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3. DEFINICIÓN
El profesor Gamonal entiende por Derecho Colectivo del
Trabajo "aquella parte del derecho del trabajo que se ocupa
del estudio de los fenómenos colectivos laborales, desde una
doble perspectiva: por un lado, la agrupación, organización y
regulación de los actores sociales, trabajadores y
empleadores, y sus relaciones con el Estado; y por otro, la
normativa generada producto de la autonomía de dichos
actores"7. Indica que esta rama del Derecho presenta los
siguientes elementos:
1. Se ocupa de los fenómenos colectivos de naturaleza
laboral.
2. Tiene un doble objeto:
a) el análisis y regulación de las agrupaciones de
trabajadores, y
b) el estudio de la normativa colectiva acordada por tales
agrupaciones.
En esta disciplina también se perfila la protección a la clase
trabajadora, pero ahora se realiza a través de la defensa
colectiva de sus pretensiones y derechos.
La doctrina tradicional8 enseña que el Derecho Colectivo
del Trabajo necesariamente supone la existencia de tres
aspectos esenciales, en torno a los cuales se delimita su
estudio, presentando en su estructura los siguientes puntos:
a) Capacidad organizativa de los actores sociales, lo que
normalmente se traducirá en la existencia de organizaciones
llamadas sindicales;
b) Autonomía colectiva para poder negociar y contratar las
condiciones laborales que regirán a la colectividad de que se
trate, y
c) Capacidad de autotutela colectiva, que generalmente
estará representada por la huelga.
Desde el punto de vista didáctico se acostumbra a dividir el
estudio de la disciplina en derecho sindical9 y regulación del
procedimiento de negociación colectiva, dentro del cual se
comprende el análisis del derecho de huelga. En nuestra
particular situación, se abordarán estos aspectos efectuando
un estudio básicamente dirigido hacia la dogmática jurídica.
4. CARACTERÍSTICAS
Gamonal10 señala que el Derecho Colectivo del Trabajo es
un derecho informal, instrumental, contingente, normativo y
de autotutela, características de indudable utilidad didáctica.
4.1. Informal
Ello, en el sentido de que nace sin reconocimiento legal, en
ausencia de sanción legislativa. Aunque fruto de la realidad
logra reconocimiento legislativo, ello no implica que esta
característica esté apareciendo constantemente en su
desarrollo. En nuestro país la actividad legislativa se ha
centrado básicamente en limitar el fenómeno colectivo y
fomentar la actividad sindical. Sin duda que el
reconocimiento legal de que ha sido objeto, materializado en
las normas contenidas, principalmente, en el Código del
Trabajo, ha sido fuente de conflictos jurídicos de difícil
solución, al buscar una exagerada regulación normativa de
un fenómeno, en esencia, desregulado, según se tendrá
ocasión de analizar más adelante.
4.2. Instrumental
Busca tutelar al asalariado individual y mejorar las
condiciones individuales de trabajo y empleo, ello no
obstante que en la actualidad los intereses de los asociados
representados por esta disciplina abarcan, cada vez más,
aspectos más amplios dentro del marco del derecho público
y de la economía.
Sin embargo, el carácter instrumental se lo proporciona el
hecho de que está destinado básicamente a establecer
normas adjetivas por medio de las cuales los actores
determinan las condiciones de trabajo, a diferencia del
derecho individual, que se centra en el establecimiento de
normas sustantivas mínimas, carácter que le confiere una
fisonomía particular que no se encuentra en otras ramas del
derecho.
Esta característica, si bien parece esencial atendido el
carácter que se le ha conferido a las relaciones colectivas del
trabajo en el derecho positivo nacional, en cierto aspecto
aparece superada por la seria influencia que factores
diferentes al legislativo presentan en el bienestar de los
individuos, pero el carácter instrumental que se le confiere al
derecho colectivo respecto del individual no ha sido
totalmente superado, aun teniendo en especial
consideración las particularidades que el interés colectivo le
confiere a este último11.
4.3. Contingente
Es un derecho abierto a las realidades sociales, no estático.
No está constituido por un sistema normativo autosuficiente,
pues ello de nada serviría al logro de los fines que se ha
propuesto.
4.4. Normativo
Esta normatividad está entendida en el sentido de que se
reconoce a las partes eficacia normativa, es decir, la
posibilidad de crear derecho objetivo, a través de los
acuerdos colectivos.
4.5. De autotutela
Dice relación con la posibilidad que se reconoce a las
partes de adoptar ciertas medidas de protección especiales,
como ocurre con el derecho de utilizar la huelga como medio
de presión, a fin de que negociar en un pie de igualdad con
sus empleadores.
5. FUENTES DEL DERECHO COLECTIVO DEL TRABAJO
6.2. El artículo 19 Nº 19
Primera expresión:
La libertad sindical participa del doble carácter de derecho
subjetivo individual y colectivo. Se trata de dos ámbitos que
no es posible separar en la realidad, ya que siempre se
complementarán uno con otro. Sin embargo, desde el punto
de vista didáctico es posible hablar de libertad sindical
individual y libertad sindical colectiva.
1) Libertad sindical individual. Si bien, como se dijo, la
libertad sindical busca siempre la satisfacción de intereses
colectivos, ello no significa que no presente un enfoque
individual, que se relaciona con los trabajadores
considerados como personas naturales, como sería por
ejemplo el derecho que les asiste de participar o no en la
creación de un sindicato o de pertenecer o no a uno de ellos
o, aun más, en el sistema chileno, de involucrarse o no en un
proceso de negociación colectiva.
2) Libertad sindical colectiva. Dice relación directa con los
sindicatos, y se traduce en la realización del fin último de toda
organización colectiva, esto es, la defensa de los intereses
colectivos de sus representados. No se trata, entonces, de la
simple suma de los intereses individuales ni de la defensa de
los mismos a través de una unión numérica, sino de la
materialización de fines, en esencia, colectivos, esto es, que
es imposible que existan en una faceta solamente individual.
Segunda expresión:
Con las mismas observaciones indicadas, es posible
clasificarla en procedimental y sustantiva.
1) Libertad sindical procedimental. Dice relación con las
formas y procedimientos a seguir tanto en la constitución
como en la búsqueda del logro de los fines del sindicato.
2) Libertad sindical sustantiva. Dice relación con los
derechos básicos de los trabajadores y de los sindicatos, una
vez constituidos.
6. LA SITUACIÓN EN CHILE
Chile ratificó los convenios Nºs. 87 y Nº 98, lo que originó
más de alguna preocupación y obligó al análisis, por lo
menos, de dos aspectos: su jerarquía en el sistema jurídico
chileno y la adecuación de la legislación nacional a sus
planteamientos35. Esta segunda cuestión motivó la
dictación de la ley Nº 19.759, que buscó hacer efectiva la
debida concordancia entre la legislación interna y las normas
emanadas de los referidos convenios. La Constitución de
1980 contiene, en su artículo 19 Nº 19, un mandato al
legislador destinado a proteger la autonomía sindical,
poniéndoles como única limitación la intervención en
actividades político-partidistas. Sin duda que la autonomía
sindical constituye si no su esencia misma, un aspecto
importante de la libertad sindical, que presenta un carácter
colectivo, es decir, es una garantía dirigida no al trabajador,
sino a la organización sindical de base y a las federaciones,
confederaciones y uniones sindicales. Esta autonomía, hasta
antes de la dictación de la ley Nº 19.759, se presentaba como
muy restringida, y, como se verá, se ha avanzado de manera
importante en esta materia36, pero la tarea no se encuentra
concluida, pues aún conservamos un sistema de derecho
colectivo, rigurosamente reglamentarista, que, incluso,
puede considerarse que limita los planteamientos
constitucionales37.
Aun cuando no ha sido admitido expresamente por la
generalidad de la doctrina, nuestra Constitución reconoce las
principales manifestaciones de la libertad sindical,
incluyendo el derecho a la acción sindical38. Sin embargo, el
primer gran reconocimiento al derecho a sindicación se
encuentra contenido en el artículo primero constitucional, al
establecer que el Estado reconoce y ampara a los grupos
intermedios a través de los cuales se organiza y estructura la
sociedad y les garantiza la adecuada autonomía para cumplir
sus propios fines específicos. Y, sin duda alguna, los
sindicatos constituyen una importantísima forma de
organización social, que les permite cumplir con sus propios
fines.
6.1. El artículo 19 Nº 16
El artículo 19 indica que la Constitución asegura a todas las
personas los derechos y garantías que enumera, entre los
que figuran algunos referentes a las materias en análisis.
a) Dispone que "Ninguna ley o disposición de autoridad
pública podrá exigir la afiliación a organización o entidad
alguna como requisito para desarrollar una determinada
actividad o trabajo, ni la desafiliación para mantenerse en
éstos".
b) Asegura a todos los trabajadores el derecho a negociar
colectivamente en la empresa en que laboren, salvo en los
casos en que la ley expresamente no lo permita. Es decir, la
propia Constitución da lugar a que la ley limite este derecho,
lo que, según veremos, no se logra por una simple
modificación legal, siendo la fuerza de la realidad la que
viene a constatar su calidad de derecho fundamental. La
Constitución encarga a la ley el establecimiento de las
modalidades de la negociación colectiva y los
procedimientos adecuados para lograr en ella una solución
justa y pacífica, como también señalar los casos en que la
negociación colectiva deba someterse a arbitraje obligatorio,
exigiendo que corresponda a tribunales especiales de
expertos cuya organización y atribuciones deben ser
establecidas en ella. Esta materia se encuentra limitada por
el artículo 19 Nº 26 de la Carta Fundamental, que asegura
que los preceptos legales que, por mandato del texto
constitucional, regulen o complementen las garantías que
aquélla establece o que las limiten en los casos en que ella
lo autoriza, no podrán afectar los derechos en su esencia, ni
imponer condiciones, tributos o requisitos que impidan su
libre ejercicio. Por su parte, el artículo 65 establece que son
de iniciativa exclusiva del presidente de la República los
proyectos de ley que tengan por objeto establecer las
modalidades y procedimientos de la negociación colectiva y
determinar los casos en que no se podrá negociar.
c) No obstante no referirse al derecho a huelga como un
derecho garantizado, lo limita específicamente tratándose de
los funcionarios del Estado y de las municipalidades,
estableciendo que no pueden recurrir a este medio de
presión, lo que tampoco ha sido suficiente para impedirlo en
la realidad. Además, no pueden declararse en huelga, según
la Constitución, las personas que trabajen en corporaciones
o empresas, cualquiera que sea su naturaleza, finalidad o
función, que atiendan servicios de utilidad pública o cuya
paralización cause grave daño a la salud, a la economía del
país, al abastecimiento de la población o a la seguridad
nacional. Se encarga a la ley la misión de establecer los
procedimientos para determinar las corporaciones o
empresas cuyos trabajadores estarán sometidos a las
prohibiciones señaladas.
6.2. El artículo 19 Nº 19
Consagra el derecho de sindicación, la libertad sindical
negativa y la autonomía sindical, al disponer que la
Constitución garantiza el derecho de sindicarse en los casos
y forma que señale la ley, reconociendo la posibilidad de que
el legislador establezca limitaciones al respecto, pero,
expresamente, dispone que la afiliación sindical será siempre
voluntaria, impidiendo de esta forma que la ley pueda
establecer la afiliación automática u obligatoria que se reguló
por el Código del Trabajo de 1931. Por otra parte, la propia
Constitución, en el artículo 19 Nº 26, asegura que los
preceptos legales que, por mandato de ella, regulen o
complementen las garantías que establece o que las limiten
en los casos en que lo autoriza, no podrán afectar los
derechos en su esencia, ni imponer condiciones, tributos o
requisitos que impidan su libre ejercicio.
Como una forma de hacer efectivo este derecho, se
dispone que las organizaciones sindicales gozarán de
personalidad jurídica por el solo hecho de registrar sus
estatutos y actas constitutivas en la forma y condiciones que
determine la ley, encargándole a ésta la obligación de
contemplar los mecanismos que aseguren su autonomía,
limitando a nivel constitucional la posibilidad de que las
organizaciones sindicales intervengan en actividades
político-partidistas.
