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Introducción

El medio ambiente se caracteriza por ser generalmente complejo, puesto que incluye una
gran cantidad de información a la que debemos atender y, en ocasiones, nos exige
responder a más de una información al mismo tiempo.

La atención en los seres humanos es un proceso fundamental y significativo en la dinámica


de aprendizaje, puesto que permite una construcción de conocimiento a través de la
selección de los diferentes estímulos ambientales. Los elementos de los que hace parte la
atención favorecen el desarrollo de los procesos cognitivos y las diferentes funciones,
controlando las acciones dadas para el mismo.

La falta de atención es uno de los constantes problemas durante la infancia. Los niños y
niñas afectados no son capaces de prestar atención durante un tiempo prolongado, y por
ello sólo dedican escaso tiempo a actividades constructivas. No son constantes con los
juegos, les cuesta entretenerse con juguetes y más aún realizar tareas por las que no se
hallan excesivamente motivados (como por ejemplo sus responsabilidades en casa o sus
tareas escolares). Normalmente cambian constantemente de una tarea sin concluir a otra,
de forma que tampoco aprenden todo lo que deberían.

El alumno requiere de un grado de atención para la adquisición del aprendizaje. La


disminución de la atención en el proceso de aprendizaje es una señal de aviso de fallos o
problemas en el proceso, repercutiendo de forma muy importante en la eficacia del
aprendizaje.

Estos niños y niñas etiquetados con frecuencia como distraídos y desorganizados,


despreocupados o vagos sufren las consecuencias de un desajuste en sus capacidades de
atención.

Es por este motivo que en el presente capítulo pretendemos abordar las dificultades de
atención de una forma independiente que nos permita evitar confusiones y comprender
mejor ante que dificultades nos encontramos.
Capítulo III

Sustento teórico

Todo el mundo sabe lo que es la atención. Es tomar posesión de la mente, de una


forma clara y vivida, de uno de los que parecen ser diferentes objetos o líneas de
pensamiento que suceden de forma simultánea. Su esencia son la localización y la
concentración de la conciencia. Implica dejar de lado algunas cosas para poder tratar
de forma efectiva otras. (James, 1890, p.2)

Prestar atención implica tener la habilidad de focalizar el esfuerzo mental en determinados


estímulos, y al mismo tiempo, excluir otros. La atención es un fenómeno complejo, presente
en todas nuestras actividades, de carácter polifacético que engloba los procesos por los
cuales el organismo utiliza las estrategias metódicas para identificar la información del
entorno y los distribuye adecuadamente para llevar a cabo de forma óptima tareas
específicas.

Con frecuencia habrá escuchado a otras educadoras de párvulos, asistentes y docentes


decir que tienen un niño o una niña muy inquieto/a en su sala y lo que suele venir a
continuación es un relato referido a las distintas dificultades que él o ella presentan para
adaptarse y participar en las distintas situaciones sociales y de aprendizaje y de lo difícil que
resulta para los docentes organizar situaciones educativas en que se logre responder a sus
necesidades individuales de apoyo, asociadas a sus dificultades para poner atención,
organizar su conducta y actuar de manera más tranquila, reflexiva y menos impulsiva.

Pareciera ser, que gran parte del comportamiento esperado es justamente aquel con el que
niños y niñas con bajo nivel de atención, impulsividad e hiperactividad presentan más
dificultades, esto es: La adaptación a normas tanto explícitas como implícitas, a un
determinado ritmo de trabajo, a un grupo de pares y a uno o más adultos que están a cargo
y, por sobre todo, la adaptación a una gran cantidad de reglas de comportamiento que
requieren de un adecuado nivel de atención para su comprensión y apropiación y de un
adecuado nivel de autocontrol, tanto corporal como cognitivo.

Es decir, muchos de los aprendizajes previos que el centro educativo espera de los niños y
niñas en general, los niños y niñas hiperactivos(as) y con dificultades de atención, no las han
desarrollado y es justamente el centro educativo, el lugar que más oportunidades les puede
entregar para desarrollarlas.

