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PRIMERA INFANCIA
I SEMESTRE MODULO V
IVONNE CUENTAS
BARRANQUILLA/ATLANTICO
FECHA ACTU
Tabla de contenido
Dichos y refranes ................................................................................................................................ 4
Adivinanzas ......................................................................................................................................... 5
Trabalenguas....................................................................................................................................... 6
Canciones Infantiles............................................................................................................................ 7
Rondas Infantiles ............................................................................................................................. 10
Canciones de cuna ............................................................................................................................ 11
Poemas Infantiles ............................................................................................................................. 14
Cuentos Infantiles ............................................................................................................................. 15
Tipos de Cuentos ..................................................................................................................................
Retahílas ........................................................................................................................................... 31
Fabulas .............................................................................................................................................. 32
Dinámicas.......................................................................................................................................... 34
Tipos de juegos infantiles .....................................................................................................................
Aspectos de desarrollo para el estudiante ..........................................................................................
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DIMENSION LUDICA
Entonces este método se trata de crear un conjunto de actividades divertidas para crear un
ambiente de armonía y gozo para que los estudiantes que están en el proceso de
aprendizaje. El juego será el intermedio en donde el niño se relacione con su entorno y así
se sienta seguro y pueda incrementar sus conocimientos.
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CAPITULO 1
DICHOS
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CAPITULO 2
ADIVINANZAS
Es un gran señorón,
tiene verde sombrero
y pantalón marrón.
Con sólo 3 colores ordeno a cada uno. Si todos me respetan no habrá accidente
alguno.
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CAPITULO 3
TRABALENGUAS
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CAPITULO 4
CANCIONES INFANTILES
Mi carita redondita
Mi carita, redondita
tiene ojos y nariz
y también una boquita
para cantar y reír.
Con mis ojos veo todo
con mi nariz hago achís
con mi boca como, como El sapo pepe
ricos copos de maíz.
yo tengo un sapo que se llama pepe que
salta y salta por todo el jardín no tiene
cola y es de color verde no me ase caso
siempre salta así le digo pepe venir y el
salta salta pepe toma y el salta salta pepe
para y el salta salta te vas a marear te vas
a marear le digo pepe venir y el salta salta
Mi carita, redondita pepe toma y el salta salta pepe para y el
tiene ojos y nariz salta salta te vas a marear me vas a
y también una boquita marear y cuando llueve salta por los
para cantar y reír. charcos y ase pósitos donde sea dormir no
Con mis ojos veo todo tiene cola y es de color verde no me ase
con mi nariz hago achís caso siempre salta le digo pepe venir y el
con mi boca como, como salta salta pepe toma y el salta salta pepe
heladitos de maíz. para y el salta salta te vas a marear te vas
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a marear le digo pepe venir y el salta salta también el queso que es tan sano y un
yogurt para mi hermano
pepe toma y el salta salta pepe parar y el
señora vaca usted sabe trabajar
salta salta te vas a marear te vas a marear.
Elefante trompita
La la la la
Señora vaca Yo tengo un elefante que se llama
Señora vaca, señora vaca Trompita
yo le doy gracias por todo lo se nos da, Y mueve la cabeza llamando a su mamita
hoy mi maestra nos ha enseñado Y su mamá le dice "pórtate bien Trompita
que en su cuerpito usted trabaja sin cesar Si no te voy a hacer chachas en la colita"
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Ronda de las vocales
Salió la a, salió la a
no sé a dónde va (bis)
a comprarle un regalo a mi mamá
a comprarle un regalo a su mamá
Salió la e, salió la e
no sé a dónde se fue (bis)
fui con mi tía Marta a tomar té
fue con su tía Marta a tomar té
Salió la i, salió la i
y yo no la sentí (bis)
fui a comprar un punto para ti
fue a comprar un puntico para mí
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Me arrodillo a los pies de mi amante,
fiel y constante, dame una mano, dame la
CAPITULO 5 otra,
dame un besito que sea de tu boca.
RONDAS INFANTILES
¡Y sigue volando!
A la rueda rueda
A la rueda rueda,
de pan y canela,
Letra de Juan Pirulero dame un besito
y vete pa' la escuela,
Este es el juego de Juan Pirulero,
si no quieres ir,
que cada quien atiende su juego.
acuéstate a dormir,
Juan Pirulero les manda y ordena
en la hierba buena y
que su instrumento cada quien toque.
en el toronjil.
Que toque la flauta…
Que llueva, que llueva
Este es el juego de Juan Pirulero,
que cada quien atiende su juego.
