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28.- Posteriormente, a fines del siglo XIX e inicios del siglo XX aparecieron
tímidamente las primeras leyes con un sentido protector del trabajador,
estimándolo un contratante débil lo que ameritaba un estatuto protector. Así, en
el año 1906 se dictó la ley Nº 1838 de 20 de febrero de dicho año sobre
habitaciones obreras, en 1907 la ley sobre descanso dominical y en el año
1916 se promulgan los textos legales sobre accidentes del trabajo y salas
cunas.
30.- El panorama legislativo cambió con las 7 leyes del año 1924, sumado a la
aprobación de la Constitución Política de la República del año 1925, que
recoge primariamente el llamado fenómeno de la “Constitucionalización del
Derecho del Trabajo”, aunque tímidamente, al incorporarse algunas cláusulas
laborales como el artículo 10 Nº 4 sobre la protección del derecho del trabajo,
contribuyendo a la aparición de esta nueva disciplina, lo que se consolida con
la primera codificación. La recepción de cláusulas laborales en la Constitución
da inicio al denominado fenómeno de la Constitucionalización del derecho y al
nacimiento de las llamadas constituciones sociales o modernas ( Queretaro,
México, 1917, y Weimar, Alemania,1919, plasmando el naciente estado social
de derecho).
31.- El 6 de febrero de 1931, durante el gobierno de Carlos Ibáñez del Campo,
se refundieron las leyes antes mencionadas sobre materias del trabajo y, se
dicta el Primer Código del Trabajo, que también buscó la adecuación de
nuestro sistema normativo laboral a las normas de la O.I.T. relacionadas con
esta nueva reglamentación. El nuevo Código surge en el contexto de las
facultades extraordinarias que le había otorgado el Congreso al Gobernante
antes mencionado, y se materializa con la dictación del D.F.L. Nº 178 de 13 de
mayo de 1931, publicado en el Diario Oficial de 28 de mayo del mismo año y
comenzó a regir el 28 de noviembre de 1931. Este código consagró en su
época un tratamiento estatutario distinto para obreros y empleados, así, la
retribución de los primeros era el salario, y para los segundos el sueldo,
incluyendo tribunales especiales de trabajo para conocer de las controversias
laborales llamadas Juntas de Conciliación Arbitraje, que serían el antecedentes
de los actuales Juzgados del Trabajo. Sin ninguna duda la codificación puede
estimarse como un logro de la madurez de la normativa jurídico laboral y al
mismo tiempo impacta profundamente en la cultura jurídica, sea a través de la
doctrina como también en la formación jurídica que impartían las facultades de
derecho al incluir una cátedra de estudio separada del tradicional de derecho
privado. Naturalmente la codificación puede ser objeto de algún reproche en
cuanto pudiere producir una cierta rigidez de las instituciones jurídico
laborales. En nuestro caso, es frecuente la crítica de las organizaciones de
trabajadores que reclaman un nuevo código laboral debido a insuficiencias que
estiman insuperables a través de reformas, lo que ha sido el camino seguido
por el legislador para adaptar la regulación laboral a los cambiantes tiempos
actuales.
33.- La conexión del derecho del trabajo con otras ramas disciplinarias jurídicas
es un fenómeno natural en nuestro sistema normativo, en cuanto las
particularidades de una zona específica del derecho no puede proclamar una
autonomía total, o comportamiento cerrado, respecto del derecho en general.
La explicación a esta reflexión es simple. El Derecho en nuestro sistema
jurídico es de carácter sistémico y ello conlleva la necesidad de que el
intérprete debe tratar de lograr una armonía o coherencia respecto de las
soluciones que se sugieren por una rama específica con el resto del
ordenamiento jurídico. Por otra parte la jerarquía de las fuentes también
aportan lo suyo para tratar de lograr la coherencia antes señalada, un ejemplo
pudiera esclarecer la opinión antes expuesta, en la hipótesis que exista duda
acerca de la validez del pacto que señala tres años de duración de un contrato
de trabajo a plazo fijo, se puede postular una solución coherente entre el
derecho del trabajo, el derecho civil y el constitucional, concluyendo que el
artículo 159 Nº 4 del C.T. al señalar que el plazo fijo del contrato no puede
exceder de un año, salvo el de dos años en casos excepcionales que indica el
precepto; esa regla es de derecho necesario relativo en cuanto si el acuerdo
beneficia al trabajador este pacto de tres años debe sobrevivir, estimando
además que la autonomía de la voluntad tiene una relativa eficacia en el
contrato de trabajo (artículo 10 Nº 7 del C.T.) y por otra parte se concreta la
libertad de contratación consagrada en el artículo 19 Nº 16 de la C.P., regla de
jerarquía superior a las que deben sujetarse las normas legales.
