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ABONOS O FERTILIZANTES

Los abonos químicos son una solución rápida y eficaz a corto plazo, pero nos
envenenan a nosotros y al medio ambiente. Los abonos orgánicos
proporcionan todos los nutrientes y la fuerza que las plantas necesitan para
crecer además de compatibles con la salud global del planeta.

Cuando una planta crece libre en el campo, la tierra contiene una serie de nutrientes
que provienen de elementos que se van depositando en ella, como excrementos de
animales, insectos, hojas y tallos, que se descomponen gracias a la acción de
microorganismos, y proporcionan a las plantas el alimento que necesitan para
subsistir. Si, además, esas plantas están cerca de un río, las aguas arrastran
minerales y oligoelementos que también alimentan a las especies.
Pero en nuestras macetas no ocurre lo mismo. Lo normal es que, con el paso del
tiempo, el sustrato (que contiene cierta cantidad de abono) vaya perdiendo
nutrientes y esponjosidad, con lo que la planta se verá privada de alimento y
oxígeno en las raíces. Por lo tanto, cada cierto tiempo, especialmente si el sustrato
se encuentra apelmazado, hemos de añadir abonos que enriquezcan la tierra.
¿Cómo se alimentan las plantas?
Para poder crecer y sobrevivir, las plantas necesitan: Luz, agua, dióxido de carbono,
macronutrientes: Potasio, nitrógeno, fósforo, azufre, magnesio, calcio.
Micronutrientes: Hierro, zinc, boro, manganeso, etc…

Cuando las plantas no tienen acceso a alguno de estos elementos en


las cantidades apropiadas, manifestarán problemas más o menos importantes
dependiendo de la carencia específica que sufran. Por eso es tan importante elegir
un tipo de abono que suministre los elementos imprescindibles en las
cantidades necesarias.
Puede que a primera vista parezca que los abonos químicos son una solución rápida
y eficaz, pero no es así, y te explicamos por qué.

El abono químico deteriora el ecosistema


Estos son algunos de los inconvenientes de la utilización de abonos y fertilizantes
químicos:

El nitrógeno: Casi todos los abonos químicos contienen grandes cantidades de


nitrógeno, ya que es uno de los macronutrientes que la planta necesita. Hemos de
tener en cuenta que estos productos suelen carecer de otros nutrientes y
micronutrientes imprescindibles, también, para la planta. El exceso de nitrógeno en
los fertilizantes, su solubilidad y el abuso desmedido de este tipo de fertilizantes,
está causando una acidificación de la tierra y las aguas dulces que conducirá al
declive a largo plazo de los ecosistemas, según numerosos estudios como el
publicado en la revista Science y organizaciones ecologistas.
Destrucción de los microorganismos: Los abonos químicos, que como hemos
visto alteran la composición química natural de la tierra y el agua y su nivel de PH,
destruye gran parte de la vida microbiana que es, en realidad, una generosa
fuente de fertilidad y una pieza clave en el mantenimiento de los ecosistemas.
Sin la ayuda de los microorganismos, las plantas crecen, sí, pero mucho más
débiles y susceptibles a la enfermedad.

Los abonos orgánicos


Se han utilizado desde el principio de los tiempos de la agricultura, y sus ventajas
son numerosas:
o Son los más respetuosos con el medio ambiente.
o Proporcionan a las plantas y microorganismos los elementos necesarios para su
supervivencia.
o Mejoran la estructura, permeabilidad y textura del suelo.
o Favorecen las descompensaciones de PH.
o Mejoran la capacidad para absorber agua.
o Requieren menos gasto energético que los industriales, ya que suelen producirse
en zonas cercanas, o incluso lo puede producir uno mismo en casa a partir de los
residuos orgánicos de deshecho.

Los mejores abonos orgánicos


Compost, estiércol, humus de lombriz: Aunque pueden proceder de fuentes
distintas son, básicamente, materia orgánica descompuesta por la acción de
organismos vivos. Se trata de un extraordinario fertilizante que proporciona a las
plantas y al suelo todo lo imprescindible.

