y cuencas. Pero también, a
medida que la civilización progresa, las actividades humanas
introducen modificaciones a este movimiento cíclico y
alteran el equilibrio dinámico del ciclo natural del agua. Se
inician nuevos procesos y eventos, que modifican la
distribución espacial, temporal y la calidad del agua (ciclo
ambiental del agua).
Componentes del ciclo hidrológico

a) Precipitación

La formación de la precipitación requiere la elevación de una


masa de agua en la atmósfera de tal manera que se enfríe y
parte de su humedad se condense. La condensación requiere
de una semilla llamada el núcleo de condensación, alrededor
del cual las moléculas del agua se pueden unir (Chow, 1994).
Si la temperatura se encuentra por debajo del punto de
congelamiento, se forman cristales de hielo. En la Figura 10
se ilustra la formación de precipitación en las nubes.
Algunas partículas de polvo que flotan en el aire pueden
actuar como núcleos de condensación.
Las partículas que contienen iones son efectivas como
núcleos debido a que los iones atraen por electroestática las
moléculas de agua enlazadas polarmente. Los iones en la
atmósfera incluyen partículas de sal que se forman a partir
de la evaporación de espuma marina y compuestos de
sulfuro y nitrógeno que provienen de la combustión. Los
diámetros de estas partículas varían entre 10-3 y 10 µm y se
conocen como aerosoles.
Las pequeñas gotas de agua crecen mediante la
condensación e impacto con las más cercanas a medida que
se mueven por la turbulencia del aire, hasta que son lo
suficientemente grandes para que la fuerza de la gravedad
sobrepase la fuerza de fricción y empiezan a caer,
incrementando su tamaño cuando golpean otras gotas en su
descenso.
Pero, a medida que la gota cae el agua se evapora de su
superficie y su tamaño disminuye, de tal manera que el
tamaño puede reducirse nuevamente al tamaño de un aerosol
y desplazarse hacia arriba en la nube debido a la turbulencia.
Una corriente ascendente de solo 0,5 cm/s es suficiente para
arrastrar una gota de 10 m. El ciclo de condensación, caída,
evaporación y elevación se repite en promedio unas diez veces
antes de que la gota alcance un tamaño crítico de 0,1 mm, que
es suficientemente grande para que caiga a través de la base
de la nube.
Las gotas permanecen esféricas hasta un diámetro de
alrededor de 1 mm, pero empiezan a aplanarse en el fondo
cuando aumenta su tamaño y dejan de ser estables en su
caída al atravesar el aire dividiéndose en pequeñas gotas de
lluvia. Las gotas de lluvia normales que caen a través de la
base de una nube tienen de 0,1 a 3 mm de diámetro
Formas de precipitación
La precipitación incluye lluvia, nieve y otros procesos mediante
los cuales el agua cae a la superficie terrestre, tales como
granizo y nevisca.
Según Linsley y otros (1977), las precipitaciones líquidas o
sólidas se presentan en distintas formas:
• Llovizna: consiste en pequeñas gotas de agua, con diámetro
variable entre 0,1 y 0,5 mm, con velocidad de caída muy baja.
Por lo general, la llovizna precipita de los estratos bajos de la
atmósfera y muy rara vez sobrepasa el valor de 1mm/h de
intensidad.
• Lluvia: consiste en gotas de agua líquida, con diámetro mayor
a 0,5 mm. Las Tablas 3 y 4 presentan las clasificaciones de la
lluvia en función de la intensidad de acuerdo a Huschke (1980) y
a Remenieras (1974).
• Escarcha: es una capa de hielo, generalmente transparente y
suave, que contiene bolsas de aire. Se forma en superficies
expuestas, por el congelamiento de agua superenfriada que se
ha depositado en ella, por llovizna o lluvia. También existe otro
tipo de escacha, que es opaca y consiste en depósitos
granulares de hielo separado por aire atrapado. Se forma por el
rápido congelamiento de la gotas de agua sobreenfriadas, que
caen sobre los objetos expuestos.
• Nieve: está formada por cristales de hielos blancos o
traslúcidos de forma compleja y aglomerados. Estos
conglomerados pueden formar copos de nieve que pueden
llegar a tener varios centímetros de diámetro. La densidad de
la nieve fresca varía, por lo general, una capa de nieve
acumulada de 125 a 500 mm, representan una lámina de agua
líquida de 25.0 mm.
• Bolsitas de nieve: o granizo suave, son partículas de hielo
redondeadas, blancas u opacas, con una estructura similar a la
de los copos de nieve y de 2 a 5 mm de diámetro. Las bolsitas
de nieve son suaves y se rompen fácilmente al golpear en
superficies duras.
• Granizo: es precipitación en forma de bolas o trozos
irregulares de hielo, que se produce por nubes convectivas, la
mayoría de ellas de tipo cúmulo-nimbus. El granizo puede ser
esférico, cónico o de forma irregular y su diámetro varía entre 5
a más de 125 mm.
• Bolas de hielo: están compuestas de hielo transparente o
traslúcido. Pueden ser esféricas o irregulares, y cónica, por lo
general, tienen menos de 5 mm de diámetro. Las bolas de hielo
rebotan cuando golpean en superficies duras y producen gran
ruido en el momento del impacto. Son granos sólidos de hielo
formados por el congelamiento de gotas de agua o por el
recongelamiento de cristales de hielo que se han fundido.
Tipos de precipitación
De acuerdo a los fenómenos meteorológicos, las
precipitaciones pueden clasificarse en: precipitaciones
por convección, precipitaciones orográficas y
precipitaciones ciclónicas o de frentes:
• Precipitaciones convectivas: son causadas por el
ascenso de aire caliente saturado o no, más liviano que el
aire frío de los alrededores.
Durante su ascenso, las masas de aire se enfrían según un
gradiente de 1ºC por 100 m (seco) o 0,5ºC por 100 m
(saturado); cuando alcanza el punto de condensación, se
produce la formación de nubes.
Si la corriente de convección vertical inicial es intensa, el
sistema nuboso puede alcanzar una zona de temperaturas
muy bajas o un grado de turbulencia fuerte, que pueden
desatar la lluvia. La precipitación convectiva es de corta
duración, puntual y su intensidad puede variar entre una
llovizna ligera y un aguacero. Son características de las
regiones ecuatoriales, donde los movimientos de las masas
de aires, son esencialmente verticales.
Las nubes se forman durante la mañana bajo la acción de la
insolación intensa y por la tarde o al anochecer, se presenta
un violento aguacero acompañado de relámpagos y trueno.
Durante la noche, las nubes se disuelven y en la mañana, el
cielo se presenta generalmente claro. Las precipitaciones
convectivas también tienen lugar en la zona templada, en
los períodos calientes casi siempre bajo la forma de
aguaceros violentos y puntuales.
• Precipitaciones orográficas: cuando las masas de aire
cargadas de humedad que se desplazan del océano a los
continentes encuentran una barrera montañosa, tienden a
elevarse y se produce un enfriamiento que puede generar
una cobertura nubosa y desatar precipitaciones.
Las precipitaciones orográficas se presentan bajo la forma de
lluvia o de nieve en la dirección hacia la que sopla el viento
(vertientes sotavento de la barrera montañosa). La obstrucción
en el trayecto de las masas de aire húmedo por un macizo
montañoso en la dirección desde donde sopla el viento (vertiente
a barlovento), produce una zona de pluviosidad débil. El aire al
descender sobre esa vertiente se calienta y disminuye su
humedad relativa, puede generar un régimen de vientos secos y
calientes que da nacimiento a zonas semiáridas o áridas.
Cuando una masa de aire caliente se encuentra con una masa
de aire frío, en lugar de mezclarse, aparece una superficie de
discontinuidad entre ellas que se llama frente.
• Precipitaciones frontales:

este tipo de precipitaciones están asociadas a las superficies de contacto


(frente) entre masas de aire de temperatura y humedad diferentes. La
precipitación frontal resulta del levantamiento de aire cálido sobre una
masa de aire denso y frío. La velocidad de ascenso de la masa de aire
caliente es relativamente baja. La precipitación puede extenderse de 300 a
500 km por delante del frente y es generalmente lluvia que varía entre
ligera y moderada. La precipitación de frentes fríos es de corta duración, se
forma cuando el aire cálido es obligado a ascender por una masa de aire
frío en movimiento. Los frentes fríos se mueven más rápidamente que los
frentes cálidos y sus superficies frontales son menos inclinadas. Como
consecuencia de esto, el aire cálido se eleva más rápidamente y el monto
de precipitación es, por lo general, mayor.
La medición de la cantidad de agua caída en una zona se
realiza por medio de un instrumento que se llama pluviómetro
(Figura 14) y se registra con los pluviógrafos (Figura 15). Se
expresa en lámina de agua, comúnmente en milímetros (mm).
Todos los pluviómetros de una misma región deben estar
instalados de manera comparable, evitando que el agua se
pierda hacia el exterior del instrumento por salpicaduras, por
efecto del viento o por evaporación (OMM, 1986).
Existen normas internacionales para el emplazamiento de
estos dispositivos, por lo que su instalación, control y
mantenimiento debe ser realizado por técnicos especializados.
b) Evaporación y evapotranspiración
Se define como evaporación al proceso físico por el cual el agua
pasa del estado líquido al gaseoso y representa la tasa neta de
transporte de vapor hacia la atmósfera.
El cambio de estado de líquido a vapor se debe a la radiación
solar que brinda la energía necesaria para que las moléculas del
agua cambien de estado. Además de la radiación solar, las
variables meteorológicas que intervienen en la evaporación,
particularmente de las superficies libre de agua, son la
temperatura del aire, velocidad de viento, tensión de vapor ó
humedad relativa del ambiente, determinando el poder
evaporante de la atmósfera, que es la capacidad del aire que
rodea a la superficie evaporante para admitir vapor de agua.
La evaporación total es la suma de la evaporación de agua
libre y la evapotranspiración.
La evaporación puede ser de distintas procedencias:
evaporación de superficie de agua libre, como ser lagos,
tanques, cursos de agua, etc.; evaporación del agua del suelo
y transpiración de plantas, que también toman agua del
suelo por medio de sus raíces. Estas dos últimas son muy
difíciles de cuantificar o estimar en forma separada, por lo
tanto se engloban en una sola variable denominada
evapotranspiración.
De la precipitación que llega al suelo desde la atmósfera, un
gran porcentaje vuelve en forma de evaporación desde ríos,
lagos, lagunas, océanos y mares y como evapotranspiración
(evaporación desde el suelo y transpiración de las plantas).
Otro porcentaje se infiltra y llegará quizás, según las
condiciones del suelo, a alimentar su humedad y por
percolación alimentará los acuíferos.
Otro porcentaje escurrirá sobre la superficie del terreno
hasta alcanzar los cauces de los ríos y los mares, para
completar así el ciclo hidrológico.
La evaporación es una variables fundamental del ciclo
hidrológico, si se tiene en cuenta que aproximadamente el
70% del agua que precipita es devuelta a la atmósfera por
dicho proceso.
Dado que la evapotranspiración resulta la suma de los
volúmenes de agua utilizados en los procesos de evaporación
del suelo y transpiración de las plantas, es lógico que muchos
de los factores, principalmente los factores climáticos, que
influyen en la cantidad de evaporación desde una superficie
de agua libre, también afecten a la cantidad de
evapotranspiración
Por ejemplo, la intensidad de la radiación solar, la duración
de la insolación, condiciones de vientos, humedad relativa,
cobertura de nubes, presión atmosférica y otros. Además de
los factores climáticos, los factores del suelo y la vegetación
también gobiernan los procesos de evapotranspiración.
El tipo, color, densidad y estado de crecimiento de la planta
afectan el poder reflectivo y por lo tanto la proporción de la
radiación solar entrante y las componentes del intercambio
de radiación neta. Similarmente el estado de crecimiento, la
densidad y las formas de las plantas afectan a la turbulencia
del aire circundante y al intercambio de agua entre la
superficie de evaporación y la atmósfera.
Además la luz, el viento y otros factores influyen en la
apertura y cierre de las estomas de las plantas de diferentes
modos. Estos factores afectan la capacidad que poseen las
plantas de transmitir agua desde el sistema de raíces hacia
las hojas.
Los factores del suelo predominantes que afectan a la
evapotranspiración, son aquéllos que influyen en las
cantidades de agua disponible en la superficie del suelo y
para las plantas.
Cuando la superficie del suelo esta húmeda, la evaporación
está gobernada principalmente por las condiciones
atmosféricas. Sin embargo, cuando esta capa se seca, la tasa
de evaporación decrece muy rápidamente y es mayor la
influencia de las propiedades del suelo, tales como humedad
relativa del aire del suelo, la conductividad capilar y la
conductividad hidráulica de la capa superficial.
c) Infiltración, percolación y aguas subterráneas
Se denomina infiltración al proceso de entrada de agua a
través del suelo proveniente de lluvia, derretimiento nival o
irrigación.
Para que exista infiltración, debe existir:
a) una fuente de abastecimiento de agua: lluvia, riego o agua
acumulada en depresiones.
b) un receptor de esa infiltración: el suelo, a través de su
capacidad de almacenamiento.
Se debe tener en cuenta que el movimiento de agua en el
suelo continúa aún cuando ha finalizado el proceso de la
infiltración, ya que el agua infiltrada se redistribuye también
lateralmente.
Una vez que el agua atraviesa el suelo, el proceso se
denomina percolación.
Según la distribución en profundidad del contenido de agua,
es posible distinguir dos zonas en el ambiente subterráneo:
a) Zona saturada: está limitada superiormente por el nivel de
agua. En esta zona el agua llena completamente todos los
espacios (poros) existentes entre los materiales del suelo. Se
trata del agua subterránea alojada en el acuífero freático.
b) Zona no saturada: situada entre la superficie freática y la
superficie del terreno. La porción superior es la más
sometida a evapotranspiración.
Está comprendida entre la superficie del terreno y los
extremos radiculares de la vegetación (prácticamente es la
capa de suelo). La zona inferior es la llamada franja capilar y
es la transición a la zona saturada propiamente dicha.
La medición de la profundidad del nivel de agua se realiza
con una sonda como la que se presenta en la Figura 18. El
registro sistemático de estas profundidades aporta
importante información sobre las variaciones de la
disponibilidad de agua en los reservorios subterráneos y
sobre el movimiento del agua en los acuíferos (escurrimiento
subterráneo).
d) Escurrimiento superficial, cuenca hidrográfica y aguas
superficiales
Un río drena un área determinada que se denomina área de
captación o cuenca o cuenca hidrográfica (Figura 19). Los
límites de esta área están definidos por zonas más elevadas
del terreno que constituyen las divisorias de agua.
El conjunto de todos los cursos de agua (ríos principales,
afluentes, tributarios, arroyos, etc.) que confluyen en un
curso de agua principal, se denomina red de drenaje
superficial.
Para conocer el grado de calidad de las aguas,
independientemente del posible uso al que vayan a ser
destinadas, se parte de la toma de muestras para la
obtención de una serie de parámetros e indicadores. Estos
datos, analizados y procesados, posteriormente se
convierten en un valor numérico, que permite obtener una
serie de índices que determinan el estado general de las
aguas en función de unos rangos de calidades establecidos.
Estos índices se pueden clasificar fundamentalmente en dos
tipos: fisicoquímicos y biológicos.
Índices fisicoquímicos de calidad de las aguas

Mediante estos índices se va a obtener un valor numérico


adimensional que engloba las magnitudes de ciertos
parámetros individuales, cuyo número y tipo varía según el
índice. Se usan para evaluar la calidad de un agua y su
evolución con el tiempo y tienen como inconveniente su poca
robustez debido a que simplifican mucho la calidad al
definirla mediante un único valor numérico. Los parámetros
más comúnmente utilizados en los índices se exponen en la
siguiente tabla:
En las tablas que se muestran a continuación se muestran
algunos valores típicos que toman estos parámetros y una
comparación entre las aguas aguas subterráneas y
superficiales relativa a los mismos:
Los índices fisicoquímicos más utilizados en la actualidad
son: el índice de calidad general (ICG), el ídice
simplificado de calidad de aguas (ISQA) y el índice
automático de calidad de aguas (IAQA).
Índice de calidad general (ICG)

Es el índice más empleado en España. Es una adaptación del


índice Lamontagne y Provencher del Servicio de Calidad de
las Aguas del Ministerio de Riquezas Naturales del Estado de
Quebec en Canadá. Es un valor adimensional obtenido a
partir de 23 parámetros procesados mediante ecuaciones
lineales, de los cuales 9 se utilizan siempre (básicos) y 14
según su influencia en la calidad (complementarios). Los 9
parámetros básicos son: coliformes totales, conductividad,
DBO, DQO-Mn, fósforos totales, sólidos en suspensión,
nitratos, oxígeno disuelto y pH.
El índice de calidad general se puede expresar como:
ICG = ∑ [F1 · (Ki) · F2 · (Ki)]

En donde:
Ki: valor analítico de cada parámetro, siendo i = 1, 2, 3.... 23
F1: función que transforma el valor analítico de cada
parámetro en un valor adimensional. Se obtiene de esta
forma el nivel de calidad (Qi).
F2: función que pondera la influencia de cada parámetro en
el global del índice. Se obtiene así el peso específico de cada
parámetro (Pi):
Pi = [(1 / ai) / ∑ (1 / ai)]; siendo ai = 1 (muy importante) hasta
ai = 4 (poco importante).
Por tanto, el ICG se puede expresar finalmente como:

ICG = ∑ (Qi · Pi)

Un parámetro complementario se utilizará si su Qi < 60, es


decir, si tiene una influencia negativa alta dentro de la calidad
del agua. Si algún parámetro tiene Qi = 0 se considera agua
contaminada.
La clasificación de las aguas en función de su ICG se muestra
en la siguiente tabla:
Índice simplificado de calidad de aguas (ISQA)
Índice muy fácil de utilizar que proporciona una idea rápida e
intuitiva de la calidad, pero que precisa ser completado con
otros índices para obtener una visión real de la situación. Se
obtiene a partir de una sencilla fórmula que combina 5
parámetros fisicoquímicos:

ISQA = E · (A + B + C + D)

En donde:
E: temperatura del agua (T en ºC). Puede tomar valores
comprendidos entre 0,8 y 1 según:
E = 1 si T ≤ 20 ºC
E = 1 - (T - 20) · 0,0125 si T > 20 ºC
A: demanda química orgánica según la oxidabilidad al
permanganato (DQO-Mn en mg/l). Puede tomar valores
comprendidos entre 0 y 30 según:
A = 30 - DQO-Mn si DQO-Mn ≤ 10 mg/l
A = 21 - (0,35 · DQO-Mn) si 60 mg/l ≥ DQO-Mn > 10 mg/l
A = 0 si DQO-Mn > 60 mg/l
Tradicionalmente ésta ha sido la forma de obtener el
parámetro A, pero a partir de 2003 se empezó a calcular
mediante el carbono orgánico total (COT en mg/l), que
también estima la cantidad de materia orgánica presente en
el agua, pero de una manera más reproducible y fiable. En
este caso el parámetro A puede tomar valores comprendidos
entre 0 y 30 según:
A = 30 - COT si COT ≤ 5 mg/l
A = 21 - (0,35 · COT) si 12 mg/l ≥ COT > 5 mg/l
A = 0 si COT > 12 mg/l
B: sólidos en suspensión totales (SST en mg/l). Puede tomar
valores comprendidos entre 0 y 25 según:

B = 25 - (0,15 · SST) si SST ≤ 100 mg/l

B = 17 - (0,07 · SST) si 250 mg/l ≥ SST > 100 mg/l

B = 0 si SST > 250 mg/l


C: oxígeno disuelto (O2 en mg/l). Puede tomar valores
comprendidos entre 0 y 25 según:
C = 2,5 · O2 si O2 < 10 mg/l
C = 25 si O2 ≥ 10 mg/l
D: conductividad (CE en μS/cm a 18 ºC). Si la conductividad se
mide a 25 ºC, para obtener la conversión a 18 ºC se
multiplicará por 0,86. Puede tomar valores comprendidos
entre 0 y 20 según:

D = (3,6 - log CE) · 15,4 si CE ≤ 4000 μS/cm


D = 0 si CE > 4000 μS/cm
El ISQA va a oscilar entre 0 (calidad mínima) y 100
(calidad máxima) de manera similar a como lo hace
el ICG.
Índice automático de calidad de aguas (IAQA)

Es una variante del ISQA, en la que se utiliza siempre COT


como parámetro A y turbidez como parámetro B. Los valores
de los parámetros se obtienen de redes automáticas de
control, lo que facilita resultados en tiempo real y en
continuo.
Índices biológicos de calidad de las aguas

Mediante los índices biológicos se obtiene un valor numérico que


expresa el efecto de la contaminación sobre una comunidad
biológica y se basan en la capacidad de los organismos de reflejar las
características o condiciones ambientales del medio en el que se
encuentran. La presencia o ausencia de una especie o familia, así
como su densidad o abundancia es lo que se va a usar como
indicador de la calidad.
La mayor diferencia con los índices fisicoquímicos es que
permiten indicar el estado del agua en un periodo
prolongado de tiempo definido por la duración del ciclo vital
de cada individuo, magnitud de colonias, etc., pero, por el
contrario, es imposible identificar los agentes contaminantes
existentes, por lo que su utilización es complementaria y no
sustitutiva a los índices fisicoquímicos.
Los índices biológicos pueden ser de dos tipos:
Índices bióticos: suelen ser específicos para un tipo de
contaminación y/o región geográfica, y se basan en el
concepto de organismo indicador. Permiten la valoración del
estado ecológico de un ecosistema acuático afectado por un
proceso de contaminación. Para ello a los grupos de
invertebrados de una muestra se les asigna un valor numérico
en función de su tolerancia a un tipo de contaminación, los
más tolerantes reciben un valor numérico menor y los más
sensibles un valor numérico mayor, la suma de todos estos
valores nos indica la calidad de ese ecosistema.
Índices de diversidad: miden la abundancia y biodiversidad
de especies de un sitio, a mayor biodiversidad mayor
puntuación. Reflejan alteraciones del número total de
comunidades de organismos. Como ventajas de estos
índices respecto a los bióticos destacan que no es necesaria
la identificación de especies o familias, que no se requiere
información sobre la tolerancia a contaminación y que sirven
para detectar episodios leves de contaminación. Por contra
no existe un consenso claro sobre los valores de los índices.
ÍNDICES BIÓTICOS

Biological Monitoring Working Party (BMWP)


Se basa en la asignación a las familias de macroinvertebrados
acuáticos de valores de tolerancia a la contaminación
comprendidos entre 1 (familias muy tolerantes) y 10 (familias
intolerantes). La suma de los valores obtenidos para cada
familia detectada en un punto nos dará el grado de
contaminación del punto estudiado.
Se consideran macroinvertebrados bentónicos a aquellos
organismos invertebrados que desarrollan alguna fase de su
ciclo vital en el medio acuático, y cuyo tamaño es superior a
los 2 mm. Abarca insectos, moluscos, crustáceos, turbelarios
y anélidos principalmente. Matcalfe (1989) enumera las
principales razones para su uso como indicadores biológicos:
Existen multitud de adaptaciones mundiales de este índice creado
en primer lugar por Hellawell (1978) para los ríos de Gran Bretaña.
Alba-Tercedor y Sánchez-Ortega (1988) crearon la adaptación para
la Península Ibérica que se denota por BMWP'. Una de las últimas
adaptaciones para la Península Ibérica es la Iberian Biological
Monitoring Working Party(IBMWP), de Alba-Tercedor et al. (2002),
creada tras acuerdo obtenido en el III Congreso Ibérico de
Limnología debido a actualizaciones taxonómicas y modificación
de alguna de las puntuaciones de las familias de
macroinvertebrados.
Las puntuaciones asignadas a cada familia de macroinvertebrados
según el BMWP' se resumen en la siguiente tabla:
Finalmente, tras la suma de los valores correspondientes a
cada una de las familias presentes en la zona de estudio, se
obtiene la calidad del agua, que se puede encuadrar en una
de las 5 categorías siguientes:
Índice biótico de Trent (TBI)

El índice biótico de Trent (Woodiwiss, 1964) se utiliza para


indicar el grado de tensión producido por las aguas
residuales en comunidades animales de río, a partir de las
cantidades de taxones y la presencia de especies o grupos
claves. Utiliza 6 taxones y la valoración final del agua varía
entre 0 (mala) y 15 (buena). A partir de él se han
desarrollado multitud de adaptaciones. En España el BILL
(Prat et al., 1983).
Índice Chandler

Utiliza 6 grupos, los mismos que Trent, y además emplea un


factor de abundancia, en el que cada especie tiene una
puntuación que varía según el número de individuos. Es
necesario una identificación taxonómica de los
macroinvertebrados hasta el nivel de género o especie. La
puntuación final del agua varía entre 0 (mala) y un límite
superior no definido, aunque se puede decir que si el índice
es menor de 300 el agua está contaminada y si está
comprendido entre 300 y 3000 el agua está poco
contaminada.
ÍNDICES DE DIVERSIDAD

Índice de diversidad de Shannon-Wiener (H)


En un primer momento se usó para medir la diversidad de los
peces sometidos a la contaminación del agua durante la
década de 1960 (Davis 1995). Este índice relaciona el número
de especies con la proporción de individuos pertenecientes a
cada especie presente en la muestra. Sin embargo, ha sido
criticado debido a que no considera aspectos importantes
como la periodicidad y el tipo de muestreo, el nivel de la
resolución taxonómica y porque responde de manera
irregular a los cambios naturales del medio acuático (Davis
1995, Karr 1998).
Se calcula mediante la siguiente expresión:

H = ∑ (Pi · ln Pi)

En donde:
Pi: proporción total de la muestra que pertenece a la especie
"i", con i = 1,2...S; en donde "S" es el número total de
especies presentes en la muestra.
El valor máximo que adquiere en los ríos para las
comunidades de invertebrados bénticos es de 4,5. Valores
inferiores a 2,4-2,5 indican que el sistema está sometido a
tensión (vertidos, dragados, canalizaciones, regulación por
embalses, etc). Es un índice que disminuye mucho en aguas
muy contaminadas. Por tanto, cuanto mayor valor tome el
índice de Shannon-Wiener, mayor calidad tendrá el agua
objeto de estudio.
Índice de diversidad de Simpson-Gini (Y)

Expresa la probabilidad compuesta de que dos individuos


extraídos al azar de una comunidad pertenecen a la misma
especie. Si dicha probabilidad es alta la comunidad es poco
diversa. Se calcula mediante la siguiente expresión:

Y = (1 - ∑ Pi2) · 100 (%)

En donde "Pi" tiene el mismo significado que en la ecuación


de Shannon-Wiener.
El índice tomará valores comprendidos entre 0 % y 100 %.
Valores inferiores al 20 % indican una calidad muy buena del
agua, mientras que si la valoración supera el 60 % la calidad
del agua será deficiente o mala. Principalmente es indicador
de los siguientes impactos: polución orgánica, degradación
en la morfología del río y degradación general.
Índice de Berger-Parker (B)

Mide la dominancia de la especie o taxón más abundante,


siendo su expresión matemática la siguiente:

B = Nmáx / N

En donde:

Nmáx: número de individuos del taxón más abundante.


N: número total de individuos de la muestra.
Este índice adquiere valores comprendidos entre 0 y 1 (0 % y
100 %). Es indicador de los mismos impactos que el índice de
Simpson-Gini: polución orgánica, degradación en la
morfología del río y degradación general.
Índice de diversidad de McIntosh

Trabaja los tamaños de las poblaciones de los distintos


taxones, indicando la dominancia de alguno o algunos de
ellos.
MODELO SCAF

Determina el estado ambiental combinando los índices de


diversidad y el índice biótico BMWP’. Se basa en la teoría de
la sucesión ecológica. Va a indicar el tipo de ambiente
ecológico de la zona analizada, lo que permite hacer estudios
de comparación o determinar qué impactos negativos sobre
el ecosistema pueden estar afectando a la calidad del agua.
Con este modelo se determinan, por tanto, los distintos tipos
de estado ambiental del ecosistema. A cada tipo le
corresponderán, a su vez, unos usos potenciales, como
queda reflejado en la siguiente tabla:
INDICES DE CALIDAD DE AGUAS
Las fuentes de agua superficial son eje de desarrollo de los
seres humanos que permiten el abastecimiento para las
diferentes actividades socioeconómicas llevadas a cabo en los
asentamientos poblacionales; no obstante, de forma
paradójica muchas de estas actividades causan alteración y
deterioro de las mismas. En general, las aguas superficiales
están sometidas a contaminación natural (arrastre de
material particulado y disuelto y presencia de materia
orgánica natural –MON–) y de origen antrópico (descargas de
aguas residuales domésticas, escorrentía agrícola, efluentes
de procesos industriales, entre otros).
El mayor impacto sobre la salud pública se da a través de los
sistemas de abastecimiento de agua; la alteración de las
características organolépticas, físicas, químicas y
microbiológicas de la fuente de abastecimiento incide
directamente sobre el nivel de riesgo sanitario presente en
el agua, el cual se define como el riesgo de transportar
agentes contaminantes que puedan causar enfermedades
de origen hídrico al hombre y los animales o alterar el
normal desempeño de las labores dentro del hogar o la
industria (Sabogal, 2000).
El riesgo es el resultado de comparar la vulnerabilidad de la
población frente a una amenaza o factores de riesgo (Cepis
2001), y puede clasificarse como agudo o crónico; el riesgo
agudo está relacionado con la posibilidad de enfermarse a
muy corto plazo con dosis infecciosas bajas del contaminante
como la contaminación microbiológica, y el riesgo crónico
está relacionado con la presencia de contaminantes de
naturaleza química como compuestos orgánicos e
inorgánicos que afectan la salud del ser humano después de
largos períodos de exposición (Guerra, 1993).
El riesgo agudo es prioridad para su control, debido al gran
impacto que puede causar sobre la salud de la población; el
riesgo crónico es segunda prioridad en sistemas de
abastecimiento expuestos a contaminación microbiológica
severa (WHO, 1997).
En la mayoría de países en desarrollo, el riesgo
microbiológico es bastante marcado principalmente asociado
a un inadecuado saneamiento, lo que se ratifica en la Agenda
21 de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio
Ambiente y Desarrollo que afirma que aproximadamente
80% de todas las enfermedades y más de una tercera parte
de las defunciones en estos países tienen por causa el
consumo de agua contaminada y hasta una décima parte del
tiempo productivo de las personas se dedica a enfermedades
relacionadas con agua (Sabogal, 2000).
El deterioro del recurso hídrico también está asociado
principalmente con vertimientos de aguas residuales
domésticas, industriales y de producción agrícola y ganadera y
actividades como transporte terrestre, fluvial y marítimo de
sustancias peligrosas o petróleo, aguas de extracción minera y
residuos sólidos dispuestos en rellenos sanitarios o
directamente en éstas (IDEAM, 2001).
A pesar de que en promedio el 78% de la población
ecuatoriana tiene acceso a agua potable (ANDESCO, 2008) en
algunas departamentos se evidencian problemas de calidad
del agua para consumo humano (Álvarez, 2008).
El marcado deterioro de los cuerpos de agua superficial hace
prioritaria su evaluación con el fin de tomar acciones de
control y mitigación del nivel de riesgo que será
determinante en la complejidad y costos del tratamiento del
agua para consumo humano, como lo evidencia la
reglamentación vigente para aguas superficiales destinadas
al consumo humano.
En el decreto 1594 son consideradas dos opciones de
tratamiento dependiendo de la calidad del agua cruda –sólo
desinfección y tratamiento convencional– [9]; el Reglamento
de Agua y Saneamiento –RAS– presenta cuatro opciones de
tratamiento, desde desinfección hasta tratamiento
convencional (coagulación, floculación, sedimentación,
filtración y desinfección) más la aplicación de tratamientos
específicos [10].
Estudios como los de (Adbul, and R. Campbell, 1996, Cook et
al., 2001, Torres et al., 2007), muestran que el empleo de
carbón activado dentro de los procesos de potabilización
incide de manera directa en la reducción del riesgo químico,
gracias a la reducción de MON y compuestos fenólicos.
Escobar et al., 2007, evaluaron la influencia del cambio en el
punto de aplicación del cloro en la precloración para reducir
el riesgo químico por la potencial formación de
trihalometanos –THM– sin comprometer la calidad
microbiológica del agua tratada.
Los índices de calidad del agua –ICA– surgen como una
herramienta simple para la evaluación del recurso hídrico
fundamental en procesos decisorios de políticas públicas y
en el seguimiento de sus impactos (Pesce, and Wunderlin,
1999). En (Fernández, and Solano, 2008; Swamee, and Tyagi,
2007; Nasiri et al., 2007), entre otros, se definen los ICA
como una expresión simple de una combinación más o
menos compleja de un número de parámetros que sirven
como expresión de la calidad del agua; el índice puede ser
representado por un número, un rango, una descripción
verbal, un símbolo o incluso un color.
La valoración de la calidad del agua puede ser entendida
como la evaluación de su naturaleza química, física y
biológica en relación con la calidad natural, los efectos
humanos y usos posibles [20]. Para simplificar la
interpretación de los datos de su monitoreo, existen índices
de calidad de agua (ICA) e índices de contaminación (ICO), los
cuales reducen una gran cantidad de parámetros a una
expresión simple de fácil interpretación entre técnicos,
administradores ambientales y el público en general.
La principal diferencia entre unos y otros está en la forma de
evaluar los procesos de contaminación y el número de
variables tenidas en cuenta en la formulación del índice
respectivo (Fernández, and Solano, 2008). En términos
simples, un ICA es un número único que expresa la calidad del
recurso hídrico mediante la integración de las mediciones de
determinados parámetros de calidad del agua y su uso es
cada vez más popular para identificar las tendencias
integradas a los cambios en la calidad del agua (Samboni et
al., 2007). La tabla 1 presenta las principales ventajas y
limitaciones de los ICA.
EVOLUCIÓN DEL DESARROLLO DE LOS ICA