Juan Pirulero les manda y ordena Que llueva, que llueva,
que su instrumento cada quien toque. la vieja de la cueva,
El clarinete… los pajaritos cantan,
El violín… las nubes se levantan,
La trompeta…
El contrabajo… ¡Qué si!
¡qué no!
La
pájara que caiga un chaparrón,
Pinta con azúcar y turrón,
que rompa los cristales de la estación.
Estaba la
pájara Que siga lloviendo
pinta los pájaros corriendo
sentadita florezca la pradera
en el al sol de primavera
verde limón
con el pico recoge la hoja y con las alas ¡Qué si!
recoge la flor. ¡qué no!
¡Hay sí, cuándo la veré yo! que caiga un chaparrón,
¡Hay sí, cuándo la veré yo!
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CAPITULO 6
CANCIONES DE CUNA
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pijama dentro de un rato los tres ese soñaba con trabajar para
roncarán. El más pequeño de los ayudar a su pobre mamá.
tres un cochinito lindo y cortés
Palmitas
Palmas palmitas
Palmas, palmitas,
higos y castañitas,
azúcar y turrón
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Hasta mañana si Dios quiere, que no hay que olvidarse también de
descansen bien llegó la hora de acostarse cepillarse los dientes y del pisito después
y soñar también.
Pedir a Dios por los niños y por la gente
Porque mañana será otro día hay que con fe por este mundo travieso que se
vivirlo con alegría antes de ir a la cama olvidó de querer.
Elefante
El elefante lloraba
porque no quería dormir
Duerme elefantito mío
que la luna te va a oír
Papá elefante está cerca
se oye en el Manglar su mugir
Duerme elefantito mío
que la luna te va a oír
El elefante lloraba
y alzaba su trompa al viento
parecía que en la luna se limpiaba la nariz.
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CAPITULO 7
POEMAS INFANTILES
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CAPITULO 8
CUENTOS INFANTILES
El soldadito de plomo
Todo comienza en la pequeña casa de una ciudad donde habitaba un niño. El día de su
cumpleaños, nuestro amiguito había recibido como regalo de sus padres una caja
misteriosa. Lleno de curiosidad, el niño abrió la caja y descubrió en su interior quince
soldaditos de plomo idénticos. Con un porte elegante, fusil al hombro, pantalones azules y
gorra roja, los quince soldaditos habían nacido de una vieja cuchara de plomo fundida.
El niño aplaudió con gran alegría al ver sus nuevos juguetes, y sin perder un segundo los
sacó de la caja y los colocó en fila para comenzar a jugar. Sin embargo, el último de los
soldaditos no era igual que el resto, pues como el plomo de la cuchara no había sido
suficiente le faltaba una pierna al desdichado. Aun así, el soldadito se mantenía firme igual
que sus hermanos, y una vez que fue colocado junto al resto de los juguetes en la alacena,
pudo comprobar un hermoso castillo de papel que se alzaba frente a él.
Aquel castillo era realmente deslumbrante, tenía grandes ventanas y puertas doradas, y en
su interior, lo más sorprendente era una pequeña muñeca que se encontraba con los brazos
en alto y una pierna recogida hacia arriba como suelen hacer las bailarinas. Al verla, el
soldadito quedó completamente enamorado, y como pensó que a ella también le faltaba una
pierna, decidió tomarla por esposa cuanto antes.
“He encontrado la persona perfecta para mí, y encima tiene un castillo donde podremos
vivir juntos”, así pensaba el soldadito de plomo mientras contemplaba la belleza de su
amada. Al arribar la noche, el niño terminó de jugar y se marchó a la cama, y en ese
instante, los juguetes cobraron vida y comenzaron a caminar y a conversar en la alacena.
Sin embargo, el soldadito de plomo permanecía inmóvil con la mirada fija en la muñeca
bailarina. A cambio, ella también le devolvía sonrisas y en poco tiempo entablaron una
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hermosa amistad que hubiese durado por mucho tiempo si la envidia y la maldad no
hubiesen aparecido esa noche.
Resulta que entre los juguetes, existía además un feo payaso de plástico que no soportaba el
amor que se tenían la muñeca y soldadito. A la mañana siguiente, el niño regresó a la
alacena para jugar como de costumbre, pero a la hora del almuerzo, abandonó al soldadito
de plomo en el borde de la ventana, y entonces, el payaso malvado aprovechó para empujar
al pobre hacia la calle. Desde una gran altura, el soldadito cayó sin remedio hasta caer en el
justo medio de la calle, con riesgo de que algún automóvil pasara a toda velocidad y lo
aplastara.