La atención es un mecanismo que posee el ser humano para poder discriminar, entre los
miles de estímulos que percibe, aquellos que son relevantes y necesarios para uno. El nivel
de atención no debe sobrepasar unos limites máximos, que producirían cansancio o fatiga,
ni unos mínimos que concluirían en aburrimiento y distracción. “Hace referencia al estado
de observación y de alerta que nos permite tomar conciencia de lo que ocurre en nuestro
entorno” (Ballesteros, 2002, p.3).

En muchos casos actúa de manera inconsciente iniciado en el hemisferio cerebral izquierdo


y es mantenida en el hemisferio derecho. El estar atento (poner atención” o “prestar
atención) tampoco es un comportamiento único del ser humano.

Es la toma de posesión por la mente, de un modo vívido y claro, de uno entre varios
objetos o cadenas de pensamiento simultáneamente posibles. Focalización y
concentración de la conciencia son su esencia. Implica la retirada del pensamiento
de varias cosas para tratar efectivamente otras. (James, 1890, p.4)

Si no estuviésemos dotados del mecanismo de la atención nuestra mente se hallaría


sumergida en un vasto mar de estímulos, nuestros sentidos se desbordarían de información
que no podría ser procesada, es por ello por lo que necesitamos de un mecanismo que
controle dicho procesamiento estructurando la actividad humana.

Podríamos destacar las siguientes características de la atención como las más importantes:

1. Amplitud: Esta característica hace referencia a la cantidad de información a la que


podemos atender al mismo tiempo y al número de tareas que podemos realizar
simultáneamente.
2. Intensidad: Es innegable que todos sentimos alguna vez la sensación de estar más o
menos atentos, a esto se le denomina intensidad de la atención o tono atencional. Puede
definirse entonces como la cantidad de atención que le prestamos a un objeto o tarea y
está directamente relacionada con el nivel de vigilia y alerta de un individuo. Pueden
producirse variaciones en la intensidad denominadas como fluctuaciones de la atención
(al descenso de la intensidad de la atención se le denomina lapsus de atención. Los
cambios de atención pueden ser cortos y transitorios denominándose cambios fásicos,
cuando son largos y relativamente permanentes se denominan cambios tónicos.

3. Oscilamiento: La atención cambia y oscila continuamente, ya sea porque procesamos


dos o más fuentes de información (estímulos atendidos) o bien porque nos encontramos
realizando dos tareas y la atención se va dirigiendo alternativamente de una a otra
(shifting). El tiempo de las oscilaciones de la atención puede ser variable.

4. Control: Supone dirigir la atención y poner en marcha sus mecanismos de


funcionamiento en función de las demandas del ambiente y de la tarea que vamos a
realizar, hablamos en este caso de atención controlada. La atención controlada a
diferencia de la no controlada requiere un esfuerzo por parte del sujeto para mantenerla.
Muchos autores afirman que es ésta, la característica más importante de la atención.

Aspectos atencionales que considerar en el aula.

La atención es el pilar más importante en el proceso de aprendizaje porque supone un


prerrequisito para que ocurran los procesos de consolidación, mantenimiento y
recuperación de la información.

Según Syka y Merzenich (2005) han demostrado que la atención es básica para la creación
de nuevas conexiones neuronales y para la formación de circuitos cerebrales estables. La
generación de circuitos y conexiones neuronales estables y duraderas solamente ocurre
cuando se presta atención.

En lo que se refiere a los niveles básicos, alerta o vigilancia y atención sostenida, motivación
e intereses, sueño, fatiga, dificultad de la tarea, atractivo de la tarea, ruido y estímulos
distractores, luminosidad del aula, estilo del profesor…. son factores que ayudan o dificultan
al mantenimiento de la atención. Además, existen fluctuaciones en los niveles atencionales:
la atención sostenida va disminuyendo a lo largo del día y también a lo largo de la realización
de las diferentes tareas. Es por ello necesario establecer periodos de descanso.

