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«DOCENDO DISCIMUS».
ACTAS DEL VII CONGRESO INTERNACIONAL
JÓVENES INVESTIGADORES SIGLO DE ORO
(JISO 2017)
Pamplona
SERVICIO DE PUBLICACIONES
DE LA UNIVERSIDAD DE NAVARRA
2018
EDITA:
Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra.
ISBN: 978-84-8081-621-2.
ÍNDICE
1 Recordaremos que están publicadas las actas de los seis encuentros anteriores,
todas ellas disponibles en línea en DADUN, el Depósito Académico Digital de la
Universidad de Navarra: Carlos Mata Induráin y Adrián J. Sáez (eds.), «Scripta
manent». Actas del I Congreso Internacional Jóvenes Investigadores Siglo de Oro (JISO
2011), Pamplona, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, 2012
(<http://dadun.unav.edu/handle/10171/36027>); Carlos Mata Induráin, Adrián J. Sáez
y Ana Zúñiga Lacruz (eds.), «Festina lente». Actas del II Congreso Internacional Jóvenes Investi-
gadores Siglo de Oro (JISO 2012), Pamplona, Servicio de Publicaciones de la Universidad de
Navarra, 2013 (<http://dadun.unav.edu/handle/10171/34260>); Carlos Mata Induráin,
Adrián J. Sáez y Ana Zúñiga Lacruz (eds.), «Sapere aude». Actas del III Congreso Internacional
Jóvenes Investigadores Siglo de Oro (JISO 2013), Pamplona, Servicio de Publicaciones de la
Universidad de Navarra, 2014 (<http://dadun.unav.edu/handle/10171/35848>); Car-
los Mata Induráin y Ana Zúñiga Lacruz (eds.), «Venia docendi». Actas del IV Congreso Inter-
nacional Jóvenes Investigadores Siglo de Oro (JISO 2014), Pamplona, Servicio de Publicaciones
de la Universidad de Navarra, 2015 (<http://dadun.unav.edu/handle/10171/38350>);
Maite Iraceburu Jiménez y Carlos Mata Induráin (eds.), «Spiritus vivificat». Actas del V Congreso
Internacional Jóvenes Investigadores Siglo de Oro (JISO 2015), Pamplona, Servicio de Publicaciones
de la Universidad de Navarra, 2016 (<http://dadun.unav.edu/handle/10171/42111>); y,
por último, Carlos Mata Induráin y Sara Santa Aguilar (eds.), «Posside sapientiam». Actas
del VI Congreso Internacional Jóvenes Investigadores Siglo de Oro (JISO 2016), Pamplona,
Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, 2017 (<http://da-
dun.unav.edu/handle/10171/42111>). Interesa señalar que los trabajos incluidos en
este volumen se ajustan a los criterios de edición y presentación del GRISO, de ahí
que se hayan modernizado en las citas las grafías antiguas sin relevancia fonética.
Publicado en: Ignacio D. Arellano-Torres, Carlos Mata Induráin y Sara Santa Aguilar (eds.),
«Docendo discimus». Actas del VII Congreso Internacional Jóvenes Investigadores Siglo de Oro (JISO
2017), Pamplona, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, 2018, pp. 7-9.
Colección BIADIG (Biblioteca Áurea Digital), 48 / Publicaciones Digitales del GRISO.
ISBN: 978-84-8081-621-2.
8 PRESENTACIÓN
Ignacio D. Arellano-Torres
Carlos Mata Induráin
Sara Santa Aguilar
Pamplona, junio de 2018
LA POESÍA RELIGIOSA MARIANA DE LOS ALUMNOS
DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS EN LA PROVINCIA
DE ARAGÓN: ESTUDIO Y EDICIÓN*
1. Introducción
Al profundizar en la Historia de la Compañía de Jesús vislumbré
su importancia en ese convulso período que es la Edad Moderna
española, sobre todo en el ámbito educativo. Empecé a estudiar las
reglas de sus Colegios y Seminarios, su funcionamiento interno, sus
planes de estudios particulares, y, por supuesto, su plan de estudios
común, la Ratio Studiorum, así como los manuales escolares escritos
por los propios profesores. Si bien es cierto que tras la expulsión
(1767) se perdieron multitud de documentos internos, la Compañía
* Este trabajo tiene como propósito exponer ante la comunidad investigadora mi
proyecto de tesis doctoral, cuya realización debo a la Beca de Formación de Personal
Investigador que la Universidad Francisco de Vitoria me otorgó en el año 2016
durante un periodo de cuatro años. Llegué en febrero de 2016 a dicha Universidad
con una formación estrictamente filológica —Máster en Enseñanza del Español
como Lengua Extranjera (USAL); Máster en Textos, Documentos e Intervención
Cultural (UCO)—. No obstante, los consejos de mi director de tesis, Francisco
Javier Gómez Díez, historiador experto en la Compañía de Jesús, abrieron mis hori-
zontes e inscribí mi proyecto de tesis en el Doctorado en Humanidades, Filosofía y
Estética que, en colaboración con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas,
la Universidad Francisco de Vitoria ha puesto en marcha en octubre de 2017.
Publicado en: Ignacio D. Arellano-Torres, Carlos Mata Induráin y Sara Santa Aguilar (eds.),
«Docendo discimus». Actas del VII Congreso Internacional Jóvenes Investigadores Siglo de Oro
(JISO 2017), Pamplona, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, 2018, pp.
11-21. Colección BIADIG (Biblioteca Áurea Digital), 48 / Publicaciones Digitales del
GRISO. ISBN: 978-84-8081-621-2.
12 MARÍA ALFÉREZ SÁNCHEZ
«elevar la vida humana en las múltiples formas que ésta reviste según
los tiempos y las regiones»4 y que, a su vez, es la plasmación del sensus
fidei. Las composiciones que nos ocupan trasladan al terreno poético
los privilegios marianos alejándose, en general, de la evocación poéti-
ca de carácter popular. Esto nos permite «comprobar que la poesía ha
llegado por sus caminos, al punto mismo que la teología llegó por
vías de reflexión a la luz de la fe»5.
Por tanto, nuestra tesis doctoral se ha concretado en dos direccio-
nes: la edición crítica y traducción de la poesía contenida en el corpus
descrito a continuación y la contextualización de la misma en el
mundo escolar jesuita, en la tradición literaria barroca y en la teológi-
ca mariana.
3. Criterios de edición
Se realizará una edición crítica prescindiendo de la collatio, pues
solo disponemos de un testimonio, cuyo aparato crítico estará com-
puesto de: variantes textuales si las hubiera; fuentes y citas y aparatos
de notas (cuestiones de léxico, sintácticas, estilísticas, métricas, histó-
ricas, literarias y teológicas).
En cuanto a la ortografía, se modernizarán todas las grafías y gru-
pos cultos, cuando estos no tengan valor fonético. Si fuese así, se
mantendrán tal y como aparecen pues responden a vacilaciones pro-
pias de la época con valor prosódico que afectan a la rima interna del
poema, como «agora», «escura» o «docto/doto». Además, siempre que
la prosodia lo requiera, se indicará con diéresis la ruptura obligada del
diptongo «ruïdo».
Hemos optado por la regularización de mayúsculas y minúsculas
según la normativa actual. Sin embargo, se respetan cuando juegan
un papel personificador como en el caso de las deidades. También se
han mantenido las mayúsculas e itálicas con valor referencial dentro
del poema.
Asimismo, aplicamos esta tendencia modernizadora a la acentua-
ción, en concordancia con las actuales normas de la RAE (en caso de
que hagamos alguna excepción concreta, se indicará). Además, opta-
mos por una puntuación interpretativa, ya que los textos del Siglo de
Oro carecen de un sistema predeterminado de puntuación. Esta es
totalmente arbitraria y dependiente del cajista, ni siquiera del propio
autor. Por la misma razón, se desarrollarán las abreviaturas.
10Voltes, 1975-1995.
11Real Seminario de Nobles de Barcelona, Constituciones del imperial y Real Se-
minario de Nobles de Barcelona…
12 Bruniquer, 1914.
13 O’Neill y Domínguez, 2001.
14 Blanco Trías, 1943.
15 Merece referencia en este punto el esfuerzo que el Grupo de Investigación
CELES XVII-XVIII ha realizado en este campo.
«LA POESÍA RELIGIOSA MARIANA DE LOS ALUMNOS DE LA COMPAÑÍA…» 17
21
Mullan, 1912.
22Los califico como “menores” dada su menor proporción y dada también su
supeditación al tema concepcionista que vertebra todo el corpus.
«LA POESÍA RELIGIOSA MARIANA DE LOS ALUMNOS DE LA COMPAÑÍA…» 19
Bibliografía
ÁLVAREZ, Gabriel, Historia de la provincia de Aragón de la Compañía de Jesús
[1607], Barcelona, Alumnos del Patronato de Cultura Obrera, 1944.
BARTOLOMÉ MARTÍNEZ, Bernabé, Historia de la acción educadora de la Iglesia
en España I. Edades antigua, media y moderna, Madrid, Biblioteca de Au-
tores Cristianos, 1995.
BARTOLOMÉ MARTÍNEZ, Bernabé, «Sustentaciones, academias y teatro en
las aulas de latinidad del Colegio Imperial de Madrid, durante el siglo
XVII», en Javier Vergara Ciordia (coord..), Estudios sobre la Compañía de
Jesús: los Jesuitas y su influencia en la cultura moderna (Siglos XVI-XVIII), Ma-
drid, UNED, 2003, pp. 197-270.
BLANCO TRÍAS, Pedro, Catálogo razonado de los documentos y manuscritos
pertenecientes a la antigua provincia de Aragón de la Compañía de Jesús, que se
conservan en el Archivo Histórico Nacional, Valencia, To-Do, 1943.
BOFARULL, Antoni de, Historia crítica, civil y esglesiàstica de Catalunya, Barce-
lona, Biblioteca Clássica Catalana, 1906-1910, 15 vols.
BORRÀS I FELIU, Antoni, «El Col·legi de Nobles de Barcelona durant el
segle XVIII», en Albert Manent (ed.), Contribució a la història de l’Esglesia
catalana: homenatge a Mossín Joan Bonet i Baltá, Montserrat, Abadía de
Montserrat, 1983.
BORRÀS I FELIU, Antoni, «El Col·legi de Sta. Maria i St. Jaume, dit de
Cordelles i la Companya de Jesús», Analecta Tarraconensia, 37, 1995, pp.
399-466.
20 MARÍA ALFÉREZ SÁNCHEZ
Marine Ansquer
Université Lumière Lyon 2
Entre las obras que nos dejó el murciano Ginés Pérez de Hita, la
más importante es, sin lugar a dudas, la que forma parte del género
tradicionalmente llamado «morisco», titulada Guerras civiles de Grana-
da. Esta obra consta de dos partes: la primera salió en 1595 y cuenta la
historia del reino de Granada, desde su fundación mítica hasta su
caída en 1492. La segunda no se publicó antes de 1619 pero fue aca-
bada, muy probablemente, alrededor de 1597, y es una relación más
o menos histórica de los sucesos de la guerra de las Alpujarras, en que
se enfrentaron los moriscos y la Corona española de 1568 a 1570.
Los (escasos) estudios realizados sobre esta obra se interesaron so-
bre todo por la dualidad entre ficción e historia en el texto. Para re-
sumir, los investigadores concuerdan en decir que la primera parte de
la obra es más ficcional: se trata, realmente, de una novela morisca
con toda la carga de idealización de hechos y personajes que conlleva
esta denominación. En cambio, en la segunda parte, tenemos una
visión muy realista de la guerra, que aproxima la obra a «una especie
de crónica o historia novelada»1. Ambas partes se inscribirían plena-
embargo, estas no son las dos únicas facetas del narrador en las Guerras
civiles de Granada.
Este narrador se presenta además como editor, del manuscrito ára-
be del historiador Abenhamin en la primera parte, y del diario del
alférez Tomás Pérez de Hevia en la segunda (a partir del capítulo 20).
Es también un narrador testigo o actor, sobre todo en la segunda
parte, en la que el «yo» se convierte en garantía de la veracidad del
relato: son acontecimientos que presenció Hita, y en los que partici-
pó, y dice, por ejemplo: «Pues estas y otras semejantes crueldades
usaban los moros con los cristianos, de que puedo hablar como testigo
de vista4, y que anduve más de tres años siguiendo la guerra, bajo la
milicia y banderas del marqués de los Vélez don Luis Fajardo» (p.
206). Además, el «yo» narrativo se presenta también como un filólogo
que comenta los romances que va intercalando a lo largo de su obra.
Cuando hay varias versiones de un mismo romance, lo señala y a
veces las pone todas, explicando cuáles son las diferencias y qué ver-
sión le parece más cierta5. Más allá de la dualidad entre novelista e
historiador, entonces, estas otras categorías de editor, testigo, actor y
filólogo, permitirán ir más lejos en la interpretación de esta vacilación
entre historia y ficción, para volver al proyecto ético del relato «mo-
risco».
¿Cuáles son las hipótesis que permiten explicar este estatuto pro-
blemático, múltiple, del narrador? Este juego sobre las diferentes
posturas narrativas no parece siempre muy consciente. Hay un des-
bordamiento constante de unas categorías sobre otras, en particular en
lo que se refiere al historiador-novelista. De hecho, la narración al-
terna entre relato objetivo de los acontecimientos e introspección,
adopción de un punto de vista interno al que el historiador no puede
tener acceso. Es lo que vemos, por ejemplo, en este pasaje dedicado a
don Juan de Austria:
4 El subrayado es mío.
5 «Aqueste romance se compuso en memoria de esta escaramuza, aunque otros la
contaron de otra suerte: de la una o de la otra, la historia es la que se ha contado. El
otro romance dice así […]» (p. 104).
26 MARINE ANSQUER
¡Oh Granada, qué desventura fue ésta que vino sobre ti! ¿Qué se hizo
tu nobleza? ¿Dónde está tu riqueza? ¿Qué se hicieron tus pasatiempos,
tus galas, justas y torneos, juegos de sortija, fiestas de San Juan, músicas
adornadas y zambras? ¿Adónde están tus admirables juegos de cañas?
¿Qué se hicieron las vistosas libreas de los gallardos Abencerrajes; las de-
licadas invenciones de los Gazules; las altas pruebas y ligerezas de los
Alabeces; los costosos trajes de los Zegríes, Mazas y Gomeles? ¿Dónde
está todo tu bien y contento? (p. 128).
6 El subrayado es mío.
7 Ver Carrasco Urgoiti, 1977.
«LAS MÚLTIPLES FACETAS DEL NARRADOR EN LAS GUERRAS CIVILES…» 27
8 «Dejando ahora los romances, y tornando a lo que hace al caso de nuestra his-
toria […]» (p. 174).
9 Said, 2005, p. 157.
10 Vigliano, 2016.
28 MARINE ANSQUER
11 Shipley, 1978.
30 MARINE ANSQUER
cruel. Así, Hita enriquece la biografía histórica del último rey grana-
dino de episodios militares que nunca tuvieron lugar (los de Jaén y
Alhama en el capítulo 13) y de un arranque de cólera sangrienta que
le lleva a asesinar a su propia hermana y a sus sobrinos en el capítulo
14. Como lo dice el crítico francés Paul Festugière, el personaje his-
tórico de Boabdil, descrito como tímido, casi entrañable, no conve-
nía para protagonizar una tragedia12. Hita reelabora pues esta figura
de manera a dar toques dramáticos y patéticos a la historia que se va
construyendo, equiparando la suerte de Granada a la de una tragedia
antigua y de las naciones más prestigiosas. Constatamos que las in-
coherencias no son sino aparentes, pues el arte del novelista permite
integrarlas en la arquitectura ficcional de la obra, y en este proyecto
de dignificación de la ciudad ya mencionado.
El sentido profundo, ético, podríamos decir, de la novela de Pérez
de Hita se revela pues con el análisis de las incoherencias que contie-
ne, es decir con este desbordar de la ficción sobre el sustrato históri-
co, que se refleja en particular en la posición incierta del narrador.
Pero ahí pasa algo más, de mayor importancia aún si pensamos en la
evolución de las formas narrativas que presencia el Siglo de Oro es-
pañol. En muchas ocasiones, este propósito inicial de Hita que aca-
bamos de definir se encuentra él mismo desbordado. Así, en el capí-
tulo 12 de la primera parte, el moro Sarracino, después de sufrir una
afrenta, le declara a su mujer que quiere convertirse al cristianismo:
Querida esposa y señora mía […], renegué del falso Mahoma, y pro-
metí y juré a fe de caballero, de ser cristiano, y lo tengo de cumplir,
aunque sobre ello muera, porque tengo por mejor la fe de los cristianos,
que no la burlaria de la secta de Mahoma; y si tú me quieres bien, como
dices, has de ser cristiana, que yo sé que el rey don Fernando nos hará
grandes mercedes por ello (p. 92).
12 Festugière, 1944.
«LAS MÚLTIPLES FACETAS DEL NARRADOR EN LAS GUERRAS CIVILES…» 31
cula todos los hechos a esta idea clave, deja muy rápidamente el paso
al narrador-novelista, que decide relatar los amores imposibles de
Zaide y Zaida: «Antes de pasar adelante con la fiesta concertada, di-
remos del valeroso Zaide y de la bella Zaida, a quien él tanto estima-
ba» (p. 25). De esta forma, en todo el capítulo asistimos a una especie
de lucha entre estas dos facetas del narrador, como si Hita quisiera
volver al propósito inicial de la obra pero sin conseguirlo, como si los
personajes y el material ficcional, tomaran su independencia y vivie-
ran sus vidas a pesar del propio narrador o del autor. Observemos el
texto: en un momento dice «Pues volviendo al caso de las fiestas atrás
referidas, trataremos primero de un romance, que compuso un poeta
en respuesta del pasado, y después diremos lo que en las fiestas pasó»,
pero en la misma página encontramos «Pues tornando a nuestro moro
Zaide, valeroso y gallardo Abencerraje» (p. 27). Luego, una canción
de Zaide ofrece la ocasión de una nueva digresión, sobre el primer
encuentro entre los dos moros; una página después, Hita anuncia:
Vemos aquí que Hita fracasa una vez más en su intento de relatar
las fiestas y las tensiones entre los moros nobles, que no se analizarán
sino una vez acabada esta historia y casados Zaida y Zaide. Lo que
constatamos pues es un desbordamiento constante de la ficción sobre
cualquier otro propósito, consciente o inconscientemente predeter-
minado, del autor. Pero esta vez no llegamos a una imposibilidad de
pensar, como lo subrayábamos antes; al contrario, se pone en marcha
una máquina ficcional que ya no puede parar, que engendra siempre
nuevas historias, que crea siempre, y solo por el placer de una ficción
desvinculada ya de toda contingencia. Eso precisamente es lo que
hace que hoy podamos leer y apreciar esas obras fuera de todo interés
documental: porque reflejan una concepción del texto que tomará su
forma moderna a lo largo de esos Siglos de Oro que tanto hicieron
«LAS MÚLTIPLES FACETAS DEL NARRADOR EN LAS GUERRAS CIVILES…» 33
por lo que hoy llamamos novela, una concepción del texto que ya
casi es la nuestra.
Este análisis de las diferentes posturas adoptadas por el «yo» narra-
tivo de las Guerras civiles de Granada es pues un terreno privilegiado
para reflexionar sobre las apuestas del relato «morisco». Frente a la
imposibilidad de aprehender documental u objetivamente la realidad
morisca, la ficción se presenta como el recurso idóneo para pensar la
alteridad. Vemos entonces que el relato morisco fue parte constitutiva
del camino hacia la novela moderna, en el sentido en que, gracias al
sustrato histórico que no puede sino convocar, permitió la gestación
de una nueva concepción de la ficción, favoreciendo una interroga-
ción de las convenciones literarias, en particular de este estatuto pro-
blemático del narrador tradicional.
Bibliografía
ALEMÁN, Mateo, Guzmán de Alfarache [1599], ed. de José María Micó,
Madrid, Cátedra, 2003.
CARRASCO URGOITI, María Soledad, «La cultura popular de Ginés Pérez
de Hita», Revista de Dialectología y Tradiciones populares, 33.1, 1977, pp. 1-
21.
CARRASCO URGOITI, María Soledad, «Experiencia y fabulación en las
Guerras civiles de Granada de Ginés Pérez de Hita», Miscelánea de estudios
árabes y hebraicos, núm. 1, vol. 42-43, 1993-1994, pp. 49-72.
FESTUGIÈRE, Paul, «Ginés Pérez de Hita. Sa personne, son œuvr», Bulletin
Hispanique, tomo 46, núm. 2, 1944, pp. 145-183.
MIMURA, Tomoko, «La causa morisca en Guerras civiles de Granada: un
estudio comparativo entre primera y segunda parte», Anales del Seminario
de Historia de la Filosofía, 23, 2006, pp. 80-97.
PÉREZ DE HITA, Ginés, Guerras civiles de Granada [1595-1619], Valladolid,
Maxtor, 2009.
