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LAS N.ACIONES
La lucha por el
poder y la paz
Hans J. Morgenthau
Sexta edición revisada por
Kenneth W. 'fhompson
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GEL
Grupo Editor Latinoamericano
Colección ESTUDIOS INTERNACIONALES
I! edición· 3.000 ejemplares
Colección ESTUDIOS INTERNACIONALES
212-085
ISBN 950-9432·84-9
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Prefacio
Título del original en inglés:
POLITlCS AMONG NATIONS Luego de la segunda guerra mundial, COI/lO graduado de la Universidad
de Chicago, tuve el privilegio de trabajar junto al profesor Morgenthau
The Struggle for Power and Peace en carácter de investigador asistente. Más tarde, nos aplicamos a la pre-
paración de un libro de texto titulado PrincipIes and Problems of Iruer-
Copyright 1948, 1954, © 1960, 1967, 1973, 19i8, 1985 b,\' Alfred A. Knopí, Inc.
Esta traducción se publica por acuerdo con Alfred A. Knopf, Inc. nationa! Politics. Fue él quien tuvo la principal responsabilidad en mi
regreso a la Universidad, a comienzos del '50, como miembro del depar-
Traducción de Heber W. Olivera tamento de Ciencias Políticas. Cuando se acordó que yo debia editar un
festschrift en su honor, trabajamos juntos en la identijicacián de sus
primeros estudiantes, colegas y amigos especialmente familiarizados con
sus escritos. En los últimos años, cuando nuestras actividades profesio-
nales nos trajeron a Nueva York, mantuvimos frecuentes contactos y
largas discusiones. Como miembro de varios consejos asesores, contri-
buyó significativamente a los programas de la Fundación Rockejeller,
para los que también yo trabajé, Pocas semanas antes de morir, presen-
tó una ponencia sobre la presidencia y la política exterior ante el Miller
Center de la Universidad de Virginia. Tanto en el aspecto personal COI/lO
en el profesional, nuestra amistad y colaboración intelectual contirwó
hasta sus últimos días.
Aquella estrecha relación determinó que la preparación de la sexta
edición de su clásico Política entre las naciones resultara al mismo tiem-
po sencilla y más difícil. Por una parte, me había mantenido raza' able-
mente familiarizado COil la evolucián. de su pensamiento desde la publi-
cación de Scientific Man vs. Power Politics hasta la revisiórl, poco antes
de su muerte, de ciertos ensayos inéditos. Cuando Bert rand W. Lummus,
Se/liar Editor del College Department de la Ralldom House, me illvitó a
preparar una nueva edicián de Política, , " me senti seguro de posecr el
conocimiento necesario pam la tarea. Por otra parte, al realizar la revi-
'1 sión y corrección de los últimos escritos del profesor Morgel1t1zau, des-
cubrí nuevos e importantes desarrollos en las etapas finales de su traba-
© 1986 by Grupo Editor Latinoamericano S.R.L., Laprida 1183, 1~. (1425)
Buenos Aires, Argentina. Te\. 961·9135. jo que hasta elltollces me eran desconocidos, De 110 mediar Sil honestiduú,
habria resultado sorprendente que adoptara como principio rector /10
Queda hecho el depósito que dispone la ley 11.723. la defensa de una posición intelectual, sino "la búsqueda de la verdad",
Impreso y hecho en la Argentina. Printed and made in Argentina. Fiel a mi descubrimiento de COlltÍl1UOS desarrollos en su pensamien-
Colaboraron en la preparación de este libro: to, en esta edición he procurado, ell los casos posibles, dejar que Morgen-
Diseño de tapa: Pablo Barragán. Composición, armado y acetatos: thau hable por si mismo. Gracias a la colaboración de sus hijos SusQ/1I1a
Tipografía Pompeya S.R.L. Impresión interior: EDJGRAF. Impresión y Matthews, mi asistente y yo hemos tenido acceso a sus papeles, que se
de tapa: Imprenta de los Buenos Ayres S.A. Películas de tapa: Foto- hallan en la Alderman Library de la Universidad de Virginia. Peter Gell-
cromos Rodel. Encuadernación: Proa S.R.L. Se utilizó para el interior nllln ha sido un incansable colaborador en la búsqueda de nuevos escri-
papel OESPE de 70 gs. y para la tapa cartulina grano fino de 240 gs.
