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POLICfICA EN.

'TRE
LAS N.ACIONES
La lucha por el
poder y la paz

Hans J. Morgenthau
Sexta edición revisada por
Kenneth W. 'fhompson

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GEL
Grupo Editor Latinoamericano
Colección ESTUDIOS INTERNACIONALES
I! edición· 3.000 ejemplares
Colección ESTUDIOS INTERNACIONALES

212-085
ISBN 950-9432·84-9
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Prefacio
Título del original en inglés:
POLITlCS AMONG NATIONS Luego de la segunda guerra mundial, COI/lO graduado de la Universidad
de Chicago, tuve el privilegio de trabajar junto al profesor Morgenthau
The Struggle for Power and Peace en carácter de investigador asistente. Más tarde, nos aplicamos a la pre-
paración de un libro de texto titulado PrincipIes and Problems of Iruer-
Copyright 1948, 1954, © 1960, 1967, 1973, 19i8, 1985 b,\' Alfred A. Knopí, Inc.
Esta traducción se publica por acuerdo con Alfred A. Knopf, Inc. nationa! Politics. Fue él quien tuvo la principal responsabilidad en mi
regreso a la Universidad, a comienzos del '50, como miembro del depar-
Traducción de Heber W. Olivera tamento de Ciencias Políticas. Cuando se acordó que yo debia editar un
festschrift en su honor, trabajamos juntos en la identijicacián de sus
primeros estudiantes, colegas y amigos especialmente familiarizados con
sus escritos. En los últimos años, cuando nuestras actividades profesio-
nales nos trajeron a Nueva York, mantuvimos frecuentes contactos y
largas discusiones. Como miembro de varios consejos asesores, contri-
buyó significativamente a los programas de la Fundación Rockejeller,
para los que también yo trabajé, Pocas semanas antes de morir, presen-
tó una ponencia sobre la presidencia y la política exterior ante el Miller
Center de la Universidad de Virginia. Tanto en el aspecto personal COI/lO
en el profesional, nuestra amistad y colaboración intelectual contirwó
hasta sus últimos días.
Aquella estrecha relación determinó que la preparación de la sexta
edición de su clásico Política entre las naciones resultara al mismo tiem-
po sencilla y más difícil. Por una parte, me había mantenido raza' able-
mente familiarizado COil la evolucián. de su pensamiento desde la publi-
cación de Scientific Man vs. Power Politics hasta la revisiórl, poco antes
de su muerte, de ciertos ensayos inéditos. Cuando Bert rand W. Lummus,
Se/liar Editor del College Department de la Ralldom House, me illvitó a
preparar una nueva edicián de Política, , " me senti seguro de posecr el
conocimiento necesario pam la tarea. Por otra parte, al realizar la revi-
'1 sión y corrección de los últimos escritos del profesor Morgel1t1zau, des-
cubrí nuevos e importantes desarrollos en las etapas finales de su traba-
© 1986 by Grupo Editor Latinoamericano S.R.L., Laprida 1183, 1~. (1425)
Buenos Aires, Argentina. Te\. 961·9135. jo que hasta elltollces me eran desconocidos, De 110 mediar Sil honestiduú,
habria resultado sorprendente que adoptara como principio rector /10
Queda hecho el depósito que dispone la ley 11.723. la defensa de una posición intelectual, sino "la búsqueda de la verdad",
Impreso y hecho en la Argentina. Printed and made in Argentina. Fiel a mi descubrimiento de COlltÍl1UOS desarrollos en su pensamien-
Colaboraron en la preparación de este libro: to, en esta edición he procurado, ell los casos posibles, dejar que Morgen-
Diseño de tapa: Pablo Barragán. Composición, armado y acetatos: thau hable por si mismo. Gracias a la colaboración de sus hijos SusQ/1I1a
Tipografía Pompeya S.R.L. Impresión interior: EDJGRAF. Impresión y Matthews, mi asistente y yo hemos tenido acceso a sus papeles, que se
de tapa: Imprenta de los Buenos Ayres S.A. Películas de tapa: Foto- hallan en la Alderman Library de la Universidad de Virginia. Peter Gell-
cromos Rodel. Encuadernación: Proa S.R.L. Se utilizó para el interior nllln ha sido un incansable colaborador en la búsqueda de nuevos escri-
papel OESPE de 70 gs. y para la tapa cartulina grano fino de 240 gs.
provistos por Copagra S.A. tos, éditos e inéditos, donde se abordaban los más urgentes problemas
114 La política internacional como lucha por el poder

Francia e Inglaterra se vieron enfrentadas a la alternativa de aceptar


la expansión imperialista alemana o rechazarla con la ayuda de la
Unión Soviética, el prestigio de esta última era tan escaso que las po-
tencias europeas desestimaron su propuesta de colaboración sin vacila-
ciones. El prestigio militar de la Unión Soviética tocó su punto más bajo
durante la campaña contra Finlandia de 1939/40, cuando la pequeña
Finlandia pareció capaz de defenderse por sí sola del gigante soviético.
Esta falta de prestigio se convirtió en uno de los elementos decisivos
para convcncer al estado mayor nazi, como a sus homólogos de las fuer-
7
zas aliadas, dc que la Unión Soviética no podría soportar el ataque alemán.
Esta diferencia entre prestigio y poder real no debe ser tema intras-
cendente para una política exterior inteligente. Si en 1938, 1939 ó 1941 la
Unión Soviética hubiese parecido tan poderosa como lo era en la realidad El Elemento Ideológico en las
-si su prestigio hubiese guardado relación con su poder-, la actitud de
otras naciones con respecto a la Unión Soviética habría sido distinta, Políticas Internacionales
con lo que los destinos de la Unión Soviética y el mundo también habrían
sido diferentes. Si en la actualidad la Unión Soviética es tan poderosa
como parece serlo -o más fuerte o más débil-, esto implica un asunto
de importancia vital para la Unión Soviética y para todo el mundo. El
mismo caso afecta a Estados Unidos o a cualquier otra nación con gra- LA NATURALEZA DE LAS
vitación en la escena internacional. Demostrar al mundo el poder que IDEOLOGIAS POLITICAS 1
una nación posee, evitando precisiones y cuantificaciones, es el meollo de
cualquier política de prestigio inteligentemente concebida. Un rasgo común a toda política -sea interna o internacional- consiste
en que con frecuencia sus manifestaciones básicas no aparecen tal como
lo que realmente son: manifestaciones de la lucha por el poder. Antes
bien, el elemento de poder, al igual que la meta inmediata de la política
proseguida, se explica y justifica en términos éticos, legales o biológicos.
Lo que es lo mismo que decir que la verdadera naturaleza de la política
se oculta tras justificaciones ideológicas y racionalizaciones. .~ .
Cuando más enmarañado se encuentra un individuo en la lucha por
el poder menos probable es que vea la naturaleza de la lucha por el
poder. Las palabras que Hamlet dirige a su madre pueden ser destina-
das, con la misma falta de resultado, a todos los que sienten apetito
por el poder:

... Madre, por misericordia


no tomes en serio esta halagadora unción,
que no tu falta, sino mi locura habla.

