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EL TRABAJO COLABORATIVO Y EL TRABAJO COOPERATIVO

El mundo globalizado comporta a un exigente desarrollo tecnológico y económico que obliga a que
los sistemas educativos ofrezcan nuevas espacios para convivir y aprender a trabajar con personas
en plena sociedad del conocimiento. Esto demanda tanto a profesores como estudiantes,
habilidades para coordinarse y colaborar con otras personas distintas.

La colaboración y cooperación son habilidades propias del siglo XXI. La OCDE las define como una
subdimensión de la dimensión de la comunicación, que en conjunto conforman un amplio marco
teórico-conceptual para organizar las habilidades y competencias del siglo XXI , asociadas
frecuentemente a un componente digital.

No obstante en el día a día, el trabajo colaborativo y el trabajo cooperativo, aun cuando


parecieran ser acciones “iguales”, en el pensar y en el hacer, son actividades distintas que merece
una distinción.

El trabajo cooperativo se centra más en la dimensión procedimental de una competencia del


profesor. En lo que el docente diseña para el desarrollo de la clase, actividades, secuencia, tiempos
y productos. Son acciones intencionadas para el logro de resultados. Por ejemplo, el profesor
propone un problema e indica qué debe hacer cada miembro del grupo, responsabilizándose cada
uno por la solución de una parte del problema. Es él quien diseña y mantiene casi por completo la
estructura de interacciones y de los resultados que se han de obtener (Panitz 2001). Es decir la
responsabilidad de aprendizaje es del profesor. Un ejemplo claro de actividad de trabajo
cooperativo es el diseño instruccional creado para un curso en específico (MOOC, en auge hoy en
día) con unidades, objetivos y actividades claramente especificadas.

El trabajo colaborativo es una expresión propia de la cultura de la colaboración y que otorga al


estudiante la responsabilidad de aprender. Sin embargo, en esta situación el trabajo del profesor
sigue existiendo. De hecho la responsabilidad es aún mayor que en el trabajo cooperativo puesto
que es el profesor quien debe diseñar y articular previamente las actividades, para que la
“orquesta” funcione al momento de la puesta en escena. Un claro ejemplo de trabajo colaborativo
es lo que promueve la metodología de aprendizaje basado en proyectos en la que, previa
planificación del profesor, hace que la interdependencia de los miembros del grupo de trabajo sea
evidente, respetando los intereses y habilidades de cada uno de los integrantes y donde la
responsabilidad ante el producto realizado es de todos los miembros del equipo. A los docentes
interesados en conocer experiencias de aula universitaria se recomienda el artículo de Blasco y
Magraner (2013) ¿Cómo desarrollar la competencia colaborativa en el alumnado universitario?
una propuesta de implementación y evaluación.

Pues bien, claramente diferentes trabajo cooperativo y trabajo colaborativo, tienen un punto en
común que les une y que los ubica dentro de paradigmas alejados del conductismo: la reflexión.

Un aspecto clave al finalizar el ciclo de estos dos tipos de trabajo es el proceso reflexivo
desarrollado a partir del intercambio de ideas y la interacción que esto conlleva. Los protagonistas
de estos tipos de trabajo deben ser capaces de evaluar y juzgar la creación de sus evidencias.
Conocerlos y reflexionarlos permite movilizar saberes y desarrollar competencias que son claves
para la sociedad del conocimiento, donde interactuamos docentes y estudiantes diariamente.

Otro aspecto que los asemeja es que ambos tipos de trabajo enseñan a saber actuar y convivir con
otros, casi sin intención, dándose relaciones interpersonales como consecuencia del trabajo en
grupo, que sin duda les prepara para la vida profesional futura.

Tras este análisis diferencial podríamos indagar ¿Qué tipo de docente soy yo? ¿Cómo son mis
alumnos/as? No solo basta conocer las diferencias para encasillarnos en un tipo de trabajo. Es
necesario conocer nuestro perfil docente para dinamizar el proceso de enseñanza y aprendizaje,
evaluar si nos sentimos cómodos, si logramos desarrollar habilidades en los estudiantes y si
estamos dispuestos a diseñar el aprendizaje de manera distinta para lograr resultados distintos.

Karla Campaña Vilo

Doctora en Educación

Docente e Investigadora

ONG Innovacien

Coquimbo, Chile

Referencias Bibliográficas

OCDE/ CERI (2010). Habilidades y competencias del siglo XXI para los aprendices del nuevo milenio
en los países de la OCDE. http://www.oei.es/noticias/spip.php?article7824

Panitz T. (2001) Collaborative versus cooperative learning- a comparison of the two concepts
which will help us understand the underlying nature of interactive learning en
http://home.capecod.net/~tpanitz/tedsarticles/coopdefinition.htm [Consultada 01/05/2015).

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