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AUTORIDADES

PRESIDENTA DE
LA NACION
DRA. CRISTINA
FERNÁNDEZ DE
KIRCHNER
JEFE DE GABINETE
DE MINISTROS
DR. JUAN MANUEL
ABAL MEDINA
S E C R E TA R I O D E
GABINETE Y COORDINACIÓN
ADMINISTRATIVA
LIC. FACUNDO NEJAMKIS

SUBSECRETARIO DE
GESTIÓN Y EMPLEO PÚBLICO
LIC. ANDRÉS J. GILIO

DIRECTOR DEL INSTITUTO


NACIONAL DE LA
ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
PROF. LIC. RAFAEL RUFFO

DIRECTOR DE INVESTIGACIONES
LIC. MARIANO MONTES
Juan
Manuel
Abal Medina
Jefe de Gabinete de Ministros

Ante los fracasos evidentes de las políticas neoliberales de los


años 90, comienza a nacer a escala regional un nuevo consenso
político, social y académico sobre el rol insustituible del Estado en
la consecución de metas colectivas, tanto para estimular el de-
sarrollo como para fortalecer la igualdad de todos los ciudadanos.
En el caso argentino, aquella traumática experiencia expuso la ne-
cesidad de volver a contar con un Estado fuerte, moderno y ágil
que haga posible conjugar el crecimiento económico y la inclusión
social. Ese consenso embrionario reclama repensar y redefinir el
tipo de organización y funcionamiento público que necesitamos,
debido a que sería fútil establecer nuevas tareas si el Estado no
cuenta con las capacidades institucionales pertinentes para de-
sempeñarlas de forma eficiente y eficaz.

Los gobiernos neoliberales constituyeron un punto de inflexión en


la historia argentina y regional. En el plano de la administración pú-
blica, el paradigma del new public management —o Nueva Ges-
tión Pública—, basado en la importación a la organización estatal
de mecanismos como la planificación estratégica, la gestión por
resultados y una mayor autonomía de los tomadores de decisiones
5 | Perspectivas sobre el Estado
públicas, fue la brújula de las reformas del Estado cimiento y las ciencias sociales: desde identificar
desarrolladas a partir de la década del 80 en la problemas hasta evaluar políticas, pasando por el
mayoría de los países del mundo. diseño y la implementación de las medidas. In-
dudablemente, allí se inscribe —y puede enten-
Sin embargo, la interesante y atractiva propuesta derse— la razón de esta revista coordinada por
del paradigma de la Nueva Gestión Pública pre- la Dirección de Investigaciones del Instituto Na-
sentó significativas falencias en su variación lati- cional de la Administración Pública. La nueva pu-
noamericana porque desatendió variables blicación constituye un valiosísimo aporte; por el
contextuales. Sus medidas resultaron útiles en mérito de los autores invitados, y por la apertura
administraciones rígidamente procedimentalis- de un espacio irresuelto de debate y reflexión
tas, con sólidas burocracias; no en nuestros Es- que nos posibilita reconocer y evaluar los avan-
tados, nunca definidos por el modelo weberiano. ces y los nuevos desafíos que se presentan.
En consecuencia, el desafío del Estado argentino
es mucho mayor: apuntar al cumplimiento de Por todo lo expuesto, expreso el deseo de que
objetivos y, a la vez, consolidar las normas y los en los próximos números continuemos refle-
procedimientos en el funcionamiento de la admi- jando las distintas perspectivas sobre el Estado,
nistración, jamás afianzados plenamente. las políticas públicas y la gestión, que nos permi-
tan seguir contribuyendo, entre todos, a fortale-
Con la mira puesta en reconstruir un Estado cer los debates que este momento histórico
fuerte y sólido a la altura de las demandas de reclama.
todos los argentinos y argentinas, y cuyas virtu-
des no residan en su tamaño, sino en su capaci-
dad para transformar la realidad, los gobiernos de
Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner
adoptaron ese enfoque superador: una gestión
pública orientada a objetivos y resultados y al
arraigamiento de normas y procedimientos en el
funcionamiento estatal.

En el sendero de ese objetivo, desde el 25 de


mayo de 2003 el proyecto nacional profundizó,
por medio de políticas públicas, la interacción dia-
léctica entre ciencia y acción gubernamental,
conciente del esencial rol que cumplen el cono-
Año 1. Número 1. Abril de 2013

p. 42
p. 10 p. 82
¿Qué ha pasado con lo pú-
blico en los últimos 30 años?
Balance y perspectivas
¿Qué democracia tenemos? Nuria Cunill Grau Modernización del Estado,
¿Qué democracia queremos? «Se han producido en las últi- empleo público y negocia-
Joan Subirats mas décadas cambios de inusi- ción colectiva
«Mientras los poderes públicos tada magnitud que nos Omar Autón
buscan obstinadamente salidas enfrentan a un nuevo Estado y «No hay Estado moderno sin
ortodoxas que satisfagan las a un nuevo ámbito de lo pú- Nación integrada, sin país con
exigencias de los mercados fi- blico que requieren ser proble- sus ojos volcados hacia la in-
nancieros, hasta el punto de matizados ante cualquier clusión y la justicia social.
modificar urgentemente consti- intento de recuperar su centra- Como contrapartida, no hay
tuciones, mucha gente se em- lidad». dignidad para el trabajador pú-
pieza a mostrar tremendamente blico si no la tienen los trabaja-
molesta por la docilidad y servi- dores en general».
dumbre política».
SUMARIO

p. 112
p. 96
El sistema de seguridad so- p. 136
Liberal, radical, o populista y cial en la Argentina: transfor-
clientelar: tres visiones sobre maciones recientes en Administración y políticas
la relación entre sociedad civil perspectiva histórica públicas en la Argentina: una
y Estado en Latinoamérica Demian Panigo y Florencia revisión histórica
María Esperanza Casullo Médici Pablo Bulcourf, Gustavo
«Las quejas sobre la subsunción «Así como en los años 90 se Dufour y Nelson Cardozo
de una política ‘virtuosa’ en el hacía responsable a cada trabaja- «Este ‘mirarse y reflexionar
populismo y clientelismo parece dor por su futuro, a partir de los sobre sí mismo’ como disci-
trasuntar, por momentos, una últimos años ha sido el Estado el plina emergente constituye un
queja sobre que ‘se hace política que tomó la responsabilidad de síntoma de la magnitud y ma-
con que y con quienes no debe asegurar el futuro de los grupos durez que ha adquirido en los
hacerse’». excluidos, principalmente niños últimos años el área de los es-
y adultos mayores». tudios en Administración y Polí-
ticas Públicas».
Facundo
Nejamkis
Secretario de Gabinete y Coordinación Administrativa

El ciclo político que se inició en 2003 con Néstor Kirchner, y se pro-


longa hoy en la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, tiene
entre sus principales banderas alcanzar un desarrollo económico
sostenible con inclusión social. Para cumplir con tan complejo ob-
jetivo, no solo ha sido necesario dejar atrás el paradigma neoliberal,
basado en la retracción de la esfera pública y la primacía del mer-
cado como asignador de recursos. También ha requerido sentar las
bases de un nuevo tipo de gestión sustentado en el fortalecimiento
del Estado como institución esencial para el crecimiento del país.

En este contexto, la modernización del Estado aún en curso supone


tanto una organización inteligente del conjunto de instituciones pú-
blicas y aparatos burocráticos que lo componen como una actuali-
zación de las reglas y procedimientos que regulan la administración
pública. Un Estado ágil, eficiente y receptivo de las demandas po-
pulares sólo se instrumenta a partir de la optimización de los meca-
nismos de gestión que involucra el proceso de toma de decisiones
públicas.

El Instituto Nacional de la Administración Pública (INAP) emerge


como un organismo de suma importancia en la búsqueda de es-
tructurar un Estado moderno, transparente y al servicio de la ciu-
dadanía. La Dirección de Investigaciones que depende del INAP,
9 | Perspectivas sobre el Estado
en particular, desarrolla estudios que contribuyen rencia Médici, por su parte, analizan las transfor-
a obtener una mejor comprensión de la gestión maciones recientes del sistema de seguridad
pública y el aparato estatal. Su objetivo es vincu- social argentino, procurando identificar las especi-
lar la producción de conocimientos con el pro- ficidades inherentes al modelo de desarrollo im-
ceso de toma de decisiones públicas, para pulsado desde 2003. Finalmente, Pablo Bulcourf,
generar insumos que eleven la calidad del diseño Gustavo Dufour y Nelson Cardozo elaboran una re-
e implementación de políticas. Por ello, resulta visión histórica exhaustiva sobre los enfoques
lógico el lanzamiento de una revista que fomente teóricos que imperaron en el campo de la adminis-
el debate en torno al Estado y provea herramien- tración y las políticas públicas.
tas conceptuales y prácticas sobre las diversas
dimensiones que integran la esfera pública. En los últimos años se han realizado notables
avances en el objetivo de configurar un Estado
Este primer número de la revista Perspectivas más profesionalizado, con un aparato burocrático
sobre el Estado, las políticas públicas y la gestión eficiente y una estructura tecnológica moderni-
aborda temáticas que, si bien diversas, cortan zada, puesto al servicio de la gestión pública y
transversalmente a la administración y las políti- capaz de implementar políticas de creciente
cas públicas. Joan Subirats se interroga, a raíz de complejidad. En tal sentido, esta revista es de
la crisis económico-financiera que aqueja a los lectura obligada para quienes tienen responsabi-
países centrales, sobre los nuevos desafíos que lidad de gestión y para académicos y miembros
se le presentan a las instituciones políticas y so- de la sociedad civil interesados en las temáticas,
ciales de las democracias contemporáneas. pues sólo a partir de la formación de debates
Nuria Cunill Grau repasa los cambios producidos abiertos y plurales seremos capaces de generar
en las últimas décadas en relación con el Estado el conocimiento necesario para la construcción
y lo público, centrándose en una de las facetas a de un Estado cada vez más moderno e inclusivo.
través de la cual se expresa el aparato estatal: la
provisión de bienes sociales. Omar Autón, en
función de su experiencia sindical, examina las
transformaciones más importantes que ha atra-
vesado el empleo público en la Argentina desde
el retorno democrático. María Esperanza Casullo
define tres modos de regular la relación entre Es-
tado y sociedad civil para examinar hasta qué
punto estas categorías sirven para interpretar la
realidad latinoamericana. Demian Panigo y Flo-
Joan
Subirats Doctor en Ciencias Económicas. Responsable del Programa de
Doctorado del Instituto de Gobierno y Políticas Públicas de la
Universidad Autónoma de Barcelona.

Democracia | Participación ciudadana | Nuevas tecnologías

Abstract
En los últimos meses se ha ido extendiendo la idea de que las ins-
tituciones políticas de los países europeos tienen crecientes difi-
cultades ya no para controlar, sino simplemente para responder o
acomodarse a dinámicas económicas y financieras que les desbor-
dan por completo. La economía parece naturalizada, moviéndose
al margen de cualquier capacidad de adecuación a las necesidades
humanas. Y los efectos sobre la vida de la gente son tremendos.
Frente a todo ello, mientras los poderes públicos buscan obstina-
damente salidas ortodoxas que satisfagan las exigencias de los
mercados financieros, hasta el punto de modificar urgentemente
constituciones, mucha gente se empieza a mostrar tremen-
damente molesta por la docilidad y servidumbre política. En este
marco, resulta necesario repensar los principales basamentos de
nuestro sistema democrático.

* Publicado originalmente en Historia


Actual Online (HAOL) 26, 115-132.
12 | Perspectivas sobre el Estado

Introducción
posible sin transformar y modificar también el pro-
pio sistema democrático. Teníamos conflicto so-
cial sin respuesta en el ámbito político. Ahora
En los últimos meses se ha ido extendiendo la tenemos conflicto social y conflicto político. La po-
idea de que las instituciones políticas de los paí- lítica ha ido pasando de ser vista como parte de la
ses europeos tienen crecientes dificultades ya solución a convertirse en parte del problema.
no para controlar, sino simplemente para respon-
der o acomodarse a dinámicas económicas y fi- Se trata, por tanto, de entender qué quiere decir
nancieras que les desbordan por completo. La esa ‘sociedad alejada’ de las instituciones de la
economía parece naturalizada, moviéndose al que nos habla Michael Walzer, y de repensar los
margen de cualquier capacidad de adecuación a lazos entre lo social, cada vez más individualizado
las necesidades humanas. Y los efectos sobre la y personalizado, y la esfera política, entendida
vida de la gente son tremendos. como mecanismo delegativo de toma de decisio-
nes en nombre de la comunidad. Detenerse en
En España, la expresión más clara la tenemos en la relación sociedad-poder político es, sin duda,
los orígenes y consecuencias del boom inmobi- un elemento clave para poder repensar la política
liario y del frenesí hipotecario de los ‘años felices’ y las políticas. En efecto, en la política, el factor
del nuevo siglo. Frente a todo ello, mientras los delegación, la transferencia del poder de las per-
poderes públicos buscan obstinadamente salidas sonas, de la comunidad, a los políticos, a los re-
ortodoxas que satisfagan las exigencias de los presentantes y detentadores del poder, ha sido
mercados financieros, hasta el punto de modifi- la piedra basal de la construcción de la legitimi-
car urgentemente constituciones, mucha gente dad del poder en el Estado liberal. Y la lucha por
se empieza a mostrar tremendamente molesta la democratización del mismo puso también un
por la docilidad y servidumbre política. Son cada gran énfasis en ampliar la base del sufragio y en
vez más conscientes de que no encontrarán res- el acceso de representantes de las clases popu-
puestas a sus problemas en unas instituciones lares en las instituciones representativas.
que son incapaces de contrarrestar la hegemonía
de los mercados financieros globales. Y, por ello, Si queremos repensar la política, deberemos em-
exigen cambios en la manera de decidir, de ser pezar por repensar esa lógica delegativa. Como
representados, de organizar la vida política. bien afirma Ulrich Beck:
El ciudadano que quiere resolver los pro-
Hemos pasado del conflicto social que buscaba blemas que no han sabido ni prever ni evi-
respuesta en el sistema democrático a un con- tar los especialistas, se los encuentra de
flicto social que entiende que no hay respuesta nuevo entre sus manos. No tiene otra so-
13 | Perspectivas sobre el Estado
Joan Subirats

lución que mantener la delegación (a los Como ya hemos dicho, muchos de los paráme-
políticos y especialistas), pero multipli- tros en los que se inscribían las instituciones de
cando esta vez los dispositivos para con- la democracia representativa han cambiado sus-
trolarlos y vigilarlos. tancialmente. Las bases liberales de partida fue-
ron modificándose (democratizándose) en una
Dice Pierre Rosanvallon (2006) que la democracia línea que permitió ir abriendo más oportunidades
se sustenta en dos creencias o ficciones muy de acceso a sectores y capas sociales que no es-
significativas. Por un lado, la que entiende que el taban ‘inscritos’ en las coordenadas de partida.
disponer de la mayoría por parte de la opción más Las instituciones políticas del liberalismo se fun-
votada implica automáticamente que esa opción damentaban en una relación subsidiaria respecto
expresa la voluntad general. Cuando, de hecho, de las exigencias del orden económico liberal, y
la elección es básicamente un mecanismo téc- en ese diseño, como sabemos, las posibilidades
nico para seleccionar a los gobernantes. La otra de participación política se circunscribían a aque-
ficción o equívoco es que el triunfo mayoritario llos considerados plenamente como ciudadanos,
el día concreto de las elecciones y, por consi- es decir, propietarios, cuyos umbrales de renta
guiente, la legitimidad conseguida ese día, se variaban con relación a las fuerzas políticas, más
traslada automáticamente a todo el tiempo que conservadoras, más liberales, que ocupaban
va durar el mandato. El nivel de información de alternativamente las instituciones políticas.
los ciudadanos, la rapidez con que se modifican
las situaciones económicas, políticas o sociales La preocupación por la participación política no
en un mundo cada vez más interdependiente, la era un tema que estuviera situado en la agenda
propia asimetría de recursos y posibilidades de debate de las instituciones. Era un tema
entre un sistema económico globalizado y una extrainstitucional, planteado precisamente por
política territorializada, todo ello indica la dificul- aquellos que expresamente estaban excluidos de
tad para mantener inalterada durante el mandato la vida política institucional. Hablar de democracia
la legitimidad conseguida el día de las elecciones. en esa época era referirse a un anhelo revolucio-
Por otro lado, la fortaleza de una democracia se nario y contradictorio con la lógica institucional
mide por el grado de disenso o de inclusión de imperante, básicamente porque hablar de demo-
minorías discordantes con el sentir mayoritario cracia era hablar de igualdad.
que sea capaz de contener. Y ello nos señala el
peso de la prueba no en la fuerza irresistible de La propia transformación del sistema económico
la mayoría, sino en el respeto y el reconocimiento se acompañó, no sin tensiones y conflictos de
de las minorías. todo tipo y dimensión, de la transformación de-
mocratizadora del sistema político. Podríamos
14 | Perspectivas sobre el Estado

decir que en la Europa occidental, y tras los apa- manifiestan diariamente. La fragmentación insti-
bullantes protagonismos populares en los desen- tucional aumenta, pierde peso el Estado hacia
laces de las grandes guerras, se consigue llegar a arriba (instituciones supraestatales), hacia abajo
cotas desconocidas hasta entonces de democra- (procesos de descentralización, devolution, etc.) y
tización política y, no por casualidad, de participa- hacia los lados (con un gran incremento de los
ción social en los beneficios del crecimiento ‘partenariados’ públicos-privados, con gestión pri-
económico en forma de políticas sociales a partir vada de servicios públicos y con presencia cada
de 1945. Democratización y redistribución apare- vez mayor de organizaciones sin ánimo de lucro
cen nuevamente conectadas. Ese modelo, en el presentes en el escenario público). Al mismo
que coincidían ámbito territorial del Estado, pobla- tiempo, comprobamos cómo la lógica jerárquica
ción sujeta a su soberanía, sistema de producción que ha caracterizado siempre el ejercicio del poder
de masas, mercado de intercambio económico y no sirve hoy para entender los procesos de deci-
reglas que fijaban relaciones de todo tipo, desde sión pública, basados cada vez más en lógicas de
una lógica de participación de la ciudadana en su interdependencia, de capacidad de influencia, de
determinación, adquirió dimensiones de modelo poder relacional, y cada vez menos en estatuto or-
canónico y aparentemente indiscutido. gánico o en ejercicio de jerarquía formal.

En los últimos años, muchas cosas han cam- Es en ese nuevo contexto en el que hemos de si-
biado al respecto. Los principales parámetros so- tuar el debate sobre los posibles déficits de la de-
cioeconómicos y culturales que fueron sirviendo mocracia representativa, y relacionar cambios en
de base a la sociedad industrial están quedando el sistema político con cambios en las formas de
atrás a marchas forzadas. Y muchos de los ins- vida y de trabajo. Y ello no se acostumbra a hacer.
trumentos de análisis que nos habían ido sir- Se discute de la salud de la democracia, de su vi-
viendo para entender las transformaciones del talidad y capacidad para recoger el sentir popular,
Estado liberal al Estado fordista y keynesiano de como si la democracia fuera algo ya adquirido o
bienestar resultan ya claramente inservibles. conseguido para siempre, algo indiscutido e indis-
Estos cambios no han encontrado a los poderes cutible desde cualquier ámbito territorial o colec-
públicos en su mejor momento. El mercado y el tivo. Y más aún, como si todos entendieran lo
poder económico subyacente se han globalizado, mismo cuando hablan de democracia.
mientras las instituciones políticas, y el poder
que de ellas emana, siguen en buena parte an- No es fácil adentrarse en el debate sobre la de-
cladas al territorio. Y es en ese territorio donde mocracia y sus significados pasados, actuales y
los problemas que generan la mundialización futuros, sin aclararnos un poco sobre a qué nos
económica y los procesos de individualización se estamos refiriendo. Y tampoco es ello sencillo
15 | Perspectivas sobre el Estado
Joan Subirats

El mercado y el
poder económico
dado lo mucho que se ha escrito y se sigue escribiendo sobre el
tema. Aceptemos que deben existir unas reglas mínimas sobre las
que fundamentar un ejercicio democrático, pero sabiendo que la
subyacente se han
globalizado, mien-
existencia de esas reglas no implica el que se consigan los fines

tras las institucio-


que desde siempre han inspirado la lucha por la democratización

nes políticas, y el
de nuestras sociedades. Es decir, la igualdad no solo jurídica, sino

poder que de ellas


también social y económica. Esa aspiración ha sido la razón de ser

emana, siguen en
de los movimientos democráticos desde que por retrotraernos a
los orígenes se alteraron las bases del Estado absolutista en la In-
glaterra del XVII con los levellers o los diggers, o más tarde con los
buena parte ancla-
das al territorio.
‘iguales’ de Babeuf de la Francia de finales del XVIII, que no se con-
formaban con el principio representativo como elemento constitu-
tivo de los nuevos regímenes, sino que pretendían hacer realidad
la aspiración igualitaria, la aspiración democrática.

Lo que ha ocurrido en los últimos años, el gran cambio de época


al que asistimos, está provocando un vaciamiento creciente de
nuestra capacidad de influir en la acción de gobierno. Y ello es así
a pesar de que formalmente mantengamos más o menos intactos
muchos de los elementos formales de nuestra condición de ciu-
dadanos que viven y ejercen sus derechos en un Estado democrá-
tico. Y con ese creciente desapoderamiento de la capacidad
popular de influir y condicionar las decisiones, se pierde buena
parte de la legitimidad de una democracia que solo mantiene abier-
tas las puertas de los ritos formales e institucionales. Decía Albert
Hirschman que un régimen democrático consigue legitimidad
cuando sus decisiones emanan de una completa y abierta delibe-
ración entre sus grupos, órganos y representantes, pero eso es
cada vez menos cierto para los ciudadanos y lo es cada vez más
para entes, corporaciones y lobbies económicos, que escapan de
la lógica Estado-mercado-soberanía y aprovechan su nuevas capa-
cidades de movilidad global. Los poderes públicos son cada vez
menos capaces de condicionar la actividad económico-empresarial
y, en cambio, las corporaciones siguen influyendo y presionando a
16 | Perspectivas sobre el Estado

unas instituciones que no disponen de los mismos titucionales están cada vez más encerrados en
mecanismos para equilibrar ese juego de los que su universo autosuficiente. La reserva de legiti-
disponían antes. midad de la democracia se va agotando, justo
cuando su aparente hegemonía como ‘único’ sis-
La propia evolución de los regímenes liberal-de- tema viable y aceptable de gobierno parece
mocráticos ha mantenido siempre fuera del sis- mayor que nunca.
tema político a sectores sociales que no
disponían de las mínimas capacidades y condicio- Y ello es así porque ese conjunto de transforma-
nes vitales para poder ejercer con plenitud su ciu- ciones y cambios a los que hemos ido aludiendo
dadanía. Esa exclusión política la realizaba han contribuido a que la democracia sea hoy una
normativamente (asignando los ya mencionados palabra, una expresión, un término que cada vez
umbrales de renta que convertían el sufragio y la explique menos. El uso y abuso del vocablo, su
vida política en cosa de unos cuantos; manipu- aparente inatacabilidad, lo convierte en más re-
lando los distritos electorales; dejando fuera a los dundante, en menos políticamente definitorio.
jóvenes, a las mujeres o a los que vagaban por el Los grandes organismos internacionales, las
país buscando trabajo; prohibiendo la existencia grandes potencias mundiales, cualquier Estado
de ciertos partidos o dificultando su funciona- y cualquier actor político en cualquier lugar, usa
miento) o por la vía de los hechos, despreocupán- el término y lo esgrime para justificar lo que se
dose de los que, pudiendo hacerlo, no usan sus hace o para criticar lo que no se hace. Y lo cierto
derechos políticos, preocupados como están por es que si tratamos de recuperar su sentido pri-
temas más urgentes desde el punto de vista vital. migenio y complejo, la democracia y su pleno
ejercicio no es precisamente algo que pueda asu-
Lo que está ocurriendo es que ese sector de ex- mirse por ese enorme y variopinto conjunto de
cluidos políticos crece. Porque crecen las situa- actores e instituciones de manera pacífica y sin
ciones de exclusión social (que conllevan contradicciones.
siempre procesos de reducción del ejercicio de
ciudadanía) y porque crece la sensación de inuti- Los actores institucionales, y con ellos los parti-
lidad del ejercicio democrático-institucional en dos políticos y las grandes organizaciones sindi-
esa ‘democracia de baja intensidad’ a la que pa- cales, cada vez más inextricablemente insertos
recemos abocados. En efecto, aumenta la con- en el tejido institucional-estatal, si bien detectan
ciencia sobre las limitaciones de las capacidades las señales de desconexión y de desafección de
reales de gobierno de las instituciones en el la ciudadanía, tratan de acomodarse a la nueva
nuevo escenario de mundialización económica, y situación, buscando, con mayor o menor énfasis,
crece la sensación de que los actores político-ins- nuevas vías de supervivencia en un juego que
17 | Perspectivas sobre el Estado
Joan Subirats

puede llegar a ser perverso con los medios de visión utilitaria, minimalista y encubridora mu-
comunicación como gran receptáculo de interac- chas veces de profundas desigualdades y exclu-
ción extra e intrainstitucional. Los movimientos siones que tiene ahora en muchas partes del
sociales, o bien van estrechando sus vínculos mundo. Una democracia como respuesta a los
clientelares con la estructura institucional, o bien nuevos retos económicos, sociales y políticos a
tratan de buscar alternativas que inmediata- lo que nos enfrentamos. Recordemos que capi-
mente les alejan del juego político convencional. talismo y democracia no han sido nunca térmi-
La ciudadanía aumenta su escepticismo-cinismo nos que convivieran con facilidad. La fuerza
en relación con la actividad político-institucional, igualitaria de la democracia ha casado más bien
y podríamos afirmar que se ha simplemente mal con un sistema económico que considera la
‘descontado’ la existencia del sistema de repre- desigualdad como algo natural y con lo que hay
sentación política como una carga más que ha de que convivir de manera inevitable, ya que cual-
soportarse en sociedades donde vivir es cada quier esfuerzo en sentido contrario será visto
vez más complejo. Y, en esa línea, la relación con como distorsionador de las condiciones óptimas
políticos e instituciones tiende a volverse más de funcionamiento del mercado. No queremos
utilitaria, más de usar y tirar, con pocas esperan- con ello decir que democracia y mercado son in-
zas de influencia o de interacción ‘auténtica’. compatibles, sino que no conviven sin tensión.
Hemos de buscar fórmulas de desarrollo econó-
Ante ese conjunto de problemas y constatacio- mico que, asumiendo las útiles capacidades de
nes, ¿cómo avanzar? La democracia sigue siendo asignación de recursos y de innovación que se
la respuesta. Lo que deberíamos recobrar es han ido construyendo vía mercado, recuperen ca-
nuestra capacidad de replantear la pregunta. La pacidades de gobierno que equilibren y pongan
democracia no tiene por qué considerarse como fronteras a lo que hoy es una expansión sin lími-
un fin en sí misma. Lo que está en juego, lo que tes visibles del poder corporativo a escala global,
podría constituir la pregunta a hacerse, sería: con crecientes cotas de desigualdad y de deses-
¿cómo avanzamos hacia un mundo en el que los peranza para muchas personas y colectivos. Y,
ideales de libertad e igualdad puedan cumplirse para ello, necesitamos distintas cosas.
de manera más satisfactoria, incorporando, ade-
más, la aceptación de la diversidad como nuevo Por un lado, reforzar las fórmulas de economía
valor central, en un escenario que ya es irreversi- social ya existentes y buscar nuevas formas de
blemente global? La respuesta sigue siendo: de- creación de riqueza, y bienestar individual y co-
mocracia. Una democracia que recupere el lectivo, y llevar el debate de la democratización a
sentido transformador, igualitario y participativo esferas que parecen hoy blindadas: qué se en-
que tenía hace años. Y que, por tanto, supere esa tiende por crecimiento, qué entendemos por
18 | Perspectivas sobre el Estado

desarrollo, quién define costes y beneficios, Desde un punto de vista más estrictamente polí-
quién gana y quién pierde ante cada opción eco- tico, lo primero es comprender que la política no
nómica aparentemente objetiva y neutra. Por se acaba en las instituciones. Y lo segundo es asu-
otro lado, buscar fórmulas que regulen-arbitren- mir que hablar de política es referirnos a la capaci-
graven las transacciones económicas y financie- dad de dar respuesta a problemas colectivos. Por
ras de carácter internacional que hoy siguen tanto, parece importante avanzar en nuevas for-
caminos y rutas que hacen extremadamente di- mas de participación colectiva y de innovación de-
fícil a los gobiernos su supervisión (como hemos mocrática que no se desvinculen del cambio
visto en la actual crisis financiera), aún en el hi- concreto de las condiciones de vida de la gente.
potético caso de que quisieran ejercer realmente No tiene demasiado sentido seguir hablando de
ese control. democracia participativa, de nuevas formas de
participación política, si nos limitamos a trabajar
Además, explorar y potenciar formas de organiza- en el estrecho campo institucional, o en cómo me-
ción social que favorezcan la reconstrucción de vín- joramos los canales de relación-interacción entre
culos, la articulación de sentidos colectivos de instituciones político-representativas y sociedad.
pertenencia respetuosos con la autonomía indivi- Y eso exige superar el debate sobre la democracia
dual. En ese sentido, el reforzamiento de las apro- participativa y su relación con la democracia repre-
ximaciones y experiencias comunitarias en los sentativa, como si solo se tratara de complemen-
procesos de formulación y puesta en práctica de tar, mejorar, reforzar una (la representativa) a
políticas públicas es algo, sin duda, a seguir y a con- través de la nueva savia que aportará la otra (la par-
solidar. También, la articulación de entramados y ticipativa). Si hablamos de democracia igualitaria,
plataformas que permitan vincular marcos locales estaremos probablemente marcando un punto de
de experimentación entre sí, permitiendo fertiliza- inflexión. Y uniremos innovación democrática y po-
ciones cruzadas y reflexiones sobre las prácticas lle- lítica con transformación económica y social. Sa-
vadas a cabo en distintos lugares. Recuperar el bemos muy bien que la igualdad de voto no
sentido político y transformador de muchas expe- resuelve ni la desigualdad económica, ni la de-
riencias sociales que parecen hoy simplemente sigualdad cognitiva, ni la desigualdad de poder y
‘curiosas’ o resistentes a la individualización domi- de recursos de todo tipo de unos y otros. Si ha-
nante. Entender que hay mucha ‘política’ en lo que blamos de democracia igualitaria, estaremos se-
aparentemente podrían simplemente definirse ñalando la necesidad de enfrentarnos a esas
como ‘nuevas dinámicas sociales’. desigualdades desde un punto de vista global y
transformador. Y, desde esa perspectiva, conven-
dría analizar e impulsar nuevas experiencias y pro-
cesos participativos.
19 | Perspectivas sobre el Estado
Joan Subirats

Internet y
de la información y la comunicación, y a sus efec-

democracia.
tos en la gobernanza colectiva.

Hace años, en una conferencia sobre la sociedad


de la información, el rector de la Open University,
¿Qué efectos tiene la generalización de John Daniel, afirmó: “Señoras y señores, las nue-
Internet en ese escenario? vas tecnologías son la respuesta. ¿Cuál era la pre-
gunta?”. La frase es una buena forma de expresar
Desde hace mucho tiempo se sabe que los ins- las grandes expectativas generadas en muchos y
trumentos de comunicación e información modi- distintos campos de nuestra vida ante la perspec-
fican muy significativamente las pautas de tiva que abre la aplicación de las tecnologías de
conformación de la opinión pública y los proce- la información y la comunicación (TIC), pero, al
sos de construcción de legitimidad política. Son mismo tiempo, el desconcierto que reina ante
innumerables los trabajos realizados al respecto sus posibles utilidades e impactos. La anécdota
sobre prensa y política, son constantes las refe- recuerda al comentario que realizó el precursor
rencias al uso que hicieron Roosevelt o Göering de la comunicación sin hilos, Guglielmo Marconi,
de la radio, o sobre la revolución que significó la cuando algunos de sus colaboradores, alboroza-
aparición de la televisión en el debate político, dos por el descubrimiento, dijeron: “Ya podemos
con el clásico ejemplo del debate Nixon-Kennedy. hablar con Florida”, a lo que Marconi respondió:
¿Qué decir de lo que está ya implicando Internet “Pero, ¿tenemos algo que decir a los de Florida?”.
y sus tremendos impactos y modificaciones de De manera parecida, podemos afirmar que no
las relaciones sociales de todo tipo? Estamos en hay día que no encontremos a alguien entusias-
plena eclosión del tema y hemos ido observando mado con las posibilidades que abren las nuevas
y sintiendo la creciente significación del cambio, tecnologías en el campo de la democracia y el
desde la campaña de Obama, la reacción ante los funcionamiento del sistema político. Pero debe-
atentados en Madrid del 11 de marzo del 2004 y ríamos primero pensar en los problemas que hoy
los intentos de manipulación del gobierno, o las tenemos planteados y en las utilidades potencia-
nuevas formas de socialización y movilización po- les y reales de esas TIC.
lítica de Facebook o de Twitter, con ejemplos re-
cientes en el norte de África o en España. En este Un experto en democracia como Benjamin Bar-
apartado expondremos algunas convicciones y ber ha dicho que la modernidad puede ser defi-
muchas dudas, pero no creemos que se pueda nida políticamente por las instituciones
hablar seriamente de renovación de la política en democráticas, y, social y culturalmente, por la ci-
este inicio de siglo sin referirnos a las tecnologías vilización de la tecnología. Pero las relaciones
20 | Perspectivas sobre el Estado

Es suicida para el entre estos dos componentes no están exentas de ambigüedades.

sistema político no Mientras algunos, como Jean Jacques Rousseau, se manifestaron

tratar de ver y eva-


siempre recelosos ante los efectos que el progreso científico ten-

luar cómo cambia


dría sobre la privacidad y la igualdad en las relaciones políticas,

las relaciones e
otros, como Karl Popper o Bertrand Russell, entendieron que exis-

interacciones
tía una estrecha relación entre el espíritu de la ciencia y el éxito de

sociales y políticas
las instituciones democráticas. De manera simple podríamos decir
que existen al menos tres interesantes (y no obligatoriamente ex-

la presencia cada cluyentes) posibilidades para Internet y las TIC con relación a la de-

vez más invasiva


mocracia política. Pueden agravar los problemas que hoy presenta

de Internet en
la democracia representativa, pueden ayudar a solucionar o superar

nuestras vidas.
esos problemas, o pueden crear problemas nuevos que las propias
TIC no sean capaces de resolver.

Los hay pesimistas que consideran que, si la primera generación de


los media (radio, TV) ya convirtió a la política en algo casi virtual, ello
se verá sumamente reforzado en la segunda generación de los
media (redes electrónicas interactivas), conduciendo a una especie
de apoteosis de formas políticas sumamente dirigistas. Para com-
pletar ese escenario pesimista, se recuerda que Internet permite un
exhaustivo control de datos, un sofisticado marketing político y con-
figura altas posibilidades de manipulación informativa con poco mar-
gen para generar cambio. De hecho, tenemos pruebas evidentes
(en China, en Siria, en Cuba o en Gran Bretaña, para poner solo al-
gunos ejemplos recientes) del constante intento de los gobiernos
de cualquier signo político para controlar las redes sociales.