2.7. Libertad
CAPÍTULO TERCERO TEORÍA GENERAL DEL DERECHO DE
LAS ORGANIZACIONES SINDICALES
1. CONCEPTO DE SINDICATO
Entre los autores no existe uniformidad al momento de
conceptualizar al sindicato. Hay quienes incluyen en el
concepto no sólo a los trabajadores, sino también a los
empleadores, sujetos, estos últimos, normalmente excluidos.
Hay quienes aceptan en tal categoría tanto a los organismos
transitorios como a las organizaciones permanentes. En fin,
hay tantos conceptos distintos que el tratadista mexicano
Mario de la Cueva postula que la definición de esta
asociación es una cuestión de derecho positivo41, ya que ella
dependerá del alcance preciso que cada legislador le
confiera. Así, el concepto dependerá de si la ley reconoce o
no este carácter a las organizaciones transitorias, si acepta
o no los sindicatos de empleadores, etc.
De acuerdo a nuestra legislación, Thayer y Novoa42 definen
al sindicato como una asociación de trabajadores, ligados
por un interés económico común, que busca ante todo la
representación, defensa y promoción de ese interés. Según
esta definición, en Chile, cuando se alude a los sindicatos, se
entiende que se trata de organizaciones de trabajadores,
dependientes o independientes, excluyendo a los
empleadores (lo que sí aceptó el Código del Trabajo de 1931)
y esta acepción se usa para referirse a las organizaciones de
base, denominándose federaciones, confederaciones o
centrales las organizaciones de grado superior.
El concepto de sindicato antes señalado puede
complementarse en el sentido de que las organizaciones
sindicales no sólo pueden tener un interés económico
común, ya que éste no excluye a otros, tales como culturales,
recreativos y sociales en general. Sin embargo, esos fines
son accesorios, pudiendo omitirse, pero no así aquel que se
señala como principal. Incluso más, aquellos sindicatos que
se orientan hacia otras motivaciones, como por ejemplo fines
esencialmente políticos, sólo logran corromper lo propio del
sindicato, debilitándose de ese modo la posibilidad de
obtener la finalidad económica, que es la que interesa
principalmente a los trabajadores y permite darle a la
organización la correspondiente unidad y fuerza para
avanzar hacia la concreción de sus objetivos.
Históricamente las organizaciones sindicales surgen como
hechos de una realidad social determinada de modo
espontáneo, natural, casi como una reacción instintiva de
autodefensa43. Normalmente, se estima que constituyen
sujetos de derecho colectivo; sin embargo, también se han
considerado como fuentes del derecho en sentido material,
atendido el poder social que los caracteriza y que los hace
participar directamente en la creación de normas de diverso
origen44.
Cualquiera sea la noción de sindicatos que se siga, una
cuestión indiscutible es que nacen como la contrapartida
esencial para lograr un equilibrio, considerado como
indispensable con la organización del capital en sociedades
de diversos tipos, y, especialmente, en sociedades
anónimas, presentándose en la actualidad ya no sólo como
el resultado de pretensiones de reivindicaciones laborales,
sino como una fórmula jurídica de contraste necesario para
mantener la armonía en la organización de la vida
socioeconómica moderna.
2.5. Poder
Su fundamento radica en la mayor cantidad posible de
socios, ya que allí se encuentra su base, además de la
solidez de su unidad y la preparación e idoneidad de sus
dirigentes. El sindicato necesita ser fuerte, en cuanto a la
relación laboral que vincula a sus asociados, y ello tanto por
la debilidad del trabajador aislado frente al empleador como
por la necesidad de no ser avasallado por otros grupos
sociales o por excesos de la autoridad.
2.6. Representatividad
Implica que debe unir a un sector mayoritario o, al menos,
importante de los trabajadores del área económico-social en
la cual se ha constituido. De esta forma, estará mejor
capacitado para conseguir el establecimiento de aquellas
normas contractuales que favorezcan los intereses de sus
afiliados. Una condición básica para obtener esta
representatividad es la unidad del sindicato, la que se
consigue defendiendo sus fines propios, por encima de
cuestiones ideológicas, políticas, religiosas o personalistas.
La representatividad del sindicato se ve reforzada por una
estructura sindical democrática que puede manifestarse en
aspectos tales como los siguientes:
• Libertad y derecho para generar las propias directivas.
• Traspaso a las bases de las decisiones más
trascendentales.
• Pronunciamiento libre, secreto y personal de cada
asociado cuando éste se requiera.
• Adecuada representación del directorio, que se consagra
a través de instituciones tales como el derecho que tiene la
asamblea sindical para censurar al directorio.
2.7. Libertad
Es esencial, tanto para constituir al sindicato como para
integrarse a él o para desafiliarse del mismo, al amparo de
garantías constitucionales o legales, sin interferencia de la
contraparte de la relación laboral, del Estado, de entidades
políticas, lucrativas, etc. Se trata de manifestaciones
concretas de la libertad sindical.
La libertad de los sindicatos debe darse:
a) Al momento de su constitución: el sindicato, como toda
asociación libre, nace de un contrato o acto asociativo en que
la pluralidad de sujetos concurrentes ratifica su voluntad de
asociarse para la consecución de un fin común. Mediante
este acto negocial, se crea y se da vida a la correspondiente
organización. Pero su acceso al tráfico jurídico depende
también del cumplimiento de otros requisitos que, en
principio, no son contrarios a la libertad sindical, pues ésta se
ha de ejercitar dentro del marco legal.
b) En relación con el derecho de afiliación de los
trabajadores a organizaciones sindicales. Desde esta
perspectiva, la libertad sindical lleva consigo, en primer
término, el derecho del trabajador de afiliación positiva y
negativa, vale decir el derecho a afiliarse o no a una
organización sindical, y el derecho a desafiliarse de la misma,
en el sentido de que, cumplidos por parte del trabajador los
requisitos para ingresar a un sindicato, éste se encuentra
impedido de rechazar la solicitud de afiliación, de tal modo
que su denegación, de no existir causa justificada, podría
constituir lesión a la libertad sindical —resolución que entre
nosotros podría ser impugnada por la vía del recurso de
protección o, incluso, como una denuncia por práctica
antisindical—. Se garantiza también la libre separación o
desistimiento de un sindicato que, como manifestación de la
libertad sindical negativa, se encuentra en nuestro sistema
—como ya se ha dicho— garantizado en todo momento.
c) Respecto de instituciones u organizaciones ajenas al
sistema sindical como también respecto de las
organizaciones sindicales de grado superior.
1. EVOLUCIÓN LEGAL
La cuestión social también se dio en Chile, en términos
tales que los trabajadores se vieron enfrentados no sólo a los
empleadores, sino que, además, a la autoridad45. Las
agrupaciones de trabajadores no comienzan, claramente,
como una forma de organización laboral, sino que son fruto
de aspiraciones políticas democráticas, lo que las lleva a
advertir, con certeza, el poder que confieren las acciones
colectivas. Como primeras organizaciones reivindicativas en
nuestro país se señalan los movimientos mineros en la
década de 1830, que perseguían evitar la sustracción del
mineral de las minas de plata, a los cuales se siguen
diferentes motines. Esta etapa, caracterizada por la ausencia
de legislación específica sobre la materia, implica la
aparición en 1840 de las primeras huelgas en Santiago,
protagonizadas por los artesanos de la ciudad, que también
dan origen a asociaciones de ayuda mutua, que se fueron
desarrollando a través del tiempo. Desde la década de 1880,
con posterioridad a la Guerra del Pacífico y fruto de la
incorporación de las provincias de Tarapacá y Antofagasta a
la administración chilena y el auge de la riqueza del salitre,
comienza una nueva era de reivindicaciones. Se siguieron
diversos fenómenos, teniendo lugar en 1890 la que se estima
como la primera huelga general en la historia de Chile, la
"huelga grande" de Tarapacá, Antofagasta y Valparaíso.
Hasta entonces, la columna vertebral del movimiento de los
trabajadores había estado conformada por artesanos y
obreros urbanos calificados. Los carpinteros, ebanistas,
sastres, zapateros, cigarreros y tipógrafos constituyeron la
vanguardia social popular. Sus reivindicaciones más
persistentes fueron, a lo largo de todo el siglo, el
proteccionismo a la "industria nacional" y la reforma o
abolición del servicio militar en la Guardia Nacional, que
pesaba exclusivamente sobre los trabajadores. Las
organizaciones sociales en las que se aglutinaba este
movimiento eran las mutuales, cooperativas, sociedades
filantrópicas de obreros, cajas de ahorro, escuelas de
artesanos y otras que venían desarrollándose desde
mediados de siglo, como expresión del proyecto de
"regeneración del pueblo" preconizado por los igualitarios en
1850 y por las generaciones posteriores de militantes
populares. Un ideario de progreso, ilustración, mejoramiento
material, intelectual y moral de los trabajadores a través de
la práctica del socorro mutuo, la educación, el ahorro, las
diversiones sanas e ilustradas, era el elemento central
del ethos colectivo del movimiento popular organizado. Las
huelgas y protestas en el norte salitrero y en los principales
centros urbanos habían proliferado, emergiendo con fuerza
reivindicaciones típicamente obreras, como las relativas a
salarios y condiciones de trabajo46.
En 1907 se sucede otra gran paralización que, en conjunto
con la huelga de 1890, logra algunas reivindicaciones
laborales, tales como el término de la ficha-salario y de los
abusos cometidos en las pulperías de las oficinas salitreras,
exigencia de pago de sus remuneraciones en plata o en
billetes no desvalorizados, demanda de seguridad laboral en
las faenas para evitar los accidentes del trabajo,
especialmente en los cachuchos, establecimiento de
escuelas, entre otras. Se habían adoptado algunas tímidas
medidas como el voto de la Ley de Habitaciones Obreras y
la creación de la Oficina del Trabajo, ambas en 1906. En
general, prevaleció el endurecimiento y la respuesta
represiva frente a las demandas de los trabajadores: la
huelga portuaria de Valparaíso (1903), la "huelga de la carne"
de Santiago (1905), la huelga general de Antofagasta (1906)
y la "huelga grande" de Tarapacá (1907), fueron ahogadas
en sangre por la policía y las Fuerzas Armadas. La mayor
severidad de la represión era otro elemento diferenciador con
la situación anterior a 1890, que también acarrearía cambios
en el perfil del movimiento obrero y popular.
En 1906, se dicta la ley Nº 1.838, sobre habitaciones
obreras, lo que marca un cambio institucional frente a los
problemas que planteaba la cuestión social, aun cuando se
mantenía la línea represiva, que se evidencia con la matanza
en la Escuela Santa María de Iquique, en 190747. En síntesis,
a la organización colectiva de los trabajadores le seguía una
respuesta represiva por parte de los patrones.
Producto del fenómeno histórico conocido como Ruido de
Sables, se dictó la primera ley relativa a la materia, Nº 4.057,
sobre organizaciones sindicales, que precedió a la dictación
del Código del Trabajo del año 1931, marcándose el inicio de
un periodo que perduraría hasta el año 1973, caracterizado
por una fuerte intervención del Estado en la cuestión social48.
Se produce un desarrollo sindical parcializado, según el
sector. Es así como, mientras con la dictación del Código del
Trabajo del año 31 se consolida la legislación sindical
general, algunos sectores quedan postergados, como
ocurrió, por ejemplo, con el sector público. Otros sectores,
como los trabajadores agrícolas, tuvieron legislaciones
especiales y sólo encontraron mayores posibilidades de
sindicación con la dictación de la ley Nº 16.625, de 1967, que
reemplazó a la anterior ley Nº 8.811, de 1947.
Bajo la vigencia del Código del año 1931, se distinguían dos
tipos de sindicatos: los industriales y los profesionales. Los
primeros estaban integrados por obreros y podían
constituirse en cualquier empresa que tuviese más de
veinticinco, requiriéndose un quorum mínimo del cincuenta y
cinco por ciento del total de obreros de la misma. Se trataba
de un sindicato de empresa, de afiliación obligatoria, ya que,
una vez constituido, se entendían afiliados de pleno derecho
todos los trabajadores de la empresa, así como también los
que se incorporasen a aquélla con posterioridad a su
creación. No podían federarse ni confederarse, salvo que se
tratase de profesiones u oficios conexos.
