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Che areko historia

La independencia del Paraguay fue el proceso histórico por el cual la actual


República del Paraguay se independizó de España, su metrópoli colonial, al tiempo que
rechazaba también incorporarse al estado denominado Provincias Unidas del Río de la
Plata (del mismo modo que a su sucesor, la Confederación Argentina), que pretendía
ejercer soberanía sobre todos los dominios del extinto virreinato del Río de la Plata,
incluida la intendencia del Paraguay.

No existe consenso entre los historiadores acerca de las fechas que definen los
límites de dicho proceso independentista. No obstante, se admite generalmente que a
partir de la revolución de mayo de 1811 y en adelante, el Paraguay se administró a sí
mismo sin subordinación a gobiernos exteriores.nota 1

Mapa del Paraguay (1812).


La ciudad de Asunción del Paraguay fue la primera capital de la gobernación del
Río de la Plata; desde allí partieron las expediciones que fundaron las demás ciudades
de la misma, entre ellas Buenos Aires. Eso le valió, entre los historiadores, el calificativo
de «madre de ciudades».1

La división de la gobernación en dos, quedando Buenos Aires como capital de la


gobernación del Río de la Plata y Asunción como capital de la gobernación del
Paraguay, no alteró durante mucho tiempo la primacía del Paraguay en la cuenca del
Plata. En primer lugar, primacía poblacional: hasta la segunda mitad del siglo XVIII, la
población de Buenos Aires fue menor que la de Asunción, y no fue hasta bien entrado
el siglo XIX que la jurisdicción de Buenos Aires superó en población a la del Paraguay.1
2

La revolución comunera del Paraguay, ocurrida entre 1717 y 1735, inició un


proceso de pérdida del favor real para esa provincia,13 proceso que fue continuado con
la preponderancia del gobernador de Buenos Aires en las guerras guaraníticas,4 y con
el encargo real del rey español al gobernador de Buenos Aires Francisco de Paula
Bucarelli de dirigir la expulsión de los jesuitas no solamente de su jurisdicción, sino
también de las gobernaciones vecinas.5 El proceso culminó en el año 1776, con la
creación del virreinato del Río de la Plata, con capital en Buenos Aires y en cuya
jurisdicción figuró la provincia del Paraguay. En 1782 el virreinato se dividió en
gobernaciones militares y en ocho intendencias siendo una de ellas el Paraguay.67

Otro factor que amplió los resentimientos paraguayos fue el cierre de la


navegación paraguaya hacia el Río de la Plata. En 1739 la Real Audiencia de Charcas
dispuso que Santa Fe fuera un puerto preciso de la navegación del Paraguay, lo que
fue confirmado por la real cédula del 1 de abril de 1743. Todos los barcos procedentes
del Paraguay debían desembarcar sus cargas en Santa Fe para luego de pagar un
impuesto seguir por tierra hacia Buenos Aires, lo que provocó disputas entre los cabildos
y gobernadores de las tres ciudades. El 13 de abril de 1780 el virrey Pedro Melo de
Portugal abolió provisoriamente los privilegios del puerto preciso de Santa Fe, lo que fue
confirmado por el Consejo de Indias el 14 de febrero de 1781.8

En general se supone que los paraguayos solamente toleraron la nueva


situación, que los ponía manifiestamente en inferioridad de condiciones respecto a la
ciudad que había sido fundada por asuncenos y gobernada desde Asunción.9 Se generó
entre la población paraguaya un resentimiento contra Buenos Aires, que se mantuvo
oculto hasta el final del período colonial. Incluso la decisión de deponer al virrey
Sobremonte, tomada exclusivamente por los estamentos porteños en 1807, fue
aceptada sin reclamación alguna en el Paraguay, y esta intendencia participó en la
defensa contra las Invasiones Inglesas con una fuerza de 953 hombres, parte de ellas
comandados por el coronel de milicias José de Espínola y Peña.1

La oposición del Paraguay a la influencia porteña se debía también a factores


económicos. Durante y después de las invasiones inglesas, los comerciantes porteños
se beneficiaron de un libre comercio que no modificó la situación desfavorable que el
Alto Plata mantenía con ellos. A esto se agregó que la mayor influencia de los
comerciantes porteños sobre las autoridades coloniales en comparación con sus
colegas del Alto Plata generó en las distintas áreas que componían dicha región
(Paraguay, las provincias del Litoral, sur del Brasil) un profundo sentimiento de
suspicacia y recelo hacia la poderosa ciudad-puerto.10

Luego de las Invasiones Inglesas, el virreinato quedó regido de hecho por un


sistema de libre comercio internacional, y el antiguo monopolio colonial fue reemplazado
por una relación mercantil muy favorable a Buenos Aires. En los años siguientes a las
invasiones británicas, los comerciantes asuncenos pretendieron elevar los precios de
sus exportaciones y crear un monopolio para la yerba mate similar al que existía sobre
la venta de tabaco, llamado estanco del tabaco. Los asuncenos pretendían reducir así
la competencia de la Villa Real de la Concepción y obtener mayores ganancias a
expensas de los consumidores de Buenos Aires, que sufrirían los efectos del monopolio.
El secretario del Real Consulado de Buenos Aires, Manuel Belgrano, presionó
exitosamente al virrey para impedir que se concretara el monopolio, lo que generó
profundos sentimientos de suspicacia y recelo en las regiones productoras de yerba
mate, que estaban en su apogeo al momento de la Revolución de Mayo.

Constitución de la Junta Provisional Gubernativa


El 17 y 19 de mayo de 1810, el virrey Cisneros publicó la Copia de los artículos
de la Gazeta de Londres y el Aviso al público que contenían noticias correspondientes
a febrero de 1810 y que provenían de Londres y Cádiz respectivamente. Las mismas
anunciaban que la resistencia en España contra Napoleón Bonaparte solo subsistía en
la bahía de Cádiz y que la Junta Suprema Central, residente hasta entonces en Sevilla,
había sido suprimida.

El 25 de mayo de 1810, el cabildo gobernador de Buenos Aires nombró una junta


provisional gubernativa que sustituyó al virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros. Como la
subrogación se realizó sin consultar a "los pueblos", es decir, a las ciudades y villas del
virreinato, el 27 y 29 de mayo, la nueva Junta y el Cabildo de Buenos Aires dirigieron
diversos documentos, en los que expusieron los motivos de la deposición del virrey, la
solicitud del reconocimiento de la autoridad provisional de la nueva junta como "centro
de la unidad" y el envío de diputados para "establecer la forma de gobierno que se
considere más conveniente". A este último efecto se adicionó la Circular del 26 de mayo
firmada por Cisneros donde este comunicaba su abdicación y recomendaba el envío de
diputados.

Primer contacto de la junta de Buenos Aires con Asunción


Artículo principal: José de Espínola y Peña
El 21 de junio de 1810, llegó a Asunción el enviado de la junta de Buenos Aires,
el coronel de milicias José de Espínola y Peña.

Los miembros de la junta de Buenos Aires sabían de la enemistad entre Espínola


y Peña y el gobernador del Paraguay Bernardo de Velasco. Este lo había destituido dos
veces de su cargo y había manifestado al virrey Cisneros que rever esa decisión
implicaría "un disgusto general en esta provincia".11 También sabían que el cabildo de
Asunción había solicitado al virrey que no volviera a darle cargo alguno en el Paraguay.

Con este nombramiento la junta de Buenos Aires manifestó la magnitud de su


poder que podía "funcionar con todo su rigor y en el límite extremo de su racionalidad
violenta aun en manos de alguien que resultaba descalificado".12 La descalificación de
Espínola y Peña era triple: por sus características personales; por sus antecedentes
políticos; y por tener el cargo de simple emisario del gobierno de Buenos Aires.

Los historiadores, además de exagerar la importancia de esta gestión, la


calificaron como un error de la Junta y la justificaron como fruto de la improvisación, la
urgencia y el desconocimiento de la "psicología de los pueblos del interior".1314 Sin
embargo, a posteriori, la junta de Buenos Aires mantuvo su política de utilizar a esta
conflictiva familia para sus fines de sujeción y tras la muerte del coronel Espínola y Peña,
en septiembre de 1810, ordenó a sus dos hijos, José y Ramón, que se pongan a
disposición de Belgrano como edecanes en la expedición militar contra el Paraguay.

La misión de Espínola y Peña terminó con su huida del Paraguay ante la


sospecha de que Velasco lo quería confinar sacándolo de Asunción rumbo
precisamente a la Villa Real de la Concepción. El 18 de agosto Velasco emitió una
circular a los comandantes y comisionados de los pueblos de Costa Abajo declarando
a Espínola "mal patriota, suspenso del mando que a su graduación corresponde", y
advirtiendo que "se tendrá por sospechoso de complicidad al que le obedezca, auxilie,
o de cualquier modo perturbe la pública tranquilidad con las especies, que divulgó
dirigidas a desunir los ánimos, y a formar Partidos perniciosos".15 De esta manera
Velasco estableció claramente que su autoridad era equivalente al de la Junta de
Buenos Aires y cerró la posibilidad de que otros emisarios pudieran confundir a los
funcionarios de su jurisdicción como lo había hecho Espínola.
En Buenos Aires logró convencer al gobierno de que enviando una pequeña
fuerza militar podía lograrse la adhesión de la provincia ya que, según él, la mayoría
apoyaba la unión con Buenos Aires. Según Belgrano el gobierno creyó lo que decía
Espínola porque era "fácil persuadirse de lo que halaga".

Con el fracaso de este primer intento de la Junta, la posición de Velasco y el


grupo españolista de Asunción se fortaleció políticamente antes de la reunión de la junta
general del 24 de julio de 1810.

Congreso del 24 de julio de 1810


Véase también: Rechazo del Paraguay a la Junta de Buenos Aires
En las comunicaciones que trajo el coronel José de Espínola y Peña, la Junta de
Buenos Aires decía:

"V.S. conoce muy bien los males que son consiguientes a una desunión, que
abriendo la puerta, a consideraciones dirigidas por el interés momentáneo de cada
pueblo, produzca al fin, una recíproca debilidad que haga inevitable la ruina de todos, y
ésta debería esperarse más de cerca, si la potencia vecina que acecha, pudiese calcular
sobre la disolución de la unidad de estas provincias."