Los ciberoptimistas, en cambio, consideran que Internet y las TIC


favorecen un más fácil acceso de la ciudadanía a las actividades
del gobierno, transformándolo en un ente más controlable y con
menores posibilidades de ejercer un control jerárquico sin los ade-
cuados contrapesos y limitaciones. Al mismo tiempo, las nuevas
formas de comunicación entre los ciudadanos, y su interacción con
parlamentos y gobiernos, pueden llegar a equilibrar (o compensar,
21 | Perspectivas sobre el Estado
Joan Subirats

al menos) el poder actual de los media, de los cas, y sus formas y reglas de proceder. Pero, al
grupos de presión o de los partidos que logran mismo tiempo, es suicida para el sistema político
condicionar la agenda política y ‘formatear’ las no tratar de ver y evaluar cómo cambia las rela-
issues del sistema. Sería esta una visión espe- ciones e interacciones sociales y políticas la pre-
ranzada de los efectos democratizadores y de sencia cada vez más invasiva de Internet en
contrapeso de poder con relación a instituciones nuestras vidas. Nos interesa aquí analizar cuál es
y élites que se manifiestan ahora más bien cerra- la diferencia que efectivamente genera el uso de
das respecto de la sociedad. las TIC en aquellos aspectos que pueden consi-
derarse problemas o insuficiencias de los siste-
En el campo que aquí nos interesa, hemos de re- mas democráticos a fin de buscar conexiones
conocer que, aparentemente, las formas de ope- útiles entre ambos mundos, desde posiciones no
rar de Internet y las TIC, y las propias del sistema exentas de normativismo, ya que nos interesa
político, parecen no ser demasiado coincidentes. aquello que refuerce la democracia y amplíe sus
La democracia, en su versión más convencional espacios de participación cívica. Entendemos,
e institucional, nos ha acostumbrado a un esce- además, que nuestras reflexiones deben incor-
nario de deliberación, prudencia e interacción par- porar el contexto europeo de democracias parla-
simoniosa, que conlleva habitualmente un gran mentarias, con partidos relativamente bien
derroche de tiempo. Todos somos conscientes organizados, notablemente centralizados y con
que, en cambio, la revolución tecnológica de In- una fuerte presencia en la intermediación de in-
ternet, si por algo se caracteriza es precisamente tereses, que cuentan, asimismo, con administra-
por la rapidez que imprime a todo con lo que ciones bien establecidas y notablemente
entra en relación. Mientras la forma digital de ra- jerarquizadas.
zonar es básicamente muy simple, binaria, bus-
cando siempre la elección entre ‘A’ o ‘B’, entre Es evidente que las posibilidades de utilización
‘Sí’ o ‘No’, el razonamiento político trata de bu- de Internet y las TIC en el debate sobre el futuro
cear en la complejidad, sacando a la luz matices de la democracia son múltiples, pero no es lo
y formas distintas de ver el problema. Ante el di- mismo trabajar en ellas desde la lógica interna
lema de ‘A’ o ‘B’, puede buscar las respuestas en del actual sistema de democracia representativa,
‘ambos’ o en ‘ninguno’, o en ‘estas no son las desde la perspectiva de construir, con la ayuda
respuestas al problema’, o incluso un ‘este no es de las nuevas tecnologías, el viejo ideal de la de-
el problema’. mocracia directa, o tratar de imaginar nuevas for-
mas de articulación y gobernación colectiva.
No se trata, por tanto, de incorporar sin más las
TIC en el campo de las instituciones democráti-
22 | Perspectivas sobre el Estado

Pero, realmente, ¿puede ser útil Internet en los cracy, lo que observamos es el intento de mejo-
procesos de innovación democrática? Un ele- rar, usando Internet, la polity, es decir, la forma
mento clave, entiendo, es empezar dilucidando concreta de operar el sistema o régimen político,
si Internet es simplemente un nuevo instru- y las relaciones entre instituciones y ciudadanía.
mento, una nueva herramienta a disposición de Cuando se habla de e-administration, observa-
los operadores políticos para seguir haciendo lo mos el intento de aplicar las TIC en el campo más
que hacían, o significa una sacudida, un cambio específico de las policies (o sea, de las políticas)
importante en la forma de hacer política. Desde y, sobre todo, de su gestión. Pero deberíamos
nuestro punto de vista, Internet no es un ‘marti- ser conscientes, asimismo, de que otro gran cri-
llo’ nuevo que sirve para clavar más deprisa o con terio de distinción hemos de buscarlo solo si con-
mayor comodidad los ‘clavos’ de siempre. Esa vi- sideramos procesos de mejora y de innovación
sión reduce la revolución tecnológica y social que vía Internet dentro del actual marco constitucio-
implica Internet a un mero cambio de instrumen- nal y político característico de las actuales demo-
tal operativo. Desde esa perspectiva, las relacio- cracias parlamentarias europeas, o bien si
nes de poder, las estructuras organizativas o las estamos dispuestos, en una lógica de profundi-
jerarquías e intermediaciones establecidas no va- zación democrática, a explorar vías alternativas
riarían. En cambio, si entendemos que Internet de tomar decisiones y de pensar y gestionar po-
modifica la forma de relacionarnos e interactuar, líticas, que incorporen más directamente a la ciu-
altera profundamente los procesos y posiciones dadanía y que asuman el pluralismo inherente a
de intermediación, y genera vínculos y lazos una concepción abierta de las responsabilidades
mucho más directos y horizontales, a menores colectivas y de los espacios públicos.
costes, coincidiremos en que estamos ante un
cambio en profundidad de nuestras sociedades. No se trata, evidentemente, de un debate estric-
No forzosamente mejor, pero sí distinto. Desde tamente técnico o de estrategia en la forma de
este punto de vista, Internet expresa otro orden adaptar la política democrática a los nuevos tiem-
social, otro ‘país’. pos. Detrás de esas opciones lo que hay son dis-
tintas concepciones políticas sobre qué es la
Tenemos ante nosotros algunas opciones signi- democracia y las vías a seguir si se pretende re-
ficativas si pretendemos ir más allá del mero forzarla, profundizarla y acercarla a los ideales que
cambio instrumental. De hecho, hasta ahora, inspiraron, hace ya tiempo, muchos años de lu-
cuando se habla de e-democracy o de e-adminis- chas y de construcción de derechos de ciudadanía.
tración, lo que encontramos son versiones ‘mar-
tillo’ de la aplicación de Internet a lo que ya se Si lo entendemos así, no se nos ocultará que en
estaba haciendo. Cuando se habla de e-demo- la base de partida de muchas estrategias de incor-
23 | Perspectivas sobre el Estado
Joan Subirats

poración de las TIC en el funcionamiento actual del mejorado las relaciones entre ciudadanos y ad-
sistema político-administrativo laten perspectivas ministraciones, y es, asimismo, abundante la li-
estrictamente ‘mejoristas’, pero para nada trans- teratura que trata de analizar y proponer vías de
formadoras. La perspectiva se sitúa en una lógica mejora en este sentido. No hay día en que no oi-
técnica, que busca renovar lo que ya funciona, si- gamos hablar de nuevos avances en las ‘interfi-
tuándose en el universo liberal-democrático, sin cies’ administración-ciudadanos que permiten o
voluntad alguna de poner en cuestión la forma de permitirán resolver a distancia, y a través de la
operar de la democracia constitucional y parla- Red, lo que ahora son complejos y costosos pro-
mentaria, con sus mecanismos de participación cedimientos de obtención de permisos, de reno-
centrados esencialmente en partidos y eleccio- vación de documentos, de liquidaciones fiscales
nes. Lo que según esa visión fallaría y podría ser o de obtención de información. Los avances en
objeto de mejora utilizando las TIC serían los me- la seguridad de esos procesos a través de la
canismos de información a disposición de la ciu- aceptación de firma electrónica o la creciente
dadanía a fin de que puedan ejercer de manera coordinación entre distintos niveles de adminis-
más completa y eficaz sus posibilidades de elec- tración son un buen ejemplo de ello. De manera
ción, y disponer, asimismo, de más poder en sus parecida, se observan incesantes esfuerzos por
relaciones con las burocracias públicas. La mayor parte de las propias entidades o servicios públi-
fuerza o capacidad de influencia de la gente no cos para poner a disposición de los ciudadanos,
vendría tanto de su mayor capacidad de implica- a través de la Red, una amplia información sobre
ción o de dejar oír su voz en los procesos como las prestaciones que ofrecen o los derechos que
de su mayor capacidad de elegir, de optar, de cam- pueden ejercer, así como una explícita presenta-
biar de proveedor o de expresar con claridad sus ción de quién es responsable de qué y cómo lo-
preferencias. De alguna manera se entiende que calizar a los distintos empleados o supervisores
el proceso de consumo colectivo de recursos que de cada proceso o servicio.
deriva de las políticas públicas no tiene por qué
estar conectado con la ‘alta política’, con valores, Los valores que implícita o explícitamente rigen
y se expresa solo en la eficacia y la capacidad de esos procesos de cambio y de uso de las TIC son
satisfacer las necesidades de los ciudadanos, y ahí los de economía, eficiencia y eficacia, que ya sir-
es donde Internet puede ser útil. vieron para poner en marcha los procesos de mo-
dernización administrativa de los ochenta y
En efecto, parece claro que la demanda de más noventa (new public management). De alguna
y mejor información cuadra bien con las poten- manera coincidieron, en el tiempo y en sus ex-
cialidades más evidentes de las TIC. Existen mu- pectativas, nuevos gestores públicos con ganas
chos y variados ejemplos de cómo las TIC han de implementar en las administraciones públicas
24 | Perspectivas sobre el Estado

sistemas de gestión más próximos a los que se encontrar solución a los problemas de desafec-
estaban dando en el campo privado, con políticos ción democrática, sino que introducen ciertos
que buscaban renovadas formas de legitimación problemas en el manejo del gran caudal de infor-
en una mejora de la capacidad de prestar servicio mación que las TIC permiten almacenar, tratar y
de las administraciones, y la creciente accesibili- manejar de manera extraordinariamente eficaz.
dad y potencial transformador de las TIC. En este Parece claro que estamos hablando de procesos
sentido, las estrategias de ‘cartas de servicios’ hasta cierto punto despolitizados, en los que no
(citizen charts) o de ‘calidad total’ son ejemplos se cuestiona o se valora el porqué de los servi-
de ello. Y no son para nada desdeñables, ya que cios o a quién van dirigidos, sino la mejor manera
mejoran la transparencia y la capacidad de servi- de prestarlos. No se trata tampoco de redefinir
cio de instituciones y administraciones. las políticas o de cuestionar el diseño de los pro-
cesos de puesta en práctica de las mismas. Po-
Por otro lado, las dinámicas de ‘aplanamiento’ de dríamos, pues, preguntarnos si con esas nuevas
estructuras o de descentralización de la gestión, formas que incorporan a las TIC en la prestación
buscando proximidad y mayor personalización de servicios públicos estaríamos realmente res-
del servicio, encontraron en los nuevos sistemas pondiendo a los problemas de déficit democrá-
de información las palancas necesarias para evi- tico y de ‘sociedad alejada’ mencionados al inicio
tar procesos de desgobierno y de difuminación de estas reflexiones.
de responsabilidades a través de sistemas con-
tractuales, establecimiento de indicadores de Por otro lado, y tal como hemos mencionado, se
gestión o cuadros de mando ad hoc (tableau de han señalado también los efectos perversos que
bord). De alguna manera, las TIC parecen ofrecer podrían llegar a tener los grandes volúmenes de
la realización de un sueño largamente buscado: información que sobre las personas, sus conduc-
la máxima descentralización posible sin las fugas tas, sus preferencias y sus hábitos irían acumu-
de discrecionalidad, o pérdidas de control, o de lando las administraciones a través del uso de las
responsabilidad. De esta manera, estamos pro- TIC. Al lado del manejo de gran cantidad de datos
bablemente asistiendo a la transformación de administrativos, el creciente uso de videovigilancia,
muchas burocracias europeas en ‘infocracias’. los nuevos programas de detección de personas
sospechosas, etcétera, si bien pueden mejorar las
Sin desdeñar, como decíamos, esos avances, el prestaciones de las políticas de seguridad, plan-
problema es que esas mejoras en la forma de tean problemas de violación potencial de la priva-
gestionar las políticas y en los canales de comu- cidad no desdeñables. En definitiva, este tipo de
nicación entre ciudadanía y administraciones pú- vinculación entre procesos de innovación vía TIC,
blicas no solo no ofrecen nuevas vías en las que muy vinculados a las políticas y a sus procesos de
25 | Perspectivas sobre el Estado
Joan Subirats

prestación de servicios, no cambiarían en absoluto rias se han ido sucediendo. Esas iniciativas se han
las lógicas tecnocráticas y de ‘arriba abajo’, carac- concentrado en temas como los de mejora del fun-
terísticas de los sistemas democráticos consolida- cionamiento interno de los parlamentos o de los
dos en la segunda mitad del siglo XX. El uso de las ejecutivos y de las administraciones, o en la mejora
TIC, más que reforzar la capacidad de presencia y de la información de la actividad parlamentaria y
de intervención de la ciudadanía en los asuntos co- gubernamental hacia la ciudadanía, o en la mejora
lectivos, podría acabar reforzando la capacidad de y ampliación de las posibilidades de interacción
control y de autoridad de las élites institucionales. entre los parlamentos y los gobiernos con los ciu-
dadanos. En Europa los ejemplos son significati-
Desde una lógica mucho más política, y no tanto vos, tanto en cada país como en las propias
administrativa y de gestión, Internet ha estado pre- instituciones de la Unión Europea. En la relación
sente en los intentos por parte de instituciones re- entre partidos y electores, también se han ido po-
presentativas y partidos para mejorar sus canales niendo en práctica numerosas iniciativas de utiliza-
de comunicación con la ciudadanía. No se trataría, ción de Internet encaminadas a mejorar los
en este caso, de mejorar la eficacia en la presta- canales de información con los militantes y a incre-
ción de servicios o de facilitar trámites, sino direc- mentar el contacto y la adhesión con los simpati-
tamente de reforzar la legitimidad de las zantes y votantes. Al margen de la simple emisión
instituciones de gobierno. Se trataría de evitar la de boletines electrónicos, de mensajes, o de ca-
sensación de desapego, de reducir la percepción nales oficiales en Facebook o Twitter, se han ido
de distancia entre los que deciden y aquellos que produciendo experiencias en los sistemas de se-
dicen representar. lección de candidatos, de debate sobre alternativas
de programa, o de advocacy on-line, con presencia
No estamos hablando de un escenario solo ocu- de grupos o personas que expresan sus intereses
pado por políticos profesionales. Los entramados a través de la Red.
de intereses y actores formados alrededor de las
políticas han ido creando un conglomerado demo- Los gobiernos y parlamentos han puesto en mar-
elitista que está básicamente preocupado por los cha abundantes proyectos dirigidos a usar las po-
flujos de información e influencia entre votantes y tencialidades de las TIC, esencialmente para
representantes, entre instituciones representati- facilitar el acceso a la información institucional
vas y gobierno, entre gobierno y élites externas, y por parte del conjunto de la ciudadanía. Casi
entre élites y grupos de interés. siempre, a través de las web institucionales, se
pueden hacer llegar las peticiones o quejas de
En ese escenario, los intentos de aplicar las TIC en los ciudadanos con relación al gobierno, o, en el
distintos ámbitos de las democracias parlamenta- caso del parlamento, propuestas de personas o
26 | Perspectivas sobre el Estado

grupos para que sean canalizadas por los grupos políticas y de gobierno, a través de métodos más
parlamentarios que así lo estimen conveniente. sofisticados de gestión de la información, seg-
mentación de públicos o marketing y comunica-
En general, puede afirmarse que los partidos e ción política.
instituciones que han entrado en el uso de las TIC
lo han hecho desde la lógica instrumental o de Podríamos decir, en definitiva, que este tipo de
‘martillo’ antes mencionada y sin una estrategia instrumentos al servicio de objetivos como los
demasiado predeterminada. En general, el sen- descritos contribuyen a realzar los aspectos más
tido de la información es unidireccional e incluso elitistas del sistema democrático representativo
cuando existe la posibilidad de la bidireccionali- (reforzamiento de la capacidad de manejar y con-
dad, el control del medio y la decisión sobre la trolar los flujos de información, convertirse en
oportunidad o no de tener en cuenta las opinio- nudos de recursos e información, reforzar las in-
nes ajenas recaen sobre el aparato del partido o terrelaciones horizontales y verticales con actores
la dirección de la institución. En este caso no se no públicos y con otras instituciones u organismos
trata de dar más opciones a los ciudadanos-con- políticos), mientras que quedan en un segundo
sumidores, sino de generar consenso hacia la or- plano los aspectos más estrictamente democrati-
ganización o de facilitar la labor de advocacy o de zadores del sistema (capacidad de respuesta, ca-
lobbying desde el exterior, pero siempre enten- pacidad de rendir cuentas, transparencia, canales
diendo que existen unos ‘expertos’ en la institu- de implicación ciudadana). Una vez más, nos inte-
ción que decidirán qué conviene tener en cuenta, resa poner de relieve que conviene ir más allá de
qué conviene asumir y qué no. la utilización (como gadget) de las TIC en los sis-
temas democráticos, y antes de especular sobre
La lógica dominante, no tanto como diseño sino en qué aspecto procedimental, electoral, parla-
como resultante, ha sido la de tratar de usar In- mentario o de control podremos usar esas nuevas
ternet y las TIC como mecanismo que permita tecnologías, pensar al servicio de qué concepción
una mejor adaptatividad del sistema político con de la democracia las ponemos.
relación a un entorno muy cambiante, pero sin
que ello signifique un cambio de paradigma en el En este sentido, podríamos decir que en las dos
modo de funcionar. Los tipos de aplicaciones sur- estrategias de uso de las TIC hasta ahora men-
gidos de las nuevas TIC (websites, boletines elec- cionadas, la más de gestión o administrativa (que
trónicos, listas de correo, sistemas de podríamos calificar como de mejora de relación
información, pequeñas consultas o votaciones con los usuarios) o la más propia de instituciones
electrónicas en momentos puntuales) se han di- y partidos (a la que podríamos referirnos como
rigido a relegitimar y reorientar a las instituciones elitista-democrática), no existe una voluntad de
27 | Perspectivas sobre el Estado
Joan Subirats

Los tipos de apli-


caciones surgidos
ir más allá de una concepción de la democracia que se centra en
las reglas procedimentales y en una visión muy estricta del princi-
pio de representación. No ha habido hasta ahora, al menos que co-
de las nuevas TIC
se han dirigido a
nozcamos, voluntad de experimentar formas de relación entre

relegitimar y
élites políticas y ciudadanía que supongan alteración de las posi-

reorientar a las
ciones de jerarquía tradicionales.

instituciones
políticas y de
Pero ¿es posible pensar en otras alternativas? ¿Podemos pensar
en una relación entre Internet y política que permita desplegar un
potencial distinto? ¿Permite Internet imaginar escenarios de de-
gobierno.
mocracia más directa, con mayor implicación y participación de la
ciudadanía en los asuntos colectivos? La primera respuesta debe
ser: depende. Depende de si lo que se busca es precisamente eso.
Como hemos ya avanzado, Internet no es la pregunta. Pero sí
puede ser una respuesta. Las dos estrategias que ahora analizare-
mos, de forma forzosamente esquemática, se relacionan con las
TIC desde una concepción distinta a las hasta aquí planteadas. No
se trataría aquí de mejorar la relación y la comunicación entre élites
representativas y ciudadanía. La preocupación no estaría centrada
en la mejora de la capacidad de prestación de servicios o en la am-
pliación de la capacidad de elección de los consumidores-ciudada-
nos. En las dos estrategias que pasaremos a analizar, late la
preocupación por la calidad de la participación y la capacidad de
implicación de la gente en los asuntos colectivos tanto a nivel po-
lítico micro como macro. Se parte de la hipótesis de una ciudadanía
activa, interesada en los asuntos colectivos no solo como vía ne-
cesaria para defender sus intereses, sino como forma de entender
la democracia, una democracia relacional y participativa.
28 | Perspectivas sobre el Estado

¿Otra política?
que florecen comunidades plurales, que hacen
de su especificidad o de sus micro o macroiden-
tidades su punto de referencia. La explosión de
Movimientos sociales, Internet y política comunicación y de hiperconectividad que ha su-
puesto el afianzamiento de las TIC ha facilitado y
La política ha ido sufriendo los impactos de los facilita esa continua emergencia, y permite una
cambios tecnológicos y sus estructuras de rela- reconstrucción de la política desde parámetros
ción entre instituciones y ámbitos de decisión, y distintos a los habituales.
el conjunto de la población ha ido modificándose
a medida que se modificaban los instrumentos y Estamos asistiendo al surgimiento de una socie-
las dinámicas sociales que esos cambios tecno- dad en la que la relación forma parte intrínseca
lógicos generaban. Cabe solo recordar lo que de la comunicación y no es un mero resultado de
ocurrió con la prensa escrita, con la radio, con la esta última o un subproducto comunicativo. Los
televisión, etcétera, que fueron obligando a cam- dos elementos clave son la creciente subjetivi-
biar o propulsaron cambios en las organizaciones dad o individualización de los actores (que no for-
políticas y en los mecanismos de relación entre zosamente desemboca en el individualismo) y la
instituciones y ciudadanía. Todo ello en plena so- enorme facilidad de comunicación que generan
ciedad industrial, en pleno proceso democratiza- las TIC. En ese contexto se da una gran demanda
dor del Estado liberal, y con avances y retrocesos de autonomía (que va más allá del esquema liber-
en el acceso social a esos medios. Hoy estamos tad-control tradicional de la sociedad moderna),
dejando atrás la sociedad industrial tal como la surgen mercados alternativos, aparecen nuevas
conocimos, con sus pautas laborales y sus diná- redes y agregados sociales, y emergen nuevas
micas económicas. Y el cambio tecnológico está culturas que hacen de la diferencia su valor aña-
propulsando con gran rapidez cambios en todas dido. En la perspectiva tradicional (que recorre las
las esferas vitales. No podemos, pues, equivo- estrategias anteriormente examinadas), las esfe-
carnos, y confundir Internet y las TIC con nuevas ras de las instituciones públicas parten de un
versiones de los antiguos instrumentos de comu- concepto de libertad y de participación muy vin-
nicación. Es otro escenario social. culado a la libertad y al ejercicio del voto, mien-
tras el control se relaciona con el cumplimiento
Una de las características más significativas de de unas leyes emanadas de esa voluntad popular
las nuevas sociedades, en las que Internet y las expresada con el mecanismo representativo. En
TIC ganan terreno y se desarrollan, es la cre- el nuevo contexto social que estamos descri-
ciente aparición y existencia de espacios de au- biendo, la libertad se basa en una idea de
tonomía y de redes relacionales nuevas, en las intercambio que parte de la reciprocidad, mien-
29 | Perspectivas sobre el Estado
Joan Subirats

tras el control se confía a las propias reglas del puede considerarse monopolio del Estado o coto
intercambio asociativo. Esas dos esferas, estatal cerrado de los organismos públicos. Las institu-
y social, interaccionan con las esferas del mer- ciones políticas no ocuparían ya el centro o el vér-
cado, de la familia y demás redes informales, ge- tice de las condiciones de ciudadanía, de
nerando múltiples posibilidades de relación y de bienestar. Por debajo se ha ido tejiendo esa ur-
comunicación. dimbre cívica, fundamentada en las lógicas y en
los bienes relacionales. Es, precisamente, este
En ese contexto, Internet y las TIC son, al mismo aspecto autónomo y relacional lo que caracteri-
tiempo, los factores fundamentales con los que zaría ese nuevo tejido social. Y esas mismas ca-
explicar esa nueva realidad y, asimismo, consti- racterísticas son las que, al mismo tiempo, le dan
tuyen el marco natural que permite su desarrollo, ese carácter fragmentario, de multiplicación de
autonomía y constantes posibilidades de innova- grupos aislados, en que puede resultar difícil ar-
ción y de articulación. Gracias a las TIC, es posi- ticular o reconocer una ‘sociedad’ como tal. En
ble empezar a hablar de pluralismo reticular o de esa fragmentación, llena de potencialidades y de
promoción o potenciación de la autonomía social posibilidades, puede resultar difícil reconciliar plu-
capaz de generar inclusión y cohesión al margen ralismo con justicia, diversidad con pertenencia
de las medidas uniformizadoras y de los dere- o democracia con diferencia. Por otro lado, no po-
chos abstractos de ciudadanía. La pluralidad de demos caer en un ciberoptimismo ingenuo, y
formas de bienestar (el llamado welfare mix que conviene recordar que el peso de las organizacio-
recoge el distinto grado de protagonismo pú- nes públicas y mercantiles en la Red es muy sig-
blico, mercantil o social en las políticas sociales) nificativo, y genera y puede generar nuevas
no es, en ese marco, una respuesta instrumental jerarquías, controles y monopolios. A pesar de
a problemas de sostenibilidad de las políticas de ello, lo cierto es que, a la sombra de las TIC,
bienestar. Va surgiendo, en cambio, una forma crece sin parar la realidad y el entramado cívico
específica de ciudadanía social que encuentra y asociativo, haciendo surgir nuevas comunida-
sus propios valores en la urdimbre asociativa y des reales o virtuales, desarrollando nuevas iden-
cívica que se va tejiendo. Una ciudadanía comu- tidades, nuevos espacios o esferas públicos, e
nitaria, territorializada o no, y que cuenta con las incrementando la reflexividad política y las nue-
grandes potencialidades y ventajas de desarro- vas autonomías sociales.
llarse en el marco cada vez más consolidado de
la sociedad de la comunicación. El movimiento del 15M en España no puede ex-
plicarse fuera de ese contexto. No puede califi-
La política se vuelve más difusa, adquiriendo ca- carse de inesperado ni de sorprendente, ya que
racterísticas diferentes en cada ámbito, y ya no sus bases existían desde hacía tiempo y los
30 | Perspectivas sobre el Estado

nodos sobre los que se ha asentado estaban en nada. La sensación de lejanía entre políticos elec-
buena parte establecidos. Pero sí ha sido inespe- tos y ciudadanía es un lugar común cuando se
rado y sorprendente el gran seguimiento que ha habla de los problemas de la democracia, y lo
tenido por parte de personas que se han visto de hemos expresado aquí mismo de diversas ma-
golpe interpeladas y representadas por un con- neras en páginas anteriores. Recordemos al res-
junto de personas que expresaban su indignación pecto que la idea original del sistema
y rechazo por lo que estaba ocurriendo. Y por lo representativo es que las elecciones garanticen
poco que hacían los que se llamaban represen- al máximo la cercanía entre los valores y los in-
tantes políticos para defender sus derechos y tereses de la ciudadanía, y los perfiles políticos y
condiciones vitales. De alguna manera, han coin- las posiciones de los representantes. La base del
cidido la emergencia de un conjunto de redes que poder y legitimidad de los políticos electos está
confluyen después de varias ‘movidas’. Algunas en su representatividad, y ella deriva del proceso
algo alejadas pero significativas, como las de la electoral.
alterglobalización. Otras más próximas en el
tiempo y más fundamentadas en las redes socia- La teoría política ha ido distinguiendo entre dos
les, como las de V de Vivienda o las movilizacio- formas de representación. Por un lado, se habla
nes contra la Ley Sinde. De esos mimbres surge de la representación-delegación, que hace refe-
la dinámica que se nuclea en torno a lo que fue la rencia a la capacidad de llevar a cabo un mandato,
convocatoria del 15 de mayo, y que supo recoger es decir, la capacidad de actuar para conseguir
y convocar a mucha gente que, de manera indivi- ciertos objetivos. Los políticos nos representarían
dual, social y familiar, había llegado a un punto de en la medida en que ‘transportan’ nuestros valo-
saturación sobre su malestar y se sentía poco o res, nuestras demandas, nuestros intereses. Por
nada representada por partidos, sindicatos y otro lado, tendríamos lo que podríamos denomi-
demás canales altamente institucionalizados. nar como representación-fotografía, que se basa-
ría en la capacidad de los representantes de
En efecto, uno de los eslóganes más repetidos encarnar lo más cercanamente posible al con-
durante las manifestaciones y concentraciones junto de los que pretenden representar. En ese
en distintas ciudades del 15M ha sido el de “no sentido, la representación se basa en el parecido,
nos representan”, dirigido a los políticos que ejer- en la capacidad de los políticos de parecerse a
cen su labor en nombre de todos. Esa ha sido nosotros, a los que concretamente les votamos,
también una de las consignas más atacadas por en formas de vida, en maneras de pensar, en el
parte de quienes acusan al 15M de ser un movi- tipo de problemas que nos preocupan. Las elec-
miento de corte populista y de impulsar la anti- ciones cubrirían ese doble objetivo de delegación
política. Pero la gente del 15M no ha inventado y de parecido, y el grado de confianza que ten-
31 | Perspectivas sobre el Estado
Joan Subirats

drían los políticos derivaría del grado en que se frecuentes de la legitimidad, lo cual no debería
logre cubrir esas expectativas. pasar forzosamente por una mayor frecuencia
electoral, sino por incorporar más ‘voluntad po-
Con el grito “no nos representan”, el movimiento pular directa’ (consultas, debates, etc.) en ciertas
15M está advirtiendo a los políticos que ni se de- decisiones.
dican a conseguir los objetivos que prometieron
ni se parecen a los ciudadanos en su forma de El tema está en poder y saber combinar legitimi-
vivir, de hacer y de actuar. El ataque es, pues, dad electoral con legitimidad de la acción. Hasta
doble: a la delegación (no hacen lo que dicen) y al ahora, esa legitimidad se conseguía en las nego-
parecido (no son como nosotros). En este sentido, ciaciones a puerta cerrada entre representantes
podemos entender que el movimiento 15M no políticos, y también entre ello y los intereses or-
ataca a la democracia, sino que lo que está recla- ganizados. Ahora la exigencia, cada vez más pre-
mando es, precisamente, un nuevo enraizamiento sente y expresada asimismo con fuerza por el
de la democracia en sus valores fundacionales. Lo 15M, es más transparencia y más presencia di-
que critica el 15M, y con razón, es que para los re- recta de la ciudadanía, sin que todo ello pase for-
presentantes el tema clave parece ser el acceso zosamente por la intermediación de lobbies,
a las instituciones, lo que garantiza poder, recursos sindicatos, patronales o cámaras. Antes los polí-
y capacidad para cambiar las cosas. Para los ciu- ticos justificaban su privilegiada posición por el
dadanos, en cambio, el poder sería solo un instru- hecho de que tenían información, construían su
mento y no un fin en sí mismo. criterio y tomaban decisiones con respaldo ma-
yoritario de los representantes. Ahora la gente,
En este sentido, Rosanvallon (2008) define el ac- mucha gente, tiene información, construye su cri-
tual modelo de democracia como ‘democracia de terio y quiere participar en las decisiones que les
elección’, entendiéndola como aquella centrada afectan. Como ya hemos mencionado, lo que In-
estrictamente en colocar en el poder a unas per- ternet y las TIC ponen en cuestión es la necesi-
sonas o a desplazar del mismo a otras. Dados los dad de la intermediación. Sobre todo, de la
problemas que venimos comentando de déficit intermediación que no aporta valor y que, ade-
de representatividad y de falta de confianza, ¿por más, en el caso de los políticos, goza de privile-
qué no instaurar un sistema de ‘deselección’ en gios que ya no se consideran justificados
que los ciudadanos pudiesen revocar su mandato (sueldos, inmunidades, regalías).
si se sienten defraudados en sus expectativas?
(lo que de hecho ya existe en California en forma Por otro lado, sabemos que el núcleo duro de la
de recall). La nueva época en la que estamos ge- abstención se concentra normalmente en los ba-
nera y precisa mecanismos de renovación más rrios y lugares con menos renta, con menor nivel
32 | Perspectivas sobre el Estado

Ahora, la exigencia
es más transparen-
educativo, con peores condiciones de vida. Son voces no escucha-
das y, por tanto, con tendencia a ser desatendidas. Necesitamos

cia y más presen- pensar no solo en formas de mejorar la representatividad de los po-

cia directa de la
líticos, sino también en dimensiones de la representación que la

ciudadanía, sin que


hagan más compleja, más capaz de recoger la autonomía, la diver-

todo ello pase for-


sidad y la exigencia de equidad de las sociedades contemporáneas.

zosamente por la
Y en este sentido, hemos también de valorar cómo influyen Internet

intermediación de
y la nueva época en protagonismos e identidades colectivas.

lobbies, sindicatos, Se están produciendo, asimismo, cambios en la forma de repre-

patronales o
sentación y de visualización de esos movimientos. En efecto, uno

cámaras.
de los problemas más recurrentes con los que se han enfrentado
los integrantes y participantes en el 15M ha sido y es la falta de li-
derazgos claros, la falta de rostros con los que los medios de co-
municación tradicionales pudieran identificar el movimiento. La
ambigua expresión de ‘indignados’ ha sustituido la falta de identi-
dad ideológica que permitiera colocar a los movilizados en alguna
de las categorías programáticas a las que estamos acostumbrados
en la contemporaneidad. Categorías que nos permiten reducir la
complejidad de matices ideológicos de cada quien, situándolo en
el ‘cajón ideológico’ correspondiente. Es evidente que el calificativo
de ‘indignados’ no nos explica mucho sobre qué piensan y cuáles
son sus coordenadas normativas o propositivas. Pero, de lo que
nadie duda es de la capacidad de sacudir y de alterar la forma de
entender el mundo y de relacionarse con el sistema político e ins-
titucional que ha tenido el 15M.

Tenemos, como algunos han dicho, un movimiento en marcha que


no se reconoce a sí mismo como tal movimiento, y cuyos compo-
nentes, además, presumen de no tener etiqueta ideológica con-
vencional. Lo que está claro es que expresan el sentido de
frustración de muchos ante la tendencia a fragmentar comunida-
des, a convertir cualquier cosa en mercancía, a confundir desarrollo
y realización personal y colectiva con capacidad de consumo. Es
33 | Perspectivas sobre el Estado
Joan Subirats

cierto también que hay evidentes amenazas a los meros ejecutores de esas políticas. En cambio,
niveles de vida y de derechos alcanzados, sin que lo que ha permitido Internet, a coste muy redu-
los poderes públicos sean capaces de proteger cido, ha sido conectar cabreos y acciones.
a sus ciudadanos, en una evidente pérdida de so-
beranía y de legitimidad democrática. No solo no El zócalo en el que apoyarse ha sido, por una
hay dimensión ética alguna en el capitalismo es- parte, el movimiento de cultura libre, con su ha-
peculativo y financiero, sino que además están bilidad de retournement, dirían los situacionistas,
en peligro las promesas de que, si nos portába- es decir, con su capacidad de hacer descarrilar,
mos bien, viviríamos cada vez mejor, seríamos de reconducir y de recrear todo tipo de produc-
más educados y gozaríamos de una buena salud. ciones culturales y artísticas, rompiendo moldes
La absoluta falta de control y de rendición de y derechos de propiedad, compartiendo y difun-
cuentas democrática de los organismos multila- diendo. Por otra parte, se ha aprovechado la gran
terales y las agencias de calificación de riesgos, capacidad de inventiva y de contracultura gene-
añadidas a las más que evidentes conexiones y rada en América Latina, donde hace ya años pro-
complicidades entre decisores políticos y gran- baron de manera directa y cruda las recetas
des intereses financieros, han provocado que, neoliberales. El movimiento de cultura libre, con
como hemos avanzado, por primera vez en éxitos tan evidentes como Wikipedia, muestra la
mucho tiempo, en Europa se conecte conflicto fuerza de la acción colaborativa y conjunta, sin je-
social y exigencia democrática, reivindicación de rarquías ni protagonismos individuales. Combi-
derechos y ataques contundentes, a la falta de nan el ideal de la igualdad con la exigencia del
representatividad de los políticos. Tanto por su respeto a la autonomía personal y a la diferencia.
falta de respeto a los compromisos electorales Cada vez más gente, más preparada, más preca-
como por su fuero y sus privilegios. ria, con mejores instrumentos, más conectada,
servirá de voz a esa gran masa de la ciudadanía
Parece claro que mucha gente ha empezado a que sabe que las cosas van mal y que la situación
darse cuenta de que la hegemonía neoliberal, a actual no puede durar. Tratar de ponerle nombre
la que han servido en Europa, sin reparo y sin al movimiento, de identificarlo y de encasillarlo,
apenas distinción, tanto conservadores como so- significaría ahora limitar su potencialidad de cam-
cialdemócratas, puede conducirnos, de persistir, bio y de transformación.
a más y más pobreza y a un deterioro general de
las condiciones de vida de amplísimas capas de ¿Qué tiene que ver todo ello con los temas que
la población. Y que, frente a ello, poco puede es- aquí hemos ido apuntando, relacionados con la
perarse de un sistema político y de los grandes democracia y sus dilemas? Aún es pronto para
partidos que son mayoritariamente vistos como sacar demasiadas conclusiones al respecto, pero
34 | Perspectivas sobre el Estado

parece indudable que nuevas formas de hacer a través del cuerpo político que expresa la asam-
política y de ejercer representación y tomar de- blea de los ciudadanos, se entendía que ello no
cisiones van a ir apareciendo. solo no era ya posible por la expansión del
‘demos’, es decir, por la cantidad de gente a quien

¿Democracia
reunir y con quien debatir, sino que, más allá de
ese impedimento físico o cuantitativo, la lógica

directa?
que existía detrás del ideal de la democracia di-
recta podía llegar a ser contraproducente.

