12.
AREQUIPA / EL COMERCIO
NUEVA OLA Y CANCIÓN ROMÁNTICA
Compilatorio de música arequipeña
— El disco “Nostalgia Arequipa: 1961-1971”. en
donde se recopilan canciones de la nueva ola de ar-
tistas arequipeños. se vende en la cadena de Libre-
rías San Francisco a S/.19.90.
Eduardo ‘Patato’
Márquez Obando
Futbolista y goleador del FBC Melgar
Nací en Arequipa el 27 de
marzo de 1944, dos días
después del aniversario de
mi querido club Melgar.
Mi apodo surge porque un
amigo de barrio no podía
decir zapato y solo soltaba
“patato, patato”. Tengo
seis hijos: Eduardo Moisés
que falleció a los 7 años,
Sandra, Carolina, Rafael,
Alejandro y Mauricio. Ellos
me han dado doce nietas
y un nieto. En los años 60
metí goles en los partidos
de Melgar contra Santos
y River. También anoté
ante el Dinamo de Moscú.
Mi gol más memorable se
lo hice al arquero Rodolfo
Bazán de Alianza Lima en el
torneo descentralizado que
jugamos en 1966.
“Desde niño me gustó ver
cómo las redes se inflaban
cuando metían un gol”
JORGE MALPARTIDA TABUCHI
Eduardo ‘Patato’ Márquez fue el
goleador del FBC Melgar que lle-
naba estadios en las décadas de
1960 y 1970. Este delantero for-
mó parte de la escuadra rojinegra
que en 1971 ascendió a la primera
división del fútbol peruano luego
de ganar la Copa Perú.
D
urante las décadas de
1960 y 1970, Eduar-
do ‘Patato’ Márquez se
convirtió en uno de los
ídolos del FBC Melgar
debido a su capacidad goleadora.
Anotaba con los dos pies, la cabeza
e incluso las orejas. ‘Patato’ empe-
zó a hacer goles en las calles de su
barrio María Isabel y luego se lució
como profesional en la Copa Perú, el
torneo Descentralizado y ante riva-
les internacionales como el Santos
de Pelé, el River Plate de Carrizo y
el Dinamo de Lev Yashin, ‘La araña
negra’. A pocos días de celebrarse el
centenario del club rojinegro, este
POSDATA AREQUIPEÑA
delantero hace un recuento de sus
años como futbolista.
— ¿Dónde aprendió a jugar fútbol?
En las calles de mi barrio María Isa-
bel junto a mis amigos. En esas épo-
cas no existían las escuelas de fútbol,
jugábamos con una pelota de trapo
o con un tarro vacío de leche. Los
arcos eran los postes y le dábamos
duro al balón, por eso los pies se nos
quedaban adoloridos.
—¿Los juegos de infancia giraban
solo entorno a la pelota?
Sí, jugábamos a los chotes en con-
tiendas de 2 contra 2. Cada pareja
estaba separada por unos 5 o 6 me-
tros y desde su lado cada uno lanza-
ba tiros de larga distancia. Metía-
mos cohetazos con el balón y ahí
empecé a aprender a colocar la pelo-
ta en donde quisiera.
—Otro juego de su niñez era chapo-
tear en los charcos de agua…
Uy, chimbar [chapotear] era lo más
lindo del mundo. Antes cuando llo-
vía fuerte era una felicidad para los
niños. La pista se convertía en un río
y nosotros nos metíamos patacalas
[descalzos] al agua. Saltábamos y
CONTRA
JULIO ANGULO
“ habrán sido muebles finos, aunque
Yo fui a jugar gratis a
Melgar pero el Estrella
Mistiana recibió un juego
de sillas y una mesa para
que el club pudiera hacer
sus sesiones”.
“
Durante 6 años seguidos
conformamos el plantel
casi las mismas personas,
éramos una familia y todos
eran tratados por igual”.
CONCIERTO
Noche de trova, jazz y boleros
— Hoy desde las 8p .m. el cantautor Américo Martínez dará una presen-
tación junto a la banda Four For Jazz en La Casa de la Trova de Arequipa
(frente al local del Club de Ingenieros, Puente de Sabandía). Se realizará
un segmento de boleros con Nassia Gonzáles. Ingreso libre
corríamos dentro del agua. Ahí tal
vez empecé a reforzar mis piernas,
aunque por esos años todavía no
pensaba en ser futbolista.
—¿Cómo fueron los campeonatos
con su primer equipo?
Empecé en el Atlanta de María Isa-
bel en esos campeonatos de calichi-
nes que organizaba el locutor Guido
Díaz Rivera. Se hacían buenos par-
tidos con los muchachos de otros
barrios. También íbamos a Ferrovia-
rios cuando era pura chacra y armá-
bamos juegos en un terral, nuestros
rivales eran los muchachos del ba-
rrio Obrero y de Manzanitos. Nos la
pasábamos todo el día ahí, incluso
en Semana Santa, en jueves y vier-
nes santos, en los días de guardar,
“
íbamos ahí a seguir jugando fútbol.
—¿Por qué decidió convertirse en
un futbolista profesional?