Se ha comprobado que realizar ejercicios atencionales durante unos minutos antes


del inicio de la clase mejora directamente la calidad de la atención y las funciones
ejecutivas, y tras un año académico, se aprecia una mejora importante de la
actividad cerebral (valorada con EEG) y un incremento en la participación de
estructuras asociativas prefrontales, propias de los procesos atencionales
voluntarios y funciones cognitivas y en áreas asociativas temporoparietales,
asociadas con procesos atencionales involuntarios y de reconocimiento de la
información sensorial auditiva y verbal. (Llorente, Solana y Ortiz, 2012, p.18)

En el aula y acciones formativas, el conocimiento del alumno de los objetivos del


aprendizaje a partir de ciertas edades facilita estos procesos de control, particularmente los
procesos de selección y organización de la atención. Esto es importante sobre todo en la
adolescencia.

Tipos de atención

La atención es un concepto general, pero existen variantes en su denominación que hacen


referencia a aspectos más concretos y detallados de la misma, se podrían entender como
diferentes tipos de atención. Los tipos o clases de atención más conocidos son:

 Atención interna: Capacidad para prestar atención a los propios procesos mentales
u otros aspectos interoceptivos.
 Atención externa: Atención captada por los estímulos externos y procedentes del
entorno.
 Atención abierta: Se acompaña de respuestas motoras que apoyan y facilitan el acto
de atender, por ejemplo, orientar la cabeza hacia el estímulo que queremos atender.
 Atención encubierta: Permite atender a los estímulos sin la apariencia de que se
esté llevando a cabo el acto.
 Atención selectiva o atención focalizada: Capacidad para seleccionar y centrar la
atención en un solo estímulo descartando otros irrelevantes que pueden interferir
en el proceso.
 Atención dividida: Capacidad de focalizar la atención en dos o más tareas al mismo
tiempo. Por ejemplo, conducir y escuchar música al mismo tiempo.
 Atención sostenida: Capacidad para mantener en el tiempo la atención y responder
adecuadamente.
 Atención visual: Capacidad de atender a los estímulos que se presentan en nuestro
campo de visión. Se encuentra relacionada con aspectos espaciales.
 Atención auditiva: capacidad de atender a los estímulos percibidos a través del oído.
Se relaciona con parámetros temporales.

¿Cuáles son los factores determinantes de la atención?

Existen múltiples factores determinantes que pueden afectar al funcionamiento de la


atención y pueden definir a qué estímulo se va a dirigir la atención. Estos pueden ser
externos o internos:

Factores externos (determinantes externos): Proceden del entorno y favorecen o dificultan


la concentración sobre los estímulos relevantes. Algunos son:

o Intensidad: Cuanto más intenso es un estímulo (potencia del estímulo) más


probabilidad existe de que le prestemos atención.
o Tamaño: A mayor tamaño del estímulo más recursos atencionales atrapa.
o Movimiento: Estímulos en movimiento captan más la atención que los que
permanecen estáticos.

o Novedad: Estímulos más novedosos o raros atraen en mayor medida nuestra


atención.

o Cambio: Si aparece un estímulo diferente que rompe con la dinámica, nuestra


atención se dirigirá al nuevo estímulo.

o Color: Los estímulos que presentan color son más llamativos que aquellos que
presentan tonos blancos y negros.

o Contraste: Aquellos estímulos que por su contraste destaquen entre un conjunto


llamaran más nuestra atención.

o Carga emocional: Tanto los estímulos positivos como negativos atraen la atención
en mayor medida que los neutros.

Factores internos (determinantes internos): proceden del propio individuo y por tanto
dependen de cada persona. Algunos son:

o Intereses: Nos concentramos más sobre aquellos estímulos que son de nuestro
interés.
o Emoción: Los estímulos que provocan emociones de mayor intensidad atraen en
mayor medida nuestra atención. Sin embargo, hay que tener en cuenta que, los
estados de ánimo positivos contribuyen a focalizar los recursos atencionales, pero
los estados emocionales negativos dificultan la concentración.

o Esfuerzo requerido por la tarea: Las personas realizan una evaluación previa del
esfuerzo que requiere la realización de la tarea y dependiendo del mismo atraerá en
mayor o menor medida su atención.