Guano: El guano son excrementos a aves y otros animales marinos. Se trata de


un abono rico en fósforo que se puede encontrar en forma sólida para añadir a la
tierra o en forma líquida para pulverizar. Se recolecta principalmente en el Océano
Pacífico. Este es el único inconveniente en el uso el guano, el gasto energético que
supone su transporte.

Harina de huesos: La harina de huesos proviene de los mataderos en los que se


utilizan los huesos de los animales, se limpian y se convierten en polvo. Es
un abono rico en fósforo y es perfecto para las épocas de floración.

Algas marinas: Las algas marinas son ricas en minerales y oligoelementos, así
como vitaminas y enzimas que suponen una excelente fuente de fertilidad para las
plantas. Son caras pero fáciles de encontrar en cualquier establecimiento de
jardinería, y su aplicación es tan sencilla como rociar el cultivo en las dosis
indicadas.
Cenizas: Las cenizas obtenidas a partir de elementos de materia orgánica también
son un buen abono natural. Carecen de nitrógeno, eso sí, pero contienen otros
minerales alcalinizantes que sirven, sobre todo, para corregir el PH ácido de la tierra.

Posos de café: Los posos de café contienen nitrógeno, fósforo y potasio y además
de suponer alimento para las plantas, tiene la capacidad de corregir el PH de la
tierra, haciéndolo, al contrario que las cenizas, más ácido.

El pelo: Si tenemos un perro en casa al que se le cae el pelo, ya tenemos una


utilidad: usarlo como fertilizante. De hecho, también podemos usar el nuestro propio,
el que se queda en los cepillos. El pelo es rico en nitrógeno, estimula la actividad
bacteriana de la tierra y hace que las plantas crezcan más rápido. De hecho, hay
empresas que comercializan el pelo con fines agrícolas.

La orina: La orina es un estupendo fertilizante para tus plantas, la orina mezclada


con cenizas de madera hace crecer más rápido las plantas de tomate, aunque
evidentemente sirve para cualquier tipo de planta. Lo mejor, mezclar una parte de
orina por 15 de agua.

Cáscaras de huevo: Sirven, sobre todo, para aportar calcio. La mejor manera de
utilizarlas es calentarlas en el horno ligeramente, ya que, para descomponerse con
mayor facilidad, deben estar reducidas a polvo. Si las metemos al horno resultan
mucho más fáciles de machacar y reducir.

CONTROLES BIOLÓGICOS
Bajo un sistema agrícola intensivo, el uso de los recursos naturales es más rápido
que su reposición, lo que da como resultado su agotamiento y por tanto, una mayor
dependencia al uso de productos sintéticos en general. Esta cadena de eventos
incide de forma negativa sobre la actividad de insectos benéficos, antagonistas y
otros organismos que en estrecha relación con el cultivo, aportan múltiples
beneficios. Es necesario por tanto, desarrollar estrategias más sostenibles que
contribuyan a minimizar la sobreexplotación de los recursos y a favorecer una mayor
actividad y estabilidad de los organismos benéficos. El Control Biológico de Plagas
es parte del Manejo Integrado de Plagas y se refiere al uso de medios biológicos
para el control de plagas. Los controladores biológicos existen de forma natural en
el medio ambiente, asociados a las plagas que afectan diversos cultivos, pero sus
poblaciones son mucho menos numerosas que las de las plagas −lo que les resta
eficiencia− pues son los más afectados cuando se aplican insecticidas. Para suplir
esta descompensación, en los últimos años se han desarrollado técnicas de crianza
masiva de insectos y hongos en laboratorios

¿Qué tipos de Control Biológico existen?


Básicamente hay tres tipos de control biológico: Conservativo, Clásico y
Aumentativo. El control biológico Conservativo establece prácticas y estrategias
para mejorar el establecimiento y la proliferación de organismos benéficos propios
del lugar, limitando el uso de prácticas que los desfavorezcan e implementando
aquellas estrategias que los favorezcan. El control biológico Clásico se refiere a la
importación al sitio requerido, de agentes de control biológico (ACB) Hoja divulgativa
N° 2, 2010 específicos para el combate de un agente exótico que se presenta como
plaga; esta necesidad surge a raíz de la ausencia de ACB para una plaga
introducida que no cuenta in situ, con sus propios controladores. El control biológico
Aumentativo, se refiere a la necesidad de incrementar la presencia de ACB en
determinado sitio, debido su escasa presencia o imposibilidad de mantener
poblaciones suficientes. Se manejan aquí dos esquemas de uso: aplicación masiva
o aplicación inoculativa.