SAID, Edward, L’Orientalisme. L’Orient créé par l’Occident, Paris, Seuil, 2005.
SHIPLEY, George, «La obra literaria como monumento histórico: el caso de
El Abencerraje», Journal of Hispanic Philology, vol. II, núm. 2, 1978, pp.
103-120.
VIGLIANO, Tristan, Parler aux musulmans. Quatre intellectuels face à l’islam à
l’orée de la Renaissance, Genève, Droz, 2016.
BREVES APUNTES SOBRE LA ADAPTACIÓN PALACIEGA
DE DUELOS DE AMOR Y LEALTAD, DE CALDERÓN:
EL MANUSCRITO DE LA BRITISH LIBRARY*
Esta definición encaja con el caso que nos ocupa. En primer lugar,
el texto de Vera Tassis cuenta con importantes pasajes que en muchos
casos pueden verse como «superfluos» y que por esta razón se han
podido eliminar en el manuscrito. Se han encontrado unas cincuenta
omisiones, que suman un total de 440 versos, que en ningún caso
podrían considerarse como añadidos del impreso. Se trataría, en cam-
bio, de versos de los que carecería el testimonio base del que parte el
manuscrito. En su mayoría, constituyen pasajes digresivos y reiterati-
vos o intervenciones de personajes poco sustanciales para el desarrollo
de los principales acontecimientos, con un especial interés por la
reducción de la presencia del gracioso. Al examinar con detenimiento
estos casos, se observa una tendencia general a acelerar la acción, a
dar mayor dinamismo a la pieza y a potenciar su carga trágica.
El texto de MS —que así llamaremos en adelante— también ha
sufrido una serie de cambios y adiciones llamativas en el terreno de
las acotaciones. A grandes rasgos, puede decirse que la principal dife-
rencia en este plano entre las dos tradiciones se encuentra en el nú-
mero de didascalias referidas al decorado y a la ambientación. No
existe ninguna indicación directa de los distintos cambios de espacio
en el impreso, mientras que en MS se han registrado hasta catorce
«mutaciones». Todas ellas son de extensión considerable, con pautas
muy precisas sobre los elementos que deberían completar y enrique-
cer el espacio escénico en cada momento. En suma, estamos ante un
texto que tuvo que emplearse para una reposición de la comedia que
requería de un número elevado de decorados y de un lugar de repre-
sentación de amplias dimensiones con abundantes recursos escenográ-
ficos.
Las modificaciones que ha experimentado el testimonio manuscri-
to lo sitúan en un estadio textual posterior al texto editado por Vera
Tassis en 1691, pues se han suprimido más de 400 versos, al tiempo
que se ha añadido un número importante de acotaciones que no
estarían en la versión que Calderón habría concebido. La editio prin-
ceps, por tanto, se aproximaría más al supuesto «original» calderonia-
no, de modo que sería el texto que se debería tomar para la edición
de la comedia. De todas formas, aunque MS tenga menor relevancia
textual y menor autoridad por tratarse de un testimonio modificado
por agentes externos al poeta —tal vez un autor de comedias— in-
38 LAURA CARBAJO LAGO
5 «Cuando [una de] las dos versiones obedece a la intervención de un agente dis-
tinto del escritor (autor de comedias, actores…) desde el punto de vista de la litera-
tura sin duda la versión auténtica, la del poeta, es la principal. Pero desde el punto de
vista del teatro ambas nos interesan, porque normalmente la versión modificada por
las gentes de teatro ofrecerá importantes detalles sobre la condición teatral de ese
texto. No lo confundiremos con el “texto de Calderón” […] pero tampoco tenemos
derecho a ignorarlo» (Arellano, 2007, p. 17).
«BREVES APUNTES SOBRE LA ADAPTACIÓN PALACIEGA DE DUELOS…» 39
Ilustración 4. Corrección de una acotación por parte de una segunda mano (fol. 56v)
Debido a los borrones de tinta, son ilegibles las palabras que se en-
cuentran debajo de las correcciones, pero cabe llamar la atención
sobre el tipo de enmiendas que realiza. Le interesa resaltar que uno
de los accesorios del decorado anterior, en el que aparecía un salón
con «una cama ostentosa» (fol. 39r), ya no debe aparecer en el escena-
«BREVES APUNTES SOBRE LA ADAPTACIÓN PALACIEGA DE DUELOS…» 41
rio, lo que implica una vez más una especial atención por la esceno-
grafía. Igualmente se especifica que Leónido debe salir «por la sinies-
tra», de manera que esta segunda mano también atiende a los detalles
relativos al lugar por el que deben entrar y salir los personajes en cada
momento.
Algo similar ocurre en el siguiente ejemplo:
Ilustración 5. Corrección de una acotación por parte de una segunda mano (fol. 8v)
Ilustración 6. Adición de una acotación escénica por parte de una segunda mano (fol. 63v)
Transcribo su contenido:
res, en el público real y en el local concreto donde van a actuar, así co-
mo en las posibilidades de su propia compañía, número de actores, ves-
tuario y atrezzo7.
Estos versos han sido interpretados por la crítica como una alusión
a la Paz de Nimega, firmada entre España y Francia en 1678 y su-
puesto motivo del estreno de la obra. En este sentido, las palabras del
personaje son una defensa implícita de la actuación llevada a cabo por
el monarca Carlos II. No obstante, mientras que en VT esto puede
intuirse, en el testimonio manuscrito se realiza en los siguientes versos
una alabanza directa al monarca imperante en aquel momento. En el
texto veratassiano el elogio, en cambio, está dirigido a Alejandro
Magno:
Bibliografía
ARELLANO, Ignacio, Editar a Calderón: hacia una edición crítica de las comedias
completas, Madrid / Frankfurt am Main, Iberoamericana / Vervuert,
2007.
CALDERÓN DE LA BARCA, Pedro, El astrólogo fingido, ed. de Fernando Ro-
dríguez-Gallego, Madrid / Frankfurt am Main, Iberoamericana / Ver-
vuert, 2011.
CANET VALLÉS, Josep Lluís, «Las comedias manuscritas anónimas o de posi-
bles autores de comedias como fuente documental para la reconstrucción
del hecho teatral en el periodo áureo», en Luciano García Lorenzo y
John Varey (eds.), Teatros y vida teatral en el Siglo de Oro a través de las
fuentes documentales, London, Támesis, 1991, pp. 273-283.
«BREVES APUNTES SOBRE LA ADAPTACIÓN PALACIEGA DE DUELOS…» 47
Cada letra (A, B, C) alude a una pluralidad y cada una de ellas está
conformada por tres miembros (A1, A2, A3; B1, B2, B3; C1, C2,
C3) que comparten la misma función sintáctica, pero que presentan
diferencias conceptuales específicas, de ahí que cuenten con sub-
índices distintos. A su vez, cada sintagma no progresivo expresa un
fenómeno de la realidad que mantiene una relación de semejanza con
los otros dos; se denomina «conjunto». «Decimos que estos tres fe-
nómenos de la realidad son semejantes entre sí porque todos pertene-
cen a un mismo género próximo, a saber: “el animal (A) se mueve
(B) por su elemento (C)”»6. En suma, en esta muestra se puede ha-
blar de tres pluralidades trimembres.
Esta es una fórmula general que se puede aplicar especialmente al
poema correlativo. No obstante, presenta unas características deter-
minadas en la estructura del teatro calderoniano7. La comedia Amado
y aborrecido, como se verá a lo largo de las siguientes páginas, ofrece
una buena muestra del empleo de esta figura.
En la obra dramática de Calderón predomina un procedimiento
de plurimembración correlativa en el que los primeros miembros
1997, pp. 103-105; Marchese y Forradellas, 1986, p. 81 y Mayoral, 1994, pp. 167-
169.
4 Alonso y Bousoño, 1970, p. 25.
5 Alonso y Bousoño, 1970, p. 47.
6 Alonso y Bousoño, 1970, p. 47.
7 Ver especialmente el capítulo dedicado a la correlación en la estructura del tea-
tro calderoniano en Alonso y Bousoño, 1970, pp. 11-175.
«LA CORRELACIÓN: UN RECURSO ESTILÍSTICO CALDERONIANO…» 51
(A1, B1, C1) son pronunciados por un personaje, mientras que los
segundos (A2, B2, C2) son emitidos por otro, y así, sucesivamente.
En el caso de la pieza analizada solo se han registrado correlaciones
bimembres, es decir, entre dos personajes ––las más frecuentes, dado
el carácter dual del diálogo dramático––. La siguiente muestra de
Amado y aborrecido se corresponde con la intervención de las dos
damas principales de la pieza, Irene y Aminta, que da lugar a una
correlación de cuatro pluralidades de dos miembros cada una, según
el discurso de cada dama:
IRENE ¡Piedad, dioses soberanos!… (A1)
AMINTA ¡Socorro, dioses inmensos!… (A2)
IRENE Que embravecidos los aires… (B1)
AMINTA Que sañudo el mar soberbio… (B2)
IRENE … de este mísero bajel… (C1)
AMINTA … de este errado frágil leño… (C2)
IRENE … la quilla toca a la arena… (D1)
AMINTA … la gavia al firmamento (D2)8.
Conjunto 1 Conjunto 2
Irene Aminta
(desdén) (amor)
agua y del viento» (Calderón de la Barca, Amado y aborrecido, p. 232). Sobre el papel
de los cuatro elementos en el imaginario calderoniano ver Wilson, 1936 y Flasche,
1980.
19 Calderón de la Barca, Amado y aborrecido, p. 1719b.
56 MARÍA CARBAJO LAGO
solamente uno de los dos. En efecto, son habituales las escenas que
mezclan las dos clases. A continuación, se presenta un pasaje de la
segunda jornada, otro de los puntos climáticos de la pieza, en el que,
nuevamente, Dante se enfrenta a la difícil decisión de salvar a una de
las dos damas. Aminta e Irene, perdidas en el bosque, están en peli-
gro, ya que las persigue un león. Ambas desean la protección del
galán, pero las dos lo manipulan; una pidiéndole su favor porque lo
quiere y la otra porque sabe que al ser su enamorada no puede dejarla
morir:
BIBLIOGRAFÍA
ALONSO, Dámaso, «Versos plurimembres y poemas correlativos», Revista de la
Biblioteca, Archivo y Museo (Ayuntamiento de Madrid), 49, 1944a, pp.
89-191.
ALONSO, Dámaso, «Versos correlativos y retórica tradicional», Revista de Filolo-
gía Española, 28, 1944b, pp. 139-153.
60 MARÍA CARBAJO LAGO
1. Introducción
Etimológicamente, la palabra canon procede del griego κανών, vo-
cablo que designaba, en un principio, una vara o caña recta de madera,
a modo de regla, que los carpinteros usaban para medir; posterior-
mente, en un sentido figurado, pasó a significar ley o norma de con-
ducta, es decir, una norma ética. No obstante, serán los filólogos ale-
jandrinos los primeros que utilicen el término para designar la lista de
obras escogidas por su excelencia en el uso de la lengua y por ello
consideradas modélicas, es decir, dignas de imitación1.
El canon, un término religioso en su origen2, se ha convertido con
el paso de los años en una elección entre textos que compiten por
sobrevivir, pudiendo ser realizada por grupos sociales dominantes, ins-
tituciones educativas, tradiciones críticas o autores de aparición poste-
rior que se sienten elegidos por figuras anteriores concretas. Como
destaca Itamar Even-Zohar3, autor de la teoría de los polisistemas, los
1 Sullà, 1998, p. 19.
2 La palabra canon aplicada a las Escrituras solo se utiliza a partir del siglo III, pero
está documentada desde antiguo con el significado de reglas o leyes de la vida religiosa,
llamadas cánones para distinguirlas de las leyes humanas.
3 Even-Zohar, 1999, p. 35.
Publicado en: Ignacio D. Arellano-Torres, Carlos Mata Induráin y Sara Santa Aguilar (eds.),
«Docendo discimus». Actas del VII Congreso Internacional Jóvenes Investigadores Siglo de Oro (JISO
2017), Pamplona, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, 2018, pp. 61-79.
Colección BIADIG (Biblioteca Áurea Digital), 48 / Publicaciones Digitales del GRISO.
ISBN: 978-84-8081-621-2.
62 JAVIER CASTRILLO ALAGUERO
2. Objetivos
El presente trabajo tiene como objeto de estudio la acción de la
industria editorial en digital en el marco de la transposición a formato
digital de los títulos de un corpus dramático español que incluye a los
autores señalados por los investigadores del TC/12, Patrimonio Teatral
3. Metodología
Con la intención de conseguir información acerca de los conceptos
de canon y corpus, se consultó bibliografía especializada sobre el tema,
tal como: El Canon Occidental: La escuela y los libros de todas las épocas
(1995), de Harold Bloom; El canon literario (1998), de Enric Sullà; o
Teoría del canon y literatura española (2000), de José María Pozuelo Yva-
ncos y Rosa María Aradra Sánchez. Del mismo modo, para localizar
información acerca de las diferentes obras presentes en la colección
Canon 60, se acudió a volúmenes como el Manual de literatura española,
de Felipe B. Pedraza Jiménez y Milagros Rodríguez Cáceres, o Historia
y crítica de la literatura española, de Francisco Rico.
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Editorial
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edición
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Comen-
tario
Puntua-
ción
3. Las bizarrías de
Belisa
4. El caballero de
Olmedo
5. El castigo sin
venganza
6. La dama boba
7. Fuenteovejuna
8. El galán castru-
cho
9. El lacayo fin-
gido
10. El mayordomo
de la duquesa de
Amalfi
11. El mejor al-
calde, el rey
12. Peribáñez y el
comendador de
Ocaña
13. El perro del
hortelano
14. El villano, en
su rincón
15. La viuda va-
lenciana
1. Abre el ojo
ninguno
3. Entre bobos
anda el juego
4. Lo que son mu-
jeres
1. A secreto agra-
vio, secreta ven-
ganza
2. El alcalde de
Calderón de la Barca
Zalamea
3. Los cabellos de
Absalón
4. Casa con dos
puertas mala es de
guardar
5. La dama
duende
«CANON Y CORPUS EN EL TEATRO ESPAÑOL DEL SIGLO DE ORO» 69
6. El gran teatro
del mundo
7. La hija del aire
(I y II)
8. El mágico pro-
digioso
9. El médico de su
honra
10. No hay burlas
con el amor
11. El príncipe
constante
12. La vida es
sueño
1. Los amantes
Rey de A.
1. El amor al uso
Solís
1. El burlador de
Sevilla
2. El condenado
Tirso de Molina
por desconfiado
3. Don Gil de las
calzas verdes
4. Marta la pia-
dosa
5. El vergonzoso
en palacio
1. El caballero de
Monteser
Olmedo
70 JAVIER CASTRILLO ALAGUERO
1. El cerco de Nu-
mancia
Cervantes
1. El conde Alar-
Guillén de Castro
cos
2. Los malcasados
de Valencia
3. Las mocedades
del Cid (I y II)
1. El conde de Sex
Coello
1. El desdén, con
el desdén
Moreto
2. El lindo don
Diego
3. No puede ser el
guardar una mujer
1. Los empeños de
Sor Juana
una casa
1. El esclavo del
Mira de A.
demonio
1. La gran Semí-
Virués
ramis
1. Las lágrimas de
Godínez
David
«CANON Y CORPUS EN EL TEATRO ESPAÑOL DEL SIGLO DE ORO» 71
1. El mercader
Aguilar
amante
Las muñecas de
Cubillo de
Marcela
1. Las paredes
Ruiz de A.
oyen
2. La verdad sos-
pechosa
1. El prado de Va-
Tárrega
lencia
1. Reinar después
L. Vélez de G.
de morir
2. La serrana de la
Vera
1. La traición en la
amistad
Zayas
Fecha No
de pu- dis-
blica- po-
ción ni-
ble
Fecha
de di-
gitali-
zación
Signa-
tura en
biblio-
teca fí-
sica
Des-
crip-
ción
Clasifi-
cación
«CANON Y CORPUS EN EL TEATRO ESPAÑOL DEL SIGLO DE ORO» 73
For-
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edición
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74 JAVIER CASTRILLO ALAGUERO
Co-
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lugar V
C
Edito-
rial
Año de
edición
Ta-
maño
Sinopsis
Precio
Valoración:
Co-
menta-
rio
Puntua-
ción
5. Conclusiones
En lo que se refiere a la utilidad de las bibliotecas digitales y plata-
formas comercializadoras para el estudio e investigación del corpus di-
gital del teatro español áureo propuesto por los investigadores del
TC/12 dentro de la colección Canon 60, se puede afirmar que las
fuentes de información consultadas sí permiten realizar este tipo de
búsquedas, ya que ambas disponen de más del cincuenta por ciento de
los títulos. La Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes es, sin lugar a dudas,
la mejor opción dentro de las bibliotecas digitales, dado que, además
de contar con cincuenta y nueve de las sesenta obras analizadas, dis-
pone de ediciones muy cuidadas desde el punto de vista filológico. Por
su parte, Amazon se presenta como la mejor alternativa dentro de las
plataformas comercializadoras, contando con el 80% de los títulos de
la colección.
78 JAVIER CASTRILLO ALAGUERO
Bibliografía
BLOOM, Harold, El canon occidental. La escuela y los libros de todas las épocas,
Barcelona, Anagrama, 1995.
CORDÓN GARCÍA, José Antonio, ALONSO ARÉVALO, Julio, GÓMEZ DÍAZ,
Raquel, y GARCÍA RODRÍGUEZ, Araceli, Las nuevas fuentes de información.
«CANON Y CORPUS EN EL TEATRO ESPAÑOL DEL SIGLO DE ORO» 79
María Cimadevilla
Universidad Complutense de Madrid
Publicado en: Ignacio D. Arellano-Torres, Carlos Mata Induráin y Sara Santa Aguilar (eds.),
«Docendo discimus». Actas del VII Congreso Internacional Jóvenes Investigadores Siglo de Oro (JISO
2017), Pamplona, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, 2018, pp. 81-90.
Colección BIADIG (Biblioteca Áurea Digital), 48 / Publicaciones Digitales del GRISO.
ISBN: 978-84-8081-621-2.
82 MARÍA CIMADEVILLA
repetición del héroe que la Edad Media había perpetuado, sino que lo
adapta a las circunstancias de su tiempo. En concreto, le sirve a nuestro
dramaturgo para reflexionar sobre el poder y su ejercicio, asunto de
enorme relevancia en la corte de Felipe III, rey que dejó el gobierno
en manos de su célebre valido, el duque de Lerma.
En este sentido, y por contraste, Lope subraya en un cierto mo-
mento el carácter ambicioso del macedonio. Alejandro acaba de recibir
en herencia todos los territorios conquistados por su padre. Pero queda
insatisfecho y muestra su deseo de conquistar y ampliar sus dominios
más allá de las fronteras de las tierras conquistadas por su padre:
5 Sobre las pretensiones del dramaturgo español para llegar a ser cronista real, ver
Pedraza Jiménez, 2009, p. 62 y también Ferrer Valls, 2012.
6 Lope de Vega, Rimas humanas y otros versos, ed. Carreño, soneto 192, p. 365.
«EL HÉROE DE LOPE DE VEGA: LAS GRANDEZAS DE ALEJANDRO» 85
7 Sobre Fernando Afán de Ribera y Téllez-Girón ver Sáez Raposo, 2017, a pro-
pósito de la dedicatoria de Lope de Vega en Las grandezas de Alejandro.
8 Para la dedicatoria sigo también la transcripción de ArteLope.
«EL HÉROE DE LOPE DE VEGA: LAS GRANDEZAS DE ALEJANDRO» 87
No se puede entender esto mejor que de las comedias, que con pública
alegría deleitan honestamente; y así, la autoridad de tan gran filósofo me
«EL HÉROE DE LOPE DE VEGA: LAS GRANDEZAS DE ALEJANDRO» 89
Bibliografía
CIVIL, Pierre, «Retrato y poder en el teatro de principios del siglo XVII. Las
grandezas de Alejandro de Lope de Vega», en Maria Grazia Profeti y Au-
gustin Redondo (eds.), Représentantion, écriture et pouvoir en Espagne a l’épo-
que de Philippe III (1598-1621), Florencia, Alinea Editrice / Sorbonne,
1999, pp. 71-86.
COENEN, Erik, «La atribución a Lope de Vega de La mayor hazaña de Alejan-
dro», Anuario Lope de Vega. Texto, literatura, cultura, XXIII, 2017, pp. 337-
365.
FERRER VALLS, Teresa, «Lope y la creación de héroes contemporáneos: La
nueva vitoria de don Gonzalo de Córdoba y La nueva victoria del marqués de
Santa Cruz», Anuario Lope de Vega. Texto, literatura y cultura, XVIII, 2012,
pp. 40-62.
GUZMÁN GUERRA, Antonio, y GÓMEZ ESPELOSÍN, Francisco Javier, Alejan-
dro Magno de la historia al mito, Madrid, Alianza Editorial, 2001 [1.ª ed.
