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ESCUELA INDUSTRIAL Y PREPARATORIA

TECNICA “ALVARO OBREGON”

UNIVERSIDAD AUTONOMA DE NUEVO LEON


PRODUCTO INTEGRADOR DE APRENDIZAJE (PIA)
“LA CONTAMINACION”
PEMA

ALUMNOS: ESTEBAN ALEJANDRO PEREZ LOPEZ


MIGUEL ANGEL SANCHES RODRIGUEZ
DANTE FABIAN GUERRERO GARZA
DAVID ALEJANDRO ESPINOZA GONZALES
JORGE ADRIAN ROJAS GUTIERREZ
GRUPO: 4B2/207 AULA: 111
CARRERA: BT.MECANICA AUTOMOTRIZ Y
AUTOTRONICA
DOCENTE: LIC.ESMERALDA YAZMIN GONZALES
JUAREZ
Introducción
La contaminación es un fenómeno que existe desde que se originó la
Tierra. Desde hace ya tanto tiempo, las sustancias contaminantes se
dispersan y transportan sobre y dentro de los recursos naturales
modificando sus características originales. Pero, a medida que el
hombre fue evolucionando y se transformó en sedentario, consumidor
despiadado y derrochador de recursos, este problema ha crecido
notablemente.
El presente trabajo enfoca el problema de la contaminación desde un
punto de vista racional y real; es decir, no podemos pensar que la
contaminación puede eliminarse, ni que de ahora en adelante no se
generará más. Esto sería una utopía, ya que es un fenómeno muy
antiguo y que carece de difusión suficiente como para que todo el
mundo tenga conocimiento y, por ende, tome conciencia.
Es la contaminación un tema muy amplio, donde la variedad de
recursos sobre los cuales puede actuar, el tipo de sustancia
considerada contaminante y los efectos que cada una de éstas
producen sobre los primeros, hacen de ella un proceso multivariado,
dependiente de numerosos factores.
A pesar de ello, es fundamental que se comiencen a tomar decisiones
sobre de qué modo tratarlo y quiénes deberán hacerlo. La
especialización de los profesionales en la materia y la educación de la
población en general son pasos que deben adoptarse sin demora. Una
población conciente y conocedora de los riesgos provocados por la
contaminación actuará en forma moderada y racional, mermando así
el resultado negativo.
Es imperioso, así mismo, profundizar en el tema y tratarlo en forma
específica para cada caso en particular. De manera tal que se recopile
información y datos sobre distintos tipos y procesos de contaminación
y se tenga una herramienta útil capaz de ser empleada en caso que
sea necesario.
Este trabajo es sólo el punto de partida de un largo camino de
investigación y adecuación de las situaciones ya vividas por otras
provincias o países a las condiciones típicas y características de la
Provincia de Salta.
Recordemos que cuanto antes comencemos esta tarea más pronto
obtendremos los resultados deseados y, en este caso, del resultado
depende la calidad de vida de la población.
Contenido
Se llama contaminación a la transmisión y difusión de humos o gases
tóxicos a medios como la atmósfera y el agua, como también a la
presencia de polvos, líquidos, gérmenes microbianos u otras
sustancias extrañas, en suelo o el agua, provenientes de lal naturaleza
o de los desechos de la actividad del ser humano.
Cuando se producen incidentes con productos contaminantes se
deben tomar medidas y cuidados específicos para controlar diferentes
situaciones, lo que exige la intervención de personas debidamente
capacitadas y equipadas.
Por lo tanto, cualquier sustancia que añadida a la atmósfera, al suelo o
al agua, produzca un efecto negativo apreciable sobre las personas o
el medio puede ser clasificado de contaminante; así pues las
partículas en suspensión o las especies radiactivas producidas en los
ensayos nucleares están también incluidas. Podemos decir, por lo
tanto, que la contaminación puede afectar a todos los recursos
naturales pero que recae directa y esencialmente sobre tres:
la atmósfera (aire)

las aguas (mares, ríos, lagos y demás cuerpos de agua) el suelo

Contaminación atmosférica
Se entiende por contaminación atmosférica, la presencia en el aire de
sustancias o formas de energía que impliquen riesgo, daño o molestia
grave para las personas y bienes de cualquier naturaleza.
Cuando estas materias o fuentes de energía ponen, o es probable que
pongan en peligro la salud del hombre, su bienestar o recursos directa
o indirectamente, se convierten en contaminantes.
