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Este problema está dado por la necesidad del sistema judicial colombiano de observar las reglas del
derecho penal internacional y al mismo tiempo, adoptar medidas de justicia transicional, como
amnistías e indultos, para los delitos perpetrados en el marco del conflicto armado interno. La
discusión gira en torno de la procedencia de la aplicación de medidas de justicia transicional, con
respeto de los objetivos del Estatuto de Roma, honrando el compromiso de Colombia con arreglo al
Estatuto de asegurar que los crímenes más graves no queden impunes. Analizamos las siguientes
fuentes primarias: a. las Gacetas del Congreso en las cuales se documentan los debates que
precedieron a la aprobación del proyecto de ley que adopta el actual código penal, Ley 599 de 2000;
b. los antecedentes en el Congreso del marco jurídico para la paz, Acto Legislativo 01 de 2012; c. las
sentencias de la Corte Constitucional que hicieron el juicio de constitucionalidad del marco jurídico.
Finalmente, d. las opiniones de altos funcionarios del Estado (Presidente de la República, Alto
Comisionado para la Paz, Fiscal General de la Nación, Procurador General de la Nación y Ministro
de Justicia) sobre el marco jurídico para la paz y los alcances que, a su juicio, debería tener la Ley
que debe ser sancionada a futuro, que definirá las conductas conexas a los delitos políticos.
Según el exmagistrado José Leonidas Bustos "la justicia transicional sí es una forma de castigo".
“El derecho no puede ser un obstáculo para la paz, y ninguna institución jurídica puede ser una
camisa de fuerza” para impedir la construcción de ese bien común.
El expresidente de la alta corporación, José Leonidas Bustos, declara que la justicia transicional “sí
es una forma de castigo” y asegura que esa figura no supone impunidad.
Bustos, con maestría en derecho procesal, es especialista en filosofía del derecho. Era presidente
de la Sala Penal y a inicios de 2015 fue elegido presidente de la corporación.
Así podemos entender que los delitos políticos son los únicos delitos que reciben un trato diferencial
respecto de los demás delitos ya que pueden ser amnistiados por el presidente.
La palabra impunidad se deriva del vocablo latino impunitas y hace referencia a la falta de castigo,
que no debe ser entendida como la ausencia de aplicación de pena privativa de la libertad, pues
existen formas de sanción, como las económicas, morales y acciones a favor de la comunidad.
El indulto por su parte es la medida especial de gracia por la cual la autoridad competente perdona a
una persona toda o parte de la pena a que había sido condenada en virtud de una sentencia firme.
Entonces el trato diferencial que reciben aquellos tipos de delitos políticos no refieren directamente a
una condena con sentencia en pena privativa de la libertad pero si el otro tipo de castigos
principalmente morales beneficio para la sociedad como se establece en el marco del acuerdo de
paz “perdón y reconciliación” además de la verdad sobre los crímenes que cometieron aquellas
personas que se están reincorporando a la sociedad para pagar esas pruebas en beneficio de las
víctimas.
Es normal que este tipo de dificultades ocurran en un proceso de paz tan complejo como el que se
adelanta con el ELN. Todos los procesos de paz tienen altibajos. Por ejemplo, luego de que el
Gobierno de El Salvador y la guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional
(FMLN) decidieran iniciar un proceso de paz, esta lanzó una ofensiva militar para demostrar su
fuerza. Esta estrategia no dio resultado, ya que el ataque fue contenido por el Ejército. Sin embargo,
esta acción convenció a las partes de firmar un acuerdo de paz, y las llevó a reconocer que una
victoria militar era muy costosa en términos humanos y que era mejor dejar de lado el camino de las
armas y someterse a las reglas de la democracia. La experiencia salvadoreña muestra que los
procesos de paz alcanzan un punto de inflexión, después del cual, como dijo el jefe de la delegación
del Gobierno, el proceso se acaba, para bien o para mal.