I El concepto de ideología se usa frecuentemente en el sentido general de con-


vicciones filosóficas, políticas y morales; manejamos este concepto general en las
últimas partes de este libro. El concepto de ideología que empleamos en este capi-
tulo corresponde a lo que Karl Manheim ha llamado "ideologia particular". Véase
Karl Mannheim, Ideology and Utopia, Nueva York, Harcourt, Brace and Com-
pany, 1936, pág. 49: "La COncepción particular de ideología se encuentra ímplícíta
cuando el término denota que somos escépticos con respecto a las ideas y repre-
sentaciones propuestas por nuestro oponente. Las consideramos como encubri-
mientos no del todo conscientes de la naturaleza real de la situación, cuya presen-
tación en términos reales contrariaría sus intereses. Estas distorsiones se ubican
en toda la variedad que va desde la mentira deliberada al enmascaramiento cons-
ciente o inconsciente, desde tretas calculadas para engañar a los demás hasta el
autoengaño". Véase también la página 238: "El estudio de las ideologías ha asumido
la tarea de desenmascarar los engaños más o menos conscientes y los enmascara-
mientes de los grupos de interés, en especial los de los partidos políticos".
116 La política internacional COI1W lucha por el poder
La ideología el! las políticas internacionates 117

cualquier política implica necesariamente una búsqueda del poder,


o como lo describe Tolstoi en La guerra )' la paz: las ideologías posibilitan una participación en esta lucha por el po-
der que está revestida de una forma psicológica y moralmente viable
tanto para los actores como para su auditorio.
Cuando un hombre actúa en soledad siempre está animado por una
. serie de motivos que,' como bien lo supone, han orientado su com- Estos principios legales y éticos, así como las necesidades bioló-
portamiento anterior, que justifican su accionar presente y que han gicas, vienen a cumplir una doble función en el campo de la política
de sustentar los proyectos que haga para su actividad futura. Las internacional. O son los objetivos últimos de la acción política, es decir,
asambleas de los hombres actúan de la misma manera, sólo que los objetivos para cuya realización se busca el poder político, de los que
dejando de lado a quienes no han participado directamente en la ya hemos hablado." o bien son los pretextos y frentes falsos detrás de
tarea de inventar motivos, justificaciones y proyectos relativos a los cuales se oculta el elemento de poder implícito en toda política.
la actividad que realizan en conjunto. Esos principios y necesidades pueden cumplir una u otra función o las
Por causas que nos son conocidas o desconocidas, los franceses
comenzaron a despedazarse entre sí. Y para equilibrar el hecho, dos a un mismo tiempo. Un principio legal y ético, como puede ser la
se lo acompaña con la justificación de deseos que han formu- justicia, o una necesidad biológica, como puede ser un adecuado nivel
lado ciertos hombres, los que lo consideran esencial para el bien de de vida, pueden ser el objetivo de una política exterior o también pueden
Francia, para la causa de la libertad y de la igualdad. Los hombres ser una ideología o también ambas cosas al mismo tiempo. Dado que
dejan de matarse entre sí y este hecho viene acompañado por la no nos interesan por e! momento los objetivos últimos de la política
justificación de que era necesaria la centralización del poder o la internacional, nos ocuparemos de los principios legales .Y éticos y de
conformación de un frente de resistencia a Europa y así sucesiva- las necesidades biológicas en tanto y en cuanto cumplen la función
mente. Los hombres se desplazan del oeste al este, masacrando a sus de ideologías.
semejantes, y este hecho se apoya en frases sobre la gloria de
Francia y la villanía de Inglaterra y así sucesivamente. La historia Estas ideologías no representan el resultado accidental de la hipo-
nos enseña que estas justificaciones de los acontecimientos carecen cresía de determinados individuos que bien podrían ser cambiados por
totalmente de sentido común, que son incongruentes unas con otras otros más honestos para que la conducción de los asuntos exteriores
como es, por ejemplo, el asesinato de un hombre como consecuen- también fuera más honesta. El desengaño siempre se convierte en el
cia de la proclamación de sus derechos o el asesinato de millones en colofón de tales expectativas. Los opositores más activos en la exposr
Rusia como forma de menospreciar a Inglaterra. Sin embargo, todas ción de la desviación de las políticas exteriores de Franklin D. Roosevelt
estas justificaciones tuvieron incontrovertible valor en su época. o Churchill, una vez que se convirtieron en responsables de la conduc-
Sirven para desplazar la responsabilidad moral de los hombres
que producen los hechos. En su tiempo realizan el trabajo de escoba, ción de los asuntos exteriores también confundieron a sus partidarios
como e! de quienes se adelantan al tren para limpiar los rieles: puesto que a su vez recurrían a disfraces ideológicos. Forma parte de
limpian el camino de la responsabilidad moral de los hombres. Más la naturaleza de la política que el actor del escenario político sea empu-
allá de esas justificaciones, no se ha podido encontrar solución para jado a emplear ideologías a los efectos de ocultar el objetivo final de
el problema más evidente que se plantea al analizar el hecho histó- su acción. El objetivo inmediato de la acción política es siempre cl poder
rico: ¿cómo fue que millones de hombres llegaron a reunirse para y no debemos olvidar que el poder político implica poder sobre las
cometer crímenes, asesinatos, guerras, etc.? 2 mentalidades y las acciones de los hombres. Incluso quienes han sido
seleccionados como un objetivo futuro para el ejercicio de! poder de
En el escenario político, el actor no puede ayudar "actuando y re- otros, en tanto no son víctimas de ese poder, a su vez ellos mismos lo
presentando" el encubrimiento de la verdadera naturaleza de sus accio- ejercen sobre terceros. De este modo el actor en el escenario político
nes políticas tras la máscara de una ideología política. En la medida es constantemente un futuro amo y un futuro súbdito. Mientras busca
en que se encuentre más alejado de una lucha por el poder particular, poder sobre otros, otros buscan ejercerlo sobre él.
más oportunidades tendrá un observador de entender su verdadera na- A esta ambivalencia del hombre en tanto ser político le corresponde
turaleza. De ahí que no sea por accidente que los extranjeros a menudo una ambivalencia homóloga en la valoración moral de Sil condición.
llegan a una mejor comprensión de la política exterior de un país que Estimará como justo su propio deseo de poder y considerará injusto el
la que tienen los propios nativos, y que los especialistas se encuentren deseo de los otros de ejercer poder sobre él. Desde el fin dc la segunda
en mejores condiciones que los políticos para comprender la globalidad guerra mundial, los soviéticos han considerado sus propias apetencias
de una política. Los políticos, a su vez, manifiestan una inclinación ina- de poder como justificadas por razones de propia seguridad. No obs-
gotable a no querer ver qué es lo que están haciendo cuando se refieren tante, al mismo tiempo han considerado como "imperialista" y prepa-
a su política no en términos de poder sino a través de principios éticos ratoria de la conquista mundial la expansión del poder norteamericano.
o legales o de necesidades biológicas. Dicho de otro modo, en tanto Los Estados Unidos a su vez estigmatizaron de igual modo las aspira-
2 Epilogo, parte 2, capítulo 7.
3 Véase el capítulo 3.
118 La política internacional como lucha por el poder
La ideología en las políticas internacionales 119
cienes soviéticas, en tanto consideran como objetivos de defensa na-
cional a sus propios objetivos. Sobre esto, John Adams escribió:

El poder siempre piensa que tiene un alma grande y una vasta


perspectiva que supera a la comprensión del débil, puesto que IDEOLOGIAS TIPICAS
supone estar llevando a cabo una misión divina cuando en realidad DE LAS POLITICAS EXTERIORES
está violando todas las leyes. Nuestras pasiones, ambiciones, avari-
cia, amor y resentimiento poseen mucha sutileza metafisica y mucha
elocuencia persuasiva que instilan en el entendimiento y la concien- La naturaleza de la política internacional indica que las políticas de
cia para ganarlas como partidarias. corte imperialista emplean casi siempre enmascaramientos ideológicos,
mientras que las políticas de statu qua frecuentemente se presentan tal
También esta evaluación, que es tipica del enfoque que todas las como realmente son. Su naturaleza también provoca que determinadas
naciones hacen sobre el problema del poder, es inherente a la propia natu- clases de ideologías estén coordinadas con determinadas clases de polí-
raleza de la política internacional. Si una nación abandonara las ideolo- ticas internacionales.
gías y sostuviera abiertamente que su meta es el poder y que en pos de
ella Se opone a aspiraciones análogas de otras naciones, se veria en
que cohesionaría a las demás naciones en una resistencia cerrada a esa Ideologías del statu quo
política tan claramente declarada, lo que llevaría a la nación a disponer
de un mayor poder que el que sería necesario emplear si recurriera a La política de statu qua por lo general está en condiciones de mostrar
otra metodología. Por otro lado, esa confesión de propósitos significaría su propia naturaleza y dejar de lado los encubrimientos ideológicos
una afrenta deliberada a los parámetros morales de la comunidad inter- puesto que la propia existencia del statu qua ya le ha dado una cierta
nacional, de curso universal, que desplazaría a la nación hacia una po- legitimidad moral. Lo que existe debe contar con algo a su favor; de
sición tal que la llevaría a desarrollar esa política exterior sin mayor otro modo no existiria. Demóstenes lo describió de esta manera:
entusiasmo y con conciencia culposa. A los efectos de conseguir la unión
del pueblo en torno a la política exterior del gobierno y el respaldo de Nadie mostraría igual presteza para embarcarse en guerras que
todas las energías y recursos nacionales, el jefe de estado debe invocar tendieran al engrandecimiento o a la defensa de las posesiones pro-
necesidades biológicas, como la propia existencia de la nación, o prin- pias. Mientras todos los hombres combaten con denuedo para man-
cipios morales, como la justicia, antes que al poder. No existe otro modo tener lo que están en peligro de perder, no pasa lo mismo cuando
se trata de incrementar lo que se tiene; los hombres pueden conver-
para que una nación pueda obtener el fervor y la voluntad de sacrificarse, tir esto en una meta, pero si fracasan no experimentan la sensación
elementos sin los que ninguna política exterior puede sortear la prueba de haber sufrido una injusticia por parte de sus oponentes.'
final, la de la fuerza.
Estas son las fuerzas psicológicas que insoslayablemente generan En tanto una nación lleva adelante una política de statu qua, tam-
las ideologías de las políticas internacionales y las transforman en armas bién está tratando de conservar el poder que ha adquirido; esto le evita
en la lucha por el poder dentro del escenario internacional. Una nación tener que lidiar con el resentimiento de otras naciones. El fenómeno
cuya política exterior cuente con las convicciones intelectuales y los se produce especialmente cuando la preservación del statu qua no es
valores morales de su pueblo habrá conseguido una ventaja apreciable susceptible de ataque moral o legal y cuando el poder de la nación ha
sobre' un rival que no haya logrado bases similares o, al menos, simu- sido empleado tradicionalmente para el mantenimiento del statu qua.
larlas. Las ideologías, al igual, son instrumentos que pueden levantar Suiza, Dinamarca, Noruega o Suecia no necesitan dudar para definir
una moral nacional y, por consiguiente, el poderío de esa nación; por sus políticas exteriores en términos del mantenimiento del statu qua,
eso mismo también puede disminuir la moral de la nación rival. El deci- ya que él generalmente es reconocido como legítimo. En cambio, a otras
sivo aporn- que implicaron los Catorce Puntos de Woodrow Wilson para naciones, como Inglaterra, Francia, Yugoslavia, Checoslovaquia o Ru-
la victoria de los aliados durante la primera guerra mundial al Conso- mania, quienes durante la mayor parte del período entre ambas gue-
lidar su moral y, simultáneamente, debilitar la de las potencias centra. rras mundiales desarrollaron políticas de statu qua, no les bastaría
les, represcnra un ejemplo clásico de la importancia que reviste el factor con manifestar sencillamente que sus políticas exteriores procuraban la
moral en el terreno de la política internacional. 4 defensa de sus posesiones. Dado que la legitimidad del statu qua de 1919
era desafiada dentro y fuera de esas naciones, estaban obligadas a invo-
car principios ideales capaces de enfrentar ese desafío. La paz y el dere-
cho internacional fueron los principios que cumplieron con ese propósito.
Acerca del Ambos son factores especialmente eficaces para hacer las veces de
en el 4 capitulo 9. problema de la moral nacional, véase el apartado correspondiente

