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Terremotos artificiales. Los investigadores en 1930 debido a estudios del espesor de hielo en
Groenlandia, se da el inicio de explosiones para crear terremotos artificiales para la medición de
los resultados en sismógrafos. A mediados de los años setenta la evidencia de l teoría de la deriva
continental se volvió abrumadora. Las ondas sonoras de las explosiones pasaron por el fondo
oceánico y rebotaron en las capas de roca debajo permitiendo mediciones de la corteza además
de la identificación del tipo de roca que constituye su composición.
Maurice Ewing descubrió al igual que Wegener que la capa de rocas en el fondo oceánico era
muy delgada, en alguna parte no parecía existir en absoluto. En cambio, la mayor parte del fondo
oceánico estaba constituido por rocas del tipo basalto. La corteza en el fondo marino era de 6
km y la continental de 40 km.
La guerra estimula la ciencia marina. Debido a la guerra submarina especialmente los Estados
Unidos, varios países se interesaron en las profundidades del mar, durante la segunda guerra
mundial. La guerra fría entre los Estados Unidos y la Unión Soviética provocó la investigación y
la tecnología. Tres instituciones se encargaron de las investigaciones para los proyectos de las
ciencias marinas: Scripps,Woods Hole y Lamont.
En 1956 Lamont había triplicado el número de observaciones por gravedad en el mar. Surgieron
cientos de estaciones sísmicas en el fondo del mar, el número de sondeos aumentado, así como
los perfiles magnéticos. Durante la posguerra se utilizó el ecosonda, un dispositivo cuya
aplicación permitió a los barcos detectar submarinos enemigos utilizando el principio de
ecosonda natural de los murciélagos, se emitieron ondas a través del agua; las ondas que
regresan se originan debido a el choque con sólidos.
Lamar Orzel modificó la sonda de eco para producir grabaciones que revelaron las alturas y
profundidades del fondo marino, el eco proporcionaba mapas de la superficie del piso. La sonda
emite un tono electrónico en intervalos regulares. Un micrófono vinculado con un dispositivo
recoge el tono reflejado desde el fondo del océano y lo graba con un lápiz de pape