Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
Tomando en referencia el estudio de Caro (2009), explica que este modelo cognitivo es
flexible, variado, que acoge enfoques diferentes (y algunos complementarios), que ha
evolucionado notablemente y que aún tiene muchos aspectos que desarrollar para continuar
siendo un enfoque de referencia importante junto a los otros modelos psicoterapéuticos.
De manera que proporciona una conclusión de algunos de los principales elementos de las
terapias cognitivas, que nos aparecen resumidos en el cuadro 2, junto con las limitaciones y
nuevas direcciones. Donde la idea fundamental de esta reflexión final es que ningún
modelo terapéutico, ni enfoque dentro de ese modelo, cubre todo el amplio espectro del
funcionamiento humano. En principio, lo que es un déficit en un determinado modelo es
una ventaja en otros (Caro, 2009).
A continuación se explican las ventajas o méritos del cuadro antes mencionado, según el
estudio realizado por Caro, 2009:
Mérito # 1: Modelo eficaz de tratamiento.
Según la opinión de Caro (2009), las investigaciones que tan buen “resultado” han dado
a la terapia cognitiva para que se establezca como modelo, deben ser complementadas y
abiertas a estudios de tipo procesual donde no sólo se explique si la terapia es eficaz o no,
sino mediante qué mecanismos, qué operaciones ponen en marcha pacientes y terapeutas
que den cuenta de esos niveles de eficacia.
Por otro lado, a pesar del innegable nivel de eficacia de las terapias cognitivas,
faltan más estudios concluyentes sobre la aplicación del modelo al amplio rango de
patologías y poblaciones en el que se está empleando.
De ahí que los desarrollos en terapia cognitiva quieran acercarla a teorías como la
del construccionismo social (Neimeyer, 1993) que plantea que todos nuestros sistemas de
creencias están constituidos socialmente. Dejando al margen que la pretendida base
construccionista social de los modelos construccionistas está aún por justificar, sí podemos
afirmar que los nuevos acercamientos en terapia cognitiva, intentan dotarla de una lectura
de tipo social e interpersonal (Safran y Segal, 1990).
Según la opinión de caro (2009) y siguiendo estudios sobre los motivos que nos llevan a
elegir determinados modelos terapéuticos (Vasco, 1993) los estilos de práctica de la terapia
cognitiva tan diferentes entre sí, pueden interesarnos de forma distinta en función de
nuestras actitudes, valores, y creencias sobre la terapia y la forma más adecuada de abordar
los problemas de los pacientes. Sinceramente, no creemos que debamos inclinarnos por
uno u otro. Ambos tienen ventajas e inconvenientes. La idea será que el terapeuta elija
adecuadamente la forma de práctica que mejor se acomode a su “personalidad”, y sepa
aplicarla o modificarla en función de las características del caso clínico concreto.
Los méritos esbozados hasta ahora nos permiten afirmar que el modelo cognitivo es un
modelo flexible (o altamente flexible, según se mire), que permite integrarse en su
aplicación con otros modelos y acoge las evoluciones dentro del propio modelo.
Podemos afirmar, al respecto, que buena parte de esa post modernización se explica
por cambios en función de un espíritu postmoderno de la época. A tenor de esta cierta
postmodernización de la terapia cognitiva, surgen una serie de preocupaciones sobre el
futuro de ellas y por el acercamiento entre todos los modelos. El collage es un rasgo de la
cultura modernista y su finalidad era mezclar materiales para formar composiciones
abstractas o semiabstractas. Sin embargo, al concepto de collage debemos oponer el de
pastiche. Jameson (1984) considera al pastiche una parodia del pasado que refleja la
carencia de un estilo personal, la mezcla indiscriminada en función de la apariencia y no de
la forma.