¿Cuáles son las características más deseables que debe tener un ACB?
En primer lugar, debe de tenerse la certeza de que el ACB sea inocuo a las
personas y a los animales y por supuesto, que no afecte de ninguna forma al cultivo;
no debe ser tóxico; debe ser específico, afectando predominantemente al
organismo que se desee combatir; debe tener la capacidad de diseminarse y
colonizar el ambiente en el cual se aplicó; debe ser genéticamente estable y
adaptable a las condiciones de los cultivos e idealmente, debe de ser compatible
con las labores de manejo del cultivo.

Para el control de algunas plagas se recomienda también realizar otras labores que
forman parte del manejo integrado de plagas:
 Fertilizar el olivar evitando el uso excesivo de abonos nitrogenados. Es
recomendable aplicar materia orgánica como fuente principal porque al tener una
planta bien alimentada se permitirá que resista mejor el ataque de la plaga.
 Realizar podas de luminosidad y limpieza de malezas para evitar que las plagas
encuentren refugio y proliferen.
 Ejercer un control mecánico haciendo lavados a presión con agua y detergentes
biológicos (jabones potásicos que pueden prepararse utilizando aceite de oliva
lampante, soda cáustica, potasio y agua) para eliminar la plaga, el polvo y la
fumagina ocasionados por la mosca blanca y la Orthezia olivicola.
 Utilizar trampas de melaza (al nivel del suelo) y de luz (elevadas) para la captura de
adultos de margaronia y geométrido.
 Usar “chalinas” (trampas hechas con papel corrugado), colocándolas alrededor del
tronco del olivo para capturar pupas de margaronia y geométrido.
 Utilizar trampas amarillas: paneles de plástico amarillo impregnados con aceites
vegetales, útiles para capturar adultos de mosca blanca (al chocar en vuelo con la
trampa, sus alas quedarán pegadas).

Algunas consideraciones importantes:


 El Control Biológico debe formar parte del Manejo Integrado de Plagas (MIP).
 No elimina totalmente al organismo meta.
 No tiene un efecto inmediato.
 Es muy susceptible a factores bióticos y abióticos.
 Implica modificaciones en las prácticas agrícolas.
PROYECTO FERIA DE LA CIENCIA
“INSECTICIDAS, FERTILIZANTES NATURALES”

POR:
MARIANA ALZATE AGUDELO
ANDRES FELIPE RINCON VILLEGAS
SANTIAGO PATIÑO DÍAZ

QUÍMICA

GLORIA MORENO

ONCE B

INSTITUCIÓN EDUCATIVA GILBERTO ECHEVERRI MEJÍA


2016
TOMADO DE:
http://www.agriculturesnetwork.org/magazines/latin-america/28-1-insectos-y-
agricultores/control-biologico-de-plagas#sthash.96ROK6z8.dpuf
http://cep.unep.org/repcar/proyectos-demostrativos/costa-rica-1/publicaciones-
corbana/control-biologica
http://www.vidanaturalia.com/abonos-organicos-los-mejores-abonos-naturales/

EXPOSICIÓN EN LA FERIA DE CIENCIAS


En unos mini cultivos de hortalizas o huerta (puede ser en del colegio),
se pondrán a prueba más que todo los insecticidas, veremos cómo
actúan sobre las plantas, y como los defienden de las plagas de
insectos. Nuestro principal objetivo es experimentar con insecticidas y
fertilizantes que sean naturales, y no químicos ya que estos resultan ser
más perjudiciales, pero que de igual forma los naturales también sean
igual de efectivos.
Si llevamos a cabo el control biológico, este será un proceso que nos
ayude a complementar el proyecto, y así hacer un seguimiento de cómo
reaccionan las plagas y las plantas frente a los fertilizantes e
insecticidas que les vamos a aplicar. Queremos exponer cómo es
posible mantener bien los cultivos a base de productos naturales.

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