Você está na página 1de 8

UNIVERSIDAD DE EL SALVADOR

FACULTAD DE CIENCIAS Y HUMANIDADES

DEPARTAMENTO DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN


LICENCIATURA EN CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN ESPECIALIDAD
EN EDUCACIÓN FISICA, DEPORTES Y RECREACIÓN

PRACTICA DE GIMNASIA

Licenciado
Santos Lucero

Ciclo académico y año:


I – 2019

Tema:
Actividad Física y cerebro. (Neuro aprendizaje/ neurociencia)

Alumna: # carnet:

Gutiérrez Cruz, Mónica Elizabeth GC15017

Ciudad Universitaria, Martes 28 de Mayo de 2019


Actividad física

La actividad física es todo el movimiento del cuerpo que hace trabajar a los músculos y
requiere más energía que estar en reposo. Caminar, correr, bailar, nadar, practicar yoga y
trabajar en el jardín son algunos ejemplos de actividad física.

Los cuatro tipos principales de actividad física son la actividad aeróbica, las actividades para
el fortalecimiento de los músculos, las actividades para el fortalecimiento de los huesos y los
estiramientos. La actividad aeróbica es más beneficiosa para el corazón y los pulmones.

 Actividad aeróbica

La actividad aeróbica pone en movimiento los músculos grandes, como los brazos y las
piernas. Correr, nadar, caminar, montar en bicicleta, bailar y dar saltos en tu vida son
ejemplos de actividad aeróbica. La actividad aeróbica se llama también actividad de
resistencia.

La actividad aeróbica hace latir al corazón más rápido que la costumbre. Durante este tipo
de actividad, la respiración también se hace más rápida. Con el tiempo, la actividad
aeróbica que se realiza con regularidad hace que el corazón y los pulmones sean más
fuertes y funcionen mejor.

 Otros tipos de actividad física

Los otros tipos de actividad física —las actividades para fortalecer los músculos, los que
fortalecen los huesos y los estiramientos— benefician al cuerpo de otras formas.

Las actividades de fortalecimiento muscular mejoran la fuerza, la potencia y la resistencia


de los músculos. Hacer flexiones de brazos en el suelo (lagartijas), hacer abdominales,
levantar pesas, subir escaleras y cavar en la huerta o el jardín son ejemplos de actividades
de fortalecimiento muscular.

En las actividades de fortalecimiento de los huesos, los pies, las piernas o los brazos
sostienen el peso del cuerpo y los músculos ejercen presión contra los huesos. Esto ayuda
a fortalecer los huesos. Correr, caminar, saltar a la cuerda y levantar pesas son ejemplos de
actividades de fortalecimiento de los huesos.

Las actividades de fortalecimiento muscular y de fortalecimiento de los huesos también


pueden ser aeróbicas. Todo depende de si en el corazón ya los pulmones a trabajar más
que a costumbre. Por ejemplo, correr es una actividad aeróbica y de fortalecimiento de los
huesos.

Los estiramientos mejoran la flexibilidad y la capacidad de mover completamente las


articulaciones. Tocarse los dedos de los pies, hacer estiramientos laterales y hacer
ejercicios de yoga son ejemplos de estiramientos.

 Grados de intensidad en la actividad aeróbica

La actividad aeróbica puede ser de distintos grados: suave, moderada o intensa. La


actividad aeróbica moderada e intensa es más beneficiosa para el corazón que la actividad
aeróbica suave. Sin embargo, la actividad suave es mejor que la falta de actividad.
El grado de intensidad depende del esfuerzo que se necesita para realizar la actividad. Por
lo general, las personas que no están en buena forma física tienen que esforzarse más que
las que están en mejor forma. Por esa razón, lo que representa una actividad suave para
una persona puede ser una actividad de intensidad moderada para otra.

 Actividades suaves y moderadas

Las actividades suaves son las tareas cotidianas corrientes que no requieren mucho
esfuerzo. Las actividades moderadas hacen que el corazón, los pulmones y los músculos
trabajen más que de costumbre.

En una escalada del 0 al 10, las actividades moderadas corresponden a un 5 o un 6 y


producen aumentos evidentes de las frecuencias respiratorias y cardíacas. Una persona
que está realizando una actividad moderada puede hablar pero no cantar.

 Actividades intensas

Las actividades intensivas hacen que el corazón, los pulmones y los músculos trabajen
mucho. En una escalada del 0 al 10, la actividad intensa corresponde a una 7 o una 8. Una
persona que está realizando una actividad intensa no puede decir sino unas pocas palabras
antes de detenerse para tomar aliento.