La evaluación general de la calidad del agua ha sido objeto


de múltiples discusiones en cuanto a su aplicación para la
regulación del recurso hídrico en el mundo ya que ésta
considera criterios que no siempre garantizan el resultado
esperado para regiones con diferentes características. Como
consecuencia, muchos países han desarrollado estudios e
indicadores tendentes a aplicar criterios de evaluación
propios, de tal manera que su aplicabilidad corresponda con
sus requerimientos y necesidades.
Los intentos para lograr construir un índice que permita
calificar la calidad del agua tienen bastante historia. Existe
información de que en Alemania en 1848 ya se realizaban
algunos intentos por relacionar la presencia de organismos
biológicos con la pureza del agua. En los últimos 130 años,
varios países europeos han desarrollado y aplicado diferentes
sistemas para clasificar la calidad de las aguas; sin embargo, el
desarrollo de ICA basados en el empleo de valores numéricos
para asignar una gradación de la calidad en un escala
prácticamente continua son relativamente recientes (Ott,
1978; Behar, 1997).
Horton (1965) citado por Rodríguez et al. (1997) proponen el
uso de ICA para estimar patrones o condiciones de
contaminación acuática, y son pioneros en la generación de
una metodología unificada para su cálculo; sin embargo, el
desarrollo e implementación de un ICA de manera formal y
demostrada lo hicieron Brown et al. (1970) con el apoyo de
NSF (2006), basándose en la estructura del índice de Horton
y en el método Delphi para definir los parámetros, pesos
ponderados, subíndices Ii y clasificación a ser empleados en
el cálculo.
La clasificación consideró las características que debe
presentar la fuente de captación para su destinación para
consumo humano (NSF, 2006). A pesar de haber sido
desarrollado en Estados Unidos, es ampliamente empleado
en el mundo y ha sido validado y/o adaptado en diferentes
estudios.
En España, Queralt en el año 1982 desarrolló el índice
simplificado de calidad del agua (ISQA) para las cuencas de
Cataluña, el cual se basó en 5 parámetros fisicoquímicos y
planteó una clasificación de la calidad del agua para 6 usos
específicos del recurso, entre los cuales se destaca el
abastecimiento para consumo humano.
Dinius (1987) planteó un ICA conformado por 12 parámetros
fisicoquímicos y microbiológicos, el cual también se basó en
el método Delphi, pero a diferencia del ICA-NSF, cuya
clasificación está orientada a aguas a ser empleadas como
fuente de captación para consumo humano, considera 5 usos
del recurso:
consumo humano, agricultura, pesca y vida acuática,
industrial y recreación.
Los ICA más recientes, cuyo objetivo fundamental es la
evaluación de la calidad del agua para consumo humano
previo tratamiento, incluyen dentro de su estructura
parámetros fisicoquímicos y microbiológicos directamente
relacionados con el nivel de riesgo sanitario presente en el
agua.
Montoya y Contreras (1997) plantearon el ICA empleado
como herramienta de indicación en el estudio sobre aguas
superficiales del Estado de Jalisco-México, conformado por 18
parámetros fisicoquímicos y microbiológicos agrupados en 4
categorías: cantidad de materia orgánica; materia
bacteriológica presente; características físicas y materia
orgánica. Este índice considera 9 usos, dentro de los cuales se
destaca el abastecimiento público.
En Canadá, el Canadian Council of Ministers of the
Environment desarrolló un ICA orientado inicialmente a la
evaluación de la calidad ecológica de las aguas basado en la
comparación de los valores de cada parámetro con un punto
de referencia, el cual generalmente es obtenido de una
norma o guía de calidad del agua (CCME, 2001; Lumb et al.,
2006); dada su flexibilidad en los parámetros y el uso de
directrices para protección de la vida acuática que emplea, el
índice permite evaluar la calidad de las aguas destinadas a
consumo humano.
En Brasil, la Compañía de Tecnología de Saneamiento
Ambiental (CETESB, 2006) desarrolló e implementó el ICA de
agua cruda para abastecimiento público – IAP como
respuesta al aumento en la complejidad de los
contaminantes vertidos a las fuentes de agua; su cálculo se
realiza mediante el producto de la ponderación de los
resultados del índice de calidad de agua –IQA– y el índice de
sustancias tóxicas –ISTO–, el primero adaptado a partir del
ICA de NSF (NSF, 2006) y el segundo desarrollado en el año
2002.
El ISTO complementa el IQA de tal forma que se garantice
una evaluación integral del agua a ser destinada al
abastecimiento público previo tratamiento; los parámetros
que lo conforman son clasificados en tóxicos y
organolépticos, y dado el amplio uso de cuerpos lénticos con
presencia de cianobacterias, incluye el número de células de
cianobacterias, además de pruebas genéticas como el Test de
Ames.
Liou et al., (2004) desarrollaron un ICA para aguas
superficiales de Taiwán basado en 13 parámetros
fisicoquímicos y microbiológicos orientados a evaluar la
presencia de materia orgánica, material particulado,
sustancias tóxicas y microorganismos.
UNEP (2007) presentó una primera versión de un ICA
mundial de agua potable (Drinking Water Quality Index –
DWQI) que se aplica a las fuentes de abastecimiento a ser
usadas para producir agua potable y que fue desarrollado
ante la necesidad de evaluar la situación mundial de las
fuentes de captación. La estructura de cálculo es la del ICA -
CCME y los parámetros y valores guía para su cálculo se
basan en las guías para agua potable de la Organización
Mundial de la Salud (OMS).
En Europa, Boyacioglu (2007) desarrolló el Universal Water
Quality Index –UWQI– conformado por 11 parámetros
fisicoquímicos y uno microbiológico, con el objetivo de
proporcionar un método más sencillo para describir la
calidad de las aguas superficiales utilizadas para el
abastecimiento de agua potable. El cálculo se basa en las
directivas de la Unión Europea para aguas a ser destinadas al
consumo humano previo tratamiento, con el fin de facilitar
su uso en los diferentes países que la conforman.
En Colombia y en el ámbito nacional y regional, se han
desarrollado diferentes estudios orientados a desarrollar o
adaptar ICA acordes con las características ambientales de
algunas fuentes superficiales.
Rojas (1991) adaptó el ICA-NSF a las condiciones específicas
del río Cauca, reduciendo el número de parámetros que lo
conforman con base en el análisis del comportamiento de
éstos en el tiempo y en el espacio y modificando los pesos
porcentuales asignados a cada parámetro de acuerdo con su
nivel de importancia en la evaluación de la calidad del agua
del río Cauca.
Ramírez y Viña (1998) desarrollaron los índices de
contaminación (ICO) a partir del análisis de componentes
principales (ACP) aplicado a información fisicoquímica
resultante de diferentes estudios limnológicos relacionados
con la industria colombiana del petróleo; estos índices
evalúan el nivel de contaminación del agua mediante la
agrupación de variables fisicoquímicas que denotan la misma
condición ambiental. Actualmente existen nueve ICO entre
los cuales se destacan el ICO por materia orgánica (ICOMO); el
ICO por mineralización (ICOMI); y el ICO por sólidos (ICOSUS).
La importancia de los ICA no sólo se limita a la evaluación de
la calidad de las fuentes superficiales.
En Colombia, el Decreto 1575 de 2007 considera los ICA como
uno de los instrumentos básicos para garantizar la calidad del
agua para consumo, reglamentando el Índice de Riesgo de la
Calidad del Agua para Consumo Humano (IRCA) que mide el
grado de riesgo de ocurrencia de enfermedades relacionadas
con el no cumplimiento de las características físicas, químicas
y microbiológicas del agua para consumo humano una vez ha
sido sometida a diferentes procesos de tratamiento que
garantizan su potabilidad.
CÁLCULO DE LOS ICA

La estructura de cálculo de la mayoría de los ICA se basa en la


normalización de los parámetros que los conforman de
acuerdo con sus concentraciones, para su posterior
ponderación en función de su importancia en la percepción
general de la calidad agua; se calcula mediante la integración
de las ponderaciones de los parámetros a través de
diferentes funciones matemáticas (UNEP, 2007).
Existen dos enfoques para el cálculo: i) el producto
ponderado en el cual los pesos dan importancia a los
puntajes y todos ellos son ponderados de acuerdo a la
importancia de los pesos y luego son multiplicados y ii) la
suma ponderada, en la cual cada puntaje es multiplicado por
su peso y los productos son sumados para obtener el índice
si los pesos son iguales para cada puntaje. El valor del índice
es llamado valor aritmético no ponderado, si la suma de los
pesos no es igual, se conoce como valor aritmético de la
calidad del agua [42]. La tabla 2 muestra las ecuaciones de
cálculo de los ICA, asociados por .grupos de acuerdo con el
tipo de ecuación utilizada.
Se observa que los ICA-NSF e ICA-Dinius desarrollados en
Estados Unidos y aquellos adaptados para ríos de
Latinoamérica emplean para su cálculo el producto
ponderado, comúnmente conocido como ecuación de tipo
multiplicativo. La NSF sugiere el empleo de ecuaciones de
tipo multiplicativo ya que son más sensibles que las
ecuaciones de tipo aditivo o suma ponderada a valores
extremos en los subíndices Ii, asociados generalmente con
fuertes variaciones en la calidad del agua, evitando el
fenómeno de eclipsamiento que se presenta cuando se
calcula un valor satisfactorio aunque el subíndice no lo sea.
Algunos de los ICA más recientes proponen estructuras de
cálculo orientadas a una evaluación más amplia de calidad
del agua (variación en el tiempo y el espacio) como CCME-
WQI y DWQI, en los cuales se evalúa para un periodo de
tiempo determinado el número de parámetros que exceden
un punto de referencia, el número de registros que superan
este punto y la magnitud en que se supera esta referencia.
Estos índices requieren información medida a lo largo de un
periodo de tiempo, lo que puede ser favorable
principalmente en fuentes con amplias variaciones de calidad
en el tiempo.
El UWQI de Europa emplea para una ecuación de tipo aditivo
o suma ponderada que es menos sensible a variaciones
extremas en la calidad del agua, condición que limita su uso
en la evaluación de la calidad del agua en fuentes
superficiales sometidas a cambios súbitos y extremos en sus
características físicas, químicas y microbiológicas
El ISQA emplea el producto de la temperatura por la
sumatoria de los valores obtenidos mediante ecuaciones que
transforman las concentraciones de DQO, sólidos
suspendidos, oxígeno disuelto y conductividad en un número
adimensional, tal como lo hacen otros ICA.
El IAP es el producto resultante de dos índices (IQA e ISTO), y
está conformado por diferentes funciones de agregación; el
IQA, al ser una adaptación del ICA-NSF, emplea una ecuación
basada en el promedio ponderado y en el caso del ISTO;
la ecuación empleada es el producto de la ponderación de
los dos subíndices mínimos más críticos del grupo de
sustancias tóxicas (ST) por la ponderación obtenida a través
de la media aritmética de los subíndices del grupo de
sustancias organolépticas (SO).
Es importante considerar que de los ICA mostrados y
teniendo en cuenta las características del río Cauca, el índice
que se proponga o adapte debe en lo posible considerar la
tendencia a cambios en las condiciones extremas de la
fuente tal comolo propone la estructura de cálculo de los
índices CCME - WQI y DWQI.
PARÁMETROS QUE CONFORMAN LOS ICA

Los parámetros a ser incluidos en los ICA han estado


marcados, desde sus inicios, por la apreciación de expertos,
agencias o entidades gubernamentales, que son los que
determinan en el ámbito legislativo su importancia al
establecerlos como estándares de calidad del agua. Dunnette
(1979) recomienda seleccionar los parámetros de las cinco
categorías más comúnmente reconocidas: nivel de oxígeno,
eutrofización, aspectos de salud, características físicas y
sustancias disueltas. La tabla 3 muestra los parámetros
empleados en los ICA presentados.
En la última columna de la tabla se presenta la frecuencia de
uso de cada parámetro en los diez ICA presentados; se
observa que los mayormente empleados pertenecen a las
categorías recomendadas por Dunnette, y son el oxígeno
disuelto y el pH los parámetros de mayor uso (se usan en
siete de diez ICA), seguidos en orden decreciente por la DBO,
los nitratos y los coliformes fecales, la temperatura, la
turbiedad y los sólidos disueltos totales.
Otros parámetros como los metales pesados, los cuales están
relacionados con el riesgo químico, son incluidos
principalmente en los ICA desarrollados en los últimos años
(DWQI, UWQI e IAP) y cuya evaluación se centra en la
destinación del recurso para consumo humano previa
potabilización.
Este comportamiento se relaciona con las tendencias
actuales en cuanto a la vigilancia de la calidad del agua para
consumo humano en la cual, de acuerdo con OMS se debe
dar prioridad a aquellas sustancias que se sabe son de
importancia para la salud y que sean conocidas por estar
presentes en grandes concentraciones en las fuentes de
abastecimiento de agua.
Los parámetros seleccionados en el UWQI son los representativos
de la presencia de sustancias químicas en el agua y causantes de
impactos sobre la salud y el ambiente, razón por la cual se
incluyeron algunos recomendados por las guías de OMS para
monitoreo y evaluación de la calidad química del agua potable. De
forma similar fueron seleccionados los parámetros del DWQI,
empleándose como criterio de selección las directrices de OMS
para calidad de agua potable en las cuales los parámetros son
agrupados en dos categorías: salud y aceptabilidad, razón por la
cual el DWQI se subdivide en dos índices, el ICA Salud (HWQI) y el
ICA Aceptación (AWQI), los cuales consideran parámetros
relacionados con la problemática a evaluar.
La complejidad de las sustancias químicas que pueden estar
presentes en la fuentes de agua está estrechamente
relacionada con las actividades socioeconómicas
desarrolladas en la cuenca y las características de los suelos
que la conforman; sin embargo, según Thompson et al.
(2007), existen cuatro parámetros fundamentales en la
evaluación de la calidad química del agua que se deben
considerar, independiente de otras sustancias químicas
seleccionadas de acuerdo con condiciones locales:
fluoruro, arsénico, selenio y nitratos por su demostrado
efecto perjudicial para la salud.
En los ICA mostrados en la tabla 3, fluoruro y arsénico sólo
son considerados en DWQI y UWQI, ambos desarrollados
teniendo en cuenta las últimas tendencias para la evaluación
de la calidad del agua para consumo humano y concebido
para ser aplicados a nivel mundial; en el caso del selenio este
sólo es considerado en el UWQI.
Con relación a la evaluación del riesgo microbiológico, cinco
de los diez ICA presentados emplean como parámetro
indicador los coliformes fecales y es un parámetro que
prevalece aún en los ICA más recientes. Esta tendencia
confirma lo reportado por OMS en el sentido que los riesgos
microbiológicos siguen siendo la principal preocupación en
los países desarrollados y en los países en desarrollo.
En el DWQI, que se encuentra actualmente en revisión, en su
primera versión incluye los coliformes fecales, sin embargo,
después de analizar su incidencia en el valor final del índice,
son excluidos ya que representan más del 75% de dicho valor
lo cual, de acuerdo con la UNESCO amerita una revisión
detallada de este parámetro y la evaluación de la necesidad
de plantear un índice de contaminación microbiológica
complementario al DWQI.
En la tabla 3 también se observa que los ICA adaptados al río
Cauca consideran principalmente parámetros relacionados
con la presencia de materia orgánica, material particulado y
disuelto, nutrientes y patógenos pero no consideran los
asociados con la presencia de sustancias tóxicas los cuales,
teniendo en cuenta los principales usos del suelo en la
cuenca alta del río Cauca (cultivo de caña de azúcar y
ganadería extensiva, que se caracterizan por el uso de
agroquímicos como fertilizantes y pesticidas), podrían llegar
a ser prioritarios en la evaluación de la calidad del agua para
consumo humano.
Con relación al número de parámetros empleados, éste varía
de un índice a otro; sin embargo, en la tabla 3 se puede
observar que los ICA desarrollados en los últimos años y cuyo
principal objetivo es la evaluación del agua a ser destinada
para consumo humano previo tratamiento, emplean un
mayor número de parámetros principalmente de tipo
fisicoquímico, asociados a la evaluación del riesgo químico en
el agua.
ASIGNACIÓN DE PESOS A CADA PARÁMETRO
La asignación de pesos (ponderación) de cada parámetro tiene
mucho que ver con la importancia de los usos pretendidos y la
incidencia de cada variable en el índice. De acuerdo con Sacha y
Espinoza (2001) en el caso de ICA aplicables a aguas superficiales
pareciera que el mayor peso debiera ser otorgado a los
parámetros OD, DBO, nitratos, sólidos suspendidos y coliformes
totales. En el caso de ICA aplicables a fuentes de agua potable
debiera otorgarse peso, además, al N-NO3, color, arsénico y boro.
La tabla 4 presenta los pesos asignados a los parámetros que
conforman los ICA, de acuerdo con el grado de importancia
dentro de cada uno de éstos.
Los ICA mostrados en la tabla son lo que emplean asignación
de pesos (W) a cada uno de los parámetros que los
conforman; los restantes emplean estructuras de cálculo que
no requieren dicha asignación. Con relación al nivel de
importancia de cada parámetro de acuerdo con el peso
asignado, el oxígeno disuelto y los coliformes fecales tienen
un alto grado de importancia, presentando en general los
mayores pesos.
CLASIFICACIÓN DE LOS ICA
El valor del ICA permite clasificar el recurso a partir de rangos
establecidos que son definidos considerando el o los usos a
evaluar. Las categorías, esquemas o escalas de clasificación,
son un punto de igual o mayor interés que el cálculo en sí del
índice, pues es aquí donde finalmente el valor obtenido es
transformado en una característica que define la calidad final
del agua. En la figura 1 y la tabla 5 se presentan los rangos de
clasificación para cada uno de los ICA presentados.
En la tabla 5 se observa que, con excepción del ICA Dinius, la
generalidad de los ICA presenta 5 rangos de clasificación de
calidad del agua los cuales varían de acuerdo con cada
índice; sin embargo, los índices IAP, ICA e ICAUCA presentan
rangos iguales.
En cuanto a la clasificación de cada rango, ésta generalmente índica
el nivel de calidad de la fuente o define los usos para los cuales es
apto el recurso con base en la puntuación obtenida en cada ICA.
En general se observa que los rangos codificados con los números 1
y 2 clasifican el agua como de mala calidad la cual, de acuerdo con
los ICA que definen usos es inaceptable para consumo humano; a
partir del rango 3 hasta el 5, las clasificaciones describen aguas de
mediana a excelente calidad, que de acuerdo con las
recomendaciones dadas por los ICA que definen usos, requieren de
tratamiento cuya complejidad depende del rango; así, a menor
calidad mayores requerimientos en el tratamiento del agua.
Los ICA son una herramienta útil para la evaluación de la
calidad del agua; comparados con los índices aditivos, los
que se basan en ecuaciones de tipo multiplicativo pueden
favorecer la evaluación del riesgo sanitario, ya que son más
sensibles a variaciones en la calidad del agua y evitan el
fenómeno de eclipsamiento que se presenta cuando se
calcula un valor satisfactorio aunque uno o varios de los
parámetros que conforman el índice presenten alteración.
Los parámetros mayormente empleados en los ICA
presentados son el oxígeno disuelto y el pH, seguido por la
DBO, los nitratos, los coliformes fecales, la temperatura, la
turbiedad y los sólidos disueltos totales. Los ICA
desarrollados recientemente en Europa y Estados Unidos
para la evaluación del recurso hídrico a ser destinado a
consumo humano previo tratamiento consideran otros
parámetros generalmente indicadores de riesgo químico en
la fuente. Con relación al riesgo microbiológico, éste es
evaluado en la generalidad de los ICA, empleándose como
parámetro indicador los coliformes fecales.
Los índices CCME - WQI y DWQI presentan estructuras de
cálculo que permiten una evaluación más amplia e integral de
la calidad del agua, ya que consideran la variación en el
tiempo y en el espacio y permiten la comparación de los
parámetros que los conforman con la normatividad vigente
de acuerdo con el uso evaluado, lo cual puede favorecer la
evaluación de fuentes con amplias variaciones de calidad en
el tiempo y facilitar su aplicación a las condiciones
particulares de una región o país.
Al comparar la clasificación empleada por los diferentes ICA
se observa que aquellos que definen usos de acuerdo con el
valor final obtenido siempre consideran el tratamiento del
agua cuya complejidad varía de acuerdo con el nivel de
calidad, así aguas con altos valores de ICA (90 - 100)
requieren tratamientos menores como sólo desinfección y
aguas con valores entre 50 y 90 deben ser sometidas a
tratamiento convencional y en algunos casos tratamientos
especiales.
Dependiendo del nivel de riesgo sanitario (químico y/o
microbiológico) en la fuente, es recomendable que el índice
de calidad de agua que se adapte o desarrolle para una
fuente específica, considere los parámetros asociados al
riesgo.
CONTAMINACIÓN MARINA
Contaminación del agua

El ciclo natural del agua tiene una gran capacidad de


purificación. Pero esta misma facilidad de regeneración del
agua, y su aparente abundancia, hace que sea el vertedero
habitual en el que arrojamos los residuos producidos por
nuestras actividades.
Pesticidas, desechos químicos, metales pesados, residuos
radiactivos, etc., se encuentran, en cantidades mayores o
menores, al analizar las aguas de los más remotos lugares
del mundo. Muchas aguas están contaminadas hasta el
punto de hacerlas peligrosas para la salud humana, y
dañinas para la vida.
Principales contaminantes

. Aguas residuales y otros residuos que demandan oxígeno (en


su mayor parte materia orgánica, cuya descomposición produce
la desoxigenación del agua).
. Agentes infecciosos.
. Nutrientes vegetales que pueden estimular el crecimiento
de las plantas acuáticas. Éstas, a su vez, interfieren con los
usos a los que se destina el agua y, al descomponerse, agotan
el oxígeno disuelto y producen olores desagradables.
. Productos químicos, incluyendo los pesticidas, diversos
productos industriales, las sustancias tensioactivas contenidas
en los detergentes, y los productos de la descomposición de
otros compuestos orgánicos.
. Petróleo, especialmente el procedente de los vertidos
accidentales.
. Minerales inorgánicos y compuestos químicos.
. Sedimentos formados por partículas del suelo y minerales
arrastrados por las tormentas y escorrentías desde las tierras de
cultivo, los suelos sin protección, las explotaciones mineras, las
carreteras y los derribos urbanos.
. Sustancias radiactivas procedentes de los residuos producidos
por la minería y el refinado del uranio y el torio, las centrales
nucleares y el uso industrial, médico y científico de materiales
radiactivos.
Alteraciones físicas del agua
Alteraciones químicas del agua
Alteraciones biológicas del agua
Fuentes y contaminación.
Las principales fuentes de contaminación acuática pueden
clasificarse como urbanas, industriales y agrícolas.
La contaminación urbana, está formada por las aguas residuales
de los hogares y los establecimientos comerciales. Durante
muchos años, el principal objetivo de la eliminación de residuos
urbanos fue tan sólo reducir su contenido en materias que
demandan oxígeno, sólidos en suspensión, compuestos
inorgánicos disueltos (en especial compuestos de fósforo y
nitrógeno) y bacterias dañinas.
En los últimos años, por el contrario, se ha hecho más hincapié
en mejorar los medios de eliminación de los residuos sólidos
producidos por los procesos de depuración. Los principales
métodos de tratamiento de las aguas residuales urbanas
tienen tres fases: el tratamiento primario, que incluye la
eliminación de arenillas, la filtración, el molido, la floculación
(agregación de los sólidos) y la sedimentación; el tratamiento
secundario, que implica la oxidación de la materia orgánica
disuelta por medio de lodo biológicamente activo, que
seguidamente es filtrado;
y el tratamiento terciario, en el que se emplean métodos
biológicos avanzados para la eliminación del nitrógeno, y métodos
físicos y químicos, tales como la filtración granular y la adsorción
por carbono activado. La manipulación y eliminación de los
residuos sólidos representa entre un 25 y un 50% del capital.
La agricultura, la ganadería comercial y las granjas avícolas, son
la fuente de muchos contaminantes orgánicos e inorgánicos de las
aguas superficiales y subterráneas. Estos contaminantes incluyen
tanto sedimentos procedentes de la erosión de las tierras de
cultivo como compuestos de fósforo y nitrógeno que, en parte,
proceden de los residuos animales y los fertilizantes comerciales.
Los residuos animales tienen un alto contenido en nitrógeno,
fósforo y materia consumidora de oxígeno, y a menudo
albergan organismos patógenos. Los residuos de los criaderos
industriales se eliminan en tierra por contención, por lo que el
principal peligro que representan es el de la filtración y las
escorrentías. Las medidas de control pueden incluir el uso de
depósitos de sedimentación para líquidos, el tratamiento
biológico limitado en lagunas aeróbicas o anaeróbicas, y toda
una serie de métodos adicionales.
Substancias contaminantes del agua
Hay un gran número de contaminantes del agua que se pueden
clasificar de muy diferentes maneras. Una posibilidad bastante usada
es agruparlos en los siguientes ocho grupos:
1. Microorganismos patógenos. Son los diferentes tipos de bacterias,
virus, protozoos y otros organismos que transmiten enfermedades
como el cólera, tifus, gastroenteritis diversas, hepatitis, etc. En los
países en vías de desarrollo las enfermedades producidas por estos
patógenos son uno de los motivos más importantes de muerte
prematura, sobre todo de niños.
Normalmente estos microbios llegan al agua en las heces y otros
restos orgánicos que producen las personas infectadas. Por esto, un
buen índice para medir la salubridad de las aguas, en lo que se refiere
a estos microorganismos, es el número de bacterias coliformes
presentes en el agua. La OMS (Organización Mundial de la Salud)
recomienda que en el agua para beber haya 0 colonias de coliformes
por 100 ml de agua.
2. Desechos orgánicos. Son el conjunto de residuos orgánicos
producidos por los seres humanos, ganado, etc. Incluyen heces
y otros materiales que pueden ser descompuestos por
bacterias aeróbicas, es decir en procesos con consumo de
oxígeno. Cuando este tipo de desechos se encuentran en
exceso, la proliferación de bacterias agota el oxígeno, y ya no
pueden vivir en estas aguas peces y otros seres vivos que
necesitan oxígeno. Buenos índices para medir la contaminación
por desechos orgánicos son la cantidad de oxígeno disuelto,
OD, en agua, o la DBO (Demanda Biológica de Oxígeno).
3. Sustancias químicas inorgánicas. En este grupo están
incluidos ácidos, sales y metales tóxicos como el mercurio y el
plomo. Si están en cantidades altas pueden causar graves
daños a los seres vivos, disminuir los rendimientos agrícolas y
corroer los equipos que se usan para trabajar con el agua.
4. Nutrientes vegetales inorgánicos. Nitratos y fosfatos son
sustancias solubles en agua que las plantas necesitan para su
desarrollo, pero si se encuentran en cantidad excesiva
inducen el crecimiento desmesurado de algas y otros
organismos provocando la eutrofización de las aguas. Cuando
estas algas y otros vegetales mueren, al ser descompuestos
por los microorganismos, se agota el oxígeno y se hace
imposible la vida de otros seres vivos. El resultado es un agua
maloliente e inutilizable.
5. Compuestos orgánicos. Muchas moléculas orgánicas como petróleo,
gasolina, plásticos, plaguicidas, disolventes, detergentes, etc. acaban
en el agua y permanecen, en algunos casos, largos períodos de tiempo,
porque, al ser productos fabricados por el hombre, tienen estructuras
moleculares complejas difíciles de degradar por los microorganismos.
6. Sedimentos y materiales suspendidos. Muchas partículas
arrancadas del suelo y arrastradas a las aguas, junto con otros
materiales que hay en suspensión en las aguas, son, en términos de
masa total, la mayor fuente de contaminación del agua. La turbidez
que provocan en el agua dificulta la vida de algunos organismos, y los
sedimentos que se van acumulando destruyen sitios de alimentación o
desove de los peces, rellenan lagos o pantanos y obstruyen canales,
rías y puertos.
7. Sustancias radiactivas. Isótopos radiactivos solubles pueden
estar presentes en el agua y, a veces, se pueden ir acumulando a
los largo de las cadenas tróficas, alcanzando concentraciones
considerablemente más altas en algunos tejidos vivos que las que
tenían en el agua.
8. Contaminación térmica. El agua caliente liberada por centrales
de energía o procesos industriales eleva, en ocasiones, la
temperatura de ríos o embalses con lo que disminuye su
capacidad de contener oxígeno y afecta a la vida de los
organismos.
Se calcula que un habitante de una ciudad desarrollada utiliza
al menos 300 litros de agua diarios para su consumo, aseo
personal y otros usos; así una ciudad de 4 millones de
habitantes debe evacuar al menos 1.200 millones de litros
cada día.
El agua utilizada se canaliza a través de alcantarillados y
colectores que desaguan a los ríos, los que a su vez llegan a
lagos o al mar con la consiguiente contaminación de sus aguas.
Estas aguas contienen además de elementos químicos, gran
cantidad de desechos orgánicos derivados del hombre. Son
estos últimos los que contaminan el agua con bacterias que
provocan y transmiten enfermedades, como el tifus y la
hepatitis. Una forma muy típica de transmisión de estas
enfermedades se da en los casos en que se utilizan las aguas
servidas para el riego de hortalizas y frutas que luego consume
la población. Pero, otra forma frecuente se da en el desagüe de
los ríos al mar, los que contaminan las playas y bahías que los
vacacionistas utilizan para su recreación.
Los casos más dramáticos se dan en las ciudades costeras,
donde las aguas servidas se vierten directamente al mar, como
sucede en la mayoría de las regiones de América del Sur. Las
consecuencias se manifiestan en la contaminación de zonas
rocosas, playas y fondos marinos con su respectivos seres vivos.
Un caso de contaminación por aguas servidas

El caso del cólera: A fines de la década de 1980 y comienzos


de los 90 apareció en Perú una epidemia de cólera que se
expandió en pocos meses a todo el país, enfermando a miles
de personas y dejando un alto número de muertos. Traspasó
las fronteras afectando también a Chile, donde mediante un
plan nacional de prevención, se logró que los afectados no
fueran numerosos y también se pudo detener el flagelo.
CONTAMINACIÓN MARINA

La introducción, por acción del hombre, de cualquier


sustancia o energía en el medio marino (incluidos los
estuarios) cuando produzca o pueda producir efectos nocivos
tales como daños a los recursos vivos y a la vida marina,
peligros para la salud humana, obstaculización de las
actividades marítimas incluida la pesca y otros usos legítimos
del mar, deterioro de la calidad del agua de mar para su
utilización y menoscabo de los lugares de esparcimiento.
Debido a la inmensidad y profundidad de los océanos,
hasta hace poco el hombre creía que podría utilizarlos para
verter basura y sustancias químicas en cantidades
ilimitadas sin que esto tuviera consecuencias importantes.
Los partidarios de continuar con los vertidos en los
océanos incluso tenían un eslogan: «La solución a la
contaminación es la dilución.»
En la actualidad, basta con fijarse en la zona muerta del
tamaño del estado de Nueva Jersey que se forma cada
verano en el delta del río Mississippi, o en la extensión de
1.600 kilómetros de plástico en descomposición en el
Pacífico Norte para darse cuenta de que esta política de la
«dilución» ha contribuido a llevar al borde del colapso lo que
tiempo atrás fue un ecosistema oceánico próspero.
Сientíficos estadounidenses han descubierto en aguas del
golfo de México una inmensa área que no alberga vida
marina debido a la insuficiencia o ausencia de oxígeno. El
tamaño de esta 'zona muerta', aunque fluctuante, es similar
al de Connecticut.
Según los ecologistas, la zona —de un tamaño similar al del
estado estadounidense de Connecticut — está prácticamente
cubierta de algas que consumen casi todo el oxígeno del agua,
por lo que ni peces ni crustáceos pueden vivir en ella. El
motivo de la proliferación de algas es que las grandes granjas
situadas cerca de la costa utilizan activamente potentes
fertilizantes químicos que la lluvia y los ríos arrastran hacia el
Golfo. Esto crea unas condiciones muy favorables para la
vegetación del fondo marino.
Existen pruebas de que los océanos han sufrido a manos del
hombre durante miles de años, desde la época romana. Sin
embargo, los estudios llevados a cabo recientemente
demuestran que la degradación, especialmente en las zonas
costeras, se ha acelerado notablemente en los últimos tres
siglos a medida que han aumentado los vertidos industriales y
la escorrentía procedente de explotaciones agrarias y ciudades
costeras.
La contaminación es la introducción de contaminantes nocivos
que no son habituales en un ecosistema determinado. Algunos
de los contaminantes más comunes derivados de la actividad
humana son los patógenos, plaguicidas, herbicidas, fertilizantes
químicos, detergentes, hidrocarburos, metales, aguas residuales,
plásticos y otros sólidos. Muchos de estos contaminantes se
acumulan en las profundidades del océano, donde son ingeridos
por pequeños organismos marinos a través de los cuales se
introducen en la cadena alimentaria global. Los científicos incluso
han descubierto que los medicamentos que ingiere el hombre y
que no llegan a ser procesados completamente por su organismo
acaban en el pescado que comemos.
Muchos de los contaminantes que encontramos en los
océanos son liberados en el medio ambiente mucho antes de
llegar a las costas. Los fertilizantes ricos en nitrógeno que
utilizan los productores agrícolas en zonas de interior, por
ejemplo, acaban en las corrientes, ríos y aguas subterráneas
locales, y más tarde se depositan en los estuarios, bahías y
deltas. Este exceso de nutrientes puede provocar un
crecimiento masivo de algas que consumen el oxígeno del
agua, generando zonas en las que no puede haber vida
marina o apenas existe. Los científicos han descubierto 400
zonas muertas con estas características por todo el planeta.
Los residuos sólidos como bolsas, espuma y otros desechos
vertidos en los océanos desde tierra o desde barcos en el mar
acaban siendo con frecuencia alimento de mamíferos marinos,
peces y aves que los confunden con comida, con
consecuencias a menudo desastrosas. Las redes de pesca
abandonadas permanecen a la deriva durante años, y muchos
peces y mamíferos acaban enredados en ellas. En algunas
regiones, las corrientes oceánicas arrastran billones de objetos
de plástico en descomposición y otros residuos hasta formar
remolinos gigantescos de basura.
Uno de ellos, situado en el Pacífico septentrional y conocido
como el Gran Parche de Basura del Pacífico, tiene una
extensión que según las estimaciones llevadas a cabo duplica
la del estado de Texas. A principios de 2010, se descubrió otra
gigantesca isla de basura en el océano Atlántico.
El hombre comienza a percatarse de la insostenibilidad de la
filosofía de la «dilución». Muchas leyes nacionales y protocolos
internacionales prohíben en la actualidad el vertido de
sustancias nocivas en los océanos, si bien su aplicación es a
menudo incierta. Se están creando santuarios marinos con el fin
de mantener ecosistemas marinos prístinos. Asimismo, se están
llevando a cabo iniciativas aisladas que han logrado cierto éxito
en la restauración de estuarios y bahías.
Acuerdos y Convenios
Entre 1981 y 1989, los países de la región suscribieron un
Convenio, un Acuerdo y cuatro Protocolos relacionados con la
protección del medio marino y áreas costeras del Pacífico
Sudeste, comprometiéndose a realizar todos los esfuerzos
necesarios para enfrentar la contaminación proveniente de
fuentes terrestres y marinas (aguas residuales, hidrocarburos,
radiactividad, entre otras), y además para proteger y preservar
los ecosistemas frágiles, vulnerables o de valor natural o
cultural único a través de una apropiada administración de
áreas marinas y costeras protegidas.
La componente legal del Plan de Acción del Pacífico Sudeste,
ha sido uno de los de mayor desarrollo en el contexto del
Programa de Mares Regionales.