En las grandes ciudades, la contaminación del aire se debe a los
escapes de gases de los motores de explosión, a los aparatos
domésticos de la calefacción y a las industrias (principalmente la de
generación de electricidad) las que liberan en la atmósfera gases,
vapores o partículas sólidas capaces de mantenerse en suspensión,
con valores superiores a los normales, perjudicando la vida y la salud,
tanto del ser humano como de animales y plantas. También hay otras
sustancias tóxicas que contaminan la atmósfera como el plomo y el
mercurio. Es importante que los habitantes de las grandes ciudades
tomemos conciencia de que el ambiente es una necesidad primaria,
indispensable para mantener una buena calidad de vida. Se debería,
entonces, legislar sobre las sustancias que pueden ir a la atmósfera y
la concentración que no debe superarse para así mantener un control
y poder planificar con mayor exactitud y precisión.
La concentración de los contaminantes se reduce al dispersarse estos
en la atmósfera, proceso que depende de factores climatológicos
como la temperatura, la velocidad del viento, el movimiento de
sistemas de altas y bajas presiones y la interacción de éstos con la
topografía local; por ejemplo las montañas y valles. La temperatura
suele decrecer con la altitud, pero cuando una capa de aire frío se
asienta bajo una capa de aire caliente, produciendo una inversión
térmica, la mezcla atmosférica se retarda y los contaminantes se
acumulan cerca del suelo. El problema que esto crea es impedir la
dispersión vertical de los humos y de otros contaminantes enviados a
la atmósfera por las industrias, calefacciones, motores de explosión,
actividades urbanas etc.
En éstas condiciones, los contaminantes vertidos a la atmósfera, no
pueden dispersarse por quedar atrapados en la capa inferior en la que
no circula verticalmente el aire, y se van acumulando.
Las situaciones de inversión más persistentes se producen con cielos
despejados y, por tanto, con abundante luz solar. Esta luz solar,
favorece las reacciones entre los contaminantes atrapados,
produciéndose el Smog fotoquímico.
Las inversiones de temperatura son frecuentes en épocas de otoño-
invierno. Pueden permanecer durante días, hasta que las condiciones
atmosféricas cambien y la capa de inversión se destruya.
Las causas que determinan la aparición de una inversión térmica son
diversas, pero normalmente son causadas por uno de los siguientes
procesos:
Superposición de masas de aire que se encuentran a diferentes
temperaturas. Un ejemplo característico es el paso de un frente frío o
cálido
Alteración de una masa de aire que originalmente era homogénea,
modificándose la estructura vertical de los niveles bajos de la
atmósfera. Este caso es debido principalmente al enfriamiento de la
superficie de la tierra durante la noche.
Las inversiones pueden ser duraderas bajo un sistema estacionario de
altas presiones unido a una baja velocidad del viento.
Un periodo de tan sólo tres días de escasa mezcla atmosférica puede
llevar a concentraciones elevadas de productos peligrosos en áreas de
alta contaminación y, en casos extremos, producir enfermedades e
incluso la muerte. Los efectos de la exposición a largo plazo a bajas
concentraciones de contaminantes no están bien definidos; no
obstante, los grupos de riesgo son los muy jóvenes, los ancianos, los
fumadores, los trabajadores expuestos al contacto con materiales
tóxicos y quienes padecen enfermedades pulmonares o cardíacas.
Otros efectos adversos de la contaminación atmosférica son los daños
que pueden sufrir el ganado y las cosechas.
Una de las complicaciones más importantes de la inversión térmica se
produce en casos de derrames de sustancias tóxicas volátiles, cuando
un accidente químico sucede. Es por ello fundamental tener siempre
presente el estado atmosférico cuando se deba responder a un evento
que involucre sustancias nocivas capaces de dispersarse por la
atmósfera; no sólo cuando se trate de sustancias químicas sino
también para las sustancias biológicas.
En el caso de producirse un evento donde se liberen sustancias
nocivas a la atmósfera se debe prestar atención a las características
de la nube tóxica o de contaminación ésta se desplazará en el
ambiente dependiendo de múltiples factores meteorológicos y
topográficos del lugar.
Por lo tanto, lo primer que hay que hacer cuando un evento de estas
características ocurra es conseguir toda la información posible sobre
las características meteorológicas del momento en el lugar del hecho.
