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UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS

FACULTAD DE CIENCIAS Y EDUCACIÓN


LICENCIATURA EN EDUCACIÓN BÁSICA CON ÉNFASIS EN CIENCIAS SOCIALES
VIOLENCIA, CONFLICTO Y EDUCACIÓN PARA LA PAZ
PATRICIA INÉS LIZCANO LÓPEZ

RESEÑA
TEXTO: Las nuevas formas de la guerra y el cuerpo de las mujeres
ELABORADO POR: Miguel Angel Aragón Barreto (20162155257); Johan David Restrepo García
(20162155016); Michael David Garzón Rodríguez (20162155247); Laura Alvarado Páez
(20162155011); Jeimmy Natalia López Avendaño (20171155086); David Alfonso Borda
(20162155008).

IDENTIFICACIÓN DEL TEXTO:


Autor:
Rita Laura Segato: Nacida en Argentina, doctorada en Irlanda, es profesora de Antropología y
Bioética en la Cátedra UNESCO de la Universidad de Brasilia. Ha formado parte como perito de los
juicios en Guatemala por el caso Sepur Zarco, donde por primera vez se juzgó y condenó la violencia
sexual, esclavitud doméstica y sexual, como objetivos estratégicos de guerra utilizada por el Estado.
Sus principales campos de interés se centran en las nuevas formas de violencia contra las mujeres y
en las consecuencias contemporáneas de la colonialidad del poder. Entre sus obras más importantes
se deben citar: Las estructuras elementales de la violencia (Buenos Aires, 2013), La Nación y sus
Otros (Buenos Aires, 2007) y La Crítica de la Colonialidad en Ocho Ensayos y una antropología por
demanda (2015).
Editorial: Tinta Limón.
Año de publicación: 2013.
Introducción:
El texto presenta el desarrollo de la hipótesis de la autora que apunta a describir las nuevas formas
de la guerra en la época actual en el cual, el cuerpo de las mujeres se ha convertido en un territorio
de guerra, que busca ser poseído como manifestación de poder y control, y de desmoralización de
los sujetos.
Temas Claves.