1997].
JATZIEMANUIL GIGANTES, María, «Las grandezas de Alejandro de Lope: entre
la historia y la ficción», Anuario Lope de Vega. Texto, literatura y cultura, 12,
2006, pp. 153-158.
LIDA DE MALKIEL, María Rosa, «Alejandro en Jerusalén», Romance Philology,
10, 1956-57, pp. 185-196.
MORLEY, Sylvanus G., y BRUERTON, Courtney, Cronología de las comedias de
Lope de Vega, Madrid, Gredos, 1968 [1.ª ed. 1940].
PEDRAZA JIMÉNEZ, Felipe B., Lope de Vega. Pasiones, obra y fortuna del «mons-
truo de la naturaleza», Madrid, EDAF, 2009.
SÁNCHEZ JIMÉNEZ, Antonio, «Mecenazgo y pintura en Lope de Vega: Lope
y Apeles», Hispania Félix. Revista Hispano-Rumana de Cultura y Civilización
de los Siglos de Oro, 1, 2010, pp. 165-182.
VEGA, Lope de, Arte nuevo de hacer comedias, ed. de Enrique García Santo-
Tomás, Madrid, Cátedra, 2006.
VEGA, Lope de, Las grandezas de Alejandro, ed. digital de Artelope, 1999. Mar-
cación digital de Luz Celestina Souto. Biblioteca Virtual Miguel de Cer-
vantes, disponible en <artelope.uv.es> [Consulta: 10/04/2017].
VEGA, Lope de, Rimas humanas y otros versos, ed. de Antonio Carreño, Barce-
lona, Crítica, 1998.
CEREMONIALES Y DIETARIOS.
UN EJEMPLO DEL SIGLO XVII EN MALLORCA:
EL CEREMONIAL DEL ARCHIVO*
1. Bases de la investigación
El antecedente directo a la decisión de estudiar un programa de
doctorado fue la labor de investigación desempeñada durante la elabo-
ración del Trabajo Final de Máster, que se presentó bajo el título «Arte
y cultura del siglo XVIII en Mallorca» con la intención de elaborar un
estado de la cuestión del panorama histórico-artístico de la Mallorca
del XVIII desde un punto de vista multidisciplinar.
Durante el proceso de documentación se tomó conciencia de la
dificultad para hallar fuentes documentales específicas que desarrollaran
el tema en cuestión. Ese factor suponía, por una parte, una dificultad
2. El Códice 1963
El hecho de conocer la existencia del Códice 196 cambió el rumbo
de la tesis doctoral, no de una manera drástica, pero sí definitiva. El
manuscrito contiene información substancial sobre las fiestas del siglo
XVII, pero no sólo de las celebraciones, sino que su naturaleza textual
como dietario lo convierte en una fuente enormemente interesante a
múltiples niveles, ya que deja entrever cómo era la vida cotidiana en
la Mallorca del siglo XVII. El conjunto, ordenado de manera cronoló-
gica, opera de modo de un diario donde se anotaban las situaciones
excepcionales que acontecían para dejar constancia del protocolo de
actuación en el momento y facilitar así la toma de decisiones en el
futuro.
A simple vista puede parecer que, a nivel de contenido, no difiere
mucho estudiar las fiestas del siglo XVIII o del XVII, por el hecho de
que por mucho que se trate de siglos diferentes, ambos corresponden
a la época barroca. No obstante, si se observa la situación al detalle
1 «Qui perseuera de dia e de nit, va a aço que desira» (Llull, Llibre de mil proverbis,
p. 97).
2 Traducido al castellano: «Libro de ceremonial donde se continúan y notan las
cosas notables que pasan y suceden en esta ciudad y reino de Mallorca en las que
intervienen Su Señoría de los muy ilustres y magníficos señores Jurados (1541-1686)».
3 En adelante: Códice 196 o Ceremonial del Archivo localizado en el ARM (Ar-
3. Metodología
4. Objetivos
Los principales objetivos de la investigación son:
1) Elaborar un estado de la cuestión de la fiesta del siglo XVI en
Mallorca, prestando especial atención al caso de la ciudad, Palma,
nombrada en el pasado como «Ciutat de Mallorca».
2) Desarrollar una serie de apartados a partir de los contenidos del
Ceremonial del Archivo:
—Los «dies de taula»: la fiesta institucional8.
—El tratamiento de la muerte: túmulos y funerales.
—Entradas, recibimientos y juramentos: diplomacia barroca y
valor social diferencial.
—Canonizaciones del siglo XVII.
—La mujer y la fiesta: la aportación femenina al hecho festivo9.
5. Final
El presente trabajo expone el estado de la cuestión del plan de in-
vestigación de la tesis doctoral en curso en un momento aún inicial del
desarrollo de la misma, por lo que la metodología y los objetivos po-
drían variar a lo largo de los siguientes años en función de múltiples
factores, así como también pueden hacerlo los propios paradigmas de
la investigación. Será esencial, a medida que se vaya avanzando en el
proceso de estudio, definir unas hipótesis claras y trabajar en torno a
ellas procurando en todo momento mantener el rigor científico y aca-
démico, así como ratificando en última instancia que el resultado final
suponga una aportación valiosa para la Historia del Arte en la Edad
Moderna.
Bibliografía
GELABERT, Josep, Vertaderes traces de l’art de picapedrer: any 1653, Palma, Uni-
versitat de les Illes Balears, 2014.
LLOMPART, Gabriel, «Ciudad y fiesta. El papel de las fiestas religiosas en la
historia de la ciudad», en Ajuntament de Palma: història, arquitectura i ciutat,
Palma, Ajuntament de Palma, 1998, pp. 43-56.
LLULL, Ramon, Llibre de mil proverbis, Palma, Institut d’Estudis Catalans de
Barcelona, 1928.
LÓPEZ DE MUNAIN, Gorka, «Una aproximación a la cultura visual de la fiesta
barroca. Los retratos de presencias virtuales», Imago. Revista de Emblemática
y Cultura Visual, 5, 2013, pp. 7-17.
MUNTANER, Joan, «La primera consueta de los Jurados de Mallorca», Bolletí
de la Societat Arqueològica Lul·liana, 79, 1964, pp. 272-274.
PONS I FÀBREGUES, Benet, La bandera de la Ciudad de Mallorca. Fiesta de la
señera, Palma, Establecimiento tipográfico de Francisco Soler Prats, 1907.
SANTANACH I SUÑOL, Joan, «Les edicions d’Els Nostres Clàssics i els criteris
d’edició. Aportació a la història de la col·lecció», Anuari Verdaguer, 20,
2012, pp. 261-292.
SEGUÍ I TROBAT, Gabriel, La litúrgia de la Seu fa cinc-cents anys: La consueta de
sagristia de 1511 de la Seu de Mallorca, Palma, Publicacions Catedral de
Mallorca, 2015.
VILLALONGA, Andreu, Plets i Art Religiós a Mallorca (segles XVI-XVIII). La sèrie
documental Causes Civils com a font per a la Història Social de l’Art, tesis doc-
toral inédita, Palma, Universitat de les Illes Balears, 2003.
IMÁGENES PATRONALES EN LA BARCELONA
DE LA ÉPOCA DE LOS AUSTRIAS*
* Esta investigación está respaldada por una ayuda FPU (Formación de Profesorado
Publicado en: Ignacio D. Arellano-Torres, Carlos Mata Induráin y Sara Santa Aguilar (eds.),
«Docendo discimus». Actas del VII Congreso Internacional Jóvenes Investigadores Siglo de Oro (JISO
2017), Pamplona, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, 2018, pp. 101-
109. Colección BIADIG (Biblioteca Áurea Digital), 48 / Publicaciones Digitales del
GRISO. ISBN: 978-84-8081-621-2.
102 LAURA FARÍAS MUÑOZ
2 Ver, por ejemplo, Reinhard, 1982 y 1994; Schilling, 1994. En el caso de los
territorios católicos, se han propuesto además términos como Catholic Renewal o Early
Modern Catholicism, por Po-Chia Hsia, 1998 y O’Malley, 2000, respectivamente.
3 Fernández Terricabras, 2011, p. 228.
4 Veintisiete hombres y cinco mujeres que vivieron entre 1540 y 1770 fueron
6 Mâle, 1932.
7 Ver Betrán Moya, 2010; Gómez Zorraquino, 2010; Simon Tarrés, 2003; Torres
Sans, 2008a, 2008b y 2014.
8 Entre los estudios histórico-artísticos que han tratado sobre el tema destacamos
las recientes publicaciones de Cristina Fontcuberta, centradas principalmente en la fi-
gura de santa Eulalia de Barcelona y las imágenes generadas a propósito de la Revuelta
Catalana (1640-1652). Ver Fontcuberta Famadas, 2013 y 2015. Ver también Canalda
104 LAURA FARÍAS MUÑOZ
Llobet, Fontcuberta Famadas y Narváez Cases, 2006; Farías Muñoz, 2017; Miralpeix
Vilamala, 2012.
9 Vauchez, 1995.
«IMÁGENES PATRONALES EN LA BARCELONA DE LA ÉPOCA DE LOS AUSTRIAS» 105
3. Metodología
En estos momentos, la tesis se encuentra en los primeros meses de
realización (iniciada en octubre de 2017), por lo que parte de la me-
todología está sujeta a cambios según el avance de las investigaciones.
Durante este primer año tenemos intención de centrarnos en la bús-
queda y examen de gran parte del catálogo de imágenes y textos coe-
táneos al periodo cronológico estudiado y que configurarán parte de
nuestra tesis doctoral, así como en la lectura de todos aquellos estudios
modernos que nos permitan trazar un marco teórico y conceptual lo
más concreto posible. No queremos dejar de subrayar que nos parece
imprescindible recurrir a trabajos de disciplinas diversas, además de la
Historia del Arte, para poder elaborar una tesis dotada de un discurso
crítico y fundamentado.
Asimismo, también serán llevadas a cabo otras actividades comple-
mentarias a la realización de la tesis. Entre ellas se cuentan la actividad
docente dentro del departamento de Historia e Historia del Arte de la
Universidad de Girona, la asistencia a distintos cursos de doctorado
que permitan adquirir un mayor conocimiento metodológico, la par-
ticipación en actividades científicas como seminarios y congresos, y la
publicación de artículos en revistas especializadas. Además, pretende-
mos llevar a cabo estancias de investigación en centros extranjeros
(Francia, Italia, Reino Unido o Estados Unidos) que nos permitan rea-
lizar trabajo de archivo, consultar bibliografía inédita y entrar en con-
tacto con investigadores cuyos temas de estudio sean próximos a los
nuestros, generándose así un enriquecimiento mutuo.
Bibliografía
BETRÁN MOYA, José Luis, «Culto y devoción en la Cataluña barroca», Revista
de Historia Jerónimo Zurita, 85, 2010, pp. 95-132.
CANALDA LLOBET, Sílvia, FONTCUBERTA FAMADAS, Cristina, y NARVÁEZ
CASES, Carme, «Arte y religión en Cataluña durante los siglos XVI y XVII:
el impacto de la Contrarreforma en la arquitectura y las artes visuales.
Nuevas propuestas de análisis», en La multiculturalidad en las artes y en la
arquitectura: XVI Congreso Nacional de Historia del Arte, Las Palmas de Gran
Canaria, Anroart, 2006, vol. 2, pp. 545-554.
FARÍAS MUÑOZ, Laura, «Del text a l’estampa: imatges de Santa Madrona de
Barcelona en la literatura d’època moderna», Matèria. Revista Internacional
d’Art, 12, 2017, pp. 71-90.
108 LAURA FARÍAS MUÑOZ
1. Introducción
La obra de Francisco de Quevedo (1580-1645) suscitó admiración
también fuera de España en Francia, Italia, Alemania e Inglaterra, entre
otros países europeos. Su obra burlesca tuvo un gran impacto debido
a las numerosas traducciones e imitaciones llevadas a cabo en el con-
texto europeo, pero también su faceta más grave alcanzó reconoci-
miento internacional. Política de Dios (1626) y La Primera parte de la vida
de Marco Bruto (1644)1 constituyen una buena muestra de esta influen-
cia.
La primera parte de Política de Dios, por su condición de éxito edi-
torial2, constituye una obra esencial para medir el impacto de la litera-
tura política de Quevedo en Europa. Concretamente, la traducción
polaca, Polityka Boża, Rządy Chrystusowe, es la primera versión europea
de la obra y se publicó solo seis años después de la aparición en Madrid
de la princeps. En Polonia no se tradujo esta obra de Quevedo hasta el
siglo XX, cuando se vertieron al polaco el Buscón (1978) y los Sueños
(1982), de la mano de Kalina Wojciechowska.
11
Estreicher, 1930, p. 314.
12
Como se indicará más adelante, Jan Fox podría encajar en el perfil del traductor
al polaco, aunque todavía no se ha logrado comprobar de manera concluyente.
«EL TRADUCTOR DE LA VERSIÓN POLACA DE POLÍTICA DE DIOS…» 115
22 Fejér, 1988, p. 5.
23 Eminowicz, 1984, p. 275; Kwiatkowska, 2002, p. 1135.
24 Presa, 1997, p. 326.
25 Bak, 2002, p. 25.
26 Kwiatkowska, 2002, p. 1135.
27 Puede consultarse el Archivum Historicum Societatis Iesu (1940, p. 318).
118 LÚA GARCÍA SÁNCHEZ
Además de indagar en el papel que pudo tener Jan Fox, debe ana-
lizarse con detenimiento el rol que desempeñó Sebastyan Nuceryn. En
un primer acercamiento a la traducción Nuceryn se presenta como el
encargado de la aprobación de la traducción polaca de Política de Dios.
Pero el privilegio de 1645 que se recoge en la obra de Wierzbowski
incluye, entre las cien obras que aproximadamente menciona, la tra-
ducción al polaco de Camino de perfección de Santa Teresa de Jesús. Esta
versión, que data de 1625 y fue editada en Cracovia, se ha atribuido
precisamente a Nuceryn31.
4. Conclusiones
Dado que el traductor al polaco se ocultó bajo el seudónimo Janusz
Iberski y la tradicional atribución a Śmiglecki no se sustenta, parece
oportuno tratar de desentrañar su identidad, pues el resultado de su
meticuloso trabajo es la primera traducción de una obra de Quevedo
al polaco y la única a esta lengua hasta el siglo XX. Para ello se ha
ofrecido una serie de hipótesis que encajan en cada una de las teorías
sobre la verdadera identidad del traductor.
Janusz Iberski pudo ser un español, que se trasladó a Polonia, tal
vez a un colegio de los jesuitas, o que descendía de una familia polaca
establecida en España tiempo atrás. La otra opción, quizás más proba-
ble, es que el traductor fuese un polaco que se sentía unido a España.
Cabe pensar que hubiese sido un alumno de alguno de los colegios de
la Compañía en Polonia y que hubiese recibido la obra por ser profesor
de español o se hubiese hecho con ella en alguno de sus viajes.
El estudio realizado ha permitido mostrar un ejemplo muy signifi-
cativo de la recepción de la literatura política de Quevedo en Europa,
incluso en países en los que la difusión de la literatura española del
Siglo de Oro no fue muy intensa, y a través de géneros que exceden
el ámbito más conocido y aplaudido de lo jocoso. El traductor al po-
laco y su versión de Política de Dios cobran relieve en tal contexto por
todos los rasgos antedichos.
Bibliografía
ALONSO VELOSO, María José, «La recepción europea del Marco Bruto de Que-
vedo: traducciones hasta el siglo XVIII», en Flavia Gherardi y Manuel Án-
gel Candelas Colodrón (coords.), La transmisión de Quevedo, Vigo, Edito-
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Publicado en: Ignacio D. Arellano-Torres, Carlos Mata Induráin y Sara Santa Aguilar (eds.),
«Docendo discimus». Actas del VII Congreso Internacional Jóvenes Investigadores Siglo de Oro (JISO
2017), Pamplona, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, 2018, pp. 123-
134. Colección BIADIG (Biblioteca Áurea Digital), 48 / Publicaciones Digitales del
GRISO. ISBN: 978-84-8081-621-2.
124 JUAN ANTONIO GÓMEZ ZAMORANO
… he aquí, pues, una buena razón para que se adoptara una nueva e
irreverente actitud hacia los dioses paganos: es que, sencillamente, estaban
empezando a aburrir. […] Los dioses paganos ya no despertaban los mis-
mos sentimientos, y el fervor fue sustituido por una admiración no exenta
de objeciones3.
de Tisbe manchado de sangre. Esto hace suponer una vez más que el
público lector conocía la historia de los dos babilonios y esta reelabo-
ración poseía valor poético por el tratamiento lírico del mito y la con-
clusión del yo poético sobre las acciones de los dos amantes.
El descubrimiento del velo de Tisbe por parte de su amado está
teñido de fatalidad desde sus inicios. Así, en el primer cuarteto destacan
numerosos términos negativos como «triste» (v. 1)11, «sangre», «negro»
o «helose» (v. 2) que contribuyen a crear ese ambiente tétrico y lúgubre
en el que se va a desarrollar la escena. El protagonista se ha quedado
muy sorprendido ante el velo de su amada y mediante una aliteración
en el tercer verso se dibuja ese estado anímico del joven: «sin morir
muriose» (v. 3). Esa muerte figurada preconiza ya la muerte real que
supondrá el desenlace trágico de la historia. De ahí que se acumulen
los verbos en este verso y el siguiente («mirar», «morir», «llorar, tiemble
y suspira») con lo que se nos transmite esa interioridad del personaje
que se debate entre la vida y la muerte, entre la desesperación por no
ver a su amada y la angustia por haber encontrado el velo de esta teñido
de sangre.
El siguiente cuarteto expresa la inmediatez de los hechos y, a dife-
rencia de la estrofa anterior, se caracteriza más por la acción que por la
descripción. Para expresar esa rapidez de realización, el poeta se vale
de la repetición en el primer verso de este cuarteto del adverbio «ya»
con lo que se simboliza la inmediatez. En esta estrofa Píramo se da
muerte cayendo sobre su espada. El problema que plantea el poeta es
que después de haberse suicidado el alma no sale del cuerpo del pro-
tagonista porque no la posee él sino su amada. Esa lectura del verso 8
es la que realiza Pedraza Jiménez12: «el alma no puede partir porque,
según los tópicos petrarquistas, está asida a la de la persona amada». Así
pues, es una especie de final abierto, la muerte no ha conseguido cerrar
el episodio y hace falta que aparezca la protagonista para que la tragedia
quede consumada.
Esa aparición de la amada se produce en la siguiente estrofa, que se
abre con el nombre propio de esta. La rapidez en la llegada y la muerte
de Tisbe es bastante más considerable comparada con el episodio de
Píramo. El primer verso abarca la llegada y el descubrimiento de su
amante moribundo, el segundo verso, abierto por un encabalgamiento
20
La unión de la vid y el olmo era un motivo muy reiterado en la emblemática
(Egido, 1990, pp. 216-241).
«LOPE DE VEGA Y GÓNGORA: DOS RECEPCIONES DISTINTAS…» 131
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134 JUAN ANTONIO GÓMEZ ZAMORANO
1. Introducción
Sin incurrir en la idea extremista que sugirió Villechauvaix (1898)
de que Miguel de Cervantes fue médico, a día de hoy se puede precisar
que el literato alcalaíno tenía un buen conocimiento en materia mé-
dica, en general, y terapéutica, en particular, como ha sido puesto de
manifiesto en diversos estudios1. Y es que, en realidad, el Príncipe de
los Ingenios se movió con frecuencia en el ámbito de la salud, como
hijo de cirujano-sangrador (Rodrigo de Cervantes, 1509-1585), her-
mano de enfermera (Andrea de Cervantes, 1545?-1609) y bisnieto de
bachiller médico (Juan Díaz de Torreblanca (¿-1512), de manera que
no era ajeno a ciertos conocimientos del arte de la medicina, los cuales
transfunde de forma magistral a sus creaciones literarias. También se
encuentran los médicos entre las amistades de Cervantes, como Fran-
cisco Díaz y los vallisoletanos Alonso López «el Pinciano» y Antonio
Ponce de Santa Cruz2. Si bien el tema resulta sobremanera interesante,
1 Entre otros, Campos, 2003; López-Muñoz, 2007a, 2007b, 2008a, 2008b, 2011
Publicado en: Ignacio D. Arellano-Torres, Carlos Mata Induráin y Sara Santa Aguilar (eds.),
«Docendo discimus». Actas del VII Congreso Internacional Jóvenes Investigadores Siglo de Oro (JISO
2017), Pamplona, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, 2018, pp. 135-
146. Colección BIADIG (Biblioteca Áurea Digital), 48 / Publicaciones Digitales del
GRISO. ISBN: 978-84-8081-621-2.