34.- La primera conexión a que se debe acudir es la relación del derecho civil
con el derecho del trabajo. Se debe recordar que el origen de esta rama
específica proviene del derecho común. En este punto el profesor uruguayo,
Oscar Ermida y el venezolano, Oscar Hernández, indican: “El derecho del
trabajo nace como un desprendimiento del derecho civil, destinado a
atender relaciones derivadas de la prestación del trabajo que el segundo,
cuya estructura obligacional se fundamenta en la piedra angular de la
autonomía de la voluntad, no estaba en condiciones de regular
adecuadamente. En efecto, en tales situaciones, una de las partes, el
trabajador, dada su debilidad económica y su vital requerimiento de
obtener y asegurar un puesto de trabajo que le permita proveer a su
subsistencia y a la de su familia, no disfruta efectivamente de la
posibilidad de concertar libremente sus condiciones de trabajo, sino que
se ve constreñido a aceptar las unilateralmente impuestas por el patrono,
con el consecuente resultado de injusticia social”.
Sin embargo el derecho laboral mantiene una autonomía relativa del
derecho civil, en cuanto este derecho aporta una vasta zona normativa al
derecho del trabajo, por ejemplo en la teoría del contrato. En todo caso si se
acude a las instituciones de derecho común es imprescindible que la aplicación
de ellas no contravengan los principios, fuentes y caracteres propios del
derecho del trabajo, originándose una forma de razonamiento, que hace
necesario el conocimiento de la teoría general del derecho del trabajo que aquí
se expone.
40.- El Derecho del Trabajo es Derecho Público. Esta postura coincide con una
constatación histórica, esto es, que la relación laboral ha sido intervenida de
manera profunda por una normativa estatal que pretende cubrir toda la vida del
contrato. Se regula de esta manera todas las condiciones del contrato. La
voluntad queda arrinconada a la función de una aceptación a toda la normativa
estatal preexistente que prácticamente anula toda posibilidad de introducir
modificaciones al diseño legal. Así, se impone una visión que resta toda
posibilidad a que las partes se autodeterminen ya que lo único que originaría
esa libertad sería el abuso y ello justifica un estatuto inderogable para las
partes.
Luego, es tan profunda la regulación de la relación laboral y sometidas a
severas restricciones, que ello lo hace perder el carácter privado, generándose
una normativa que señala todo el ámbito en que deben desenvolverse las
partes, tal como se diseña el comportamiento obligatorio de los particulares
frente al Estado. Se concluye de esta forma el carácter de derecho público. En
esta tesis se hace evidente la existencia de una normativa administrativa de
protección al trabajo vía actuación de un órgano de la Administración del
Estado, como lo es la Dirección del Trabajo, el cual despliega su actividad
ciñéndose a los mandatos del Derecho Administrativo. También la existencia
de una jurisdicción especial, esto es, los tribunales del trabajo y finalmente, la
detallada normativa contenida en las Codificaciones Laborales sobre jornada
de trabajo, remuneraciones trabajos de menores, terminación de contrato, etc.
Sin embargo, preciso es admitir que el contrato de trabajo, a pesar de
las profundas limitaciones que se le imponen por la vía estatal, igualmente deja
algunas zonas en que las partes pueden intervenir o fijar el contenido
obligacional, con reconocimiento por lo demás en la libertad de contratación
contemplada en el artículo 19 Nº 16 inciso primero de nuestra Carta
Fundamental, y en el ámbito legal, en el artículo 10 N° 7 del C.T.
41.- El Derecho del trabajo tiene una naturaleza mixta, algunos autores frente a
la imposibilidad de encuadrar este Derecho, al Público o Privado sugieren una
posición ecléctica, es decir este derecho es una mixtura entre Derecho Público
y Privado. Esta posición la sintetiza Radbruch, al afirmar “En el Derecho del
Trabajo están el Derecho Público y el Derecho Privado en una situación de
mezcla indisoluble”. Se propone en esta tesis, que lo concerniente al contrato
de trabajo es decir en la relación individual, ello es de naturaleza privada,
luego, la libertad contractual tiene un amplio margen sin perjuicio de las
limitaciones que se le imponen.
En cuanto a la normativa sindical, o tribunales especiales y
procedimientos y, finalmente en lo relativo al ordenamiento del trabajo por
motivo de interés general, ello se regula por una normativa del Derecho
Público.