Por su parte, los sindicatos de profesionales podían estar
constituidos por patrones, empleados, obreros, mixtos (de
obreros y empleados) o independientes. Se constituían con
un quorum mínimo de veinticinco personas de una misma
profesión, industria o trabajo, o similares o conexas. La
afiliación era voluntaria y su personalidad jurídica era
otorgada por el presidente de la República, quien, además,
podía disolverlo cuando concurrieren ciertas causales.
Se permitía la negociación colectiva, que se iniciaba con la
presentación de un pliego de peticiones, previamente
acordado en una asamblea de quorum exigente. El pliego
debía ser presentado al empleador, el que contaba con cinco
días para responder; si no lo hacía, se daban por fracasadas
las conversaciones y se pasaba a una junta de conciliación,
la que debía proponer una fórmula de arreglo. Si ésta
fracasaba, el presidente de la junta debía proponer el
arbitraje, el que quedaba constituido si era aceptado por las
partes; en caso contrario, podían declarar la huelga.
Se regulaba, asimismo, el contrato colectivo, caracterizado
como un contrato solemne, cuyas cláusulas pasaban a
integrar los contratos individuales de los trabajadores que se
contratasen con posterioridad a su celebración y durante su
vigencia.
Las partes de este contrato eran necesariamente uno o más
patronos, sindicalizados o no, y uno o más sindicatos de
trabajadores, exigiéndose, de esta forma, la sindicalización
para poder negociar colectivamente.
En 1973, el gobierno militar dictó el decreto ley Nº 198, que
prorrogó las directivas sindicales vigentes al 11 de
septiembre de ese año. Los decretos leyes Nºs. 12 y 133, de
1973, cancelaron la personalidad jurídica y disolvieron la
Central Única de Trabajadores. El decreto ley Nº 2.346, de
1978, declaró ilícitas y disolvió ciertas organizaciones
sindicales, y el decreto ley Nº 2.347 declaró ilícitas y
contrarias al orden público las asociaciones o grupos de
personas que asumieran la representación de sectores de
trabajadores sin tener personería para ello, de acuerdo a la
legislación laboral o al derecho común.
En 1978, se dictan una serie de decretos leyes que se
consideran parte de lo que hoy se conoce como Plan Laboral,
que, puede decirse, comienza con la dictación del decreto ley
Nº 2.200, publicado en el Diario Oficial de 15 de junio de
1978, que fijó normas definitivas al contrato de trabajo y a la
protección de los trabajadores y derogó toda norma contraria
o incompatible con sus disposiciones y, en especial, los
Libros I y II del Código del Trabajo, que versaban sobre el
contrato de trabajo y la protección a los obreros y empleados
en el trabajo y también otras disposiciones aisladas. En
consecuencia, quedaron vigentes las disposiciones de sus
Libros III y IV, que se referían a las asociaciones sindicales y
a los tribunales del trabajo. A poco andar, se dictó el decreto
ley Nº 2.756, publicado en el Diario Oficial, del 3 de julio de
1979, sobre organización sindical; luego, el 6 de julio del
mismo año, se publicó el decreto ley Nº 2.758, que estableció
normas sobre negociación colectiva, y el 10 de marzo de
1981, el decreto ley Nº 3.648, que, conjuntamente con la ley
Nº 18.510 (14 de mayo de 1986), modificada por la ley
Nº 18.571 (6 de noviembre de 1986), reemplazaron,
totalmente, la judicatura del trabajo y su procedimiento.
En esta época se mantiene la estructura general del Plan
Laboral, pero con una serie de enmiendas, entre las cuales
destacan las introducidas por la ley Nº 19.069, sobre
organizaciones sindicales y negociación colectiva, y
Nº 19.049, sobre centrales sindicales, ambas de 1991.
En 1979, se da inició a una nueva etapa legislativa, al
producirse la modificación sustancial del modelo sindical
chileno, que regiría hasta la ratificación de los convenios
Nºs. 87 y 98, de la Organización Internacional del Trabajo, y
la dictación de la ley Nº 19.759 en el año 2001.
Actualmente, toda esta legislación está contenida en el
Código del Trabajo, cuyo texto había sido aprobado por la ley
Nº 18.620, de 1987, y cuyo texto actual fue fijado por el
decreto con fuerza de ley Nº 1, publicado en el Diario Oficial
de 16 de enero de 2003.
En el decir del profesor Gamonal, "la actual legislación
transgrede en diversas materias el principio de la libertad
sindical, sin perjuicio de que las reformas realizadas al Plan
Laboral no son menores y han constituido un avance hacia
la plena consagración de la libertad sindical"49.
En efecto, si bien se constata un gran avance en su
reconocimiento, se han mantenido importantes limitaciones
en materia de negociación colectiva, lo que ha significado, en
la práctica, la existencia de un desincentivo importante al
desarrollo de la actividad sindical.
2. EVOLUCIÓN CONSTITUCIONAL
La evolución referida también se ha visto reflejada en
materia constitucional. La Constitución de 1925, en su artícu-
lo 10 Nº 14, se refería a la protección al trabajo50. La
disposición fue sustituida por la reforma constitucional,
introducida por la ley Nº 17.398, de 9 de enero de 1971,
estableciendo el derecho a sindicarse en el orden de sus
actividades o en su industria o faena y el derecho de huelga,
todo ello en conformidad a la ley. Asimismo, se estatuyó que
los sindicatos y las federaciones y confederaciones
sindicales gozarían de personalidad jurídica, por el solo
hecho de registrar sus estatutos y actas constitutivas, en la
forma y condiciones que determine la ley y que los sindicatos
son libres para cumplir sus propios fines.
Posteriormente, el Acta Constitucional Nº 3, de 1976
(decreto ley Nº 1.552, de 13 de septiembre), estableció en su
artículo 1º Nº 20 diversas normas de derecho sindical,
prohibiendo exigir la afiliación a una organización sindical,
como requisito para desarrollar un determinando trabajo.
Señaló que la ley determinaría los mecanismos adecuados
para lograr una solución equitativa y pacífica de los conflictos
colectivos del trabajo, los que deberían contemplar fórmulas
de conciliación y arbitraje obligatorios. En caso de arbitraje,
habría tribunales especiales de expertos, cuyas resoluciones
tendrían pleno imperio y velarían por la justicia entre las
partes y por el interés de la comunidad.
Asimismo, se dispuso que en ningún caso podrían
declararse en huelga los funcionarios del Estado o de las
municipalidades, como tampoco las personas que trabajen
en empresas que atienden servicios de utilidad pública, o
cuya paralización cause grave daño a la salud, al
abastecimiento de la población, a la economía del país o a la
seguridad nacional.
A su vez, el Nº 22 del artículo 1º estableció el derecho a
sindicarse en el orden de las actividades de la producción o
de los servicios, en la respectiva industria o faena, en los
casos y en la forma que señale la ley, estatuyendo que las
organizaciones sindicales gozarían de personalidad jurídica
por el solo hecho de registrar sus estatutos y actas
constitutivas, en un organismo autónomo en la forma que
determine la ley.
Además, se dispuso que la ley contemplaría mecanismos
que aseguraran la autonomía de las organizaciones
sindicales y su propio financiamiento.
Posteriormente, en 1979, se dictó el decreto ley Nº 2.755,
que dispuso en su Nº 20 que no se podía exigir la afiliación a
una organización sindical o gremial, como requisito para
desarrollar una actividad o trabajo, ni la desafiliación para
mantenerse en ellos. Además, estableció el derecho de los
trabajadores a negociar colectivamente, con la empresa en
que laboraran, siempre que la ley les permitiera
expresamente negociar. La ley establecería las modalidades
de la negociación colectiva y los procedimientos adecuados
para lograr en ella una solución equitativa y pacífica,
señalando, además, los casos en que la negociación
colectiva debería someterse a arbitraje obligatorio, el que
correspondería a tribunales especiales de expertos, cuya
organización y atribuciones se establecerían en ella.
Agregó que no podrían declararse en huelga los
funcionarios del Estado o de las municipalidades, como
tampoco las personas que trabajen en empresas, cualquiera
sea su naturaleza, finalidad o función, que atiendan servicios
de utilidad pública o cuya paralización cause grave daño a la
salud, al abastecimiento de la población, a la economía del
país o a la seguridad nacional, y encargó a la ley establecer
los procedimientos para determinar las empresas cuyos
trabajadores estuvieren sometidos a esta prohibición.
Luego, su Nº 22 dispuso el derecho a sindicarse en los
casos y forma que señale la ley. Las organizaciones
sindicales gozarían de personalidad jurídica por el solo
hecho de registrar sus estatutos y actas constitutivas en la
forma y condiciones que determine la ley, añadiendo que
ésta contemplaría los mecanismos que aseguren la
autonomía de las organizaciones sindicales y su propio
financiamiento.
Las organizaciones sindicales no podían intervenir en
actividades político-partidistas ni perseguir fines de lucro.
En general, la consagración de estas materias en el ámbito
constitucional implica estudiar el principio de la libertad
sindical, que se presenta como la directriz básica del
Derecho Colectivo del Trabajo, bajo cuyo amparo se
desarrollan todos los otros principios que lo informan. El
principio de la libertad sindical juega un rol análogo al
desempeñado por el principio protector en el derecho
individual.
Debe recordarse que los aspectos inherentes al Derecho
Colectivo del Trabajo y, que hoy nos resultan tan naturales y
obvios, fueron actividades consideradas ilícitas en algún
momento, siendo prohibidas por el Estado, luego toleradas y
finalmente reconocidas como derechos de los trabajadores,
lo que lleva a la elaboración de un concepto matriz de estos
aspectos, que la doctrina ha denominado libertad sindical.
"Este derecho comprende la facultad de constituir
sindicatos, así como la tutela y promoción de la
actividad sindical, a fin de hacer una efectiva defensa
de los intereses representados por la organización"51.
5. TIPOS DE SINDICATOS
Hasta antes de la vigencia de ley Nº 19.759, el artículo 216
del Código reconocía sólo las siguientes categorías de
sindicatos:
a) Sindicato de trabajadores de empresa. Este sindicato
agrupa sólo a trabajadores de una misma empresa. Como
consecuencia de ello, extinguida la empresa, se extingue
también el sindicato constituido en ella y cesa el fuero de los
dirigentes sindicales; en cambio, aun cuando se modifique el
dominio, posesión o mera tenencia de la empresa, si ésta
subsiste como tal, subsiste también el sindicato organizado
en ella.
b) Sindicato de trabajadores interempresa. Se lo define
como aquel que reúne como mínimo a trabajadores de dos o
más empleadores distintos. Se agrega, además, en el artícu-
lo 230, que los socios de este tipo de sindicatos pueden
mantener su afiliación a ellos aunque no se encuentren
prestando servicios.
Un sindicato interempresa puede modificar sus estatutos
con el objeto de transformarse en un sindicato de empresa,
siempre que cuente con el requisito de quorum contemplado
en la ley.
c) Sindicato de trabajadores independientes. Está definido
como aquel que agrupa a trabajadores que no dependen de
empleador alguno.
d) Sindicato de trabajadores eventuales o transitorios. Es
aquel constituido por trabajadores que realizan labores bajo
dependencia o subordinación, en períodos cíclicos o
intermitentes. En este tipo de sindicatos, los socios también
pueden mantener su afiliación aunque no se encuentren
prestando servicios (artículo 230).
El texto actual del artículo 216, en virtud de una
modificación introducida por la ley Nº 19.759, permite
constituir otro tipo de organizaciones sindicales, ya que la
enunciación de los anteriores se hace sólo en forma
ejemplar: "Podrán, entre otras, constituirse las
siguientes (organizaciones sindicales)", lo que significa que
existe la posibilidad de que se constituyan otros tipos cuya
denominación específica sólo estará determinada por la
consideración de los trabajadores que agrupen.
Indudablemente que ello podría llevar a la creación de
diversas formas de organizaciones, materia en la cual las
limitaciones estarán dadas por la naturaleza propia de los
sindicatos y por lo establecido en el artículo 214, en el sentido
de que un trabajador no puede pertenecer a más de un
sindicato, simultáneamente, en función de un mismo empleo
y las organizaciones sindicales no pueden pertenecer a más
de una organización de grado superior de un mismo nivel. De
este modo, se ha resuelto por la Dirección del Trabajo, por
ejemplo, que si un trabajador de la industria automotriz se
hubiera afiliado al llamado Sindicato Interempresa
Automotriz, sin haber renunciado expresamente a su calidad
de socio en el sindicato de trabajadores de empresa al que
pertenecía anteriormente, dicha afiliación habría caducado
por el solo ministerio de la ley57.
