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El medio ambiente se caracteriza por ser generalmente complejo, puesto que incluye una
gran cantidad de información a la que debemos atender y, en ocasiones, nos exige
responder a más de una información al mismo tiempo.
La falta de atención es uno de los constantes problemas durante la infancia. Los niños y
niñas afectados no son capaces de prestar atención durante un tiempo prolongado, y por
ello sólo dedican escaso tiempo a actividades constructivas. No son constantes con los
juegos, les cuesta entretenerse con juguetes y más aún realizar tareas por las que no se
hallan excesivamente motivados (como por ejemplo sus responsabilidades en casa o sus
tareas escolares). Normalmente cambian constantemente de una tarea sin concluir a otra,
de forma que tampoco aprenden todo lo que deberían.
Es por este motivo que en el presente capítulo pretendemos abordar las dificultades de
atención de una forma independiente que nos permita evitar confusiones y comprender
mejor ante que dificultades nos encontramos.
Capítulo III
Sustento teórico
Pareciera ser, que gran parte del comportamiento esperado es justamente aquel con el que
niños y niñas con bajo nivel de atención, impulsividad e hiperactividad presentan más
dificultades, esto es: La adaptación a normas tanto explícitas como implícitas, a un
determinado ritmo de trabajo, a un grupo de pares y a uno o más adultos que están a cargo
y, por sobre todo, la adaptación a una gran cantidad de reglas de comportamiento que
requieren de un adecuado nivel de atención para su comprensión y apropiación y de un
adecuado nivel de autocontrol, tanto corporal como cognitivo.
Es decir, muchos de los aprendizajes previos que el centro educativo espera de los niños y
niñas en general, los niños y niñas hiperactivos(as) y con dificultades de atención, no las han
desarrollado y es justamente el centro educativo, el lugar que más oportunidades les puede
entregar para desarrollarlas.
La atención es un mecanismo que posee el ser humano para poder discriminar, entre los
miles de estímulos que percibe, aquellos que son relevantes y necesarios para uno. El nivel
de atención no debe sobrepasar unos limites máximos, que producirían cansancio o fatiga,
ni unos mínimos que concluirían en aburrimiento y distracción. “Hace referencia al estado
de observación y de alerta que nos permite tomar conciencia de lo que ocurre en nuestro
entorno” (Ballesteros, 2002, p.3).
Es la toma de posesión por la mente, de un modo vívido y claro, de uno entre varios
objetos o cadenas de pensamiento simultáneamente posibles. Focalización y
concentración de la conciencia son su esencia. Implica la retirada del pensamiento
de varias cosas para tratar efectivamente otras. (James, 1890, p.4)
Podríamos destacar las siguientes características de la atención como las más importantes:
Según Syka y Merzenich (2005) han demostrado que la atención es básica para la creación
de nuevas conexiones neuronales y para la formación de circuitos cerebrales estables. La
generación de circuitos y conexiones neuronales estables y duraderas solamente ocurre
cuando se presta atención.
En lo que se refiere a los niveles básicos, alerta o vigilancia y atención sostenida, motivación
e intereses, sueño, fatiga, dificultad de la tarea, atractivo de la tarea, ruido y estímulos
distractores, luminosidad del aula, estilo del profesor…. son factores que ayudan o dificultan
al mantenimiento de la atención. Además, existen fluctuaciones en los niveles atencionales:
la atención sostenida va disminuyendo a lo largo del día y también a lo largo de la realización
de las diferentes tareas. Es por ello necesario establecer periodos de descanso.
Tipos de atención
Atención interna: Capacidad para prestar atención a los propios procesos mentales
u otros aspectos interoceptivos.
Atención externa: Atención captada por los estímulos externos y procedentes del
entorno.
Atención abierta: Se acompaña de respuestas motoras que apoyan y facilitan el acto
de atender, por ejemplo, orientar la cabeza hacia el estímulo que queremos atender.
Atención encubierta: Permite atender a los estímulos sin la apariencia de que se
esté llevando a cabo el acto.
Atención selectiva o atención focalizada: Capacidad para seleccionar y centrar la
atención en un solo estímulo descartando otros irrelevantes que pueden interferir
en el proceso.
Atención dividida: Capacidad de focalizar la atención en dos o más tareas al mismo
tiempo. Por ejemplo, conducir y escuchar música al mismo tiempo.
Atención sostenida: Capacidad para mantener en el tiempo la atención y responder
adecuadamente.
Atención visual: Capacidad de atender a los estímulos que se presentan en nuestro
campo de visión. Se encuentra relacionada con aspectos espaciales.
Atención auditiva: capacidad de atender a los estímulos percibidos a través del oído.
Se relaciona con parámetros temporales.
o Color: Los estímulos que presentan color son más llamativos que aquellos que
presentan tonos blancos y negros.
o Carga emocional: Tanto los estímulos positivos como negativos atraen la atención
en mayor medida que los neutros.