La libertad de los ‘modernos’ implica el recono-


Democracia y participación ciudadana cimiento de derechos políticos fundamentales,
entendiendo la participación política como una li-
La extensión y generalización de Internet y de la bertad política más, que se expresa en el dere-
hiperconectividad que lleva aparejada permite, cho a expresarse, a reunirse, a organizarse para
entre otras muchas cosas, repensar de nuevo el influir en la política del país, y que comprende,
viejo tema de la democracia directa. Es impor- además, el derecho a elegir a sus representantes
tante, en este sentido, recordar la constante en las instituciones y el derecho, asimismo, a ser
presencia del instrumento ‘asamblea’ en los mo- elegidos. Frente a Rousseau, tanto Tocqueville
vimientos políticos de los últimos tiempos. Con como Stuart Mill defienden la idea de que la
ello se expresa el querer reproducir off-line lo que única forma compatible con el Estado liberal es
es característico del modo on-line: horizontalidad, la democracia representativa y parlamentaria. La
agregación, compartir, buscar acomodación de llamada democratización del Estado, si bien am-
distintas perspectivas en nodos comunes. En re- plió el derecho al voto a más y más sectores so-
lación con ello, seguramente no es el momento ciales, y multiplicó los órganos representativos,
ni el lugar de hacer un recorrido histórico sobre la no implicó una modificación esencial de esa con-
democracia y sus tradiciones históricas. Pero, cepción liberal y representativa de la democracia.
quizá, conviene recordar que a lo largo del siglo
XIX la discusión en torno a la democracia, desde La democracia representativa ha sido defendida
la concepción liberal del Estado, se desarrolló prin- siempre como una alternativa ‘viable’ (Stuart Mill)
cipalmente a partir del célebre discurso de Cons- y ‘eficiente’ (Dahl) a la democracia directa o de
tant sobre la libertad de los antiguos y la libertad asamblea. Las razones de fondo aducidas son,
de los modernos. Frente a la libertad de los ‘anti- como sabemos y ya hemos mencionado, el ta-
guos’, entendida como participación directa en las maño de la población llamada a reunirse y parti-
decisiones públicas y en la formación de las leyes cipar y la naturaleza de los problemas a tratar,
35 | Perspectivas sobre el Estado
Joan Subirats

que van más allá de lo que las pequeñas unida- necesarias y siendo conciente de que las formas
des de población pueden asumir. A pesar de ello, de deliberación en asamblea son distintas a las
se reconoce (Dahl) que la democracia represen- que se dan por teléfono o en un fórum virtual, se
tativa tiene su ‘lado oscuro’ o un precio a pagar: podría al menos pensar hasta qué punto empie-
el enorme poder discrecional sobre decisiones zan a darse las condiciones para avanzar hacia
muy significativas que delegan los ciudadanos a formas de democracia en las que sea posible
sus representantes. acercarse a los viejos ideales rousseaunianos sin
las cortapisas del tamaño del ‘demos’ y que, al
Sabemos que las élites representativas han de mismo tiempo, permita obtener eficiencia en la
moverse en los límites institucionales y procedi- toma de decisiones.
mentales que son propios de los regímenes de-
mocráticos, pero también sabemos que esos Pero ¿de qué democracia directa hablamos? No
límites acostumbran a ser amplios, y, al no ser creo que sea necesario insistir en los problemas
muy robustos ni constantes los mecanismos de que genera una concepción de democracia di-
control o de participación popular, el hecho es recta de tipo referendario, basada en la instanta-
que la discrecionalidad de las élites para interpre- neidad de la toma de decisiones, sin
tar su mandato de representación, incluso en de- mediaciones deliberativas ni institucionales.
cisiones de contenido estratégico o de gran Hace ya años, un magistrado de la Corte Consti-
significación, es muy notoria. Por tanto, una vez tucional italiana, Gustavo Zagrebelsky, ponía de
aceptado el principio de representación, el énfa- relieve la falta de adecuación entre los presu-
sis se pone en establecer las cautelas y los equi- puestos deliberativos de la democracia y la pre-
librios necesarios para controlar, en la medida de cipitación no exenta de demagogia que rodean
lo posible, esos márgenes de discrecionalidad, y los referéndums instantáneos, y para ello utili-
para fijar una renovación periódica de la confianza zaba el ejemplo bíblico de la elección directa y
y una clarificación de responsabilidades vía re- popular que decidió entre Barrabás y Jesucristo.
frendo electoral. La extensa literatura sobre democracia delibera-
tiva nos muestra la importancia extrema que los
¿Qué cambios pueden producir en ese escenario procesos deliberativos y participativos tienen en
la aparición de las TIC y la generalización de In- una concepción plena de lo que es una democra-
ternet? Si bien continúa siendo cierto que todos cia liberal. Siguiendo a Jürgen Habermas, se
los ciudadanos de cada país no pueden encon- afirma que las decisiones en democracia se car-
trarse cara a cara, sí es ya posible que puedan gan de valor y de significación más sobre la base
comunicarse a distancia a través de las redes que de la transformación que sigue a la deliberación
ofrecen las TIC. Por tanto, con todas las cautelas que sobre la simple agregación de preferencias.
36 | Perspectivas sobre el Estado

Por lo tanto, toda incorporación de las TIC a los nutren de contenidos y concentran el protago-
procesos de toma de decisiones públicas debería nismo en sede parlamentaria.
tener en cuenta ese profundo carácter delibera-
tivo de la democracia. De no ser así, podría ocu- A partir de esas premisas, se puede imaginar un
rrir que esas decisiones pudieran ser sistema en el que el gobierno fuera elegido con
notablemente inconsistentes entre sí, o bien que mecanismos similares a los actuales y en el que
estuvieran demasiado afectadas por situaciones las decisiones que hoy toma el Parlamento, y
emocionales coyunturales. Por tanto, debería- otras consideradas suficientemente significati-
mos dirigirnos hacia perspectivas en las que vas, fueran sometidas al refrendo directo de toda
fuera posible o imaginable utilizar los potenciales la ciudadanía con derecho a voto utilizando los
comunicativos y de toma de decisiones colecti- instrumentos que ofrecen las TIC y sus desarro-
vas que Internet, sin duda, presenta (y que ya llos futuros. Esos momentos decisionales se
han sido probados en contextos privados u orga- concentrarían en ciertas fechas y en los períodos
nizacionales), sin que ello hiciera perder capaci- previos, se produciría el debate público, animado
dad y calidad deliberativa a todo el nuevo proceso por unos partidos políticos que deberían orientar
decisional inspirado en un acercamiento a los va- sus funciones hacia una labor de brokerage y ar-
lores de una democracia directa que siempre ha ticulación de intereses y alternativas, perdiendo
sido vista como auspiciable pero no viable. peso su actual énfasis en la ocupación de espa-
cios institucionales. Se dibuja así un sistema en
Si combinamos potencialidades de las TIC, para el que el voto directo no se produciría sin media-
avanzar hacia formas de democracia directa ción ni deliberación. No hablamos, por tanto, de
hasta hoy inexploradas, con la necesidad de con- una simple democracia plebiscitaria. El voto di-
tar con mecanismos que aseguren deliberación recto contaría con la imprescindible mediación
y que canalicen opiniones y debates hacia formas partidista, configurando así una salida pragmática
de tomar decisiones pragmáticas y eficientes, que podría permitir alianzas con los protagonistas
deberíamos repensar nuestras actuales institu- actuales de los procesos de intermediación y re-
ciones democráticas. Parlamentos, gobiernos y presentación de la voluntad popular.
partidos son hoy por hoy elementos centrales en
el sistema democrático. Desde nuestro punto de Es importante tener en cuenta que, hasta ahora,
vista, son los partidos políticos los que hoy por las instituciones existentes han tendido a usar y
hoy ejercen el rol clave de mediación-control a modelar las TIC como mecanismo de reforza-
entre población y gobierno, con la constante co- miento de sus posiciones de poder. No es sor-
laboración amplificadora de los medios de comu- prendente, por tanto, y tal como hemos ya
nicación, siendo esos mismos partidos los que mencionado, que las instituciones políticas y de-
37 | Perspectivas sobre el Estado
Joan Subirats

Deberíamos dirigir-
nos hacia perspec-
mocráticas hayan buscado la aplicación de las TIC a sus rutinas sin
romper los paradigmas comunicacionales y de poder previos. Pero
estamos hablando de otra democracia, de otra forma de hacer po-
tivas en las que
fuera posible o ima-
lítica, y, por tanto, esa simple adaptación no parece auspiciable.

ginable utilizar los


potenciales comu-
En este sentido, es evidente que los partidos políticos deberían

nicativos y de toma
cambiar significativamente su actual forma de operar. Su trabajo

de decisiones co-
se haría menos seguro, y sus funciones y el tipo de reclutamiento
que actualmente impulsan deberían modificarse sustantivamente.
Los partidos son hoy organismos o entidades notablemente cerra-
lectivas que Inter-
net presenta sin
das y muy volcadas a la ocupación de espacios institucionales, con

que ello hiciera


predominio de una visión centrada en la presencia mediática de

perder capacidad y
los líderes que comunican constantemente los mensajes a afilia-

calidad deliberativa
dos, votantes, simpatizantes y ciudadanía en general. La labor de

a todo el nuevo pro-


‘cocina’ se realiza de manera poco transparente, centrada en las
élites, los cuadros políticos y la organización, junto con los intere-
ses que se logran canalizar o representar. En un escenario como
ceso decisional.
el que apuntábamos, los partidos deberían trabajar mucho más en
red, con menores seguridades organizativas, con un énfasis pare-
cido al actual en relación con los medios de comunicación, pero
con mucha mayor capacidad de articulación de intereses y de opi-
nión en el territorio y en las redes sociales. El papel de las ideas,
de la capacidad de influir en el entramado social próximo sería
esencial, reduciéndose en cambio el papel de la disciplina de par-
tido o de la militancia organizada.

Parece claro que en esta estrategia, en la que las TIC jugarían un


papel central en la configuración de un sistema democrático ba-
sado en el voto directo de la ciudadanía sin la intermediación de
las instituciones representativas tradicionales, existen significativos
problemas. Uno de los principales sería, sin duda, el papel de los
parlamentos en ese nuevo escenario, aunque algunos hablan ya
de democracia posparlamentaria. Pero si nos referimos más en
concreto a los problemas que pueden surgir en la implementación
38 | Perspectivas sobre el Estado

de las propuestas de democracia directa reseña- opiniones legas en temas de complejidad técnica
das, algunos de los que se han señalado como relevante, pero que son difícilmente resolubles sin
más significativos son la falta de continuidad y de esa visión de no experto. En el fondo uno acaba
estrategia definida en la opinión de la ciudadanía; pensando que los argumentos contra la democra-
la falta de información y debate suficiente, sin cia directa, basados en la falta de formación sufi-
asunción de responsabilidades sobre los efectos ciente de los ciudadanos para tomar decisiones,
de las decisiones tomadas; el peligro de falta de podrían servir igual para argumentar contra la
participación que permita el control del voto en misma democracia genéricamente definida.
ciertas decisiones por parte de minorías con in-
tereses muy definidos, el exceso de complejidad Los problemas derivados de la propia forma en
en las políticas o decisiones a tomar, o los pro- que se han desarrollado las TIC (muy vinculadas
blemas derivados del propio uso de las TIC, su a perspectivas de carácter mercantil y econó-
control, garantías, etc. mico), el control sobre la Red y sobre la produc-
ción del software, la desigualdad en su acceso o
El punto en el que se alude a la falta de prepara- los posibles problemas de control y de garantías
ción de la ciudadanía para enfrentarse a la com- que plantea su uso, son claros y van a seguir
plejidad de los temas que hoy nutren los debates existiendo durante largo tiempo. De manera
legislativos es, probablemente, el más de fondo. mucho más concreta, existen problemas en la
Voces como las de Schumpeter o Sartori han afir- propia forma en que se deba desarrollar la vota-
mado que la ciudadanía no tiene el interés sufi- ción electrónica. Nada de eso puede ser negado.
ciente para seguir debates de fondo e interesarse Pero, volviendo a los primeros párrafos de este
por temas que no estén muy conectados a sus texto, no deja de ser importante, a pesar de todo
intereses más inmediatos. Por otro lado, argu- ello, el preguntarse hacia qué democracia avan-
mentan que la tecnificación de muchos de los de- zamos y hacia cuál nos gustaría acercarnos. El
bates sobre alternativas ante problemas cuadro de alejamiento ciudadano del sistema po-
concretos aleja a la ciudadanía de su posible im- lítico que parece extenderse y afianzarse avala el
plicación. Su implicación en la decisión, afirman, avanzar aunque sea de forma experimental para
solo podría afectar negativamente la calidad del detectar fortalezas y debilidades. Lo que parece
resultado final. No parece un argumento fácil de indudable es que ya no es posible hablar de re-
sustentar en momentos en los que, si por una novación de la política ni de replanteamiento de
parte cada vez está más en duda la univocidad de las políticas sin incorporar no solo Internet y lo
las respuestas técnicas, más se oye hablar de que significa, sino también el gran cambio tecno-
construcción social del riesgo o de technology lógico que la era digital ha supuesto.
assesment, aludiendo a la necesidad de incorporar
39 | Perspectivas sobre el Estado
Joan Subirats

Los instrumentos de las políticas, las vías de co- esferas— y sus instrumentos de acción —las po-
municación política deben necesariamente re- líticas públicas—?
pensar sus rutinas y formas de proceder ante el
alud de cambios tecnológicos que, en poco Hemos tratado de responder parcialmente a esta
tiempo, han cambiado nuestras vidas. Lo que pregunta a lo largo de las páginas anteriores. Los
hemos incorporado en este apartado es solo una laberintos decisionales a los que se enfrentan los
tímida muestra del mucho camino a recorrer en sistemas políticos en la actualidad no proceden
este sentido. tanto de la propia incapacidad de la forma de ope-
rar de la política y de las instituciones en que se

¿Conclusiones?
despliega formalmente, sino más bien de la pro-
pia complejidad y falta de definición precisa y
consensuada de los problemas con que se en-
frenta. Agravado todo ello por los efectos de una
Todo se mueve a nuestro alrededor, y vivimos globalización que nos hace interdependientes,
con muchas más incertidumbres. ¿Cómo tomar sin establecer mecanismos de regulación y go-
decisiones individuales y colectivas sobre esta bernanza a la altura de esa interdependencia. Las
realidad movediza y cómo incorporar a esas de- políticas que derivan de esas instituciones, de las
cisiones las perspectivas y los efectos a largo distintas esferas de gobierno aquí analizadas, se
plazo? La política, en su capacidad de gestionar ven afectadas por la rapidez con que se han mo-
de manera pacífica y consensuada la toma de de- vido y transformado los que serían sus objetivos
cisiones que afectan a una comunidad, padece de actuación (las personas, sus entornos, los pro-
de manera directa ese conjunto de problemas y blemas que les aquejan), sin que su capacidad
de cambios muy esquemáticamente resumidos de adaptación a esa nueva realidad se haya pro-
en estas páginas. Pero es la política el gran obje- ducido. Así, muchas de esas políticas nos resul-
tivo de este ensayo. El sistema político no fun- tan contradictorias, ineficaces o perfectamente
ciona como debería. La política está en crisis. Los prescindibles.
políticos acumulan agravios y reproches. La ca-
pacidad de los gobiernos (europeo, estatal, auto- Nuestra propuesta ha sido la de repensar los pro-
nómico o local) está cada día puesta en cuestión blemas, examinar e integrar su complejidad en
por asuntos que se originan muy lejos o sobre nuestros análisis para, desde esa reconsidera-
los que no tienen competencias directas, pero ción de los temas y desde esa aceptación de la
que, a pesar de ello, les explotan en sus caras y complejidad no como obstáculo, sino como con-
afectan directamente a sus ciudadanos. ¿Cómo dición, poder repensar la política y las políticas de
repensar la política —el gobierno en sus distintas respuesta. Proponemos profundizar en la demo-
40 | Perspectivas sobre el Estado

cracia, acercar instituciones y problemas y, por tanto, reforzar la


política de proximidad que representan los gobiernos locales, des-
monopolizar las instituciones y hacerlas más permeables a las ini-
ciativas sociales e implicar a la ciudadanía en la resolución de
problemas que no son problemas de la política o de las institucio-
nes, sino que son problemas de todos.

Estamos seguros de que nuestras respuestas pueden parecer par-


ciales, imperfectas o poco concretas. Pero están planteadas desde
la búsqueda de un equilibrio entre la descripción analítica y la pro-
puesta normativa. Hemos pretendido trabajar desde una lógica de
realismo político, buscando salidas también realistas a los males
que aquejan a nuestras democracias. Pero no hemos querido que-
dar atrapados por el pesimismo tradicional de aquellos ‘realistas’
que ven en la democracia una forma no autoritaria de gobierno o
que reducen el ideal democrático a una forma competitiva de es-
coger a nuestros gobernantes. Ser hoy realista puede y debe que-
rer decir exigir a la democracia que incorpore a la ciudadanía a la
resolución colectiva de los problemas comunes, y ello implica no
confundir política con instituciones ni participación con elecciones.
Sin duda, el debate sigue abierto, y nosotros nos comprometemos
a seguir participando en el mismo.
41 | Perspectivas sobre el Estado
Joan Subirats

Bibliografía
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París: Seuil.
Nuria
Cunill
Grau
Doctora en Ciencias Sociales (Universidad Central de
Venezuela). Asesora Especial del CLAD. Académica en la Uni-
versidad de Chile y en el Centro de Investigación en Sociedad y
Políticas Públicas de la Universidad de Los Lagos, Chile.

Estado | Sector público | Servicio público | Ciudadanía

Abstract
Muchos cambios se han suscitado en los últimos 30 años que de-
safían las nociones tradicionales de Estado y sociedad. Uno de los
más fundamentales ha sido provocado por la conciencia de que las
instituciones importan y, por ende, que no es posible pretender nin-
guna transformación sin considerar el peso que las reglas de juego
—formales e informales— tienen en la conducta social. Con esta
idea muy presente, el trabajo se concentra en una de las facetas a
través de las cuales se expresa el Estado, la provisión de servicios
sociales, en tanto ella nos coloca en una de las dimensiones clave
del desarrollo: la construcción de ciudadanía social. La argumenta-
ción que se desarrolla es que se han producido en las últimas déca-
das cambios de inusitada magnitud que nos enfrentan a un nuevo
Estado y a un nuevo ámbito de lo público que requieren ser proble-
matizados ante cualquier intento de recuperar su centralidad.

* Publicado originalmente en Revista del


CLAD Reforma y Democracia, 52, 5-44.
Versión revisada de la Conferencia
Magistral presentada en el XVI Con-
greso Internacional del CLAD sobre la
Reforma del Estado y de la
Administración Pública, Asunción,
Paraguay, 8 al 11 de noviembre de 2011.
44 | Perspectivas sobre el Estado

Introducción
Haremos este ejercicio concentrándonos en una
de las facetas a través de las cuales se expresa
el Estado, la provisión de servicios sociales, en
Muchos cambios se han suscitado en los últimos tanto ella nos coloca en una de las dimensiones
30 años que desafían las nociones tradicionales clave del desarrollo: la construcción de ciudada-
de Estado y sociedad. Uno de los más funda- nía social. La argumentación que desarrollare-
mentales ha sido provocado por la conciencia de mos es que se han producido en las últimas
que las instituciones importan y, por ende, que décadas cambios de inusitada magnitud que nos
no es posible pretender ninguna transformación enfrentan a un nuevo Estado y a un nuevo ám-
sin considerar el peso que las reglas de juego bito de lo público que requieren ser problemati-
—formales e informales— tienen en la conducta zados ante cualquier intento de recuperar su
social. Las corrientes institucionales, basadas en centralidad. Con base en tal cuadro, también ar-
esta convicción, dan un paso más (un gran salto, gumentaremos que es requerido un nuevo
propiamente) pretendiendo derivar cuáles son las juego, radicalmente cuestionador del tipo de ins-
instituciones que se asocian al desarrollo y, por tituciones y de lógicas de pensamiento que se
tanto, que requerirían ser construidas a tal fin. han asentado. Insinuaremos, además, que sus
Ellas, si bien ya han suscitado contundentes es- condiciones de posibilidad comienzan a aso-
tudios críticos que interpelan sus pretensiones marse tanto en la práctica como en la teoría, pero
de causalidad, se han convertido en hegemóni- que el puzle aún está inacabado, requiriendo jun-
cas en el campo del desarrollo. tar piezas e incluso crear otras, teniendo en
cuenta los cambios que han experimentado no-
Pero la ‘cuestión institucional’ no solo incumbe a ciones como la igualdad, la diversidad y la liber-
las teorías del desarrollo en términos generales. tad, así como los errores del viejo patrón
También interpela a las teorías sobre el Estado y Estado-céntrico de las reformas en la administra-
la administración pública y, consecuentemente, ción pública.
a las concepciones acerca de su reforma. Adop-
tando la metáfora del ‘juego’, nuestro objetivo
será mostrar que en la actualidad este ha sido
probablemente el campo donde las ideas hege-
mónicas han encontrado el mayor asidero prác-
tico, al punto de generar un juego sobre lo público
cuyas consecuencias son gravitantes indirecta-
mente en la relación Estado y desarrollo, y direc-
tamente en la relación Estado y ciudadanía.
45 | Perspectivas sobre el Estado
Nuria Cunill Grau

El juego actual y
1
Esta sección, en parte, recoge datos

sus reglas
expuestos en Cunill (2009).

2
Cabe destacar, en todo caso, que la
noción aparece mucho antes aunque
desde fuentes normativas distintas. Ver,
por ejemplo, Ranson y Stewart (1994) y
Cunill (1997).

Un nuevo sector público donde el Estado ha perdido


tanto peso como poder1

Uno de los efectos más sobresalientes de la introducción de los


mecanismos de mercado en el sector público es el cambio de la
fisonomía misma de este sector. Recientemente la OCDE ha pro-
puesto incluso un nuevo concepto, el de dominio público (public
domain)2, para definir el sector público que se ha configurado, asu-
miendo que este ya no incluye solo organizaciones de propiedad
del gobierno o controladas por él, sino también los servicios finan-
ciados (directa o indirectamente) por el gobierno pero provistos por
organizaciones privadas (Rinne, Gupta y Hirmer, 2008).

Tres mecanismos de mercado han sido adoptados: Partenariados


Público-Privados, Vouchers y Contratación Externa, de los cuales el
último es el que ha tenido la mayor expansión. De hecho, el fenó-
meno de la contratación externa tiene ya larga data, pero es evi-
dente que las últimas tres décadas están dominadas por él,
abarcando áreas que en el pasado eran provistas básicamente por
el Estado. Según cálculos de la OCDE, cerca del 80% de los servi-
cios de gobierno están sometidos a contratación externa en el
Reino Unido, 65% en Estados Unidos, alrededor de 50 a 60% en
Noruega, Suiza, Suecia, Nueva Zelanda y Australia. Las menores
tasas las tienen España, Francia e Italia (alrededor de 25%) y Portu-
gal (20%) (OCDE, 2005, citado por Forssell y Norén, 2007, p. 204).

La adopción de los sistemas de vouchers es más reciente, y aun-


que tienden a ser favorecidos porque constituyen el único de los
tres mecanismos que otorga a los consumidores un rol expreso
46 | Perspectivas sobre el Estado

(Forssell y Norén, 2007, p. 219)3, en la práctica se han traducido bá-


3
Los autores en referencia rescatan el
rol del consumidor en el análisis de los sicamente en el refuerzo de la provisión privada de servicios públi-
tres mecanismos, agregándolo a los
roles de financiador, comprador y
cos, especialmente de educación primaria y secundaria. Holanda
proveedor. Sostienen que, si el foco se y Bélgica figuran en el extremo, ya que más de la mitad del finan-
coloca en los intereses de los consumi-
dores, destaca el sistema de vouchers, ciamiento estatal se dirige a escuelas privadas por medio de vou-
ya que en él las funciones del sector
público se circunscriben solo al finan- chers, en el Reino Unido y Australia su uso es alrededor de 20%,
ciamiento, mientras que los ciudadanos aunque baja considerablemente en otros países como Noruega,
toman los roles de compradores y con-
sumidores, y las organizaciones pri- Suecia y Nueva Zelanda, donde es inferior al 5% (OCDE, 2005, ci-
vadas el rol de proveedores (Forssell y
Norén, 2007, p. 219). tado por Forssell y Norén, 2007, p. 204).
4
Rinne et al. (2008) llaman la atención
sobre este hecho, habida cuenta de En cualquier caso, a pesar de que hay diferencias entre los países,
que también el sector privado ha bus-
cado trabajar más estrechamente con el y no obstante que la tendencia no es unidireccional4, es evidente
sector público y, en algunos casos, ser-
vicios que fueron tradicionalmente ofre- que actualmente, con el respaldo del Estado, se ha ampliado fuer-
cidos por el sector privado se han temente la presencia del sector privado en actividades públicas,
trasladado al público.
reforzándose en la práctica el rol que previamente se le concedió
5
Recordemos que en el caso de Chile,
durante el régimen militar, según lo a través de la ola de privatizaciones5. De hecho, en dos de los tres
destaca Larrañaga (2010, p. 23), se pro-
dujo una transformación profunda de la
mecanismos (contratación externa y vouchers), el financiamiento
política social introduciéndose mecanis- de las actividades desarrolladas por el sector privado proviene de
mos de mercado en el funcionamiento
de la seguridad social, educación, salud fondos públicos.
y vivienda, que luego fue imitada por
muchos países. En el campo de la
salud, “la posibilidad de depositar la co- En América Latina, los arreglos público-privados adquieren tempra-
tización de salud en seguros privados y
la opción de la libre elección del seguro namente una alta importancia en campos tan sensibles para la ciu-
público tuvieron por resultado la canali-
zación de una parte sustantiva de la de- dadanía como lo son, por ejemplo, los de educación y salud. Chile
manda hacia proveedores privados de
salud, favoreciendo la creación de una
adopta los sistemas de voucher en la década del 80 para toda la
industria que tendría un gran creci- educación primaria, instituyendo una subvención a la demanda si-
miento en las décadas siguientes” (La-
rrañaga 2010, p. 25). milar para establecimientos municipales6 o particulares. Colombia,
6
Durante el régimen militar, la adminis- a comienzos de los 90, establece un sistema de vouchers para
tración de los establecimientos públicos alumnos de escuelas públicas que solo pueden ser usados en es-
fue traspasada a las municipalidades.
tablecimientos privados7.
7
El programa comenzó en 1991 con
18.000 estudiantes y en 1996 ya alcan-
zaba a 100.000. Solo cubre estudiantes
pobres que han terminado su educa-
En otros casos se promueven arreglos que involucran en forma di-
ción primaria en una escuela pública y recta a las comunidades o a las ONG en la provisión de los servi-
que desean continuar en una privada. El
pago del voucher es hecho a la escuela cios. Por ejemplo, en Guatemala, para el 2004, según lo reporta el
a través del sector bancario (Calderón,
1997). Banco Mundial (2004, p. 154), ya cerca de un tercio de la población
47 | Perspectivas sobre el Estado
Nuria Cunill Grau

era atendida por las ONG proveedoras de servi- clave: salud, educación, investigación y desarro-
cios de salud. En El Salvador, en la década del 90 llo, justicia criminal y seguridad social. El agra-
se descentraliza la educación parvularia y básica, vante es que cada vez aflora más evidencia de
transfiriendo el manejo de las escuelas a los ‘Con- que los sectores sociales, en especial la educa-
sejos Directivos Escolares’, integrados por repre- ción y la salud, adolecen de problemas de infor-
sentantes de los alumnos, maestros y padres mación que limitan lo que el gobierno puede
(Fuentes Mohr, 1996). En Perú, desde el año 1994, anticipar, especificar, regular o monitorear, lo que
asociaciones civiles sin fines de lucro —denomi- impone límites a lo que puede ser logrado a tra-
nadas CLAS— actúan en el primer nivel de aten- vés de su privatización y regulación (Ramesh y
ción de salud, llegando a cubrir el 35% de los Araral, 2010, p. 4-7).
establecimientos en el año 2005 (Frisancho,
2005). Concomitantemente a esta realidad, ha dismi-
nuido la percepción de los ciudadanos de la re-
No hay datos acerca de la proporción exacta de gión respecto del poder que tiene el Estado para
servicios sociales que en cada país son presta- resolver los problemas: en el 2003 un 57% de
dos por organizaciones públicas, entidades mer- los habitantes de la región decía que el Estado
cantiles, organizaciones sin fines de lucro y era la institución que tenía más poder, porcentaje
organizaciones sociales de interés público. Sin que ya en el 2005 se había reducido a 49%. En
embargo, los datos fragmentados de los que dis- contraste, ha aumentado la percepción de poder
ponemos sugieren que, tendencialmente, ha cre- de las grandes empresas: de 40% en el 2003 a
cido sobre todo la prestación de servicios 44% en el 2005 (Corporación Latinobarómetro,
sociales por parte de entidades mercantiles; por 2005, p. 18).
tanto, que América Latina (con pocas excepcio-
nes) ha adoptado la lógica del mercado para la
provisión de los servicios públicos en términos La equidad y la legalidad desvalorizadas
más extremos que los países en que surgió este a costa de la búsqueda de una eficiencia
tipo de enfoque. Al respecto basta recordar que no segura
en el Reino Unido, inmediatamente después del
período de las más profundas transformaciones Es innegable que el primario punto de contraste
en esta dirección, se reconocía (Ferlie, Ashbur- entre las nuevas orientaciones en gestión pública
ner, Fitzgerald y Pettigrew, 1996, p. 3) que el sec- y la administración pública tradicional es entre un
tor público pudo haber perdido su rol económico, modelo basado en valores de negocio, inclu-
pero ha retenido un fuerte rol social; continúa fi- yendo un foco en el consumidor, y un modelo ba-
nanciando y suministrando bienes y servicios sado en la legalidad y en los procedimientos
48 | Perspectivas sobre el Estado

(Pierre y Painter, 2010, p. 51). Es innegable tam- tiene pues consecuencias para todos. El punto cen-
bién que la supuesta concentración en la eficien- tral es que el enfoque dominante suele asumir que
cia productiva y en la responsividad ante los la búsqueda de equidad puede entorpecer la efi-
clientes ha encontrado un terreno fértil entre po- ciencia, sobre todo debido a la erosión de los incen-
líticos interesados en ganar adhesión de consu- tivos que podría producirse. Con ello, se asienta una
midores agobiados con altos impuestos y dicotomía entre eficiencia, y equidad, que incluso
servicios de calidad declinante. Pero este esce- desconsidera el hecho de que atender el aspecto
nario opera básicamente en los países desarro- de equidad puede, en muchas circunstancias, ayu-
llados donde los problemas de inequidad no son dar a promover la eficiencia sobre todo si la con-
tan acuciantes como en nuestros países, porque ducta de las personas en esta dirección depende
existe un piso básico de protección para todos. de su sentido de lo que es justo y de su lectura
En la práctica, el que la gente en los países de- acerca de si el comportamiento de los demás lo es
sarrollados se resista a pagar más impuestos im- (Sen, n.d.).
pulsa a los gobiernos a procurar descargarse de
lo que no pueden costear. Por otra parte, ya es evidente que el énfasis en
la eficiencia productiva puede resultar en la le-
En los países subdesarrollados la situación es muy sión de valores democráticos como la legalidad,
distinta, no solo porque la carga tributaria es ínfima la responsabilización política y el debido proceso,
comparada con la de los países desarrollados, sino que son consustanciales a la persecución de
porque el Estado nunca ha llegado a construir total- fines públicos (Pierre y Painter, 2010), pero que
mente los mínimos de bienestar. Ello, obviamente, no se erigieron en objetivos de los nuevos enfo-
no es un problema para todos. Como bien lo ad- ques de gestión pública, tal vez porque ellos se
vierte O’Donnell (2010, p. 166), el Estado no solo originaron en contextos donde se asumían como
tiene muchas caras; muestra diferentes caras a di- dados. Este, ciertamente, no es el caso de la ma-
ferentes individuos. “En todos lados pero más aún yoría de nuestros países, donde la pobreza no es
en países muy desiguales, los ricos y privilegiados solo material, sino legal (O’Donnell, 2010, p. 171),
se encuentran con pocas caras del Estado, y esas distribuyéndose desigualmente incluso en los
pocas caras son frecuentemente amables” (O’Don- ámbitos subnacionales8.
nell, 2010, p. 170), y esto es así en gran medida por-
que los servicios que usan (salud, educación, Lo cierto es que muy tempranamente ya fue ad-
pensiones, seguridad, transporte, etc.) los compran vertido (véase Hood, 1991) que la lógica de la
en el mercado. La ‘selección adversa’ de los que nueva gestión pública solo coloca el foco en la efi-
‘cuestan’ tiempo o dinero, que tiende a producirse ciencia y la eficacia, con la consiguiente subordi-
cuando el énfasis se coloca en la pura eficiencia, no nación y debilitamiento de los valores de la
49 | Perspectivas sobre el Estado
Nuria Cunill Grau

rectitud e imparcialidad, así como de los asociados a la seguridad,


estabilidad y permanencia.

El asunto clave es que los valores más propiamente públicos no


constituyen objetos de atención de los nuevos enfoques que fun-
damentan su legitimidad en el mejoramiento del desempeño de
los servicios. El agravante es que éste ni siquiera es un resultado
claro de la aplicación de un enfoque de mercado en el sector público,
si nos atenemos a lo insinuado por los pocos estudios empíricos
que tratan de probar esta relación en países desarrollados (véase al
respecto Walker, Brewer y Boyne, 2010). En este sentido, análisis
sobre la influencia de la competencia en la provisión de bienes pú-
blicos sugieren que ella tiene algunos efectos positivos en la calidad
y eficiencia del suministro de servicios públicos, pero que estos 8
O’Donnell (2010, p. 173) alude a un
problema aún más general al respecto,
efectos son condicionales y marginales (Hodge, citado por Rockman, llamando la atención acerca del hecho
2003, p. 4). La relación es aún más tenue en el caso de países de que no es necesariamente cierto
que si existe un régimen democrático
subdesarrollados, donde los déficits de capacidades tanto internas en el centro nacional, la legalidad esta-
tal será efectiva a través del territorio,
como externas al sector público y las resistencias políticas afloran así como que los regímenes subnacio-
nales serán también democráticos.
en mayor medida, mostrando que las contrataciones externas a me-
nudo presentan problemas (Batley y Larbi, 2004)9. Ello, más aún en 9
Salvo, según los autores en referen-
cia, en aquellos casos en que los con-
los casos de servicios que son intrínsecamente difíciles de contra- tratos sean completamente
implementados (Batley y Larbi, 2004, p.
tar por las dificultades en especificar los resultados esperados (por 158). Cabe destacar que su investiga-
ejemplo, porque ellos son cualitativos) o en recolectar información ción empírica en algunos países de
África, Sur y Sureste de Asia y América
para medir sus efectos (Batley y Larbi, 2004, p. 143). Latina (en este caso, respecto del abas-
tecimiento de agua) estuvo dirigida a
tratar de explicar por qué si los contra-
tos de cualquier tipo generalmente tra-
La señal de alarma es que el sometimiento de los entes públicos
bajan mejor, no son más comunes. La
a una estricta competencia basada en el mercado, así como la con- respuesta que aportan es que hay obs-
táculos institucionales y políticos a la re-
tratación externa de servicios (consignas que aún se proclaman y forma.
practican en casi todas partes), no encuentran sólidos fundamen- 10
Asuntos tales como la provisión de
tos teóricos ni suficientes evidencias empíricas como vías para au- servicios de empleo bajo arreglos
público-privados han dado lugar a solu-
mentar siquiera la eficiencia de los servicios públicos10, o, por lo ciones creativas que, además de dis-
minuir cargas financieras a los
menos, insinúan que a tales efectos se requieren satisfacer condi- gobiernos —agenciando recursos priva-
dos fundamentalmente—, estarían au-
ciones que la mayoría de las veces no están dadas.
mentando la eficacia misma de tales
servicios (ver Rinne et al., 2008).
50 | Perspectivas sobre el Estado

La solidaridad en el financiamiento de los justificando así el cobro por el uso de los servi-
servicios públicos como un valor perdido cios públicos. Por tanto, una recomendación bá-
sica que formula es “cobre por el uso del servicio
Uno de los asuntos insuficientemente debatidos toda vez que pueda”; o sea, “privilegie el pago
es que la reforma de los servicios públicos ha sig- de bolsillo”. Si este no es posible por considera-
nificado un cambio dramático en el modo de fi- ciones de equidad, entonces cabría recurrir al fi-
nanciarlos, al inclinar la balanza desde los nanciamiento público, aunque siempre ligado a
impuestos a los cargos directos, preferente- las preferencias de los usuarios. El BID lo expre-
mente a los usuarios. De hecho, según ha sido saba ya a mediados de los 90 de la siguiente ma-
estudiado, las reformas cada vez más se inclinan nera: “la equidad puede mejorarse cuando el
a favorecer este cambio (Batley y Larbi, 2004, p. acceso de los particulares a los servicios está ga-
126). El sustento teórico más genérico es que si rantizado por el financiamiento público que traen
se separa el financiamiento de la producción de consigo a la escuela u hospital, en vez de por su
los servicios y el primero es vinculado con los re- proximidad a una institución planificada centrali-
sultados (por ejemplo, a la cantidad de alumnos zadamente” (BID, 1996, p. 248).
matriculados o al número de pacientes atendi-
dos), o bien se hace dependiente directamente Los resultados más emblemáticos de tal prescrip-
del pago de los clientes (sea directo o indirecto ción los podemos encontrar en el financiamiento de
por medio de vouchers), estos dispondrán de la educación pública chilena. Allí no solo el copago
poder directo sobre los servicios públicos. Así, los es la norma, sino que el pago de bolsillo se ha mul-
resultados podrán ser dobles. De una parte, en lo tiplicado, hasta llegar a la paradoja de que cerca del
que concierne a los clientes, la posibilidad de 70% del financiamiento de las universidades públi-
‘elección’ de los servicios junto con la oportunidad cas depende directamente de los aranceles paga-
de ‘salida’ de aquellos que no les resultan satis- dos por los alumnos. Con ello queda demostrado el
factorios. De otra parte, en lo que respecta a los efecto más directo de este tipo de prescripción: la
servicios, mayores incentivos para mejorar su pérdida de la solidaridad social, vía tributación, en el
desempeño de modo de atraer más clientes y, financiamiento de los servicios públicos.
por ende, más recursos financieros.