El Caso más importante a mi parecer ahora es Odebrecht es una investigación del Departamento de
Justicia de los Estados Unidos, junto con otros 10 países más de latinoamerica sobre la constructora
brasileña Odebrecht, en la que se detalla que la misma habría realizado |coimas de dinero y
sobornos, a presidentes, ex-presidentes y funcionarios del gobierno de 12
países: Angola, Argentina, Colombia, Ecuador, Estados
Unidos, Guatemala, México, Mozambique, Panamá, Perú, República Dominicana y Venezuela,
durante los últimos 20 años, para obtener beneficios en contrataciones públicas.
Marcelo Odebrecht, de 49 años, fue detenido el 19 de junio de 2015. Encerrado en una celda de 16
metros cuadrados en la prisión de Curitiba, durante un año se resistió a suscribir el acuerdo que le
ofrecía la fiscalía, a pesar de que su padre, Emilio, patriarca de la constructora, se lo aconsejó desde
el primer momento. Pero tras ser condenado a 19 años y cuatro meses de prisión por los delitos de
corrupción activa, blanqueo de dinero y asociación criminal, acabó cediendo. A partir de ahora
continuará cumpliendo su pena en la lujosa mansión de São Paulo, de 3.000 metros cuadrados,
donde viven también su esposa y sus tres hijas. Será controlado por una tobillera electrónica y no
podrá poner un pie fuera de su propiedad en los próximos 912 días. Hace meses, ya pagó una multa
de 73 millones de reales (18,6 millones de euros). El reo tampoco podrá ejercer cargos directivos en
el grupo Odebrecht, aunque la propiedad seguirá en manos de la familia descendiente de
emigrantes alemanes instalados en el nordeste de Brasil que en 1944 fundó la constructora bajo el
mando de Norberto Odebrecht, abuelo de Marcelo.
Odebrecht construyó algunas estaciones del metro de Caracas, pero la mayoría de las estaciones
planificadas tienen más de diez años en construcción y todavía no se completan. La obra de la línea
cinco del metro, que recorrería el este de Caracas, debía ser entregada en el año 2010, pero hasta
2016 la construcción solo lleva un avance de 30%. En noviembre de 2015 una de las estaciones de
la línea fue inaugurada.
Otra obra de la empresa brasileña es el Cabletren Bolivariano. El 14 de agosto de 2013 comenzaron
operaciones tres de las cinco estaciones correspondiente a la primera fase, pero una de ellas
todavía sigue en construcción, el gobierno de Hugo Chávez contrató las obras en 2007 y prometió
tener listas las obras en 2015, para 2016 no se han completado.
Odebrecht también fue contratada para la expansión de la Línea II del metro de Los Teques, en el
estado Miranda, que contaría con siete estaciones. Apenas tres de ellas están operativas para 2016.
La fiscal general de la República, Luisa Ortega Díaz, viajó a Brasil para hacerle seguimiento al caso
de corrupción de Odebrecht, donde se reunió con el procurador general, Rodrigo Janot. El
presidente Nicolás Maduro enfatizó que su gobierno terminará las construcciones detenidas usando
empresas venezolanas.
Las autoridades venezolanas generaron polémica internacional al detener y expulsar del país a los
periodistas brasileños, Leandro Stoliar y Gilzon Sousa, que viajaron a la ciudad de Maracaibo,
capital del estado Zulia, para constatar, el abandono de las obras del Puente Cacique Nigale,
también llamado el segundo puente sobre el Lago, entre otras cosas.
De acuerdo con información que maneja el diario brasileño Valor Económico, el grupo Odebrecht
habría aportado dinero ilegalmente a la campaña del líder opositor venezolano Henrique Capriles en
2012.
En octubre de 2017 la fiscal general Ortega Díaz dio a conocer un vídeo donde Euzenando Prazeres
de Azevedo, el ex-director de Odebrecht en Venezuela declaró a la Procuraduría General de Brasil,
que Maduro había recibido US$35 millones para financiar su campaña presidencial en 2013. En la
grabación, Prazeres de Azevedo cuenta que Américo Mata, a quien identificó como un representante
de Maduro, le contactó para solicitarle dinero para la campaña de Maduro.