8.1. Contenido
El artículo 231 expresa que los estatutos deberán
contener, especialmente:
a) Los requisitos de afiliación y desafiliación de los
miembros.
b) Los derechos y obligaciones de los miembros.
c) Los requisitos para ser elegido dirigente sindical.
d) Los mecanismos de modificación de los estatutos o de
fusión del sindicato. La modificación debe respetar, en todo
caso, las exigencias contempladas en el artículo 233.
e) El régimen disciplinario interno.
f) La clase y denominación del sindicato, la cual no puede
sugerir el carácter de único o exclusivo.
Además, tratándose de estatutos de organizaciones
sindicales en que participen trabajadores no permanentes,
pueden contener normas especiales en relación con la
ponderación del voto de los socios.
La ley Nº 20.940, en el marco de la igualdad de
oportunidades entre hombres y mujeres propuesta por la
iniciativa legislativa, agregó una norma que impone la
obligación de incorporar un mecanismo destinado a
resguardar que el directorio esté integrado por directoras en
una proporción no inferior a un tercio del total de sus
integrantes con derecho al fuero y demás prorrogativas que
les reconoce el Código, o por la proporción de directoras que
corresponda al porcentaje de afiliación de trabajadoras en el
total de afiliados, en el caso de ser menor. La ley nada ha
dicho sobre las consecuencias que se producen en aquellos
casos en que no existen mujeres interesadas en asumir
dichos cargos.
La Dirección del Trabajo70, haciéndose cargo de este punto,
ha dictaminado que el cumplimiento del sistema de cuotas
de participación femenina se logra incorporando en el
estatuto un mecanismo que garantice la integración de
mujeres en el directorio en la proporción que señala la ley,
debiendo las socias manifestar su interés en participar de las
candidaturas, pues, en caso contrario, la ausencia de
candidatas al directorio no invalidará el proceso, ni hará
aplicable el sistema de cuotas de participación de manera
forzosa. Sin embargo, agrega que el mecanismo sólo
resultará posible de aplicar en la medida en que la socias
manifiesten interés en participar del directorio, a través de la
materialización de su candidatura.
Del análisis conjunto de las normas contenidas
actualmente, se infiere que los estatutos que rigen las
organizaciones sindicales deberán incorporar un mecanismo
de integración de mujeres al directorio, equivalente a un
tercio del total de miembros, o en al menos una proporción
equivalente al porcentaje de afiliación de trabajadoras a
dicha organización. Respecto de las mujeres que se
incorporen al directorio, tienen las prerrogativas que
establece la norma, esto es, se integran al directorio como
dirigentes con fuero y los demás derechos que implica la
representación sindical.
Cabe agregar que la proporción se considera para el
proceso electoral respectivo, ya que, de producirse
posteriormente cambios en el número de trabajadoras
afiliadas, el ajuste deberá realizarse en el siguiente proceso
electoral de renovación del directorio sindical.
Ahora bien, atendido que la cuota de participación implica
asegurar una incorporación en el directorio en función de una
cuota o porcentaje del total de sus miembros, su aplicación
se entiende procedente sólo tratándose de directivas
sindicales colegiadas, tales como las descritas en los incisos
3º y 4º del artículo 235 del Código del Trabajo.
Por lo que, al resultar imposible la aplicación de un
porcentaje de participación en un directorio de carácter
unipersonal, la regla de cuota femenina no puede ser
aplicada en la circunstancia descrita en el inciso 1º del artícu-
lo 235, es decir, respecto de sindicatos que afilien a menos
de 25 trabajadores.
La Dirección del Trabajo, en el dictamen ya citado, indicó
que, con el propósito de dar cumplimiento a la regla de cuota
femenina, el estatuto debe disponer la obligación de la
organización de aplicar, antes de cada proceso eleccionario,
el sistema de cálculo que la misma repartición indica, con la
finalidad de comunicar de antemano el número de
integrantes femeninas que pasarán a incorporarse al
directorio. Este procedimiento se sintetiza en lo siguiente:
1.- En primer lugar, se deberá determinar el porcentaje de
afiliación de trabajadoras respecto al total de afiliados,
dividiendo el número de socias mujeres por el total de
trabajadores afiliados, obteniendo así el factor de
participación femenina.
2.- El factor de participación femenina debe utilizarse para
la adopción del porcentaje de participación que corresponda
en cada caso concreto.
Así, si el factor de participación femenina es igual o mayor
que 0,33, entonces del total de miembros del directorio que
corresponden a la organización sindical por aplicación del
artículo 235 incisos 3º y 4º, al menos un tercio de dichos
cargos deberán ser desempeñados por directoras. Si el
cálculo arroja un número con decimales, debe aproximarse
al entero superior en caso de que el dígito correspondiente a
las décimas (después de la coma) sea superior o igual a 5.
Haciendo aplicación de estas reglas, el organismo
administrativo ha establecido la siguiente tabla que
determina el número de representantes mujeres.
Asimismo, deben contener todas las demás normas propias
de este tipo de documentos y que resultan necesarias, de
acuerdo a lo previsto, por ejemplo, en las siguientes
disposiciones:
a) En el artículo 213 inciso 2º, que se refiere a constituir
organizaciones internacionales y afiliarse o desafiliarse de
ellas, lo que deben hacer en la forma que prescriban los
estatutos y las normas, usos y prácticas del derecho
internacional.
b) En el artículo 220, cuyo Nº 12 indica que son fines
principales de las organizaciones sindicales, en general,
realizar todas aquellas actividades contempladas en los
estatutos y que no estuviesen prohibidas por ley.
c) En el artículo 232, que ordena que se determine, en los
estatutos, diferentes aspectos relativos a los procedimientos
electorales que puedan verificarse, tales como los siguientes:
— Los órganos encargados de verificar los procedimientos
electorales y los actos que deban realizarse en los que se
exprese la voluntad colectiva, sin perjuicio de aquellos en que
la ley o los propios estatutos requieran la presencia de un
ministro de fe, de los señalados por el artículo 218.
— El número de votos a que tiene derecho cada miembro,
debiendo resguardarse, en todo caso, el derecho de las
minorías.
— Los mecanismos de control y de cuenta anual que el
directorio sindical deberá rendir a la asamblea de socios.
— Las medidas de garantía de los afiliados de acceso a la
información y documentación sindical.
d) En los artículos 235 y 236, que se refieren a la integración
del directorio, señalando que los estatutos deben contener
las siguientes materias:
— Con excepción de la situación de los sindicatos de
empresa que afilien a menos de veinticinco trabajadores, el
número de directores que integrarán el directorio.
— La forma de reemplazar al director que deje de tener tal
calidad por cualquier causa.
— Tratándose de los sindicatos constituidos por
trabajadores embarcados o gente de mar, los estatutos
pueden facultar a cada director sindical para designar un
delegado que lo reemplace, cuando se encuentre
embarcado, al que no se aplican las normas sobre fuero
sindical.
— El artículo 236, por su parte, dispone que para ser
elegido o desempeñarse como director sindical o delegado
sindical, de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 229, se
requiere cumplir con los requisitos que señalen los
respectivos estatutos.
e) El artículo 237, inciso 2º, regula la situación de las
candidaturas para ser elegido director sindical, estableciendo
que, para la primera elección de directorio, serán candidatos
todos los trabajadores que concurran a la asamblea
constitutiva y que reúnan los requisitos para ser director
sindical, pero en las siguientes elecciones de directorio
sindical deben presentarse candidaturas en la forma,
oportunidad y con la publicidad que señalen los estatutos. La
misma norma regula la situación en que nada se dijera al
respecto en los estatutos.
f) El artículo 256 regula la composición del patrimonio
indicando, entre otros, las multas cobradas a los asociados
de conformidad a los estatutos y las demás fuentes que éstos
prevean.
g) Los artículos 260 y 261, referidos a las cuotas sindicales.
Mientras la primera norma dispone que la cotización a las
organizaciones sindicales es obligatoria, respecto de los
afiliados a éstas, en conformidad a sus estatutos, la segunda,
que los estatutos de la organización determinarán el valor de
la cuota sindical ordinaria, con que los socios concurrirán a
financiarla.
h) El artículo 296 se refiere a la disolución del sindicato,
señalando que procederá por el acuerdo de la mayoría
absoluta de sus afiliados, celebrado en asamblea
extraordinaria y citada con la anticipación establecida en su
estatuto.
i) El artículo 298, en cuanto a la designación del liquidador
de una institución en disolución, disponiendo que será la
resolución judicial que establezca la disolución la que
nombrará uno o varios liquidadores, si no estuviesen
designados en los estatutos o éstos no determinasen la
forma de su designación, o esta determinación hubiese
quedado sin aplicarse o cumplirse.
8.2. Publicidad
El artículo 232, en su inciso 1º, dispone que los estatutos
son públicos, norma que, si bien parece de menor
importancia, implica una garantía a la autonomía sindical. En
efecto, al discutirse la modificación legal que se tradujo en
esa disposición, se indicó que lo público es garantía de
transparencia y es bueno consagrarlo en esta materia71. De
acuerdo a lo dictaminado por la Dirección del Trabajo, este
carácter no significa una obligación de la organización
sindical de su entrega a terceros, sino de los organismos
públicos encargados de su registro, esto es, de la Dirección
del Trabajo72.
9. ORGANIZACIÓN INTERNA DEL SINDICATO
Las características de fuerza y representatividad han
llevado al legislador a establecer normas sobre mínimos de
trabajadores para constituir sindicatos, de manera de
asegurarles un determinado poder, tendencia que se ha
traducido en una especie de decaimiento, dada la
consagración en la ley Nº 19.579 del principio del paralelismo
sindical, pero que, a la vez, busca lograr un adecuado
equilibrio con el derecho humano de la libertad sindical.
La representatividad del sindicato se ve reforzada por una
estructura sindical democrática, que se manifiesta en
aspectos tales como los siguientes:
a) Libertad y derecho para generar las propias directivas.
De acuerdo a lo dispuesto en los artículos 231 y 232, son las
propias organizaciones las que deben determinar en sus
estatutos los requisitos para ser elegido dirigente sindical.
Asimismo, se dispone que el estatuto debe disponer los
resguardos para que los socios puedan ejercer su libertad de
opinión y su derecho a votar, pudiendo contener normas de
ponderación del voto, cuando afilie a trabajadores no
permanentes. El artículo 232 se preocupa de detallar, de
alguna manera, algunos de estos resguardos, al disponer
que se determine en los estatutos los órganos encargados
de verificar los procedimientos electorales y los actos que
deban realizarse en los que se exprese la voluntad colectiva,
sin perjuicio de aquellos actos en que la ley o los propios
estatutos requieran la presencia de un ministro de fe.
Asimismo, se indica que los estatutos deben establecer el
número de votos a que tiene derecho cada miembro,
debiendo resguardarse, en todo caso, el derecho de las
minorías.
b) Traspaso a las bases de las decisiones más
trascendentales (artículos 260 y 261). Esto resulta así de la
circunstancia de que determinadas materias, tales como la
fijación de las cuotas sindicales (artículo 260) y la afiliación a
organizaciones de mayor grado, exigen un pronunciamiento
en los estatutos, o bien un acuerdo de asamblea (artículo
261).
c) Pronunciamiento libre, secreto y personal de cada
asociado cuando éste se requiera. Así, el artículo 221
establece que, en la asamblea constitutiva, en votación
secreta, se aprobarán los estatutos del sindicato y se elegirá
su directorio. El artículo 239 dispone que las votaciones que
deban realizarse para elegir o a que dé lugar la censura al
directorio, son secretas y deben practicarse en presencia de
un ministro de fe, por citar algunos casos.
d) Adecuada representación del directorio. El artículo 244
reconoce que los trabajadores afiliados al sindicato tienen
derecho de censurar a su directorio y regula la forma en que
se efectúa la votación de la censura, en la cual, de acuerdo
a lo dispuesto en el artículo 244, inciso 2º, sólo pueden
participar aquellos trabajadores que tengan una antigüedad
de afiliación no inferior a noventa días, salvo que el sindicato
tenga una existencia menor, norma que busca otorgar una
garantía básica al respecto y que ha generado más de algún
problema, atendido el tenor del artículo 239, inciso 2º, según
se verá73. La censura afecta a todo el directorio, y debe ser
aprobada por la mayoría absoluta del total de los afiliados al
sindicato con derecho a voto, en votación secreta que se
verifica ante un ministro de fe, previa solicitud de, a lo menos,
el 20 % de los socios, y a la cual se debe dar publicidad con,
no menos, de dos días hábiles anteriores a su realización.