Cerebro

El cerebro "en forma": la importancia de hacer actividad física para una mejor salud
neurocognitiva

Se sabe que al corazón le hace bien tener un peso saludable y el ejercicio regular.
Recientes estudios revelaron que, además, también es beneficioso para el cerebro. Cuánto
tiempo diario de movimiento es necesario para prevenir enfermedades y tener una memoria
"a prueba de años"

Diversos estudios ya comprobaron que levantar pesas contribuye a evitar enfermedades


neurológicas o que "trabajar" los músculos de las piernas mantiene las neuronas en su
plenitud. La actividad aeróbica también tiene lo suyo.

Según varias investigaciones, hacer ejercicio de forma regular favorece distintas funciones
del cerebro, desde la capacidad de concentración, mantener la materia gris o mejorar la
memoria. Además, reduce la ansiedad, alivia el estrés y previene la depresión.

El médico neurocirujano Pedro Lylyk, fundador del Equipo de Neurocirugía Endovascular y


Radiología Intervencionista de Buenos Aires, dijo que "entre 45 minutos y una hora de
ejercicio físico regular, esto es, todos los días o día por medio, ayuda a prevenir el accidente
cerebrovascular". "Está demostrado que disminuye los factores de riesgo, evita la obesidad
y mantiene a raya los valores de diabetes y presión arterial", destacó.

La actividad física ofrece grandes resultados a cualquier edad pero son aún más los
beneficios si se realiza actividad física en la adultez. "Se observó que pacientes ancianos
mejoran parámetros como memoria, capacidad de reacción y capacidad cognitiva a los
pocos meses (de 3 a 6) luego de un régimen de ejercicios guiados"
Actividad física y cerebro.

Hoy en día existen todo tipo de clases y ejercicios, ¿cómo saber cuál es la mejor actividad
para el cerebro?

En general, es seguro asumir que las actividades aeróbicas que benefician al corazón,
también benefician al cerebro. Los ejercicios aeróbicos, como correr o andar en bicicleta,
no sólo mejoran la actividad cerebral, sino que hacen que el cuerpo libere hormonas
relacionadas al crecimiento y reparación de neuronas. Estudios han encontrado que el
ejercicio estimula el crecimiento de vasos sanguíneos cerebrales.

Si estás buscando clases de gimnasia, considera aquellas que incorporan ejercicios de


coordinación, como por ejemplo, clases de zumba o de baile. Estos ejercicios requieren
cierto grado de destreza, a la vez que aumentan la frecuencia cardíaca, bombeando más
oxígeno al cerebro.

Hacer ejercicios temprano por la mañana, no sólo estimula la actividad cerebral y te da


energía para el resto del día, sino que también promueve la retención de nueva información
y mejora tu poder de decisión y reacciones a situaciones imprevistas y complejas.

La actividad física aumenta la producción de serotonina, un neurotransmisor crítico,


asociado con la buena salud y el bienestar mental. Al aumentar los niveles de serotonina, el
ejercicio actua como un antidepresivo natural. A su vez, el ejercicio ayuda a reducir los
niveles de estrés y ansiedad.

El ejercicio estimula la plasticidad neuronal, estimulando las conexiones sinápticas, incluso


el ejercicio físico moderado, como caminar, mejora las funciones de la memoria, el
aprendizaje y el razonamiento abstracto.

Efectos del ejercicio en el cerebro

La actividad física mejora el aprendizaje, el estado de ánimo y la atención. Además,


disminuye la ansiedad y el estrés. Entre otros beneficios está la llamada neurogénesis
(creación de neuronas) y la disminución de la muerte de neuronas (apoptosis). Además, el
ejercicio físico favorece la conexión entre las neuronas, lo que hace que sean más fuertes y,
a su vez, favorece facultades como el aprendizaje o la memoria.

La actividad física y el buen funcionamiento del cerebro

Se ha comprobado que las personas mayores que practicaron una actividad física de
manera regular durante su vida presentan menos pérdida de tejido cerebral que las
personas sedentarias. Además, poseen mejores facultades cognitivas. Existen diferentes
estudios de neurociencia y actividad física que corroboran los efectos positivos del ejercicio
en el cerebro.

Beneficios de la actividad física en el cerebro

La actividad física regular se considera un factor preventivo de problemas cognitivos. El


ejercicio refuerza el paquete neurovascular y participa en la prevención del envejecimiento
fisiológico. La mejora de la oxigenación del cerebro por una práctica regular tiene un efecto
en las personas mayores que se puede observar en la capacidad de reacción, la memoria y
el razonamiento. Asimismo, confiere una cierta resistencia a la enfermedad de Alzheimer y
protege contra las lesiones cerebrales.

Qué sustancia segrega el cerebro cuando hacemos ejercicio

Durante y después de hacer ejercicio, el cerebro segrega diferentes hormonas, como la


adrenalina, la testosterona, el cortisol y las endorfinas. Estas hormonas generan un
sensación de relajación, cuya duración varía según la intensidad de la sesión de actividad
física. Estos beneficios aumentan conforme se realice ejercicio de forma regular.