o Estado orgánico: Depende del estado físico en el que se encuentre la persona, de


forma que estados de cansancio, malestar, fiebre, etc. dificultarán la movilización
de la atención. Si, por el contrario, la persona presenta estados relacionados con la
supervivencia como, por ejemplo, sed o hambre, aquellos estímulos relacionados
con la saciación de estas necesidades atraerán en mayor medida los recursos
atencionales.

o Curso del pensamiento: Cuando el pensamiento sigue un curso determinado,


basado en unas ideas concretas, la aparición de algún estímulo relacionado con ellas
captará nuestra atención.
Autoinstrucción

El Entrenamiento en Autoinstrucciones se remonta a los primeros trabajos llevados a cabo


por Meinchebaum en la década de los 60 con niños hiperactivos y agresivos. Las técnicas
que puso en marcha surgieron con motivo del estudio de los modelos soviéticos de Luria y
Vygotsky y, más tarde, del trabajo de Piaget.

Según Meinchenbaum (1977), la idea central del modelo es que el lenguaje de los niños
tiene, al menos de inicio, la función de guiar y ordenar su propia conducta externa. El
reconocimiento del lenguaje interno como “director y controlador” del comportamiento, le
lleva a describir un procedimiento general que permita modificar las verbalizaciones
internas del sujeto y, en consecuencia, la conducta manifiesta.

El entrenamiento autoinstruccional es una técnica cognitiva de cambio de comportamiento


en la que se modifican las autoverbalizaciones (verbalizaciones internas o pensamientos)
que un sujeto realiza ante cualquier tarea o problema, sustituyéndolas por otras que, en
general, son más útiles para llevar a cabo dicha tarea. Estas nuevas instrucciones, que el
propio sujeto se da a sí mismo, coinciden en gran parte con la secuencia de preguntas de la
“Técnica de Solución de Problemas”.

Hay que señalar que las instrucciones no se refieren a todas las cogniciones en términos de
“lenguaje interno” sino a las verbalizaciones internas que acompañan a la actividad del
sujeto. Son instrucciones u órdenes que el sujeto se da a sí mismo, dirigiendo su
actuación (“voy a ponerme a estudiar”, “no puedo seguir corriendo”, etc.).

Se supone que en la medida en que los sujetos se enfrentan con tareas más
complejas, en las que les resulta complicado actuar o no saben por dónde empezar,
las verbalizaciones, las autoinstrucciones, se hacen más evidentes. Dicho de otra
forma, el pensamiento, que en otros momentos podría parecer rápido o
automático, ahora se enlentece y se transforma en lenguaje que guía con cuidado la
actuación del sujeto. (Meinchenbaum, 1977, s/p)
El procedimiento completo consta de cinco fases:

I. Modelado cognitivo: El adulto (terapeuta o educador) actúa como modelo y lleva a cabo
una tarea mientras va diciendo en voz alta cada cosa que hace.

II. Guía externa en voz alta: El niño lleva a cabo la misma tarea propuesta por el adulto
mientras este verbaliza las instrucciones.

III. Autoinstrucciones en voz alta: El niño lo vuelve a hacer mientras se va diciendo a si


mismo en voz alta las instrucciones para resolver la tarea.

IV. Autoinstrucciones enmascaradas: El niño lleva a cabo la tarea y verbaliza las


instrucciones en un tono de voz muy bajo.

V. Autoinstrucciones encubiertas: El niño guía su propio comportamiento a través de


instrucciones internas, mientras va desarrollando la tarea.

Las autoinstrucciones se refieren a diferentes elementos, según el tipo de trabajo.

 Autointerrogación: ¿Qué tengo que hacer? ¿Qué he entendido? ¿Qué me


preguntan? ¿Qué datos tengo? ¿Y si lo hago de otra forma?

 Análisis de tareas: ¿Cuáles son los pasos que seguir? ¿Cuál es el primer paso?
¿Cuál es el paso siguiente?

 Autocomprobación: Repasaré este paso porque no estoy seguro de haberlo


hecho bien. Comprobaré si el resultado es lógico de acuerdo con aquello que me
pedían. Repasaré todos los pasos.

