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SANTIFICAR EL DÍA DE REPOSO JEREMÍAS 17.

19-27
DÍA DE REPOSO: El término español «sábado» proviene del latín bíblico sabbătum, este del griego
σάββατον (sábbaton), este del hebreo ‫( השבת יום‬shabat), «reposo», «día de reposo», que deriva
del verbo shâbath: «cesar [de trabajar]», «descansar», «guardar el sábado», y este del acadio
šabattum, «descanso». Viene de sa bot en sumerio: calma el corazón.
Según la Biblia, el sábado es el séptimo y último día de la semana, Génesis 2:2-3. (“2 Y acabó Dios en
el día séptimo la obra que hizo; y reposó (shabbath) el día séptimo de toda la obra que hizo. 3 Y bendijo
Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó (shabbath) de toda la obra que había hecho en
la creación.”)
De hecho es el único día mencionado por un nombre. El resto son nombrados por su orden en la
semana. La primera mención de la institución para Israel de un séptimo día de reposo, consagrado
a Jehová, se halla en Éxodo 16.23 (“23 Y él les dijo: Esto es lo que ha dicho Jehová: Mañana es el
santo día de reposo (shabbathon), el reposo (shabbath) consagrado a Jehová; lo que habéis de
cocer, cocedlo hoy, y lo que habéis de cocinar, cocinadlo; y todo lo que os sobrare, guardadlo para
mañana.”)

Esta ordenanza fue después incluida en el cuarto mandamiento del Decálogo, estableciéndose allí
de manera directa su relación con el cese de la actividad creadora en el séptimo día (Éx. 20:8-11,
31:13-17). Dios cesó Su obra contemplándola y bendiciéndola. Éxodo 20.8-11 “8 Acuérdate del día
de reposo (shabbath) para santificarlo. 9 Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; 10 mas el
séptimo día es reposo (shabbath) para Jehová tu Dios;…”

El sábado vino a ser un signo peculiar del pacto perpetuo celebrado por el Señor con Israel. Éxodo
31.16-17 “16 Guardarán, pues, el día de reposo (shabbath) los hijos de Israel, celebrándolo por sus
generaciones por pacto perpetuo. 17 Señal es para siempre entre mí y los hijos de Israel; porque en
seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó y reposó.”

Volviendo al libro de Jeremías, tenemos: El tenor del capítulo cambia abruptamente con un
mensaje específico sobre la santidad del día de reposo. Diferente a muchos de los oráculos de
Jeremías, este se condiciona a la respuesta del pueblo. Pero a la luz de pasajes previos de juicio, la
posibilidad de arrepentimiento es remota. El bosquejo es como sigue:
(1) Instrucción a Jeremías (vv. 19, 20); El mensaje de Jeremías debía proclamarse a través de la
ciudad. Desde los reyes hasta los campesinos, todos los moradores de la ciudad debían escuchar y
obedecer la palabra de Jehová.
(2) Llamado a guardar el día de reposo (vv. 21, 22); Guardaos: La santidad del día de reposo es un
asunto muy serio. Era una señal de la creación y de la relación del pacto entre Dios e Israel. El
pasaje describe actividad comercial laboriosa en sábado, sin duda especialmente notable en las
puertas de la ciudad, y posiblemente involucrando al rey tanto como el pueblo común (19). La
observancia del sábado podría ser un barómetro del estado espiritual de Judá (así como lo es
nuestro tiempo de comunión con Él); de aquí la solemne advertencia sobre la necesidad de
observar este mandamiento. Santificad es apartarlo para distinguirlo de los demás días. la
inobservancia de ese día fue la causa principal de la cautividad, la duración de la cual, siendo de
setenta años, concuerda exactamente con el número de setenta semanas de años, o sean los 490
años de posesión de Canaán, contados desde Saúl hasta su destierro (Levítico. 26:34-35; 2 Crónicas
36:21). Por eso, a raíz de su restauración, se dio especial énfasis a la observancia del sábado
(Nehemías 13:19).
(3) Ejemplo de la desobediencia de los padres (v. 23); Los abusos del día de reposo eran claramente
frecuentes a lo largo de la historia de la nación.
(4) Bendiciones de la obediencia (vv. 24-26); Si el día de reposo era santificado, como señal de la
fidelidad de Israel al pacto, la nación retendría sus reyes y príncipes soberanos. En otras palabras,
se iba a cumplir la promesa de la permanencia de la dinastía de David en el reino. Si seguían las
estipulaciones del v. 21, el Templo volvería a ser el centro de adoración para la nación. La gente
viajaría a través de la tierra hasta Jerusalén para adorar con sus sacrificios a Dios.
(5) Maldición de la desobediencia (v. 27). Las consecuencias de la desobediencia serían la total
destrucción de la ciudad. Si no se seguían las condiciones de 17.21, el Señor del pacto traería
fuego destructivo que no se puede sofocar contra la ciudad y sus palacios.