Esta información se obtiene del parte meteorológico emanado por el
Servicio Meteorológico que se obtiene diariamente. Además deberán
analizarse y tenerse en cuenta algunas características meteorológicas
visibles en la zona en el momento de la emisión y que no se reflejan
en el parte meteorológico; por ejemplo: lluvias, ventarrones, masas de
aire frío o caliente, etc. Simultáneamente se deberán analizar las
características topográficas del lugar las que, junto con las
características meteorológicas, determinan las características de la
nube tóxica y su desplazamiento.
La determinación de la forma, tamaño y desplazamiento de la nube
tóxica juega un papel fundamental en lo que evacuación se refiere. La
nube se desplaza siempre a sotavento (es arrastrada por la dirección
predominante del viento) y esto indica que si las concentraciones de
contaminantes transportados son dañinas para el ser humano, las
poblaciones que se encuentran en las zonas hacia donde la nube se
dirige, deberán ser evacuadas. La evacuación o no es una decisión
muy difícil de tomar y dependerá de múltiples factores. La pluma de
contaminación tendrá una concentración menor contaminantes a
medida que se disipa en el ambiente; por lo tanto, a medida ésta se
desplace por la acción del viento, parte de sus componentes
comenzarán a depositarse o bien diluirse en la atmósfera circundante.
Este decaimiento de las partículas tóxicas determinará el tamaño de la
zona a evacuarse.
El proceso de evacuación debe estar perfectamente planificado de
antemano para actuar rápida y efectivamente cuando sea necesario.
Es fundamental prever los medios de transporte, el nuevo destino de
los evacuados y los recursos que cubrirán sus necesidades básicas
durante el tiempo que estos se encuentren fuera de su hogar. Todas
estas acciones deben ser elaborados en forma conjunta por todos los
organismos interventores en situaciones de emergencia (policía,
bomberos, emergencias médicas, secretaría de medio ambiente, etc),
siendo idealmente dirigidos y coordinados por Defensa Civil.
Contaminación del agua
Los ríos, lagos y mares recogen, desde tiempos inmemoriales, las
basuras y deshechos producidas por la actividad humana.
El ciclo natural del agua tiene una gran capacidad de purificación, pero
esta misma facilidad de regeneración, y su aparente abundancia, hace
que sea el vertedero habitual en el que arrojamos los residuos
producidos por nuestras actividades. Pesticidas, desechos químicos,
metales pesados, residuos radiactivos, etc., se encuentran, en
cantidades mayores o menores, al analizar las aguas de los más
remotos lugares del mundo. Muchas aguas están contaminadas hasta
el punto de hacerlas peligrosas para la salud humana y dañinas para
la vida.
La contaminación de las aguas puede, en definitiva, proceder de
fuentes naturales o de actividades humanas. En la actualidad la más
importante, sin duda, es la provocada por el hombre. El desarrollo y la
industrialización suponen un mayor uso de agua, una gran generación
de residuos (muchos de los cuales van a parar al agua) y el uso de
medios de transporte fluviales y marítimos que, en muchas ocasiones,
son causa de contaminación de las mismas.
Algunas fuentes de contaminación del agua son naturales. Por
ejemplo, el mercurio que se encuentra naturalmente en la corteza de
la Tierra y en los océanos contamina la biosfera mucho más que el
procedente de la actividad humana. Algo similar pasa con los
hidrocarburos y con muchos otros productos.
Normalmente las fuentes de contaminación natural son muy dispersas
y no provocan concentraciones altas de polución, excepto en algunos
lugares muy concretos. La contaminación de origen humano, en
cambio, se concentra en zonas concretas y, para la mayor parte de los
contaminantes, es mucho más peligrosa que la natural.
Hay cuatro focos principales de contaminación antropogénica o de
origen humano.
1. Industria. Según el tipo de industria se producen distintos tipos de
residuos. Normalmente en los países desarrollados muchas industrias
poseen eficaces sistemas de depuración de las aguas, sobre todo las
que producen contaminantes más peligrosos, como metales tóxicos.
En algunos países en vías de desarrollo la contaminación del agua por
residuos industriales es muy importante. Actualmente en nuestro país
la contaminación por vertido de deshechos en ella alcanza niveles muy
altos incluso llegando a poner en riesgo a los ecosistemas que
dependen de ella, dentro de los cuales se incluye al ser humano.