136 FRANCISCO JAVIER GONZÁLEZ CANDELA
La literatura del siglo XVI se nutre de estos mismos lances [que los au-
tores del XVII], aunque limando mucho los tintes senequistas y truculentos
que gustaron a nuestros renacentistas. La práctica totalidad de autores ba-
rrocos echan mano de tósigos, venenos, bebedizos, pócimas, ungüentos y
demás variantes en su dilatada literatura: casos de Cervantes, Lope de
Vega, Tirso de Molina, Agustín Moreto, Calderón de la Barca y un largo
etcétera3.
2. Análisis
Una de los atributos más genuinos de las Novelas ejemplares7 —y,
por extensión, de toda la narrativa cervantina del XVII— radica en las
dosis de realismo que, de principio a fin, constituye la razón de ser de
cada una de ellas aunque, claro está, unas son más realistas que otras.
De hecho, la crítica señala unánimemente que existe una flagrante di-
visión en las Ejemplares: unas son propiamente realistas, otras semirrea-
listas y otras idealistas8. Más allá de la tipología propuesta, quiero hacer
hincapié en el veneno como realidad existente en la época y, como
tal, recurrente para el Manco de Lepanto como motivo literario. En
sus novelas los personajes no solo comen, beben, duermen, defecan y
se quejan del dolor físico, sino que también se envenenan unos a otros
por intereses diversos y métodos diferentes. Pero Cervantes siempre va
más allá, pues no se limita a efectuar una descripción de los efectos
toxicológicos de los preparados, sino que incide en una valoración jui-
ciosa del carácter diabólico de estas prácticas, realizando una profunda
crítica a las ancestrales supersticiones asociadas a este entorno9. Veamos
cada caso en concreto.
10
Osterc, 1996, p. 20.
11
No en vano la crítica (especialmente, Casalduero, 1969, p. 148; Redondo,
2007, p. 255; Molho, 1995, p. 403 y Canseco, 2015) ha destacado la simbología sexual
del membrillo, así como su conexión con el fruto prohibido del Árbol de la Sabiduría
del Génesis. Sin ir más lejos, Garcés (1998, p. 229) califica de obscena esta circunstancia,
que «hace hincapié en la presencia alusiva del membrillo, símbolo condensado de la
unión matrimonial y de los genitales femeninos, cuya visión puede haber llevado a
Tomás hasta el delirio».
12 El subrayado es mío.
13 Cervantes, Novelas ejemplares, vol. II, pp. 52-53.
14 Ver Simó, 2005.
15 Cervantes, Novelas ejemplares, vol. II, p. 52.
16 Según Gómez-Vozmediano (2015, p. 47), «el veneno es un saber ancestral re-
lacionado culturalmente por los cristianoviejos con los débiles y los traidores; es decir
con minorías como la morisca».
«UN MOTIVO RECURRENTE DE CERVANTES: EL VENENO…» 139
una como otra son plantas venenosas, cuyo suministro puede resultar
mortal, propósito único de la antagonista.
La descripción de los síntomas del envenenamiento es, una vez más,
sumamente magistral: se le inflama lengua y garganta, se le nubla la
vista, altera la voz, las vías respiratorias y la pigmentación labial. Una
sintomatología cuya causa, de nuevo, explicita el autor: «todas cono-
cidas señales de haberle dado veneno», vestigios que la reina Isabel de
Inglaterra intenta paliar con un preparado a base de polvos de unicor-
nio24 «con otros muchos antídotos que los grandes príncipes suelen
tener prevenidos para semejantes necesidades»25.
Es este, además, un relato con una bella moraleja, pues la belleza
física de Isabela, como consecuencia del envenenamiento, desaparece
por completo y se trueca en una alopecia íntegra y una deformación
facial: «la naturaleza lo conmutó en dejarla sin cejas, pestañas y sin ca-
bello; el rostro hinchado, la tez perdida, los cueros levantados y los
ojos lagrimosos»26. No obstante esta repulsiva fealdad de Isabela (que
le dura solo dos meses), Ricaredo, su amado, no la despreciará bajo
ningún concepto: «se la pidió a la reina, y le suplicó se la dejase llevar
a su casa, porque el amor que la tenía pasaba del cuerpo al alma; y que
si Isabela había perdido su belleza, no podía haber perdido sus infinitas
virtudes»27.
Untados los pulsos y las sienes con él, causaba un sueño profundo, sin
que de él se pudiese despertar en dos días, si no era lavándose con vinagre
todas las partes que se habían untado […] y asimismo le untó las ventanas
24
Elemento folclórico medieval de origen mágico, mediante el cual «Cervantes
nos introduce en un ambiente cortesano marcado por la creencia en magia, brujería o
hechicería» (Martínez-Góngora, 2000, p. 33).
25 Cervantes, Novelas ejemplares, vol. I, p. 269.
26 Cervantes, Novelas ejemplares, vol. I, p. 269.
27 Cervantes, Novelas ejemplares, vol. I, p. 269.
«UN MOTIVO RECURRENTE DE CERVANTES: EL VENENO…» 141
28 El subrayado es mío.
29 Cervantes, Novelas ejemplares, vol. II, p. 121.
30 De hecho, Rodríguez de Ramos (2013) pone en relación este relato cervantino
con un pasaje del Decameron de Boccaccio.
31 Cervantes, para no pillarse los dedos, dice explícitamente «alopiado ungüento».
Según Bucalo (1998, p. 64), esta acepción de alopiado, que no encuentra en ningún
otro autor español de la época, deriva del término alloppiato, que se venía utilizando
en Italia desde el siglo XIV para designar aquellas bebidas que contenían derivados
opiáceos.
32 López-Muñoz, 2007a, pp. 201 y ss.
33 Cervantes, Novelas ejemplares, vol. II, p. 124.
34 Molho, 1990, p. 773.
142 FRANCISCO JAVIER GONZÁLEZ CANDELA
Este ungüento con que las brujas nos untamos es compuesto de jugos
de yerbas en todo extremo fríos […] y digo que son tan frías, que nos
privan de todos los sentidos en untándonos con ellas, y quedamos tendidas
y desnudas en el suelo, y entonces dicen que en la fantasía pasamos todo
aquello que nos parece pasar verdaderamente […] acabadas de untar, a
nuestro parecer, mudamos forma, y convertidas en gallos, lechuzas o cuer-
vos, vamos al lugar donde nuestro dueño nos espera, y allí cobramos nues-
tra primera forma y gozamos de los deleites que te dejo de decir […]
buenos ratos me dan mis unturas […] y el deleite mucho mayor es imagi-
nado que gozado[…]; y, sacando de un rincón una olla vidriada, metió en
ella la mano, y, murmurando entre dientes, se untó desde los pies a la
cabeza35.
35
Cervantes, Novelas ejemplares, vol. II, p. 341.
36
López-Muñoz, 2007a, pp. 201 y ss.
37 Así, Pérez-Abadín (2007) señala la Prosa IX de la Arcadia de Sannazaro como
fuente directa.
38 Cervantes, Novelas ejemplares, vol. II, p. 346.
«UN MOTIVO RECURRENTE DE CERVANTES: EL VENENO…» 143
3. Conclusiones
Cervantes no fue médico, pero podría haber ejercido como tal sin
demasiados problemas, ya que su conocimiento de muchas patologías
y sus soluciones existentes a la sazón fue enorme, quizá demasiado para
la época. Y este conocimiento no solo le llegó a partir de libros, sino
que se lo brindó su diligente experiencia, fuente principal de la que
bebió para construir su literatura, dotada de características realistas, que
ningún autor había puesto por obra hasta el momento.
Uno de esos rasgos de textura realista se encuentra en el empleo de
un motivo literario muy peculiar, pero asaz original solo por pasar por
su pluma: el veneno. En las Novelas ejemplares se dan cuatro relatos en
los que el autor acude a dicho argumento, pero con funciones y atri-
butos bien diferentes: en El licenciado Vidriera se trata de un filtro amo-
roso, que fuerce la voluntad de Rodaja; La española inglesa constituye
un cuadro de envenenamiento propiamente dicho, pues un personaje,
por despecho, envenena a Isabela con propósito homicida; en El celoso
extremeño la joven Eleonora aplica un narcótico a su marido, para poder
desobedecerle; por último, en El coloquio de los perros la bruja detalla a
Berganza su experiencia alucinógena tras haberse aplicado cierta sus-
tancia.
Como se ve, cada veneno tiene funciones y presentaciones distintas
en cada historia. Pero también presentan afinidades: los cuatro tósigos
son proporcionados por mujeres, tres de ellas de religión heterodoxa
(la morisca, la camarera protestante y la bruja) en el contexto histórico.
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«UN MOTIVO RECURRENTE DE CERVANTES: EL VENENO…» 145
5 Benjamin, 1990.
152 LAURA HERNÁNDEZ GONZÁLEZ
el paso del tiempo. Un tempus fugit que, lejos de servir como invitación
al disfrute de la existencia terrenal, no hacía sino amenazar al hombre
con la llegada, próxima e inevitable de una muerte concebida en su
aspecto más tenebroso de disolución absoluta de la existencia. Esta
continua reflexión acerca del paso del tiempo hubo de conducir, inevi-
tablemente, al recuerdo de los ausentes, de los predecesores, a aquellos
a los que ni siquiera sus hazañas pasadas lograron arrancar de las fauces
de la muerte. La rememoración artística se convierte así, en cierta ma-
nera, en una suerte de tributo, en un pobre intento humano de lucha
contra el insaciable galopar del tiempo.
El nuevo teatro barroco presenta, desde su nacimiento, un marcado
interés por argumentos relacionados con el pasado de España, por la
recreación sobre los escenarios de un acervo legendario y mítico com-
partido, encaminado a reforzar cierto sentido de identidad nacional.
De esta manera, tanto el teatro como el resto de artes del siglo XVII
buscan cohesionar al público en torno a un determinado sentido de
España que, en muchos casos, se fundamenta en un pasado mítico y
glorioso compartido. Esta circunstancia se relaciona con el declive del
Humanismo renacentista pues, desde finales del siglo XVI, la Antigüe-
dad Clásica deja de entenderse simplemente como modelo a imitar
(imitatio) para convertirse en un referente a superar (aemulatio) por el
hombre moderno. Este cambio en el modo de concebir el pasado y el
propio presente provoca que cada una de las incipientes naciones eu-
ropeas, y especialmente España, busquen emular las grandes glorias im-
periales de las civilizaciones clásicas y, por ello, Roma se convirtió en
un referente ineludible, un espejo en el que las jóvenes naciones se
veían reflejadas. la historia romana no aparece ante los ojos de los es-
pectadores como algo ajeno, sino que es sentida como una historia
propia, la del origen cultural del hombre moderno. A partir del desa-
rrollo de la noción de continuidad entre pasado y presente, entre nues-
tros predecesores y el hombre actual, iniciada en el Renacimiento, la
historia pasa a convertirse en un modelo, sirve como ejemplo, consti-
tuyéndose en auténtica magistra vitae ciceroniana. El hombre barroco,
en su situación de crisis política, social y existencial se aferra a la historia
como modelo de virtud, anhelando recuperar las glorias pasadas.
Estas características pueden verse con claridad en Las armas de la
hermosura pues la dramatización del sitio de Roma pudo identificarse,
en el momento de representación de la obra, con el asedio a Barcelona
tras la revuelta de Cataluña. Tras la victoria, Felipe IV tuvo que decidir
«PROBLEMÁTICA EN TORNO AL SUBGÉNERO DE LA COMEDIA HISTÓRICA…» 155
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«PROBLEMÁTICA EN TORNO AL SUBGÉNERO DE LA COMEDIA HISTÓRICA…» 157
1. Introducción
Como reza el título del presente trabajo, este estudio tiene como
objetivo llevar a cabo un análisis lingüístico de una relación de suce-
sos1, en concreto de la Fiel copia de una relación que para en poder del
Reverendo Padre fray Juan Guerrero Mesía, Presentado, Predicador General,
y Prior en su Convento de Santo Domingo de Cádiz. La cual trata de cómo
en las Indias de Portugal hay un hombre casado, que tiene trecientos y ochenta
años; y ha sido ocho veces casado, y se le han caído todos los dientes dos veces
y le han vuelto a nacer. Con otras muchas particularidades. Enviola un caba-
llero portugués dende Gao a Lisboa, al conde de Portalegre, pariente suyo, que
es del tenor siguiente. Para ello, este trabajo comenzará con una breve
3. Análisis lingüístico
Conocido ya el propósito del presente estudio, así como el grupo
documental en el que este se inscribe, las relaciones de sucesos, se desa-
rrollará a continuación el análisis lingüístico realizado.
3.1. Macroestructura
La relación «del Matusalén de las Indias de Portugal» se compone
de seis folios impresos, no manuscritos (ver apéndice). El primero de
ellos constituye la portada de la relación, que muestra un grabado que
nada tiene que ver con el contenido de la historia que se refiere, si-
guiendo, no obstante, la tendencia de las relaciones de sucesos a pre-
sentar un grabado en la página inicial, aunque este en ocasiones no esté
relacionado con el contenido del pliego3, como sucede en este caso en
el que la función de dicha imagen perseguiría un fin puramente orna-
mental.
Por lo que concierne a la estructura externa del pliego, este, de-
jando de lado el título4 y la licencia de impresión5, se ciñe a la tripar-
tición atestiguada en gran parte de las relaciones de sucesos6: presenta-
ción o captatio, desarrollo y cierre. Esta relación presenta, además, tal
vez debido a su carácter extraordinario, un epílogo de los hechos na-
rrados que se encarga de refrendar la veracidad del suceso referido.
1) Presentación/captatio
El año de mil docientos y veinte y cinco, según consta por papeles an-
tiquísimos, que se hallaron de sus padres, nació un hombre [en] las Indias
Orientales, en la Provincia de Bengala. […] El cabello siempre negro, y la
condición dél es muy afable, como más largamente se dirá en la Relación,
que envió a España el ilustrísimo señor obispo de Cochín, que es del tenor
siguiente.
3 Ettinghausen, 2015.
4 Fiel copia de una relación que para en poder del Reverendo Padre fray Juan Guerrero
Mesía, Presentado, Predicador General, y Prior en su Convento de Santo Domingo de Cádiz.
La cual trata de cómo en las Indias de Portugal hay un hombre casado, que tiene trecientos y
ochenta años; y ha sido ocho veces casado, y se le han caído todos los dientes dos veces y le han
vuelto a nacer. Con otras muchas particularidades. Enviola un caballero portugués dende Gao a
Lisboa, al conde de Portalegre, pariente suyo, que es del tenor siguiente.
5 Con licencia de la Santa Inquisición, en Lisboa, por Pedro Crasbeh, año 1622.
Y por su original, con licencia del Ordinario, en Cádiz, por Juan Lorenzo Machado,
Impresor mayor de dicha ciudad. Este año de 1664.
6 Ver Iraceburu, 2017.
162 MAITE IRACEBURU JIMÉNEZ
3) Cierre
Diego de Couto, Guarda mayor de la Torre de Togo, Estado de la India
de Portugal, por el rey don Felipe nuestro señor, certifico que envió el
arzobispo don Andrés de Santa María al Castillo de San Francisco a fray
Antonio Porciúncula un papel, para que me lo entregase, en el cual refería
lo sobredicho, y dél hice sacar este traslado, que va bien y fielmente ajus-
tado con el original que vino de Cochín. Y por ser verdad, lo firmo con
mi nombre.
Diego de Couto
V. Escolano Rector San Stephani
4) «Epílogo»
Concuerda este prodigio con algunas noticias aún más autorizadas de
diversos autores: véase a Fray Miguel de la Purificación en el fin y la cuarta
parte de la Corónica Seráfica. […] Y si a los 40 de su edad sucedió este
milagro, fue 38 años después de muerto el Seráfico Padre.
3.2. Microestructura
El análisis lingüístico de este texto se ha desarrollado atendiendo a
las estrategias de intensificación y de atenuación presentes en el dis-
curso del pliego bajo escrutinio.
7
Ver Beinhauer 1991 [1929], Vigara 1980, 1992, Held 1989, Herrero 1991, Briz
1998, Arce, 1999, Bazzanella y Gili 2009, Albelda 2014.
«RELACIÓN DEL “MATUSALÉN DE LAS INDIAS DE PORTUGAL” (1664)…» 163
—El año de mil docientos y veinte y cinco, según consta por papeles
antiquísimos9, que se hallaron de sus padres, nació un hombre [en] las
Indias Orientales, en la Provincia de Bengala.
cuentas que da, y los biznietos que tiene, y papeles antiquísimos, estamos
certificados que cumplió el año de mil y seiscientos y cinco trecientos y
ochenta años.
Adverbios temporales
—Nunca ha estado enfermo, ni sangrado.
Determinantes indefinidos
—Todos los dientes se le han caído dos veces, y siempre se le caían
todos dentro de veinte y cuatro horas, y tardaban tres años en volverle a
nacer.
3.2.2.1. «Según»
—El año de mil docientos y veinte y cinco, según consta por papeles
antiquísimos, que se hallaron de sus padres, nació un hombre [en] las
Indias Orientales, en la Provincia de Bengala.
3.2.2.2. «Conforme»
—Y el año de docientos y cincuenta y seis, estando él y otro compañero
suyo, de nación gentil, en las riberas de un río, llegó a ellos un hombre,
de lo enunciado» (Briz, 2012, p. 37). «Los estudios de campo realizados hasta la fecha
han mostrado que la primera pregunta que se hace la investigadora o el investigador
al encontrar en su corpus una posible forma atenuante es ver si cumple dicha función.
La bibliografía señala diversas subfunciones en la atenuación (véanse, por ejemplo,
Albelda 2012, Cestero 2012), sin embargo, de acuerdo con la propuesta de Briz (2011)
y Briz y Estellés (2010), se ha comprobado que cualquiera de las funciones más con-
cretas que puede realizar un atenuante se puede incluir en una de las tres siguientes:
“autoprotección”, “prevención” y “curación o reparación”» (Albelda et al., 2014, p.
16).
«RELACIÓN DEL “MATUSALÉN DE LAS INDIAS DE PORTUGAL” (1664)…» 169
que conforme las señas dieron era fraile francisco, y les rogó que le
pasasen de la otra parte del río; y este con mucho amor le pasó, y el dicho
fraile le dijo que siempre sería de aquella edad y talento, y así está, que
todos los que le ven le juzgan de edad de treinta o cuarenta años.
3.2.2.3. Polifonía
Tal y como se ha visto en el apartado anterior, si bien en ocasiones
el emisor del texto recurre a fuentes escritas (introducidas por la pre-
posición según) para garantizar la veracidad del suceso acontecido, este
también va a remitir a otras voces que permitan certificar la realidad
170 MAITE IRACEBURU JIMÉNEZ
del hecho narrado. Con este fin, quien escribe introducirá el discurso
referido (bajo la forma de estilo indirecto) por medio de diferentes
verbos de lengua, siendo decir el verbum dicendi por antonomasia. Otros
verbos de habla que se han documentado en este texto son informar o
contar, de un contenido más neutro, frente al más enfático afirmar, que
incide en la certeza por parte de quien habla. Por otra parte, se ha
atestiguado en una ocasión el verbo profetizar, propio de una relación
de sucesos de carácter extraordinario, como la aquí analizada.
Decir
—El Padre Fray Sebastián dice: que le vio ahora el setiembre pa-
sado algunos cabellos blancos; mas él afirmó a otras personas
que, como llegaba a tener algunos blancos, que se le caían, y en
su lugar le nacían otros negros.
cincuenta sangas, que son (según creo) veinte y nueve reales de a ocho,
no se la quiso dar, con ser muy pobre.
Informar
Más me informó el Padre Melchor de Fonseca, que se había
casado ocho veces y que después de la octava mujer muerta,
estuvo cuarenta años viudo.
Contar
Y el año de seiscientos y cinco, por las octavas de Navidad, contaron
unos hombres de Comil, en el lugar de Bengala, que era casado
de nuevo, y que tenía preñada de ocho meses la mujer.
Afirmar
—Manuel de Silva, hombre noble, casado en Bengala, afirma que un
hombre viejo portugués que había muy larga edad, vecino de
Bengala, le dijo muchas veces que siempre le había conocido,
desde que él era niño, en el proprio parecer que ahora tiene, que
lo mismo le afirmaron otros muchos ancianos; y así no ponen en
aquella tierra duda ninguna en que este hombre tenga tanta edad,
aunque parezca más increíble, que por ser cosa tan extraordinaria se han
hecho grandísimas diligencias en verificarlo.
Profetizar
Y adviértase más, que el Seráfico Padre san Francisco le profetizó a
este (que hoy juzgamos moro) que había de ser cristiano; y que
ha pasado de esta edad a cerca de 400 años, según la más moderna
noticia que da el Reverendo Padre fray Pedro de Alba, en el Portentum
gratiae, con estas palabras: Praedixit Indo Orientali quod futurus esset
Christianus, qui vixit ferè quadringentos annos pagina 153.