Esta postura, que tiene una estrecha conexión con la realidad hace muy
engorroso determinar en algunas materias que estatuto aplicar, si el público o
privado y ello ha hecho aparecer nuevas doctrinas que abandonan esta
clasificación. Examinaremos dos más.
42.- El Derecho del Trabajo es un “tertium genus” distinto del derecho Público y
del Privado.
Esta doctrina supone la existencia de un derecho desconectado de los
anteriores, de tal autonomía que se transforma en un derecho especial y
autárquico, en cuanto las soluciones que se deben entregar deben buscarse en
sus propias normas sin aludir a la distinción clásica. Esta posición encuentra
varios defensores, y es así como las implicaciones del Derecho Público y el
Derecho Privado no sirven para explicar algunas instituciones jurídicas
laborales como la primacía de la realidad o la continuidad, desde otro punto de
vista, es una cuestión verdadera que la clasificación entre Derecho Público y
Derecho Privado queda precisamente obsoleta por la aparición de nuevos
derechos, entre los cuales, destacadamente debe citarse el derecho del
trabajo. Se dice que el modelo clásico es anticuado e irreal, ya que debe
rechazarse el pensamiento individualista decimonónico, sustituyéndose por
ideas intervencionistas, solidarias y socializadas que son nuevas tanto
cronológica como en cuanto a las materias que abarca. Esta noción esta muy
cerca de la denominación Derecho Social.
Sin embargo, esta tesis agrega un problema difícil de superar, esto es,
que si el Derecho del Trabajo es “especial” debe ser autosuficiente en cuanto a
la solución de los variados y complejos problemas que plantean las relaciones
entre empleador y trabajadores. Por otra parte la descripción de “derecho
especial” alude a una categoría vaga, en cuanto lo único destacable del
concepto, es que este derecho propone soluciones que simplemente no están
contenidas en este “estatuto distinto y único”.
44.- Caracterizar una disciplina jurídica implica descubrir las cualidades que
determinan sus rasgos fundamentales y que permiten distinguirla de otras
ramas del derecho. Así, se trata de una noción muy útil para el estudio del
derecho del trabajo, en cuanto posibilita la comprensión y aplicación de sus
normas. En este sentido, al establecer las características del derecho del
trabajo nos permite también sostener la autonomía de esta rama jurídica.
46.- Para efectos de este curso, estimo que deben recogerse los caracteres
mas difundidos y pacíficos, concluyendo los siguientes: Derecho Protector,
Derecho de Orden Público, Derecho Referido Generalmente al Ámbito
Privado, Derecho Expansivo y de Formulación Legislativa Imperfecta. Estas
características dan cuenta de aquellos rasgos mas evidentes, como el protector
y de orden público, y al mismo tiempo recoge las tendencias más actuales,
dentro de los cuales ubicamos los tres últimos caracteres antes mencionados.
En fin, comenzaremos con el rasgo protector del Derecho del trabajo.
48.- El carácter protector constituye uno de los pilares de esta disciplina, y ello
es particularmente recogido en la regla interpretativa del “principio pro-
operario”, esto es, que en caso de duda acerca del sentido y alcance de una
regla laboral, debe preferirse aquella que beneficia al trabajador. Además esta
característica se cumple básicamente a través de una frondosa normativa
estatal (leyes laborales) que regula las relaciones entre trabajadores y
empleadora, tanto en la esfera individual (contrato de trabajo) como en la
colectiva (sindicatos y negociación colectiva), lo que permite además vincularlo
a la vocación interventora de este derecho.
Por otra parte, mención destacada debe hacerse a las recientes
reformas laborales tendientes a fortalecer el ejercicio de los derechos
constitucionales del trabajador al interior de la empresa , según se advierte en
el art. 5 del C.T. o la introducción de un articulo 62 bis en el C.T. por la Ley Nº
20.348 de 19 de junio de 2009, que dispuso que el empleador deberá dar
cumplimiento al principio de igualdad de remuneraciones entre hombres y
mujeres que presten un mismo trabajo, concretándose de esta manera una
prohibición de discriminación salarial entre la mujer y el hombre.
Esta característica, como ya se dijo puede vincularse a expresiones
como, “derecho interventor” o “derecho tuitivo”, en este ultimo aspecto, Sergio
Gamonal Contreras en su obra “Introducción al Derecho del Trabajo” año 1998,
señala que “el derecho del trabajo tiene un significado tuitivo de protección del
mas débil” y esta debilidad es ostensible al constatar que la concepción clásica
del contrato es insuficiente para restablecer una negociación que es
subyugada por el contratante prevalente, como es el caso del empleador.