 Autorefuerzo: «¡Me está saliendo muy bien!», «¡Ahora, mucho mejor!», «¡Hace
cinco minutos que no me levanto de la silla!», «¡Lo he conseguido por mí
mismo!», «¡He descubierto el error y lo he corregido: fantástico!».
Porque este entrenamiento sea efectivo, es necesario que:

 Sea constante y sistemático.

 Se adecue al procedimiento a las características del destinatario.

 Implique a los niños y niñas.

 Utilice imágenes que inciten el uso de las autoinstrucciones.

 Incluya verbalizaciones que el niño y la niña ya utiliza en el control de su propia


conducta.

 Facilite la generalización de las autoinstrucciones mediante el uso reiterado en


una amplia y variada gama de situaciones.

Autoobservación

La autoobservación nos va a ayudar a conocernos a nosotros mismos, ya que nuestras


propias variables internas nos van a ofrecer datos sobre por qué nos comportamos de una
determinada manera. La autoobservación aumenta el crecimiento de nosotros mismos y, a
veces, descubrimos cosas de las que no somos conscientes.

La autobservación es la percepción directa de nuestros pensamientos, emociones, impulsos


y sensaciones. Hablamos de percepción directa para poner de manifiesto que dicha
percepción ocurre mientras suspendemos intencionadamente nuestras interpretaciones,
valoraciones, actitudes u otros tipos de filtros.

La autobservación tiene dos propósitos: aprendizaje e integración. Por un lado,


prestarnos atención a nosotros mismos es probablemente la mejor (si no la única)
manera de aprender acerca de nuestras auténticas motivaciones y contradicciones,
nuestros supuestos y condicionamientos, así como de la causa de nuestro
sufrimiento y bienestar. Por otro lado, este aprendizaje tiene como consecuencia
una progresiva integración o disipación de nuestros bloqueos y dolores
emocionales, de nuestras contradicciones, de nuestros juicios y actitudes
defensivas, y de la importancia que nos damos a nosotros mismos. Todo esto resulta
en una progresiva liberación de los hábitos tóxicos del pasado, en un emergente
estado de paz interior, y en una creciente comprensión, afecto y empatía hacia
nosotros mismos y los demás. (Rojas, 2018, p.11)

Veamos qué tipo de actitud no nos permite observar ni aprender de la experiencia. Cuando
nos enfrentamos a situaciones cotidianas negativas o dolorosas, tendemos a sentir
fuertemente que las cosas son tal como creemos, a cerrarnos a que puedan ser de otra
manera, a buscar a los culpables de nuestros males fuera, a pensar una y otra vez en la
experiencia negativa, y a caer en una suerte de desinterés e indiferencia por comprender
nuestras emociones. Mientras nos mantenemos en este estado mental es muy difícil
aprender algo nuevo sobre nosotros. Para aprender a observarme es necesario dejar de
buscar culpables, ya sea fuera o dentro de mí, y darme cuenta de que el origen de mi
sufrimiento está mayormente dentro, no fuera. Es por ello por lo que me he de prestar
atención a mí mismo y no tanto, o exclusivamente, a la situación.

La autobservación implica una curiosidad por mis procesos internos y, por tanto, una
intención de prestar atención activamente a mis emociones, motivaciones y reacciones. Es
necesario hacernos una descripción breve, neutral y precisa de las experiencias, evitando
caer en la tentación de creer lo que nos convenga y de perdernos en un análisis,
racionalización o interpretación de las experiencias. Por último, es de suma importancia
evitar juzgar, condenar e interpretar aquello que observamos, debido a que con ello lo
distorsionamos, imposibilitándonos verlo y vivirlo de forma nueva.
Estrategias para modificar la experiencia de aprendizaje

¿QUÉ SIGNIFICA APRENDER?

Las metodologías activas de enseñanza-aprendizaje tienen como fin último maximizar las
probabilidades de que los estudiantes aprendan en una cierta situación implementada por
el profesor. En vistas a este fin es necesario considerar ciertos principios que nos permitan
diseñar tales situaciones.