Los Convenios y Protocolos Regionales en el marco del Plan de


Acción del Pacífico Sudeste, vigentes a la fecha son los
siguientes:
Protocolo para la Conservación y Administración de las Áreas
Marinas y Costeras Protegidas del Pacífico Sudeste.
Paipa, Colombia, 21 de septiembre de 1989

Mediante este Convenio los Gobiernos reconocen la necesidad de adoptar


medidas apropiadas para proteger y preservar los ecosistemas frágiles,
vulnerables o de valor natural único, y la fauna y flora amenazadas por
agotamiento y extinción. Igualmente se establece el principio de interés
común de buscar la administración de las zonas costeras valorando
racionalmente el equilibrio que debe existir entre la conservación y el
desarrollo.

Se establecen normas sobre las áreas protegidas, criterios comunes para el


establecimiento de dichas áreas, la regulación de actividades a través de una
gestión ambiental integrada dentro de lineamientos señalados en el Artículo
5°, zonas de amortiguación, medidas para prevenir, reducir y controlar la
contaminación de las áreas protegidas, evaluación del impacto ambiental,
estableciendo un procedimiento de análisis integrado, cooperación científica
y técnica y el fomento de la participación comunitaria y la educación
ambiental, etc.
Protocolo para la Protección del Pacífico Sudeste contra la
Contaminación Radiactiva.
Paipa, Colombia, 21 de septiembre de 1989

Este Protocolo fue suscrito en Paipa, Colombia el 21 de


septiembre de 1989 y entró en vigencia en 1994, al completarse
el depósito de los instrumentos ratificatorios. Se establecen
normas, principios, criterios y obligaciones generales sobre la
prohibición de todo vertimiento de desechos radiactivos y otras
sustancias radiactivas en el mar y/o en el lecho que esté dentro
del ámbito de aplicación del Convenio, que es la zona marítima
del Pacífico Sudeste comprendida en la soberanía y jurisdicción
de los Gobiernos hasta las 200 millas. Igualmente se aplica a la
Plataforma Continental cuando ésta sea extendida por las Altas
Partes Contratantes más allá de sus 200 millas.
Protocolo Complementario del Acuerdo sobre Cooperación
Regional para el Combate contra la Contaminación del Pacífico
Sudeste por Hidrocarburos y otras Sustancias Nocivas.
Quito, Ecuador, 22 de julio de 1983

El 22 de julio de 1983 se suscribió el Protocolo


complementario del Acuerdo sobre la Cooperación Regional
para el Combate contra la Contaminación del Pacífico Sudeste
por Hidrocarburos y otras Sustancias Nocivas.

Este documento regional desarrolla los principios generales


que sobre cooperación regional contra la contaminación por
hidrocarburos y sustancias nocivas en casos de emergencia
estableció el Acuerdo ya citado de 1981
Protocolo para Protección del Pacífico Sudeste contra la
Contaminación Proveniente de Fuentes Terrestres
Quito, Ecuador, 22 de julio de 1983

En este protocolo se establecen obligaciones generales,


prácticas y procedimientos, cooperación y consultas entre las
Partes, programas de vigilancia, intercambio de información y
cooperación científica y técnica, medidas de sanción, etc.
para proteger el medio marino de fuentes terrestres de
contaminación.
Convenio para la Protección del Medio Marino y la Zona
Costera del Pacífico Sudeste
Lima, Perú, 12 de noviembre de 1981
El Convenio para la Protección del Medio Marino y la Zona Costera
del Pacífico Sudeste fue suscrito por los Plenipotenciarios de
Colombia, Chile, Ecuador, Panamá y Perú, en Lima el 12 de
noviembre de 1981. Los instrumentos de ratificación fueron
depositados por los respectivos Gobiernos firmantes. Las Altas
Partes Contratantes de este Convenio, en el preámbulo y
declaraciones preliminares del mismo, expresan la necesidad de
proteger y preservar el medio marino y la zona costera del Pacífico
Sudeste contra todos los tipos y fuentes de contaminación; y
destacan el valor económico, social y cultural de Pacífico Sudeste
como medio de vinculación de los países de la región.
Acuerdo sobre la Cooperación Regional para el Combate
contra la Contaminación del Pacífico Sudeste por
Hidrocarburos y otras Sustancias Nocivas en casos de
Emergencia
Lima, Perú ,12 de noviembre de 1981

Este Acuerdo es complementario o relacionado con el


anterior Convenio, y se refiere específicamente a la
contaminación por hidrocarburos y otras sustancias nocivas y
a la necesaria cooperación regional en casos de emergencia.
Este Acuerdo fue firmado el 12 de noviembre de 1981 por los
cinco países y han depositado los correspondientes
instrumentos de ratificación en la Secretaría General de la
CPPS.
CONPACSE
Programa Coordinado de Investigación, Vigilancia y Control de la
Contaminación Marina en el Pacífico Sudeste

El objetivo general del Programa CONPACSE es el de proporcionar las


bases científicas para el conocimiento del estado de la contaminación
marino costero, que contribuyan al establecimiento de proyectos e
instrumentos de gestión ambiental que permitan atenuar y controlar
los efectos que causan la introducción de contaminantes, tales como
aguas residuales domésticas e industriales, metales pesados,
hidrocarburos de petróleo, sustancias radioactivas, contaminantes
orgánicos persistentes, entre otros. Así como la conservación de los
hábitats y ecosistemas en general.

En más de quince años de intenso trabajo de cooperación regional de


CONPACSE, se ejecutaron importantes estudios y diagnósticos
nacionales y regionales que contribuyeron al mejor conocimiento del
estado del medio marino en la región.
De los diversos estudios producidos por CONPACSE, resaltan por ser
documentos muy completos al abarcar todas las formas de
degradación marina y las diversas fuentes de contaminación en el
Pacífico Sudeste, las publicaciones siguientes:

a) Estado del Medio Ambiente Marino y Costero del Pacífico Sudeste


(2000)- CPPS- Plan de Acción del Pacífico Sudeste

b) Diagnóstico Regional sobre Actividades y Fuentes Terrestres de


Contaminación que afectan a los Ambientes Marinos, Costeros y
Dulceacuícolas Asociadas, en el Pacífico Sudeste (1999)- Informes y
estudios del Programa de Mares Regionales del PNUMA
Comité Técnico Regional CONPACSE

En la ciudad de Panamá, el 30 y 31 de julio del 2008 se realizó la


Reunión para la Creación del Comité Técnico Regional
CONPACSE. Los objetivos de esta reunión fueron crear el Comité
Técnico Regional CONPACSE y los términos de referencia para su
funcionamiento. Al mismo tiempo, se elaboró un Plan de
Trabajo bianual en donde se evaluaron las posibilidades de
cooperación con el Instituto de Investigaciones Científicas
Avanzadas y Servicios de Alta Tecnología (INDICASAT).
Christian CID Monrroy
Chile Jefe de dpto. de Preservación Del Medio Ambiente Acuático y Combate a La Contaminación
ccid@directemar.cl

David Alejandro Escobar Bravo.


Jefe Área Protección Medio Marino.
Colombia
Centro Control Contaminación del Pacifico
descobar@dimar.mil.co

Nelva Alvarado.
Directora General de Investigación y Desarrollo.
Panamá
Autoridad de los Recursos Acuáticos de Panamá - ARAP
nelva-alvarado@yahoo.es

Guadalupe Sánchez Rivas.


Jefe de Unidad de Monitoreo y Gestión Costera.
Perú
Instituto del Mar del Perú - IMARPE
gsanchez@imarpe.gob.pe

Ana Rodríguez Ramírez.


Jefe de Investigación Oceanográfica.
Ecuador
Instituto Oceanográfico de la Armada-INOCAR
arodriguez@inocar.mil.ec
La importancia de la contribución de los ríos como vía de
ingreso de contaminantes al mar fue reconocida por primera
vez en la Conferencia Técnica de la FAO sobre Contaminación
Marina y sus Efectos en los Recursos Vivos (Roma, 8–9 de
diciembre de 1970), donde se estableció que la mayor parte
de la contaminación que llega al mar lo hace a través de los
ríos y por la escorrentía costera produciendo importantes
efectos en los estuarios y recursos vivos (Ruivo,1971).
En l975, el Grupo Mixto Intergerencial de Naciones Unidas
sobre los Problemas Científicos de la Contaminación del
Medio Marino (hoy Grupo Conjunto sobre los Problemas del
Medio Ambiente Marino, GESAMP), incorporó esta ruta
como uno de los “miembros” de la Ecuación de Balanza de
Masas, (GESAMP, 1975).
Posteriormente, en el proyecto de investigación “Impacto de
los Ríos en los Sistemas Oceánicos” (River inputs to ocean
systems) se calificó a los ríos como “la principal ruta” de
introducción al mar de contaminantes producidos por la
actividad humana y por causas naturales (Lerman, 1981).
Ello fue reiterado por la 3ª Conferencia Internacional sobre
el Manejo Ambiental de Mares Cerrados EMECS, (Estocolmo,
Suecia 15–17 de Agosto, 1997).
En el ámbito regional, en 1996, la XI Reunión de Ministros de
Medio Ambiente de América Latina y el Caribe (Buenos Aires,
Argentina 11–12 de noviembre de 1996), reconoció como el
principal problema ambiental de la región, la contaminación de
los ríos y de las franjas costeras. En la 1ª Conferencia de las
Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, (Río de
Janeiro, 1992), la comunidad internacional adoptó el enfoque
de manejo integrado y se comprometió tanto a una ordenación
integrada y sostenible de las zonas costeras como a promover
prácticas de ordenación de cuencas hidrográficas, para
prevenir, controlar y reducir la degradación del medio marino
(Naciones Unidas, 1992).
Sin embargo, de 260 experiencias inventariadas en 1993, sobre
el Manejo Integrado de la Zona Costera, con ocasión de la
Conferencia Mundial de Costas (Nooredwijk, Países Bajos 1–5
de noviembre 1993), ninguna fue relacionada con las cuencas
hidrográficas (Escobar, 1998). La experiencia acumulada en este
campo aparentemente no cuenta con ejemplos de manejo
integrado de costas y cuencas hidrográficas.
En 1995, los Gobiernos adoptaron el Programa de Acción
Mundial para la Protección del Medio Marino Frente a las
Actividades Realizadas en Tierra PAM, que reconoce, en el
manejo de la contaminación de las áreas costeras las
“vinculaciones básicas entre los medios de agua dulce y
marino, entre otras cosas cuando proceda, la aplicación de
criterios de ordenación de cuencas hidrográficas”, (PNUMA,
1995).
En l997, el examen del programa para la implementación futura
de la Agenda 21, por la Asamblea General de las Naciones
Unidas “reconoció la necesidad urgente, entre otras, del
estrechamiento de los vínculos institucionales entre los
mecanismos institucionales relevantes pertinentes para la
implementación y desarrollo del Manejo Integrado de la Zona
Costera” (Naciones Unidas, 1997). El progreso alcanzado en la
aplicación de la Agenda 21, ha sido examinado en las reuniones
de la Comisión de las Naciones Unidas sobre Desarrollo
Sostenible CDS, entre otras, en los foros preparatorios para Río +
5 y los relacionados con la preparación de la 2ª Cumbre Mundial
para el Desarrollo Sostenible (Río+10).
En lo que respecta a Río +5, se indicó que a pesar de los
esfuerzos de la región por aplicar los enfoques integrados para
la gestión del medio ambiente marino, persiste la necesidad de
avanzar en metodologías que incorporen el ordenamiento
integrado de las cuencas hidrográficas al manejo de la zona
costera (CEPAL 1999a).
Más recientemente, la Conferencia Global de Océanos y
Costas para Rio+10 (París, diciembre 2001), reconoció la
dependencia de la salud de los océanos y sus costas al
manejo apropiado de las cuencas hidrográficas (IOC, 2001).
Adicionalmente, el Consejo Económico y Social de Naciones
Unidas, en su examen del programa 21, recomendó “adoptar
el concepto de cuenca hidrográfica,
incorporando la conservación de la biodiversidad y el uso
sostenible de otros recursos como: suelos, bosques,
humedales, montañas, y aplicar principios de manejo
integrado del agua a través de todo el sistema de recursos
acuáticos para proporcionar una eficiente y equitativa
asignación del agua una armonización con los sistemas de
administración del agua” (Naciones Unidas–CDS, 2001).
En sentido similar, dentro de su formulación de acciones, la
Plataforma de Acción de Rio de Janeiro hacia Johannesburgo
2002 (Rio de Janeiro, Brasil 23–24 octubre 2001), manifestó
la necesidad de “promover una gestión integral de cuencas
con una visión ecosistémica...” (PNUMA/ORPALC/CEPAL,
2001), además el manejo del agua fue identificado como un
punto clave en la Conferencia Internacional sobre el Agua:
Bonn, 2001 (Bonn 3–7 diciembre 2001). Esta conferencia
resaltó, en sus recomendaciones para la acción que, en la
asignación del recurso agua, se debe reflejar las relaciones
entre el agua superficial y subterránea y entre las aguas
interiores y las aguas costeras,
incluyendo el crecimiento del suelo urbano, del manejo de los
suelos, la necesidad de mantener la integridad de los
ecosistemas y la degradación medioambiental (Gobierno
Federal de Alemania, 2001).
Según la definición dada por el Grupo GESAMP, y adoptada por
la comunidad internacional en la Convención de las Naciones
Unidas sobre el Derecho del Mar (Art.1.4), por “contaminación
del medio marino se entiende la introducción por el hombre,
directa o indirectamente, de sustancias o de energía en el
medio marino incluidos los estuarios, que produzca o pueda
producir efectos nocivos tales como daños a los recursos
vivos y a la vida marina, peligros para la salud humana,
obstaculización de las actividades marítimas, incluidas la
pesca y otros usos legítimos del mar, deterioro de la calidad
del agua del mar para su utilización y menoscabo de los
lugares de esparcimiento” (Naciones Unidas, 1984). En esta
definición, la contaminación de las cuencas hidrográficas es
considerada conceptualmente con la inclusión de los
“estuarios”.
Este concepto de contaminación marina ha sido reformulado
para incluir una amplia gama de factores de degradación de las
franjas costeras y del medio marino, siendo el Programa 21 el
que ha realizado los mayores aportes para incluir y diferenciar
las fuentes terrestres de contaminación marina. Estas son
todas las variadas fuentes puntuales y no puntuales que
contribuyen con la contaminación del mar y los contaminantes
que son transportados por los ríos, estuarios, canales y otros
cursos de agua, incluyendo las filtraciones al mar y
provenientes de flujos superficiales y subterráneos así como de
los emisarios submarinos de aguas servidas.
También se incluye la sedimentación resultante de la erosión y
de las prácticas del uso de la tierra en las partes altas y en las
áreas costeras (Kimball, 1995), en particular los relaves mineros
arrojados al mar.
Las fuentes terrestres de contaminación de las franjas costeras y
el mar deberían ocupar hoy una posición tan destacada en la
temática ambiental como la tiene la preocupación por el cambio
climático. Sin embargo, en la práctica esto aún no ocurre.
La alteración y destrucción del hábitat, los efectos en la salud
humana, la eutroficación, la disminución de las poblaciones de
peces y otros recursos vivos, cambios en el flujo de
sedimentos, son aspectos vinculados a las fuentes fijas y
difusas de la contaminación producida por actividades que
tienen lugar en tierra y que por el efecto de captación de agua
que tienen las cuencas hidrográficas, generan efectos
concentrados en las desembocaduras de los ríos en el mar y las
zonas costeras aledañas. El caso más importante es el efecto
de los contaminantes en las desembocaduras de los ríos
Missisippi y Magdalena y en el mar del Caribe.
Las fuentes puntuales de contaminación en tierra representan
aquellas actividades cuyos desechos son vertidos directamente
a los cuerpos de agua receptoras y el sitio de vertimiento es
fácilmente distinguible. Las fuentes no puntuales de
contaminación terrestre son conocidas como “fuentes difusas”,
se generan por una gama amplia de actividades humanas en la
que los contaminantes producidos por ellas, y contenidos en sus
descargadas, no tienen un punto obvio de entrada a los cuerpos
de agua receptoras.
Ambas fuentes se suman al llegar a los ríos y todo llega a
desembocar a los mares en puntos de alta concentración,
peor aun si son bahías cerradas o amplios estuarios como en
la bahía de Talcahuano en Chile o la bahía de Chimbote en
Perú o en la bahía de Guanabara en Rio de Janeiro.
De acuerdo con GESAMP (2001), las principales fuentes fijas
de contaminación corresponden a las plantas industriales,
desechos municipales y sitios de extracción, explotación y
construcción como excavaciones (explotación agrícola,
aprovechamiento forestales, minería, etc).
Los contaminantes presentes en las fuentes industriales son
por lo general nutrientes, metales pesados, compuestos
orgánicos específicos, radionúclidos y propiedades físico–
químicas específicas como pH, salinidad, demanda de oxígeno,
dureza, etc. Los componentes de los desechos son
microorganismos patógenos, nutrientes y carbono orgánico y
se encuentran combinados con aceites, grasas y productos
químicos derivados de las industrias, los que entran en las
corrientes de desechos domésticos a través de los sistemas de
alcantarillado y la escorrentía pluvial.
Los desechos industriales contienen además cantidades altas
de materia orgánica provenientes de las plantas procesadoras
de alimentos y bebidas y de la industria del cuero y de la
madera. Otras actividades aumentan la descarga de
sedimentos como los relaves mineros.
Las fuentes difusas más evidentes corresponden a la
agricultura, por el uso de pesticidas e insecticidas, así como
el aporte de residuos de insumos agrícolas y restos de
vegetales y animales.
Muchas veces se produce la contaminación de acuíferos. La
actividad forestal intensiva, sobre todo de plantaciones,
también es una fuente difusa de contaminantes y produce,
al igual que la actividad agrícola, cargas de nutrientes,
pesticidas y sedimentos. El principal efecto de estas
actividades es el incremento en la movilización de
sedimentos, nutrientes y material particulado.
Los principales contaminantes y procesos que afectan
negativamente las calidad del agua se muestran en el cuadro
No 1.
La importancia de las áreas costeras

En las áreas a lo largo de la costa se experimenta un crecimiento


rápido de población. Cerca de la mitad de la población mundial
está localizada a menos de 60 kilómetros de la costa y podría
llegar al 70% en el año 2020 (Naciones Unidas, 1992). En las zonas
cercanas a las costas hay un activo crecimiento industrial.
Las franjas costeras, donde desembocan ríos o aflora agua
subterránea son, en general, un mosaico complejo e interactivo
de ecosistemas compuestos por humedales, lagunas costeras,
marismas, manglares, tierras húmedas, hábitats de aguas
dulces, estuarios y zonas ribereñas interconectados por canales
y además son receptoras de material, agua dulce, sólidos
disueltos, partículas y recursos vivos provenientes de los
continentes.
En la mayoría de los países, las áreas aledañas a las costas
constituyen zonas muy activas de desarrollo económico y social.
Los servicios ecosistémicos de las áreas costeras son muy amplios.
Son una efectiva defensa natural que regula muchas alteraciones,
como el efecto de inundaciones, marejadas, tormentas y crecidas.
También proporcionan alimento y refugio para un gran número de
organismos y contribuyen a través de sus procesos naturales, a
reducir contaminantes etc., (ver cuadro No 2). Los servicios
provisionados por los ecosistemas acuáticos costeros, han sido
contabilizados a nivel global, a partir de la estimación de los
costos de reproducirlos en una “biosfera artificial” en US$ 11.4
trillones (Costanza R et. al. 1997).
En los planes de ordenamiento territorial es por ello importante
distinguir, según el país, las diferencias entre franjas costeras
(interfase entre tierra y mar), borde costero (zona adyacente a
la franja costera) y áreas o zonas costeras (superficie terrestre
ocupable para establecer asentamientos humanos e industrias,
de ancho variable, a lo largo de las costas), porque además se
relaciona con las jurisdicciones de diferentes organismos
públicos (Ministerio de Marina, Municipios, Bienes Nacionales y
otros según el país).
Los escurrimientos de agua captados por las cuencas
hidrográficas concentran y conectan las zonas costeras con el
interior de los países a través de un flujo constante de
materiales, recursos vivos, nutrientes y contaminantes. Se ha
estimado que el flujo de contaminantes y material producido
por actividades humanas han afectado más de la mitad de las
franjas costeras mundiales, en un grado de riesgo entre
moderado y alto (ver cuadro No 3). Cerca del 17% de las
franjas costeras sudamericanas y el 6% de las
mesoamericanas están en un alto riesgo a causa del efecto
de las descargas de aguas contaminadas por drenajes
municipales, por la escorrentía agrícola y otras causas.
Cerca del 90% de la contaminación producida al interior de los
países es transportada por los ríos al mar. En las cuencas, la
intensificación del uso agrícola del suelo, la ampliación de las
fronteras agrícola y urbana y la consiguiente deforestación
producen importantes cargas de nutrientes y sedimentos en
las aguas costeras, que cuando exceden a la capacidad de
carga de los ecosistemas se traducen en verdaderos
problemas ambientales. La contaminación de las aguas
costeras, la erosión costera, la pérdida de hábitat y de
recursos son, entre otros, algunos de los principales
problemas que se crean por contaminación de origen
terrestre.
La alteración física, la destrucción del hábitat, el exceso de
nutrientes, los desechos municipales y los cambios en el flujo
de sedimentos, han sido identificados en la 1ª Reunión
Intergubernamental de Revisión del Programa de Acción para
la Protección del Medio Marino por la Contaminación
Procedente de Actividades en Tierra, PAM (Montreal,
Noviembre del 2001), como las principales fuentes
contaminantes y por lo tanto las primeras a ser compartidas
por los gobiernos.
https://www.youtube.com/watch?v=Nuz7Galr_9g

https://www.youtube.com/watch?v=fb8qt-
vGSuU
Los efectos de la contaminación por las actividades
humanas en las cuencas hidrográficas y costas
adyacentes.

En los ríos que desembocan en el mar se origina cerca del


80% de los contaminantes que afectan las franjas costeras.
Los ríos tienen la particularidad de concentrar los
contaminantes que captan en las cuencas algunos puntos
clave en la costa marina, donde precisamente existen
ecosistemas altamente sensibles para la reproducción de
especies tanto de agua dulce como salada, como son los
estuarios (Kramer, Chouhury & Kampa, 2000).
Básicamente se produce alteración de las funciones
ecológicas, reducción de la diversidad biológica, daño a los
hábitats acuáticos y contaminación de los cauces bajos y en
los ecosistemas marinos y efectos en la salud humana. La
pérdida de especies (por estos efectos) es muy marcada. A
nivel global, un número muy importante de especies de flora y
fauna están amenazadas especialmente a causa de la
contaminación y por la pérdida del hábitat en zonas costeras.
Se reporta que el 37%, de las especies de peces de agua
dulce están en riesgo, al igual que el 67% de las especies de
moluscos, así como el 52% de las especies de crustáceos y el
40% de los anfibios, y un número importante de especies de
aves y vegetales (IUCN, 2000).
Se informa que más del 50% de los humedales han
desaparecido por la contaminación y otras formas de deterioro
(WRI, 2001a y b). La sedimentación en conjunto con el
calentamiento del clima han afectado seriamente, a nivel
global, el 27% de los arrecifes de coral (Naciones Unidas,
2001). El ingreso de nutrientes contenidos en las descargas
municipales y los provenientes por la escorrentía agrícola han
producido un incremento en la eutrofización de las aguas
costeras y en algunos cuerpos de aguas dulces.
El flujo a través de los ríos de los tres elementos esenciales
de la producción biológica (carbono, nitrógeno y fósforo),
muestra una concentración en las costas dos veces mayor
que los valores en condiciones prístinas, lo que ha afectado
el ciclo natural de estos elementos (Mckensy y Lea Mat,
2000).
La salud humana ha sido afectada fuertemente por la
contaminación de franjas costeras. El consumo de organismos
costeros y de agua dulce proveniente de áreas contaminadas
han producido, a nivel global, cerca de 2.5 millones de casos de
hepatitis infecciosa, que resultan en 25 000 casos fatales y en
un número similar de incapacidades por daño al hígado, con un
impacto económico cercano a 10 billones de dólares anuales,
sin mencionar epidemias de cólera (UNEP, 2001). Otros usos
como, la pesca, el turismo, la recreación resultan
especialmente vulnerables
En condiciones “normales”, es decir, sin contaminación ni
interrupciones de flujo por construcción de represas, los ríos
son “responsables” del ingreso a las áreas costeras de cargas
importantes de nutrientes y de sedimentos ricos en materia
orgánica e inclusive de arena que mantiene las playas
aledañas que permiten la presencia de pesquerías costeras y
condicionan el desarrollo de ecosistemas de alta
productividad biológica como son: manglares, marismas y
lagunas costeras y otros humedales costeros.
La alteración del flujo de estas sustancias y sedimentos
produce efectos negativos importantes en las propiedades y
funciones de los ecosistemas costeros, en la biodiversidad, en
la oceanografía costera, en la dinámica de las playas así como
también en la abundancia y distribución de los recursos
marinos vivos y de agua dulce.
La causa común asociada con esta reducción en el flujo de agua
y nutrientes y sedimentos es la fragmentación de los ríos
mediante la construcción de embalses y otros tipos de obras
hidráulicas incluyendo la diversificación de los cauces naturales
y la canalización. El 60% de los 227 ríos más grandes del mundo
están entre fuerte a moderadamente fragmentados por
embalses.
Ellos almacenan cerca del 90% del volumen total del flujo
producido por esos ríos y representan cerca del 14% de la
escorrentía mundial. Esta fragmentación, también afecta el
patrón migratorio de muchas especies y abre el espacio para
la introducción de especies exóticas. Los grandes embalses
afectan, en promedio, el transporte de sedimentos por los
ríos hasta distancias de 100 km. de la desembocadura (WRI,
2001a).
La retención de agua y sedimentos afecta la calidad del
agua y disminuye la capacidad de auto purificación de los
ríos. Las aguas pobres en oxígeno, vaciadas desde los
embalses reducen la capacidad de los ríos para procesar los
desechos hasta distancias a 100 kilómetros de las cuencas
bajas (WRI, op. cit).
Los ingresos excesivos de sedimentos tienen efectos tan
indeseables como los producidos por su disminución
marcada. El transporte de cargas crónicas y elevadas de
sedimentos al mar reducen el volumen de los estuarios y
lagunas costeras, afectando no sólo la navegación sino que
incrementan la vulnerabilidad de las costas frente a las
tormentas y las mareas.
Su reducción por otro lado afecta la estabilidad de las
playas. También afecta el tamaño y distribución del hábitat
de especies acuáticas importantes para el consumo
humano, como son las lagunas salobres, manglares y
corales, humedales costeros, entre otros. Afecta también la
productividad primaria reduciéndola.
Los metales pesados y pesticidas y otros contaminantes que
forman uniones químicas con las partículas de sedimento,
pasan de la columna de agua a los sedimentos de fondo para
ser acumulados y posteriormente liberados, generalmente en
formas más toxicas o viables de ser tomados y con mayor
rapidez por los organismos marinos.
La descomposición de la materia orgánica contenida en los
sedimentos representa una demanda de oxígeno la cual,
cuando es combinada con la estratificación física, lleva a
crear fondos anóxicos y a producir mortandad de peces
(fish kills). La remineralización de los nutrientes en el fondo,
durante los procesos de descomposición, hacen del fondo
marino una fuente continua o gradual y adicional de
nutrientes, que podría inducir a la eutrofización de las
aguas.
La fauna bentónica puede ser cubierta con las partículas de
sedimentos y desaparecer, afectando el reclutamiento de
especies. Se conoce que en los grandes ríos sólo una parte de
los sedimentos producidos en sus cuencas altas llega al mar, el
resto permanece almacenado o es depositado, ya sea
temporal o permanentemente, en los planos de inundación de
dichos ríos. Los pequeños ríos de carácter torrencial, tienen
por lo general limitados planos de inundación, por lo que una
proporción grande de los sedimentos producidos y
transportados, llega al mar (GESAMP, 1993).
Aunque la mayoría de los problemas de contaminación de las
zonas costeras son de naturaleza local, muchos de ellos
adquieren dimensiones transnacionales al traspasar fronteras,
por lo que su contaminación, importa tanto a un país, grupos
de países y a la cuenca marina o fluvial, como un todo. En el
caso de la contaminación con metales pesados, ésta es por lo
general local, sin embargo, algunos han alcanzado una
importancia regional o inclusive global. Entre estos minerales,
el mercurio, plomo y cadmio, son los elementos conocidos
más peligrosos (GESAMP, 2001, 1990).
En la actualidad hay un total de 145 naciones que tienen
territorio dentro de cuencas internacionales, de ellas, 21 se
encuentran enteramente dentro de cuencas
internacionales, 19 ó más cuencas son compartidas por
cinco o más países ribereños. En ellos, la calidad del agua y
la cantidad han sido motivo de acuerdo y disputas (Wolf,
2001). En la región unas 60 cuencas son compartidas por
dos o más naciones y según se estima, alrededor del 71%
del caudal superficial de toda la América Latina y el Caribe
corresponde a cuencas compartidas que abarcan el 55% de
su territorio (Dourojeanni y Jouravlev, 2002).
También la mayoría de los países comparten costas que
contienen ecosistemas y recursos compartidos y costas
afectadas por el drenaje de los ríos, algunos de estos
ecosistemas y recursos también han sido objeto de disputas y
de alianzas.
Las áreas costeras donde desembocan los ríos en el mar (deltas
y estuarios), son muy importantes para definir las
características de las aguas costeras. Debido a las diferencias
de densidades, el agua dulce flota sobre el agua de mar
contribuyendo con la estratificación de las aguas costeras.
La estratificación es un mecanismo importante a considerar
en la gestión de la contaminación de las aguas costeras ya
que se relaciona con la permanencia y distribución de la
contaminación en estas aguas.
Situación de la contaminación marina de origen terrestre

El panorama de la contaminación hídrica en América Latina está


dominado por las descargas municipales de origen doméstico e
industrial, seguido de las mineras. Ellas constituyen una mezcla
muy variada de sustancias y compuestos que representan entre
el 90%–95% de la contaminación que llega indirectamente a las
áreas costeras y se estima que apenas el 2% de las descargas
reciben tratamiento (PNUMA, 1999a). Del total de la
contaminación costera de la región que descarga directamente
al mar, el 5% al 7% está formada por fuentes municipales, de
ellas sólo un 1% recibe tratamiento.
En el Caribe, entre un 80%–90% de las aguas residuales
descargan al mar sin tratamiento (PNUMA, 2000a). La carga
anual estimada de contaminantes en las áreas costeras es de 506
482 ton/año DBO de las cuales, el Golfo de México y el Sur del
Caribe contribuyen respectivamente con 260 000 y 110 000
t/año DBO.
En el Pacífico Nordeste (Colombia, Panamá, El Salvador, Costa
Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala y México), el volumen
total de desechos, estimados en términos de población
equivalente es de 1 172 millones m 3 /año, con una carga
contaminante de DBO mayor de 3 millones t/año.
La Demanda Química de Oxígeno DQO, asociada a esas
descargas se reportan en el orden de 760 009 t/año y, la de
sólidos suspendidos (SS), en 365 728 t/año. Ingresan
también al mar con estas descargas, 6 239.5 t/año de
Nitrógeno y, 51 476 t/año de fósforo (Escobar, 2001).
En el Pacífico Sudeste (Colombia, Chile, Perú, Ecuador y
Panamá), ingresa al mar una descarga de 1 359 641x103 m3
/año de desechos líquidos con una carga contaminante de
1 761 944 t/año de DBO y de 818 872 t/año de DQO.
También ingresan con esas descargas 414 934 t de sólidos
suspendidos (SS), 55 266 t/año de nitrógeno y 6 654 t/año
de fósforo (Sánchez y Orozco, 1997).
En la costa de Brasil en el Atlántico Suroccidental Superior
(Brasil, Uruguay y Argentina), se estima un ingreso de un
volumen de desechos líquidos sin tratamiento, de 145 m3
/seg., con una carga de DBO de 3 655 t/día provenientes
de los grandes centros urbanos ubicados en la costa
(Rodríguez, 2001). En Uruguay, las ciudades de Montevideo,
Punta del Este, Piriápolis, Colonia del Sacramento, se ubican
sobre el litoral marino o sobre el río de La Plata y descargan
directamente al mar. Una parte de los efluentes líquidos de
Montevideo se descargan al río La Plata a través de un
emisario, con un gasto de 1 000 l/s (PNUMA, 2000b).
En Nicaragua, el volumen de aguas residuales generado
hacia la Costa Pacífica es del orden de 67.4 millones de m3
/año. (Únicamente 6 millones de m3 /año son tratados y el
resto es evacuado a los sistemas naturales sin tratamiento).
Descargas de contaminantes por fuentes municipales a las
cuencas hidrográficas vinculadas con áreas costeras.