provistos por Copagra S.A. tos, éditos e inéditos, donde se abordaban los más urgentes problemas
114 La política internacional como lucha por el poder
brunas en muchos países del Tercer Mundo. Sin embargo, tanto el de elevar el estándar de vida de las naciones no industrializadas y po-
nexo causal como el moral entre la abundancia en el mundo industrial bres a lo ancho del mundo se sustenta en la relación que se presume
y las necesidades del Tercer Mundo pueden ser susceptibles de un existe entre las políticas y el alto estándar de vida de las primeras y
serio cues tionamien too el bajo estándar de vida de las últimas. Sin embargo. la suposición de
A lo largo de la historia, la humanidad ha mostrado drásticas dife- una relación simple y causal de este tipo es un mito. Los colonialistas,
rencias en los estándares de vida de los distintos grupos. Lo que carac- imperialistas y capitalistas cumplen aquí el papel de demonios respon-
teriza la situación actual es la conciencia que de esas diferencias tienen sables de todos los males del subdesarrollo. En verdad esos males tienen
los privilegiados y los desfavorecidos debido a las modernas tecnologías múltiples causas, entre las cuales el colonialismo, el imperialismo o el
de la comunicación. Esa conciencia coincide con el auge del principio capitalismo son, a lo sumo, una de ellas.
de igualdad, tanto en oportunidades cuanto en condición, en todo el La erradicación de las desigualdades en el aprovisionamiento de ali-
mundo. De ahí las aspiraciones de los desfavorecidos en el sentido de mentos es, entonces, no sólo -ni siquiera primariamente-e- una cuestión
estrechar la brecha entre los ricos y los pobres, y el embarazo moral de tecnología agrícola y generosidad colectiva, sino de interés político
de los ricos frente a tales aspiraciones. y voluntad. La perpetuación de la pobreza, de la que la insuficiencia de
Es innecesario señalar que esas aspiraciones y el concomitante em- alimento es una manifestación impresionante, es, en muchas sociedades,
barazo moral -ambos imposibles de satisfacer o paliar a escala mun- no otro desafortunado accidente que debe ser remediado con reformas
dial- son ampliamente usados como justificaciones ideológicas y racio- tecnológicas, sino el resultado de deliberadas opciones sociales, ccunó-
nalizaciones de objetivos políticos específicos al servicio de intereses micas y políticas. Si se quiere librar al mundo del hambre, antes se debe
nacionales concretos. Esos objetivos están naturalmente dirigidos hacia liberar a esas sociedades de las estructuras que causan el hambre. Esto
cambios en el statu qua a expensas de los ricos y en favor de los pobres. significa reformas radicales si no revolución. Si las élites políticas del
Conscientes de que existe una extrema desigualdad, y persuadidos del Tercer Mundo están dispuestas a seguir su propia retórica es materia
principio moral que la condena, los ricos se encuentran en una obvia con trover tibl«.
desventaja para definir y promover sus propios intereses; deben hacerlo Así, los términos en que el llamado conflicto Norte-Sur es sostenido
con mala conciencia y no demasiado convencidos de la justicia de su entre las naciones ricas y las pobres del mundo en buena medida encu-
caso. Frente a las demandas de igualdad económica, se encuentran en bren y al mismo tiempo justifican el conflicto entre las naciones tradicio-
una débil posición moral, similar a la que en 1938 se encontraron las nalmente poderosas y las nuevas naciones políticamente débiles, cuyo
democracias occidentales cuando debieron afrontar el reclamo alemán principal y real objetivo consiste exactamente en una nueva distribu-
de una parte de Checoslovaquia, reclamo hecho en nombre del principio ción del pode!'.
moral de la autodeterminación.
El argumento moral en favor de la equiparación de los estándares
de vida en todo el mundo aparece como una aplicación especial del ar- Ideologías ambiguas
gumento general de apoyo de la ayuda humanitaria a las naciones en
infortunio. Estados Unidos ha aceptado esta obligación en la teoria y La eficacia de la ideología del ant iimperialismo surge de su am bigücdad.