Pasan a cobrar gran importancia en este proceso de contaminación
los deshechos de curtiembres, mataderos, fábricas e industrias
agrícola-ganaderas. En la Tabla 6 se muestran ejemplos sobre
sectores industriales determinados y las sustancias contaminantes del
agua que producen.
2. Vertidos urbanos. La actividad doméstica produce principalmente
residuos orgánicos, pero el alcantarillado arrastra además todo tipo de
sustancias: emisiones de los automóviles (hidrocarburos, plomo, otros
metales, etc.), sales, ácidos, etc. En cuanto a las emisiones de
automóviles uno de los grandes problemas en nuestra provincia es la
carencia de un sistema de depuración de los deshechos de aceites
gastados. La mayoría de los locales que prestan este servicio arrojan
los deshechos directamente a las alcantarillas, contaminando el
sistema hídrico al cual van a parar. Los deshechos urbanos orgánicos
favorecen la proliferación de bacterias, virus y otros organismos que
disminuyen el contenido de oxígenos de las aguas, llegando a niveles
tan bajos que la vida acuática habitual no puede soportarlo.
3. Navegación. Produce diferentes tipos de contaminación,
especialmente con hidrocarburos. Los vertidos de petróleo,
accidentales o no, provocan importantes daños ecológicos. A pesar de
ellos, los impactos ambientales por la navegación no son una causa
importante de contaminación en el NOA, ya que sus ríos son
escasamente empleados para el transporte, o si lo son se emplean
naves pequeñas.
4. Agricultura y ganadería. Los trabajos agrícolas producen vertidos de
pesticidas, fertilizantes y restos orgánicos de animales y plantas que
contaminan de una forma difusa pero muy notable las aguas. La
contaminación con estas sustancias es característica en los sectores
donde la producción agrícola-ganadera se desarrolla intensamente y
con escaso o sin control alguno. Las regiones poroteras y sojeras del
norte, la región tabacalera del Valle de Lerma y las regiones
productoras de hortalizas y frutales son algunos de los lugares donde
las aguas deben ser evaluadas para determinar si el "cóctel" de
sustancias químicas empleadas para aumentar la producción no ha
incrementado la concentración de sustancias nocivas para la salud
presentes en el agua.
Existe un quinto foco de contaminación de origen antrópico: los
accidentes de transportes de sustancias químico-biológicas o
cualquier otra sustancia capaz de provocar daños al ambiente.
En el caso particular de este informe, la causa que nos concierne (en
cuanto a contaminación del agua) es el derrame de sustancias nocivas
en forma accidental o intencional. Es este el motivo principal de este
trabajo ya que la Policía de la Provincia, a través de la División de
Medio Ambiente, es quien debe actuar en estos casos identificando a
los infractores y aplicando las primeras acciones de control de la
contaminación.
Salta es visitada diariamente por una gran cantidad de camiones
cisternas y otros capaces de transportar sustancias; algunos de éstos
incluso llegan a circunvalar el casco céntrico poniendo en peligro no
sólo a las personas que en éste y sus alrededores se encuentran, sino
también a las fuentes de suministro de las que la ciudad se vale.
Es fundamental llevar un registro no sólo de la cantidad de vehículos
de este tipo que por la provincia circulan, son también es
indispensable y prioritario elaborar un archivo en el que conste el tipos
de sustancia que cada uno de ellos transporta, la cantidad, las
características de ésta (toxicidad, inflamabilidad, etc), las sustancias
que neutralizan su peligrosidad y toda aquella otra información útil en
el caso de que un accidente le ocurriese al transporte. Esta
información, una vez recopilada, debe ser distribuida a todos los
sectores que intervienen en una situación de este tipo como ser la
División de Medio Ambiente de la Policía de la Provincia, la Secretaría
de Medio Ambiente, Bomberos, SAMEC, Defensa Civil, etc. A su vez,
estos sectores deben contar con una planificación de respuesta de
emergencia para este tipo de eventos. Se presenta el Sistema
estandarizado para la identificación de riesgo de materiales peligrosos,
un sistema de identificación del tipo de sustancia transportada. El
conocimiento de este sistema es fundamental para todos aquellos que
deban enfrentar los riesgos inherentes en el proceso de transporte de
sustancias químicas.