172 MAITE IRACEBURU JIMÉNEZ
4. Apuntes finales
Como se ha podido atestiguar a lo largo del presente estudio, el
documento analizado se ajusta perfectamente a la definición establecida
por Pena Sueiro (ver supra), ya que la Copia de la relación… cumple
con una triple finalidad: informar, entretener y conmover al receptor.
Nótese aquí, especialmente, la relevancia de la segunda función, en-
tretener, ya que el primer objetivo de este relato no sería estrictamente
el de transmitir una determinada información, sino el de especialmente
entretener al auditorio. Además, se trata esta de una relación de carác-
ter internacional (sucedió «en las Indias de Portugal»), que refiere un
«caso» o «suceso», en esta ocasión, de carácter extraordinario. Asi-
mismo, es este un pliego impreso, de breve extensión (seis folios).
En cuanto a sus características lingüísticas se refiere, el documento
analizado sigue la tripartición estructural que parecen presentar las re-
laciones de sucesos12, de acuerdo con la distribución presentación/cap-
tatio-desarrollo del relato-cierre, si bien es cierto que este pliego ofrece
a su vez un epílogo, que ejerce como refuerzo de la veracidad del
contenido del suceso. Asimismo, por lo que respecta a la microestruc-
tura del texto, esta se distingue por presentar diferentes estrategias tanto
de intensificación (superlación sintética y analítica, deixis personal,
oraciones consecutivas de intensidad, adverbios temporales y determi-
nantes indefinidos), como de atenuación (el empleo de adverbios y
preposiciones, la pasiva refleja y la polifonía), rasgos lingüísticos pro-
pios del español del siglo xvii, cuyo objetivo no es otro que el de avalar
fehacientemente la veracidad del suceso narrado.
12 Iraceburu, 2017.
«RELACIÓN DEL “MATUSALÉN DE LAS INDIAS DE PORTUGAL” (1664)…» 173
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«RELACIÓN DEL “MATUSALÉN DE LAS INDIAS DE PORTUGAL” (1664)…» 175
9 Sáez, 2013, pp. 5-6. Ver además los trabajos de Costales, 2003 y 2009, Mata
Induráin, 2010, Arellano, 2013 y 2018, Delmondes, 2013 y 2014, Escudero, 2013 y
Vitse, 2015.
10 Ver Casa, 1993, p. 205.
11 Calderón de la Barca, No hay cosa como callar, p. 170.
12 Calderón de la Barca, No hay cosa como callar, p. 169.
13 Iturralde, 1983, p. 41.
186 LAURA JUAN MERINO
Para don Luis, tan solo la muerte de su hija puede limpiar el agra-
vio, ya que la diferente clase social entre ella y el soldado impiden, al
menos en primer lugar, una solución mediante el matrimonio21. El
miedo al derramamiento de sangre paraliza también a doña Leonor,
El secreto protege tanto a don Juan como a don Pedro, quien puede
así perdonar la vida al hijo y recobra su honra familiar. El castigo pierde
el tremendismo tirsiano para ser un arreglo que hiere más a la víctima
que al violador, a quien no le supone, en realidad, una gran pérdida.
La idealización de El burlador de Sevilla es cambiada por un desenlace
mucho más impío y desesperanzador, pero a su vez más real y similar
a los que se daban bajo el escenario del corral de comedias. Más opti-
mista será, por otra parte, el final de La niña de Gómez Arias, gracias a
la intervención, también ex machina, de Isabel I: mientras que en Tirso
la autoridad real tan solo podía actuar tras la desaparición de Tenorio,
en el drama calderoniano esta ejerce todo su poder, castigando de
forma ejemplar al burlador. La reina se convierte en protectora del
honor femenino, intercediendo a favor de Dorotea y prometiendo su
restauración:
4. Conclusiones
Al someterlo a los mandamientos sociales y eliminar su grandeza y
carisma, Calderón de la Barca desmitificó al legendario Burlador tir-
siano, suprimiendo también su carácter trascendental: mientras Teno-
rio se alza en su obra como un «soberbio que aspira a convertirse en
dios, único juez y señor de su vida»29, Mendoza y Gómez Arias son
poco más que mediocres seductores, rápidamente erradicados o rein-
sertados en la colectividad. Nada magnifico ni destacable hay en los
burladores calderonianos, que en su humana perfidia y arrogancia re-
sultan más verosímiles —y crueles— que el primer don Juan.
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196 GAURAV KUMAR Y MUKESH KUMAR
the split between the educated Dalit women as the spokes-women versus
the illiterate dalit women as the listeners is observed by Datar at Dalit
women’s gathering is underlined and further the women leaders of the
feminist movement are graded as more democratic rather than those in
the Dalit women’s movements1.
objeto sexual como por las mujeres mismas, que la consideran una
bruja y le echan toda la culpa a ella de su miseria. Algo semejante ocu-
rre también con Justina, que es violada por los hombres, por un lado,
y por otro está mal vista por otras mujeres de la sociedad española de
aquel entonces.
También se asemejan las condiciones económicas de las dos muje-
res protagonistas de ambos relatos. La dependencia de los hombres al
principio, y más tarde la lucha por heredar lo que es debidamente suyo,
son rasgos comunes que se encuentran en Kaushalya y Justina. Tienen
que romper las imágenes tradicionales de la mujer relegada solo a los
quehaceres del hogar, y salen fuera, al espacio público, a ganarse la vida
y de este modo ser independientes.
La pasión principal que define a las dos protagonistas es la de alcan-
zar una posición honorable en la sociedad manteniendo al mismo
tiempo su derecho a la libertad absoluta sobre las decisiones de su pro-
pia vida. Kaushalya utiliza los mecanismos estatales para denunciar a su
propio marido y a otros que la han discriminado y abusado de ella. Es
una rebeldía directa contra el sistema patriarcal y el machismo preva-
lente en la sociedad india actual. Justina, a su vez, también quiere ven-
gar todos los abusos realizados contra ella, pero, debido la rigidez social
de aquella época, ha de recurrir a la astucia para vengarse en su mo-
mento oportuno. Y a nosotros, como investigadores, nos parece muy
curioso e interesante descubrir cómo las dos voces autobiográficas fe-
meninas, aunque tan distanciadas espacial y temporalmente, son tan
similares en cuanto a los matices sociales y su representación literaria.
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«LAS VOCES AUTOBIOGRÁFICAS DESDE LOS MÁRGENES: UN ESTUDIO…» 201
2
Marín, 1965, p. 6.
3
Pérez, 1970, p. 20.
4 Arellano, 2012. p. 376.
5 «Dividido en dos partes el asunto, / ponga la conexión desde el principio, / hasta
que vaya declinando el paso, / pero la solución no la permita / hasta que llegue a la
postrera scena» (Lope de Vega, Arte nuevo, vv. 231-235).
«ESTRUCTURA INTERNA, ESPACIOS DRAMÁTICOS Y MOTIVOS SIMBÓLICOS…» 205
Los espacios dramáticos, según explica Francisco Sáez, son «la ma-
nera específicamente teatral de representar los espacios ficticios del ar-
gumento en los espacios reales disponibles para su escenificación»8. Es
decir, el espacio dramático «designa a todo el espacio imaginario cons-
truido a partir del texto, evocado por él, esté o no esté figurado sobre
la escena»9. Don Alonso se traslada de Olmedo a Medina para ver a
doña Inés. La casa de doña Inés y el camino entre Medina y Olmedo
constituyen, por tanto, los espacios dramáticos principales. Al prota-
gonista, don Alonso, lo acompaña en todo momento su criado Tello.
De hecho, el único viaje en el que no va con él es el último de todos,
cuando don Alonso se marcha a Olmedo para tranquilizar a sus padres
después de su intervención en la fiesta de toros. En los demás momen-
tos, Tello está presente y representa la figura del gracioso. Al tratar el
espacio itinerante en la comedia barroca, Javier Rubiera señala preci-
samente la importancia de esta figura para cambiar de espacio dramá-
tico:
por lo que los espacios dramáticos se mueven entre la casa de doña Inés
y la posada o lugar donde está don Alonso. En el segundo acto es Tello
quien cumple esta función, quedando don Alonso en Olmedo y acce-
diendo el criado a casa de doña Inés para trasmitirle los amores de su
amo. Es decir, a partir de la figura de Fabia y de Tello se da continuidad
a la acción sin dejar la escena vacía.
En lo que se refiere a las figuras graciosas, además de servir de enlace
entre escenas, funcionan como fuente de comicidad, una comicidad
que terminará tiñéndose de misterio —en el caso de Fabia— y de tris-
teza —en el de Tello—, a partir de un contrapunto con escenas más
oscuras que se irán intensificando. Siguiendo un análisis acto por acto,
se puede decir que en la primera jornada la figura graciosa ha sido
Fabia, que se comporta a modo de celestina. De hecho, el primer mo-
mento de oscuridad en la obra no se produce hasta que se ausenta ella,
por la noche, cuando en lugar de darse el encuentro entre los amantes
en la verja de la casa de la amada se da el encuentro entre los rivales.
A pesar de que se cierre este primer acto con la luz del día siguiente,
cuando Fabia tranquiliza a doña Inés y le explica la equivocación ocu-
rrida al asistir don Rodrigo y don Fernando a la verja, el acto termina
con la primera alusión a la coplilla anunciante de la tragedia por refe-
rirse a don Alonso como «la gala de Medina, / la flor de Olmedo».
Aunque en el segundo acto se recupere el tono cómico a partir de
la figura de Tello, quien se hace pasar por profesor, y a partir del en-
gaño de doña Inés a su padre para que no la case con don Rodrigo,
diciéndole que va a meterse monja y que Fabia —figura que es un
claro homenaje literario a la Celestina— la va a preparar para ello como
maestra de virtudes, se empiezan a intercalar escenas de oscuridad y de
tensión cada vez más intensas. Estas escenas son, por un lado, los mie-
dos de Tello al comienzo del acto por ser don Alonso forastero en
Medina y tener ya doña Inés un pretendiente anterior; por otro lado,
la conversación entre don Rodrigo y don Fernando planeando pedir
matrimonio a doña Inés antes de que lo haga don Alonso (y verbali-
zando ya la idea del asesinato del rival); y, por último, el augurio con
el que termina el acto, cuando don Alonso cuenta a Tello el mal pre-
sagio de su sueño antes de partir hacia Medina para las fiestas de la Cruz
de mayo. A pesar de restarle importancia y decir que, como caballero
cristiano, no cree en tales premoniciones, los últimos versos de la jor-
nada, con alusiones a la muerte, no consiguen disipar el melancólico
ambiente que se ha creado:
208 M.ª EUGENIA LÓPEZ ANGUIANO
15
La capa es el elemento visual que lo identifica como caballero; para el simbo-
lismo de la caída del caballo, ver Valbuena Briones, 1962.
«ESTRUCTURA INTERNA, ESPACIOS DRAMÁTICOS Y MOTIVOS SIMBÓLICOS…» 211
3. Final
En conclusión, El caballero de Olmedo es una muestra de la fuerza y
unidad que la cultura popular han aportado a la literatura desde sus
orígenes, dado que, con la recreación de la historia de una conocida
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ARISTOTELISMO Y TOMISMO EN LA LOA A LOS AÑOS
DEL REVERENDÍSIMO PADRE MAESTRO FRAY DIEGO
VELÁZQUEZ DE LA CADENA, DE SOR JUANA
INÉS DE LA CRUZ
(Aristoteles Latinus): «At vero si sempiternum nihil est, nec generationem esse possibile
est; necesse est enim aliquid esse quod fit et ex quo fit et horum ultimum in genitum,
si stat et ex non ente generari impossibile».
2 Beuchot, 2005, p. 1: «Para poder apreciar, más en particular, las influencias filo-
sóficas que se hallan en Sor Juana, daremos una especie de mapa cosmográfico de las
corrientes filosóficas que confluyen en ella. Son varias las corrientes que concurren
hacia ella. Por un lado se encuentra la inevitable escolástica, la línea oficial en la colo-
nia, sobre todo en el sendero de santo Tomás de Aquino, el tomismo. Esa vertiente
está cargada de la tradición de Aristóteles y los desarrollos que añadió el Aquinate,
recogiendo muchas otras cosas de la Edad Media».
3 Sor Juana Inés de la Cruz, Obras Completas, pp. 684-685.
«ARISTOTELISMO Y TOMISMO EN LA LOA A LOS AÑOS…» 217
5
Sor Juana Inés de la Cruz, Obras Completas, p. 685.
6
Santo Tomás de Aquino aborda la aparente oposición entre lo uno y lo múltiple
en relación con la idea de Dios (Suma Teológica, p. 262): «Non […] unum et multa
sunt opposita», «unum et multa sunt opposita», recurriendo a Aristóteles para concluir
con la diferencia entre un uno formado por partes homogéneas y otro formado a través
de heterogéneas.
7 Sor Juana Inés de la Cruz, Obras Completas, p. 687.
8 Como ya hizo Aristóteles (Metafísica, p. 150), contradice así de forma tácita sor
Juana a Empédocles, que plantea que es el ʽodioʼ o la ʽdiscordiaʼ (νεῖκος) la forma de
corrupción y la causa no solamente de la destrucción del ser como del ser mismo.
«ARISTOTELISMO Y TOMISMO EN LA LOA A LOS AÑOS…» 219
articula a todos ellos y que en este caso tiene los ‘eslabones perfectos’9;
el conjunto así formado es fuerte precisamente por la multiplicidad de
los elementos por la que está compuesto. A continuación, los perso-
najes alegóricos enfatizan su importancia en perfecto orden, y forman
precisamente la palabra ‘cadena’ combinando las primeras letras de sus
nombres, formando así un bello acróstico. Este conjunto es un «bello
concurso / de virtudes y excelencias»10.
La loa termina con referencias explícitas a santo Tomás de Aquino
una vez formada la cadena11, y recordando que es ‘rica’ y ‘eterna’, al
estar formada por Dios como elemento primero; la Naturaleza, por él
causada, termina la obra refiriéndose de forma directa al alabado padre
Velázquez de la Cadena. Sor Juana aúna así magistralmente en el final
de la obra todas las ideas tratadas, dotándolas de un hermoso efecto
estético.
Bibliografía
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Cristianos, 1957.
que Carlos V decide iniciar los trámites de su boda con Isabel de Por-
tugal13. Para incrementar el efecto de simultaneidad propio de este tipo
de mecanismos, Oviedo aplica esa fórmula temporal a dos sucesos dis-
puestos en paralelo: «Ya en esta sazón, se començava a tractar en Por-
tugal el casamiento del Emperador con la infanta de Portugal, doña
Isabel, hermana del Rey don Juan, y aun en las cortes que en esta sazón
se celebraron en Toledo»14 (fol. 24v). El madrileño hace coincidir el
dictamen de las cortes de Portugal y de Castilla; con esta exposición
de los hechos, aparte de contribuir a los propósitos narrativos mencio-
nados, Oviedo presenta una coincidencia de intereses existente en am-
bas cortes peninsulares. Este pormenor no resulta baladí, pues puede
interpretarse como un paso más hacia el cumplimiento del proyecto
de unificación política de la Península, ansiado por los Reyes Católi-
cos.
En este punto, Oviedo deja en suspenso dicho asunto, con Carlos
V arrancando los preparativos de su enlace con una decisión: «E para
este efecto, era ido por su mandado en Portugal monsiur de Laxao»15.
Entonces, la voz narrativa opta por centrar su foco en otra cuestión: la
narración de la estancia de Margarita de Angulema en Toledo. De
acuerdo a las explicaciones de José Manuel Lucía Megías y Emilio José
Sales Dasí, en los libros de caballerías se interrumpía la narración de un
suceso, bajo unas determinadas condiciones. Citamos las aclaraciones
de los estudiosos aludidos:
donde a los veinte y uno de mayo de 1527 años nació el serenísimo infante don Filipo
nuestro señor» (Fernández de Oviedo, Relación, fol. 86v).
18 Cuenta Oviedo: «Y halló [Claribalte] a su hijo Liporento de tan bonica dispu-
sición, según la tierna edad qu’él tenía, que ya desde aquella, él mostrava que avía de
ser gran persona en el mundo, como lo fue y se dirá en su lugar. E con aquesto haze
fin el primero libro o parte de la Historia y crónica del emperador don Félix» (Fer-
nández de Oviedo, Claribalte, p. 138).
228 JORGE MARTÍN GARCÍA
quando llegaron los dos meses del plazo en que Luz avía de ser acusada para ser libre
o condenada, ella fue al rey e le dixo que oviese piedad della» (Fernández de Oviedo,
Catálogo Real, p. 189). En la Relación también encontramos la misma fórmula, como
«Ansí que tornando al propósito, luego que el Rey preso salió de España, el Emperador
proveyó por Capitán General en Italia e Lombarda a Monsiur de Borbón» (Fernández
de Oviedo, Relación, fol. 85r).
22 Ver Germán Orduna, 2000.
230 JORGE MARTÍN GARCÍA
del séquito fúnebre desde Gibraltar a Sevilla», se alterna con otros su-
cesos como los sucesos «acaecidos en Algeciras y en la frontera de los
moros en Andalucía»23. Se trata de un modo de estructurar el texto
que puede recordarnos al caso de la Relación y su tratamiento de las
bodas de Carlos V. De hecho, Oviedo inserta la obra citada de Ayala
en el Catálogo Real prácticamente a la letra, incluido el episodio anali-
zado por Orduna24.
Aquí podemos llamar la atención respecto a la peculiar posición de
Gonzalo Fernández de Oviedo como historiógrafo. Curiosamente,
mientras que su novela caballeresca obvia en gran medida un meca-
nismo narrativo tan característico, aunque no privativo, del género;
por el contrario, su producción historiográfica se vale de este recurso
de forma destacable. En cuanto a su estructura, la obra cronística de
Oviedo se acerca más a los modos más identificables del libro de caba-
llerías que el propio Claribalte que, como sugirió Alberto del Río No-
gueras, constituía una suerte de crítica primeriza del género desde den-
tro25. Acaso, podemos explicar estos pormenores a partir de los
propósitos con que Oviedo concibió sus textos.
Mientras que el cronista articuló el Claribalte, centrándose princi-
palmente en la trayectoria heroica de su protagonista, en la Relación el
foco se concentra en la figura de Carlos V. Por medio de la alternancia
de episodios ajenos a la actividad del monarca, observamos una señal
clara del paso de la historiografía centrada en una personalidad concreta
—historia pro persona— a la llamada historia pro patria, que dedica sus
esfuerzos a narrar los avatares de un determinado pueblo26. Este efecto
se consigue al presentar de manera simultánea los logros del Emperador,
con los actos meritorios de Fernando de Ávalos, Fernando de Aragón o
Andrea Doria, entre otras personalidades implicadas en el proyecto im-
perial en que se ha embarcado España. Justamente, hallamos el mismo
principio que Anne Berthelot evidenció al analizar el entrelazamiento
como recurso del roman artúrico. Según dicha autora, este modelo per-
mitía que «tous les chevaliers qui y siègent reçoivent une attention égale,
23
Orduna, 2000, p. XI.
24
Fernández de Oviedo, Catálogo Real, pp. 546 y ss.
25 Ver Río Nogueras, 1985.
26 Acerca de estos conceptos aplicados a la historiografía sobre los Austrias, ver
Bibliografía
BERTHELOT, Anne, «Digression et entrelacement: l’efflorescence de “l’arbre
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246. Colección BIADIG (Biblioteca Áurea Digital), 48 / Publicaciones Digitales del
GRISO. ISBN: 978-84-8081-621-2.
236 RAFAEL MASSANET RODRÍGUEZ
1. Vestuario
Dentro de las acotaciones, tanto implícitas como explicitas, las de
mayor numero son las referidas al vestuario de los personajes. Sin em-
bargo, no son pormenorizadas y la mayoría refieren a ropajes puntuales
que los personajes visten, normalmente, para hacerse pasar por otros,
haciendo la función de disfraz. Las referencias al vestido no se encuen-
tran detalladas y son referencias vagas como «de camino», «de luto», «de
noche», «de novios». La única referencia concreta a la apariencia de un
personaje es la barba del gracioso Gascón, ya que forma parte del juego
dramático, tal como señala una de las acotaciones: «Tómale la barba [Ca-
rola a Gascón]» (v. 2551 acot.). Interesante acotación que nos describe
la apariencia de este personaje. Además, este elemento debe ser indis-
pensable, pues de otro modo no podría llevarse a cabo esta acción, que
3 Tirso de Molina, Cigarrales de Toledo, p. 497.
238 RAFAEL MASSANET RODRÍGUEZ
En los vestidos de camino descritos entran las mismas prendas que usa-
ban los hombres en sus otras actividades (ropillas, calzas, greguescos, he-
rreruelos) más un sombrero; por lo general, aunque no siempre, se com-
ponen además de una prenda especial para el camino, como el gabán, el
fieltro o el capote7.
La vistosidad del colorido era una cualidad tan indispensable en los trajes
de camino, que en un pasaje del segundo Lazarillo de Tormes, de 1620, de
un joven que es hallado muerto […], se sabe que iba de camino tan solo
por el colorido de su traje […] En los trajes de camino se mostró una
decidida preferencia por el verde, peo se hacían también de otros colores8.