No existen actualmente estimativos, ni catastros regionales


consolidados que informen sobre las descargas de
contaminantes a los cuerpos de agua que drenan al mar, pero
se conoce que la principal fuente de contaminación
corresponde a las descargas municipales que ingresan al mar
a través de los ríos y por emisarios submarinos directos.
Contribuyen con esta fuente los drenajes pluviales, que son
transportados por los sistemas de alcantarillado en conjunto
con las aguas servidas domésticas e industriales.
Estimativos reportados por Dourojeanni y Jouravlev (1999),
indican que las áreas urbanas de la región y el Caribe
generan aproximadamente 467 m3/s de aguas servidas que
contaminan los cuerpos de agua. Los datos nacionales
extraídos de los informes regionales sobre la contaminación
de las aguas costeras, que se presentan en el cuadro No 4,
proporcionan una idea general de la situación de la región
por la contaminación por fuentes municipales a nivel de
cuencas fluviales conectadas con el mar.
Fuentes agrícolas de contaminación y su impacto en las
franjas costeras y el mar

La actividad agrícola utiliza un promedio cercano al 70% de


todas las fuentes de suministro de agua y ha sido reconocida
como una de las principales fuentes difusas de contaminación
de las aguas dulces, estuarinas y costeras. Existen formas
variadas de contaminación por esta fuente difusa que
finalmente concentra sus efectos nocivos en las
desembocaduras de los ríos en el mar.
Todas las fuentes causan contaminación por la descarga de
contaminantes agrícolas y sedimentos a las aguas
superficiales y subterráneas por efecto de la escorrentía
que erosiona y causa pérdidas netas de suelo cuadro No 5.
También la contaminación se origina por el uso de aguas
servidas en el riego. Ello transmite enfermedades a los
consumidores de productos agrícolas, irrigados con estas
aguas. La industria agro–procesadora de productos
agrícolas es también una fuente importante de
contaminación orgánica. La actividad agropecuaria es una
fuente de contaminación en crecimiento.
Es responsable de la introducción de fertilizantes (nutrientes),
pesticidas y sedimentos a las aguas costeras a través de los
ríos. Las alteraciones de la cubierta vegetal y la corteza
terrestre es la principal fuente de introducción de sedimentos
a los ríos por acción humana. Se estima que cerca del 80% de
los sedimentos finos que llegan a las aguas superficiales, son
movilizados por prácticas agrícolas y cambios en la cobertura
vegetal.
En Mesoamerica, la agricultura constituye la principal fuente
de la contaminación tóxica de las aguas costeras y es la 2ª
fuente en importancia de la contaminación de las áreas
costeras después de las fuentes municipales. Prácticamente
todos los ríos que atraviesan áreas agrícolas presentan
acumulación de pesticidas tóxicos en la parte baja de sus
cuencas. En Costa Rica, un 70% de la contaminación de las
aguas producida por la actividad agrícola es debida a los
desechos de los beneficios de café.
Las cuencas más contaminadas son las de los ríos Grande de
Tárcoles y Grande de Térraba, cuyas descargas afectan
también las aguas marítimas del Golfo de Nicosia. En el
Pacífico Sudeste, la presencia de pesticidas en la costa ha sido
asociada con la escorrentía agrícola. En Colombia, la actividad
cafetalera genera aproximadamente una carga de 3.7
millones t/año DBO (Escobar, 2001). En Ecuador, la
escorrentía agrícola y el mal manejo de agroquímicos, ha sido
la causa de la pérdida en la producción del camarón en
cautiverio en los planteles del Golfo de Guayaquil.
De forma similar, en el Golfo de México, la escorrentía agrícola
y las descargas municipales han causado una contaminación
crítica con una presencia elevada de microorganismos
patógenos que comprometen las principales lagunas costeras
donde se cultiva el ostión (Tamiahua, Mandiga, Pueblo Viejo,
Alvarado, Mecoacán y Carmen–Machona) (Rodríguez y Escofet,
2001).
En Chile, la acumulación de pesticidas en la desembocadura
del río Bíobio, en la Bahía de San Vicente, está relacionada
con la actividad agrícola en su cuenca y por prácticas de la
industria forestal. En Perú, algunas cuencas afectadas por la
actividad agrícola corresponden a la de los ríos Tumbes, Chira,
Pisco, Ocoña, Locumba, Jequetepeque (CPPS/PNUMA, 1997)
El 41% del área continental de los Estados Unidos drena al
Golfo de México a través del río Mississippi y sus afluentes.
Siendo éstas las causas del incremento de nutrientes en el
Golfo. Las cargas de nitratos y fosfatos por estas fuentes
sobrepasan los 1.6 millones de toneladas/año. La mayor parte
de éstos provienen de los escurrimientos agrícolas del medio
oeste de los Estados Unidos (Rodríguez y Escofet, 2001).
Fuentes mineras de contaminación

Las diversas formas de explotación minera constituyen una


fuente de contaminación que, en ocasiones, puede llegar a
niveles significativos. Dependiendo de los métodos, equipos,
minerales, volúmenes y disposición de los materiales estériles
o relaves, afectan el suelo, el aire y el agua, por separado o en
forma combinada.
El agua es el receptor último de todos los agentes físico–
químicos que se distribuyen por el aire o sobre el suelo. En
muchas ocasiones es también objeto de descargas directas de
los desechos producidos durante la explotación o de los
producidos por ésta, más los que se generan durante los
procesos de beneficio: transporte, trituración, molienda,
fundición o refinación. De esta manera cuerpos de aguas
corrientes y por supuesto las zonas de encuentro entre las
aguas terrestres y el mar, son afectados por la industria
extractiva.
Al agua concurren sedimentos inertes y muy estables en
términos químicos transportados en tamaños de grano
muy variables: desde tamaño limo, hasta arenisca fina, por
el viento y depositados por gravedad, también productos
tales como metales pesados, mercurio, cianuro, aguas
ácidas, sulfatos, carbonatos.
Elementos como el mercurio son característicos de zonas
de minería artesanal y de sobrevivencia, tales como en la
costa pacífica colombiana, en el sector de Zaruma y
Portobelo en el Ecuador y en la Sierra Peruana.
Datos empíricos hablaban desde hace diez años de un
considerable tonelaje de cianuro que se vierte en Bolivia y Perú
sobre los ríos de la cuenca Amazónica, por productores de oro.
Este mineral, cuando es explotado mediante el uso de dragas o
de monitores, aporta considerables cantidades de sólidos en
suspensión, que de manera irremediable van a terminar en las
zonas costeras.
Ello se suma a los cambios en la morfología del cauce y por
supuesto en su nivel de base. En el Perú, mediciones
efectuadas sobre el Río Rimac han determinado que este cauce
recibe 26.3 millones de metros cúbicos al año, provenientes de
26 sitios de descarga, sin contar por supuesto, los aportes aguas
arriba de origen andrógeno, industria manufacturera,
agricultura y otros.
Mención especial debe hacerse del caso de las plantas
fundidoras y refinadoras, que contaminan los cuerpos de
agua tanto por vía aérea, con la dispersión de los humos y
de los vapores sulfurosos, como por descarga directa, tanto
a los cauces como al mar. En Chile se encuentran registradas
421 plantas que procesan minerales de cobre, de las cuales
cerca del 5% inciden sobre la costa de manera directa
(Escobar, 2000).
Lo anterior muestra un cuadro que revela además los
diferentes niveles de desarrollo de la actividad minera en
América Latina. En la parte sur del continente, Perú y Chile,
los agentes contaminantes son de mayor desarrollo
tecnológico que en la parte ecuatorial y centroamericana del
continente. Téngase en cuenta que en países como Panamá el
PNUMA en 2001, describió a los ríos: Pácora, San Martín y La
Villa, como afectados por la minería; se sabe además que en
países como Nicaragua, Honduras y Guatemala, hay
manifestaciones de minería de oro de carácter artesanal
incontrolado.
Una vez depositados los contaminantes en el mar, estos
afectan de diversas formas: cambian la luminosidad de las
aguas, alteran la temperatura, acidifican las aguas, con lo
cual alteran el ciclo biológico y por ende el ecosistema. No
se puede olvidar que los aportes contaminantes son
vertidos tanto en forma de solución como en suspensión,
esta última permite una separación y manejo.
Asimismo, es necesario precisar, que no siempre todos los
efectos son de origen antrópico, la hidráulica de los cursos de
agua, tiene una energía que arrastra de manera natural
sedimentos y lixivia iones metálicos; un claro ejemplo de esto
es la presencia de arsénico en el norte de Chile, que de
manera natural va a terminar en el mar, sin intervención
humana.
Fuentes industriales de contaminación

La mayor parte de los efluentes industriales que ocurren en


la región son descargados a la redes de alcantarillado
municipales y transportados a los ríos que drenan al mar u
otros cuerpos de agua en conjunto con los desechos
domésticos. En la región la contaminación de las aguas
superficiales por la actividad industrial está dominada por las
industrias de alimentos y bebidas, seguida por la de pulpa y
papel y por la industria química y farmacéutica (Kraemer,
Choudhury y Kampa, 2001).
En Colombia, Ojeda y Arias (2000) reportan que las industrias
descargan 142 000 m3/día de desechos sin carne, 102 600 m3
/día de minerales, 76 000 m3/día de desechos de la
fabricación del vidrio, 60 000 m3/día de derivados de la
fabricación de cerveza, 59 640 m3/día de desechos de la
industria del papel. Se descargan, a los ríos por los
vertimientos de las poblaciones ribereñas cerca de 4 400 t/día
de sólidos (SS), y se informa que las actividades económicas
aportan al Pacífico más de 84 000 galones/año de residuos de
combustibles, no especificados y más de 27 millones de
toneladas/año de sólidos.
En este país la tala del bosque y el procesamiento de la
madera introduce en los cursos de agua desperdicios de
madera (aserrín, viruta de madera, cortezas, trozos, etc), en
un volumen de 1 500 000 m3/año (Escobar y Barg, 1990).
En México sobre el Golfo, las cuencas más contaminadas son las
de los ríos Grijalva y Coatzacoalcos con efluentes de la industria
azucarera y petroquímica. Además, la cuenca del Papaloapán
recibe efluentes provenientes de las industrias cervecera,
química, destilerías y tenerías. La cuenca del Pámuco capta
desechos municipales y efluentes provenientes de las industria
alimenticia, de celulosa y papel, química, etc. También la cuenca
del Bravo recibe efluentes provenientes de la industria del
petróleo (Cifuentes, Castro y Nemez, 1972).
En Chile, los aportes más significativos de la carga orgánica
contaminante de origen industrial al mar corresponde a los
aportes que llegan a los ríos Maipo, Aconcagua, Andalién y
Bíobio con cerca de 333 millones de m3 /año y unos 91.5 mil t
DBO (CPPS/PNUMA, 1997).
Sedimentación

El 80% de los sedimentos transportados por el flujo de los ríos


son almacenados en las playas y aguas marinas someras y el 20%
restante llega a éstas por acción del viento, volcanes, etc.
(GESAMP; 1993). Los cambios en el flujo de sedimentos al mar ya
sea por acciones antropogénicas o por causas naturales
producen efectos en la morfología costera y en los ecosistemas y
recursos vivos, en un rango desde moderado a profundo.
Suministros crónicos de sedimentos mayores de 10mg/cm2/día
son considerados como “altos” (Rogers,1990).
La erosión a lo largo de las franjas costeras es uno de estos
cambios. Aproximadamente el 60% de las playas del mundo
han sido erosionadas por una acción combinada de disminución
del suministro de sedimentos e incremento del nivel del mar
(GESAMP, op. cit). A la inversa, y según las corrientes marinas
prevalecientes, muchos sectores de costa se encuentran
alterados por alta sedimentación, siendo la causa principal la
elevada tasa de deforestación y la agricultura no ordenada o
por el uso de prácticas agrícolas no adecuadas que originan
procesos erosivos, en las cuencas hidrográficas.
Algunos ríos de la región transportan al mar cargas
significativas de sedimentos que son depositadas en las partes
bajas de las cuencas y en las franjas costeras, cuadro No 6. La
crecida de muchos ríos lleva también a la acumulación de
grandes cantidades de nutrientes en el delta y planicies de
inundación. En general, la influencia del río sobre el mar, como
es obvio, es más grande cuando el caudal es alto y puede ser
muy localizada cuando la descarga es pequeña. En ambos
casos, sin embargo, el encuentro entre agua dulce y agua
salada crea condiciones muy especiales para la reproducción
de una serie de especies vivientes.
En estos casos, los materiales suspendidos y los contaminantes
trasportados por los ríos tienden a depositarse, en las
desembocaduras, donde el agua dulce se encuentra con el agua
de mar y en otras áreas donde la circulación se ve impedida
(GESAMP, 1990; 1980). Se produce la alteración del hábitat y
pérdida de ecosistemas, especialmente desecación de
humedales, alteración y reducción del bosque de manglar,
contaminación por sedimentos, cuyas partículas sirven de
ligandos orgánicos a muchos contaminantes.
La disminución marcada del ingreso de sedimentos por los
ríos a las áreas costeras se traduce en un incremento en la
erosión de la zona costera, un aumento en los procesos de
sobrelavado (overwash), cambios en el perfil de playas,
migración de islas barreras y un incremento en la
susceptibilidad a las crecidas.
Al Caribe colombiano llegan aproximadamente 220 millones
t/año de sedimentos por los ríos, de los cuales el 56% son
transportados por el río Magdalena. El Canal del Dique
introduce sedimentos en la Bahía de Cartagena, donde
prácticamente desaparecieron todos los corales y ejerce
efectos sobre las formaciones de las Islas del Rosario. Una
situación similar se presenta en el Pacífico, en algunos
lugares del Golfo de Chiriqui en Panamá, al igual que en
Costa Rica y en el Golfo de California. Para el Pacífico, en
Colombia, se informa de una descarga anual de 116 millones
de t/año, por los ríos que drenan al mar, la mayoría
transportados por los ríos San Juan y Patia.
Diversificación y fragmentación de cauces

Actualmente en la región el 95% del almacenamiento de agua


está concentrado en 63 represas con capacidad mayor de 100
millones m3. En Centro América entre el 70% y 90% de la
energía eléctrica consumida proviene de hidroeléctricas
ubicadas en las partes altas de las cuencas.
En Colombia existen 90 embalses (medianos y pequeños) que
almacenan 3.4 km3 y 26 embalses grandes (capacidad superior
a los 25Hm3). En Costa Rica, existen 8 embalses de propósito
hidroeléctrico que almacenan 2.3 km3 con un volumen
utilizable de 1.6 km3.
En Guatemala el volumen conjunto de los embalses es de 524
millones de m3 siendo el mayor el embalse de Pueblo Viejo
Chixoy. En Honduras existen cinco embalses, el mayor de ellos
es El Cajón con 4.2 km3, otro es Nacaone, con 180 millones de
m3. La mayoría de los embalses utilizados para generación de
energía y para irrigación agrícola, experimentan colmatación
en diverso grado debido a la alta sedimentación. En la región,
el 4.1% de la descarga está controlada por los embalses
existentes (GESAMP, 1993). El efecto de esta fragmentación en
las aguas costeras de la región no está reportado.
Aspectos sanitarios

A pesar de la abundancia en recursos de agua dulce que hay en


la región, muchas veces ésta no es utilizable para consumo
humano y de fauna y flora debido a su alta contaminación y
otras formas de deterioro. Esta contaminación es debida en
parte, a los niveles de urbanización, uso de tierras en las cuencas
de captación de agua y a la ausencia de sistemas de tratamiento
acordes con ese crecimiento.
En la región, el vertimiento de desechos líquidos municipales a
los ríos y lagos junto al reducido cubrimiento de los servicios
sanitarios en algunos países han abonado un clima favorable
para la propagación de muchas enfermedades de transmisión
hídrica y para la creación de situaciones de eutroficación. En
Colombia, el total consolidado de enfermedades asociadas a la
mala calidad del agua ha sido reportado en 920 216 casos
patológicos para 15 tipos diferentes de enfermedades, donde
predominan el cólera, la tifoidea, el tifo y la enfermedad
diarreica aguda, (Ojeda y Arias, 2000).
Se han encontrado casos aislados de cólera asociados con
precarias condiciones de vida, generalmente en las costas y
riberas de los ríos principales. En México, la diarrea es una de
las principales causas de mortalidad con 4 millones de casos en
1996 y en el Golfo de México, entre l995 y 1998, se presentó un
número elevado de casos de cólera (PNUMA, 2001; Rodríguez y
Escofel, 2001).
En Guatemala, de las diez principales causas de mortalidad en
el país, el 50% son enfermedades relacionadas con el agua. En
El Salvador, en primer lugar se ubican las enfermedades
diarreicas y dentro de las 10 primeras las enfermedades
parasitarias, la mayoría asociadas con la contaminación del
agua. Pocos países cuentan con experiencias de riego agrícola
con aguas servidas, entre ellos, Chile, Argentina, Perú y
México (río Tula). La extensión agrícola regada “ilegalmente”
con aguas servidas en la región parece oscilar entre 220 000–
500 000 ha.
Algunos lugares, regados con estas aguas han sido reportados
con situaciones sanitarias que comprometen a la salud
humana (Dourojeanni y Jouravlev, 1999, CEPAL, 1999b).
La gestión del agua por cuencas
hidrográficas y su efecto en las
áreas costeras

El concepto de manejo de cuencas ha evolucionado de formas


simples a procesos de gestión “más integrados”, sin que exista un
criterio unificado a la fecha sobre las definiciones que precisen
los objetivos de las distintas formas de gestión de cuencas. El
Anexo de este documento muestra los diversos enfoques de
gestión que existen en América Latina y el Caribe conforme a
Dourojeanni y Jouravlev (1999, 2002).
En la mayoría de los casos de gestión del agua por cuencas no se
considera. Sin embargo, las franjas costeras son verdaderas “áreas
grises” para las entidades públicas y los responsables de la gestión
del agua dulce o del mar (A. Dourojeanni).
A nivel del recurso agua, existen propuestas de cambios que
apuntan hacia una gestión integral del agua, como son: el manejo
por aproximación a la cuenca (river basin management approach).
En este enfoque, la calidad del agua y la protección de los
ecosistemas son vistos como elementos importantes en el
manejo integrado de la cuenca y el catchment management
approach (sin: watershed management aproach) o en el
caso de que la orientación del manejo esté dirigida al control
de la contaminación.
En este caso, se requiere que el manejo del suelo y del agua
estén mejor integrados, e involucra a todos los interesados
(Kraemer, Choudhury y Kampa 2001; Rijsberman y Molden,
2001). Los enfoques más conocidos en la región son el de
desarrollo de los recursos de agua y el de manejo de recursos
acuáticos (water resources development y water resources
management) (Dourojeanni 2001, 1994 y 1999).
En el análisis del manejo de la contaminación de las aguas
costeras, considerando la contaminación proveniente por
cuencas hidrográficas, debería ser de interés especial la
gestión integral del agua a nivel de cuencas, debido a que las
partes bajas de las cuencas son las áreas más inmediatas a las
costas y ejercen un efecto ambiental muy marcado sobre
ellas.
De manera especial ocurre en aquellas zonas de la cuenca baja,
donde su ubican las planicies de inundación con una relación
menos directa entre el área de drenaje y el canal principal (zona
intermedia) y, donde tiene lugar el transporte y
almacenamiento temporal de contaminantes y sedimentos.
Estas zonas por lo general han permanecido tímidamente
consideradas en la gestión de la contaminación de las cuencas
hidrográficas y de las aguas costeras y, cuando ha ocurrido, se
le han aplicado criterios de calidad de agua dulce, pasando por
encima del carácter salobre que tienen algunos de sus cuerpos
de aguas y de la consideración de las continuas y naturales
fluctuaciones en su salinidad.
Las medidas actuales de gestión del agua que se realizan dentro
del marco de la cuenca, generalmente no se extienden a lo largo
de toda la cuenca y, por lo tanto, no consideran su efecto sobre la
calidad y cantidad del agua en las partes bajas de las cuencas. En
la teoría de la gestión integral del agua (y cuencas), estas áreas
son realmente integradas al formar parte natural de su territorio.
Dourojeanni y Jouravlev (2002) señalan, como la principal razón
para la gestión integral del agua en las cuencas que: “las
características físicas del agua provocan un grado
extremadamente alto, pero en muchos casos imprevisible, de
interrelación e interdependencia (externalidades o efectos
externos) entre los usos y usuarios del agua en una cuenca.
Las aguas superficiales y subterráneas, así como las cuencas de
captación, las zonas de recarga y los lugares de extracción de
agua y evacuación de aguas servidas hacia el mar forman, en
una cuenca, un sistema integrado”.
Estas externalidades y efectos se extienden a lo largo del canal
principal y cuerpos de agua subsidiarios y relacionados y hacia
las zonas desembocadura en el mar.
Control de la gestión de la contaminación del agua en
las cuencas y áreas costeras adyacentes

En una cuenca considerada como “marco territorial natural de


gestión para el agua en tierra” (concepto que por sí mismo le
impone un límite a lo terrestre al no considerar el mar), la
contaminación producida aguas arriba siempre tendrá un efecto
sobre los usos y usuarios ubicados aguas abajo. Difícilmente la
contaminación producida aguas abajo podrá ejercer efectos
sobre los usuarios ubicados en las partes altas, salvo en los
casos de que se afecten recursos pesqueros migratorios y
existan pesquerías alrededor de la cuenca o especies que
utilicen el “canal principal” como ruta migratoria.
Ello sucede con todas las especies cuya migración
reproductiva está ligada alas variaciones hidrológicas de las
cuencas, como ocurre en las áreas tropicales y subtropicales
en gran parte de la región. En la actualidad la mayoría de las
decisiones sobre calidad y cantidad de agua que se toman en
las partes altas de las cuencas ignoran los necesidades y usos
requeridos en las partes bajas. Según Dourojeanni y Jouravlev
(2002), como regla general “a los usuarios ubicados aguas
arriba poco les interesan los efectos de sus acciones y
decisiones sobre los usos y usuarios del agua (y recursos
acuáticos) ubicados aguas abajo”.
Además, dada la tendencia de los contaminantes a
acumularse en las partes bajas de las cuencas, en los planos
costeros, existe una condición de “privilegio” para los usuarios
de las partes altas de las cuencas y de “marginalidad” en los
usuarios de las partes bajas. Con ello se afecta impunemente
las zonas más vulnerables para el hábitat que depende de las
zonas donde interactúan agua dulces y marinas.
En general, en la parte baja siempre existe una contaminación
acumulativa que tiene un carácter persistente sobre los
usuarios potencialmente expuestos en las partes bajas.
Durante las inundaciones y crecidas, el canal principal
transporta hacia el mar sedimentos depositados
temporalmente en el plano, los cuales si están contaminados,
afectan la calidad de las aguas costeras.
También la construcción de represas reduce el aporte de
sedimentos hacia el mar, así como los nutrientes. Esto también
afecta el aporte de arena a las playas y de nutrientes a la fauna
marina. Desde la perspectiva de considerar la contaminación de
las cuencas en la contaminación de las áreas costeras, el interés
se centra en la “partes bajas” de las cuencas debido a que estas
zonas actúan como “verdaderas trampas naturales” que
concentran y sirven de “sumideros de contaminantes”, donde la
influencia de la salinidad es obvia y el intercambio biológico
mar–agua dulce es importante. En las zonas de depósito donde
se presenta la principal interacción con la
costas por el transporte de sedimentos (UNEP/MAP/PAP, 1995).
La gestión del agua a nivel de cuencas, consiste esencialmente en
tomar decisiones de intervención teniendo en cuenta la dinámica
de la cuenca, de los cauces y de las aguas captadas por la misma,
así como sus efectos en el mar (Dourojeanni y Jouravlev, 2002). En
las decisiones de gestión de la contaminación del agua se deben
tener en cuenta dos aspectos básicos con respecto a las áreas
costeras. Uno es referido a las decisiones sobre el control de la
contaminación, orientadas básicamente a reducir la
contaminación difusa y el flujo elevado de sedimentos y otro
referido a la asignación del agua (derechos, permisos,
autorizaciones de captación y sobre los denominados caudales
ecológicos, etc.).
Estos dos elementos básicos de gestión son interdependientes y
por lo tanto deben ser analizados en conjunto, considerando en
el análisis los efectos sobre las áreas costeras.
Los cambios y modificaciones en la dinámica de la cuenca, los
cauces y cuerpos de agua modifican su poder para absorber
contaminantes alterando su capacidad de dilución. En períodos
de lluvias intensas, la compactación de los suelos y su lavado
genera más escorrentía y permite que algunos contaminantes
presentes en el suelo pasen a las corrientes receptoras.
En condiciones de inundación, la contaminación diluye pero
también activa la captación de sedimentos y depósitos de basura
y todo tipo de residuos, si los hubiere, los cuales se depositan en
las playas y fondos marinos adyacentes a la desembocadura.
Produce un “lavado” de cuanto depósito exista en la cuenca. En
períodos de “aguas bajas”, con un menor poder de dilución, y la
mayoría de contaminantes presentes en las aguas mantienen su
identidad química y su capacidad reactiva con el medio ambiente
y tienden a concentrarse.
El control de caudales con estructuras hidráulicas y su
captación para diferentes usos tiene, por lo tanto, un efecto
importante en la concentración y distribución de los
contaminantes presentes en las aguas en las cuencas.
El incremento de las competencias por el uso del agua y la
mayor ocupación territorial ha motivado un interés creciente
por una “gestión integral de los recursos hídricos” por
cuencas hidrográficas, recuadro No1. En forma similar, la
tendencia cada vez más frecuente de ocupar e hipotecar los
espacios costeros y la aparición de nuevos usos de las áreas
costeras han llevando a la comunidad internacional a adoptar
enfoques integrados para el manejo de dichas áreas.
Existen muchos aspectos a considerar en la gestión de
cuencas y áreas costeras. En ambos medios se integran
espacios, sectores, usuarios, recursos, instituciones, etc.
Especialmente en la gestión de la contaminación, deben ser
integrados la cantidad (asignación del agua) y la calidad
(control de la contaminación).
En la actualidad ha habido muy poco progreso para integrar
el manejo de las cuencas hidrográficas a las costas en la
perspectiva de la contaminación marina. La razón de fondo
es que ha habido muy poco progreso en la implementación
del manejo integral de cuencas hidrográficas en tierra.
Instrumentos para reducir el impacto de la
contaminación terrestre sobre las áreas costeras

Dentro de estas políticas, se incluyen las políticas nacionales


ambientales, las políticas nacionales de salud y saneamiento,
políticas sectoriales de ordenamiento de otros recursos y de
ordenamiento territorial, los cuales difieren en alcance y
cobertura, conforme sean los diferentes objetivos de esas
políticas. Estos instrumentos son agrupados por lo general en
dos grandes categorías: instrumentos directos e instrumentos
indirectos.
Los instrumentos directos son aquellos que se orientan a
un aspecto específico de la contaminación o a la
contaminación del agua per se. Los instrumentos
indirectos son aquellos que van en apoyo a las medidas
directas de gestión de la contaminación. Estos
instrumentos se apoyan y refuerzan mutuamente y son
aplicados por una nómina muy variada de instituciones
de diferente jerarquía, propósito y con distintos
mandatos y objetivos.
A nivel de cuenca, el otorgamiento del uso del agua es un
instrumento básico de gestión y el derecho de uso del agua,
es un instrumento de gestión del recurso y está operado
mediante sistemas de permisos, licencias, o derechos
adquiridos, etc. Estos instrumentos por lo general están
regulados a partir de normas, disposiciones y otros. A
diferencia de las aguas costeras propiamente dichas, el
otorgamiento del uso del agua está inserto en la concesión
de playas, sitios de la costa, ocupación de terrenos de
bajamar o lugares del borde costero, salvo en el caso de la
acuicultura costera y el turismo.
El otorgamiento del derecho al agua a nivel de cuenca
requiere disponer de información básica hidrológica orientada
a la cantidad de agua disponible, su calidad y la capacidad
asimilativa, la demanda actual y proyectada, lo que
generalmente se obtiene mediante la planificación
(inventarios, encuestas, catastros), que proporcionan la
información para fijar caudales mínimos de extracción, límites
de contaminantes en las descargas y volumen de descargas.
En las áreas costeras es básico conocer además la cantidad,
forma y concentración de los contaminantes, la presencia de
corrientes costeras, la estratificación térmica, los recursos
biológicos y la gradiente de salinidad.
De acuerdo con Dourojeanni y Jouravlev (2002), la
información básica, a nivel de cuencas implica disponer de
datos sobre concentración y cargas de contaminantes
vertidos al cauce y concentración permitida de
contaminantes y el tipo de contaminantes. El otorgamiento
de los usos debe tener en cuenta los mínimos ecológicos
incluyendo los mínimos requeridos para transportar y
disolver la carga de contaminantes (el equivalente al caudal
mínimo en condiciones críticas de estiaje previa).
Las decisiones sobre el tipo de instrumentos a utilizar en la
región para la gestión de la contaminación, por lo general, no
consultan todos los intereses y/o usuarios del agua dentro de
un territorio (la cuenca), aunque se avanza en ese sentido, a
medida que la gestión se hace más holística y se proyecta
hacia una gestión integrada del agua. Los siguientes son los
tipos de instrumentos y su aplicación en la contaminación de
las aguas en la región:
Instrumentos de política