Una de las expresiones mas nítidas de la protección del sujeto mas
débil de la relación laboral es la institución de la irrenunciabilidad de los
derechos que es recogida en el articulo 5 del Código Laboral, al disponer que
los derechos establecidos por las leyes laborales son irrenunciables mientras
subsista el contrato de trabajo, sugiriendo que una vez terminado el contrato no
existe inconveniente en renunciar a los mínimos laborales contemplados en el
C.T.
51.- El Orden Público presenta una gran riqueza instrumental y es así como
analizaremos algunas de sus clasificaciones y expresiones, que en opinión de
este autor, ofrece una gran utilidad práctica para el entendimiento y aplicación
del derecho del trabajo.
55.- La distinción entre el carácter unilateral o bilateral del orden publico es otra
manifestación del carácter protector del derecho laboral, por cuanto se admite
que se puedan pactar condiciones por encima a los estándares mínimos
contemplados en la legislación laboral, por ejemplo jornada de trabajo máxima,
remuneración minima, períodos de descanso anual, etc. Se descarta de esta
forma que las normas laborales no puedan ser modificada a favor del
trabajador. Luego, sólo se estima ineficaz un pacto que tiene como efecto la
derogación de un texto legal en perjuicio del trabajador. Esta situación se
conoce como “principio de favor” “estándares mínimos obligatorios” o incluso
como “derechos irrenunciables”.
En fin, para el autor, es preciso concluir que en nuestro ordenamiento
jurídico es plenamente aplicable la noción de Orden Publico como reglas de
indisponibilidad absoluta y también de indisponibilidad relativa. Así, en nuestro
ordenamiento jurídico laboral no existe inconveniente en reconocer la eficacia
del pacto que aumenta la base de calculo de la indemnización por años de
servicios en el sentido que ella alcance a 2 remuneraciones mensuales por
cada año de servicios y no una como la dispone el artículo 163 del C.T., o que
las cotizaciones previsionales serán de cargo del empleador, obligándose este
a pagar la remuneración completa, sin deducción, a pesar de lo que estatuye
el artículo 58 del Código del Trabajo.
56.- El Derecho del Trabajo esta referido generalmente al orden privado. Esta
característica no hace mas que recoger el problema de la naturaleza jurídica
de la disciplina.
Recordemos que, al estudiar la naturaleza jurídica de esta disciplina,
concluimos que el derecho del trabajo es derecho privado rodeado de
instituciones publicas . En este sentido no es correcto utilizar como criterio
integrador las instituciones propias del derecho publico (salvo solución
expresa), luego es preciso reconocer que tanto en el derecho individual en
donde (la principal institución es el contrato de trabajo, que no es mas que un
acuerdo ante privados) y, en el ámbito colectivo, (los sindicatos también deben
ser considerados sujeto de orden privado) no hay inconveniente en concluir
que el derecho del trabajo esta referido al ámbito privado. Esta condición en
nada debilita la protección del trabajador y del sindicato, por cuanto
precisamente la normativa laboral dispone de una serie de instituciones que
cautelan suficientemente la desigualdad en que se encuentra un trabajador y
empleador. En este aspecto se puede citar, el orden público laboral, el principio
protector, la irrenunciabilidad de los derechos y los derechos fundamentales
laborales, etc.
61.- Otras características. Como ya se dijo, este autor ha optado por describir
las que en su opinión son las fundamentales sin perjuicio de la libertad del
estudioso para llegar a conclusiones diversas. En todo caso, y examinando la
doctrina es útil mencionar el carácter de gran desarrollo de la autonomía
colectiva, en cuanto ello se vincula con esta especial fuente del derecho del
trabajo que tiene fisonomía particular y constituye un gran instrumento para
resolver los múltiples problemas de la negociación individual y colectiva entre
los trabajadores y empleadores.
Igualmente se puede citar el carácter de derecho no formalista, en cuanto
se aparta del rigor formal de otras disciplinas jurídicas, sobre todo en cuanto a
la prueba de las estipulaciones y beneficios contractuales. Esta característica
se proyecta no solo sobre los aspectos sustantivos y que encuentra su
fundamento en el carácter consensual del contrato de trabajo y la protección y
tutela de la parte más débil de la relación laboral; sino que también debe
orientar al juez del trabajo al conocer de los conflictos laborales que plantean
trabajadores y empresarios.