● Feminicidio.
● Femigenicidio.
● El cuerpo de las mujeres como territorio.
● Las nuevas formas de la guerra.
Resumen expositivo:
Prólogo
La autora Verónica Gago realizando la presentación del libro de Segato, manifiesta qué, la guerra
asume nuevas formas, en la actualidad, su principal bastidor es el cuerpo femenino, que es utilizado
como texto y territorio (Pág. 5).
Estos nuevos conflictos como vehículos de una violencia expresiva: una violencia que habla, que
transmite un mensaje de impunidad y que (…) expresa ese poder de dominio y captura sobre
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cuerpos y territorios (de territorios entendidos como cuerpo y de cuerpos conquistados como
territorios) (Pág. 6).
En la nueva violencia expresiva, las mujeres funcionan como lienzo, como bastidor y como
territorio para establecer los términos de la contienda (…) en la actualidad se ha llegado a una
informalización del conflicto, el cual ya no es sólo conflicto entre estados sino entre corporaciones
armadas que se entretejen e hibridan con partes del estado y con fuerzas paraestatales. (pág. 7).
“La violencia contra las mujeres ha dejado de ser un efecto colateral de la guerra y se ha
transformado en un objeto estratégico de este nuevo escenario bélico” (Pág. 9).
La violencia se ha generalizado y se presenta como caos, como obscuridad, como negación y asfixia
de cualquier posibilidad de solución colectiva y autónoma de las necesidades más apremiantes que
brotan desde las tramas asociativas y comunitarias, con toda la complejidad y ambivalencia que
ellas mismas soportan (…) esta nueva conflictividad informal es una inversión (contra-
revolucionaria) o una metamorfosis perversa de las premisas de transformación que el ciclo reciente
de luchas puso en movimiento. (Pág. 10).
Introducción:
Las nuevas formas de la guerra, caracterizadas por la informalidad, se despliegan hoy en un espacio
intersticial que podemos caracterizar como para-estatal porque se encuentra controlado por
corporaciones armadas con participación de efectivos estatales y para estatales (…) esta
informalización de la guerra, asume una centralidad que tiene que ver con una “pedagogía de la
crueldad” contra aquellos que no juegan el papel de antagonistas armados (mujeres y niños) en los
enfrentamientos (pág. 15).
Las guerras actuales se han transformado de forma sustantiva. No se destinan a un término y su
meta no es la paz (…) el proyecto de la guerra es hoy un proyecto a largo plazo sin derrotas ni
victorias conclusivas (pág. 15 y 6).
La autora postula que con la progresiva pérdida de control sobre la economía global y el
desplazamiento del epicentro del capital, la potencia imperial ve en la proliferación de las guerras su
última forma de dominio (…) la guerra es para los EE.UU su última estrategia para mantener el
control y dominio sobre el mundo (pág. 16).
Además de ello podemos decir que los EE.UU. tiene un lucrativo negocio de la guerra en la venta
de armas y equipos bélicos, a parte de dicho negocio, en el cual entra como proveedor, el país
norteamericano ha ejercido una fuerte política intervencionista en los países Latinoamericanos,
dejando un rastro de sangre, destrucción y deudas, dado que aparte de su influencia en ocasiones
“pasiva” sirve de banco de los países, los cuales se endeudan y el único beneficiado es la potencia
mundial norteamericana.
En Latinoamérica desde hace mucho tiempo que no tenemos un enfrentamiento entre naciones, sino
conflictos internos en los diferentes países, conflictos que pueden transnacionalizarse, pero no llega
a enfrentar a naciones, éste es uno de los tipos de informalización que expone Segato, muchos de
los cuales ya no tienen un objetivo claro, concreto y común; antes las guerrillas tenían un proyecto
político e ideológico claro, y todas sus acciones iban encaminadas a cumplir ese propósito, no
obstante muchos de esos grupos han perdido el horizonte político e ideológico y se encuentran muy
cómodos en el mundo de la criminalidad que les otorga, dinero, poder y control.
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Luego la autora empieza en desarrollar su tesis central, que refiere a “la ocupación depredadora de
los cuerpos femeninos o feminizados en el contexto de las nuevas guerras” (pág. 17). Segato rescata
que en el siglo XX la legislación ha avanzado en gran medida en la protección de mujeres y niños,
empero la violencia ha aumentado en cifras y en crueldad. A lo cual se podría decir sin un
fundamento claro, que este aumento en cifras tiene que ver con la voz que se le ha dado a las
mujeres para que denuncien, dado que la violencia contra las mujeres no es algo nuevo, pero verlo
como delito sí, lo que ha llevado a muchas más mujeres a denunciar, en cuanto al aumento de la
crueldad en las violaciones, consideramos también que los registros que se tienen mucho que ver,
sin embargo desde el punto de vista psicoanalítico, esta crecimiento puede ser una de las
consecuencias de la represión de ciertos deseos por parte de la sociedad y el Estado.