5 Demóstenes, Por la libertad de los Radios, secciones 10 y 11.


120 La política internacional como lucha por el poder La ideología ell las políticas internacionales 121

ideologías útiles a las políticas de statu quo. Al modificar el statu quo,


las politicas de tipo imperialista con frecuencia llevan a la guerra y en
todos los casos deben tener en cuenta esta posibilidad; por el contrario, Ideologías del imperialismo
una política exterior que se propone el pacifismo como objetivo es, por
lo tanto, antíimperialista y está al servicio del mantenimiento del statu Cualquier política de tipo imperialista ncccsi ta en todos los casos una
quo. Al proclamar en términos pacifistas los objetivos de una política ideología, puesto que, a diferencia de lo que ocurre con las políticas
de statu quo, el jefe de estado estigmatiza como traficantes de guerra de statu quo, al imperialismo siempre se le exige que cargue con la
a sus rivales imperialistas, sanea su propia conciencia y la de sus con- responsabilidad de aportar la prueba. Debe probar que el statu qua que
ciudadanos de escrúpulos morales y se ubica en situación de contar con procura destruir realmente merece ser destruido y que cI sustento moral
el apoyo de las naciones que estén interesadas en el mantenimiento (que muchos confunden con la realidad tal como es) debe originar un
del statu quo," más alto principio de moralidad en el que se apoye la exigencia de
El derecho internacional desempeña una función ideológica similar una nueva distribución del poder. "Motivos de seguridad o venganza,
ante la política de statu qua. El derecho en general -y el internacional de honor o de fervor, de derecho o de conveniencia que justifiquen
especialmente- es en principio una fuerza social estática. Consolida una cualquier guerra pueden encontrarse inmediatamente en la jurispru-
determinada distribución del poder y brinda parámetros y procesos dencia de los conquistadores", ha escrito Gibbon.t
para indagar y mantenerlo en situaciones concretas. Mediante un sistema
legislativo muy desarrollado, que incluye decisiones judiciales y la im- Aunque las ideologías características del imperialismo empican con-
posición del derecho, el derecho interno posibilita adaptaciones e in- ceptos legales, no pueden recurrir al derecho internacional positivo, es
decir, al derecho internacional tal como existe en la actualidad. Tal como
cluso grandes cambios en la distribución global del poder. Al no contar
lo hemos señalado, la índole estática del derecho internacional lo hace
con un sistema que permita tales cambios, no sólo primaria sino esen-
un aliado natural del statu quo. A su vez, la índole dinámica del impe-
cialmente, el derecho internacional configura, como veremos más ade-
lante, una fuerza estática," Por lo tanto, la invocación al "orden bajo la rialismo necesita ideologías dinámicas. Sólo la doctrina del derecho na-
ley" o a "procesos legales ordinarios" de parte del derecho internacional tural, es decir, el derecho tal como debe ser, se ajusta a las necesidades
ideológicas del imperialismo. Frente a las injusticias del derecho interna-
cuando procura apoyo para una determinada política exterior, siempre
revela el encubrimiento ideológico de una política de statu quo. Más cional tal como existe simbolizado en el statu qua, el imperialismo invo-
cará un derecho superior que sí satisfaga las exigencias de la justicia. De
particularmente, cuando se establece una organización internacional
como la Liga de las Naciones con el fin de mantener un statu quo deter- ese modo la Alemania nazi sustentó sus reclamos de que se revisara el
minado, apoyar a esta institución equivale a apoyar ese determina- statu quo del Tratado de Versalles, la primera invocación fue al prin-
do statu quo. cipio de igualdad que, según Alemania, había sido violado por el refe-
El uso de estas ideologías legalistas a los efectos de justificar las rido Tratado. La demanda de colonias, por ejemplo, de las que el Tra-
políticas de statu quo se ha generalizado desde fines de la primera tado había privado a Alemania, y el reclamo de que se revisasen las
guerra mundial. Si bien es cierto que las alianzas tan características de cláusulas sobre desarme unilateral, también se basaban en el mis-
mo principio.
épocas anteriores no han desaparecido, el hecho es que tienden a trans-
formarse en "acuerdos regionales" en el marco de organizaciones legales Cuando una política de tipo imperialista no se orienta contra un
globales. El "mantenimiento del statu quo" lleva al "mantenimiento de statu quo en particular producido por alguna guerra perdida, sino que
la paz y la seguridad internacionales". Las estados que tengan interés surge de un vacío de poder ten tador para cualquier conquis ta , las ideo-
en el mantenimiento del statu quo proveerán a la defensa de sus intere- logías morales que convierten a la conquista en un mandato inevitable
ses comunes contra determinada amenaza, no mediante una "santa alian- ocupan el sitio del llamado al derecho natural justo contra un derecho
za" sino a través de un "sistema de seguridad colectiva" o de un "tra- positivo injusto. Entonces conquistar pueblos débiles se convierte en
tado de asistencia mutua". Dado que frecuentemente las modificaciones "la tarea del hombre blanco", como "la misión nacional", como "el des-
del statu qua se realizan a expensas de las naciones pequeñas, la dc- tino manifiesto", como una "responsabilidad sagrada" o como un "deber
tensa de los derechos de éstas (Bégica, 1914; Finlandia y Polonia, 1939) cristiano". Especialmente el imperialismo colonial se ha ocul tado a
pasa a ser, en condiciones adecuadas, otra ideología de la política menudo tras frases ideológicas del tipo "las bendiciones de la civiliza-
de statu quo. ción occidental", bendiciones que debían ser llevadas por los conquis-
tadores a las razas de color de la tierra. La ideología japonesa encu-
bierta tras la noción de "zona de coprosper idad" en el este asiá tico ma-
ó Acerca de la reciente transformación de la ideología de la paz, véanse los
dos uttimos apartados de este mismo capitulo, en el capitulo 16 el apartado "Con,
(lena moral de la guerra" y en el capítulo 17 del apartad" "Ambigüedad de la t.ecni- R The Decline and Fall 01 the Roman Erripire, The Modern Library Edition,
tu-nctón tecnologica". vol. 2, pág. t235.
7 Véase el capitulo 26.
122 La política internacional COmo lucha por el poder
La ideología en las políticas internacionales 123
nifiesta todas las connotaciones de una misión humanitaria. Toda vez
que una filosofía política se mantiene con el fervor de una fe religiosa La justificación práctica y el encubrimiento del imperialismo más
y entra en contacto con una política de corte imperialista, entonces se gcneralizadarnente empleado ha sido siempre la ideología del antiirn-
convierte en un eficaz instrumento de encubrimiento ideológico. El im- perialisrno." El hecho de que haya sido tan generalizadamente empleada
perialismo árabe en su período expansivo se sustentó, a los efectos de se debe a que es la más eficaz de las ideologías del imperialismo. Según