Deportes que estimulan el cerebro

Entre los consejos para las personas de más de 65 años se encuentran los programas que
asocian ejercicios de equilibrio, refuerzo muscular de los miembros inferiores, flexibilidad y
tonificación, ya que reducen el riesgo de caídas en las personas mayores.

Se aconseja realizar ejercicios de reforzamiento de los grupos musculares principales, como


mínimo dos veces por semana. No se deben practicar dos días seguidos. Se puede levantar
peso, aunque la intensidad del ejercicio varía de persona a persona. Se recomienda trabajar
de 8 a 10 grupos musculares (antebrazos, brazos, espalda, cuádriceps derechos,
izquierdos, etc.) y realizar de 10 a 15 repeticiones para cada grupo muscular.

Ejercicios que favorecen la agilidad mental

Los ejercicios de flexibilidad, efectuados como mínimo 2 veces a la semana durante al


menos 10 minutos, mantienen una buena flexibilidad, necesaria para las actividades
cotidianas. En estos ejercicios pueden intervenir el cuello, la espalda, la cintura y la cadera

Realizar ejercicios de equilibrio 2 días a la semana y se pueden alternar, por ejemplo, con
los ejercicios de reforzamiento muscular. Estos ejercicios disminuyen las caídas de las
personas más sedentarias que presentan, por ejemplo, una enfermedad crónica. Algunos
ejemplos de estos ejercicios son caminar sobre una línea trazada en el suelo o sortear los
obstáculos colocados sobre esta línea.

La relación entre un cuerpo activo y un cerebro en forma es otra de sus ventajas. Diversos
estudios han demostrado que la actividad física mantiene y mejora nuestra salud mental de
distintas formas. Estas son algunas de ellas.

1. Ayuda a generar más neuronas

Durante mucho tiempo los científicos creían que el cerebro era el único órgano de nuestro
cuerpo que no era capaz de generar nuevas células, llamadas neuronas. Aun hoy esto es
algo que mucha gente cree.

Sin embargo, no es cierto, en un proceso denominado neurogénesis, el cerebro es capaz de


generar nuevas neuronas, y uno de los factores que favorece este proceso es precisamente
el ejercicio aeróbico, según una investigación llevada a cabo en ratones.

La zona en la que el ejercicio más influye en la neurogénesis es la del hipocampo,


relacionada con la memoria y el aprendizaje y de la que se sabe que tiende a reducirse en
las personas que padecen enfermedades mentales como la depresión o la demencia, de
forma que el ejercicio podría, en cierto modo, ayudar a compensar o limitar el efecto de
esas patologías.

2. Ayuda a tratar y prevenir la depresión

La depresión es una de las principales causas de discapacidad en el mundo, y aun así no


es fácil de tratar. Según algunos estudios, el ejercicio físico podría ser uno de los principales
y más efectivos tratamientos contra la depresión y otros trastornos del humor y la
personalidad.

El efecto antidepresivo del ejercicio físico parece estar relacionado principalmente con la
serotonina, un neurotransmisor que influye en nuestro estado de ánimo, ansiedad y
felicidad. También, como decíamos antes, con la generación de nuevas neuronas, por lo
que parece tener influencia en la plasticidad y mantenimiento del cerebro.

El ejercicio físico no solo ayuda a tratar la depresión, también a prevenirla. Precisamente


porque uno de los síntomas de la depresión es la apatía y la inapetencia de actividad física,
es recomendable hacer ejercicio como hábito cotidiano, de forma que ayude a reducir el
riesgo en personas con propensión a esta enfermedad.

3. Mejora las funciones ejecutivas

Las funciones ejecutivas son habilidades mentales orientadas a la consecución de objetivos


y enfocadas al futuro, como inhibición de la respuesta o la memoria del trabajo. Nos sirven
para cumplir tareas complicadas o resolver problemas complejos. Y según algunos
estudios, podemos mejorarlas haciendo ejercicio.

4. Mejora la capacidad de concentración

En un mundo en el que siempre hay un estímulo para distraernos de lo que sea que
estemos haciendo, parece que el ejercicio puede ayudarnos a mantener la concentración
con más facilidad.

Eso concluía un estudio publicado en 2004 que analizaba la capacidad de concentración de


personas que estaban en forma, frente a las que no lo estaban, así como la de personas
que habían empezado a entrenar pocos meses antes frente a las que llevaban una vida
sedentaria.

Los resultados mostraron no solo que la gente en forma se concentraba más fácilmente,
sino también que el hecho de empezar a hacer ejercicio supone una mejora en la capacidad
de concentración.

5. Aumenta la flexibilidad cognitiva

La concentración no es la única habilidad que nuestras alocadas vidas ponen a prueba. A


menudo tenemos que ser capaces de pasar de una tarea a otra, ajustar nuestra atención y
seguir varios temas al mismo tiempo.