En la antigüedad los cristianos y judíos guardaban el sábado, séptimo día de la semana como día de
reposo y día del Señor, en tanto que los adoradores de antiguos dioses guardaban el domingo
como día de adoración del sol.

Constantino I, tratando de unir ambas creencias y así evitar más luchas internas en el reino,
decretó tolerancia religiosa y terminó la persecución a los cristianos.

El 7 de marzo del 321, el emperador romano Constantino I el Grande decretó que el domingo,
“venerable día del sol", más tarde nombrado por la iglesia católica como "el día del Señor" fuera
considerado como día de descanso para jueces, plebe y oficios, –«día de reposo»– en tanto los
campesinos continuarían trabajando
Según el texto Catecismo doctrinal, en 1566 el Concilio de Trento transfirió el descanso al primer
día: «.Complace a la Iglesia de Dios, que la celebración religiosa del día shabat se debe transferir al
Día del Señor: el domingo».

En la actualidad, si bien para programaciones laborales por comodidad se toma el lunes como
primer día de la semana, los calendarios continúan indicando que el domingo es el primer día y el
sábado el séptimo. En términos de hoy significa permitir sistemáticamente un tiempo en la vida de
uno para la adoración y el descanso, aun al precio de progreso personal.

La actitud del Señor hacia el sábado fue la de librarlo de estas vejatorias acrecencias
tradicionalistas, por las cuales el sábado llegaba a convertirse en un fin en sí mismo, en lugar de
ser un medio para un fin (Mc 2.27-28) “27 También les dijo: El día de reposo fue hecho por causa
del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo. 28 Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor
aun del día de reposo.”.

En la época de Cristo, los fariseos habían dispuesto normas ridículas acerca del sábado,
prohibiendo incluso los gestos de misericordia, y combatían a Jesús porque efectuaba curaciones
en sábado. Sin embargo, los fariseos no consideraban contra la Ley salvar un buey, un asno o una
oveja en día de sábado, ni se privaban de abrevar a sus animales. Lucas 13.10-16
“10 Enseñaba Jesús en una sinagoga en el día de reposo; 11 y había allí una mujer que desde hacía
dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía
enderezar. 12 Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad. 13 Y puso
las manos sobre ella; y ella se enderezó luego, y glorificaba a Dios. 14 Pero el principal de la
sinagoga, enojado de que Jesús hubiese sanado en el día de reposo, dijo a la gente: Seis días hay en
que se debe trabajar; en éstos, pues, venid y sed sanados, y no en día de reposo. 15 Entonces el
Señor le respondió y dijo: Hipócrita, cada uno de vosotros ¿no desata en el día de reposo su buey o
su asno del pesebre y lo lleva a beber? 16 Y a esta hija de Abraham, que Satanás había atado
dieciocho años, ¿no se le debía desatar de esta ligadura en el día de reposo?”

En los Evangelios y Hechos, el sábado es frecuentemente mencionado en relación con los judíos.
En el resto del NT es citado sólo en dos ocasiones (Col. 2:16; He. 4:4) para indicar su significado
espiritual y tipológico. En estos dos pasajes no se afirma en absoluto que debamos observarlo, sino
que en la institución sabática del AT podemos ver una imagen del reposo que espera al pueblo de
Dios. Al haber sido comprados con la sangre preciosa de Cristo, todo nuestro tiempo y ser
pertenece a Dios. Nadie debe ser juzgado por la observancia de una fiesta, de una luna nueva ni
de sábados. Colosenses. 2:16. “16 Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a
días de fiesta, luna nueva o días de reposo, 17 todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el
cuerpo es de Cristo.”

Hebreos 3 y 4… (Deuteronomio 31.7 – Josué 22.1-6) (Éxodo 20.8-11 / 23.10-12 / 31.12-18)

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