Oficio del 27 de mayo de 1810 de la Junta Provisional Gubernativa en (Instituto


Belgraniano Central, 1982, p. 168, tomo III, vol.1)
El día 26 de junio, el gobernador convocó al cabildo de Asunción y le pidió su
parecer en una reunión que él mismo presidió:16

(...) que tratándose de un asunto extraordinario de la mayor gravedad, y en cuya


resolución se interesaba toda la provincia, convenía proceder con toda madurez y
circunspección, conociendo fielmente su voluntad, y que para ello se convocase una
asamblea general del clero, oficiales militares, magistrados, corporaciones, hombres
literatos y vecinos propietarios de toda la jurisdicción, para que decidiesen lo que fuese
justo y conveniente.

Acta del Cabildo de Asunción


El 28 de junio de 1810, acatando el dictamen del Cabildo, el gobernador Velasco,
en su calidad de "Gobernador Militar y Político e Intendente de la Provincia del Paraguay
y treinta Pueblos de Misiones de Indios Guaraníes, y Tapes del Uruguay, Paraná,
Campañas Adyacentes" convocó a una asamblea que finalmente se inició el 24 de julio:

(...) por quanto para proceder con la madurez y circunspección devida al


reconocim.to de la Junta Provisional Guvernativa instalada en Buen. Ay.s á
consecuencia de la abdicación del mando hecha por el Exmo. Sor. D.n Balthasar
Hidalgo de Cisneros, y elección de Diputado que deve pasar á aquella Capital como
Representante de esta Prov.a p.a tratar del Gov.no que en nombre del Sor. D.n
Fernando Septimo deba establecerse mientras duren las actuales circunstancias; se ha
acordado en Cav.do celebrado con mi asistencia el veinte y seis del corr.te la
combocación de una Junta gral. que se congregará el día quatro de Julio próximo á las
ocho de la mañana en las casas R.s de Gov.no, y se compondrá del Rv.d Obispo, Clero,
Corporaciones, Gefes, Magistrados, y de los prales. vecinos de esta Prov. (...) y ninguno
de los citados pueda escusarse de asistir á la mencionada Junta sin incurrir en la negra
nota de indiferente p.r el serv° del Rey Nro. Sor. D.n Fernando Septimo, y felicidad de
la Patria.

Gobernador Velasco. Convocatoria Junta general en (Ashwell, 1999, p. 203-4)


Recién el 17 de julio, Velasco y el Cabildo de Asunción, en forma conjunta,
respondieron el oficio que había traído Espínola. Manifestaron que dada la "gravedad
del asunto" se había acordado celebrar "un Consejo general" el 24 de julio de cuyo
resultado se daría "oportuno aviso" a la Junta. La nota mencionó además:

El "disgusto" por la venida de Espínola, a quien se calificó como "conductor de


los pliegos", es decir, un mensajero sin representación. También mencionó su
"vergonzosa fuga", sin motivo alguno. Esto implicaba responsabilizar a la junta de
Buenos Aires por la elección de semejante emisario.
El retorno al "sosiego inalterable" de la provincia después del alboroto que había
producido la improcedente medida de Espínola de querer reclutar hombres, motu proprio
o no, para enviarlos a Buenos Aires y que el gobierno tuvo que salir apresuradamente
a desmentir.
La "acendrada" fidelidad de la provincia a Fernando VII anticipando posibles
acusaciones de deslealtad al monarca prisionero como argumento político.
La "respetuosa sumisión [de la provincia] a las autoridades legítimas". Esta
aclaración se dirigía al punto más débil de la junta de Buenos Aires: su legitimidad. El
fiscal Villota ya la había anticipado como problemática en el Cabildo Abierto del 22 de
mayo de 1810 cuando sostuvo que se debía hacer una consulta previa a todas las
provincias del virreinato.17 De hecho el gobernador Velasco había sido nombrado
directamente por el rey Carlos IV, mientras que la Junta fue nombrada por el cabildo de
Buenos Aires que solo asumió el "ejercicio" de la soberanía pero no "en propiedad"
según la expresión legal de la época.
El 24 de julio se reunió, en el Real Colegio de San Carlos, bajo la presidencia de
Velasco, un congreso de 225 funcionarios y vecinos influyentes de toda la provincia. La
Asamblea comenzó con la lectura de una proclama por miembros del Cabildo de
Asunción, explicando las razones de la convocatoria, dando a conocer las últimas
noticias que se tenían de España y aconsejando las medidas que se deberían tomar. El
congreso resolvió por aclamación no adherir a la Junta de Buenos Aires, aunque sí
mantener relaciones fraternales con ella, y jurar obediencia al Consejo de Regencia de
España e Indias, desechando el parecer del doctor José Gaspar Rodríguez de Francia
que expuso:

"Esta asamblea no perderá su tiempo debatiendo si el cobarde padre o el


apocado hijo es el rey de España (...) Ninguno de ellos es ya rey del Paraguay (...) La
única cuestión que debe debatirse en esta asamblea y decidirse por mayoría de votos
es cómo debemos defender y mantener nuestra independencia contra España, contra
Lima, contra Buenos Aires y contra el Brasil".
Discurso atribuído al doctor Francia en el Congreso General del 24 de julio de
1810 en (Vittone, 1960, p. 13/14)
Teniendo en cuenta la advertencia de la Junta de Buenos Aires sobre una posible
invasión portuguesa al Paraguay, la asamblea decidió también formar una Junta de
Guerra para defender la Provincia.

Las decisiones tomadas por la Asamblea fueron:

Artículo 1º – Que inmediatamente y sin disolverse esta Junta, se proceda al


reconocimiento y solemne jura del Supremo Consejo de Regencia, legítimamente
representante de nuestro Soberano, el señor Fernando 7º; respecto a que según los
incontestables documentos que se han leído y tenido presente, no puede dudarse de su
legítima instalación y reconocimiento por las Provincias de España, Naciones Aliadas, y
hasta en este mismo continente.
Art. 2º – Que se guarde armonía correspondiente y fraternal amistad con la Junta
Provisional de Buenos Aires, suspendiendo todo reconocimiento de superioridad en ella,
hasta tanto que S. M. resuelva lo que sea de su soberano agrado en vista de los pliegos
que la expresada Junta Provisional dice haber enviado con un oficial al Gobierno
Soberano legítimamente establecido en España, y del parte que se dará por esta
Provincia.

En precaución a la advertencia de la Junta de Buenos Aires respecto a una


posible invasión portuguesa al Paraguay, el Congreso decidió:

Art. 3º – Que en atención a estarnos asechando la Potencia vecina, según


manifiesta la misma Junta, disponga nuestro Gobernador Comandante General, se
forme a la mayor brevedad una Junta de Guerra para tratar y poner inmediatamente en
ejecución los medios que se adopten para la defensa de esta Provincia, que en prueba
de su fidelidad al Rey, está pronta a sacrificar las vidas y haciendas de sus habitantes
por la conservación de los dominios de S. M.
Art. 4º – Que se de cuenta al Supremo Consejo de Regencia, y se conteste a la
Junta de Buenos Aires, con arreglo a lo resuelto y acordado en esta acta, que se
archivará para perpetua memoria; y la firmaron los señores arriba expresados y demás
que forman este respetable Congreso de que da fe – Jacinto Ruíz – Escribano público
de Gobierno.

Velasco dio a conocer al pueblo lo decidido y aconsejó que se evitase toda


discusión y controversia sobre los puntos ya decididos, amenazando con poner en
prisión a quienes perturben la tranquilidad pública.

El 30 de julio Velasco publicó otro bando llamando a los paraguayos a alistarse


para cuando la Patria los necesite, creando un cuerpo militar del cual él se puso al frente,
secundado por un encargado de la economía y con una fuerza efectiva de todos los
ciudadanos y habitantes sin distinción de patricios ni forasteros. Al capitán Carlos
Genovés, nombrado por Velasco, y al regidor José García del Barrio, nombrado por el
cabildo, se les encomendó la tarea de hacer una lista de individuos alistables de
Asunción y de las armas en manos de particulares. El 8 de agosto Velasco prohibió que
se gastase o vendiese pólvora y estableció un toque de queda en la ciudad.18

Ultimátum de la Junta de Buenos Aires


A principios de agosto llegaron tardíamente a Asunción dos circulares de Buenos
Aires, fechadas el 18 de julio, comunicando que los diputados a elegirse debían serlo
en los términos de la Real Orden del 6 de octubre de 1809. El Cabildo, cuyo alcalde de
primer voto era Bernardo de Haedo, respondió esas notas el 18 de agosto sobre la base
de lo dispuesto por el congreso del 24 de julio: "este Cabildo les dará el debido
cumplimiento luego que Su Majestad lo ordene", comunicándole además que se había
recibido la Real Cédula de erección del Consejo de Regencia, "a cuyas órdenes se halla
sumisa y sujeta toda esta Provincia."

Antes de recibir la comunicación de lo resuelto en Asunción el 24 de julio, la junta


de Buenos Aires bloqueó las comunicaciones con el Paraguay e incentivó contra el
gobernador Velasco a grupos paraguayos favorables a Buenos Aires. Además, en
respuesta a la nota del 27 de julio, la junta de Buenos Aires envió un ultimátum el 18 de
agosto al gobernador, al Cabildo y al obispo del Paraguay. Asumía que la negativa de
la provincia del Paraguay a depender legalmente de ella se originaba exclusivamente
en el gobernador Velasco:

(...) Prescinda Vuestra Señoría de su interés personal, cierre los ojos a todo
temor de que peligre su empleo o padezca su individuo; y entonces quizás no se
presentará el nuevo sistema tan terrible, como ahora pretende pintarlo (...) requiere a
Vuestra Señoría por última vez que se una a la Capital, que deje obrar al Pueblo
libremente, que reconozca la dependencia establecida por las Leyes, y que promueva
la remisión del Diputado, para la celebración del Congreso, que debe tranquilizar a estas
Provincias. Si Vuestra Señoría persiste en su pertinacia, será responsable ante Dios y
el Rey de los males, que se preparan.