“El aprendizaje se refiere a los cambios de conducta relativamente permanentes (por tanto,
no se trata de cambios irreversibles, pero tampoco fácilmente reversibles), que son
consecuencia de la práctica o de las experiencias de la persona” (Bermeosolo, 2007, p. 11).

El aprendizaje, por otra parte, en el contexto de la teoría constructivista se entiende como


un proceso de construcción del conocimiento esencialmente individual e interno que
depende del nivel de desarrollo cognitivo, de los componentes motivacionales y
emocionales, y es inseparable del contexto social y cultural en el que tiene lugar (Coll, 2002).

Ambas definiciones contienen una idea que nos parece fundamental: el aprendizaje no es
memorización. Por otra parte, y como señala Silberman (1998) la mayor parte de lo que
memorizamos se pierde en cuestión de horas, de ahí la necesidad de generar espacios
donde los estudiantes puedan discutir, preguntar, hacer e incluso enseñar a otros. A la base
de la idea de las metodologías activas se encuentra la constatación de que el profesor no
puede hacer el trabajo mental del estudiante. Puede promoverlo, puede apoyarlo, pero el
estudiante debe – en algún momento – enfrentarse por sí solo al tema, las ideas o los
problemas en cuestión. Si bien la memoria es relevante y es parte fundamental en el
proceso de construir un aprendizaje, no es sinónimo de este.

La importancia de las estrategias en el aula

Se entienden por estrategias de aula el conjunto de estrategias educativas, métodos,


quehaceres, etc., que utiliza el maestro diariamente en el aula para explicar, hacer
comprender, motivar, estimular, mejorar los procesos de enseñanza aprendizaje, etc.
Para poder desarrollar de forma correcta una intervención educativa se necesitan muchas
cosas, entre ellas, todo un amplio conjunto de estrategias que faciliten nuestra labor
docente.

Frecuentemente el profesor principiante se encuentra con ese tipo de dificultades, no sabe


exactamente cómo motivar a sus alumnos, cómo interaccionar en el aula, cómo
relacionarse con sus alumnos, mantener una cierta disciplina o resolver diversos conflictos.

También es posible encontrar profesionales que, tras muchos años de experiencia, han
adquirido unos hábitos que no son los más apropiados (a pesar de ser, en ocasiones,
efectivos).

Según Beltrán (1993) y Cabanach (1994) actualmente se está desarrollando un nuevo rol de
profesor, basado en una docencia de calidad, siendo las funciones de ese nuevo rol las
siguientes:

a) Manager: Manager del grupo clase, realiza y mantiene los registros de los
estudiantes, y atiende a los problemas que surgen dentro de la clase.
b) Ejecutivo: Toma decisiones sobre problemas escolares fundamentales.
c) Orientador: Actúa como especialista en la presentación del contenido instruccional,
suministra actividades, feedback y preguntas ajustadas al nivel de los estudiantes.
d) Estratega: Actúa como un verdadero pensador, especialista en la toma de
decisiones, anticipar dificultades, conocer las estructuras del conocimiento.
e) Experto: Posee una rica base de conocimientos que le permitirán decidir en cada
caso lo que es más relevante dentro de las diversas materias.
f) Persona de apoyo: Debe proporcionar ayuda y apoyo a los estudiantes para la
realización de las tareas.
Esta es la piedra angular de una educación de calidad, la clave es la profesionalidad del
docente, y para conseguir esa profesionalidad el docente necesita unas estrategias sobre
las que apoyar su intervención.

Esas estrategias las podemos clasificar en base a los siguientes campos:

1. Las estrategias de aprendizaje.


2. Los estilos de aprendizaje.
3. Los estilos de enseñanza.
4. La motivación.
5. La interacción en el aula.
6. La disciplina.
7. La resolución de conflictos.

A partir de esta clasificación vamos a presentar diversas estrategias y formas de actuar que
consideramos apropiadas.

LA IMPORTANCIA DE LAS ESTRATEGIAS DE APRENDIZAJE


Según Nisbet y Shuckersimith (1987), son procesos ejecutivos mediante los cuales se eligen,
coordinan y aplican las habilidades. Se vinculan con el aprendizaje significativo y con el
“aprender a aprender”.