La clave estaría pues en lograr que el financia- El debilitamiento del ethos del servicio
miento de los servicios públicos se asocie a los público
usuarios. El Banco Mundial (2004), en su estudio
referido a los servicios sociales para los pobres, Es ampliamente reconocido que la abolición de
afirma que “pagar por los servicios otorga poder”, las carreras unificadas, el intensivo uso de con-
51 | Perspectivas sobre el Estado
Nuria Cunill Grau

La reforma de los
servicios públicos
tratos de término fijo para los altos directivos públicos y la flexibi-
lidad obtenida a través del creciente número de personal con arre-
glos temporarios progresivamente han atenuado el ethos del
ha significado un
cambio dramático
servicio público (Gregory, 2007). Todas estas medidas han sido

en el modo de fi-
adoptadas también en la mayoría de los países latinoamericanos,

nanciarlos, al incli-
con el agravante de que, salvo excepciones, nunca llegaron a con-

nar la balanza
solidarse en ellos verdaderas burocracias profesionales. Lo cierto

desde los impues-


es que, el que los funcionarios del Estado sean menos que los em-
pleados contratados es actualmente una realidad y no una mera
conjetura, que si bien parece aportar flexibilidad, lo hace a costa
tos a los cargos
directos, preferen-
de la protección del servicio civil (Rockman, 2003, p. 48) y el com-

temente a los
promiso con el servicio público.

Pero, además de tales problemas, hay otro más velado y cuyas usuarios.
consecuencias son también a largo plazo. Alude, de nuevo, a los
fundamentos teóricos de las reglas de juego que han sido insti-
tuidas. Recordemos, al respecto, que tales fundamentos son pro-
porcionados básicamente por tres enfoques: el de la elección
pública (public choice), el de la teoría de la agencia y el de la
Nueva Economía Institucional, NEI. Todos ellos comparten dos
premisas sobre la conducta humana, importadas de la teoría eco-
nómica neoclásica. Primero, que todos somos seres racionales
que, en tanto tales, optamos siempre por la mejor alternativa de
acuerdo a la información disponible. Segundo, que siempre per-
seguimos maximizar el beneficio individual, lo que en el extremo
puede conducirnos al oportunismo, vale decir, a la búsqueda del
interés propio con dolo. Partiendo de estas bases, la NEI incor-
pora la importancia de las estructuras institucionales en que se
insertan los individuos como factor explicativo de sus conductas.
Dado que considera que las preferencias individuales son esta-
bles y constantes, asume que la conducta puede ser estimada y
pronosticada con algún grado de probabilidad con base en los
incentivos institucionales.
52 | Perspectivas sobre el Estado

Lo cierto es que, a partir de la NEI, se constituye pecial, uno de los pilares básicos sobre los que se
en un dogma que la ineficiencia gubernamental asienta la lógica del sector público: la creencia en
se debe a un alineamiento erróneo entre los in- el servicio público. Con ello es derrumbada, en la
tereses individuales, presumiblemente oportu- práctica, la validez de servir a los intereses públi-
nistas, de los políticos y burócratas, y las cos como motivación clave del personal público.
estructuras de incentivos institucionales de las
que disponen. Por ende, que cualquier reforma La consecuencia tal vez más gravitante a largo
debe crear las posibilidades de transformación plazo es la desvalorización misma de la noción de
estructural de los incentivos que afectan la con- lo público. Como lo recuerda Schick (2004, p. 9),
ducta de tales actores. Queda, de esta forma, es- los estados que tuvieron éxito en la construcción
tablecida una conexión entre incentivos, cálculos nacional crearon los servicios públicos teniendo
privados de beneficios personales y mediciones. en consideración que una ética de servicio pú-
blico era la plataforma básica en la que descansa
Ahora bien, el problema central en este sentido el rendimiento estatal.
es que los incentivos que se diseñan tienen que
ser congruentes con la idea de seres humanos in-
trínsecamente calculadores, individualistas, y El tecnocratismo exacerbado y la
hasta oportunistas. Así, se abre la posibilidad de imposibilidad de gestionar las
que el egoísmo y el cálculo terminen siendo pro- interdependencias
ducidos por los propios incentivos y, con ello, que
las interpretaciones de un comportamiento buro- El foco dominante de la nueva gestión pública,
crático egoísta autointeresado se conviertan en como lo destaca Gregory (2007, p. 231), refleja la
una ‘profecía autocumplida’. En estas circunstan- estrecha relación entre los métodos tecnocráticos,
cias aflora la pregunta que formula Gregory (2007, por un lado, y la precisión con la cual los valores de
p. 228): ¿por qué el personal debiera estar preo- la eficiencia y la responsabilización puedan ser me-
cupado con una idea del interés público mientras didos, por el otro. Habría pues una explicación para
su desempeño individual y organizacional está la clara preferencia por todo aquello que puede ser
siendo medido contra objetivos específicos? fácil y precisamente calculable, tal como se lo pro-
—agregaríamos, respecto de los cuales se aso- puso en sus orígenes el propio modelo burocrático.
cian compensaciones pecuniarias que suelen con- La coincidencia con éste, al respecto, estriba en la
vertirse en los verdaderos objetivos a perseguir. aspiración por un mayor control y precisión admi-
nistrativa, solo que la calculabilidad de las ‘reglas’
El problema, en este sentido, es que tales premi- es ahora reemplazada por la idea de la supuesta cal-
sas desafían por completo la ética pública y, en es- culabilidad de los ‘resultados’.
53 | Perspectivas sobre el Estado
Nuria Cunill Grau

Tras la asunción de que lo que no puede ser medido no existe, tien-


den a ser postergados fines clave que no tienen expresiones tan-
gibles a corto plazo o que no tienen medidas cuantitativas de ‘éxito’
(como la propia producción de equidad). También de allí se origina
la tendencia a la ritualización de las mediciones que logran reali-
zarse. De hecho, hay ahora múltiples mediciones, pero no dispo-
nemos en general de reales evaluaciones de los cambios en las
capacidades gubernamentales pertinentes, ni de sus impactos en
la sociedad. Ni siquiera sabemos, por ejemplo, si un proyecto di-
señado para mejorar el sistema de administración financiera de un
gobierno cambia la oportunidad y exactitud de los informes finan-
cieros o la congruencia de la información presupuestaria y contable
(Schick, 2003, p. 45).

Por otra parte, en la búsqueda de más sofisticados, exactos e in-


clusivos medios de medir el desempeño y, en general, tras el uso
de un pensamiento lineal racional, no solo se producen consecuen-
cias inesperadas (buenas o malas), sino ‘efectos reversos’, vale
decir, efectos opuestos a los originalmente esperados (Gregory,
2007). Ello es particularmente visible cuando los objetivos perse-
guidos son complejos, exigiendo una acción organizacional de tipo
colaborativa. El problema en este sentido no es solo que las nuevas
tendencias fomentan la fragmentación de las estructuras guberna-
mentales y su operación en compartimentos estancos por vía de
la agencialización que predican11, sino que también lo hacen por
vía de la lógica tecnocrática que buscan imponer. Ésta, en tanto se
opone por principio al debate, la interpretación, la negociación y el
escrutinio público, no admite la gestión de las interdependencias. 11
Desde la década del 90 surgen estu-
dios que muestran que los nuevos en-
foques de reforma de la administración
De hecho, el paradigma dominante premia la claridad y especifici- pública producen un debilitamiento de
la coordinación central. Sobre Estados
dad de los objetivos organizacionales y de las políticas públicas, así Unidos, por ejemplo, véase Moe (1994).
Ahora bien, lo más significativo es que
como la existencia de precisas medidas de rendimiento en torno a los propios gobiernos que promovieron
ellos. Por eso es perfectamente racional que los directivos públicos estos cambios comienzan a darse
cuenta de que existe un déficit al res-
hagan todo lo que puedan por satisfacer esas demandas, aun pa- pecto.
54 | Perspectivas sobre el Estado

gando el precio de desestimar los esfuerzos colaborativos que a


menudo requieren para asegurar la efectividad de las políticas. La
paradoja es que, para aumentar tal efectividad, las posiciones teó-
ricas que subyacen a la nueva gestión pública necesitan ser más
sensitivas a la necesidad de construir coaliciones políticas (tanto
electorales como organizacionales), pero no lo pueden hacer real-
mente porque ellas se basan firmemente en la creencia de que
una ‘buena’ gestión pública debe ser esencialmente apolítica (Gre-
gory, 2007, p. 233).

El problema no es visible cuando la acción pública se traduce en


entregar pasaportes o en administrar la tributación, pero sí cuando
los objetivos perseguidos son propósitos sociales tales como man-
tener a la gente sana o lograr que todos tengan educación de cali-
dad, que no admiten medios meramente tecnocráticos para
propender a ellos, dadas las incertidumbres técnicas y los conflic-
tos políticos que los subyacen, al punto que se conceptúan como
‘wicked problems’.

La paradoja es que los propios gobiernos que tempranamente em-


prendieron las reformas reconocen que actualmente se enfrentan
a la realidad de un sistema de gobierno central fragmentado y ca-
rente de un sentido de integridad estratégica. Nueva Zelanda y Aus-
tralia12, por ejemplo, para contrarrestar esta tendencia, levantan el
lema de “joining up” (Pollit, 2003), pero, como bien lo destaca Gre-
gory (2007, p. 236), en este nuevo esfuerzo ha habido poco o ningún
intento explícito de cuestionar la validez del marco teórico original,
el que asienta una lógica distinta a la requerida para lograr gestionar
las interdependencias y enfrentar los problemas ‘perversos’.

12
Véase al respecto, por ejemplo, el in-
forme de la Australian Public Service
Commission (2007).
55 | Perspectivas sobre el Estado
Nuria Cunill Grau

Una ciudadanía aún más fracturada y debilitada


13
Márquez, citado por Espinoza (2004),

respecto de sus posibilidades de influencia sobre la


aludiendo a un reciente análisis de la
relación entre hogares y proyectos de

administración pública
desarrollo en Chile, indica que las co-
munidades progresivamente se trans-
formaron en hábiles especialistas.

Otro efecto directo de la incorporación de la lógica del mercado en


el Estado se expresa en la propia tecnificación de sus relaciones
con la sociedad no mercantil. Una consigna en este sentido es que
si una organización social o grupo comunitario requiere finan-
ciamiento público, tiene que ‘presentarse a concursos’ y, conse-
cuentemente, debe preparar un proyecto que se somete a com-
petencia con otros y que es evaluado de acuerdo a estándares
medibles. La lógica se extiende a aquellas actividades que el Es-
tado asume que pueden ser cubiertas por la sociedad civil, tales
como la prevención del consumo de drogas, la gestión artística y
cultural o los problemas de criminalidad, entre otros; vale decir, la
lógica abarca las relaciones Estado-sociedad tanto de ‘abajo hacia
arriba’ como de ‘arriba hacia abajo’.

Ahora bien, como lo expresa Espinoza (2004), la principal justifica-


ción para financiar de este modo microproyectos es la entrega de
los recursos directamente a quien lo necesita, sin pasar por inter-
mediarios. Sin embargo, en atención a que, en general, las comu-
nidades más pobres no cuentan con capacidad para formular y
gestionar proyectos (Espinoza, 2004, p. 160 y 161), ha surgido un
nuevo tipo de intermediario: los técnicos que preparan los proyec-
tos (o las consultoras), cuya presencia incluso es a veces condición
de las postulaciones. Esto no siempre es un problema13, pero sí lo
es el hecho de que los concursos de proyectos ponen a las orga-
nizaciones sociales en una situación de competencia entre sí. De
allí que se haya concluido que “los pequeños proyectos en comu-
nidades locales tiendan a reforzar su segmentación más que favo-
recer su integración” (Espinoza, 2004, p. 162). Si a este tipo de
evidencias le asociamos que en general los propios criterios de
evaluación de los proyectos obligan en los hechos a postergar cual-
56 | Perspectivas sobre el Estado

quier propósito que no pueda ser cuantificable y a la vez medible


en el corto plazo, el resultado es bastante evidente: la imposición
de la lógica del mercado en la propia operación de la sociedad no
mercantil, con el consecuente riesgo de una mayor lesión de la or-
ganización y del tejido social de suyo ya fracturados.

El rol concedido en términos generales a la sociedad en su relación


con la administración pública refrenda, por otra parte, el efecto social
más gravitante: el reforzamiento de las asimetrías sociales en lo que
concierne a la capacidad de incidencia de la ciudadanía sobre las po-
líticas públicas. Recordemos que el enfoque dominante no solo for-
malmente busca relevar la importancia de la relación con los clientes
(así nominados), sino que pretende convertir el ‘poder del cliente’
en la principal relación de responsabilidad ante los proveedores de
los servicios públicos, proveyéndolos a tales efectos de más voz,
más posibilidades de salida e incluso más injerencia directa en la
provisión de los servicios (Banco Mundial, 2004, p. 58; BID, 1996)14.
Se trata, sin embargo, de una ‘voz’ exclusivamente individual; de una
posibilidad de ‘salida’ solo para quienes pueden escoger entre usar
o no usar un determinado servicio, y de ‘injerencia’ apenas cuando
es posible el involucramiento activo, con conocimiento experto, en
la gestión de un determinado servicio. Todas estas capacidades,
como sabemos, se distribuyen desigualmente, coincidiendo casi por
completo con las desigualdades socioeconómicas, especialmente
porque involucran la activación de un recurso escaso, la información,
de suyo elusivo, especialmente respecto de los servicios sociales,
14
El BID, ya en 1996, hacía una buena
síntesis acerca de cómo se expresan en los que las consideraciones de calidad hacen parte de una ‘caja
los nuevos arreglos institucionales que
negra’. De manera que el ‘poder del cliente’ no solo interpela a su-
supuestamente devienen en poder di-
recto de los clientes sobre los servicios jetos individuales, sino que, respecto de ellos, es un poder que
públicos: “El poder de decisión de los
usuarios puede fortalecerse mediante pocos pueden ejercer. Esto, más aún si consideramos que los ser-
una mayor información acerca de la cali-
dad de los diversos proveedores, con
vicios públicos son usados por diferentes públicos, que cuentan con
una mayor voz en el funcionamiento de recursos políticos también diferentes, y que los servicios públicos
tales proveedores y agencias de com-
pras, y con mayores opciones para ele- de menor posibilidad de influencia son, precisamente, los servicios
gir entre diferentes proveedores” (BID,
1996, p. 248). sociales, en especial los de educación y salud (Batley, 2003).
57 | Perspectivas sobre el Estado
Nuria Cunill Grau

Derechos sociales aún más cercenados

¿Qué ha ocurrido en el intertanto con los derechos sociales? Una


mirada al respecto da cuenta, en términos generales, de una re-
gresión acaecida en las últimas décadas, no obstante que el gasto
social tendencialmente ha mejorado15.

De hecho, en la educación y la salud ha aumentado la cobertura


pero también sideralmente los precios de los servicios, incluso de
los provistos directamente por el Estado en algunos casos16. Por
otra parte, en el campo de la seguridad social, estudios hechos en
América Latina y Europa del Este (que fueron las regiones que más 15
Mientras la década de los 80 se ca-
racterizó por una brusca reducción de la
avanzaron en su privatización) han evidenciado que la cobertura de inversión social, debida al doble efecto
los programas ha declinado tras un refuerzo de la relación entre de la menor proporción del PBI desti-
nada al gasto social y a la disminución
contribuciones y beneficios17, traduciéndose en la desprotección del ingreso por habitante, ya durante la
década del 90 ambos factores tuvieron
de la población desempleada y, en general, de la de bajos recursos, un efecto positivo, por lo que en 1995
el gasto social per cápita superaba en
que por definición debieran ser las más protegidas. 18% los niveles existentes en América
Latina a inicios de los años 80
(Ocampo, 1998, p. 33-34). Es sabido
El efecto más ostensible ha sido una profunda segmentación de que este crecimiento se consolida
entre el 2002 y el 2008, pero aún así
los servicios, que refuerza e incluso incrementa las desigualdades diagnósticos recientes dan cuenta de
sociales y que vuelve a poner la mirada en el Estado para enfren- que “la provisión de servicios públicos
en nuestras ciudades suele estar ‘es-
tarlas. Los resultados de la encuesta del año 2008 de Latinobaró- tructuralmente desfinanciada’ (…). Se
supone que el financiamiento del presu-
metro son ilustrativos al respecto. Cuando se pregunta cuáles son puesto público (incluidas las instancias
regionales y municipales, en sus relati-
las actividades que deberían estar en manos del Estado, un 86% vos ámbitos de competencia) debe dar
de los habitantes opina que la educación básica y primaria, seguido cuenta de los recursos para enfrentar
esta tarea social. Fácilmente estamos
por la salud con un 85%, el agua potable con 83%, las universida- hablando de presupuestos que distan
de las necesidades efectivas” (Galilea,
des y pensiones/jubilaciones con 82%, servicios eléctricos y pe- Letelier y Ross, 2011, p. 35).
tróleo con 80%, teléfonos con un 71% y finalmente el 16
En Chile, las movilizaciones estudian-
financiamiento de los partidos políticos con 59% (Corporación La- tiles y sociales que se están produ-
ciendo en torno a la educación
tinobarómetro, 2008, p. 37). Lo notable de estos resultados, es reclaman, entre otros asuntos, contra
el hecho de que son los padres y los
que los ciudadanos prefieren un mayor control por parte del Estado propios estudiantes los que básica-
en estos ámbitos, a pesar de que han sido controlados por manos mente financian en forma directa a las
universidades estatales.
privadas durante décadas (Corporación Latinobarómetro, 2008).
17
Véase Gill et al. (2004), citados por
Ramesh y Araral (2010).
58 | Perspectivas sobre el Estado

Esta percepción es similar a la encontrada en el truirle viabilidad? Parte de estas preguntas nos
ámbito extrarregional. En efecto, a pesar de los retrotraen de nuevo al corazón de una reforma
enormes problemas en la provisión de servicios que se precie de tal: la cuestión de la modifica-
públicos, investigaciones realizadas con los usua- ción de los balances de poder entre el Estado, el
rios de salud y de agua en Ghana, Zimbabue, Sri mercado y la sociedad. Rockman (2003, p. 43) es
Lanka y la India muestran que los usuarios apo- enfático en este sentido: “cualquier reforma de
yan, en general, su mantención en esta esfera y la cual valga la pena hablar es fundamentalmente
rechazan arreglos alternativos. La creencia en que acerca de re-arreglar la distribución del poder, dar
la garantía por la prestación de servicios básicos ventaja a algunos jugadores y perjudicar a otros”.
puede ser asegurada mejor por el Estado, junto El enfoque hegemónico hace una apuesta explí-
con experiencias de privatización que han em- cita en este sentido, reconociendo (al menos en
peorado la situación de los usuarios, parecieran su versión institucionalista) que busca alterar las
estar en la base de tales resultados (Batley, 2003), relaciones de poder en el sector público (Banco
incluso en otros ámbitos. En este último sentido, Mundial, 2004). Su foco son tres tipos de acto-
por ejemplo, después de casi dos décadas de re- res, los formuladores de política, los proveedores
tracción del Estado, el propio Banco Mundial re- de servicios y los clientes, y su propuesta, como
conoce que ya para el año 2005 el 74% de las hemos advertido, dice orientarse a aumentar el
concesiones de transporte y 55% de las de agua ‘poder de los clientes’ de manera de contrarres-
habían sido renegociadas en América Latina (ci- tar el poder de burócratas y políticos visualizados
tado por Ramesh y Araral, 2010, p. 3), todo ello solo como maximizadores de su propio beneficio
como producto de la decepción con los resultados individual. La contracara que ofrece para ello con-
de los procesos de privatización. siste en modificar la estructura de la administra-
ción pública y sus modos de gestión, creando

La necesidad de
incentivos institucionales que, según lo recono-
cen sin ambages sus propios mentores, están

un ‘Nuevo Juego’.
orientados a reproducir la lógica del mercado al
interior del sector público18 y a disminuir el poder
del Estado dentro de él, a la vez bajo una visión
de los intereses públicos que los asimila a la as-
Un puzle aún inacabado piración de la ‘soberanía del consumidor’ en el
ámbito público.
¿Podemos imaginarnos un nuevo juego en el
sector público? ¿Quiénes serían los jugadores? Sabemos que los móviles originales en los paí-
¿Cuáles serían las alianzas necesarias para cons- ses anglosajones fueron aliviar las finanzas públi-
59 | Perspectivas sobre el Estado
Nuria Cunill Grau

cas y enfrentar el desencanto con los servicios públicos. Sabemos


que en el camino la retórica permitió (y aún lo permite) ganar un
amplio espectro de adeptos —de diferentes ideologías—, sobre
todo por su promesa de que “el gobierno será más responsable,
amistoso, capaz de adaptarse, eficiente y, forzosamente, no hará
nada desagradable tal como aumentar impuestos” (Rockman,
2003, p. 44). También conocemos que para ello se ha tenido el res-
18
paldo y, más aún, la promoción de grandes organizaciones inter- Esto lo señala en forma expresa uno
de los textos pioneros para América La-
nacionales como el Banco Mundial, el BID y la OCDE, y de tina, el Informe de Progreso Económico
y Social en América Latina de 1996 del
múltiples centros académicos. Incluso podemos concordar que ha Banco Interamericano de Desarrollo de-
habido cambios, entre otros, en el trato, en la apertura de informa- nominado Cómo organizar con éxito los
servicios sociales: “El pensar en los
ción y en la expedición de trámites, y que no hay una única trayec- proveedores de servicios de educación
y salud como empresas puede contri-
toria19. Pero hoy también conocemos que en gran parte de América buir a demostrar la necesidad de adop-
tar medidas para estructurar ese
Latina, más allá de tales progresos, la implantación de su lógica ha ‘mercado’ mediante reglas eficientes y
generado un achicamiento dramático de los derechos ciudadanos roles claramente definidos y estimular
el surgimiento de numerosos proveedo-
más centrales, específicamente los de educación y salud, y está res con una mayor diversidad, autono-
mía y responsabilidad, proporcionando
dando lugar a una arquitectura institucional signada por la compe- al mismo tiempo a los usuarios mayor
tencia destructiva, el individualismo y la reificación del mercado. voz y libertad de elección” (BID, 1996,
p. 245).

19
Es sabido que hay diferencias de én-
En este contexto, no es casual que el descontento con los gobier- fasis entre los países mentores, e in-
cluso dentro de ellos según el gobierno
nos, que estuvo en el origen de muchos de los cambios y trascen- de turno. En el caso de Estados Unidos,
dió diferencias ideológicas, vuelva a emerger, aunque reclamando por ejemplo, durante el gobierno de
Clinton el énfasis estuvo en el aumento
ahora lo que en su momento fue la contraconsigna: ‘más interven- de la discreción de los directivos públi-
cos y de los operadores de campo, así
ción del Estado’, e, incluso en nuestros países, ‘más servicios pú- como en la disminución del peso de los
blicos’. La crisis económica mundial que se inicia en septiembre procedimientos, mientras que el go-
bierno de Bush se orientó más a promo-
de 2008 con el colapso de los bancos de inversiones marca un ver la competencia, las tercerizaciones
y las privatizaciones. Sin embargo,
nuevo hito en la validación del Estado. De hecho, el subsecuente como lo destaca Rockman (2003, p. 45),
“la realidad es más convergente que la
rescate financiero anunciado en muchos países ha sido valorado retórica. Ambas administraciones gusta-
como la más grande expansión en el rol del Estado como financia- ban de resaltar las reducciones en la nó-
mina federal de pagos y el dinero
dor, propietario y regulador en la mitad de un siglo (Ramesh y Ara- ahorrado (presumiblemente recortando
tareas)”. En América Latina, en el campo
ral, 2010, p. 1). de los servicios sociales las reformas
institucionales han tenido una clara pre-
eminencia y, en lo formal, también la
El péndulo está pues moviéndose de nuevo a favor del Estado, orientación a la ‘gestión por resultados’,
aunque con extensiones y profundida-
pero es claro que no cabe esperar resultados contundentes en la des variables.
60 | Perspectivas sobre el Estado

construcción de ciudadanía social, ni siquiera bajo la apelación a


enfoques contingentes20 o de nuevas políticas sociales21, si el
juego instituido en el sector público debilita el poder del Estado y
de la ciudadanía y crea condiciones adversas para la ayuda mutua
y la solidaridad, tanto al interior del Estado (entre sus organizacio-
nes y niveles) como entre él y la sociedad. Como postula Sen (n.d.),
las instituciones y los valores son interdependientes, y, como re-
cuerda Habermas (ápud O’Donnell, 2010, p. 194), la libertad (tan
mentada por las corrientes hegemónicas), para que sea integral,
no puede ser alcanzada por un solo individuo: “debe ser compar-
tida en una sociedad que sostiene una cultura que cultiva esa li-
bertad e instituciones que le dan efecto”.

Considerando este cuadro, es altamente probable que un juego al-


ternativo exija de transformaciones de gran envergadura en los pro-
pósitos de la reforma del Estado y, en particular, de la
administración pública, teniendo en cuenta a su vez los límites y
20
obstáculos del sendero previo a las reformas.
Después de la crisis de 2008, diver-
sos estudiosos reconocen que el resur-
gimiento del rol del Estado es un
fenómeno multifacético que envuelve Invocaciones en este sentido están ya en el ambiente, apelando a
su retiro en algunos asuntos, así como
su afirmación en otros, y sostienen que
la necesidad de una redistribución de las relaciones de poder a
la respuesta acerca del camino a seguir favor de la sociedad (en vez del mercado) y de instituciones y va-
depende, entre otros asuntos, de cuál
es el sector en cuestión, cuáles son los lores que encarnen la lógica de la ciudadanía (en vez de la lógica
intereses y capacidades de los actores
clave y cuál es el contexto institucional del mercado); o sea, ‘un nuevo juego’. Aludiremos a continuación
en referencia (Ramesh y Araral, 2010; a algunos de sus elementos.
Batley y Larbi, 2004).

21
En Chile, país emblemático y pionero
en la instalación de las reformas con Primero, aparece una condición básica: la revisión de los funda-
enfoque de mercado, han emergido,
sobre todo a partir del año 2000, nue-
mentos teóricos sobre los cuales se basan las transformaciones
vas políticas de protección social que, en el sector público, y específicamente de sus supuestos sobre la
según lo reconoce Larrañaga (2010, p.
14), “expanden significativamente la co- conducta humana. Nos hemos referido antes a la ‘profecía auto-
bertura y los montos de los beneficios
respecto de aquellas que priorizaban la cumplida’: seres egoístas y calculadores creados por los propios
superación de la pobreza en décadas incentivos institucionales que asumen tales supuestos. Por tanto,
anteriores, pero que no aspiran a cubrir
toda la población ni a sustituir los meca- un cambio al respecto, según lo sustentan ya algunos estudiosos,
nismos de mercado existentes” (cursi-
vas nuestras). exige de una nueva filosofía pública que cree un fundamento nor-
61 | Perspectivas sobre el Estado
Nuria Cunill Grau

Es altamente pro-
bable que un
mativo sobre el que basar la identidad de la Administración Pública
(Wamsley, 1996) y que se encargue de enfrentar, entre otros, los
dilemas de lo individual vs. lo colectivo y de la eficiencia vs. la equi-
juego alternativo
exija de transfor-
dad, así como de combatir la visión dual de la naturaleza humana

maciones de gran
(mala vs. buena) y de las propias instituciones (control de la natu-

envergadura en los
raleza humana vs. promoción de sus aspectos positivos), que no

propósitos de la
solo han subyacido en los ‘viejos’ y los ‘nuevos’ enfoques de la re-

reforma del Estado


forma administrativa, sino en visiones alternativas, como la co-
rriente comunitarista sobre la administración pública, que se ubica
en uno de los polos de cada uno de esos supuestos dilemas, el
y, en particular, de
la administración
‘bueno’ (vg. King y Stivers, 1998; Stivers, 2001).

En segundo término, vinculado a lo anterior, las evidencias apuntan pública.


a la necesidad de plantearse la recuperación de la lógica de la ciu-
dadanía en oposición a la lógica del mercado en la operación de la
administración pública. Ambas lógicas, si bien pueden coexistir,
son contradictorias y, por ende, cuanto más se extienden los ám-
bitos de validez de una, más se reducen los de la otra22. Por lo
tanto, para recuperar la lógica de la ciudadanía no bastan los enfo-
ques de calidad total, las invocaciones a la participación ciudadana,
y menos la retórica de un servicio público al servicio de la gente
por medio del gobierno electrónico, si es que no hay al menos cua-
tro cuestiones en juego. Primero, la consagración de los derechos
sociales como derechos humanos que redunden en servicios pú-
blicos universales que, a su vez, sean de calidad y respeten la di-
versidad de la sociedad. Segundo, un compromiso social con el
financiamiento de tales servicios, a fin de crearles la condición bá-
sica de viabilidad. Tercero, una transformación radical de las estruc-
turas y de los modos de gestionar, consistentes con las
condiciones institucionales al ejercicio de los derechos consagra-
dos. Cuarto, el reconocimiento de la ciudadanía como sujeto polí- 22
Narbondo (2003, p. 76-77), recu-
tico que ejerce su influencia directamente sobre la administración rriendo al clásico estudio de Marshall,
nos recuerda que la ciudadanía social
pública, pluralizando así la esfera pública. otorga derecho al acceso de bienes y
servicios sociales y económicos con in-
dependencia del poder de compra.
62 | Perspectivas sobre el Estado

Hay ideas para cada una de estas tareas, e incluso atisbos de


puesta en práctica. Pero tienden a ser ideas y prácticas fragmen-
tadas, que en tanto tales también suelen ser absorbidas por la ló-
gica hegemónica. El desafío mayor, entonces, pareciera ser asumir
que ninguna de tales tareas puede ser satisfecha si no se empren-
den en paralelo las otras. Daremos a continuación algunos argu-
mentos para fundamentar tal aserto y esbozaremos algunos
cursos de acción que aparecen ya insinuados, así como interrogan-
tes que aún permanecen sin respuestas.

Derechos sociales en tanto derechos humanos


23
Nos basamos en este punto en Cunill 23
(2010a).

24
O’Donnell (2010, p. 261) menciona,
entre otros, los convenios interna-
cionales sobre temas de género (1979 y Un fenómeno innegable es la creciente conciencia de derechos
1999), discriminación racial (1965), dere-
(O’Donnell, 2010, p. 229) que va ahora acompañada de una signifi-
chos de los niños (1989) y pueblos indí-
genas (2007), entre otros. cativa disposición a exigirlos, a sabiendas de que no basta inscribir
25
De las que la Constitución de 1989 de derechos en el sistema legal para que ellos operen como tales. En
Brasil es pionera. No puede, en todo
caso, desconocerse que en el ámbito
especial, actualmente crecen las protestas colectivas, así como las
internacional, ya para ese entonces, se acciones judiciales, que ponen en el tapete demandas en torno a
insinuaba una conexión entre desarrollo
humano y derechos humanos. Como lo derechos garantizados alusivos tanto al respeto de la diversidad
advierte O’Donnell (2010, p. 239), en la
concepción del desarrollo humano social como a reclamos por la equidad en la provisión y financia-
adoptada por el PNUD ha sido muy in-
miento de los servicios sociales y, en paralelo, por el asegura-
fluyente el trabajo de Sen, el que ya en
una obra de 1985 sostenía que las “ca- miento de su calidad. Los derechos sociales, en este sentido, se
pacidades son un modo de caracterizar
la libertad positiva, y pueden ser vistas conciben como derechos fundamentales sujetos a la plenitud jurí-
como derechos —derechos positivos
para hacer esto o para ser eso—”.
dica y, por tanto, con obligaciones y responsabilidades precisas

26
para su protección (como los civiles y los políticos).
En junio de 2011 se modificaron 11
artículos de la Constitución con la finali-
dad de actualizar el marco legal de los
derechos fundamentales, a más de re- La ciudadanía social, en términos de una titularidad universal de
forzar a las comisiones defensoras del
los derechos sociales asumidos como derechos humanos esencia-
cumplimiento y respeto de esos dere-
chos (Quintana, 2011, p. 3). Además se les, vuelve así a reivindicarse. Comienza, además, a encontrar eco
cambió la denominación del Capítulo
Primero de la Constitución para lla- en políticas públicas que formalmente adoptan un enfoque de de-
marse ahora “de los derechos humanos
y de sus garantías”, entendiendo que la
rechos, respaldadas por el régimen transnacional de derechos hu-
expresión derechos humanos es mucho manos24, e incluso en reformas constitucionales25, como la reciente
más moderna que la de garantías indi-
viduales (Quintana, 2011, p. 22). de México26. A pesar de que a veces se trata de derechos progra-
63 | Perspectivas sobre el Estado
Nuria Cunill Grau

máticos más que de derechos positivos, o de derechos ‘raciona-


dos’27, emergen varias novedades.

Una primera novedad es que aspectos relativos a la protección so-


cial comienzan a ser invocados como derechos exigibles de todas
las personas, o sea, de carácter universal. Es altamente probable
que estén en el origen de este fenómeno los magros resultados
de las políticas focalizadas en la pobreza extrema, el creciente ma-
lestar de los sectores medios, dado el encarecimiento de los ser-
vicios sociales provocado por su privatización, y los riesgos
consecuentes sobre la cohesión social y la estabilidad política de
la región. Lo cierto es que, convergiendo en parte con las deman-
das ciudadanas y las normativas internacionales, se está desarro-
llando un cierto consenso en el sentido de que es necesario
repensar las políticas sociales como parte de las obligaciones del
Estado para el cumplimiento efectivo de los derechos asociados a
la existencia de una ciudadanía social, en términos de acceso a ac-
tivos, ingresos y, muy especialmente, servicios.

Ahora bien, una segunda novedad es que a la recuperación de la


idea de universalidad se agregan otros requerimientos que emanan
directamente del campo normativo de los derechos humanos, en
consonancia con los estándares internacionales fijados, entre
otros, por el Sistema Interamericano de Protección de Derechos
Humanos (SIDH). Uno de ellos es el principio de la participación
ciudadana, el que, se afirma, es consustancial a todas las políticas
públicas con enfoque de derechos (Abramovich, 2006; Pautassi,
2007). Por otro lado, el principio de la integralidad, que aparece re-
levado al reconocerse la interdependencia que existe entre los de-
rechos económicos, sociales y culturales, de una parte, y los
derechos civiles y políticos, de la otra (United Nations, 2002, p. 3),
así como la integralidad de los derechos sociales. Otro principio 27
En el sentido de propender a la uni-
clave es el de la exigibilidad, que supone reconocer explícitamente versalización (versus la focalización) de
las políticas sociales, pero circunscri-
que los derechos ciudadanos se traducen en obligaciones para sus biendo los objetos de ellas.
64 | Perspectivas sobre el Estado

sostenedores que puedan ser exigibles por parte de la sociedad,


con base en sustentos legales.

Lo más significativo, en este sentido, es la creciente asunción de que


el poder que un derecho consagrado legalmente otorga a las personas
no solo requiere traducirse en el poder para acceder a un conjunto de
garantías, sino también en el poder para exigirlas y hacer responsables
por ellas a quienes tienen obligaciones para su plena satisfacción28.
Todo ello requiere de recursos, instituciones y capacidades públicas
(CEPAL, 2006, p. 19). Nos referiremos a estas cuestiones a continuación.