Las políticas sobre contaminación, generalmente expresan


los principios generales que orientan las respuestas del
Estado contra ésta y señalan las medidas (planes y
programas), metas y objetivos que se persiguen con esas
respuestas. En general, no existen políticas específicas sobre
la contaminación del agua, sino que ellas se encuentran
formando parte de políticas más amplias y/o están asociadas
a otros “elementos de política”. Estas políticas se expresan a
través de instrumentos de apoyo a las respuestas del Estado
contra la contaminación.
Comúnmente, en América Latina, la contaminación es un aspecto
que acompaña a las políticas ambientales, a las políticas
sectoriales, especialmente de manejo y ordenamiento de recursos
y también se encuentra vinculada a las políticas nacionales de salud
humana, donde forma parte de las políticas sanitarias nacionales.
Las políticas nacionales sobre el agua, también se refieren a su
calidad y en pocos casos a la contaminación de las aguas marinas.
Todas estas políticas cuentan con diferentes tipos de instrumentos
con relación a la contaminación. Existen instrumentos de políticas
regulatorias, instrumentos de política económica, instrumentos de
gestión (medidas de mitigación, medidas de reducción, medidas
preventivas, etc.).
En el caso de las políticas marítimas nacionales (de las pocas
existentes) la contaminación de las aguas costeras se
encuentra también inmersa en otras políticas generales, por lo
general en las referidas al medio ambiente y aquellas
orientadas a la conservación y protección de la pesca y la
biodiversidad y, en algunas, es considerada en las políticas de
desarrollo turístico y de parques nacionales marinos y
costeros. En algunas de ellas, no hay distinción entre las
fuentes marinas y las fuentes terrestres de contaminación, y en
este caso, se encuentran formando parte de políticas
nacionales sobre “costas”.
Por ejemplo, la política Nacional sobre Manejo Integrado y
Desarrollo Sostenible de las Áreas Costeras, y la política
Nacional de Costas y Mares Limpios constitutivos de la Política
Ambiental de Colombia (Ministerio de Medio Ambiente de
Colombia, 2000), o en Brasil en su Política Ambiental en el
contexto del Macrodiagnóstico da Zonas Costera do Brasil
(Ministerio do Meio Ambiente dos Recursos Hídricos e Da
Amazonia Legal, 1996), o en la política Nacional del Borde
Costero, en Chile (Decreto Supremo 475).
También se menciona en muchas estrategias, planes y
programas para el Manejo Integrado de la Zona Costera.
México no ha formulado aún una política para la zona costera
pero ha venido avanzando en el diseño de instrumentos para
mejorar la planeación, uso y manejo de los recursos del área.
Con el objetivo de iniciar el ordenamiento de la ocupación y
de las actividades que se efectúan en la zona marítimo
terrestre, zonificación de los usos del suelo con criterios
ambientales y urbanos. En ninguna de estas políticas existe
una mención específica que vincule la contaminación de las
cuencas hidrográficas con las áreas costeras (SEMARNAP,
2002).
Instrumentos de planificación
Generalmente se aplican en actividades de ordenamiento
territorial y de recursos, en zonificación y en los programas
orientados a la consecución de información básica para la gestión
de la calidad del agua. Estos instrumentos corresponden a
inventarios, catastros, perfiles, encuestas, levantamientos etc.
Normalmente, la planificación es un proceso formalizado que
utiliza estos instrumentos, para identificar las fuentes de
contaminación, el tipo y naturaleza de los contaminantes, formas
de entrada de contaminantes a los cuerpos de aguas receptoras,
sus concentraciones, tendencias, los impactos actuales y
potenciales y donde se señalan las medidas para mitigar la
contaminación.
La planificación puede ser realizada a través de una
coordinación administrativa o por medio de un diálogo con las
diferentes instituciones del Estado y miembros de la sociedad
civil y grupos interesados, o puede ser a través de grupos
formarles o asociaciones formales de usuarios, o puede
realizarse a través de procesos consensuados (Kraemer,
Choudhury y Kampa 2001).
En la región existen catastros e inventarios (en pocas cuencas)
de fuentes de contaminación, con caracterización de
contaminantes y estimación de las descargas pero con muchos
vacíos en ellos (Dourojeanni y Jouravlev, 2002). En estos
inventarios y catastros, la mayor información se encuentra
conectada con las fuentes industriales. Otras fuentes de
contaminación no son por lo general consideradas, en especial
aquellas que corresponde a las fuentes difusas. La información
que incluye a “usuarios no formales” del agua, que conforman
una fuente “muy difusa” de contaminación, tampoco se
extienden hasta las partes bajas de las cuencas y sus áreas
costeras asociadas.
Pocos países de la región cuentan con inventarios nacionales
consolidados de las fuentes terrestres de contaminación
marina. México a través de su Instituto Nacional de Ecología,
ha preparado recientemente un inventario completo sobre la
calidad del agua en los ecosistemas costeros, pero no incluye
información relacionada con aspectos de dispersión y dilución
estimativos totales de descargas y fuentes probables de
contaminación (SEMARNAP, 2002). La aplicación de los
instrumentos de planeación, en la región, es llevada a cabo por
un número muy amplio de instituciones.
Igualmente Chile cuenta con un catastro de fuentes de
contaminación a nivel de cuencas, no vinculada con
información sobre cantidades (Cabrera, com. pers). En
Colombia, a través de la aplicación de la Ley de Ordenamiento
Territorial (en los planes municipales) se identifican los
“cuerpos de agua municipales” contaminados que corresponde
a un primer inventario de alcance nacional de cuerpos de
“agua contaminados”.
En México existen numerosos ordenamientos o estudios ya
decretados (Bahía de Banderas, en el estado de Nayarit), el
corredor de los Cabos, en Baja California, el corredor Can–Cun
Tulun y el sistema lagunar Nichpte en Quintana Roo a nivel
nacional. Están en proceso de preparación Sonora, Sinaloa,
Nayarit, Michoacán, Chiapas, Oaxaca y se ha venido avanzando
en el primer ordenamiento del Mar de Cortés, preparándose
una propuesta para el manejo integrado de la zona costera
mexicana, llamado “Programa Especial de Aprovechamiento
Sustentable de Playas”, con el objetivo de iniciar el
ordenamiento de la ocupación y de las actividades que se
efectúan en la franja o borde costero.
Los inventarios de fuentes de contaminación de las aguas
costeras, generalmente ofrecen información sobre las fuentes
que descargan directamente en el mar o en la costa; algunos de
ellos están vinculados a programas internacionales de alcance
regional, que incluyen las cuencas hidrográficas como una fuente
de contaminación costera, pero en ellos la contribución por los
ríos siempre ha sido referenciada y no medida y en general
siempre subestimada. Ejemplos de estos programas son el
Programa coordinado de investigación y vigilancia de la
contaminación marina en el Pacífico Sudeste, CONPACSE,
operativo desde l984, y el Programa de Evaluación y Monitoreo
Ambiental de la Contaminación en el Gran Caribe AMEP,
operativo desde l986.
La información de dichos inventarios ha servido de base para el
diseño de nuevos instrumentos de control de la contaminación.
En Chile por ejemplo, el reglamento para el control de la
Contaminación Acuática (M) No 106.01.92; el reglamento del
Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, el reglamento del
Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEI) SD. No. 30 del
27.03.97, así como en la formulación del Programa de
Observación del Ambiente Litoral, POAL. (DIRECTEMAR, s. f.),
que tiene su génesis primaria en CONPACSE. En Perú, CONPACSE
ha servido para fundamentar un programa específico de
contaminación microbiológica en el circuito de Playa Verde, en
Lima(Escobar, 1999).
Instrumentos de gestión

Se refieren generalmente a programas de vigilancia y monitoreo


de la calidad del agua, a inspecciones de fuentes de
contaminación y de procesos contaminantes y productos
contaminantes, a sistemas de permisos y licencias ambientales
condicionados a un número de factores con un mínimo de
requerimientos para el control de la contaminación. En general,
la vigilancia y monitoreo de la contaminación del agua en la
región, es efectuada por una nómina de instituciones de
diferente prospecto y jerarquía dentro de las distintas formas de
organización administrativa de los gobiernos.
El mayor énfasis se ha puesto en la vigilancia de los parámetros
de calidad de agua para consumo humano. Los otros criterios de
calidad como son protección de flora y fauna acuática, pesca,
uso agrícola, etc., no son monitoreados regularmente en estos
programas de vigilancia.
En la contaminación de las aguas costeras, el énfasis en la
vigilancia de la contaminación recae en el monitoreo de los
parámetros de calidad del agua para los criterios de protección
de flora y fauna marina y contacto primario (recreación, baño).
Se utilizan para el monitoreo “valores límites”, tanto en los
cuerpos de agua receptores (clases de agua) como en las
descargas (límites de vertimientos) cuando existen.
La mayoría de estos valores límites están reglamentados y derivan
de guías de calidad de aguas dulces. En pocos casos se cuenta con
guías de calidad de agua costera.
En algunos países en ausencia de “criterios de calidad de
agua costera” se “expande” la reglamentación de calidad de
aguas dulces a las áreas costeras y no existen, en la región,
guías de calidad para las aguas estuarinas. La mayoría de los
valores límites utilizados en la reglamentación de la
contaminación, tanto de aguas dulces, como en las pocas
existentes de las aguas costeras, provienen de
reglamentaciones de países desarrollados, aun con el
inconveniente que ello representa, dado el efecto que tienen
las diferencias de clima en el comportamiento químico de los
contaminantes (toxicidad, persistencia, velocidad de
acumulación, etc.).
Para propósitos de planeación e información ambiental, se han
estructurado objetivos de calidad de agua que son utilizados
ampliamente para evaluaciones regionales de calidad de agua,
en especial para el uso de agua para consumo humano y en
muy limitados casos para determinar el estado de calidad de
agua para otros usos y de manera particular para aquellos que
ocurren en las partes bajas de las cuencas. La mayoría de los
objetivos están vinculados a los instrumentos económicos
basados en la “remoción de la carga contaminante” y utilizan
como criterio la demanda biológica de oxígeno.
Por ejemplo, en la reglamentación colombiana sobre
vertimiento de desechos líquidos, se usa este parámetro para
el cálculo de “tasas retributivas” y para el establecimiento de
metas y cronogramas. No existen actualmente objetivos
ambientales cuantificables establecidos para el control de la
contaminación de las aguas costeras de la región, con
excepción de los indicados en el Protocolo Relativo a la
Contaminación Procedente de Fuentes y Actividades Terrestres
del Convenio para la Protección y el Desarrollo del Medio
Marino de la Región del Gran Caribe (UNEP–CAR, 1999).
En la región hay pocos programas de vigilancia de la
contaminación de las aguas costeras que sean estructurados
como de monitoreo permanente que tengan en consideración
la contaminación en las cuencas hidrográficas. En Chile, existe
el Plan Nacional de Investigación, Vigilancia y Control de la
Contaminación, ejecutado por la Dirección General del
Territorio Marítimo y de Marina Mercante (DIRECTEMAR), en
el marco de la Ley de Navegación y el Programa de
Observación del Ambiente Litoral (POAL).
En Brasil se citan entre otros, los siguientes: Potencial del
Riesgo Ambiental de la Zona Costera, Niveles Críticos de
Gestión Ambiental del Litoral Brasileño, Planes Estaduales de
Gerenciamiento Costero, Sistema de Monitoreo Ambiental de
la Zona Costera, Inventario de la Calidad Ambiental de la Zona
Costera, Zonación Ecológico–Económica de la Zona Costera,
Plan de Gestión Costera (Ministerio do Meio Ambiente, 1996).
La mayoría de los usos de agua costera no requieren concesiones,
sino que su uso está vinculado al otorgamiento de permisos de
acceso a otros recursos especialmente los referidos a la ocupación
de playas o de espacios costeros próximos al mar. Estos permisos
condicionan las concesiones de uso de esos espacios a restringir,
evitar, reducir y limitar los vertimientos provenientes de esos usos
y a la obtención de permisos sanitarios y ambientales. También se
aplican Evaluaciones de Impacto Ambiental EIA, en especial para
proyectos industriales, portuarios, hoteleros, zonas francas y otros
desarrollos, donde el “permiso” de vertimientos y las condiciones
de su disposición a las aguas costeras están definidos en la
correspondiente licencia ambiental del Estudio de Impacto
Ambiental.
Con muy pocas excepciones, es llevado a cabo, el monitoreo
ambiental de las EIA en forma sistemática. Los vertimientos
municipales o de aguas servidas municipales, directos al mar o
a través de los ríos, están reglamentados y condicionados a
alguna forma de tratamiento sanitario. La realidad muestra
que las exigencias que condicionan los permisos sanitarios y
ambientales para las descargas municipales, tanto a las
cuencas hidrográficas como al mar, son “desatendidas o
pasadas por alto” debido, entre otros, a los costos que
encierran los tratamientos y/o a la fragmentación de la función
en el control institucional de la contaminación del agua.
Además hay evidencia de que no todos los microorganismos
contenidos en las descargas municipales son efectivamente
removidos por los tratamientos, así como otros
contaminantes, por lo que se supone que siempre habrá una
“contaminación residual” y una contaminación aditiva en las
partes bajas de las cuencas.
Instrumentos regulatorios (de control)

El control de la contaminación de las aguas costeras es una actividad


de gestión. En el caso de la contaminación accidental por petróleo el
control es una acción. Se utilizan instrumentos derivados de la
normativa (instrumentos regulatorios), como normas contra las
fuentes de contaminación, fijación de factores de emisión,
establecimiento de estándares de calidad, desarrollo de criterios de
calidad de agua para los diferentes usos, fijación de límites a las
descargas contaminantes, protocolos para evaluar la contaminación,
etc. Muchos de estos instrumentos son llamados “Instrumentos de
Comando y Control” y establecen estándares rígidos o se refieren a
manejos o a instrumentos y procedimientos ambientales específicos.
El rango de instrumentos regulatorios es muy amplio y los
que se orientan a la contaminación del mar incluyen, entre
otros: restricciones al ingreso de contaminantes particulares,
por ejemplo en el contenido de mercurio, cadmio y otros
metales pesados:
• Regulaciones en la planificación, como Evaluaciones de
Impacto Ambiental.
• Zonificación por uso, como establecimiento de áreas
costeras y marinas protegidas, distritos turísticos, zonas
francas.
• Estándares de emisión o efluentes y estándares de calidad
ambiental, tales como criterios de calidad de agua costera,
estuarina, requerimientos de licencias para descargas de
aguas servidas.
• Restricciones y/o limitaciones de ciertas actividades como
al acceso turístico.
• Diseño y construcción de estándares operativos como
equipos de respuesta contra contaminación accidental por
petróleo.
Aproximaciones de reglamentos basados en el riesgo, como
Planes Nacionales de Contingencia, certificación de áreas de
exclusión pesquera, etc. La normatividad es muy variada y
extensa. Dourojeanni y Jouravlev (2002), mencionan, por
ejemplo, “que en Brasil el número de leyes, decretos, códigos,
reglamentos sobre el agua, es superior al de los Estados
Unidos”. De forma similar, el número de reglamentos para el
control de la contaminación de aguas interiores es superior
varias veces a la reglamentación existente para el control de la
contaminación de las aguas costeras y no hay
reglamentaciones que normen específicamente las descargas
en las cuencas hidrográficas con relación al efecto que ejerce
su contaminación en la calidad de agua de las áreas costeras.
La institucionalización para el control de la
contaminación de áreas costeras y el mar

En las áreas costeras de la región al igual que lo que ocurre en


las cuencas hidrográficas, la gestión del agua no está asignada
a una sola institución sino que esta función es llevada a cabo
por una variada gama de entidades de diferente nivel y
prospecto .
Por lo general, se sigue una orientación relacionada con los
diferentes criterios de calidad del agua con amplias
variaciones.
En estas instituciones, el control de la contaminación
constituye una función más dentro de las otras distintas
funciones a que se ocupa la institución. Se puede afirmar que
no existe una sola institución que tenga a su cargo la
especificidad exclusiva del control (monitoreo y vigilancia) de
la contaminación para todos los criterios de calidad, sino que
ésta es efectuada (cuando ocurre), conforme a los diferentes
criterios de calidad.
En general las instituciones actúan en forma separada de las
que tienen a su cargo la gestión de la cantidad del agua. En la
costa, el número de instituciones con funciones en el control
de la contaminación es relativamente inferior de las que
actúan a nivel de cuencas hidrográficas. Generalmente el
control (policial) de la contaminación es ejercido por las
autoridades marítimas y portuarias de los países de la región o
por órganos equivalentes y es específico a ellas el control de la
contaminación operativa por petróleo y la proveniente de
operaciones marítimas.
El control de la contaminación proveniente de fuentes
terrestres en la costa, por lo general, está asignado a las
autoridades ambientales u órganos equivalentes, a
instituciones de pesca y de gestión de recursos naturales
renovables, mientras el control sanitario de aguas y playas,
corresponde a los ministerios de salud e instituciones
vinculadas. El grado de integración de estas instituciones por
lo general es tenue o no existe. En las cuencas, el
abastecimiento de agua potable es administrado por separado
del control de la contaminación y en la mayoría de los casos
dicho control es efectuado por las autoridades sanitarias y/o
instituciones relacionadas.
En otros casos, el abastecimiento de agua potable es una
función de los ministerios de desarrollo, y/o de obras públicas
y el control de la contaminación es ejercida por otras
diferentes instituciones. En general, el control sanitario de la
calidad del agua para consumo humano, es ejercido por las
autoridades sanitarias (ministerios de salud) o por órganos
subsidiarios e instituciones relacionadas. El control de la
calidad del agua para uso agrícola (riego) recae por lo general
en los ministerios de agricultura y entidades relacionadas. El
control de la calidad de agua para preservación de flora y fauna
acuática es materia por lo general de los ministerios de medio
ambiente o de recursos naturales e instituciones ambientales
relacionadas.
Las autoridades con el mandato más amplio en el control de la
calidad del agua, corresponden a los ministerios y/o
departamentos del medio ambiente en la región. En general,
cada país cuenta con una organización institucional particular
en el control de la calidad del agua.
En la actualidad las organizaciones o instituciones de manejo
costero no consultan las instituciones de cuenca. Dourojeanni
y Jouravlev (2001) mencionan que “en un tramo de un río, sin
mencionar la cuenca, pueden intervenir fácilmente más de 150
actores diferentes, sin que ellos se comuniquen entre sí”.
En la costa el número de instituciones es sensiblemente menor,
pero el número puede llegar en algunos casos a ser importante.
La situación institucional es por lo tanto un motivo de
preocupación para tener capacidad para controlar la
contaminación de áreas costeras y el mar.
Los mecanismos de coordinación para la gestión de la
contaminación de las áreas costeras, considerando la
contaminación de las cuencas hidrográficas, son limitados, pero
existen organizaciones, asociaciones y desarrollos con un alto
potencial para actuar con esta función y/o para facilitar un
diálogo cuenca–áreas costeras, donde tienen asiento las
instituciones de gobierno con perfil marítimo.
Dentro de ellos están: los Consejos Nacionales de
Cuenca, en México; los Consejos Nacionales Ambientales
y las Comisiones Nacionales del Ambiente, en Chile,
Colombia y Nicaragua; las Comisiones y Comités
Nacionales de Oceanografía y órganos equivalentes, de
Colombia, Venezuela, Chile y Cuba que tienen el
potencial para la coordinación desde el punto de vista de
la contribución de las ciencias oceanográficas.
El contexto internacional para integrar las cuencas
hidrográficas y las costas en la perspectiva de la
contaminación marina

Los aportes internacionales que inducen y mencionan la


necesidad de manejar integralmente el agua y las cuencas, se
registran en varios acuerdos de la Conferencia de las Naciones
Unidas sobre el Agua, que conforman el Plan de Acción del
Mar del Plata y los de la Conferencia de Dublín y el Diálogo
Interamericano sobre Administración de Aguas (Miami,
Florida, 1993) y conceptualmente el marco internacional en el
cual se predica la consideración de las cuencas hidrográficas
con el manejo integrado de las zonas costeras.
La perspectiva de la contaminación acuática se referencia,
primero dentro de un contexto programático, en el capítulo l7
del Programa 21 donde se enfatiza la aproximación integrada
a las zonas costeras incorporando la contaminación
proveniente de fuentes terrestres, así como la destrucción
física de las costas y las prácticas de manejo en las áreas de
drenaje a las costas. También forman parte de este contexto
los resultados de varios foros y reuniones que han precedido a
la adopción del Programa 21 y que corresponden tanto a su
implementación, como a su desarrollo como son: Río+5 y
Río+10.
Existen otros programas internacionales de reciente prospecto
que mencionan la participación de la contaminación de las
cuencas hidrográficas con las áreas costeras. Ellos son, el
Programa de Acción Mundial para la Protección del Medio
Marino frente a las Actividades Realizadas en Tierra (PAM), que
resalta “la adopción de prácticas de ordenación y utilización de
las tierras de las cuencas hidrográficas para prevenir, controlar
y reducir la degradación del medio marino causada por
cambios antropogénicos de la carga de sedimentos y su
contaminación, (PNUMA,1995), con sus componentes: Pacífico
Sudeste (CPPS–PNUMA,1997), Caribe (PNUMA, 1999b),
Atlántico Superior Suroccidental
y recientemente Pacífico Nordeste (PNUMA, 2001). Otros
programas internacionales que conceptualmente vinculan la
contaminación de las áreas costeras con las aguas dulces son:
el Plan de Acción del Programa Hidrológico Internacional IPH
de la UNESCO, (fase VI: 2002–2007), Área Focal 11.3.
Evaluación integrada de los recursos de agua dulce, que ha
incluido como una de las actividades a realizar “la distribución
de la contaminación antropogénica de las aguas dulces y sus
relaciones con las zonas costeras del mundo, en la dirección
de las actividades en tierra y cambio climático” (UNESCO,
2000).
También el programa de Interacciones Océano–Tierra en la
Costas LOICZ, que es un componente del Programa
Internacional de la Geosfera–Biosfera IGPB, de UNESCO, que
estudia, a nivel regional y global, el flujo de material, entre el
océano, atmósfera y la tierra en la zona costera y, la capacidad
de las zonas costeras para almacenar y transformar material
particulado, además proporciona bases científicas y socio–
económicas para el manejo integrado del medio ambiente
costero (UNESCO, 1998).
También forma parte de este contexto la Evaluación Global
Internacional del Agua (GIWA), del PNUMA, que examina los
aspectos ambientales relacionados con el agua y sus
consecuencias transfronterizas. En la región, esta evaluación se
concentra en los siguientes grandes ecosistemas (LME): Gran
Caribe, de Humboldt, de California, Ecuatorial, de Brasil (UNEP,
1999). Otro elemento internacional que conceptualmente se
ubica dentro de este contexto corresponde al nódulo costero
del Sistema Global de Observación de los Océanos (COAST–
GOOS) de la Comisión Oceanográfica Intergubernamental,
que está diseñado para captar y proporcionar información
necesaria para la administración costera, como por ejemplo
introducción de nutrientes y transporte de sedimentos,
además de datos socioeconómicos, los que resultan
fundamentales para el PAM (UNESCO, 1998).
Dentro de un contexto jurídico internacional, la Convención
sobre el Derecho de los Cursos de Agua Internacionales para
fines distintos de la navegación (Nueva York, 1994), contiene
disposiciones específicas para la protección y preservación del
medio marino y de manera especial los estuarios (Naciones
Unidas, 1993).
Los principios de conducta en el campo del medio ambiente
para orientar a los Estados en la conservación y utilización
armoniosa de los recursos naturales compartidos, es una parte
de la normativa “blanda” que forma parte de este contexto
(PNUMA, 1978). Otros tratados internacionales relevantes para
la región son: El Tratado sobre la Cuenca del río de La Plata
(Brasilia, 1969) y sus acuerdos relacionados, también el Tratado
de Cooperación Amazónica (Brasilia, febrero 3 de 1978) que en
su art.1 dispone que las partes se comprometen a un
desarrollo armónico en sus respectivos territorios amazónicos
y a lograr la preservación y la conservación y uso sostenible de
los recursos naturales (UNEP, 1989).
Más específicamente con la contaminación de las aguas marinas,
la Convención para la Protección del Medio Marino y Zona
Costera del Pacífico Sudeste (Lima, 1981), la Convención para
Protección y el Desarrollo del Medio Ambiente Marino del Gran
Caribe (Cartagena, marzo 24 de 1983) y la muy reciente
Convención para la Protección y el Desarrollo Sostenible del
Medio Marino del Pacífico Nordeste (PNUMA, 2002) conforman
marcos jurídicos regionales que contienen provisiones para
prevenir, reducir y controlar la contaminación proveniente de
varias fuentes, entre ellas las terrestres y, sus Protocolos, para la
Protección del Medio Marino y Áreas Costeras del Pacífico
Sudeste (Quito, 1983) incluyendo el reciente protocolo
relacionado con la
contaminación procedente de Actividades Terrestres del
Convenio para la Protección y Desarrollo del Medio Marino
en la Región del Gran Caribe FTCM, (UNEP–CAR,1999) que
son instrumentos suplementarios que contienen provisiones
para prevenir combatir y controlar la contaminación por
descargas desde ríos o desde cualquier fuente terrestre al
mar. El Protocolo FTCM, se alinea estrechamente con el PAM
y el Protocolo de Quito está inspirado en las Guías de
Montreal sobre Contaminación Marina por Fuentes
Terrestres.
Las partes bajas de las cuencas y específicamente las áreas costeras
adyacentes han sido desatendidas, ignoradas y en algunos casos,
administrativamente desvinculadas de la gestión de cuencas. Las
instituciones y organismos de cuenca no incluyen usualmente
dentro de sus límites jurisdiccionales ni los estuarios y mucho
menos las franjas costeras. A su vez las entidades encargadas de
asuntos del mar consideran que su jurisdicción, en el mejor de los
casos, llega hasta las líneas que trazan en forma cuasi virtual “las
altas mareas”. Esto implica que a lo largo de las costas existen
“áreas grises” donde no queda claro hasta dónde llega la
jurisdicción de cada organismo (Ministerios, organismos de cuenca,
municipios, empresas de agua potable y saneamiento y otros).
Este estudio agrega una razón más para justificar la
importancia de controlar la contaminación del agua dulce en
sus orígenes.
También destaca que ya no existe, como los usuarios del agua
dulce han considerado al mar, un “patio de atrás” donde botar
basura, químicos y cuanto desecho genera la actividad
humana. Los emisarios submarinos ya no son tampoco una
solución aceptable sin por lo menos un tratamiento previo de
las aguas servidas. En resumen se agrega un factor tanto
ambiental como social y económico que justifica mejorar con
urgencia la gestión integrada del agua,
lo cual a su vez refuerza la importancia de considerar el control
de la contaminación hídrica con mucha más relevancia e
importancia que la que actualmente se le confiere en América
Latina y el Caribe.
También agrega material para valorar mejor los servicios
ambientales que pueden prestar el manejo de las cuencas de
captación. No sólo para los habitantes aguas debajo de un río
sino también para habitantes de las costas y los pescadores.
En América Latina y El Caribe es notorio que, la parte baja de las
cuencas, dentro de un marco de administración de la calidad del
agua, es pocas veces considerada.
La dispersión institucional y los escasos recursos que tienen
para el control de la contaminación del agua ha dado como
resultado, entre otros, que la información de la contaminación
básica esté sectorizada, fragmentada e incompleta y, por lo
general, no actualizada y de limitada utilización para ser
utilizada en el manejo.
No existen programas de vigilancia que asocien
sistemáticamente los efectos de la contaminación del agua
dulce sobre el mar. En general, las instituciones administran en
forma separada la calidad y la cantidad del agua.
Existen problemas importantes de integración y de enfoque en
la gestión del agua así como de estrategias para controlar el
efecto negativo que tiene la contaminación de los ríos en las
cuencas bajas, y en las áreas costeras, inclusive por aporte de
desechos sólidos al mar y a las playas producto de convertir los
ríos en verdaderos basurales (e.g.: Playa de Ventanilla, Río
Rimac, Perú).
Tradicionalmente, tanto en la gestión de las áreas costeras
como en las cuencas hidrográficas, el problema del manejo de
la contaminación resulta accesorio en comparación con el
manejo de otros problemas, y cuenta con ninguna o con muy
pocas y limitadas realizaciones.
Según Dourojeanni y Jouravlev (2001), la contaminación, por sí
misma, es un tema evitado en los procesos del manejo del
agua, ya que no se le asigna claramente a ningún sector
usuario del agua la responsabilidad de controlar la
contaminación en su totalidad.
En el desarrollo de las costas, el problema de la
contaminación no ha sido abordado en su verdadera
dimensión y aparece como un tema “supeditado” a otras
funciones de las instituciones de manejo de áreas costeras.
En general el manejo de cuencas hidrográficas en América
Latina y el Caribe y la contaminación de las aguas no es un
tema central (Dourojeanni y Jouravlev 1999). Según los
autores, en la gestión del agua “predomina un sesgo
sectorial y una reducida voluntad para tratar temas como la
contaminación”.
Los programas más importantes de control de la
contaminación marina se han hecho por reacción a la
disminución del flujo de turismo a las playas debido a
publicaciones sobre contaminación de playas y mar
adyacente, usualmente hecho por organismos no públicos
como universidades (caso de Viña del Mar y Valparaíso, Chile,
donde se construyó un colector de aguas servidas luego de la
difusión de estudios y prohibiciones de bañarse, lo que afectó
los ingresos por turismo). Obviamente en muchos otros
lugares se carece de tales estudios.
En el control de los efectos de la contaminación terrestre sobre
el mar debe hacerse con especial referencia a los estuarios y
en general en zonas de interfase entre aguas dulces y saladas
que tienen menos movimiento (lagunas costeras, golfos,
bahías, zonas de manglares) y por lo tanto, más sensibles a los
efectos de contaminantes. El manejo que integra el plano
costero y la costas resulta apropiado, para la mayoría de los
ríos, de curso medio, que desembocan en el mar y que
determinan estuarios. Este enfoque se sugiere dado el carácter
“único” que tienen los estuarios no sólo desde el punto de
vista ecosistémico sino porque el estuario en realidad es
“verdadero sumidero de los contaminantes”.
Además la mayoría de las ciudades costeras forman límites o se
ubican dentro de los planos del estuario e influyen e interactúan
fuertemente con él.
Otros, aplican indistintamente normas de calidad para agua
marina sobre estuarios. Una parte considerable de las aguas
costeras son aguas estuarinas, con salinidad fluctuante, en las
que el comportamiento de los contaminantes es diferente al que
tienen éstos cuando se localizan en aguas dulces y que al que
tienen en las aguas costeras propiamente dichas. Por lo general,
en aguas cálidas y templadas, los contaminantes son más
solubles y el umbral de las respuestas biológicas es más bajo, lo
que es un aspecto muy importante a considerar en la toxicidad o
nocividad de los contaminantes.
Dependiendo del caudal y de las corrientes, la dilución de
contaminantes es un mecanismo natural común que opera tanto
en las aguas dulces como en las salobres y marinas, sin embargo
en el comportamiento de algunos contaminantes existen
diferencias significativas ya sea que éstos se encuentren en
aguas dulces o en aguas salobres. En ambas situaciones ocurren
procesos que producen efectos, mecanismos sinergéticos,
antagónicos y aditivos. En aguas pobres en oxígeno, con limitado
o reducido movimiento, algunos contaminantes presentes pasan
a formas más toxicas, otros pasan a formas más solubles,
estando de esta manera más disponibles a los organismos vivos
para ser incorporados y transmitidos más fácilmente a través de
la trama trófica.
La mineralización de nutrientes ocurre con entradas altas de
estas substancias al mar, de donde fluyen desde el fondo,
desde los sedimentos, a la columna de agua induciendo la
eutrofización. La comprensión de todos estos mecanismos
que gobiernan el comportamiento y distribución de la
contaminación ya sea en agua dulce como en aguas
estuarinas, es parcialmente conocida.
Existen problemas en la aplicación de los instrumentos de
planificación, de gestión y, en especial, de los instrumentos
económicos, tanto a nivel de cuencas como de las costas lo
cual dificulta analizar su interacción.
En las cuencas se carece de programas, inventarios y encuestas
que permitan obtener registros de usuarios y fuentes de
contaminación y de calidad de aguas, erosión y producción y
transporte de sedimentos e intrusión de aguas salinas y, en
general, de información básica requerida para el diseño de
instrumentos apropiados de gestión. En las zonas costeras se
carece de información de cargas de sedimentos y nutrientes, de
erosión y de transporte de sedimentos hacia y desde las playas.
Las guías, hoy disponibles para el manejo integrado de las áreas
costeras, proveen de orientaciones muy importantes para
proceder con un manejo integrado de la zona costera donde se
enfatizan uno o más aspectos del ordenamiento.
Tienen, sin embargo, en común que no ofrecen una orientación
que indique como proceder para controlar la contaminación de
las zonas costeras, a pesar de que se señala la conveniencia de
“integrar los procesos de gestión integrada de las costas con los
procedimientos efectivos que gobiernan el uso de las cuencas y
los mares costeros” (IWICM,1996). En las guías propuestas por el
Plan de Acción del Mediterráneo se indica que “tanto la cuenca
hidrográfica como los problemas costeros requieren de una
aproximación multisectorial, aunque el énfasis puede cambiar”
(UNEP/MAP/PAP, 1999). Los componentes regionales del PAM y
de los Programas de Mares Regionales ofrecen una opción para
que en conjunto con las organizaciones de cuenca, a nivel
regional, diseñen estos mecanismos, contando con la necesaria
asistencia técnica de organismos como la CEPAL y el CEPIS, en
materia de gestión cuencas y de tratamiento de aguas servidas.
En la región hay pocas experiencias de Manejo Integrado de
Zona Costera (MIZC) que hayan podido permanecer lo suficiente
en el tiempo como para influir en las decisiones de manejo y, en
especial, en el control de la contaminación de las aguas
terrestres en el manejo costero. Yánez–Arancibia (1998), citado
por CEPAL (1999b), señala la existencia, en cerca de 22 países de
la región, de experiencias y aproximaciones al MIZC. Hasta 1998
sólo existían tres que han permanecido activas:
El Programa de Manejo de Recursos Costeros, de Ecuador; el
Programa Costero–Marino de Costa Rica y, el Programa Nacional
de Manejo Costero, de Brasil (Lemay, 1998). En ninguna de estas
experiencias se ha integrado la consideración del manejo de las
cuencas hidrográficas mas la contaminación terrestre ha
constituido el tema central de estas experiencias.
Prácticamente no existe ninguna entidad de gestión de cuencas
con funciones ampliadas a la gestión de áreas costeras en la
región. Esta responsabilidad ha venido siendo asignada en forma
fragmentada en diversas instituciones a medida que han venido
apareciendo problemas como los que ocurren en zonas urbanas
ubicadas en zonas bajas de la costa por afloramiento de agua
proveniente de riego en terrazas altas (e.g. Chimbote, Perú).
El número de instituciones con habilidad para reducir la
contaminación en la costas es reducido, sus funciones también
resultan variadas y en algunos casos muy generalizadas.
En otros aspectos de control de la contaminación no está claro
cuál es el rol del Estado y cuál el rol de los Municipios. El control de
la escorrentía urbana, la contaminación difusa, la contaminación
por lixiviación, el monitoreo y vigilancia de la contaminación, los
derrames de petróleo a nivel de cuencas y los problemas sanitarios
recaen en diversos organismos que no
coordinan sus acciones. En varios países la contaminación es
abordada por las instituciones ambientales, con mandatos muy
generalizados y donde priman criterios de corte conservacionista y
de protección de recursos y no de control de contaminación.
En resumen las franjas costeras son, en sus diversas variantes,
zonas únicas, generalmente vulnerables a las acciones humanas
que se realizan en tierra, cerca o lejos de la costa. Son zonas donde
el ser humano ejerce una enorme presión, presión que se ocasiona
desde simples deseos de recreación (que ocasiona una variabilidad
enorme en la población durante el año), hasta el asentamiento de
industrias pesadas y contaminantes y todas las actividades
portuarias.
Paralelamente son zonas con una riqueza única en biodiversidad y
sobre todo como zonas de reproducción tanto de fauna como de
flora. También son zonas sujetas a posibles inundaciones por el
encuentro de ríos y el mar (caso de Guayaquil, por ejemplo) o por
efecto de tsunamis.
A pesar de todo ello la organización de la sociedad es
extremadamente pobre para administrar tales zonas. Cada
institución utiliza términos diferentes, como franjas, áreas,
bordes o zonas costeras, sin muchas veces precisar qué
significan, los roles institucionales son poco claros y no hay
autoridades dedicadas a evitar que las acciones en tierra
afecten el mar. En resumen, el presente trabajo destaca por
sobre todo las omisiones y falencias que existen en esta
temática.
Trata y destaca, una vez más, la escasa gobernabilidad que
ejerce la sociedad sobre espacios delimitados por razones
naturales.
Toda la capacidad del estado parece limitarse a gobernar sobre
espacios delimitados por razones político–administrativas y por
jurisdicciones de entidades gubernamentales.
La dificultad mayor para controlar la contaminación del mar y las
zonas costeras por efecto del aporte de aguas dulces contaminadas
es que dicha contaminación puede ocurrir a cientos o miles de
kilómetros de distancia, lugares sobre los cuales el que recibe los
contaminantes, no tiene ninguna autoridad. Eso puede cambiarse
solamente si existen autoridades de aguas por cuencas debidamente
legitimadas y con responsabilidades claras sobre el control de la
contaminación y la inclusión, como parte de sus funciones, del
control de la contaminación de los estuarios y bordes costeros.
CONTAMINACIÓN FECAL
https://www.youtube.com/watch?v=uJC9mBoi
4mk