La autora sigue desenvolviendo su tesis y pasa a decir la vulneración, subordinación y violación de
las mujeres no es un tema nuevo, pero que estas violaciones han pasado de ser un daño colateral de
la guerra a adquirir una centralidad en la estrategia bélica.
Citando a Capelon 2000, la autora pasa a decir que la violación entendida como aquellos actos de
tortura, esclavitud, desnudez forzada, entretenimiento sexual, tratamiento inumano y actos
constitutivos de genocidio, han pasado a ser considerados crímenes de guerra, atentados contra la
dignidad personal (pág. 19).
Informalización de las normas bélicas contemporáneas
Los conflictos actuales según la autora no tienen ni un comienzo ni un final claro y concreto, y no
ocurren dentro de límites temporales y espaciales establecidos y delimitados.
“Antes los mercenarios eran individuos o pequeños grupos de personas marginales con relación a la
conclusión de la guerra, pero hoy constituyen un cuantioso capital humano bélico administrativo
dentro del rubro (recursos humanos)” (Pág. 22).
Como una cuestión que tiene que ver con la informalización de la guerra, la autora postula que la
violencia sexual es la forma que han encontrado los diferentes grupos armados para asegurar la
destrucción moral del enemigo, ya que al no ser una guerra pública, no hay tratados ni amisticios
que entren en juego, empero los actores armados necesitan tener la satisfacción de haber vencido en
la batalla, y una de esas formas es a través de la violencia sexual.
Luego de esto la autora postula un concepto interesante desde el punto de vista investigativo, que es
el de la pedagogía de la crueldad, el cual en este momento no desenvuelve, pero hace referencia a
las acciones sistemáticas que buscan la reproducción del sistema por medio del miedo.
Segato citando a Müncler postula que después de un largo periodo de estatización de la guerra, se
ha retornado a la privatización y comercialización de las guerras, las cuales dejan grandes ganancias
en términos económicos, entre estos actores privados se habla de bandas comerciales, participación
de Estados, para-estados y actores privados. (pág. 25).
Por la misma línea del autor antes mencionado, Segato menciona la emasculación y humillación
que retiran la asertividad de los vencidos por no poder proteger a “sus” mujeres, lo que torna
evidente que se trata de un ataque dirigido al enemigo; dada nuestra tradición machista y patriarcal,
se ha considerado a la mujer como un objeto de posesión y las relaciones maritales se han
configurado en este juego de roles en el que el hombre tiene el poder, la potestad y la casi
obligación de garantizar las condiciones mínimas de vida en el hogar y de proteger dicho hogar,
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cuando el hombre no logra realizar “sus funciones” en su familia como lo son la protección y
defensa, se daría ese proceso de emasculación que postulan los autores, lo cual representa un golpe
moral muy fuerte al ego del hombre.
Cambio del paradigma territorial
En este punto y como parte de la informalidad de la guerra, Segato plantea que los conflictos se
desarrollan de acuerdo con redes, las cuales a diferencia del Estado, no tienen una tradición bélica,
pero se constituyen conflictivamente (…) las redes pertenecen al ambiente formateado por el
englobante paradigma de la política de la identidad (…) los territorios pasaron a ser carriles
extensibles de identidad común e intereses compartidos dentro de cada red corporativa (…) en este
nuevo ambiente, las personas son las depositarias y portadoras del territorio y la cadena de personas
pertenecientes a una red es una población. (pág. 36).
Así las cosas, el grupo o banda constituida desde una concepción identitaria, pasa a configurar se
podría decir que un pequeño Estado y una pequeña sociedad, en la que sus integrantes comparten un
o unos territorios y unas normas no establecidas por la ley estatal real, lo que nos permite cuetionar
estas nuevas formas de territorialidad criminal las cuales no son nuevas en existencia, pero sí como
objeto de investigación.*
Politización de las nuevas formas de la guerra y la “segunda realidad” en relación con el
cuerpo de la mujer o los cuerpos feminizados.
Dentro de la caracterización de estas nuevas formas bélicas contemporáneas de encuentra el cambio
político en cuanto a los intereses en conflicto y la expresión de antagonismos.
Es predominante la “espectacularización” de las diferencias entre agonistas que los contenidos
profundos de las mismas, esto, entra en corcondancia con la instrumentalización de la producción y
reproducción de conflictos, el conflicto es un fin de donde deviene un valor lucrativo, es decir
existen sectores que obtienen ganancias lucrativas de la reproducción de conflictos.
La lectura de la autora y de donde deviene su tesis, es que existe un lenguaje político - identitario
desde donde oposiciones antagónicas se expresan por medio de “marcas culturales” desde donde se