la justificación, en el cumplimiento de un deber religioso. El imperia- la afirmación de Huey Long, el fascismo habrá de llegar a Estados Uni-
lismo napoleónico devastó a Europa tras el lema "libertad, igualdad, dos bajo la forma de antifascismo, del mismo modo que el imper-ialismo
fraternidad". El imperialismo ruso, particularmente en sus apetencias se presenta en muchos países baje. la forma de antiirnperialismo. Tanto
por Constantinopla y los Dardanelos, recurrió sucesiva y simultáneamente en 1914 como en 1939 ambos bandos fueron a la guerra para combatir
a la fe ortodoxa, al paneslavismo, a la revolución mundial y a la defen- el imperialismo de la otra parte. Alemania se lanzó contra la Unión So-
sa contra el asedio capitalista.
viética en 1941 con el fin de contener las apetencias imperialis tas rusas.
En los tiempos modernos, fundamentalmente bajo la influencia de A partir del fin de la segunda guerra mundial, las políticas exteriores
las filosofías sociales de Darwín y Spencer, las ideologías imperialistas norteamericana, inglesa y soviética han encontrado justificación en los
se han volcado al arsenal de los argumentos biológicos. Trasladada a la objetivos imperialistas de otras naciones. Al presentar la propia política
política internacional, la idea de la supervivencia del más apto ve en exterior como antiimperialista -sostenedora y protectora del statu
la supremacía militar de una nación fuerte sobre otra más débil un quo-, se deja al pueblo esa buena conciencia y esa confianza en la jus-
fenómeno perfectamente natural que ordena a la última ser la presa ticia de la propia causa, factor sin el que ningún pueblo podría apoyar
de la primera. Según esta filosofía, contrariaría a la naturaleza que el la política exterior de su pais de todo corazón y, eventualmente, luchar
fuerte no ejerciera dominio sobre el débil o que el débil intentara equi- exitosamente por ella. Simultáneamente, se puede llegar a confundir al
pararse al fuerte. La nación fuerte tiene todo el derecho a "un lugar enemigo que, sin una adecuada preparación ideológica, es posible que
bajo el sol" porque es "la sal de la tierra". Esto lo descubrió el famoso abrigue dudas sobre la porción de justicia que le asiste.
sociólogo alemán Werner Sombart durante la primera guerra mundial Los reclamos económicos que plantean las naciones del "Tercer
cuando sostuvo que el "héroe" alemán debía vencer necesariamente al Mundo" contienen un fuerte elemento ideológico. La responsabilidad
"tendero" inglés. Que las razas inferiores deben servir a las razas do- por las angustias económicas de muchas de esas naciones, 'que deben
minantes es una ley natural a la que sólo pueden oponerse villanos y ser atribuidas a una amplia variedad de razones tales como pobreza
tontos; la esclavitud y el exterminio son el destino de los débiles. natural, políticas económicas irracionales, corrupción o incompetencia,
El comunismo, el fascismo, el nazismo y el imperialismo japonés es típicamente llevada ante la puerta de las naciones desarrolladas,
han dado un giro revolucionario a estas ideologías biológicas. Merced ricas e industriales. Un hecho obstinado e inquietnte otorga un cariz
al engaño y la violencia, las naciones que la naturaleza ha señalado para de plausibilidad a la noción de confrontación entre el Norte y el Sur:
que fueran los amos de la tierra son mantenidas en inferioridad por la extrema diferencia entre los estándares de vida de las naciones indus-
naciones de menor jerarquía. Los vigorosos pero pobres "desposeídos" trializadas y los de las del Tercer Mundo. De esa supuesta responsabili-
son mantenidos al margen de las riquezas de la tierra por los ricos dad causal se deriva la responsabilidad moral de hacer cambios por los
pero decadentes "poseedores". Alentadas por sus ideales, las naciones males previamente infligidos y para contribuir a una futura distribu-
proletarias deben enfrentar a las naciones capitalistas que sólo defien- ción más equitativa de la riqueza mundial. El caso más notorio en este
den su dinero. La ideología de la sobrepoblación encontró particular aspecto es la desigual distribución de alimento, que causa exceso y gula
eco en Alemania, Italia y Japón antes de la segunda guerra mundial. Los en las naciones industrializadas, y desnutrición crónica e incluso harn-
alemanes eran un "pueblo sin espacio" y si no podían conseguir "un
espacio para vivir" se extinguirían y si no lograban fuentes de materias
primas morirían. Con variaciones de detalle, la misma ideología tam- mosa recibieron en un período de cuarenta años un porcentaje de crecimiento de
la población menor que el experimentado por la población japonesa. En lo que
bién fue usada por Italia y Japón para justificar sus políticas expansio- tiene que ver con la importancia económica de las colonias para las metrópolis,
nistas y encubrír sus objetivos imperialistas. 9 ' las cifras vuelven a ser elocuentes para los casos de Alemania e Italia. Dentro del
conjunto total de importaciones y exportaciones alemanas durante 1913, el porcen-
taje correspondiente a las colonias llegó al 0,5 'lo. En 1933 las importaciones de las
<) La índole exclusivamente ideológica de las exigencias de colonias llevada ade- colonias italianas significaron el 1,6 % del total de las importaciones y las expor-
lante durante el período de entre ambas guerras por parte de Alemania, Italia y taciones a ellas constituyeron el 7,2 del conjunto de las exportaciones italianas y
Japón con el argumento de la presión de la población y la escasez económica, es debe tenerse en cuenta que una parte sustancial de este dato está compuesto
claramente demostrada por las estadísticas de población y economía. Las cuatro por material bélico. Tan solo a Japón le significaron un bastión económico impor-
colonias alemanas en Africa totalizaban 930000 millas cuadradas y en 1914 contaban tante; en 1914 el intercambio comercial con ellas llegó a casi el 25 % del comercio
con una población de doce millones de habitantes, de los que sólo 20000 eran blan- total (23,1 % de las importaciones totales, 22 % de las exportaciones totales). Véase
cos, En la época se sostenía que había más alemanes viviendo en París que en todas Royal Institute or International Affairs, The Colonial Problem, Oxford University
las colonias alemanas juntas. Luego de 50 años de dominación, la colonia italiana Press, Londres, Nueva York, Toronto, 1937, en especial pág. 287.
de Eritrea tenía aproximadamente 400 habitantes italianos en las 2.000 millas cuadra. 10 Una varíante de la ideología del antiimperialismo es la ideología de la polí-
das más apropiadas para la colonización, Las colonias japonesas de Corea y For- tica contra el poder. Según esta ideología, las demás naciones orientan sus políticas
en pos de aspiraciones de poder, en tanto la propia nación, al margen de motivos
tan mezquinos, lleva adelante objetivos totalmente ideales.
124 La política internacional como lucha por el poder La ideología en las políticas internacionales 125