Yo vivía a seis cuadras del estadio
Melgar y desde las 6 a.m. me iba a
ver todos los partidos que se realiza-
ban ahí hasta las 6 p.m.: tercera divi-
sión, segunda y primera. Me queda-
ba en el estadio como recogebolas y
no almorzaba ni cobraba nada. Me
quedaba ahí porque de niño me gus-
taba ver cómo las redes se inflaban
cuando metían un gol. Cuando veía
eso sentía que estaba comiendo un
manjar. Ahí, mientras veía anotar a
jugadores como ‘Ratón’ Rodríguez,
René García, Víctor Montoya y mi
hermano Carlos Márquez me picó el
bichito de querer ser futbolista.
—¿De qué manera llegó al club
Melgar?
Luego de jugar en el equipo de mi
barrio, mi padre me llevó en 1961
al Estrella Mistiana de la segunda
división. Esa temporada jugué muy
bien y aunque mi equipo se fue a la
baja, los directivos de Melgar, que
había quedado campeón ese año en
el torneo de segundas, me llamaron
porque vieron que tenía condiciones
para su estilo de juego. Así en 1962
jugué en Melgar junto a mis herma-
nos Carlos, Oscar y Héctor.
—¿Cuánto costó su pase?
Yo fui a jugar gratis a Melgar pero el
Estrella Mistiana recibió un juego
de sillas y una mesa para que el club
pudiera hacer sus sesiones. No sé si
en esa época todo era de muy buena
calidad [risas].
— ¿Y hasta su retiro de Melgar en
1975 cuál fue su momento más glo-
rioso?
Cuando ganamos la Copa Perú y
conseguimos el ascenso al primera
división del fútbol peruano en 1971.
Por cinco años consecutivos había-
mos luchado por ese campeonato. El
público arequipeño nos acompañó
desde el aeropuerto hasta la Plaza de
Armas. El recibimiento fue extraor-
dinario y toda la gente en la calle nos
aplaudía y nos daba chicha y cerveza.
Fue un momento lindo, muy lindo.
— ¿Qué caracterizó al equipo de
Melgar de su generación?
Durante 6 años seguidos conforma-
mos el plantel casi las mismas perso-
nas, éramos una familia y todos eran
tratados por igual. No había diferen-
cias entre nosotros, no había reyes
ni estrellas, éramos amigos y punto.
Hasta la fecha cuando nos encontra-
mos con alguien de ese equipo nos
abrazamos con el mismo cariño.
SÁBADO 14 DE MARZO DEL 2015
WILFREDO
MENDOZA
Periodista y docente
LOS
‘OTROS’ NO
EXISTEN
¿Y qué les decimos a los miles de
homosexuales o lesbianas que no son de los
sexos reconocidos?
El presente es lo que nos une. El fu-
turo nos lo creamos en la imagina-
ción. Solo el pasado es la pura reali-
dad”, adscribe Ryszard Kapuscinski
en su libro “El Imperio”, en el que
retrata la dura realidad del imperio ruso,
donde unos pocos creen tener la razón. La
élite gobernante de siempre. Los ‘otros’ no
existen. Simplemente son nada.
Algo de eso se acaba de repetir hace al-
gunos días, cuando algunos cuantos con-
gresistas rechazaron el proyecto de unión
civil –entre personas del mismo sexo– que
presentó el congresista Carlos Bruce. Ellos,
esos parlamentarios, dictaminaron que pa-
ra ellos solo existen el sexo masculino y el
femenino. ¿Y qué les decimos a los miles de
homosexuales o lesbianas que no son de los
sexos reconocidos?
Para estos señores, no existen, como se-
ñalaba Bruce, quien reiteraba una verdad:
vendrán tiempos mejores. Este es solo el
principio. En realidad, es solo el comienzo
de la batalla por derrotar a los ignaros de
siempre, a quienes creyendo tener la ver-
dad, solo miran de un lado, sin reconocer
nada del otro: los otros no existen.
No escribiré los nombres de estos par-
lamentarios, solo citaré a dos: Juan Carlos
Eguren y Marco Falconí, quienes votaron
en contra de este proyecto, por su condi-
ción de católicos. Como si esta fuera sufi-
ciente para no reconocer que dos personas
del mismo sexo tienen los mismos dere-
chos. Es decir, se negaron a reconocer, a los
otros, porque no existen. No vamos a cues-
tionar ninguna razón particular, pero dada
su investidura, creíamos insulsamente que
iban a tener mayor amplitud de criterio.
No voy a referirme a los jerarcas de la
iglesia, de ninguna religión, pero desde la
mezcolanza de política-religión, todo an-
da más o menos revuelto, como si gobernar
fuera lo mismo que predicar. Todos juntos
pero nunca revueltos, pero esto no se cum-
ple, porque los mandamases católicos se
inmiscuyen más de lo que se les debiera
permitir. Falta un estate quieto, en sentido
figurado, sin la menor duda
Tampoco voy a cuestionar a quienes cre-
yendo que con un baño de agua helada to-
do cambiará. “Solo Dios y los estúpidos no
cambian”, reza un adagio popular, y vaya
que los cambios son parte de nuestra razón
de ser. Dada mi condición de docente uni-
versitario, tengo que entender que no solo
se trata de desviaciones fuera de ser hom-
bre o mujer. Sería otro ignorante, como es-
tos sesudos congresistas.
Lástima que estemos perdiendo el tiem-
po, pergeñando estas líneas, cuando hay
otros temas más importantes, pero a veces
hay quienes van contra el presente que en
lugar de unirnos nos desune, por una u otra
razón, que al final se convierte en sin razón.