simbolizan y politizan y que además, dan cuenta de sus intereses de poder, es decir territoriales. Así
es imperativo entender el proyecto de la política contemporánea como la expansión de identidades
pues está enmarcada en una cultura política de identidades sustentada en los territorios, lo político
ya no se entiende en la dimensión ideológica, sino identitaria y por ende, territorial desde donde se
expresa el proyecto de poder sobre el superado proyecto político - ideológico.
Así se entiende que los escenarios bélicos se han transformado desde una confrontación de Estados
a una disputa entre fracciones identitarias que se disputan el poder territorial. Este campo bélico
nuevo posee métodos y prácticas transnacionalizadas.
En concordancia, el Estado ha desarrollado una integración al ámbito criminal pues ésta en relación
con dicho submundo criminal producido por la “segunda economía” o “segunda realidad” descrita
por la autora que se constituye por toda la amplia gama de negocios ilícitos que producen capital no
declarado.
De esta segunda realidad es dueña los banqueros, grandes empresarios y las “buenas familias” y
reproducen la economía capitalista, es considerada aún más productiva que la primera realidad legal
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del Estado. Posee irrupción en el ámbito nacional con su intervención en contiendas electorales y de
manera global con su capacidad de poder en cualquier Estado del mundo.
Así el Estado ha mutado en una “duplicación del estado”, una estructura dual en complicidad y
garantía de ambas realidades con un accionar estatal y para -estatal de naturaleza legal y criminal,
respectivamente. Es escenario bélico se conforma de estas dos fuerzas del para - estado mafioso y el
estado con brazo para - estatal, conformando así la Esfera para - estatal predominante en América
Latina, que expresa su poder jurisdiccional con la “ejemplaridad cruel”, desde donde la autora
entiende la violencia sexual como método usado por las dictaduras militares, guerras contra la
gente, guerras internas y éticas, sicariatos y acciones para - estatales del estado como mensaje de
poder y proliferación de la “pedagogía de la crueldad”, donde el cuerpo feminizado o de mujer ya
no sufre efectos colaterales de la guerra sino que pretende su destrucción física y moral al ser
entendido como campo de batalla, desde donde se destruye al enemigo, se inscribe la devastación
del territorio antagónico.
La tercerización de estos actores, entendidos como no guerreros (mujeres, niñas, niños y jóvenes)
se utiliza para el sacrificio y móvil mensajero de la soberanía de un grupo con el fin de victimizar
en su ejercicio de poder, de exhibir su barbarie y ferocidad sin límites y dejar sin duda su
supremacía marcada literalmente en los cuerpos, aun cuando la violación es cometida a hombres, es
bajo la feminización de los cuerpos y la concepción del género como binaria y desigual, donde la
mujer reducida a la cuestión íntima es usada en el proyecto propagandístico de crueldad con fines
políticos e identitarios en la guerra.
Así este tipo de guerra informal, propia de la modernidad el cuerpo de la mujer o cuerpo feminizado
es campo de batalla pues supone la desmoralización, amedrentamiento y desmovilización del
antagónico. Es decir que dentro del fenómeno del Feminicidio existen escenarios impersonales, lo
cual lleva a pensar que es necesario una tipificación más amplia y exhaustiva, entre aquellos que
son directamente interpersonales y aquellos que son impersonales. Estos últimos descritos por la
autora como femi - geno - cidio pues involucran a la mujer dentro de una categoría social de género
perteneciente a una determinada especificidad socio-cultural, perpetrados por perteneciente a
colectivos o corporaciones armadas y realizados de manera masiva. El llamado es a no reducir la
lectura social del feminicidio a la esfera privada de la intimidad y domesticidad, y recurrir a lecturas
más completas y de esfera pública en el caso de la relación mujer - poder - territorio.
Comentario crítico:
La autora realiza un buen abordaje de la temática, se manifiesta que conoce del tema, y la maneja
muy bien, no obstante el libro en su 2do capítulo presenta un casi que una repetición de la del 1er
capítulo, lo cual es un poco tedioso, en cuanto a la escritura se puede decir que es un texto claro,
pero que en ocasiones se pierde el hilo conductor del mismo, de la misma forma, se le cuestiona a la
autora no tratar en su texto el tema de feminicidio interpersonal y se manifiesta una polémica frente
al concepto de la autora de feminización.
Conclusión:
Las nuevas formas bélicas contemporáneas producen una nueva relación en el territorio como
cuerpo, principalmente en los cuerpos femeninos y feminizados, es importante revisar también esas
nuevas territorialidades que se configuran desde los grupos sociales, al igual que el postulado de la
dualidad del Estado que pstula la autora.

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