brunas en muchos países del Tercer Mundo. Sin embargo, tanto el de elevar el estándar de vida de las naciones no industrializadas y po-
nexo causal como el moral entre la abundancia en el mundo industrial bres a lo ancho del mundo se sustenta en la relación que se presume
y las necesidades del Tercer Mundo pueden ser susceptibles de un existe entre las políticas y el alto estándar de vida de las primeras y
serio cues tionamien too el bajo estándar de vida de las últimas. Sin embargo. la suposición de
A lo largo de la historia, la humanidad ha mostrado drásticas dife- una relación simple y causal de este tipo es un mito. Los colonialistas,
rencias en los estándares de vida de los distintos grupos. Lo que carac- imperialistas y capitalistas cumplen aquí el papel de demonios respon-
teriza la situación actual es la conciencia que de esas diferencias tienen sables de todos los males del subdesarrollo. En verdad esos males tienen
los privilegiados y los desfavorecidos debido a las modernas tecnologías múltiples causas, entre las cuales el colonialismo, el imperialismo o el
de la comunicación. Esa conciencia coincide con el auge del principio capitalismo son, a lo sumo, una de ellas.
de igualdad, tanto en oportunidades cuanto en condición, en todo el La erradicación de las desigualdades en el aprovisionamiento de ali-
mundo. De ahí las aspiraciones de los desfavorecidos en el sentido de mentos es, entonces, no sólo -ni siquiera primariamente-e- una cuestión
estrechar la brecha entre los ricos y los pobres, y el embarazo moral de tecnología agrícola y generosidad colectiva, sino de interés político
de los ricos frente a tales aspiraciones. y voluntad. La perpetuación de la pobreza, de la que la insuficiencia de
Es innecesario señalar que esas aspiraciones y el concomitante em- alimento es una manifestación impresionante, es, en muchas sociedades,
barazo moral -ambos imposibles de satisfacer o paliar a escala mun- no otro desafortunado accidente que debe ser remediado con reformas
dial- son ampliamente usados como justificaciones ideológicas y racio- tecnológicas, sino el resultado de deliberadas opciones sociales, ccunó-
nalizaciones de objetivos políticos específicos al servicio de intereses micas y políticas. Si se quiere librar al mundo del hambre, antes se debe
nacionales concretos. Esos objetivos están naturalmente dirigidos hacia liberar a esas sociedades de las estructuras que causan el hambre. Esto
cambios en el statu qua a expensas de los ricos y en favor de los pobres. significa reformas radicales si no revolución. Si las élites políticas del
Conscientes de que existe una extrema desigualdad, y persuadidos del Tercer Mundo están dispuestas a seguir su propia retórica es materia
principio moral que la condena, los ricos se encuentran en una obvia con trover tibl«.
desventaja para definir y promover sus propios intereses; deben hacerlo Así, los términos en que el llamado conflicto Norte-Sur es sostenido
con mala conciencia y no demasiado convencidos de la justicia de su entre las naciones ricas y las pobres del mundo en buena medida encu-
caso. Frente a las demandas de igualdad económica, se encuentran en bren y al mismo tiempo justifican el conflicto entre las naciones tradicio-
una débil posición moral, similar a la que en 1938 se encontraron las nalmente poderosas y las nuevas naciones políticamente débiles, cuyo
democracias occidentales cuando debieron afrontar el reclamo alemán principal y real objetivo consiste exactamente en una nueva distribu-
de una parte de Checoslovaquia, reclamo hecho en nombre del principio ción del pode!'.
moral de la autodeterminación.
El argumento moral en favor de la equiparación de los estándares
de vida en todo el mundo aparece como una aplicación especial del ar- Ideologías ambiguas
gumento general de apoyo de la ayuda humanitaria a las naciones en
infortunio. Estados Unidos ha aceptado esta obligación en la teoria y La eficacia de la ideología del ant iimperialismo surge de su am bigücdad.
en la práctica. Sin embargo, la situación que proporciona una justifica- El observador se siente confundido al no poder establecer con claridad
ción moral para la ayuda humanitaria difiere fundamentalmente de la si está frente a una ideología del imperialismo o ante una legítima ex-
que clama por la equiparación de los estándares de vida en todo el presión política del statu quo. Esa confusión se plantea siempre que
mundo. La ayuda humanitaria se halla justificada por una súbita catás- una ideología no es formulada para responder a un tipo particular de
trofe natural, cuyas consecuencias serían muy difíciles de sobrellevar política, por lo que puede ser usada tanto por los sostenedores del statu
por parte del país afectado con sus solos recursos. Las diferencias a qua como por los adalides del imperialismo. Tradicionalmente, y pa rt icu-
escala mundial en los estándares de vida son el resultado de un com- larrnentc en el transcurso de los siglos XVllI y XIX, el cqui librio de poder
plejo de factores naturales, culturales, económicos y políticos. La inter- fue empleado como lIn arma ideológica tanto por los sostenedores dl'l
vención externa puede modificar tales diferencias en instancias especí- statu qua como por los defensores del imperialismo." En nucs! r;t época,
ficas, pero no se puede esperar que las elimine en todo el mundo. Es las ideologías de la autodeterminación y las de las Naciones Unidas han
esta imposibilidad de lograr ese cambio -aunque medien las mejores desempeñado un rol análogo. Desde comienzos de la gueITa Iría siempre
intenciones y la más vasta aplicación de recursos- que se supone mo- han ido unidas .1 una creciente amplitud en las ideologías de la paz,
ralmente obligatorio lo que, precisamente, niega la obligación moral. El de apaciguamiento de las tensiones y de la detente.
principio del derecho romano ultra vires nema obligatur (nadie está obli- Según lo entendiera Woodrow Wilsou, el principie de 1<,. autodctcr-
gado a ir más allá de su capacidad) también se aplica a las supuestas
obligaciones morales. 11 Para un examen más detallado de este tema, véase capítulo 14, apartado "El
La ·supuesta obligación moral de las naciones industrializadas y ricas equilibrio de poder como ídeolog ín "
126 La política internacionat como lucha por el poder
La ideología en las politicas internacionales 127
minación nacional justificó la liberación de las naciones del este y cen-
trceuropeas del dominio extranjero. Teóricamente se oponía no sólo al árabes palestinos. Porque su reclamo se basa no sólo en la margen oc-