Junta de Buenos Aires a Velasco en (Garay, 1897, p. 34-35)


El 8 de septiembre, llegó a Asunción una nota de Vicente Nieto, presidente de la
Real Audiencia de Charcas. Comunicaba la negativa de las ciudades del Alto Perú que
dependían de ella, a reconocer a la junta de Buenos Aires. Gracia la publicó por bando
al día siguiente.19

Preparativos militares en el Paraguay


Si bien la Asamblea del 24 de julio dispuso la formación de una junta de guerra
para resistir una posible invasión portuguesa, tras el ultimátum de la Junta resultó
evidente que era más probable un ataque proveniente de Buenos Aires. En septiembre
de 1810, Velasco tomó medidas de seguridad interior: cerró el puerto y paralizó el
comercio; algunas personas partidarias de Buenos Aires fueron confinadas al Fuerte
Borbón.
Tras delegar el mando administrativo en el Cabildo, asumió el mando de las
milicias provinciales, instaló su cuartel general en el colegio San Carlos, pertrechó
algunos barcos mercantes con destino a Ñeembucú. Se ordenó a Pedro Gracia, coronel
de milicias del Regimiento N° 2 de Voluntarios de Caballería de Costa Arriba (o zona al
norte de Asunción) y comandante político y militar de la Villa de San Pedro de
Ycuamandyyú, que realizara el alistamiento y acuartelamiento de tropas, pudiendo
nombrar oficiales hasta el grado de capitán.

Requisa de armas en las Misiones


El virrey Cisneros había sugerido a Velasco la necesidad de crear una jefatura
en las Misiones dada la dimensión y distancia que estaban esos territorios de Asunción.
La designación recayó en el sargento mayor graduado coronel Tomás de Rocamora
quien, con el título de teniente gobernador, se hizo cargo de los asuntos políticos y
militares en cuatro departamentos de las Misiones al sur del Paraná. Rocamora asumió
como segundo de Velasco por providencia del 19 de diciembre de 1809.20

Al crearse la junta de Buenos Aires cinco meses después, Rocamora se adhirió


a ella. El 23 de julio de 1810 "hizo saber a la Junta que el gobernador del Paraguay, del
cual dependía, pretendía sustraerlo de la subordinación a Buenos Aires, puesto que
aquel no acataba a la autoridad del Plata".21

A comienzos de agosto, Velasco pidió a Rocamora que envíe media docena de


piezas de artillería. A tal fin envió a Fulgencio Yegros, quien no pudo realizarla porque
Rocamora manifestó que las que tenía estaban en su mayoría inutilizadas.

Anticipándose a las operaciones enemigas, Velasco se dirigió personalmente


hacia las Misiones. Su objetivo principal era recoger todas las armas que pudiera
encontrar en esa zona, que podría ser una base de operaciones para invadir el Paraguay
por Itapúa. El 19 de agosto de 1810 partió de Asunción saludado por una salva de
artillería. Llevaba como ayudante al segundo de Gracia, al paraguayo Manuel Atanasio
Cabañas, poderoso estanciero de la Cordillera de quien tenía excelente opinión desde
la época de las invasiones inglesas. La expedición estaba integrada por dos compañías:
la de los Cuarteleros iba al mando de Benito Villanueva, oriundo de Villeta, la de Miñones
iba al mando del artillero español Antonio Zavala. Como apoyo incorporó en el camino,
como auxiliares, una compañía de pardos libres y otra de indígenas misioneros.

Sabiendo que Velasco se movía hacia el sur, y sin tener órdenes de la Junta,
Rocamora se instaló y concentró algunas fuerzas en Yapeyú, punto intermedio para
recibir apoyo desde Buenos Aires o poder retirarse. Estos movimientos no pasaron
desapercibidos al coronel portugués Francisco das Chagas Santos. Pese a la misiva
que le había enviado Velasco el 31 de agosto, se alarmó por el movimiento de tropas
tan cerca de su frontera, comandadas además por el propio gobernador del Paraguay.22

Pablo Thompson, subdelegado de Concepción, se plegó a Velasco y comenzó


a reunir caballos, reses, hombres y armas con el objeto de marchar hacia Candelaria
para unirse al gobernador del Paraguay. El 30 de agosto Velasco llegó a Candelaria,
hizo jurar fidelidad al Consejo de Regencia de Cádiz y ordenó a los departamentos la
captura de Rocamora "para imponerle el ejemplar castigo que merecía por haberse
introducido en el territorio de mi mando, sin mando, sin autoridad ni jurisdicción, y ser
sedicioso perturbador público y traidor a la Patria y al Rey".23 Rocamora informó a
Buenos Aires que a Velasco, en Apóstoles, "continuamente se le aumentan paraguayos
y él agrega los indios de los tres departamentos rebelados". El teniente Pareti,
subdelegado interino de Concepción e informante de Rocamora, entregó "pertrechos y
efectos del Rey" a las fuerzas de Manuel Cabañas.

Velasco regresó de las Misiones con todo el armamento que pudo encontrar.
Había volcado a su favor tres de los cuatro departamentos sin hacerse ilusiones sobre
la lealtad de los subdelegados que se plegaban, según las circunstancias, a uno u otro
bando. Asignó al capitán Carlos Thompson el control de la margen derecha del río
Paraná y trajo consigo al maestro armero italiano Miguel Tiragalo, importante artesano
que se haría cargo del arsenal de Asunción hasta el año 1816. Con esta operación se
incorporó además a la provincia del Paraguay todo el territorio misionero comprendido
entre el río Tebicuary y el río Paraná. El estratégico avance de la frontera hasta este río
ya figuraba en los planes de Velasco desde mucho antes del congreso del 24 de julio.24

En su marcha hacia el sur, antes de cruzar el río Tebicuary, Velasco había


constatado la presencia de antiguos partidarios de Espínola y Peña en esa zona, entre
ellos el sargento mayor José Luis Mora, excomandante de Quiindy por lo que a su
regreso lo envió engrillado a Asunción.

Ya el 10 de agosto, Rocamora había solicitado su separación de la provincia del


Paraguay pero la Junta no había atendido sus pedidos de auxilio y protección. Recién
el 16 de septiembre, la Junta decidió liberar a Rocamora de la dependencia del
gobernador Velasco designándolo solamente como gobernador "interino".25

Liberación de barcos retenidos y control del Paraná

Fulgencio Yegros. Óleo pintado en 1910 por Pablo Alborno


El 15 de septiembre, desde Misiones, Velasco ordenó al comandante Pedro
Gracia que enviase una flotilla naval a rescatar los buques destinados al Paraguay que
se hallaban retenidos en Corrientes, además de ocupar el sur de la Intendencia hasta el
río Paraná.

La región entre los ríos Tebicuary, Paraguay y Paraná y los esteros que
formaban el límite occidental de las Misionesnota 2 era entonces objeto de un litigio
entre la Intendencia del Paraguay y la Tenencia de Gobierno de Corrientes: en el norte
de esa región existía desde 1779 el pueblo de Pilar, erigido como villa en 1792. En el
sur de esa zona estaban establecidos varios hacendados radicados en la ciudad de
Corrientes. Ésta había establecido guardias militares en el paso de Itatí, Curupayty,
Lomas de Pedro González y Paso del Rey.26
Por orden de Gracia, en una doble operación terrestre y naval, el capitán
Fulgencio Yegros ocupó la Guardia de Curupayty y el Paso de Itatí. Una escuadrilla
formada por 3 barcos mercantiles artillados y una cañonera —llevando embarcados más
de 160 hombres de tropa y su oficialidad— al mando de José Antonio Zavala, partió de
Asunción el 21 de septiembre y regresó el 10 de octubre, después de haber recuperado
8 buques que habían sido detenidos en Corrientes en su viaje a Asunción. La misión fue
cumplida sin uso de violencia, a pesar de que fue divisada desde la ciudad.27

El 10 de septiembre, Velasco dio a conocer un comunicado del gobernador de


Montevideo, Gaspar de Vigodet, en la que el exvirrey Cisneros decía que su firma, en
las circulares en las que aconsejaba reconocer a la Junta, le habían sido arrancadas a
la fuerza. Estas dos noticias reforzaron la posición adoptada por el congreso del 24 de
julio.

Expedición de Belgrano
Artículo principal: Expedición de Belgrano al Paraguay

Operaciones militares en territorio paraguayo y misionero (diciembre de 1810-


marzo de 1811.
El 4 de septiembre de 1810, la Junta de Buenos Aires, apoyándose en la
información de Espínola, ordenó a uno de sus vocales, el doctor Manuel Belgrano, que
el ejército que había organizado para operar en la Banda Oriental se dirigiera a la
Provincia del Paraguay para obtener su adhesión.

Simultáneamente, la Junta envió hacia Asunción al capitán Juan Francisco Arias,


y poco después al asunceno Juan Francisco Agüero, para convencer a las autoridades
de esa provincia sobre la justicia de la causa de Buenos Aires y los peligros de
enfrentarla.

Belgrano inició la formación de su ejército el 23 de septiembre en San Nicolás


de los Arroyos,28 e incorporó más tropas en Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes y
Misiones. A fines de diciembre de 1810 ingresó al territorio paraguayo por Itapúa.29

Belgrano supuso que la sola presencia de su tropa bastaría para que la inmensa
mayoría de la población paraguaya se plegara a la Junta de Buenos Aires. Sin embargo,
no solo no recibió apoyo de la población, sino que esta se manifestó hostil ante
presencia. Sus fuerzas fueron derrotadas en Paraguarí el 19 de enero de 1811, y en
Tacuarí el 9 de marzo.