Factores internos (determinantes internos): proceden del propio individuo y por tanto
dependen de cada persona. Algunos son:
o Intereses: Nos concentramos más sobre aquellos estímulos que son de nuestro
interés.
o Emoción: Los estímulos que provocan emociones de mayor intensidad atraen en
mayor medida nuestra atención. Sin embargo, hay que tener en cuenta que, los
estados de ánimo positivos contribuyen a focalizar los recursos atencionales, pero
los estados emocionales negativos dificultan la concentración.
o Esfuerzo requerido por la tarea: Las personas realizan una evaluación previa del
esfuerzo que requiere la realización de la tarea y dependiendo del mismo atraerá en
mayor o menor medida su atención.
Según Meinchenbaum (1977), la idea central del modelo es que el lenguaje de los niños
tiene, al menos de inicio, la función de guiar y ordenar su propia conducta externa. El
reconocimiento del lenguaje interno como “director y controlador” del comportamiento, le
lleva a describir un procedimiento general que permita modificar las verbalizaciones
internas del sujeto y, en consecuencia, la conducta manifiesta.
Hay que señalar que las instrucciones no se refieren a todas las cogniciones en términos de
“lenguaje interno” sino a las verbalizaciones internas que acompañan a la actividad del
sujeto. Son instrucciones u órdenes que el sujeto se da a sí mismo, dirigiendo su
actuación (“voy a ponerme a estudiar”, “no puedo seguir corriendo”, etc.).
Se supone que en la medida en que los sujetos se enfrentan con tareas más
complejas, en las que les resulta complicado actuar o no saben por dónde empezar,
las verbalizaciones, las autoinstrucciones, se hacen más evidentes. Dicho de otra
forma, el pensamiento, que en otros momentos podría parecer rápido o
automático, ahora se enlentece y se transforma en lenguaje que guía con cuidado la
actuación del sujeto. (Meinchenbaum, 1977, s/p)
El procedimiento completo consta de cinco fases:
I. Modelado cognitivo: El adulto (terapeuta o educador) actúa como modelo y lleva a cabo
una tarea mientras va diciendo en voz alta cada cosa que hace.
II. Guía externa en voz alta: El niño lleva a cabo la misma tarea propuesta por el adulto
mientras este verbaliza las instrucciones.
Análisis de tareas: ¿Cuáles son los pasos que seguir? ¿Cuál es el primer paso?
¿Cuál es el paso siguiente?
Autorefuerzo: «¡Me está saliendo muy bien!», «¡Ahora, mucho mejor!», «¡Hace
cinco minutos que no me levanto de la silla!», «¡Lo he conseguido por mí
mismo!», «¡He descubierto el error y lo he corregido: fantástico!».
Porque este entrenamiento sea efectivo, es necesario que:
Autoobservación
Veamos qué tipo de actitud no nos permite observar ni aprender de la experiencia. Cuando
nos enfrentamos a situaciones cotidianas negativas o dolorosas, tendemos a sentir
fuertemente que las cosas son tal como creemos, a cerrarnos a que puedan ser de otra
manera, a buscar a los culpables de nuestros males fuera, a pensar una y otra vez en la
experiencia negativa, y a caer en una suerte de desinterés e indiferencia por comprender
nuestras emociones. Mientras nos mantenemos en este estado mental es muy difícil
aprender algo nuevo sobre nosotros. Para aprender a observarme es necesario dejar de
buscar culpables, ya sea fuera o dentro de mí, y darme cuenta de que el origen de mi
sufrimiento está mayormente dentro, no fuera. Es por ello por lo que me he de prestar
atención a mí mismo y no tanto, o exclusivamente, a la situación.
La autobservación implica una curiosidad por mis procesos internos y, por tanto, una
intención de prestar atención activamente a mis emociones, motivaciones y reacciones. Es
necesario hacernos una descripción breve, neutral y precisa de las experiencias, evitando
caer en la tentación de creer lo que nos convenga y de perdernos en un análisis,
racionalización o interpretación de las experiencias. Por último, es de suma importancia
evitar juzgar, condenar e interpretar aquello que observamos, debido a que con ello lo
distorsionamos, imposibilitándonos verlo y vivirlo de forma nueva.
Estrategias para modificar la experiencia de aprendizaje
Las metodologías activas de enseñanza-aprendizaje tienen como fin último maximizar las
probabilidades de que los estudiantes aprendan en una cierta situación implementada por
el profesor. En vistas a este fin es necesario considerar ciertos principios que nos permitan
diseñar tales situaciones.
“El aprendizaje se refiere a los cambios de conducta relativamente permanentes (por tanto,
no se trata de cambios irreversibles, pero tampoco fácilmente reversibles), que son
consecuencia de la práctica o de las experiencias de la persona” (Bermeosolo, 2007, p. 11).
Ambas definiciones contienen una idea que nos parece fundamental: el aprendizaje no es
memorización. Por otra parte, y como señala Silberman (1998) la mayor parte de lo que
memorizamos se pierde en cuestión de horas, de ahí la necesidad de generar espacios
donde los estudiantes puedan discutir, preguntar, hacer e incluso enseñar a otros. A la base
de la idea de las metodologías activas se encuentra la constatación de que el profesor no
puede hacer el trabajo mental del estudiante. Puede promoverlo, puede apoyarlo, pero el
estudiante debe – en algún momento – enfrentarse por sí solo al tema, las ideas o los
problemas en cuestión. Si bien la memoria es relevante y es parte fundamental en el
proceso de construir un aprendizaje, no es sinónimo de este.