Cuando el niño notó la ausencia del soldadito, bajó hasta la calle para encontrarlo, pero la
suerte no estuvo de su lado, y aunque buscó y buscó por largo tiempo, jamás pudo
encontrar a su juguete que permanecía abandonado y triste en el pavimento. Al caer la
tarde, el cielo tomó un color gris, y unos cuantos segundos después, comenzó a llover tan
fuerte que las calles se llenaron de agua, y fue entonces cuando el soldadito fue arrastrado
por la corriente hasta alejarse de la casa y de su amada, la muñeca bailarina.
El agua de lluvia caprichosa deslizó al soldadito calle abajo, pero este apenas se movía
mientras contemplaba el cielo gris sobre su cabeza. Al rato, el agua se adentró por una
alcantarilla oscura y horrorosa, y con ella, también el soldadito. “Cómo quisiera regresar a
casa y contemplar la belleza de mi amada”, pensaba nuestro amigo mientras la corriente de
agua impulsaba su menudo cuerpecito de plomo por tuberías estrechas y oscuras.
Durante algún tiempo anduvo el soldadito navegando por las alcantarillas cuando de
pronto, sintió un temible sonido. La tubería por donde navegaba estaba llegando a su fin, y
el agua se abalanzaba a toda velocidad hacia un inmenso canal. Sin más remedio que
dejarse llevar, el soldadito fue abalanzado con fuerza hacia el exterior de la alcantarilla, y
justo antes de caer en el estanque, un enorme pez saltó desde las profundidades y se lo tragó
de un solo bocado.
Allí, en el estómago de aquel pez, el soldadito de plomo permaneció durante varios días, y
como todo era tan oscuro, no hacía otra cosa que pensar en su querida muñeca y en sus
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ganas de regresar a casa. Finalmente, una buena tarde, el pez comenzó a moverse
bruscamente, luego quedó inmóvil y cuando pudo notarlo, el soldadito fue capaz de ver
nuevamente la luz. Unos pescadores se habían hecho con el pez y lo habían vendido a una
sirvienta. Al llegar a casa, la señora lo abrió con un cuchillo y cuál fue su sorpresa cuando,
sin poder imaginarlo, encontró dentro al querido soldadito de plomo.
Y así mismo sucedió. El niño colocó al soldadito en la alacena junto al castillo de papel, y
desde una de las ventanas, unos ojos bañados en lágrimas lo contemplaban. Era la muñeca
bailarina llena de alegría al ver como su amado regresaba junto a ella. Desde entonces, el
payaso malvado no volvió a entrometerse con la pareja de enamorados, y el amor, triunfó
una vez más por encima del mal.
Pulgarcito
Érase una vez un campesino y su esposa, que se lamentaban de no haber tenido nunca un
hijo.
– “Cuánta tristeza y silencio hay en esta casa. Si tan solo tuviésemos un niño, aunque fuese
pequeño”, – pidió la esposa una noche.
Siete meses más tarde se cumplió el deseo de la mujer, que dio a luz un bebé no más grande
que un pulgar. Aun así era todo lo que la pareja había deseado, le llamaron Pulgarcito.
Pasaron los años y el niño no crecía más allá de su tamaño en el momento del nacimiento.
Sin embargo era un niño muy listo y hábil, que lograba siempre cualquier meta que se
trazaba.
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Un día acompañó a su padre al bosque a buscar leña y pensó en ayudarlo a conducir el
carro en el que iban. Se sentó en el oído del caballo y comenzó a darle indicaciones sobre
donde debía ir. – “¡Heiii! ¡Arre! ”. Empezó a gritar como un experto conductor.
Por el camino pasaron dos forasteros, que vieron extrañados cómo el caballo iba siendo
conducido solo por unas voces estridentes. Presos de la curiosidad decidieron seguir aquel
carro hasta su destino y cuando llegaron a un claro en el bosque, se percataron de que la
voz le pertenecía a una diminuta persona.
Pensaron cuánto dinero podían ganar si lo exhibían en la ciudad, por lo que se acercaron al
campesino y le ofrecieron comprarlo.
– “¿Por qué no nos vendes al pequeño? Trabajará para nosotros” – dijeron los forasteros.
– “No” –respondió el padre – “Es mi hijo y no lo vendería ni por todo el oro del mundo”.
Al oír la propuesta, Pulgarcito escaló por los pliegues de la ropa de su padre hasta llegar a
su oído y le susurró: – “Padre véndeme a estos hombres, nos viene bien el dinero y yo
buscaré la forma de regresar a casa. Confía en mí”.