El financiamiento público de la construcción de


ciudadanía29

Si se observa el comportamiento de los ingresos públicos, parti-


cularmente los provenientes de la tributación, es posible concluir
que el Estado en América Latina aún sigue siendo pobre y que, por
tanto, dispone de limitadas capacidades para incidir en el fortaleci-
miento de los derechos sociales. Al respecto, se ha destacado que
en la región se confronta una restricción más política que econó-
mica, habida cuenta de que la débil tributación no podría atribuirse
al hecho de que los impuestos impongan costos al empleo y a la
28
Cabe destacar, sin embargo, que no
inversión, puesto que gravando, por ejemplo, en 5% al quintil más
siempre todos estos principios son re- alto (que recibe el 60% de todos los ingresos), podría doblarse el
conocidos. Por ejemplo, la reforma
constitucional mexicana solo señala ingreso de los inferiores. Por ende, es posible deducir que el Es-
que las obligaciones de las autoridades
mexicanas en materia de derechos hu- tado en América Latina es pobre porque es incapaz de imponer su-
manos deberán cumplirse apegadas y ficientemente a los ricos (Przeworski, 1998).
orientadas por los principios de la uni-
versalidad, interdependencia, indivisibili-
dad y progresividad de los derechos
humanos (Quintana, 2011, p. 24). Lo cierto es que los datos sugieren que existen muy limitados avan-
Nótese que no se hace referencia al
principio de la exigibilidad ni al de la par-
ces en materia de fortalecimiento de los ingresos públicos en Amé-
ticipación social. rica Latina por vía de la tributación, así como que ésta en los últimos
años no se orienta a favor de la equidad. En tal sentido, por ejemplo,
29
Lo que sigue ha sido extraído de Cu-
nill (1999). tomando en cuenta los cambios en el sistema tributario respecto
65 | Perspectivas sobre el Estado
Nuria Cunill Grau

del existente a inicios de los ochenta, la CEPAL truirle viabilidad a estas nuevas políticas de garan-
(Ocampo 1998, p. 13) sostiene que el abandono tías de derechos permanecerá inconclusa si es
de los impuestos directos como mecanismos de que la propia institucionalidad encargada de su im-
recaudación ha avanzado más de lo deseable en plementación no es adaptada a ellas, desafiando
América Latina. En la OCDE, destaca, el 65% de así en forma expresa las recetas prescritas por los
la recaudación corresponde a impuestos directos enfoques de reforma hegemónicos. Esto a sabien-
(cuatro quintas partes por impuesto a la renta per- das de que los arreglos organizativos y de gestión
sonal), en tanto en América Latina los impuestos contribuyen a la creación de reglas de juego que
directos suman solo el 25% de la recaudación (la afectan los balances de poder y los valores, y con
mayor parte por renta de las empresas) (Ocampo ello las condiciones de implementación de una po-
1998, p. 13). Su conclusión, al respecto, es que lítica con enfoque de derechos.
“existe un amplio margen para fortalecer la tribu-
tación directa (especialmente en las personas) en Algunas pistas acerca de cómo se debe hacer la
la mayoría de los países de América Latina”; con- readaptación las proporciona el propio marco nor-
sidera, asimismo, que, mientras la lucha contra la mativo de tales políticas, al menos en lo que res-
evasión incrementaría la equidad horizontal, esta pecta a tres de sus principios: integralidad,
reforma contribuiría a mejorar la equidad vertical exigibilidad y participación social. En sí, ellos inter-
(Ocampo 1998, p. 15). pelan a tres atributos en el plano de la institucio-
nalidad, que son, respectivamente, los siguientes:

Una nueva institucionalidad pública que • La necesidad de gobernanza sistémica, expre-


facilite el ejercicio de los derechos ciu- sada en el alineamiento e integración de los diversos
dadanos actores para la producción de soluciones integrales a
las problemáticas que el derecho interpela.
Hemos apreciado que la adopción de un enfoque • La accountability de los prestadores de los
de derechos en el diseño de una política pública servicios garantizados, o sea, la exigencia de ren-
supone un compromiso con la universalidad, la in- dición de cuentas y del cumplimiento de las obli-
tegralidad, la participación social y la exigibilidad gaciones que emergen de las garantías de
de los derechos. Ello exige decisiones en torno a derechos.
los recursos para financiar tales emprendimientos, • La ampliación del espacio público, es decir,
cuya obtención, según hemos referido, se en- el involucramiento activo de la ciudadanía en la
frenta actualmente más a obstáculos políticos que exigibilidad de sus derechos y en la modelación
económicos. Pero, aun bajo el supuesto de que de las decisiones que los afectan.
tales obstáculos sean removidos, la tarea de cons-
66 | Perspectivas sobre el Estado

Probablemente, la mejor justificación de la nece- Ahora bien, aunque aún sabemos poco sobre
sidad de gobernanza sistémica que conlleva la este tema, evidencias empíricas disponibles (Cu-
implantación de una política con enfoque de de- nill, Fernández y Vergara, 2011; Repetto, 2009;
rechos queda reflejada en el siguiente aserto de Cunill, 2005) apoyan la idea de que la percepción
uno de los directores entrevistados de los servi- de las interdependencias, y, por ende, la coope-
cios de salud en Chile respecto de la reforma sa- ración conjunta, exigen del uso de mecanismos
nitaria implementada a partir del año 2005 bajo de gestión integradores. Si la planificación es uni-
una orientación de derechos: “Antes nosotros es- lateral, mal puede aumentar la comprensión
tábamos más orientados hacia la administración mutua, lidiarse con las diferencias de intereses y
de los hospitales. Ahora, debemos coordinar, perspectivas y obtener visiones compartidas en
aunar esfuerzos en torno a la salud”. En este caso torno a problemas que exigen del concurso de
queda relevada la importancia de los abordajes actores diversos, por más espacios de coordina-
integrales para propender a la solución de los pro- ción interorganizacionales e intersectoriales que
blemas sociales y, por ende, la necesidad de se generen. Por otra parte, si las articulaciones
construcción de relaciones orgánicas entre los di- que se crean a través de procesos de planifica-
versos actores que tienen injerencia en su logro. ción conjunta no encuentran un respaldo en los
Esto, más aún si consideramos que, según lo ad- presupuestos de los actores concernidos, mal
vierte un reciente estudio referido a los servicios puede lograrse la articulación de sus recursos y
públicos descentralizados: saberes. Finalmente, pierde viabilidad la gober-
[E]n nuestras ciudades se expresa una nanza sistémica si las evaluaciones del desem-
muy variada institucionalidad en la provi- peño se orientan a medir logros individuales y los
sión de servicios públicos, generalmente incentivos se asocian solo a su consecución.
desestructurada y en donde coexisten las
instituciones nacionales-sectoriales, las Todo sugiere, pues, que la existencia de una real
regionales-metropolitanas y las municipa- operación en red para propender a la integralidad
les-locales. Generalmente se trata de ins- de los derechos supone, a lo menos, procesos
tituciones con fuertes grados de conjuntos de planificación, programación presu-
superposición, con competencias insufi- puestaria y evaluación, así como instancias que
cientemente establecidas y donde se posibiliten la articulación de los actores concer-
acumulan inercias e ineficiencias de alta nidos, en el marco de valores que promuevan la
significación (Galilea, Letelier y Ross, colaboración y la comprensión mutua de las in-
2011, p. 35). terdependencias. Los modos de gestión por re-
sultados asociados al patrón hegemónico de
reformas institucionales del sector público no
67 | Perspectivas sobre el Estado
Nuria Cunill Grau

solo no problematizan sobre tales cuestiones, Bajo este marco, propender a la accountability
sino que crean efectos reversos en tales senti- supone diseñar un sistema institucional de exigi-
dos, según hemos advertido. Cambios radicales bilidad de los derechos, o sea, de reglas que el
son entonces requeridos para asegurar que el atri- Estado fija para que los portadores de obligacio-
buto de la gobernanza sistémica encarne en la ins- nes que emergen de los derechos ciudadanos
titucionalidad encargada de la implantación de efectivamente las cumplan o sean responsabili-
políticas con enfoque de derechos humanos. zados por sus faltas. Ello, a la vez, teniendo en
cuenta que la propia administración pública
Si colocamos ahora la mirada en otro principio puede asumir una responsabilidad activa en la so-
consustancial a las políticas con enfoque de de- lución de los conflictos, a fin de evitar la excesiva
rechos, la exigibilidad, constataremos que su judicialización de los derechos.
logro deviene también en la problematización de
la manera como hasta ahora hemos entendido el El diseño de un sistema de este tipo, de suyo
asunto de la accountability. complejo, se complica más cuando las garantías
tienen que ser cumplidas por un sistema dual de
La relación entre derechos y políticas sociales se servicios (públicos y privados) respecto del cual,
hace posible básicamente a través de los meca- por tanto, debe operar también la exigibilidad de
nismos de accountability (Abramovich y Pautassi, su cumplimiento. De hecho, estudios muestran
2006). Si estos son débiles, también lo será en (Cunill, 2011a) que un sistema de exigibilidad de
la práctica la mentada relación. Bajo este marco, derechos montado sobre un sistema dual de ser-
la construcción integral del edificio de la accoun- vicios tiene que considerar las desigualdades que
tability reviste particular importancia. Tampoco tal dualidad conlleva y debe buscar expresamente
sabemos suficiente acerca de cómo erigirlo, pero su eliminación o, por lo menos, su atenuación.
sí conocemos que no se agota en la rendición de Ello supone, entre otras cuestiones, que en el di-
cuentas a la sociedad, sino que requiere del di- seño de los mecanismos de información sobre
seño de mecanismos de exigibilidad de los dere- los derechos (y deberes) y de los recursos de exi-
chos que puedan ser accionados directamente gibilidad se tengan en cuenta las capacidades di-
por la ciudadanía (reclamos administrativos, re- ferenciales de la población respecto de su uso.
cursos cuasi judiciales y recursos judiciales), Por tanto, requiere políticas diferenciales de exi-
tanto como agencias independientes para la re- gibilidad que tengan el propósito expreso de que
solución de conflictos (no solo judiciales) y tam- los usuarios del sistema público, y en especial los
bién de órganos estatales (además de sociales) pobres, puedan efectivamente reivindicar sus de-
que puedan velar por sus intereses actuando rechos en forma expedita. También exige de la
como sus agentes. creación de incentivos a la acción cooperativa y
68 | Perspectivas sobre el Estado

autónoma de las agencias que actúan en nombre dimensiones: la institucional, que hemos referido, y
de la ciudadanía, en pos de generar sinergias la social. Esta última es la que específicamente re-
entre las capacidades estatales. Finalmente, en mite al espacio público que existe cuando la socie-
lo que respecta a la cara de la rendición de cuen- dad actúa expresamente en pos de la defensa y
tas de la responsabilización, no basta con obligar ampliación de sus derechos por medio de la partici-
a los organismos a rendir cuentas públicas, y ni pación ciudadana y el control social. Abordaremos
siquiera son suficientes leyes de acceso a la in- estos asuntos a continuación.
formación si no se atiende expresamente a la re-
levancia, accesibilidad y exigibilidad de la
información, acerca de los derechos, así como al La ampliación de la esfera pública:
diálogo social sobre los resultados de las accio- preguntas más que respuestas
nes de los sostenedores de obligaciones.
La esfera pública constituye básicamente el es-
De manera que, cuando está en juego el desarro- pacio político que la sociedad ocupa cuando te-
llo de la accountability en relación con derechos matiza y debate acerca de asuntos de interés
ciudadanos, otros cambios son requeridos en la público y ejerce presión sobre quienes adoptan
institucionalidad pública estatal. Otros más aflo- decisiones acerca de ellos con el respaldo de la
ran cuando se coloca la mirada en cómo la socie- ley o de la autoridad. Interpela, por tanto, al sis-
dad puede perfeccionar directamente la tema político, como también a la administración
accountability. Ello nos da pie para tratar un ter- pública. En general, todos los enfoques autode-
cer aspecto interpelado cuando se trata de im- nominados ‘neopúblicos’ coinciden en reconocer
plementar políticas con enfoque de derechos: el la importancia de la participación ciudadana en la
espacio público que se conforma. Este cierta- administración pública. La literatura al respecto
mente no constituye un objeto de atención del ha proliferado en los últimos años, especial-
patrón hegemónico de reformas. A lo más, su mente aquella que se funda en la teoría norma-
problema es dotar de medios de voz a los clien- tiva de la democracia deliberativa y, en parte, en
tes por medio de la institucionalización de ofici- el neorrepublicanismo30. Puede, pues, concluirse
nas de quejas y sugerencias, encuestas de que hay un arsenal teórico y práctico ya disponi-
satisfacción y, eventualmente, órganos consulti- ble que invoca la ampliación del espacio público
vos. Pero se trata de un asunto clave para hacer como alternativa al tipo de participación ciuda-
exigibles los derechos de la ciudadanía. dana que sugieren los enfoques de mercado e,
incluso, los modelos neocorporativo y pluralista
En este sentido, es preciso destacar que un sistema integrativos31. Aquél, a diferencia de estos últi-
de exigibilidad de los derechos ciudadanos tiene dos mos, no supone la abdicación de la soberanía po-
69 | Perspectivas sobre el Estado
Nuria Cunill Grau

lítica ni de los propósitos políticos de los agentes sociales en su


relación con el Estado. Por otra parte, no persigue expresamente
la colaboración ni el acuerdo en las relaciones Estado-sociedad,
sino el perfeccionamiento de las funciones de crítica y control de
la sociedad hacia el Estado en aras de su democratización, sobre
todo bajo la conciencia de que “es básicamente en una ciudadanía
anclada en el Estado que se adquieren derechos legalmente accio-
nables” (O’Donnell, 2010, p. 192). Una vertiente de este modelo
(basada en la visión de Habermas del espacio público) asume que,
a tales efectos, la influencia social debe expresarse como forma-
ción espontánea de opinión pública, liberada de la presión de la
toma de decisiones. Privilegia así el despliegue del poder comuni-
cativo que pueden ejercer las asociaciones voluntarias que se en-
cargan de propagar convicciones prácticas e intereses
generalizables, a fin de persuadir al sistema político a su adopción.
Sin embargo, otra vertiente de este modelo32 asume la posibilidad
de la creación expresa de interfaces entre el Estado y la sociedad
que desencadenen procesos deliberativos entre una variedad de
sus respectivos agentes.

Más allá de sus diferencias, todos estos enfoques remarcan la im-


portancia de la ampliación de la influencia política directa de la ciu-
dadanía33 sobre el Estado, y en particular sobre la administración
pública, para aumentar la accountability y propender a su demo-
cratización. Múltiples experiencias no solo circunscritas a los ám-
30
bitos locales han emergido en la región al respecto, muchas Referencias bibliográficas en ambas
direcciones pueden encontrarse en Cu-
recientemente con respaldos legales. Sin embargo, la práctica nill (2004).

sobre aquellas que han sido inducidas desde instancias estatales 31


Al respecto veáse Cunill (1997).
sugiere que hay nudos críticos importantes que limitan el desplie- 32
Entre los autores que adscriben a
gue de una esfera pública vigorosa. esta corriente están Fung y Wright
(2003), Santos y Avritzer (2004), Avritzer
(2009) y Cunill (1997).
El caso del modelo de los Consejos deliberativos-Conferencias 33
Manejamos acá la noción de ciu-
sobre políticas sociales que existen en Brasil en los tres niveles de dadanía no en su expresión legal-for-
mal, sino para aludir a la sociedad como
gobierno, considerado como una de las más importantes innova- portadora de derechos políticos.
70 | Perspectivas sobre el Estado

ciones institucionales de interfaces entre el Estado y la sociedad


que buscan democratizar las decisiones de política y el control so-
cial34, da importantes pistas acerca de algunos nudos críticos.

Una evidencia relevante es que, cuando el control social opera a


través de órganos ad hoc (como lo son los Consejos) en desmedro
de otras alternativas preexistentes o de formatos procedimentales,
no solo existe el riesgo de lesionar el tejido social constituido, sino
el de un eventual uso clientelar de las estructuras de participación.
Lo cierto es que, a pesar de que los Consejos de Políticas en Brasil
son paritarios o con participación mayoritaria de la sociedad, no sa-
tisfacen plenamente la condición básica para el ejercicio del control
social, la autonomía social, porque el Estado es el que suele deter-
minar quiénes ejercen la representación social35. Tampoco disponen
de una efectiva capacidad de forzar la observancia de los mandatos
o reclamos sociales. Ello, no obstante que tienen la ventaja (muy
poco frecuente en otros dispositivos existentes en América Latina)
de que legalmente están dotados de recursos poderosos para for-
zar la observancia de la administración pública, específicamente
tanto el poder de aprobar el presupuesto del área y de distribuir los
recursos de los fondos correspondientes como el poder de la deli-
beración. Sin embargo, en la práctica estos recursos tienden a no
ser utilizados, lo que explicaría a su vez el fenómeno de la huida de
34
Nos basamos en los hallazgos empíri-
cos de una investigación sobre los Con-
las burocracias estatales de este tipo de órganos.
sejos de Política que existen a nivel
federal, sobre todo los de salud, asis-
tencia social, adultos mayores y niños y Cada uno de estos asuntos muestra que hay variados problemas
adolescentes (Cunill, 2010b, 2010c y
2011b). a enfrentar cuando se busca que el control social aumente la
35
accountability de la administración pública.
De los nueve Consejos a nivel federal
creados o reformulados a partir del año
2003 con carácter deliberativo y parita-
rio, en solo tres los representantes de Tampoco está exenta de problemas la relación entre participación
la sociedad civil son escogidos en foro
propio. Respecto de los ocho Consejos
social y democratización de la gestión pública cuando ella se pre-
deliberativos que tienen participación tende establecer por medio de estructuras promovidas por el Es-
mayoritaria de la sociedad, en tres
casos, quien determina la representa- tado. De hecho, con la excepción de los presupuestos
ción de la sociedad es el Gobierno
(véase Cunill, 2010b). participativos que suelen ser usados por los sectores pobres y las
71 | Perspectivas sobre el Estado
Nuria Cunill Grau

personas no organizados, no es infrecuente que, una vez abiertos


canales de participación ciudadana, sean copados por intereses or-
ganizados y reproduzcan las pautas de exclusión social. En general,
la participación social no es per se balanceada ni representativa
(Leach y Wingfield, 1999, p. 55).

Instancias como los Consejos de Políticas de Brasil muestran que,


incluso existiendo una representación paritaria o mayoritaria de la
sociedad, ciertos actores pueden quedar subrepresentados, mien-
tras otros resultar sobrerrepresentados36. Este caso ilustra bien,
por tanto, que la representatividad del conjunto social no se ase-
gura automáticamente. El problema es mayor, dado que en una
misma categoría de intereses suelen ser siempre las mismas or-
ganizaciones las que participan (véase al respecto Cunill 2010b,
según datos del IPEA, 2009).

Todo ello sugiere que la creación de espacios institucionalizados


de participación ciudadana requiere de medidas expresas para ase-
gurar la representación social de los sectores que no tienen voz37
y compensar los costos de la participación para los sectores más 36
De los nueve Consejos nacionales
creados o reformulados a partir de 2003
carenciados, a fin de atenuar las asimetrías en la representación con carácter deliberante y paritario, solo
uno contempla representación de usua-
social en los procesos de formación de las decisiones públicas y rios; por su parte, de los ocho Consejos
contribuir a la democratización de la gestión pública. deliberantes con participación mayorita-
ria de la sociedad existentes a nivel fe-
deral, apenas en uno hay participación
de usuarios. En tanto que, en todos los
Finalmente, no puede soslayarse el hecho de que la representati- casos donde existe representación de
vidad social no solo alude a la debida consideración ‘al menos’38 asociaciones de profesionales, aunque
tengan el mismo porcentaje de repre-
de todas las categorías de intereses sociales que son interpelados sentación que el resto de las categorías
de intereses sociales, su incidencia ten-
por los asuntos que tratan las instancias de participación. También dencialmente es mayor (Cunill, 2010b y
2011b).
es clave la medida en que los representantes actúen efectiva-
37
mente como tales; o sea, que lo hagan en nombre de los repre- Entre las sugeridas están hacer discri-
minación positiva o usar el sorteo.
sentados y no solo de sí mismos. La autonomización respecto de
38
Decimos ‘al menos’ porque ideal-
las bases sociales y la consecuente elitización de la participación mente también debiera existir repre-
ciudadana es uno de los mayores riesgos que actualmente está sentación de la ciudadanía como tal, en
representación de los intereses públi-
anulando su contribución a la democratización de la administración cos más generales.
72 | Perspectivas sobre el Estado

pública. Aflora, a partir de acá, un nuevo tema: la accountability de


las propias instancias de participación social39.

En suma, lo que sugieren las evidencias prácticas es que las inter-


faces entre el Estado y la sociedad, tanto para mejorar la accoun-
tability como para la democratización de los asuntos públicos,
enfrentan aún una serie de desafíos. Así, lo que queda insinuado
es que la mera invocación a la participación ciudadana y al control
social no provee una respuesta para propender a la ampliación del
espacio público si no responden, a la vez, a los nudos críticos que
las experiencias más avanzadas ya sugieren. En el caso del control
social, la preservación de la autonomía social y la capacidad de ge-
nerar consecuencias. En el caso de la participación social, la debida
representatividad social y la inclusión social. En ambos, su propia
accountability, además de las condiciones de la deliberación.

Finalmente, en atención al nuevo sector público que se ha configu-


rado, resulta de fundamental importancia establecer cómo la parti-
cipación ciudadana puede extenderse a aquella parte de los servicios
públicos que son actualmente prestados a través de asociaciones
público-privado. Incluso, teniendo en cuenta que en muchos países
una parte significativa de los servicios públicos ha sido privatizado,
resulta también indispensable profundizar en la conexión entre par-
ticipación ciudadana y regulación. De no ocurrir esto no solo estare-
mos limitando las posibilidades de incidencia de la ciudadanía sobre
39
Y, por ende, aspectos como la periodi- los servicios públicos, sino que también estaremos cercenando las
cidad y tipos de contenidos de la rendi-
ción de cuentas a la sociedad, los oportunidades de mejorar los procesos regulatorios de modo que
procedimientos para asegurar que los
actos de rendición de cuentas sean pro-
respondan mejor a criterios democráticos. Soluciones diversas han
cesos dialógicos (por ejemplo, obliga- sido ya intentadas, entre ellas la institución del derecho a la partici-
ción de divulgar con antelación la
información que se tratará en la rendi- pación de los usuarios en los organismos de control de los servicios
ción de cuentas, normas de escucha a
los participantes, convocatorias amplias públicos de gestión privada. Pero es claro que en este campo resta
a través de todos los medios posibles, mucho por explorar para poder aproximarnos a una coproducción de
etc.) y los mecanismos de seguimiento
permanente de las resoluciones emana- los servicios de regulación que tenga a su vez en consideración tanto
das de las instancias de participación,
entre otras. los límites que imponen las asimetrías de la información como la po-
73 | Perspectivas sobre el Estado
Nuria Cunill Grau

tencial captura del proceso político por el modelo corporativo de in-


termediación de intereses.

No puede dejar de destacarse, por otra parte, que ya tampoco


basta invocar a la necesidad de la rendición de cuentas de la propia
sociedad civil cuando ejecuta tareas públicas, ya que es evidente
que el sesgo financiero, económico-contable, técnico, burocrático
o empresarial que suele mantener, actualmente contribuye poco
al fortalecimiento de la esfera pública40.

Conclusiones
La posibilidad de un nuevo juego que recupere la centralidad del
Estado para la construcción de ciudadanía social tiene ya abiertas
ciertas condiciones, pero también múltiples restricciones. Una,
fundamental, aunque no suficientemente debatida, atañe a los lí-
mites que la propia administración pública y el sector público que
se han configurado en los últimos 30 años imponen al despliegue
de políticas sociales con enfoque de derechos humanos. Estas,
como ha sido destacado, no solo requieren de financiamientos pú-
blicos, sino de una institucionalidad pública robustecida en el
campo de los servicios públicos y de una esfera pública vigilante;
vale decir, exactamente lo contrario a lo que tenemos actualmente
en la mayor parte de América Latina.

El problema mayor es que el cuadro actual no solo compromete


en el corto plazo la viabilidad de iniciar el camino del aseguramiento
efectivo de derechos, sino que al más largo plazo puede trancar
este camino al permanecer latente el riesgo de que las acciones
públicas y el ethos público sean definitivamente reemplazados por
un sector privado engrosado y una lógica de mercado colada en el
40
Véase, al respecto, Cruz y Pousadela
corazón tanto del Estado como de la sociedad. (2008).
74 | Perspectivas sobre el Estado

41
Bajo el alegato de que las garantías
El asunto clave remite pues a la arquitectura social que legaremos
de salud operan independientemente
del tipo de proveedor y ante las listas a las nuevas generaciones. Si, en definitiva, gana la batalla la uni-
de espera en el caso de los asegurados
por el sistema público, la solución ha versalización de derechos, e incluso su exigibilidad, pero pierde te-
sido entregar un bono para ser usado
en el sistema privado, o sea, proveer de rreno lo público, la victoria probablemente será pírrica.
más recursos al sector privado mercan-
til. De hecho, la garantía de oportunidad
con plazos garantizados se hace efec- Aunque es evidente que hay matices, el escenario, en términos
tiva a través de la compra del servicio
en el sector privado si no hay resolución generales, ya ha sido dramáticamente cambiado. El poder del Es-
en el sistema público.
tado en el sector público ha disminuido tras el vertiginoso creci-
miento de las figuras de las contrataciones externas y vouchers
(todos con financiamiento público) en el campo de los servicios so-
ciales. Pero, además, estos han sido sometidos a una inédita seg-
mentación producto de los procesos de privatización de servicios
públicos esenciales. En este sentido, aquellos países que iniciaron
tempranamente las reformas lo que muestran son dos sectores
respecto de los servicios de educación y salud: uno privado, grande
en extensión y profundidad, y otro público, pequeño y que se sos-
tiene en gran medida con el gasto de bolsillo, pero que a la vez fi-
nancia significativamente al primero. Por su parte, aquellos
servicios que han sido trasladados a niveles subnacionales han ten-
dido a abonar aún más el terreno de los negocios privados tras su
delegación a ellos, o bien han sido reconvertidos en servicios pri-
vados (piénsese en el caso de la figura de las corporaciones muni-
cipales que operan bajo los principios del derecho privado) o se han
fragilizado inclusive más tras la figura de los financiamientos com-
partidos imposibles de ser asumidos por municipalidades o enti-
dades locales pobres.

Bajo este escenario, una paradoja posible es que las garantías


de derechos terminen reforzando todavía más los negocios pri-
vados si el sector público no puede atender las demandas que a
él se dirigen. Si nos atenemos una vez más al caso chileno, ve-
remos que esta paradoja ya tiene visos de realidad41. Lo anterior
alerta sobre la importancia de devolver la mirada sobre recursos
e institucionalidad acorde con la implantación de políticas de de-
75 | Perspectivas sobre el Estado
Nuria Cunill Grau

rechos en el sector público estatal y, eventual- ción pública forma sociedad tanto a través de sus
mente, no estatal. resultados, expresados en bienes y servicios,
como a través de sus procesos. Si estos interpe-
Perfilar una nueva institucionalidad al interior de lan a seres humanos egoístas y calculadores, es
la administración pública probablemente exigirá altamente probable que así fomenten tanto a su
de muchos cambios que aún no sabemos bien interior como hacia afuera de ella el egoísmo, el
cómo enfrentar. En cualquier caso, según lo cálculo, el todo vale. La pregunta final es si acaso
hemos acá advertido, unos ya son evidentes. Go- es éste el tipo de sociedad que puede realizar los
bernanza sistémica, en vez de competencia des- ideales de libertad efectiva e incluso de felicidad
tructiva o redes circunstanciales e instrumentales que ahora es tan crecientemente valorada.
movidas solo por la obtención de beneficios eco-
nómicos. Sistemas institucionales de exigibilidad
de derechos que puedan ser usados por los que
más los necesitan, en vez de que refuercen las
asimetrías sociales. Rendición de cuentas públi-
cas, en vez de presentación unilateral de historias
formales. Evaluaciones que sirvan para orientar
las políticas, en vez de que conduzcan a reificar
solo lo que puede ser fácilmente medido. Valori-
zación del personal público, en vez de marginali-
zación de sus derechos y profundización de sus
desigualdades. Y, en forma destacada, oportuni-
dades para la ampliación de las interfaces entre
el Estado y la sociedad que redunden en la vigo-
rización de la esfera pública, en vez de instancias
instrumentalizadas o directamente cooptadas por
el Estado o copadas por seudos representantes
sociales, que no devienen en incidencia ciuda-
dana sobre la democratización de las políticas ni
sobre la accountability de la gestión pública.

Todo ello es necesario para construir viabilidad a


la implementación de políticas con enfoque de
derechos. Pero no solo por ello. La administra-
76 | Perspectivas sobre el Estado

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Omar
Alfredo
Autón Abogado (UBA). Secretario de Profesionales de la Unión del
Personal Civil de la Nación (UPCN).

Empleo público | Negociación colectiva | Modernización del Estado

Abstract
Desde la recuperación de la democracia veintinueve años atrás,
conceptos tales como modernización del Estado, reforma del Es-
tado y democratización de las relaciones de empleo público se han
incorporado a los discursos de la dirigencia política y gremial, los
congresos, las investigaciones y cuanto ensayo se haya publicado
respecto de Estado y democracia, muchas veces incurriendo en
imprecisiones y vaguedades. En este artículo se realiza un repaso
detallado de los grandes cambios que ha atravesado el régimen de
empleo público en la Argentina desde el retorno democrático, y se
procura indagar cuál ha sido su impacto en el siempre pretendido
objetivo de modernizar el Estado.
84 | Perspectivas sobre el Estado

Introducción
1) El primero abarca de 1983 a 1989, donde se
intentó introducir algunas figuras nuevas, como el
Cuerpo de Administradores Gubernamentales, sin
Desde la recuperación de la democracia hace ya avanzar en profundidad en la modificación o el
veintinueve años, conceptos tales como moderni- reemplazo de las modalidades escalafonarias here-
zación del Estado, reforma del Estado, democrati- dadas. En lo que hace a la negociación colectiva, la
zación de las relaciones de empleo público y otros ratificación por parte de nuestro país de los Conve-
similares se han incorporado a los discursos de la nios 151 y 154 de la OIT mediante las leyes 23544
dirigencia política y gremial, de los congresos, de las y 23545 en 1988 se continuó con la realización,
investigaciones y de cuanto ensayo se haya publi- entre el 31 de octubre y el 2 de noviembre de ese
cado respecto de Estado y democracia, por plante- año, de un Seminario Técnico Internacional sobre la
arlo de una manera muy amplia. experiencia de la negociación colectiva en un grupo
de países expresamente seleccionados de Europa
Cabe distinguir dos tipos de análisis: por un lado, y América. De ese encuentro resultó la conforma-
el que trata de abordar la situación y el rol del Es- ción de una comisión bipartita (Estado-sindicatos)
tado hacia afuera, es decir, la relación del Estado asesorada por el Dr. Geraldo Von Potowsky en su
con la economía, la organización social, y su ca- carácter de experto de la OIT, que trabajó entre no-
pacidad para articular y dar respuestas a las de- viembre de 1988 y febrero de 1989 y presentó un
mandas sociales; por otro, el que analiza el proyecto de ley al por entonces ministro de Trabajo
Estado hacia adentro, esto es, su organización y Seguridad Social de la Nación, Dr. Ideler S. Tonelli.
administrativa, sus procesos de gestión y su re- El proyecto fue remitido al Congreso, y, si bien no
lación con los empleados públicos. En este tra- llegó a tratarse ese año debido a la crisis que devino
bajo abordaré el segundo, sin dejar de observar en la entrega adelantada del gobierno por parte de
la íntima relación con la definición ideológica que Raúl Alfonsín a su sucesor Carlos Menem, consti-
se adopte respecto del rol del Estado en la co- tuyó el antecedente más importante de la Ley
munidad y su organización interna, así como en 24185 posteriormente sancionada.
las relaciones laborales de sus dependientes.
2) La segunda etapa, de 1990 a 1999, se carac-
Se pueden contemplar cuatro grandes momentos terizó en su primera mitad por la instalación del
o períodos en la materia que intentaremos —con la tema de la reforma del Estado como cuestión es-
arbitrariedad propia de toda clasificación— que se tratégica del gobierno.
delimitan de la siguiente manera:
En consonancia con el llamado Consenso de
Washington, que, fogoneado por el Banco Mundial
85 | Perspectivas sobre el Estado
Omar Alfredo Autón

y el Fondo Monetario Internacional, se aplicó como de su conclusión) acordaron el primer convenio co-
receta única en los llamados países emergentes, se lectivo de trabajo para el sector público, que fue ho-
privatizaron amplias áreas de las empresas del Es- mologado por el Decreto 66/1999. Finalmente, en
tado, se abrió la economía al mercado mundial y se 1999 se sancionó la Ley Marco del Empleo Público
desreguló la actividad económico-financiera. Nacional 25164, destinada a regular las materias no
comprendidas en la negociación colectiva.
En lo que hace a nuestro tema de atención, se
avanzó en una reforma administrativa que reem- 3) El tercer período comprende el bienio 2000-
plazó, en la Administración Central, el escalafón 2001, que se caracterizó por un fuerte retroceso en
1428/1973 por el Sistema Nacional de la Profesión el compromiso con esta temática y un frustrado in-
Administrativa (SINAPA) aprobado por Decreto tento de dar marcha atrás en la democratización de
993/1991. Con el nuevo sistema se proponía lograr las relaciones de trabajo y avanzar en proyectos
mayor profesionalidad y eficiencia en el aparato bu- como los llamados acuerdos-programa y la contra-
rocrático del Estado mediante instituciones tales tación de ‘gerentes’ sin estabilidad laboral, en busca
como el ingreso por concurso a la planta perma- de una supuesta eficientización de la gestión, que
nente, el acceso a cargos gerenciales por concurso, no avanzaron por la resistencia del sector sindical.
el reemplazo del concepto de antigüedad como La crisis posterior, que concluyó con los infaustos
base de la carrera administrativa por la evaluación sucesos de diciembre de 2001, dejó como herencia
de desempeño y la acreditación de requisitos míni- para el sector un recorte del 13% de los salarios de
mos de capacitación y procesos de selección para los trabajadores.
los ascensos. Se creó, además, el Cuerpo de Eco-
nomistas de Gobierno, el cual se agregó al Cuerpo 4) A partir de 2002 se inició la cuarta fase. Se re-
de Administradores Gubernamentales ya citado. tomaron lentamente las políticas de reordena-
miento del sector, la reinstalación de la negociación
En materia de negociación colectiva se sancionó en y la puesta en marcha de los institutos del SINAPA.
1992 la Ley 24185, reglamentada el año siguiente Además, se dejó sin efecto el recorte salarial men-
por el Decreto 447, que instituyó la negociación co- cionado en el acápite anterior y se dictó la Resolu-
lectiva en el Sector Público Nacional y completó así ción 48, que completó el andamiaje legal del artículo
el ciclo iniciado con la ratificación de los Convenios 9 de la Ley 25164 y su similar del Decreto 1421 re-
151 y 154 mencionados anteriormente. glamentario de la ley, que permitió avanzar en la re-
gularización de una inmensa planta de trabajadores
En diciembre de 1998, el Estado nacional y la Unión contratados bajo modalidades como la locación de
del Personal Civil de la Nación (la Asociación de Tra- servicios, que habían pasado de 3071 en 1999 a
bajadores del Estado abandonó la negociación antes 15.661 en 2002.
87 | Perspectivas sobre el Estado
Omar Alfredo Autón

Entre 2003 y 2004, el nuevo gobierno surgido de las elecciones intentó


recomponer el deterioro salarial producido por la brutal devaluación del
2002 a través del otorgamiento de sumas fijas a las franjas inferiores
de la escala salarial. Esto provocó un rechazo generalizado por el efecto
de achatamiento de esas escalas, que se sumó al congelamiento de
los cargos vacantes que había neutralizado la carrera administrativa.
Una prueba de ello es que, si en 1995 revistaban en los niveles A, D y
F del SINAPA, respectivamente, el 2,3%, 33,6% y 2,9% de los traba-
jadores, en 2000 esos porcentajes fueron 3%, 33,8% y 2,6%, por lo
que prácticamente no hubo movilidad alguna.

A partir de 2005 se produjo un vuelco notorio en esta materia. Al asu-


mir el Dr. Juan Manuel Abal Medina en la Subsecretaría de la Gestión
Pública —luego elevada a Secretaría— se reimpulsó la negociación co-
lectiva, junto a otra serie de iniciativas destinadas a hacer más moderna
y transparente la gestión estatal.

