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Estimulación eléctrica del cerebro para


acelerar el aprendizaje
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20 de septiembre de 2011, 18:18

La actividad eléctrica del cerebro es objeto de muchos estudios e investigaciones que, por
ejemplo, intentan interpretar las ondas cerebrales para detectar que nos estamos durmiendo
al volante o controlar sistemas. De hecho nuestro complejo sistema neuronal también
podría responder a estímulos eléctricos externos que podrían ayudar a mejorar la calidad de
vida de aquellos que han sufrido algún accidente cerebrovascular. Investigadores de la
Universidad de Oxford habrían sido capaces de acelerar el proceso de aprendizaje de
personas que sufren las secuelas de estos episodios mediante la aplicación de pequeñas
corrientes sobre su cerebro y, además, podrían aplicarlo a personas sanas para acelerar su
aprendizaje.
Mediante resonancias magnéticas, el equipo de la profesora Heidi Johansen-Berg ha estado
monitorizando la actividad cerebral de personas que han sufrido un ictus y sufren una
merma en sus capacidades motoras, por lo que deben pasar por un proceso de
rehabilitación. Tomando como principio la flexibilidad que puede llegar a tener el cerebro,
por ejemplo, estableciendo nuevas conexiones y reasignando tareas a otras áreas para paliar
el mal funcionamiento de áreas dañadas (por ejemplo tras la interrupción del flujo
sanguíneo a dichas zonas del cerebro), se investigó la posibilidad de estimular el cerebro de
los pacientes de manera no invasiva para mejorar la recuperación de las habilidades
motrices a corto plazo una vez se detectasen las zonas "que asumían" nuevas tareas. Sin
embargo, durante las pruebas, el equipo se dio cuenta que si se aplicaba esta electro-
estimulación a pacientes adultos sanos, su velocidad de aprendizaje también resultaba
ser significativamente mayor.

Para observar este efecto, el equipo de investigación escogió a un grupo de voluntarios y les
hizo aprender una secuencia de teclas, como si fuesen a tocar una canción al piano.
Mientras memorizaban la secuencia, estos sujetos llevaban conectados unos electrodos en
zonas específicas de sus cabezas y que, a su vez, estaban conectados a un generador de
impulsos eléctricos. Al aplicar una corriente pequeña por estos electrodos, se formaba un
arco a través del cerebro (que cerraba el circuito) y, dependiendo del sentido de esta
corriente, aumentaba o disminuía la actividad de dicha zona del cerebro.

Un aumento de la actividad de las células del cerebro les hace más susceptibles a asimilar
los cambios que se producen durante el aprendizaje

Los experimentos mostraron la diferencia, tras 10 minutos de aplicación de corrientes, entre


sujetos a los que les habían aplicado las corrientes y sujetos que, a modo de placebo,
únicamente llevaban conectados los electrodos.

Aunque la electro-estimulación no mejoró el rendimiento de los participantes, su velocidad


de aprendizaje sí que aumentó de forma significativa

Es decir, que aunque no se volvieron mucho más listos sí que aprendían mucho más rápido,
lo cual, trasladado a la investigación original, abriría la puerta a que la rehabilitación por la
que pasan las personas que han sufrido un ictus podría, quizás, acortarse algo. Por otra
parte, Johansen-Berg y su equipo trabajan en la posibilidad de aplicar esta técnica a otras
partes del cerebro para mejorar el aprendizaje en personas que presenten problemas de
aprendizaje o, incluso, en el entrenamiento de atletas de alto nivel.

Bastante interesante, aunque espero que las escuelas del futuro no conecten a los niños a
electro-estimuladores.

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