La actuación del sindicato se materializa por medio de sus
dos órganos, esto es, el directorio y la asamblea.
9.1. El directorio
Se encuentra regulado en el Capítulo IV, Título I, del Libro
III. Es el órgano directivo y de gestión del sindicato, formado
por un número variable de directores, cuyas funciones son la
representación judicial y extrajudicial de las organizaciones
sindicales, la administración de los bienes que conforman el
patrimonio sindical y las demás que determinen los estatutos
y la ley.
9.1.1. Composición
El Código, en su artículo 235, sigue el criterio de no imponer
un número fijo de directores sindicales, en el marco de
entregar mayor autonomía al sindicato sin perjuicio de
otorgar fuero y permisos sólo a un número determinado de
ellos. Así, salvo para el caso de sindicatos de empresa que
reúnan menos de veinticinco trabajadores, situación en la
cual se mantiene vigente la regla que sólo acepta a un
director que actúa en calidad de presidente y que goza de
fuero, permisos y licencias sindicales, en los demás casos se
deja entregado su número a los estatutos de la organización.
Tratándose de los beneficios de fuero de directores
sindicales y permisos, en cambio, la ley se los otorga a un
número variable, atendiendo al número de asociados. Esa
cantidad se determina según el número de socios al
momento de la elección, el cual no cambia por su alteración,
sino hasta la elección siguiente, y está establecida de la
siguiente forma:
a) Si el sindicato reúne entre 25 y 249 afiliados, tres
directores.
b) Si el sindicato tiene entre 250 y 999 afiliados, cinco
directores.
c) Si el sindicato reúne entre 1.000 y 2.999 socios, siete
directores.
d) Si el sindicato tiene 3.000 o más afiliados, nueve
directores.
En el caso de los sindicatos que tengan presencia en dos o
más regiones y siempre que reúnan 3.000 o más
trabajadores, el número de directores se aumenta en dos
(artículo 235, inciso 4º).
9.1.2. Requisitos para ser director sindical
La materia se encuentra regulada en el artículo 236. Hasta
antes de la reforma introducida por la ley Nº 19.759, el
Código exigía cumplir con diversos requisitos para ser
elegido dirigente sindical, que atendían a ciertas finalidades
específicas. En efecto, se exigió ser mayor de 18 años de
edad, lo que se justificaba en atención a que el cargo
involucra responsabilidades civiles y, eventualmente,
penales, propias de una persona mayor de edad. En
consecuencia, si bien los trabajadores menores de edad
podían sindicalizarse, no tenían, sin embargo, la calidad de
elegibles para los cargos directivos. Se exigía, asimismo, no
haber sido condenado ni hallarse procesado por crimen o
simple delito que mereciera pena aflictiva. Es evidente que la
eliminación de este requisito está acorde con el actual
sistema sancionatorio penal vigente en el país. Privarlo de la
posibilidad de ser dirigente sindical por el solo hecho de
encontrarse hoy formalizado atentaría contra el principio de
inocencia y extender la inhabilidad más allá del cumplimiento
de la pena implicaría sancionar de manera adicional a lo
dictaminado por el tribunal competente.
Otra exigencia que contemplaba la ley era saber leer y
escribir, la que obedeció a una modificación introducida por
el decreto ley Nº 2.756, que pretendía conseguir un manejo
eficiente de la organización, sin que ello constituyera un
entorpecimiento a la libertad para elegir directores, dado que,
en nuestro país, el analfabetismo sólo afecta a un porcentaje
muy reducido de la población nacional.
Se exigía, también, tener una antigüedad de seis meses
como socio del sindicato, salvo que éste tuviera una
existencia menor, exigencia que apuntaba a evitar las
intromisiones indebidas en las elecciones de personas que
sólo se incorporan a organizaciones con la finalidad de
obtener un cargo de representación, sin que su espíritu sea
permanecer en ellas como simples socios, aun cuando no
parece ser ésta una justificación suficiente para introducir
una limitación que, pareciera, debe estar entregada a la
propia voluntad de los asociados, manifestada en sus
estatutos.
Actualmente, en cambio, el artículo 236 prescribe que para
ser elegido o desempeñarse como director o delegado
sindical se requiere cumplir sólo con los requisitos que
señalen los estatutos, manifestación clara de la búsqueda de
la autonomía de la actividad sindical.
Por otra parte, existen incompatibilidades constitucionales
entre ciertos cargos políticos y los de dirigente sindical. En
efecto, el artículo 23 de la Constitución Política de la
República establece que son incompatibles los cargos
directivos superiores de organizaciones gremiales con los
cargos directivos superiores, nacionales y regionales, de los
partidos políticos. El artículo 57 Nº 7, por su parte, establece
que no pueden ser candidatos a senadores ni a diputados
"las personas que desempeñen un cargo directivo de
naturaleza gremial".
9.1.3. Elección del directorio sindical
En la primera elección de directorio, todos los trabajadores
afiliados que reúnan los requisitos mencionados en el
estatuto y que concurran a la asamblea constitutiva, son
candidatos a director y serán válidos los votos emitidos a
favor de cualquiera de ellos (artículo 237). En cambio, para
las posteriores elecciones de directorio o renovaciones
parciales, a partir de la ley Nº 19.069 deben presentarse
candidaturas en la forma, oportunidad y con la publicidad que
señalen los estatutos (artículo 237). Si éstos nada dicen, las
candidaturas deben presentarse por escrito ante el secretario
del directorio, no antes de quince días ni después de dos días
anteriores a la fecha de la elección. En todo caso, el
secretario debe comunicar por escrito o mediante carta
certificada a la Inspección del Trabajo la circunstancia de
haberse presentado una candidatura, dentro de los dos días
hábiles siguientes a su formalización.
Aun cuando la ley no lo señala expresamente, se entiende
que las candidaturas son generales, esto es, las listas no
pueden llevar candidatos a cargos previamente
determinados, toda vez que el artículo 235, inciso 3º, señala
que "las más altas mayorías (que resulten elegidos para los
cargos que gozan de fuero y permisos) elegirán entre ellos al
Presidente, al Secretario y al Tesorero".
Por otra parte, todos los trabajadores incluidos en las listas
de candidatos en los sindicatos de empresa, interempresa y
transitorios, gozan del fuero a que alude el artículo 243 desde
que se comunica por escrito al empleador o empleadores, y
a la Inspección del Trabajo, la fecha en que debe realizarse
la elección y hasta que ésta se realice, salvo que ella se
postergue, ya que, en este caso, el fuero cesa el día
primitivamente fijado para la realización de la elección. El
aviso debe darse al empleador con una anticipación no
superior a quince días, contados hacia atrás desde el día de
la elección. Antes de las reformas introducidas por la ley
Nº 19.759, el artículo 238 señalaba que si no se enviaban
cualquiera de estas dos comunicaciones, el fuero de los
candidatos no tendría lugar. Este inciso no fue incluido en
la norma reformada, sin embargo, y no obstante la falta de
mención expresa, el efecto debería operar igualmente, ya
que el fuero de los candidatos nace con la comunicación y,
si ella no se practica, dicho beneficio no podría nacer74. Por
lo demás, a esta conclusión lleva el tenor literal del artículo
238, que indica que los candidatos gozan del fuero desde
que el directorio en ejercicio comunica por escrito al
empleador o empleadores y a la Inspección del Trabajo, la
fecha en que deba realizarse la elección respectiva y hasta
esta última. Como se verá, la situación puede resultar
diferente cuando se trate de la primera elección de
directores.
Con el ánimo de evitar abusos en esta materia (sucesivas
renovaciones de directivas con el solo interés de adquirir
fuero), la ley establece que, en una misma empresa, los
trabajadores podrán gozar de este fuero sólo dos veces
durante cada año calendario (artículo 238, inciso final).
En la elección (primera o posteriores) resultarán elegidos
para los cargos que gozan de fuero y permisos quienes
obtengan las más altas mayorías relativas. Si se produce
empate, se aplicará lo dispuesto en los estatutos, y si éstos
nada dicen al respecto, se procederá a una nueva elección,
sólo entre quienes estuvieron en tal situación.
Corresponde al estatuto establecer la forma de reemplazar
al director que deje de tener la calidad de tal, por cualquier
causa (artículo 235, inciso 5º), a diferencia de lo que ocurría
anteriormente, cuando se le daba a la Dirección del Trabajo
competencia para calificar la inhabilidad de los dirigentes
sindicales. Hoy corresponde a los órganos internos del
sindicato, quienes, de acuerdo al artículo 232, están
encargados de verificar los procedimientos electorales, así
como los demás actos en que deba expresarse la voluntad
colectiva de los socios. Por lo tanto, en el caso en que deba
declararse la inhabilidad en el cargo por parte de tal órgano
interno, porque el dirigente no cumple los requisitos
estatutarios, habrá que estarse a lo que las normas
contenidas en los estatutos dispongan para el reemplazo.
15.1. Requisitos
Hasta antes de la vigencia de las reformas de la ley
Nº 20.940, para que pudieran elegir un delegado sindical se
exigía, además de que se tratara de trabajadores afiliados a
un sindicato interempresa o de trabajadores eventuales o
transitorios, que fuesen ocho o más trabajadores de una
misma empresa y que no se hubiese elegido a uno de ellos
como director del sindicato respectivo.
Actualmente, sólo se exige el primero de esos requisitos,
aun cuando, en atención al número de delegados que se
pueden elegir, es posible concluir que se sigue exigiendo que
se trate, a lo menos, de ocho trabajadores.
15.2. Número de delegados
Depende del número de trabajadores de que se trate.
a) Si se trata de 8 a 50 trabajadores, pueden elegir un
delegado sindical.
b) Si se trata de 51 a 75, elegirán dos delegados sindicales.
c) Si son 76 o más trabajadores, pueden elegir tres
delegados.
Si entre los trabajadores de la empresa se hubiesen elegido
uno o más directores sindicales, estos cargos deben
rebajarse en igual proporción del número total de delegados
sindicales que corresponda elegir en la respectiva empresa.
Por otra parte, la ley indica que la alteración en el número
de afiliados no modifica el número de delegados, pudiendo
éste adecuarse sólo en la próxima elección, sin perjuicio de
informar a la Dirección del Trabajo sobre este hecho, a más
tardar dentro del quinto día hábil de haberse producido la
alteración.
15.3. Características y prerrogativas
No se trata de un director sindical, pero goza de ciertas
prerrogativas propias de aquél y se le aplican similares
normas.
a) Goza del mismo fuero, esto es, desde el momento de la
elección y hasta seis meses después de haber cesado en el
cargo.
b) Su elección debe efectuarse en presencia de un ministro
de fe.
c) Su designación debe ser comunicada por carta
certificada al empleador, dentro de los tres días hábiles
laborales siguientes al de su designación (artículo 225, inciso
final).
d) Le corresponden el mismo tiempo de trabajo sindical
(seis horas) y puede también, en conformidad a los estatutos
del sindicato, hacer uso de una semana de permiso en el año
calendario para realizar actividades propias de la
organización.
1. ASPECTOS GENERALES
La dimensión colectiva del Derecho del Trabajo es, lejos, el
carácter más peculiar de la disciplina, cuya institución propia,
la convención colectiva, con su carácter de "convención-
ley"111, puso en crisis la clásica distinción entre derecho
público y derecho privado, constituyéndose en un objeto de
estudio difícil de explicar por las normas del derecho
contractual civil, en un análisis que superaba, incluso, los
intentos de explicar el contrato individual.