sratu quo del imperio, sino también a cualquier clase de imperialismo, cidental del Jordán, sino -como se verifica en innumerables pronun-
ya fuera de las viejas potencias imperiales -Alemania, Austri~. y Ru- ciamientos de la Organización para la Liberación de Palestina (O.LF'.)-
sia- como la de las pequeñas naciones liberadas. Sin embargo, la li- en todo el territorio sobre el que se ha levantado el Estado de Israel.
quidnción del viejo orden imperial día origen -aún bajo el rótulo de Así, el principio de autodeterminación nacional en favor de los árabes
autodeterminación_ a nuevos imperialismos. Los de Polonia. Checos- palestinos se revela como un encubrimiento ideológico para las inva-
lovaquia, Rumania y Yugoslavia son tan notorios cuanto inevitables, ya riables aspiraciones árabes de destruir el Estado de Israel y establecer
que el vacío de poder dejado por [a ruptura del antiguo orden imperial un Estado árabe en su lugar. Cuando Francisco 1 de Francia fue con-
lll'bía ~CI' llenado y para ello estaban las naciones recientemente libe- sultado por qué siempre estaba en guerra contra Carlos V de Hamburgo,
radas. Tan pronto como se instalaron en el poder, se ampararon en el respondió: "Porque los dos queremos lo mismo: Italia". Reemplazando
mismo principio de autodeterminación para la defensa del nuevo statu Italia por Palestina, la misma respuesta podría ser dada por los líderes
quo. De este modo, el principio de autodeterminación se convirtió en de Israel y de la O.LP.
el ar ma ideológica más poderosa durante el período que transcurre Naciones Unidas tenía como objetivo convertirse en instrumento
enll-e el fin dc la primera guerra mundial hasta fines de la segunda. de China, Francia, Inglaterra, Unión Soviética y Estados Unidos, así como
Debe reconocerse que Hitler tuvo un arranque genial cuando acudió de sus aliados, a los efectos de consolidar el statu quo que impusiera
a la propaganda para presentar el principio de autodeterminación na- la victoria de esas naciones al cabo de la segunda guerra mundial. No
cional como encubrimiento y justificación de su política de expansión obstante, en los años subsiguientes la realidad demostró que ese statu
territorial. L2.s minorías alemanas en Checoslovaquia y Polonia, ampa- quo era provisorio y fue objeto de interpretaciones y exigencias disí-
radas bajo el lema de la autodeterminación nacional, desempeñaron en- miles por parte de las distintas naciones. En consecuencia, la ideologia
tonces el mismo papel en el socavamiento de la existencia nacional de de Naciones Unidas ha sido empleada por esas naciones en el sentido
Checoslovaquia y Polonia al reivindicar las nacionalidades checa, eslo- de justificar sus interpretaciones particulares y encubrir sus intereses
vaca y polaca, en maniobra similar a la que antes, también amparadas reales. Todas las naciones se presentan como adalides de Naciones Uni-
bajo el mismo lema ideológico, habían ejecutado para socavar al im- das e invocan su Carta como sustento de las políticas que llevan ade-
perio austro-húngaro. Al ver vuelta contra sí el arma ideológica y care- lante. Como estas políticas son contradictorias, la invocación a Naciones
ciendo de otra ideología que no fuera la del derecho y el orden, los Unidas y a su Carta se convierte en un encubrimiento ideológico para
fundadolTs del statu quo de Versalles se encontraron sin medios con justificar sus políticas con principios de aceptación generalizada y, si-
los que defender ese statu qua. Así Austria y Checoslovaquia debieron multáneamente, ocultar el verdadero propósito de esas políticas. La
rendirse, en tanto Polonia quedó expuesta a un peligro mortal. Luego ambigüedad determina que esa polítíca se convierta en un arme para
del Acuerdo de Munich, que satisfizo las demandas alemanas en rela- confundir a los enemigos y fortalecer a los amigos.
ción a Checoslovaquia. haciendo suya la ideología alemana, el London. Desde el momento en que terminó la segunda guerra mundial, las
Times manifestó: "La autodeterminación, principio profesado en. el Tra- ideologías de la paz, de la distensión y de la détente, vinieron a desem-
lado de Vcrsalles, ha sido invocada por Herr Hitler contra su texto es- peñar una siempre creciente función de esta clase. Debido al temor ge-
crito y esta apelación le ha sido permitida".lz Rara vez la historia mo- neralizado que suscita una eventual tercera guerra mundial, que sería
derna ha brindado un ejemplo más revelador acerca de la importancia librada con armas modernas que implican la destrucción masiva, ningún
que tienen las ideologías en la política internacional y del efecto des- gobierno está en condiciones de esperar apoyo de su pueblo o de otros
concertante de una ideología ambigua usada correctamente. para su política exterior si previamente no logra convencerlos de sus
La ideología de la autodeterminación nacional también desempeña intenciones pacíficas. De este modo los "congresos de la paz". "las ofen-
un papel crucial en el conflicto entre Israel y los Estados árabes ..Para sivas de la paz" y "las cruzadas de la paz" se han convertidu en instru-
hacer just icia a los reclamos árabes de autodeterminación nacional, és- mentas característicos de la propaganda durante la guerra fría. Estas
tos deben ser colocados dentro del contexto en el que han surgido y declaraciones de intenciones pacíficas tan parecidas carecen de sentido
denlro del que se supone operan. Los reclamos árabes en favor de la en relación a las políticas exteriores reales, puesto que es un hecho
autodeterminación palestina deben ser vistos en el contexto de lo cons- incontrovertible que dada la incalculable destructividad de una guerra
tante oposición de muchos árabes a la existencia no sólo del Estado de moderna, todas las naciones están obligadas al logro de sus objetivos
Israel silla a la instalación de asentamientos judíos en el territorio de por vías pacíficas antes que por la guerra. Por la misma razón, estas
Palcsttnc. En otras palabras, el reconocimiento de Israel como Estado declaraciones vienen a cumplir dos papeles políticos importantes. En-
es incompatible con el reclamo de autodeterminación nacional de los cubren las reales políticas tras un telón de profesiones de pacifismo.
Pero también procuran ganar el apoyo de los hombres de buena vo-
" Lc,nr/on Times. 28 de setiembre de 1938. luntad en todo el mundo para estas políticas. sean cuales lueren, ya
que se las expone como únicamente dirigidas a la preservación de la
128 La política internacional como lucha por el poder La ideología ert las politicas internacionales 129

