Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
PRACTICA DE GIMNASIA
Licenciado
Santos Lucero
Tema:
Actividad Física y cerebro. (Neuro aprendizaje/ neurociencia)
Alumna: # carnet:
La actividad física es todo el movimiento del cuerpo que hace trabajar a los músculos y
requiere más energía que estar en reposo. Caminar, correr, bailar, nadar, practicar yoga y
trabajar en el jardín son algunos ejemplos de actividad física.
Los cuatro tipos principales de actividad física son la actividad aeróbica, las actividades para
el fortalecimiento de los músculos, las actividades para el fortalecimiento de los huesos y los
estiramientos. La actividad aeróbica es más beneficiosa para el corazón y los pulmones.
Actividad aeróbica
La actividad aeróbica pone en movimiento los músculos grandes, como los brazos y las
piernas. Correr, nadar, caminar, montar en bicicleta, bailar y dar saltos en tu vida son
ejemplos de actividad aeróbica. La actividad aeróbica se llama también actividad de
resistencia.
La actividad aeróbica hace latir al corazón más rápido que la costumbre. Durante este tipo
de actividad, la respiración también se hace más rápida. Con el tiempo, la actividad
aeróbica que se realiza con regularidad hace que el corazón y los pulmones sean más
fuertes y funcionen mejor.
Los otros tipos de actividad física —las actividades para fortalecer los músculos, los que
fortalecen los huesos y los estiramientos— benefician al cuerpo de otras formas.
En las actividades de fortalecimiento de los huesos, los pies, las piernas o los brazos
sostienen el peso del cuerpo y los músculos ejercen presión contra los huesos. Esto ayuda
a fortalecer los huesos. Correr, caminar, saltar a la cuerda y levantar pesas son ejemplos de
actividades de fortalecimiento de los huesos.
Las actividades suaves son las tareas cotidianas corrientes que no requieren mucho
esfuerzo. Las actividades moderadas hacen que el corazón, los pulmones y los músculos
trabajen más que de costumbre.
Actividades intensas
Las actividades intensivas hacen que el corazón, los pulmones y los músculos trabajen
mucho. En una escalada del 0 al 10, la actividad intensa corresponde a una 7 o una 8. Una
persona que está realizando una actividad intensa no puede decir sino unas pocas palabras
antes de detenerse para tomar aliento.
Cerebro
El cerebro "en forma": la importancia de hacer actividad física para una mejor salud
neurocognitiva
Se sabe que al corazón le hace bien tener un peso saludable y el ejercicio regular.
Recientes estudios revelaron que, además, también es beneficioso para el cerebro. Cuánto
tiempo diario de movimiento es necesario para prevenir enfermedades y tener una memoria
"a prueba de años"
Según varias investigaciones, hacer ejercicio de forma regular favorece distintas funciones
del cerebro, desde la capacidad de concentración, mantener la materia gris o mejorar la
memoria. Además, reduce la ansiedad, alivia el estrés y previene la depresión.
La actividad física ofrece grandes resultados a cualquier edad pero son aún más los
beneficios si se realiza actividad física en la adultez. "Se observó que pacientes ancianos
mejoran parámetros como memoria, capacidad de reacción y capacidad cognitiva a los
pocos meses (de 3 a 6) luego de un régimen de ejercicios guiados"
Actividad física y cerebro.
Hoy en día existen todo tipo de clases y ejercicios, ¿cómo saber cuál es la mejor actividad
para el cerebro?
En general, es seguro asumir que las actividades aeróbicas que benefician al corazón,
también benefician al cerebro. Los ejercicios aeróbicos, como correr o andar en bicicleta,
no sólo mejoran la actividad cerebral, sino que hacen que el cuerpo libere hormonas
relacionadas al crecimiento y reparación de neuronas. Estudios han encontrado que el
ejercicio estimula el crecimiento de vasos sanguíneos cerebrales.
Se ha comprobado que las personas mayores que practicaron una actividad física de
manera regular durante su vida presentan menos pérdida de tejido cerebral que las
personas sedentarias. Además, poseen mejores facultades cognitivas. Existen diferentes
estudios de neurociencia y actividad física que corroboran los efectos positivos del ejercicio
en el cerebro.
Entre los consejos para las personas de más de 65 años se encuentran los programas que
asocian ejercicios de equilibrio, refuerzo muscular de los miembros inferiores, flexibilidad y
tonificación, ya que reducen el riesgo de caídas en las personas mayores.
Realizar ejercicios de equilibrio 2 días a la semana y se pueden alternar, por ejemplo, con
los ejercicios de reforzamiento muscular. Estos ejercicios disminuyen las caídas de las
personas más sedentarias que presentan, por ejemplo, una enfermedad crónica. Algunos
ejemplos de estos ejercicios son caminar sobre una línea trazada en el suelo o sortear los
obstáculos colocados sobre esta línea.