El reinicio de la
negociación colectiva y
su agenda
La experiencia de los años anteriores había dejado algunas conclusio-
nes marcadas a fuego: no hay Estado moderno sin Nación integrada,
sin país con sus ojos volcados hacia la inclusión y la justicia social.
Como contrapartida, no hay dignidad para el trabajador público si no la
tienen los trabajadores en general. La estabilidad democrática, la soli-
dez institucional, el crecimiento económico en un marco de equidad y
de redistribución de la riqueza, y la defensa de los derechos sin olvidar
las propias obligaciones, son condiciones indelegables e indiscutibles
para todo lo demás. En ese marco, la reiniciación de la negociación co-
89 | Perspectivas sobre el Estado
Omar Alfredo Autón

lectiva tuvo una agenda marcada por los siguientes dar un salto cualitativo y abrir las discusiones por
temas: sector, y avanzar en esas regulaciones que conte-
nían las disposiciones que más afectaban a los tra-
1) Ratificar los conceptos de idoneidad, mérito bajadores.
e igualdad de oportunidades en el empleo público.
En este sentido, una vez recuperada la visión estra-
2) Ratificar la filosofía de que no hay derechos tégica de la necesidad de construir políticas públicas
del trabajador, carrera administrativa, recuperación a partir del consenso, con el diálogo paritario (nom-
salarial ni profesionalización sin un Estado fuerte, bre que identifica en la Argentina a la negociación
presente, inteligente, eficaz y eficiente (y viceversa) colectiva por su concepción de paridad) como he-
—que son, al fin, dos brazos de un mismo tronco. rramienta, la negociación tuvo un desarrollo espec-
tacular en los últimos ocho años.
3) Poner en marcha un proceso de recuperación
y jerarquización en las remuneraciones del sector En primer lugar, se puso en marcha una política de
luego del desastre de la economía en 2001. recuperación salarial combinada: se alcanzaron
acuerdos generales anuales para la totalidad de los
4) Encarar la eliminación de modelos precarios trabajadores involucrados en el Convenio, que per-
de relación laboral que habían proliferado en esos mitieron ir recuperando los niveles salariales previos
años, buscando eludir los congelamientos de vacan- a la catástrofe de 2001 y, a su vez, evitaron un nuevo
tes vigentes a través de modalidades contractuales deterioro por los procesos inflacionarios. Al mismo
que ocultaban la relación de empleo. tiempo, en los acuerdos se buscó no solo un au-
mento nominal, sino la mejora de la calidad del sa-
5) Teniendo en cuenta el esquema legal de la ne- lario, a fin de recuperar la jerarquización seriamente
gociación colectiva en el Sector Público Nacional ar- dañada por el achatamiento de las escalas. Prueba
gentino, que prevé la existencia de un convenio del valor político de la negociación colectiva es que
colectivo general o marco —el cual establece los se pudo ir saliendo de la crisis y recuperar el salario
conceptos ideológicos de la relación de empleo— sin que se perdieran horas de trabajo dado el bají-
y, luego, de los convenios colectivos sectoriales simo nivel de conflictividad. Los trabajadores saben
—que reflejan la aplicación y adaptación de esos ins- que el camino es el diálogo, y la negociación colec-
titutos a las diversas y disímiles realidades de la ac- tiva, la herramienta.
tividad estatal (área de administración, científicas,
artísticas, sanitarias, etc.)—, la renovación del Con- Concomitantemente, las partes pusieron en marcha
venio Colectivo General vigente desde 1998 era una un proceso de regularización de los trabajadores lla-
condición necesaria, pero no suficiente. Hacía falta mados ‘contratados’; en cuatro años lograron que
90 | Perspectivas sobre el Estado

Cualquier modelo
escalafonario y de
más de veinte mil de ellos pasaran a revistar bajo un régimen de rela-
ción de empleo con seguridad social, licencias e incorporación al Con-

carrera requiere venio Colectivo. La única limitación fue el derecho a la estabilidad

revisiones y actua-
previsto en el artículo 14 bis de la Constitución Nacional, aspecto opi-

lizaciones perma-
nable en tanto la Corte Suprema de Justicia sostuvo en 2007, en un

nentes, en tanto
fallo histórico, que “[t]odo empleado público goza de la estabilidad ab-

aparecen nuevas
soluta prevista en el artículo 14 bis de la Constitución Nacional, con in-

funciones, activida-
dependencia del régimen laboral que rija esa relación”*.

des, tecnologías La firma del nuevo Convenio Colectivo General para la Administración

y modalidades
Pública Nacional, homologado por el Decreto 214/2006, constituyó un

laborales.
paso decisivo en la consolidación de los puntos 1 y 2 de la agenda
antes mencionada. Y fue incluso más allá: creó un fondo permanente
de capacitación y recalificación laboral de carácter paritario no solo en
su gestión y administración, sino también en su conformación, ya que
los sindicatos aportan el 50% de su capital; rejerarquizó la Comisión
de Igualdad de Oportunidades y de Trato como parte de una batalla
contra la violencia laboral y la discriminación; y amplió la participación
sindical a áreas antes impensadas, como la elaboración de estructuras
orgánico-funcionales y el establecimiento de las dotaciones de perso-
nal, tanto en lo relativo al número de empleados como a su perfil labo-
ral y profesional.

Los convenios colectivos


sectoriales
Este es un aspecto inédito en la negociación colectiva argentina. En la
nueva etapa de la negociación se suscribieron acuerdos que abarcaron
*
El autor se refiere al fallo de la Corte colectivos laborales tan disímiles como el personal de la Sindicatura
Suprema de Justicia de la Nación del 3
de mayo de 2007 en el caso “Madorrán, General de la Nación —abocado a tareas de control interno de los or-
Marta C. v. Administración Nacional de
Aduanas s/Reincorporación” (N. del E.). ganismos públicos—, de los Institutos Nacionales de Tecnología Agro-
91 | Perspectivas sobre el Estado
Omar Alfredo Autón

El Convenio
pecuaria e Industrial (INTA e INTI) —sectores estra-

Colectivo del
tégicos en el respaldo estatal en tecnología para el
desarrollo agropecuario e industrial—, del Servicio

Personal de la
Nacional de Calidad de la Producción Agropecuaria
—tanto cárnica como granífera, cruciales para las

Administración
exportaciones—, y el personal artístico de la Or-
questa Sinfónica Nacional, el Ballet Folklórico Nacio-

Pública
nal y el Coro Polifónico.

encuadrado
En las discusiones se comenzó a desgranar el
múltiple universo de la actividad pública estatal

en el SINAPA
del Gobierno nacional: se estudiaron y diseñaron
sus carreras profesionales, horarios, licencias,
modalidades de ingreso y desarrollo profesional,
así como las estructuras salariales, de modo que
permitieran ya no solo recuperar poder adquisi- Después de diecisiete años de vigencia, el Sistema
tivo, sino jerarquizar actividades, roles, profesio- Nacional de la Profesión Administrativa, más allá de
nes y, fundamentalmente, el perfil de los sus virtudes y defectos iniciales, daba claras mues-
trabajadores de estos organismos, su capacita- tras de obsolescencia, y los aires modernizadores
ción, el rol de las universidades, etc. que le dieron origen no habían logrado instalar un
tema central: cualquier modelo escalafonario y de
Este paso adelante puso en primer lugar de los de- carrera requiere revisiones y actualizaciones perma-
beres pendientes la rediscusión del Sistema Nacio- nentes, en tanto aparecen nuevas funciones, acti-
nal de la Profesión Administrativa, régimen laboral vidades, tecnologías y modalidades laborales. En el
de los 50.000 agentes de la Administración Central caso del SINAPA, no solo no se le practicó ninguna
y, como se dijo, primer ensayo de modernización y reingeniería, sino que debió afrontar medidas de go-
profesionalización del empleo público. bierno y criterios de la dirigencia política claramente
adversos a su filosofía. A saber:

1) Congelamiento de vacantes. Desde 1996 el


Estado congeló y eliminó vacantes, y durante diez
de los diecisiete años del Sistema fue práctica-
mente nula la convocatoria a concursos para ocupar
vacantes. A ello se agregó que aquel año, en la se-
92 | Perspectivas sobre el Estado

Después de dieci-
siete años de vi-
gunda reforma del Estado, se habían eliminado entre 12 y 15% de las
vacantes financiadas. La pérdida entre 1996 y 2008 fue de unos 9000

gencia, el SINAPA, cargos, un 30% de los existentes en 1991 cuando entró en vigencia el

más allá de sus vir-


SINAPA.

tudes y defectos
iniciales, daba cla-
2) Aparición del ‘fenómeno contratos’. Paralelamente a la reducción

ras muestras de
de las plantas permanentes, en 1995 se habilitó, a través de la Reso-

obsolescencia.
lución 92/1995, el ingreso de personal bajo la modalidad contractual de
locación de servicios. Esa norma fue reemplazada por el Decreto
1184/2001. En 2002, los contratados eran 15.661, y, al momento de
reiniciarse la negociación en 2004, sumaban 18.115.

La negociación colectiva puso en marcha un proceso de regularización


del personal que concluyó a fines de 2007, con casi 18.000 trabajadores
en regla solo en el ámbito del SINAPA.

3) Escaso compromiso de la dirigencia política con el sistema. Si


bien las cifras de los puntos anteriores son claros indicadores de ac-
ciones que destruyeron el concepto de carrera vertical —esto es, la
posibilidad de ascender—, al analizar la cantidad de concursos efec-
tuados se observa que unos 3000 se llevaron a cabo durante los pri-
meros cinco años, y no más de 200 en la década siguiente. Incluso,
de los más de 1300 cargos de dirección, a la fecha ninguno fue cubierto
por concurso.

Los cargos de conducción cubiertos sin concursos, la imposibilidad de


ascensos, la capacitación cada vez más escasa ofrecida por el Estado
y la nula preocupación por poner el tema en la agenda de gobierno
constituyen las causas del profundo retroceso producido en la calidad
del empleo público en la Argentina entre 1996 y 2004, con especial
ejemplo en el ámbito del SINAPA.
93 | Perspectivas sobre el Estado
Omar Alfredo Autón

Cambio de paradigma,
resultados y desafíos
El giro profundo que significó la asunción por parte del Gobierno na-
cional de la negociación colectiva y la participación como pilares cen-
trales de la política de empleo público se reflejó no solo en la firma del
nuevo Convenio Colectivo General, sino también en los convenios sec-
toriales, lo cual desembocó en la creación del Sistema Nacional de Em-
pleo Público (SINEP) que reemplazó al SINAPA, homologado por
Decreto 2098/2008.

Este acuerdo cobra relevancia tanto por abarcar la relación de empleo


de 50.000 trabajadores de la Administración Central como por incor-
porar una redefinición de agrupamientos, expresada en: a) la creación
de un agrupamiento profesional que brinda a los más de 6000 profe-
sionales incluidos una apertura de carrera, un reconocimiento de los
distintos niveles de responsabilidad y de desarrollo profesional y ma-
yores exigencias en materia de formación académica, que se acom-
pañan con una merecida jerarquización salarial; b) una mayor flexibilidad
en la carrera vertical del agrupamiento general; c) una mejor concep-
tualización del agrupamiento científico-técnico, y d) la aparición de ins-
titutos como el cambio de agrupamiento, los tramos y orientaciones,
y la posibilidad de establecer incentivos por innovación en los procesos,
ahorros presupuestarios e ingresos derivados de terceros, que apun-
talan políticas orientadas a la productividad en el sector público. Se
suscribió, además, el Convenio Colectivo para los profesionales de la
salud, vieja aspiración del sector, y se puso gran empeño en desarrollar
a fondo los convenios suscriptos.

A esta altura, la gran pregunta es cuáles son las asignaturas pendien-


tes. Entiendo que, en el horizonte inmediato, deberían abordarse las
siguientes cuestiones:
94 | Perspectivas sobre el Estado

El giro profundo
que significó la
a) Solución definitiva del problema del personal contratado. Si
bien se ha avanzado muchísimo en la eliminación de los contratos

asunción de la ne- de locación de servicios y otras modalidades que eran un estigma

gociación colectiva
del empleo público, en tres años no fue posible hacerlo efectivo

y la participación
más que en unos 1000 casos, pese a todos los esfuerzos y com-

como pilares cen-


promisos por poner en marcha los procesos de selección para cu-

trales de la política
brir las más de 15.000 vacantes existentes. Si tenemos en cuenta

de empleo público
que solo en el SINEP existen hoy más de 30.000 contratados, en-
tenderemos la gravedad del problema: hacen falta decisiones de

se reflejó no solo fondo, valientes, atrevidas, innovadoras y continuadas en el tiempo.

en la firma del
Es indefendible que entre dos profesionales que hacen una misma

nuevo Convenio
labor, con la misma responsabilidad y antigüedad, haya una dife-

Colectivo General,
rencia salarial de 30 a 45% solo porque uno de ellos pertenece a

sino también en
planta y el otro es contratado, con el agravante de que este último

los convenios sec-


técnicamente carece de la estabilidad del empleado público.

toriales. b) No puede seguir demorada la apertura de la negociación co-


lectiva en los sectores regidos por la Ley de Contrato de Trabajo in-
cluidos en el Convenio Colectivo General. Organismos como la
Comisión Nacional de Regulación del Transporte o de Comunica-
ciones, o los entes reguladores del gas y la electricidad, carecen
de sistemas de carrera, evaluación de desempeño, capacitación, y
esquemas de ingreso, egreso y remuneraciones. Para decirlo con
todas las letras: luego del fallo Madorrán de la Corte Suprema de
la Nación, ¿se puede seguir sosteniendo que haya trabajadores del
Estado que carezcan de la estabilidad laboral que prevé la Consti-
tución Nacional?

c) Aunque parezcan temas menores, la aprobación de un nuevo


régimen de licencias, justificaciones y franquicias, la reglamenta-
ción y aplicación de nomencladores para cargos de jefatura y fun-
ciones ejecutivas, el llamado a concurso para regularizar el sistema,
la revisión integral del nomenclador de funciones específicas para
eliminar las distorsiones e injusticias existentes, el desarrollo y apli-
95 | Perspectivas sobre el Estado
Omar Alfredo Autón

cación, y la extensión a la totalidad del personal incluido en el De-


creto 214/2006 de los regímenes de incentivos previstos en el
SINEP, significarían un avance y una herramienta para eliminar la
tendencia de muchos organismos a utilizar ‘recursos extrapresu-
puestarios’, horas extras y otras maniobras similares para mejorar
los ingresos de algunas franjas de trabajadores.

d) La revisión de las estructuras orgánicas vigentes y de las do-


taciones, ya que se trata de disposiciones obsoletas que no se co-
rresponden con la realidad. En esta revisión debe incluirse un
debate serio acerca de los cargos de jefatura vigentes, para termi-
nar con los trabajadores que cumplen esas funciones sin recono-
cimiento funcional ni salarial.

e) Todo ello debe y puede encararse en un marco de profundi-


zación del diálogo social, porque aún subsisten conductas refrac-
tarias a la participación de las organizaciones sindicales en muchas
de estas cuestiones, intentos de resolver situaciones eludiendo
los institutos de los convenios y hasta la propia negociación, y vi-
siones autoritarias que confunden diálogo y democratización con
supuestas ‘pérdidas del poder de conducción’, que desprecian la
riqueza de la experiencia y el conocimiento de los trabajadores del
sector público.

Lejos está de mi pretensión agotar la riqueza de la historia en esta


materia, las consecuencias positivas y negativas, los éxitos y fra-
casos de los intentos realizados o las tareas pendientes. Si legitima
un relato o discurso el ‘desde dónde’ se habla, tómense estas
ideas como las reflexiones de un militante que ha sido y es parte
de esta historia, y que, como dirigente sindical, asume la misma
como propia.
María
Esperanza
Casullo
1
Doctora en Ciencia Política por Georgetown University. El título
de su tesis doctoral es “Expanding the Borders of Democracy:
Deliberative Politics and Populism”.

Sociedad civil | Estado | Liberalismo | Populismo

Abstract
Con muy pocas excepciones, se considera que los Estados latino-
americanos no llegan a construir relaciones auténticamente demo-
cráticas (ni ‘liberales’ ni ‘radicales’) con sus respectivas sociedades,
dado que caen en la tercera y más inauténtica opción, la ‘populista’.
El populismo estaría caracterizado por la cooptación de la sociedad
civil (entendida tanto como las ONG y los movimientos sociales)
por parte del Estado a través del mantenimiento intencionado de
niveles de alta desigualdad social y del uso de redes clientelares.
El propósito de este artículo es analizar cada una de estas visiones
y determinar hasta qué punto puede afirmarse que estas catego-
rías ayudan a comprender la realidad política latinoamericana.

1
Agradezco a José Itzigsohn y Patricio
Korzeniewicz sus valiosas conversa-
ciones sobre estos temas.
98 | Perspectivas sobre el Estado

Introducción
gan a construir relaciones auténticamente demo-
cráticas (ni liberales ni radicales) con sus respec-
tivas sociedades, dado que caen en la tercera y
Para algunos observadores, el futuro de la demo- más inauténtica opción: la ‘populista’. El popu-
cratización de América Latina depende de hasta lismo estaría caracterizado por la cooptación de
qué punto la sociedad civil y el Estado puedan re- la sociedad civil (entendida como las ONG y los
lacionarse efectivamente según patrones institu- movimientos sociales) por parte del Estado a tra-
cionales inclusivos. El desarrollo de esfuerzos vés del mantenimiento intencionado de niveles
asociacionales voluntarios, de capital social y de de alta desigualdad social y del uso de redes
organizaciones no gubernamentales, dicen, po- clientelares. El propósito de este artículo es ana-
dría proveer de instrumentos más efectivos para lizar cada una de estas visiones y determinar
el control de las agencias estatales y de los par- hasta qué punto puede afirmarse que estas ca-
tidos políticos, de tal manera de asegurar gobier- tegorías ayudan a comprender la realidad política
nos más eficientes, transparentes y participa- latinoamericana.
tivos. Llamaremos a este primer paradigma ‘libe-

La visión liberal-
ral-democrático’.

democrática de
Para otros, la consecución de un régimen político
más igualitario e inclusivo requiere de mayor es-

las relaciones
pacio para la participación de aquellos movimien-
tos sociales que han sido más críticos de las

entre Estado y
políticas neoliberales, como los de campesinos,
de desempleados o de trabajadores. Llamare-

sociedad civil
mos a esta visión ‘radical-democrática’.

Lo interesante, desde un punto de vista analítico,


es que ambas visiones normativas se constru-
yen, en gran medida, en oposición a lo que se La visión liberal-democrática se inspira en la teo-
considera es el estado actual de las relaciones ría política liberal anglosajona, la que se encuen-
entre Estado y sociedad civil en Latinoamérica, tra enraizada en las descripciones de la sociedad
una realidad que —se piensa— no llega a alcan- civil norteamericana que se originan en clásicos
zar los estándares de ninguna de las dos visiones como La democracia en América de Alexis de
normativas. Con muy pocas excepciones, se con- Tocqueville. La descripción de Tocqueville de la
sidera que los Estados latinoamericanos no lle- manera en que las asociaciones voluntarias de
99 |Perspectivas sobre el Estado
María Esperanza Casullo

los pequeños pueblos de la Nueva Inglaterra pu- solidaridad y en la igualdad. Solo dentro de una
ritana creaban la vida pública de sus habitantes, red de normas de la sociedad civil que existan de
y de la forma en que estas asociaciones opera- manera independiente del Estado y que sean
ban en una esfera de casi total y completa auto- consistentes con la ley “pueden la democracia li-
nomía de la intervención estatal y del mercado, beral y el capitalismo florecer” (Chatterjee, 2006,
aún resuena fuertemente. p. 33, traducción de la autora).

Los teóricos liberales de la sociedad civil sostie- Estas asociaciones autónomas y con espíritu cí-
nen que los fenómenos que tienen lugar en las vico tienen, sin embargo, un importante rol que
microinteracciones sociales (en la forma de todo cumplir, en tanto ellas pueden servir como efica-
tipo de asociaciones voluntarias, tales como clu- ces instrumentos de control sobre las agencias
bes, iglesias, grupos de padres, grupos de alco- estatales, los oficiales elegidos y los partidos po-
hólicos anónimos y cualquier otro tipo de líticos, para asegurar así gobiernos más transpa-
organización formada de manera voluntaria por rentes, eficientes y participativos.
ciudadanos privados) tienen externalidades posi-
tivas, como la creación —involuntaria— de lazos La redistribución del ingreso requiere de dos ele-
sociales caracterizados por la confianza, la civili- mentos: la institucionalización de mecanismos
dad, la tolerancia y la aceptación de las normas. eficaces de rendición de cuentas y el ejercicio
Este enfoque sostiene que la aceptación de las efectivo de la competencia política. Estos ele-
normas, la cooperación y la confianza son funda- mentos son fundamentales para garantizar el
mentales para que la democracia funcione. Esta funcionamiento adecuado del sistema democrá-
visión, por otra parte, mira con aprehensión al tico, cuya validez no se sostiene únicamente por
conflicto social, que es, en general, entendido la celebración de elecciones periódicas. Si la ca-
como un síntoma de la falta de confianza y de ca- pacidad del Estado no está acompañada de un
pital social (Warren, 1999; Cohen y Arato, 1994; proceso de consolidación democrática que impli-
Putnam, 1993 y 2000). que rendición de cuentas, pesos y contrapesos,
y competencia política, la democracia no logrará
En palabras de Jürgen Habermas, la sociedad incidir positivamente en la disminución de los ni-
civil debe constituirse en la esfera de la vida so- veles de desigualdad (PNUD, 2010).
cial en donde relaciones libres, autónomas y no
colonizadas pueden florecer (Habermas, 1999). Para esta visión, la relación entre sociedad civil y
Las instituciones políticas, por su parte, deben Estado es un juego de suma cero: aun sin mala
existir separadas de, aunque conectadas con, las intención, el Estado, en su permanente ansia de
instituciones de la sociedad civil basadas en la expansión burocrática, quiere subsumir a las aso-
100 | Perspectivas sobre el Estado

ciaciones dentro de su lógica particular, y las aso- Estado de una forma fundamentalmente adver-
ciaciones cívicas deben mantenerse vigilantes y sarial con el objetivo de cambiar de raíz sus es-
demostrar una constante voluntad de obligar al tructuras, de tal manera que el Estado devuelva
Estado ‘a rendir cuentas’ sobre sus acciones y un grado amplio de autonomía a las organizacio-
sus intenciones (Arnson et al., 2009). nes civiles (Goldfrank, 2011); en las versiones
más radicales, el Estado debería desaparecer

La visión radical-
casi por completo (Borón, 2004; Karatzogianni y
Robinson, 2010).

democrática de
Según esta visión, la sociedad civil está más

las relaciones
orientada hacia la denuncia de la desigual distri-
bución del poder que por la construcción de con-

entre el Estado y
fianza y, en las palabras de Touraine (2000, p. 58),
sigue a un “espíritu democrático” que “no confía

la sociedad civil
en las instituciones, cree en la democracia di-
recta y lucha contra la desigualdad”. Della Porta y
Diani (1999) afirman que los movimientos socia-
les sostienen la legitimidad de alternativas a la
La consecución de arreglos más inclusivos y democracia parlamentaria y critican tanto a la de-
equitativos requiere de mayor espacio para la par- mocracia liberal como a la ‘democracia organi-
ticipación; no necesariamente de organizaciones zada’ de los partidos políticos.
voluntarias, sino de los movimientos sociales
que se movilizaron en contra de las políticas ne- En síntesis, las visiones liberal-democrática y ra-
oliberales que fueron implementadas en la región dical-democrática de las relaciones entre Estado
en las últimas tres décadas (sobre todo, campe- y sociedad civil difieren en sus metas, aspiracio-
sinos, desempleados, mujeres, indígenas o tra- nes y enfoques metodológicos. La visión liberal-
bajadores). Estos reclaman una mayor participa- democrática se enraíza en la estilización de las
ción de los movimientos sociales en los espacios trayectorias históricas de los países anglosajo-
de gobierno. Llamaremos a esta la visión ‘radi- nes, que privilegia la autonomía de la sociedad
cal-democrática’ de las relaciones entre Estado civil como condición para la producción de con-
y sociedad civil. fianza y de solidaridad, y afirma que las organiza-
ciones autónomas de la sociedad civil tienen un
Los teóricos de la democracia radical sostienen rol importante que cumplir en su función de con-
que la democracia civil debe relacionarse con el troladores y vigilantes del Estado. La visión radi-
101 |Perspectivas sobre el Estado
María Esperanza Casullo

cal-democrática se remonta a una tradición dife- Los radicales-democráticos sostienen que, al


rente, continental y de izquierda, que acepta ni- construir esos lazos, estos gobiernos se en-
veles más altos de conflicto social y que se cuentran motivados por un deseo de cooptar,
encuentra más atenta a las potencialidades desmovilizar y aun reprimir las organizaciones.
emancipatorias de los movimientos sociales ma- Argumentan que los nuevos lazos, que se pre-
sivos (Karatzogianni y Robinson, 2010). sentan como empoderamientos, son en reali-
dad procesos inauténticos que culminan en una

La cooptación
paradójica disminución del poder radical de
esos movimientos y organizaciones. Por ejem-

populista de la
plo, para Svampa (2006), el kirchnerismo ha te-
nido éxito en cooptar (mediante la

sociedad civil
incorporación de dirigentes piqueteros a su go-
bierno) o reprimir el activismo radical antineoli-
beral de la Argentina, y así ha logrado impedir
las transformaciones sociales más profundas
Un análisis de estas dos tradiciones de pensa- que se dejaron vislumbrar en 2001. Según
miento es especialmente interesante en este mo- Svampa:
mento histórico, cuando los nuevos gobiernos de [e]l proceso de integración ha sido
izquierda en Latinoamérica están aparentemente acompañado por la invisibilización y es-
expandiendo los lazos entre la sociedad civil y el Es- tigmatización de un conjunto de organi-
tado de múltiples maneras, ya sea adoptando sus zaciones antisistémicas o críticas del
agendas, incorporando dirigentes o armando coali- gobierno actual. (…) La disminución de
ciones electorales que comprenden a los movimien- movilizaciones de desocupados, espe-
tos sociales —incluyendo un presidente, Evo cialmente en la ciudad de Buenos Aires,
Morales, que llegó a la política desde su rol como y la fragmentación del espacio militante
dirigente sindical campesino cocalero— (Levitsky y están ligadas a este fenómeno (Svampa,
Roberts, 2011; Weyland, Madrid y Hunter, 2010). 2006, p.5).

Ni los críticos liberales-democráticos ni los radica- Similares debates se dan actualmente sobre la
les-democráticos niegan tales acercamientos de los trayectoria seguida por el MAS boliviano luego de
nuevos gobiernos de izquierda latinoamericanos la llegada de Evo Morales a la presidencia. Sec-
hacia organizaciones no gubernamentales y de base tores importantes del movimiento indigenista re-
y los movimientos sociales; sin embargo, presentan chazan el enfoque moderado de Morales, que
sospechas acerca de la autenticidad de los mismos. Madrid (2008) llama justamente “etno-popu-
102 | Perspectivas sobre el Estado

lismo”. Los más críticos sostienen que el “popu- Una segunda categoría consiste de la par-
lismo orgánico de masas” (Levitsky y Roberts, ticipación institucional “de abajo hacia
2011) de Evo Morales no es más que un “falso arriba”, que aparece solo cuando las crisis
indigenismo” que, en realidad, enmascara un de representación no conducen a la desin-
nuevo colonialismo o, a lo sumo, una forma de tegración del sistema político. [Leonardo
neocorporatismo (Stefanoni, 2007, p. 49). Avritzer] [d]estaca los casos de Brasil, Uru-
guay y Chile, donde la participación surge
La crítica liberal hacia los nuevos populismos pa- de una interacción entre las sociedades ci-
rece ser completamente opuesta en sus preocu- viles locales y el poder político, y las ins-
paciones a la de la izquierda radical en la tancias de participación no entran en
superficie. Mientras que la visión radical-demo- conflicto con las instancias de la represen-
crática se enfoca en los efectos sofocantes y des- tación (Arnson et al., 2009, p. 13).
movilizantes que el acercamiento a la sociedad
civil de los gobiernos populistas de izquierda ha Entonces, liberales-demócratas y radicales-de-
tenido sobre los movimientos sociales, la visión mócratas tienen críticas muy diferentes acerca
liberal-democrática teme que los lazos con las or- de los efectos de las nuevas relaciones entre los
ganizaciones sociales, sobre todo la incorporación gobiernos populistas de izquierda y la sociedad
a las coaliciones de gobierno de los movimientos civil. Sin embargo, existe entre ambos campos
sociales más contestatarios —como los piquete- dos coincidencias interesantes. Primero, tanto
ros argentinos o las organizaciones indigenistas la visión liberal-democrática como la radical-de-
de Bolivia—, culminen en una sobrepolitización mocrática entienden que el Estado debe respe-
de la sociedad civil y en la asfixia del sistema po- tar y aumentar al máximo la autonomía de la
lítico institucionalizado. sociedad civil y reducir sus ámbitos de incum-
bencia lo más posible, dejando un amplio espa-
La izquierda radical-democrática acusa al Estado cio para el autogobierno de las organizaciones
populista de impedir el avance de la causa radi- sociales autónomas, ya sea bajo la forma de
cal, mientras que los liberales lo acusan de no ONG o movimientos sociales. Segundo, ambas
frenar a los movimientos más radicales y alertan coinciden en que, más que avanzar hacia una
sobre las posibilidades de que la participación verdadera profundización de la democracia,
alentada ‘desde arriba’ (como se daría en Vene- América Latina lo hace hacia la cooptación de la
zuela, Bolivia, Ecuador y la Argentina) culmine en autonomía de la sociedad civil por parte del Es-
una pérdida de autonomía de la sociedad civil: tado, a través del mantenimiento de altos nive-
les de desigualdad social y pobreza y el
despliegue de redes clientelares. Es decir,
103 |Perspectivas sobre el Estado
María Esperanza Casullo

2
Se engloban en la categoría ‘popu-
ambas señalan que hoy se extiende en América Latina un tercer
lismo de izquierda’ los gobiernos de
paradigma, llamado ‘populista’, y coinciden en sus fallas2. Hugo Chávez en Venezuela, Néstor
Kirchner primero y Cristina Fernández
de Kirchner después en la Argentina,
Evo Morales en Bolivia y Rafael Correa
Tanto los liberales como los radicales coinciden en que los gobier- en Ecuador, así como el anterior go-
nos populistas de izquierda se acercan hacia las organizaciones de bierno de Fernando Lugo en Paraguay
(Levitsky y Roberts, 2011; Arnson et al.,
la sociedad civil con la intención de manipularlas, disminuir su au- 2009).

tonomía y, eventualmente, subsumirlas o cooptarlas. También coin- 3


Habría que diferenciar la manipulación
propiamente populista (la distribución
ciden en el diagnóstico de los medios utilizados para esto: el
masiva de recursos con fines electora-
‘clientelismo’ y el ‘populismo’. Estos serían los dos medios utiliza- les) de la clientelista (la distribución per-
sonalista, canalizada en
dos para disminuir la autonomía de la sociedad civil y para limitar microintercambios); por razones de es-
pacio, me concentraré en el cliente-
la capacidad de la sociedad civil de obligar a los políticos elegidos lismo. Solo hay que señalar que tanto
a realizar rendiciones de cuentas3. clientelismo como populismo, a pesar
de ser prácticas de sentido opuesto,
son igualadas, en tanto elementos cen-

El populismo y
trales de los nuevos gobiernos de iz-
quierda, por sus críticos.

el clientelismo
Los temas de clientelismo y de populismo son recurrentes en las
críticas liberales y radical-democráticas. Aunque sus diagnósticos
son diferentes y sus recomendaciones son distintas, ambas con-
cuerdan en que los nuevos gobiernos latinoamericanos construyen,
a pesar de sus discursos participativos, lazos corruptos y manipu-
lativos con la sociedad civil gracias al ‘clientelismo’ y al ‘populismo’.

El clientelismo —el intercambio personalizado de recursos por


votos— y el populismo —la distribución masiva de recursos con el
objetivo de lograr un rápido éxito electoral— son dos maneras con
las cuales las élites políticas de la región tomarían ventaja de la
desigualdad social y económica y mantendrían a la competencia
política alejada de la competencia programática. Como dice el
Banco Interamericano de Desarrollo en su Reporte sobre el Pro-
greso Económico y Social de Latinoamérica, coordinado por Stein,
104 | Perspectivas sobre el Estado

Se asume (a me-
nudo acrítica-
Tommasi, Echebarría, Lora y Payne (2005, p. 115): “Las debilidades
inherentes en los procesos democráticos han impedido la preven-

mente) que el ción de las prácticas autoritarias, el ‘patronazgo’, el ‘populismo’, la

clientelismo y el
‘corrupción’ y la captura de instituciones públicas por intereses es-

populismo son
peciales” (traducción y énfasis de la autora). En otras palabras, el

fenómenos que
clientelismo es la relación asimétrica que se establece entre un

suceden exclusiva-
patrón y un cliente, en la cual el primero entrega al segundo bienes

mente en las cla-


y servicios a cambio de obtener el apoyo político y el voto del
cliente en las elecciones. Así, la desigualdad promueve la práctica

ses populares. del clientelismo, y este, a su vez, contribuye a la persistencia de la


desigualdad: en repetidas ocasiones, los ‘ciudadanos abdican de
sus derechos políticos’ y de su papel de principal en la elaboración
de la política pública a cambio de la obtención de bienes que ellos
consideran valiosos en el corto plazo y a los cuales no pueden ac-
ceder por las vías institucionales (PNUD, 2010, p. 101).

La desigualdad y el clientelismo se refuerzan así el uno al otro, y las


élites políticas mantienen la desigualdad alta para usarla en su propia
ventaja y obtienen grandes ganancias de la distribución de recursos
escasos. Dada la aparente obviedad de esta afirmación, se esperaría
que la ciencia política pudiera encontrar pilas de evidencia incontras-
table sobre su existencia; sin embargo, tal cosa parece ser, curiosa-
mente, difícil de conseguir.

Para empezar, el concepto es a menudo definido solo esquemática-


mente y usado no como una variable discreta y claramente opera-
cionalizada, sino como una ‘omnivariable’ que explica
configuraciones políticas radicalmente distintas entre sí. Por ejem-
plo, en Latin American Party Systems (Kitschelt, Hawkins, Luna,
Rosas y Zechmeister, 2010), la variable ‘clientelismo’ supuestamente
explica resultados completamente distintos, que van desde el sis-
tema mexicano de partido dominante hasta el duopolio partidario ve-
nezolano del siglo XX, el partido-máquina PJ en la Argentina, los
partidos débiles bolivianos en la era pre MAS y así.
105 |Perspectivas sobre el Estado
María Esperanza Casullo

El primer problema es una falta de claridad en la sentación más programática, en la cual no


definición del concepto y de consenso en la ma- existe una renuncia explícita a sus dere-
nera de operacionalizarlo. Pero a esto se le chos políticos ni un intercambio clientelista
agrega la gran dificultad que existe para probar de ellos (PNUD, 2010, p. 102).
concluyentemente la eficacia electoral del clien-
telismo. La mayoría de los artículos sobre el tema La asunción presentada en este párrafo es que
son, como dicen de sus propios resultados las clases medias pueden dedicarse a la política
Brusco y Nazareno (2001, p. 9, traducción de la programática y ‘negarse a renunciar a sus dere-
autora), “una reivindicación poco resonante de la chos’, ya que sus circunstancias afortunadas les
hipótesis clientelar”. Tampoco Hagopian, Gerva- dan la oportunidad de desarrollar el tipo de racio-
soni y Moraes (2009, p. 379), entre otros, pue- nalidad a largo plazo que hace posible un juicio
den encontrar evidencia clara sobre los efectos autónomo. Sin embargo, la evidencia para probar
de la distribución de “pork” sobre los cambios esta conexión tan directa entre clientelismo y po-
de partido de los legisladores brasileños. breza es menos clara de lo que aparenta.

Sin embargo, existen otros problemas. El principal Brusco y Nazareno (2001, p. 9), por ejemplo, luego
de ellos es la manera en que el uso del cliente- de analizar la volatilidad electoral de los sectores po-
lismo como variable explicativa se intersecta con pulares y de clase media en dos provincias del norte
afirmaciones sobre la relación entre política y argentino, encuentran que los votos de los pobres
clase social. Se asume (a menudo acríticamente) eran más volátiles de elección en elección que los
que el clientelismo y el populismo son fenómenos de las clases más acomodadas. Calvo y Murillo
que suceden exclusivamente en las clases popu- (2004), por caso, han dado cuenta de que los parti-
lares, es decir, que los pobres se encuentran des- dos políticos argentinos que representan sectores
provistos de agencia y que son forzados a tradicionalmente de clase media también hacen uso
renunciar a sus derechos a cambio de las dádivas de tácticas clientelares, solo que dirigidas a públicos
materiales que se encuentran forzados a aceptar. de clase media. Stokes (2005) ha demostrado que
En consecuencia, los ciudadanos involucra- clientelismo y proselitismo son partes interconec-
dos en prácticas de clientelismo habitual- tadas de la formación de la identidad peronista, y
mente son aquellos que perciben que sus que se vuelve imposible determinar hasta qué
intereses no se encuentran representados punto la fidelidad electoral de los sectores populares
cabalmente por las vías institucionales es- tiene que ver solamente con una o con la otra. Le-
tablecidas, mientras los ciudadanos que vitsky (2001), por su parte, ha identificado al pro-
tienen sus necesidades básicas satisfechas fundo enraizamiento social del peronismo como la
optan por establecer una relación de repre- clave que permite explicar su resiliencia.
106 | Perspectivas sobre el Estado

La política vista
Entonces, por una parte, la producción reciente

‘desde abajo’:
sobre efectos de clientelismo muestra, antes que
un control ‘de arriba hacia abajo’ sobre sujetos des-

repensar la
politizados, un panorama más complejo en el que,
como describen Schedler y Manríquez (2004) para

complejidad
el caso mexicano, los sectores populares no ma-
nifiestan sentirse obligados a votar de una manera

de la política
determinada, y aun si aceptan los bienes que se
les ofrecen, no tienen mucho empacho en romper

popular
sus promesas o en demandar (mediante sus pro-
pias asociaciones o movimientos sociales) por sus

latinoamericana
derechos. Es decir, no puede afirmarse de ninguna
manera que los sectores populares hayan ‘renun-
ciado a sus derechos’ por el clientelismo o el po-
pulismo —un argumento que Merklen (2005)
presenta en Pobres ciudadanos—. Si miramos las relaciones entre sociedad civil y
Estado en la América Latina de hoy, encontra-
Las mismas poblaciones participan en las redes mos, antes que casos simples y dicotómicos (li-
clientelares, en los movimientos sociales, en los bertad vs. dominación, solidaridad vs. populismo,
partidos programáticos y, muchas veces, incluso clientelismo vs. ideología, radicalismo vs. coop-
en las ONG. Más que estrategias excluyentes, se tación), una complejidad de prácticas de distinto
trata de una panoplia de estrategias de acción co- sentido que se superponen y codeterminan.
lectiva, todas ellas atravesadas y modeladas por
la política y el poder. Las sociedades civiles latinoamericanas, incluso,
y muy especialmente sus sectores populares,
han demostrado y demuestran que sus relacio-
nes con el Estado se dan de múltiples y dinámi-
cas maneras, en un proceso continuo de
negociación y de rearticulación. Como sostiene
Natalucci (2012, p. 2): “Los movimientos socia-
les, los sindicatos y los partidos políticos coordi-
nan y articulan acciones y estrategias en
respuesta a diferentes conflictos”. Las organiza-
ciones de la sociedad civil, los movimientos so-
107 |Perspectivas sobre el Estado
María Esperanza Casullo

Las sociedades
civiles latinoameri-
ciales, los partidos políticos y las agencias gubernamentales no
están ‘encerrados’ en un solo tipo de relación, sino que están cons-
tantemente evaluando sus oportunidades y realizando elecciones
canas, incluso, y
muy especial-
estratégicas. Cooptación y empoderamiento se mezclan, y las co-

mente sus sectores


nexiones entre el Estado y las poblaciones pueden terminar sir-

populares, han
viendo para fines muy distintos, según quienes las miren.

demostrado y
demuestran que
Más aún, las relaciones entre sociedad civil y Estado no son nece-
sariamente de suma cero; ciertamente, los grupos populares no
entienden el juego de esta manera. En gran medida, las demandas
sus relaciones con
el Estado se dan
de los sectores populares se centran alrededor de la consecución

de múltiples y di-
de ‘más Estado’, es decir, más bienes públicos en sus comunida-

námicas maneras,
des, más políticas públicas dirigidas a ellos, mayores regulaciones

en un proceso
hacia el mercado. El Estado no solo ‘avanza’ hacia la sociedad por

continuo de
pura voluntad de dominio, sino que el establecimiento de las fron-
teras entre el uno y la otra es un proceso de marchas y contramar-
chas donde ambos actores manifiestan autonomía relativa
negociación y de
rearticulación.
(Korzeniewicz y Casullo, 2007).