Adicionalmente a la información mencionada anteriormente, las
autoridades pertinentes deben llevar un inventario de todas aquellas
instalaciones donde se almacenan sustancias peligrosas, tales como
industrias, fábricas, etc. Tener un conocimiento preciso sobre las
sustancias almacenadas y su cantidad le dará al personal de
respuesta de emergencia la posibilidad de actuar más eficientemente
tomando las medidas adecuadas de protección propia y del resto de la
población.
No se puede ignorar la posibilidad de la ocurrencia de accidentes
ambientales provocados por productos químicos. Sin embargo, es
necesario tratar de reducir al máximo la probabilidad de ocurrencia de
estos episodios mediante el desarrollo de medidas preventivas
adecuadas.
También es necesario desarrollar medidas correctivas eficaces para la
reducción de los impactos causados al ambiente durante la ocurrencia
de los accidentes.
En el caso de que una fuente de agua se vea contaminada por una
sustancia desconocida, los recaudos iniciales a tomar serán similares
a aquellos mencionados para casos de contaminación del aire; es
decir que se debe priorizar el bienestar y la salud de las personas
afectadas y determinar si la contaminación puede afectar a otros
sectores ya sea de manera directa o indirecta. Simultáneamente
deberán tomarse muestras que serán enviadas al laboratorio para
detectara el tipo de sustancia y la concentración en la que se
encuentra, para poder así iniciar el plan de respuesta. Es conveniente
no sólo tomar muestras de la zona afectada sino también otras de los
alrededores para poder realizar comparaciones válidas (de nada sirve
determinar que en un punto determinado de un río las aguas están
cargadas de arsénico si no se tienen un parámetro para comparar e
incluso para determinar si el arsénico es una sustancia cuya presencia
es natural en ese lugar).
Si la sustancia derramada toma contacto con un lecho de agua debe
considerarse que la ésta será transportada aguas abajo y, por lo tanto,
advertir a las poblaciones afectadas de la presencia del contaminante
y de cómo deberán proceder.
Es fundamental que en todo procedimiento, donde el personal policial
u otro deba ponerse en contacto con sustancias nocivas, lo haga
portando elementos de protección adecuados para cada caso
(guantes, botas, máscaras, etc). Recordemos que un efectivo
intoxicado es una persona menos para colaborar en el lugar y una
persona más para derivar a los hospitales.
Existe un gran número de contaminantes del agua que se pueden
clasificar de muy diferentes maneras. Una posibilidad bastante usada
es agruparlos en los siguientes ocho grupos:
1. Microorganismos patógenos. Son los diferentes tipos de bacterias,
virus, protozoos y otros organismos que transmiten enfermedades
como el cólera, tifus, gastroenteritis diversas, hepatitis, etc. En los
países en vías de desarrollo las enfermedades producidas por estos
patógenos son uno de los motivos más importantes de muerte
prematura, sobre todo de niños.
Normalmente estos microbios llegan al agua en las heces y otros
restos orgánicos que producen las personas infectadas. Por esto, un
buen índice para medir la salubridad de las aguas, en lo que se refiere
a estos microorganismos, es el número de
bacterias coliformes presentes en el agua. La OMS (Organización
Mundial de la Salud) recomienda que en el agua para beber haya 0
colonias de coliformes por 100 ml de agua.
2. Desechos orgánicos. Son el conjunto de residuos orgánicos
producidos por los seres humanos, ganado, etc. Incluyen heces y
otros materiales que pueden ser descompuestos por bacterias
aeróbicas, es decir en procesos con consumo de oxígeno. Cuando
este tipo de desechos se encuentran en exceso, la proliferación de
bacterias agota el oxígeno, y ya no pueden vivir en estas aguas peces
y otros seres vivos que necesitan oxígeno. Buenos índices para medir
la contaminación por desechos orgánicos son la cantidad de oxígeno
disuelto (OD) en agua, la demanda biológica de oxígeno (DBO).
3. Sustancias químicas inorgánicas. En este grupo están incluidos
ácidos, sales y metales tóxicos como el mercurio y el plomo. Si están
en cantidades altas pueden causar graves daños a los seres vivos,
disminuir los rendimientos agrícolas y corroer los equipos que se usan
para trabajar con el agua.
4. Nutrientes vegetales inorgánicos. Nitratos y fosfatos son sustancias
solubles en agua que las plantas necesitan para su desarrollo, pero si
se encuentran en cantidad excesiva inducen el crecimiento
desmesurado de algas y otros organismos provocando la eutrofización
de las aguas. Cuando estas algas y otros vegetales mueren, al ser
descompuestos por los microorganismos, se agota el oxígeno y se
hace imposible la vida de otros seres vivos. El resultado es un agua
maloliente e inutilizable.