La relación entre un cuerpo activo y un cerebro en forma es otra de sus ventajas. Diversos
estudios han demostrado que la actividad física mantiene y mejora nuestra salud mental de
distintas formas. Estas son algunas de ellas.
Durante mucho tiempo los científicos creían que el cerebro era el único órgano de nuestro
cuerpo que no era capaz de generar nuevas células, llamadas neuronas. Aun hoy esto es
algo que mucha gente cree.
El efecto antidepresivo del ejercicio físico parece estar relacionado principalmente con la
serotonina, un neurotransmisor que influye en nuestro estado de ánimo, ansiedad y
felicidad. También, como decíamos antes, con la generación de nuevas neuronas, por lo
que parece tener influencia en la plasticidad y mantenimiento del cerebro.
En un mundo en el que siempre hay un estímulo para distraernos de lo que sea que
estemos haciendo, parece que el ejercicio puede ayudarnos a mantener la concentración
con más facilidad.
Los resultados mostraron no solo que la gente en forma se concentraba más fácilmente,
sino también que el hecho de empezar a hacer ejercicio supone una mejora en la capacidad
de concentración.
Varios estudios han demostrado que existe una importante relación entre el ejercicio físico y
la memoria a largo plazo. Uno de ellos demostró que los individuos que se ejercitan durante
un periodo de una media hora cuatro horas después de haber estudiado y aprendido algo,
lo recordaban mejor. Sin embargo, no encontraron efectos significativos si el ejercicio se
hacía justo después de la sesión de estudio
Es algo que todos hemos podido sentir: hacer ejercicio, ya sea corriendo, nadando,
montando en bici o en cualquier otro formato nos ayuda a relajarnos y a recuperar el control
de nuestra mente cuando sentimos ansiedad o estrés.
Además, cuando algo nos preocupa o nos agobia, relacionado con nuestro trabajo, nuestras
relaciones personales o cualquier otro problema, el ejercicio físico es una buena forma de
obligar a nuestro cerebro a concentrarse en otras cosas, lo cual en muchos casos ya es
suficiente para romper el círculo vicioso de la ansiedad.
A partir de los 30 años el cerebro comienza a perder volumen de forma natural: la materia
gris se deteriora y reduce, y esto va provocando la pérdida progresiva de funciones, muy
lentamente al principio pero de forma más aguda a medida que pasan los años.
Algunas investigaciones han demostrado que haciendo ejercicio, los adultos de más edad
pueden recuperar entre un 1 y un 2% del volumen cerebral en la zona del hipocampo, lo
cual supone el equivalente a revertir el envejecimiento de este órgano unos 2 años.
Neuroaprendizaje
El cerebro es el órgano más dúctil que tenemos, está en continuo cambio, en la infancia su
desarrollo es espectacular, el cerebro infantil es muy moldeable y muy sensible a los
procesos de aprendizaje, también en la edad adulta y en la tercera edad el cerebro es
capaz de generar cambios y mejorar los procesos de enseñanza-aprendizaje con el
Neuroaprendizaje, por lo que nos convertimos en seres conscientes de ello e intentamos
ayudar a optimizar su funcionamiento para potenciar los procesos que intervienen en el
aprendizaje como: atención, memoria, lenguaje, lectura, escritura, razonamiento y
emociones.
Hace algún tiempo los señores docentes se debían contentar, únicamente, con los
resultados de la observación, ya que a través de ella decidían si cierta técnica, estrategia,
teoría o escuela de aprendizaje era favorable o no para los estudiantes. En la actualidad,
contamos con elementos para saber cómo aprende el cerebro de las personas en general y
contamos con herramientas para descubrir cómo aprende cada cerebro en forma individual.
Estas herramientas nos posibilitan cubrir todos los estilos de aprendizaje, todas las
inteligencias, los distintos canales de representación sensorial y formas de enfrentar
desafíos. Estamos convencidos de que si un estudiante no aprende es porque no le están
enseñando de la manera que él puede y debe aprender.
El docente como líder dinámico crea las condiciones para poder desarrollar los procesos
cognitivos y funciones ejecutivas del cerebro de un modo convergente, propio de la
escolaridad formal y divergente, propia de los cerebros que utilizan su creatividad e intuición
para encontrar respuestas nuevas a los desafíos de siempre, es muy importante, es el área
del alfabetismo emocional. Basta mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta que si bien
cada vez nacen niños intelectualmente más inteligentes, el cociente emocional ha
disminuido drásticamente, por eso me animaría a decir que el enseñar a monitorear y a
manejar nuestras emociones se ha convertido en una necesidad de supervivencia.