https://www.youtube.com/watch?v=2AqtRDZZ
6cw

https://www.youtube.com/watch?v=wxNpXIX
R8Yc
El desarrollo de los medios de comunicación y de transporte
han facilitado el aumento en la actividad turística de diversos
países en los que, a menudo las zonas costeras reciben gran
cantidad de visitantes.
Esto ha dado lugar a diversos impactos económicos y
ambientales que amenazan la permanencia de los recursos y
los espacios naturales que contribuyen en la actividad
turística.
En las zonas costeras y sus ambientes, los efectos más frecuentes
de la actividad turística están asociados con la contaminación
bacteriológica y estética del sitio, así como el cambio drástico del
uso de suelo, donde los ecosistemas naturales son
transformados en ambientes artificiales; los principales
ambientes afectados son playas, arrecifes coralinos, humedales y
manglares, entre otros. El problema de la contaminación de
aguas costeras ha despertado la atención a nivel mundial, ya que
las descargas de aguas residuales de origen industrial y
doméstico con alto contenido de desechos orgánicos causan
problemas serios de salud y modifican al ecosistema marino en
los lugares adyacentes a las descargas (Foyn, 1971).
Por ello, en 2002 la Organización Mundial de la Salud publicó
las enfermedades a las que se enfrentan los bañistas en
aguas recreativas contaminadas por microorganismos,
resaltando las gastrointestinales y de la piel.
Para evaluar la calidad bacteriológica del agua se utilizan
organismos como indicadores bacteriológicos, ya que su sola
presencia revela contaminación, el tipo de organismo
superior que la produjo y si ésta es reciente. Sin embargo, el
número de indicadores para determinar la calidad del agua
es extenso y no existe un acuerdo de cuál es el indicador más
útil; lo cual ha dado lugar a una gran variedad de estos así
como sus niveles permisibles en el agua (Noble et al. 2003).
Por décadas, el grupo de bacterias coliformes fecales se ha
empleado como el indicador de contaminación de origen
fecal. Sin embargo, a partir del 2003 se ha incluído a los
enterococos fecales como indicador bacteriológico para aguas
marinas o salobres de uso recreativo con contacto primario,
debido a que es más resistente a las condiciones del agua
marina, a la temperatura y tiene mejor relación con las
enfermedades gastrointestinales, respiratorias y
dermatológicas (Barcinas et al.1990, Bordalo 2003 y Secretaría
de Salud 2003)
La calidad bacteriológica de las aguas que bañan las playas
de Manzanillo (México) ha sido poco estudiada. En 1986,
Velasco-Alvarado reportó que en la zona de rompiente se
encontraba la mayor contaminación, y sostuvo que los meses
de mayor afluencia turística presentaban la mayor
abundancia de coliformes en la desembocadura del río
Salagua y en las dársenas portuarias, siendo esta
concentración mayor a los límites permitidos para aguas de
uso recreativo con contacto primario.
Cacho-Cruz (1995) dio a conocer concentraciones máximas de 3,469
NMP de bacterias coliformes fecales/100 ml en las playas de San
Pedrito, Salagua y Olas Altas durante el otoño de 1988 y durante la
época de lluvias y el periodo vacacional del verano de 1989.
La Comisión Nacional del Agua (CNA), llevó a cabo durante 2003 el
Diagnóstico de la situación actual de las playas de Manzanillo,
estado de Colima, donde se reporta una mayor contaminación
bacteriológica para el año 2000, durante los meses de marzo,
noviembre y diciembre en las estaciones de muestreo del puerto
interior, cerca de la zona centro de Manzanillo y en el arroyo Salagua
así como en San Pedrito, y en menor concentración en las Brisas.
En la última década la industria turística en el estado de
Colima creció hasta posicionarse como uno de los sectores
más competitivos, contribuyendo a la generación de empleos
(9 mil 500 empleos formales actualmente). La derrama
económica generada por el sector turismo en el 2001 fue de 2
mil 016 millones de pesos, incrementando 12% en relación al
año del 2000 (Secretaría de Fomento Económico 2002).
Aunado a lo anterior. es vital que las playas de arena fina en
costas soleadas y con aguas cálidas ,como es el caso de la
Boquita de Miramar, mantengan sus aguas limpias, ya que
esta característica constituye uno de los elementos
fundamentales en la elección del sitio donde vacacionar por
los turistas; de allí la gran importancia de conocer la calidad
sanitaria en la playa antes mencionada. Sin olvidar que la
buena gestión del recurso natural playa condiciona la
captación de visitantes al destino turístico que es Manzanillo
y su conservación.
https://www.youtube.com/watch?v=Xs_QzUTA
Yso
La calidad del agua se define como la relación cuantitativa
entre la densidad del indicador y el riesgo potencial para su
uso. Los estándares de calidad del agua están descritos en
términos de niveles de concentración permisibles para un
uso determinado de un cuerpo de agua costero y
generalmente están establecidos por una serie de
reglamentos oficiales. En México, los Limites Máximos
Permisibles (LMP) de contaminantes en las descargas de
aguas residuales a cuerpos receptores se establecen en las
Normas Oficiales Mexicanas basadas en la Ley General del
Equilibrio Ecológico y Protección al ambiente (LGEEPA).
Existen varias fuentes de contaminación hacia las aguas
costeras que alteran la calidad del agua, las principales son las
descargas de aguas residuales urbanas, agrícolas e industriales
(Peña-Manjarrez, 1987). La contaminación proveniente de los
residuos domésticos, a pesar de ser menos dañina para el
medio ambiente que la contaminación industrial, puede causar
grandes daños a los ecosistemas, debido a que los residuos
contienen grandes cantidades de materia orgánica y
microorganismos patógenos.
Hay parámetros que se utilizan para establecer si la calidad del
agua es adecuada para un fin especifico (recreativo, vida acu
ática o transporte), como la cuantificación de
microorganismos que tienen las cualidades necesarias para
ser utilizados como indicadores de contaminación
microbiológica.
El indicador de contaminación bacteriológico más utilizado
pertenece al grupo de los coliformes, que pertenecen a la
familia Enterobacteriaceae, los cuales se caracterizan por ser
bacterias de forma bacilar, Gram negativos, aerobios y
anaerobios facultativos, no forman esporas y llegan a vivir
hasta 0.8 días en agua de mar (Noble et al., 2003).
Otro grupo utilizado como indicador bacteriológico es el de
los enterococos que es un subgrupo de los estreptococos
fecales que incluyen S. faecalis, S. faecium, S. gallinarum y S.
avium. Los estreptococos son bacterias esféricas Gram
positivas que son diferenciados de otros estreptococos
fecales por su habilidad de crecer en medios con 6.5 % de
cloruro de sodio, pH de 9.6, y temperaturas de 10◦C a 45◦C
(COFEPRIS, 2007).
EL uso recreativo se clasifica de acuerdo a la Organización Mundial
de la Salud (OMS, 2002), como:
a) aguas de contacto directo o primario, aquellas en las que se
mantiene el cuerpo humano sumergido en su totalidad, lo cual
implica un riesgo de ingestión de agua y b) aguas de contacto
indirecto o secundario que son las relacionadas con actividades
acu áticas en las cuales sólo se tiene contacto accidental con el
agua.
Los desagües de aguas residuales son con mayor frecuencia
causantes de la contaminación del agua de mar, las enfermedades
asociadas con actividades acuáticas que se adquieren por ingerir
una reducida cantidad de agua al estar en contacto con esta son:
gastritis, conjuntivitis, hepatitis, enfermedades respiratorias y
dermatológicas.
Esta contaminación del agua no solo tiene efectos sobre la
salud, sino que también afecta la economía de diversos puertos
turísticos (Laureano, 2005). De acuerdo con la OMS son tres las
principales vías de exposición de la población humana a los
contaminantes descargados en las aguas costeras: 1. Por
contacto o mediante la ingestión de agua contaminada
microbiológicamente durante el baño, la natación o las
actividades usuales que se realizan en la playa.
2. Por contacto con la arena de playa contaminada
microbiológicamente.
3. Por consumo de alimentos contaminados química o
microbiológicamente.
Es vital que las playas de arena fina en costas soleadas y con
aguas cálidas, mantengan sus aguas limpias, ya que ´esta
característica constituye uno de los elementos fundamentales
en la elección de los bañistas para llevar a cabo sus actividades
recreativas (Silva-Iñiguez, 2007).
La Secretaria de Salud (SS) verifica la calidad del agua de las
playas mexicanas de mayor interés turístico desde el año
2003 a la fecha y los parámetros que considera son
recomendados por la Organización Mundial de la Salud
(OMS). Actualmente se monitorea aproximadamente 200
playas debido a que existen microorganismos que son
responsables de generar en corto tiempo reacciones agudas
y, por lo tanto, los parámetros recomendados por la OMS son
de estricta y necesaria vigilancia para la Secretaria de Salud.
La calidad del agua de mar de playas de uso recreativo es un
aspecto fundamental para la elección del turista a la hora de hacer
la elección del lugar para realizar su estancia vacacional.
En Acapulco la institución encargada para el monitoreo de las aguas
residuales recae en la Secretaría de Salud que a través de la
Subsecretaria de Regulación, Control y Fomento Sanitario basados
en los criterios de la Comisión Federal para la Protección Contra
Riesgos Sanitarios (en adelante COFEPRIS) es el responsable de
monitorear de manera puntual y mensual las playas de la bahía de
Acapulco.
Actualmente no existe una ubicación exacta de los puntos de
descarga de agua residual en la bahía de Acapulco por parte de
las instituciones encargadas de su monitoreo y saneamiento.
https://www.youtube.com/watch?v=LkcM8W
WzphE
Las bacterias provenientes de descargas municipales, disminuyen
rápidamente su concentración en el medio marino, ya que algunas
de las bacterias patógenas son destruidas por el agua marina
después de un tiempo de supervivencia que puede oscilar entre
24 horas y más de una semana. Lo que hace pensar que para el
caso de la Bahía de Acapulco en temporada vacacional alta y de
lluvias las cuales suelen arrastrar aguas contaminadas de otros
lados hacia las playas; provocan una elevada concentración de
bacterias constantemente, por lo cual la acción depuradora del
agua salada no puede actuar a la misma velocidad que las
descargas originadas en esos meses (Ocegueda, 2005).
La contaminación fecal en aguas marinas puede incorporar
una variedad de diversos organismos patógenos, la
concentración de estos está determinada por un factor de
dispersión (ríos, lluvias, tuberías de agua municipal, etc.) el
cual varía según el medio (mar, ríos, lagos) y su velocidad de
emisión (diaria, semanal, mensual).
Las elevadas concentraciones de bacterias que reflejan altos
´índices de contaminación en las aguas de recreo, provocando
enfermedades de tipo intestinal como tifoidea, para tifoidea,
etc., y en el caso de Acapulco no debe ser atribuido solamente
al agua usada como alimento, sino a que existen desagües de
aguas negras en diversas playas (Flores-Mejía, 2010).
En las zonas costeras, la contaminación del mar tiene un
impacto económico para las comunidades que dependen de
los productos del mar como fuente alimenticia y de turismo,
además del impacto ecológico en los ambientes marinos. El
problema de la contaminación en la Bahía de Acapulco ya
tiene tiempo, como lo muestran varios estudios; en uno de
ellos realizado por la CNA, en enero del 2003, se
encontraron concentraciones de coliformes fecales
superiores a las 200 unidades por cada 100 mililitros, que es
la cantidad permisible de acuerdo con SEMARNAT, que se
basa en parámetros de la Organización Mundial de la Salud
(OMS, 2002).
A partir del año 2003, se iniciaron estudios sobre la calidad del
agua en las playas de mayor afluencia turística del país,
participando las Secretarias de Marina, Medio Ambiente y
Recursos Naturales, Salud y Turismo, encaminados a la creación
de un Sistema Nacional de Información sobre la Calidad del Agua
en Playas Mexicanas, y de una norma oficial mexicana que estará
fundamentada, entre otras cosas, en reportes mensuales de
criterios bacteriológicos.
https://www.youtube.com/watch?v=FzsSqXJ2b
to

https://www.youtube.com/watch?v=Dj7vAA_f
4XY

https://www.youtube.com/watch?v=ewm3ME
95WsA
Es importante implementar gestión ambiental local, ya que se
requiere de programas de educación e información ambiental
para los turistas y para la gente local; haciendo de su
conocimiento las condiciones ambientales de la playa y en
caso de estar contaminada advertir sobre ello.
Los valores de enterococos, parecen estar asociados a otro
tipo de aportes, diferentes a la presencia del turismo,
posiblemente proveniente de desages clandestinos.
https://www.youtube.com/watch?v=mEeQNAZ
zjmQ

https://www.youtube.com/watch?v=-
TnHCd4sY24
El pescado y los mariscos ocupan el segundo lugar como fuente
de proteína animal en la mayor parte del mundo. La variedad
de productos derivados del pescado es muy grande e incluye
alimentos preparados por un amplio espectro de métodos
tecnológicos tanto tradicionales como modernos. Los pescados
y mariscos se capturan en aguas profundas y alejadas de la
costa, y en aguas poco profundas adyacentes a la línea costera.
Los estuarios en donde las aguas marinas y dulces coinciden
son generalmente ricas en zonas de pesca, que pueden estar
bacteriológicamente contaminadas a partir de fuentes
humanas. La pesca también se realiza en ríos y lagos cuyas
aguas van de límpidas y transparentes a contaminadas.
En consecuencia, el nivel de contaminación del pescado vivo con
bacterias de interés en salud pública varía mucho con la
localización.
Desde su producción hasta su consumo, los pescados y mariscos
transitan por una serie de etapas en las cuales existe la posibilidad
de que accedan diferentes microorganismos a la matriz alimenticia.
La calidad y cantidad de los mismos definen las modificaciones que
tienen lugar en el producto y sobre todo las consecuencias de su
consumo por parte del hombre. Estas modificaciones pueden ir
desde cambios inofensivos en las características organolépticas del
alimento, hasta consecuencias graves causadas por las
Enfermedades Transmitidas por Alimentos (ETA)
Por esto es necesario contar con métodos que permitan
establecer límites de aceptabilidad de los productos y con ellos
todas las técnicas que permitan evaluar de forma
representativa los grandes volúmenes comercializados. Los
métodos creados con este fin se denominan criterios
microbiológicos, y se aplican en los programas de muestreo
para análisis .
Los alimentos que se estudian comprenden los productos
animales de agua dulce y marina vendidos comúnmente en el
mercado para consumo humano.
La denominación “pescado” se utiliza como nombre
específico de los peces que nadan libremente, y como nombre
genérico que incluye a todos los pescados comestibles de
aguadulce y marina, a moluscos y crustáceos.

En el término moluscos se incluyen mejillones, vieiras,


almejas, ostras y otros animales acuáticos que poseen cáscara
calcárea (valvas). Los crustáceos incluyen camarones,
cangrejos, langostas y animales análogos que poseen un
exoesqueleto quitinoso.
La musculatura comestible de los pescados es rica en proteínas
y pobre en carbohidratos. Las variaciones en la composición
química están estrechamente relacionadas con la alimentación,
nado migratorio y cambios sexuales relacionados con el desove.
El pez tiene períodos de inanición por razones naturales o
fisiológicas (como desove o migración),o bien por factores
externos como la escasez de alimento. Esto influye en la
textura, flavor y posiblemente en la alteración microbiana.
La carne de pescado es un excelente sustrato para el
crecimiento de la mayoría delas bacterias heterótrofas y su
composición influye sobre el desarrollo y actividades
bioquímicas. El contenido en carbohidratos de los pescados y
crustáceos es despreciable, lo que hace que la caída del pH
asociada a la producción de ácido láctico durante el rigor
mortis sea limitada. Los moluscos contienen 2-5% de
glucógeno, permitiendo así una caída del pH a medida que
los carbohidratos son metabolizados por el tejido muscular.
El tejido muscular del pescado contiene concentraciones altas
de compuestos de nitrógeno no proteico que facilitan el
desarrollo de las bacterias. Posee oxido de trimetilamina que
es reducido por las bacterias alterantes a trimetilamina,
responsable del característico olor a pescado descompuesto.
Los aminoácidos libres influyen en el modelo de alteración.
Estas reacciones de degradación se detallan más adelante.
La carga microbiana de los peces vivos es un reflejo de la microflora
de su entorno en el momento de su pesca o captura pero se modifica
de acuerdo con la capacidad de los distintos microorganismos de
multiplicarse en los sub ambientes que constituyen las superficies de
la piel, las agallas y el tracto digestivo.
El tejido muscular y los órganos internos de los peces y mariscos
sanos recién capturados son normalmente estériles, pero suelen
encontrarse bacterias en la piel, caparazón quitinoso y agallas, así
como en el tracto intestinal. El sistema circulatorio de algunos
crustáceos no es cerrado, como la hemolinfa de los cangrejos, y puede
albergar concentraciones elevadas de bacterias, especialmente
del género Vibrio.
El marisco procedente de las aguas próximas a poblaciones
humanas suele tener cargas microbianas muy grandes y
formadas por especies microbianas más diversas que el
originario de zonas alejadas. La microflora de los pescados y
mariscos específica de cada especie, se trata en las secciones
correspondientes, como así también las alteraciones durante
el procesamiento y el almacenamiento, los patógenos
relacionados con cada uno, y los controles que deben
aplicarse para cada caso.
El pescado se captura con redes, líneas de anzuelos y trampas
de aguas más o menos alejadas de las plantas de procesado.
Debido a los métodos de pesca, que a veces duran varias
horas, y las inestables y difíciles condiciones de trabajo en el
mar, las características de los animales en el momento de su
muerte prácticamente no se controlan.
Después de su captura el pescado debe protegerse de la
alteración tanto como sea posible durante el transporte a la
planta de procesado para asegurar su calidad microbiológica y
su seguridad. Los periodos implicados varían desde unas pocas
horas a 3semanas o más. Normalmente se almacenan en hielo
fundente o en salmuera refrigerada a-2ºC. Cada vez más los
barcos pesqueros son equipados con dispositivos para congelar
toda o parte de la captura en el mar con lo que se reduce
eficazmente la alteración microbiana.
El pescado puede eviscerarse a bordo antes de estibarse con
hielo. Esto es una práctica corriente en los barcos pesqueros,
al menos para el pescado de gran tamaño. Cuando el tiempo
de marea entre las zonas de pesca y el puerto es corto, el
pescado se almacena sin eviscerar, aunque también se
practica esto con los pescados pequeños como el arenque. A
pesar de estas prácticas, eviscerar el pescado en el barco es
motivo de controversia. Esto se debe a que, a pesar de que el
proceso elimina un gran reservorio de bacterias
potencialmente alterantes, expone las superficies abiertas al
ataque microbiano.
Los cambios de temperatura y salinidad asociados a las
diversas formas de enfriamiento y almacenamiento alteran el
ambiente microbiano. Sin embargo, el almacenamiento ideal
es más difícil de mantener a bordo de los barcos, lo que
puede dar lugar a situaciones indeseables. Gran cantidad de
pescado fresco se vende entero o eviscerado, pero la mayor
parte sufre un procesado ulterior en estado fresco. Estas
operaciones pueden realizarse manualmente o mediante una
combinación manual y mecánica, modificando también la
microflora.
Como consecuencia de las características los pescados, estos
constituyen alimentos altamente perecederos. El deterioro,
que comienza inmediatamente después de la muerte, es un
proceso complejo en el que están implicados fenómenos
físicos, químicos y microbiológicos. La acumulación de los
productos del metabolismo bacteriano es la causa primaria de
la alteración organoléptica del pescado crudo.
Cuando el pescado muere se producen dos tipos de
degradación, una degradación primaria autolítica y una
degradación tardía microbiana. La degradación primaria es
debida a procesos autolíticos de degradación rápida
producidos por la acción de enzimas endógenas tisulares y
digestivas. Dentro de estas reacciones tenemos las que
afectan principalmente a los carbohidratos y las que
corresponden a la degradación de los nucleótidos y
aminoácidos. Los cambios bioquímicos más importantes que
se dan a causa de lo dicho anteriormente se detallan a
continuación:
La presencia de microorganismos patógenos en músculo de
especies acuáticas de gran demanda para consumo humano es de
alto riesgo para la salud pública. El crecimiento urbano en las
costas del mundo ha incrementado la contaminación de la zona,
por acarreo de residuos.

La contaminación del agua marina por aguas domésticas es alta,


debido fundamentalmente al acarreo de heces que ocasionan la
introducción de bacterias patógenas en el medio marino. A pesar
de los procesos de dilución y mezcla, estas aguas pueden ser
incapaces de reabsorber la contaminación, cuando sus
concentraciones rebasan la capacidad autodepuradora del océano
(Weibel et al., 1974).
Existen algunas bacterias indicadoras de contaminación con
riesgo sanitario, como Staphylococcus aureus, cuyo estudio e
identificación es de relevancia para vigilar la calidad higiénica
de los productos pesqueros, debido a su importancia como
principales productores de infecciones alimentarias, por la
gravedad de las enfermedades que provocan, y por el alto
número de personas afectadas mundialmente (Moriello et al.,
2005).
Asimismo, se sabe que Streptococcus aureus no tolera por
mucho tiempo el agua de mar, lo cual va a depender de los
factores fisicoquímicos y biológicos del medio marino que
pueden determinar la destrucción de las bacterias de origen
humano y conferir a este medio un poder autodepurador
(Rodríguez y Romero, 1981; Rainhamer, 1990). También se
informa que la salinidad es el factor más sobresaliente sobre
la viabilidad de las bacterias, cuya pared celular les confiere
cierta resistencia a los cambios bruscos en la presión
osmótica, mismos que les provocan la muerte (Rodríguez y
Romero, 1981; Rainhamer, 1990).
Algunas cepas de Staphylococcus sobreviven durante
periodos prolongados en aguas saladas, dada su capacidad
de crecer en presencia de sal o sin ella. Las cepas tolerantes
pueden crecer a concentraciones mayores al 10%. Durante el
tiempo de sobrevivencia los patógenos permanecen
virulentos, de aquí que las regiones marinas contaminadas
con aguas negras puedan ser peligrosas fuentes de infección
(Atlas, 1990).
Los peces y otros organismos marinos que viven en aguas
costeras contaminadas poseen una microflora microbiana
dependiente de la que existe en las aguas donde viven.
Independientemente del tipo de alimentación de los peces
(planctónicos, detritívoros, carnívoros, herbívoros), éstos
ingieren bacterias en su alimento, encontrándose un gran
número de ellas en su tubo digestivo (Izquierdo-Vicuña,
1981). Las bacterias que se encuentran en la piel y en el
contenido gastrointestinal del pez en vida no invaden el
paquete muscular estéril, ya que el organismo está protegido
por sus defensas naturales. Cuando muere, estas bacterias
penetran hacia el interior del pez (Kietzmann et al., 1974).
Sin embargo, encuentran que bacterias como S. aureus,
involucrada en el síndrome de intoxicación por alimento,
puede indicar contaminación a partir de la piel, boca y fosas
nasales de los manejadores y técnicos de almacenaje. Las
bacterias patógenas entran en contacto con el pescado como
consecuencia de la manipulación por personas infectadas o
portadores sanos, durante la captura, transporte y procesos de
elaboración y preparación.
Por lo tanto, los peces pueden ser considerados como
portadores potenciales de bacterias patógenas como la
mencionada anteriormente, lo cual resulta de particular
importancia en aquellos estados en donde se comercializan
los recursos del mar que son una importante fuente de
alimentos principalmente para los lugareños y turistas y en
menor proporción para personas de otros lugares y de varios
países.
La mayoría de las investigaciones que se han realizado en pescado
contaminado en su medio natural son extranjeras; en esos estudios se
han analizado piel y contenido gastrointestinal de algunos peces
marinos. Las especies bacterianas que se han identificado en paquete
muscular de estos peces son: Escherichia coli, Enterobacter cloacae,
Citrobacter, Salmonella paratyphi A y B, S. enteritidis, S. amsterdam,
S. give, S. suipestifer, P. vulgaris, P. rettgeri, P. mirabilis, P. morgani,
Clostridium botulinum, Enterobacter del grupo C, Serratia sp, Vibrio
parahaemolyticus, Streptococcus faecalis, S. faecium, S. agalactiae, S.
pyogenes y Staphylococcus epidermidis, entre otros (Gil de Rodríguez
y Bastardo, 1975; Morse y Duncan, 1976; Prost, 1977; Austin y Austin,
1986: Agüería et al., 2006).
Dichas bacterias no forman parte de la flora normal del intestino
del pez y su presencia se considera resultado directo de la
asociación de los peces con aguas contaminadas (Volterra et al.,
1988). Asimismo, se ha detectado la presencia de coliformes
totales, S. aureus y Vibrio parahaemolyticus (Caramello et al.,
1986), encontrando que las bacterias predominantes en el
pescado procesado varían dependiendo de la temperatura en la
que se haya conservado el producto (Fuentes, 1989).
EUTROFIZACIÓN
En ecología el término eutroficación o eutrofización (del
griego eú = bien, y trophé = alimentación) define el
enriquecimiento de un ecosistema con nutrientes a un ritmo
tal que no puede ser compensado por sus formas de
eliminación natural.

El uso más extendido se refiere específicamente al aporte


más o menos masivo de nutrientes inorgánicos en un
ecosistema acuático.
Eutroficado (o eutrofizado) es, entonces, aquel ecosistema
o ambiente caracterizado por una anormal abundancia de
nutrientes.

La alta concentración de nutrientes deviene en la


producción de un exceso de materia orgánica que requiere
alta demanda de oxígeno para su descomposición, hasta
hacer desaparecer este último.
Algunos de los cambios que ocurren con la
eutroficación:

•Aumenta considerablemente el fitoplancton. Las algas verdeazules se


• desarrollan espectacularmente mientras que las de otros tipos
Cambios desaparecen.
biológicos •Aumenta la actividad bacteriana.
•Los animales acuáticos enferman y mueren.

•Los restos de plantas y animales muertos se acumulan en los fondos,


Cambios frenando la circulación del agua.
físicos •El agua se torna parda y maloliente. Cambia de color: rojo, verde, amarillo
o pardo.

•El oxígeno disuelto baja de alrededor de 9 mg/l a 4 mg/l lo cual afecta


negativamente y de inmediato a los organismos. Cuando el nivel baja a 2
Cambios mg/l todos los animales han muerto. Hay una significativa elevación de la
químicos demanda biológica de oxígeno (DBO).
•La concentración de compuestos nitrogenados, fosfatados se incrementa,
así como la de otros elementos químicos.
Si el exceso de nutrientes sigue fluyendo a los lagos las
bacterias anaerobias (no necesitan oxígeno) predominan
en ellos y quedan putrefactos debido a la producción del
ácido sulfhídrico (H2S) y metano (CH4) durante la
descomposición de la materia orgánica.
Gestación del proceso de eutroficación

El desarrollo de la biomasa en un ecosistema está limitado,


la mayoría de las veces, por la escasez de algunos
elementos químicos, como el nitrógeno en los ambientes
continentales y el fósforo en los marinos, que los
productores primarios necesitan para desarrollarse y a los
que llamamos por ello factores limitantes.
La contaminación puntual de las aguas, por efluentes
urbanos, o difusa, por la contaminación agraria o
atmosférica, puede aportar cantidades importantes de esos
elementos limitantes. El resultado es un aumento de la
producción primaria (fotosíntesis) con importantes
consecuencias sobre la composición, estructura y dinámica
del ecosistema
La eutroficación produce de manera general un aumento
de la biomasa y un empobrecimiento de la diversidad.

En ecosistemas terrestres, las plantas que pasan a dominar


son especies herbáceas ecológicamente pioneras,
frecuentemente cosmopolitas, con alta tasa de
reproducción, incapaces de competir en ambientes
oligotrofos (pobres en nutrientes) o mesotrofos.
En ecosistemas acuáticos, con la eutroficación empiezan
a proliferar algas unicelulares, en general algas verdes. En
los océanos, la eutroficación local, a veces por causas
naturales, puede provocar una marea roja o marea
blanca: la explosión demográfica de una sola especie de
alga, que en muchos casos provoca la intoxicación de la
fauna mayor.
La proliferación de algas provoca un enturbiamiento del
agua; esto impide que la luz penetre hasta el fondo del
ecosistema. En el fondo se hace imposible la fotosíntesis,
productora de oxígeno libre, a la vez que aumenta la
actividad metabólica consumidora de oxígeno (respiración
aeróbica) de los descomponedores, que empiezan a recibir
los excedentes de materia orgánica producidos cerca de la
superficie.
En marzo 2015, la Agencia Internacional para la Investigación
sobre el Cáncer (IARC), perteneciente a la Organización
Mundial de la Salud, anunció que el glifosato –el herbicida
más utilizado en el mundo– es probablemente carcinógeno
para los seres humanos. Esta afirmación ha despertado una
inmediata respuesta por parte de las agrupaciones
industriales.
La IARC revisa regularmente la carcinogenicidad de los
productos químicos industriales, alimentos e incluso de los
puestos de trabajo. El 20 de marzo, un grupo de expertos
internacionales convocados por la agencia informó sobre los
resultados de una revisión de cinco productos químicos
organofosforados. Un resumen del estudio fue publicado en
The Lancet Oncology.
Dos de los pesticidas –tetraclorvinfos y paratión– fueron
calificados como "posiblemente cancerígenos para los seres
humanos", y etiquetados en la categoría 2B. Otros tres
herbicidas –malatión, diazinón y el glifosato– fueron
calificados como "probablemente cancerígenos para los seres
humanos", y etiquetados como categoría 2A
El glifosato es el herbicida más utilizado del mundo, en
volumen. Su uso es muy común en agricultura, y también se
encuentra en productos de jardinería de muchos países. El
glifosato es el principio activo del herbicida Roundup de la
compañía Monsanto, y su uso ha aumentado mucho debido
a que los cultivos transgénicos están modificados
genéticamente para tolerar dosis muy elevadas de Roundup.
La revisión de la IARC señala que existen “evidencias
limitadas” sobre el vínculo con el cáncer en humanos.
Aunque varios estudios han demostrado que quienes
trabajan con el herbicida parecen tener más riesgo de
padecer un tipo de cáncer llamado linfoma no-Hodgkin, el
informe señala que otro estudio estadounidense ajeno a la
IARC, elAgricultural Health Study, monitorizó a miles de
agricultores para ver a si había aumentado su riesgo de
cáncer, y no encontró ninguna relación con los linfomas no-
Hodgkin.
Sin embargo otras pruebas, incluyendo estudios en animales,
llevaron a la IARC a catalogar al glifosato como
"probablemente cancerígeno”. Por ejemplo, el glifosato se ha
relacionado con tumores en ratas y ratones, y también existe
lo que la IARC clasifica como “evidencias mecanicistas" como
el daño del ADN de las células humanas cuando se exponen al
glifosato.