5. Compuestos orgánicos. Muchas moléculas orgánicas como
petróleo, gasolina, plásticos, plaguicidas, disolventes, detergentes, etc.
acaban en el agua y permanecen, en algunos casos, largos períodos
de tiempo, porque, al ser productos fabricados por el hombre,
tienen estructuras moleculares complejas difíciles de degradar por los
microorganismos.
6. Sedimentos y materiales suspendidos. Muchas partículas
arrancadas del suelo y arrastradas a las aguas, junto con otros
materiales que hay en suspensión en las aguas, son, en términos de
masa total, la mayor fuente de contaminación del agua. La turbidez
que provocan en el agua dificulta la vida de algunos organismos, y los
sedimentos que se van acumulando destruyen sitios de alimentación o
desove de los peces, rellenan lagos o pantanos y obstruyen canales,
rías y puertos.
7. Sustancias radiactivas. Isótopos radiactivos solubles pueden estar
presentes en el agua y, a veces, se pueden ir acumulando a los largo
de las cadenas tróficas, alcanzando concentraciones
considerablemente más altas en algunos tejidos vivos que las que
tenían en el agua.
8. Contaminación térmica. El agua caliente liberada por centrales de
energía o procesos industriales eleva, en ocasiones, la temperatura de
ríos o embalses con lo que disminuye su capacidad de contener
oxígeno y afecta a la vida de los organismos.
La contaminación de las aguas subterráneas es también un problema
que debe considerarse cuidadosamente cuando ocurre el derrame de
una sustancia tóxica. Este tema será tratado con mayor profundidad
junto con el tema de contaminación del suelo ya que ambos están
íntimamente ligados.
Contaminación del suelo y las aguas subterráneas:
El suelo se contamina en forma localizada cuando una sustancia
tóxica entra en él. Primero, la sustancia extraña será contrarrestada
por la capacidad del suelo de regular su pH (efecto buffer o tampón) y
gracias a algunos compuestos, que absorbiéndolos o adsorbiéndose a
ésta pueden neutralizarla. Una vez que esta capacidad de auto-
depuración se vea sobrepasada, el suelo comenzará a acumular las
toxinas. Una vez contaminado, volverlo a su estado inicial es un
proceso sumamente costoso y, en la mayoría de los casos, imposible.
Si la textura y demás condiciones físicas del suelo lo permiten, la
sustancia nociva podrá descender a través del perfil edafológico hasta
alcanzar la napa freática y contaminar las aguas subterráneas.
La contaminación del suelo puede producirse instantáneamente, justo
cuando la sustancia contaminante se vuelca en forma accidental o
intencional sobre él; o bien puede causarse progresivamente debido a
la continúa e ininterrumpida adición de materiales y sustancias tóxicas.
Una de las fuentes más notorias de este último tipo de contaminación
es la que provocan los agroquímicos. Las técnicas actuales de
incremento de la producción, las que incluyen la adición de elevadas
cantidades de fertilizantes y plaguicidas, ponen en peligro las
condiciones físico-químicas del suelo y lo dejan en un estado de
escasez total de nutrientes o exceso de compuestos perjudiciales.
Los casos de contaminación dispersa se pueden producir cuando se
aplican cantidades importantes de plaguicidas a zonas donde el nivel
freático está poco profundo, en suelos muy porosos o cerca de
fracturas o diaclasas que conectan los acuíferos con la superficie. La
contaminación del agua de la freática es un problema adicional que
deberá tratarse ya que, en algún momento de su recorrido, las éstas
afloran o bien son aprovechadas como fuente de abastecimiento
poblacional.
3. Conclusión
La contaminación es un problema del que nadie quiere
responsabilizarse y que, hasta en algunos casos, no se percibe hasta
cuando es ya demasiado tarde. Debemos, como ciudadanos de una
provincia y un país que quiere crecer y mejorar su calidad de vida,
comenzar a tomar conciencia sobre éste problema y todas las
dificultades que encamina para el ambiente y, por ende, para la salud y
bienestar humano.
La educación de la población es una herramienta básica y
fundamental en cuanto a medio ambiente se refiere. Este medio es el
único lugar del que cuenta el hombre para desarrollarse. En él realiza
todas sus actividades - vitales o no-; en él, precisamente, vive.