El padre dudó, pero luego hizo lo que le sugirió su hijo y lo intercambió por una buena
cantidad de monedas. Pulgarcito se despidió de su padre y se fue con aquellos hombres,
sentado en el ala de un sombrero. Cuando ya había anochecido engañó a los hombres para
que lo bajaran un segundo, momento que aprovechó para colarse en una madriguera de
ratón. Los hombres intentaron atraparlo, pero al ver que era en vano, decidieron marcharse.
Pulgarcito salió de aquel agujero decidido a buscar un lugar seguro para pasar la noche y
encontró una concha vacía de caracol. Se estaba quedando dormido cuando sintió pasar a
dos hombres que hablaban sobre robar la casa de un pastor. De inmediato tuvo la idea de
darles una lección a aquellos oportunistas, por lo que se ofreció a ayudarlos.
– “Yo los ayudaré si me llevan con ustedes”, – les dijo desde el interior del caracol. – “Me
deslizaré por las cañerías y le iré pasando todo lo que deseen”.
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Los hombres vieron al pequeño en el suelo y pensaron que era un buen plan, por lo que lo
llevaran con ellos. Una vez en casa del pastor, Pulgarcito se introdujo en el salón y
comenzó a gritar con todas sus fuerzas:
– “¿Qué queréis? ¿Queréis todo lo que hay aquí?”- gritó intentando que lo escucharan.
En la mañana, el mozo de cuadra tomó una brazada de heno para echarles a las vacas,
precisamente del lugar en donde dormía profundamente Pulgarcito. Sin percatarse se
despertó dentro del estómago de una vaca y comenzó a gritar fuertemente para salir de allí.
El pastor en persona acudió a ver aquella obra del diablo y asustado ordenó que sacrificaran
a la vaca poseída. La vaca fue descuartizada y el estómago fue arrojado al estiércol, sin
dejar escapar a Pulgarcito. Un lobo que iba pasando por el lugar se encontraba hambriento
por lo que se engulló el estómago de un solo bocado.
Ahora Pulgarcito se encontraba dentro del lobo, por lo que ideó un plan para persuadirlo de
llevarle hasta la casa de sus padres. Desde el fondo de su panza comenzó a gritarle: –
“¡Querido lobo, sé dónde puedes encontrar mucha comida para alimentarte!”
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Pulgarcito le comenzó a explicar cómo llegar a la casa de sus padres y le prometió que iba a
encontrar toda clase de manjares. Una vez caída la noche el lobo entró por la trampilla de la
cocina y acabó con toda la comida que había en la dispensa. En cuanto se dispuso a salir
repleto de tanta comida, se dio cuenta de que no cabía por el mismo lugar por donde había
entrado.
Pulgarcito que había previsto la situación, comenzó a patalear y a dar gritos en la barriga
del lobo. Los chillidos despertaron a sus padres, quienes vieron al lobo intentando escapar.
Ya se disponían a darle un golpe con el hacha, cuando Pulgarcito gritó:
Los padres agradecieron al cielo el regreso de su hijo y de golpe mataron al lobo, liberando
a Pulgarcito. Pulgarcito les contó todas las aventuras que había vivido, orgulloso de sus
hazañas. Los padres lo abrazaron, lo alimentaron y vistieron con ropas nuevas,
prometiéndole que nunca más lo dejarían ir.
Rapunzel
Había una vez una linda pareja cuyo único deseo era tener un bebé. Tras años de espera,
por fin lograron quedar embarazados y su felicidad se vio completa. Tendrían una hija o
hijo y podrían ser una adorable familia.
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Sin embargo, no parecía que la felicidad estuviese destinada a ellos. Frente a su casa había
un huerto donde crecían bellísimos frutos y flores.
La mujer siempre había deseado probarlos, pero ni ella ni su marido se habían atrevido
nunca a ir en su busca porque se decía que el terreno pertenecía a una cruel hechicera.
Nadie entraba a ese huerto, pero aún así el deseo crecía por días en el interior de la mujer,
que al no poder probar alguna de las manzanas que cada día disfrutaba con la vista, cayó
gravemente enferma de pena.
Ante la situación, que podía traer consecuencias también para el bebé, el hombre irrumpió
en la huerta sin temor alguno y llevo algunas manzanas a su amor.
Como por arte de magia, al comer las frutas el estado de salud de la mujer mejoró, pero
para mantenerse bien necesitaba comerlas cada día.
Por ello todas las tardes el hombre irrumpía en la huerta de la hechicera hasta que esta,
vigilante por la falta que percibió en su cultivo favorito, las manzanas, lo atrapó y amenazó
con cobrarle su vida por tamaña osadía.
El hombre le suplicó clemencia y le explicó el motivo por el cual tomaba las manzanas.