Kathryn Guyton, toxicólogo senior del programa de


monografías de la IARC y uno de los autores del estudio,
comenta: "En el caso del glifosato, se clasificaría como grupo
2A debido a que las pruebas en animales fueron suficientes,
pero la evidencia en humanos limitada”.
De esta manera, en el fondo se agota pronto el oxígeno
por la actividad aerobia y el ambiente se vuelve pronto
anóxico. Esta radical alteración del ambiente hace inviable
la existencia de la mayoría de las especies que
previamente formaban el ecosistema.
En un cuerpo de agua cerrado, por ejemplo una laguna, el
proceso de eutroficación puede terminar por convertir al
cuerpo de agua en tierra firme.

Esto ocurre porque los nutrientes que ingresan


masivamente al sistema generan una gran biomasa de
organismos de vida generalmente efímera que al morir se
acumulan sobre el fondo y no son totalmente consumidos
por organismos degradadores (especialmente bacterias).
Procesos naturales de eutroficación se pueden observar
claramente en las lagunas formadas por los cauces
antiguos de los ríos amazónicos que se transforman en
pantanos y posteriormente se cubren de vegetación.
Causas de la eutroficacion

La principal causa antropogénica (iniciada por el hombre)


de la eutroficación es la contaminación química.

Dentro de sus formas, tenemos:

La contaminación agropecuaria, especialmente la llamada


contaminación difusa de los suelos y de los acuíferos con
fertilizantes inorgánicos de origen industrial o extractivo;
o por excrementos animales, a causa de una producción
masiva de ganado, aves, peces, etc.
Estas causas aportan nitrógeno, en forma de nitrato y
amonio, y fósforo, como fosfato, a la vez que cationes
como potasio (K+,) magnesio (Mg++), etc.

Las contaminaciones forestales, por abandono en los ríos


de residuos forestales y restos del aprovechamiento
maderero, lo que aumenta la materia orgánica disuelta,
favoreciendo la proliferación de flora eutrófica como
berros y lenteja de agua, que a su vez remansa la
corriente y disminuye el espejo del agua.
La contaminación atmosférica por óxidos de nitrógeno
(NOx) y óxidos de azufre (SOx). Éstos reaccionan con el
agua atmosférica para formar ion nitrato (NO3–) e ion
sulfato (SO42–) que una vez que alcanzan el suelo forman
sales solubles.

De esta manera se solubilizan los cationes del suelo,


provocando el empobrecimiento del suelo en nutrientes.
Esas sales (con los nutrientes quitados al suelo) son
arrastradas fácilmente a los acuíferos y a los ríos,
contaminándolos.
En estos últimos la importante incorporación de
nutrientes así producida, puede dar lugar a un proceso de
eutroficación. Ésta afectará finalmente también a los
embalses, así como a los lagos o mares donde los ríos
desemboquen.
El intenso verde del agua en el estuario del río Potomac es
resultado de una densa floración de cianobacterias.
La contaminación urbana. Los efluentes urbanos, si no hay
depuración o ésta es sólo parcial, aportan nutrientes en dos
formas:

• residuos orgánicos, que enriquecen en elementos


previamente limitantes el ecosistema;
• residuos inorgánicos como el fosfato, empleado como
emulgente en la fabricación de detergentes. Por esta razón las
legislaciones modernas promueven la sustitución del fosfato
en la fabricación de estos productos.
Los detergentes después de ser utilizados en la limpieza
doméstica e industrial son arrojados a las alcantarillas de
las aguas residuales y se convierten en fuente de
contaminación del agua.
Un medio (lago, río, etc.) eutrófico, es aquel rico en nutrientes
que potencia un gran desarrollo de la vegetación y la
degradación progresiva del ecosistema. Concepto opuesto a
oligotrófico (aplicase a los volúmenes de agua dulce que son
pobres en nutrientes vegetales, y, por tanto, improductivos. Son
aguas claras que suelen estar poco oxigenadas).
La eutroficación de un curso o depósito de agua puede
producirse de manera natural, pero las actividades humanas
pueden acelerar en gran medida este proceso, por lo que lo más
habitual es que un lago o río eutrófico esté sucio o contaminado.
Lago eutroficado.
El proceso de eutroficación resulta de la utilización de
fosfatos y nitratos como fertilizantes en los cultivos
agrícolas, de la materia orgánica de la basura, de los
detergentes hechos a base de fosfatos, que son
arrastrados o arrojados a los ríos y lagos son un problema
muy grave para las aguas estancadas cerca de los centros
urbanos o agrícolas.
Durante las épocas cálidas la sobrecarga de estos
productos químicos, que sirven de nutrientes, generan el
crecimiento acelerado de vegetales como algas ,
cianobacterias, lirios acuáticos y lenteja de agua, las cuales
al morir y ser descompuestas por las bacterias aeróbicas
provocan el agotamiento del oxígeno disuelto en la capa
superficial de agua y causan la muerte de los diferentes
tipos de organismos acuáticos que consumen oxígeno, en
las aguas de los lagos y ríos.
Lago eutrófico es aquel de poca profundidad y poco contenido
de oxígeno disuelto pero rico en materias nutritivas y materia
orgánica.

El uso excesivo de los fertilizantes químicos en los campos


agrícolas son fuente de contaminación de las corrientes freáticas
y del agua de ríos y lagos, al ser arrastrados por el agua de riego
y de lluvia.
La solución al proceso de eutroficación provocada a los
lagos y aguas estancadas por el exceso de nutrientes es, a)
el uso de métodos de prevención de la contaminación por
fosfatos y nitratos o por exceso de nutrientes y b)
métodos de control para limpiar las aguas lacustres con
proceso de eutroficación.
Los embalses como ecosistemas eutróficos

Los embalses son ecosistemas eutróficos, ya que tanto por su


carácter reciente como por el régimen de funcionamiento a que
están sometidos, no tienen ni el tiempo ni las condiciones
necesarias para evolucionar hacia sistemas oligotróficos.

Aunque las fluctuaciones ambientales de los embalses pueden


tener un origen muy diferente, su efecto es muy limitado y se
engloban en su mayoría dentro de los procesos de eutroficación.
La diversidad de causas que puede producir una eutroficación
hace que no exista una componente geográfica demasiado clara
en la manifestación de este carácter.

Así puede decirse de manera bastante generalizada que los


embalses que se encuentran en zonas densamente pobladas o
cercanas a la desembocadura del río son algo más eutróficos que
los situados en áreas poco urbanizadas o cercanos al nacimiento
del río.
El uso de abonos y de riegos frecuentes en la cuenca del
río, aumenta la cantidad de fósforo en los sedimentos,
como consecuencia en la represa se tiende a ver una
evolución biológica acelerada. Por otra parte las aves
migratorias que frecuentan las represas enriquecen el agua
con sus deyecciones ricas en fósforo y nitrógeno que
eutrofizan el embalse.
Medidas para evitar la eutrofización

Lo más eficaz para luchar contra este tipo de contaminación es


disminuir la cantidad de fosfatos y nitratos en los vertidos,
usando detergentes con baja proporción de fosfatos, empleando
menor cantidad de detergentes, no abonando en exceso los
campos, usando los desechos agrícolas y ganaderos como
fertilizantes, en vez de verterlos, etc. En concreto:
• Tratar las aguas residuales en EDAR (estaciones
depuradoras de aguas residuales) que incluyan
tratamientos biológicos y químicos que eliminan el
fósforo y el nitrógeno.
• Almacenar adecuadamente el estiércol que se usa en
agricultura.
• Usar los fertilizantes más eficientemente.
• Cambiar las prácticas de cultivo a otras menos
contaminantes.
Así, por ejemplo, retrasar el arado y la preparación de los
campos para el cultivo hasta la primavera y plantar los
cultivos de cereal en otoño asegura tener cubiertas las
tierras con vegetación durante el invierno con lo que se
reduce la erosión.

Reducir las emisiones de NOx y amoniaco.


El mar Báltico, situado al Norte de Europa, tiene algo más
de 100 000 Km2 y recibe los vertidos de un área con una
población de más de 70 millones de habitantes y con un
alto nivel de desarrollo industrial (aproximadamente el
15% de la producción industrial mundial tiene lugar en
este área).
Hasta mediados de los años 1960 sus aguas estaban
relativamente limpias, pero luego se ha ido convirtiendo
en uno de los mares más contaminados del mundo.
Además, el Báltico tiene unas características que lo hacen
especialmente vulnerable a la polución. Una de ellas es la
marcada estratificación de sus aguas.
Su agua es salada, pero recibe grandes cantidades de
agua dulce de los ríos que desembocan en él. Estos dos
tipos de agua no se mezclan suficientemente y se originan
dos capas de agua claramente distintas: una en el fondo,
de aguas más saladas, y otra de aguas menos saladas
colocada encima al ser menos densa. Como el
intercambio entre las dos capas es muy pequeño, la de
abajo tiene muy bajo contenido en oxígeno y cualquier
factor de contaminación que reduzca aun más el nivel de
oxígeno tiene efectos devastadores.
Otro de los factores que hacen muy vulnerable al Báltico
es que es un mar muy cerrado, ya que su única salida es al
Mar del Norte a través de un estrecho canal, por el que
tarda unos 50 años en renovar toda su agua.
Por lo que respecta a la eutrofización, por ejemplo, se
calcula que entran en este mar más de 500 000 toneladas
métricas de nitrógeno y alrededor de 50 000 toneladas de
fósforo al año, procedentes del arrastre de fertilizantes,
aguas residuales no tratadas y contaminación del aire. Esto
supone como unas cuatro veces el nitrógeno y ocho veces
el fósforo que llegaban a principios de siglo y provoca el
crecimiento masivo de algas verdeazules que, cuando
mueren al final del otoño, caen al fondo del mar en donde
se descomponen,
reduciendo drásticamente el nivel de oxígeno en grandes
extensiones del fondo marino. Los científicos estiman que
un 25% del fondo del Mar Báltico son "desiertos marinos".
Distribución de niveles de oxígeno en el fondo de los mares
que rodean Suecia en 1990
CONTAMINACIÓN POR PETRÓLEO

En nuestras sociedades el petróleo y sus derivados son


imprescindibles como fuente de energía y para la
fabricación de múltiples productos de la industria
química, farmacéutica, alimenticia, etc.

Por otro lado, alrededor del 0,1 al 0,2% de la producción


mundial de petróleo acaba vertido al mar. El porcentaje
puede parecer no muy grande pero son casi 3 millones de
toneladas las que acaban contaminando las aguas cada
año, provocando daños en el ecosistema marino.
La mayor parte del petróleo se usa en lugares muy
alejados de sus puntos de extracción por lo que debe ser
transportado por petroleros u oleoductos a lo largo de
muchos kilómetros, lo que provoca espectaculares
accidentes de vez en cuando. Estas fuentes de
contaminación son las más conocidas y tienen
importantes repercusiones ambientales, pero la mayor
parte del petróleo vertido procede de tierra, de
desperdicios domésticos, automóviles y gasolineras,
refinerías, industrias, etc.
Se han ensayado distintas técnicas para limitar o limpiar los
vertidos del petróleo. Pronto se comenzaron a usar
detergentes y otros productos, pero en el accidente del
Torrey Canyon se comprobó que los productos de limpieza
utilizados habían causado más daño ecológico que el propio
petróleo vertido. Actualmente se emplean productos de
limpieza menos dañinos y diferentes técnicas y maquinarias,
como barreras flotantes, sistemas de recogida, etc., que en
algunos casos pueden ser bastante eficaces, aunque no son
la solución definitiva.
Evitar la contaminación es la única solución
verdaderamente aceptable.
Cantidad y origen del petróleo vertido al mar

No es fácil calcular la cantidad y el origen de petróleo que


llega al mar y, de hecho, sólo disponemos de valores poco
exactos. Valores estimados según diversos estudios son:

Año Toneladas vertidas

1973 6.110.000
1979 4.670.000
1981 3.570.000
1983 3.200.000
1985/1989 2.400.000
Entre los estudios que se han hecho destacan los de la
National Academy of Sciences de los EEUU. Publicó su
primer informe en 1975 (datos correspondientes al año
1973) y posteriormente otro en 1985 (con algunas cifras
completadas en 1989). Con datos extraídos de estos
informes, y de otras fuentes, se puede resumir que la cifra
global de petróleo que llega al mar cada año es de unos
3.000.000 toneladas métricas (rango posible entre 1.7 y
8.8 millones de toneladas), y la procedencia de este
petróleo vertido al mar sería:
Por causas naturales 10%

Desde tierra 64% (de ellas un 15 a un 30% por aire )

Por funcionamiento de petroleros 7%


Por accidentes 5%
Por explotaciones petroleo en mar 2%
Por otros buques 12%
Accidentes

El porcentaje vertido por accidentes es de alrededor de un


5% y, aunque en proporción no es la mayor fuente de
contaminación, los desastres ambientales que originan son
muy importantes, porque producen vertidos de masas de
petróleo muy concentradas y forman manchas de gran
extensión. En algunos accidentes se han llegado a derramar
más de 400 000 toneladas, como en la rotura de una
plataforma marina en el Golfo de México, en 1979.
En la Guerra del Golfo, aunque no propiamente por
accidente, sino por una combinación de acciones de
guerra y sabotajes, se vertió aún mayor cantidad. Otros,
como el vertido del Exon Valdez, en 1989, en Alaska,
pueden llegar a costas o lugares de gran interés ecológico
y causar extraordinarias mortandades en pájaros, focas y
todo tipo de fauna y flora.
Principales rutas de transporte de petróleo
El pozo de exploración a 2 millas de profundidad, Ixtoc I, explotó el
3 de junio de 1979 en la Bahía de Campeche de Ciudad del
Carmen, México.
Vertidos de petróleo de más de 140 mil toneladas

Año Accidente Lugar Toneladas vertidas

1991 Guerra del Golfo Golfo Pérsico 816 000

1979 Plataforma Ixtoc I Mexico 476 000

1983 Pozo petrolífero Iran 272 000

1992 Oleoducto Uzbekistan 272 000

1983 Petrolero Castillo de Bellver Sudáfrica 267 000

1978 Petrolero Amoco Cadiz Francia 234 000

1988 Petrolero Odyssey Canadá 146 000

1979 Petrolero Atlantic Empress Caribe 145 000

1980 Pozo petrolífero Libia 143 000

1979 Petrolero Atlantic Empress Barbados 141 000

Otros accidentes conocidos o que han sucedido en España

1967 Petrolero Torrey Canyon Reino Unido 130 000

1994 Rotura de oleoducto Rusia 104 000

1976 Petrolero Urquiola La Coruña 95 000

1992 Petrolero Mar Egeo La Coruña 71 000

1989 Petrolero Exxon Valdez Alaska 37 000


Lavado de tanques

Durante mucho tiempo el lavado de tanques de los


petroleros ha sido una de las prácticas más dañinas y que
más contaminación por petróleo ha producido. Estos grandes
buques hacían el lavado en los viajes de regreso, llenando los
tanques con agua del mar que después vertían de nuevo al
océano, dejando grandes manchas de petróleo por todas las
rutas marítimas que usaban.
En los últimos años una legislación más exigente y un
sistema de vigilancia y denuncias más eficiente, han
conseguido reducir de forma significativa estas prácticas,
aunque, por unos motivos o por otros, los petroleros
todavía siguen siendo un importante foco de
contaminación.
Evolución de las manchas de petróleo

El petróleo vertido se va extendiendo en una superficie


cada vez mayor hasta llegar a formar una capa muy
extensa, con espesores de sólo décimas de micrómetro.
De esta forma se ha comprobado que 1 m3 de petróleo
puede llegar a formar, en hora y media, una mancha de
100 m de diámetro y 0,1 mm de espesor.
Una gran parte del petróleo (entre uno y dos tercios) se evapora.
El petróleo evaporado es descompuesto por fotooxidación en la
atmósfera.
Del crudo que queda en el agua:
• parte sufre fotooxidación;
• otra parte se disuelve en el agua, siendo esta la más peligrosa
desde el punto de vista de la contaminación, y
lo que queda forma el "mousse": emulsión gelatinosa de
agua y aceite que se convierte en bolas de alquitrán
densas, semisólidas, con aspecto asfáltico. Se ha calculado
que en el centro del Atlántico hay unas 86 000 toneladas
de este material, principalmente en el mar de los Sargazos
que tiene mucha capacidad de recoger este tipo de
material porque las algas, muy abundantes en esa zona,
quedan enganchadas al alquitrán.
Una gran parte del petróleo (entre uno y dos tercios) se
evapora. El petróleo evaporado es descompuesto por
fotooxidación en la atmósfera.

Del crudo que queda en el agua:


• parte sufre fotooxidación;
• otra parte se disuelve en el agua, siendo esta la más
peligrosa desde el punto de vista de la contaminación, y lo
que queda forma el "mousse": emulsión gelatinosa de
agua y aceite que se convierte en bolas de alquitrán
densas, semisólidas, con aspecto asfáltico.
Se ha calculado que en el centro del Atlántico hay unas 86
000 toneladas de este material, principalmente en el mar de
los Sargazos que tiene mucha capacidad de recoger este tipo
de material porque las algas, muy abundantes en esa zona,
quedan enganchadas al alquitrán.
Sistemas de limpieza de los vertidos de petróleo

• Contención y recogida: Se rodea el petróleo vertido con


barreras y se recupera con raseras o espumaderas que son
sistemas que succionan y separan el petróleo del agua por:
• centrifugación, aprovechando que el agua es más pesada que
el crudo se consigue que sea expulsada por el fondo del
dispositivo que gira, mientras el petróleo es bombeado por la
parte superior;
• bombeo por aspiración
• adheren
Barrera
La barrera es un obstáculo físico flotante utilizado para
controlar el movimiento del petróleo. Habitualmente, la
barrera es la primera respuesta mecánica que se transporta
al sitio de un derrame. Se utiliza para 1) la detención de las
capas de petróleo con el fin de recogerlas por medio de
"skimmers" o a través de la quema in situ del producto, 2)
desviar o guiar las capas de petróleo hacia un área de acopio
o para alejarlas de recursos susceptibles,.
3) excluir las capas de petróleo de las áreas seleccionadas y
proteger las costas marinas y sitios de recreación, y 4) para
recoger el petróleo después de la aplicación de absorbentes.
Las barreras se fabrican en una gran variedad de modelos,
tamaños y materiales para las diferentes circunstancias de
uso.
Protección de las costas marinas

Tiene por objetivo reducir:

• Los impactos ambientales

• La duración de las operaciones de respuesta

• La generación de residuos
Si los intentos fallan, habrá que utilizar métodos para desviar
las capas hacia zonas menos susceptibles. En esta sección se
discuten varias maneras de mantener el petróleo lejos de las
áreas susceptibles y se identifican las medidas de protección
de las costas marinas.
Agentes dispersantes
A continuación se presentan los aspectos básicos del uso de
los agentes dispersantes.
• El uso de los agentes dispersantes se debe considerar
conjuntamente con otros métodos potenciales y equipo de
respuesta a los derrames, y no como el último recurso.
• Para obtener su efecto máximo, los agentes dispersantes se
deben aplicar lo más pronto posible después de un derrame.
Durante las primeras etapas de un derrame, el petróleo no se
ha degradado y no se ha extendido demasiado, lo cual facilita
la dispersión.
• La decisión sobre el uso o no de agentes dispersantes se
debe tomar después de considerar los efectos potenciales
del petróleo dispersado contra los efectos potenciales de las
capas de petróleo no dispersado. El objetivo debe ser la
reducción del impacto ecológico al nivel general,
maximizando así el beneficio ambiental neto.
• Se recomienda que el Gerente de Respuesta a Emergencias
consulte con los asesores técnicos y organismos reguladores,
quienes pueden aportar opiniones en cuanto a intereses
ecológicos y a las ventajas y desventajas de utilizar agentes
dispersantes en el área en cuestión.
• El uso de los agentes dispersantes requiere planificación de
logística que incluye aeronaves y/o embarcaciones, equipo,
abastecimiento de agentes dispersantes y combustible, una
cantidad adecuada de personal, equipos de protección
personal y la calibración de equipos.
Quema in situ de producto derramado
Hay varias situaciones en las que la quema in situ controlada
del petróleo derramado se puede hacer de forma segura y
eficiente. En los Estados Unidos, la utilización de la quema in
situ de producto derramado ha sido previamente aprobada
en muchas zonas costeras como una opción de respuesta a
los derrames bajo ciertas condiciones. La quema in situ del
petróleo derramado no sustituye a la aplicación de los
agentes dispersantes o a la contención y recogida mecánica
del producto derramado.
Sin embargo, con frecuencia hay situaciones donde la
incineración puede constituir el único medio para eliminar
grandes cantidades de petróleo de forma segura y rápida.

El objetivo es seleccionar el equipo óptimo y las técnicas de


aplicación que resulten en el menor impacto posible sobre el
medio ambiente en general.
"Skimmers"
Los "skimmers" (desnatadores/aspiradores/limpiadores de
superficie) son artefactos mecánicos que retiran físicamente
el petróleo libre o contenido en la superficie del agua. Son
numerosas las clases de "skimmers" pero todos se pueden
clasificar en cuatro categorías basadas en el principio utilizado
para la recuperación del petróleo.
Es frecuente que los fabricantes ofrezcan diferentes tamaños
o modelos del mismo tipo básico de "skimmer" y en muchos
casos se pueden encontrar modelos viejos actualizados con
versiones nuevas. Para un tipo determinado de "skimmer",
los diferentes fabricantes producen dispositivos similares,
cada uno con su propio diseño.
Absorbentes
Los absorbentes se utilizan para recoger pequeñas
cantidades de petróleo por medio de la absorción que es la
penetración del petróleo dentro del material absorbente, y/o
de la adsorción que es la adherencia del petróleo a la
superficie del material absorbente. Para mejorar la recogida,
la mayoría de los absorbentes son tanto oleófilos (que atraen
el petróleo) como hidrófobos (que repelen el agua).
El uso de materiales absorbentes en los derrames grandes
está limitado en general por cinco factores principales:

• La logística de la aplicación y recogida de los absorbentes


en capas de petróleo muy extensas

• La naturaleza especialmente laboriosa de la operación

• Los costos relativamente altos (en comparación con el uso


de "skimmers" pequeños)
• Tasas de recuperación relativamente bajas

• La gran cantidad de residuos sólidos generados

En general, el uso de absorbentes sólo es apropiado durante


las etapas finales de una operación de limpieza o para ayudar
en la recogida de capas de petróleo muy delgadas. Los
absorbentes se pueden utilizar también para derrames
secundarios, así como para proteger o limpiar áreas
susceptibles como los sitios de desove de las tortugas o las
ciénagas, donde está restringido el uso de otros métodos de
limpieza por el daño que puedan ocasionar.
Transferencia
Durante la respuesta a los derrames de petróleo se utilizan
bombas para la transferencia de petróleo, agua, emulsiones y
agentes dispersantes.

Los equipos de transferencia deben ser seleccionados de


forma que se acomoden a las cantidades y tipo de líquidos
que hay que transferir. Aunque para petróleos frescos y no
emulsionados se puede usar una gran variedad de bombas,
las opciones disminuyen cuando las condiciones de
transferencia se dificultan.
Hay que considerar cuidadosamente cada situación específica
de transferencia, particularmente en los casos de operaciones
de recuperación mecánica a largo plazo en las que, con el
tiempo, el petróleo se degrada, aumenta la viscosidad y se
acumulan escombros en el lugar del derrame.
Las bombas se pueden utilizar para descargar petróleo de
barcos averiados (lo que se llama "aligerar") y para transferir
agentes dispersantes de contenedores y los contenidos de
otros recipientes a los sistemas de aplicación.

Algunas bombas no son apropiadas para derrames de


petróleo, por las siguientes razones:

• No tienen cebado automático ni mantienen el cebado si se


utilizan en un "skimmer" y el "skimmer" rueda.
• La capacidad de succión es limitada
Tratamiento de las costas marinas
El objetivo del tratamiento de las costas marinas es acelerar las
operaciones de recuperación en las costas contaminadas con
petróleo al mismo tiempo que se reduce el impacto de las
operaciones de tratamiento. La selección de una técnica
apropiada de tratamiento de las costas marinas está basada en
muchos factores, entre ellos:
• Cantidad y tipo de petróleo derramado
• Tipo de la costa marina
• Susceptibilidad ambiental o cultural
• Logística
• Generación de materiales de desecho/residuos
• Consideraciones sobre seguridad industrial
• Condiciones oceanográficas y meteorológicas
predominantes
• Requisitos reglamentarios
Entrenamiento en el uso correcto de equipo mecánico es
esencial para contratistas y empleados. El entrenamiento es
importante para asegurar la operación segura y evitar
accidentes, mejorar la recuperación de petróleo, y minimizar
la recogida de material limpio, y reducir el impacto del
equipo sobre las costas marinas.
Se efectúa la revisión de cada uno de los métodos físicos de
tratamiento en términos de su utilización primaria, los efectos
físicos y biológicos, y el apoyo logístico necesario incluyendo
equipo, personal y acceso.
Rescate y rehabilitación de la fauna
Existen consideraciones especiales relacionadas con el riesgo
de infección y lesiones durante las actividades de captura y
cuidados de la fauna afectada por el petróleo derramado.
Ésta es una actividad peligrosa y el éxito del programa de
rescate, captura y cuidado de la fauna
contaminada sólo puede ser eficaz si no representa riesgos
innecesarios para las personas. El éxito del programa de
rescate dependerá, así mismo, del nivel de cooperación con
las agencias del gobierno y con las personas encargadas de la
rehabilitación de la fauna.
Manejo de desechos
Una de las principales consideraciones en la respuesta a un
derrame de petróleo es la eliminación de desechos. En
derrames grandes puede generarse tanto material de
desecho como petróleo y en algunos casos hasta más.
El principio fundamental es minimizar la cantidad de
desechos generados a través de una separación prudente de
material contaminado y material no contaminado. Algunas de
las opciones de respuesta a un derrame, tales como el uso de
agentes dispersantes y la quema, pueden reducir de manera
significativa el volumen generado de desechos. Otra buena
práctica también es retirar los derramados escombros de las
costas marinas ANTES que el petróleo derramado las alcance.
Como las labores de respuesta rara vez se llevan a cabo cerca
de instalaciones para el manejo de desechos, se deben
identificar, evaluar y seleccionar opciones para su almacenaje
y eliminación. Las decisiones sobre almacenaje y eliminación
de residuos dependerán del tamaño del derrame, su
ubicación y los requisitos reglamentarios locales o regionales.
Respuesta a derrames en zonas frías
La respuesta en ambientes fríos debe tener en cuenta
características únicas físicas, biológicas, oceanográficas y
atmosféricas en el desarrollo de estrategias y planes de
respuesta apropiados. La temperatura baja puede afectar la
eficiencia y efectividad del equipo y del personal, alterando
la accesibilidad. Además, la presencia de hielo puede
modificar notablemente las decisiones de respuesta que se
utilizarían en climas más cálidos.
MINERÍA
https://www.youtube.com/watch?v=qSEjjCfCJf
I
LA MINERÍA MARINA
Mientras los minerales de extracción continental se ven
agotados y sus precios se incrementan, la búsqueda por
nuevas fuentes de abastecimiento ha puesto los ojos en el
fondo marino. Esta emergente industria alentada por los
avances tecnológicos, se vuelve una amenaza para nuestros
océanos, los que ya estan sufriendo de numerosas presiones,
como ser la sobrepesca, la contaminación y los efectos del
cambio climático.
Las regiones más profundas y remotas de los océanos
albergan una gran parte de la biodiversidad del planeta y son
vitales para nuestra supervivencia en la Tierra. Las
profundidades marinas juegan un importante papel en la
regulación de los procesos planetarios, incluyendo la
regulación de la temperatura y los gases de efecto
invernadero. Estas son fundamentales para la vida marina,
haciendo circular nutrientes y siendo el hábitat de una
asombrosa variedad de especies.
La minería puede devastar los oasis de biodiversidad
del fondo del mar y poner en peligro los organismos
que habitan el lecho marino, debido a los
sedimentos y contaminación derivados de los
metales pesados que sean descargados.
Cobre, manganeso, cobalto, y otros metales, así como tierras
raras pueden hallarse en el lecho marino, por lo que un
creciente número de gobiernos y corporaciones están
desarrollando emprendimientos para la exploración.
Canadá, Japón, Corea del Sur, China y el Reino Unido son
algunos de los países que han recibido la aprobación por
parte de la Autoridad Internacional del Lecho Marino, la que
deliberó desde el 15 al 26 de julio, en su sede en Jamaica.
La minería de las profundidades marinas puede tener serios
impactos en el medioambiente oceánico y afectar también a
comunidades costeras que dependen de la salud del mar. Sólo
el 3% de los océanos están protegidos, y menos del 1% de las
aguas internacionales, haciendo de ellos uno de los lugares
menos protegidos del Planeta. La creciente amenaza de la
minería del fondo marino es un llamado de alerta.
Muchas Instituciones han exigido que no se autoricen
licencias para la minería del fondo marino, y que ninguna
exploración o explotación sea realizada, a menos, y hasta
tanto, todos los diferentes hábitats marinos, biodiversidad
y ecosistemas sean adecuadamente protegidos. Los
gobiernos y la industria interesados en la explotación de los
océanos deben reconocer que junto a los derechos devienen
las responsabilidades; priorizando la sostenibilidad y
protección, y adoptando el principio precautorio antes de
cualquier emprendimiento minero, como única forma de
asegurar que los océanos, parte vital del sustento de la vida
en nuestro planeta, se mantengan saludables.
Los océanos se encuentran en una situación crítica. La
minería de las profundidades marinas es una nueva
amenaza. Los gobiernos deben implementar un acuerdo
para el establecimiento de reservas marinas para proteger
los ecosistemas marinos, tan necesarios para la vida en el
mar, y para la supervivencia de la vida en el planeta.
La minería marina ha sido practicada desde hace miles de
años, sobre todo en cuanto a la extracción de sal y corales de
manera artesanal. Y durante los siglos XIX y XX de manera
industrial, principalmente en el rubro salino. Claro ejemplo
de ello son las salineras de Guerrero Negro, en Baja
California. Pero fue hasta la década de 1980 cuando la
minería marina a gran escala en aguas someras para la
extracción de gran variedad de minerales y, más
recientemente en aguas profundas, se ha vuelto posible,
gracias a los avances tecnológicos;
pero las técnicas empleadas para la extracción son aún
novedosas y han sido escasamente probadas a nivel mundial,
por lo que su aplicación sería una especie de experimento de
laboratorio cuyas consecuencias ambientales son
incalculables.
1. Al barrer el fondo marino para la extracción de los
minerales se altera ese estrato en el cual viven innumerables
especies marinas, las cuales –ante la alteración, por no decir
destrucción de su hábitat– sólo tienen dos opciones: emigrar
y buscar otro espacio –si es que eso es posible– o morir; y en
el caso de especies endémicas eso las puede llevar a la
extinción.
2. Durante la extracción de los minerales se remueve el
fondo marino, lo que genera la agitación de partículas de
diversos sedimentos que por algún tiempo se mezclan con el
agua y se mueven de acuerdo con las corrientes imperantes,
pero en algún momento esas partículas se asentarán
nuevamente, lo que no se sabe es dónde exactamente lo
harán, y al hacerlo pueden sepultar a otros organismos del
fondo marino causando la muerte de los mismos.
En esta segunda vertiente de daños es importante mencionar
que los sedimentos removidos, además, obstruyen la
penetración de la luz solar en el agua y cambian la
oxigenación de la misma, lo que indudablemente afecta las
condiciones que el plancton necesita para subsistir, con lo
que irremediablemente se afecta la cadena alimenticia
marina, lo que incide directamente en algunas ballenas que
se alimentan de estos microorganismos y que frecuentan las
zonas donde se haría la extracción; o simplemente si dichas
partículas quedan en sus rutas migratorias, sin duda afectará
a algunos de los cetáceos que han hecho de estos sitios sus
lugares preferidos.
3. La contaminación del agua marina por los residuos
químicos vertidos al mar tras los procesos de extracción de
minerales, mismos que incidirán en toda especie marina de
la zona y que pueden causar su muerte. Además está la
contaminación causada por los combustibles empleados por
las embarcaciones y la maquinaria para la extracción minera.
Asimismo, a nivel sonoro, se tiene la contaminación por
ruido, el que sin duda será generado por las embarcaciones y
la maquinaria (removedoras, excavadoras, dragas y demás
equipo empleado para la extracción de sedimentos).
La afectación del ruido sobre las especies locales puede
hacer que éstas abandonen la zona. Además, la
contaminación sonora puede incidir en aquellas especies
migratorias como ballenas, tiburones y tortugas, incluso
cuando estos animales no transitan directamente en la zona
de extracción, con lo que se tiene el riesgo de que estos
viajeros modifiquen sus rutas migratorias.
Las tres vertientes mencionadas sobre los daños que puede
causar la minería marina son muy generales y abarcan pocos
aspectos del gran impacto que esta actividad puede causar al
medio marino, pero sin lugar a dudas generarán grandes
afectaciones en actividades como la pesca y el turismo. En
cada una de las vertientes señaladas, los daños directos e
indirectos inciden finalmente en todos los organismos que
viven y dependen del hábitat marino, incluido el hombre.
Un buen ejemplo del riesgo que conlleva la minería marina
se puede advertir en el caso de los daños ambientales que se
espera se desencadenen por la extracción de fosfatos del
fondo marino somero en Namibia, extracción que pretende
ser llevada a cabo por las compañías Namibian Marine
Phosphate y LL Namibia Phosphates, y que en un principio
contaron con la anuencia del gobierno de ese país. Sin
embargo, éste ha dado un viraje en su postura y ha retrasado
el inicio de los trabajos de extracción, los que eventualmente
podrían ser cancelados debido a los daños irreversibles que
se calcula causarían al ecosistema marino
(www.nuestromar.org/noticias/...).
La situación en Namibia es una llamada de atención para
evitar la entrada en operación de las mineras marinas a la
Península de Baja California, pues independientemente del
cuidado que tuvieran al realizar la extracción de fosfatos, o
de las normas y códigos que juren observarán, sin duda
causarán algún grado de daño al ambiente marino. Lo
contradictorio es que son nuestras máximas autoridades las
que, en vez de regular el manejo del medio ambiente y sobre
todo protegerlo, están dando entrada a nuestro países a la
minería marina.
En el marco del Taller de Divulgación de Oportunidades para
México en la Minería de los Fondos Marinos Internacionales
y en la Exploración del Océano Profundo, llevado a cabo en
noviembre de 2013, el secretario de Relaciones Exteriores,
José Antonio Meade, señaló que “se requiere elaborar un
marco jurídico respetuoso del medio ambiente y de los
derechos de quienes quieran explorar y explotar el fondo
marino, así como desarrollar los conocimientos científicos y
técnicos para hacerlo de manera eficiente, liderazgo de las
autoridades y capital privado para hacer que estas
aventuras resulten rentables”
Estoy completamente de acuerdo con Meade en que la
“aventura” de la explotación del fondo marino será rentable,
pero sólo en la cuestión económica (y en este sentido,
únicamente para los capitales privados). En efecto, es una
“aventura” que tendrá un alto costo ecológico y social. Si el
gobierno mexicano no ha sido capaz de regular y armonizar
ecológicamente la extracción minera terrestre, que ha traído
nefastas consecuencias medioambientales y sociales, es
inimaginable que lo haga en el fondo marino, donde
simplemente la vigilancia de las actividades de extracción
será prácticamente imposible para las autoridades, si es que
las mismas están interesadas en realizarla.
Baja California Sur cuenta con una amarga experiencia de la
explotación de sus fondos marinos para la extracción de
perlas durante los siglos XIX y XX, por supuesto llevada a
cabo en su mayoría por parte de compañías extranjeras, las
cuales en el papel se comprometieron con el gobierno
mexicano, primero de Porfirio Díaz y después de gobernantes
subsecuentes, a observar algunas mínimas reglas de
conservación natural y de beneficio social, las cuales
obviamente no cumplieron. Como consecuencia llevaron al
Golfo de California a una situación ecológica nefasta y a la
casi total extinción de las ostras productoras de perlas.
El primer proyecto de minería
submarina del país (MÉXICO) podría
ser en BCS.