en la práctica. Sin embargo, la situación que proporciona una justifica- El observador se siente confundido al no poder establecer con claridad
ción moral para la ayuda humanitaria difiere fundamentalmente de la si está frente a una ideología del imperialismo o ante una legítima ex-
que clama por la equiparación de los estándares de vida en todo el presión política del statu quo. Esa confusión se plantea siempre que
mundo. La ayuda humanitaria se halla justificada por una súbita catás- una ideología no es formulada para responder a un tipo particular de
trofe natural, cuyas consecuencias serían muy difíciles de sobrellevar política, por lo que puede ser usada tanto por los sostenedores del statu
por parte del país afectado con sus solos recursos. Las diferencias a qua como por los adalides del imperialismo. Tradicionalmente, y pa rt icu-
escala mundial en los estándares de vida son el resultado de un com- larrnentc en el transcurso de los siglos XVllI y XIX, el cqui librio de poder
plejo de factores naturales, culturales, económicos y políticos. La inter- fue empleado como lIn arma ideológica tanto por los sostenedores dl'l
vención externa puede modificar tales diferencias en instancias especí- statu qua como por los defensores del imperialismo." En nucs! r;t época,
ficas, pero no se puede esperar que las elimine en todo el mundo. Es las ideologías de la autodeterminación y las de las Naciones Unidas han
esta imposibilidad de lograr ese cambio -aunque medien las mejores desempeñado un rol análogo. Desde comienzos de la gueITa Iría siempre
intenciones y la más vasta aplicación de recursos- que se supone mo- han ido unidas .1 una creciente amplitud en las ideologías de la paz,
ralmente obligatorio lo que, precisamente, niega la obligación moral. El de apaciguamiento de las tensiones y de la detente.
principio del derecho romano ultra vires nema obligatur (nadie está obli- Según lo entendiera Woodrow Wilsou, el principie de 1<,. autodctcr-
gado a ir más allá de su capacidad) también se aplica a las supuestas
obligaciones morales. 11 Para un examen más detallado de este tema, véase capítulo 14, apartado "El
La ·supuesta obligación moral de las naciones industrializadas y ricas equilibrio de poder como ídeolog ín "
126 La política internacionat como lucha por el poder
La ideología en las politicas internacionales 127
minación nacional justificó la liberación de las naciones del este y cen-
trceuropeas del dominio extranjero. Teóricamente se oponía no sólo al árabes palestinos. Porque su reclamo se basa no sólo en la margen oc-
sratu quo del imperio, sino también a cualquier clase de imperialismo, cidental del Jordán, sino -como se verifica en innumerables pronun-
ya fuera de las viejas potencias imperiales -Alemania, Austri~. y Ru- ciamientos de la Organización para la Liberación de Palestina (O.LF'.)-
sia- como la de las pequeñas naciones liberadas. Sin embargo, la li- en todo el territorio sobre el que se ha levantado el Estado de Israel.
quidnción del viejo orden imperial día origen -aún bajo el rótulo de Así, el principio de autodeterminación nacional en favor de los árabes
autodeterminación_ a nuevos imperialismos. Los de Polonia. Checos- palestinos se revela como un encubrimiento ideológico para las inva-
lovaquia, Rumania y Yugoslavia son tan notorios cuanto inevitables, ya riables aspiraciones árabes de destruir el Estado de Israel y establecer
que el vacío de poder dejado por [a ruptura del antiguo orden imperial un Estado árabe en su lugar. Cuando Francisco 1 de Francia fue con-
lll'bía ~CI' llenado y para ello estaban las naciones recientemente libe- sultado por qué siempre estaba en guerra contra Carlos V de Hamburgo,
radas. Tan pronto como se instalaron en el poder, se ampararon en el respondió: "Porque los dos queremos lo mismo: Italia". Reemplazando
mismo principio de autodeterminación para la defensa del nuevo statu Italia por Palestina, la misma respuesta podría ser dada por los líderes
quo. De este modo, el principio de autodeterminación se convirtió en de Israel y de la O.LP.