Ambas victorias paraguayas son consideradas como el inicio de una toma de


conciencia de las propias fuerzas por parte de la oficialidad paraguaya.[cita requerida]
Luego de firmar la capitulación, Belgrano propuso a Cabañas ocho puntos de los cuales
en el tercero volvió a insistir en que el Paraguay envíe diputados y "guarde el orden de
dependencia" respecto de Buenos Aires. En el cuarto propuso constituir una junta en
Asunción de la cual Velasco sería el presidente. Estas propuestas contradecían lo
dispuesto por el congreso del 24 de julio de 1810. Cabañas se excusó diciendo que no
estaba autorizado a resolver "ninguna" de las proposiciones. Tampoco Belgrano estaba
autorizado por la junta de Buenos Aires para realizarlas. En sus contactos con Belgrano,
Cabañas, Yegros y los demás jefes paraguayos, ponían el acento solo en la paz y en la
amistad entre "las dos provincias" pero en ningún momento aceptaban obedecer a la
junta de Buenos Aires".30

El 23 de marzo de 1811, el ejército de Belgrano comenzó su retirada desde


Candelaria hacia la Banda Oriental. Nada expresó mejor el estado de ánimo de Belgrano
que la frase:

"En fin, voy a olvidar, excelentísimo señor, al Paraguay". Belgrano a la Junta, 25


de marzo de 1811, en (Instituto Belgraniano Central, 1982, p. 536, tomo III, vol.1)

Velasco pide ayuda a los portugueses


Artículo principal: Rechazo del Paraguay a la Junta de Buenos Aires
Pese a las buenas relaciones de Velasco con Francisco das Chagas Santos, el
comandante portugués de las Misiones Orientales, el superior de este, el Capitán
General Diego de Souza le pidió explicaciones a raíz de la incursión que había realizado
en Candelaria.31

Después de la derrota de Belgrano en Paraguarí y su lenta retirada hacia el


Paraná, Velasco intentó asegurar la estratégica vía de comunicación por el río Uruguay
que lo comunicaría con las fuerzas de Vigodet en Montevideo y con los portugueses de
las Misiones Orientales y de paso presionar por la retaguardia a Belgrano. A tal efecto
solicitó a Diego de Souza unos 200 soldados para tal fin.32

El 3 de febrero de 1811 teniendo noticias vagas sobre la derrota de Belgrano en


Paraguarí, Diego de Souza propuso al flamante virrey Elío, en Montevideo poder
ingresar con sus tropas —previo común acuerdo con Velasco— para recuperar la zona
del Uruguay y Paraná:

(...) convendría que V.E., de acuerdo con el gobierno del Paraguay, y protegido
de las tropas de mi mando, entrase sin demora en el proyecto de libertar de la
jurisdicción de aquella Junta el territorio del Uruguay y Paraná, como supongo interesa
a su posición y a la mía.

El 27 de febrero Souza le comunicó a Elío que había recibido pedidos de auxilio


de Velasco para sostener la persecución de Belgrano e impedir que nuevos refuerzos
pudieran venir en su ayuda desde Corrientes, Santa Fe y del propio Tomas Rocamora
ubicado en Santa Rosa. Dos días antes Souza había anticipado a Velasco que en lugar
de los 200 hombres solicitados él enviaría preventivamente entre 800 y 1000 soldados
a las costas del Uruguay a la espera de futuras órdenes de Velasco.
Cuando Souza se enteró de la capitulación de Belgrano envió una nota
proponiendo una entrevista personal con Velasco para realizar "operaciones sucesivas".
Como esta nota no llegó a destino insistió enviando al capitán José de Abreu Mena
Barreto donde explicitó su plan de sumar sus fuerzas a la de Velasco y Elío para liberar
el Uruguay de la "dominación de Buenos Aires sin lo cual ni su gobierno, ni aquel dejarán
de estar siempre amenazados o inquietos".33

El capitán Abreu, luego de estar retenido 15 días en Itapúa, fue recibido en


Asunción por los "españolistas" más radicales como "un don del cielo". Pese a las
condiciones que traía Abreu de que previamente se debía reconocer los derechos de
Carlota Joaquina a la corona española y sus dominios, la presión del ala españolista
más radical venció a la oposición en el Cabildo y logró que se aprobara la ayuda. Sin
embargo, Velasco se opuso al ingreso de tropas "que por ahora no necesita esta
provincia" pero si pidió una ayuda de 25000 pesos para pagar los sueldos de los
soldados que habían dejado largos meses a sus familias y negocios para defender la
Provincia y cuyo disgusto podía ser utilizado en su contra.34

Velasco venía dilatando la concreción de esa "ayuda" de 200 hombres que había
pedido cuando Belgrano estaba dentro de la Provincia pero que ahora,
sospechosamente, había aumentado a 1500 cuando ya no existía ningún peligro. Por
otra parte no tenía autorización para permitir el ingreso de tropas extranjeras en la
provincia y menos asumir previamente el reconocimiento de Carlota Joaquina. Velasco
tenía presente además los cinco complots que se habían producido en su contra entre
octubre de 1810 y abril de 1811, la caída de su prestigio luego de su retirada en
Paraguarí, las conversaciones de sus oficiales con Belgrano y las consecuencias de las
medidas que había tomado para desarmar las fuerzas militares y neutralizar a sus
jefes.35

Así como la misión de Espínola y Peña, el ultimátum de la Junta de Buenos Aires


y la invasión de Belgrano incrementaron su poder y sirvieron para postergar
transitoriamente el accionar de un sector de la oposición a su gobierno, la misión Abreu
y el ocultamiento del rechazo de ayuda sería utilizada por estos mismos grupos para
destituirlo.34

Ocupación de Corrientes
Una vez expulsado Belgrano de la provincia del Paraguay, el gobernador
Velasco consideró que se podía poner en práctica el plan de ocupar Corrientes sugerido
por Pedro Gracia en septiembre de 1810. El 7 de abril de 1811, una flotilla al mando de
Jaime Ferrer, que ya había participado de la liberación de los buques en octubre de
1810, ancló frente a la ciudad de Corrientes. La intención declarada era liberar
nuevamente los buques detenidos por orden de la junta de Buenos Aires pero el
segundo objetivo era proteger el paso de tres buques con armas que el virrey Elío
enviaba desde Montevideo y, si las circunstancias fueran favorables, ocupar la ciudad
para mantener abierta esa vía de comunicación en forma permanente. Tres factores
jugaban a favor de esto último: la existencia en Corrientes de un núcleo favorable a la
provincia del Paraguay; la falta de fuerzas para la defensa, debido a que Belgrano se
había llevado soldados para invadir la Banda Oriental "dejando solo los inútiles y los que
por su avanzada edad no podían sufrir las penurias de una campaña";36; y la oposición
de la población a la política de la junta de Buenos Aires de realizar levas locales para
llevarlas fuera de la provincia. Este último punto será utilizado posteriormente por Blas
José de Rojas como argumento en su discurso inaugural.

El teniente gobernador de Corrientes Elías Galván no tuvo muchas opciones, y


contestó

Que tenía consigna del general Belgrano de mantener cordialidad con el


Paraguay, consigna que se halla convenida ya con los tratados celebrados en el campo
de batalla de Tacuarí [...] y ya ratificada por la [...] Junta de Buenos Aires. Le pido que
se retire con sus buques ya que no tenemos orden de batirnos.37

Aunque Galván cedió al requerimiento de Ferrer de liberar los buques


paraguayos, este no se retiró pues tenía que esperar a los barcos que venían de
Montevideo. En los siguientes días, además del único barco paraguayo detenido, y para
evitar sorpresas, Ferrer exigió la entrega de algunas naves correntinas. El 17 de abril,
cuando llegaron los tres barcos más otros tres capturados en el camino, Ferrer exigió a
Galván, en el término de dos horas, que se declarase aliado de la Provincia del Paraguay
y reconociera al Consejo de Regencia y al virrey Elío.38 Ferrer tenía ya diez buques
mayores y menores armados, cuatro mercantes más los tres de Montevideo. Sus tropas
eran de 300 hombres.39 Galván intentó resistir en Las Lomas (cerca de la actual Laguna
Seca, en Corrientes) pero sus fuerzas, escasas y mal armadas, se dispersaron no bien
las fuerzas de Ferrer pudieron conseguir caballos. Galván se retiró hasta La Bajada,
donde le dijeron que no tenían recursos para ayudarlo. En Corrientes quedó el regidor
del cabildo local Ángel Fernández Blanco para que se entendiera con los paraguayos.
El 19 de abril de 1811 el cabildo de Corrientes aceptó el ultimátum y Ferrer ocupó la
ciudad. Días después se retiró aguas arriba dejando una guarnición a cargo de Blas
José de Rojas, quien asumió como Teniente de gobernador y Capitán general el 28 de
abril. Con ese motivo lanzó una proclama contra la "turbulenta" y "facinerosa" Junta de
Buenos Aires y su política de levas:40

"Paraguayos somos; no esperemos que unos salteadores enemigos de nuestro


idolatrado Fernando nos imponga con ardides un yugo vergonzoso, para ir después a
costa de nuestra sangre a aumentar su ambición y sus conquistas en Montevideo y
Provincias del Perú". Proclama de Blas José de Rojas en (Cardozo, 1963, p. 19/20)

Debe destacarse que estos conceptos provenían de un oficial que había


combatido en Tacuarí y que además compartía con Fulgencio Yegros un alto grado de
confianza e identificación con sus ideas según consta en las notas intercambiadas entre
ambos.

A mediados de mayo de 1811 se produjo en Asunción el alzamiento militar que


impuso al gobernador Bernardo de Velasco dos consocios para que gobernaran con él.
Al conocerse este hecho, Rojas, que era uno los principales conspiradores y que ya
venía trabajando con Fernández Blanco, apresó a unos 100 españoles y se apoderó de
13 barcos. En un bando del 30 de mayo, impulsado por el doctor Francia, el gobierno
de Asunción, anticipando lo que sería después su política frente a la junta de Buenos
Aires, ordenó evacuar Corrientes y reponer las autoridades y la subordinación existentes
antes de la ocupación.

Habiendo tenido el actual gobierno por objeto de sus primeras atenciones y


cuidados el conservar la tranquilidad interior y la paz, unión y buena armonía con la
ciudad de Buenos Aires y las demás del continente, siempre que pueda efectuarse de
un modo digno y compatible con el decoro y libertad de esta antigua, vasta y respetable
provincia de la Asunción, ha juzgado conducente a tan importante fin el evacuar y dejar
libre la ciudad de Corrientes ocupada por nuestras armas, considerando que el pueblo
ilustrado de Buenos Aires y todo el mundo imperial, a vista de un ejemplo singular de
moderación y generosidad después de las victorias conseguidas por las armas de la
provincia, se convencerá mejor de la sinceridad de nuestras intenciones y de que el
pueblo valeroso del Paraguay, desplegando la energía de sus fuerzas, nada más a
deseado sino el que se respete su libertad. Bando del 30 de mayo de 1811 en (El
paraguayo independiente, 1859, p. 6-7, tomo I)

El 6 de junio de 1811, luego de recoger las armas en poder de la población y de


imponer a los europeos residentes una contribución de 2000 pesos, Rojas entregó el
mando a Fernández Blanco. Elías Galván retornó a la ciudad y asumió sus funciones el
16 de junio de 1811.40

El Paraguay prepara su propia revolución


Medidas preventivas y represivas del gobernador Velasco
Desde fines de 1810, el gobernador Velasco tomó medidas contra quienes
conspiraban a favor de la Junta de Buenos Aires, confinando a un grupo de personas
en el Fuerte Borbón. El 7 de enero de 1811 hizo procesar y enviar preso a Asunción al
administrador del pueblo indígena de Yaguarón, acusado de querer entregar el pueblo
a Belgrano.