Hace unos días ingresó a evaluación de impacto ambiental


ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales
(Semarnat) un proyecto de minería submarina que pretende
extraer 350 millones de toneladas de arena fosfática del
fondo del mar, que es el equivalente a llenar 264 veces el
estadio Azteca (2014).
Para realizar esta actividad, la empresa Odyssey Marine
Explorations pretenden utilizar una draga submarina en el
Golfo de Ulloa, frente a Puerto Chale y San Carlos en BCS,
para succionar una extensión similar a un cuarto de la
superficie del municipio de Los Cabos (91 mil ha) en un lapso
de 50 años.
Don Diego, como fue bautizado el proyecto “en honor” a
Diego Hurtado de Mendoza, primo hermano de Hernán
Cortés, recordado por haber realizado las primeras
exploraciones de las costas del Pacífico mexicano “buscando
someter nuevos reinos”, es el primer proyecto en su tipo a
nivel nacional, y pretende incursionar en la producción de
fosfato, materia prima para el mercado de los fertilizantes y
otros productos. Fosfato que puede ser vendido en México o
se puede exportar, eso no lo sabemos pues está fuera del
alcance de la Manifestación de Impacto Ambiental.
¿Qué implicaciones podría traer si se aprueba este proyecto?
El fondo marino es un ecosistema de enorme riqueza
biológica, frágil y de múltiples interconexiones ecológicas.
Por su parte, la minería es una de las actividades con mayores
impactos negativos e irreversibles en el ambiente. Un
proyecto de esta magnitud pudiera tener graves
consecuencias en todo el ecosistema, debido a que el
dragado del proyecto consiste en remover 6 metros del lecho
marino con todo y los organismos que habitan en este, para
obtener el mineral y regresar millones de toneladas de
sedimentos que serán suspendidos en la columna de agua,
los cuales afectarían a la vida marina.
Don Diego se plantea en una zona que es de vital
importancia para las tortugas caguamas, y para mamíferos
marinos como la ballena gris, ambas especies en riesgo. Se
sabe que el tipo de draga que pretenden utilizar, en otras
partes del mundo succiona tortugas, y a pesar de que se
están proponiendo adecuaciones a la draga, no se sabe en
realidad que tan efectivas serán estas medidas al ser
implementadas en un “hotspot” importante a nivel mundial
de tortugas.
En cuanto a los mamíferos marinos la principal afectación
vendría del ruido producido por la draga y el motor de las
embarcaciones así como la posible colisión de las ballenas
con estas. Tanto el ruido submarino como los impactos de
ballenas con embarcaciones son reconocidos como un
problema grave por el comité científico de la Comisión
Ballenera Internacional (CBI), de la cual México es parte. Se
sabe que el ruido marino, además que así está escrito en los
anexos del proyecto, afectaría el comportamiento de las
ballenas jorobadas y grises. Siendo esto de gran
preocupación al hacer estas actividades en la ruta de tránsito
de la ballena gris.
Así mismo, las preocupaciones no sólo han venido del sector
ambiental, sino también por parte de las cooperativas
pesqueras como la de Puerto Chale y por parte del presidente
municipal de Comondú, Venustiano Pérez Sánchez. Por su
parte los pescadores ya solicitaron a la Semarnat la consulta
pública del proyecto, que ya fue autorizada pero todavía falta
la reunión pública de información, evento que esperemos la
autoridad convoque en las próximas semanas probablemente
en Ciudad Constitución.
El sector pesquero ha expresado su preocupación desde que
vieron hace unos meses una gran embarcación en su zona de
pesca haciendo exploración submarina y estudios relativos a
la MIA. Esta preocupación es fundada ya que el dragado y la
resuspensión de sedimentos en el agua puede afectar a los
recursos pesqueros y por lo tanto al ingreso económico de
los pescadores, de hecho el 42 por ciento de la actividad
pesquera en el estado de Baja California Sur, se ubica en la
región del Golfo de Ulloa. Además que el proyecto
básicamente operaría en altamar promoviendo solo unos
cuantos empleos en el municipio.
Cabe señalar también que Los consultores encargados de
realizar los estudios de impacto ambiental son QV Gestión
Ambiental, empresa a cargo de Martín de la Cruz Quijano, ex
funcionario de Semarnat durante la administración del
polémico director de impacto y riesgo ambiental, Ricardo
Juárez, investigado por la Secretaría de la Función Pública y
destituido de sus funciones en el gobierno de Felipe
Calderón.
Por otra parte, si la Semarnat aprobara el proyecto, el
dragado lo realizaría Dragamex, empresa que ha tenido
accidentes en el puerto de Altamira, Veracruz, y que fue
vetada por el gobierno federal para evitar se celebren
contratos con la administración pública federal (DOF
05/07/2004). ¿Podemos imaginar a Dragamex operando en
altamar y cumpliendo, de ser aprobado el proyecto, con las
condicionantes del permiso otorgado por Semarnat? Difícil
de saber.
Así por lo pronto el proyecto se encuentra en evaluación de
impacto ambiental en la Semarnat; y al menos tenemos
conocimiento que el gobierno del estado, el ayuntamiento de
Comondú, así como el Centro Regional de Investigación
Pesquera en La Paz preparan sus dictámenes. ¿En qué
sentido se pronunciarán? no lo sabemos todavía.
La extracción minera del fondo oceánico comprende las
perforaciones en busca de petróleo y gas, la demolición de
los arrecifes coralinos y el dragado del lecho del mar para
obtener diversos minerales. Mientras que la industria del
petróleo y gas lleva más de 60 años firmemente instalada en
mar abierto (en la actualidad, casi un tercio del petróleo
mundial tiene este origen), la mayoría de las extracciones en
el lecho marino todavía no han dado sus primeros pasos, al
resultar más caras que las ubicadas en tierra.
No obstante, esta situación podría cambiar en los próximos
años. El ritmo de producción de los yacimientos terrestres ha
decrecido en algunos casos de manera significativa. Por
ejemplo, la producción mundial de oro se ha ido reduciendo
en los últimos años debido al agotamiento de las principales
minas mundiales, siendo las caídas más fuertes en Canadá,
Sudáfrica y Australia. Por el contrario, la demanda de este
preciado metal no deja de crecer, y los expertos consideran
que el desarrollo económico de Asia y China incrementará
aún más dicha demanda, y con ello, los precios.
Por ello, empiezan a surgir buscadores de fortuna
convencidos de que en el fondo marino yace el nuevo
Dorado. En este sentido, empresas como la australiana
Nautilus Minerals o la británica Neptune Minerals quieren
empezar a abrir brecha. Su objetivo principal se encuentra en
las apagadas fumarolas marinas, fisuras entre la unión de
placas tectónicas por las que fluye agua caliente y en donde
se sabe que hay gran cantidad de minerales y metales como
oro, plata, cobre o zinc.
Nautilus Minerals está explorando la costa de Papúa (Nueva
Guinea) y pretende comenzar a producir en 2009. Por su
parte, Neptune Minerals está haciendo lo propio en aguas
neozelandesas. El responsable de Nautilus Minerals, David
Heydon, estima que su empresa será capaz de producir entre
300 y 500 mil onzas de oro, y 100 a 200 mil toneladas de
cobre, sin olvidarse de la plata y zinc del yacimiento.
Asimismo, Heydon afirma que hay potencial para encontrar
concentraciones de mineral mucho más altas que en minas
terrestres.
Para ello, ha desarrollado un sistema de extracción basado
en un gran robot subacuático taladrador que tritura el fondo
marino. El material es extraído a la superficie a través de una
enorme tubería, succionado por potentes bombas.
Posteriormente, es depositado en un barco especial,
construido por una compañía dragadora belga, Jan de Nul,
capaz de almacenar hasta 24.000 toneladas de roca molida.
No obstante, por el momento, la empresa de Heydon emplea
un barco de menor capacidad, al encontrarse en fase de
exploración.
Algunos expertos recalcan los inconvenientes
medioambientales y técnicos de estos sistemas. Rod M. Fujita,
ecólogo marino de la organización "Defensa Medioambiental"
destaca que la perforación del fondo marino puede levantar
enormes nubes de polvo y arena. Este "smog marino", como
lo ha denominado, podría provocar la muerte de gran
cantidad de vida marina, al ser ingerido por los seres vivos o al
reducir la cantidad de luz proveniente de la superficie,
dificultando así la fotosíntesis de la flora submarina.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la
Agricultura y la Alimentación (FAO), si los sistemas de
extracción de los diversos tipos de fondo marino se
generalizan, y sobre todo, si algunos de los procesos
industriales se hacen en el mar, las consecuencias negativas
para las pesquerías pueden resultar importantes. Al igual que
el experto de la organización Defensa Medioambiental, la
FAO subraya la turbidez creada por la descarga de roca
residual.
Con el rápido desarrollo oceánico y la creciente exploración
mineral en el océano Índico, China está ávida por cooperar
con India en la minería de los fondos marinos, según la
Asociación de Recursos Minerales del Océano de China.

“China e India son países en desarrollo y contratistas de la


Autoridad de los Fondos Marinos Internacionales (ISA por sus
siglas en inglés), así que tenemos mucho en común y muchas
oportunidades para una mayor cooperación? dijo He Zongyu,
subdirector de la asociación.
En 2011, China firmó un contrato con ISA para un área de
exploración de sulfuros polimetálicos de 10.000 kilómetros
cuadrados en el suroeste del océano Índico.
China también firmó dos contratos para zonas de exploración
en el océano Pacífico, sin embargo los ricos hallazgos en el
océano Índico hacen de esta área el enfoque para el trabajo
futuro de China.
El sumergible tripulado Jiaolong de China terminó una
exploración de 118 días en el océano Índico en marzo y
descubrió varias fuentes hidrotermales− fisuras en las
profundidades marinas que emiten agua caliente.
Sus hallazgos pueden ayudar investigar los recursos y
ambientes de los depósitos de sulfuro en el fondo marino que
contiene varios metales
CONTAMINACIÓN POR PLÁSTICOS
La contaminación por plásticos, en especial en mares y
océanos, es un problema de ida y vuelta: lo que tu tiras
le llega a otros, y lo que te llega a ti lo han tirado en otro
sitio.
Son miles las toneladas de plástico de diversos tamaños lo
que contaminan nuestros océanos y que tienen un efecto
devastador sobre la fauna marina y las aves. El ser humano,
al estar en la cúspide de la pirámide trófica, no está exento
de los peligros que comporta esta grave contaminación. Si no
te has dado cuenta todavía, nos afecta y mucho.
La Organización Mundial de la Salud y PNUMA han
declarado conjuntamente que la disrupción endocrina (uno
de los efectos del plástico) es una crisis global. Un grupo
internacional de 10 científicos ha solicitado que los gobiernos
declaren el plástico como residuo peligroso
El plástico tarda cientos de años en descomponerse en el
medio ambiente, hasta 1.000 años según el tipo de plástico.
Utilizar masivamente un material tan duradero para objetos
desechables es un error de consecuencias catastróficas a
nivel global.
Los plásticos que entran en contacto con los alimentos
envenenan a los seres humanos

Algunos de los aditivos tóxicos del plástico, como el potente


disruptor endocrino bisfenol A, contaminan la sangre de
más del 90% de la población, incluidos los niños recién
nacidos.
El plástico en el medio ambiente se va fragmentando en
trocitos cada vez más diminutos que atraen y acumulan
sustancias tóxicas

Estos fragmentos contaminan ya todos los mares y costas


del planeta y están presentes en prácticamente todos los
ecosistemas. Los fragmentos de plástico son ingeridos por
animales, incluso por seres microscópicos como el plancton,
contaminando la cadena alimentaria de la que dependemos.
El reciclaje de los plásticos no es una solución sostenible

La gran mayoría de los desechos plásticos recogidos para


reciclar en realidad son exportados a países pobres,
incinerados, convertidos en objetos no reciclables, o
arrojados directamente al vertedero.
La verdadera solución es rechazar el plástico de usar y tirar

La contaminación por plásticos no es un problema solo de


gestión de residuos, sino de mal diseño. La solución es
ponerle fin a nuestra adición a los plásticos de usar y tirar. El
mal llamado reciclaje de plásticos no funciona, y los mal
llamados plásticos ecológicos crean tantos problemas como
los que resuelven.
Ante este problema, ¿qué podemos hacer?

• Reducir el consumo de plástico


• Mejorar la gestión del reciclaje, tanto a nivel industrial
como individual
• Gestionar el uso que hacemos a diario del plástico
¿Qué enfermedades están asociadas a los aditivos tóxicos del
plástico?
• Cáncer: Cáncer de mama, útero, ovarios, vagina y cérvix,
cáncer del cerebro y sistema nervioso, leucemias, cáncer
de pulmón y del sistema respiratorio, cáncer de próstata y
testículos, cáncer de hígado y de riñón, linfomas…
• Infertilidad, abortos espontáneos, quistes uterinos
• Pubertad precoz en niñas
• Deformaciones del pene en niños, hipospadias
• Hiperactividad, deficiencia de atención, parkinson
• Autismo
• Enfermedad cardiovascular
• Obesidad
• Diabetes
Es decir, casi todas las dolencias que han ido
sospechosamente en aumento en las dos últimas décadas.
La composición de muchos plásticos es un secreto industrial
hay más de 80.000 tipos de plástico registrados , la mayoría
protegidos por patentes que convierten su composición en
un secreto industrial total o parcialmente.
Hasta más del 50% del peso del plástico se debe a decenas
de aditivos que le otorgan sus propiedades
(dureza, flexibilidad, rigidez, color, etc.).
Hay cientos de estudios científicos que demuestran que
aditivos comunes del plástico son muy peligrosos para la
salud. Entre ellos destacan los bisfenoles, los ftalatos, el
cloruro de vinilo, el estireno, los retardadores de llama y los
metales pesados.
Algunos de estos tóxicos son disruptores endocrinos. Esto
significa que imitan el comportamiento de las hormonas.
Incluso concentraciones pequeñísimas (partes por billón)
pueden producir mutaciones graves a nivel celular en ambos
sexos. Los fetos y los niños son especialmente sensibles a la
disrupción endocrina.
La Organización Mundial de la Salud y el Programa de las
Naciones Unidas para el Medio Ambiente han declarado
que los disruptores endocrinos son una amenaza global
para las personas y el planeta.
Varios países han prohibido algunos aditivos peligrosos del
plástico, como el bisfenol A. Como respuesta, la industria del
plástico ha reemplazado los aditivos prohibidos con otros
“alternativos”. El problema es que muchos de estos nuevos
aditivos o bien tienen efectos desconocidos, o ya existen
estudios que indican que pueden ser iguales o peores, como
el bisfenol S (alternativa legal al bisfenol A). El secretismo en
torno a las formulaciones de estos plásticos está generando
controversia, demandas judiciales y preocupación en los
ciudadanos.
En caso de duda lo mejor es evitar el plástico por
precaución, siempre que se pueda.
Effects of Human and Wildlife Exposure to Hormone-Disrupting Chemicals ,
Naciones Unidas (OMS+UNEP) 2013
Texto abreviado del informe de OMS+UNEP aquí.
Centro para el estudio de los disruptores endocrinos, Universidad de Missouri
The Endocrine Disruption Exchange
Our Stolen Future (Nuestro futuro Robado), libro y web sobre disrupción
endocrina
Plastic, a Toxic Love Story, por Susan Freinkel
Prenatal Origins of Cancer, en TEDX
Introduction to Hormone Disrupting Chemicals
Most Plastics Leach Hormone-Like Chemicals, en National Public Radio, EEUU
Ftalatos en el material escolar, por la UE.
Los plásticos y los bebés: ftalatos y bisfenol A. Nacersano.org
Conatminación por ftalatos, Revista Eroski Consumer
Corporations replace BPA with other DNA damaging substances Sobre el peligro
de los plásticos “sin BPA”
BPA Alternatives Just as Bad, Outside Magazine, Sobre el peligro de los plásticos
“sin BPA”
Toxic Chemical BPA Under Attack, But Alternatives May Not Be Safer, Experts Say,
Huffington Post
Even BPA Free Plastic Not Always Safe, Discovery News
Bisfenol A (BPA) – Estado actual de los conocimientos y medidas futuras de la OMS
y la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura
) (PDF — 121 KB)
https://www.youtube.com/watch?v=3GBEdbui
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METALES PESADOS
¿Qué son los metales pesados?
Trataremos de dar una definición más o menos
exacta. Los metales pesados son sustancias
propias de la naturaleza de peso molecular alto,
muy difundidos y en muchos casos muy útiles,
como por ejemplo, el plomo que se utiliza mucho
para tubería, y el cadmio. Hablando ya de la
contaminación, los metales pesados tienen
efectos en la salud y afectan diferentes órganos.
Esa sería una definición más o menos general.
¿Cuales son las principales fuentes de contaminación y
generación de estos metales pesados?

Hay que seguir el proceso natural, es decir donde están


distribuidos y donde están concentrados. El más importante
por su abundancia es el plomo que está presente en las
cañerías de plomo, que actualmente ya no se usan y han sido
reemplazadas por las plástico, sin embargo, muchas de las
instalaciones de la ciudad tienen todavía cañerías de plomo,
entonces el agua al pasar por la cañería de plomo va
desprendiendo partículas y poco a poco va contaminando,
esa es una fuente.
Otra fuente es la pintura de plomo que se usa en las
artesanías, especialmente en utensilios de cocina, entonces,
al momento de comer, se desprende el plomo de la pintura y
se introduce al organismo. Una tercera fuente es la gasolina
que antes se la usaba con plomo ahora ya se lo ha eliminado.
¿Qué efectos tiene respecto a la salud esta contaminación
por metales pesados?

Cada metal y cada elemento químico contaminante tienen


un mecanismo de acción y un lugar de acumulación
preferido. El más conocido es el plomo que afecta varios
sistemas, por ejemplo en el sistema nervioso llega a dañar a
las neuronas especialmente las del cerebro. El plomo afecta
también a la medula ósea y otro lugar donde es frecuente
encontrarlo es el riñón, específicamente en sistema tubular
de las nefronas.
Otro metal pesado es el cadmio que también afecta al riñón
y otro que no es exactamente un metal pero es un
contaminante es el arsénico que tienen efecto directo en las
mitocondrias. Los daños en si son muy diversos dependiendo
de cada metal, pero en general se puede decir que hay lesión
celular. La intoxicación por plomo puede simular otras
enfermedades, como por ejemplo la esclerosis, que es una
enfermedad incurable muy complicada en cuanto a sus
síntomas, y la intoxicación por plomo puede simular y afectar
al sistema nervioso con la misma sintomatología, como
parestesias, paresias, fatiga, etc.
y puede producir en general una disfunción, luego algo
importante del plomo es que se lo ha relacionado
últimamente con la generación de conductas antisociales, y
también hay una relación con retardo mental y pérdida de
habilidades cognitivas. En cuanto al riñón, los metales
pesados a la larga van a producir daño renal que puede llegar
hasta una insuficiencia renal.
¿Cuáles son los efectos respecto al medio ambiente?

Son bastantes graves y hablando específicamente, cambia la


alcalinidad del suelo, obviamente, depende mucho de la
concentración. También contaminan el agua y los cultivos. En
estos si es una cantidad excesiva de plomo se pueden
producir algunas alteraciones en las plantas, también degrada
el suelo, lo cual disminuye su productividad, si la
contaminación es excesiva, puede llegar a producir
desertificación.
A nivel de los ríos y lagos, también afecta principalmente la
fauna. El problema de la contaminación del medio ambiente
por metales pesados es que su efecto es silencioso, no se ve,
y cuando nos damos cuenta del daño que producen, ya es
tarde y sobre todo que son peligrosos para la salud.
Felizmente se están tomando medidas, aunque ha costado
mucho que algunos países industrializados apliquen estas.
¿Cómo se eliminan del cuerpo estos metales pesados,
como ser el plomo el cadmio?

Ese es el problema de los metales pesados: que nos se


eliminan y si se eliminan es en muy baja escala, entonces,
este efecto es más bien acumulativo, y se van adquiriendo y
acumulando en ciertas partes, como son metales pesados
justamente, de peso molecular muy alto, no son
metabolizados para empezar y los que están diluidos en la
sangre, siempre se encuentran en alguna parte dañando,
pueden llegar a eliminarse por el riñón y por otras vías. Si la
contaminación es muy alta se acumula en el pelo, lo vuelve
quebradizo.
¿Cuáles son las medidas sanitarias para controlar la
contaminación de estos metales pesados?

Lamentablemente, si el agua está contaminada, y la gente


tiene que bañarse, tomar el agua, etc., no se puede evitar el
contacto con los metales pesados, es decir que no hay una
medida directa como por ejemplo hervir el agua en el caso
de contaminación bacteriana, así que es imposible tomar una
medida directa, pero sí se puede prevenir evitando que los
metales lleguen al agua y al suelo.
Es necesario entonces controlar las fuentes de
contaminación con metales pesados; prevenir que estos se
difundan en el medio ambiente evitando que los desechos
que contienen metales pesados lleguen a él. En concreto las
medidas sanitarias son principalmente de prevención:
identificar las fuentes de contaminación, controlar la difusión
a partir de estas, tratar de no incluir en los procesos
industriales materia prima que contenga metales pesados, y
otras parecidas. Si ya existen suelos y aguas contaminadas, se
deben aplicar algunas medidas que se llaman de
remediación.
¿Cuáles son los síntomas, signos cuando la persona esta
contaminada por estos metales?

Depende mucho de los niveles de intoxicación. Con plomo


por ejemplo que es el más estudiado, su presencia en el pelo
indica un grado de contaminación muy alta. Como afecta al
sistema nervioso se presentan cambios sutiles como cambios
de conducta que pueden ser atribuidos a otros factores
como la escuela, el ambiente familiar, etc. La intoxicación por
plomo es una enfermedad muy difícil de sospechar y por
tanto de diagnosticar.
Tal vez algo que es muy importante es que el plomo afecta al
niño produciendo un bajo rendimiento escolar. Cuando se
consulta, sobre esto, se piensa que es por el profesor, por la
nutrición, por su ambiente familiar por su ambiente en el
colegio, etc., pero difícilmente se pensará en el plomo.
¿Cuál es actualmente tratamiento que se está utilizando?

Hay algunos tratamientos pero es muy difícil de sacar del


cuerpo. Se puede tratar con sustancias que se llaman
quelantes, que son sustancias que van ha ir a capturar el
plomo para luego ser eliminados; ese es el único tratamiento
directo. Obviamente también se trata la sintomatología o los
daños que hayan producido los metales pesados,
dependiendo de donde haya sido éste. Por ejemplo, si hay un
daño severo en el riñón, el tratamiento no es sacar el plomo,
sino será realizar un trasplante dependiendo del grado del
una daño renal.
¿Y como se realiza el diagnóstico?

Las pruebas principales son la medición de la concentración


del metal en sangre, mediante una prueba química. Uno de
los métodos es la detección del plomo mediante la absorción
atómica, pero es un procedimiento caro. Esa misma
detección se puede realizar en el pelo.
No todos los metales de densidad alta son especialmente
tóxicos en concentraciones normales (algunos de ellos son
necesarios para el ser humano). No obstante hay una serie de
metales pesados más conocidos por su tendencia a
representar serios problemas medioambientales el mercurio
(Hg), el plomo (Pb), el cadmio (Cd) y el talio (Tl), así como el
cobre (Cu), zinc (Zn) y cromo (Cr). En ocasiones se incluye al
hablar de contaminación por metales pesados a otros
elementos tóxicos ligeros como el berilio (Be) o el aluminio
(Al), o algún semimetal como el arsénico (As).
La peligrosidad de los metales pesados reside en que no
pueden ser degradados (ni química, ni biológicamente) y,
además, tienden a bioacumularse y a biomagnificarse (que
significa que se acumulan en los organismos vivos
alcanzando concentraciones mayores que la que alcanzan en
los alimentos o medioambiente, y que estas concentraciones
aumentan a medida que ascendemos en la cadena trófica),
provocando efectos tóxicos de muy diverso carácter. En el ser
humano se han detectado infinidad de efectos físicos
(dolores crónicos, problemas sanguíneos, etc) y efectos
psíquicos (ansiedad, pasividad, etc).
Fuentes emisoras de metales pesados:
• Grandes Instalaciones de Combustión
• Transporte
• Cementeras
• Instalaciones de incineración e incineración de residuos
• Minería
• Pétroleo
• Pesticidas
Entre los metales más contaminantes destacan el plomo y el
mercurio, seguidos por el berilio, el bario, el cadmio, el
cobre, el manganeso, el níquel, el estaño, el vanadio y el cinc.
La actividad industrial y minera arroja al ambiente metales
tóxicos como plomo, mercurio, cadmio, arsénico y cromo,
muy dañinos para la salud humana y para la mayoría de
formas de vida. Además, los metales originados en las
fuentes de emisión generadas por el hombre, incluyendo la
combustión de nafta con plomo, se encuentran en la
atmósfera como material suspendido que respiramos.
Por otro lado, las aguas residuales no tratadas, provenientes
de minas y fábricas, llegan a los ríos, mientras los desechos
contaminan las aguas subterráneas. Cuando se abandonan
metales tóxicos en el ambiente, contaminan el suelo y se
acumulan en las plantas y los tejidos orgánicos.
La peligrosidad de los metales pesados es mayor al no ser
química ni biológicamente degradables. Una vez emitidos,
pueden permanecer en el ambiente durante cientos de años.
Además, su concentración en los seres vivos aumenta a
medida que son ingeridos por otros, por lo que la ingesta de
plantas o animales contaminados puede provocar síntomas
de intoxicación. De hecho, la toxicidad de estos metales ha
quedado documentada a lo largo de la historia: los médicos
griegos y romanos ya diagnosticaban síntomas de
envenenamientos agudos por plomo mucho antes de que la
toxicología se convirtiera en ciencia.
A pesar de las abundantes pruebas de estos efectos nocivos
para la salud, la exposición a los metales pesados continúa y
puede incrementarse por la falta de una política
consensuada y concreta. El mercurio todavía se utiliza
profusamente en las minas de oro de América Latina. El
arsénico, junto con los compuestos de cobre y cromo, es un
ingrediente muy común en los conservantes de la madera. El
aumento del uso del carbón incrementará la exposición a los
metales porque las cenizas contienen muchos metales
tóxicos que pueden ser aspiradas hasta el interior de los
pulmones.
Los metales pesados se encuentran en forma natural en la
corteza terrestre. Estos se pueden convertir en
contaminantes si su distribución en el ambiente se altera
mediante actividades humanas. En general esto puede
ocurrir durante la extracción minera, el refinamiento de
productos mineros o por la liberación al ambiente de
efluentes industriales y emisiones vehiculares; en este caso
se encuentra asociada al desarrollo industrial de actividades
como la fundición de cobre, producción de cemento,
refinación de petróleo, explotación minera, termo
generación eléctrica, industria química y trabajo portuario, a
lo que se suma un creciente parque automotriz.
El metaloide más utilizado en actividades mineras en la
extracción de oro, plata y cobre es el mercurio; puede
trasladarse a grandes distancias una vez que es emitido a la
atmósfera puede asentarse en medios acuáticos
transformándose en metilmercurio (Potente neurotóxina) La
ingestión de alimentos contaminados (sobre todo pescado y
mariscos) representan el mayor riesgo de intoxicación debido
a su biotransformación y magnificación biológica a través de
la cadena trófica.
El envenenamiento agudo por mercurio se caracteriza por
trastornos de la función intestinal y renal, y el crónico por
alteraciones del sistema nervioso central; las exposiciones
leves están caracterizadas por pérdida de la memoria,
temblores, inestabilidad emocional (angustia e irritabilidad),
insomnio e inapetencia. A exposiciones moderadas, se
observan desórdenes mentales más importantes y
perturbaciones motoras, así como afecciones renales. Las
exposiciones breves a altos niveles de vapor de mercurio
pueden producir daños pulmonares y la muerte.
Las personas pueden verse expuestas al arsénico a través de
la ingestión de alimentos y el agua, sobre todo en ciertas
zonas; en aguas subterráneas entran en contacto con
minerales que contienen arsénico. El Arsénico es muy tóxico
y causa daños al sistema neurológico, al sistema
cardiovascular y está ligado a diversos tipos de cáncer como
el de piel. La intoxicación crónica por arsénico puede
manifestarse por la aparición de llagas y un aspecto leproso.
Inhalar arsénico aumenta las posibilidades de desarrollar
cáncer pulmonar. Una dosis superior a los 65 miligramos
suele provocar una muerte violenta.
Las principales utilizaciones del cadmio en el medio laboral
son las aleaciones con otros metales, fabricación de
acumuladores eléctricos, pigmentos y como estabilizante en
la industria del plástico. Los alimentos pueden ser una fuente
contaminante. El cadmio se encuentra presente en suelos
contaminados, en algunas tuberías antiguas, en algunas
pinturas (sobre todo de color rojo, amarillo y naranja) y en
algunos plásticos. El cadmio puede ser adquirido por comer
polvo contaminado, por el uso de utensilios de plástico en la
alimentación, por inhalar humo de tabaco y por ingerir agua
contaminada.
Es dañino en dosis muy pequeñas. El envenenamiento por
cadmio produce osteoporosis, enfisema pulmonar, cáncer de
pulmón, cáncer de próstata, hipertensión, diversas
cardiopatías y retraso en la habilidad verbal de los niños.
Es uno de los metales más tóxicos existentes. Normalmente
se encuentra en minas de zinc y se emplea especialmente en
pilas.
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