paz, meta que no puede dejar de ser compartida fervorosamente por los explicadas en el exterior como simple bluff y alarde para consumo in-
hombres de buena voluntad del mundo entero. terno. Resulta muy arduo determinar la real naturaleza de una política
Similares consideraciones se aplican al poco menos que universal exterior tras su encubrimiento ideológico, deliberado o casual, cuando
llamado al desarme, especialmente en su forma "general y completa". se recurre a las ideologías del statu qua. Los años posteriores a la se-
El fin de la carrera armamentista es ampliamente considerado como gunda guerra mundial ofrecen ejemplos notorios de esa dificultad a
deseable en los campos humanitario, político y económico. Pero a poco se repasen las políticas exteriores de Estados Unidos y de la Unión
partir de la experiencia de las dos últimas décadas resulta obvio que Soviética.
las condiciones políticas del mundo hacen imposible el desarme.'! Cuan- Las dos naciones expresaron los objetivos de sus respectivas polí-
do, en vista de este completo fracaso de todos los intentos de desarme, ticas exteriores en términos casi idén ticos de ideologías del statu quo.
los gobiernos declaran como política propia la del desarme "general y Tanto una como otra nación han declarado que no tienen apetencias
cornplcto", en realidad están haciendo una apelación ideológica a las territoriales que traspongan las líneas de demarcación militar que fueran
naciones del mundo que anhelan la paz y desean desahogarse de la establecidas por los Acuerdos de Teherán, Yalta y Post dam, y firmadas
carga que significa la carrera armamentista. Esta apelación sirve al por los respectivos comandantes militares a fines de la segunda guerra
propósito de hacer que las políticas exteriores realmente perseguidas mundial; que aspiran a que se instauren gobiernos democráticos en
sean más aceptables para las otras naciones de lo que serían desde otro todas partes; que todas sus políticas cstán animadas sólo por razones
punto de presentación. de seguridad y de defensa nacional; y que es el imperialismo rival -co-
munista o capitalista- el que los arrastra a defenderse pese a la propia
voluntad.
EL PROBLEMA DEL RECONOCIMIENTO Obviamente muchos norteamericanos y muchos rusos están conven-
cidos de que estas manifestaciones son la transparente expresión de la
Una de las tareas más difíciles e importantes que se le plantea al es- real naturaleza de la política exterior de su país. Pero la lógica indica
tudiante de política internacional consiste en discernir a través de estos que los dos no pueden esta¡' en lo justo; uno u otro deben estar equivo-
encubrimientos ideológicos para comprender las fuerzas reales y los cados. Puede ocurrir que la Unión Soviética interprete mal la política
fenómenos políticos que actúan tras ellos. La importancia de este dis- exterior de Estados Unidos o viceversa, o que los dos se interpreten
cernimiento surge del hecho de que si no se lo logra se torna imposible mal mutuamente. La solución de este acertijo, del que tal vez dependa
determinar correctamente la naturaleza de la política exterior con la el destino del planeta, no debe buscarse solamente en la naturaleza de
que hay que manejarse. El establecimiento de las inclinaciones imperia- las ideologías, sino en la totalidad de factores que determinan la política
listas depende de una nítida diferenciación entre el pretexto ideológico, exterior de una nación. Algo más sobre este punto diremos más adc-
que por lo general niega enfáticamente cualquier tendencia imperialista, lante."
y los objetivos reales de las políticas que se aplican. Llegar a una
correcta diferenciación es difícil por la complejidad natural que implica
develar el verdadero significado de cualquier acción humana, más allá
del que el actor cree o simula significar. El problema se ve agravado
por otras dos dificultades que son características generales de la política
internacional. Una consiste en diferenciar un alarde o un bluff típicos
de las políticas de prestigio, del encubrimiento ideológico del imperia-
lismo real. La otra estriba en descubrir, detrás de una ideología de statu
qua o de imperialismo localizado, el verdadero significado de la política
que un" nación realmente persigue.
Nos hemos referido ya a la política exterior de Guillermo H, la que
a través de su lenguaje y de otras manifestaciones daba la impresión
de ser claramente imperialista, cuando en realidad no era más que una
extraña mezcla de designios imperialistas y fanfarronadas neuróticas.
Recíprocamente, la naturaleza verdaderamente imperialista de las polí-
ticas exteriores de Hitler y Mussolini sólo fue advertida en forma gene-
ralizada a fines de la década del treinta, cuando hasta entonces eran

1\ Para una discusión más amplia sobre las razones del fracaso del desarme,
véase el capitulo 23. 14 Véase la décima parte.

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