"No puede entenderse la sustancia y originalidad del
Derecho del Trabajo a través del trazado de divisiones
estancadas entre Derechos Individual y Colectivo y,
menos aún, dando preponderancia excluyente al
primero. El Derecho Colectivo y, dentro de éste, el
Derecho de la Negociación Colectiva, constituye el
signo de la distinción actual del Derecho del Trabajo y
lo ha convertido en una de las franjas jurídicas más
audaces y revolucionarias del Derecho todo"112.
A. Integración obligatoria
A. Representación obligatoria
B. Representación voluntaria
b) La vigencia ofrecida.
6. EL PISO DE LA NEGOCIACIÓN
6.1. Concepto
a) Situación de incumplimiento
8. IMPUGNACIONES Y RECLAMACIONES
A esta audiencia las partes deben asistir con todos los antecedentes
necesarios y la documentación adicional que les haya sido requerida
por la Inspección del Trabajo, debiendo este organismo instar a las
partes a alcanzar un acuerdo.
c) Mediación voluntaria
En este caso, la huelga debe ser votada dentro de los últimos cinco
días de un total de 45 contados desde la fecha de presentación del
proyecto de contrato colectivo, pudiendo prorrogarse el tiempo de
negociación en la misma forma que en el caso anterior.
10.2. La convocatoria a la votación de la huelga
Los votos deben ser impresos y deben emitirse con las expresiones
"última oferta del empleador" o "huelga".
El cierre temporal, sea total o parcial, sólo puede ser declarado por
el empleador si la huelga afecta a más del 50 % del total de
trabajadores de la empresa o del establecimiento en su caso, o
significare la paralización de actividades imprescindibles para su
funcionamiento, cualquiera fuere en este caso el porcentaje de
trabajadores en huelga.
a) Procedimiento de calificación
d) Publicidad
b) Tribunal competente
e) Tramitación
1. NEGOCIACIÓN NO REGLADA
1. PROCEDIMIENTO NO REGLADO
2.2. El procedimiento
3. El ámbito de la negociación.
a) La individualización de la empresa.
1. TIPO DE NEGOCIACIÓN
6. CONTENIDO DE LA NEGOCIACIÓN
2. FORMA DE NEGOCIAR
4. RESULTADO DE LA NEGOCIACIÓN
Sin embargo, éste fue uno de los puntos que mereció reproche de
constitucionalidad, siendo acogido por el Tribunal Constitucional, en
cuya virtud fueron suprimidas las normas que limitaban la legalidad
de esta posibilidad a aquellas empresas en que no existiera sindicato,
acatando así los parámetros proporcionados por la Organización
Internacional del Trabajo. Al eliminarse las normas que regulaban
esta posibilidad, la negociación por grupos quedó prácticamente sin
regulación, dando lugar a dudas no tanto en cuanto a su procedencia,
pues de alguna manera ella fue reconocida por el Tribunal
Constitucional, sino sobre el procedimiento a seguir y, especialmente,
sobre la calidad y efectos del instrumento celebrado en tales
condiciones.
Los buenos oficios del Inspector del Trabajo era una institución
introducida por la ley Nº 19.759, cuyo objeto era acercar las
posiciones de las partes y evitar que la huelga se haga efectiva. Era
una instancia voluntaria para las partes, que podía ser invocada por
cualquiera de ellas, dentro de las 48 horas siguientes de acordada la
huelga sin que se haya recurrido a mediación o a arbitraje voluntario.
Se solicitaba al Inspector del Trabajo competente, quien debía
desempeñar estos buenos oficios para facilitar el acuerdo entre ellas.
Estaba facultado para citar a las partes, conjunta o separadamente,
las veces que estimara necesario con el fin de lograr las bases del
acuerdo que permitiesen llegar a la suscripción del contrato colectivo.
Si transcurrían cinco días hábiles desde que se requirió la
intervención de este funcionario y no se había logrado un acuerdo,
termina su labor y la huelga deberá hacerse efectiva al inicio del día
siguiente hábil, salvo que las partes acuerden prorrogar ese plazo por
hasta otros cinco días, prorrogándose en ese caso el plazo en que la
huelga debía hacerse efectiva.
El arbitraje, a diferencia de las instituciones anteriores, estaba
llamado a concluir en la dictación de un fallo o laudo arbitral, que
constituye el instrumento colectivo del trabajo. Podía revestir dos
formas: voluntario, que constituía la regla general, y obligatorio, que
era la excepción.
1. LA MEDIACIÓN
1) Procedimiento de designación
3) Duración de la mediación
4) Conclusión de la mediación
La ley se limita a establecer en el artículo 380 que si no se produce
acuerdo dentro del plazo, el mediador debe poner término a su
gestión, presentando a las partes un informe sobre lo realizado.
3. EL ARBITRAJE
3.1. Definición
a) Arbitraje voluntario
b) Arbitraje obligatorio
a) Secretaría
3.5.2. Tramitación
La ley faculta a las partes, eso sí, para que, mientras no se les
notifique el fallo, celebren directamente un contrato colectivo (artículo
390).
1. Concepto
3.2. Duración
La ley sólo indica un plazo máximo de duración, cual es tres
años. En consecuencia, las partes pueden acordar un plazo
menor.
2. EVOLUCIÓN HISTÓRICA
El profesor De la Cueva distingue seis etapas de la
evolución histórica del contrato colectivo.
1) La primera etapa, que más bien constituye una etapa
previa al contrato colectivo, se caracteriza por la prohibición
de celebrarlos, en virtud de estar prohibida la coalición y
asociación profesional. Esta etapa tiene diferente extensión
en los distintos países. Es así como en Inglaterra culmina con
la dictación en 1824 de la ley que reconoce la licitud de las
asociaciones profesionales y en Francia se extiende hasta
1864, cuando se deroga la Ley Chapelier.
2) La segunda etapa se caracteriza por la tolerancia en
torno a la celebración de contratos colectivos. Existía la
posibilidad de celebrar dichos convenios, pero los
empresarios no tenían la obligación de aceptarlos y, en
realidad, si los terceros los aceptaban y se sometían al
régimen establecido por alguno de ellos, lo hacían sólo
porque en virtud de razones económicas o sociales no les
convenía oponerse. A pesar de lo anterior, y debido a la
fuerza que había ido adquiriendo el movimiento obrero tanto
en Inglaterra y Francia como en Alemania y Bélgica, los
contratos colectivos fueron generalizándose, generalización
que fue, en consecuencia, anterior al reconocimiento de la
figura jurídica por la ley y la doctrina.
Se determinó que la institución pertenecía al derecho
privado, pues regulaba relaciones entre particulares y la
única figura que podía, en cierta forma, explicarle era el
contrato; en efecto, se trataba simplemente de un contrato
entre una organización patronal o un patrono y una
organización o coalición obrera; pero tal contrato surtía
efectos solamente entre las organizaciones patronales o
patronos intervinientes y la organización obrera; y lo anterior,
únicamente en el evento de que tales organizaciones
tuvieren personería jurídica o capacidad para obligarse. En
caso contrario, sólo producirían "la obligación moral de
respetar la palabra comprometida"154.
3) La tercera etapa se caracteriza por que, sin estar
reconocido aún por las leyes, el contrato colectivo empieza a
ser estudiado por los autores e, incluso, por la jurisprudencia,
quienes intentan explicarlo a través del Derecho Civil y esta
nueva figura había sido considerada un contrato.
La jurisprudencia francesa, que en un principio había
mantenido su posición en torno a restarle eficacia al contrato
colectivo, lentamente comenzó a enriquecerse con nuevas
concepciones que Arnion155 resumió diciendo que la
jurisprudencia:
"a) exigía que los grupos profesionales, parte de un
convenio colectivo, fueran personas jurídicas:
1. CONCEPTO
El Código del Trabajo utiliza la expresión instrumentos
colectivos para referirse a los contratos colectivos, a los
convenios colectivos y a los fallos arbitrales. La ley Nº 20.940
introdujo una definición de instrumento colectivo,
entendiéndolo como la convención celebrada entre
empleadores y trabajadores con el objeto de establecer
condiciones comunes de trabajo y remuneraciones u otros
beneficios en especie o en dinero, por un tiempo determinado
y en conformidad a las reglas previstas en el Libro IV (artículo
320).
2. FORMALIDADES
El instrumento colectivo debe sujetarse a las siguientes
formalidades:
1) Debe siempre constar por escrito (artículo 320, inciso
final).
2) Copia del respectivo instrumento debe enviarse a la
Inspección del Trabajo, dentro de los cinco días siguientes a
su suscripción (artículo 320, inciso final).
3) Existen ciertas cláusulas mínimas que todo instrumento
colectivo debe contener (artículo 321):
— La determinación precisa de las partes a quienes afecte.
— Las normas sobre remuneraciones, beneficios,
condiciones de trabajo y demás estipulaciones que se hayan
acordado, especificándolas detalladamente.
— Período de vigencia del contrato.
— El acuerdo de extensión de beneficios o la referencia de
no haberse alcanzado dicho acuerdo.
Las cláusulas antes señaladas constituyen las cláusulas
obligatorias del contrato colectivo, pero el mismo Código
expresa que, si lo acuerdan las partes, puede contener la
constitución de una comisión bipartita para la
implementación y seguimiento del cumplimiento del
instrumento colectivo o mecanismos de resolución de las
controversias.
7.1.1. Concepto
El efecto normativo del contrato colectivo consiste en la
obligación de los afectados por el convenio de ajustar los
contratos individuales de trabajo ya en vigencia y los que
celebren en el futuro a las condiciones comunes de trabajo y
de remuneraciones en él establecidas, las cuales de esta
forma adquieren el valor de norma. Es una consecuencia de
la finalidad de los contratos colectivos del trabajo, cual es
precisamente fijar las condiciones de trabajo a las que deben
ajustarse los contratos individuales, en una o varias
industrias o actividades profesionales, lo que nos permite
afirmar que por la convención colectiva se crean normas a
las que deberán ajustarse las relaciones individuales regidas
por aquélla. Es precisamente esta característica la que ha
hecho calificar la institución como "contrato normativo",
definido por Hueck-Nipperdey169como "un contrato en el cual
se convienen condiciones que deberán observarse en los
contratos particulares".
8.1.1. Concepto
El contrato colectivo está llamado a producir efectos no
solamente entre quienes lo pactan, sino respecto de
terceros, miembros de la profesión, ajenos a su celebración.
En una primera época, los contratos colectivos se
estipulaban entre un empleador y sus empleados, aun
cuando en la práctica quedaban obligados también
cualquiera que adhiriera a él, los miembros de las respectivas
organizaciones sindicales intervinientes y las personas que
ingresaran a ellas posteriormente, aspectos los dos últimos
que no pudieron encontrar explicación en las teorías de
carácter civil. En esta época, no resultaba admisible la
posibilidad de que el convenio alcanzara a terceros,
miembros de la profesión, que no llegaran a formar parte de
las organizaciones sindicales respectivas.
Lentamente, estas últimas fueron logrando mejores
beneficios para sus miembros, lo que originó una situación
de desigualdad para los trabajadores de pequeñas empresas
o talleres que, aunque desarrollaban una actividad análoga a
los ocupados en grandes establecimientos, por su número y
su escasa fuerza representativa eran impotentes para lograr
imponer al empleador mejores condiciones de trabajo. Esta
última situación también podía ocasionar problemas a los
empresarios modestos, pues lógicamente los trabajadores
preferían ser ocupados en los establecimientos que ofrecían
mejores condiciones de trabajo, lo cual incidía en una
disminución de su producción, ya que, generalmente, debían
conformarse con los obreros menos capacitados.
Los hechos descritos llevaron, poco a poco, a que tanto los
trabajadores como los empleadores, buscasen la forma de
uniformar el régimen de trabajo en cada una de las
actividades, llegándose a crear organismos que tuvieron a su
cargo la tarea de igualar las condiciones de trabajo dentro de
una misma profesión, situación que implicó un cambio
decisivo en la eficacia del contrato colectivo y que luego fuera
considerada por las legislaciones181.