Por esta razón, el único personaje que lleva el luto, tanto en disfraz
como cuando aparece propiamente, es Leonora.
Sólo a través del propio texto teatral —insertando unas pertinentes re-
ferencias en monólogos o diálogos— el autor puede comunicar al espec-
tador el lugar en el que se sitúa la acción dramática. Pensemos que una
comunicación geográfica a través de la imagen es prácticamente imposible
en una puesta en escena casi carente de decorados, al menos en el primer
tercio de siglo […]. Ahora bien, hay otra razón evidente que descargaba
la señal iconográfica: el espectador medio no habría podido decodificar
esa señal. Quiero decir que, aunque la indicación oral de un texto que
remitiese a Roma se hubiese sustituido por un telón de fondo represen-
tando la Plaza de san Pedro, por ejemplo, solo el espectador que hubiese
contemplado directamente el lugar, podría identificar el emplazamiento14.
puerta, y don Sancho por otra. Y quédase viendo al Rey hablar con el príncipe»
(v. 1789 acot.). Tas ella, Sigismundo y el rey hablan acerca de Diana,
esposa de Sancho, el cual escucha escondido. Para que la acción se
representara de manera correcta siguiendo unos preceptos teatrales fal-
tan indicaciones, como, por ejemplo, salir al paño. En lugar de salir
directamente al tablado, espacio donde el resto de personajes estaban
llevando a cabo la acción, el personaje debía colocarse tras una cortina,
tal como explica Ruano de la Haza:
De este modo queda mucho más clara para el espectador toda esta
situación, pudiendo estar don Sancho presente para el público y au-
sente de la situación que se desarrolla entre el padre y su hijo. Debido
a esta posición también malinterpretará toda la información que reciba.
Si bien hemos hecho referencia a una indicación de posición en
escena por parte de los actores, ahora mencionaremos una relativa a la
voz, siguiendo la distinción realizada por Allen y Ruano. Al final del
II acto nos encontramos con una escena en la que Lisena se hace pasar
por su hermana Diana para hablar con su enamorado el príncipe Sigis-
mundo. Aunque nuevamente la acotación no lo marca, por los diálo-
gos podemos suponer que Lisena modifica su voz para no ser descu-
bierta.
LISENA Hablar sentí a Sigismundo.
¿Sois vos, Señor?
SIGISMUNDO ¿Es Dïana?
LISENA Soy y no soy (vv. 2370-2372).
4. Conclusiones
Tras este análisis se puede llegar a la conclusión que El celoso prudente
no basa su texto espectacular en el uso de la tramoya o de los aparatos
y otros ingenios de los que ya se disponía en la época. Como en la
mayoría de las comedias palatinas se impone la austeridad, sin embargo,
todas las obras teatrales tienen como objetivo final ser representadas y
las acotaciones y el propio diálogo evidencian una espectacularidad que
en este caso no nacería de la magnificencia de los recursos escénicos
sino de la acción, de los diálogos ingeniosos, unas veces más ágiles y
otras más lentos, y de la capacidad de la palabra y de los actores para
recrear ambientes y acciones.
Bibliografía
ARGENTE DEL CASTILLO, Carmen, «De la realidad a la ficción: el vestido en
la escena», en ed. Juan Antonio Martínez Berbel y Roberto Castilla Pérez
(eds.), Las mujeres en la sociedad española del Siglo de Oro: ficción teatral y
realidad histórica. Actas del II Coloquio del Aula-Biblioteca «Mira de Amescua»
Clara Monzó
Universitat de València
1 Para obtener ejemplos que documenten la frecuencia con que escalas y escaleras
intervienen en escena, así como el empleo de otros medios escénicos con el mismo
propósito, ver, por supuesto, la obra de referencia de Ruano de la Haza, 2000.
Publicado en: Ignacio D. Arellano-Torres, Carlos Mata Induráin y Sara Santa Aguilar (eds.),
«Docendo discimus». Actas del VII Congreso Internacional Jóvenes Investigadores Siglo de Oro (JISO
2017), Pamplona, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, 2018, pp. 247-
256. Colección BIADIG (Biblioteca Áurea Digital), 48 / Publicaciones Digitales del
GRISO. ISBN: 978-84-8081-621-2.
248 CLARA MONZÓ
2 Por esta fórmula, que juzgo acertada, se decanta Sáez (2012, p. 179) cuando
afirma que «Se trata de una comedia religiosa, con una poética y unas convenciones
propias, pero parcialmente cercana a los autos». Entronca en su afirmación con las
consideraciones de Galván (2006), Hernández González (1999) u O’Connor (1988).
3 La numeración de los versos citados reproduce, por lo tanto, la de Delgado. La
edición crítica más reciente corre a cargo de Sáez, 2014.
4 A partir de ahora, La devoción.
5 Este fenómeno, el de la reescritura, ha sido profusamente tratado por Fernández
Mosquera y remito así a su más reciente trabajo al respecto: «El dramaturgo manipula,
reescribe una pieza dependiendo del lugar y el público que la disfrutará o la modifica
si la destina a la representación o a la imprenta. Para Calderón reescribir es una cir-
cunstancia inherente a la propia composición de su literatura y provoca decisiones que
tienen que ver con el significado de la obra» (2015, p. 14). En cuanto a los avatares
editoriales de La devoción de la cruz y la intervención de Vera Tassis en el proceso,
puede consultarse Sáez, 2013.
6 Sáez, 2012, p. 179.
«QUIEN, SUBIENDO, SE DESPEÑA»: USOS ESCÉNICOS Y POÉTICOS…» 249
Bibliografía
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2011, Pisa, Edizioni ETS, 2013, pp. 257-271.
DON QUIJOTE DE LA MANCHA:
EL TRÁNSITO DEL IDEAL CABALLERESCO
AL SOLDADO ESPAÑOL DEL QUINIENTOS*
1. Introducción
Alrededor de 1500 se da en el ámbito diplomático-militar un cam-
bio en el orden social tras la aparición de unos nuevos ideales. La re-
novación del ejército como institución dependiente del rey, subven-
ción del mismo por la hacienda pública y aparición de un cuerpo de
infantería y de artillería que jugarán papeles decisivos en las batallas,
son los tres elementos que transformaron la actividad militar profesio-
nalizándola, y creando una milicia cuya consecuencia será el progresivo
abandono de los ideales caballerescos vigentes hasta el momento.
Mientras la caballería real decae, los documentos que tratan de la
misma, tanto ficticios (novelas de caballería) como didácticos (tratados
militares, doctrinales, compendios, diálogos…), alcanzarán su apogeo
en los siglos XVI y XVII y, frente al idealizado caballero errante surgirá
—tras el cambio de paradigma, tanto del autor como del lector— una
* El presente trabajo se enmarca dentro del proyecto I+D del Ministerio de Com-
tiempo que los ocultaba. Por eso se puede afirmar como Castelli14 y
Prieto que don Quijote «es concebido no caballero, sino persona ex-
traña que quiere identificarse con el mito del caballero andante»15, y
aunque él va a imitar a los caballeros andantes al partir en solitario con
un escudero, y sus gestas, indudablemente, se van a diferenciar de las
propias de los soldados de infantería que poblaban el ejército, sus pa-
labras en cambio, van a ser un reflejo de los valores militares vigentes
entre los soldados del nuevo ejército regular que combinaban los he-
redados de la caballería y los valores morales propios de la sociedad
hispánica del momento.
Don Quijote a través de su voz, más allá del discurso en el que trata
los oficios de las armas y las letras, al igual que otros muchos tratadistas
de la época16, hace un retrato vivo del “perfecto soldado” paralelo al
que se encuentra en toda la tratadística de la época, tanto en los aspec-
tos morales, como en los más prácticos. Claro que no se encuentra en
la obra una explicación de cómo debe estar estructurado un escuadrón
o cómo deben actuar los soldados según su rango, temas recurrentes
en todas las obras tratadísticas de la época, pero sí podemos hallar todo
un compendio doctrinal sobre el comportamiento del buen soldado.
Menéndez Pidal recoge que don Quijote está a medio camino entre la
tratadística y la ficción porque «pretende la reforma del hombre por el
ejercicio de las armas, siendo éstas no las mecánicas, sino las antiguas,
las que requieren ánimo esforzado y virtud propia personal en quien
las maneja»17. La revolución militar producida en parte por la utiliza-
ción de artillería que se concretaba en arcabuces y otros mecanismos
es una de las preocupaciones que conturban el ánimo del hidalgo man-
chego y de otros muchos tratadistas que ven cómo el valor de los sol-
dados se ve mermado por la lejanía con la que se hace posible herir al
enemigo.
Don Quijote emprende su salida dispuesto a hacerse un nombre,
pero no por cualquier razón, sino por aquellas que considera verdade-
ramente honrosas:
14 Castelli, 2016.
15 Prieto, 2011, p. 84.
16 Ver Isaba, Eguíluz, Jiménez de Urrea y Núñez de Velasco, entre muchos otros.
17 Menéndez Pidal, 1948, p. 12.
262 MARTA CRISTINA ORIA DE RUEDA MOLINS
… que el que mueve la guerra, tenga para ello autoridad […] que la
guerra sea lícita, que haya una causa justa, no basta cualquier causa, aunque
sea de pecado mortal, sino que la guerra debe mover para deshacer las
injurias y agravios […] que se haga con buena intención. Porque siendo
el fin de la guerra el conservar la paz y tranquilidad de la República…19
18
Cervantes, Don Quijote de la Mancha, p. 425.
19
Francisco Antonio, Avisos para soldados y gente de guerra, pp. 8, 9, 15.
20 Se entiende aquí el término caballeros como ‘soldadosʼ, puesto que se toma en
su acepción renacentista o moderna.
21 Cervantes, Don Quijote de la Mancha, p. 92.
22 Marcos de Isaba, Cuerpo enfermo de la milicia española, p. 49.
«DON QUIJOTE DE LA MANCHA: EL TRÁNSITO DEL IDEAL CABALLERESCO…» 263
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CHEVALIER, Maxime, Lectura y lectores en la España de los siglos XVI y XVII,
Madrid, Ediciones Turner, 1976.
trales desde 1555. Sin embargo, debemos tomar con pinzas las descrip-
ciones de Arzáns, quien a veces deja fluir su imaginación hasta algunos
extremos.
No tenemos porqué descreer de que las fiestas de 1555 tuviesen
lugar, ni de que fuesen suntuosas, pero difícilmente se puede proponer,
sin más consideraciones, como cierta de punta a cabo toda la relación
de Arzáns. Menos si se la va citar como documento fundacional de una
historia teatral. En esta instancia no se pretende ofrecer un análisis
completo de la descripción en cuestión, pero veamos un ejemplo. Ar-
záns, después de retratar quince días de divinos oficios y procesiones,
se refiere a una serie de regocijos que habrían tenido «principio con
ocho comedias: las cuatro primeras representaron con general aplauso
los nobles indios»9. La razón de los aplausos sería que en estas «come-
dias» se representaría el origen de los monarcas incas, los triunfos de
Huayna Cápac, las tragedias de Cusi Huáscar y, finalmente, en la úl-
tima, la ruina del Imperio:
12 Para el caso específicamente potosino contamos, por ejemplo, con las de Ra-
mírez del Águila.
13 Actas capitulares que consignan la petición de unos sastres de realizar una ermita
para que saliesen sus oficios el día del Corpus (Arrom, 1967).
14 CPLA, VI, fols. 166v-168v.
15 Barnadas y Forenza, 2000, p. 567.
16 Quisbert, 1997, p. 346.
«BASES PARA UNA INVESTIGACIÓN SOBRE EL TEATRO VIRREINAL PERUANO…» 273
20 Helmer, 1960, p. 1.
21 La ubicación del documento es por ahora un misterio porque Helmer especifica
23 Para un elenco de todas las obras de teatro virreinal charqueño que hasta ahora
han sido encontradas remito a Eichmann, 2008, pp. 25-29.
24 Las imágenes de la Virgen de Guadalupe a las que se hace referencia aún se
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obra de Diego de Ocaña», en Memoria del III Encuentro Internacional sobre
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CANET VALLÉS, José Luis, «El nacimiento de una nueva profesión: los autores
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27
El estudio más completo que hasta ahora se ha realizado de la comedia lo ofrece
Beatriz Carolina Peña en su libro Fray Diego de Ocaña: olvido, mentira y memoria.
«BASES PARA UNA INVESTIGACIÓN SOBRE EL TEATRO VIRREINAL PERUANO…» 277
Por mandado del ecelentísimo señor don Luis de Velasco, virrey desta
Nueva España, he visto este libro intitulado De la ortografía de la lengua
castellana, compuesto por Mateo Alemán; y por no hallar en él cosa contra
la fe católica o buenas costumbres y ser de una curiosa y útil enseñanza
para reformar el lenguaje castellano en el modo de escribirse, del cual habla
el autor en todos sus discursos con abundante y ingeniosa elocuencia con-
forme a la que en otras obras suyas se ha visto y esperimentado, es mi
parecer que se puede y debe imprimir, sirviéndose su Ecelencia de dar
1 Alemán, Ortografía castellana, p. 299. Todas las citas de la Ortografía castellana pro-
ceden de la edición de Ramírez Santacruz, recogida en la bibliografía.
2 Gracián, Agudeza y arte de ingenio, vol. 2, p. 203.
3 Gracián, Agudeza y arte de ingenio, vol. 1, p. 270.
4 Gracián, Agudeza y arte de ingenio, vol. 2, p. 244. La elocuencia de Alemán tam-
bién fue alabada por Bartolomé de Góngora en El corregidor sagaz, pp. 129-130: «Mateo
Alemán, criado del Segundo y Prudente, ingenio subtil sevillano y subtil en su Guzmán
y San Antonio, merece recordación de amigo, con quien comunicaba sus elocuentes
escriptos antes que viniese conmigo el año de 1608, mereciendo México su precioso
cadáver difunto». Ver Gómez Canseco, 2012, p. 780.
5 Esta consideración también está presente en autores posteriores, como refleja
Gregorio Mayans y Siscar en su Retórica, donde destaca la importancia de diferentes
estilos y figuras retóricas en la obra de Alemán. De ella extrae numerosos ejemplos,
recogiendo incluso el Problema de la Ortografía castellana para ilustrar el «estilo rhodio»,
pp. 560-565.
6 Navarro Tomás, 1950, p. XXXII.
«IDEAS SOBRE EL ESTILO EN LA ORTOGRAFÍA CASTELLANA DE MATEO ALEMÁN» 281
los efectos sonoros de la ortografía. Una excelente revisión de las teorías musicales del
siglo XVI puede encontrarse en Vega Ramos, 2003, quien analiza exhaustivamente la
vinculación entre literatura y música en el Renacimiento tardío. Para la influencia de
la teoría de los afectos en la estética de estas dos disciplinas en el Siglo de Oro, y para
una aproximación a la retórica musical, ver el riguroso estudio de Martín Moreno,
2003.
11 Alemán, Ortografía castellana, p. 322.
12 Se trata de la «eficaz y grave compostura de estilo, con que se expresan en la
oración los conceptos, usando de términos proprios, puros y sin afectación»; también
de la «hermosura, gentileza, adorno y buen arte», según el Diccionario de autoridades,
vol. 2/1, p. 374. Muy ilustrativas resultan las ideas sobre la elegancia expuestas por
Lorenzo Valla, quien en su De linguae latinae elegantia, vol. 1, pp. 408-409, defiende
que se trata de una virtud que da acceso a la elocuencia.
282 IRIA PIN MOROS
De aquí se vino a llamar Orfeo, hijo de Calíope, una de las nueve musas,
derivado de caliophonos, griego, que quiere decir lo mismo que buen so-
nido de palabras; lo cual se interpreta de los oradores, que con el suyo tan
elegante y gracioso en ellas, con el almíbar o melosidad, que como de un
panal se destila de sus labios, adulzan y regalan los oídos y son las cadenas
de Georgias, el filósofo; roban y saltean los corazones por ellos en la ma-
nera misma que la música15.
Pues quien esto considerare, que de una y otra parte, tanto de las letras
como del sujeto a quien las enseñan, tienen dificultad notoria, confesa-
rame sernos necesario procurar fáciles medios cuanto sea posible para la
entrada, que, si fueren llanos y claros, con mayor gusto y menos tiempo
se conseguirán los deseados fines20.
Mucho se corrobora mi parte con lo dicho y ver que los árboles que
dan más hoja y sonbra son los que menos fruto llevan; los vasos de mayor
sonido suelen estar más vacíos; las aves que más cantan, vuelan menos y,
siendo menores, no tienen tanta carne; los perros que más ladran, cazan
mal, y en la república de las abejas, a los que hacen mayor sonido, llaman
zánganos, que no dan fruto de miel ni cera. De donde se infiere que los
honbres que más hablan, por lo común y ordinario hacen poco y saben
menos35.
35
Alemán, Ortografía castellana, p. 445.
36Veamos un ejemplo de ambos, respectivamente, en la Ortografía castellana, pp.
342 y 383-384: «También hay mediano y malo, como en todas partes, que allá ni acá
puede salir el grano todo puro y en el mejor vino hay heces como en el oro escorias»;
«Decían que nada se había de inovar, tenían por eceso culpable cualquiera novedad,
aunque fuera muy provechosa. Tan inviolablemente lo guardaban que, siendo Ter-
prando uno de los mejores músicos de su tiempo, lo condenaron los éforos y le lleva-
ron la pena, colgándole, como a la vergüenza, el instrumento en la picota, porque para
cierta diferencia de voces en una consonancia le añadió una cuerda. Castigo propio de
pasiones locas tener por delincuentes a las cuerdas».
37 Alemán, Ortografía castellana, p. 447.
38 Alemán, Ortografía castellana, p. 375.
«IDEAS SOBRE EL ESTILO EN LA ORTOGRAFÍA CASTELLANA DE MATEO ALEMÁN» 287
Para que una obra se pueda llamar perfeta, consumada y buena, con-
viene que algo no le falte de todo lo importante y necesario no solo a lo
esencial, mas a la policía, curiosidad y ornato della; sin lo cual, o alguna
parte, cuando viniese a quedar padeciendo alguna nota, dejaría por sola
ella, siendo aun muy pequeña, de conseguirse aquel fin que se pretende,
como imperfeción y defeto a los ojos de los hombres39.
Bibliografía
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Pedro M. Piñero y Katharina Niemeyer (dirs.), La obra completa, Madrid /
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Madrid, Gredos, 1966 (vol. 1) y 1967 (vol. 2).
«IDEAS SOBRE EL ESTILO EN LA ORTOGRAFÍA CASTELLANA DE MATEO ALEMÁN» 289
1. Cuestiones introductorias
Los pilares críticos que sustentan las páginas que siguen se deben
principalmente al estudio de Javier González Rovira3, La novela bi-
zantina de la Edad de Oro, que será contrastado con los de Antonio
Rey Hazas4, Miguel Ángel Teijeiro5, Emilio Carilla6, Santiago Fer-
nández Mosquera7 y Cruz Casado8, entre otros. Todos ellos estudios
de gran interés sobre la novela bizantina que nos ocupa.
La estructura del trabajo viene dada en función de la metodología
empleada. Por lo que el presente estudio se encuentra dividido en
dos partes fundamentalmente: una primera parte, en la que se estu-
dian las fuentes de las que parte la novela bizantina y de las que Cer-
vantes toma los elementos para llevar a cabo su experimentación y,
una segunda parte, centrada en el análisis de El amante liberal y que
corresponde propiamente a la investigación del trabajo.
Entendemos en general por novela bizantina aquellas narraciones
de aventuras que tienen su precedente último en las narraciones grie-
gas. El origen de la novela bizantina se remonta al mundo clásico,
pues los modelos áureos de dicho género proceden de este periodo.
El xvi es un momento de experimentación y búsqueda de nuevas
formas literarias. A lo largo del xvi y durante más de un siglo van a
aparecer diversas críticas destinadas a reprochar la incidencia negativa
de la literatura sobre los lectores9. El primer objetivo y centro de
aquellos ataques van a ser los libros de caballería y su carencia de
enseñanzas morales.
El toparnos con esta actitud responde al momento histórico del
que tratamos, la Contrarreforma. Frente a la defensa a ultranza del
aspecto moral y ejemplar de las lecturas se encuentra la postura de
Cervantes, que apostará además por una defensa estética de la literatu-
ra y justificará la existencia de lecturas destinadas al ocio y a despejar
la mente del trabajo.
19 Rey Hazas, 1982, p. 102. La misma idea comparte Teijeiro Fuentes, 1988, p.
49, que señala cómo el Peregrino y el Persiles se encuentran más cercanas y participan
más de la narrativa bizantina que las obras de Reinoso y Contreras, algo lógico si se
tiene en cuenta que el Fénix y el autor del Quijote únicamente se sirvieron de las
obras de XVI como un apoyo a partir del cual dar lugar a sus innovaciones y experi-
mentaciones en el género.