También es posible encontrar profesionales que, tras muchos años de experiencia, han
adquirido unos hábitos que no son los más apropiados (a pesar de ser, en ocasiones,
efectivos).
Según Beltrán (1993) y Cabanach (1994) actualmente se está desarrollando un nuevo rol de
profesor, basado en una docencia de calidad, siendo las funciones de ese nuevo rol las
siguientes:
a) Manager: Manager del grupo clase, realiza y mantiene los registros de los
estudiantes, y atiende a los problemas que surgen dentro de la clase.
b) Ejecutivo: Toma decisiones sobre problemas escolares fundamentales.
c) Orientador: Actúa como especialista en la presentación del contenido instruccional,
suministra actividades, feedback y preguntas ajustadas al nivel de los estudiantes.
d) Estratega: Actúa como un verdadero pensador, especialista en la toma de
decisiones, anticipar dificultades, conocer las estructuras del conocimiento.
e) Experto: Posee una rica base de conocimientos que le permitirán decidir en cada
caso lo que es más relevante dentro de las diversas materias.
f) Persona de apoyo: Debe proporcionar ayuda y apoyo a los estudiantes para la
realización de las tareas.
Esta es la piedra angular de una educación de calidad, la clave es la profesionalidad del
docente, y para conseguir esa profesionalidad el docente necesita unas estrategias sobre
las que apoyar su intervención.
A partir de esta clasificación vamos a presentar diversas estrategias y formas de actuar que
consideramos apropiadas.
Según Smith (1988), son los modos característicos por los que un individuo procesa la
información, siente y se comporta en las situaciones de aprendizaje.
Al ser el estilo de aprendizaje algo propio de cada persona podemos hablar de distintos
estilos de aprendizaje, los estilos de aprendizaje no son inamovibles, son relativamente
estables, es decir, que pueden cambiar. Son susceptibles de mejora y, además, deben
siempre mejorarse.
¿Qué ventajas nos ofrece conocer y potenciar los estilos de aprendizaje de nuestros
alumnos?
A medida que el niño avanza en edad, esa atención involuntaria hace que se desarrollen las
capacidades orientadoras e investigativas con la manipulación de los objetos.
Durante el primer año de vida el reflejo de orientación adquiere formas diferentes ante la
aparición de un estímulo nuevo. Es en el segundo año de vida cuando la atención del niño
se hace más selectiva (Luria, 1986).
En el ser humano el proceso de atención progresivamente pasa por las etapas de la infancia
hasta la adolescencia, manifestando un gran número de mecanismos distintos que están
asociados con diferencias individuales significativas.
Bibliografía
Almenara, J. & Tomás, J. (s/f). Concepto de atención. Máster en Paidopsiquiatría, (5), 2-6.
Bugueño, X. (2008). ¿Cómo se manifiestan las características del déficit atencional sin
hiperactividad en la conducta de los niños y niñas? Guía de apoyo técnico-pedagógico:
Necesidades educativas especiales en el nivel de educación parvularia, (4), 18.
Smith, R. M. (1988). Learning how to Learn, Milton Keynes, U.K., Open University Press, (p.
24).
s/a. (2009). Concepto de atención. Introducción a la psicología, (2), 3-4.
Actividad n°1.
c) Final: La actividad finaliza cuando todas las figuras geométricas están unidas a su
par, si una esta incorrecta se debe ayudar y enseñar al estudiante que figura es, su
nombre, y que lo haga de nuevo para poder ver si realmente recuerda como se llama
la figura.
Actividad n°3.
b) Desarrollo: El estudiante deberá copiar ambas fichas, una primero y luego la otra,
formándola con las piezas de figura sueltas encima de una mensa o una hoja en
blanco. La primera ficha será con un tiempo estimado de 40 segundos mientras que
la segunda de 1 minuto.
c) Final: La actividad finaliza cuando ambas fichas han sido replicadas de forma
correcta con sus colores correspondientes, tamaños y forma.
Actividad n°4.
a) Inicio: Se le presentarán las fichas y las figuras al estudiante. Este deberá comenzar
por la que quiera, copiando las mismas fichas en la negra. Cada ficha tiene su par
negro.
b) Desarrollo: El estudiante comenzará por una ficha. Deberá copiar en la negra las
mismas figuras en el mismo orden y en el mismo cuadrado que corresponde. Hay
fichas con mayor dificultad que otras, por ende, queda a criterio del evaluador/a si
quiere añadir tiempo a cada una de estas.
c) Final: La actividad finaliza cuando todas las fichas fueron copiadas correctamente
por tamaño, color y forma.
ANEXOS
PAUTAS DE OBSERVACIÓN
Los significados de las opciones son las siguientes:
1= Siempre
2= Generalmente
3= Ocasionalmente
4= Nunca
5= No observado