Una población conocedora de los problemas ambientales generales, y
de aquellos que presentes en su territorio, será una población con
capacidades potenciales de resolución de tales conflictos. Una
sociedad conocedora y consciente es, entonces, la primera etapa para
la recuperación ambiental y la posterior administración eficiente de los
recursos naturales disponibles.
La educación poblacional, en todos los niveles, debe ser precedida y
acompañada por la constitución de organismos de protección del
medio ambiente y los recursos naturales y la profesionalización y
especialización de su personal y del ya existente en las instituciones
destinadas a tal fin.
Queda, por lo tanto, en manos del gobierno y de cada uno de los
habitantes de la nación, la responsabilidad de encarar estos temas
cada vez poniendo mayor énfasis y medios. Recordemos que este
mundo es la estructura donde se alberga el ser humano y que su
ambiente es único e irrecuperable. Cuidémoslo entonces,
comencemos hoy mismo que, sistemática y progresivamente, los
resultados estarán a la vista.
4. Anexos
Anexo I:
Sistema estandarizado para la identificación de riesgo materiales
peligrosos (NFPA 704)
El sistema de información se basa en el "rombo de la 704", que
representa visualmente la información sobre tres categorías de riesgo:
salud, inflamabilidad y reactividad, además del nivel de gravedad de
cada uno. También señala dos riesgos especiales: la reacción con el
agua y su poder oxidante. El rombo está pensado para ofrecer una
información inmediata incluso a costa de cierta precisión y no hay que
ver en él más de lo que estrictamente indica. El sistema normalizado
(estandarizado) usa números y colores en un aviso para definir los
peligros básicos de un material peligroso. La salud, inflamabilidad y
reactividad están identificadas y clasificadas en una escala de 0 a 4
dependiendo del grado de peligro que presenten.
Tal información puede ser útil, no sólo en emergencias sino también
durante las actividades de atención a largo plazo cuando se requiere
caracterizar la evaluación
Anexo II:
Riesgos químicos
Los accidentes que involucran materiales químicos son los más
comunes y, a veces, sobre los que menos se conoce. El objetivo de
este anexo es brindar una herramienta práctica para que aquellos
encargados de responder a eventos de desastres químicos, tengan
información simple sobre la cual apoyarse.
El conocimiento de los riesgos y características específicas de los
productos usados es un factor de suma importancia. Para este fin, la
ONU (Organización de las Naciones Unidas) agrupó estos productos
en nueve clases distintas. A continuación, se abordarán los principales
aspectos observados en los accidentes de acuerdo con las clases de
riesgo de los productos.
Clase 1. Explosivos
El explosivo es una sustancia que, sometida a una transformación
química extremadamente rápida, produce grandes cantidades de
gases y calor. Debido al calor, los gases liberados, por ejemplo el
nitrógeno, oxígeno, monóxido de carbono, dióxido de carbono y vapor
de agua, se expanden a altísimas velocidades, lo que provoca el
desplazamiento del aire circundante y aumento de la presión
atmosférica normal (sobrepresión).
Muchas de las sustancias pertenecientes a esta clase son sensibles al
calor, choque y fricción, como el fulminato de mercurio. Existen otros
productos de esta misma clase que necesitan un intensificador para
explotar. Según la rapidez y sensibilidad de los explosivos, puede
haber dos tipos de explosiones: la detonación y la deflagración.
La detonación es un tipo de explosión en el que la transformación
química se produce muy rápidamente, con una velocidad de
expansión de los gases muy superior a la velocidad del sonido en tal
ambiente (en el orden de km/s). La deflagración, en cambio, presenta
una transformación química mucho más lenta y la velocidad máxima
de expansión de los gases es la velocidad del sonido en tal ambiente.
En este caso puede ocurrir la combustión. Mientras que la detonación
se caracteriza por presentar picos de presión elevada en un periodo
extremadamente breve, en la deflagración ocurre lo contrario.
La sobrepresión generada a partir de una explosión puede alcanzar
valores elevados y provocar daños destructivos en las edificaciones y
personas. La sobrepresión normalmente se expresa en bar (750 mm
de mercurio) . La Tabla 1.2 contiene algunos valores característicos de
daños a las estructuras.