El 22 de febrero de 2018, los magistrados de la Sala Plena del Tribunal Supremo de Justicia de
Venezuela en el exilio le dieron entrada a la solicitud de antejuicio de mérito presentado por la fiscal
general Luisa Ortega Díaz contra Nicolás Maduro por los delitos de corrupción propia y legitimación
de capitales relacionados con el pago de sobornos que habría realizado la empresa Odebrecht a
varios políticos venezolanos con la finalidad de obtener contratos en importantes obras. Luisa Ortega
señaló que en una investigación realizada por su despacho se pudo constatar que en 2012 la
campaña presidencial de Hugo Chávez fue pagada por Odebrecht y el dinero era recibido por
Maduro, quien se desempeñaba como canciller.
El 28 de marzo el Tribunal Supremo notificó a Nicolás Maduro para compadecer el 3 de abril a una
audiencia de antejuicio de mérito por las acusaciones de corrupción relacionado al caso Odebrecht.
Ante su incomparecencia el Tribunal Supremo procedió al nombramiento del abogado procesalista
Andrés Felipe Lindo como defensor de oficio, para garantizar el derecho a la defensa. El 9 de abril
el tribunal admitió el antejuicio de mérito contra Maduro solicitada por la fiscal general, ordenando la
prisión preventiva contra y mandatario y la solicitud a Interpol la alerta roja en su contra.
El 17 de abril la Asamblea Nacional aprobó con 105 votos a favor, de la bancada opositora, y dos en
contra, Juan Marín (PSUV) e Ilenia Medina (PPT) de la oficialista, la continuidad del juicio contra el
presidente Nicolás Maduro por los hechos de corrupción en respuesta a la solicitud consignada por
los magistrados del Tribunal Supremo. El acuerdo que fue votado por los diputados establecía
declarar que existen suficientes méritos para continuar el proceso judicial y continuar con las
investigaciones que se adelantan en la Asamblea Nacional de acuerdo con el artículo 187 de la
constitución por los hechos de corrupción que se pudieran desprender de Maduro. La votación se
realizó nominalmente y la directiva de la asamblea decidió aprobar el juicio con la mayoría simple; es
decir, 84 votos, basándose en el artículo 89 del Reglamento de Interior y Debates del Parlamento. El
jefe de la bancada de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), Juan Guaidó, leyó el punto de
cuenta en el que el presidente Nicolás Maduro aprobó 30 mil millones de dólares para la ejecución
de obras a cargo de Odebrecht paralizadas o inconclusas. Por órdenes del coronel de la Guardia
Nacional Bolivariana (GNB) Bladimir Lugo, los medios de comunicación no pudieron ingresar
al Palacio Legislativo; el coronel hizo esperar a los periodistas por más de una hora en la esquina de
San Francisco para decidir finalmente que no tendrían acceso.
El 3 de mayo de 2018 el Tribunal Supremo declaró la suspensión de Maduro como presidente y
ordenó su inhabilitación para cualquier otro cargo público. El secretario general de la OEA Luis
Almagro reconoció la inhabilitación y suspensión de Maduro como presidente. El partido
político Vente Venezuela publicó un comunicado en el que respaldó la decisión del tribunal,
sosteniendo que "ratifica que Maduro no puede ser candidato a ninguna elección" y que con esta
decisión le corresponde a la Asamblea Nacional iniciar un nuevo proceso “para ocupar ese vacío y
avanzar en la restitución del orden democrático en el país”. La suspensión del cargo y orden de
privativa de libertad también fue respaldada por la Federación Nacional de Estudiantes de Derecho
de Venezuela (Fenede), la cual rechazó “la persecución y atropellos realizados por parte de la
dictadura represora en contra de los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) en el exilio,
y en consecuencia a sus familiares en Venezuela” en un comunicado y sus integrantes exigieron a
los organismos internacionales competentes tomar acciones pertinentes ante tales acciones.
El 15 de agosto, el Tribunal Supremo sentenció a Nicolás Maduro a 18 años y 3 meses de prisión en
la Cárcel de Ramo Verde por los delitos de corrupción que se le imputaron, además de ordenar que
pague 35 mil millones de dólares por el daño al patrimonio público del país.