el ar ma ideológica más poderosa durante el período que transcurre Naciones Unidas tenía como objetivo convertirse en instrumento
enll-e el fin dc la primera guerra mundial hasta fines de la segunda. de China, Francia, Inglaterra, Unión Soviética y Estados Unidos, así como
Debe reconocerse que Hitler tuvo un arranque genial cuando acudió de sus aliados, a los efectos de consolidar el statu quo que impusiera
a la propaganda para presentar el principio de autodeterminación na- la victoria de esas naciones al cabo de la segunda guerra mundial. No
cional como encubrimiento y justificación de su política de expansión obstante, en los años subsiguientes la realidad demostró que ese statu
territorial. L2.s minorías alemanas en Checoslovaquia y Polonia, ampa- quo era provisorio y fue objeto de interpretaciones y exigencias disí-
radas bajo el lema de la autodeterminación nacional, desempeñaron en- miles por parte de las distintas naciones. En consecuencia, la ideologia
tonces el mismo papel en el socavamiento de la existencia nacional de de Naciones Unidas ha sido empleada por esas naciones en el sentido
Checoslovaquia y Polonia al reivindicar las nacionalidades checa, eslo- de justificar sus interpretaciones particulares y encubrir sus intereses
vaca y polaca, en maniobra similar a la que antes, también amparadas reales. Todas las naciones se presentan como adalides de Naciones Uni-
bajo el mismo lema ideológico, habían ejecutado para socavar al im- das e invocan su Carta como sustento de las políticas que llevan ade-
perio austro-húngaro. Al ver vuelta contra sí el arma ideológica y care- lante. Como estas políticas son contradictorias, la invocación a Naciones
ciendo de otra ideología que no fuera la del derecho y el orden, los Unidas y a su Carta se convierte en un encubrimiento ideológico para
fundadolTs del statu quo de Versalles se encontraron sin medios con justificar sus políticas con principios de aceptación generalizada y, si-
los que defender ese statu qua. Así Austria y Checoslovaquia debieron multáneamente, ocultar el verdadero propósito de esas políticas. La
rendirse, en tanto Polonia quedó expuesta a un peligro mortal. Luego ambigüedad determina que esa polítíca se convierta en un arme para
del Acuerdo de Munich, que satisfizo las demandas alemanas en rela- confundir a los enemigos y fortalecer a los amigos.
ción a Checoslovaquia. haciendo suya la ideología alemana, el London. Desde el momento en que terminó la segunda guerra mundial, las
Times manifestó: "La autodeterminación, principio profesado en. el Tra- ideologías de la paz, de la distensión y de la détente, vinieron a desem-
lado de Vcrsalles, ha sido invocada por Herr Hitler contra su texto es- peñar una siempre creciente función de esta clase. Debido al temor ge-
crito y esta apelación le ha sido permitida".lz Rara vez la historia mo- neralizado que suscita una eventual tercera guerra mundial, que sería
derna ha brindado un ejemplo más revelador acerca de la importancia librada con armas modernas que implican la destrucción masiva, ningún
que tienen las ideologías en la política internacional y del efecto des- gobierno está en condiciones de esperar apoyo de su pueblo o de otros
concertante de una ideología ambigua usada correctamente. para su política exterior si previamente no logra convencerlos de sus
La ideología de la autodeterminación nacional también desempeña intenciones pacíficas. De este modo los "congresos de la paz". "las ofen-
un papel crucial en el conflicto entre Israel y los Estados árabes ..Para sivas de la paz" y "las cruzadas de la paz" se han convertidu en instru-
hacer just icia a los reclamos árabes de autodeterminación nacional, és- mentas característicos de la propaganda durante la guerra fría. Estas
tos deben ser colocados dentro del contexto en el que han surgido y declaraciones de intenciones pacíficas tan parecidas carecen de sentido
denlro del que se supone operan. Los reclamos árabes en favor de la en relación a las políticas exteriores reales, puesto que es un hecho
autodeterminación palestina deben ser vistos en el contexto de lo cons- incontrovertible que dada la incalculable destructividad de una guerra
tante oposición de muchos árabes a la existencia no sólo del Estado de moderna, todas las naciones están obligadas al logro de sus objetivos
Israel silla a la instalación de asentamientos judíos en el territorio de por vías pacíficas antes que por la guerra. Por la misma razón, estas
Palcsttnc. En otras palabras, el reconocimiento de Israel como Estado declaraciones vienen a cumplir dos papeles políticos importantes. En-
es incompatible con el reclamo de autodeterminación nacional de los cubren las reales políticas tras un telón de profesiones de pacifismo.