6. Mejora la memoria a largo plazo

Varios estudios han demostrado que existe una importante relación entre el ejercicio físico y
la memoria a largo plazo. Uno de ellos demostró que los individuos que se ejercitan durante
un periodo de una media hora cuatro horas después de haber estudiado y aprendido algo,
lo recordaban mejor. Sin embargo, no encontraron efectos significativos si el ejercicio se
hacía justo después de la sesión de estudio

7. Ayuda a mantener la materia gris

La materia gris es la sustancia de la que está hecho nuestro cerebro, responsable de la


transmisión de datos y por tanto de la agilidad de pensamiento. La edad y algunas
enfermedades destruyen y hacen disminuir la cantidad de materia gris en nuestro cerebro, y
parece que el ejercicio ayuda a mantenerla en buen estado.

8. Alivia el estrés y reduce la ansiedad

Es algo que todos hemos podido sentir: hacer ejercicio, ya sea corriendo, nadando,
montando en bici o en cualquier otro formato nos ayuda a relajarnos y a recuperar el control
de nuestra mente cuando sentimos ansiedad o estrés.

El ejercicio físico hace que el cerebro libere endorfinas, dopamina y norepinefrina,


sustancias asociadas con una mejora de las funciones cognitivas, el estado de alerta y la
mejora del humor.

Además, cuando algo nos preocupa o nos agobia, relacionado con nuestro trabajo, nuestras
relaciones personales o cualquier otro problema, el ejercicio físico es una buena forma de
obligar a nuestro cerebro a concentrarse en otras cosas, lo cual en muchos casos ya es
suficiente para romper el círculo vicioso de la ansiedad.

9. Frena el envejecimiento cerebral

A partir de los 30 años el cerebro comienza a perder volumen de forma natural: la materia
gris se deteriora y reduce, y esto va provocando la pérdida progresiva de funciones, muy
lentamente al principio pero de forma más aguda a medida que pasan los años.

Algunas investigaciones han demostrado que haciendo ejercicio, los adultos de más edad
pueden recuperar entre un 1 y un 2% del volumen cerebral en la zona del hipocampo, lo
cual supone el equivalente a revertir el envejecimiento de este órgano unos 2 años.

Neuroaprendizaje

El Neuroaprendizaje es una disciplina que combina la psicología, la pedagogía y la


neurociencia para explicar cómo funciona el cerebro en los procesos de aprendizaje en los
estudiantes. Si bien hasta hace dos décadas era muy poco lo que se conocía acerca de
cómo funciona y cómo genera conocimiento el cerebro, a partir de los años 90 ha existido
una explosión tecnológica que ha permitido empezar a conocer más sobre este órgano del
aprendizaje.

El cerebro es el órgano más dúctil que tenemos, está en continuo cambio, en la infancia su
desarrollo es espectacular, el cerebro infantil es muy moldeable y muy sensible a los
procesos de aprendizaje, también en la edad adulta y en la tercera edad el cerebro es
capaz de generar cambios y mejorar los procesos de enseñanza-aprendizaje con el
Neuroaprendizaje, por lo que nos convertimos en seres conscientes de ello e intentamos
ayudar a optimizar su funcionamiento para potenciar los procesos que intervienen en el
aprendizaje como: atención, memoria, lenguaje, lectura, escritura, razonamiento y
emociones.

Hace algún tiempo los señores docentes se debían contentar, únicamente, con los
resultados de la observación, ya que a través de ella decidían si cierta técnica, estrategia,
teoría o escuela de aprendizaje era favorable o no para los estudiantes. En la actualidad,
contamos con elementos para saber cómo aprende el cerebro de las personas en general y
contamos con herramientas para descubrir cómo aprende cada cerebro en forma individual.
Estas herramientas nos posibilitan cubrir todos los estilos de aprendizaje, todas las
inteligencias, los distintos canales de representación sensorial y formas de enfrentar
desafíos. Estamos convencidos de que si un estudiante no aprende es porque no le están
enseñando de la manera que él puede y debe aprender.

El docente como líder dinámico crea las condiciones para poder desarrollar los procesos
cognitivos y funciones ejecutivas del cerebro de un modo convergente, propio de la
escolaridad formal y divergente, propia de los cerebros que utilizan su creatividad e intuición
para encontrar respuestas nuevas a los desafíos de siempre, es muy importante, es el área
del alfabetismo emocional. Basta mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta que si bien
cada vez nacen niños intelectualmente más inteligentes, el cociente emocional ha
disminuido drásticamente, por eso me animaría a decir que el enseñar a monitorear y a
manejar nuestras emociones se ha convertido en una necesidad de supervivencia.

Você também pode gostar