La aproximación de los estilos de enseñanza al estilo de aprendizaje requiere como señala


Bernard (1990) que los profesores comprendan la gramática mental de sus alumnos
derivada de los conocimientos previos y del conjunto de estrategias, guiones o planes
utilizados por los sujetos en la ejecución de las tareas.
LOS ESTILOS DE APRENDIZAJE

Entendemos por estilo de aprendizaje el conjunto de hábitos, formas o estilos de cada


persona para actuar o pensar en cada situación.

Según Smith (1988), son los modos característicos por los que un individuo procesa la
información, siente y se comporta en las situaciones de aprendizaje.

Al ser el estilo de aprendizaje algo propio de cada persona podemos hablar de distintos
estilos de aprendizaje, los estilos de aprendizaje no son inamovibles, son relativamente
estables, es decir, que pueden cambiar. Son susceptibles de mejora y, además, deben
siempre mejorarse.

Dominándolos se puede utilizar un estilo u otro según lo requiera la situación donde se


tenga que aplicar. El alumno, con la orientación del maestro, aprende a descubrir cuáles
son los rasgos que perfilan su propio estilo y, a la vez, identifica cuáles de esos rasgos debe
utilizar en cada situación de aprendizaje para obtener mejores resultados.

¿Qué ventajas nos ofrece conocer y potenciar los estilos de aprendizaje de nuestros
alumnos?

 Nosotros podemos orientar mejor el aprendizaje de cada alumno si conocemos


cómo aprende. Es decir, que la selección de nuestras estrategias didácticas y
estilo de enseñanza será más efectiva.

 La aplicación en el aula de los estilos de aprendizaje es el camino más científico


de que disponemos para individualizar la instrucción.

 Si nuestra meta educativa es lograr que el alumno aprenda a prender, entonces


debemos apostar por ayudarlo a conocer y mejorar sus propios estilos de
aprendizaje.
Esto le permitirá al alumno, entre otras cosas, saber:

- Cómo controlar su propio aprendizaje.


- Cómo diagnosticar sus puntos fuertes y débiles como alumno.
- Cómo describir su estilo o estilos de aprendizaje.
- Conocer en qué condiciones aprende mejor.
- Cómo aprender de la experiencia de cada día.
- Cómo superar las dificultades que se le presentan en su proceso de
aprendizaje.

La atención es un proceso con varios niveles que evolucionan durante la ontogenia. La


atención involuntaria comienza a desarrollarse en las primeras etapas de vida, aunque antes
de esto, se observa el reflejo de orientación cuando los niños reaccionan ante estímulos
intensos o inesperados.

A medida que el niño avanza en edad, esa atención involuntaria hace que se desarrollen las
capacidades orientadoras e investigativas con la manipulación de los objetos.

Durante el primer año de vida el reflejo de orientación adquiere formas diferentes ante la
aparición de un estímulo nuevo. Es en el segundo año de vida cuando la atención del niño
se hace más selectiva (Luria, 1986).

En el ser humano el proceso de atención progresivamente pasa por las etapas de la infancia
hasta la adolescencia, manifestando un gran número de mecanismos distintos que están
asociados con diferencias individuales significativas.
Bibliografía

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Sin una atención selectiva, la experiencia sería un completo caos.

Actividad n°1.

Objetivo de la actividad: Replicar las mismas figuras geométricas a través de material


concreto.
Instrucciones: Copia las mismas figuras geométricas que aparecen en la primera imagen
con los mismos colores de cada una de ellas.
Recursos: Fichas de figuras geométricas.
Evaluación: Pauta de observación.
Modalidad: Individual
Edad: 5 a 11 años.

a) Inicio: Presentar el material al estudiante, las fichas de figuras geométricas y el papel


dónde se debe trabajar, explicando que debe copiar las mismas figuras geométricas,
en el mismo orden y del mismo color.

b) Desarrollo: Se comenzará con la primera ficha de figuras geométricas. Luego se


pondrán las figuras geométricas sueltas sobre la mesa y el estudiante deberá
comenzar a sacar y armar según corresponda cada ficha, mismo tamaño, figura,
color y forma. Así con las tres fichas. En la primera ficha contara con 20 segundos
para armarla, la segunda 30 y la tercera 40 segundos.

c) Final: La actividad finaliza cuando las tres fichas se realizaron correctamente, si no


fue así, la evaluadora ayudará al estudiante para poder realizar aquella ficha que
más se le hizo difícil.
Actividad n°2.

