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CAPÍTULO 2 PODER COLEGIADO Y UNIDAD DEL PODER.

La primera Junta Provisional de nueve miembros, formada por diputados de la capital el 25 de mayo de 1810, parece
haber funcionado durante el primer tramo de su gestión de manera armónica. Su presidente, Cornelio Saavedra y
Belgrano, también miembro de aquélla, quien afirmaba haber observado “la unión que había entre todos los que la
componíamos”. Tal armonía comenzó a resquebrajarse, cuando la guerra planteó desafíos más exigentes y debió
destinarse parte de los miembros de la Junta a expediciones militares para las cuales no estaban preparados. Castelli
partió hacia el Alto Perú y el mismo Belgrano dirigió la frustrada campaña al Paraguay. A los frentes de guerra se sumaba
el hecho de tener que definir si se participaría de las Cortes a punto de reunirse en España. La presencia de la infanta
Carlota Joaquina en Río de Janeiro colaboraba a crear un ambiente de mutua sospecha entre las nuevas autoridades,
acusándose unos y otros de connivencia con el carlotismo. La discordia llegó a su climax a fin de ese año cuando en
ocasión de los festejos de la victoria del ejército patriota en Suipacha se le entregara a Saavedra una corona de azúcar.
Gesto que promovió la versión de que el presidente de la Junta intentaba coronarse como nuevo monarca de América y
que culminó con el decreto de supresión de honores, impulsado por el secretario de la Junta, Mariano Moreno. Por este
decreto se traspasaba el comando supremo militar, confiado a Saavedra por el Cabildo, a la Junta en pleno. El decreto
buscaba restarle influencia a quien tenía un fuerte poder por ser jefe de las milicias urbanas y criollas formadas al calor
de las invasiones inglesas. Se hacia hincapié ademas en la absoluta igualdad de todos los miembros de la junta.

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