Puede ocurrir que el convenio se haya celebrado con un
estrecho campo de aplicación y que, en realidad, no alcance
más que a una minoría ínfima de empleadores y
trabajadores. En este caso, los verdaderos terceros son los
obligados por el contrato y generalizarlo podría significar
imponer a una mayoría la voluntad de una minoría, pero, por
otra parte, no tendría razón de ser disponer la extensión de
un contrato que, dado su ámbito, alcance a todos los
interesados.
8.1.2. Procedimiento de extensión
Se trata de determinar a quién corresponde la iniciativa y
declaración de la extensión de un determinado convenio
colectivo. Se han dado las siguientes posibilidades:
a) Hay sistemas en que el Estado es el llamado a declarar
la aplicación a terceros de un contrato colectivo,
correspondiendo esta atribución a los tribunales de justicia o
a los órganos legislativos. No se trata de una regulación de
las condiciones laborales por parte del Estado, sino que éste
se limita a "ayudar" a las asociaciones profesionales en la
regulación de las condiciones de trabajo. La extensión tiende
a uniformar dichas condiciones, pero únicamente en la
proporción en que las organizaciones interesadas no han
podido hacerlo por medio de la propia celebración del
convenio. En otras palabras, el convenio no debe extenderse
a otras ramas de profesionales o industrias distintas a
aquellas a las que se aplique primitivamente. Sólo debe
referirse a aquellas personas y empresas que, aunque no
sean parte de la convención, hubieran podido serlo.
b) Hay otros sistemas en que los trabajadores deben elegir,
por mayoría, el sindicato más representativo y es éste el
llamado a celebrar el convenio, el cual surte efectos también
respecto de trabajadores agrupados en otros sindicatos.
8.1.3. Contenido de la extensión
Lo normal es que el convenio se extienda en todas sus
estipulaciones, pero perfectamente puede darse la situación
contraria, es decir, que sólo se refiera a una parte de sus
cláusulas, especialmente las que dicen relación con los
salarios.
En todo caso, la extensión debe referirse a las cláusulas
normativas y no a las obligacionales, las que sólo valen entre
las partes signatarias.
b) El que se niegue a proporcionar a los dirigentes del o de b) Negarse a proporcionar a los dirigentes del o de los
los sindicatos base la información a que se refieren los sindicatos base la información a que se refieren los artículos
incisos quinto y sexto del artículo 315; 315 y 317;
ANTES REFORMA
c) El que ofrezca u otorgue beneficios especiales con el fin c) Ofrecer u otorgar beneficios especiales que signifiquen
exclusivo de desestimular la formación de un sindicato; desestimular la formación de un sindicato;
d) El que realice alguna de las acciones indicadas en las d) Realizar alguna de las acciones indicadas en las letras
letras precedentes, a fin de evitar la afiliación de un precedentes, a fin de evitar la afiliación de un trabajador a
trabajador a un sindicato ya existente; un sindicato ya existente;
e) El que ejecute actos de injerencia sindical, tales como e) Ejecutar actos de injerencia sindical, tales como intervenir
intervenir activamente en la organización de un sindicato; activamente en la organización de un sindicato; ejercer
ejercer presiones conducentes a que los trabajadores presiones conducentes a que los trabajadores ingresen a un
ingresen a un sindicato determinado; discriminar entre los sindicato determinado; discriminar entre los diversos
diversos sindicatos existentes otorgando a unos y no a otros, sindicatos existentes otorgando a unos y no a otros, injusta
injusta y arbitrariamente, facilidades o concesiones y arbitrariamente, facilidades o concesiones
extracontractuales; o condicionar la contratación de un extracontractuales; o condicionar la contratación de un
trabajador a la firma de una solicitud de afiliación a un trabajador a la firma de una solicitud de afiliación a un
sindicato o de una autorización de descuento de cuotas sindicato o de una autorización de descuento de cuotas
sindicales por planillas de remuneraciones; sindicales por planillas de remuneraciones;
f) El que ejerza discriminaciones indebidas entre g) Ejercer discriminaciones indebidas entre trabajadores que
trabajadores con el fin exclusivo de incentivar o signifiquen incentivar o desestimular la afiliación o
desestimular la afiliación o desafiliación sindical, y desafiliación sindical.
a) El que acuerde con el empleador la ejecución por parte de a) Acordar con el empleador la ejecución por parte de éste
éste de alguna de las prácticas desleales atentatorias contra la de alguna de las prácticas antisindicales atentatorias contra
libertad sindical en conformidad al artículo precedente y el que la libertad sindical en conformidad al artículo precedente
presione indebidamente al empleador para inducirlo a ejecutar y el que presione indebidamente al empleador para
tales actos; inducirlo a ejecutar tales actos;
b) El que acuerde con el empleador el despido de un trabajador b) Acordar con el empleador el despido de un trabajador u
u otra medida o discriminación indebida por no haber éste otra medida o discriminación indebida por no haber éste
pagado multas, cuotas o deudas a un sindicato y el que de pagado multas, cuotas o deudas a un sindicato y el que de
cualquier modo presione al empleador en tal sentido; cualquier modo presione al empleador en tal sentido;
c) Los que apliquen sanciones de multas o de expulsión de un c) Aplicar sanciones de multas o de expulsión de un
afiliado por no haber acatado éste una decisión ilegal o por afiliado por no haber acatado éste una decisión ilegal o por
ANTES REFORMA
haber presentado cargos o dado testimonio en juicio, y los haber presentado cargos o dado testimonio en juicio, y los
directores sindicales que se nieguen a dar curso a una queja o directores sindicales que se nieguen a dar curso a una queja
reclamo de un afiliado en represalia por sus críticas a la gestión o reclamo de un afiliado en represalia por sus críticas a la
de aquélla; gestión de aquélla;
d) El que de cualquier modo presione al empleador a fin de d) Presionar al empleador a fin de imponerle la
imponerle la designación de un determinado representante, de designación de un determinado representante, de un
un directivo u otro nombramiento importante para el directivo u otro nombramiento importante para el
procedimiento de negociación y el que se niegue a negociar procedimiento de negociación y el que se niegue a
con los representantes del empleador exigiendo su reemplazo negociar con los representantes del empleador exigiendo
o la intervención personal de éste, y su reemplazo o la intervención personal de éste;
e) Los miembros del directorio de la organización sindical que e) Divulgar a terceros ajenos a la organización sindical los
divulguen a terceros ajenos a éste los documentos o la documentos o la información que hayan recibido del
información que hayan recibido del empleador y que tengan el empleador y que tengan el carácter de confidencial o
carácter de confidencial o reservados. reservados;
Artículo 291. Incurren, especialmente, en infracción que Artículo 291. Incurren, especialmente, en infracción que
atenta contra la libertad sindical: atenta contra la libertad sindical:
a) Los que ejerzan fuerza física o moral en los trabajadores a) Los que ejerzan fuerza física o moral en los trabajadores
a fin de obtener su afiliación o desafiliación sindical o para a fin de obtener su afiliación o desafiliación sindical o para
que un trabajador se abstenga de pertenecer a un sindicato, que un trabajador se abstenga de pertenecer a un sindicato,
y los que en igual forma impidan u obliguen a un trabajador y los que en igual forma impidan u obliguen a un trabajador
a promover la formación de una organización sindical, y a promover la formación de una organización sindical, y
2.3. Sanciones
El régimen de sanciones fue objeto de importantes
modificaciones, introducidas por la ley Nº 20.940.
Con anterioridad se sancionaban con multas de 10 a 150
unidades tributarias mensuales, teniéndose en cuenta para
determinar su cuantía la gravedad de la infracción. En caso
de tratarse de una reincidencia, la sanción se aumentaba de
100 a 150 unidades tributarias mensuales.
Las multas eran a beneficio del Servicio Nacional de
Capacitación y Empleo.
Actualmente, para la determinación del monto de las multas
debe estarse a la calidad de la empresa:
1. Tratándose de una microempresa, se sanciona con multa
de 5 a 25 unidades tributarias mensuales.
2. En la pequeña empresa la multa es de 10 a 50 unidades
tributarias mensuales.
3. En la mediana empresa es de 15 a 150 unidades
tributarias mensuales.
4. En la gran empresa la multa es de 20 a 300 unidades
tributarias mensuales.
La ley establece que la cuantía de la multa, dentro del rango
respectivo, debe determinarse teniendo en cuenta la
gravedad de la infracción y el número de trabajadores
involucrados o afiliados a la organización sindical. En caso
de reincidencia en las medianas y grandes empresas, las
multas pueden duplicarse o triplicarse, en conformidad a lo
dispuesto en el artículo 506.
A diferencia de lo que ocurría anteriormente, las multas son
a beneficio del Fondo de Formación Sindical y Relaciones
Laborales Colaborativas, administrado por el Ministerio del
Trabajo y Previsión Social.
La ley aclara que los efectos descritos son sin perjuicio de
la responsabilidad penal, en los casos en que las conductas
antisindicales o desleales configuren faltas, simples delitos o
crímenes.
2.4. Procedimiento de denuncia
La materia sufrió modificaciones en virtud de la reforma
procesal laboral, en que la ley Nº 20.087 introdujo un
procedimiento especial dedicado a la tutela de ciertos
derechos fundamentales de los trabajadores, enumerados el
artículo 485 del Código del Trabajo. Como es sabido, el
nuevo proceso laboral ha sido inspirado básicamente en el
proceso español, el cual contempla un procedimiento
especial, aun cuando dedicado específicamente a la tutela
de la libertad sindical. El artículo 485 no hace referencia a
esta garantía, pero el artículo 292, en virtud de las
modificaciones de la ley Nº 20.087, establece que
corresponde conocer de ellas a los juzgados de Letras del
Trabajo, conforme al procedimiento de tutela de derechos
fundamentales, establecido en el párrafo 6º, del Capítulo II,
del Título I, del Libro V. La ley no ha detallado los alcances
de esta remisión, salvo en determinada situación, según se
dirá, por lo que a continuación se analizará ese
procedimiento y su aplicación a la tramitación de las prácticas
desleales.
2.4.4. Tramitación
De acuerdo al artículo 292, el conocimiento y resolución de
las infracciones por prácticas desleales o antisindicales se
sustancian conforme a las normas del procedimiento de
tutela de derechos fundamentales, contemplado en el párrafo
6º, del capítulo II, del Título I, del Libro V del Código.
Tratándose de las normas generales del procedimiento de
tutela, y según lo dispone el artículo 486, la Inspección del
Trabajo, a requerimiento del tribunal, debe emitir un informe
acerca de los hechos denunciados, pudiendo hacerse parte
en el proceso.
Como se indicó, ese organismo fiscalizador tiene la
obligación de efectuar la denuncia, pero el artículo 486, en
su inciso 6º, ordena que, en forma previa a esta denuncia,
lleve a efecto una mediación entre las partes, a fin de agotar
las posibilidades de corrección de las infracciones
constatadas.
Cabe preguntarse entonces, si este requisito de
procesabilidad rige también tratándose de las denuncias de
prácticas antisindicales o desleales o, lo que es lo mismo, si
la Inspección del Trabajo puede efectuar la denuncia sin
haber agotado las instancias de conciliación. Si bien el artícu-
lo 292 obliga a la inspección a formular la denuncia, entregó
su sustanciación a las normas generales del procedimiento
de tutela, por lo que no se ve razón para eximirla de su
obligación de ejercer el rol de mediador. Por lo demás, el
artículo 491 se refiere a la admisibilidad de la denuncia, sin
que el trámite de admisibilidad haya sido regulado de manera
especial o diferente al del de procedimiento de tutela, de lo
que puede entenderse que si no ha cumplido la inspección
con su obligación, no debiera ser admitida a tramitación.
Según lo dispuesto en el artículo 491, una vez admitida, su
substanciación se hará en conformidad al procedimiento de
aplicación general, es decir, el contemplado en el párrafo 3º,
aun cuando se establecen algunas reglas especiales:
a) Suspensión inmediata de los efectos del acto
impugnado. El juez, de oficio o a petición de parte, en la
primera resolución que dicte debe disponer la suspensión de
los efectos del acto impugnado, en las siguientes
situaciones:
• Cuando aparezca de los antecedentes acompañados al
proceso que se trata de lesiones de especial gravedad, o
• Cuando la vulneración denunciada pueda causar efectos
irreversibles (artículo 492).