Pero también procuran ganar el apoyo de los hombres de buena vo-
" Lc,nr/on Times. 28 de setiembre de 1938. luntad en todo el mundo para estas políticas. sean cuales lueren, ya
que se las expone como únicamente dirigidas a la preservación de la
128 La política internacional como lucha por el poder La ideología ert las politicas internacionales 129
paz, meta que no puede dejar de ser compartida fervorosamente por los explicadas en el exterior como simple bluff y alarde para consumo in-
hombres de buena voluntad del mundo entero. terno. Resulta muy arduo determinar la real naturaleza de una política
Similares consideraciones se aplican al poco menos que universal exterior tras su encubrimiento ideológico, deliberado o casual, cuando
llamado al desarme, especialmente en su forma "general y completa". se recurre a las ideologías del statu qua. Los años posteriores a la se-
El fin de la carrera armamentista es ampliamente considerado como gunda guerra mundial ofrecen ejemplos notorios de esa dificultad a
deseable en los campos humanitario, político y económico. Pero a poco se repasen las políticas exteriores de Estados Unidos y de la Unión
partir de la experiencia de las dos últimas décadas resulta obvio que Soviética.
las condiciones políticas del mundo hacen imposible el desarme.'! Cuan- Las dos naciones expresaron los objetivos de sus respectivas polí-
do, en vista de este completo fracaso de todos los intentos de desarme, ticas exteriores en términos casi idén ticos de ideologías del statu quo.
los gobiernos declaran como política propia la del desarme "general y Tanto una como otra nación han declarado que no tienen apetencias
cornplcto", en realidad están haciendo una apelación ideológica a las territoriales que traspongan las líneas de demarcación militar que fueran
naciones del mundo que anhelan la paz y desean desahogarse de la establecidas por los Acuerdos de Teherán, Yalta y Post dam, y firmadas
carga que significa la carrera armamentista. Esta apelación sirve al por los respectivos comandantes militares a fines de la segunda guerra
propósito de hacer que las políticas exteriores realmente perseguidas mundial; que aspiran a que se instauren gobiernos democráticos en
sean más aceptables para las otras naciones de lo que serían desde otro todas partes; que todas sus políticas cstán animadas sólo por razones
punto de presentación. de seguridad y de defensa nacional; y que es el imperialismo rival -co-
munista o capitalista- el que los arrastra a defenderse pese a la propia
voluntad.
EL PROBLEMA DEL RECONOCIMIENTO Obviamente muchos norteamericanos y muchos rusos están conven-
cidos de que estas manifestaciones son la transparente expresión de la
Una de las tareas más difíciles e importantes que se le plantea al es- real naturaleza de la política exterior de su país. Pero la lógica indica
tudiante de política internacional consiste en discernir a través de estos que los dos no pueden esta¡' en lo justo; uno u otro deben estar equivo-
encubrimientos ideológicos para comprender las fuerzas reales y los cados. Puede ocurrir que la Unión Soviética interprete mal la política
fenómenos políticos que actúan tras ellos. La importancia de este dis- exterior de Estados Unidos o viceversa, o que los dos se interpreten
cernimiento surge del hecho de que si no se lo logra se torna imposible mal mutuamente. La solución de este acertijo, del que tal vez dependa
determinar correctamente la naturaleza de la política exterior con la el destino del planeta, no debe buscarse solamente en la naturaleza de
que hay que manejarse. El establecimiento de las inclinaciones imperia- las ideologías, sino en la totalidad de factores que determinan la política
listas depende de una nítida diferenciación entre el pretexto ideológico, exterior de una nación. Algo más sobre este punto diremos más adc-
que por lo general niega enfáticamente cualquier tendencia imperialista, lante."
y los objetivos reales de las políticas que se aplican. Llegar a una
correcta diferenciación es difícil por la complejidad natural que implica
develar el verdadero significado de cualquier acción humana, más allá
del que el actor cree o simula significar. El problema se ve agravado
por otras dos dificultades que son características generales de la política
internacional. Una consiste en diferenciar un alarde o un bluff típicos
de las políticas de prestigio, del encubrimiento ideológico del imperia-
lismo real. La otra estriba en descubrir, detrás de una ideología de statu
qua o de imperialismo localizado, el verdadero significado de la política
que un" nación realmente persigue.
Nos hemos referido ya a la política exterior de Guillermo H, la que
a través de su lenguaje y de otras manifestaciones daba la impresión
de ser claramente imperialista, cuando en realidad no era más que una
extraña mezcla de designios imperialistas y fanfarronadas neuróticas.
Recíprocamente, la naturaleza verdaderamente imperialista de las polí-
ticas exteriores de Hitler y Mussolini sólo fue advertida en forma gene-
ralizada a fines de la década del treinta, cuando hasta entonces eran
1\ Para una discusión más amplia sobre las razones del fracaso del desarme,
véase el capitulo 23. 14 Véase la décima parte.