La bruja comprendió al hombre pero en su corazón no había sitio para la bondad, por lo que
le propuso un trato. Podría seguir llevando manzanas a su esposa, pero cuando naciera el
bebé se lo entregaría a ella, que nunca había podido tener hijos.
Cuando nació su bebé, que era una tierna y linda niña, se le llevó a la hechicera, quien a la
postre terminó criándola.
Pasaron los años y la niña, que se había convertido en la muchacha más bella que se había
visto nunca por aquellos lares, despertó la envidia de la bruja, que decidió encerrarla en una
torra alta y alejada, donde no había puertas por las que entrar o salir.
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La torre solo tenía una ventana alta desde la que Rapunzel, nombre que había dado la bruja
a la niña, podía asomarse siempre que quisiera a disfrutar del paisaje.
Un día esta rutina fue apreciada por un joven que, atraído por el canto de Rapunzel, se
había acercado a la torre y se escondió tras un árbol al ver a la bruja. Vio como esta llamó a
la bella muchacha y le pidió que dejase caer su trenza hasta el suelo para subir.
Así, cuando la malévola hechicera se fue, hizo lo mismo y trepó hasta la torre, con lo que
Rapunzel se llevó una gran sorpresa.
Al principio se asustó mucho, pues estaba acostumbrada solo a la presencia de la bruja, que
en definitiva la había criado desde bebé, pero a medida que pasaron los minutos e
interactuaba con el joven apuesto, se sintió bien y descubrió que compartir con él le
resultaba más atractivo que estar recluida en la torre, cantar y recibir la visita de la
hechicera.
Luego subió y cortó la trenza de Rapunzel, a la que desterró a una cabaña en un apartado
del bosque que no frecuentaba nunca ninguna persona.
Cegado, el joven estuvo condenado a vagar por el bosque, impedido de encontrar el camino
a su casa y mucho menos de volver a contemplar la belleza de Rapunzel.
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Tras muchos meses de andares torpes y a ciegas, escuchó a lo lejos una bella voz que le
resultó familiar. Siguió su rastro y a medida que se acercaba descubrió que esa voz era la de
su bella Rapunzel.
Cuando lo vio, la muchacha fue corriendo a su encuentro y lo abrazó con gran ternura.
Creyó que había ido a rescatarla de aquel infierno, pero al ver que el joven estaba ciego por
un maleficio de la hechicera rompió en llanto.
Tanto lloró, que inevitablemente algunas de sus lágrimas llegaron a los ojos del muchacho,
devolviéndole la visión.
Esto hizo muy feliz a la pareja que sin dudarlo se fue para siempre de aquel sitio, al pueblo
del que provenía el joven, que en definitiva era un príncipe muy querido.
Érase una vez una hermosa niña de nombre Ana, cuya casita se encontraba en lo más
profundo del bosque junto a un río de aguas tan cristalinas como sus ojos. A la salida del
Sol, Ana pasaba las horas a la orilla del río peinando sus largos y dorados cabellos. Cuando
caía la tarde y asomaban las primeras estrellas, se acotejaba junto a la chimenea hasta
quedar suspendida en un profundo sueño.
Cierto día junto al río, apareció de repente un caballito verde, tan pequeño como la palma
de una mano y tan reluciente como la yerba de la mañana envuelta en el rocío.
– Te daré mi amistad – dijo el caballito sin pensarlo dos veces – Vamos a jugar.
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Y comenzaron a corretear por todo el bosque hasta la caída de la noche. Al día siguiente, se
volvieron a encontrar junto al río. Pero Ana encontró al animalito verde suspirando con la
cabeza baja.
– ¿Por qué estás tan triste, caballito? – preguntó la niña acariciando su verde crin.
– Amiga mía, a pesar de ser tan pequeño, soy un animal muy veloz. Pero, ¿De qué me sirve
tal virtud si no puedo ayudar a mis amigos?
– Hazme una cabalgadura con tus manos hábiles. Así podré llevar a tiempo a conejo a sus
clases de violín, rescataré al bebé sinsonte cuando se aleje de su madre, y hasta podré
ayudar al ciempiés cuando pierda sus zapatos.
Antes de que terminase de hablar, Ana casi había terminado de prepararle un cascarón de
nuez rematado con hebras de su pelo dorado. Una vez atado en su lomo pequeño, el
caballito le devolvió una sonrisa maravillosa y echó a correr hasta perderse en el bosque. A
la tarde siguiente, Ana faltó al encuentro de su amigo. Y el animalito la buscó por toda la
vereda del río hasta oír un sollozo que provenía de lo lejos.
– Ana ¿Por qué lloras niña bella? – preguntó el caballito acurrucándose en sus brazos.