296 MARÍA REDONDO GUTIÉRREZ
20 La primera parte del Persiles se correspondería, por tanto, con la novela griega
de aventuras, pues sigue los modelos clásicos y se encuentra ubicada en la geografía
septentrional, identificándose con la novela idealista o de aventuras.
21 Cervantes, «Prólogo al lector», p. 19.
22 La segunda parte del Persiles se corresponde con los libros III y IV, que utili-
zan otro escenario mucho más cercano al lector ya que, tal como recuerda Rey
Hazas, 1982, p. 104, los lugares por los que peregrinan los personajes son: España,
Portugal, Francia e Italia. Además, los sucesos que les ocurren a la pareja viajera son
auténticas pequeñas novelas de amor y honor, al estilo italiano, episodios moriscos, e
incluso picarescos, como el de los falsos cautivos. Esta parte se relaciona con la in-
fluencia españolizadora de Lope, la más actualizada. Según Lozano-Renieblas, 2016,
p. 47, los libros III y IV del Persiles se han identificado con la novela realista y de
costumbre y señala, además, que mientras en la representación del espacio ajeno el
esfuerzo se centra en la verosimilitud que acoge lo exótico, en el mundo conocido
se da por sentada y se orienta hacia una compresión orgánica del espacio.
«HACIA LA RENOVACIÓN DE LA NOVELA BIZANTINA…» 297
2.3.2. El cautiverio
El escenario en el que se enmarca El amante liberal tiene lugar en
un contexto de cautiverio: Ricardo y Leonisa se encuentran en el
jardín de Ascanio cuando de repente unos turcos les atacan por tierra
y les raptan. Los lugares de cautiverio que se presentan en estas nove-
las bizantinas pueden ser Argel o Constantinopla, pero también otros
lugares más exóticos.
Bibliografía
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CERVANTES, Miguel de, Los trabajos de Persiles y Sigismunda, ed. de Isaías
Lerner e Isabel Lozano-Renieblas, Barcelona, Penguin, 2016.
302 MARÍA REDONDO GUTIÉRREZ
En fin, he aquí algunas de las categorías del saber literario —la lista
es todavía muy provisional—que han surgido en los primeros momen-
tos de desarrollo del proyecto:
1 Los entremeses, como recuerda Arellano (2006, p. 10), son piezas de duración
Con las cautelas impuestas por el naufragio casi total del teatro menor y
la dificultad de datar los escasos restos, el entremés crece y florece entre
1600 a 1620, incorporándose a la literatura respetada y canónica. Posibi-
litan este encumbramiento dos radicales innovaciones: la adopción del
verso y la boga del entremés de “figuras”. Innovaciones relativas que le
son sugeridas por el auge inaudito de la comedia y el romancero, por el
nuevo enfoque satírico de la prosa costumbrista. Y como los hechos tea-
trales son inseparables de la coyuntura social, se enlazan con las mudanzas
de la sociedad urbana y campesina que le brinda materia y público7.
que se imbrica con las actitudes vitales, tal como pone de relieve esta
nueva cita:
Don Emilio Cotarelo, hace más de medio siglo, desbrozó la historia del
teatro menor imprimiendo más de 350 piezas anteriores a 1650 precedidas
Esto significa, por un lado, que el entremés debe tener, música aparte,
una línea argumental de la comedia, está permitido complicar su trama y
exponer, en definitiva, situaciones de intriga capaces de despertar la cu-
riosidad del auditorio. Por otro lado implica también el compromiso de
no mostrar al público ningún gracioso (como en el caso de la comedia),
sino encadenar ante él una serie de situaciones absurdas o ridículas que lo
mueven constantemente a risa11.
… por la tarde […] a eso de la cinco, representan los autos. Son come-
dias espirituales, entremezcladas de diferentes intermedios bastante ridícu-
los para sazonar lo que de serio tiene la pieza y aburrido18.
de Madrid, El mundo al revés, Baile de la casa al revés y los vocablos, La muerte; Alonso de
Castillo Solózarno (1584-1648): La castañera; Francisco Bernardo de Quirós (1594-
1688): El muerto, Eufrasia y Tronera; Francisco Antonio de Bances Candamo (1662-
1704): El astrólogo tunante; Jerónimo de Cáncer y Velasco (1599-1655): El portugués,
El cortesano, La visita de la cárcel; Juan Vélez de Guevara (1611-1675): El sastre, El bode-
gón, Los holgones, El loco, La melindrosa; Sebastián Rodríguez de Villaviciosa (1618-
1663): Las visitas, El retrato de Juan Rana, El licenciado Truchón; Francisco Antonio de
Monteser (1620-1668): El maulero, Las manos negras, La hidalga, Las perdices; Francisco
de Avellaneda (1622-1675): Lo que es Madrid, Noches de invierno; Manuel de León Mer-
chante (1626-1680): La estafeta, Los pajes golosos, Los espejos, El abad del Campillo, La
sombra y el sacristán; Agustín Moreto y Cavana (1618-1669): Los gatillos; Vicente Suárez
de Deza (1620/1625-1678 post): El malcasado, El poeta y los matachines, El alcalde ha-
blando al rey; Tirso de Molina (1579-1648): Los ladrones aporreados; Antonio de Zamora
(1665-1728): La guitarra, Entremés para las fiestas reales, El jarro, Entremés para El templo
vivo de Dios; Antonio de Solís (1610-1686): El hidalgo, Las vecinas, El despejado y la
gallega, Los trajes, El retrato de Juan Rana.
22 Como recuerda Arellano (citado en Aszyk, Escudero Baztán y Pilat Zuzankie-
wicz, 2017, p. 42), en la aventura de la carreta de las Cortes de la Muerte afirma don
Quijote que «desde mochacho fui aficionado a la carátula y en mi mocedad se me iban
los ojos tras la farándula» (Quijote, II, 11). Y comenta que lo mismo debió de pasarle
314 EDIMILSON MOREIRA RODRIGUES
sigo de nuevo a Asensio—, Quevedo será otra de las cimas del género,
sobre todo en lo que toca a la elaboración lingüística del discurso ver-
bal. En fin, nos recuerda el estudioso, nuevos aportes fundamentales
son los que proporcionan el dominio teatral de Calderón y la dedica-
ción exclusiva de Quiñones de Benavente.
El esquema de la burla es fundamental en la construcción de estas
piezas, y su relación con las modalidades expresivas de la cultura po-
pular carnavalesca está siendo cada vez más estudiada. El corpus de
entremeses áureos es muy amplio y de difícil clasificación. Bergman
establece una distinción entre los de enredo, de costumbres y de ca-
rácter, según destaque la peripecia —basada casi siempre en una
burla—, la pintura del entorno o el personaje. Dejando de lado otras
tipologías como la de Huerta Calvo, quiero recordar la que establece
Arellano23, quien distingue:
al autor del Quijote: «Cualquier lector del teatro de Cervantes advierte la preocupación
y meticulosidad con que propone los detalles de la puesta en escena, rasgos que no ha
escapado a los estudiosos, que subrayan esta inclinación de la dramaturgia cervantina,
como hace Canavaggio […]. Aun los que resaltan el dominio lingüístico en la comi-
cidad de los entremeses como González Maestro destacan la gestualidad, la prosémica
y el vestuario en la construcción de la comicidad cervantina. El teatro que Cervantes
concibe, en efecto, está poblado de recursos escénicos, revelando que su imaginación
engendra piezas con la vocación del escenario, que no llegaron a cumplir. Puede que
fuera un hombre de teatro frustrado, pero sin duda, era hombre de teatro, gran aficio-
nado a la carátula y a la farándula. En su nota 28, Arellano cita a Jesús G. Maestro
(2008, p. 529), quien acerca del entremés cervantino señala: «La comicidad se mani-
fiesta no tanto sobre la acción, esencialmente breve, como sobre el lenguaje. En este
sentido hay un claro privilegio del verbal y del dialogo», pero luego añade que se
advierte «mayor atención a la representación al texto» (p. 529) y que «el uso de los
signos verbales y no verbales se lleva hasta el extremo, en busca del chisporroteo verbal
y la expresión gestual» (p. 530).
23 Arellano, 2006, p. 11.
«LOS PODERES DE LA PALABRA. PROYECTO DE INVESTIGACIÓN…» 315
3) piezas que fijan su punto de mira sobre uno o varios personajes ex-
travagantes (las antes aludidas figuras): El examinador Miser Palomo, de Hur-
tado de Mendoza, La ropavejera, de Quevedo…;
4) piezas en que interesa, sobre todo, la experimentación del lenguaje;
5) en fin, piezas que pretenden generar un espectáculo brillante por me-
dio de disfraces o decorados.
24 Mata Induráin, 2006, p. 143. Ver también Bègue, Mata Induráin y Taravacci,
2013.
25 Ver González, 2015.
26 Mata Induráin, 2006, pp. 143-144.
316 EDIMILSON MOREIRA RODRIGUES
27
Cito por A. de la Granja, 1981, p. 58.
28
Cito por Quiñones de Benavente, Entremeses, ed. Andrés, p. 216, quien señala
en la nota 68: «haya danzas, haya bailes: tiene que acabar el entremés de manera festiva
para todos».
«LOS PODERES DE LA PALABRA. PROYECTO DE INVESTIGACIÓN…» 317
3.10. «Entremés el pleito de los pastores», en los textos dramáticos del convento
de Santa Teresa de Potosí:
TODOS Albricias, albricias,
albricias nos den
por un niño hermoso
nacido en Belén.
ERGASTO Y en fin nos perdone
como niño tierno
de aqueste entremés
las faltas y yerros.
TODOS Albricias, albricias,
albricias nos den
33
Cito por Farré Vidal, 2016, pp. 348-349.
34
Cito por Suárez de Deza, Teatro breve, ed. Borrego Gutiérrez, vol. 1, p. 127.
35 Cito por Diego de Torres Villarroel, Teatro breve I (obra profana), ed. Navarro
Atar. Vale ligar, quasi aptar, del verbo apto, as, convenienter aliquid rei alicui
iungo seu accommodo. […] También puede tener origen atar del verbo he-
breo […], atar, claudere, obturare, obstruere, porque atando una cosa con otra
se cierra, para que no quepa nada en medio (p. 242).
los ató bien: Zoquete. Ató a los dos no solamente para degollarlos, sino
para que la obra cause el efecto deseado: un hombre traicionado que
llama a la justicia para hacer justicia y no logra su intento, dejando por
decir todo lo que había prometido: quería que, en un acto de rituali-
zación, los dos hubiesen de morir. Eso, «per oña» (vv. 88-89). Hay
todavía otro detalle en la obra que demuestra la labor del autor de
acuerdo con el tema de la época. Con razón escribe Arellano en su
trabajo Teatro breve (loas y entremeses) del Siglo de Oro que los entremeses
del Siglo de Oro, y este texto concreto de Calderón, están protagoni-
zados por tipos cómicos como son negras, rufianes, bobos, criados lis-
tos y tontos, rústicos y otros personajes populares, y que presentan,
como dice Arellano, una elaboración popular del lenguaje y la gestua-
lidad expresiva39.
En fin, podríamos decir, amparados en la definición de Covarru-
bias, que el tema del entremés de Los degollados fue bien cosido, pero
la ropa quedó mal tejida, pues el honor de Zoquete fue «Poco mal y
bien atado» (jugando con el refrán «Al delicado, poco mal y bien
atado»), cuando la indisposición es muy ligera y el paciente se recata
mucho, como si fuese cosa de momento. De este modo, el entremés,
como cosa de momento, cumplió su carácter de entretenimiento.
5. Final
Como indicaba al principio, este trabajo se inserta en un proyecto
de investigación en marcha que constituye un marco más amplio de
estudio sobre las formas y los modelos del teatro breve. El entremés es
nuestro primer acercamiento por contener —en cuanto espectáculo de
masas— y transmitir los conceptos y palabras claves con las cuales pre-
tendemos construir la investigación. Mi objetivo fue necesariamente
parcial, centrándose básicamente en analizar, con citas bibliográficas
y algunos ejemplos concretos, una de esas palabras clave en el con-
junto del Siglo de Oro español y su teatro breve: el entremés. Se ha
podido constatar aquí que el entremés contiene una serie de infor-
maciones —personajes y acciones, más las didascalias— que pueden
iluminar y sumar conocimientos sobre el importante papel del teatro
breve como instrumento de confirmación y también de nuestras preo-
cupaciones iniciales.
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GRANJA, Agustín de la, Entremeses y mojigangas de Calderón para sus autos sacra-
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«LOS PODERES DE LA PALABRA. PROYECTO DE INVESTIGACIÓN…» 323
1. Introducción
Que la figura de santa Teresa de Jesús haya sido utilizada a la lo
largo de la historia del teatro español no debe sorprendernos. El afán
por llevar a las tablas su vida no se corresponde únicamente a una tra-
dición contemporánea1, sino que tiene sus raíces en 1582, al poco de
su muerte, época en la que proliferaron algunas representaciones de
corte alegórico, como ha indicado Arellano2. La lucha entre el bien y
el mal, las visiones varias que tuvo la santa, los ardides del demonio,
daban pie a representaciones de gran carga semiótica, en las que se
mezclaba la cinésica, la música y las grandilocuentes escenografías. La
vida de Teresa de Cepeda pasó pronto al corpus de las comedias de
santos; dos obras han sido atribuidas por diversos estudiosos a Lope de
Vega, La bienaventurada madre santa Teresa de Jesús y Vida y muerte de
3
Es obligado consultar Elizalde, 1982, p. 180.
4
En 1860 La Barrera halló el manuscrito en la Biblioteca Nacional, hoy en día
con la signatura 16.579, aunque Elizalde, 1982, p. 175, señala que es el mismo ma-
nuscrito que La Barrera descubrió en la biblioteca del duque de Osuna.
5 McGrady, 2009.
6 Ver Cao, 1984, p. 299 y ss.
7 Conclusión a la que llegaron Griswold Morley y Bruerton tras analizar el estilo
de la obra, el prevalente en Lope antes de 1604 (1968, p. 498).
8 Como señala McGrady, 2009, p. 45.
9 Visto en Cao, 1984, p. 299 y en Howe, 1984, p. 473.
«EL PERSONAJE DE SANTA TERESA EN DOS OBRAS ATRIBUIDAS A LOPE…» 327
10 Arellano, 2017.
11 El santo suele estar en continuo movimiento, al igual que el pícaro en la novela
picaresca, como en sus clases señalaba José María Díez Borque: el pícaro pasa de amo
a amo, de lugar a lugar. Algo parecido ocurre en las comedias de santos: el cúmulo de
anécdotas que se pueden llegar a agolpar en la trama propician que el santo pase de
milagro a milagro y tiro porque me toca.
12 Arellano, 2017.
13 Elizalde, 1982, p. 181.
328 JULIO SALVADOR SALVADOR
14 Arellano, 2017.
«EL PERSONAJE DE SANTA TERESA EN DOS OBRAS ATRIBUIDAS A LOPE…» 329
ríamos decir que estamos ante un personaje ideológico (lo que es con-
sustancial a la época de redacción), cuyos únicos rasgos que interesa
resaltar son la mediación y la oración, excusa para hablar de las pasiones
mundanas a través de los personajes alegóricos.
Es pertinente advertir cómo en Vida y muerte, Lope adapta el len-
guaje teresiano para potenciar el valor de la prédica: se intenta trasladar
al teatro la metáfora del huerto, para que el espectador sepa que la vida
terrestre no es más que un paréntesis antes de lo sobrenatural. En ese
sentido es vital reflexionar sobre lo que dice Elizalde: «[Lope] debía
conocer bien [las obras de santa Teresa], ya que fue miembro muy
autorizado del comité instituido para las fiestas de Beatificación»23. Esto
cobra mayor sentido cuando examinamos las caracterizaciones de tipo
reflexivo que hay, ya no solo en Vida y muerte, sino también en la
Bienaventurada; gran parte del léxico que se usa corresponde a archico-
nocidos motivos de la literatura mística. Veamos un ejemplo de la Bie-
naventurada:
24
Citado por Andueza, 1983, p. 8.
25
La denominación la saco del interesante análisis del soneto que hace Andueza,
1983, pp. 13 y ss.
«EL PERSONAJE DE SANTA TERESA EN DOS OBRAS ATRIBUIDAS A LOPE…» 335
Bibliografía
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Universidad Autónoma de México, 1983.
ARAGONE TERNI, Elisa, «Introduzione», en Vida y muerte de Santa Teresa de
Jesús, ed. de Elisa Aragone, Messina / Firenze, Casa Editrice dʼAnna,
1970, pp. 9-42.
26 A día de hoy las expresiones de santa Teresa siguen estando totalmente en vigor.
Prueba de ello son las palabras del Papa Francisco en la Oración Mundial por la Paz
del año 2015, V Centenario de santa Teresa de Jesús: «Que el fuego del amor de Dios
venza los incendios de guerra y de violencia que afligen a la humanidad».
27 Greiner, 2017, p. 59.
336 JULIO SALVADOR SALVADOR
1. Conceptos introductorios
Para estudiar el ritmo y los esquemas acentuales en poesía resulta
de gran ayuda tomar en consideración la distinción entre los diversos
tipos de acentos que puede tener un verso. Quilis2 habla del acento
estrófico al referirse al último acento que aparece en un verso. Es decir,
que los endecasílabos, por ejemplo, llevarán obligatoriamente acento
1 Para las cuestiones métricas, me baso sobre todo en Quilis, 1996; para las figuras
retóricas, manejo especialmente Spang, 1984.
2 Quilis, 1996, pp. 33-36.
Publicado en: Ignacio D. Arellano-Torres, Carlos Mata Induráin y Sara Santa Aguilar (eds.),
«Docendo discimus». Actas del VII Congreso Internacional Jóvenes Investigadores Siglo de Oro (JISO
2017), Pamplona, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, 2018, pp. 337-
349. Colección BIADIG (Biblioteca Áurea Digital), 48 / Publicaciones Digitales del
GRISO. ISBN: 978-84-8081-621-2.
338 ÓSCAR SANTOS PRADANA
inicio de la obra musical antes del primer compás. Esto refleja la estre-
cha unión que subyace entre poesía y música, lo cual se puede apreciar
en la obra sanjuanista con la sonoridad de sus versos.
9 Trabajo con la versión de San Juan de la Cruz, Cántico espiritual y poesías. Manus-
crito de Sanlúcar de Barrameda. I, Facsímil, Madrid, Junta de Andalucía / Turner, 1991,
pero en mis citas modernizo las grafías y regularizo la puntuación.
340 ÓSCAR SANTOS PRADANA
Gocémonos, Amado,
y vámonos a ver en tu hermosura (vv. 171-172).
continúa con una tradición alegórica que le permite hablar del hecho
espiritual de una manera renovada en el contexto del Renacimiento.
Así pues, se saca en claro de lo anterior que san Juan de la Cruz
concibió un estilo único y de gran calidad estética y de contenido teo-
lógico: supo combinar las corrientes literarias innovadoras con las ya
existentes, y expresar con ello los misterios de la fe. Asimismo, la teo-
logía mística es vista por nuestro poeta como algo infundido por el
Espíritu Santo, algo secreto y prácticamente inefable de manera di-
recta. Por eso, el símbolo y la alegoría toman protagonismo como ele-
mentos bisagra en la obra de san Juan de la Cruz. Construidos mediante
imágenes elementales (fuego, agua, tierra y aire), en el Cántico espiri-
tual aparecen predominantemente el agua y el aire. Comenta Mancho
Duque del fuego y del aire, los elementos etéreos, que son «prefigura-
dores del dinamismo sublimador del espíritu»11, lo cual se acoge muy
bien al sentido que se pretende transmitir en el poema al hablar del
aire como si del espíritu se tratara, volador y libre.
También hay que destacar la influencia de los clásicos al presentar-
nos el tópico del locus amoenus, que llegó gracias al Bucolicon liber de
Virgilio y antes a Teócrito de Siracusa en el siglo VIII a. C. con los
Idilios, donde los pastores y los lugares «amenos» comenzaron a repe-
tirse hasta formar un tópico literario. Esto conecta con los principios
renacentistas de volver a los modelos grecolatinos clásicos.
Para terminar con el análisis de este poema, es imprescindible hacer
una referencia, siquiera somera, al símbolo esponsal en el Cántico espi-
ritual. Me limitaré a mencionar lo que comenta al respecto Segura
Echezárraga, quien nos recuerda que desde la tradición bíblica la hu-
manidad o su Iglesia ha sido vista como la esposa que tiene que reen-
contrarse con Dios, el Esposo12.
A-ques-ta-me-gui-a-ba
más-cier-to-que-la-luz-del-me-dio-dí-a,
a-don-de-mes-pe-ra-ba
quien-yo-bien-me-sa-bí-a,
en-par-te-don-de-na-die-pa-re-cí-a (estrofa 4).