Los daños catastróficos son las estructuras inhabilitadas debido al
colapso. Los daños graves como una grieta, caída del techo, puerta
dañada (arrancada), etc., no afectan a toda la estructura. Es
importante observar que el valor de 0,3 bar representa 3 metros de
columna de agua, un valor que normalmente no implica "daños" para
el ser humano. Esto quiere decir que el ser humano es más resistente
a la sobrepresión que las estructuras porque no es una estructura
rígida, lo que permite que el organismo absorba el impacto. En el ser
humano, el daño más común provocado por una explosión es la
ruptura del tímpano que se produce con valores mayores de 0,4 bar de
sobrepresión.
Dado que la explosión es un fenómeno extremadamente rápido e
incontrolable, durante la atención de accidentes con productos de este
tipo se deberán adoptar medidas preventivas. Estas medidas incluyen
el control de los factores que pueden generar un aumento de
temperatura (calor), choque y fricción.
En los casos de incendio, además del riesgo inminente de explosión,
puede haber emanación de gases tóxicos o venenosos. En esos
casos, además del uso de ropas especiales, lo adecuado para la
protección respiratoria es el equipo autónomo de respiración de aire
comprimido. Será fundamental, asimismo, detectar con qué tipo de
sustancia puede ser contrarrestado el incendio con cada tipo de
sustancia, ya que el uso de agua no se recomienda en todos los
casos. Las variantes son emplear espuma, neblina de agua u otros
productos químicos. Estos equipos ofrecen protección limitada en los
incendios provocados por sustancias explosivas porque sólo son
eficientes para la protección contra los gases generados por el
incendio, pero no contra los efectos causados por una explosión
eventual.
Otro aspecto importante se refiere a la atención de las explosiones.
Según las características del producto usado, es probable que la
explosión no haya consumido toda la carga y haya dejado productos
intactos en las inmediaciones del lugar del accidente, por lo que la
remoción de los explosivos siempre debe ser manual y con el cuidado
requerido.
En el estado gaseoso, la forma y volumen de la materia son variables.
La fuerza de repulsión entre las moléculas es mayor que la de
cohesión. Los gases se caracterizan por presentar baja densidad y
capacidad para moverse libremente. A diferencia de los líquidos y
sólidos, los gases se expanden y contraen fácilmente cuando se
alteran la presión y/o la temperatura. Como los gases se expanden
indefinidamente hasta ocupar el recipiente que los contiene, su estado
físico representa una gran preocupación, independientemente del
riesgo del producto. En caso de fuga, los gases tienden a ocupar todo
el ambiente incluso cuando poseen una densidad diferente de la del
aire.
Además del riesgo inherente al estado físico, los gases pueden
presentar otros riesgos como inflamabilidad, toxicidad, poder de
oxidación y corrosión, entre otros. Algunos gases, como el cloro,
presentan olor y color característicos, mientras que otros, como el
monóxido de carbono, no presentan ni olor ni coloración, lo que puede
dificultar su identificación en la atmósfera y las medidas de control
durante una fuga eventual.
Como se indicó al inicio, los gases sufren alteraciones por variaciones
de presión y/o temperatura. La mayoría de estos se pueden licuar con
el aumento de presión y/o disminución de temperatura. El amoníaco,
por ejemplo, se puede licuar cuando se le somete a una presión de
aproximadamente 8 kgf/cm (kilogramos fuerza por centímetro)2 o a
una temperatura de aproximadamente -33,4°C.
Una vez liberados, los gases licuados por acción de la presión y/o
temperatura, tienden a retornar a su estado natural en las condiciones
ambientales, es decir, a su estado gaseoso. Durante el cambio de
estado líquido a gaseoso, el producto se expande considerablemente
y genera volúmenes gaseosos mucho mayores que el volumen
ocupado por el líquido. Esto se denomina tasa de expansión. El cloro,
por ejemplo, tiene una tasa de expansión de 457 veces, es decir, un
volumen de cloro líquido genera 457 volúmenes de cloro gaseoso.
Para reducir la tasa de evaporación del producto, se puede aplicar una
capa de espuma sobre el charco formado, siempre y cuando este
material sea compatible con el producto vertido.

Bibliografía
https://m.monografias.com/trabajos12/conta/conta2.shtml

https://twenergy.com/a/tipos-de-contaminacion-525

https://www.google.com/amp/s/www.vix.com/es/btg/curiosidades/6053/
11-datos-sobre-la-contaminacion

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