Los sectores populares demandan y actúan sobre el Estado, y pre-


mian con su voto a aquellos partidos o gobiernos que, o bien sienten
más cercanos a su vida cotidiana (Calvo et al., 2012), o bien han
puesto a su alcance bienes públicos y políticas sociales más expan-
sivas —como lo han hecho los nuevos populismos de izquierda con
políticas públicas como la Bolsa Familia en Brasil (Bohn, 2011), la
Asignación Universal por Hijo en la Argentina o el Bono Juancito
Pinto en Bolivia— o bien han tenido mayores éxitos en disminuir la
pobreza y la desigualdad, algo en lo que también pueden mostrar
avances estos gobiernos populistas (CEPAL, 2010).

Las ciencias sociales deben evitar suponer que ciertas interaccio-


nes políticas son más virtuosas que otras, no en relación a su cali-
dad intrínseca y verificable, sino en función de quién las realiza. Si
no, como argumenta Parta Chatterjee en The Politics of the
108 | Perspectivas sobre el Estado

Governed: Reflections on Popular Politics in Most torales en una sociedad democrática. La bús-
of the World, es posible terminar afirmando que queda del voto, dice Chatterjee (2006), expande
las opciones electorales de las clases subalternas la participación política desde las estructuras for-
o populares nacen de su permanencia en un esta- males y organizadas, como las ONG, los partidos
dio ‘prepolítico’ de acción colectiva; el peligro, por y los movimientos institucionalizados, hacia es-
supuesto, es no ver que, como sucedía en la India pacios multiformes e informales, basados en es-
de la posindependencia, las clases subalternas tructuras comunicativas que no solíamos
“estaban siendo políticas en sus acciones colecti- reconocer como políticas. Esto no es, tal vez, lo
vas, solo que lo eran de manera diferente que las que manda la teoría sobre la creación virtuosa de
élites” (Chatterjee, 2006, p. 39, traducción de la nuevas ciudadanías, pero es la manera en que se
autora). expanden los horizontes de lo político en nues-
tros países en el momento actual: desde abajo
Es necesario comprender hasta qué punto las de- hacia arriba, en los espacios en donde se mezclan
nuncias, tanto liberales como radicales, sobre la necesidad con la libertad y la autonomía con el
‘movilización populista’ y ‘clientelismo’, no son, cálculo. Es, sin lugar a duda, un proceso mucho
en realidad, intentos de defender ideas precon- más caótico y de final más abierto que el que a
cebidas acerca de lo que lo político ‘debería ser’ muchos les gustaría; también es, sin embargo,
de la “invasión de las prácticas desordenadas, co- tremendamente creativo y, por qué no, inclusivo.
rruptas e irracionales de una cultura popular no
reformada en los salones y cámaras de la vida
civil” (Chatterjee, 2006, p. 47-8, traducción de la
autora). Las quejas sobre la subsunción de una
política ‘virtuosa’ en el populismo y clientelismo
parece trasuntar, por momentos, una queja
sobre que ‘se hace política con que y con quie-
nes no debe hacerse’. En estos discursos sub-
yace, a menudo, el disgusto por la politización
de arenas de la vida que para los demócratas
radicales o liberales no deberían ser políticas,
sino tecnocráticas o regidas por una ‘confianza’
prepolítica.

Es cierto: muchos procesos de expansión de de-


rechos se inician en la búsqueda de réditos elec-
109 |Perspectivas sobre el Estado
María Esperanza Casullo

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Demian
Panigo y
Florencia
Doctor en Economía, École des Hautes Etudes en Sciences
Sociales (EHESS). Investigador Adjunto del Centro de Estu-
dios e Investigaciones Laborales (CEIL) del CONICET

Médici
*

Magíster en Economía, Universidad Nacional de La Plata.


Becaria del CEIL del CONICET

Sistema de seguridad social | Políticas públicas | Historia reciente |


Modelo de desarrollo

Abstract
La crisis de 2001 y la configuración de un nuevo modelo de de-
sarrollo a partir de 2003 abrieron el camino a una nueva definición
de seguridad social. Desde entonces, el sistema se ha transfor-
mado bajo un paradigma que concibe la seguridad social como un
poderoso instrumento estatal para mejorar la calidad de vida de los
sectores más vulnerables de la sociedad; en este sentido, el sis-
tema ha pasado de una lógica íntegramente contributiva a un es-
quema mixto. El objetivo del trabajo es analizar las transformaciones
recientes del sistema de seguridad social argentino e identificar sus
propias especificidades, concomitantes con el nuevo modelo de
desarrollo llevado adelante desde 2003.

*
Los autores agradecen los valiosos
aportes de Nicolás Dvoskin, especial-
mente en la segunda sección.
114 | Perspectivas sobre el Estado

Introducción
La crisis de 2001 y la configuración de un nuevo
modelo de desarrollo a partir de 2003 abrieron el
camino a una nueva definición de seguridad social.
La seguridad social es una indudable y eficaz he- Desde entonces, el sistema se ha transformado,
rramienta de política pública para mejorar las con- bajo un paradigma que concibe la seguridad social
diciones de vida de la población. En este sentido, como un poderoso instrumento estatal para me-
si bien los primeros antecedentes de la seguri- jorar la calidad de vida de los sectores más vulne-
dad social en la Argentina se encuentran en las rables de la sociedad. En este sentido, el sistema
conquistas de determinados gremios en la pri- pasó de una lógica íntegramente contributiva a un
mera década del siglo XX, fue recién con el pe- esquema mixto que, entre otros aspectos, incor-
ronismo que se universalizó la cobertura de los poró al sistema previsional a personas mayores de
trabajadores a través de la generalización a todas sesenta y cinco años sin los aportes individuales
las ramas de las cajas otrora particulares (CIFRA- correspondientes al sistema contributivo tradicio-
CTA, 2009). La universalidad de la cobertura so- nal, y al sistema de asignaciones familiares a niños
cial quedaba garantizada sobre la base de un cuyos padres habían quedado excluidos del sis-
mercado de trabajo caracterizado por el pleno tema contributivo.
empleo y las buenas condiciones laborales. Este
esquema se sustentaba en el entendimiento de En este contexto, el objetivo del trabajo es anali-
la seguridad social como parte de los derechos zar las transformaciones recientes del sistema
sociales de los trabajadores, consagrados en la de seguridad social argentino e identificar sus ca-
Constitución de 1949 y, después de su anulación, racterísticas específicas, concomitantes con el
en el artículo 14 bis de la Constitución de 1957. nuevo modelo de desarrollo llevado adelante
desde 2003. En la siguiente sección se expone
Luego de la dictadura militar de 1976, y especial- una síntesis de la discusión teórica sobre las di-
mente tras la privatización del subsistema previ- ferencias y tensiones entre los esquemas contri-
sional en la década del noventa, el crecimiento butivos y no contributivos de los sistemas de
de la pobreza, el desempleo y el empleo no re- seguridad social; luego se relata brevemente las
gistrado provocaron que gran parte de la pobla- transformaciones más relevantes de la seguridad
ción quedara fuera de la cobertura social y que el social argentina en perspectiva histórica; poste-
sistema tuviera una fuerte merma en sus ingre- riormente se presentan las principales medidas
sos por la reducción de la población aportante (Ia- del modelo de desarrollo instaurado desde 2003,
cobuzio, 2003). que consideramos que dieron paso a la confor-
mación de un nuevo paradigma de seguridad so-
cial. Se cierra con las conclusiones.
115 | Perspectivas sobre el Estado
Demian Panigo y Florencia Médici

Contexto teórico para


el análisis de las
transformaciones del
sistema de seguridad
social argentino
A partir de la década de los ochenta se comenzó a dar, a nivel mun-
dial, un debate sobre la naturaleza de los sistemas de seguridad
social en general, y sobre la dimensión de su financiamiento en
particular, bajo el entendimiento de que no existe un esquema uni-
versalmente óptimo de seguridad social, dado que los rasgos de-
seados de los sistemas dependen ante todo de los objetivos
impuestos (Manser, 1981). En este sentido, siguiendo a Munnell
(1982, p.1114), podríamos sintetizar dos posiciones contrapuestas:
un mecanismo de ahorro compulsivo, basado en un punto de visto
individual de largo plazo, y un sistema de tipo impositivo, que
redistribuye el ingreso de activos ricos a pasivos pobres.

Para la primera postura, el sistema debe estar en línea con la pre-


tensión de incentivar una asignación temporal eficiente del es-
fuerzo laboral; por lo tanto, tiende a rechazar el financiamiento no
contributivo por considerarlo ineficiente. Por ejemplo, para algunos
autores el análisis debe concentrarse en “los efectos de la seguri-
dad social sobre cuánto una persona trabaja en su plan de vida”
(Pellechio, 1979, p. 284); de este modo, será la decisión individual
entre ocio y trabajo la que determine la viabilidad de los sistemas
económicos —y la eficiencia de las políticas públicas—. Esta pos-
tura también es defendida por Musgrave (1981), para quien el pro-
blema central de la seguridad social es la asignación eficiente de
116 | Perspectivas sobre el Estado

riesgos. Por lo tanto, el financiamiento debe ser una responsabilidad


de los contribuyentes, pero los haberes no deben estar atados a la
rentabilidad de los aportes individuales —supondría un riesgo uní-
vocamente asumido por la población pasiva— sino a una articula-
ción muy similar a lo que hoy en día se entiende por movilidad
jubilatoria. Ricardo-Campbell (1982, p. 293) llama a esta visión de la
seguridad social “retiro compartido”.

Una posición más radical acerca de la necesidad de que los sistemas


refieran a una lógica íntegramente contributiva y sostenida por la ren-
tabilidad de la capitalización individual puede encontrarse en Feldstein
(1998, p. 8), quien afirma que “la pérdida de peso muerto adicional que
resulta de los vínculos muy desiguales entre impuestos incrementales
y beneficios incrementales sería automáticamente eliminada en un sis-
tema privatizado basado en cuentas de retiro individuales”1.

La visión alternativa, que concibe a la seguridad social como una forma


de distribución del ingreso, se refleja en la proposición y defensa de
sistemas contributivos colectivos, donde han de considerarse las inci-
dencias impositivas y de gasto a nivel general a la hora de pensar cuál
ha de ser la mejor estructuración de la seguridad social. Esta definición
permite plantear formas de financiamiento no contributivas de los es-
quemas de seguridad social, más allá de las formas contributivas o no
contributivas de acceso al beneficio, en tanto mecanismos integrados
de redistribución del ingreso vía transferencias públicas.

La visión más acotada al respecto es la que podemos encontrar, por


ejemplo, en Diamond y Orszag (2005, p. 11), para quienes “la segu-
ridad social ha provisto a los retirados de un nivel básico de ingreso
que los protege de la inflación, las fluctuaciones de los mercados fi-
1
Feldstein y Liebman (2001, p. 3) seña-
lan que un programa estatal de retiro nancieros y el riesgo de sobrevivir a los activos propios”, pero tam-
que no equipare contribuciones y retri- bién de otros riesgos, como la muerte de un familiar que aporte
buciones (como el de capitalización) ge-
nera efectos nocivos sobre la oferta de dinero al hogar o el hecho de que la carrera profesional individual no
trabajo al incentivar el retiro anticipado
del trabajador. resulte de la mejor manera. De este modo, se entiende a la seguridad
117 | Perspectivas sobre el Estado
Demian Panigo y Florencia Médici

social en su faceta redistributiva, más allá de las En síntesis, podemos ver cómo de dos definicio-
estructuras de incentivos que de ella se puedan de- nes sistémicas radicalmente opuestas pueden
rivar. Adicionalmente, “las cuentas individuales no surgir innumerables propuestas, tanto acerca de
son un componente deseable de la seguridad so- quiénes han de ser los beneficiarios como de
cial” (Diamond y Orszag, 2005, p. 21). Sin em- quiénes deben aportar para que los beneficiarios
bargo, los autores no proponen un esquema no puedan serlo de manera efectiva. En cualquier
contributivo de seguridad social, sino una modifi- caso, el abanico de posiciones es ciertamente
cación de las estructuras vigentes para que el es- muy amplio, lo que señala a las claras que el de-
quema sea más progresivo; esto es, que continúe bate al respecto continúa abierto.
siendo un sistema que protege a la población reti-
rada sin hacerla responsable de sus riesgos. Como discutiremos en los próximos puntos, en
la Argentina hubo en los últimos años un creci-
Una perspectiva más tendiente a pensar la po- miento significativo de los beneficios no directa-
tencialidad no contributiva de la seguridad social mente contributivos, que configuró formas
es la que podemos encontrar en Steuerle y Bakija previsionales que se asemejan a algo mixto, en
(1997, p. 37), quienes, al pensar en una reforma donde lo no contributivo es para los más débiles.

Perspectiva
en los países desarrollados, afirman que ésta
“probablemente será más efectiva si retorna a

histórica del
principios básicos como la progresividad, la equi-
dad y la eficiencia”.

sistema de
Una posición íntegramente no contributiva es la

seguridad social
que puede encontrarse, por ejemplo, en la de-
fensa que realiza O’Brien (2008) del sistema de

argentino
seguridad social de Nueva Zelanda, según el cual
todos los ancianos reciben un ingreso equiva-
lente que no es deducido de aportes y contribu-
ciones, sino financiado directamente con rentas
tributarias, que son defendidas socialmente, en El pilar más importante del sistema de seguridad so-
tanto se entiende que los impuestos progresivos cial argentino (SSSA) fue el subsistema previsional,
a nivel general permiten construir una sociedad que tuvo al comienzo una lógica de capitalización in-
menos desigual (O’Brien 2008, p. 40). dividual. Desde principios del siglo pasado los traba-
jadores comenzaron a incorporarse al sistema de
forma acotada, pues se limitó a sectores específicos
118 | Perspectivas sobre el Estado

con capacidad de organización: administración pública (1904), ferroviarios


(1905), trabajadores de los servicios públicos (década del 20), periodistas,
y trabajadores gráficos, de la marina mercante y de la aeronáutica (hacia
finales de los 30). Cada sector contaba con su caja previsional regulada
por sus propias normas, lo que resultó en un sistema fragmentado y
desigual en relación a las condiciones de acceso, monto de aportes y
beneficios (Isuani, 2008). Según esta lógica, de acuerdo con el haber
previsional esperado, cada trabajador constituía un ahorro durante su
vida laboral activa con el objetivo de tener un ingreso en el momento del
retiro, que se correspondía con el monto de los aportes realizados.

Dado el carácter segmentado del sistema, la proporción de traba-


jadores cubiertos fue baja. La cobertura se extendió recién en la
década del cuarenta, especialmente con los primeros gobiernos
peronistas, por la incorporación de sectores que empleaban un
gran número de trabajadores: comercio (1944), industria (1946), e
independientes y profesionales (1954).

Este modo de funcionamiento cambió a partir de 1954: con la Ley


14370 el régimen adoptó un criterio intergeneracional, dado que
los aportes de los trabajadores activos financiaban a quienes ya no
pertenecían al mercado laboral y a las familias de los afiliados fa-
llecidos. Un hecho también novedoso fue la característica redistri-
butiva del sistema, en tanto las tasas de sustitución del salario eran
mayores para los trabajadores de menores ingresos. El sistema in-
corporó así un objetivo solidario de reparto al escindir la relación
directa entre los montos aportados durante la vida activa con los
haberes previsionales recibidos (CIFRA-CTA, 2009).

El sistema previsional argentino fue mutando al compás de los go-


biernos y de su situación financiera. La Ley 14499 sancionada durante
el gobierno de Frondizi modificó el cálculo de haberes, colocándolos
en función de los salarios percibidos durante la vida activa del traba-
jador. De este modo, mientras que la ley de 1954 tenía un objetivo
119 | Perspectivas sobre el Estado
Demian Panigo y Florencia Médici

distributivo, al reducir la brecha de ingresos de los pasivos, el sistema


previsional adoptó con la nueva norma una característica propia de la
capitalización aunque siguiera siendo de reparto: el haber previsional
se vinculó al monto de los aportes realizados por el trabajador a través
de una tasa de sustitución del 82%.

En sus inicios, debido a la baja relación entre beneficiarios y apor-


tantes y a los elevados niveles de ocupación, el sistema de reparto
arrojó importantes superávits, que fueron utilizados por el gobierno
para financiar políticas de ingresos y de incentivos a la producción,
así como el consumo de la población. Sin embargo, el período de
bonanza financiera propio de los sistemas ‘jóvenes’ acabó rápida-
mente. Entre sus causas podemos hallar (Iacobuzio, 2003) los ele-
vados haberes previsionales, sobre todo desde que la tasa de
sustitución salarial fue fijada en 82%, y la temprana edad de retiro.
En respuesta a la reducción de los ingresos respecto de los egresos
de las cajas, en 1968, durante el gobierno de facto de Onganía2, la
tasa de sustitución fue reducida al 70% del promedio mensual de
las remuneraciones correspondientes a los 3 años más favorables
de los últimos 10.

Según las estadísticas provistas por Diéguez (1974), a partir de


1966 el sistema previsional arrojó continuos déficits, en torno al
0,2 y el 1,1% del PBI. Deterioro financiero del sistema previsional
argentino que se agravó aún más a finales de la década de los se-
tenta, no solo por la precarización del mercado laboral que ocasio-
naron las políticas económicas de la última dictadura militar, sino
especialmente por la eliminación de las contribuciones de los em-
pleadores en 1980. Esta pérdida de ingresos fue parcialmente
compensada con recursos provenientes del impuesto al consumo
(IVA), reforma que trasladó el financiamiento del sistema de los em-
pleadores a la población de ingresos medios y bajos. Dado el cre-
ciente deterioro del mercado de trabajo, las reformas introducidas 2
El porcentaje aumentaba a medida
fueron altamente regresivas, porque incluso los trabajadores no re- que se postergaba el retiro.
120 | Perspectivas sobre el Estado
Demian Panigo y Florencia Médici

121 | Perspectivas sobre el Estado


122 | Perspectivas sobre el Estado

gistrados financiaban los beneficios previsionales yoría de los trabajadores fue responsable de su
a los cuales ellos mismos no podían acceder. propia cuenta de capitalización. Se reforzó así la
Además, en 1976 se volvió a modificar la tasa de idea de que cada individuo posee o adquiere su
sustitución del salario, que se ubicó en el rango jubilación por mérito propio, y se eliminó todo
del 70-82%. viso de solidaridad intergeneracional.

Durante los 80, con excepción de 1985, los ingre- Las consecuencias de la reforma se percibie-
sos y gastos corrientes del sistema previsional es- ron de manera inmediata. En primer lugar, y
tuvieron por debajo del valor de 1980, y se contrariamente a uno de sus objetivos, dete-
deterioraron durante toda la década. En 1988, fi- rioró de manera significativa las finanzas públi-
nalmente, mediante la Ley 23549 fueron gravados cas, porque el Estado se hizo cargo de las
los combustibles de venta al público y los servi- erogaciones correspondientes a los beneficia-
cios telefónicos para financiar el sistema de pre- rios del sistema de reparto, pero no percibió
visión social. En los años subsiguientes, el monto los ingresos de numerosos trabajadores. En
de contribuciones se fijó en 11%. segundo lugar, el nivel de cobertura empeoró
desde 1998, a medida que se deterioró la si-
En sintonía con la lógica neoliberal de achica- tuación del mercado laboral, hasta el punto
miento del Estado, privatizaciones y liberalización que, hacia fines de los noventa, uno de cada
económica y financiera, en 1993 se aprobó la Ley dos argentinos en edad de jubilarse no poseía
24241, con la cual se conformó un régimen pre- cobertura previsional (ver gráfico 1, p. 120).
visional mixto en el que coexistían la capitaliza-
ción y el reparto. Este fue el inicio del Sistema Con respecto al subsistema de Asignaciones Fa-
Integrado de Jubilaciones y Pensiones (SIJP) miliares3, desde la década del treinta existieron
constituido por dos fondos, uno administrado por asignaciones por maternidad y por hijo para cier-
el Estado y otro por las AFJP. La reforma del sis- tos sectores; en 1957 se conformó la Caja de
tema previsional transformó el sistema de solida- Asignaciones Familiares para el Personal de la In-
ridad intergeneracional en uno de capitalización dustria mediante la Ley 7913 y el Decreto Ley
individual. 7914, y en los años posteriores se constituyeron
para otros sectores (OIT, 2010).
Mientras que desde 1954 hasta 1994 el sistema
previsional se mantuvo dentro de la lógica de re- Las cajas se organizaban como mecanismos de
parto, en convivencia con regímenes indepen- compensaciones de acuerdo con la estructura fa-
dientes como las cajas provinciales y miliar, y eran financiadas por todos los empleados
profesionales, a partir de ese último año la ma- del sector (Rofman et al., 2001). Con la Ley 18017
123 | Perspectivas sobre el Estado
Demian Panigo y Florencia Médici

3
Los demás subsistemas pertenecien-
de 1967 se creó un régimen orgánico de asignaciones familiares,
tes a la seguridad social argentina son:
con leyes únicas para los distintos sectores de trabajadores, y re- seguro de desempleo (Ley 24013),
Riesgos del Trabajo (Ley 24557) y Sis-
cién en 1997 se estableció un Régimen de Asignaciones Familiares tema Nacional de Seguro de Salud
(leyes 19032 y 23660).
de alcance nacional y obligatorio (Ley 24714). No obstante, con esta
última reforma se limitó el acceso al beneficio a los trabajadores re-
gistrados cuyos ingresos no superaran los $1500 mensuales.

La crisis del neoliberalismo impulsó el debate sobre los modelos


no contributivos, y permitió que se llevaran adelante reformas ten-
dientes a acercar el subsistema de asignaciones familiares a un
esquema mixto (contributivo–no contributivo) y redistributivo, al igual
que el subsistema previsional.
124 | Perspectivas sobre el Estado
Demian Panigo y Florencia Médici

125 | Perspectivas sobre el Estado


126 | Perspectivas sobre el Estado

El sistema de
ferido a la generación de empleo (en cantidad y

seguridad social
calidad) como a la recomposición del poder ad-
quisitivo de los trabajadores (Beccaria, 2007). La

argentino en el
nutrida agenda de políticas públicas orientadas
al mundo del trabajo representó un giro coper-

modelo de
nicano respecto de lo ocurrido los años anterio-
res (Panigo y Neffa, 2009): fortaleció los efectos

desarrollo
sobre el mercado laboral y se articuló como
parte componente de un nuevo régimen de acu-
mulación, en el que los derechos individuales y
colectivos de los trabajadores pasaron a confor-
El nuevo siglo se inició con importantes desafíos mar un eje central de la reconfiguración del te-
en el plano socioeconómico. Las estadísticas de jido social y de las relaciones de clase.
desempleo-subempleo, pobreza, indigencia y ex-
clusión del mercado laboral en 2003 reflejan la En este contexto, las principales transformaciones
magnitud de esos retos. La economía se encon- en materia de seguridad social fueron el Programa
traba en recesión, con un PBI que de marzo de de Inclusión Previsional, los mayores haberes ju-
1999 a marzo de 2002 había caído el 18%, y el bilatorios, la reforma general del sistema previsio-
mercado laboral estaba profundamente deterio- nal y la Asignación Universal por Hijo.
rado. A comienzos de 2003, 38,1% de la pobla-
ción estaba desempleada o subempleada,
42,7% de los hogares del total del país eran po- Programa de Inclusión Previsional
bres, y 20,4%, indigentes (ver tabla 1, p. 124).
Durante 2005 la ANSES llevó adelante un pro-
A partir del cambio de administración en 2003 grama de inclusión previsional (PNIP) destinado a
se inició la conformación de un nuevo modelo todas las personas en edad de retiro que no con-
macroeconómico, que pasó del régimen de acu- taran con el número de aportes necesarios para
mulación financiera previo a uno de acumula- jubilarse (Ley 25994 y Decreto 1454). El elevado
ción productiva con inclusión social. Los rasgos desempleo involuntario y la precarización laboral
más salientes del nuevo entorno macroeconó- desde mediados de los ochenta habían impedido
mico fueron su capacidad de sostener altas que un número significativo de trabajadores pu-
tasas de crecimiento de la producción —7,8% diesen acumular los aportes necesarios, por lo
anual promedio entre 2003 y 2011— y la recu- que la medida buscó atender esa problemática.
peración del mercado de trabajo, tanto en lo re-
Demian Panigo y Florencia Médici

127 | Perspectivas sobre el Estado


128 | Perspectivas sobre el Estado

Ese mismo año se sancionó el retiro anticipado para los trabajadores


de la construcción, con la condición especial de tener 55 años de
edad y 300 meses de aportes (Ley 26494).

Como resultado del programa, más de 2.300.000 personas fueron


incorporadas al Sistema de Seguridad Social Argentino. Según los
datos disponibles a 2011, el 78% de los nuevos beneficiarios fue-
ron mujeres, motivo por el cual el programa fue rebautizado como
‘jubilación para amas de casa’, tácito reconocimiento a las tareas
domésticas como generadoras de valor para el conjunto de la so-
ciedad (ver tabla 2, p. 127).

Ley de movilidad jubilatoria

En lo referente al haber jubilatorio, el mínimo aumentó en 17 opor-


tunidades, con un incremento nominal de 856% de enero de 2003
a septiembre de 2012 (pasó de $150 a $1880). Asimismo, en 2008
se sancionó la Ley 26417, que estableció un sistema de movilidad
ascendente de las prestaciones del Régimen Previsional Público.

La opción de traspaso y la eliminación del régimen de


capitalización

En 2007, la Ley 26222 permitió el traspaso desde el régimen de


capitalización individual al público4. Como resultado, el sistema de
capitalización perdió el 5% de sus afiliados.

Sin embargo, las reformas más importantes fueron la eliminación


del régimen de capitalización en 2008, mediante la Ley 26425, y la
unificación del sistema a partir de la creación del Sistema Integrado
4
El traspaso del sistema de reparto al
de capitalización podía hacerse en cual-
Previsional Argentino (SIPA) por el Decreto 2104/2008. Si bien la
quier momento. medida buscó proteger a los trabajadores que aportaban a las AFJP
129 | Perspectivas sobre el Estado
Demian Panigo y Florencia Médici

y asegurar una jubilación digna para el conjunto de los beneficiarios


del sistema, entendemos que la reunificación del sistema previsio-
nal y el regreso a uno solidario es uno de los ejes centrales del mo-
delo de producción con inclusión social.

El cambio de régimen permitió continuar aumentando la cantidad


de beneficiarios, que creció 9% entre 2008 y 2010, lo cual promo-
vió niveles de cobertura récord, muy por encima de los observados
en otros países de América Latina: en el período 2005-2012 pasó
del 55 a más del 90% de los adultos mayores.

Los resultados de la reforma en materia de cobertura pueden ob-


servarse en el gráfico 2 (ver página 130).

Desde 2005, el sistema público aumentó en mayor proporción que


el régimen privado, hasta que en 2008 fue eliminado finalmente el
sistema de capitalización.

Asignación Universal por Hijo

A fines de 2009, el Gobierno nacional puso en marcha mediante el


Decreto 1602/2009 la Asignación Universal por Hijo para Protección
Social (AUH). La AUH iguala el derecho a percibir asignaciones fami-
liares de los hijos de los trabajadores registrados con el de los hijos
de los trabajadores no registrados y desocupados. La AUH tuvo no-
tables efectos en el bienestar social.

Según el estudio de Agis, Cañete y Panigo (2010), la AUH incidió


de manera significativa sobre la indigencia, cuyos niveles se redu-
jeron más del 55% y llegaron a los valores de mediados de la dé-
cada del 70. Menos significativos —aunque no por ello
desdeñables— fueron los resultados en torno a los indicadores de
desigualdad, que decrecieron entre 4 y 3,3%, con lo que se pro-
130 | Perspectivas sobre el Estado
Demian Panigo y Florencia Médici

131 | Perspectivas sobre el Estado


132 | Perspectivas sobre el Estado

fundizaron las mejoras observadas en este aspecto desde 2003 y


se logró revertir la situación a los niveles de la década del 80. Los
resultados indican un bajo nivel de incidencia de la AUH sobre la
pobreza, que se redujo más del 10%. Estas conclusiones son com-
partidas por otras investigaciones. Según el CEDLAS, la AUH re-
dujo la indigencia entre 54 y 60%, la desigualdad, entre 3 y 30%,
y la pobreza, entre 9 y 18%, mientras que para la OIT los resultados
estuvieron entre 55-65%, 16-33% y 10-32%, respectivamente. Aún
más importante es que la AUH impacta ante todo en los menores
de 18 años de edad.

Si bien el aumento de la cobertura asociado a las políticas públicas


de la última década implicó un aumento en las erogaciones de la
ANSES, la participación de los recursos de origen tributario (IVA, Ga-
nancias, Combustibles, etc.) disminuyó en los últimos años, lo que
se debió fundamentalmente a la gran cantidad de puestos de traba-
jado registrados, la mejora sostenida del ingreso de los trabajadores
y la recuperación del sistema previsional en manos del Estado.
Según la ANSES, en 2003, el 62% de los recursos provinieron de
impuestos, mientras que en 2010 llegaron al 44%.

Es importante señalar la profunda regresividad que implica que las


personas que financian el SSSA mediante los impuestos no pue-
dan acceder a sus beneficios por estar desempleadas o no poseer
un trabajo registrado. Por consiguiente, la mayor cobertura que se
alcanzó con la fuerte acción estatal a través de medidas como el
Programa de Inclusión Previsional, el aumento de los haberes jubi-
latorios, la reforma general del sistema previsional y la AUH, no
solo permitió atender las necesidades acuciantes de los grupos
más vulnerables de la población, sino también alcanzar una mayor
equidad en la distribución de los recursos públicos.
133 | Perspectivas sobre el Estado
Demian Panigo y Florencia Médici

Conclusión
Aún quedan objetivos pendientes es pos de al-
canzar una mayor generalización de derechos,
como la extensión de las asignaciones familiares
A partir de las políticas públicas implementadas por adopción y matrimonio, de la ayuda escolar
desde 2003, el sistema de seguridad social ar- para los trabajadores no registrados y los desocu-
gentino ingresó en un nuevo paradigma. La im- pados y del seguro de desempleo, así como la
plementación actual refiere a una forma mixta incorporación al sistema previsional de cerca del
contributiva-no contributiva en la que los criterios diez por ciento de adultos mayores. No obstante,
de legitimación de la seguridad social cambiaron la instauración de un nuevo paradigma de la se-
rotundamente. Así como en los años 90 se hacía guridad social basado en derechos para todos, y
responsable a cada trabajador por su futuro —al no en privilegios para algunos, nos permite ser
asignarle una caja individual de capitalización de auspiciosos respecto del futuro.
ahorros— y sólo los hijos de quienes tenían un
trabajo registrado podían percibir sus asignacio-
nes, a partir de los últimos años ha sido el Estado
el que tomó la responsabilidad de asegurar el fu-
turo de los grupos excluidos, principalmente
niños y adultos mayores, quienes, si bien finan-
ciaban de forma indirecta el sistema, no eran be-
neficiarios del mismo.

La reactivación del mercado laboral y, sobre todo,


la implementación de enérgicas políticas públicas
(entre las más importantes, la AUH, la elimina-
ción del régimen de capitalización y el Programa
de Inclusión Previsional), tuvieron importantes
efectos positivos sobre la cobertura y progresivi-
dad del sistema de seguridad social argentino al
profundizar las dimensiones no contributivas del
sistema, que son, justamente, las que garantizan
la protección de los grupos más vulnerables.
134 | Perspectivas sobre el Estado

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Pablo
Bulcourf,
Gustavo
Profesor e investigador de la Universidad Nacional de
Quilmes y de la Universidad de Buenos Aires.

Dufour y
Nelson
Profesor e investigador de la Universidad de Buenos Aires y
profesor de la Universidad Nacional Arturo Jauretche.

Cardozo Profesor e investigador de la Universidad de Buenos Aires,


investigador de la Universidad Nacional de Quilmes y
docente de la Universidad Argentina de la Empresa.

Administración pública | Políticas públicas | Ciencia política | Argentina | Ciencias so-


ciales | Revisión histórica | Institucionalización

Abstract
En los últimos años se ha desarrollado en la Argentina un creciente in-
terés por analizar el desarrollo de las ciencias sociales en general y de
la ciencia política en particular; numerosos trabajos y presentaciones a
eventos científicos lo demuestran. Esto nos indica la maduración que
han tenido nuestras disciplinas desde la democratización a comienzos
de la década de los ochenta, como así también la necesidad de los aca-
démicos y científicos sociales de reflexionar sobre la propia práctica.

Paulatinamente, estos estudios fueron pasando de pequeños ensayos


descriptivos a trabajos más complejos; de allí, entonces, la necesidad
de indagar en profundidad el proceso de desarrollo de las ciencias so-
ciales, con especial énfasis en las áreas de estudios sobre el Estado, la
administración y las políticas públicas.

