Você está na página 1de 2

Instituciones

Desde la postura clásica de Adam Smith (1776) se puede establecer que el constructo
“Institución” fue concebido como la unidad que permitió analizar la realidad económica y
política de las sociedades del siglo XVIII. De esta manera, la Institución fue considerada
como la figura representativa del intercambio monetario, es decir, que su significado estaba
fundamentado en la importancia de regular el proceso de tener algo que vender y tener algo
que comprar (Molina, 1999, pág. 70).

Frente a lo anterior, la Institución tuvo una importante connotación en la solución de


problemas colectivos, entre los que se destacaron la reducción de costos de transacción, la
disminución de incentivos de corrupción y la distribución de las capacidades de forma
equitativa necesarios para el intercambio (Vargas Hernández, 2008, pág. 47).

Bajo esta misma línea de pensamiento, David Ricardo (1817) pionero de la


macroeconomía concibió a la Institución como el agente regulador de la relación entre
beneficios y salarios, a través de la cual se determina el valor por el trabajo, el valor por la
fuerza de trabajo y la rentabilidad que debe generar está transacción entre el empleado y el
terrateniente (Escartín González, 2008, pág. 234).

Desde la postura neoclásica, representada por Douglas North (1993) el concepto de


Institución estuvo supeditado a la intervención del ser humano y con ello a las acciones
políticas, económicas y sociales que se derivan de su interacción (Tijerina, 2008, pág. 18);
por este motivo, desde la economía neoclásica se puede considerar como institución, aquel
escenario donde confluye un colectivo; como ejemplo de ello, se establecen las instituciones
educativas, las religiosas o de culto y los escenarios dispuestos para el mercado que dependen
en su totalidad de las decisiones políticas (realizadas por hombres para hombres) que limitan
o acrecentan la economía de un Estado.

Instituciones formales e informales

Para la escuela económica neoclásica surgen los conceptos relacionados con


instituciones formales e informales; por su parte Douglas North en 1993 lleva a cabo las
primeras aproximaciones a la definición de “Institución Formal” cuando la relaciona con la
formulación documentos que establece las normas sociales y jurídicas que regulan el
comportamiento humano, por ejemplo, las constituciones, los códigos, las leyes y los
contratos por citar algunos (Tijerina, 2008, pág. 21); por lo general, este tipo de instituciones
son dinámicas y pueden cambiar fácilmente de acuerdo con las decisiones de los colectivos
que las construyen (Vargas Hernández, 2008, pág. 48).

De igual manera, para Douglas North (1993) las instituciones informales son
conceptuadas como todas las normas de comportamiento social que son premiadas o
sancionadas; por ejemplo, acuerdos, códigos de conducta y convenciones que provienen de
costumbres, tradiciones, esto se conoce como cultura (Tijerina, 2008, pág. 22); la diferencia
notoria de una institución informal de la formal se fundamenta en su permanencia en el
tiempo y que su deconstrucción puede ser paulatina por los hábitos, costumbres y creencias
que se cimentan a su alrededor (Vargas Hernández, 2008, pág. 49).

En conclusión, las instituciones formales e informales desde su concepto general


pueden ser entendidas como las soluciones eficientes a los problemas de organización en un
escenario de competencia, donde prima la cooperación a través de la reducción de costos y
los de producción por intercambio (Bour, 2004, pág. 2).

Referencias

Bour, E. (2004). Instituciones por Douglas C. North. EEUU: Journal Economic Perspectives.
Escartín González, E. (2008). David Ricardo, Historia del pensamiento económico. 215-238.
Molina, J. F. (1999). Instituciones y teoría del mercado: las dificultades de Adam Smith.
Lecturas de economía No. 50, 1-31.
Tijerina, E. (2008). El neoinstitucionalismo de Douglas C. North: una exposición crítica.
Universidad Autónoma Metropolitana, 1-25.
Vargas Hernández, J. G. (2008). Perspectivas del Institucionalismo y neoinstitucionalismo.
Ciencia administrativa , 47-58.

Você também pode gostar