A fin de asegurar el acatamiento de lo dispuesto, se debe
apercibir al empleador con multa de 50 a 100 unidades
tributarias mensuales, la que puede repetirse hasta obtener
el debido cumplimiento de la medida decretada. Aquí se
advierte claramente la idea de alejarse, por lo menos en esta
parte, de las posiciones que tradicionalmente se habían
adoptado en la materia, considerando la trasgresión de un
derecho fundamental como un simple incumplimiento
contractual. Sin embargo, las prácticas desleales están
sancionadas con multas en el artículo 292, lo que puede
llevar a preguntarse sobre la aplicación del apremio
contemplado en el artículo 486. En efecto, esta última norma
dice relación con una situación diferente a la del artículo 292,
cual es la suspensión inmediata de un acto que puede ser
constitutivo de infracción a un derecho fundamental, y, en
este caso específico, a la libertad sindical, por lo que su
aplicación perfectamente puede resultar procedente.
b) Suspensión de los efectos del acto impugnado durante
la tramitación del juicio. Si bien la ley dispone que tal
suspensión debe hacerse en la primera resolución, si durante
la tramitación se observa el cumplimiento de las condiciones
indicadas, deberá hacerse en cuanto se cuente con dichos
antecedentes.
Contra las resoluciones que se dicten en el marco de las
letras a) y b) anteriores no procede recurso alguno (artículo
492, inciso final).
c) Aspectos probatorios. Se ha introducido una importante
novedad en la materia. El artículo 493 ordena que, cuando
de los antecedentes aportados por la parte denunciante
resulten indicios suficientes de que se ha producido la
vulneración de derechos fundamentales, corresponderá al
denunciado explicar los fundamentos de las medidas
adoptadas y de su proporcionalidad. Según las normas
generales, quien alega algún hecho es quien debe probarlo;
sin embargo, en esta situación se parte de la base de la
existencia del hecho recayendo en el denunciado la
obligación de explicar su proceder. Obviamente, es en el
denunciante en quien sigue recayendo el peso de aportar,
por lo menos, los antecedentes de los cuales se puedan
desprender los indicios que permitan al juez considerar que
la vulneración se ha producido, ya que, de lo contrario,
significaría hacer recaer en el denunciado la prueba de un
hecho negativo (que no existió la violación). Esta situación
fue considerada expresamente en el respectivo mensaje, con
que se dio inicio al proyecto de ley que culminó con la
dictación de la ley Nº 20.087, al indicar que se pretendió
facilitar o alivianar la prueba del denunciante, cuando de sus
alegaciones se desprendan los referidos indicios. "Se
produce entonces, una matización de la regla general sobre
la carga de la prueba, ya que al trabajador le basta con que
de sus alegaciones se desprendan 'indicios', es decir,
señales o evidencias que den cuenta de un hecho oculto
(violación de un derecho fundamental). Es destacable que en
este evento no se exige al empleador la prueba de un hecho
negativo (que no violó el derecho fundamental) sino que
pruebe que el acto o conducta empresarial obedeció a una
motivación legítima"221.
Nuestros tribunales, pronunciándose al respecto, han
concluido que en el procedimiento de tutela de derechos
fundamentales, de acuerdo al artículo 493, la carga de la
prueba se invierte y basta al denunciante con presentar
indicios suficientes de que se ha producido la vulneración de
derechos, correspondiéndole al denunciado explicar los
fundamentos de las medidas discriminatorias que ha
adoptado, debiendo existir una justificación que claramente
sea suficiente, no siendo una decisión arbitraria y dando
razones de la proporcionalidad de las mismas, estando, en
tal circunstancia, el juez de la instancia obligado a analizar la
prueba aportada completamente y en los términos que
establece la ley. Esta alteración del onus probandi busca
colocar al denunciante en condiciones de obtener protección
efectiva frente al acto vulneratorio de sus garantías
constitucionales. En consecuencia, al denunciado no le
corresponde probar la inexistencia del acto impugnado, el
que constará de los indicios, sino que éste obedece a
razones objetivas y justificadas, como, asimismo, que no
existía un medio menos gravoso para lograr el objetivo
perseguido. Agregó el mismo fallo que, en materia laboral, la
prueba aportada por las partes se aprecia conforme a las
reglas de la sana crítica, esto es, conforme a las normas de
la lógica y las máximas de la experiencia, y si bien los jueces
de la instancia son soberanos para determinar los hechos
asentados conforme a ella, no procede aceptar que, en el
análisis, los sentenciadores prescindan de los elementos de
convicción que están llamados a valorar ni que se releve a
uno de los litigantes de la carga probatoria que le afecta. La
carga material de la prueba, al contrario de la formal, que
importa una actividad procesal de la parte pertinente,
corresponde a una obligación legal cuyo destinatario final es
el juez, quien deberá cumplirla en la fase resolutoria del
proceso, al momento de dictar sentencia, debiendo, frente a
una situación imprecisa por insuficiencia o falta de prueba,
determinar cuál de las partes en litigio habrá de resultar
perjudicada. Finalmente, consideró que, en la especie, el
acta de fiscalización acompañada a la denuncia presentada
por la Inspección del Trabajo participaba de la presunción
legal de veracidad que su ley orgánica le entrega, sirviendo
de indicio suficiente de que se ha producido la vulneración
de derechos fundamentales denunciada, respecto de la
libertad sindical. De este modo, la carga de la prueba se ha
invertido y el empleador denunciado queda obligado a probar
que la existencia del acto impugnado obedece a razones
objetivas y justificadas, y que no existía un medio menos
gravoso para lograr el motivo perseguido. Sin embargo, la
diferencia en el trato con los dirigentes sindicales que ha
tenido el empleador, reconociendo beneficios sólo a algunos
de ellos —turno fijo sólo en la mañana y gran disponibilidad
horaria para desarrollar la actividad gremial—, no ha sido
justificada, toda vez que la parte patronal no ha dado
respuestas claras acerca de las referidas diferencias que
permitan desestimar que tales medidas son constitutivas de
las prácticas antisindicales reprochadas222.
De acuerdo al artículo 494, con el mérito del informe de
fiscalización, cuando corresponda, de lo expuesto por las
partes y de las demás pruebas acompañadas al proceso, el
juez debe dictar sentencia en la misma audiencia o dentro
del décimo día. En el evento de no dictar la sentencia al
término de la audiencia, debe citar a las partes para
notificarlas del fallo, fijando día y hora al efecto, dentro del
mismo plazo. Las partes se entienden notificadas de la
sentencia, sea en la audiencia de juicio o en la actuación
prevista al efecto, hayan o no asistido a ellas (el artículo 494
hace aplicable el artículo 457).
En este especial procedimiento, la sentencia debe contener
los requisitos comunes a toda sentencia y, además, en su
parte resolutiva, las menciones que señala el artículo 495,
esto es, las siguientes:
1. La declaración de existencia o no de la lesión de
derechos fundamentales denunciada. En este caso, deberá
pronunciarse sobre la existencia o no de la infracción a la
libertad sindical.
2. En caso afirmativo, deberá ordenar, de persistir el
comportamiento antijurídico a la fecha de dictación del fallo,
su cese inmediato, bajo el apercibimiento señalado en el
inciso 1º del artículo 492, esto es, de aplicarse una multa de
50 a 100 unidades tributarias mensuales, que puede
repetirse hasta el debido cumplimiento de la medida
decretada. Este también fue un punto resaltado en el
mensaje ya citado, que expuso precisamente que el proyecto
apuntaba a retrotraer la situación al estado inmediatamente
anterior de producirse la vulneración denunciada, siendo la
nulidad el efecto propio y natural para este tipo de ilícitos.
Adicionalmente, la sentencia debe indicar concretamente las
medidas tendientes a obtener la reparación de las
consecuencias derivadas de la vulneración constatada,
incluyendo la posibilidad de que se imponga el pago de una
indemnización. Ya nos referimos a las dudas sobre la
procedencia de este apercibimiento.
3. La indicación concreta de las medidas a que se
encuentra obligado el infractor, dirigidas a obtener la
reparación de las consecuencias derivadas de la vulneración
de derechos fundamentales, bajo el apercibimiento señalado
en el inciso 1º del artículo 492, incluidas las indemnizaciones
que procedan. Tratándose concretamente del despido de un
trabajador aforado, el artículo 292 establece un
apercibimiento especial, es decir, el pago de una multa de 50
a 100 unidades tributarias mensuales, apremio que, en virtud
de lo dispuesto en el artículo 292, inciso 7º, puede ser
sustituido o repetido hasta obtener el cumplimiento íntegro
de la medida decretada.
4. La aplicación de las multas que hubiere a lugar, de
conformidad a las normas de este Código. Esta norma lleva
a concluir que todas las demás sanciones indicadas son
también procedentes en el caso de vulneraciones a la
libertad sindical, pues es uno más de los contenidos de la
respectiva sentencia, pero no el único.
En cualquier caso, el juez debe velar por que la situación
se retrotraiga al estado inmediatamente anterior a producirse
la vulneración denunciada y debe abstenerse de autorizar
cualquier tipo de acuerdo que mantenga indemne la
conducta lesiva de derechos fundamentales. Copia de esta
sentencia debe remitirse a la Dirección del Trabajo para su
registro. El artículo 294 bis establece que el organismo
fiscalizador debe llevar un registro de las sentencias
condenatorias por prácticas antisindicales o desleales,
debiendo publicar semestralmente la nómina de empresas y
organizaciones sindicales infractoras. La norma reitera la
obligación del tribunal de enviar a la Dirección del Trabajo la
copia de los fallos respectivos.
La tramitación de estos procesos goza de preferencia
respecto de todas las demás causas que se tramiten ante el
mismo tribunal. Igual ocurre con los recursos que se
interpongan (artículo 488).
Artículo 387. Serán consideradas prácticas Artículo 403. Prácticas desleales del empleador. Serán consideradas
desleales del empleador las acciones que prácticas desleales del empleador las acciones que entorpezcan la
entorpezcan la negociación colectiva y sus negociación colectiva y sus procedimientos. Entre otras, se
procedimientos considerarán las siguientes:
acciones que entorpezcan la negociación colectiva o sus las acciones que entorpezcan la negociación colectiva o sus
procedimientos. procedimientos. Entre otras, se considerarán las siguientes:
4. SANCIONES
La legislación anterior disponía que las prácticas desleales
serían sancionadas con multa, a beneficio del Servicio
Nacional de Capacitación y Empleo, de 10 a 150 unidades
tributarias mensuales, teniéndose en cuenta para determinar
su cuantía la gravedad de la infracción. En caso de tratarse
de una reincidencia, se sancionaba con multas de 100 a 150
unidades tributarias mensuales. Esta sanción era sin
perjuicio de la responsabilidad penal en los casos en que las
conductas sancionadas como prácticas desleales
configurasen faltas, simples delitos o crímenes. La Dirección
del Trabajo debe llevar un registro de las sentencias
condenatorias por prácticas desleales en la negociación
colectiva, debiendo publicar semestralmente la nómina de
empresas y organizaciones sindicales infractoras. Para este
efecto, el tribunal debía enviar a la Dirección del Trabajo
copia de los respectivos fallos.
En la normativa actual, se diferencia entre un régimen
general y una situación especial.
5.1. Procedimiento
Según lo dispone el artículo 407, el conocimiento y
resolución de las infracciones por prácticas desleales en la
negociación colectiva debe sustanciarse conforme a las
normas establecidas en el párrafo 6º del Capítulo II del Título
I del Libro V del Código, esto es, por medio del procedimiento
de tutela laboral.
1.1. Competencia
3. Otras situaciones
El Título VIII, del Libro IV del Código del Trabajo, bajo el epígrafe
"De los procedimientos judiciales en la negociación colectiva",
contiene normas que constituyen reglas de aplicación general en
materia de reclamaciones y otras que dicen relación con
determinadas acciones específicas. Además, y no obstante el
epígrafe del título en estudio, en diversos aspectos contempla
procedimientos especiales frente a situaciones que el legislador ha
entregado a la competencia de los juzgados de Letras del Trabajo.
1.1. Competencia
2.2.3. Plazo
3. OTRAS SITUACIONES
Esta acción puede deducirse tanto por la o las empresas como por
la Dirección del Trabajo o el o los sindicatos, según corresponda.
BIBLIOGRAFÍA