Luego de la batalla de Paraguarí, el gobernador ordenó que todas las armas de


fuego capturadas al enemigo y las que poseyera la población, fueran entregadas al
gobierno. El 13 de marzo se conoció en Asunción el resultado de la Batalla de Tacuarí,
por lo que el gobernador partió hacia las Misiones, dejando el mando en los cabildantes
Bernardo de Haedo, José Carísimo y Francisco Díaz de Bedoya.

Tras la retirada del ejército de Belgrano, y en conocimiento de las relaciones que


los jefes criollos de sus milicias habían entablado con Belgrano, Velasco licenció sin
pago alguno a los milicianos, muchos de los cuales habían servido sin paga durante 8
meses, ni tampoco recompensó a sus jefes. Impidió una entrada triunfal del ejército en
la capital, mientras se hacía tributar honores en el pueblo de Santa María. Apartó de las
posiciones de mando a los principales jefes criollos responsables de la victoria,
considerados héroes por la población: al coronel Juan Manuel Gamarra lo nombró como
mayor de plaza en Asunción, sin mando de tropas; Blas José Rojas pasó como teniente
gobernador de Corrientes, lejos de Asunción; el coronel Manuel Cabañas fue nombrado
subinspector general de armas, sin mando de tropas; y Fulgencio Yegros fue nombrado
teniente gobernador de Misiones, de modo de alejarlo también de la capital paraguaya.
La capital quedó guarnecida por milicias de San Isidro del Curuguaty.
El 4 de abril de 1811 fue descubierta una conspiración que debía estallar dos
días después. Los complotados pensaban atacar el cuartel para liberar a los presos allí
existentes y los prisioneros porteños que se hallaban en un barco, y apoderarse de las
armas y municiones del parque de artillería. A continuación, serían capturadas y
depuestas las autoridades. La defección y delación por parte de uno de los
conspiradores permitió capturar a Manuel Pedro Domecg, Manuel Hidalgo y a Marcelino
Rodríguez.

Luego de retornar a Asunción, Velasco publicó un bando instando a los


paraguayos a la tranquilidad general, y tomó a todas las autoridades nuevamente
juramento de obediencia al rey Fernando VII, ordenando festejos solemnes en toda la
provincia para acompañar el juramento. A fines, de abril desarticuló la prédica del cura
José Fermín Sarmiento, quien junto a José de María y a José Mariano Báez,
conspiraban en Concepción a favor de la Junta de Buenos Aires.

Vísperas de la Revolución

Pedro Juan Caballero.


El resentimiento de los oficiales criollos contra el gobernador Velasco luego de
que éste no recompensara a los milicianos por sus victorias, junto con el temor del
ingreso de fuerzas portuguesas al Paraguay, y el accionar propagandístico de Belgrano,
llevó a que condensara en torno a Fulgencio Yegros una conspiración para finalizar la
dependencia del Paraguay respecto del virrey Elío y del Consejo de Regencia de
España. Como Yegros se hallaba en Itapúa, Gaspar Rodríguez de Francia dirigió la
planificación del golpe en la capital. Allí fue decisivo el accionar del capitán Pedro Juan
Caballero y del alférez Vicente Ignacio Iturbe, quienes lograron el concurso de los
soldados del cuartel de Asunción.

El plan inicial preveía un movimiento sincronizado. En Itapúa se levantaría


Fulgencio Yegros; en Corrientes, Blas José de Rojas; quienes destacarían columnas
hacia Asunción, a las que se uniría Manuel Atanasio Cabañas en la Cordillera, entrando
en la capital el 25 de mayo, primer aniversario de la revolución de Buenos Aires.41

El 24 de abril de 1811 Iturbe fue llamado a prestar declaración, ya que el abogado


Juan de la Cruz Bargas delató la existencia de una conspiración, poniendo en
sospechas a las autoridades. Como el viaje de Yegros a Asunción para ponerse al frente
de la revolución no podría dejar de ser advertido por Velasco, Caballero decidió no
esperarlo y adelantar el golpe ante el peligro de que fueran arrestados. El 13 de mayo
el Cabildo aceptó unánimemente el ofrecimiento del ingreso al Paraguay de tropas
portuguesas, pese a la oposición de Velasco. El asesor del gobernador, Pedro
Somellera, afirmó que él comunicó a los principales complotados la decisión secreta del
Cabildo, alarmado por el peligro portugués. En la mañana del 14 de mayo Iturbe recibió
el aviso de su pariente, el síndico procurador del cabildo Juan Antonio Fernández, sobre
que Velasco estaba al corriente de sus reuniones subversivas en el caso de Juan
Francisco Recalde, transmitiendo la noticia a Caballero. El día 15, Abreu debía partir
con la comunicación del Cabildo.
Revolución del 14 de mayo
Véase también: Revolución de mayo de 1811
A las 10 de la noche del día 14, Pedro Juan Caballero hizo repicar
inesperadamente las campanas de la catedral; era la señal convenida para que los
complotados se reunieran en el cuartel general frente a la plaza. Caballero e Iturbe
avanzaron hacia el cuartel con 3 compañías de infantería y 3 de artillería, siéndole
franqueado el paso por el comandante de la guardia, capitán Mauricio José Troche,
lográndose apoderar del parque de artillería y de las armas sin ninguna resistencia. Las
fuerzas acantonadas en el cuartel eran: 106 soldados al mando del capitán Juan José
Vera, 34 milicianos de San Isidro de Curuguaty al mando de Troche, y una compañía de
fusileros al mando de Cuestas. Cuando el mayor de plaza Cabrera retornó al cuartel con
8 soldados que realizaban una ronda, fue arrestado por Iturbe.

Caballero fue reconocido como comandante del cuartel y comenzó a reunirse


parte del pueblo en torno al mismo. Velasco envió a un sacerdote al cuartel para
averiguar qué ocurría, y luego recibió una intimación de Iturbe para que renunciara al
gobierno. Velasco se negó a renunciar, intimando además a Iturbe que no dejara partir
a los enviados portugueses. Se le hizo una nueva propuesta para que admitiera a dos
personas como adjuntos en los despachos de gobierno hasta la celebración de un
congreso provincial que determinara la forma de gobierno. El gobernador rechazó
también esta segunda comunicación.

Como el gobernador no cediera, se dispuso de dos cañones y se enviaron


patrullas a recorrer las inmediaciones, mientras se convocaba a más adictos para
aumentar las fuerzas y se repartían armas. Durante la noche, el teniente coronel
Gamarra presentó a Velasco un plan para atacar el cuartel, pero el informe convenció
al gobernador de su propia debilidad.

En la mañana del 15 de mayo, Velasco desestimó los planes de resistencia, y


finalmente aceptó que le fueran asociados dos individuos para el despacho de gobierno.
. El nuevo gobierno sería provisorio hasta la celebración de un congreso provincial. El
asesor de Velasco, el porteño Pedro Somellera, propuso enviar un pliego a Buenos Aires
relatando lo ocurrido. Para esa misión fue designado José de María, pero al llegar
Francia al cuartel disuadió a Caballero de enviar la nota para no darles un alegrón a los
porteños. Ese mismo día se integró el gobierno provisional con Velasco al frente del
mismo y como consocios el doctor Gaspar Rodríguez de Francia y el comerciante
español Juan Valeriano de Zeballos. El nuevo gobierno no solo eliminó el cargo de
"Asesor" sino que al poco tiempo encarceló a Somellera y su hermano. Así comenzó la
consolidación del doctor Francia en su rol de "letrado", en su calidad de hombre de
letras, inteligencia, saber y talento, como motor de la política. No es casualidad que la
serie de sucesos que definieron la constitución del Estado paraguayo fueran
conceptualizados por los contemporáneos de aquellos hechos y los primeros ensayos
historiográficos como una "guerra de secretarios".42 El cambio de gobierno se consumó
sin disparar una sola bala.

Gobierno de Velasco y sus consocios


En la tarde del 15 de mayo, Velasco emitió un bando prohibiendo la circulación
de personas desde las 9 de la noche. Dos días más tarde, en otro bando, ordenó que
todo aquél que tuviera armas de fuego la entregase al gobierno en 24 horas. También
aclaró el sentido del cambio de gobierno:

(...) no ha tenido por causa y por objeto en la presente determinacion, el entregar,


ó dexar esta Provincia al mando, autoridad y disposición de la de Buenos Ayres, ni de
otra alguna ni de mucho menos el sugetarla á ninguna Potencia extraña. (...)
reconociendo siempre al desgraciado Soberano bajo cuyos Auspicios vivimos, uniendo
y confederandose con la misma Ciudad de Buenos Ayres para la defensa comun y para
procurar la felicidad de ambas Provincias y las demas del continente, bajo un sistema
de mutua union, amistad y conformidad, cuya base sea la igualdad de Derechos.

Antes de partir de Itapúa, Yegros arrestó a 115 españoles y se apoderó de los


botes que custodiaban el río Paraná. Marchó inmediatamente con sus soldados hacia
Asunción, dejando a Vicente Antonio Matiauda como comandante interino de la frontera.
En el camino fue alcanzado por un mensajero de su hermano, que le comunicó los
sucesos de Asunción. Hasta ese momento, Yegros era partidario de la Junta de Buenos
Aires, de modo que hizo seguir al mensajero hacia Itapúa, para que Matiauda
comunicara los acontecimientos a las autoridades fronterizas dependientes de Buenos
Aires. Yegros entró en Asunción el 21 de mayo, saludado por una salva de 21
cañonazos.

El comandante de Ñeembucú y de la flota fluvial, Jaime Ferrer, fue separado de


ambos mandos.