Objetivo de la actividad: Relacionar figuras geométricas a través de material didáctico.


Instrucciones: Une la figura geométrica que corresponda a su par con la ayuda de un
elástico.
Recursos: Tabla de figuras geométricas.
Evaluación: Pauta de observación.
Modalidad: Individual
Edad: 4 a 7 años.

a) Inicio: El estudiante deberá trabajar similitud de figuras geométricas a través de una


tabla con un elástico según corresponda cada par.

b) Desarrollo: Se le muestra el material al estudiante. Este deberá encontrar el par de


cada figura geométrica, y unir cada una de estas con un elástico a través de pinchos
de colores.

c) Final: La actividad finaliza cuando todas las figuras geométricas están unidas a su
par, si una esta incorrecta se debe ayudar y enseñar al estudiante que figura es, su
nombre, y que lo haga de nuevo para poder ver si realmente recuerda como se llama
la figura.
Actividad n°3.

Objetivo de la actividad: Replicar las mismas formas geométricas a través de material


concreto.
Instrucciones: En una mensa o una hoja, réplica las mismas figuras de cada una de las fichas,
según tamaño, forma y color.
Recursos: Fichas de figuras.
Evaluación: Pauta de observación.
Modalidad: Individual
Edad: 5 años en adelante.

a) Inicio: Se mostrará el material al estudiante. Son dos fichas grandes y en conjunto


pequeñas sueltas.

b) Desarrollo: El estudiante deberá copiar ambas fichas, una primero y luego la otra,
formándola con las piezas de figura sueltas encima de una mensa o una hoja en
blanco. La primera ficha será con un tiempo estimado de 40 segundos mientras que
la segunda de 1 minuto.

c) Final: La actividad finaliza cuando ambas fichas han sido replicadas de forma
correcta con sus colores correspondientes, tamaños y forma.
Actividad n°4.

Objetivo de la actividad: Organizar figuras geométricas a través de material concreto.


Instrucciones: Copia en la ficha negra cada una de las figuras que hay en la ficha con
imágenes, mismo color y forma.
Recursos: Fichas de figuras geométricas.
Evaluación: Pauta de observación
Modalidad: Individual o grupal
Edad: 5 años en adelante

a) Inicio: Se le presentarán las fichas y las figuras al estudiante. Este deberá comenzar
por la que quiera, copiando las mismas fichas en la negra. Cada ficha tiene su par
negro.

b) Desarrollo: El estudiante comenzará por una ficha. Deberá copiar en la negra las
mismas figuras en el mismo orden y en el mismo cuadrado que corresponde. Hay
fichas con mayor dificultad que otras, por ende, queda a criterio del evaluador/a si
quiere añadir tiempo a cada una de estas.

c) Final: La actividad finaliza cuando todas las fichas fueron copiadas correctamente
por tamaño, color y forma.
ANEXOS
PAUTAS DE OBSERVACIÓN
Los significados de las opciones son las siguientes:

1= Siempre
2= Generalmente
3= Ocasionalmente
4= Nunca
5= No observado

Actividades 1-2-3-4 S G O N N/O


Aprecia cada una de las actividades a realizar.
La actitud en general de los estudiantes frente a la
actividad la favorece.
Las instrucciones de cada actividad son entendibles.
Promueve un aprendizaje significativo para los
estudiantes.
Maneja cada una de las figuras geométricas trabajadas.
Participa en la actividad de forma respetuosa.
Respeta turnos, espera que evaluador indique lo que
debe hacer para comenzar.
Realiza preguntas o dudas al evaluador.
Termina la actividad a tiempo.
Observa con atención la demostración de cada actividad.
Adivina la instrucción de alguna actividad.

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