Propone un proceso ecológico sistemático de planificación. Éste considera cuatro
valores de un medio o proceso natural: Cualidades intrínsecas, p. ej., su belleza. Productividad. Contribución al equilibrio ecológico. Riesgos de su uso impropio (¿Qué pasaría si…?) Estos valores se ordenan según una jerarquía que toma en cuenta lugar y tiempo, la que debe ser considerada al evaluar los impactos. El Método parte elaborando una serie de mapas de carácter ambiental sobre material transparente para su posterior superposición. Naturalmente, hoy se dispone de los Sistemas de Información Geográfica (SIG), consistentes en “capas” de información digital geo referenciada, lo que facilita mucho el uso de esta metodología. El segundo paso consiste en la elaboración de Listas de Control, que comprenden unos 30 atributos, divididos en: Clima Fisiografía Suelos Vida Silvestre Geología Hidrología Vegetación Uso de la Tierra Los factores más relevantes son seleccionados conforme al problema considerado y se procede a calificar los atributos de manera ordinal (p. ej., Contaminación del Aire: alta, media, baja, muy baja) lo que se expresaba en los mapas originales mediante distintos tonos de gris. También se confeccionan mapas que suman dos o más factores. También aquí la digitalización de la información amplía el abanico de posibilidades y hace más sencilla la tarea. El resultado final son series de mapas que indican la adecuación del terreno a distintos usos (p. ej., conservación, recreación, residencial, comercial, industrial, etc.). De ahí que el método se adecúe muy bien a estudios de ordenación del territorio. Se considera que este método es relativamente económico y rápido, y que facilita parcialmente la detección de efectos indirectos.