En Corrientes, el 16 de mayo, Blas José de Rojas de acuerdo con el regidor


Ángel Fernández Blanco, apresó a unos 100 españoles de la ciudad, apoderándose de
13 barcos. El 30 de mayo, el gobierno de Asunción, anticipando lo que seria su política
frente a la junta de Buenos Aires, anunció:

"La ocupación de la ciudad de Corrientes por las fuerzas de esta provincia fue
solamente consultando la seguridad, necesária en mención á la falta de espresión
suficiente en la capitulación hecha después del ultimo combate en Tacuarí entre el
General de las tropas de esta ciudad, y el de las de Buenos Aires, pero el presente
Gobierno de acuerdo con el Comandante y Oficiales del cuartel general de esta plaza,
ha resuelto el procurar terminar por medios pacíficos las diferencias ocurridas con la
citada ciudad de Buenos Aires, y como no hay motivo de esperar de la prudencia y
circunspección de la Excelentísima Junta de aquella ciudad el que penetrada de iguales
sentimientos de razon y humanidad deje de adoptar un sistema tan benéfico y justo
como el mas natural y aun necesario en las presentes circunstancias a fin de conservar
la unión y seguridad general de las provincias de este continente: se ha acordado
igualmente prevenir a Usted que luego al recibo de esta orden evacué y deje
enteramente libre esa ciudad, dando a saber á su Ilustre Ayuntamiento y Comandante,
si este se hallase en oportunidad, que en lo sucesivo deben observar el mismo régimen
y gobierno que tenian anteriormente subordinado, a la propia Exma. Junta de Buenos
Aires como Dependiente de aquella capital."
El 1 de junio se recibió en Asunción una nota reservada — fechada el 8 de abril
de 1811 — del embajador español en Río de Janeiro, marqués de Casa Irujo, en la que
se ordenaba a Velasco que por ningún motivo consintiese, que tropas portuguesas
pisasen en la provincia, ni con pretexto de sujetar a los insurjentes.nota 3

El capitán Abreu debía haber partido de Asunción con la respuesta reservada de


Velasco el día 15 de mayo, pero tras los sucesos de ese día, Francia y Zevallos le
retuvieron el pliego y redactaron otro. Cuando el comandante de Concepción, Pedro
Gracia, tuvo conocimiento de lo ocurrido en la capital, huyó hacia el Mato Grosso. Las
sospechas contra Velasco eran cada vez mayores. Cuando el capitán Blas José de
Rojas interceptó en La Bajada una carta de Genovés a Velasco instándolo a continuar
sus planes de acuerdo con los portugueses, los criollos de Asunción se convencieron
de derrocar a Velasco.

El 9 de junio Velasco fue separado del gobierno y apresado junto con los
miembros del cabildo, acusados de entendimiento con Elío en Montevideo y de negociar
con los portugueses para defender la monarquía aún al precio de depender del Imperio
portugués. Los detenidos quedaban a disposición del Congreso que se estaba por
celebrar.

El Congreso de junio de 1811 y la Junta Superior Gubernativa


Entre el 17 de junio y el 20 de junio de 1811 se reunió un congreso provincial
que decidió que quede en suspenso "por ahora" todo reconocimiento a las Cortes y
Consejo de Regencia "y toda otra representación de autoridad" hasta la suprema
decisión del congreso general que se halla próximo a celebrarse en Buenos Aires. Y
también

No reconocer otro soberano que Fernando VII y sostener los derechos, libertad,
defensa e indemnidad de esta provincia.

En lugar del Gobernador y sus consocios, el Congreso nombró una Junta


Superior Gubernativa, presidida por el teniente coronel Fulgencio Yegros, como
presidente y comandante general de armas, e integrada por los vocales Rodríguez de
Francia, el capitán Pedro Juan Caballero, el sacerdote Francisco Javier Bogarín y
Fernando de la Mora; la misma Junta nombraría además un secretario. Se dispuso que
los cargos de la Junta no duraran más de 5 años. Quedaban dentro de las atribuciones
de la Junta nombrar y señalar los sueldos de los empleados públicos, mantener el
ejército y establecer impuestos, así como nombrar por única vez a los miembros del
Cabildo de Asunción. Los españoles fueron cesados en todos sus empleos, excepto
Zeballos. Todo reconocimiento de autoridades españolas quedaba suspendido, pero los
miembros de la Junta debían reconocer como único soberano a Fernando VII.

Se resolvió además que:


(...) esta Provincia no sólo tenga amistad, buena armonía y correspondencia con
la Ciudad de Buenos aires y demás provincias confederadas, sino que también se una
con ella para el fin de formar una sociedad fundada en principios de justicia, de equidad
y de igualdad (...)

Las bases de la relación con Buenos Aires fueron determinadas por el Congreso
como de independencia absoluta del Paraguay hasta la reunión de un congreso de las
Provincias Unidas. Se nombró como diputado al Congreso a reunirse en Buenos Aires
a Gaspar Rodríguez de Francia, que anteriormente había sido nombrado para ese cargo
por el cabildo. Un requisito fundamental era que los reglamentos, formas de gobierno o
constitución que sancionara dicho Congreso debían ser ratificados por el Congreso
paraguayo.

Las principales medidas fiscales fueron la abolición del impuesto de sisa y arbitrio
que la yerba mate pagaba en Buenos Aires, y la extinción del estanco de tabaco

La Junta asumió sus funciones el 20 de junio de 1811. El vocal Mora asumió


provisoriamente la secretaría de la Junta. El 22 fue emitido un bando con las
disposiciones del Congreso, entre ellas nombrando al comandante Blas José de Rojas
como subdelegado del Departamento de Santiago, con agregación de los Pueblos de
Itapúa, Trinidad y Jesús, y comandante de la frontera. Para la subdelegación de
Candelaria la junta debía nombrar un subdelegado.

Tratado entre las juntas de Asunción y Buenos Aires


Artículo principal: Tratado confederal entre las juntas de Asunción y Buenos Aires

Manuel Belgrano, firmó el tratado a nombre del gobierno de Buenos Aires.


El 20 de julio de 1811 la Junta Superior Gubernativa envió una nota a la Junta
de Buenos Aires comunicándole las resoluciones del congreso del 17 de junio. Una de
ellas determinó que la provincia del Paraguay se gobernaría por sí misma, aunque
mantendría el propósito de defender la causa común del señor Don Fernando VII. La
junta de Buenos Aires respondió por nota del 28 de agosto de 1811 diciendo que
reconocía el autogobierno e independencia: Si es la voluntad decidida de esa provincia
gobernarse por sí y con independencia del gobierno provisional, no nos opondremos a
ello.

El 12 de octubre de 1811 se firmó con los enviados de Buenos Aires, Manuel


Belgrano y Vicente Anastasio de Echevarría, un Tratado de Amistad, Auxilio y Comercio,
reconociendo el gobierno de Buenos Aires la autonomía de la Provincia del Paraguay
hasta la celebración de un congreso general que decidiera la forma de gobierno,
estableciendo de hecho la independencia del Paraguay. Rodríguez de Francia fue
elegido como diputado al congreso general de las provincias del Río de la Plata, aunque
no viajó. Ningún otro paso se dio hacia la formación de una confederación y la Provincia
del Paraguay actuó como un estado independiente tal cual lo estableció un año antes el
congreso del 24 de julio de 1810, artículo 2°, y el reciente de junio de 1811.
El río Paraná quedó como límite provisorio entre las juntas de Asunción y Buenos
Aires, pero se dejó en custodia provisoria del gobierno de Asunción el Departamento de
Candelaria y el partido de Pedro González hasta que un congreso general fijara la
demarcación definitiva.

El vocal Francia y la Junta Superior Gubernativa


Artículo principal: José Gaspar Rodríguez de Francia

Gaspar Rodríguez de Francia, dibujo de A. Demersay.


El miembro más activo de la Junta era el doctor Francia, cuyos ideales
independentistas habían tomado estado público en su discurso en el Congreso General
del 24 de julio de 1810.43 Considerando a los demás miembros de la Junta como
ineptos, dubitativos o contrarios a la independencia, y también demasiado sometidos a
las presiones militares, Francia abandonó la Junta el 1 de agosto de 1811. Rápidamente
algunos miembros de la Junta, en forma colectiva o individual pidieron su retorno.44 45
El 2 de septiembre de 1811, el comandante del cuartel, sargento mayor Antonio Tomás
Yegros, hermano del presidente de la Junta, Fulgencio Yegros, pidió al Cabildo la
inmediata remoción del vocal Bogarín y la reunión de un congreso para nombrar otro
vocal si el doctor Francia no se reincorporaba a la Junta.46 El Cabildo pidió a la Junta
su opinión sobre el tema y por nota oficial solicitó a Francia su reincorporación. La Junta
resolvió suspender al vocal Bogarín el 2 de septiembre y tras una serie de negociaciones
con los militares, mediados por el Cabildo, el doctor Francia se reincorporó a la Junta.
Influyó en este rápido acuerdo la llegada de la importante misión Belgrano-Echevarría.

Fernando de la Mora, miembro de la Junta, fue comisionado al norte del país,


con la misión de expulsar a los portugueses que habían ocupado Fuerte Borbón y a los
indígenas mbayá, que cometían desmanes en toda esa región.47

En diciembre de 1811, nuevamente ciertos miembros del sector militar, con la


complicidad o complacencia de miembros de la Junta, vulneraron el poder de esta.
Francia se retiró de la junta el 15 de diciembre y propuso que se realizara un nuevo
congreso pues con su renuncia eran dos los vocales que faltaban. En nota del 16 de
diciembre de 1811, los tres miembros de la Junta restantes, adoptaron una línea más
dura y apoyándose en el poder militar, rechazaron sus razones.

El cabildo trató de impedir que la disminuida Junta intentara nombrar por sí


misma los reemplazantes sin llamar a un congreso ad-hoc como pedía Francia. Si bien
la Junta rechazó esta nota no realizó cambios, dejó en suspenso la renuncia de Francia
y la separación Bogarin para no convocar a un nuevo congreso. Para cubrir las
funciones nombró como asesor a Gregorio Tadeo de la Cerda, un amigo de De la Mora.
De origen cordobés, poseía mucha experiencia administrativa a la que sumaba su
oportunismo y falta de principios. Por la poca capacidad de los tres miembros de la Junta
ejerció prácticamente el gobierno durante la ausencia de Francia.48
Recién en noviembre de 1812, Yegros y Caballero, presionados por todas partes
y con una situación internacional en permanente deterioro, le solicitaron a Francia que
vuelva a ejercer sus funciones en la Junta. El 16 de noviembre de 1812 se llegó a un
acuerdo entre ellos. En él se estableció la creación de un segundo batallón, equivalente
al primero, al mando del vocal decano doctor Francia.49 De esta manera Francia logró
equilibrar el poder de los militares y a partir de entonces la conducción de la Junta quedó
prácticamente en sus manos.