– He perdido mis hebillas, sólo me queda una y no puedo recogerme el pelo. Y de nada
sirve que lo peine y lo cuide si en las noches se me quema con el fuego de la chimenea.
– Te ayudaré – aseguró el caballito – Escucha con atención lo que debes hacer: hoy en la
tarde siembra tu última hebilla en el suelo cerca del río y a la mañana siguiente encontrarás
una sorpresa.
Así lo hizo la pequeña muchacha y se marchó a dormir. Con el despuntar del Sol, regresó
hacia el lugar donde había enterrado la hebilla, y allí encontró para su sorpresa un arbusto
frondoso que relucía a los pies del río. De sus ramas brotaban como frutos muchas hebillas
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relucientes de varios colores. Entonces Ana cubrió su pelo con las hebillas y al verse tan
hermosa en el reflejo del agua no pudo contener su emoción y salió en busca del caballito
para darle gracias. Como no lo encontró por los alrededores, decidió ir más allá del bosque
conocido, y tanto caminó hasta que se extravió, y cuando sus pies comenzaban a abandonar
sus fuerzas encontró un castillo majestuoso de puertas alargadas hasta el cielo.
– ¿Cómo has llegado a la barriga de este gigante, caballito? – susurró Ana lo más bajo
posible.
– Descuida. Yo te ayudaré.
Y así lo hizo la valiente niña. Luego de registrar el palacio en busca de algo que pudiera
servirle de ayuda, solo pudo encontrar un jabón y unas ciruelas mágicas que le permitían
encogerse de tamaño. Entonces se encaramó con cuidado en la boca del gigante y se tragó
las ciruelas. Y cuando estaba lo suficientemente pequeña, se adentró en su garganta, y
luego la del león, pasando por la de la zorra hasta encontrarse finalmente en el estómago de
la comadreja con su amigo el caballito verde que se emocionó mucho al verla y exclamó:
– Qué bueno que has venido en mi auxilio. Nunca olvidaré una amiga como tú.
En ese momento, restregó el jabón en sus manitas tantas veces hasta hacer muchas pompas
de jabón. Y sólo cuando logró hacer una lo suficientemente grande en la que entraran ella y
el caballito, comenzaron a ascender por el pescuezo de la comadreja hasta la superficie.
Pero los amigos se apiadaron de los animales atrapados en las fauces del gigante, así que
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agarraron a la comadreja por la cola, y ésta sostuvo al zorro, que aferró sus patas a la
melena del león. Así flotaron fuera del castillo hasta encontrarse completamente a salvo.
– Tengo una terrible enfermedad, amigo mío – pronunció la niña con sus labios grises y
mustios – Hay un viejo gnomo del otro lado del río que tiene la cura para mi dolor. Pero yo
apenas puedo sostener mis párpados ¿Cómo podré llegar hasta él entonces?
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Blancanieves era una bella niña que tenía grandes sentimientos. Siendo aún muy pequeña
su madre murió y, tiempo después, su padre volvió a rehacer su vida al lado de otra mujer.
La madrasta de Blancanieves era una terrible mujer y la envidiaba muchísimo a causa de su
belleza. La madrasta de Blancanieves poseía un espejo mágico que era capaz de decirle
quien era la mujer más guapa del reino. Ella siempre muy confiada le decía:
– Eres tú mi señora, la más bella de todas – el espejo respondía ante la petición de su ama.
Hubo una ocasión en que la respuesta del espejo no fue la que ella acostumbraba a escuchar
sino que en su lugar dijo:
– Mi señora eres tú muy guapa pero, siento decirle que hoy Blancanieves es más guapa.
– Hace unos instantes el espejo mágico me ha revelado que ahora Blancanieves es más
guapa que yo. Es por esto que les ordeno que la capturen, la lleven al bosque y la maten, y
para estar segura de que cumplieron la orden, me traen en una caja su corazón.
Todos los sirvientes, ante tal orden, fueron en busca de la joven y al encontrarla le
propusieron ir a dar un paseo por el bosque. Mientras daban el paseo, todos los empleados
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iban comentando que no podían hacer eso porque la pequeña Blancanieves era muy buena y
noble y no se merecía ese castigo.
Después de un rato caminando llegaron a las profundidades del bosque, y ahí todos los
sirvientes le contaron que su madrastra los había enviado a matarla pero que ellos no podía
hacer eso, la dejaron ahí y le pidieron que huyera. En su lugar, le llevaron a la madrastra un
corazón de un jabalí para que no sospechara.