¡Oh-no-che-que-gui-as-te!,
¡oh-no-chea-ma-ble-más-quel-al-bo-ra-da!,
¡oh-no-che-que-jun-tas-te
A-ma-do-con-a-ma-da,
a-ma-daen-el-A-ma-do-trans-for-ma-da (estrofa 5).
En-mi-pe-cho-flo-ri-do,
quen-te-ro-pa-raél-so-lo-se-guar-da-ba,
a-llí-que-dó-dor-mi-do,
y-yo-le-re-ga-la-ba,
yel-ven-ta-lle-de-ce-dros-ai-re-da-ba (estrofa 6).
En la noche dichosa,
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz y guía,
sino la que en el corazón ardía (estrofa 3).
14
Cilveti, 1997, p. 220.
15
Cito por San Juan de la Cruz, Cántico espiritual y poesía completa, ed. de Paola
Elia y María Jesús Mancho, Barcelona, Crítica, 2002.
16 La lira no garcilasista se estructura siguiendo este esquema: 7a 7b 11C 7a 7b
11C.
«MÉTRICA, RITMO Y FIGURAS RETÓRICAS EN TRES POEMAS SANJUANISTAS…» 347
3. Conclusiones
A modo de breves conclusiones de este trabajo, creo oportuno des-
tacar cuatro aspectos en lo que se refiere a la métrica, el ritmo y las
figuras retóricas en estos poemas de san Juan de la Cruz:
1) La forma y la estética de su arte literario, el cuidado en los metros
y el buen gusto con las figuras retóricas lo configuran como uno de los
mayores poetas españoles y universales.
Bibliografía
BAEHR, Rudolf, Manual de versificación española, traducción y adaptación de
Klaus Wagner y Francisco López Estrada, Madrid, Gredos, 1970.
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siglos XVI y XVII», en Historia de la lengua española, Barcelona, Ariel, 2004,
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JUAN DE LA CRUZ, san, Cántico espiritual, edición, prólogo y notas de fray
Casto del Niño Jesús, Santander, Cantalapiedra, 1956.
JUAN DE LA CRUZ, san, Cántico espiritual. Segunda redacción (CB), edición crí-
tica por Eulogio Pacho, Burgos, Editorial Monte Carmelo, 1998.
JUAN DE LA CRUZ, san, Cántico espiritual y poesía completa, ed., prólogo y notas
de Paola Elia y María Jesús Mancho, con un estudio preliminar de Do-
mingo Ynduráin, Barcelona, Crítica, 2002.
JUAN DE LA CRUZ, san, Cántico espiritual y poesías. Manuscrito de Jaén. I, Facsí-
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JUAN DE LA CRUZ, san, Cántico espiritual y poesías. Manuscrito de Sanlúcar de
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hombre, según San Juan de la Cruz, Burgos, Tesis Doctoral en la Facultad
de Teología del Norte de España, 2006.
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SEGURA ECHEZÁRRAGA, Xabier, La espiritualidad del símbolo esponsal en el
Cántico espiritual de San Juan de la Cruz, Madrid, Universidad Pontificia de
Comillas (Facultad de Teología), 2009, Tesis Doctoral.
«MÉTRICA, RITMO Y FIGURAS RETÓRICAS EN TRES POEMAS SANJUANISTAS…» 349
religión y virtudes que debe tener el príncipe cristiano para gobernar y conservar sus Estados.
354 MARIA AGOSTINA SARACINO
Contra lo que Nicolás Machiavelo y los políticos de este tiempo enseñan (1595) de fray Pedro
de Rivadeneira y De Rege et regis institutione (1599) del Padre Juan de Mariana. Es
necesario destacar el fuerte vínculo entre García de Loaysa y Girón y Juan de Mariana,
quien manifiesta en el prólogo del De Rege… que fue el primero quien lo instó a
confeccionarla desde su rol de maestro de Felipe III. Mariana, 1981, p. 7.
10 Elliott, 1982.
11 Sanz Ayán y García García, 2000, pp. 80-81.
12 García de Loaysa y Girón era capellán mayor de la casa de Castilla de Felipe II,
con ejercicio en la Corte (1584-1598), maestro del príncipe Felipe desde 1585, con-
sejero de la Inquisición en 1590, gobernador del arzobispado de Toledo desde 1595,
sumiller de oratorio del rey en 1598 y, desde ese mismo año, miembro del Consejo
de Estado.
13 Ezquerra Revilla, 2012, p. 270.
«HISTORIA Y (VERDADERA) RAZÓN DE ESTADO EN LA CONSULTA…» 355
se ensucian con lo que oyen, los ojos con lo que ven, y son tan perniciosas
las cosas que no se pueden declarar sin vergüenza16.
Jarife o rey de Inglaterra quisieran buscar una invención eficaz para arrui-
narnos y destruirnos no la hallarán mejor que la de estos faranduleros, pues
a guisa de unos mañosos ladrones, abrasando matan y atosigan con el sabor
y gusto de lo que representan y hacen mujeriles y flojos los corazones de
nuestros españoles para que no sigan la guerra o sean inútiles para los tra-
bajos y ejecución de ellos. Pues sólo por los daños temporales algunas
repúblicas bien ordenadas y príncipes gentiles con sola la razón del go-
bierno político quitaron de sus repúblicas los representantes como a gente
perniciosa22.
Bibliografía
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TOMÁS DE AQUINO, Suma de Teología, Madrid, BAC, 2001, 5 vols.
362 MARIA AGOSTINA SARACINO
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HUELLAS GONGORINAS
EN LA «SOLEDAD INSEGURA» DE GARCÍA LORCA
Ahora estoy haciendo una «Soledad» que, ya sabes, empecé hace mucho
tiempo. Es lo que envío al homenaje de Góngora… si me sale bien.
Mira algunos versos. Dime qué te parecen.
1 Diego, 1928, p. 2.
2 García Lorca, Epistolario completo, p. 338.
3 García Lorca, Epistolario completo, p. 425.
«HUELLAS GONGORINAS EN LA “SOLEDAD INSEGURA” DE GARCÍA LORCA» 365
13 García Lorca, Poeta en Nueva York. Conferencias. Prosas varias, pp. 110-111.
14 Díez de Revenga, 2003, p. 127.
15 García Lorca, Epistolario completo, p. 678.
«HUELLAS GONGORINAS EN LA “SOLEDAD INSEGURA” DE GARCÍA LORCA» 369
Venus, por tanto, participa tanto del firmamento («la estrella dura»),
como del mar («el molusco»), pues ambos le han otorgado vida18.
En un segundo grupo de versos, las figuras del mar y del viento se
personificarán en Tetis y Favonio.
En la última sección, titulada «Noche», es un centauro el que canta
en la orilla. Y tenemos, además, la referencia astrológica a la constela-
ción de la Lyra, que se hallaba asimismo en la recreación de Alberti.
Finalmente, introduce García Lorca el personaje de Filomela, «hija
de Pandión, rey de Atenas» a la que los dioses convirtieron en ruiseñor,
y que por eso canta quejosa «sobre la flauta fija de la fuente» (v. 43).
Respecto a las palabras empleadas y a la sintaxis hay también un
intento ocasional de recuperar términos latinos y griegos. Pero como
ya sucedía en poemas de sus coetáneos, tampoco Lorca emplea cultis-
mos de acepción ni rescata los sentidos etimológicos. Hay vocablos
como «venera» o «glaucas» que solo sufren cambios mínimos desde el
latín. Por otra parte, el primero de ellos, implica un origen revelador,
puesto que procede de la palabra veneria, que es a su vez un derivado
de Venus, -eris. Dos casos igualmente notables son «temblante» y «vo-
lante», adjetivos herederos de los antiguos participios activos de los
verbos «temblar» y «volar», respectivamente. Responden, por tanto, a
un intento de latinizar la sintaxis del poema, conforme al estilo gon-
gorino.
Destacan, asimismo, algunos versos con estructuras de tipo bi-
membre. Por ejemplo: «mintiendo canto y esperando miedo» (v.
45) o «(filas de soles, fila de granadas)» (v. 48). Y entre las figuras
retóricas más relevantes y próximas a un estilo barroquizante en-
contramos: el epíteto «blancas pupilas» (v. 3); el oxímoron —ele-
mento que Robert Jammes señala, tras la metáfora, como el más fre-
cuente en las Soledades gongorinas y significativo en el estilo del
cordobés19— «los peces mudos hablan» (v. 17; y la pronunciada alite-
ración —«sobre la flauta fija de la fuente» (v. 43).
En líneas más generales, vemos cómo también para Lorca la natu-
raleza es motivo fundamental: inicialmente un paisaje marino y des-
pués la llegada de la noche. Los dos ambientes son dibujados por el
poeta con imágenes esenciales de su escritura a las que se añaden otras
más cercanas a la expresión del cordobés:
Bibliografía
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VELASCO, Joseph, «Góngora et Lorca», Criticón, 6, 1979, pp. 47-86.
KNOWING CUBILLO: HACIA LA EDICIÓN CRÍTICA
DE EL RAYO DE ANDALUCÍA (PRIMERA PARTE)
DE ÁLVARO CUBILLO DE ARAGÓN*
* Este estudio ha sido realizado gracias a la ayuda del Contrato predoctoral para la
Publicado en: Ignacio D. Arellano-Torres, Carlos Mata Induráin y Sara Santa Aguilar (eds.),
«Docendo discimus». Actas del VII Congreso Internacional Jóvenes Investigadores Siglo de Oro (JISO
2017), Pamplona, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, 2018, pp. 375-
385. Colección BIADIG (Biblioteca Áurea Digital), 48 / Publicaciones Digitales del
GRISO. ISBN: 978-84-8081-621-2.
376 LETICIA VIÑUELA SOTO
2
Cubillo de Aragón, El enano de las Musas, 1654.
3
Profeti y Zancanari, 1983. Ver asimismo Barrera y Leirado, 1968, pp. 112-115.
4 Domínguez Matito, 2002; y remito también a Domínguez Matito, 2005, 2008
y 2010 y Otero Mondéjar, 2012.
5 Whitaker, 1975.
«KNOWING CUBILLO: HACIA LA EDICIÓN CRÍTICA DE EL RAYO DE ANDALUCÍA…» 377
171-175.
8 Cotarelo y Mori, 1918.
9 Valbuena Prat, en su edición de Las muñecas de Marcela.
10 Mackenzie, 2000.
378 LETICIA VIÑUELA SOTO
Manuscritos
1. BNE, Ms. 16.555. Jornada Primera del Gení / zaro de españa de
Cubillo.
2. BNE, Ms. 17.208. El rayo de Andalucía / Comedia Famosa / de
Álvaro Cubillo de Aragón / Primera parte.
3. BL, Ms. Add. 33.474, vol. IV. Acto segundo de la 1ª Pte / del gení-
zaro de españa, a los fols. 65r-92v; El Raio de Andaluçía y Geníçaro de
España. Comedia famosa, a los fols. 9r-35r.
Impresos
1. Comedia / famosa / El rayo de Andalucía. / Primera Parte, en El
Enano de las Musas. Comedias y obras diversas con un poema de las Cor-
tes del León y del Águila acerca del búo gallego. Su autor Álvaro Cubillo
de Aragón, Madrid, María de Quiñones, 1654, pp. 146-183.
2. El rayo de Andalucía, / Comedia famosa, / de Álvaro Cubillos /
Primera Parte, s. l., s. a. [BL, Sign. HMNTS T/1741 (14)].
3. Comedia famosa, / El rayo / de Andalucía, / y Genízaro de España,
/ Primera Parte. / de Álvaro Cubillo de Aragón, s. l., s. a. [RAH, Sign.
9-5753 (2)].
4. El rayo de Andalucía. / Comedia / Famosa, / de Álvaro Cubillos. /
Primera Parte., s. l., s. a. [BNE, Sign. T/14987].
5. Famosa / Comedia / El rayo de Andalucía, / y Genízaro de España.
/ Primera Parte. / de Álvaro Cubillo de Aragón, s. l., s. a. [BC, Sign.
834.60, I].
6. Comedia / Famosa, / El rayo de Andalucía, / y Genízaro de España.
/ Primera Parte. / de Álvaro Cubillo de Aragón, s. l., s. a. [BNE, Sign.
T/9.188].
7. Comedia famosa. / El rayo de Andalucía, / y Genízaro de España. /
de Don Álvaro Cubillo de Aragón. / Primera Parte, Barcelona, Francisco
Suriá y Burgada, s. a. [BNE, Sign. T/12.702].
8. Comedia famosa. / El rayo de Andalucía, / y Genízaro España. /
Primera Parte. / de Don Álvaro Cubillo de Aragón, Salamanca, Imprenta
de la Santa Cruz, s. a. [BNE, Sign. T/9.278].
380 LETICIA VIÑUELA SOTO
autor ha empleado las décimas y los romances son (e-o), (a-e) y (a-a).
Y en el tercer acto: décimas, romances (e-o), romances (u-o), roman-
ces (a-e), romances (a-a), silvas, redondillas y dos versos sueltos. Se
puede comprobar que el romance es la combinación métrica más uti-
lizada (también es la forma de versificación más típicamente española,
muy empleada durante el Siglo de Oro), seguida de redondillas y silvas,
utilizadas prácticamente en la misma proporción.
La versificación sirve a los críticos textuales para datar aproximada-
mente la fecha de las obras. En este caso se miraría si el romance em-
pleado en un 65% coincide también con el empleado en otras obras,
para datar a El rayo de Andalucía en torno a la fecha de esas otras obras.
Refiriéndonos a la segmentación de la obra, he realizado simple-
mente una modesta observación para una posible segmentación, de la
que más adelante se deberá realizar una revisión más profunda. En este
caso he entendido por “cuadro” la unidad definida entre dos vacíos
escénicos, que suele coincidir con un cambio de escenario; y por “es-
cena” la unidad definida entre las salidas y entradas de personajes en el
escenario. En el primer acto hay dos cuadros, el segundo con cinco
escenas. En este primer acto el autor simplemente presenta a los per-
sonajes y la acción. En el segundo acto Cubillo empleó tres cuadros,
el primero de ellos con siete escenas (que coinciden con la lucha entre
padre e hijo), seguidamente baja el ritmo hasta llegar a las tres escenas
(donde el rey Ramiro relata la aparición en sueños del apóstol San-
tiago). Y finalmente en el tercer acto, Cubillo comienza con un cuadro
de diez escenas que se suceden vertiginosamente para parar en seco
con un cuadro de una escena, y como colofón seis escenas donde se
da muerte al traidor Ruy Velázquez y la trama termina con cada per-
sonaje en su estrato social.
En lo relativo a los criterios de edición, he seguido los utilizados
por el grupo de investigación de la Universidad de La Rioja, que se
armonizan con los de otros grupos de investigación de otros autores
(Calderón, Moreto, etc.), particularmente con los del grupo GRISO.
Se busca modernizar la ortografía sin variar la fonética:
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MENÉNDEZ PELAYO, OCTAVIO VIADER Y BERNARDO
DE BALBUENA. ALGUNAS NOTAS SOBRE
HISTORIOGRAFÍA LITERARIA Y UN HALLAZGO
BIBLIOGRÁFICO*
1
Muñiz (1996) ha descrito en detalle el proceso de redacción y corrección de esta
antología a partir del estudio de la correspondencia entre los dos amigos. Concluye
que Estelrich, en su sometimiento pleno al criterio del otro, fue simplemente el eje-
cutor material del proyecto, mientras que Menéndez Pelayo fue su responsable inte-
lectual.
2 Años más tarde Menéndez Pelayo dio de nuevo a la imprenta los textos de crítica
de esta antología con algunas revisiones bajo el nombre de Historia de la poesía hispa-
noamericana, Obras completas (vols. 2 y 3), Madrid, Suárez, 1911.
3 Olguín, 1957, p. 28.
«MENÉNDEZ PELAYO, OCTAVIO VIADER Y BERNARDO DE BALBUENA…» 389
4 «Poesía del Obispo de Puerto Rico, tan nueva en castellano cuando él escribía;
tan opulenta de color, tan profusa de ornamentos, tan amena y fácil, tan blanda y
regalada al oído cuando el autor quiere, tan osada y robusta a las veces, y acompañada
siempre de un no sé qué de original y de exótico, que con su singularidad le presta
realce, y que en las imitaciones mismas que hace de los antiguos se discierne (I,
XLIX)».
5 «Pero la manera habitual y predilecta de Balbuena es otra muy diversa y muy alta
de color, muy aventurera e impetuosa, formada con tan varios elementos como la
viciosa lozanía de Ovidio, el número sonante y la enfática altivez de Lucano, de Estacio
y de Claudiano, y la risueña fantasía del Ariosto con cuyo filtro mágico diríase que se
adormece la naturaleza en un perpetuo sueño de amor. Balbuena es un segundo
Ariosto (I, L)».
6 «No compararemos la llaneza, muchas veces desmayada, de los metros de Salazar,
con el bizarro alarde y espléndido atavío de los de Valbuena, que en lo meramente
descriptivo no cede la palma a ningún poeta nuestro (I, XXIII)».
7 «El único recuerdo literario que el nombre de Puerto Rico sugiere en nuestra
edad clásica bastaría, sin embargo, para envanecer a un pueblo de historia menos mo-
desta. Desde 1620 hasta 1625, según unos, o 1627, según otros, estuvo el báculo epis-
copal de la pequeña Antilla en manos del gran poeta de la Grandeza Mexicana, de El
Siglo de Oro y de El Bernardo (II, LXXXVI)».
8 Sobre esta cuestión: Olguín, 1957, Fernández, 2012 y Ruiz Barrionuevo, 2014.
390 MARTÍN ZULAICA LÓPEZ
—El Bernardo del Carpio, Nueva edición ilustrada por A. Saló, San Feliu
de Guixols, Imp. Octavio Viader, 1914, 2 vols., fol. x-277 p. 2 h.-253-
XXI p. 1 h.
9
Menéndez Pelayo, 1905, CXLIII.
10
«Sean sordos por un momento los manes de Garcilaso y de Valbuena (1952, v.
IV, 147)».
«MENÉNDEZ PELAYO, OCTAVIO VIADER Y BERNARDO DE BALBUENA…» 391
Figura 1
«MENÉNDEZ PELAYO, OCTAVIO VIADER Y BERNARDO DE BALBUENA…» 393
Figura 2
El caso era bien distinto. Pues no era esta portada, con una nueva
fecha y una composición distinta, como luego supe al examinar otros
ejemplares de la edición de Viader de 1914, lo único extraño en el
ejemplar. El conjunto de materiales que el volumen reunía era real-
mente insólito. A la portada, que estaba impresa en papel verjurado sin
filigrana alguna, la seguía un primer pliego impreso también en papel
verjurado, pero de gramaje superior al empleado para la portada y con
la marca de agua de Viader (el papel empleado en este pliego fue el
que, según supe después, se utilizó finalmente en la edición de 1914),
y, por último, en el resto del volumen se empleaba un papel liso de
galeradas. Además, el volumen tenía otros defectos, pues carecía de las
capitales iniciales de cada estrofa, que habían sido añadidas a mano con
tinta, y en algún caso con lápiz, hasta la octava 499 [fig. 3], y de todos
los titulillos de las cabeceras, quedando la mayor parte de las orlas y
marcos del volumen vacíos [fig. 4].
394 MARTÍN ZULAICA LÓPEZ
Figura 3 Figura 4
Figura 5
«MENÉNDEZ PELAYO, OCTAVIO VIADER Y BERNARDO DE BALBUENA…» 395
Figura 6
—Pliegos de las pruebas de imprenta del resto del poema sin las
orlas ni la letrería en tinta roja (con algunas capitales y versales añadidas
a mano), y en papel de galeradas [fig. 4 y 7].
Figura 7
—Dos láminas con los grabados de Saló13 que difieren de las defi-
nitivas en que las orlas están impresas en tinta de color oro (en lugar
de en tinta roja) y en que carecen de los títulos al pie: «Palacios de la
hada morgana» y «La hada Morgana». Además, en el segundo de estos
grabados la orla superior es ligeramente diferente a la definitiva de 1914
[figs. 8, 9, 10 y 11]:
Figura 8 Figura 9
Figura 10 Figura 11
Bibliografía
BALBUENA, Bernardo de, El Bernardo, o victoria de Roncesvalles, ed. de Martín
Zulaica López, pref. de Alberto Montaner Frutos, Madrid, Ars Poetica,
2017, 2 vols.
FERNÁNDEZ, Teodosio, «Marcelino Menéndez Pelayo y la poesía hispanoa-
mericana», Ínsula. Revista de letras y ciencias humanas, 790, 2012, pp. 29-32.
MENÉNDEZ Y PELAYO, Marcelino, Antología de poetas hispanoamericanos, Ma-
drid, Sucesores de Ribadeneyra, 1893-1895, 4 vols.
MENÉNDEZ Y PELAYO, Marcelino, Orígenes de la novela, vol. I, Madrid, Bailly
Bailliere e Hijos, 1905.
398 MARTÍN ZULAICA LÓPEZ