El vocal Fernando de la Mora fue suspendido el 4 de junio de 1813 y a mediados


de septiembre del mismo año, por acuerdo de Yegros, Caballero y Francia, fue
expulsado definitivamente de la Junta. Días después, su influyente amigo Gregorio de
la Cerda tuvo que abandonar el país acusado de ser informante del Triunvirato
porteño.50

En mayo de 1813 llegó a Asunción Nicolás Herrera, enviado por el gobierno de


las Provincias Unidas del Río de la Plata. Su misión era invitar al Paraguay al envío de
diputados a la Asamblea General Constituyente que se había ya reunido en Buenos
Aires. Francia decidió no contestar esa invitación, aduciendo que había que esperar la
reunión del Congreso, que se reuniría en agosto.2

Una medida de importancia fue la solicitud de devolución de las causas judiciales


en recurso de apelación ante la ex Real Audiencia de Buenos Aires, declarándose la
Junta a sí misma tribunal de apelación. La solicitud fue planteada el 19 de marzo de
1812 y aceptada por el Triunvirato que gobernaba en Buenos Aires el 2 de abril.51
Desde esa fecha data la independencia judicial del estado paraguayo.52

Otras medidas de la Junta fueron la supresión del tributo indígena, la gratuidad


de la enseñanza primaria, el establecimiento de relaciones con el jefe federal de la
Banda Oriental, José Artigas, y otras de carácter puramente administrativas.53

El Congreso de 1813 y el Consulado


Presionando al gobierno, Francia logró que se aceptara la forma de elección de
diputados que había planeado: el Congreso estaría formado por alrededor de mil
diputados, elegidos de todos los pueblos y villas del interior del país, quedando en
minoría los representantes de Asunción.54 Los diputados fueron elegidos en asambleas
de vecinos, en las que generalmente se les proponían los nombres de candidatos
nombrados por Francia. A medida que los diputados iban llegando a Asunción, Francia
los reunía por grupos en su propia casa, dándoles instrucciones sobre qué se debía
hacer en el Congreso. Igualmente, se pospuso la iniciación del Congreso hasta fines de
septiembre.55

Congreso de 1813
El Congreso se reunió el 30 de septiembre. Su primera decisión fue negarse a
recibir al enviado del gobierno de las Provincias Unidas y responderle que no se enviaría
"ahora" al diputado exigido por el mismo. A continuación aceptó la renuncia presentada
por Francia, al que se le pidió que redactara un plan de gobierno.56
Se ignora qué deliberaron los diputados durante los días siguientes, pero el 12
de octubre recibieron un Reglamento de Gobierno, propuesto por Francia. Fue aprobado
por unanimidad ese mismo día.57 En su artículo 1.º se establecía que

"Continuarán en el gobierno superior de la provincia solamente los dos


ciudadanos, don Fulgencio Yegros, y don José Gaspar de Francia, con la denominación
de Cónsules de la República del Paraguay y se les confiere la graduación y honores de
brigadieres del ejército, de que se les librará despacho firmado del presidente actual del
congreso, secretario y sufragantes de actuación con el sello del gobierno."58

El resto de los artículos detalla las atribuciones y obligaciones de los Cónsules.


El Consulado, institución copiada del consulado de la antigua Roma y del consulado
francés que antecedió al Imperio Napoleónico, era un avance en la concentración de la
autoridad ejecutiva. Tras la sanción del Reglamento de Gobierno, el Congreso cerró sus
sesiones.55

Al cerrar en unos pocos días las sesiones del Congreso, el de 1813 repitió lo
actuado dos años antes, y fijó un antecedente que sería imitado en todos los congresos
subsiguientes, hasta el año 1865: el Congreso del Paraguay era elegido para una sola
sesión — que podía durar desde un día hasta algunas semanas — y al término de la
misma se consideraba disuelto. Serían las autoridades ejecutivas las encargadas de
convocar al Congreso, excepto en los pocos casos en que su convocatoria ocurría en
una fecha determinada por el Congreso anterior. El último de estos Congresos sería
reunido en 1865 por Francisco Solano López al iniciar la Guerra de la Triple Alianza.59

Controversias sobre el Reglamento de Gobierno de 1813


El Reglamento de Gobierno fue interpretado de las más diversas formas por los
historiadores paraguayos. Algunos autores la han interpretado como una constitución,58
o "constitución singularísima".60 Esta postura ha sido rechazada por otros autores,
señalando que, por sus características, el Reglamento instauraba solamente un
gobierno provisional, y que no se establecían los derechos civiles.61

Un punto de vista muy extendido interpreta que este Reglamento implicaba una
proclamación de la Independencia del Paraguay, debido a que se abandonaba toda
mención al rey español,57 y a que se proclamaba la República, abandonando la
mención al nombre de Provincia.62nota 4 Otros autores señalan que este punto de vista
es incorrecto, ya que no hay una sola mención a la independencia en este documento,
y que la proclamación de la independencia sería sancionada en 1842.6364

Existió aún una singular versión sobre la supuesta declaración de la


independencia: el presidente Carlos Antonio López —que no había estado presente en
el Congreso de 1813— afirmó en el discurso de inauguración del Congreso de 1854:
"La independencia de nuestro país fue declarada y proclamada en el congreso
reunido en octubre de 1813, pero por una negligencia inexplicable, ni se consignó esa
declaración en un acto formal, ni se promulgó, ni se juró, ni se comunicó al exterior y
quedó por consiguiente, desconocida y como si no existiese esa independencia."

Carlos Antonio López, Mensaje de inauguración del Congreso, 14 de mayo de


1854, en (Vargas Peña, 1945, p. 32)
Consulado
El consulado sería ejercido por los dos cónsules alternativamente durante cuatro
meses; Francia ocupó el primer y tercer turno, ocupándolo Yegros solamente durante el
segundo, entre febrero y junio de 1814. Aun así, durante todo el Consulado, Francia
relegó a Yegros a un segundo plano; también alejó a los oficiales favorables a Yegros y
Caballero de la capital, reuniendo en ella un ejército completamente adicto a su
persona.65

El 1° de marzo de 1814, los cónsules Francia y Yegros firmaron una resolución


para facilitar los objetivos de la "causa sagrada" contra las maquinaciones de los
tenaces, feroces e irreconciliables enemigos de la República. La misma prohibía la
autorización de matrimonio de "varón europeo" con "mujer americana conocida y
reputada por española en el público", aclarando respecto de estas: "desde la primera
hasta la última clase del estado, por ínfima que sea y llana [baja]" [artículo 1°] o "mujer
americana de la expresada calidad y clase española" [artículo 2°]. El incumplimiento
penaba al párroco o cualquier eclesiástico que hubiera autorizado tal matrimonio a la
expulsión perpetua de la república y la confiscación de todos sus bienes; por su parte,
al "europeo" contrayente se lo penaba a prisión en el fuerte Borbón por 10 años, quedar
a disposición del Estado una vez cumplida la prisión, y la confiscación de todos sus
bienes.

La resolución se extendía a los matrimonios que se realizaran sorprendiendo a


las autoridades, no admitiéndose el valor de los mismos para la vida común, herencia,
sucesión ni transmisión de apellidos. Tampoco se admitían las demandas judiciales de
esponsales originadas en escrituras públicas o en situaciones de estupro, siendo en
este caso responsables los funcionarios públicos con penas iguales al de los miembros
de la Iglesia. Tampoco podían ser testigos de casamientos, confirmaciones, apadrinar
bautismos, salvo que el padre del bautizado fuera europeo.

Sin embargo, la resolución permitía a los europeos casarse libremente "con


indias de los pueblos, mulatas conocidas y reputadas públicamente por tales, y negras".
[Resolución consular, 1° de marzo de 1814, B.N.R.J., Col. R.B.]

El historiador Julio César Chaves definió estas medidas como "muerte civil" de
los varones europeos.66 Fue un obstáculo legal para impedir que estos se relacionaran
con sectores de la elite paraguaya. Constituyó además un avance del poder del Estado
paraguayo sobre la Iglesia respecto de las autorizaciones para contraer matrimonio.
Otra medida que adoptó el Consulado fue declararse neutral en el conflicto entre
Artigas y el Directorio, que ya había encendido la primera guerra civil rioplatense. El
oficial Matiauda, que había apoyado a Yegros en 1811, se pasó a los artiguistas y
participó en la política de la provincia de Corrientes.65

Dictadura de José Gaspar Rodríguez de Francia

Gaspar Rodríguez de Francia.


El 3 de octubre de 1814 se reunió el tercer Congreso paraguayo, formado por
alrededor de mil diputados. A propuesta de Francia, que presidió las sesiones, se unificó
el Poder Ejecutivo en una sola persona, dándole el título y carácter excepcional de
Dictador Supremo de la República del Paraguay. El cargo duraría cuatro años, tras los
cuales se debería reunir otro Congreso nacional y decidir sobre el sistema de gobierno.
Para el cargo fue electo José Gaspar Rodríguez de Francia.67

A partir de ese momento, Francia impuso un sistema de férreo control del


comercio exterior: aumentó los aranceles de importación y creó el monopolio estatal de
la exportación de maderas y otros bienes. Por un tiempo se mantuvo relativamente libre
la exportación de tabaco y yerba mate, pero las restricciones a la actividad portuaria
fueron en aumento. En particular, se prohibió el pago de importaciones con moneda
metálica (pesos plata y onzas de oro), medida que transformó en trueque toda las
operaciones de comercio exterior, salvo la compra de armamentos. Incluso muchos
comerciantes de armas preferían llevar productos del país por el beneficio adicional que
obtenían lo que llevó a Francia a limitar el porcentaje de madera que estos podían
llevar.55

Se acentuó la persecución de los adversarios del régimen, especialmente a


quienes eran considerados partidarios de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
Secularizó los bienes de la Iglesia católica, pero no cambió demasiado la situación para
los campesinos, que pasaron de arrendatarios de la Iglesia a arrendatarios del Estado.
Se eliminó el diezmo eclesiástico, y los curas párrocos pasaron a ser empleados
públicos.55

El 30 de mayo de 1816 se reunió el cuarto Congreso paraguayo; esta vez estaba


formado por 250 diputados. En su primera y única sesión, se limitó a extender el título
de Francia por aclamación, dándole el de Dictador Perpetuo de la República, "durante
su vida, con calidad de ser sin ejemplar".68 Esta frase significaba que la dictadura
vitalicia le era asignada a la persona de Rodríguez de Francia y no era hereditaria;
tampoco esta resolución podía ser utilizada como antecedente para otra dictadura
vitalicia posterior. Se decidió que el Congreso se reuniría cada vez que lo requiriera el
Dictador. El resultado fue que no se volvería a reunir durante el resto de la vida del Dr.
Francia.67

Apenas asumido el mando perpetuo, Francia clausuró el puerto de Pilar, único


que se mantenía en comunicación con las Provincias Unidas. El puerto de Asunción
había sido gradualmente cerrado, y el de Itapúa, que permitía un escaso comercio con
el Brasil, sería clausurado en 1818. No obstante, el aislamiento del Paraguay nunca fue
ni podía ser total.55.6970 Los extranjeros que se introdujeran o pidieron asilo en el
Paraguay como José Artigas a fines de 1820, o Aimé Bonpland al año siguiente, fueron
internados en el interior del país.71nota 5

Dos conspiraciones de gran evergadura para intentar derribar a Francia fueron


descubiertas en 1820 y 1821. Uno total de 69 personas fueron ejecutadas, entre ellos
Fulgencio Yegros. Muchos más huyeron a las Provincias Unidas.55 La depuración de la
administración pública fue total: cada soldado, maestro, cura o empleado público era
enteramente leal al dictador, y sólo a él respondían.