La pobre muchacha empezó a caminar por el bosque hasta que encontró una pequeña casita
y entró. En el interior todo era muy pequeño, había una mesa muy chiquitica, 7 sillitas y 7
camitas. La pobre Blancanieves tenía mucha hambre y estaba un poco cansada así que se
comió todo lo que había en los siete platitos y después se acostó sobre las siete camitas.
Esta pequeña casita que Blancanieves había invadido tenía dueños, y no eran nada más y
nada menos que siete enanitos. Al llegar estos a la casa se percataron como la niña dormía
tan placenteramente sobre sus camas. Uno de los presentes al verla dijo:
– Si es muy bella – respondió otro de los enanos – Podría quedarse a vivir con nosotros.
Y así sucedieron las cosas, al despertar ella les contó todo lo que había sucedido y las
terribles cosas que su madrastra pretendía. Al terminar le pidieron que se quedara con ellos
y ella accedió muy contenta.
La madrasta no se daba por vencida y seguía preguntándole a su espejo que quien era la
más guapa de todas, y el espejo como no podía mentir, respondía una y otra vez:
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– Mi señora eres tú muy guapa pero, siento decirle que hoy Blancanieves es más guapa.
La madrastra muy enfadada decía – esto no puede ser, ella está muerta, yo vi su corazón.
– Siento decirle que fue engañada, ella no está muerte, sino que vive aún, y está en una
pequeña casa en el bosque junto a siete enanitos.
La madrastra muy enfadad, al descubrir que había sido engañada y que la joven aún vivía,
se disfrazó de vieja y se dirigió hacia donde estaba la pequeña. Para poder acabar de una
vez con ella, llevaba una cesta con manzanas que estaban envenenadas. Al llegar a la casa
tocó a la puerta y Blancanieves dijo:
– Mi niña, soy una anciana muy pobre y he venido a traerte manzanas – respondió la
malvada madrastra.
Al escuchar esas palabras, Blancanieves abrió la puerta y al ver las hermosas manzanas no
pudo resistirse. Tomó una ye inmediatamente cayó muerta. La terrible mujer se marchaba
riendo mucho y muy alegre de que por fin había logrado acabar con Blancanieves y ser ella
la más hermosa de todas.
¡Qué alegría tenían todos los enanos cuando vieron que Blancanieves estaba viva, no
paraban de saltar de la emoción! Después de esto el príncipe se casó con Blancanieves y
ellos junto a los siete enanitos vivieron juntos en el palacio.
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CAPITULO 9
Cuento de formula
Cuento de animales
Cuentos fantásticos
Cuentos de costumbres
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CAPITULO 10
RETAILAS
Perdió su silla,
Perdió su sillón.
De tin Marín
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CAPITULO 11
FABULAS
Un día, un pastor descubrió un cerdo regordete en el prado donde pastaban sus ovejas y lo
capturó al instante. El cerdo chirrió con todas sus fuerzas desde el momento en que el
pastor puso sus manos sobre él. Si hubieras escuchado el fuerte chirrido, pensarías que el
cerdo estaba cruelmente herido. Pero a pesar de los chillidos y forcejeo, el pastor cargó a su
premio bajo el brazo y se dirigió a la carnicería del mercado.
Cerca, las ovejas estaban muy asombradas por el exagerado comportamiento del cerdo y
siguieron al pastor y al cerdo hasta la entrada del pastizal.
— ¿Qué te hace chillar así? — Preguntó una de las ovejas—. El pastor a menudo nos atrapa
para llevarnos a otro lugar. Sin embargo, por vergüenza, no hacemos un tremendo alboroto
como el tuyo.
—Para ustedes todo está muy bien —respondió el cerdo con un chillido y una patada
frenética—. Cuando el pastor las atrapa solo quiere lana; pero de mí, quiere tocino.
El zorro y el armiño
—¡Ja, ja, ja! —Rio el zorro—. Ustedes los armiños son los animales más engreídos del
mundo. Prefieren dejar de comer antes que mancharse el pelaje.
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En aquel momento llegaron unos cazadores. El zorro, como un rayo, se refugió bajo tierra,
y el armiño, no menos rápido que el zorro, corrió hacia su madriguera.
Pero había llovido y la madriguera estaba inundada; el armiño, para no mancharse con el
fango, titubeó y se detuvo. Los cazadores lo atraparon al instante.
Érase una vez un pavo real muy engreído que tenía un plumaje hermoso como ninguna otra
ave.
Un día, se encontró con una grulla. El pavo real se burló de las plumas descoloridas y
apagadas de la grulla. Inmediatamente, abrió su colorida cola para que la grulla la admirara.
—Mira mi abanico de plumas— se jactó—. Observa cómo brilla con todos los colores del
arcoíris, mientras que tus plumas son tan pálidas. Yo estoy vestido como un rey.