A la memoria de Guillermo O´Donnell,


un faro para muchos de nosotros
138 | Perspectivas sobre el Estado

Algunos
fluencia de varias disciplinas preocupadas por los

lineamientos
problemas que presenta; de esta forma, las cien-
cias de la administración, la sociología, la psico-

conceptuales
logía, la antropología, la economía y otros
saberes participan de un terreno rico e interdis-
ciplinario (Bulcourf y Cardozo, 2010b, 2010c). Al-
gunos expertos también sostienen que los
En los últimos años hubo en la Argentina un cre- estudios sobre administración y políticas públicas
ciente interés por analizar el desarrollo de las ya constituyen una disciplina propia; en el plano
ciencias sociales en general y de la ciencia polí- académico, existen actualmente en la Argentina
tica en particular; numerosos trabajos y presen- varias licenciaturas con denominaciones afines.
taciones a eventos científicos lo demuestran.
Esto nos indica la maduración que han tenido Para estudiar los campos científico-académicos
nuestras disciplinas desde la democratización a es fundamental comprender los procesos socia-
comienzos de la década de los ochenta, como así les, políticos, culturales y económicos que los
también la necesidad de reflexionar sobre la pro- condicionan y permiten u obstaculizan su de-
pia práctica por parte de académicos y científicos sarrollo. Varios expertos han llamado a estas di-
sociales (Fernández, 2002; Lesgart, 2003; Neir- mensiones la ‘historia externa’, concepto con el
burg y Plotkin, 2004; Blanco, 2006; Bulcourf, que se refieren a los procesos más amplios den-
2007; Bulcourf y D´Alessandro, 2002, 2003; Bul- tro de los cuales se desenvuelve la comunidad
courf y Cardozo, 2009a, 2010). científica, a diferencia de la ‘historia interna’, que
refiere a las relaciones sociales producidas den-
Paulatinamente, estos estudios pasaron de pe- tro de una determinada comunidad científica.
queños ensayos descriptivos a trabajos más
complejos, que han tratado de indagar en profun- Es preciso reconocer a su vez la existencia de al-
didad el proceso de desarrollo de las ciencias gunos elementos analíticos que nos permiten in-
sociales incorporando elementos de la epistemo- dagar estos niveles:
logía, la historia y sociología de la ciencia y lo que
se ha pasado a denominar ‘estudios metateóri- 1) los actores, tanto individuales como colec-
cos’. Entre los campos más específicos se des- tivos, que hacen a la comunidad;
tacan el área de estudios sobre el Estado, la
administración y las políticas públicas. Su parti- 2) sus productos, expresados principalmente
cularidad nos permite verla como un área dentro en publicaciones científicas, descubrimientos e
de la ciencia política, a la vez que espacio de con- inventos (en nuestro caso, por lo general, revis-
139 | Perspectivas sobre el Estado
Pablo Bulcourf, Gustavo Dufour y Nelson Cardozo

tas especializadas, libros, documentos y ponen- [L]a administración pública aparece en el ho-
cias a eventos científicos); rizonte académico como un subcampo de
especialización de la ciencia política. A partir
3) instituciones, en especial de investigación de la década del 80, y fuertemente en la dé-
y docencia a nivel superior, pero también algunas cada del 90, comienza a ampliarse la oferta
dependencias públicas que pueden ser funda- de formación en este terreno, al tiempo que
mentales para algunas áreas, y aparece una mayor preocupación en el ám-
bito de la investigación por temas ligados a
4) las redes profesionales y científicas que ar- este campo (Agoff, 2003, p.1).
ticulan las acciones de los actores e interrelacio-
nan a las propias instituciones, generalmente Uno de los aspectos que menciona Oszlak en re-
creando ámbitos propios para el intercambio y las lación con el caso argentino es que existe una
experiencias conjuntas, como congresos y jorna- desvinculación entre la implementación de las po-
das científicas (Bulcourf, 2007; Bulcourf y Car- líticas públicas y la investigación en el campo dis-
dozo, 2010). ciplinar; la falta de articulación entre ambas
instancias ha tenido consecuencias negativas para

Administración y
la consolidación del área de estudio (Oszlak, 1997).
En nuestro país, la administración pública es emi-

políticas
nentemente un área de especialización dentro de
las ciencias sociales que se realiza con posteriori-

públicas en la
dad a los estudios de grado. El desarrollo de la ad-
ministración pública como campo interdisciplinario

Argentina
tiene su origen dentro del posgrado antes que del
grado. Con excepción de la Universidad Nacional

reciente
de Cuyo y de la corta experiencia en la Universidad
del Salvador, el nacimiento de tramos de licencia-
tura con la denominación ‘administración pública’
es bastante reciente; esto se relaciona con la cre-
Este conjunto de estudios es uno de los espacios ación de nuevas universidades y con los cambios
más desarrollados dentro de las ciencias socia- vinculados a las visiones sobre las ciencias socia-
les, bajo una concepción ampliamente interdisci- les y su campos de aplicación.
plinaria desde el proceso democratizador iniciado
a comienzo de la década de los ochenta (Bulcourf Según Andrieu y Asencio (2006), los posgrados
y Cardozo, 2010c). Como menciona Agoff: con orientación en políticas públicas surgieron en
140 | Perspectivas sobre el Estado

1985, cuando se creó la maestría en Políticas Pú- cado luego como artículo en varias revistas de la
blicas del Instituto Torcuato Di Tella (después Uni- especialidad, es la obra argentina más utilizada en
versidad Torcuato Di Tella), con el apoyo del los distintos capítulos que integran el libro Estado
Banco Interamericano de Desarrollo. Sin lugar a y Administración Pública. Críticas, enfoques y
duda, el hito más relevante en la constitución de prácticas en la Argentina actual compilado por Gui-
la administración pública y la creación de progra- llermo Schweinheim en 2009. Esta publicación co-
mas de posgrado orientados al sector público fue lectiva reúne las ponencias más destacadas de los
la creación de la maestría en Administración Pú- cinco primeros congresos argentinos de Adminis-
blica en la Facultad de Ciencias Económicas de tración Pública organizados en forma conjunta por
la Universidad de Buenos Aires. Del relevamiento la Asociación Argentina de Estudios de la Adminis-
de la CONEAU y los diversos portales de las uni- tración Pública (AAEAP) y la Asociación de Admi-
versidades hemos podido rastrear quince maes- nistradores Gubernamentales. En materia de
trías en administración o gestión pública. En lo teoría del Estado, dos trabajos de Guillermo
que respecta a carreras de grado, sólo encontra- O´Donnell son los más utilizados en la disciplina:
mos siete, muchas de las cuales ‘combinan’ en Apuntes para una teoría del estado, en su origen
sus denominaciones los términos ‘administra- un documento del CEDES, y el famoso libro de-
ción pública’ y ‘ciencia política’. nominado El estado burocrático autoritario.

El principal referente del área es indudablemente Entre algunos de los más influyentes expertos
Oscar Oszlak, quien fue fundador del CEDES en el área podemos mencionar a Fabián Repetto,
(Centro de Estudios de Estado y Sociedad) junto autor de Gestión Pública y desarrollo social en los
con Guillermo O’Donnell y Marcelo Cavarozzi. noventa. Las transformaciones de Argentina y
Durante 25 años se desempeñó como director Chile. Otros trabajos destacados son La reforma
de la maestría en Administración Pública de la managerialista de Alejandro Estévez, quien tam-
UBA. Entre sus principales obras podemos men- bién compiló Estado, sociedad y cultura demo-
cionar La formación del Estado argentino, Mere- crática en la reforma del Estado argentino, e
cer la ciudad. Los pobres y el derecho al espacio Introducción a la Administración Pública Argen-
urbano, y la compilación de la obra colectiva Te- tina: Nación, provincia y municipios de Horacio
oría de la burocracia estatal, en la que aparece Cao, Gustavo Blutman y Estévez.
un estudio anterior escrito en forma conjunta por
Oszlak y O´Donnell, ‘Estado y políticas estatales De los iniciadores de los estudios sobre adminis-
en América Latina: hacia una estrategia de inves- tración pública cabe mencionar a Pedro Andrieu,
tigación’. Este trabajo, aparecido originalmente quien hace más de 40 años constituyó la primera
en 1976 como Documento del CEDES y publi- cátedra de ‘Administración pública y empresas
141 | Perspectivas sobre el Estado
Pablo Bulcourf, Gustavo Dufour y Nelson Cardozo

El hito más
relevante en los
públicas’ en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. De la
Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires
no podemos dejar de mencionar a Mabel Thwaites Rey, quien ha
programas de pos-
grado orientados
escrito las obras Alas rotas. La política de privatización y quiebre

al sector público
de Aerolíneas Argentinas y La autonomía como búsqueda, el Es-

fue la creación de
tado como contradicción, así como la compilación Entre tecnócra-

la maestría en
tas globalizados y políticos clientelistas. Derrotero del ajuste

Administración
neoliberal argentino, junto con Andrea López. Asimismo, entre
otros grupos de investigación en administración pública dentro de
la UBA podemos mencionar el Programa de Estudios sobre Sector
Pública en la
Universidad de
Público y Reforma del Estado del Instituto Gino Germani, dirigido

Buenos Aires.
por Dora Orlansky, y el Centro de Investigaciones en Administra-
ción Pública (CIAP) de la Facultad de Ciencias Económicas, dirigido
por Isidoro Felcman, ambos sedes de proyectos UBACYT que de-
sarrollan actividades de investigación en forma regular desde 1994
y 2001, respectivamente.

En la Universidad Nacional de Rosario, docentes de la Facultad de


Ciencia Política y Relaciones Internacionales crearon en 1997 el
Grupo Política y Gestión. Surgido bajo los lineamientos del Pro-
grama Universitario de Administración Pública, se radicó como
Centro de Estudios de esa facultad. Actualmente lo dirige Cristina
Díaz, y sus miembros son docentes e investigadores con recono-
cida trayectoria en el campo de la gestión pública, en particular en
el ámbito local. Las actividades incluyen la investigación y la parti-
cipación en múltiples proyectos con organizaciones del ámbito es-
tatal y comunitario, que han permitido desarrollar una valiosa
capacidad de trabajo interdisciplinario.

En la Universidad Nacional de Lanús se destaca la figura de Carlos


María Vilas, a quien la prestigiosa revista francesa Le Nouvel Ob-
servateur calificó en la edición especial por su 40º aniversario como
uno de los intelectuales más influyentes de la región. Vilas es
miembro del Departamento de Planificación y Políticas Públicas de
142 | Perspectivas sobre el Estado

aquella casa de estudios y se desempeña como blemática de la comunicación gubernamental orien-


director de la maestría en Políticas Públicas y Go- tada hacia las políticas públicas y las decisiones de
bierno. Dentro de los estudios sobre desarrollo gobierno, cabe mencionar La construcción del con-
local podemos situar a Pedro Pírez, Alejandro Vi- senso. Gestión de la comunicación gubernamental
llar, Sergio Ilari, Daniel Cravacuore —director de de Luciano Elizalde, Damián Fernández Pedemonte
la Unidad de Fortalecimiento de los Gobiernos y Mario Riorda (Bulcourf y Cardozo, 2010d). De los
Locales de la Universidad Nacional de Quilmes— egresados de la Universidad Nacional de Cuyo po-
y Gustavo Badía, anteriormente en el Instituto demos mencionar a los destacados investigadores
del Conurbano de la Universidad Nacional de Ge- Aldo Isuani, Eduardo Bustelo y Emilio Tenti Fanfani,
neral Sarmiento, y a partir de 2010 en la Univer- quienes, a su vez, desde la democratización ejercie-
sidad Nacional de San Martín, quien también ha ron importantes cargos en la gestión pública en di-
realizado trabajos sobre el desarrollo de este ferentes gobiernos.
campo de estudio. En la Universidad Nacional de
La Matanza ha venido implementando su pro- Uno de los campos que se ha desarrollado en los
grama de investigación Gloria Mendicoa, con es- últimos años es el de las políticas de seguridad
tudios fuertemente anclados en la realidad de pública, temática de alguna forma ‘abandonada’
ese partido y sus aledaños. En la Universidad Na- por la ciencia política desde la democratización y
cional de Córdoba se destaca desde hace años retomada a partir de la denominada ‘crisis del
el trabajo de Claudio Tecco, orientado también modelo policial’. Este conjunto de problemáticas
hacia los estudios sobre políticas locales. es fuertemente interdisciplinaria: comparte es-
pacios con la criminología, el derecho penal, la
De la producción realizada en la Universidad Católica psicología y la sociología del delito. En la ciencia
de Córdoba relativa a la temática, podemos men- política, la figura más destacada es Marcelo Saín,
cionar la colección de la serie PROFIM (Programa quien, además de investigar y poseer una impor-
de Fortalecimiento Institucional a Municipios) edi- tante producción académica, ha ocupado varios
tada con el apoyo de la Fundación Konrad Adenauer, cargos de gestión en el área. Entre sus principa-
que cuenta entre sus autores a académicos y do- les obras podemos destacar El leviatán azul. Po-
centes de diversas universidades nacionales y ex- licía y política en la Argentina y La reforma policial
tranjeras. En ella encontramos el libro Diseño y en América Latina. Una mirada crítica desde el
gestión de políticas públicas. Hacia un modelo rela- progresismo.
cional de Emilio Graglia. Asimismo se destacan Po-
líticas públicas y largo plazo. El programa social En materia de revistas científicas, Desarrollo Eco-
mexicano PROGRESA de Marcos Roggero y Sobre nómico, PostData, Revista SAAP, El Debate Po-
llovido mojado de Silvia Fontana. En cuanto a la pro- lítico, Temas y Debates y Studia Politicae
143 | Perspectivas sobre el Estado
Pablo Bulcourf, Gustavo Dufour y Nelson Cardozo

Estudios de grado
presentan artículos referidos a la administración

y posgrado
pública de los principales referentes del área.
Entre las revistas específicas podemos mencio-
nar Política y Gestión, publicación arbitrada que
editan conjuntamente la Escuela de Política y Go-
bierno de la Universidad Nacional de San Martín, Como se sostuvo anteriormente, a partir de los
la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la años 80 hubo un desarrollo de las instituciones
Universidad Nacional del Noroeste, el Centro de de enseñanza en la temática de la mano de los
Estudios Interdisciplinarios de la Universidad Na- programas de maestría, con el punto de partida
cional de Rosario, el Centro de Estudios Históri- que significó la creación de la maestría en Admi-
cos de la Universidad Nacional del Litoral, el nistración Pública de la Universidad de Buenos
Centro de Análisis de Políticas Públicas de la Uni- Aires. El gobierno de Alfonsín, en una clara polí-
versidad de Chile, el Centro de Investigaciones y tica de profesionalización de la función pública y
Estudios Sociales del Uruguay (CIESU) y el Cole- generación de conocimientos sobre el Estado,
gio de Sociólogos de Uruguay. Dirigida en la ac- dio impulso a la creación de dicho programa con
tualidad por Marcelo Cavarozzi, se han editado el apoyo del Instituto Nacional de la Administra-
diez números desde 2000. ción Pública, la Secretaría de la Función Pública
y el CONICET, que aportó becas para que funcio-
La Asociación de Administradores Gubernamen- narios públicos pudieran dedicarse a tiempo
tales publica desde 1993 la revista Aportes para completo a su formación de posgrado. Siguiendo
el Estado y la Administración Gubernamental, que esta idea, Seró de Bottinelli sostiene que:
combina escritos de divulgación y reflexión con ar- [N]o es casual que su inicio se haya pro-
tículo científicos; hasta el día de hoy se han edi- ducido a poco del retorno a la democracia.
tado 27 números. Por otro lado, en 2008 se creó El entonces Secretario de la Función Pú-
la revista Nuevo Espacio Público, perteneciente al blica y presidente del Instituto Nacional
Instituto Provincial de la Administración Pública de de la Administración Pública, Prof. Jorge
Río Negro, que se presenta como una revista es- Roulet, tenía en claro que sólo una admi-
pecífica del área de Estado y políticas públicas y nistración pública profesionalizada haría
cuenta con cuatro números editados. Desde 2011, posible la sustentabilidad del sistema de-
el Departamento de Planificación y Políticas Públi- mocrático (Seró de Bottinelli, 2001, p.1).
cas de la Universidad Nacional de Lanús edita la
revista Perspectivas de Políticas Públicas. Así, durante el gobierno de la transición, la pro-
fesionalización del sector público se apoyó en un
pilar más académico, que se referenció en aquel
144 | Perspectivas sobre el Estado

posgrado, y en la formación de altos gerentes pú- programa con ‘orientación sectorial’. A raíz de
blicos mediante la creación del Cuerpo de Admi- ello, podemos ordenar las maestrías de acuerdo
nistradores Gubernamentales, el cual desarrolló con el criterio que toman Andrieu y Asencio
un tramo formativo de excelencia con la idea de (2006) para dividir temáticamente los posgrados
generar una burocracia meritocrática inspirada en en Administración Pública, la clasificación que
el ENA de Francia. hace el INAP en su red de posgrados. Aquí po-
demos encontrar las siguientes áreas temáticas:
Con el transcurso de los años fueron creándose Gestión pública, Jurídica, Auditoría y control, Eco-
sucesivamente programas de maestría de admi- nomía, finanzas y estadísticas, Políticas sociales,
nistración pública. Del relevamiento de la CO- Justicia y seguridad, Desarrollo económico, De-
NEAU y de los diversos portales de las fensa y Salud.
universidades, hemos podido rastrear quince
maestrías en administración o gestión pública. En lo referido a la formación de grado, la primera
De ellas, sólo la de la Universidad de Buenos carrera con el nombre de Administración Pública
Aires ha sido acreditada como ‘A-Excelente’ por fue la de la Universidad Nacional de Cuyo en
la CONEAU, mientras que la de la Universidad 1952, bajo la dirección de Dardo Pérez Ghilou y
San Andrés obtuvo la calificación ‘An’ (nuevo). Un con un fuerte contenido orientado hacia la ges-
hito importante será la creación del primer doc- tión pública. Tres años antes, la nueva Constitu-
torado en Administración Pública en la Facultad ción de 1949 había hecho obligatoria la
de Ciencias Económicas de la Universidad del Li- enseñanza de contenidos políticos y de identidad
toral dirigido por Miguel Asencio, único ciclo de nacional en todos los estudios universitarios en
doctorado orientado específicamente a esta la Argentina, y aquella institución fue la primera
rama del conocimiento. en reformar sus planes. Creó un Departamento
de Estudios Políticos encargado de impartir cur-
Ahora bien, es menester señalar que el área de sos especializados y publicar una revista perió-
formación de posgrado en administración pública dica, que luego generó la ‘demanda’ de
es mucho más amplia que la referida a los pro- instrumentar una carrera de grado afín, la licen-
gramas de administración o políticas públicas. Al ciatura en Ciencias Políticas, hoy denominada
tomar este último criterio, dejamos de lado a uno Ciencia Política y Administración Pública. En sus
de los cinco posgrados en ciencias sociales de la comienzos, los contenidos curriculares estuvie-
Argentina acreditado como ‘A’: la maestría en Po- ron orientados a la formación de funcionarios pú-
líticas Sociales de la Universidad de Buenos blicos con altos conocimientos de derecho
Aires. Esto se debe a que no incluimos dentro de público, historia y filosofía (Guardamagna, 2008).
las maestrías en administración pública a ningún
145 | Perspectivas sobre el Estado
Pablo Bulcourf, Gustavo Dufour y Nelson Cardozo

Más allá de estas experiencias, en los últimos años comenzaron a


crearse carreras de grado en las nuevas universidades nacionales
del conurbano (General San Martín, General Sarmiento, Quilmes y
Arturo Jauretche), y en 2009 comenzó a dictarse la segunda carrera
de administración pública en una universidad privada, la UADE, con
el nombre Política y Administración Pública.

Instituciones
y redes especializadas
Existen múltiples espacios de encuentro para los estudios en el área
de Estado, administración y políticas públicas, más aún si se consi-
deran los campos de especialización. El seminario RedMuni, referido
a los estudios municipales y locales, o el Congreso Nacional de Po-
líticas Sociales, son puntos nodales de intercambio académico de
gran trascendencia en sus respectivas áreas. La Asociación Argen-
tina de Políticas Sociales, por su parte, propicia en forma continua
espacios de reflexión en temáticas relacionadas con el desarrollo e
implementación de las políticas sociales; desde 2002 ha organizado
cuatro Congresos Nacionales de Políticas Sociales y una cantidad
importante de eventos de discusión y reflexión.

El espacio que merece ser citado aparte por su especificidad te-


mática es el Congreso Argentino de Administración Pública, orga-
nizado desde 2001 en forma bienal por la Asociación Argentina de
Estudios de Administración Pública (AAEAP) y la Asociación de Ad-
ministradores Gubernamentales. La AAEAP informa en su portal
institucional que su existencia “resulta del proceso de convergen-
cia de distintos actores que tienen en común a la administración
pública como campo de interés, materia de investigación, estudio
y enseñanza, y ámbito de desempeño laboral, profesional, político
146 | Perspectivas sobre el Estado

El espacio que me-


rece ser citado
y gremial. Por este origen la Asociación es un espacio plural que
ampara una diversidad extensa de perspectivas, proponiéndose

aparte por su es- afirmar el interés público mediante el desarrollo del conocimiento

pecificidad temá-
y las prácticas en materia de administración pública, favoreciendo

tica es el Congreso
el intercambio y la diseminación de estudios y experiencias reali-

Argentino de
zados en el campo académico y de la gestión”. El Congreso Argen-

Administración
tino de Administración Pública ha mostrado a lo largo de estos 10

Pública, organi-
años un crecimiento tanto de participantes como de ponencias pre-
sentadas; su último evento se realizó en 2011 en Resistencia,

zado desde 2001 Chaco. Entre los productos de la AAEAP que podemos señalar, se

en forma bienal.
destaca la publicación del libro Estado y Administración Pública:
Críticas, enfoques y prácticas en la Argentina actual antes mencio-
nado. Cabe mencionar los aportes sustantivos para su creación y
continuidad de Alberto Bonifacio y Guillermo Schweinheim.

Otra institución destacada es la Sociedad Argentina de Análisis Po-


lítico (SAAP), en cuyos congresos nacionales se destaca el área de
Estado, administración y políticas públicas. La asociación ha reali-
zado hasta la fecha diez congresos; su último evento se llevó a
cabo en la ciudad de Córdoba en 2011.

En el Estado argentino se destaca el Instituto Nacional de la Admi-


nistración Pública (INAP), que depende de la Secretaría de Gabi-
nete y Coordinación Administrativa de la Jefatura de Gabinete de
Ministros. La Dirección de Investigaciones del INAP realiza y pro-
mueve estudios e investigaciones para contribuir al desarrollo del
conocimiento sobre la administración pública y el Estado. Con un
carácter netamente aplicado, busca fortalecer el vínculo entre la
producción de conocimiento y la toma de decisiones públicas para
brindar insumos de utilidad que mejoren la calidad del diseño y la
implementación de políticas. En tal sentido, desarrolla investiga-
ciones sobre distintas temáticas del Estado y la administración pú-
blica, fomenta la realización de estudios en estas áreas premiando
trabajos distinguidos, se vincula con los centros académicos abo-
147 | Perspectivas sobre el Estado
Pablo Bulcourf, Gustavo Dufour y Nelson Cardozo

cados a estos temas, organiza jornadas y semi- tado y las políticas públicas: Retomando el de-
narios de reflexión y debate, y trabaja en con- bate de ayer para fortalecer el actual, compilado
junto con diferentes sectores del Estado y de la por Carlos H. Acuña, sintetiza gran parte de la tra-
sociedad civil en la producción de conocimiento. yectoria mundial y regional sobre la problemática
del Estado y las políticas públicas. Los desafíos
En 2009, la entonces Secretaría de Gabinete y de la coordinación y la integralidad de las políticas
Gestión Pública (hoy Secretaría de Gabinete y y gestión pública en América Latina, también
Coordinación Administrativa) de la Jefatura de compilado por Acuña, aborda el tema de las ca-
Gabinete de Ministros constituyó, mediante re- pacidades estatales que se vuelven necesarias
solución 77/2009, un Consejo de Expertos en para garantizar el diseño e implementación de
Gestión Pública, “institucionalizando este ámbito políticas públicas coordinadas e integrales. Por
para contribuir a entablar un fructífero diálogo con último, la traducción al castellano de la destacada
referentes de máximo prestigio en la materia”. compilación de Paul Sabatier Teoría del proceso
Del mencionado pronunciamiento participaron 35 de las políticas públicas es uno de los libros más
académicos y gestores destacados del área de importantes de los últimos años dentro del
la administración pública: Carlos H. Acuña, Pedro campo de los estudios sobre políticas públicas.
Andrieu, Claudia Bernazza, Mario Burkún,
Eduardo Bustelo Graffigna, Horacio Cao, Marcelo Entre las redes internacionales en las que parti-
Cavarozzi, Nuria Cunill Grau, Alejandro Estévez, cipan fuertemente académicos e investigadores
Sebastián Etchemendy, Julio César Fernández argentinos, sobresale el Consejo Latinoameri-
Toro, Pablo Fontdevila, Mercedes Iacoviello, Ber- cano de Administración y Desarrollo (CLAD), el
nardo Kliksberg, Mario Krieger, Francisco Longo, cual desarrolla una intensa labor junto a los go-
Marcos Makón, Caio Marini, Roberto Martínez biernos de la región, como numerosos eventos
Nogueira, Pablo Micheli, Guillermo O’Donnell, científicos y publicaciones. A nivel internacional,
Dora Orlansky, Oscar Oszlak, Marta Oyhanarte, varios expertos argentinos participan de las áreas
Adam Przeworski, Fabián Repetto, Andrés Rodrí- de Estado, administración y políticas públicas de
guez, Carlos Ruta, Julio Saguir, Bianor Scelza Ca- la International Political Science Association
valcanti, Guillermo Schweinheim, Fernando (IPSA), organización integrada por politólogos de
Straface, Joan Subirats y Pablo Vinocur. los cinco continentes; además de publicar una re-
vista periódica, realiza congresos mundiales trie-
En el marco de la Jefatura de Gabinete de Minis- nales, cuya última edición se llevó a cabo en 2012
tros también merecen mención tres trabajos re- en la ciudad de Madrid. Dentro de las asociacio-
cientes publicados por el Programa de nes regionales también cabe mencionar a la Aso-
Modernización del Estado. Lecturas sobre el Es- ciación Latinoamericana de Ciencia Política
148 | Perspectivas sobre el Estado

(ALACIP), que realiza congresos regionales en 3. los temas sobre los que se estructuran las
forma bienal donde se presentan múltiples po- propias agendas de investigación de los acadé-
nencias sobre administración y políticas públicas; micos orientados a esta área de estudios, y
el último evento a la fecha ha sido en 2012 en la
ciudad de Quito. 4. la diversidad, solapamientos y sustentabili-
dad de las redes especializadas.

Conclusiones
Este ‘mirarse y reflexionar sobre sí mismo’ como

tentativas
disciplina emergente constituye, sin duda, un sín-
toma de la magnitud y madurez que ha adquirido
en los últimos años el área de los estudios en ad-
ministración y políticas públicas. Sin embargo,
En este trabajo no se ha pretendido realizar un faltan más y mejores trabajos empíricos que re-
relevamiento exhaustivo de las distintas dimen- flejen el progreso real que ha experimentado el
siones que dan cuenta del desarrollo de este área. Nuevos trabajos permitirán seguramente
emergente campo de estudios en la Argentina. dar cuenta de procesos y comunidades que se
Su único propósito es promover la realización de desarrollan a distintas velocidades. Conocer las
trabajos que aborden las trayectorias, secuencias fortalezas y las debilidades presentes al interior
y ritmos en que se ha desarrollado el área de los del área es una condición necesaria para empren-
estudios en Administración y Políticas Públicas. der de manera más articulada y planificada la
Algunas nuevas agendas de investigación han co- tarea de potenciar y construir capacidades para
menzado a preguntarse lo siguiente: promover un desarrollo disciplinar más equili-
brado y sustentable.
1. el proceso de producción, publicación y cir-
culación del conocimiento científico vinculado a
esta área de estudios;

2. los contenidos curriculares de las materias


vinculadas al área de Estado, administración y
políticas públicas que se abordan en los distintos
programas de grado y posgrado de ciencia polí-
tica y disciplinas afines;
149 | Perspectivas sobre el Estado
Pablo Bulcourf, Gustavo Dufour y Nelson Cardozo

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Pública de la Universidad de
Buenos Aires: contribuciones,
154 | Perspectivas sobre el Estado

Autores
1975; actualmente es asesor letrado en el Minis-
terio de Salud de la Nación. Dirigente sindical
desde 1983, ocupó diversos cargos: desde 1990
integra la Comisión Directiva de la Seccional Ca-
Joan Subirats pital Federal y Empleados Públicos Nacionales de
la Unión del Personal Civil de la Nación, y desde
Doctor en Ciencias Económicas por la Universi- 1998 ocupa el cargo de Secretario de Profesio-
dad de Barcelona. Catedrático de Ciencia Política nales de ese gremio. Desde 2006 es miembro ti-
en la Universidad Autónoma de Barcelona. Direc- tular de la Comisión Permanente de
tor del Instituto de Gobierno y Políticas Públicas Interpretación del Convenio Colectivo General
de la UAB desde su creación hasta julio de 2009; para la Administración Pública Nacional. Desde
actualmente es responsable del Programa de 2009 se desempeña como representante del
Doctorado del IGOP. Especialista en políticas pú- Cono Sur e integra el Comité Ejecutivo Mundial
blicas, en gestión pública y en problemas de in- de la Internacional de Servicios Públicos (ISP). Di-
novación democrática y sociedad civil. Autor de rige la revista Escenarios para un nuevo contrato
numerosos libros y editor de publicaciones espe- social de la UPCN.
cializadas, colabora habitualmente en diversos
María Esperanza Casullo
medios de comunicación, como el diario El País.

Nuria Cunill Grau Doctora en Ciencia Politica por Georgetown Uni-


versity; el título de su tesis doctoral es “Expan-
ding the Borders of Democracy: Deliberative
Doctora en Ciencias Sociales por la Universidad
Politics and Populism”. Ha sido docente de grado
Central de Venezuela. Durante 22 años dirigió el
y posgrado en la Universidad de Buenos Aires, la
Programa de Estudios e Investigaciones y el Pro-
Universidad Nacional de San Martín y la Univer-
grama de Documentación, Información y Produc-
sidad Nacional de Rio Negro. Actualmente es in-
ción Editorial del CLAD. Actualmente es Asesora
vestigadora externa del Centro de Estudios de
Especial de ese organismo y académica en la
Historia Regional (CEHIR-ISHIR-CONICET-UN-
Universidad de Chile y en el Centro de Investiga-
COMA) y profesora invitada en la Universidad Tor-
ción en Sociedad y Políticas Públicas de la Uni-
cuato Di Tella y la Universidad Nacional de Rio
versidad de Los Lagos. Ha realizado misiones de
Negro. Su área de especialización es la teoría de
consultoría en la mayoría de los países de la re-
la democracia deliberativa, los estudios de socie-
gión, y es conferencista y profesora invitada en
dad civil y ciudadanía y el estudio de los populis-
diversas instituciones de Iberoamérica. Sus
mos latinoamericanos. Sus más recientes
temas de investigación se vinculan a las relacio-
publicaciones son el capítulo "Mauricio Macri, ¿li-
nes Estado-sociedad. Autora de varios libros,
beral o populista?" en Violencia, racismo y polí-
también ha participado en más de 14 obras co-
tica. Pensar el Indoamericano, dos años después
lectivas editadas en diferentes países.
(UNGS, 2012) y, en coautoría con Patricio Korze-
niewicz, el artículo “Responding to Disaster: In-
Omar Autón
siders and Outsiders in the Politics of Loss” en
Social Movements Studies: Journal of Social, Cul-
tural and Political Protest 2 (8).
Abogado por la Universidad de Buenos Aires. Tra-
baja en la Administración Pública Nacional desde
155 | Perspectivas sobre el Estado
155 | Políticas Públicas

Autores

Demian T. Panigo Nelson Cardozo

Doctor en Economía por la École des Hautes Étu- Licenciado en Ciencia Política y Profesor de En-
des en Sciences Sociales, Paris. Docente inves- señanza Media y Superior en Ciencia Política por
tigador de la Universidad Nacional de La Plata, de la Universidad de Buenos Aires. Docente de la
la Universidad de Buenos Aires, de Paris-Jourdan UBA y de la Universidad Argentina de la Em-
Sciences Economiques-ENS, de la Universidad presa; investigador en la UBA, la Universidad Na-
Nacional de Moreno y del CEIL-PIETTE del CONI- cional de Quilmes y el Instituto Nacional de
CET. Autor de numerosos libros, artículos y do- Estudios Estratégicos de la Seguridad (INEES).
cumentos sobre la problemática económica y Sus áreas de investigación son la enseñanza y
social en América Latina, actualmente concentra desarrollo de la ciencia política, los sistemas de
sus esfuerzos de investigación en el análisis for- pensiones y las políticas de seguridad ciudadana.
mal de las economías periféricas y el impacto de Publicó artículos sobre esas temáticas en revis-
las políticas sociales en América Latina. tas científicas de la Argentina y de Brasil, Chile,
España, Uruguay y México.

Florencia Médici
Gustavo Dufour
Magíster en Economía por la Universidad Nacio-
nal de La Plata y doctoranda en Ciencias Econó- Magíster en Gobierno y Administración Pública
micas en la Universidad de Buenos Aires. por la Universidad Complutense de Madrid y Ma-
Docente de Problemas Socioeconómicos Argen- gíster en Administración Pública por el Instituto
tinos en la Universidad Nacional de Moreno y jefa Universitario de Investigación Ortega y Gasset
de Trabajos Prácticos en la asignatura Creci- de Madrid. Profesor regular en la Universidad de
miento Económico de la Facultad de Ciencias Buenos Aires y en la Universidad Nacional Arturo
Económicas de la UBA. Becaria CONICET (Tipo Jauretche, y profesor invitado en la Universidad
II) del Centro de Estudios e Investigaciones La- de San Andrés, la Universidad del CEMA y la
borales (CEIL). Publicó diversos artículos en re- FLACSO (sede Buenos Aires). Especialista en
vistas académicas nacionales. temas de administración y políticas públicas, en
los últimos años ha focalizado su interés en el

Pablo Bulcourf
análisis de las políticas y reformas educativas en
América Latina y en los procesos de descentrali-
zación que se han implementado en la Argentina.
Licenciado en Ciencia Política por la Universidad de Autor de numerosos artículos y capítulos de li-
Buenos Aires. Profesor Adjunto regular e investiga- bros, ha realizado trabajos de consultoría para
dor en la Universidad Nacional de Quilmes y do- distintos organismos estatales e internacionales;
cente e investigador en la Universidad de Buenos actualmente se desempeña como consultor del
Aires. Investigador Categoría II del Programa de In- Proyecto de Modernización del Estado de la Je-
centivos a Docentes Investigadores del Ministerio fatura de Gabinete de Ministros de la Nación.
de Educación. Coordinador de la Comisión Técnica
Asesora Nº 2- Ciencias Sociales, de la Secretaría de
Investigación de la UBA, Secretario Académico del
lnstituto Nacional de Estudios Estratégicos en Se-
guridad (INEES) y Secretario General de la Sociedad
Argentina de Análisis Político (SAAP).
Dirección de
Investigaciones
Instituto Nacional de la Administración Pública

La Dirección de Investigaciones del INAP, que depende de la Sub-


secretaría de Gestión y Empleo Público, tiene entre sus objetivos la
promoción y realización de investigaciones sobre el Estado y la ad-
ministración pública. Mediante estos estudios, provee insumos que
contribuyen al robustecimiento de las capacidades institucionales
del Estado, reconciliando la producción de conocimiento con el pro-
ceso de toma de decisiones que involucran a la gestión pública.

Con esta misión, la Dirección desarrolla Perspectivas sobre el Es-


tado, las políticas públicas y la gestión, revista académica desti-
nada a presentar trabajos vinculados con el Estado en general y la
administración pública en particular. Nuestra pretensión es consoli-
dar y fortalecer una publicación de excelencia, que reúna el análisis
de prestigiosos académicos y gestores nacionales e internacionales
y que integre conocimientos diversos y disciplinas múltiples, cons-
tituyéndose en una herramienta de utilidad tanto para los tomadores
de decisiones públicas como para los sectores de la sociedad civil
interesados en estas temáticas.
157 | Perspectivas sobre el Estado
Dirección de Investigaciones

Los trabajos presentados aquí se fundan en una premisa, que opera


a modo de certeza: las capacidades estatales son imprescindibles
para contribuir a la resolución de los problemas económicos y so-
ciales. Asistimos a un contexto nacional y regional inédito, signado
por la recuperación integral de la esfera pública, tanto de sus insti-
tuciones políticas como de sus aparatos burocráticos. En este
marco, resulta necesario generar espacios que den cuenta de los
alcances, límites y desafíos de un Estado, una gestión y una socie-
dad en constante transformación. A tal fin también se orienta esta
revista.
Revista de distribución gratuita.

Año 1. Número 1.
Abril de 2013
ISSN 2314-2936
Registro de la propiedad intelectual en trámite

Jefe de Gabinete de Ministros: Dr. Juan Manuel Abal Medina


Secretario de Gabinete y Coordinación Administrativa: Lic. Facundo Nejamkis
Subsecretario de Gestión y Empleo Público: Lic. Andrés Gilio
Director del Instituto Nacional de la Administración Pública: Prof. Lic. Rafael Ruffo
Director de Investigaciones: Lic. Mariano Montes
Director de Documentación e Información: Lic. Alberto Morán

Equipo

Dirección de la revista: Mariano Montes

Equipo de trabajo por la Dirección de Investigaciones


Coordinación: Javier Cachés | Daniela Barbieri
Dirección Académica: Sergio de Piero
Corrección: Juan von Zeschau | Pablo Garibaldi | Luciano Acevedo

Equipo técnico por la Unidad de Comunicación Institucional


Edición de textos: Carlos Cánepa | Lorena Sierkovich | Patricia Iacovone
Diseño, ilustración y diagramación: Javier Cibotti | Federico Cannone | Marina Vila
Coordinadora UCI: Soledad Gonnet

Editor responsable: Dirección de Investigaciones


El editor no se responsabiliza por los conceptos, opiniones y afirmaciones vertidas en los textos de los
colaboradores de esta publicación, que son de exclusiva responsabilidad de los respectivos autores.

Editorial: INAP | Subsecretaría de Gestión y Empleo Público | Secretaría de Gabinete y


Coordinación Administrativa | Jefatura de Gabinete de Ministros

Esta publicación fue realizada con el apoyo del Proyecto "Promover y fortalecer las estrategias de la
Secretaria de Gabinete y Coordinación Administrativa para mejorar la atención al ciudadano y contribuir
a la institucionalización de una gestión pública de calidad" (PNUD ARG/12/012).

El contenido de esta publicación no refleja necesariamente las opiniones del Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo, de su Junta Ejecutiva o de sus Estados miembros.
Coordinadora general del Proyecto PNUD ARG/12/2012: Nadia Moragas

Av. Roque Sáenz Peña 511


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República Argentina
(54-11) 4343-9001
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