La educación pública de nivel primaria se hizo obligatoria y gratuita, y


efectivamente se extendió a todos los niveles de la sociedad. En cambio, el único colegio
secundario fue cerrado. La economía se estatizó casi completamente, y la industria y
artesanías locales alcanzaron niveles más altos que nunca, para satisfacer las
necesidades crecientes del mercado interno.67

Una muy limitada apertura comercial tuvo lugar a partir de 1823, con la
reapertura de los puertos de Pilar de Ñeembucú e Itapúa. El primero estaba dedicado al
intercambio con las Provincias Unidas, pero el único comprador autorizado era el
gobierno de la República, que además fijaba los precios y tardaba muchos días en
concretar cada operación; en esas condiciones, y dado el temor de los navegantes a las
arbitariedades de Francia, los beneficios de la apertura fueron casi nulos..72 El segundo
era el indicado para el intercambio con el Brasil, pero la ocupación por las autoridades
correntinas de la villa de Santo Tomé, paso obligado para ese intercambio,.73 limitaron
las posibilidades de aumentar el tráfico por ese puerto, que era además mucho más
oneroso que por Pilar.70 Los conflictos con Corrientes se agudizaron en la década de
1830; la respuesta de Francia fue defender la margen derecha del río Paraná, e impedir
el establecimiento permanente de correntinos en la margen izquierda aguas arriba de la
isla Apipé.74

Cuando falleció Francia, en septiembre de 1840, el Paraguay era la única de las


antiguas colonias españolas de América continental que no había proclamado
formalmente su independencia. No obstante, su independencia de hecho, tanto política
como cultural y económica, puede considerarse más completa que cualquiera de las
otras ex colonias españolas.55

El Acta de la Independencia
Muerte y sucesión del Doctor Francia
El mismo día de la muerte de Francia, asumió el mando una Junta de los
comandantes de los cuatro cuarteles de la capital, bajo la presidencia del alcalde del
cabildo, Manuel Antonio Ortiz. Se asignó a sí misma la misión de convocar un Congreso,
pero las semanas pasaban sin que éste fuera anunciado. De modo que el 22 de enero
de 1841, un golpe de estado dirigido por un cabo de ejército terminó con la Junta. En su
lugar asumió un Triunvirato, formado por Juan José Medina, José Gabriel Benítez y José
Domingo Campos, que convocó al Congreso; éstos fueron a su vez derrocados el 19 de
febrero por un segundo golpe de estado. El jefe de este golpe de estado, subteniente
Mariano Roque Alonso, asumió el gobierno con el título de Comandante General de
Armas. Ejercía como secretario el doctor Carlos Antonio López, sobrino del dictador
Francia.75

El 12 de marzo se reunió el Congreso. Su primera preocupación fue formar un


gobierno, al que dieron el nombre de Consulado. Se regiría por los mismos principios
del Consulado de 1813, y lo formarían Alonso y López, y durarían tres años en su
mandato. El cónsul Alonso se concentró en la seguridad y defensa del país, mientras
todo el resto de la administración pública era llevada adelante por López.76

Fuera de esta elección, el Congreso decidió la apertura comercial y diplomática


con los países vecinos; lo hizo en forma bastante moderada, ya que se habilitaron
solamente los puertos de Pilar e Itapúa. Pese a que los más letrados de los paraguayos
esperaban la sanción de una Constitución, el tema no fue siquiera considerado.77

El Acta de la Independencia Paraguaya


Artículo principal: Acta de la Independencia del Paraguay
Un nuevo Congreso se reunió el 25 de noviembre de 1842, cuyo presidente fue
el cónsul Carlos Antonio López. La reunión estuvo signada por la amenaza que
constituía la actitud del gobierno de la Confederación Argentina, ejercido por el
gobernador Juan Manuel de Rosas, el cual, a punto de aplastar toda resistencia interna,
parecía decidido a incorporar a la fuerza al Paraguay a la Confederación.78

En respuesta a esta situación,nota 6 el mismo día de su instalación, el Congreso


sancionó el Acta de la Independencia del Paraguay:

Considerando:
Que nuestra emancipación e independencia es un hecho solemne e
incontestable en el espacio de más de treinta años.
Que durante este largo tiempo y desde que la República del Paraguay se
segregó con sus esfuerzos de la metrópoli española para siempre; también del mismo
modo se separó de hecho de todo poder extranjero, queriendo desde entonces con voto
uniforme pertenecer a sí misma; y formar como ha formado una nación libre e
independiente bajo el sistema republicano sin que aparezca dato alguno que contradiga
esta explícita declaración.
Que este derecho propio de todo estado libre sea reconocido a otras provincias
de Sud América por la República Argentina, y no parece justo pensar que aquel se le
desconozca a la República del Paraguay, que además de los justos títulos en que lo
funda, la naturaleza lo ha prodigado sus dones para que sea una nación fuerte,
populosa, fecunda en recursos, y en todos los ramos de industria y comercio.
Que tantos sufrimientos y privaciones anteriores consagrados con resignación a
la independencia de nuestra República por salvarnos a la vez del abismo de la guerra
civil, son también fuertes comprobantes de la indudable voluntad general de los pueblos
de la República por su absoluta emancipación é independencia de todo dominio y poder
extraño.
Que consecuente a estos principios y al voto general de la República para que
nada falte a la base fundamental de nuestra existencia política confiados en la divina
providencia declaramos solemnemente:
Primero: La República del Paraguay en el Río de la Plata es para siempre de
hecho y de derecho una nación libre e independiente de todo poder extraño.
Segundo: Nunca jamás será el patrimonio de una persona, o de una familia."

Wikisource contiene obras originales de o sobre Independencia del Paraguay.


Este Congreso oficializó también la Bandera y el Escudo del Paraguay.79
También sancionó la libertad de vientres.80

Por orden del Consulado, el 25 de diciembre de ese mismo año, la


Independencia del Paraguay fue solemnemente jurada por las autoridades y toda la
población del país, acto que se celebró simultáneamente en la capital y en cada villa y
pueblo del Paraguay.8182

El 13 de marzo de 1844 se reunió un nuevo Congreso de trescientos diputados.


Bajo la dirección de López se dictó una "Ley que establece la Administración Política de
la República del Paraguay", que es considerada a veces la segunda constitución del
país:83 se establecía una división de poderes, aunque muy favorable al poder casi
ilimitado del Poder Ejecutivo. Éste sería ejercido por un Presidente de la República, que
gobernaría durante diez años. La Constitución excluía toda mención a garantía alguna
de los derechos civiles.84 Para el cargo de presidente fue elegido Carlos Antonio
López.85

Al año siguiente, el presidente López sancionó otra medida importante de


soberanía: creó la moneda nacional. Hasta ese momento se utilizaba la antigua moneda
española, o las que circulaban en los países vecinos, especialmente los pesos de plata
bolivianos. En 1847 se imprimieron los primeros billetes paraguayos de papel
moneda.86

Reconocimiento de la Independencia
La proclamación de la Independencia se envió a la Confederación Argentina, al
Imperio del Brasil y a la República de Bolivia. El primero en responder fue el argentino:
El 26 de abril de 1843, el Encargado de las Relaciones Exteriores de la Confederación
Argentina y Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas,
contestó al enviado paraguayo Andrés Gill que no podía reconocer ni desconocer esa
independencia. Dio como razón que su país estaba "en guerra con todo el mundo". Sin
embargo, agregó a su posición varias expresiones favorables al mantenimiento de la
paz con el pueblo paraguayo.87

El primer país que reconoció formalmente la independencia paraguaya fue la


República de Bolivia, por una declaración fechada en Sucre, el 17 de junio de 1843.88
El Imperio del Brasil reconoció la independencia paraguaya por medio de un
comunicado imperial, entregado en Asunción el 14 de septiembre de 1844.89 Más de
un año antes se habían establecido relaciones diplomáticas permanentes entre ambos
países. La intención de la diplomacia imperial era adelantar una alianza con el vecino
país. No obstante, poco después el Paraguay se vio invloucrado en una guerra contra
la Confederación, pero en alianza con el gobierno de la provincia de Corrientes, no con
el Brasil. Cuando ésta fracasó, López volvió a insistir en una política neutral respecto de
la Argentina.90

El reconocimiento por parte del gobierno argentino debió esperar a la caída del
régimen de Juan Manuel de Rosas. A poco de derrocarlo, el general Justo José de
Urquiza envió un enviado plenipontenciario a Asunción, con la orden de reconocer la
independencia paraguaya. La misma fue formalmente anunciada por medio de un
"Tratado de límites, amistad, comercio y navegación entre Paraguay y la Confederación
Argentina" firmado en Asunción el 15 de julio de 1852.91

Faltaba aún el reconocimiento de la Independencia del Paraguay por su antigua


metrópoli. Debido a diversas complicaciones, y retrasado por la destrucción de la
administración pública y el cuerpo diplomático paraguayo después de la Guerra de la
Triple Alianza, España no reconoció la independencia paraguaya hasta el 10 de
septiembre de 1880.92

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