—Es verdad, tu plumaje es mucho más bello que el mío —respondió la grulla—, pero
gracias a mis plumas puedo volar hasta llegar al cielo y ver la belleza de la Tierra en todo
su esplendor, mientras que tú solo puedes caminar como cualquier pollo.
Moraleja: No menosprecies a los demás pues todos tenemos nuestras propias cualidades.
El perro y su reflejo
Un perro muy hambriento caminaba de aquí para allá buscando algo para comer, hasta que
un carnicero le tiró un hueso. Llevando el hueso en el hocico, tuvo que cruzar un río. Al
mirar su reflejo en el agua creyó ver a otro perro con un hueso más grande que el suyo, así
que intentó arrebatárselo de un mordisco. Pero cuando abrió el hocico, el hueso que llevaba
cayó al río y se lo llevó la corriente. Muy triste quedó aquel perro al darse cuenta de que
había soltado algo que era real por perseguir lo que solo era un reflejo.
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CAPITULO 12
DINAMICAS
El reloj da la hora
Mientras tanto, los otros jugadores escogen la hora que cada uno ha de representar;
este dice: "El reloj da la una... las dos... las tres... ete. Cada uno debe responder, a su
turno, con un sonido. El que tiene los ojos vendados trata de adivinar quién es. Si
adivina, se integra al grupo, si no, debe continuar hasta que adivine; entonces el
"descubierto" debe ocupar el lugar de "adivinador" y se sigue el mismo proceso. Se
puede simplificar el juego colocando a los jugadores en círculo y cuando se vendan los
ojos a uno nuevo, los que están en el círculo pueden cambiar los puestos
correspondiéndoles horas diferentes a las iniciales, a fin de despistar al "adivinador".
Estira y escoge
Dinámicas Formativas
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Rompecabezas
Se escribe en papeles grandes una frase dividida en varias partes (Para despistar un poco,
los bordes de los papeles se colorean con colores distintos y se recortan en forma irregular).
Ejemplo:
A cada equipo se le entrega un sobre con una frase dividida en varias partes, deberán
reconstruir la frase rápidamente.
Dinámica de comunicación
Indicaciones:
El coordinador le solicita a una persona que le dicte un dibujo al resto del grupo. Los
participantes deberán intentar hacer una réplica del mismo.
Es importante que la persona que dicte el dibujo este detrás de algo que lo cubra para evitar
hacer gestos con las manos.
Se realizaran 3 rondas. En la primera solo hablará quien dicta y el resto dibujará. No se
pueden hacer preguntas. Es una comunicación unidireccional. Una vez que finalice el
dictado se guarda la hoja.
En la 2da. Ronda se toma otra hoja para empezar a dibujar nuevamente, pero esta vez el
grupo podrá realizarle preguntas a quien dicta con la condición de que sólo podrá responder
SI o NO. Una vez que finalice el dictado se guarda la hoja.
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Se toma otra hoja para la 3er. ronda, en esta ocasión no hay límites para la comunicación,
puede darse interacciones de retroalimentación. Es habitual que en este último intento el
dibujo sea el más parecido al original.
Objetivo de la dinámica:
-Identificar diferencias entre comunicación unidireccional y bidireccional
-Analizar las distinciones que cada uno tenemos de un mismo conocimiento y como esto
afecta (o no) en la comunicación
Dinámicas de Presentación
La pelota preguntona
El animador entrega una pelota a cada equipo, invita a los presentes a sentarse en círculo y
explica la forma de realizar el ejercicio.
Mientras se entona una canción la pelota se hace correr de mano en mano; a una seña del
animador, se detiene el ejercicio.
La persona que ha quedado con la pelota en la mano se presenta para el grupo: dice su
nombre y lo que le gusta hacer en los ratos libres.
El ejercicio continúa de la misma manera hasta que se presenta la mayoría. En caso de que
una misma persona quede más de una vez con la pelota, el grupo tiene derecho a hacerle
una pregunta.
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CAPITULO 13
TIPOS DE JUEGOS
Motor
Los niños pequeños ante de hablar juegan con las cosas que tienen delante, golpean un
objeto contra otro para que se le vuelva a dar.
Ejemplo: Si aprende a abrir la puerta del armario, repetirá la acción a pesar de los ruegos
para que no lo haga, en esos momentos esa es su satisfacción.
Juegos simbólicos
Este es el más típico de todos los juegos porque es el juego de pretender situaciones y
personajes como si estuvieran presentes.
Juegos de reglas
En los juegos de reglas hay que aprender a jugar porque hay que realizar determinadas
acciones y evitar otras, hay que seguir “unas reglas”.
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